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POR:
WILLIAM DAVID GARZON MONSALVE
PRESENTADO A:
JULIAN ROBERTO VARGAS SANCHEZ
POR:
ÁLVARO JOSE BAYONA
GRADO:
DECIMO UNO
PRESENTADO A
WILLIAM DAVID GARZON MONSALVE
Una mente brillante cuenta la historia de la gran batalla de John Nash: por un
lado, el conmovedor intento de sobrepasar los límites de la propia mente para
dejarle algo fundamental a la humanidad, y, por el otro, la esperanza de no
perder la cabeza en el proceso. Esa es una de las grandes virtudes de esta
Increíble película: que se centra por completo en la búsqueda de ese hombre
atormentado, John Forbes Nash Jr., y logra descender hasta el fondo de su
personalidad con compasión y respeto, y sin la menor intención de hacer de
su drama un espectáculo. No se trata de llorar o de reírse. Se trata de
reconocer, en los fantasmas de una mente brillante, lo fácil que es quedarse
atrapado en las propias ficciones y lo difícil que puede ser salir de ellas.
A los catorce años Nash empezó a mostrar interés por las matemáticas.
Parece ser que influyó la lectura del libro de Eric Temple Bell, "Men of
Mathematics" Entró en el Bluefield College en 1941. Comenzó a mostrarse
hábil en matemáticas, pero su interés principal era la química. Se suponía
que iba a seguir la misma carrera de su padre, ingeniería eléctrica, pero
continuaba con sus experimentos químicos.
Una de las alumnas de Nash en el MIT, Alicia Larde, entabló una fuerte
amistad con él. Había nacido en El Salvador, pero su familia había emigrado
a USA cuando ella era pequeña y habían obtenido la nacionalidad hacía
tiempo. El padre de Alicia era médico en un hopital federal en Maryland. En
el verano de 1955 John Nash y Alicia salían juntos. En febrero de 1957 se
casaron. En el otoño de 1958 Alicia quedó embarazada, pero antes de que
naciera su hijo, la grave enfermedad de Nash ya era muy manifiesta y había
sido detectada. Alicia se divorció de él más adelante, pero siempre le ayudó
mucho. En el discurso de aceptación del Nobel, en 1994, John Nash tuvo
palabras de agradecimiento para ella.
1962, Alicia pidió el divorcio. En 1968, Nash fue recogido por su madre. En
1970, Alicia le readmitió 'como inquilino' en su casa de Princeton. El
matemático se convirtió en un fantasma que deambulaba por las aulas de
Princeton, mendigando monedas o cigarrillos o formulando cuestiones
enigmáticas. Un ejemplo: '¿Qué hacer con un húngaro obeso?'. Se le
permitía la presencia por respeto a sus pasados méritos. Quienes leían y
utilizaban sus antiguos trabajos le tenían por muerto, y en las enciclopedias
se omitían sus circunstancias biográficas. De vez en cuando escapaba a
Europa e insistía en renunciar a la ciudadanía estadounidense. Otras veces
se limitaba a quedarse en un rincón, dándose cabezazos contra la pared.