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El contrato didáctico

Introducción

¿Qué es?

El contrato didáctico, es un concepto de la Didáctica introducido


por Jeanine Filloux en 1973, y retomado por Guy Brousseau en 1986 para el
análisis de su funcionamiento. Se refiere a los hábitos específicos esperados
por el docente y por el estudiante en una situación de enseñanza y en
situaciones de aprendizaje. Son las normas y reglas explícitas e implícitas que
tienen lugar tanto dentro del aula como de la institución en general. Es lo que el
docente espera de su alumno por ser tal y viceversa.

¿Cuándo surge?

Surge en el año 1973, por Jeanine Filloux, profesora de ciencias de la


educación, introduce el término «contrato pedagógico» en referencia a las
relaciones que se establecen entre un docente y sus estudiantes.

Se vuelve a retomar este término en 1986, Gracias a Guy Brousseau,


profesor, investigador y matemático, que desarrolla esta idea de contrato
didáctico en el análisis de una situación de enseñanza planificada y ejecutada
por el docente.

En 1996, Gary Anderson menciona las razones para utilizar contratos


didácticos o de aprendizaje:

 Relevancia de las actividades de aprendizaje.


 Autonomía para seleccionar qué aprender y cómo hacerlo.
 Formalidad y flexibilidad para estructurar las actividades de aprendizaje.
 Equidad por responder en forma diferente ante la diversidad de contenidos
y procesos.

En el año 2000, Przesmycki explica que, complementando con lo dicho por


Guy, el contrato didáctico busca aprendizajes cognitivos y metodológicos
específicos en una asignatura con objetivos idénticos para toda una clase.

Ya en 2005 el concepto fue redefinido por Francisco Juan García


Bacete y Miguel Ángel Fortea Bagánun, ellos explican que el contrato didáctico
como «el discurso o “contrato” entre profesor y estudiante resultado del
conjunto de códigos y pactos implícitos y explícitos que regulan los
comportamientos, interacciones y relaciones de los docentes y el alumnado
(reglamento, etc.).
Desarrollo
El discurso, en tanto a su retórica, está comandada por el tipo de interacción
social en la cual funciona. Y esta interacción, que está regida por un contrato,
determina los propósitos de organización de contenidos.

Este contrato regula el intercambio entre las partes, asigna derechos y


deberes, además que define reglas de juego. Pero a pesar de esta
determinación del contrato, surgen dificultades, como ¿Cuándo se define? O
¿siempre estuvo allí?...Rousseau explicó alguna vez que no es necesario que
se definan ya que están tácitamente admitidas. Entrar en el contrato, implica
adentrarnos en ese tipo de relaciones y reglas, las cuales no pueden ser
rechazadas o reusadas, aunque ocurren quiebres o rompimientos con el fin
de adaptarse a la realidad.

En el contrato didáctico, se define a partir de tres conceptos:

 Alumno/a
 Maestro/a o profesor
 Saber

Antes de definirse estos 3 conceptos, no puede existir.

En esta interacción entre alumna/o, el propósito es el saber, al cual se busca


llegar. En el contrato, se establece el programa a seguir por el docente y, a
aprender por el alumno/a (tareas, evaluaciones, etc.) y un contrato de
enseñanza, el cual obliga a saber lo establecido. Esto, limita a la/el alumna/o a
aprender cómo resolver problemas preestablecidos y con una respuesta
también preestablecida, ya que otra respuesta está mal. A su vez, que ni el
razonamiento ni el pensamiento reflexivo se desarrolle, en cuanto a las pautas
dadas por el docente y a las reglas de juego.

El pensamiento reflexivo se permite siempre que esté dentro de lo permitido


en el contratoy que tenga una demostración válida. Dicha demostración se
establece dentro de un contrato oculto, el cual es implícito ya que no se
establece, pero está.
En el mismo, las respuestas no dependen en su aceptación si son válidas en
verdad o no, sino que responden a los intereses ya planteados, haciendo que
se suprima la validez porque “el problema está resuelto” o porque no responde
a los fines del contrato.

Así que el error en sí, no tiene un papel importante, más bien modesto que se
y se limita a lo establecido. Y las interacciones didácticas se rige este tipo de
contrato, en el cual está implícito que el/la alumno/a es una falta y sus errores
son aceptado ya sean falsas o no, porque así el docente puede controlar la
información y dar a enseñar saberes válidos programados en el contrato.
Conclusión
El contrato didáctico define el marco de interacción didáctica y le da
significancia a las conductas, tanto del alumnado como del docente. También
establece el envejecimiento de los contenidos enseñados y el tiempo del saber.
Además de que ocurren ciertas rupturas en el contrato, la cual transforma la
situación pedagógica planteada, no “hacia arriba” como se pretende, sino
“hacia abajo” ya que el alumnado no siempre llega a entender todos los
contenidos en su tiempo establecido. Esto provoca que el concepto de contrato
didáctico tenga un valor práctico de tibio optimismo.

Además, el contrato no podría existir sin estos principios

 El mutuo consentimiento: porque es un acuerdo de voluntades para que


se inicie el proceso.
 Aceptación positiva del estudiante.
 Negociación de los distintos elementos.
 Compromiso por parte del docente y del estudiante para cumplirlo.

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