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Aldo Cívico
Grandes líderes y marcas, como Tony Robbins, el entrenador de la NBA Pat Riley,
la empresa Patagonia, entre otros, han aprovechado de los poderosos protocolos
de meditación con los cuales entrena Preethaji. Yo mismo he experimentado sus
efectos transformadores, que no solamente radican en la sabiduría oriental, sino
también en la neurociencia. Enseña Preethaji que para ser un ejecutivo
sobresaliente no es suficiente saber de estrategia y desarrollar habilidades
extraordinarias. El alto rendimiento necesita de un suplemento adicional. De
hecho, la diferencia lo hace el “estado de ser”.
Preethaji llama este estado, “un estado hermoso de ser”, al cual corresponden las
experiencias del bienestar, la inteligencia, la creatividad, la paz interior, el amor,
entre otros. Este estado hermoso de ser está en contraposición a un estado de
sufrimiento, que se refleja en las experiencias de estrés, miedo, angustia,
ansiedad, entre otros. Nuestra vida se desarrolla entre estos dos estados
fundamentales. No hay un tercer estado.
A estos dos estados corresponden dos distintas áreas del cerebro. La experiencia
del estado hermoso recae en el celebro superior, en particular la corteza prefrontal
media donde radican la conexión, la consciencia, y una sabiduría superior. En
cambio, el estado de sufrimiento reside en el área inferior del celebro, en particular
en el sistema límbico donde se concentran las expe- riencias de rabia, miedo, y
ansiedad. Allá se asienta el cerebro reptiliano, que reacciona a los peligros
activando la función de lucha o huida.
Mientras que esta función del cerebro está en realidad diseñada para reaccionar
cuando nuestra vida está en peligro, la verdad es que estamos social y
culturalmente condicionados a vivir desde el miedo, el estrés y la rabia. O sea,
vivimos gran parte de nuestras vidas secuestrados por el sistema límbico. Esta
condición, dijo Preethaji a varios líderes del país, finalmente lleva al colapso de la
salud, las relaciones, las organizaciones, los negocios.
Por eso hay que acceder a la parte superior del cerebro; por eso hay que entrenar
al cerebro para activar la corteza prefrontal media. Es desde allí que podemos
enfrentar de manera constructiva y generativa a los desafíos de la vida,
accediendo a un estado superior de conciencia. Por eso el mindfulness se
convierte en el suplemento necesario para el alto rendimiento.