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UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS


ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

TEMA : EL ARBITRAJE.

ASIGNATURA: DERECHO LABORAL II

CÓDIGO : DERE -551

NRC : 716-717

DOCENTE : Aliaga Guevara, Frisa Maria

INTEGRANTES - CHAU AQUINO, DICKSON


- ESCOBAR PRADO, KEYSSI
- FARFAN PULACHE, ARMANDO
- GARCIA AMESQUITA, GUSTAVO
- MASIAS HURTADO, MARIANO
- RISCO SERNAQUE, ROSA
- RUIZ CORONADO, VICTOR
- TRONCOS VEINTIMILLA, JHOXY

PIURA – PERU
Mayo de 2019

Dedicatoria

Dedicado a:

Nuestros padres, por su


esfuerzo y dedicación
en el día a día; a
nuestro docente por sus
enseñanzas impartidas
y por la motivación
permanente al estudio y
la lectura.
(…)Desde el inicio de la
Historia, el trabajo ha formado
parte de la vida del hombre. Al
inicio, la finalidad del trabajo no
iba más allá de la mera
subsistencia; había que trabajar
para vivir. Con el paso del
tiempo, sin embargo, el trabajo
pasó a significar algo más. Pasó
a ser un medio de realización
para el hombre, a través del cual
este puede expresar su
personalidad. (Themis Miembros
activos , 2014)

“Atena.- […] Yo voy a escoger


los jueces entre los ciudadanos
más dignos y volveré con ellos.
Ellos juzgarán el caso con
conocimientos de causa, y
emitirán su fallo fieles a la ley de
su conciencia”. (Esquilo, 2010)
Introducción

“La exclusiva función jurisdiccional del Estado, antaño garantía contra el abuso, hoy se
ha convertido para muchos en la garantía de abuso. De la solución de los problemas
sociales en los tribunales, hoy es uno de los grandes problemas sociales que exige
solución. El arbitraje parece ser esa solución” (Castillo Freyre & Vázques Kunze, 2007)

La crisis de justicia es uno de los principales problemas sociales que atravesamos en la


actualidad, las diversas esferas de administración de justicia se ven involucradas en viles
actos de corrupción esto debido a la prioridad del interés personal por sobre el general.

El arbitraje, como un modo de administración de justicia privada, significa un buen


augurio ante la corruptela de los entes estatales, sin embargo esa solución a la que hace
referencia el Dr. Castillo Freyre y el Dr. Vázques Kunze parece más remota. Con solo
mencionar el escandaloso caso Odebrecht, el equipo de especial de fiscales investiga a 19
árbitros que presuntamente habrían recibido sobornos a cambio de laudar a favor de la
constructora Odebrecht en diversas controversias entre esta y el Estado Peruano1.

Es así como “la verdadera reforma de la justicia”, “el juicio privado” no resultaría ser la
solución eficaz para una correcta administración de justicia, tal vez es la solución más
pronta, a diferencia de la engorrosa y lenta administración de justica pública pero no es
la solución honesta y ecuánime que se vaticinó.

Sin más preámbulo, en el presente trabajo abordaremos el arbitraje en general, desde su


trascendencia en el tiempo, principios y clases hasta los laudos arbitrales, la justicia
privada contemporánea.

1
“A los árbitros se les investiga por el delito de cohecho pasivo específico, a los funcionarios del Estado
Peruano por cohecho pasivo propio y a los funcionarios de Odebrecht por cohecho activo específico y
genérico. Además, todos ellos son investigados por los delitos de Lavado de Activos y Asociación Ilícita
para delinquir en agravio del Estado Peruano”
FUENTE: https://www.fiscalia.gob.pe/equipo_especial/caso_laudiosarbitrales_odebrecht/
Índice

Dedicatoria .................................................................................................................................... 2

Introducción .................................................................................................................................. 4

Índice ............................................................................................................................................. 5

1. Antecedentes ......................................................................................................................... 7

1.1 Arbitraje en el derecho Romano .................................................................................... 7

1.2 Arbitraje en edad media ................................................................................................ 8

1.3 Arbitraje en el Perú ....................................................................................................... 9

1.3.1 Referencias Constitucionales .............................................................................. 10

2. Nociones generales .............................................................................................................. 20

2.1 Definición .................................................................................................................... 20

2.2 Naturaleza jurídica del arbitraje .................................................................................. 20

2.2.1 Teoría contractualista .......................................................................................... 20

2.2.2 Teoría jurisdiccional ............................................................................................ 21

2.2.3 Teoría ecléctica ................................................................................................... 21

2.2.4 Teoría autónoma .................................................................................................. 21

2.3 Principios Fundamentales del arbitraje ....................................................................... 21

2.3.1 Principio de igualdad ........................................................................................... 21

2.3.2 Principio de Buena Fe ......................................................................................... 22

2.3.3 Principio de Contradicción .................................................................................. 22

2.3.4 Principio de Impulso de Oficio ........................................................................... 22

2.3.5 Principio de Celeridad ......................................................................................... 22

2.3.6 Principio de No Intervención .............................................................................. 23

2.4 Características ............................................................................................................. 23


3. Marco Estructural ................................................................................................................ 24

3.1 Convenio arbitral ......................................................................................................... 24

3.2 Clases de arbitraje ....................................................................................................... 25

3.2.1 Arbitraje voluntario ............................................................................................. 25

3.2.2 Arbitraje forzoso ................................................................................................. 25

3.2.3 Arbitraje nacional ................................................................................................ 25

3.2.4 Arbitraje internacional......................................................................................... 25

3.2.5 Arbitraje de conciencia........................................................................................ 25

3.2.6 Arbitraje de derecho ............................................................................................ 25

3.2.7 Arbitraje ad-hoc................................................................................................... 26

3.2.8 Arbitraje institucional .......................................................................................... 26

3.3 Árbitros ....................................................................................................................... 26

3.4 Procedimiento arbitral ................................................................................................. 26

3.5 Conciliación en Sede Arbitral ..................................................................................... 28

3.6 Laudo Arbitral ............................................................................................................. 28

3.6.1 Recurso Contra el Laudo Arbitral ....................................................................... 29

3.6.2 Recurso de Apelación.......................................................................................... 29

3.6.3 Recurso de Anulación ......................................................................................... 30

3.7 Tribunal Arbitral ......................................................................................................... 31

3.7.1 Composición del Tribunal ................................................................................... 32

3.7.2 Designación de Árbitros por el Juez.................................................................... 32

Conclusiones ............................................................................................................................... 33

Referencias bibliográficas ........................................................................................................... 33


1. Antecedentes
1.1 Arbitraje en el derecho Romano
La doctrina más autorizada atribuye al Derecho Romano la época en que el arbitraje se
configuró como un sistema organizado de impartir solución pacífica a las controversias
surgidas entre familiares o familias, con la intervención de terceros imparciales que,
conocidas las causas del conflicto, decían su última palabra. Es la época en que el proceso
judicial oficial aún no tenía presencia.
En ese sentido el Arbitraje puede ser entendido como la situación en que los particulares
en conflicto sólo estaban de acuerdo en escoger o elegir a un tercero imparcial investido
de “auctoritas”, con el propósito que solucione la controversia o disputa por lo que su
decisión debía ser obedecida por los litigantes en conflicto.
Inicialmente este rol fue ejercido por el paterfamilias, que actuaba como tercero
imparcial. Luego su lugar fue ocupado por un tercero imparcial. Posteriormente esta
función fue atribuida a un árbitro al que las partes recurrían voluntariamente para
plantearles las disputas o conflictos mediante una ordalía; para finalmente aceptar que las
partes estén facultadas para elegir libremente al tercero imparcial –árbitro- para que
resolviera sus disputas o discrepancias.
Según Feldstein y Leonardi es en la ley de las XII Tablas donde surge el procedimiento
y la intervención de un magistrado, cuya función era impedir el ejercicio de la justicia
privada basada en la venganza, a través de la imposición de pactos entre las partes. Es
así que la composición pecuniaria fija sustituye a la venganza y determina como
obligatorio un arbitraje que se pronuncia sobre la justicia o injusticia de los reclamos
formulados. De esa manera se intentaba alcanzar la justicia desde los inicios del Derecho
Romano sin suprimirle su carácter privado y voluntario.

Este sistema privado de “solución de conflictos” en la práctica operó hasta que el


crecimiento natural de la población y, por ende de conflictos, dio lugar a que se impusiera
un procedimiento ordinario de administración de justicia el que sin embargo, se nutrió del
procedimiento arbitral.

No es propósito de estas líneas hacer un recorrido in extenso de las (5) etapas del derecho
romano, pero si señalar que al arbitraje se le denominaba compromissum y al tercero
elegido o designado por las partes para resolver la controversia se le llamaba arbiter ex
compromisso, quien gozaba de plena libertad para dictar sentencia, siendo la única
limitación el contenido del compromissum celebrado en forma voluntaria por las partes,
ya que éste era el presupuesto necesario para su actuación posterior, como sostenía
Cicerón: “ nadie puede actuar como Juez, sobre cuestiones que afectarán no ya a la
reputación de una persona, sino incluso a sus más pequeños intereses pecuniarios, a
menos que las partes convinieran en aceptarlo”
En relación al cumplimiento de la sentencia emitida por el arbiter ex compromisso, éste
se hallaba en la autoridad (autoritas) que otorgaban las partes a aquél. No existía la
posibilidad de apelación. En caso de configurarse el incumplimiento de la decisión
arbitral se incurría en pena qui contra sentencia arbitrio petit y sólo cabía el pago de la
multa correspondiente, que previamente habían acordado las propias partes para estos
supuestos.
Finalmente se debe señalar que al margen de los diferentes tipos de procesos de orden
público que fueron apareciendo a lo largo de la evolución del Derecho Romano, el
arbitraje puro (compromissum) como se ha descrito no dejó de existir; es más, Justiniano
dictó medidas en apoyo de la eficacia de las decisiones de los arbiter ex compromissum,
ya que estableció la presunción legal de que las partes confirmaban tácitamente la
decisión arbitral transcurridos diez (10) días desde que ésta fuera pronunciada.

1.2 Arbitraje en edad media


Mario Castillo Freyre en su ensayo Orígenes del Arbitraje sostiene que el Papado fue el
iniciador y promotor del arbitraje.
Así, la autoridad pontificia entendía que su misión no se encontraba circunscrita a la
difusión de la fe, la moral y valores cristianos, sino que también comprendía el ejercicio
de su autoridad tutelar sobre los poderes temporales, la que le permitía resolver conflictos
internos como internacionales.

Frente al surgimiento de innumerables conflictos entre burgueses, comerciantes y


artesanos emerge la tendencia de solucionar las referidas controversias en el seno de sus
propios gremios o corporaciones con el propósito de alcanzar una solución más rápida y
efectiva (y creo también que más económica). Esta nueva situación permitió que los
comerciantes optaran por el mecanismo del arbitraje en desmedro de la justicia del
monarca que se caracterizó por su lentitud y por lo complicado de sus mecanismos
procesales.

En el caso de los señores feudales era el rey quien actuaba como árbitro cuando se le
sometía algún conflicto.

Por esta época aparece el Fuero Juzgo que regula el arbitraje. El Fuero Juzgo es la versión
en lengua romance de una compilación de leyes visigodas reunidas en doce (12) libros
y un exordio o apéndice de dieciocho (18) leyes más.

Para superar la multiplicidad de legislaciones en vigor en el reino visigodo al aplicarse


los Códigos de Eurico, Alario, Recesvinto y Ervigio, Flavio Egica, inspirándose, además,
en el Derecho Romano presentó este fuero al XVI Concilio de Toledo, que lo aprobó en
el año 681 d.c.. El texto que ha llegado hasta nosotros es la versión que mandó hacer
Fernando III el Santo, para darlo como fuero a la ciudad de Córdova (1241), y más tarde
a la de Sevilla (1248), ordenando que se tradujera al romance vulgar, momento en el que
tomó el nombre por el que hoy es conocido. Antes de esto, dicha compilación era
conocida como Código de las Leyes o Libro de los Godos

Una de las denominaciones que recibía también el Fuero Juzgo era el de Liber Iudiciorum
o Libro de los Jueces, el que establecía una equivalencia entre árbitros y jueces en lo
concerniente al ámbito de su responsabilidad. Es en ese contexto que se empieza a utilizar
terminología judicial y a otorgar a las sentencias arbitrales fuerza ejecutiva y valor de
cosa juzgada.

Finalizando la edad media surge el procedimiento de la homologación del fallo arbitral


ante el juez. Mediante el cual el magistrado otorgará a la providencia arbitral fórmula
ejecutiva.

1.3 Arbitraje en el Perú


Como antecedente del período republicano debemos señalar que en la Constitución de
Cádiz de 1812 se estableció en los arts. 28º y 281 el derecho de los españoles de no
privarlos del derecho de terminar sus diferencias por medio de jueces árbitros elegidos
por ambas partes; la sentencia que expidieren los árbitros se ejecutará si las partes al hacer
el compromiso no se hubieran reservado el derecho de apelar.

Producido el proceso de Independencia del Perú del Reino de España el Libertador José
de San Martín dictó el Reglamento Provisional de 1821, en cuyo artículo 18 textualmente
se lee: “ Todas las leyes, ordenanzas y reglamentos que no estén en oposición con los
principios de libertad é independencia proclamados, con los decretos expedidos desde el
8 de Setiembre anterior, y con lo establecido en el presente, quedan en su fuerza y vigor,
mientras no sean derogados, ó abrogados por autoridad competente”
Estimamos que el arbitraje, que se pacta voluntariamente por las partes no se oponía en
absoluto a los decretos dictados por el Libertad San Martín y desde esa perspectiva,
estaban vigentes, por lo menos teóricamente.

1.3.1 Referencias Constitucionales


A. Constitución Política de 1979 Y Código Civil de 1984
La Constitución Política del Estado de 1979, uno de los mejores textos
constitucionales concebidos a finales del siglo XX como producto de una
transacción política para devolver la democracia a la civilidad y que tuvo entre sus
miembros a destacados dirigentes políticos del Partido Aprista Peruano y del
Partido Popular Cristiano, incorporó en su texto y por vía de excepción a las
denominadas “jurisdicción” arbitral y militar, en el art. 233, numeral 1)

El desarrollo del arbitraje incorporado por el texto constitucional antes referido se


efectuó a través de la Cláusula Compromisoria y compromiso arbitral que fue
incorporado en el texto del Código Civil promulgado por el Decreto Legislativo Nº
295 .
Efectivamente, en el Libro VII – Fuentes de las Obligaciones; Título IX se regulan
los capítulos Primero referido a la Cláusula Compromisoria, arts. 1906 y 1907 y el
capítulo segundo concerniente al Compromiso Arbitral arts. 1909 a 1922.

La cláusula compromisoria conforme a lo señalado en el art. 1906 del Código Civil


facultaba a las partes a obligarse mediante un pacto principal (que podía ser
independiente de un contrato específico) o una estipulación accesoria (dentro de un
contrato principal) a celebrar en el futuro un compromiso arbitral.
Este compromiso no requiere la designación de árbitros pero si fijar la extensión de
la materia a arbitrar y además generaba la obligación a las partes de materializar el
arbitraje compeliéndolos a la realización de cuantos actos sean necesarios para que
el compromiso pueda tener efecto y, en concreto, se designe a los árbitros y se
determine el asunto controvertido.

En buena cuenta y conforme lo establecía la propia norma derogada se trataba de


un contrato preliminar, con todas su formas.

El compromiso arbitral tenía una regulación más completa pues además de ser
definido legalmente en el art. 1909 del CC .”Por el compromiso arbitral dos o más
partes convienen que una controversia determinada, materia o no de un juicio, sea
resuelta por tercero o terceros a quienes designan y a cuya jurisdicción y decisión
se someten expresamente.”

La forma de celebración es escrita bajo sanción de nulidad y debe contener el


nombre y domicilio de los otorgantes y de los árbitros; la controversia que se somete
al fallo arbitral con expresión de sus circunstancias, el plazo para laudar y la sede
o lugar donde debe desarrollarse el arbitraje.

El art. 1913 del CC establecía que materias no pueden ser objeto de compromiso
arbitral, entre ellas las referidas al estado y la capacidad civil de las personas; las
que interesan a la moral y las buenas costumbres. El inc.2) hacía una larga
referencia al estado o sus bienes, que no referiré en esta parte del trabajo por tratarse
de una norma derogada.

Es interesante la norma contenida en el derogado art. 1914 del CC pues la existencia


de la cláusula compromisoria y del compromiso arbitral facultaba la invocación
como excepción en caso surgiera proceso ordinario.

De igual forma se establecía la diferencia entre arbitraje de derecho y de equidad


denominando a los árbitros que efectuaban este último tipo de arbitraje como
amigables componedores.
Finalmente, debemos señalar que el art. 1922 del CC ya derogado remitía el
procedimiento arbitral a las normas establecidas en el Código de Procedimientos
Civiles, actualmente derogado por el Código Procesal Civil.
B. Constitución política de 1993
La Constitución Política del Perú de 1993 siguiendo la corriente impregnada por la
Constitución de 1920 y la derogada de 1979 también plasmó a nivel normativo el
arbitraje como una solución de controversias distinta a la ordinaria, la militar y la
de las comunidades campesinas y nativas que establece el art. 149 del texto
constitucional.
Efectivamente en el art. 139, numeral 1 de la carta magna referida se establece una
jurisdicción diferente a la ordinaria, en la arbitral y la militar.

C. PRONUNCIAMIENTO DEL TC SOBRE LA JURISDICCIÓN ARBITRAL

Este Colegiado considera pertinente referir que a la fecha, existe una buena cantidad de
procesos en trámite en los que se viene cuestionando el proceder de la jurisdicción arbitral
de cara a lo establecido en la Constitución. Consciente de la importancia del arbitraje
dentro del orden constitucional, este Tribunal considera conveniente proceder a una
reformulación y/o consolidación de los criterios establecidos en su jurisprudencia, con el
objeto de dar una visión actualizada de lo que hoy en día representa para este Supremo
Interprete de la Constitución la institución del arbitraje y la fórmula de control
constitucional aplicable a éste.

La evolución del control constitucional sobre la justicia arbitral en la jurisprudencia


del Tribunal Constitucional

 La perspectiva de un control constitucional sobre las decisiones emitidas por la


jurisdicción arbitral no es desconocida ni mucho menos reciente para este
Colegiado. La primera vez que esto se sometió a discusión data del año 1999, con
motivo del proceso de amparo promovido por Pesquera Rodga S.A. contra los
miembros de un Tribunal Arbitral y el Centro de Arbitraje y Conciliación
Comercial (CEARCO PERU) (STC 189-1999-AA/TC).

“la posibilidad de cuestionarse por vía del proceso constitucional un laudo arbitral, esto
es, una resolución expedida por un Tribunal Arbitral, no puede considerarse una opción
equivocada ni menos inconstitucional, habida cuenta de que si bajo determinadas
circunstancias procede el proceso constitucional contra resoluciones provenientes tanto
de la jurisdicción ordinaria como contra resoluciones de la jurisdicción militar (…) no
existe razón alguna (tampoco y mucho menos legal, ya que se trata de derechos
constitucionales) que impida el uso del proceso constitucional frente a la jurisdicción
arbitral (…)”

 En el año 2005 que el Pleno del Tribunal Constitucional, utilizaría un proceso en


el que colateralmente se discutía un arbitraje, para teorizar nuevamente sobre el
tema, esta vez de un modo mucho más detallado. Se trata de la sentencia recaída
en el proceso de habeas corpus promovido por Felipe Cantuarias Salaverry contra
el Fiscal de la Trigésimo Octava Fiscalía Provincial Penal de Lima (STC 6167-
2005-PHC/TC).

a) El control judicial es siempre a posteriori y se ejerce a través de los recursos de


apelación y anulación de laudo previstos en la Ley General de Arbitraje (Nº 26572);

b) El control constitucional se sujeta a lo establecido en el Código Procesal


Constitucional, precisándose que tratándose de materias de competencia del fuero
arbitral, de conformidad con el artículo 5°, numeral 4, del citado Código, no proceden los
procesos constitucionales cuando no se hayan agotado las vías previas; en ese sentido, si
lo que se cuestiona es un laudo arbitral que verse sobre derechos de carácter disponible,
de manera previa a la interposición de un proceso constitucional, el presunto agraviado
deberá haber agotado los recursos que la Ley General de Arbitraje prevé para impugnar
dicho laudo; y

c) En este contexto, el control constitucional jurisdiccional se desenvuelve a posteriori,


cuando se vulnera el derecho a la tutela procesal efectiva o se advierte un incumplimiento,
por parte de los propios árbitros, de la aplicación de la jurisprudencia constitucional o los
precedentes de observancia obligatoria, que los vinculan en atención a los artículos VI, in
fine, y VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, respectivamente.

 Tiempo después y mediante la sentencia recaída en el proceso de amparo


promovido por Corporación Meier S.A.C. y Persolar S.A.C. contra Aristocrat
Technologies INC y Aristocrat International PTY Limited (STC 4972-2006-
PA/TC)
a) El control constitucional de las decisiones emitidas por la jurisdicción arbitral procede
cuando ésta vulnera o amenaza cualquiera de los aspectos que formal o materialmente
integran la llamada tutela procesal efectiva, y siempre que se haya agotado la vía previa;

b) El control constitucional procede cuando la jurisdicción arbitral ha sido impuesta


compulsiva o unilateralmente;

c) El control constitucional opera cuando a pesar de haberse aceptado voluntariamente la


jurisdicción arbitral, las materias sobre las que ha decidirse tienen carácter indisponible
(derechos fundamentales, temas penales, etc.).

 Más recientemente el Tribunal Constitucional aborda de nuevo el tema y agrega


algunos aspectos adicionales, mediante la sentencia recaída en el proceso de
amparo promovido por PROIME Contratistas Generales S.A. contra los miembros
del Tribunal Arbitral del Colegio de Ingenieros del Perú (STC 4195-2006-
PA/TC). En dicho pronunciamiento, se habla hasta de cinco reglas en materia de
control sobre la jurisdicción arbitral. Conforme a éstas:

a) El amparo no procederá cuando se cuestione actuaciones previas a la expedición del


laudo, por lo que en tales supuestos habrá que esperar la culminación del proceso arbitral;

b) Deberá agotarse la vía previa tras haber culminado el proceso arbitral, siempre y
cuando sean pertinentes los recursos de apelación o anulación;

c) El amparo no procede cuando se cuestione las interpretaciones del tribunal arbitral


respecto a normas legales, a menos que de tales interpretaciones se desprenda una
vulneración manifiesta a la tutela procesal efectiva o al debido proceso;

d) La valoración y calificación de los hechos y circunstancias sometidos a arbitraje son


de exclusiva competencia de la jurisdicción arbitral, a menos que en ello se advierta una
manifiesta arbitrariedad, que pueda constatarse de la simple lectura de las piezas que se
adjuntan al proceso, sin que sea necesaria una actividad probatoria adicional que no es
posible en el proceso de amparo;

e) Quien alega la violación de un derecho constitucional que resulte de una arbitraria


interpretación de normas o hechos producidos en el trámite del arbitraje, deberá
acreditarlos de manera objetiva y específica, precisando en qué ha consistido dicha
irregularidad, así como el documento o pieza procesal en el que se constata dicha
vulneración.
Los alcances de la jurisdicción arbitral

Artículo 138º de la Constitución Política del Perú: “La potestad de administrar justicia
emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial a través de sus órganos jerárquicos
con arreglo a la Constitución y a las leyes”

El artículo 139º inciso 1) de la misma norma fundamental, prevé como un principio a la


par que un derecho ante la función jurisdiccional, “La unidad y exclusividad de la función
jurisdiccional”, quedando claramente establecido que “No existe ni puede establecerse
jurisdicción alguna independiente, con excepción de la militar y arbitral”.

A partir de lo establecido por la norma fundamental, “el arbitraje no puede entenderse


como un mecanismo que desplaza al Poder Judicial, ni tampoco como su sustitutorio,
sino como una alternativa que complementa el sistema judicial puesta a disposición de
la sociedad para la solución pacífica de las controversias. Y que constituye una
necesidad, básicamente para la solución de conflictos patrimoniales de libre disposición
y, sobre todo para la resolución para las controversias que se generen en la contratación
internacional”

Sin embargo de la especial naturaleza del arbitraje, en tanto autonomía de la voluntad de


las partes y, al mismo tiempo, de la independencia de la jurisdicción arbitral, no supone
en lo absoluto desvinculación del esquema constitucional, ni mucho menos del cuadro de
derechos y principios reconocidos por la Constitución. Como ya ha señalado este
Tribunal, “la naturaleza de jurisdicción independiente del arbitraje, no significa que
establezca el ejercicio de sus atribuciones con inobservancia de los principios
constitucionales que informan la actividad de todo órgano que administra justicia, tales
como el de independencia e imparcialidad de la función jurisdiccional, así como los
principios y derechos de la función jurisdiccional. En particular, en tanto jurisdicción,
no se encuentra exceptuada de observar directamente todas aquellas garantías que
componen el derecho al debido proceso”
El control difuso de constitucionalidad en la jurisdicción arbitral

Esto no afecta el principio de unidad de la función jurisdiccional (que implica que el


Estado, en conjunto, posea un sistema jurisdiccional unitario, en el que sus órganos tengan
idénticas garantías, así como reglas básicas de organización y funcionamiento), ya que ,
como ha señalado este Tribunal, “de ello no se deduce que el Poder Judicial sea el único
encargado de la función jurisdiccional (pues tal función se le ha encargado también al
Tribunal Constitucional, al Jurado Nacional de Elecciones, a la jurisdicción
especializada en lo militar y, por extensión, al arbitraje), sino que no exista ningún
órgano jurisdiccional que no posea las garantías propias de todo órgano jurisdiccional.
Como se ha mencionado, la función jurisdiccional del Estado es una sola y debe ser
ejercida con todas las garantías procesales establecidas por la Constitución”

Siendo el arbitraje una jurisdicción independiente, como expresamente señala la


Constitución, y debiendo toda jurisdicción poseer las garantías de todo órgano
jurisdiccional (como las del Poder Judicial), es consecuencia necesaria de ello que la
garantía del control difuso de constitucionalidad, prevista en el segundo párrafo del
artículo 138º de la Constitución, pueda también ser ejercida por los árbitros en la
jurisdicción arbitral, pues el artículo 138° no puede ser objeto de una interpretación
constitucional restrictiva y literal, como exclusiva de la jurisdicción ordinaria o
constitucional; “por el contrario, la susodicha disposición constitucional debe ser
interpretada de conformidad con el principio de unidad de la Constitución, considerando
el artículo 51.º (…), más aún si ella misma (artículo 38.°) impone a todos –y no solo al
Poder Judicial– el deber de respetarla, cumplirla y defenderla”

Esto resulta más evidente aún si se tiene en cuenta que, conforme ya ha destacado este
Tribunal, “el proceso arbitral tiene una doble dimensión pues, aunque es
fundamentalmente subjetivo ya que su fin es proteger los intereses de las partes, también
tiene una dimensión objetiva, definida por el respeto a la supremacía normativa de la
Constitución, dispuesta por el artículo 51º de la Carta Magna; ambas dimensiones,
(subjetiva y objetiva) son interdependientes y es necesario modularlas en la norma legal
y/o jurisprudencia”

En tal sentido, de presentarse en un proceso arbitral una incompatibilidad entre una norma
constitucional y una norma legal, los árbitros deben preferir la primera.
No obstante, el ejercicio del control difuso de constitucionalidad en la jurisdicción
arbitral debe ser objeto, como se acaba de expresar, de modulación por este Supremo
Intérprete de la Constitución, con el propósito de que cumpla debidamente su finalidad
de garantizar la primacía de la Constitución y evitar así cualquier desviación en el uso de
este control constitucional.

Por ello, se instituye la siguiente regla:

El control difuso de la jurisdicción arbitral se rige por las disposiciones del artículo VI
del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional y la jurisprudencia vinculante
dictada por este Tribunal Constitucional sobre el control difuso. Sólo podrá ejercerse el
control difuso de constitucionalidad sobre una norma aplicable al caso de la que dependa
la validez del laudo arbitral, siempre que no sea posible obtener de ella una interpretación
conforme a la Constitución y además, se verifique la existencia de un perjuicio claro y
directo respecto al derecho de alguna de las partes.

Artículo Vl.- Control Difuso e Interpretación Constitucional

Cuando exista incompatibilidad entre una norma constitucional y otra de inferior


jerarquía, el Juez debe preferir la primera, siempre que ello sea relevante para resolver la
controversia y no sea posible obtener una interpretación conforme a la Constitución.

Los Jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya constitucionalidad haya
sido confirmada en un proceso de inconstitucionalidad o en un proceso de acción popular.

Los Jueces interpretan y aplican las leyes o toda norma con rango de ley y los
reglamentos según los preceptos y principios constitucionales, conforme a la
interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal
Constitucional. (Castillo Córdoba, 2012)

D. Ley general de arbitraje de 1996 y el decreto legislativo 10712

La primera Ley General de Arbitraje, precisamente en 1996 se expide la Ley


26572, denominada como se mencionó con anterioridad Ley General de Arbitraje.

2
Mario Castillo Freyre, Ricardo Vásquez Kunze, Rita Sabroso Minaya. La otra justicia:
fundamentos, desarrollo y avances legislativos del arbitraje en el Perú. Perú, pp. 91-93.
Esta segunda ley no incurrió en el error de la anterior legislación, y definió
correctamente al convenio arbitral como aquel acuerdo por el que las partes deciden
someter a arbitraje las controversias que hayan surgido o puedan surgir entre ellas
respecto de una determinada relación jurídica contractual o no contractual, sean o no
materia de un proceso judicial.
Asimismo, se desprenden dos requisitos esenciales del convenio arbitrales: en
primer lugar, la decisión de las partes de pactar el arbitraje y en segundo lugar, la
determinación de la relación jurídica respecto de la cual se arbitrarán los actuales o
potenciales conflictos.
De esta manera, la Ley 26572 inició una regulación moderna del arbitraje y sentó
las bases del desarrollo que hoy tenemos. Este desarrollo se manifiesta en una demanda
creciente de arbitrajes, en una consolidación de las instituciones arbitrales y en la
formación de un mercado arbitral importante. También, al lado de la ley, han contribuido
a este desarrollo la apertura económica, la posición favorable del Estado para someterse
a arbitraje, la aparición y consolidación de instituciones arbitrales, la proliferación de
normas arbitrales en diversos ámbitos y la creciente conciencia de los operadores de que
el arbitraje funciona con reglas propias y diferentes de las reglas del proceso civil.
Como bien anotaba Kundmüller, la Ley 26572 se caracterizaba por un sesgo
privatista e innovador que simplificaba técnicamente el acceso al arbitraje, y que contrasta
los antecedentes judicializantes del Derecho peruano en la materia.3
Sin embargo, luego de diez años de su promulgación, resultaba necesario realizar
algunas modificaciones en determinados puntos, pues así lo exigía el avance que había
mostrado el sistema arbitral en nuestro país.
Por ello, el 25 de enero de 2006 se creó una comisión técnica9 que elaboró un
Proyecto Modificatorio, cuyas modificaciones parciales de la Ley General de Arbitraje
buscaban ajustar ciertos aspectos importantes de la estructura arbitral, a fin de consolidar
el desarrollo sostenido que viene experimentando el arbitraje en el Perú.4 Dicha propuesta
de modificación parcial fue acogida mayoritariamente, en junio de 2008, cuando se emitió
el Decreto Legislativo 1071, que norma el arbitraje y cuerpo normativo que adaptó una
serie de modificaciones adicionales.

3
Kundmüller Caminiti, Franz. «Apuntes sobre la Ley General de Arbitraje 26572». Advocatus.
Revista de los alumnos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Lima, nº 4, 2001, p. 121,
Lima
4
Creada por Resolución Ministerial 027-2006-JUS.
Esta nueva legislación arbitral fue, según la versión oficial, consecuencia de que el
Estado peruano se comprometiera en el Acuerdo de Promoción Comercial suscrito con
Estados Unidos, a promover y facilitar el desarrollo del arbitraje como mecanismo
alternativo para la solución de controversias en materia comercial. Ese compromiso
existe, pero, no obstante, promulgar una ley de arbitraje al amparo de facultades delegadas
para legislar sobre materia de libre comercio parece un exceso y, sin duda, tiene visos de
que algunos consideran que la legislación de una materia como esta debe ser consecuencia
de un tratado internacional.
Esta nueva Ley de Arbitraje persigue, cumplir con lo establecido en el Acuerdo de
Promoción Comercial; debe mejorar la regulación del arbitraje y, en particular, la
regulación sobre el convenio arbitral y la ejecución de laudos arbitrales, como su propio
texto señala, al ajustarse a los estándares internacionales contenidos en la Convención de
las Naciones Unidades sobre Reconocimiento y Ejecución de Sentencias Arbitrales
Extranjeras de 1958 y la Convención Interamericana sobre Arbitraje Comercial
Internacional de 1975.
Ahora bien, cabe señalar que la Ley General de Arbitraje de 1996 también se
ajustaba a dichos estándares internacionales, pero la nueva ley tiene como novedad central
ser una ley monista, en la que se regula de forma conjunta el arbitraje nacional y el
internacional, es decir, sin hacer las distinciones que sí hacían las leyes anteriores.
También según la versión oficial, entre los principales principios que inspiraron la
nueva Ley de Arbitraje tenemos estos dos:

 Reforzar el carácter autónomo del arbitraje, tanto de la jurisdicción


ordinaria como de las reglas procesales comunes, protegerlo de intervenciones judiciales
innecesarias y reconocerlo como una institución que tiene sus propios principios y reglas.

 Restringir la intervención judicial en determinados supuestos para facilitar


el desarrollo del arbitraje, como en el tema de la designación de árbitros y la resolución
de recusaciones mediante una regulación que evite distorsiones o manipulaciones. En este
sentido, se introdujo la participación de las cámaras de comercio para las designaciones
residuales de los árbitros y la resolución de recusaciones, en sustitución de los procesos
judiciales que, usualmente, resultaban extensos.

Por último, debemos señalar que la mayoría de los cambios contenidos en el


Decreto Legislativo 1071 se deben al tránsito de una ley dualista a una ley monista, que
regirá tanto para el arbitraje internacional como para el arbitraje nacional. Según la
Exposición de Motivos de la Ley, se estandariza el tratamiento arbitral y se acerca el
artículo nacional a los estándares internacionales.

2. Nociones generales
2.1 Definición
El Arbitraje se trata de la decisión dictada por un tercero, que se encuentra premunido de
las facultades para hacerlo por encargo de las partes involucradas. La decisión adoptada
asume la denominación de fallo arbitral y deberá ser cumplido por las partes. 5
El Arbitraje se entiende como la delegación que hacen las partes involucradas en un
conflicto de la jurisdicción del Estado a favor de un particular (árbitro), quien queda
investido de la facultad temporal de resolver con carácter definitivo y obligatorio, a través
de una decisión denominada laudo arbitral, las diferencias que se susciten entre ello.
El Arbitraje Laboral aunque usaremos las palabras indistintamente, es conveniente
resaltar que existen diferencias etimológicas entre los términos "árbitro" y "arbitrador",
del latín arbiter y arbitrador. El primero designa a la persona que tiene por función decidir
un conflicto de carácter jurídico, mientras que el segundo a aquella que tiene el encargo
de resolver un conflicto de carácter económico. El árbitro, al decidir en derecho, está
sujeto a unas normas preestablecidas, en cambio, el arbitrador, al decidir en equidad,
cumple su función aviniendo los intereses de las partes en conflicto.6

2.2 Naturaleza jurídica del arbitraje


2.2.1 Teoría contractualista
Roca Martínez sostiene lo siguiente: “… el arbitraje se encuentra en el ámbito del
derecho privado; así como es privado el negocio jurídico de que los árbitros derivan
sus facultades, así es privada su función, así son de derecho privado las relaciones
que se engendran entre ellos y las partes, y del mismo modo lo es el laudo que
dictan”7

5
Zavala, A.. (2011, pg 76). Derecho Laboral y Procesal Laboral. Editorial San Marcos.
6
Coral, J. C., & Jaramillo, E. P. (1989). El arbitraje laboral. Biblioteca Jurídica Dike.
7
ROCCO A. (1944, p- 65). “Arbitraje e Instituciones Arbitrales. José María Boch Editores.
2.2.2 Teoría jurisdiccional
Serra Domingas considera que “… el laudo arbitral es el resultado de una actividad
jurisdiccional. Consecuente con el concepto de jurisdicción que propugna,
considera que históricamente es anterior a la legislación, y por tanto, su noción
independiente de la atribución por parte del Estado a unos órganos determinados.
El órganos es irrelevante; lo interesante es la función y los efectos de ésta. En su
argumentación aporta toda una serie de razones para sostener la jurisdicicionalidad
del arbitraje, de que se destaca la concurrencia simultánea de juicio y cosa juzgada”8

2.2.3 Teoría ecléctica


De acuerdo con Marianella Narváez, el arbitraje es “… una institución de naturaleza
contractual, en su origen pero jurisdiccional en sus efectos. Destacando este
carácter, se dice que el arbitraje es para jurisdiccional o cuasi-jurisdiccional, o es
calificado como un equivalente jurisdiccional”9

2.2.4 Teoría autónoma


Cantuarias Salaverry define el arbitraje como “…una institución independiente, la
cual existe ante la necesidad de crear espacios necesarios para la solución de
conflictos fuera del aparato jurisdiccional del Estado…”.

2.3 Principios Fundamentales del arbitraje


El procedimiento arbitral está regido por los mismos principios de todo proceso
laboral. Sin embargo, las características propias del arbitraje hacen que algunos de
esos principios tengan variantes.
- Decreto Legislativo Nº 1071

2.3.1 Principio de igualdad


El Tribunal Arbitral debe tratar a las partes con igualdad y darle a cada una de ellas
suficiente oportunidad para hacer valer sus derechos.10

8
ROCA M. (1992, p. 47) Arbitraje e instituciones. José María Bosch Editores.
9
LEDESMA. J.M. (1992. P. 47). Arbitraje e instituciones. José María Bosch Editores.
10
Linciso 2 del artículo 34 del Decreto Legislativo Nº 1071 - Decreto Legislativo de Norma el Arbitraje.
2.3.2 Principio de Buena Fe
Las partes están obligadas a observar el principio de buena fe en todos sus actos e
intervenciones en el curso de las actuaciones arbitrales y a colaborar con el tribunal
arbitral en el desarrollo del arbitraje. 11
En ampliación al precitado principio, Las partes, al plantear su demanda y
contestación, deberán aportar todos los documentos que consideren pertinentes o
hacer referencia a los documentos u otras pruebas que vayan a presentar o
proponer.12

2.3.3 Principio de Contradicción


Las partes están obligadas a no contradecirse en todos sus actos e intervenciones en
el curso de las actuaciones arbitrales. Se aplicación es una derivación del principio
de la Buena fe recogida en el artículo 38º del Decreto Legislativo Nº 1071.

2.3.4 Principio de Impulso de Oficio


La Ley establece la obligación del Tribunal Arbitral de impulsar de oficios el
proceso cuando el demandado no presenta su contestación dentro del plazo o
cuando una de las partes no comparece en una Audiencia, no presenta pruebas o
deja de ejercer sus derechos.13

2.3.5 Principio de Celeridad


El Tribunal Arbitral sin desmedro de la profundización necesaria para cada uno de
los temas debe de actuar con celeridad en el proceso arbitral. El Tribunal Arbitral
tiene plenas atribuciones para iniciar y continuar con el trámite de las actuaciones
arbitrales. 14
Por lo mencionado anteriormente, el trámite de recusación de un árbitro no
suspende las actuaciones arbitrales, salvo cuando así lo decidan los árbitros.
Asimismo, en el probable hecho que alguno de los árbitros rehúse participar en las
actuaciones o está reiteradamente ausente en las deliberaciones del Tribunal
Arbitral, los otros árbitros están facultados para continuar con el arbitraje y dictar
15
cualquier decisión renuente.

11
Artículo 38 del Decreto Legislativo Nº 1071 - Decreto Legislativo de Norma el Arbitraje
12
Inciso 2 del Decreto Legislativo Nº 1071 - Decreto Legislativo de Norma el Arbitraje
13
Artículo 46
14
Inciso 3 del artículo 3 del Decreto Legislativo Nº 1071 - Decreto Legislativo de Norma el Arbitraje.
15
Inciso 4 del artículo 29 del Decreto Legislativo Nº 1071 - Decreto Legislativo de Norma el Arbitraje.
2.3.6 Principio de No Intervención
Está basado en la independencia del Tribunal Arbitral, el que no está sometido a
orden, disposición o autoridad que menoscabe sus atribuciones. Por este principio,
la autoridad judicial no puede intervenir en los asuntos que se rigen por la nueva
16
ley, salvo en los casos en los que la propia Ley lo dispone.

2.4 Características
17
Alonso García expresa que el arbitraje es una institución jurídica destinada a
resolver conflictos; es indiferente que sean individuales o colectivos, lo único a
tener en cuenta es que el planteamiento de aquellos o estos otorga distinta
significación al laudo arbitral, fundado, en derecho, en el primer caso, y en equidad
el segundo.
Otra de las peculiaridades del arbitraje reside en la intervención de un tercero
provocado, cuya decisión se impone; decisión que es obligatoria en la medida que
las partes la acepten obligatoriedad del laudo arbitral no depende, una vez dictado
la voluntad de las partes, sino de la fuerza interna de la misma decisión, emanada
de la voluntad del tercero en cuestión, por último dicha fuerza interna no tiene su
fundamento en la fuerza del órgano que la dicta como ocurre en la sentencia del
Juez siempre en la adhesión de las que las partes le han prestado de antemano.
Es decir, en el compromiso adquirido por las mismas, con carácter previo, en virtud
del cual han decidido someter sus diferencias a la decisión arbitral, antes de
conocerla, de modo que cualquiera que esta sea se impondrá obligatoriamente;
puede decirse, afirma Alonso García que el arbitraje se caracteriza por existencia
del tercero que decide, decisión que se impone, y compromiso de las partes que
condiciona de antemano los límites de la decisión y crea para ellas la obligación de
someterse a aquellas.
El arbitraje en los conflictos de trabajo integra un procedimiento de solución de
aquellos que, de producirse con éxodo, opera como manifestación de poder
normativo, pues da origen a la nueva manifestación que necesariamente deberá ser
observada en las relaciones individuales de trabajo las que, por otra parte quedan
automáticamente modificada en el sentido que precise y concrete la relación
arbitral.

16
Alonso García Manuel, “Derecho Procesal del Trabajo”, Conflictos Colectivos, Tomo I.
17
Alonso García Manuel, “Derecho Procesal del Trabajo”, Conflictos Colectivos, Tomo I.
El arbitraje difiere sustancialmente de la conciliación dada que las partes en litigio
transfieren al órgano arbitral sus propias potestades de autonormación, otorgando
al árbitro poderes de decisión del litigio colectivo, previo el compromiso de estar y
pasar por el laudo arbitral.
El arbitraje al igual que la conciliación y la mediación tiende a obtener la solución
de los conflictos colectivos de trabajo. La naturaleza de la funcional arbitral no es
jurisdiccional sino más bien normativa y proyectada al futuro. Es también al igual
que la conciliación, un acto, un procedimiento y finalmente una resolución. Se
diferencia de la conciliación en que esta se logra formalmente por las partes en
conflicto en cambio en el arbitraje, un tercero el árbitro dicta a las partes, en
conflicto, la fórmula que estas aceptan a fin de resolver sus diferencias.

3. Marco Estructural
3.1 Convenio arbitral
Es el acuerdo voluntario entre las partes para solucionar sus diferencias, que surgen
de una relación contractual o no contractual que sean o no, materia de un proceso
judicial, sujeta a requisitos generales establecidos en la legislación civil para la
validez de los contratos.
La ley de arbitraje considera este principio en materia de convenio arbitral,
exigiendo la forma escrita, bajo sanción de nulidad. En la forma de una cláusula
inserta en el texto del contrato, o bajo la forma de un acuerdo independiente.
El objeto del convenio arbitral debe ser lícito y posible. La ley de arbitraje ha
regulado las materias susceptibles de someterse a arbitraje, como son las materias
determinadas o determinables sobre la que las partes tengan la libre disposición;
exceptuándose las cuestiones que verse sobre el estado o capacidad civil de las
personas, ni las relativas a bienes o derechos de los incapaces, sin la previa
autorización judicial. Aquellas sobre las que ha recaído resolución judicial firme,
salvo consecuencias patrimoniales provenientes de su ejecución.
En cuanto se refiere a las partes del proceso; las que interesan al orden público, o
que versen sobre delitos o faltas, sin embargo, cabe arbitrarse respecto a la cuantía
de la responsabilidad civil cuando no ha sido fijada en resolución judicial firme.
En una palabra, no son competentes los arbitras en las que esté interesado el orden
público.
Cuando existe un convenio arbitral, ya no es competente el juez en lo jurisdiccional,
debiendo declinar su avocación. Si el convenio es anterior evita el proceso judicial,
que pueda promoverse y si fuera celebrado estando pendiente un trámite judicial,
produce el efecto de extinguirlo (art. 1 de la ley Nº26572).18

3.2 Clases de arbitraje


3.2.1 Arbitraje voluntario
En principio el arbitraje es voluntario, nace de la autonomía privada.

3.2.2 Arbitraje forzoso


Llamado también obligatorio o legal, en virtud del cual las partes deben someter
determinada materia a arbitraje por mandato de la Ley (Un ejemplo es el arbitraje
relacionado con las contrataciones con el Estado-OSCE o el de salud que regula la
SUSALUD)

3.2.3 Arbitraje nacional


Es conocido también como doméstico o interno, se regula por la ley del Estado
respectivo.

3.2.4 Arbitraje internacional


No existe uniformidad en la determinación de los factores que determinan en que
caso nos encontramos ante un arbitraje internacional Puede ser: El lugar donde se
dicta el laudo, el domicilio o nacionalidad de las partes, el domicilio de los árbitros,
etc. (Art. 5 DLeg 1071)

3.2.5 Arbitraje de conciencia


El o los árbitros resuelven teniendo en cuenta su leal saber y entender (Art. 57 DLeg
1071)

3.2.6 Arbitraje de derecho


El o los árbitros deberán resolver la controversia con arreglo al derecho aplicable
(Art. 57 DLeg 1071)

18
El Convenio Arbitral, Christian Stein, Julio de 2016
3.2.7 Arbitraje ad-hoc
Se desarrolla según las reglas acordadas por las partes o sometiendo el
procedimiento a reglas específicas preestablecidas. (Art. 7 DLeg 1071)

3.2.8 Arbitraje institucional


Administrado por una Persona Jurídica que regula el procedimiento mediante un
mecanismo predeterminado (Art. 7 DLeg 1071)

3.3 Árbitros
El árbitro es la persona elegida por las partes para resolver una controversia, es por
ello la parte esencial del arbitraje mismo, todo el sistema gira en torno a él, desde
que en su integridad moral y buen criterio descansa la confiabilidad y la eficacia
del arbitraje como mecanismo de resolución de conflictos.
El árbitro debe reunir cualidades de idoneidad y experiencia, aplicando su criterio
personal y buen juicio, manteniendo la imparcialidad e independencia frente a las
partes.
Según la ley puede ejercer como árbitro cualquier persona mayor de edad, en pleno
ejercicio de sus derechos civiles. Exigiendo la ley que el árbitro de derecho debe
ser abogado, puede ser nacional o extranjero.
Cuando se designa a una persona jurídica como árbitro, se entiende que actúa como
entidad nominadora (Art. 20, ley Nº26572).
Los Magistrados tienen impedimento, con excepción de los Jueces de Paz, los
Fiscales, los Procuradores Públicos y los Ejecutores Coactivos, el Presidente los
Vice-Presidentes, los Parlamentarios y miembros del Tribunal Constitucional,
Oficiales Generales y Superiores de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, salvo
los profesionales asimilados, los Exmagistrados en las causas que han conocido, el
Contralor General de la Republica en procesos arbitrarios en que participen las
entidades bajo su control (Art. 26, ley Nº26572).

3.4 Procedimiento arbitral


Si bien es cierto que el arbitraje es producto del consentimiento de las partes que
optan por recurrir al arbitraje en lugar de ir al poder judicial, sin embargo pueden
pactar las normas por las que trascurrirá el proceso, ya sea en forma directa
mediante reglas a las que deben ceñirse los árbitros, o en forma indirecta en que las
reglas del procedimiento las emite la institución arbitral a las que las partes se
someten, tan bien las partes pueden encomendar a los propios arbitras elaborar las
reglas el procedimiento.
La caracteriza su mayor flexibilidad e informalidad, sin imponerse pautas rígidas a
los árbitros en que estos deben actuar con cierta libertad, sin la rigidez de un proceso
judicial, manteniendo la igualdad entre las partes, posibilidad de ser escuchados y
derecho a una solución verdaderamente justa.
BRICEÑO SERRA, comenta: que la situación del local elegido como sede del
arbitraje propicia la instantánea percepción de intenciones y el rápido conocimiento
de la voluntad de las parte, facilitando los interrogatorios, aclaraciones, resúmenes
de cosas y documentos, como mayor marco para que las partes presenten
conclusiones y los árbitros valoren elementos y razonamientos que les sean
expuestos.
Nuestra ley prescribe como norma de principio que las partes pueden pactar el lugar
y las reglas a las que se sujete el proceso correspondiente que tenga establecida la
institución arbitral a quien recomienda su organización.
A falta de acuerdo, dentro de los diez días siguientes a la aceptación del árbitro
único o del último de los árbitros, estos deciden el lugar y las reglas del proceso del
modo que consideren más apropiado, atendiendo a la conveniencia de las partes.
La decisión será notificada a las partes; durante el proceso arbitral deberá tratarse a
las partes con igualdad y darle a cada uno de ellos plena oportunidad de hacer valer
sus derechos (Art. 33, ley Nº26572).
La ley prevé un procedimiento supletorio (Art. 34, ley Nº26572), por lo cual se
establece el siguiente trámite:
* La parte que formula su pretensión ante los árbitros lo hará dentro de 8
días de notificado la instalación del Tribunal Arbitral debiendo ofrecer
pruebas.
* Citar al demandado para que, dentro de 8 días, manifieste que convenga
a su derecho y ofrezca la prueba correspondiente.
* Los árbitros citaran a las partes a audiencia de conciliación a fin de
proporcionar un arreglo entre ellas o aclarar la existencia de hechos
controvertidos.
* Los medios probatorios se actúan en una o más audiencias en un plazo
que no excederá de 15 días.
* Producida la prueba los árbitros pueden solicitar a las partes un alegato
escrito.

3.5 Conciliación en Sede Arbitral


Los árbitros promueven un acuerdo que ponga fin al litigio o aminore las cuestiones
controvertidas a ser resueltas por los árbitros. Esto demuestra que los árbitros deben
procurar acercar a las partes para armónicamente resolver el problema que los
separa. Dicho acuerdo puede registrarse en forma de laudo (Art. 41, ley Nº26572),
de tal forma que adquiere el carácter de cosa juzgada.
Sin embargo es el árbitro quien está en capacidad de considerar la oportunidad de
una conciliación, con lo que se demuestra la libertad del árbitro para citar o no a las
partes a una audiencia de conciliación, y el modo más conveniente para realizarla.

3.6 Laudo Arbitral


Es la decisión que emiten los árbitros para finalizar un litigo, de tal forma dan
cumplimiento a su designación como árbitro, a diferencia del juez de jurisdicción,
que al provenir de la estructura orgánica del estado tiene carácter permanente y
genérica, con delimitaciones, propias en materia territorial y funcional, y su labor
no culmina con la emisión de una sentencia definitiva. Es más el juez tiene la
potestad para hacerla cumplir disponiendo las medidas pertinentes para ello. Los
árbitros en cambio nacen de una fuente convencional y por lo tanto limitada al caso
de la resolución de una situación concreta, así una vez finalizado el conflicto
desaparecen sus facultades.
El laudo equivale a una sentencia, que de acuerdo a ley del arbitraje debe ser escrito
bajo sanción de nulidad. En principio los árbitros no pueden abstenerse y de hacerlo,
debe entenderse se adhieren a lo decidido por la mayoría (Art. 45, 46, ley Nº26572).
En caso de arbitraje de derecho, el aludo debe consignar el lugar y la fecha de
emisión, los datos que identifiquen a las partes y a los árbitros, la cuestión sometida
a arbitraje y a una somera relación de los hechos, alegaciones y conclusiones de las
partes, la valoración de las pruebas en que se sustenta la decisión, la decisión
concreta y los fundamentos de hecho y derecho en que se fundamenta (Art. 50, ley
Nº26572).
En caso de arbitraje de conciencia, no se exige en términos estrictos la valoración
de las pruebas ni la fundamentación de derecho, no obstante lo cual no requiere una
fundamentación razonada de la decisión (Art. 51, ley Nº26572).
La ley establece que el laudo debe emitirse en caso de no haberse dispuesto otra
cosa, en un plazo de 20 días de vencida la etapa probatoria.
Si los árbitros consideran necesario contar con un plazo adicional, podrán
ampliarlo, sin exceder de 15 días más (Art. 48, ley Nº26572).
La emisión del aludo debe emitirse dentro del plazo acordado por las partes, o fijado
en las normas reglamentarias, o la ley a falta de acuerdo entre las partes su
incumplimiento acarrea graves consecuencias, tanto en lo concerniente a la validez
del laudo, y a la responsabilidad de los árbitros. En caso que los árbitros fallen fuera
del plazo, constituye causal de nulidad del laudo (Art. 73, inc. 5, ley Nº26572), por
carácter de jurisdicción al agotarse el vencimiento del plazo.

3.6.1 Recurso Contra el Laudo Arbitral


En principio los laudos son definitivos, no procediendo recurso alguno salvo las
expresamente autorizadas por ley (Art. 59, ley Nº26572).
Los recursos que la ley franquea son dos: Apelación y Anulación, no son
acumulables o formulados subsidiariamente, alternativo o sucesivos; invocado uno
de ellos, el otro resulta improcedente (Art. 70, ley Nº26572).

3.6.2 Recurso de Apelación


Se formula contra un laudo que se considera anulable, con el objeto de revisar una
eventual error de juzgamiento de los árbitros, el objeto es que un órgano superior
en jerarquía revise lo decidido por los árbitros en el laudo para confirmarlo,
modificarlo o revocarlo. Culmina con una sentencia, que confirma su modificación
total o parcial del laudo.
La apelación del aludo es cuestión disponible por los litigantes, estos pueden
formular un sistema arbitral de sentencia única o establecer un recurso de apelación,
pudiendo en este último caso disponer libremente ante quien se sustanciará el
mismo y las condiciones bajo las cuales precederá.
Se interpone cuando se ha pactado previamente su admisibilidad en el convenio
arbitral, o cuando proviene de los reglamentos de la institución a la que las partes
se han sometido.
La facultad de las partes es poder implementar una apelación ante una segunda
instancia arbitral. Se interpreta que en caso de silencio o duda, el recurso se tramita
ante árbitros diferentes de los que distaron el aludo, que integran un Tribunal de
tres árbitros elegidos en la misma forma que se eligieron a los árbitros de primera
instancia, o en su defecto de acuerdo a las disposiciones supletorias de la ley (Art.
62, inc. 2, ley Nº26572).

3.6.3 Recurso de Anulación


Tiende a invalidar el pronunciamiento arbitral, por carecer de los requisitos que
impone la legislación, por ello los medios de impugnación no resultan disponibles
por las partes al sustentarse en cuestiones de orden público.
No se revisa el fondo de lo decidido, por los árbitros sino se controla el
cumplimiento de los recaudos legales, sin analizar el acierto o desacierto de la
decisión adoptada en el aludo; se tramita ante el Poder Judicial, y se resuelve sobre
la validez o nulidad del laudo, estando prohibido el juez revisar el fondo de la
controversia.
La anulación del aludo es inadmisible sino se prueba alguna de las causales que la
ley contempla (Art. 73, ley Nº26572) como son:
* El planteamiento debe formularse ante los propios árbitros en sede arbitral.
* Que la parte no haya sido notificada de la designación de un árbitro,
impidiéndole hacer valer su derecho de defensa.
* Que la composición del Tribunal no se ajuste al convenio.
* Que se haya laudado sin las mayorías recurridas.
* Que el laudo se expida fuera del plazo.
* Que se haya laudado sobre materias no sometidas expresa o implícitamente
a decisión de los árbitros.
Sin perjuicio de ello el Tribunal tiene la facultad de anular de oficio el aludo total o
parcialmente, si la materia sometida a decisión de los árbitros no pudiera ser llevada
a arbitraje.
El recurso de anulación debe plantearse dentro de los diez días hábiles de notificado
el laudo de primera o de segunda instancia directamente ante la Sala Civil de la
Corte Superior de la sede del lugar del arbitraje (Art. 71, ley Nº26572) anulando el
recurso la Sala requerida por oficio las actuaciones de los árbitros. Recibido el
expediente se pronunciara sobre la admisibilidad del recurso, concediéndolo o
denegándolo. De concederse se correrá traslado a las partes por cinco días para
expresar lo conveniente a su derecho y ofrecer pruebas. De admitirse las pruebas se
actuaran en un plazo de diez días (Art. 74, 75, 76, ley Nº26572).
La decisión de la instancia judicial puede ser favorable o desfavorable en este
último caso, el laudo arbitral deviene en firme con posibilidad de promover
judicialmente su ejecución. La sentencia judicial es irrecurrible (Art. 77, ley
Nº26572) queda así agotada la sanción judicial contra el laudo.
* De anularse el laudo arbitral, queda restablecida la competencia judicial.
* Si se anula por un vació de procedimiento, en que la parte no haya hecho
valer su derecho, se remitirá la causa a los mismos árbitros para que
reconozcan el proceso arbitral en el mismo estado en que se produjo la
contienda.
* De anularse el aludo, por no haberse ajustado a lo pactado en la composición
del Tribunal, quedan en libertad las partes de elegir nuevo árbitro, esto por
provenir del convenio valido, que implica la renuncia a la vía judicial.
* Si se anula por haber laudado los árbitros en violación de las mayorías
recurridas se devolverá la causa, para que dicten un nuevo laudo.
* Si se anula por haber laudado fuera del plazo o sobre puntos no sometidos
en su discusión, o de haber sido anulado de oficio por no ser la materia
arbitrable, quedara restablecida la competencia judicial.
Contra lo resuelto por la Corte Superior solo procede el recurso de Casación, si el
laudo ha sido anulado total o parcialmente (Art. 77, ley Nº26572).

3.7 Tribunal Arbitral


Es el que está facultado a decidir sobre su propia competencia, incluso sobre
oposiciones en torno a la existencia o validez del convenio arbitral. La decisión del
tribunal arbitral que el contrato es nulo, no determina la nulidad del convenio
arbitral, puesto que el convenio que forma parte de un contrato se considera
independiente de las demás estipulaciones del mismo.
La oposición debe formularse en el momento de presentarse la contestación. En tal
caso las partes no están impedidas de formular la oposición por el hecho de haber
designado a un árbitro o participado en su designación, la oposición al tribunal
arbitral cuando se ha excedido en su mandato, se formulara de inmediato, sin
embargo el tribunal arbitral puede en cualquiera de los casos presentar una
oposición más tarde, de considerar justificada la demora.
Contra la decisión del tribunal arbitral no procede impugnación alguna; sin
perjuicio del recurso de anulación, si la oposición es desestimada, cuando así
corresponda.

3.7.1 Composición del Tribunal


Las partes pueden designar libremente el número de árbitros, de no haber acuerdo
los árbitros serán tres. Así mismo pueden nombrarse árbitros suplentes, no siendo
obstáculo la nacionalidad de los mismos.
Si no hay acuerdo en la designación de los árbitros, en el arbitraje con tres árbitros,
cada parte nombra a un árbitro y estos a un tercero quien presidida el tribunal.
Si una parte no designa al árbitro dentro (10) días de recibido el requerimiento de
la otra parte, o si los dos árbitros no se ponen de acuerdo sobre el nombramiento, la
designación es por la institución arbitral que la parte interesada señale.
La institución arbitral será la que se encuentre en el lugar donde debe realizarse el
arbitraje, de haberlo previsto o cualquiera de las instituciones arbitrales ubicadas en
Lima, elección del interesado.
En el caso de la arbitraje con árbitro único o cuando las partes acuerden elegirla de
mutuo acuerdo, si no llegan a un acuerdo trascurrido (10) días de la primera
propuesta, el mismo se hará por la institución arbitral que señale cualquiera de las
partes a falta de designación del presidente del tribunal arbitral, asumirá tal
condición de árbitro designado, a aquel designado por los miembros del tribunal
arbitral.

3.7.2 Designación de Árbitros por el Juez


Ocurre cuando las partes no se ponen de acuerdo para designar los árbitros y
tampoco lo designa la institución arbitral.
Si las partes no han solicitado previamente el nombramiento se hará a instancias del
juez especializado en lo civil al que las partes se hubieran sometido expresamente;
a falta de ello el juez especializado en lo civil del distrito judicial de Lima de
acuerdo a lo prescrito en el (Art. 23, ley Nº26572).
Al nombrarse al árbitro debe tenerse en cuenta las condiciones establecidas en el
convenio arbitral, tomándose las previsiones para designar a un árbitro
independiente e imparcial.
Conclusiones

Referencias bibliográficas

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