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El censo de la provincia de Córdoba llevado a cabo en 17781 reveló que más del 63% de
la población estaba compuesto por las denominadas castas: hombres y mujeres
producto de las variadas y complejas relaciones entre españoles 2, indios y negros. A
pesar de los intentos segregacionistas, el mestizaje fue algo característico del período
colonial, presentando un inusitado aumento hacia fines del siglo XVIII, fenómeno que
acentuó el recrudecimiento del prejuicio racial 3: “las mezclas, por su sola existencia,
fueron la principal, y en última instancia, la indiscutible amenaza a la estructura social” 4.
En este contexto, cobra especial interés la cuestión de las uniones entre los distintos
grupos sociales, uniones que se daban en situaciones informales, como las relaciones
mantenidas entre los amos españoles y esclavas negras; o formales, como los casos de
matrimonios concertados entre personas de diferente estatus socioétnico, ante la
autoridad eclesiástica local.
Las uniones desiguales fueron, como señala Rodríguez 8, oportunidad de debate público,
en tanto la vía matrimonial era uno de los canales posibles para “blanquearse y ascender
socialmente” en una sociedad que, si bien era jerárquica y estratificada, era “permeable
a la movilidad social”9.
La vida cotidiana está conformada por hombres, mujeres y niños, y sus pensamientos,
acciones, actitudes, rituales y todas las prácticas que tienen lugar en el día a día, tanto
en el ámbito doméstico como público. Las prácticas cotidianas tales como preparar
alimentos, servir la mesa, sentarse en torno a ella, comer, saludarse, higienizarse,
vestirse, dormir, amar, morir; experiencias que podrían ser consideradas banales e
intrascendentes, se vuelven complejas al intentar desentrañar y explicar los significados
y símbolos que las rodean y le dan sentido. Esto nos sitúa en un área muy próxima a la
antropología simbólica, a ese Clifford Geertz que proponía una noción semiótica de la
cultura, la cual era entendida como “la trama o urdimbre de significados en que el
hombre está inserto”17. En este sentido, Juan Gracia
Cárcamo18 destaca la importancia de asumir perspectivas antropológicas en el estudio
de la vida cotidiana, aludiendo a la relevancia de los símbolos presentes en las
actuaciones cotidianas. Partiendo de la dimensión simbólica de cultura, que
mencionábamos más arriba, se pretende evitar el realismo ingenuo que caracteriza la
posición del hombre corriente ante el mundo cotidiano, aspecto que ya fue puesto de
relieve por Schutz y Luckmann19.
Así como las mujeres portan sus ternos e hipiles para determinadas ocasiones, los
mestizos también visten un traje típico, igualmente elegante al terno y acorde al clima
cálido de nuestro Yucatán.
Traje de gala
Este traje consta de un pantalón blanco de corte recto con valenciana, lleva a los
lados las bolsas verticales y en la parte trasera horizontales. Se usa una camisa de
popelina blanca de manga larga con cuello alto y redondo a la que denominan
“chamarra”, que va sobre una camiseta blanca de algodón de media manga; los
pudientes la cierran con finos botones de oro.
Se compone de un pantalón recto de mezclilla y una camisa cerrada con dos botones
de hueso, hecha de tela cutí, que es
una manta rayada que se
usa comúnmente para colchones, a la que en Yucatán le denominan “cotín”. Llevan
puesto su inseparable paliacate rojo y un sombrero de palma.
Este traje consta de un calzón largo hecho de manta, ceñido a la cintura con un delantal
de cotín. Llevan una camiseta de manga larga, su sombrero de palma o guano y unas
alpargatas de cuero sin tacón, sujetadas a los talones con un hilo de henquén. También
llevan siempre con ellos un morral al que denominan “sabucán” hecho de henquén,
en donde guardan sus instrumentos de labranza y sus alimentos, y en un calabazo o
“chuh” llevan agua fresca. Con esta preparan su pozol o pozole, que en Yucatán es
una mezcla hecha a base de masa con granos de elote molido manualmente a la que
se le echa el agua, y lo acompañan tomando una pizca de sal y chile habanero en cada
trago.
Los auténticos trajes han ido desapareciendo con el paso de los años entre la mayoría
de los mestizos, permaneciendo sólo en una mínima parte de ellos. Algunos, que aún
conservan las auténticas tradiciones, se visten de mestizos, especialmente en sus
bailes y saraos o fiestas nocturnas, pero la mayor parte usa, en vez de la camisa larga
blanca, la guayabera: una camisa de origen cubano.
Nunca es tarea fácil elegir unos cuantos platos tradicionales de un país, pero
esta vez, siendo la comida con la que he crecido y la que más conozco, se
presenta aún más complicado.
2. Menú del Día: En España de lunes a viernes a la hora del almuerzo, todos
los restaurantes, excepto los de 5 tenedores, están obligados a tener lo que
se llama un menú con precio fijo que consta de 2 platos a elegir y postre, que
normalmente incluye pan, vino y agua o refresco, así que no dudes en
preguntar si no lo encuentras en la carta que te lleven a la mesa. Los precios
comienzan desde 7€ en adelante por persona.
1. Paella
Hoy en día, su difusión ha hecho que tenga otras variantes, tal como lo
hacemos en mi casa o cómo se suele encontrar en los restaurantes, con un
sofrito de cebolla, pimiento verde y tomate con calamares, chirlas,
mejillones, pollo, gambas y cigalas, al que se le añade el arroz para hacerse
lentamente con el caldo del marisco.
Una receta muy parecida que también podéis degustar, es la fideuá, con los
mismos ingredientes, pero sustituyendo el arroz por pasta.
Y seguimos con mi plato favorito, el que hecho de menos cuando paso mucho
tiempo fuera de España, y el que nos encanta en casa, como buenos
madrileños, un buen cocido completo. Además, es considerado como uno
de los atractivos de Madrid.
Sin duda, una comida deliciosa que se comparte con pequeñas variaciones
en todo el país, como el cocido maragato, el cocido montañés típico de
Cantabria y otros muchos. ¡100% recomendados!
3. Fabada Asturiana
El jamón serrano son las patas traseras del cerdo, que se ponen en salazón
y se curan con el aire fresco de la sierra. Las patas delanteras, pueden
elaborarse de la misma forma, pero se llaman paletillas y son más
económicas.
5. Gazpacho y Salmorejo
El gazpacho es una sopa fría de pan majado, agua, aceite de oliva, vinagre,
tomate, pepino, cebolla, ajo y pimiento verde, deliciosa y refrescante
durante los meses de verano.
Gazpacho andaluz
La historia del gazpacho es incierta, pero se cree que debe existir desde que
lo hace el pan, como forma de aprovechamiento del mismo, ya que se le
mojaba con agua, y se le añadía vinagre, aceite y sal, tal y como aparece en
escritos de cocina nazarí, que como vemos se parecía mucho más al ajo
blanco, otra sopa fría con los ingredientes que acabamos de contar,
añadiendo almendras molidas.
Mestizaje
Martín García de Loyola y Beatriz Clara Coya, imagen de un cuadro del siglo XVII de la Iglesia de la
Compañía, Cuzco (Perú).
Es el encuentro biológico y cultural de etnias diferentes, en el que estas se mezclan, dando nacimiento a
nuevas etnias y nuevos fenotipos.[cita requerida] Se utiliza con frecuencia este término para describir el
proceso histórico sucedido en América que la llevó a su estado racial y cultural actual. Sin embargo,
puede también referirse a otros pueblos que hayan atravesado un proceso de encuentro entre varias etnias,
en lugares como Filipinas, Sudáfrica o Estados Unidos.
En la historia de las naciones modernas, el mestizaje fue atravesado por numerosos factores, como el
clima, las particularidades culturales de cada comunidad, u otros aspectos que provocaron, en diferentes
regiones dentro de un mismo país, que el mestizaje haya sucedido en diferentes ritmos y grados de
profundidad. El ejemplo latinoamericano es notable, puesto que ejemplifica una mezcla étnica expandida
por gran parte del territorio.
Mestizaje en África[editar]
Las últimas décadas del siglo XIX vieron el inicio de la ocupación europea del territorio africano. El
momento histórico de la Invasión abarca propiamente el período que va de la Conferencia de Berlín por
el reparto de las Áreas de influencia comercial en África 1884-85, hasta la Segunda Guerra Mundial
(1939-1945) momento que sienta las bases para la liberación de la misma como lo es Africa
El período consta de tres fases: la primera alcanza hasta la Primera Guerra Mundial (1914-1918) en que
se consolidaron los modelos de explotación, la segunda fase corresponde al período de entre Guerras, con
el auge de nuevos modelos coloniales, en la tercera fase, que puede denominarse ya de liberación, las
luchas anticoloniales y el auge del neocolonialismo marcan un período de desigual duración dependiendo
de la región.
Ahora bien, debe comprenderse, en un análisis completo, el momento que arranca con la independencia
de América del Sur a finales del XVIII y principios del XX. Los abolicionistas la supresión del tráfico de
personas esclavizadas por parte de Gran Bretaña que se erigió en centinela de las costas africanas, y en
promotora de tratados internacionales con reinos africanos y países europeos.
En torno a la segunda década del siglo XIX la mayor parte del tráfico de personas esclavizadas había sido
formalmente proscrito por las potencias europeas, sin embargo España y Portugal seguían ampliamente
interesadas, y participaban de un modo no declarado en el tráfico debido a las economías agrícolas de sus
dominios de ultramar, de modo que el criminal comercio no decayó hasta la segunda mitad del XIX.
Las monarquías tradicionales teocráticas de tipo gerontocrático se veían acosadas por la presencia de
nuevos actores económicos como pequeños jefes que ofrecían acuerdos que interesaban a las potencias
europeas, principalmente Gran Bretaña y Francia.
Las sociedades de las costas orientales estaban principalmente enfocadas al comercio con Oriente Medio
y la India, esta actividad había configurado una cultura de base bantú y aportes árabes, la suajili, orientada
al mar.
La región vivió la tensión originada por la creciente influencia británica y alemana que, lentamente,
imponía condicionantes a la trata esclavista, a la par que debilitaba conscientemente las estructuras
políticas arabo-suajilis preponderantes, controlando el comercio marítimo.
En las costas del Mediterráneo la crisis del Imperio Otomano había inducido el refuerzo de las estructuras
locales. Pero toda la región a excepción de Egipto se hallaba en decadencia, política y económica.
Egipto sufría procesos modernizadores al tiempo que buscaba mantener un control colonial sobre Sudán,
todo lo cual a la postre desembocó en una quiebra del estado y el intervencionismo Británico.
El interior de África sufría dos procesos diferentes al Norte del Ecuador y al Sur. En la primera zona, se
habían impulsado movimientos de renovación islámica a partir de cofradías de estudiosos, con
consecuencias políticas que desbancaron, en varios casos, estructuras precedentes de tipo animista.
Estos movimientos desembocaron en formaciones políticas imperiales como el imperio de El Hadj Umar
en Senegal y Malí, el Imperio de Usmán Dan Fodio en el Norte de Nigeria y Camerún o los dominios de
El Mahdi en Sudán. La Etiopía cristiana, por su parte, se veía acosada por el empuje islámico que la
cercaba, al tiempo que las parcialidades internas fomentaban un clima constante de guerra civil.
El África Ecuatorial y Austral se había mantenido en cambio relativamente aislada y las influencias,
aunque existían eran generalmente indirectas.
Estructuras complejas de tipo monárquico e imperial; Luba, Lunda, Rozwi, Rwanda, Burundi, Buganda,
Buniyoro, Tooro o Ankole se sucedían en una línea curva que arranca en la costa norte de la actual Angola
y pasando por el interior de Mozambique finaliza en la actual Uganda.
El extremo sur iba en cambio a vivir las tensiones producidas por el crecimiento de la Colonia del Cabo
y la invasión de tierras interiores por parte de comunidades de origen holandés que escapaban del control
político británico, a la par el explosivo crecimiento nguni, de cuyo seno surgiría el imperio zulú, y las
migraciones que acarreará, trastocará toda la región.
En general toda África se veía convulsionada por la generalización del uso de armas de fuego de carga
frontal, los cambios en el comercio internacional y la aparición de nuevos cultivos como el maíz.