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Solamente los deficientes mentales y aquellos que tienen un negocio montado alrededor de los
derechos humanos salen a defender a la delincuencia.
A los estafadores, asesinos , violadores, ladrones y corruptos lo unico que hay que garantizarles es el
castigo .
Unión Republicana es la voz de todas las victimas de la negligencia politica y judicial que no puede
aislar un violento de la gente decente.
Volveran en forma de justicia aquellos inocentes que cayeron en manos de la inseguidad.
2. El término “ideología de género” no es usado por los activistas, sino que fue acuñado por
sus opositores
El término no es usado por los activistas, sino que fue acuñado por sus opositores. Los
activistas incluso reconocen que no están todos unidos en una única lucha, sino que cada uno
tiene una agenda por separado y que no ven relación en sus distintos reclamos. Los opositores
reconocen que detrás de sus distintos reclamos y valores, existen motivaciones muy similares y
es por eso que se los agrupa en un conjunto de ideologías y movimientos. Detrás de cada uno
de estos movimientos podemos ver que los valores que rigen a estas personas es el deseo de
tener una total autonomía sobre sus vidas, es decir, la habilidad de poder vivir como cada uno
quiere. Según ellos, todos los seres humanos somos libres de vivir de la forma que querramos
vivir. Cuando esta idea es relacionada con el género, se generan todas las ideas que motivan al
feminismo moderno, el activismo LGTB, etc.. Es por eso que se reconoce a estos movimientos
por su motivación y sus ideas distintivas acerca del género, aunque incluso entre ellos pueden
tener distintas ideas acerca del mismo.
3. La premisa que en general los une es que el género es una construcción social y no una
característica innata del ser humano
Esta es quizás una de las premisas que sí une a todos estos movimientos. Pero la realidad es
que para lograr hacer esto, los activistas y seguidores de esta ideología tuvieron que re-definir
la palabra género. Siempre se entendió como género a la consciencia que una persona tiene
de su propio sexo biológico. Biológicamente existen dos sexos: Masculino y femenino. Las
personas que “se sienten como alguien del otro sexo” siguen siendo biológicamente hombre o
mujer. Hoy en día se ha separado totalmente al género del sexo biológico, incluso en las
definiciones de los diccionarios, como podemos ver la definición del Diccionario de la Real
Academia Española:
Grupo al que pertenecen los seres humanos de cada sexo, entendido este desde un punto de
vista sociocultural en lugar de exclusivamente biológico (Énfasis añadido).
Quienes tienen estas ideas, dicen que el género no es la consciencia del sexo propio, sino una
construcción social que se construye por medio de la enseñanza y la vida en sociedad. Los
padres tienen la responsabilidad de que una niña sea niña y se comporte como niña, ya que
eso es lo que le enseñaron, de acuerdo a su sexo biológico. Ellos asignaron el género de su hija
al nacer, en lugar de dejarla elegir por sí misma. Esta es la nueva definición de género. Como el
género es una construcción social, cada uno tiene derecho a elegir el género con el cuál se
quiere identificar. Esta idea se puede presentar en todo nivel, por ejemplo:
La persona que se identifica como una persona del sexo opuesto está separando
evidentemente su sexo del género con el que se identifica
Una feminista que dice que la mujer tiene derecho a abortar porque, al igual que el hombre,
tiene que tener la elección de gestar por 9 meses, sabemos que está buscando separar el sexo
biológico femenino de una de las funciones que este tiene en la sociedad
Como cristianos debemos primeramente estar bien informados de lo que Dios pretende de
nosotros como seres humanos y qué es lo que Dios enseña respecto al género. En el futuro
haremos una serie de posts en los cuales estaremos abordando distintos movimientos de esta
ideología y vamos a analizar a la luz de las Escrituras que es lo que Dios enseña. En este post
reflexionaremos más que nada sobre la premisa principal de esta ideología.
La realidad es que el género, lejos de ser una construcción social, es una noción que cada
persona tiene acerca de su propio ser. La Biblia nos dice que Dios creó al ser humano y lo hizo
en dos sexos, varón y mujer (Gén. 1:27). Si Dios nos creó con cierto sexo, ya sea varón o mujer,
él lo hizo para que nosotros podamos vivir de acuerdo a lo que ese sexo significa para Él.
Si, en un sentido y no en otro sentido. Es cierto que ambos sexos son iguales para Dios, en
sentidgo de su dignidad y valor individual. Para Dios un hombre y una mujer son igualmente
dignos y valiosos(Gén. 1:27;Gál. 3:28), creados a su imagen y semejanza.
Pero el hombre y la mujer son distintos en otro sentido, esto es, en el sentido funcional. Dios
diseñó ambos sexos para que cumplieran distintas funciones y puedan complementarse. Es
evidente incluso desde el punto de vista anatómico y biológico que el hombre y la mujer son
distintos y que estos se complementan. Sus mentes y cuerpos funcionan de distintas maneras
y están diseñados para llevar a cabo distintos tipos de tareas. Dios explicitamente nos muestra
que existen distintos roles que el hombre y la mujer desempeñan en la sociedad, la Iglesia y el
hogar. Estas distinciones no son hechas porque Dios prefiere a un sexo que al otro, es más, los
dos sexos son necesarios para el florecimiento y el desarrollo de la raza humana. Los hombres
y las mujeres se necesitan unos a otros y el desempeño de estas funciones le da gloria a Dios.
No debemos creer que hay un rol mejor que otro o que un rol es más digno que el otro, ya que
Dios diseñó estos roles para su gloria y como representaciones de misterios más importantes.
Por ejemplo: Sabemos que Dios es una misma sustancia en 3 personas: Padre, Hijo y Espíritu
Santo. Los tres son iguales en escencia aunque cada uno cumple una función distinta. Cada
uno cumple su rol y ninguno de ellos está descontento con ello, pues los tres son iguales en
escencia. Así mismo, el hombre y la mujer son iguales en dignidad y valor, pero distintos en
roles y esto es algo bueno y glorioso. En futuros posts veremos distintos roles que Dios tiene
para hombres y mujeres.
La rebelión de una raza caída
La gran rebelión del hombre es la de ir en contra de lo que Dios ha dicho. Así fue siempre
desde el principio. La frase justa es “autonomía humana”, es decir, el hombre siempre buscó
crear su propia ley y vivir de acuerdo a lo que a él le parece bien, sin importar lo que Dios haya
dicho o diseñado. Esta rebelión se hace más evidente cuando ya queremos ir en contra de la
misma naturaleza, diciendo que nosotros podemos elegir los roles que queramos en la
sociedad, el hogar y la iglesia o incluso peor, decir que podemos elegir el género con el cual
queremos identificarnos y vivir. Una vez que hemos negado la existencia de Dios, ya no quedan
razones por las cuales no hacer caso a nuestros deseos, es más, la Biblia nos dice que Dios
mismo nos entrega a ellos. Él sabe que estos deseos no nos van a causar más que dolor e
insatisfacción y por último la muerte. Nuestra rebelión de negar la existencia de Dios provoca
quue Dios nos entregue a toda clase de deseos en contra de la naturaleza (Romanos 1:18-32).
Hay muchas personas que no reconocen tener un problema. Hay otras que si lo hacen, pero no
saben como solucionarlo. La solución que Dios provee es el evangelio. El evangelio primero nos
muestra que todos nos hemos rebelado contra Dios y que todos somos dignos de ser
condenados por esta transgresión. Pero Dios que está lleno de misericordia y amor, envió a su
Hijo para morir en nuestro lugar de forma que si creemos que Él murió por nosotros, nuestro
castigo ya fue pagado por Él. Tan sólo tenemos que arrepentirnos, abandonar nuestro estilo de
vida pecaminoso y creer en Él. Sabemos que no podemos vivir de acuerdo a sus estándares
morales, pero confiamos en que Cristo pudo hacerlo y en que Dios nos transformará desde el
momento en que creímos y completará la obra en el día de nuestra resurrección. Hay
esperanza, Dios tiene poder para transformar las vidas y que podamos vivir de acuerdo al
diseño original que Él tenía para nosotros.
Como cristianos, nuestro deber es el de predicar la verdad. Si las ideas de las personas son
contrarias a la verdad revelada en las Escrituras, es nuestro deber anunciarlo. Pero siempre
tenemos que recordar la situación de la otra persona. Cuando enfrentamos a un no creyente,
tenemos que recordar que nuestro objetivo no es demostrar que tenemos razón, sino que la
otra persona pueda creer en el evangelio. La persona no creyente está muerta
espiritualmente(Efesios 2:1) y por más de que nosotros le digamos que lo que ellos hacen está
mal, no van a creerlo, a menos que el Espíritu Santo los convenza de pecado. Es por eso que
nosotros tenemos que orar para que Dios tenga compasión de ellos, como la tuvo con
nosotros y pueda abrir sus ojos.
Ideología de género o perversión de género? La unión entre sexo y género que enseña la
Biblia, que enseña el sentido común, que enseña la historia y que enseña la naturaleza, es la
que quieren destruir los enredadores actuales. CLAVES AUTOR Wenceslao Calvo 16 DE MARZO
DE 2017 09:35 h Se conoce con el nombre de ideología de género la corriente filosófica que
enseña que la identidad entre anatomía física y género sexual es una construcción social, fruto
de una determinada educación, que impone sobre el individuo un papel a lo largo de su vida,
papel que invade y hasta niega derechos que le son propios. El hecho de nacer con órganos de
reproducción sexual femeninos no significa que la persona sea automáticamente mujer, como
tampoco el hecho de nacer con órganos de reproducción sexual masculinos significa que la
persona sea automáticamente hombre. La denominada ideología de género considera un
convencionalismo social identificar sexo y género, por lo cual su propósito es separar ambas
cosas. Aunque biológicamente estemos dotados de unas determinadas características físicas
eso no quiere decir que tengan que estar necesariamente asociadas a unas determinadas
características personales y vitales. Por supuesto el principal campo de propagación de esta
idea se centra en la escuela, donde las nuevas generaciones pueden ser más fácilmente
adoctrinadas en su tesis, pero sin olvidar a los demás segmentos de la población, a los que es
preciso adoctrinar a través de los medios de comunicación y la presencia en todo tipo de foros
e instituciones, persuadiendo a los indecisos y hasta ganando a los refractarios. Como
cualquier eufemismo que se precie, la ideología de género busca enmascarar la realidad
mediante una jerga que esconde su verdadero contenido y ya de por sí su nombre, ideología
de género, camufla en un lenguaje aséptico lo que en realidad se puede denominar perversión
de género. Como las palabras son decisivas en todos los debates, es muy importante acudir a
ellas para clarificar las cosas, ya que rectas nociones nos conducirán a rectas conclusiones,
mientras que torcidas nociones nos llevarán indefectiblemente a torcidas conclusiones. De ahí
que sea una regla invariable que todos aquellos que buscan enredar, siempre comienzan por
trastocar las palabras y así es como binomios como bien-mal, justicia-injusticia, verdad-error,
libertad-esclavitud, excelencia-vileza, belleza-fealdad, democracia-dictadura, etc., se alteran
mediante un procedimiento interesado para que su contenido se desplace adonde a ellos les
interesa. Es el archiconocido argumento expuesto por George Orwell en su famosa novela
Nineteen Eighty-four. En el libro de Génesis capítulo 1 y versículo 27 se afirma lo siguiente
(sigo la versión Reina-Valera de 1960): ‘Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó.’ Los dos vocablos diferenciadores usados para los dos géneros
sexuales son las palabras zakar y neqebah en la lengua hebrea, palabras que indican el sexo de
cada uno de los dos seres humanos que Dios creó. En primer lugar es preciso notar que hay
dos sexos y solamente dos. En segundo lugar que esta diferenciación procede desde el
principio, esto es, desde el mismo acto creativo. En tercer lugar que la traducción al español
del pasaje, para ser equilibrada y correcta, debería haber dicho macho y hembra, poniendo así
en consonancia la palabra hembra con macho, consonancia que no se da perfectamente entre
hembra y varón. Pero como la palabra macho siempre ha tenido una connotación con lo
animal y modernamente con el machismo, no sería tolerable hacer una traducción así, aunque
en realidad, si se despoja a la palabra de esas connotaciones, macho es simplemente
designación de lo masculino, como hembra lo es de lo femenino, a causa de sus respectivos
órganos sexuales. Zakar y neqebah, pues, aluden a lo biológico. Nada más. De hecho son las
dos palabras que se emplean en el relato del diluvio para referirse a los animales que Noé
metió en el arca: ‘Dos de cada especie entrarán contigo, macho y hembra serán.’i Sin embargo,
cuando en el capítulo dos de Génesis se narra en forma específica la creación de los dos
primeros seres humanos, ya no se echa mano de las dos palabras anteriores sino de otras dos
nuevas, que son ish e ishahii, significando la primera varón y la segunda mujer. Aquí ya no
estamos solamente ante el hecho biológico, lo masculino y lo femenino, sino ante la
diferenciación personal, varón y mujer, que surge como consecuencia de la diferenciación
biológica y sexual. Por lo tanto, hay una continuidad e identidad entre lo masculino y el varón,
como también hay una continuidad e identidad entre lo femenino y la mujer. Es decir, la
correlación entre lo biológico, sexual y personal es total. Adán es varón porque es del sexo
masculino, de la misma manera que Eva es mujer porque es del sexo femenino. Quien es zakar
es ish y quien es neqebah es ishah. Nunca se entrecruzan esas líneas que siempre corren
paralelas. Unas líneas paralelas que son la salvaguarda de la humanidad y que el Creador
estableció desde el origen. La unión entre sexo y género que enseña la Biblia, que enseña el
sentido común, que enseña la historia y que enseña la naturaleza, es la que quieren destruir
los enredadores actuales con su ‘ideología de género’, que más bien debe denominarse
perversión de género. Que ellos estén enredados es su responsabilidad y de ello darán cuenta,
pero que nos enreden a mí o a ti queda bajo nuestra responsabilidad
Nuestra cultura está tratando de borrar, ignorar o minimizar las diferencias entre hombres y
mujeres. Nos quieren hacer creer que los hombres y las mujeres son básicamente lo mismo,
una opinión no apoyada por la ciencia. Pero la Biblia es clara: Dios creó dos sexos, varón y
mujer. Bajo la Ley del Antiguo Testamento, incluso se consideraba una abominación que un
hombre usara ropa de mujer o que una mujer usara ropa de hombre (Deuteronomio 22:5),
tenía que haber una distinción visible.
En todos los libros de las Escrituras, hombres y mujeres son tratados como iguales (Gálatas
3:28). Ambos fuimos hechos a la imagen de Dios, y ninguno de los dos es más o menos que el
otro. El maltrato, la degradación y la opresión de las mujeres, tanto en el pasado como en el
presente, no tienen cabida en una cosmovisión cristiana.