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TEMA 1.- LAS MIGRACIONES GERMANICAS.
EL FIN DEL IMPERIO EN OCCIDENTE
1.- LA CRISIS DEL BAJO IMPERIO

Algunos escritores latinos como Séneca, Floro y especialmente Marcelino, percibieron ya la decadencia de
Roma, y la achacaban a la desidia de sus gobernantes, al hedonismo de su población y a la presencia en sus fronteras
y en su población de numerosos pueblos bárbaros, es decir, existía una descomposición interna y peligros exteriores.

Desde el siglo III se asiste a una imparable crisis que va minando el Imperio, que no pudieron frenar las
reformas de Diocleciano, Constantino y Teodosio. Una fiscalidad abrumadora ahogaba a los ciudadanos, mientras
los grandes propietarios senatoriales ahogaban a los sectores más humildes, controlándolo todo, incluso el propio
Estado. La sociedad se jerarquiza y los cargos se heredan, tanto en las magistraturas como en el campo,
adscribiéndose los colonos a la tierra. Se estableció un régimen de castas que logró retrasar la crisis, pero no evitarla.
La sociedad se ruraliza mientras las ciudades pierden importancia y se asiste al creciente
empobrecimiento, más perceptible en Occidente que en Oriente, aunque la unidad monetaria se mantiene gracias
a la creación por Constantino del solidus de oro.

Diocleciano intentó solucionar la dificultad que entrañaba regir un imperio tan vasto, creando junto a él
la figura del “Augusto”, a la que se añadió poco después la de los dos “Cesares”. El abandono de Roma como
residencia del emperador por Milán o Rávena fue otro de los síntomas de la crisis.

Constantino, apostó por la unión que representaba el cristianismo y el poder de la política, lo que influyó
en el futuro de Europa, pero con la fundación de Constantinopla (324) y el traslado de las principales
magistraturas, contribuyo aun más al hundimiento de la parte Occidental del imperio.

En el 395, a la muerte de Teodosio, el imperio se divide definitivamente, con su hijo Arcadio


gobernando Oriente y Occidente bajo el mando de su hermano Honorio.

Desde el 392 el cristianismo es la religión oficial del imperio, aunque la antigua religión se mantiene
en zonas rurales (pagus). En el siglo V los cristianos son mayoría en el Imperio y los emperadores ven en su religión
un factor de cohesión del mismo, aunque sean víctimas de disputas teológicas, teniéndose que decantar por una
facción enfrentándose a la rival. Según algunos autores paganos, el desastre de Adrianópolis (378) o el saqueo de
Roma por Alarico (410), son achacados a la difusión del cristianismo. San Agustín interpretó la grandeza de Roma
mientras practicaba las virtudes morales, pero sus pecados actuales le habían atraído la cólera divina, con la
consecuencia de que impregnó toda una historiografía medieval desconocida hasta entonces por los romanos, en el
que Dios se inmiscuía en la vida de los hombres.

Si la Iglesia podía contribuir a reforzar el Imperio, como pensaron Constantino y sus sucesores, el ejército
pensaba que podía contribuir a debilitarlo. El ejército estaba compuesto fundamentalmente por soldados romanos,
pero desde la época de Constantino y Teodosio, se van integrando elementos bárbaros, debido a la extensión del
limes y al hecho de que los romanos podían librarse del servicio militar mediante el pago de un rescate en metálico.
Esta solución interesó a los emperadores, ya que permitía contratar a las tropas que interesaban, en los lugares
donde se necesitaban, y hasta Teodosio, se favoreció la presencia masiva de bárbaros en el ejército en

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calidad de foederati. Los elementos más destacados de estos grupos alcanzaron las más altas magistraturas
del estado (Estilicón, Aécio), interviniendo y condicionando muchas veces la política y la sucesión al
trono.

Se calcula que el ejército estaba compuesto por 200.000 efectivos repartidos por todo el limes. Francos,
Godos, Burgundios, Sármatas… todo menos romanos. Roma sin darse cuenta, había puesto su suerte en manos de
sus invasores.

Italia, y Roma en particular, pagaron el precio más alto con la desaparición del Imperio de Occidente. Roma,
que llegó a tener una población de un millón de habitantes, vio reducida su población a unos diez mil.
Grandes historiadores como Gibbon, Taine, Rostovcev o Piganiol, no han parado de preguntarse cómo fue posible tal
decadencia.

LA CRISIS DEL BAJO IMPERIO


El Alto Imperio Apogeo de civilización romana en tiempos de las dinastías Julio-Claudia (14-68), Flavia (69-96) y de los
(ss. I-II) Antoninos (96-192).
Los Severos (193-235) > Caracalla promulga la Constitutio Antoniniana (212) (que supuso la culminación de
la romanización jurídica del Imperio), pero las dificultades internas y externas aumentan sin cesar:
Crisis de anarquía militar Ocaso urbano Empobrecimi Asentamiento Distanciamiento
La gran crisis del limina (235-285) > y económico ento y crisis de germanos creciente (economía,
s. III (sasánidas, multiplicación  proceso de social (los federados en demografía, vida
germanos) de ruralización bagaudas) el Imperio urbana y cultural)
emperadores creciente entre Oriente y
Occidente
Etapa original, entre la renovación y la decadencia. Tiene lugar la cristianización del Imperio, que sustituye
al anterior paganismo, agotado desde el s. II a. C.
Diocleciano (284-305) restaura la unidad militar y política del Imperio.
 Un nuevo régimen, el Dominado (monarquía absoluta), sucede al Principado. La Tetrarquía con
dos emperadores y dos césares colegiados, con capitales diversas, distintas de Roma, debido a su
ingobernabilidad.
 Reordenación territorial en prefecturas, diócesis y provincias.
 Reforma fiscal fuertemente recaudatoria.
 Régimen de adscripción social, a modo de castas: honestiores (órdenes senatorial y ecuestre) y
humiliores.
 Adscripción de cargos y profesiones, también de las obligaciones fiscales (de los decuriones o
El Bajo Imperio
curiales; collegia profesionales; desarrollo del colonato).
(284-476)
Constantino (306-337):
 Funda Constantinopla (= Nea Roma).
 Edicto de Milán (313) > el cristianismo declarado religio licita. Fase de coexistencia entre el
paganismo y el cristianismo.
Teodosio el Grande (379-395) fue el último emperador del Imperio en su conjunto.
- Edicto de Tesalónica (380): el cristianismo declarado religión oficial del Imperio.
- División definitiva del Imperio Honorio (Pars occidentis) y Arcadio (Pars orientis).
- Declinar de las ciudades (castra, oppida);
- economía villicaria (terra indominicata y terra mansionaria o reserva domanial)
- Germanización del ejército y de sus mandos (Estilicón, Ricimero, etc.).
- Asentamiento de contingentes de germanos federados en las fronteras (limina).

2.- LOS PUEBLOS BARBAROS ANTES DE LAS INVASIONES

El papel que los llamados pueblos bárbaros tuvieron en el nacimiento de Europa, siempre ha sido
fundamental en la moderna historiografía. Se habla de "invasiones bárbaras" (historiadores mediterráneos) o
"migraciones de pueblos" (historiadores centroeuropeos). Tácito (año 10 d. de C.) los definió como "pueblos de
nobles salvajes", no contaminados por la cultura urbana, en su "Germania".

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El término bárbaro, de origen griego, se utilizaba para denominar a toda persona extranjera, aunque
pronto adquirió un valor despectivo. Se les identificaba como salvajes que vivían en chozas, feroces y belicistas,
frente a los disciplinados romanos. Frente a esto, los autores clásicos destacaban la moralidad de sus costumbres,
la fidelidad conyugal y el desprecio de todo tipo de espectáculos, es decir, como eran los romanos primitivos.

Casi todo lo que se conoce de ellos procede de autores clásicos latinos y griegos y, gracias a la
arqueología, su visión hoy se ajusta más a la realidad. No se posee ninguna fuente escrita directa, salvo
algunas inscripciones rúnicas germánicas. Beda el Venerable (s. VIII) y el longobardo Paulo Diácono (s. VIII)
escribieron en latín la historia de sus pueblos. Los primeros escritos no fragmentarios proceden de Inglaterra (s. VII),
con algunas leyes escritas y el poema épico "Beowulf".

Los limes del Imperio o frontera, estaban fortificados en muchos lugares y protegidos por numerosas torres
de defensa, aunque en algunos casos era fácilmente permeable debido al abandono y escasos medios para su
defensa. Tras de él estaban apostados numerosos pueblos, algunos de ellos hostiles al Imperio. Estos, recibían el
apelativo de barbari (bárbaros), aun cuando el grado de “civilización” varía enormemente de unos a otros.

En la frontera oriental (Eufrates) se encontraban los persas, un enemigo de gran envergadura, con los
mismos métodos de combate y que buscó la sincronía de sus ataques con otros pueblos bárbaros. Aunque los
eslavos no representaban un peligro inminente, era un enemigo en potencia, y prácticamente desconocidos por los
romanos.

En las costas del Mar del Norte se establecían los anglos y sajones. En la península de Jutlandia y la
desembocadura del Elba, los jutos y frisones, y en Gran Bretaña e Irlanda, los pictos y escotos. Todos estos pueblos
de la Edad de Hierro, poseían organización tribal formando federaciones de clanes más o menos unidos, y sus
incursiones asolaban las costas romanas de Britania y la Galia.

En la desembocadura del Rin, se encuentran los francos, entre el Rin y el Danubio, los alamanos, y en el
Danubio Medio, a los cuados y marcomanos, todos ellos paganos y componiendo una sociedad de soldados y
campesinos.

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Junto al Elba se asientan los burgundios, vándalos y lombardos, mejor estructurados, con reyes a la cabeza
y practicantes del arrianismo. Tras el Danubio, en las llanuras rumanas y rusas, se hallan los visigodos y ostrogodos
que, tras un largo aprendizaje junto a los alanos, se convirtieron en expertos jinetes, y fueron los que más
evolucionaron por el contacto con el Imperio de Oriente. En las fronteras romanas de África, se encontraban los
pueblos beréberes que no representaban ningún peligro importante.

3.- LOS HUNOS Y LA PRIMERA INVASION GERMÁNICA

El primero en utilizar el término de "germano" fue Julio César. Hasta entonces sólo existían para los romanos
dos grupos barbaros: los escitas, en las estepas de Europa Oriental, y los céltas, en la Galia, Britannia y Europa
Central. Cesár descubrió más allá del Rin existían otros pueblos de costumbres más primitivas que las de los galos. A
esta región la llamó Germania delimitada al Norte por el Báltico, al Oeste por el Rin, al Este por el Vístula y al Sur
por el Danubio, quedando fuera los pueblos godos (ostrogodos y visigodos), que desde el s. III estaban establecidos
cerca del Mar Negro y Bajo Danubio.

Los pueblos bárbaros situados tras los limes mantuvieron un contacto fluido con el Imperio romano,
mediante contactos comerciales y sirviendo como soldados, sin representar un peligro inminente y manteniéndose
un cierto equilibrio. Pero este estado cambio con la aparición de un pueblo venido de las estepas del Asia Central,
los hunos. Se trataba de un pueblo de nómadas, de corta estatura, que no practicaban ningún tipo de agricultura,
pero eran hábiles jinetes con una extraordinaria movilidad frente a las lentas legiones romanas. Su hogar lo
constituían grandes tiendas de pieles y fieltro montadas sobre carros, y despreciaban la vida urbana, sembrando el
terror por donde pasaban.

A principios de nuestra era estaban asentados en las estepas del Mar de Aral y del lago Baikal, pero en el
siglo IV, se ponen en movimiento hacia Occidente, rodeando el mar Caspio por el norte, empujando a los
alanos hacia el Oeste. Tras cruzar el Don, derrotan a los ostrogodos en el año 374, y a su vez desplazan a los
visigodos hacia la frontera del Danubio.

Los visigodos (en parte romanizados y de religión arriana), cruzaron el Danubio en el año 376 y se
instalaron en la Mesia (Bulgaria), tras pactar (un foedus) con el emperador Valente, sirviendo como campesinos y
soldados bajo el sometimiento de las leyes romanas. Nunca antes entró en el Imperio un contingente tan numeroso
de bárbaros (70.000), y los problemas surgieron con la dificultad de avituallamiento y por la incompetencia de
los gobernadores romanos. Estallaron revueltas que Valente tuvo que afrontar, sin esperar los refuerzos de
Graciano desde Galia, y fue derrotado por los visigodos el 9 de agosto de 378, falleciendo en combate. Los
visigodos pactaron con el nuevo emperador Teodosio un nuevo tratado en el año 382, estableciéndose
en Mesia como foederati.

Tras la muerte de Teodosio en el 395, Alarico (Rey de los Visigodos), reclamó a Arcadio el titulo de magister
militum, y al serle negado, amenazó a Constantinopla. En el 410 invadió el norte de Italia, pero fue rechazado por el
vándalo Estilicón (General del joven Honorio), pero el posterior asesinato de dicho general y la huida de Honorio a
Rávena, dejó el camino libre hacia Roma para Alarico, que fue tomada y saqueada el 24 de agosto del 410.
El saqueo de la ciudad provoco una gran conmoción y anunciaba el fin de una era. Alarico murió poco después en el
intento de dirigirse al Sur para pasar al Norte de África, y su sucesor, Ataúlfo (que se caso con Gala Placidia, hermana
de Honorio), reemprendió el camino hacia el Norte entrando en la Galia en el 412.

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LOS PUEBLOS BÁRBAROS
Desde su asentamiento a orillas del Báltico se expanden en busca de nuevas tierras y son atraídos por el
Impero romano:
 Europa norte: jutos, frisones, anglos, sajones;
 E. occidental: francos, alamanes;
 E. central: burgundios, lombardos, suevos, vándalos, cuados, marcómanos;
 E. oriental: visigodos y ostrogodos asentados en las orillas del Mar Negro.
Germanos
Presionan sobre los limina imperiales desde el s. I de C.
Paganismo primitivo (Wotán u Odín. Thor).
Algunos pueblos o colectividades adquieren cierta romanización en las fronteras. Difusión parcial del
cristianismo entre germanos. Ulfilas (s.IV) predica cristianimo arriano entre los godos.
Sociedad: Distinción entre guerreros con plenos derechos, semilibres y esclavos; séquito o comitatus; el
mallus o thing; caudillos (duces) elegidos o hereditarios (entre linajes de condición regia).
Fundado por Asdashir I o Sasán (sustituyó a la dinastía arsácida de los reyes partos. 250 a.C.-224 d.C.).
Un imperio potente, con capital en Ctesifonte. El shahanshah (= rey de reyes).
Imperio Religión: Mazdeísmo de Zoroastro (dualismo iranio: Ahura Mazda - Ormuz y Arihman), maniqueísmo,
Sasánida nestorianismo.
Política belicista con la pretensión de dar continuidad a Aqueménidas. Expansión de Sapor I (derrota de
Valeriano en 259). Derrota de Juliano el Apóstata (361-363). Necrópolis de Nah-i-Rustem.
Cruzan el Danubio y vencen al emperador Valente en Adrianópolis (378).
Teodosio logra asentarlos en Mesia.
Los hunos y las Visigodos Penetran más adelante en Italia, donde mantuvieron complejas relaciones con las autoridades
primeras Roma. Saqueo de Roma (410) por Alarico I y fallido intento de expedición a África.
Ataúlfo inicia el asentamiento de los visigodos en Aquitania.
invasiones
Ostrogodos Mientras se suceden las invasiones visigodas, se asientan en Panonia (380).
góticas
Tribus nómadas euroasiáticas que se expanden en el s. IV. Ocupan Ucrania y derrotan a los
Hunos
godos. En 396 ocupan Rumania y Panonia (Hungría), de donde desalojaron a los ostrogodos.

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4.- LAS GRANDES MIGRACIONES
4.1 Suevos, vándalos y alanos

La presión de los hunos obligó a los alanos a desplazarse hacia las llanuras de Hungría donde se asentaban
los vándalos asdingos. Avanzaron hacia el Rin arrastrando a los vándalos silingos y suevos asentados sobre el Maine.
El 31 de diciembre del 406 estos pueblos atravesaron el Rin por Maguncia (escasamente defendido por los francos
ripuarios establecidos como federados). Recorrieron y asolaron la Galia, desprovista de tropas imperiales desde
que Estilicón se las llevó hacia Italia para repeler el ataque de Alarico en el 401. Tras un lento avance por la Galia (ya
que se desplazaban con mujeres, niños y ganado), saquearon la Aquitania y se dirigieron a Hispania, atravesando los
Pirineos en el otoño del 409. Los historiadores Orosio e Hidacio transmitieron en sus escritos las vicisitudes de estos
pueblos en Hispania, los cuales, tras llegar a un acuerdo con los representantes del emperador en el 411, los suevos y
vándalos se establecieron en Galicia y Norte de Portugal, los alanos en la Lusitania y la Cartaginense, y los vándalos
silingos en la Bética (actual Andalucía).

El incumplimiento del pacto de estos pueblos y los numerosos saqueos, hizo que el Imperio encargara al Rey
Visigodo, Valia, que sometiera a dichos pueblos. Tras varias campañas sometió a vándalos silingios y alanos, pero
los supervivientes encontraron refugio en Galicia. Gran parte de la Península volvía al dominio teórico de Roma, y
los visigodos fueron acantonados en Aquitania en el 418, con capital en Tolosa.

Los vándalos asdingos y alanos, al mando de Gunderico, se apoderaron de la Bética y tras aprender
técnicas náuticas, invadieron las Baleares. Al mando de Genserico, cruzaron el Estrecho de Gibraltar en mayo del

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429, iniciando la conquista de África con 70.000 efectivos según escritos de Víctor de Vita. En el asedio de Hipona
(430-431) murió su obispo San Agustín. Mediante un foedus en el 435, Genserico entró al servicio del Imperio,
estableciéndose en Numidia. Este rompió el pacto y conquistó Cartago, Sicilia y Cerdeña, mientras Roma acordaba el
matrimonio de Eudoxia (hija mayor de Valentiniano III) con Hunerico (hijo de Genserico), como medida para
apaciguar los ánimos. Aun así, Genserico no reconoció la autoridad de Roma, creándose así el primer reino
independiente, reconocido por el emperador Zenón en el 474.

4.2 Los bárbaros en el norte de la Galia y Gran Bretaña

En la Galia destacan los francos, divididos en salios y ripuarios o renanos. Los salios se extendieron
por las costas de Holanda y Norte de Bélgica, siendo fijados por Aecio como federados, y con capital en Tournai,
donde fue enterrado su rey Childerico. Los ripuarios se establecieron en el Rin Medio, zona de Bonn y Colonia, y se
desplazaron en el año 407 cruzando el Rin hacia el valle del Mosela, Alsacia y el Palatinado, donde se asentaron
desde mediados del siglo V. Hay que señalar que los francos fueron los únicos que no perdió el contacto con su lugar
de origen.

Los burgundios (instalados en la orilla derecha del Rin), se dirigieron hacia Occidente siendo vencidos por
Aecio en el 436, muriendo en batalla su rey Gunther (siendo narrada su muerte en el poema épico los Nibelungos).
Este pueblo se instaló en la Saboya francesa hacia el 443.

En Gran Bretaña, la presencia romana fue débil y sin extensión en toda la isla, alcanzado sólo hasta el
Muro de Adriano. Las últimas tropas romanas abandonaron la isla en el 407, cuando el usurpador Constantino las
traslado a la Galia para enfrentarse a Honorio. Los celtas y escotos, procedentes de Irlanda, ocuparon la costa
occidental de Cornualles hasta Escocia, y los anglos, sajones y jutos (germanos), procedentes de Dinamarca
ocuparon las costas orientales. Las continuas masacres de bretones por parte de los invasores, dio lugar a la
migración masiva hacia la actual Bretaña francesa.

Otro territorio que perdió definitivamente el Imperio, fue la Panonia (Hungría), ocupada por los
ostrogodos desde que, en el 380, Teodosio permitió su asentamiento. Tras su derrota en el 451, los ostrogodos se
dirigieron a la Mesia, siendo ocupada Panonia por los gépidos, hasta que fueron vencidos por los ávaros y
lombardos.

LAS GRANDES MIGRACIONES SOBRE OCCIDENTE


Fundación del reino de Tolosa.
Suevos, vándalos y alanos cruzan el Rin en Navidad de 406, atraviesan la Galia, y en 409 penetran en
Hispania (Hidacio: los “jinetes del Apocalipsis”). Se reparten la península ibérica.
Suevos, vándalos y 418  Foedus entre Constancio y el visigodo Valia en el sur de la Galia Constitución del Reino de
alanos Tolosa. Los visigodos comienzan a intervenir en Hispania en apoyo de los hispanorromanos.
Los alanos se extinguen y los vándalos silingios se repliegan hacia la Gallaecia.
Los vándalos asdingos, por su parte, se desplazan a África en 429, al mando de Genserico (cifra de
referencia de 70.000 desplazados). San Agustín, obispo de Hipona, muere en la defensa de su ciudad.
Galia Los francos salios cruzan también el Rin y son frenados por el patricio Aecio, “el último
romano” (433-454). Se asientan en Holanda-norte de Francia. Les acompañan los francos ripuarios, que
Los germanos en se instalan más al este (Mosela, Alsacia, Palatinado).
las Galia y Gran Los burgundios, tras cruzar el Rin, son también derrotados por Aecio en 436 (muerte del régulo Gunther >
Bretaña Los Nibelungos) y se instalan en Saboya.
Gran Bretaña Las últimas tropas romanas abandonan la isla en 407. Pictos y escotos penetran desde
Irlanda. A la vez, desembarco de germanos -anglos, sajones- desde el continente.
Dirigidos por Atila, los hunos realizan continuas correrías por la Pars Orientis y las Galias. Aecio y los
Auge y ocaso de
visigodos los derrotan en los Campos cataláunicos (451). Ulterior ofensiva sobre Italia (entrevista de Atila
los Hunos con San León Magno). Se dispersaron tras muerte de Atila en 452.

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5.- EL FINAL DEL IMPERIO DE OCCIDENTE

A finales del siglo IV los hunos estaban instalados en las llanuras de Ucrania y Rumania, y se sabe que
contingentes de hunos servían como mercenarios en el ejército romano. Hacia el 405 entraron en Hungría y
desalojaron a los vándalos asdingos, ocupando sus territorios. En el 446 Atila asesinó a su hermano Bleda,
quedando como rey único. Reclamaría después matrimonio con Honoria (hermana del emperador Valentiniano III), y
la mitad del Imperio. Entró en negociaciones con el rey visigodo Teodoredo (de Tolosa) para formar una pinza entre
ambos y acabar con el Imperio. Atila tenía a su servicio a germanos, griegos y romanos. Su secretario era el
romano Orestes (padre del último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo), y su embajador era
Edecco (padre de Odoacro).

En la primavera del 451, Atila cruzó el Rin apoderándose de Metz, Reims, Troyes, y sitio Orleáns. Aecio,
con un ejército de bárbaros (entre los que se encontraba Teodoredo), los derrotó en el Campus Mauriacus (a 20 km
de Troyes), donde murió el rey visigodo. Atila volvió a la carga al año siguiente arrasando Aquilea y llegando a Milán
y Pavía. El Papa San León Magno, compro la retirada de Atila, a cambio de un gran tributo, pero Atila murió mientras
dormía en el 453. Su imperio, preso de las luchas por la sucesión entre sus hijos, entró en crisis y desapareció. Los
pueblos sometidos (gépidos, ostrogodos y sármatas), recobraron su libertad, y lo que quedó de los hunos se
apostaría en las llanuras del Norte del Mar Negro, hasta que fueron aniquilados por los ávaros en el siglo VI.

Valentiniano III, celoso de los triunfos de Aecio, lo asesinó con sus propias manos en el 454, pero seis
El Imperio de Occidente
meses después, el emperador fue asesinado por un soldado de Aecio en el 455.
entro en una lenta agonía, sucediéndose hasta 9 emperadores, hasta que el 4 de
Septiembre de 476 el magister militum Odoacro depusiera al joven Rómulo Augústulo.
Remitió las insignias imperiales al emperador Zenón de Oriente, significando que con un único emperador en
Oriente y un magister militum en Occidente, era suficiente. El poder de Roma subsistía únicamente en Oriente y en
Italia, con sólo un emperador y un solo imperio.

6.- LOS REINOS BARBAROS HASTA SU DECLIVE


6.1 Vándalos

Las luchas dinásticas y las persecuciones religiosas marcaron los destinos del reino vándalo hasta su final. Los
sucesores de Genserico, fervientes arrianos y antirromanos, desterraron a numerosos católicos, confiscaron sus
tierras y desataron crueles persecuciones contra obispos y sacerdotes. La elección de Hilderico (523) desató la
reacción del bando opuesto a su entendimiento con los católicos, por lo que fue depuesto en el 530. Este acto llevó a
la intervención de Justiniano, y supuso la desaparición del reino Vándalo.

6.2 Visigodos

Tras la muerte de Teodorico I (o Teodorero) en los Campos Calalaúnicos (o Locus Mauriacus) (451), sus hijos
se hicieron con el poder y los visigodos se extendieron por la Galia, al tiempo que, como federados, intervenían en
Hispania para frenar a los suevos de Galicia.

El rey Eurico en el 466, ocupó Provenza hasta los Alpes y se lanzó a la conquista de la Tarraconense,
ocupando Pamplona y Zaragoza. A su muerte en el 484, el reino visigodo se extendía a ambos lados del
Pirineo, pero su arrianismo les enfrentaba a sus súbditos católicos, galos e hispanos.

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Alarico II (hijo de Eurico y yerno del ostrogodo Teodorico), se enfrentó a los francos de Clodoveo, que lo
vencieron y mataron en la batalla de Vouillé (cerca de Poitiers) en el 507. La presión de los francos hizo que los
visigodos fueran trasladándose a Hispania, ocupando progresivamente la Tarraconense y la Bética. Los
mayores asentamientos se establecieron en Burgos, Palencia y Valladolid donde se han encontrado numerosas
necrópolis del siglo VI.

Hasta los reinados de Leovigildo en el 568 y su hijo Recaredo en el 586, no adquirieron los visigodos el
pleno dominio de la Península, tras incorporar el reino suevo, recobrar parte de la Bética (en manos bizantinas), y
lograr la unidad religiosa con la conversión al catolicismo en el III Concilio de Toledo en el 589. Desde ese momento
se puede hablar de una monarquía nacional que logró unir en un mismo ideal a visigodos e hispanorromanos,
hasta el llamado “morbo gótico” o asesinato de los reyes para alcanzar el trono, y que dieron al traste con este reino
hasta el año 711.

6.3 Francos

Los francos salios tras enterrar a su rey Childerico en Tournai en el 481, eligieron a su hijo Clodoveo como
rey. Su primer objetivo fue acabar con la presencia de tropas romanas en la Galia, tomando su capital Soissons, y
ocupando Somme y el Loira (frontera con el reino visigodo). Los alamanos, situados entre Basilea y Besanzón se
extendieron hacia el norte a costa de los francos ripuarios hasta que fueron derrotados en Tolbiac en el 496.

El pagano Clodoveo fue bautizado por San Remigio, el 25 de diciembre de 498 o 99, convirtiéndose en el
primer rey bárbaro convertido al catolicismo. Los obispos católicos y galorromanos vieron en él su salvación, ya que
su campaña contra los visigodos, se convirtió en una guerra de liberación. Al morir en París en el 511, había sellado
un pacto sólido entre bárbaros vencedores y la población galorromana.

Sus hijos sometieron a los burgundios (523), turingios (531), alamanes (536) y bávaros (555). Clotario I (a su
muerte en el 561), se había convertido en el monarca bárbaro más poderoso, extendiendo sus dominios por casi
toda Galia y Germania (desde el Mar del Norte hasta el Mediterráneo, y desde el Atlántico hasta el Rin).

6.4 Ostrogodos
Tras la muerte de Atila, quedaron acantonados en el 483 en la Mesia Inferior al mando del rey Teodorico,
de la familia real de los Amalos, y con conocimiento sobre la corte de Constantinopla, ya que fue rehén allí durante
10 años. Apoyó la candidatura de Zenón y colmado de honores fue enviado a Italia en el 488 como magister militum
praesentialis y cónsul, para deshacerse de Odoacro, asesinándolo en un banquete en el 493. Los ostrogodos se
asentaron en el norte de Italia siguiendo el régimen de la hospitalitas, obteniendo la tercera parte de los dominios
rurales.

Teodorico fue un gran admirador de la civilización romana, por lo que dejó la administración en sus manos.
Pretendió ejercer su influencia sobre los pueblos bárbaros utilizando la hábil política matrimonial, y su reino se
extendió desde el Ródano hasta el Danubio, incorporando toda Italia y parte de Panonia y Dalmacia. Aun siendo
arriano, siguió una política de tolerancia con los católicos, e hizo de Rávena la capital del reino, donde se
levantaron palacios e iglesias. La Historia le otorgo el título de el Grande. A su muerte en el 526, le sucedió su nieto
con la regencia de su madre Amalasunta, que no supo continuar la labor de Teodorico. Siendo víctima de conjuras
nacionalistas, solicitó el amparo de Justiniano. A su muerte en el 535, justificó la intervención bizantina y tras

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numerosas luchas que arruinaron Italia, el reino desapareció en el 562 pasando a formar parte del Imperio
Bizantino.

6.5 La Heptarquia anglosajona

La primitiva población celta, parcialmente romanizada, los bretones, emigraron hacia la Bretaña
francesa o se refugiaron en Gales y Cornualles, siendo prácticamente exterminada del resto de la isla. Los
bretones habían sido cristianizados, mientras que los invasores eran paganos, lo cual les hacia incompatibles. Esta
época se conoce como Heptarquía, ya que fueron 7 los reinos que se formaron:
 Sussex, Essex y Wessex por los sajones.
 Anglia del Este, Mercia y Northumbria por los anglos.
 Kent por los jutos.

La figura descollante de algunos reyes hizo que alguno adquiriera supremacía temporal sobre los demás y se le
reconoció con el título de bretwalda. Hasta su conversión al cristianismo (año 600), en tiempos de San Gregorio
Magno, los anglosajones estuvieron al margen del resto de Europa.

Irlanda nunca fue ocupado por los romanos y sus habitantes, los scottos, eran paganos. En el s. IX
grupos de escotos irlandeses sometieron a los pictos del norte de Gran Bretaña, donde fundaron la actual Escocia.
Las paradojas de la historia nos hablan de que, mientras en Britannia el cristianismo fue barrido con la llegada de los
paganos anglosajones, la pagana Irlanda se convertirá en el principal foco de difusión del mismo en la Alta
Edad Media. El cristianismo de raíz celta y anglosajona, con San Patricio como principal impulsor, tendrá en la
Europa central durante los siglos VI al VIII más influencia que la propia acción evangelizadora de la Iglesia Romana.

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6.6 Longobardos o lombardos.

Su principal historiador es Paulo Diácono y nos cuenta que eran un pueblo germánico que hasta el siglo
I estaba asentado en el área báltica y que fueron llenando el vacío ocasionado en Europa centro-oriental
por las primeras oleadas bárbaras, asentándose en Panonia (Hungría) como foederati en el s. VI (año 569)
al mando de su rey Alboíno. Se expandieron rápidamente por las zonas interiores de Toscana, Umbría (donde
crearon el ducado de Espoleto) y Campania (donde crearon el ducado de Benevento). Estos ducados gozaron de
autonomía respecto de los reyes, lo que a la larga debilitaría el reino. Los papas romanos vieron con preocupación
la expansión de un pueblo que además era arriano, mejorándose las relaciones en época de la reina Teodolinda
(628). La monarquía, al ser electiva, adolecía de los mismos problemas que la visigoda y numerosos reyes murieron
de forma violenta. El monarca principal fue Liutprando (744) que inició una política centralizadora del poder real,
frente a los ducados de Espoleto y Benevento, alarmando al papado, que se vió obligado a acercarse a los francos,
único poder en ascenso que podía garantizar su independencia frente a los longobardos primero y los bizantinos
después.

LOS REINOS BÁRBAROS HASTA SU DECLIVE


Genserico (428-477) dominó el África procunsular (Cartago y norte de Túnez).
Reino vándalo de Intentos violentos de expandir el arrianismo (deportaciones masivas del clero católico al Sahara y
Cerdeña).
África
Los vándalos fueron derrotados finalmente por el general bizantino Belisario en 533-534. Se extinguieron
sin dejar ningún legado histórico.
Apogeo con Eurico (466-484). Expansión sobre Hispania.
Desarrollo de un derecho visigodo romanizado: Código de Eurico y Breviario de
Reino visigodo de Alarico.
Tolosa (418 - 507) Alarico II (484-507) fue derrotado por Clodoveo en Vouillé (507) Los visigodos
abandonan las Galias (menos Septimania) y se desplazaron masivamente al sur de
Pirineos.
Se formó tras el llamado intermedio ostrogodo (507-549), fase en la que los
visigodos fueron tutelados por Teodorico el Grande.
Los bizantinos ocuparon por entonces el sureste peninsular.
Reinos visigóticos Leovigildo (573-586): Sitúa la capitalidad del reino visigodo en Toledo y afianza la
de Tolosa y Toledo monarquía. Anexionó el reino suevo, que desaparece. Proceso de Integración de
visigodos e hispanorromanos (abolición de la prohibición de matrimonios mixtos),
Reino visigodo de que fracasa momentáneamente en el ámbito religioso (San Hermenegildo y la
Toledo resistencia católica).
Recaredo (586-601): Conversión al catolicismo. III Concilio de Toledo (589).
Sisebuto y Swintila (612-631): Apogeo del reino. Expulsión de bizantinos. Época
isidoriana.
Chindasvinto y Recesvinto (642-672): Unidad jurídica del reino (Liber Iudiciorum).
Inicio de crisis interna (Wamba, Ervigio, Égica) que desemboca en invasión
musulmana (711).
Fue fundado por Clodoveo (481-511) (dinastía merovingia) Derrota de Siagrio (último “magíster
militum” de las Galias). Victoria sobre los alamanes en Tolbiac (496). Fusión de las dos ramas francas.
Reino franco Decisiva conversión de Clodoveo al catolicismo (498). Incorporación del reino visigodo de Tolosa (salvo
Septimania). Sus sucesores sometieron paulatinamente a los pueblos germanos situados al este y sureste
(burgundios, turingios, alamanes y bávaros).
Teodorico el Grande (474-526), aliado de Roma, asentó pacíficamente a los ostrogodos en Italia. Cultura
Reino ostrogodo de inspiración romana (Boecio y Casiodoro). Capital en Rávena.
(489-552) Posteriormente, los ostrogodos, capitaneados por Totila (541-552) resistieron denodadamente a la
ocupación bizantina.
Formación inicial de una pluralidad de reinos (Deira, Bernicia, Nortumbria, Mercia, Wessex, Estanglia,
Heptarquía Essex, Middlesex, Sussex y Kent).
anglosajona A fines del s. VIII se integraron en el reino de Inglaterra (conquistas de Egberto de Wessex).
Los bretones, huyendo de los germanos, se refugiaron en la península armoricana (Bretaña francesa).
Pueblo germánico de religión arriana que hasta el siglo I estaba asentado en el área báltica y que fueron
llenando el vacío ocasionado en Europa centro-oriental por las primeras oleadas bárbaras, asentándose
Longobardos en Panonia (Hungría) como foederati en el s. VI (año 569) al mando de su rey Alboíno.
Se extendieron por la Toscana, Umbría y Campania, creando ducados con gran autonomía respecto a los

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reyes.
Liutprando (744) inicia una política centralizadora frente a los ducadosk que alarmará al papado. Estos
recurrirán a los Francos para derrotar primero a los longobardos, y después a los bizantinos.

7.- LAS FORMAS DE ASENTAMIENTO Y LAS RELACIONES ROMANO GERMANICAS

El Imperio Romano practicaba la hospitalitas por la que proporcionaba alojamiento, en la casa de un


romano y manutención, a cargo de la annona (avituallamiento) militar, a los contingentes bárbaros
enrolados en sus ejércitos, en calidad de auxiliares (foederati). El problema se agravó cuando se tenía que
atender a pueblos enteros, con sus jefes a la cabeza, miles de hombres, mujeres, esclavos y ganado. Los almacenes
militares no estaban en condiciones de satisfacer la demanda y hubiera sido difícil recolectar víveres para abastecer
a tanta gente. Así surgió la idea de instalar a estos foederati en tierras con grandes latifundios para
solucionar el problema.
Esto se aplicó a:
- los burgundios (entre Lyon y Ginebra),
- visigodos (Aquitania y en los campi gothorum de Hispania)
- y ostrogodos (zona de Pavía).

Por la Lex Burgundionum (517), sabemos que el huésped (hospes) bárbaro se quedaba con 2/3 partes de la
terra indominicata (tierra cultivada por los colonos del latifundio a cambio de una renta), y con 1/3 de la terra
dominicata (la mejor tierra del latifundio, que controlaba el propietario y que se encontraba más cerca de su
residencia). El resto del latifundio compuesto por bosques, pastos, etc, se aprovechaban al 50% por ambas partes.

Los vándalos en Cartago y los lombardos en las llanuras del Po, expropiaron violentamente las tierras de sus
propietarios y los expulsaron, así como harían también los anglos, sajones y jutos con los bretones. Los francos,
alamos y bávaros se establecieron en vastos espacios casi deshabitados. En la Península Ibérica se calcula que pudo
haber un total de 25.000 suevos, de 100 a 150.000 visigodos, y unos 60.000 entre vándalos y alanos. Teodorico pudo
resguardar dentro de sus murallas en Pavía a toda la población ostrogoda, tal vez, unos 50.000

7.1 Integración y aislamiento

La debilidad numérica de los invasores hizo que vivieran agrupados y la prohibición de matrimonios
mixtos decretada por Valentiniano y Valente, fue renovada por visigodos y ostrogodos, que vieron en ella una
medida útil para salvar su propia identidad. La lengua fue uno de los elementos diferenciadores, y el latín se
introdujo con bastante rapidez entre ellos. Muchos reyes tuvieron preceptores y secretarios romanos, utilizándose
en sus cortes el latín, y redactando órdenes y reglamentos en dicha lengua. En sociedades romanizadas las lenguas
germánicas no tuvieron fuerza, al contrario de Inglaterra, Norte de Francia y Alemania, donde prosperaron.

Otro elemento diferenciador fue el Derecho, ya que los bárbaros se regían por leyes orales y el
procedimiento judicial se confiaba a expertos (rachimburgos). En algunos pueblos, la venganza privada (faida)
estaba regulada hasta que se cambio por la compensación económica (wergeld). Los daños corporales estaban
tasados, y su valor variaba según la calidad de las personas. El acusado podía probar su inocencia mediante el
juramento, apoyado por conjurados, o acudiendo a la prueba de la ordalía que consistía en salir indemne del agua
caliente, hierro candente, etc, así como también al duelo judicial. Este tipo de justicia nada tenía que ver con las
leyes romanas del Código Teodosiano (438) y Código Justinianeo (529).

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Los litigios entre romanos y bárbaros iban en aumento, por lo que se acudió al principio de personalidad de
las leyes, frente a la territorialidad del derecho romano. Esto motivo que se pusieran por escrito las leyes de
distintos pueblos bárbaros y para que fueran comprendidas por todos. Se redactó en latín, excepto las
anglosajonas. Así cada pueblo tuvo sus propias leyes:

 Los visigodos, el Código de Eurico


 Los francos, la Ley Sálica
 Los burgundios, la Ley de Gundobaldo
 Los lombardos, el Edicto de Rotario

La población de origen romano se regía por sus propias leyes, especialmente el Codex Theodosianus (438).

 En el reino visigodo La Lex Romana Visigothorum o Breviario de Alarico II (506)


 Entre los ostrogodos el Edictum Theodorici regis (461)
 Eentre los burgundios, la Lex Romana Burgundiorum

Con la continua fusión de de la población de origen romano y los distintos pueblos germánicos, fue
prevaleciendo el mencionado principio de territorialidad de las leyes, aplicándose la misma ley, indistintamente, a
todos los habitantes del reino

En España, el rey visigodo Recesvinto promulgó a mediados del siglo VII el famoso Liber
Iudiciorum con gran influencia del derecho romano, vigente en los reinos españoles durante muchos
siglos y traducido en la Baja Edad Media con el nombre de Fuero Juzgo.

Otro factor importante de diferenciación fue la religión, ya que la mayoría de pueblos bárbaros
profesaban el arrianismo, y algunos de ellos, el paganismo (francos, anglos, sajones y jutos). En contadas
ocasiones los bárbaros arrianos se mostraban tolerantes con los católicos, excepto los vándalos que los persiguieron
violentamente. La diferencia religiosa fue invocada por:
 el franco Clodoveo (recién convertido al catolicismo), para justificar su lucha contra el arriano Alarico
II;
 por Justiniano, para justificar sus conquistas frente a vándalos y ostrogodos;
 y por Leovigildo para conquistar el reino suevo.

Recaredo consiguió la unidad religiosa de la Península Ibérica en el III Concilio de Toledo en el 589.

7.2 La lenta fusión entre romanos y bárbaros

En zonas de mayor densidad romana, se ejercía una atracción de lo romano sobre lo bárbaro. Un
ejemplo de ello fue que Teodorico hizo renacer el Senado y nombró cónsules. En las ciudades, junto al comes
(conde) romano, se nombró un conde godo. Visigodos y ostrogodos imitaron el ceremonial bizantino y
antepusieron a su nombre el Flavius, típico de los emperadores romanos. Las monedas que acuñaron imitaron el
peso e inscripciones bizantinas.

Una clara discrepancia es la interpretación que dieron a la noción romana de res pública, ya que los
monarcas bárbaros consideraron el reino como una propiedad privada, con la que podían hacer lo que quisieran,
incluso fragmentarlo, como hizo Clodoveo al dividir el reino merovingio entre sus cuatro hijos.

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En algunos pueblos (francos) se impuso el principio hereditario y todos sus reyes pertenecían a la familia
Meroveo (de ahí el nombre de la dinastía Merovingia), mientras que en otros (ostrogodos, visigodos), el principio
electivo pugnó con el hereditario, acudiendo muchos monarcas visigodos a los concilios para confirmar su
legitimación. En los primeros tiempos, el título del monarca hace referencia a su pueblo y se podían titular como rex
Gothorum, rex Francorum, rex Burgundionum, etc. El monarca es el único que tiene el poder de mando (ban) y
de él emana la fuerza de protección de los débiles (mund), de origen pagano.

7.3 La economía

El asentamiento de los bárbaros reforzó el sistema agrario romano, donde la villa fue el dominio
agrícola predominante. La extensión oscilaba entre 2.000 y 4.000 hectáreas. Constaban de dos partes
fundamentalmente:
- el ager o tierras cultivadas (con la casa del propietario, cabañas de los siervos y colonos, almacenes, etc)
- y el saltus o tierras incultas (bosques, lagunas, etc).
- Junto a estas villas romanas o grandes latifundios se encuentra también el manso, unidades de explotación
familiar de entre 5 a 10 hectáreas.
- En los lugares fácilmente defendibles y cruces de caminos se hallan los vici y burg donde se practicaba el
comercio local.

La antigua ciudad romana (civitas) rodeada de murallas, se convirtió en centro administrativo y sede del
poder religioso, donde reside el conde (comes) y el obispo (episcopus), manteniendo una cierta actividad comercial y
artesana. Durante los siglos V y VI, tanto en el Sur de Francia como en España, Italia y Norte de Africa, las ciudades
siguen siendo eje ordenador de la actividad económica de su area de influencia y la administración, tanto civil como
eclesiástica, ya que en ellas residen los descendientes de las familias senatoriales provinciales y elobispo. Los
mercaderes judíos y los llamados en los textos transmarini negotiatiores (griegos y sirios), proveen artículos de lujo
y esclavos a las clases acomodadas, ya que el comercio a través de Rávena, Marsella o Barcelona, aunque
disminuido, no cesaba. El patrón de moneda era el nomisma bizantino, sustituido por el tremisis de 1/3 de su valor.

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TEMA 2.- EL IMPERIO ROMANO DE
ORIENTE FRENTE A LA
PERSIA SASÁNIDA
1.- LA CREACION DEL IMPERIO DE ORIENTE (395-527)

Entre los siglos IV-VII, el Imperio de Oriente vivió un periodo de tránsito con lentas transformaciones o
reelaboraciones internas, al margen de las invasiones de Occidente. Según los expertos, estos cambios obedecen a
una evolución interna y una cristianización donde la Iglesia (denominada ortodoxa, por las numerosas querellas
doctrinales), se identificó con el pueblo y la sociedad, y también a una orientalización fomentada por sus
relaciones con persas y armenios. El griego era la lengua de la cultura, y el latín la del ejército, hasta el punto
de que el vocabulario griego militar era una adaptación de palabras latinas.

Tras la partición del Imperio por Teodosio en el año 395, el imperio de Oriente, conocido con
el nombre griego de Byzantium, disfrutó de un largo periodo de tranquilidad al desviarse los pueblos germanos hacia
Occidente. Las grandes aportaciones de este periodo fueron:

 La fortificación de Constantinopla con las célebres murallas de Teodosio, que garantizó la


inexpugnabilidad de la ciudad durante siglos.
 La promulgación del Codex Theodosianus, que recopilaba las leyes imperiales desde Constantino, y que
sería adoptado posteriormente por los pueblos germánicos.

Tras la muerte de Teodosio, su hijo Arcadio se convirtió en augusto de Oriente (una sucesión que
sancionaba la separación de facto del Imperio Romano), pero los lazos familiares que unían a las dinastías de Rávena
y Constantinopla mantuvieron las formas hasta la extinción del linaje de Teodosio. A la muerte de Arcadio, dejaba un
hijo de 5 años tutelado por su hermana mayor Pulqueria y su marido Marciano. Sin embargo, la influencia de los
jefes germanos que acaudillaban las tropas bárbaras al servicio del emperador llegó a ser determinante tras la
muerte sin descendencia de Marciano, pudiendo influir en el nombramiento del siguiente emperador.

En el 457 llegó al poder León I el Tracio, candidato del partido germánico, liderado por el alano Aspar. Fue
coronado por el Patriarca de Constantinopla, en línea con la teoría imperial, convirtiéndose esta sanción religiosa en
el elemento imprescindible para la entronización del emperador oriental. Para paliar la influencia de los partidos,
León introdujo nuevos cuerpos en el ejército, como los isáuricos (de Asia Menor), y cuyo jefe, Zenón, contrajo
matrimonio con Ariadna (hija de León I), transmitiéndole así los derechos al trono.

Su medida más controvertida fue el Edicto de Unión, por la que


trataba de solucionar la querella monofisita (defendida por Cirilo el patriarca
de Alejandría) sobre la naturaleza de Cristo, condenada por el Concilio de
Calcedonia de 451, acercándose a Egipto y Siria a través de su tolerancia. El
Henótico, redactado por el patriarca Acacio de Constantinopla, condenaba
tanto los postulados del monofisismo, como el Concilio de Calcedonia,
imponiendo el credo del Concilio de Nicea del 325, en el que quedaba de
manifiesto la división entre los patriarcados de Alejandría y Constantinopla.

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Este decreto no satisfizo a nadie: por un lado, los monofisitas siguieron alejados del emperador, y por otro el Papa
Felix III y el patriarca Acacio se enfrentaban por la primacía en lo que sería el primer Cisma entre Roma y
Constantinopla.

Ariadna transmitió los derechos imperiales a Anastasio I (su segundo marido y miembro de la guardia
personal de Zenón), quien para gobernar tuvo que enfrentarse con Longino (hermano de Zenón) y numerosos
enemigos externos. A su muerte, debido a la notable reforma económica (498), y sin abolir el impuesto más odiado
por comerciantes e industriales (chysargyrion), dejó una importante reserva económica providencial para la
obra justinianea. Anastasio recibió una célebre carta del Papa Gelasio I recordándole, que el poder tiene dos
ámbitos, el religioso (del Papa), y el político (del Principe), pero la situación en Roma era ya de cisma abierto. Para
sucederle fue elegido Justino I (518-527), capitán de la guardia palatina, de origen campesino y buen militar, el cual
abolió el Henótico y restableció las relaciones cordiales con el Papado.

LA CREACIÓN DEL IMPERIO DE ORIENTE


En los mil años que duró la Edad Media, el Imperio bizantino (prolongación de las Pars Orientis del Imperio
romano) sirvió de barrera a la naciente Europa occidental (476-1453). A lo largo de siglos mantuvo una
interminable secuencia de combates frente a pueblos que asediaban sin tregua sus fronteras (sármatas,
escitas, ávaros, búlgaros, sasánidas, árabes, turcos).
Tras la división
El Imperio bizantino, alejado ya de Roma y de la Pars occidentis, ocupada por los germanos, se orientaliza y
de Teodosio
acentúa cada vez más, en lengua y cultura, su carácter griego.
(395) Una sociedad intensamente cristiana, con un gran desarrollo monástico y un acentuado interés por las
cuestiones teológicas.
Distanciamiento creciente respecto de la Iglesia romana (que desembocó en el Gran Cisma de 1054, que
pervive hasta hoy).
Superficie del Imperio > Dos prefecturas: Illyricum (13 provincias) y Oriente (51), con cinco diócesis
(Illyricum, Tracia, Asia, Ponto, Oriente y Egipto).
Incremento territorial considerable con Justiniano y, en adelante, reducciones sucesivas (singularmente las
debidas a la expansión árabe).
Bizancio como Vitalidad urbana: Constantinopla, Andrinópolis, Tesalónica, Atenas, Antioquía, Cesarea, Alejandría.
Imperio Tareas de gobierno múltiples y complejas:
 asegurar la estabilidad interior y orden administrativo (frente a tendencias centrífugas y
feudalizantes);
 mantener la inicial prosperidad económica (con notables disponibilidades de oro y sólida moneda),
marítima y comercial (gran plataforma de intercambios).
El emperador es revestido de carácter sagrado (Basileus). Sucesión de dinastías imperiales, sin normas de
sucesión precisas (herencia romana).
Tendencia al cesaropapismo.
Sucesión de Teodosio hasta Justiniano:
 Arcadio: hijo de Teodosio.
 Marciano: marido de Pulqueria, esposa de Teodosio y madre de su hijo.
 León I el Tracio: candidato del partido germánico, militares de origen bárbaro.
Casa imperial
 Zenón: marido de Ariadna, hija de León I.
 Anastasio I: segundo marido de Ariadna.
 Justino I: jefe de la guardia palatina, por elección.
Fase transicional (395-527) Arcadio (395-408). Teodosio II (Codex Theodosianus. 438). En 476, Odoacro
envió las insignias imperiales al emperador Zenón (474-491) > Se produjo así la restauración teórica de la
unidad del orbis romanus. Anastasio (491-518) organizó un potente circuito fortificado en torno a
Constantinopla y llevó a cabo una reforma financiera.

2.- LA EXPANSION DEL IMPERIO BAJO JUSTINIANO (527-565)


2.1 Gobierno y organización territorial del Imperio. La obra legislativa

Con Justino I dio comienzo la dinastía que conduciría al mayor apogeo político de Oriente, con el momento
de mayor esplendor, por parte del gobierno de su sobrino Justiniano, movido por la idea de restauración del

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Imperio Romano de los césares. Para entonces, el concepto de Imperio, había cambiado, aproximándose a teorías
orientales de un poder ejercido porque el pueblo lo había cedido, donde el emperador pasa a ser autocrátor, ya
que el poder le es otorgado por designio divino.

Justiniano (527-565) fue asociado al trono sin incidentes, y su


mitificación por parte de la historiografía ha sido matizada en los últimos años,
al tener en cuenta sus numerosas y flagrantes derrotas, importante crisis
económica por los gastos de financiación de su proyecto, además de catástrofes
naturales como una gran epidemia en el 542 y varios terremotos. Contó con
personas extraordinarias, como su mujer Teodora, el jurista Triboniano, el artífice de
la reforma administrativa Juan de Capadocia, y los generales Narsés, Belisario,
Mundo y Liberio, cuyas gestiones fueron admirablemente narradas por Procopio de
Cesarea (secretario de Belisario), en sus 8 libros dedicados a las campañas contra
persas, vándalos y ostrogodos. Este último también narra sobre nuevas construcciones,
e incluso intimidades de la Corte (en su Historia Arcana), todo ello siguiendo los
modelos de Herodoto y Tucídides.

Los primeros 5 años de reinado fueron malos, ya que la plebe de


Constantinopla (sometida por crecientes impuestos y agobiada por la paz humillante impuesta por Persia), se rebeló
durante las carreras del Hipódromo, en la revuelta de la Niké (532). Durante 6 días saquearon e incendiaron los
mejores edificios de la ciudad. Justiniano estaba dispuesto a huir, pero Teodora hizo que recobrara el valor y
encargara a Belisario el sofocar el tumulto, convirtiéndose en una represión tan sangrienta que se comparó con la
matanza de Teodosio en Tesalónica.

En consecuencia, se reformó la administración (535-36) por el prefecto de pretorio, Juan de


Capadocia con 100 constituciones en poco más de año y medio. Los obispos se convertían en jueces de los
administradores que, en las provincias fronterizas, detentaban los poderes militares y civiles. También se
parcelaron las provincias demasiado extensas para evitar el aumento de poder y ambición de los gobernadores.
Su obra fue continuada por su sucesor Teodoto y por Pedro Barsanes (acusado de vender trigo de la annona
destinada a Constantinopla y repartir trigo podrido a la plebe), el cual fue destituido y desterrado.

Otro elemento que ayudo a fraguar el apogeo del Imperio de Oriente fue la reforma del Derecho
Romano para adecuarlo a Oriente y que fue vital para la cristalización de los derechos germánicos del Occidente
europeo. Triboniano era ministro de justicia (questor sacri palatii), y consejero a inicios del reinado de Justiniano,
el cual propuso al emperador la compilación de leyes existentes en un solo código, que contemplara el de
Teodosio II y los dos anteriores de Gregorio y Hermógenes. Se llegó a pensar en elaborarlo en griego, aunque
Justiniano accedió sólo si se hacía en latín. Se reunieron 10.000 juristas encargados de revisar y codificar todo el
Derecho, unificándolo y conservándolo en su lengua original.

De la comisión presidida por Juan de Capadocia formaban parte Teófilo (profesor de la Academia de
Derecho en Constantinopla), y Doroteo (profesor de la Escuela de Beirut). Se compilaron disposiciones imperiales
desde Adriano hasta Justiniano, terminándose en el 529, con el nombre de Codex Iustinianeus Fue necesaria
una refundición (Codex repetitae praelectionis) en el 534, con la adición de las decisiones adoptadas por Juan de
Capadocia. Debido al trabajo enciclopédico durante 3 años, revisando más de 2.000 obras procedentes de la
biblioteca de Triboniano, se publicó el Digesto o Pandectae, dividido en 7 partes y 50 libros. Poco antes aparecieron
las Institutiones (533) en latín, que junto a las Novellae (leyes nuevas en griego o bilingües), venían a completar el

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Corpus Iuris Civilis, constituyendo la fuente fundamental del derecho bizantino durante siglos. Ello, sería con el
tiempo, la base donde se apoyaría el redescubrimiento del Derecho Romano, estudiado por legisladores occidentales
de los siglos XII y XIII para fundamentar la supremacía de sus monarcas frente al feudalismo.

Esta obra legislativa permite conocer las INSTITUCIONES DEL IMPERIO, siendo las siguientes:

 El emperador (imperator, autocrator o basileus en griego), era la personificación del Estado, jefe del
ejército y detentador del poder supremo. Era santo, al mismo nivel que los apóstoles, y propagador de la fe
cristiana. Era augusto y también el señor (déspotes), donde la dignidad era en teoría, por delegación del
pueblo, electiva y no hereditaria, aunque los depositarios de dicha elección eran la corte o Sacro Palacio, el
ejército y el senado de Constantinopla, consolidándose con el tiempo, el derecho del emperador a designar
sucesor en vida.

 La emperatriz o señora (despoina), gozaba de los mismos títulos y privilegios que su esposo, viviendo en el
gineceo del Sacro Palacio, rodeada de damas cortesanas, eunucos y sus hijos. Aunque rara vez se la veía en
público, ejerció gran influencia en el gobierno, sobre todo en época de Justiniano. El Sacro Palacio era la
casa civil y militar del emperador, centro de administración, sede de consejos y oficinas. Todo acto o
ceremonia, constituía una verdadera liturgia palatina, que incluía una parafernalia de vestiduras de seda
color púrpura, cantos, cirios, incienso, órganos de plata, etc.

 El Consistorio del Príncipe, estaba formado por jefes de distintos servicios con vinculaciones cortesanas y
títulos nobiliarios, junto con los consejeros de Estado (comités consistoriani). El ministro de interior y jefe
de la casa imperial (magister officiorum), era el primer dignatario de la jerarquía civil, del cual dependían
oficinas (scrinia), cuerpos de guardia palatina (scolae), arsenales, correos públicos, policía estatal, y la
inspección administrativa de los ejércitos fronterizos (limitanei).

 El Jefe de la Cancillería (quaestor Sacri Palatii) dirigía las oficinas de expedición de órdenes, mandatos y
rescriptos, y el jefe de la Hacienda (comes Sacrarum largitionum), era el encargado del erario y distribución
de donativos, dependiendo de él, una serie de funcionarios provinciales (comités y procuratores).

 Existía un Conde Administrador de los fondos personales del emperador (comes rerum privatarum), de
quien dependían los contables.

 El jefe de las habitaciones imperiales (praepositus sacri cubiculi), solía ser un eunuco que dirigía a los
criados y servidores de la corte.

 Al frente de la jerarquía militar se hallaban los generales en jefe de los ejércitos imperiales (magistri
militum), responsables del orden y sus subordinados, los generales (duces), jefes de tropas de provincia, los
protectores, y los instructores.

 Desde el siglo VI, los exarcas de África y de Italia pasaron de ser meros jefes de tropa, a convertirse en
gobernadores generales, donde en África perdurarían hasta la conquista árabe en el 698, y en Rávena
(Italia), hasta la conquista lombarda en el 751.

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Instituciones
 El Senado de Constantinopla y las asambleas (restringidas o generales), constituían los organismos
consultivos del Estado.
 Las asambleas generales se celebraban en el Hipódromo de Constantinopla definiéndose dos facciones, la
Verde (asociada a la Roja, partidarias del orden establecido), y la Azul (popular-monofisita, innovadora y
reformista).
 Las grandes ciudades como Constantinopla, Tesalónica, Alejandría, Oxirincos, y Antioquía, tenían curias
municipales presididas por el prefecto de la urbe (eparca), o gobernador, que nombraba a los pretores
urbanos, cuidaba del aprovisionamiento, la policía, el orden y la enseñanza.
 Fuera de esta organización, pero de gran importancia eran las demos, derivadas de los antiguos partidos del
hipódromo, los azules y verdes, que eran verdaderas organizaciones políticas formadas por masas populares
dirigidas por un caudillo nombrado por el gobierno. Los azules tenían una base senatorial y terrateniente,
mientras que los verdes eran liderados por comerciantes y burócratas de la corte.

Política Exterior
Justiniano tuvo que hacer frente a persas, ostrogodos, vándalos y visigodos, frenando el avance de
los pueblos eslavos que, ante el empuje provocado por los ávaros, se asentaron en los límites del territorio bizantino,
llegándose a instalar en Macedonia y Mesia. En el 532, Justiniano firmo la paz con Persia, tras rivalizar por el dominio
de los estados árabes de los ghasaníes y lajmíes (o himyaritas), y en el control de las rutas comerciales.

La expansión del dominio bizantino fue encargada a BELISARIO (general tracio de origen germánico), el
cual, ejecutaba los planes trazados de antemano, con sorpresa y rapidez, proporcionándole muchos éxitos en
batalla. Este general fue amigo de Justiniano, y ayudante de campo de Justino, y tras el desastre contra Persia en la
derrota bizantina de Calínico en el 531, y la matanza del Hipódromo, se embarcó con un ejército reducido, con la
misión de destruir el reino vándalo de Gelimer, confiscar el tesoro y reconquistar el territorio vándalo.

Posteriormente recibió la orden del emperador de ir contra el reino ostrogodo, y simulando partir hacia
Cartago, tomó Sicilia en una rápida campaña, dejando una guarnición en Siracusa, para inmediatamente embarcar
hacia Italia, y asediar y entrar en Nápoles por el acueducto, estableciendo allí una guarnición de 300 hombres y
continuar hacia Roma. En tan sólo 4 años consiguió la pacificación de la mayor parte de Italia. Una campaña contra
Persia en el 544 y contra invasores búlgaros en el 559, fueron sus últimas acciones, antes de ser acusado por el
emperador de quedarse parte de los tesoros, muriendo poco después del año 560.

Otros jefes militares destacados fueron Juan Troglita (que sofocó la rebelión de los mauros en el Norte de
África, en el 548), y Mundus, y el eunuco Narsés (encargado de completar la obra de Belisario en Italia, gobernándola
con titulo de patricio y residencia en Rávena).

Demográficamente el imperio tendría entre 20 y 30 millones de habitantes (con 600.000 habitantes en


Constantinopla y 200.000 en Alejandría y Antioquía), llegando a tener en sus filas 645.000 hombres acantonados en
distintas provincias y exarcados antes del año 552. Tras los problemas del siglo III, la población se fue recuperando
hasta el gran estallido de peste bubónica del 542, donde se calcula que murieron un 40% de los habitantes,
posibilitando la instalación de los eslavos.

21
2.2 La economía bizantina

La base económica era la agricultura, cuya explotación de la tierra fue heredada de Roma, cultivándose de
la misma manera y manteniendo la triada (cereal, vid y olivo), con pequeñas modificaciones en las especies.
Predominaba el hábitat en aldeas (kome o jorion), y las condiciones de los cultivadores adscritos a la tierra
(enarógrafoi), aun siendo colonos libres, se acercaba a la servidumbre, ya que no podían ser separados de la tierra
que cultivaban, en especial a partir de los años 541-44, donde se necesitaba más mano de obra tras la epidemia de
peste.

Junto a los propietarios, la legislación descubre la existencia de:


 el enfiteutas o trabajador a censo, cuyos derechos se transmitían por generaciones y eran
traspasables incluso.
 cultivadores de tierra ajenas mediante contrato de arrendamiento
 colonos dependientes o georgoi. El colonato seguía siendo la formula más usual y el trabajo se
realizaba con los sistemas e instrumental del mundo romano.

Constantinopla era el gran centro comercial internacional, aunque Siria y Egipto, se distinguían por sus
importantes actividades comerciales, mientras que Asia Menor, era principalmente ganadera y agrícola. Los
impuestos indirectos (vectigaliae) gravaban la venta y circulación de bienes y mercancías. El Estado monopolizaba la
importación de artículos de lujo, industrias alimenticias básicas (pan), y ciertas industrias
suntuarias como la fabricación de brocados.
Algunos comerciantes actuaban como agentes estatales (comerciarii), y adquirían en las
aduanas la seda en rama de China (en época de Justiniano se descubrió el secreto de la
producción de la seda), especias de la India, esclavos del Cáucaso y perfumes de Arabia, que
llevaban a los mercados de Antioquía, Alejandría, Tesalónica y Constantinopla, para ser
revendidos. Aunque los impuestos se llevaban gran parte del beneficio, las ganancias no dejaban
de ser elevadas, y los comerciantes se convirtieron con el tiempo en cambistas de
monedas y banqueros.

La legislación de esta época nos permite conocer los primeros tipos de sociedad comercial:
 Asociación total de bienes para negociar (koinopraxía)

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 Asociación para un negocio puntual (compraventa de esclavos, aceite, trigo o vino), donde la
participación en pérdidas y ganancias eran a partes iguales, o a tercios. Solían ser 2 los socios, y la
renuncia de cualquiera de ellos implicaba la disolución de la sociedad.

2.3 Las cuestiones religiosas

La Iglesia estaba mediatizada por el Estado, mediante una política religiosa imperial. La cuestión más
conflictiva fue el enfrentamiento entre:
 Monofisitas  la unión de las dos naturalezas de Cristo es tan íntima que garantiza la unidad de la persona
de Cristo y hace de ellas una sola naturaleza, con predominio de lo divino para asegurar la redención.
 y diofisitas  seguidores de la doctrina que establece que Cristo poseía dos naturalezas, una divina y otra
humana.

El monofisismo pasó por varias etapas: inicialmente condenado, después aceptado en Éfeso (449) bajo la
presidencia del patriarca Dióscoro, y posteriormente condenado de nuevo en Calcedonia en el 451, donde fue
depuesto el mencionado Dióscoro, suscitando las protestas de los monofisitas de Alejandría y los monjes de
Palestina, que llegaron a matar a un patriarca y contando con el apoyo de la emperatriz Eudoxia (esposa de Arcadio).

Subyacía también el reconocimiento de Constantinopla como la Nueva Roma, en detrimento del patriarcado
de Alejandría que, junto a Antioquía, rechazaron Calcedonia. El emperador Zenón con su Henoticón, como antes
hemos visto, volvió al estado anterior a Calcedonia y posteriormente el Papa Felix II, decretó la excomunión del
patriarca Acacio, produciéndose la ruptura completa entre la Iglesia de Oriente y Occidente, el llamado cisma
acaciano (484-519), época en la que el monofisismo se extendió rápidamente por Oriente.

Justino I restableció la paz en el 519, con el reconocimiento del primado romano por parte de los obispos
griegos, pero el monofisismo seguía siendo un peligro para la unidad del imperio.

Justiniano intentó la conciliación de los monofisitas en la Iglesia Imperial, pero sus decretos no fueron
aceptados por Roma. La tendencia a que en la Iglesia oriental se siguiera la voluntad del emperador (proclamada ya
por el Patriarca en el Concilio del 536), se mantuvo en el V Concilio Ecuménico del 553. Por su lado, la emperatriz
Teodora obstaculizó las misiones ortodoxas de evangelización, enviando monjes monofisitas, y protegió al Patriarca
de Constantinopla, Antimio (sospechoso de herejía, excomulgado y condenado al exilio por Justiniano).

2.4 La primera edad de Oro: renovación cultural y artística

En el aspecto artístico, los mejores colaboradores de Justiniano


fueron los arquitectos Isidoro de Mileto y Antemio de Tralles, quienes
diseñaron el Templo de Santa Sofia (Hagia Sofia) en Constantinopla, y
en la cual trabajaron 10.000 obreros en un espacio de 6 años (532-37).
Remozada así (como contrapunto a la basílica constantiniana de San Juan
de Letrán en Roma, o la Iglesia-Panteón de los Santos Apóstoles, donde
Constantino había sido enterrado), la principal Iglesia de Constantinopla,
por sus dimensiones y originalidad, promovía la renovación del Imperio

Romano. Otras construcciones a destacar fueron:

 La Iglesia de Santa Irene y la cisterna de agua en la capital.


 Las murallas de Darás y Palmira.

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 Las fortificaciones de las Termópilas.
 Los templos de San Vital y San Apolinar Nuevo (Rávena), y sus mosaicos.

El resto de la arquitectura civil y palaciega se recoge en el De edificiis de Procopio. Antemio de Tralles fue también un
gran matemático, lo mismo que Proclo, y en el campo literario florecieron, los monjes orientales, Juan Clímaco
(autor de la Scala Paradisi), y Juan de Éfeso (con su Historia Eclesiástica).

JUSTINIANO (527-565) Y SU OBRA


A Justino I (518-527), rudo militar, le sucedió su sobrino Justiniano (527-565), notable jurista imbuido del
concepto de Romania. Su reinado marcó el apogeo del Imperio Bizantino.
Justiniano
Colaboradores Su mujer, la célebre emperatriz Teodora; los generales Belisario y Narsés; los grandes
juristas, Juan de Capadocia, prefecto del pretorio, y Triboniano.
Centradas en la reconquista de la Pars occidentis, principal aspiración de Justiniano, que se llevó a cabo en
detrimento de la situación en los Balcanes y en Oriente, muy comprometida.
Frente a Cosroes I (531-579), el “Alejandro persa”, que conquistó Siria, Antioquia (540) y el Cáucaso, se
firmaron las paces de 532 y 562, con indemnizaciones.
Contención insuficiente, también mediante concesiones varias, de las correrías terribles de hunos, eslavos
Acción militar y
y otros pueblos invasores en los Balcanes.
conquistas
Reconquista de Pars Occidentis Restauración del mare nostrum:
1. Norte de África (Belisario);
2. Italia (Belisario y, al final, Narsés), con fuerte resistencia de ostrogodos (Totila);
3. Sureste de Hispania (por Liberio, aprovechando la pugna entre los reyes visigodos Akila y
Atanagildo; la presencia bizantina en España duró hasta c. 630)
El Corpus iuris civilis: magno programa de restauración de la ciencia jurídica, de depuración e integración
del Derecho romano, amenazado de extinción. Triboniano, quaestor sacri palatii.
Código (Codex), recopilación sistemática de la legislación romana (leges)

Obra legislativa Digesto o Pandectas, recopilación crítica y adaptación de la jurisprudencia romana (iura) a
Componentes base de las obras de Gayo, Papiniano, Paulo, Ulpiano y Modestino. El Digesto será en
del Corpus adelante la base fundamental de la ciencia romanista, hasta la actualidad.
Instituta (manual de derecho para estudiantes) y las Novellae (legislación imperial
reciente).
La insurrección de Nika (partió del hipódromo de Constantinopla, protagonizada por los partidos verde y
azul; existencia de descontento por el incremento de impuestos; voluntad de resistencia de Teodora: “la
Vida pública púrpura es un hermoso sudario”; la dura represión de Belisario).
Depuración administrativa, política de “manos puras”; papel de vigilancia atribuido a los obispos.
Desarrollo Santa Sofía de Constantinopla y las iglesias de Rávena (San Vital, San Apolinar Nuevo y San Apolinar in
artístico Classe).

3.- LOS SUCESORES DE JUSTINIANO


HASTA HERACLIO

Al morir Justiniano, el imperio quedaba


engrandecido territorialmente, pero exhausto
económicamente. Las consecuencias inmediatas
tuvieron su reflejo en la pérdida de territorios:

 Los lombardos arrebataron la mayor parte de


Italia, dejando a los bizantinos la franja entre
Roma y Rávena, Apulia, Calabria y Sicilia,
destrozando la política de renovación imperial.
 Por otro lado, las migraciones de ávaros y
eslavos asolaron Tesalónica y los Balcanes,

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dejando grupos de población eslava en toda Grecia.

El gobierno de Mauricio (582-602) fue de gran transcendencia por la creación de los exarcados como
unidades administrativas en Italia y África, frente a la situación de las ultimas invasiones. Mauricio concibió unas
circunscripciones excepcionales, donde el poder civil y militar estuvieran unidos por un general (strategos), y
la defensa en manos de campesinos-soldados de otras partes del imperio, que recibían una parcela de tierra,
siguiendo el sistema de los limitanei romanos. Este sistema fue el precedente de themas del siglo VII.

Pero Mauricio fue liquidado por Focas, junto a su familia entre el 602-10, en una rebelión que
aprovechaba la debilidad imperial, el aumento del poder senatorial, y el descontento del pueblo y el ejército. Su
gobierno fue conocido por el retorno de la amenaza persa, al romperse el pacto firmado entre Cosroes II y
Mauricio. Fue precisamente el peligro de esta invasión, la que llevo a la sublevación del exarca de Cartago y la
instauración de los Heráclidas en el 610.

4.- LA PROVINCIA BIZANTINA DE HISPANIA

En el 549, la elección por parte de la aristocracia del emeritense Agila para ocupar el trono visigodo, y su
enfrentamiento con las grandes familias gobernantes de la Bética, provocaron el levantamiento en Sevilla del noble
Atanagildo. Al recibir la llamada de auxilio a través de Ceuta de Atanagildo, Justiniano vio la oportunidad de
ampliar el Imperio con la provincia de Hispania, y ordenó embarcar un ejército desde Sicilia, mandados por el
patricio Félix Liberio (antiguo prefecto del pretorio de las Galias, Gobernador de la provincia africana, y receptor de
la llamada de auxilio). La guerra duro 5 años, hasta que las tropas de Agila se rebelaron y lo asesinaron en el 555, a
la vez que terminaba la lucha imperial por Italia.

La intervención de Justiniano en la Península Ibérica provocó la ocupación de una parte importante de


litoral sudoriental. Liberio conquistó Cartagena, Málaga, Murcia y Córdoba, estableciendo el dominio
bizantino en Hispania, y nombrado como magister militum Hispaniae. La penetración bizantina hacia el interior llegó
a Medina-Sidonia y Baza, formándose así la provincia de Hispania, que incluía Baleares en el 540, mientras Ceuta
pasó a formar parte de la provincia Mauritania II.

Es posible que Córdoba hubiera sido capital de la provincia


bizantina de Hispania hasta el 572, pasando a partir de entonces a
Cartagena. Bajo poder bizantino, se trasladó la sede de la diócesis a
la basílica de San Vicente de Córdoba, donde se construyeron
edificios palatinos y se amuralló la zona sur de la ciudad. Se
establecieron castra para defender la frontera interior, fortificando y
ampliando el puerto de Cartagena, que paso a ser la capital.

La influencia cultural bizantina sobra la visigoda fue


decisiva, sobre todo en conceptos políticos y legislativos,
manifestándose en el arte y en las concepciones urbanísticas y militares de Recópolis. Las ofensivas visigodas fueron
bajo Sisebuto (612-621), que consiguió tomar Málaga y Cartagena, y Suintila (621-631), que aprovechó las
dificultades del Imperio de Oriente para acabar con la presencia bizantina en Hispania.

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5.- EL IMPERIO ORIENTAL Y LOS PUEBLOS ESLAVOS.

Estos pueblos aparecen designados como eslavos en la frontera del Imperio Romano Oriental, cuando
Justiniano comienza a redefinir y a urbanizar la frontera danubiana y de los Balcanes. El término sklabenoi aparece
en el siglo VI para dos grupos que hablaban una forma similar de protoeslavo: los esclavenos, de donde deriva
eslavos, y los antes, en Ucrania.

En principio, los eslavos penetraron y eslavizaron el Imperio desde la ribera Norte del Danubio, en buena
parte de la península balcánica, produciéndose la asimilación progresiva de la civilización Bizantina por parte de los
eslavos, según Procopio. En la década del 540 llegaron incluso hasta Constantinopla, mientras que los bizantinos
trataban de desviarlos como mercenarios para atacar a los godos en otros frentes, produciéndose la conversión al
cristianismo de algunos de sus oficiales.

Al marchar los lombardos hacia Italia en el 565, un pueblo turco, los avaros, se instaló en el Danubio medio,
frenando a los eslavos y sometiendo a parte de sus tribus meriodionales. A partir de entonces se suceden las
incursiones eslavas, bien escapando de los avaros, bien combinadas con éstos, abandonándose a su paso algunas
sedes episcopales bizantinas, al Sur del Danubio.

En el 580 se produce el primer establecimiento eslavo en suelo griego, en la ciudad de Sirmio, que fue
destruida y sus habitantes deportados al Norte del Danubio, para colonizar los territorios ávaros. Bizancio había
perdido todo el territorio al Norte de Salónica. La derrota de los ávaros por los bizantinos frente a los muros
de Constantinopla en el 626, permitió la sublevación de varias tribus eslavas, independizándose algunas de ellas
al mando de Samo (un mercader franco), y
extendiendo su dominio por el Danubio superior y
medio, con capital en Nitra. Los descendientes de los
deportados aprovecharon la coyuntura y se
sublevaron, venciendo a los ávaros y regresando a sus
lugares de origen guiados por Kuver o Kuvrat en el 640.
Samo repartió su reino eslavo entre sus hijos, pero en
el 679 cayeron bajo dominio del pueblo turco de los
búlgaros, que conquistaron las tierras eslavas situadas
entre el Morava y el Mar Negro, ante la presión de los
jázaros. Asparuk fue el responsable de la unión entre
búlgaros y eslavos meridionales hasta formar una sola
unidad, conocida como reino de Bulgaria, que tuvo un
importante papel en la política balcánica.

6.- EL IMPERIO PERSA SASANIDA


6.1 La dinastía Sasánida

El origen de esta dinastía es oscuro, pero representa el triunfo de los dirigentes locales de la zona de Fars
sobre soberanos partos y sus vecinos en torno al siglo III. Ardashir I (? – 240), que se atribuyó una ascendencia
mitológica de Sasán, sacerdote del templo de Anahita en Istar, fue el fundador de la dinastía y lideró una coalición
que destronó al último rey parto, Ardavan. Intentó extirpar del país la influencia helenística, lucho sin tregua contra
el Imperio Romano, y probablemente fundó uno de los poblados que integrarían más tarde el conglomerado urbano
de Ctesifonte. Continuaron su obra su hijo, Sapor I, y Sapor II (vencedor de Juliano el Apóstata).

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Tras la caída de Roma, la política exterior basculó entre el enfrentamiento y la amistad con Bizancio.
Yezdigerdes I fue tutor de Teodosio II por encargo de Arcadio, manteniéndose la paz tras la firma de un tratado
en el 421, donde ambos imperios se comprometían a no edificar nuevas fortalezas en la frontera. La situación de los
cristianos en Persia mejoraba, en detrimento de los zoroastras, pero el enfrentamiento con los hunos sumió al
Imperio Sasánida en una crisis moral y económica a fines del siglo V, en la que se sucedieron varios
emperadores que basculaban entre la persecución y aceptación del cristianismo.

Kavad I, emprendió reformas sociales, como parcelar latifundios a favor de los campesinos pobres, y
disminuir los privilegios a la nobleza. Impuso la comunidad de bienes y mejoras para todos sus súbditos (incluidas las
mujeres), provocando grandes disturbios y ocasionando su caída. Los hunos heftalitas le ayudaron a recuperar el
trono, y tras una corta guerra en la que Kavad se apoderó de Armenia, se firmo la paz con Bizancio en el 506, con
quién volvería a enfrentarse por su alianza con los lajmíes. Las reformas de esta época a veces se
atribuyen a Cosroes I.

El gobierno más fructífero fue sin duda el de Cosroes I (531-579), que accedió al trono
tras ejecutar a sus hermanos, y emprendió una política belicista contra Justiniano, llevándole a
conquistar el Yemen, Siria, y Antioquía en el 540. Muchos de los habitantes fueron deportados a
Asiria, y se consiguió arrebatar a Bizancio el país de los lacios o colcos (Cáucaso), con la ayuda de los
hunos saberios que habitaban el norte de las montañas. La recuperación de esta región en el 562, le
supuso a Bizancio el pago de 30.000 monedas de oro anuales, como bien relata Procopio de Cesarea
en su obra. Cosroes, aliándose con los turcos, logró vencer a los hunos heftalitas.

En la administración del Imperio, se dedicó a elaborar catastros, reformar los impuestos según la
fertilidad de las tierras, y a favorecer la traducción al persa pahlavi de Homero, Platón y Aristóteles. La
organización de su vasto territorio se basó en la figura de los dehcanes (caballeros que poseían un poblado), y en
familias enteras como colonos en la frontera (modelo antecesor a los temas bizantinos). Grandes sistemas de
irrigación como el Canal de Nahrawan, sirvieron para extender áreas de cultivo, mediante una enorme inversión de
fondos públicos.

Hormizdas IV (hijo y sucesor de Cosroes I), se enfrentó con la nobleza y sacerdotes por sus medidas para
favorecer a los cristianos. Esto provocó la sublevación del general Bahram, que instauró al joven Cosroes II para
autoproclamarse soberano, refugiándolo en la corte bizantina. Cuando Mauricio (que le ayudo a recuperar el trono),
fue asesinado en Calcedonia en el 602, Cosroes II se erigió como vengador suyo. Se enfrentó a los turcos para
mantener la paz en el frente norte y se dirigió contra Asia Menor, Siria y Egipto, saqueando durante 3
días Jerusalén en el 614, matando a 50.000 cristianos, y amenazando Constantinopla en el 620. Heraclio
en persona, junto a los armenios, invadió Azerbaijan, y en una rápida campaña, venció las tropas sasánidas ante
Nínive y entró en la capital, Ctesifonte, en el 628, donde recuperó la reliquia de la cruz de Jesucristo, que devolvió
a Jerusalén en el 630. Cosroes II fue destronado y sustituido por su hijo, el cual tuvo que firmar una paz humillante, y
evacuar Armenia, Siria, Egipto y parte de Mesopotamia.

El fin del imperio se produjo en una fase de debilitación con la sucesión de 12 reyes en menos de 5
años. El último rey, Yezdigerdes III (príncipe de Istajr), reunió un ejército de 120.000 hombres, que fue destruido por
los árabes en Kadesiya en el 637. Los árabes combatientes habían sido mercenarios persas y conocían bien el
sistema de lucha sasánida, por lo que tomaron Ctesifonte y ocuparon casi todo el país en el 644. Yezdigerdes

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III huyo en busca de apoyo turco, pero fue asesinado en las cercanías de Merv en el 651, y sus territorios pasaron al
califato islámico.

6.2 Organización territorial y administrativa del Imperio Persa

El Imperio Persa se convirtió en un imperio urbano con una de las maquinarias administrativas
más importantes del mundo, dejándose sentir su influencia a lo largo de toda la Alta Edad Media. Los
emperadores persas refundaron innumerables ciudades con su nombre, insertando en algunas de ellas en topónimo
Iran, lo que indica una voluntad de revivir la gloria de los arios.

El Imperio se divide en:


 Territorio central: Irán, que corresponde a Persia.
 y unas tierras circundantes (an-Iran o Iranshahr), como Mesopotamia, Armenia, Georgia, etc...

Desde la época de Kavad I se hallaba dividida administrativa y militarmente en cuatro regiones (kust), a
cuyo frente había:
 un general (spahbed), con poderes civiles y militares,
 y un maestro espiritual o sacerdote zoroastra (rad).

Cada región contaba con:


 un registro de cancillería (diván).
 una ceca (casa en la que se acuña moneda).
 un registro para el ejército, añadido por Cosroes I.

La delimitación no es fija y depende del periodo y las fuentes que la describen. La siguiente división era la
provincia o distrito (shahr) gobernada por:
o un reyezuelo local o gobernador nombrado por el emperador (en ambos casos shahrdar),
o y por un mowbed, juez-sacerdote encargado de los asuntos legales y de propiedad.

El distrito se dividía a su vez en rustags, mancomunidades de pequeños pueblos llamados deh gobernados
por dehcanes. Estos administraban justicia y recaudaban los tributos, enviándolos mediante un servicio de correos
esencial. Determinados territorios fronterizo constituían las satrapías gobernados por los sátrapas. Por último, los
Zoroastrismo: también conocido como
territorios pertenecientes al emperador se denominaban ostan con un ostandar al frente.
mazdeísmo, es la religión del Estado Persa del
siglo VI a.C. que tiene como principio la
Los sacerdotes zoroastras (mow) tenían capacidades existencia del bien y del mal. Aproximadamente
judiciales y económicas en las provincias desde el s. IV d.C. Se en el siglo VIII d.C. fue sustituida por el islamismo,
con la caída del Imperio sasánida.
conocen sus funciones gracias a sellos de arcilla encontrados El zoroastrismo es fundado por el
y la jerarquía de todos los sacerdotes. Existía también el juez profeta Zoroastro y sus enseñanzas se centraron
y abogado de los pobres, con competencias sobre en la naturaleza moral y espiritual del ser humano,
así como el encuentro entre el bien y el mal,
fundaciones piadosas destinadas al cuidado de los teniendo el hombre la libertad de elección moral
desfavorecidos. entre lo bueno y malo.
En dicha religión, el bien y el mal es representado
por Ahura Mazda, dios del bien, y Angra Mainyu
En el palacio la jerarquía iba desde el Rey de Reyes, como el dios del mal. Es por esta razón, que los
pasando por el hijo principal, el primer ministro, los individuos debían de elegir el camino que querían
seguir ya que sus acciones podrían llevarlos al
generales del Jurasán y de cada una de las regiones, infierno después de su muerte. El zoroastrismo es
una religión monoteísta por su culto exclusivo a
Ahura Mazda, que equivale a Dios para los
cristianos, y dualista por la existencia de la
constante lucha entre el bien y el mal.
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seguidos por el Juez entre los jueces, los consejeros de la corte y los quilarcas (mandos militares).

El ejército estaba compuesto de cuerpos de caballería e infantería, y disponía de elefantes, para facilitar la
acción a los arqueros. Había cuatro subdivisiones provinciales del ejército, comandadas cada una de ellas por un
general en jefe (Iran spahbed).

6.3 La vida económica

La vida económica de la Persia Sasánida no se ajustaba a un modelo de tipo feudal en el que las
aldeas o pueblos dependieran de fortificaciones. Las tierras del Imperio sasánida se dividían en:
 Tierras propiedad del Estado
 Tierras de fundaciones pertenecientes normalmente a los templos
 Tierras de propiedad colectiva
 Tierras de fundaciones piadosas

A menudo se utilizaba mano de obra esclava en las tierras del estado y de los propietarios colectivos,
incluyendo las comunidades de judíos y monasterios cristianos. Los canales de riego pertenecían al Estado y a
menudo surgían pleitos por su uso. Las provincias más fértiles eran Juzestán e Irak, cultivándose caña de azúcar,
arroz y hortalizas, que generaban grandes rentas para el tesoro sasánida, y en Susania se practicaba el cultivo
intensivo, dedicándose al pastoreo las tierras altas, todo ello controlado por el Estado.

La importante urbanización de Persia benefició el desarrollo de los oficios urbanos (textil, vidrio y metal),
lo que favoreció en gran manera el comercio, junto a su situación intermedia entre Bizancio y Europa por un lado y
Oriente por otro. También fabricaba orfebrería, cerámica y cosméticos, así como las famosas alfombras persas.
Importantes capitales comerciales fueron Ctesifonte, Hamadan y Siraf, así como las capitales portuarias de
Firuzabad, Shiraz y Ormuz, desde donde se aseguraban el comercio marítimo hacia Sri Lanka (caballos) y Malasia
(colonias de mercaderes), y también a la India y Zanzíbar. Se aseguraron el monopolio delcomercio de la Seda con
China, superando a los etíopes.

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En cuanto al transporte terrestre, Persia ocupaba un lugar central en la ruta de la seda, estableciéndose
talleres en diversos lugares, donde se realizaban diseños más tarde copiados por musulmanes y egipcios. Los
tesorillos de monedas sasánidas del siglo V-VI encontrados sugieren un tráfico intenso.

Otro importante foco fue el comercio sirio, cuyos productos como el vidrio, comenzaron a fabricarse en
Persia tras la deportación de los sirios a su territorio. Persis fue la región que concentró el mayor número de
intercambios comerciales con todos los confines del Imperio. El comercio estaba a cargo de comunidades religiosas,
y las transacciones a menudo estaban a cargo de sogdianos, cristianos y judíos, por la escasa consideración social del
comerciante.

Progresivamente se fue abandonando la economía de intercambio comercial


por la monetaria, con la emisión de moneda y estandarización de pesos
dirigida por el Estado, centralizándose en Peris de nuevo. Durante Cosroes II la ceca
también proveyó moneda para pagar a las tropas dirigidas contra el Imperio Romano
Oriental. Los dracmas sasánidas de plata circularon hasta la India, mientras que el
patrón oro fue utilizado por los bizantinos, con sus dinares. Por último, en Persia se
producía abundante plata y acero, que llegó hasta la China.

6.4 Las religiones de los persas


La religión estatal del imperio era la doctrina dualista de Zoroastro, el zoroastrismo, según la cual Ormuz
(dios creador del espíritu y la luz), se halla en pugna con Ahrimán (principal creador del mundo, espíritu del mal y
señor de las tinieblas). Ambos eran hermanos gemelos, hijos de Zurvan (el tiempo), y su esposa Jovaxizaj. También
adoraban al Sol (Muir, el Mitra de los antiguos), a la Luna, y los elementos de la Naturaleza: Agua (empleada para la
purificación ritual), Tierra (conocida como diosa Nana de los asirios, Nanaí o Anahita), y el Fuego (al que rendían
culto los creyentes). El Avesta, (libro sagrado de los zoroastras) señalaba 5 clases de fuego, personificado en Adizur
(hijo de Ormuz), a quien convenía aplacar.

También surgió el maniqueísmo (corriente dualista gnóstica que llego a ser religión universal), que combinó la
tradición religiosa mesopotámica de influjos iranios y judíos, con el recientemente fundado cristianismo, extendido
por la zona hacia el siglo II. El profeta Mani o profeta del Dios de la Verdad, nació de una familia noble y religiosa de
Ctesifonte, al cual, tras su primera visión a los 12 años, le fue revelada su misión. En el año 240 fue denunciado por
ramas ortodoxas del zoroastrismo y tuvo que huir a la India, donde entró en contacto con el budismo. A su regreso a
Babilonia gozó del favor de Sapor I y predicó una doctrina sincretista de un ascetismo riguroso, que pronto se
expandió por Siria, Egipto e Irán Oriental, pero fue considerado hereje por los magos y condenado a muerte en el
276.

Según Mani, la lucha entre la luz y la oscuridad se desarrollaría en 3 etapas:


 En los orígenes, los reinos de la luz y tinieblas estaban separados y cada uno tenía su propio soberano, pero
una parte del mundo de la luz fue a parar al mundo de las tinieblas, generándose así el cosmos.

 El objetivo del proceso histórico es la separación (que constituye la tercera etapa) de forma que no se
puedan volver a mezclar. La Luna crecía con la luz que llegaba a la Tierra, y el Sol era la puerta del reino de la
Luz.

 Entre las divinidades de luz aparecía Jesús el Luminoso, que conduciría las almas al Reino de la luz, y su moral
enseñaba 7 preceptos (4 de ellos relativos a la fe, y 3 a la conducta de los creyentes).

30
También había importantes minorías cristianas como:
 La Iglesia Nestoriana fue establecida en Persia (Mesopotamia y Norte de Irán), desde antes del Concilio de
Éfeso, siendo la más antigua (según la tradición), ya que surgió en la zona de Edesa a partir del apostolado de
Tomás. Sufrió las persecuciones de Sapor II y Yezdigerdes, siendo su cabeza visible el katholikos,
(representante del patriarca de Antioquía, antes de volverse independiente). Residía en Ctesifonte hasta que
se traslado a Bagdad en época abasí, y hacia el 480, el nestorianismo se convirtió en la única versión del
cristianismo aceptada en Persia.

 La Iglesia Armenia fue fundada por el apóstol Addai, oriundo de Edesa en su evangelización por Armenia. Su
primer katholikos, Gregorio el Iluminador, fue consagrado obispo en Cesarea de Capadocia en el siglo III, con
sede en el monasterio de Ecmiadzin (Rusia). A principios del siglo V se consolido y vinculo a la familia real
armenia, y el pueblo se fue convirtiendo, gracias a la invención del alfabeto armenio por un monje que
formo un equipo de traductores para traducir las Sagradas Escrituras al armenio. Su independencia respecto
a la ortodoxia bizantina estuvo marcada por las luchas entre sasánidas y griegos, que aislaban
geográficamente a Armenia, a pesar del intento de unión con la Iglesia ortodoxa en época de Heraclio, que
finalmente no cuajo. Esta Iglesia tenía dos tipos de sacerdocio, los vardapets (célibes cultos, dependientes de
un convento o encargados de una función pastoral), y los sacerdotes casados encargados de las Iglesias.

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TEMA 3.- LA EXPANSION DEL
CRISTIANISMO Y LAS
PRIMERAS HEREJIAS
1.- LA ORGANIZACIÓN Y JERARQUIA ECLESIASTICA

La expansión del cristianismo representa uno de los capítulos esenciales de la historia europea y dentro de
este proceso, los años 313 y 380 son cruciales.

- Año 313: marca la fecha en que Constantino decreta la libertad de culto en todo el Imperio, por lo que el
cristianismo se igualó en rango al resto de religiones.
- Año 380: marca la fecha en que Teodosio convierte al cristianismo en la única religión oficial del Estado,
dejando fuera de la ley a las demás religiones. Esto produjo una estrecha unión que permitió a los obispos
ejercer, no sólo el poder religioso, sino el civil, sobre todo en lo referente al derecho de familia (Codex
Theodosianus), que redundó en forma de beneficios económicos y sociales a la nueva iglesia, aunque en el
campo de la unidad de la fe, dio lugar a innumerables controversias y herejías.

Aunque en en sus inicios carecía de organización y estructura propia, la Iglesia se inspiró en la


organización administrativa del Imperio como digna heredera de la romanidad, siendo la ciudad (civitas), el
núcleo de la estructura administrativa imperial, donde en ella residía el obispo (episcopus), y fuera el centro de toda
la administración episcopal. Todo el territorio adscrito a la misma pasa a denominarse diócesis, donde varias de ellas
forman una provincia eclesiástica, al frente de la cual está el metropolitano (arzobispo en occidente).

La provincia eclesiástica solía coincidir con la civil, y el obispo metropolitano (arzobispo en occidente)
ocupaba un lugar jerárquico superior al resto de obispos. Muchos de estos obispos pertenecían a la antigua clase
senatorial. La civitas fue perdiendo importancia en los últimos días del Imperio, al ausentarse de ellas las clases
dirigentes, y cuando se producen las invasiones, los obispos se convierten, en únicos representantes y
portavoces de la población, erigiéndose como jefes espirituales y civiles de la misma. Muchos de estos
obispos pertenecían a la antigua clase senatorial y a su muerte cedían su patrimonio a la Iglesia, aumentando sus
riquezas, además de las donaciones aportadas por los fieles, por lo que la Iglesia figuraba como uno de los
grandes propietarios de bienes rústicos.

En la Edad Media, la tierra era casi la única fuente generadora de riqueza y poder, en función del dominio
que se ejerce sobre las personas asentadas en ella. La ciudad se convierte en centro de vida religiosa y todo
empieza a girar en torno al obispo y su catedral, que guarda reliquias de santos venerados por la población, como
fuente de milagros, curaciones y fuerza protectora de la ciudad. Las catedrales e Iglesias se convierten en lugares de
asilo y beneficencia acogiéndose numerosos pobres, y los obispos extienden su poder sobre poblados de la diócesis
(vici), creando parroquias rurales, y nombrando presbíteros que transmiten sus órdenes a la población.

Debido al creciente poder de los obispos, los reyes bárbaros y emperadores controlaron su elección, ya
que en la práctica se habían convertido en funcionarios reales de igual rango que los comes o condes, y como tal, era
fundamental conservar su fidelidad. En esta época nace la costumbre canónica del celibato eclesiástico, que
diferencia la Iglesia de Oriente (donde diácono y sacerdotes podían casarse, a excepción de los obispos), y Occidente
(donde el Papa León I impuso el celibato a subdiáconos, diáconos, sacerdotes y obispos, aunque su cumplimiento fue
irregular).

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El metropolitano o arzobispo, solía reunir a los obispos de su provincia en asambleas (sínodos), donde se
acordaban directrices a seguir sobre moral, costumbres, ritos y vida religiosa. Existen numerosas referencias de este
tipo de reuniones, conservándose actas de muchas de ellas.

Papado
Cabeza de la Iglesia
Arzobispado
Unión de varias diócesis que formaban una provincia eclesiástica, que solía coincidir con la
civil.
El arzobispo ocupa un lugar superior:
 Preside la elección de obispos.
 Consagra a los obispos de su provincia.
 Convoca los concilios provinciales.
Obispado
Centro de la administración episcopal. Siguiendo el modelo de la civitas romana, el Obispo y
la catedral quedan instalados en la ciudad, y controla desde su cátedra el territorio adscrito a
la misma, que pasa a denominarse diócesis.
Los obispos estaban asistidos por sacerdotes y diáconos.
Parroquia
El aumento de fieles y la evangelización de las zonas rurales llevó a una división en pequeñas
circunscripciones territoriales, frente a la que estaban los sacerdotes.

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2.- LAS IGLESIAS ORIENTALES: LOS PATRIARCADOS. EL PRIMADO DE ROMA

El Imperio de Oriente estaba dividido en 5 grandes diócesis, que incluían varias provincias Correspondientes
más o menos con las metrópolis eclesiásticas:

 La diócesis de Egipto, con 6 provincias, pasó a formar el Patriarcado de Alejandría.


 La diócesis de Oriente, con 15 provincias, formó el Patriarcado de Antioquía.
 La diócesis de Asia, Ponto y Tracia, paso a formar el Patriarcado de Constantinopla.

El Concilio de Constantinopla del 381, estableció la estructura eclesiástica del Imperio y acordó que los
obispos de una determinada diócesis civil, que correspondía a un patriarcado, no podían inmiscuirse en los asuntos
de otra diócesis, consagrando así la independencia de patriarcas y obispos. Aquí se establecieron cinco patriarcados:
Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén. No fue hasta 1589 cuando se creó el patriarcado de
Moscú, que reivindicó el titulo de la “Tercera Roma”, influyendo sobre Rusia y el mundo eslavo.

El Patriarca de Alejandría, que se remontaba a la figura del apóstol San Marcos, gozó de gran prestigio por
su doctrina y extraordinario poder político que ejerció especialmente entre los siglos V-VI, con miles de monjes que
dependían de él. Fue foco principal de pensamiento cristiano y digno sucesor de la escuela helenista, destacando en
la defensa de la ortodoxia contra los arrianos. Su principal figura fue San Atanasio.

El Patriarca de Antioquía, vio discutida su posición por el Obispo de Jerusalén, hasta que éste se convirtió
en Patriarca, y por Chipre. Remontaba su origen a San Pedro, que estuvo en dicha ciudad antes de dirigirse a Roma.

El Patriarca de Constantinopla, era el obispo de la Nueva Roma o capital de Imperio de Oriente, donde el
canon 28 del Concilio de Calcedonia del 451, lo reconoció con rango equivalente al Papa de Roma. Sufrió la
constante injerencia de los emperadores bizantinos en asuntos eclesiásticos, y tras la pérdida de influencia de los
otros 3 patriarcados por las conquistas musulmanas del siglo VII, se convirtió en el gran rival de Roma.

La estructura eclesiástica de Occidente no siguió los mismos pasos que Oriente, y las diócesis civiles del
Imperio (Hispania, Vienne, Galia, Bretaña), no dieron lugar a patriarcados, excepto Roma y Cartago (con 500 obispos
y 6 diócesis civiles). Los obispos de Cartago se vieron superados por las querellas donatistas y la invasión
vándala, hasta que la conquista musulmana a finales del siglo VII, hizo que desapareciera todo vestigio
de esta Iglesia, que había dado célebres figuras como Tertuliano o San Agustín.

El Papa de Roma mantuvo la lucha por mantener su independencia de los poderes civiles y por
defender la pureza del dogma, contribuyendo a afianzar su prestigio sobre los diversos pueblos bárbaros asentados
en Europa. El Papa de Roma, como obispo de la “Sede Apostólica”, funda su autoridad en San Pedro, como se
encarga de recordar continuamente en sus Decretales. El resto de patriarcas le reconocen su primacía honorífica,
pero en la práctica conservan una autonomía total. Los reyes bárbaros (en su mayoría arrianos), desconfían del
poder papal sobre los obispos de sus reinos, y tratarán de defender su autonomía frente a Roma. Este es el motivo
de que la autoridad de los Papas en Occidente se afianzara lentamente. La acción evangelizadora será uno de los
motivos que más contribuyan a ello.

La primacía de los Papas alcanzó su cénit con San León I Magno (siglo V), reconocido por los obispos de la
Galia, Hispania y el Ilírico. Durante su mandato destacarón:

 Su esfuerzo por fijar la ortodoxia en el Concilio de Calcedonia del 451.


 La defensa de Roma frente a Atila en el 452.

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 Su labor al evitar numerosas muertes durante el saqueo de Roma por el vándalo Genserico en el 455.

La Iglesia había alcanzado una posición de privilegio en el Imperio desde Constantino hasta Teodosio, hasta
el punto que los propios emperadores se consideraban “obispos entre los obispos”. Los eclesiásticos gozaban de
privilegios como la exención del desempeño de cargos municipales, la sujeción al derecho eclesiástico y
no al civil (aunque lograron que el delito de herejía se equiparara al crimen de Estado, siendo los herejes
perseguidos como enemigos públicos). Los obispos adquirieron el poder arbitral en los litigios públicos, etc, y no
toleraba que nadie discutiera o compartiera sus privilegios.

Pero la Iglesia pagará caro el disfrute de los mismos, ya que siempre necesitará la protección del poder
civil, y los emperadores bizantinos y reyes bárbaros se la otorgarán a cambio de inmiscuirse en sus
asuntos, empezando por la elección de altos cargos y la participación (y en algunos casos imposición) de temas
puramente teológicos.

Los Papas de Roma empezaron a perfilar la doctrina de la delimitación de poderes, es decir, el espiritual para
el Papa, y el temporal para el Emperador. El Papa Gelasio I (492-496), en una carta dirigida al emperador Anastasio
en el 495, le explica que sólo Roma puede juzgar a obispos y patriarcas, sin necesidad que ningún concilio lo
autorice, y sus sentencias son inapelables, ya que “la carga que pesa sobre los sacerdotes es mayor, pues ellos deben
responder también en el juicio de Dios por las almas de los reyes”. Así, se pusieron los cimientos de una doctrina que
con el tiempo conducirá a Occidente a un choque frontal entre ambos poderes, en una teoría conocida como “de las
dos espadas”.

Durante los primeros siglos la elección de obispos las realizaba el pueblo y el clero, entrando en juego
cuestiones de índole política, económica y religiosa, por lo que muchas elecciones se celebraban en medio de
grandes desórdenes, teniendo que intervenir la autoridad civil. Los patriarcas de Constantinopla eran elegidos por
el emperador, mientras que los Papas de Roma se elegían en medio de grandes presiones y obteniendo la
aprobación del emperador bizantino, a cambio de pagar una tasa, que fue abolida por Constantino IV en el 680.
Posteriormente subsistió únicamente la obligación de comunicar el nombre del elegido al emperador, o al exarca de
Rávena, hasta que la conquista del norte de Italia por Carlomagno, puso fin a esta práctica con el poder bizantino,
para aplicarse con el nuevo poder franco.

PATRIARCADOS ORIENTALES. EL PRIMADO DE ROMA


Imperio de Patriarcados de Roma, Alejandría, Antioquía, Jerusalén y Constantinopla (=segundo en dignidad tras el
Oriente obispado de Roma).
Afirmación paulatina del “primado” de Pedro (“tú eres Pedro y sobre esta piedra edificará mi Iglesia”). Se
consolidada mediante el ejercicio de la autoridad y del magisterio de los papas en la defensa de ortodoxia:
 Papa Clemente: Epístola a Corintio de fines s. I > Afirmación de la verdad de las escrituras y de su
Primado del
origen divino.
obispo de
 La Regula fidei o formula antiquior del Credo.
Roma  Fijación del Canon de las Escrituras. Su importancia (Marción). San Ireneo de Lyon y Clemente de
Alejandría (incluyen el Pastor de Hermas). El Canon muratoriano de h. 200.
 Acción normativa (Decretales) e iniciativas evangelizadoras.
- Un hito destacado: León I Magno (440-461). Defenderá Roma de Atila. Evita muertes en el saqueo de Roma
Papados por los vándalos de Genserico, y acude al Concilio de Caldedonia de 451.
destacados - Doctrina de la delimitación de poderes, espiritual y temporal: Gelasio I (492-496).
- La elección de los obispos (por “pueblo y clero”) y el problema de la intervención de autoridades civiles.

3.- CONCILIOS Y HEREJIAS


La difusión del cristianismo por todo el Imperio no estuvo exenta de dificultades, y una vez tolerada y
aceptada por los emperadores, surgieron diferentes interpretaciones sobre aspectos de fe. Casi todas las herejías
nacieron en Oriente, debido a que allí hubo mayor difusión del cristianismo, fortaleza del helenismo, y

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mayor sutileza interpretativa de las mentes orientales. Occidente tampoco estuvo exento de herejías, aunque
de distinta naturaleza, como el donatismo, priscilianismo y pelagianismo, que apenas influyeron en Oriente

3.1 Herejías de Occidente


El donatismo, nació en el norte de África a principios del siglo V, por el Obispo Donato de Cartago en el 312,
y formaban una secta de carácter rigorista que se oponía a la vida relajada del clero, y defendía la eficacia
de los sacramentos, de la pureza del que los administraba. Al principio surgió como un cisma de la Iglesia
norteafricana que con el tiempo se convirtió en una autentica herejía, que dividió dicha Iglesia hasta la llegada de los
vándalos, pero que resurgió con la conquista de Justiniano.

El pelagianismo, toma el nombre de su creador, Pelagio (laico de origen irlandés), para quien todos los
hombres nacían sin pecado original, pues el pecado de Adán no se transmite al resto de la humanidad,
considerando el bautismo un sacramento superfluo. El hombre obrando rectamente y de acuerdo a su conciencia,
podía alcanzar la vida eterna, siendo la figura de Jesús fundamental por la excelencia de su doctrina y por su
ejemplo, no por la gracia salvadora que ofrece a la humanidad con su muerte. Pelagio se convierte así en el
primer defensor de la sola fides que posteriormente defendió Lutero. Fue una doctrina impregnada de estoicismo e
inspirada en la filosofía pagana que fue condenada en el Concilio de Cartago del 418, siendo San Agustín uno de sus
principales detractores.

El priscilianismo, tomo su nombre de Prisciliano (de origen gallego y obispo de Ávila en el siglo IV), donde
su doctrina difundida por Galicia y Lusitania, contenía vestigios gnósticos y maniqueos. Fue acusado de brujería y
decapitado en Tréveris en el 385, convirtiéndose así en la primera víctima de la persecución contra herejes. Tanto
San Ambrosio de Milán, como San Martin de Tours, protestaron por esta ejecución ante el emperador Máximo, el
cual sucumbió ante la presión de ciertos obispos hispanos. El priscilianismo, impregnado de un fuerte contenido
social y crítica a la jerarquía, subsistió en la zona dos siglos más.

3.2 Herejías de Oriente

Las herejías con más calado dogmático, transcendencia política y social,


fueron las surgidas en Oriente, donde para condenarlas se reunieron los primeros
Concilios Ecuménicos. Las herejías más importantes fueron el Arrianismo,
Nestorianismo y Monofisismo, que dieron lugar a grandes controversias, afectando
e incluso contribuyendo a la crisis y debilitamiento del Imperio oriental.

El arrianismo, toma su nombre de Arrio, presbítero de Alejandría en el


311, que estructuro dicha doctrina, formulada inicialmente en Antioquía, en la cual,
de las 3 personas que forman la Trinidad, el Hijo (Jesús de Nazaret), había
sido creado por el Padre antes de todos los tiempos, y aunque era una
criatura superior, no podía ser igualado en divinidad al Padre,
convirtiéndose de esta manera en un semidiós. Esta doctrina amenazaba los
fundamentos del cristianismo, por lo que Constantino (basando la unidad del
Imperio al cristianismo), se vio obligado a intervenir, convocando el Concilio de
Nicea en el 325, que sería el primero de los Ecuménicos. Estuvo presidido por el
obispo Osio de Córdoba (consejero del emperador), y participaron 300 obispos. De allí surgió el Credo o Símbolo de
Nicea, diciéndose del Hijo que “fue engendrado, no creado, consustancial al Padre (omousion to Patri)”.

También se acordó la norma para calcular la fecha de la Pascua de Resurrección, ya que había
continuas disputas con judíos y patriarcas de Alejandría, por parte de Roma. Se acordó que la pascua se celebraría,

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teniendo en cuenta el calendario lunar, entre el 22 de marzo y el 25 de abril, y debía ser el primer domingo siguiente
al plenilunio posterior al equinoccio de primavera. Los judíos celebran su Pascua el primer plenilunio posterior al
equinoccio de primavera, pudiendo caer en cualquier día de la semana. En ese mismo año (325) el equinoccio de
primavera cayó el 21 de marzo y en el año 1582 el Papa Gregorio XIII corrigió el adelanto de 10 días, acumulado con
el tiempo, suprimiendo ese año 10 días del calendario, configurando así el famoso calendario gregoriano.

El arrianismo prácticamente desapareció del imperio tras su condena en el II Concilio Ecuménico de


Constantinopla del 381, pero tuvo un éxito duradero gracias al obispo Ulfila, que convirtió a los godos a dicha
religión, creo un alfabeto propio, y tradujo la Biblia a dicha lengua. El arrianismo desapareció tras la conversión
de los visigodos al catolicismo en tiempos del rey visigodo Recaredo.

El nestorianismo, defendía la doble naturaleza de Cristo, una divina y otra humana, completas
pero separadas, aunque la humana prevalecía sobre la divina, y según esta doctrina, María había
engendrado un hombre en el que habitó la naturaleza divina. Su creador fue el monje Nestorio (de origen
sirio), que llegó a ser patriarca de Constantinopla en el 428. A su teoría se opuso el patriarca Cirilo de Alejandría, que
defendió la tesis de una única persona con doble naturaleza (divina y humana) a la vez y sin separación,
convirtiéndose María, la madre de Jesús, en Madre de Dios (Theotokos). Esta fue la doctrina oficial que se promulgó
en el III Concilio Ecuménico de Éfeso en el 431. El nestorianismo se refugió en la Persia sasánida,
difundiéndose por Irak, India y China, donde aún subsiste.

El monofisismo, tuvo mayor arraigo, contribuyendo a debilitar el Imperio, y causando la defección de


gran parte de sus súbditos, tras la invasión musulmana. El alejandrino Eutiques defendió frente a Éfeso que las dos
naturalezas de Cristo (divina y humana), están fundidas (monofisis = una naturaleza), aunque la divina se
sobreponía sobre la humana. El monofisismo fue reconocida doctrina oficial en el Concilio de Éfeso del 449,
presidido por Teodosio II, y sin admitirse a los legados de Roma, por lo que el Papa León I, lo calificó como “latrocinio
de Éfeso”.

El Papa León I consiguió que en el año 451 se celebrará el IV Concilio Ecuménico de Calcedonia, con 600 obispos,
de los que solo 2 eran de Occidente, en que que se condenó el monofisismo. El Concilio estableció que en Cristo las
2 naturalezas se hallan “inconfusas e inmutables, indivisas e inseparables”, y provocó la oposición de numerosos
obispos sirios, armenios y alejandrinos. Así nació la Iglesia Ortodoxa Siria o jacobita, que toma el nombre del obispo
de Edesa, Jacobo Baradai, extendiéndose por el Líbano, Siria e Irak, mientras que la Iglesia Ortodoxa de Armenia, lo
hace por Armenia y países de la diáspora armenia. El monofisismo impregnó parte de la sociedad, a la que se
sumaron varios emperadores, convirtiéndose en Siria y Egipto como seña de identidad nacionalista
frente a Constantinopla, hasta la conquista de los musulmanes.

De estas contiendas dos cosas quedaron claras: que el Concilio Ecuménico era el único órgano que podía fijar
la ortodoxia y promulgar decretos administrativos que fueran aceptados por todos, y que los emperadores eran los
únicos que podían convocarlos, al ser reconocida su autoridad por todas las partes.

CONCILIOS: ELABORACIÓN DOCTRINAL Y HEREJÍAS


Proceso de precisión doctrinal. Formación del Credo o Símbolo de la fe y de las definiciones dogmáticas
fundamentales.
Ebionismo (esenios, esoterismo, negación de divinidad de JC); gnosticismo (sincretismo: ser supremo,
pleroma, eones, el eón Cristo, redención por la enseñanza, los pneumáticos o gnósticos); maniqueísmo (forma
persa del gnosticismo); montanismo y donatismo (doctrinas rigoristas, con componentes apocalípticas);
priscilianismo (España), pelagianismo (hacia 400: negación del pecado original, del bautismo y de la gracia,
Las herejías de
antecedente del luteranismo)
siglos II-V La problemática cristológica y trinitaria  Cuestiones teológicas centrales > Debate prolongado e intenso en
los siglos IV y V.
- Adopcianismo (JC una especie de héroe habitado por el Logos impersonal).
- Monarquianismo o sabelianismo (JC se identifica con el Padre > negación de distinción trinitaria de

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personas).
Arrio, presbítero alejandrino > afirmación radical del Padre: JC, el Verbo fue sólo una extraordinaria criatura,
de la que procede el Espíritu Santo; doctrina unitarista, cuestiona la Trinidad.
Condena en Concilio de Nicea (325)  El Hijo es proclamado consubstantialis Patri, “de la misma naturaleza
Arrianismo
que el Padre”.
Semiarranismo  Concilio de Constantinopla (381) Formulación del Credo de Nicea-Constantinopla
(afirmación de que Jesús era verdadero Dios y verdadero hombre).
Herejía difista: en JC hay dos naturalezas completamente independientes y dos personas distintas (Nestorio,
Nestorianismo patriarca de Constantinopla: María, “madre de Cristo” pero no “madre de Dios”) > Concilio de Éfeso (431) 
JC se da una sola persona con dos naturalezas inseparables.
Monofisismo Naturaleza humana de JC se halla absorbida en la única naturaleza divina.
Concilio de Calcedonia (451): Afirmación de la plena humanidad y plena divinidad de JC, segunda persona de
la Trinidad.
El Concilio estableció que en Cristo las 2 naturalezas se hallan “inconfusas e inmutables, indivisas e
Visión católica
inseparables”
Síntesis dogmática: JC es Dios en carne humana; una sola persona (divina) y dos naturalezas distintas (divina y
humana), no mezcladas ni fusionadas, que funcionan como una unidad (unión hipostática).

4.- SAN GREGORIO MAGNO Y LA EVANGELIZACION DE LOS ANGLOSAJONES

Tras la conquista bizantina de Italia en tiempos de Justiniano, la Iglesia italiana con el Papa a la cabeza,
vuelve a sufrir la intromisión del emperador, sin olvidar que los Papas debían notificar a Constantinopla su elección y
esperar su aprobación antes de la consagración. La irrupción de los lombardos en Italia, su progresiva conquista del
Norte de la Península y su instalación en Espoleto y Benevento (donde crearon fuertes ducados que ejercían presión
sobre Roma), hicieron que los Papas, sin la ayuda del Imperio, se erigieran en valedores de la Urbe, y se presentaran
como únicos representantes de sus ciudadanos.

En este contexto, surgió el Papa San Gregorio I (540-604), al que se le otorgaría el calificativo de Grande o
Magno. Gregorio I pertenecía a una rica familia patricia romana, los Anicios. Fue educado con los mejores maestros y
alcanzó el título de Prefecto de la Ciudad. Siendo diácono residió en Constantinopla por 10 años como embajador
(apocrisario) del Papa Pelagio II. Fue elegido Papa en el 590 y tuvo que negociar con el pago de un rescate, la
retirada de las tropas lombardas el rey Agilulfo, que asediaba Roma en el 593. Gregorio I se convirtió en la figura
más importante de la ciudad, y sus acuerdos con Agilulfo fijaron las fronteras entre el reino lombardo y del
Ducado o Tuscia Romana, que en el futuro constituirá el núcleo del Patrimonio de San Pedro, sin que mediara la
autorización del emperador de Constantinopla.

Los anglosajones habían permanecido paganos y reacios a aceptar el cristianismo, pese a varios intentos
por parte de los monjes bretones. Gregorio I envió a la Isla, en el año 596, al monje Agustín (quien sería después
arzobispo de Canterbury), que unió a otros 40 monjes, consiguiendo la conversión del rey de Kent,
Ethelberto, que estaba casado con una princesa católica merovingia. Este hizo la primera donación de tierras en
Canterbury, convirtiéndose así en la cabeza de la futura organización eclesiástica de la Isla. Tanto el monje como el
rey serían posteriormente canonizados por la Iglesia. La evangelización avanzó lentamente por Essex, creándose la
sede episcopal de Londres.

San Gregorio fue el inspirador más tenaz de la jerarquía papal, dictó numerosas normas para la disciplina
eclesiástica, dirigió y alentó la labor evangelizadora benedictina, y fue el creador del canto gregoriano
usado en la liturgia católica hasta que fue desplazado por el canto ambrosiano o milanés, creado por el obispo San
Ambrosio de Milán.

La acción evangelizadora de los pueblos germanos constituyó a lo largo del tiempo un proceso de
aculturación que no fue continuo ni lineal, pero que transformó lentamente la fisonomía cultural y mental de

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Europa. El abandono de las prácticas paganas a lo largo de la Edad Media no fue general ni fácil, muy a
pesar de la fuerza coercitiva de la Iglesia, como así lo reconocen numerosos documentos eclesiásticos que han
llegado hasta nuestros días. La conversión de Clodoveo, la del rey Ethelberto, y la de los demás reyes germánicos,
no comportaba la automática conversión de todos sus pueblos, aunque así pueda aparecer en sus crónicas, ya que
las gentes del campo, la más numerosa y difícil de controlar, en cuanto podían volvían a sus prácticas paganas. Las
actas de los concilios celebrados en todos los reinos a lo largo de los siglos medievales, condenan una y otra vez
estas prácticas, lo que pone de relieve su vigencia.

SAN GREGORIO MAGNO Y LA EVANGELIZACIÓN DE LOS ANGLOSAJONES


Papa de gran prestigio (servus servorum Dei)
- Defendió a la ciudad de Roma frente a los lombardos el año de su nombramiento,
pagando un rescate.
San Gregorio I Magno
- Defendió la ciudad frente a los hunos.
(540-604) - Acogió a los romanos frente al saqueo de Roma por los avaros.
Afirmó la primacía del papado con contundencia; reguló la disciplina eclesiástica; el canto
gregoriano; promovió la acción evangelizadora de los monjes benedictinos.
Envía al monje Agustín, que convierte a Ethelbert, rey de Kent;
Acción evangelizadora en
Sería nombrado arzobispo de Canterbury.
Gran Bretaña Emprendió la evangelización de Essex, fundando el obispado de Londres.

5.- EL MONACATO
5.1 El monacato oriental
Surgió en la segunda mitad del siglo III, entre cristianos que deseaban llevar una vida
contemplativa y de sacrificio imitando a Cristo, y como sustitutivo del sacrificio que exigía el martirio,
optándose así a un sacrificio continuado de por vida. Se trataba de personas que, a título individual, abandonan su
familia y se retiran al desierto o lugares inhóspitos, aislándose de la gente y dedicándose con más intensidad a la
oración y la ascesis. Lugares como la región de la Tebaida, en el Alto Egipto cerca de Tebas, o el desierto de Nitria,
cerca de Alejandría, ofrecen las mejores condiciones de soledad. Surge así el
anacoreta, que vive aisladamente y habita cuevas o refugios naturales, en busca
de la perfección interna, sin necesidad de comunicarse con otras personas y sin
estar sujeto a ninguna regla. San Antonio “el anacoreta” (281-356), fue un buen
representante, junto a una serie de anacoretas que reciben instrucción de cómo
afrontar la vida y defenderse de las acechanzas del demonio. El anacoreta en general,
tiene una extracción social baja, y es una persona muy crédula y nada dada a
especulaciones teológicas, aunque gozaron de gran estima entre la población
por su fama de santidad y extremas penitencias. El desarrollo posterior de este
tipo de eremitismo dará lugar a la laura, que se difundió por Siria, Galia e Italia
principalmente.

El egipcio San Pacomio, viendo los peligros para el alma en una vida aislada, fundó en el 330 la
comunidad de los cenobitas, donde el trabajo manual y el estudio de la Biblia (unidos bajo una disciplina común,
basada en una serie de principios y normas), serían su norma de vida. Nació así una nueva institución, el
cenobitismo o monacato, de larga y fructífera tradición hasta la actualidad, no siendo solamente una forma
de vida peculiar del cristianismo, sino también en todas las grandes religiones de la Humanidad.

En Palestina, Siria, el Sinaí y Armenia se desarrollo el monacato de las lauras, por San Hilarión, donde sus
monjes vivías aislados en chozas y cuevas, reuniéndose los domingos para celebrar la liturgia y comer juntos, tras lo

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cual volvían a su vida de aislamiento. Este tipo de vida aun se practica en el Monte Athos de Grecia, además de otra
variedad de monjes llamados estilitas, como San Simeón, que vivió 40 años en lo alto de una columna.

El verdadero fundador del monacato oriental fue San Basilio (obispo de Cesaréa del 329-79), cuya regla aun
sigue vigente entre monjes ortodoxos y sirvió de modelo a San Benito. Su regla huye de las mortificaciones
excesivas, e insiste en el trabajo manual e intelectual, sujetando al monje al mando de un superior. Apoyados por
la autoridad civil y religiosa, los monjes basilianos se contaron por miles en todo el imperio, actuando en ocasiones,
de manera violenta en acaloradas discusiones teológicas.

5.2 El monacato en Occidente


Surgió en época más tardía introducido por personas que habían estado en contacto con el
monacato oriental y se fue difundiendo lentamente en Europa sin obedecer a un impulso común, ni regla de
aplicación general, hasta la aparición del benedictinismo en el siglo VI. San Agustín fue el principal impulsor del
monacato norteafricano creando una regla ampliamente imitada en siglos posteriores. En la Galia fue San Martín
de Tours, quien introdujo la vida cenobítica a mediados del siglo IV, creando dos monasterios en Tours y
Poitiers.

En Hispania hay indicios de vida monástica desde el Concilio de Elvira (Granada) aproximadamente en el año
305, donde se habla de “vírgenes consagradas a Dios”, y a finales del siglo IV conocemos la célebre monja Eteria que
escribe a sus monjas en su Viaje a Tierra Santa. En época visigoda, el monasterio más famoso fue Dumio, cerca de
Braga (Portugal), fundado por el monje panonio San Martín, que llegó a ser arzobispo de dicha ciudad. En el Bierzo y
Galicia floreció el espíritu monástico, inspirado en la regla de San Fructuoso de Braga

Los principales focos monásticos se encontraban sin duda en Irlanda y Gran Bretaña, un monacato
caracterizado por su alto nivel cultural, rigorismo y el importante papel que jugó en la cristiandad occidental. Sus
figuras más destacables fueron:

 San Patricio, nacido en Gran Bretaña en el 387, se educó entre los monjes de Lerins (Provenza) y predico
el cristianismo en el Norte de Irlanda, fundando numerosos monasterios e Iglesias. De estos monasterios
partieron los monjes irlandeses o scotti, que en el 563 se instalaron en la isla de Iona y Lindisfarne, para
desde allí, evangelizar a lo pictos del norte de Inglaterra.
 San Columbano, partió de Irlanda en el 590, para evangelizar las Galias y fundar en Borgoña los célebres
monasterios de Luxeuil y Fontaine, San Gall (cerca de Zurich), y Bobbio (al Norte de Italia).

El monacato irlandés siguió pautas rigoristas con comunidades muy numerosas, como en Bangor, que llego
a tener 300 monjes. Sus abades ejercían el papel de obispos, a los que sustituyen, por lo que la organización
eclesiástica de las islas giraba en torno a las abadías. Seguían practicas distintas al resto de Occidente en el cómputo
de la Pascua, administración del bautismo, ordenación sacerdotal, lo que ocasionaba roces con los monjes romanos
llegados para evangelizar a los anglosajones.

San Benito de Nursia (Norcia), nacido a finales del siglo V, y tras sus inicios como anacoreta, fundó
el célebre monasterio de Monte Casino, entre Roma y Nápoles, donde redactó su famosa Regula
monachorum. Se trataba de una regla de 73 capítulos, recopilando lo mejor de las existentes y que concedía una
gran importancia a la vida intelectual y manual del monje, en el célebre, ora et labora. Abandona las prácticas
rigoristas y pone énfasis en el canto divino. El abad, con cargo vitalicio, es el jefe de la comunidad a la que todos
deben obediencia ciega. El monje tenía reglamentada toda su vida, y se adscribía a un monasterio de por vida,
suprimiéndose la costumbre de los monjes giróvagos, que recorrían diversos monasterios. San Benito murió en el

40
543, y su monasterio fue destruido por los lombardos en el 580, refugiándose sus monjes en Roma al amparo del
Papa Gregorio Magno.

La Regula monachorum se extendió rápidamente por Europa, y el lema ora et labora, resumía
perfectamente la idea de su fundador, por dos razones:

 Era una regla eminentemente práctica en la vida de todo monje, ya que desde que entraba al monasterio
hasta su muerte, estaba completamente reglamentada.
 Era mucho más flexible y humana que el resto de reglas rigoristas de los monjes celtas que regían los
monasterios del Norte y Centro de Europa.

Los monjes benedictinos al servicio del Papado, fueron eficaces instrumentos evangelizadores y difusores de
las doctrinas de Roma. Desde sus monasterios en las campiñas y zonas rurales europeas, sus scriptoria, práctica de la
liturgia romana y su organización, contribuyeron a la formación de la idea de pertenencia a un mundo común, como
resultado de la fusión de lo germano, romano y cristiano: Europa.

EL MONACATO EN EL CRISTIANISMO Y EN LA HISTORIA MEDIEVAL


Monje / monacato (del griego monos = solitario).
Primeras modalidades:
Inicios
 Anacoretas o eremitas.
 Cenobitas.
Bajo Egipto: San Antonio (251-356). Edad de oro los “padres del desierto” (330-440).
Egipto San Pacomio (286-346) y su regla: también en Egipto, opta por una vida en común bajo
Monacato en autoridad de un superior.
oriente Otras figuras
Siglos IV-V:
San Hilarión (lauras en Gaza); los estilitas (San Simeón); San Basilio en el Ponto (influjo
orientales
posterior en Bizancio y mundo ruso).
San Atanasio, San Jerónimo, San Ambrosio de Milán, San Agustín.
San Martín, obispo de Tours (371): monasterios de Ligugé y Marmoutier)  Punto de
Iniciadores
partida de misiones sobre regiones celtas de Islas Británicas (Cornualles, Gales, Irlanda):
un monacato eremítico con singular desarrollo cultural (Kells y Durrow).
San Patricio Monje escocés, formado en las Galias  Apóstol de Irlanda.
Monacato en (385-461) Evangelización de Irlanda y norte de Inglaterra.
occidente Monacato Vocación por la peregrinatio del monacato celta  Monjes misioneros celtas (s. VI-VII) en
Celtas Islandia, Europa Occidental y Central e Italia. Columba (Escocia) y Columbano (Bobbio).
Figura principal de monacato occidental (benedictinismo)  Regla de SB: físicamente
San Benito de
moderada; principios de caridad, armonía y sencillez; equilibrio oración-trabajo (“ora et
Nursia (h.480-
labora”).
547)
Creación de la figura del abad: jefe de la comunidad, cargo vitalicio.

6.- LA TRANSMISION DE LA CULTURA CLASICA EN OCCIDENTE


6.1 Lengua y cultura
La brecha que se abrió entre Oriente y Occidente fue acentuándose progresivamente, y el uso del latín en la
administración (común en ambas zonas), fue dando paso al griego en Oriente, sobre todo en Asia Menor y
Alejandría, las regiones más helenizadas, aunque en el resto de Egipto se utilizaba el copto como lengua común. En
Siria, el arameo y el sirio eran las lenguas habituales, siendo el griego el utilizado por la población más culta. Así
pues, en el siglo V renace el griego en todas las provincias del Imperio, que coincide con el
florecimiento de las escuelas de Atenas, Gaza y Constantinopla, utilizándose el griego en detrimento del latín.
El mismo Justiniano, aun con su Codex del 534 escrito en latín, hablaba griego, y con el prefecto Juan de Capadocia,
paso a ser de facto, la lengua de la administración. A la muerte de Tiberio II en el 582, como último emperador que

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tuvo el latín como lengua materna, el griego se convirtió en lengua oficial del Imperio. Desde entonces, las
ordenanzas imperiales dirigidas a súbditos de Italia (exarcado de Rávena, Sicilia e Italia Meridional), eran escritas en
griego, y debían traducirse al latín.

En Occidente, a raíz de las invasiones, el latín deja de ser hablado en diversos reinos, aunque tampoco era
uniforme entre ellas, ya que la pronunciación, entonación, uso de palabras típicas, etc, hacían que fuera perdiendo
uniformidad. El menor uso de la lengua escrita contribuyó a acelerar esa diferencia, abriendo un foso entre la lengua
oral (latín vulgar) y la escrita (bajo latín). El latín, que durante el Bajo Imperio se ha ido empobreciendo, alcanza en
el siglo V su nivel más bajo, y ya no se distingue entre vocales largas y cortas, la recitación poética pierde su riqueza,
aparece el artículo (nunca usado en latín clásico), aparecen las preposiciones para distinguir los casos en las
declinaciones, etc. Quien quisiera escribir latín correctamente, lo tenía que aprender como el que aprende una
lengua extranjera, y las antiguas escuelas de gramática y retórica subvencionadas por la autoridad pública,
desaparecen. Durante el siglo V, los textos de autores clásicos dejan de ser inteligibles, y la mitología que
impregnaba la poesía y numerosos escritos de la antigüedad, ya no interesa o es despreciada. El estudio
de la Biblia y los escritos de los Padres de la Iglesia, se imponen por todas partes.

6.2 Centros de creación y difusión.


En Francia

Destaca el obispo de origen senatorial Sidonio Apolinar, amante de las letras clásicas y autor de 24
poemas. En el siglo VI destaca el gran historiador y obispo Gregorio de Tours que, aunque no cultivó la poesía,
escribió con una prosa bastante correcta. También destaca, Venancio Fortunato (nacido en Italia) y obispo de
Poitiers en el 598, que compuso numerosos himnos, epigramas, elegias, etc, entre los que destacan los himnos
Pange lingua, Vexilla regis y Quem terra, pontus, aethera, que aun se cantan en la liturgia católica.

En Italia

La dominación de Odoacro y después la de Teodorico, favorecieron la cultura latina y artes clásicas. En el


siglo V destaco el poeta Ennodio que, aunque compuso versos de escasa calidad, buscaba los personajes de su
inspiración en la mitología clásica. Boecio cultivó la filosofía clásica de la escuela de Atenas en su obra De
consolatione Philosophiae (diálogo entre el autor y la Filosofía en clave estoicista), con gran influencia en el Medievo.
Casiodoro, inmerso en el ambiente cristiano monástico, fue el autor de Institutiones (escrito para los monjes del
monasterio que fundó en Vivario, Calabria), donde trasmite todo lo que un monje debe saber para la correcta
interpretación de las Escrituras, y para estudiar las artes liberales. En el siglo VI destaca San Gregorio Magno,
cuyos Diálogos y Libros Morales, tuvieron una enorme difusión.

En Hispania

En el siglo VII destaca San Isidoro de Sevilla, que recogió, ordenó y sistematizo el saber antiguo. Sus
Etimologías constituyeron una vasta obra sobre historia, literatura, gramática y derecho sobre el mundo antiguo,
convirtiéndose en la obra de consulta y referencia por excelencia de toda la Edad Media. Fue un autentico éxito, del
que en la actualidad se conservan casi un millar de códices manuscritos.

En Irlanda e Inglaterra

Los monjes educados en las escuelas catedralicias de Jarrow, Canterbury y York, cultivaron el latín clásico y
estudiaron a los autores de la antigüedad. Los monjes celtas de Irlanda fueron los primeros en copiar en sus
scriptoria, toda clase de manuscritos, decorándolos con miniaturas que combinan lacerías con animales reales o
fantásticos, y con un colorido que los hace inconfundibles, aunque fueron sus colegas anglosajones quienes mejor
transmitieron el legado de la antigüedad.

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La figura más representativa fue Beda “el Venerable” (673-735), gracias al que conocemos la historia de
los reinos de la Heptarquía recogida en su Historia eclesiástica de la nación inglesa, y en su obra De temporum
ratione, sobre cronología, proponiendo fechar el tiempo en “antes y después de Cristo”, que actualmente utilizamos.
Beda y otros autores, empezaron a traducir la Biblia al anglosajón, siendo los primeros en utilizar las nuevas
lenguas en sus composiciones. Por esas fechas se compuso Beowulf, que narra en anglosajón las gestas de este
héroe nacional. En Occidente, los monjes celtas y anglosajones fueron los mejores conocedores del latín clásico, y
sus misiones en Galia y Germania contribuyeron a poner las bases del futuro renacimiento carolingio.

Se puede concluir que la Iglesia fue la única institución que, a través de sus monjes, transmitió a
Occidente la cultura de la antigüedad, y apenas fuera de los muros de los monasterios no se encuentra
actividad intelectual alguna. Boecio, Casiodoro y Sidonio Apolinar, fueron los únicos laicos que cultivaron la vida
intelectual, aunque los dos últimos se acogieron a la vida religiosa al final de sus vidas. Con estos autores, el eje
principal del pensamiento será la Biblia, y cuanto gira alrededor de la vida eclesiástica. Todo acontecimiento
histórico se contempla por voluntad divina. En una línea similar, se cultivo un género nuevo de amplia repercusión
en la Edad Media, las Vidas de Santos, que serán utilizadas por la Iglesia para edificación de sus fieles, pues su
lectura servía de modelo para señalar las cualidades morales y las virtudes que se querían inculcar en la población.

En estos siglos altomedievales, dada la intensa actividad de evangelización, se propone a la consideración de


los fieles las figuras de estos nuevos apóstoles de la fe y sus obras de evangelización, de la misma manera que se
hacía en los primeros siglos del cristianismo cuando se proponía a los primeros cristianos el ejemplo de los mártires.
Esta obra hagiográfica alcanza en la época merovingia y carolingia su máximo esplendor y destacan obras como Las
vidas de San Martín de Tours (Sulpicio Severo) y la de Santa Catalina de Paris, así como la antes comentada Vidas de
Santos.

FUENTES
 Sobre la primitiva organización de la Iglesia y las primeras herejías: Historia Eclesiástica de Eusebio de
Cesarea (265-339 ¿?). También fundamental la obra del norteafricano Agustín de Hipona (354-430) autor de
numerosas obras que marcaron gran parte de la teología durante la Edad Media como Confesiones en la que
narra su vida y se adhiere a la filosofía platónica, De Genesi contra manichaeos en contra de la herejía
maniquea, y otras contra los donatistas.
 San Jerónimo autor de la traducción de la biblia Vulgata Latina desde el hebreo y el Epistolario, una
colección de 135 biografías de personajes y escritores cristianos de la época
 San Atanasio (295-373) Apología contra los arrianos y La vida de San Antonio Abad.
 Sócrates Escolástico(380-440 ¿?) Historia Ecclesiástica de siete libros que es la mejor fuente del periodo 305-
439
 Evagrio Escolástico con otra Historia Ecclesiástica que abarca desde el 431 (Concilio de Efeso) hasta el 594.
 Fuente de primera importancia para el conocimiento de la formación de Europa, tanto eclesiástica como civil
es San Gregorio Magno (540-604), autor de vasta producción y muy influyente en la cultura medieval.
Famosas son sus Epistolas, 14 tomos con correspondencia con numerosos personajes de la época.
 San Ambrosio de Milán (339-397 ¿?) De officiis Ministrorum y más de 90 cartas en las que se refleja un
interesante panorama sobre el mundo ostrogodo.
 Sobre el monacato y la evangelización anglosajona es fundamental Veda el Venerable y sobre el monacato
benedictino San Benito de Nursia, autor de la famosa Regula monachorum
 Sobre la España Visigoda, destacar a San Martin de Braga (510 – 580 ¿?) y a San Fructuoso de Braga.

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TEMA 4.- NACIMIENTO Y EXPANSION
DEL ISLAM
1.- LOS PRIMEROS TIEMPOS DEL ISLAM
1.1 La Península Arábiga antes del Islam

La Península Arábiga se divide en dos zonas principales (Norte y Centro) dominadas por paisaje desértico y
clima duro, que condicionó al desarrollo de sociedades en la denominada “Arabia Feliz”, que comprendía las fértiles
tierras costeras del oeste y sur, en Hadramaut, el Yemen, y el Hiyaz, dedicados también al comercio marítimo e
interior. La ausencia de fronteras naturales y capacidad de los nómadas para atravesar el desierto hicieron que fuera
una zona permeable a las influencias de los imperios colindantes.

Las sociedades preislámicas de Arabia se caracterizan por la


organización en grupos tribales o familiares, y una tendencia
contraria a formar grandes unidades que aglutinen gran cantidad
de personas por lazos religiosos, culturales y comerciales. Según la
época, se puede decir que una u otra tendencia predominaba en la
zona.

Los nómadas beduinos se dedicaban principalmente al


pastoreo y a las caravanas, soliendo acampar en verano, cerca de
los oasis para dedicarse al comercio. Sus familias patriarcales, se
agrupaban en clanes con posesión de tierras en común, y luchaban
y emigraban juntos. La tríada de dioses más importante la
formaban Al-Lat (diosa del Sol), Uzza (estrella matutina), y Manat
(diosa de la felicidad), todos ellos sometidos a Allah, como divinidad
superior, que pronto se convertirá en dios único.

Los grupos tribales daban gran importancia a su genealogía


como vinculo de cohesión, y el sistema onomástico árabe se
componía de 5 partes (aunque cualquiera de las partes sirve para
designar una persona, y evitar mencionar el nombre completo):

 Primero, el nombre propio “ism”, originado en la tradición religiosa bíblica, y más tarde coránica (por
ejemplo: Sulayman (Salomón), Harun (Aarón), Hasan, Ahmad o Yaqub (Jacob).
 A veces, antepuesto el apelativo o kunya, que era una fórmula de respeto que solía estar encabezado por la
palabra Abu (padre), que indicaba que era padre y, por tanto, había llegado a la madurez.
 Detrás del nombre iba el apellido “nasab” como indicación de la filiación mediante la palabra ibn (hijo de), o
bint (hija de). Esta parte puede alargarse añadiendo los nombres de todos los antepasados por línea
masculina del individuo.
 El cuarto elemento se refiere al nombre de la tribu, ciudad o región de procedencia “nisba”, precedido del
artículo al (por ejemplo: al-Qurashi, de la tribu de Quraysh, o al-Shatibi, de Játiva).
 Finalmente, el sobrenombre o mote “laqab”, refiriéndose a una cualidad física del individuo, cargo o título
honorífico para personajes importantes (como en el caso de “al-Mansur”, el victorioso, castellanizado como
Almanzor).

44
La mayoría de los habitantes de la Península Arábiga hablaba los diversos dialectos de árabe, pertenecientes
al grupo de lenguas semíticas, coexistiendo con el arameo (de territorios dominados por Bizancio), el copto (de
Egipto), o el persa (de las zonas dominadas por el Imperio Sasánida).

“Abu Amir Muhammad bin Adb Allah bin Ami Amir al-Marafiri al Mansur
Kunya Ism Nasab Nisba Laqab

1.2 Los estados preislámicos: Himyaríes, Gassaníes y Lajmíes


Hacia el siglo VI, los imperios Sasánidas y Bizantino se
repartían la influencia y el territorio de pequeños grupos arábigos
a través de poderes locales, como los gasaníes y lajmíes
(antiguas tribus yemeníes emigradas al norte de Arabia), y los
himyaríes, al Sur. La lucha entre ambos imperios por el control de
las rutas comerciales, y la necesidad de una salida al mar para los
persas, hicieron que se aproximaran a estas tribus, mediante el
establecimiento de bases comerciales, comerciantes,
predicadores itinerantes, y soldados que servían como
mercenarios en los ejércitos imperiales.

Los lajmíes, situados junto al Golfo Pérsico (actual Irak-


Kuwait), y con capital en Al-Hira, debían su trono a los Sasánidas,
que los habían establecido como un estado vasallo como
oposición frente a Bizancio. En el siglo VI se convirtieron al
cristianismo nestoriano, provocando la conquista por Cosroes II
en el 604. Al-Hira fue incorporado al imperio persa, causando así
el debilitamiento de la frontera y el ataque de tribus beduínas.

Los gasaníes, como aliados de Bizancio, facilitaban


jinetes que constituían un contingente móvil eficaz y vigilaban las fronteras, a la vez que sus jefes, con el título de
filarcas, cobraban subsidios del imperio. No tenían capital fija y su población se localizaba en los antiguos territorios
nabateos en Transjordania, y el cauce alto del Éufrates. Su conversión al monofisismo estrecho sus lazos con
Bizancio, aunque una serie de revueltas en las últimas décadas del s. VI contra el emperador Mauricio, y la reacción
de este, debilitaron notablemente a la tribu.

Al sur de la Península, los himyaríes gobernaban desde el siglo I manteniendo relaciones comerciales con los
persas, con lo que Bizancio apoyó al reino abisinio monofisita de Àxum, que invadió el Yemen en el 525, para
asegurar la ruta marítima de la seda.

En el Hiyaz se situaban La Meca y Yatrib, grandes centros comerciales y caravaneros con importante
influencia comercial y política entre los nómadas. La Meca creó una confederación de tribus cliente en torno al
santuario de la Piedra Negra o Kaaba. La ciudad contaba con importantes comunidades monoteístas judías,
cristianas, y hanifíes (árabes que creían en Dios, pero sin adherirse a ninguna de las religiones preexistentes). Entre
los productos que se comercializaban a larga distancia estaban los textiles, las gomas resinosas y el vino de Siria (de
precios exorbitantes, lo que provocaba reacciones incluso antes del Islam). También se usaba el mercado local con
ganado, alimentos, artesanía, armas, además de los anteriores. También eran conocidas sus explotaciones mineras.

1.3 Mahoma y el nacimiento del Islam. La doctrina islámica


La tradición dice que Mahoma nació en el año del Elefante (en memoria a la expedición del gobernante
himyarí contra la Meca), pero no se ha logrado fijar con exactitud esa fecha (barajándose los años 552 o 570), y
tampoco concuerda con la edad a la que Mahoma recibió la revelación, y la de su muerte. Era del clan de los Banu

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Hashim (de la tribu de los Quraysh), una de las más ricas de la Meca, y su matrimonio con Jadiya, le permitió a
Mahoma dedicarse al comercio caravanero, estableciendo contactos con judíos y cristianos en sus rutas por el
desierto. A sus 40 años sintió la llamada profética, recibiendo la revelación del Corán y predicando sobre 3 temas
fundamentales como eran:

- La fe en un Dios único.
- El rechazo de falsos dioses.
- El recuerdo del Juicio Final, para el que el hombre debe estar preparado.

Su condena a los ídolos de la Meca fue el origen de fuertes tensiones, que le obligaron a dirigirse
a Yatrib (conocida como Medina), donde en septiembre del 622 tuvo lugar la emigración (hégira), y que
supuso el inicio del calendario islámico. Para regular las relaciones entre musulmanes y los habitantes de la
ciudad, se realizó una serie de pactos conocidos en la (impropiamente llamada), “Constitución de Medina”, como
una especie de confederación tribal pactada entre ambas partes. Los judíos de Medina acordaron contribuir con los
gastos de guerra manteniendo su religión, y Mahoma actuaría como árbitro para toda querella entre miembros de la
coalición, declarándose Medina como lugar sagrado.

Mientras Mahoma residía en Medina, fue incrementando la comunidad de creyentes (umma), cuyo lazo de
unión era la religión, y se atacaban las caravanas que se dirigían a la Meca, repartiéndose el botín entre los
participantes, y reservando 1/5 parte para Mahoma. Tras su victoria en Badr, el profeta no pudo convertir a los
judíos, siendo expulsados de Medina. Con el apoyo de otras tribus del Hiyaz, logró organizar una peregrinación al
santuario de la Kaaba, llegando a un acuerdo con los Quraysh (pacto de al-Hudaybiyya del 628), con el que entró
pacíficamente en la Meca, y obtuvo de su población el juramento de fidelidad y obediencia. A partir de entonces, el
Islam creció libremente en ambas ciudades, y el Profeta desde Medina, comenzó a sentar las bases de su religión en
torno a la primera mezquita.

Las normas del Islam se basan en el Corán y en la tradición (sunna) que recoge las predicaciones,
recomendaciones y normas de Mahoma, siendo el Corán, el libro sagrado del islam, revelado al profeta, transmitido
oralmente, aprendido de memoria, y salmodiado por los recitadores. Fue la primera obra escrita en árabe, y
considerado como modelo de esta lengua, dividido en capítulos (azoras o suras), que siguen un ritmo parecido a la
poesía árabe preislámica, donde cada versículo era una unidad en sí mismo. Las principales obligaciones del creyente
se conocen como los cinco pilares del Islam, que son:

 La confesión de fe o shahada (“confieso que no hay más dios


que Allah, y Mahoma es su profeta”).
 La oración 5 veces al día, en horas estipuladas, orientado a
la Meca, realizando postraciones y repitiendo azoras del Corán, más la
oración comunitaria en la mezquita cada viernes.
 La entrega de limosnas como medio de purificación y
distribución de riqueza entre los miembros menos afortunados de la
comunidad.
 El ayuno del mes de Ramadán, por el cual, desde el
amanecer hasta el anochecer de cada día está prohibido comer,
beber, fumar y tener relaciones sexuales.
 La peregrinación a la Meca, al menos una vez en la vida,
durante el último mes del año musulmán.
Algunas tradiciones vinculadas a los linajes de la Meca, y otras
de los judíos, se incorporan a la nueva religión como:

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 La guerra contra los paganos y politeístas (primera aceptación del controvertido término yihad).
 La circuncisión.
 Normas alimenticias.
 Poligamia y endogamia (el matrimonio dentro de la familia extensa como signo de nobleza).
 Costumbres tribales, como la organización del ejército, se incorporan también al nuevo Estado.

A partir de la sumisión de las tribus del Hiyaz en el 630, los clanes del resto de Arabia, mandaron legaciones
al profeta y aceptaron convertirse al Islam, a cambio de garantías de no agresión y defensa mutua, al tiempo que
remitían limosna o contribución regular a la comunidad. Antes de la muerte de Mahoma en Medina en el 632,
realizó la llamada “Peregrinación del adiós” a la Meca, estableciendo los ritos de este precepto, que seguirán
después todos los musulmanes hasta la actualidad.

RELIGIÓN ISLÁMICA

DIOS Y PROFETA CINCO MANDAMIENTOS FUENTES DEL ISLAM CONCEPCIÓN TEOCRÁTICA DE


LA SOCIEDAD

Allah, Dios único. Mahoma,  Profesión de fe (sahada) El Corán (114 suras) y la La sharia (código islámico de
último profeta.  oración diaria (salah) Sunna (= “costumbre”), comportamiento, fundado en
“Religión perfecta” basada en  limosna legal (zakat) formada por hadiths la revelación).
la “sumisión a Dios” (Islam).  peregrinación a La Meca; (“narraciones”). El derecho (fiqh):
El Corán (= recitación), fuente  ayuno en mes de La fundamentación teológica -Teólogos juristas (muftíes y
primera (“palabra eterna e ramadán. de la Sunna fue establecida faqíes) emiten fatwas;
increada de Dios”), fue La yihad es el “sexto pilar”. por As-Safi´i (m. 820). - jueces (cadíes).
compilado por orden Creencia en resurrección, Fuentes del derecho: Corán,
del califa Uthman. ángeles, Sunna e ijma (consenso de
demonios y djins. comunidad).
El credo chiita > el imanado. Escuelas jurídicas: hanafí,
malikí,
shafíi y hanbalí (fundada por
Ahmed ibn Hanbal [780-855],
es la principal del sunismo).

2.- LA SUCESION DE MAHOMA. LOS CALIFAS ORTODOXOS (632-661)

El principal problema al que se enfrento la comunidad islámica a la muerte de Mahoma, fue la transmisión
del poder, ya que el Profeta, no nombró ningún sucesor. Una solución de compromiso eficaz en un principio, fue
recurrir a los primeros musulmanes, compañeros del profeta, y unidos por lazos matrimoniales a la familia de
Mahoma.

2.1 Abu Bark


El primero fue Abu Bakr (632-634), padre de Aisha, esposa favorita de Mahoma, quien obtuvo el
juramento de los reunidos para deliberar, iniciando el periodo de los califas ortodoxos o perfectos (rashidun). No
queda claro el tipo de autoridad de estos sucesores, ya que debían ejercer su título de vicario o lugarteniente de
Dios (jalifat-Allah) con capacidades políticas y religiosas, llevando a considerar al Islam como una verdadera
teocracia.

Abu Bakr tuvo que hacer frente a un intento de desvinculación de las tribus, desembocando posteriormente
en las conocidas guerras de apostasía. Acto seguido, Abu Bakr, comenzó la expansión islámica, dirigiendo sus tropas
hacia las fronteras sirias con Bizancio, siendo una política continuada por su sucesor, Umar (634-644).

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2.2 Umar
Durante su reinado y con la adquisición de nuevos territorios para el Islam, los linajes qurayshíes y
medineses ostentaron las conquistas y dirección del Estado, mientras que los clanes coaligados con Medina
ocuparon la elite de las guarniciones en zonas recientemente conquistadas. Se creó una secretaría o registro de los
participantes en las campañas y su retribución, proporcional a la fecha de su conversión y su incorporación al
ejército. Esta visión islámica del califato se oponía a los intereses de los poderosos linajes de la Meca

Tras el asesinato de Umar por un esclavo en el 644, se barajo la sucesión de dos candidatos, Ali (primo de
Mahoma, casado con su hija Fátima y apoyado por medineses), y Utmán (644-656), elegido entre aristócratas del
clan Omeya (rama de los Quraysh)

2.3 Utmán
El califato de Utmán es recordado por la compilación del Corán y las acusaciones de nepotismo contra
el califa. Tras la muerte de Mahoma no existía una redacción completa del Corán y la muerte de sus compañeros,
que lo habían aprendido de él, y la recitación de versiones distintas en Siria, Irak y Persia, hizo necesaria la fijación
del texto por escrito. Utmán ordenó realizar la versión canónica, eliminar las versiones discordantes

Por otra parte, Utmán encomendó el gobierno de las provincias a miembros de su familia, y practicó una
política favorable a los intereses de las tribus de la Meca. Las guarniciones de Cufa y Basora (Irak), y las de Egipto con
elites de jefes tribales, se rebelaron y se resistieron a su participación en las rentas de las tierras que habían
pertenecido a los emperadores sasánidas, originando nuevas medidas fiscales por parte del califa, aunque ello llevó
a la ruptura y posterior asesinato de Utmán.

2.4 Alí
Alí (656-661) fue proclamado califa sin el apoyo de los qurayshíes, que se agruparon en torno a Aisha (viuda
de Mahoma), y se dirigieron a Basora en busca de refuerzos, mientras Alí hacia lo propio en Cufa. El enfrentamiento
de ambos bandos en la Batalla del Camello en el 656, se saldo con la derrota de los qurayshíes, el retiro de Aisha, y el
triunfo de Alí que nombró gobernadores para Basora y Egipto. El califato se guió por una autoridad más carismática y
el reconocimiento de la igualdad de todos los creyentes, mientras que, en Siria, el gobernador Muawiya (de la
tribu Omeya y primo del califa Utmán), reclama venganza y se proclama líder opositor contra Alí.

Ambos, se enfrentaron en la considerada como primera guerra civil del Islam, que culminó en la Batalla de
Siffin en el 657, una de las más importantes por sus consecuencias. Se dice que los partidarios de Muawiya
enarbolaron páginas del Corán en sus lanzas y, asustado por violar el texto sagrado, Alí se vio obligado a aceptar el
arbitraje. Lo que se discutía no era su derecho al califato, sino su posible implicación en la muerte de Utmán y la
legitimidad de las quejas de los Omeyas. Los jariyíes se enfrentaron a Alí por conservar sus prerrogativas como
primeros conquistadores (ya que iban ganando la batalla), hasta que uno de sus miembros asesino a Alí.

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CALIFATO ORTODOXO (632 – 661)

Sucesión del Profeta Se formaron tres partidos:


 Los “compañeros” (los “emigrados” y los “asociados” medineses).
 Los “legitimistas” (favorables a Alí, repudian la fórmula de sucesión electiva)
 La aristocracia Qorayshita (Omeyas).

Triunfo de los Se constituye el califato “perfecto” u “ortodoxo”, electivo, no dinástico, que duró veintinueve años,
“compañeros” agitado por con fuertes tensiones internas.
Condición de califa El califa es el heredero de los deberes y privilegios del Profeta (a excepción de su profetismo).
Recibe los títulos de Kalifa Rasul Allah (sucesor del mensajero de Alá) y Amir al-muminin
(comandante de los creyentes).
Abu-Bakr (632-634) Un califato breve, consagrado al sometimiento al Islam del conjunto de Arabia.
Omar (634-644) Muy valorado en tradición musulmana, puso las bases del Estado islámico y dio un impulso decisivo
a la expansión del Islam fuera de Arabia. Fue asesinado por un esclavo cristiano persa.
Uthman u Otmán (644- Anciano piadoso que se opone a las pretensiones de su parentela, los Omeya.
656) Recopiló el Corán.
Fue asesinado en una sublevación de qorayshíes aspirantes al califato. Con él concluyó la época
patriarcal del Islam.
Alí (656-661) Afirmaba derechos iniciales al Califato.
Derrotó a Aixa y a los “compañeros” (batalla del camello. 656).
Moawiya, gobernador de Siria, fue su principal adversario. La batalla de
Siffin (657) se cerró con un arbitraje favorable a Moawiya.
Los kharidjitas, que era seguidores de Alí, refutaron el recurso al arbitraje porque lo consideraron
una claudicación y constituyeron un cisma. Alí, por su parte, siguió luchando por su causa hasta que
murió asesinado.

3.- EL CALIFATO DE DAMASCO (661-750)


3.1 La dinastía Omeya (661-750)
A la muerte de Alí, seguía sin haber acuerdo sobre quién debía ostentar la dignidad de califa. Hasta entonces
se elegían los candidatos en asamblea (shura) con predominio de miembros de las grandes tribus, y luego
confirmado por la comunidad de creyentes. Había partidarios de que fuese miembro de la familia de Mahoma, como
verdadero linaje sagrado, con numerosas posibilidades para los hijos de Alí y Fátima o su descendencia, hijos de Alí
con otras mujeres, u otros miembros de la tribu Quraysh. Muawiya reclamó sus derechos, basando su
legitimidad por su descendencia de los Quraysh, y fue proclamado califa en Jerusalén, eligiendo
Damasco como capital.

Dos ramas de la familia omeya ostentaron el poder sucesivamente:

- Los sufyaníes (3 califas)


- Los marwaníes (11 califas).

Durante su dominio se puso fin a las grandes conquistas y se inició la organización interna del califato,
tomando como modelo a los imperios Bizantino, Sasánida y la administración de los territorios que iban
conquistando. Muawiya introdujo la sucesión hereditaria del hijo o hermano del califa, mediante la confirmación
de los jefes de tribu, que debían prestar juramento de fidelidad al heredero, en vida de su antecesor, para evitar
peligrosos momentos de transición. Esta medida fue muy criticada y dos grupos opositores de Muawiya lo
consideraron un usurpador, tomando las armas cada vez que se planteaba un problema de sucesión al califato:

 La familia de Alí y su entorno cercano se agruparon en la secta Shi`a o Chiísmo. Uno de los hijos de Alí,
Hasan, renunció a sus derechos y aceptó al nuevo califa, pero Husayn encabezó una rebelión y fue
ajusticiado, convirtiéndose en un mártir.

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 Un grupo formado por los jariyíes, consideraban que el califato no tenía por qué ser ejercido por un
miembro de la tribu qurayshí, sino por el musulmán mejor cualificado. Fueron grandes opositores del
califato omeya, sobre todo en el Golfo Pérsico y el Norte de África.

Por oposición, los partidarios de Muawiya y de la sucesión dentro de la tribu de los Quraysh se llamaron
sunníes, pero con la muerte del nieto de Muawiya, se terminó la rama sufyaní de los Omeyas.
Durante un breve periodo de tiempo hubo dos califas, nombrados por diferentes facciones: Marwan, que
restableció el gobierno omeya fundando la rama marwaní de la familia, e Ibn al-Zubayr, hijo de uno de los
compañeros de Mahoma. Ambos se enfrentaron en la segunda guerra civil, sufriendo las tribus árabes una
reagrupación de alianzas y provocando la división del Estado en dos grandes confederaciones. Los qaysíes (del norte)
y los yemeníes (del Sur) quedaron agrupados en el ejército y la sociedad por vínculos familiares, reales o ficticios, y
su apoyo a uno u otro califa condicionó el gobierno de la dinastía. Los qaysíes, que apoyaban a Ibn al-Zubayr, fueron
vencidos en la Batalla de Mary Rahit del 684 por los yemeníes de Marwan, estableciéndose así, la 2ª rama de los
Omeya, a la vez que se sofocó una revuelta chiíta en Cufa, en torno a uno de los hijos de Alí.

Abd al-Malik (685-705), hijo y sucesor de Marwan, se benefició de los éxitos militares de su padre, y su
califato fue uno de los más prósperos del periodo. Se consolidó con la sucesión de varios hijos suyos, prosiguió las
conquistas, y el aparato estatal se organizó cada vez mejor, aunque continuaban las revueltas chiítas y jariyitas en
Irak y Persia. Tras este periodo siguieron una serie de califas efímeros que tuvieron que enfrentarse a rebeliones de
los nuevos musulmanes, entre ellos destaca Umar II (717-720), por intentar reformar la situación de los musulmanes
no árabes, equiparándolos en privilegios a los árabes, y practicando una política de equidad entre tribus. Procuro
mantener aquellos territorios cuya ocupación y organización podía garantizar una reacción bizantina contra el
califato.

La crisis afloró durante el gobierno de Hisham con rebeliones de jariyíes y chiítas, añadidas a conflictos
alejados del califato. La incompetencia de los últimos califas, junto al apoyo de una u otra confederación de tribus,
produjo el caos en el gobierno. Marwan II, el último califa omeya, trató de poner orden eliminando a los omeyas
disidentes, pero no consiguió reprimir la revuelta de jariyíes, que ocuparon Cufa y Mosul. El movimiento abasí,
surgido en la zona más oriental del califato, puso fin al gobierno, y termino con todos los miembros de la familia,
excepto Abderramán I, que escapó y fundó la dinastía Omeya cordobesa.

CLAVES DE LA DINASTÍA OMEYA


Califato de Muawiya (661 – Constituyó un Estado árabe-sirio unitario con capital en Damasco, centro de sus conquistas.
680) Triunfa con él el principio de sucesión dinástica.
Desarrollo de un ejército fuerte, apoyado en los djuns (unidades árabes establecidas en Siria).
Sunismo Se configura el sunismo (de Sunna) que constituirá la ortodoxia musulmana mayoritaria.

Movimientos contrarios a la En contra de los Omeyas se alzaron fuertes movimientos de oposición, de signo político y
dinastía Omeya religioso, en Irak y en el Maghrib:
1. Los kharidjitas en Arabia, rigoristas, opuestos al principio dinástico.
2. Los shiitas partidarios de Alí y sus descendientes: la escisión definitiva se produjo a la
muerte de al-Husayn, hijo de Alí, en Karbala (680), a manos de tropas omeyas.
Cuestiones tribales Se asiste a la prolongación de las confrontaciones tradicionales entre tribus preislámicas
(yemeníes o kalbíes frente a kaysíes), con repercusión en la Península Ibérica.
Final de la dinastía Omeya Derrota final de los Omeyas por los Abbasíes, cuyas bases de poder se hallaban en Oriente.

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3.2 La organización social de un estado multiétnico
Durante el gobierno de los omeyas se creó el Estado islámico propiamente dicho, con un conjunto de
territorios con población de etnias y religiones diversas, que ya no admitía los vínculos propios del sistema tribal.

A la cabeza de la comunidad de creyentes (‘ umma) quedaron los árabes, en minoría frente a la población
indígena, que respetaban la división en tribus por barrios en las ciudades, y se reservaban el ejercicio de las armas y
distribución del botín adquirido. En las zonas desérticas se mantuvo el modo de vida de las tribus beduinas nómadas
convertidas al Islam.

El segundo eslabón social lo constituían los nuevos conversos al islam o clientes (mawlà, pl. mawali),
vinculados a una familia musulmana por lazos de clientela, es decir, la familia les proporciona protección y
proyección social a cambio de pagos o prestación de servicios. Los clientes podían ser cautivos de guerra o esclavos
manumitidos, que adoptan el nombre de la familia de su señor, o personas libres que voluntariamente contraen este
tipo de lazos. Su estatuto era inferior al de los árabes, pero la lucha por su igualdad (reconocida en teoría por el
Corán), originó la mayoría de conflictos internos en el califato.

El resto de población libre, de religión diferente, constituyó el grupo de los protegidos (dimmíes), que
incluían las llamadas “religiones del libro” (cristianos, judíos y zoroastras). El mundo rural se mantuvo
mayoritariamente cristiano y próspero, excepto en la zona fronteriza con Bizancio, donde la autoridad del obispo
alcanzaba a una ciudad (sede) y su territorio rural correspondiente. Las Iglesias siguieron en uso, construyéndose
algunas nuevas, mientras las mezquitas eran escasas y de tipo campamento. No se excluyó a los cristianos de los
puestos de gobierno del Estado, pues así se mantenía el orden social y el desarrollo económico. A partir del califato
de Umar II, su situación empeoró por el aumento de impuestos, a los judíos se les prohibió la peregrinación a
Jerusalén, y los persas zoroastras fueron objeto de campañas de proselitismo, llevadas a cabo en parte por los
chiítas.

Existía un importante grupo de esclavos, bien heredados de formaciones imperiales anteriores, o cautivos
de las múltiples guerras de conquista, sin que su estatuto fuera vitalicio, ya que el Islam favoreció su manumisión a
través de vínculos de clientela. Los mercados de esclavos proliferaron ante la demanda de los señores árabes, que
veían en ello una forma de incrementar su poder.

3.3 La administración del califato omeya


La administración del Estado omeya se dividió en varias provincias consideradas como virreinatos y que
en época de Muawiya eran 3 (Egipto, Cufa y Basora). Conforme se extendía el califato se fueron ampliando estas
divisiones y se crearon dentro de ellas provincias de segundo rango, siempre con capital en una metrópolis
administrativa. A un tercer nivel se encontraban las coras (con capital propia), y un nivel por debajo, los distritos
rurales. Estas divisiones servían propósitos fiscales, de organización militar, y las grandes ciudades actuaban a la vez
como cecas, acuñando moneda para pagar al ejército y administración de cada provincia. A finales del califato omeya
la distribución era:

 Egipto con capital en Fustat (El Cairo)


 Iraq, Jurasán y Transoxiana, con capital en Cufa.
 Arabia con capital en Medina
 Azerbaiyán, Armenia y Alta Mesopotamia, con capital en Mosul
 Provincia Occidental de Ifriqiya con capital en Qayrawan
 Al-Andalus con capital en Córdoba

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A la cabeza de la administración provincial figuraba una autoridad militar (árabe), y una fiscal (cliente) de
alto rango vinculado a la población indígena.

La gran provincia administrativa de Siria, dependiente de los omeyas y corazón del califato, quedó dividida
en 4 provincias militares (yund pl. aynad), Emesa, Damasco, Jordania y Palestina, uniéndose una quinta, Qinnisrin
(Shalkís), durante el gobierno de Yazid I. Su localización iba de Norte a Sur, y cada una disponía de puertos,
favoreciendo la defensa contra los bizantinos. Aún se discute si esta división se basó en la reforma administrativa de
Siria realizada por Heraclio, o si fue original de los árabes.

El califa Abd al-Malik fue quien impuso el árabe como lengua de la administración (ya que los registros se
llevaban entonces en griego y pahlavi), reformó la moneda (abandonando los tipos bizantinos y persas), y convirtió
Jerusalén en gran centro religioso paralelo a la Meca y Medina.

ORGANIZACIÓN POLÍTICA DEL CALIFATO OMEYA


Se constituye un Estado multiétnico, que se impone a la organización tribal y patriarcal de la etapa anterior.
Organización administrativa basada en patrones romano-bizantinos.
Corte fastuosa en Damasco, con ceremonial imperial inspirado en los modelos bizantino y sasánida.

Organización provincial en distritos (koras) dirigidos por emires o valíes.

Altos cargos designados entre la aristocracia árabe (kalbíes sobre todo) y los libertos de los Omeya.

Arabización lingüística impuesta por Abd al-Malik (685-705). El árabe, lengua sagrada según el Corán.

Reforma monetaria: dinar (oro) y dírhem (plata).

Nuevo régimen fiscal (impuesto territorial: khardj // impuesto personal para los no conversos: djizya).

Pronto surgió descontento entre los no árabes convertidos al Islam, muchos de ellos clientes (mawali) de los árabes.
Despreciados y sometidos a elevados impuestos, reivindican para sí el régimen del zakat.
Se adhirieron al kharidjismo y otros movimientos rebeldes.
Primer arte califal  Las mezquitas adquieren una configuración definidad, inspiradas en la basílica helenística (muro de la kibla,
mihrab, maxura).

4.- CARACTERISTICAS DE LA EXPANSION ISLÁMICA (632 -750)

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La coyuntura política y social contribuye a explicar el triunfo del Islam:

 Los sasánidas habían sido derrotados por el emperador bizantino Heraclio, dejando libre a los musulmanes la
Arabia Oriental y Meridional y los reinos tapón entre ambos poderes habían desaparecido, desapareciendo
las fronteras militares de la zona.
 Se apoyaron en la colaboración de la población autóctona, agobiada de los altos impuestos bizantinos y
persas y de las diferencias religiosas que enfrentaban a monofisitas y ortodoxos.
 Contribuyó también la flexibilidad del estatuto de protegidos (dimmies), otorgado a cristianos y judíos, que
les permitía mantener su religión a cambio de impuestos especiales: el territorial (jaray) y una capitación
(yizya).
La superioridad militar de los invasores era patente por su buena organización, bajo jefes qurayshies y
medineses, facilitada por el registro creado por Umar, y evitando el exceso de concentración de poder en manos de
los fejes locales. Tambien fue patente su gran movilidad, debido a su dominio de las rutas caravaneras, que les
permitía colocar campamentos (amsar) en puntos estratégicos.

La expansión del Islam por la cuenca mediterránea y el continente asiático, durante su primer siglo, se divide
en 4 periodos de avance, frenadas cada una de ellas por conflictos internos:

4.1 Primera expansión (623-656)


Desde la creación del Estado de Medina por Mahoma hasta el fin del poder de los califas ortodoxos,
consiguiendo Arabia, Siria, Iraq, Egipto y algunos territorios de Irán. Durante el reinado de Umar se fundaron las 3
principales ciudades de acantonamiento de tropas (Basora, Cufa y Fustat). Terminó con la primera guerra civil (656-
661) entre Alí y Muawiya, firmándose una tregua con Bizancio.

4.2 Segunda expansión (661-683)


Bajo los primeros omeyas con una política imperialista de amplio espectro se conquistó la mayor parte de
Túnez y el Jurasán. Se acuñaron monedas en los nuevos territorios y los ejércitos sirios fueron utilizados como
colonizadores de nuevos territorios. Fue detenida por la segunda guerra civil (683-692) entre Marwan e Ibn-al-
Zubayr, con una nueva tregua con Bizancio.

4.3 Tercera expansión (692-718)


Durante el califato de los marwaníes se produjo una nueva oleada de conquistas en el Magreb, la Península
Ibérica, Transoxiana, y el Sind (India), que se detuvieron con la terrible derrota en los muros de Constantinopla en el
717-718, además de que los conflictos entre antiguos y nuevos musulmanes, dificultaron la integración de estas
zonas en el califato.

4.4 Cuarta expansión (720-740)


El intento de ampliar los límites del califato omeya mientras se desarrollaban luchas por la sucesión al trono,
no tuvo efectos territoriales importantes. Se avanzó por el Norte de África, el Cáucaso y Transoxiana, pero hubo
dificultades, y la revuelta de los bereberes norteafricanos en el 704, demostró la imposibilidad de mantener la
política de conquistas, y los disturbios con el tiempo concluyeron la expansión islámica.

Tras la conquista, se planteó la emigración de la población musulmana a las nuevas zonas conquistadas, comenzando
por los beduinos y después los árabes como élite militar, que establecieron relaciones cordiales con la población
autóctona de las nuevas zonas, a veces mediante pactos y matrimonios, y se iba adaptando la economía de las zonas
a las nuevas necesidades como, por ejemplo, la desecación de pantanos y la irrigación de zonas de cultivo junto a las
nuevas ciudades, para su alimentación.

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LA EXPANSIÓN ISLÁMICA (632-750)
Impulso expansivo y belicista prodigioso. Debilidad de los imperios bizantino y sasánida.

Conquista de Palestina y El emperador Heraclio fue vencido en las batallas de Ajnadain (634) y Yarmuk (636).
Siria Jerusalén cae en 638.
No obstante, los árabes tuvieron dificultades para penetrar en Anatolia (Asia Menor).
Conquista del imperio Yazdijerd IV fue vencido en Kadisiya (637).
sasánida (Mesopotamia y Los árabes ocupan Mesopotamia (fundación de Basra y Kufa) e Irán (batalla de Nihawand en 642).
Persia) Ocupan a continuación el Azerbadjan y la Persia meridional.

Conquista del Norte de Expansión dirigida por Ukba ben Nafi.


África Conquista de Tripolitania y Túnez (fundación de Kairuán en 670).
“Carrera hacia el Océano”  Conquista de Tánger y Agadir (680-683). Resistencia bereber y
bizantina (destacó el caudillaje de Al-Kahina, la “adivina”).
En el 709 se consuma el control por los árabes del norte de África.
Península Ibérica Musa ben Nusayr, tras conquistar Ceuta, envía a España a su liberto Tarik ben Ziyad, quien
derrota al rey visigodo Rodrigo en Guadalete (711). Conquista rápida de la Península.
Bastión resistente en Asturias: Pelayo vence en Covadonga (718).
Una gran sublevación de los bereberes (750) provocó la formación del “Desierto del Duero”.
Alfonso I (739-757) consolida el reino de Asturias.
Reino Franco Campañas árabes sobre Septimania, Lyon y Burdeos.
Finalmente, el mayordomo franco Carlos Martel les derrota en Poitiers (732).
Los árabes renuncian a las Galias.
Constantinopla Esfuerzos vanos de los árabes por conquistar Constantinopla, defendida por el “fuego griego”.

Conquista de Transoxiana La Corasmia, entre los ríos Oxus y Yaxartes, es conquistada a principios del s. VIII.
Ciudades importantes en esa región: Bukara y Samarcanda.
China Los chinos (dinastía Tang) son derrotados en el río Talas (751), lo que señaló el final de la
expansión China en Asia Central.
India Penetración en el Sind (oeste de la India) y conquista de una parte del Punjab.

FUENTES
El principal problema para reconstruir el nacimiento del Islam es la carencia de fuentes coetáneas, debido a
la tardía formación de la tradición literaria árabe, lo que obliga a recurrir a fuentes en otras lenguas y procedentes de
otras culturas:

Papiros escritos en griego


Crónicas siriacas
Fuentes latinas occidentales
En cuanto a documentación, la mas temprana (610-730), aparece en forma de epigrafía, en estelas monedas,
o escrita en papiros en Egipto o Palestina. Hay documentación de tratados, correspondencia, arengas o sermones en
crónicas posteriores. El documento más temprano es la Constitución de Medina, firmada por Mahoma con los
habitantes de dicha ciudad, aunque su forma original no es segura. Tambien aparecen listados de los participantes
en las batallas del profeta,

En una etapa posterior (730-830). La sunna o tradiciones correspondientes a la vida del profeta es la que
más datos ha aportado, aunque su tradición oral no fue puesta por escrito hasta el siglo IX. Tanto sunnies como
chiíes tienen sus propias colecciones canónicas de temas legales y morales.

Las biografías de Mahoma también son importantes destacando las de al-Zuhri (m. 742), cuyo otiginal no se
ha conservado; la Sira de Ibn Ishaq (m. 761) es la más citada, a través de la recensión de Ibn Hisham (m. 835)

Otro género literario son las colecciones de noticias (jabar), destacando las de Zubayr b. Bakkar (siglo IX) y la
de al-Tanuji (s. X). En la península Ibérica la Colección de Noticias, que narra la conquista de Al-Andalus, del s. X.

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También destacan las cronografías o anales (ta´rif) donde las informaciones se organizaban en epígrafes que
seguían el calendario de la Hégira. Las historias de los califas se organizaban por reinados, desde su entronización
hasta su muerte.

A tener en cuenta que gran parte de la historiografía sobre los Omeyas fue escrita en época abasí, con matiz
claramente hostil e incluso se creó un género con los crímenes de los Omeyas

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TEMA 5.- EL CALIFATO ABBASÍ
1.- EL MOVIMIENTO ABBASI

Los conflictos sociales y étnicos durante el califato Omeya eclosionaron en torno al 750, año de la
denominada “revolución abasí”, en la que se sustituyó una dinastía árabe por otra, aprovechando las
transformaciones en el seno del califato. Al problema de la legitimidad dinástica del califa, se añadieron:

 El deseo de igualdad de los nuevos conversos (muladíes) respecto a los musulmanes conquistadores.
 Crecientes cargas fiscales en todas las zonas del imperio.
 Desintegración de la organización administrativa del califato Omeya por la sustitución de Damasco por
otras capitales.
 Modificación de alianzas tribales que apoyaron a los Omeyas.

Los Abasíes se declaraban descendientes de un tío del Profeta (Abbas ibn Abd al-Muttalib) cuya
familia, partidaria de Alí, se refugió en Palestina. Los abasíes se desplazaron a Cufa y Jurasán, atrayendo varios
grupos descontentos con el régimen Omeya (chiítas partidarios de otros hijos de Alí, conversos iraníes, árabes
instalados en Jurasán abandonados por el califa, etc.).

La predicación de líder religioso Abu Muslim (que acusaba a los Omeyas de impíos tiranos que incumplían el
Corán, y postulaba el retorno de la pureza de la comunidad islámica, con un gobernante justo), reunió un verdadero
ejército y canalizó el descontento social. Abu Muslim nunca reveló quién era el verdadero dirigente de la
conspiración, pero fue descubierto por espías y ejecutado por Marwan II, en medio de una gran rebelión que ocupo
Merv (una de las principales ciudades del Jurasán). Dicha rebelión se extendió hasta Cufa, en cuya mezquita fue
proclamado Abu-l-Abbas al-Saffah (el Sanguinario) primer califa abasí, y las fuerzas omeyas fueron derrotadas
junto al río Zab en el 750, muriendo asesinado Marwan II en Egipto.

ADVENIMIENTO DE LOS ABBASÍES


Los descendientes de al-Abas, tío del Profeta, organizan una rebelión en contra del califa Omeya
Marwan II.
La rebelión contra
Los rebeldes contaban con partidarios entre las tribus yemenitas instaladas en el Jorasán
Marwan II (noroeste del Irán).
La rebelión, dirigida por un agente, Abu Muslim, triunfó en el Irán.
Abu al-abas al-Saffah (“el generoso”, designado luego como “el sanguinario”) fue proclamado
califa en Kufa.
Llegada al poder de
Derrota de Marwan II en el gran Zab, afluente del Tigris. (750).
Abu al-abas al-Saffah Eliminación de la familia Omeya en la localidad de Abu Futrus, en Palestina.
La Capital del nuevo califato abasí o abásida fue Bagdad, en Mesopotamia.
La nueva dinastía surge de un movimiento de base popular compleja, favorable a la tradición del
Profeta y enemigo de los Omeyas y del predominio sirio en el Imperio: una concepción
carismática del poder (el imam como ser cuasi divino), que contó con la inicial simpatía de los
La nueva dinastía chiitas.
Sin embargo, los abasíes no tardarían en romper con los Alidas y su concepción de signo
revolucionario. Algunos califas, como al-Mahdi (775-785), intentaron una reconciliación con la
oposición chiita, pero sin demasiados resultados.

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2.- EL GOBIERNO DE LOS ABBASIES (750-945)
2.1 La dinastía
Al-Saffah (750-754) dedicó su corto reinado a eliminar las resistencias sirias, jariyíes y chiítas opositoras a
su candidatura, atrayendo para ello a generales del ejército Omeya. Le sucedió Al-Mansur (754-775), verdadero
fundador de la dinastía, con el apoyo de Abu Muslim y los jurasaníes. La fuerza del predicador amenazaba la posición
del califa, por lo que al-Mansur ejecuto a Abu Muslim al poco tiempo de llegar al poder y asegurarse la lealtad de
otros jefes guerreros. La figura de Abu Muslim se convirtió en símbolo de resistencia iraní frente a los árabes, pero
sus sublevaciones fueron pronto sofocadas.

Al-Mansur no consiguió apaciguar los movimientos religiosos que sacudían el imperio: Los rawandíes del
Jurasán (que pretendían adorar al califa como un Dios, siguiendo antiguas tradiciones persas), se amotinaron en
palacio al no conseguir su propósito. Los conflictos étnico-religiosos en Cufa, hicieron que el califa se trasladara y
fundara Bagdad en el 762, acantonando el ejército jurasaní cuyos jefes mantenían una estrecha relación de clientela
con el califa. Estas tropas se utilizaron para expediciones de corto alcance contra Bizancio y para sofocar revueltas de
signo jarayí en el Magreb, aunque la resistencia más importante fue la chiíta, muy numerosa en Basora y Medina con
el apoyo de 2 biznietos de Alí, pero fueron derrotados por los abasíes.

Durante el califato del famoso Harun al-Rashid (protagonista de Las mil y una noches), se intensificó el
enfrentamiento con el Imperio Carolingio por las rutas comerciales del Mediterráneo. Los jariyíes devastaron
Armenia y Azerbayán, apoderándose de Mosul, mientras surgían tendencias nacionalistas en varias zonas del
oriente islámico, exacerbadas por conflictos entre musulmanes y muladíes. Tras el alzamiento de Samarcanda,
Transoxiana quedó fuera del dominio califal, mientras que los jariyíes se sublevaban en el Jurasán. Este ambiente
de secesión inminente, pudo influir en la decisión de Harun al-Rashid de dividir el califato entre sus dos hijos,
al-Amin (que gobernaría Iraq, Siria y el Magred con capital en Bagdad), y al-Mamun (que ocuparía el Jurasán, jurando
fidelidad a su hermano).

El conflicto no se hizo esperar, y la lucha entre hermanos terminó con la ejecución de al-Amin y el triunfo
de al-Mamun (813-833) que, manteniendo la capital en Jurasán, nombro heredero a un descendiente de Alí (no
vinculado a la familia), desencadenando así, una guerra civil afectando a todo el califato y rompiendo lazos con la
aristocracia persa, retornando a Bagdad.

Otra cuestión candente fue la imposición del mutazilismo (doctrina islámica especulativa que defendía que
la fe debía entenderse y explicarse de forma razonada). Los mutazilíes postulaban la unidad de Dios, rechazaban su
concepción antropomorfa y la teoría de la predestinación, a la vez que esperaban la llegada del imán justo (mahdi),
que instaurará la sociedad del bien. Pero el intento del califa de tomar las riendas del pensamiento teológico del
Islam fracasó, y fueron los ulemas o estudiosos de la ciencia religiosa los que dictaron los criterios doctrinales a
seguir.

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Las revueltas sociales debilitaron al ejército jurasaní que sirvió a los intereses abasíes, y el hermano del
califa, Al-Mutasim, se rodeó de un ejército privado de turcos mamelucos (de mamluk, esclavo) del mercado de
esclavos de Samarcanda, cuya característica principal era la fidelidad total hacia su señor, y le sucedió en el trono
del 833 al 842. Aislados de la sociedad, sin conocer la lengua árabe y muchos ni siquiera musulmanes, estos
soldados recibían un estipendio por sus servicios, a veces con tierras, y pronto coparon los cargos militares del
califato. Al-Mutasim trasladó la capital a Samarra, con un nuevo desplazamiento del eje del imperio hacia oriente.

El poder de los mamelucos no dejo de crecer, llegando a asesinar al califa Al-Mutawakil (847-861), quien
había intentado intentado llevar a cabo una serie de reformas:

o Acabar con su predominio en el ejército contratando de nuevo elementos árabes.


o Revocar los decretos a favor del mutazilismo.
o Contrató funcionarios que rompieran los vínculos hereditarios de los cargos administrativos.
o Por último, se enfrentó a los chiítas.

Su magnicidio abrió las puertas a la anarquía, agravada por la disminución de ingresos por la
desmembración de amplios territorios. La incapacidad de los califas por pagar a las tropas y funcionarios solo hacían
que agravar más la situación, provocando más revueltas.

A partir del 870 surgieron poderes locales en las provincias, y a los califas no les quedaba más remedio
que aceptar a cambio de su reconocimiento y pago de un tributo. Los hermanos Al-Mutamid (870-892) y Al-
Muwafaq (hijos de Al-Mutawakil) consiguieron reconocerse, el primero como califa, y el segundo como líder de las
tropas turcas, cuyos jefes le obedecieron a cambio de garantías para sus intereses. Al-Muwafaq se reservó el control
de la administración y consiguió victorias importantes contra los Tuluníes de Egipto o los Zanyíes. Sus hijos vieron las
últimas luchas de expansión del Islam en Oriente, y la vuelta al poder abbasí de Egipto,
Siria y Norte de Mesopotamia.

La crisis final (908-945) transcurrió durante el reinado de 5 califas, en lucha por


controlar cada vez más escasos recursos. La práctica de arrendar los impuestos a
personajes que adelantaban dinero para permitir mayor liquidez, ocasionó abusos en la
recaudación que agitaba a la población, a la vez que permitía la aparición de una nueva
clase de poderosos con influencias políticas. El deterioro de la situación del califa, el
poder militar de los turcos y la decadencia de la administración central posibilitaron que,
en el 946, los buyíes se hicieran con el poder de facto, y los Abasíes pasaron a ser
simplemente legitimadores del poder de sus nuevos visires.

2.2 Las reformas administrativas abbasíes


La administración abbasí incorporó los usos y el ceremonial propio de la corte Sasánida, gracias a
numerosos funcionarios jurasaníes, de diversos credos. El califa Al-Mansur se apoyo en dos pilares para la
reestructuración del califato:

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 Los miembros de su linaje, con los que distribuyo cargos militares y tierras de los Omeyas (sobre todo en
Siria, Basora y Cufa)
 Los clientes de los Abbasíes, en su mayoría jurasaníes (persas) que ocuparon cargos en la administración
central y provincial.
Tanto los miembros de la red familiar como los clientes de los abbasíes, servían como gobernadores de
provincia, funcionarios o jefes del ejército, y entre los clientes destacaron los Barmakíes, jurasaníes que ocuparon
altos puestos del gobierno como consejeros directos del califa. Mantuvieron su influencia bajo los sucesores de Al-
Mansur, hasta que su poder fue destruido por Harun al-Rashid, para evitar intromisiones en la decisión de la
herencia del califa.

La administración central se organizó en secretarías con un visir al frente de cada grupo de secretarios,
siendo las principales secretarías las de diplomacia o cancillería, correos y finanzas o tributación. En cada provincia
había un intendente a cargo de sus funcionarios, catastro, libro de cuentas y archivos. Si los impuestos eran difíciles
de percibir, se recurría a tantos alzados que se repartían entre los habitantes, y cuando la transferencia al tesoro
califal era dificultosa, se reinvertía localmente, incrementado el poder de los gobernadores.

Los impuestos podían variar, pero los 3 impuestos generales eran:

 La limosna legal (zakat) que se transformó en un diezmo sobre la producción de la tierra, cabezas de ganado
o productos comerciales.
 La capitación (yizya) que pagaban los no musulmanes.
 El impuesto territorial (jaray) adscrito a todas las tierras y que debía pagar todo propietario fuera cual fuese
su credo.

El califa contaba con tierras de su propio patrimonio, monopolios industriales o comerciales, aduanas, 1/5
parte del botín de guerra, productos confiscados, bienes vacantes por no haber heredero, y los derechos sobre las
herencias. También delegaba su poder judicial en los cadíes o jueces, nombrados y destituidos por él, o por el cadí
mayor de Bagdad. Los cadíes debían ser expertos en derecho islámico (fiqh), y su cargo tenía un matiz religioso.

2.3 El desarrollo económico

Agricultura

En la producción agraria predominaba la agricultura de secano, regada con agua de lluvia o pozos, y
en la mayor parte del califato se practicaba el barbecho o rotación de cultivos. En algunas zonas se utilizaba la
irrigación con canales, cuya construcción y mantenimiento era un servicio público. La innovación más importante fue
la introducción de nuevas especies vegetales a partir de Irán, Siria y Egipto, con plantas de estación corta como la
espinaca (oriunda de Isfahan), y la berenjena. Cultivos que ofrecían la posibilidad de una segunda cosecha en verano
(arroz, algodón, melón, sorgo, y caña de azúcar), algo que antes era imposible, y nuevos árboles frutales como
limoneros, naranjos, plataneros, cocoteros y mangos, y plantas tintóreas como la alheña y el índigo.

El derecho islámico distingue 4 tipos de tierra:

 De propiedad individual, escasa salvo en Arabia y Mesopotamia.


 Perteneciente a la comunidad, pudiendo ser cultivada por aparceros al servicio de las autoridades o cedida
en usufructo a particulares (iqta’), con obligación de que su producción pagara el diezmo correspondiente, o
bien a cambio de un servicio militar en las fronteras.
 Pertenecientes a antiguos propietarios, que pagaban a cambio el jaray.

59
 Tierras de “manos muertas” (waqf, habus), cuyas rentas se destinaban al mantenimiento de instituciones
pías o asistenciales como mezquitas, madrazas y hospitales, o bien a una fundación familiar.

Ganadería

La ganadería era principalmente de animales de monta (dromedarios o caballos), necesarios para


grandes desplazamientos por el califato y para la guerra, seguido de ganadería ovina y caprina.

Comercio y Artesanía
Las grandes ciudades favorecieron el desarrollo del artesanado y actividades industriales, destacando las
actividades textiles, industria tintórea y cuero, hornos de cerámica, fabricación de vidrio y cobre,
industrias del mueble y papel. Los oficios se distribuían en los zocos por calles y áreas especializadas.

La circulación de productos a larga distancia se realizaba a través de rutas que confluían en la capital,
Bagdad, y por el Mediterráneo, se canalizaba por Alejandría y desde los puertos del Golfo Pérsico, se llegaba por mar
al Yemen, África oriental, la India y China. La gran ruta hacia Oriente era la Ruta de la Seda, mientras que en el
Magreb se utilizaron las antiguas rutas transaharianas cruzadas por los beduinos. Destacaban los productos
alimenticios en conserva (confituras, frutos secos, verduras en vinagre) y las armas, a la vez, que la mayor parte de
las industrias se especializaron (sobre todo la textil), dependiendo de los centros de producción de materias primas,
como lana de Egipto, Siria y Armenia, lino del Delta del Nilo, algodón de Jerusalén, y seda cruda del Jurasán y al-
Ahwaz.

Los grandes mercaderes practicaban el comercio exterior y el comercio mayorista, que se realizaba a través
de corredores de distintas nacionalidades y religión. El Estado, además de cobrar impuestos sobre estos bienes,
establecía monopolios sobre productos clave, como el que afectaba a Egipto, con la exportación de alumbre e
importación de hierro y madera.

2.4 La religión, la ley y la cultura en época abbasí


Religión
Los comentarios del Corán crearon un género propio (tafsir) que, completado con la necesidad de
mantener una lengua árabe acorde con el árabe del Corán, frente a numerosas influencias de las lenguas de pueblos
conquistados, motivó un nuevo interés por la gramática y lingüística. Existía una estrecha relación entre literatura y
religión, donde los estudios coránicos conformaron gran parte de la cultura islámica, y se compiló toda la tradición
oral de los nómadas árabes, relatos de la vida del Profeta y sus compañeros, y tradiciones de los primeros líderes de
la comunidad islámica, dando lugar a la escuela de transmisores de la tradición (hadiz).

Ley islámica: sharia


Se desarrolló la ley islámica (sharia) como forma de vida guiada por Dios, y se reformaron las disposiciones
legales vigentes siguiendo el sistema ético del Islam, e incluyendo prácticas jurídicas de otros pueblos conquistados.
las regulaciones rituales, las normas para las relaciones
Las principales categorías legales fueron,
sociales y la teoría de la organización del Estado, y su regulación estuvo a cargo de las escuelas de
derecho islámico, que recibieron el nombre de sus fundadores:

 La más antigua fue la hanafí, fundada por Abu Hanifa (669-767), de principios tolerantes, que concedía
amplio margen a los criterios propios y a la razón, siendo adoptada por los Abasíes.

60
 En al-Andalus y el Magreb predominó la escuela malikí, fundada por Malik ibn Anas (715-795), que se
basaba en el derecho consuetudinario de Medina en tiempos de Mahoma, dando especial importancia a la
“utilidad general” para toda la comunidad musulmana.
 La escuela shafií fuefundada por al-Shafií (767-820) y formada con maestros de las dos anteriores. Al-Shafií
fue considerado padre de la jurisprudencia, ya que fue la escuela más sistemática, esforzándose por eliminar
las interpretaciones jurídicas arbitrarias.
 La escuela hanbalí fundada por Ahmad ibn Hanbal (780-855) fue la más pequeña y conservadora, muy crítica
con el racionalismo.
 La escuela chiíta o yafarí fundada por Yafar al-Saqid (6º imán chiíta que murió en el 765), predominó en
territorios chiítas de Irán, Iraq, Libano y la India, diferenciándose de las demás por sus rasgos propios y por
permitir los impuestos extraordinarios para preparar la venida del imán oculto.

Arte y cultura
Los palacios de Bagdad utilizaron materiales de las ruinas de ciudades sasánidas y se situaron en el centro de
la ciudad, simbolizando el lugar central del propio califa.

La literatura árabe se cultivó tanto en los círculos palaciegos como en los populares, influida por la literatura
beduina preislámica. La poesía exaltaba al califa en contacto con su pueblo, o bien las conquistas de los musulmanes.

La herencia hindú y griega se transmitió a través de obras persas y bizantinas en normas de


comportamientos, protocolo de la corte, así como formularios que utilizaban escribas y funcionarios, todos ellos
traducidos al árabe. También se adquirieron conocimientos técnicos de matemáticas, medicina, hipiatría o los
cuentos que pasaron al patrimonio en lengua árabe, destacando escritores como Ibn Qutayba (828-889), o al-Jahiz
(muerto el 869 y uno de los mejores prosistas en lengua árabe).

En Bagdad se fundó la Casa de la Sabiduría, donde existía un observatorio astronómico, se tradujeron del
siríaco y del griego los trabajos de Lógica de Aristóteles, y los trabajos médicos de Galeno e Hipócrates. La filosofía
árabe se desarrolló a partir del siglo IX, con autores como Al-Kindi y Farabi, que plantearon la relación entre la fe y la
razón.

EL RÉGIMEN ABASÍ (750-945)


Al-Mansur (754-775) consolidó la dinastía. Él y sus sucesores tuvieron que hacer
frente a continuas insurrecciones, tanto en el interior como en las fronteras.

Harun al-Rashid (786-809) señaló el momento culminante de los abasíes (auge


cultural, protagonista de las Mil y una noches).

Califas destacados Su hijo al-Mamún (813-833) introdujo en la corte una guardia pretoriana de
mamelucos (esclavos guerreros de origen principalmente turco), cuyo poder en
la corte crecería en adelante.
La dinastía
Al-Mutawakil (847-861), uno de los califas más prestigiosos, que embelleció
Samarra y se implicó en complejos debates teológicos, fue asesinado por un
soldado turco.

La falta de normas específicas determinó que la sucesión califal estuviese


Desarrollo y final de la sometida a intrigas sin cuento y complicadas agitaciones que, en ocasiones,
dinastía abasida degeneraron en guerras. La decadencia de la dinastía se consumó entre los años
870 y 945.

Los abasíes se apoyaron preferentemente en los mawali iranianos, entre los que reclutaron sus “auxiliares”
Reformas
o visires, influyentes responsables de la administración palatina cuya situación, no obstante, fue siempre un
administrativas tanto insegura y peligrosa.

61
La corte residió en Samarra (125 kms. al norte de Bagdad) entre 836 y 883, para regresar luego a Bagdad.

El hachib era el responsable de la etiqueta palaciega. El Diwan era el consejo y cancillería del califa. El
soberano se exponía públicamente en contadas ocasiones. Los jefes militares turcos, al frente de unidades
militares que tendieron a hacerse autónomos, ejercieron con frecuencia una presión política difícil de
controlar.

 A lo largo de los siglos VIII-X se constituyó paulatinamente el pensamiento teológico y jurídico


ortodoxo o credo sunnita, con las características que se han mantenido hasta la actualidad.
 El siglo IX es considerado como “el gran siglo de la Tradición”.
 Frente al mutazilismo (doctrina partidaria del libre albedrío promovida por los Omeyas, opuesta al
riguroso predestinacionismo musulmán, y defensora también del dogma de la “creación del
La religión Corán” en contraposición al punto de vista ortodoxo), el teólogo Ibn Hanbal sostuvo la que sería
doctrina oficial del sunismo: el Corán es la palabra increada de Dios, eterna como Él, que ha sido
transmitida al Profeta Mahoma y volverá a Dios después de la Resurrección de los hombres.
 La perspectiva rigorista se impuso con el califa al-Mutawakil y con ella la inviabilidad del
acercamiento entre la revelación islámica y el pensamiento griego.

3.- DECADENCIA ABBASÍ Y APARICIÓN DE LOS PRIMEROS MOVIMIENTOS


SECESIONISTAS

La unidad del califato estaba basada en la vinculación directa al califa, ya que no existía una conciencia de
unidad territorial, debido a la diversidad de sus dominios y poblaciones. Se trataba de una vinculación sometida a
oscilaciones políticas y personales según los individuos que ostentasen los cargos del Estado. El gobernador de cada
provincia tenía la obligación de enviar al califa los tributos de su territorio y las tropas necesarias para las campañas
estatales. Este panorama se agravaba por el hecho de que el funcionario califal no respondía ante la ley, sino
directamente ante el califa, por lo que no podía serle aplicada una ley abstracta que penalizara este tipo de
desvinculación de su señor. La necesidad de conceder tierras a cambio de servicios militares (iqta’) hizo que el tesoro
del califa quedara más reducido, al no cobrar impuestos de muchos territorios.

La desmembración del califato no ocasionó una decadencia económica o cultural, ni siquiera


impidió las guerras y conquistas a pequeña escala, pues las fronteras nunca fueron fijas.

El proceso separatista siguió unas pautas muy parecidas durante los siglos IX y X, donde un gobernador
conseguía un trato de favor del califa respecto a su territorio, se desvinculaba progresivamente reinvirtiendo sus
impuestos en su propio ámbito, lo que marcaba públicamente su ruptura con el gobierno central. Una vez
establecida su capital, creaba una dinastía propia, y sucumbía no mucho después a manos de otra dinastía vecina.
Así se sucedieron reinos independientes en Oriente como los Tahiríes en el Jurasán (820-872), los Dulafíes en el
Kurdistán (825-898), los Zaydíes o los Ziyaríes (928-1077) en Tabaristán.

Otros movimientos más complejos como los Safaríes en Persia (867-903) se constituyeron como jefes de la
región gracias a sus victorias sobre los jariyíes, pero nunca reconocidos por el califa. Los Zanyíes, en Iraq (868-883),
que procedían de los esclavos negros de Zanzíbar, y se asentaron en tierras cenagosas al sur de Iraq para dragarlas y
hacerlas cultivables, iniciaron una revuelta social ocupando Wasit y extendiéndose por el Juristán hasta Irán, hasta
que Al-Muwaffaq se apodero de sus plazas fuertes y redujo la rebelión. Pero los movimientos más importantes y
duraderos se produjeron en el Islam Occidental, y marcarían el fin del califato desde Egipto hasta al-
Andalus.

62
3.1 Los Aglabíes (800-909/915)
Esta dinastía árabe debe su nombre al comandante del ejército al-Aghlab, cuyo hijo Ibrahim I (gobernador
de la provincia de Ifriqiya), se independizó del califato en el 800, estableciendo su capital en Qayrawan, como
importante centro comercial y religioso.

Tras la represión de varias rebeliones beréberes, los Aglabíes conquistaron Sicilia a petición de sus propios
habitantes, por lo que un cadí al mando de tropas árabes, andalusíes, bereberes y persas, sitió Siracusa contra los
bizantinos, tomando la ciudad en el 878. Tambien cayó antes Palermo (831) y posteriormente Mesina y
Taormina, aunque los bizantinos se mantuvieron en la isla hasta 902. Desde allí saquearon Roma en 846, ocuparon
Malta y obligaron a las ciudades costeras italianas a pagar tributo. En el interior tuvieron que luchar contra las
rebeliones religiosas y grupos bereberes. Su decadencia sobrevino en la primera mitad del s. X motivada por la lucha
a tres bandas que mantuvieron con bizantinos, las tribus bereberes rebeldes y los fatimíes.

3.2 Los Tuluníes (868-905)


Egipto fue gobernado por Ahmad ibn Tulun, hijo de un esclavo turco, a quien el califa abasí encomendó su
administración. Apoyado por el ejército y el pueblo, consiguió del califa autorización para disponer libremente de
rentas a cambio de pagarle un canon y de su reconocimiento. La dinastía de gobernadores Tuluníes (868-905)
estableció su capital en al-Qatai, al norte de Fustat (actual Cairo), ocupó Siria y Palestina con ayuda de
mercenarios, pero en el 905 su territorio fue reconquistado por el califa de Bagdad.

DECADENCIA ABASÍ Y MOVIMIENTOS SECESIONISTAS


Los abasíes desencadenaron ataques contra el imperio bizantino, pero la progresión del imperio se había
detenido.

La crisis del califato abasí, cuya existencia formal en Bagdad se prolongó hasta 1258, se acentuó claramente
entre los años 932 y 944. En ese período cuatro califas fueron depuestos por métodos violentos en
circunstancias complejas. Las intrigas de una facción de la burocracia civil, a cuya cabeza se hallaban los
Crisis del califato visires, propiciaron que fuera designado califa uno de los miembros más débiles y manejables del linaje
abasí abasí, al-Muqtadir (908-932). Su asesinato fue consecuencia de las confrontaciones entre clanes rivales, y, a
partir de ese momento, la decadencia del poder central abasí se hizo imparable. Al final la dinastía iraní de
los Buyíes (935-1055) se apoderó de Bagdad y redujo a los últimos abasíes a una función solo simbólica.

Supervivencia de los abasíes: tras el saqueo de Bagdad por los mongoles en 1258, un miembro de la familia
abasí fue investido como califa en el Cairo, dominado por los mamelucos. La dinastía de califas del Cairo,
carentes de poder político, subsistió hasta la conquista de Egipto por los otomanos en 1517.

Al Andalus: El omeya Abd al-Rahman I y el emirato de Córdoba (756).

Auge del movimiento karidjita entre los bereberes norteafricanos.

Principado autónomo de Ibn Rustam, con centro en Tahart.

Los Rustemíes controlaron la parte oriental del norte de África desde 777 a comienzos
del s. X.
Movimientos África del norte:
separatistas En la parte occidental del Maghreb, en torno a Fez, se constituyó otro principado, el de
los Idrisíes, descendientes del Profeta. 

En torno a Kairwan, en Túnez, el emirato de los Aglabíes (808-909) dominó Ifrikiya


hasta su destitución por los fatimíes de Egipto. Contaron con una flota poderosa y
extendieron su poder sobre Sicilia.
En Egipto el emirato tulúnida (868-905) fundado por un oficial turco, gobernador de
Egipto.

Jorasán: La rebelión de los Safáridas fue sometida por los emires samánidas, que disfrutaron de autonomía
a la vez que actuaron en la zona como defensores de los califas abasíes.

63
4.- EL CALIFATO DISGREGADO: LOS FATIMIES (909-1171)
Origen

Eran chiítas septimanos y su fundador, Ubayd Allah, escapó de Siria y se proclamo “El Enviado” (al-
mahdi) y emir de los creyentes, comenzando una campaña para hacerse con el imperio de los Aglabíes, a partir del
909. Ni los sunníes, ni beréberes aceptaron su liderazgo que colisionaba con los intereses Omeyas andalusíes en la
zona.

Desde Ifriqiya (estableciendo su capital en Qayarawan y después en Mahdiya), iniciaron el avance hacia
oriente tras derrotar a los andalusíes, con la intención de desplazar a los Abasíes del trono. Sicilia y Cerdeña
aparecen ligadas a los fatimíes a partir de 948. El impacto del chiismo en el Magreb a través de los Fatimíes fue
prácticamente inexistente, por lo que los miembros de la tribu kutama, que eran el apoyo tradicional de los fatimíes,
se dirigieron mayoritariamente hacia Egipto. Los septimanos que quedaron fueron masacrados en varias ciudades
como Túnez o Trípoli en 1016-1017.

Apogeo: califato Fatimí de Egipto


Tras firmar un pacto de no agresión con los bizantinos, al-Muizz conquistó Egipto en el 969, y fundó El
Cairo junto a la antigua ciudad de Fustat, trasladando su capital desde Túnez.

Autoproclamados califas, los Fatimíes, se enfrentaron a los Abasíes en Siria, llegando hasta Damasco y
Mosul, y poco después a dominios Omeyas andalusíes del Norte de África. La creación de la universidad de al-Azhar,
tras el año de fundación del Cairo, tenía un propósito proselitista, pues se dedicaba principalmente a estudios
coránicos. Bajo al-Aziz (975-996) y al-Hakim (998-1021) alcanzaron el apogeo político y cultural, y una
floreciente vida económica, quedando la Meca y Medina bajo su autoridad, aunque padecieron varias
disensiones religiosas como la creación de la comunidad drusa.

Decadencia
En el 1071 se pierde Jerusalén y en el 1076 Damasco, mientras el distanciamiento con los gobernadores del
Magreb se hacía cada vez más patente, perdiéndose Sicilia, en poder de los normandos en el 1036, y Trípoli en
manos de los jefes beréberes locales en el 1051.

Esta dinastía consagró la sucesión de padres e hijos, aunque la designación del heredero podía permanecer
oculta hasta el momento oportuno, siguiendo las premisas del mesianismo y la predestinación del mahdi. El califa
podía ser menor de edad, pero planteaba problemas de regencia, que era ejercido por un o una regente de la familia
califal, aunque en realidad solía estar en manos de un visir. Este cargo era cada vez más importante dentro del
funcionariado, siendo ejercido por suníes, cristianos coptos o armenios, cercanos a la población egipcia.

La crisis se produjo por varias razones:

 El ejército se llegó a imponer a los visires al tiempo que luchaba con sus facciones internas compuestas por
egipcios, beréberes, sudaneses, turcos mercenarios, griegos, eslavos, etc.
 El hecho de que el califa fuese chiíta frente una población mayoritariamente sunní llevó a la creación de
propaganda y misiones que provocaron revueltas, como la que terminó con una masacre de misioneros
chiíes en el Cairo en el 1020. El descontento fue canalizado por el persa Hasan-i-Sabbah (de familia chiíta
duodecimana y formado en El Cairo), que creó un grupo de adeptos con los que conquistó la fortaleza de
Alamut, al sur del Mar Caspio. A la muerte del califa al-Mustansir, Hasan-i-Sabbah se desvinculó del nuevo
califa promovido por el visir, y proclamó a su hermano Nizar (que había sido ejecutado), como imán
verdadero.

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 Con la llegada de los ejércitos cruzados a Oriente, los nizaríes (llamados también asesinos) comenzaron a
realizar actividades de espionaje, activismo político y asesinato ritual, desestabilizando el régimen selyuquí,
hasta que su fortaleza fue arrasada por los mongoles en el 1256.
Hubo también largas etapas de hambruna por las escasas crecidas del Nilo, insuficientes para abastecer a la
población, a pesar de las importaciones de trigo de Bizancio. A mediados del siglo XII, el dominio de los
fatimíes se reducía solo a Egipto, y los califas estuvieron bajo la influencia de sus jefes militares, hasta que
Saladino eliminó la dinastía.

Los Fatimíes pudieron beneficiarse de un floreciente comercio en el Mediterráneo, tras la recesión de los
siglos VIII-IX. Su control de las rutas de oro sudanés en el Magreb (que les permitió acuñar dinares de buena calidad),
el dominio de la ruta del Mar Rojo (que comunicaba con la India), y sus pactos comerciales con ciudades italianas
como Amalfi, Génova y Venecia, les convirtió en la dinastía más rica del mundo islámico.

CALIFATO FATIMÍ DE EGIPTO


Sus orígenes en la acción en Ifriqiya de un personaje llamado Ubayd Allah, oriundo de Argelia,
quien, declarándose descendiente de Alí y de Fátima, se proclamó mahdi (“salvador enviado por
Dios”) y califa.
Origen
La nueva dinastía se asentó en Túnez, con apoyo del movimiento chiíta clandestino y de tribus
bereberes descontentas con el poder de los Aglabíes. Sus sucesores lograron controlar, no sin
dificultades, todo el Maghreb en la segunda mitad del s. IX.
Tras fracasar varios intentos de ocupar Alejandría, al-Muizz logró
imponerse en un momento de debilidad de los gobernadores abasíes, en
Ocupación de
torno a 974.
Egipto
Fundó la nueva capital de El Cairo (al-Kahira) donde construyó la mezquita
de al-Azhar, llamada a ser un centro de irradiación de cultura musulmana.
Surgido de un movimiento de signo revolucionario y el único chíita de la
Califato Fatimí de El Cairo
historia, no modificó sin embargo grandemente la sociedad islámica. Las
escuelas sunnitas fueron perseguidas (hubo fuerte resistencia por parte de
Califato Fatimí la escuela malikí) y se implantó del derecho chiita, definido por el gran
jurista al-Nu´man.
Implantación de un nuevo procedimiento sucesorio: la comunidad no
intervenía y era el califa reinante quien escogía secretamente a su sucesor.
Localizado estratégicamente, el califato Fatimí disfrutó de gran prosperidad. No obstante, no
tardaron en surgir los problemas habituales: debilidad de la autoridad soberana, acaparamiento
Decadencia del poder por los jefes militares, sediciones, luchas y rivalidades entre los cuerpos mercenarios.
A mediados del s.XII el califato Fatimí se reducía únicamente a territorio egipcio, siendo
finalmente eliminado por Salat al-Din.

5.- LOS OMEYAS DE AL-ANDALUS (756-1031).

Tras el fin del califato Omeya de Damasco en el 756, el


único superviviente de la familia califal, Abderramán “el
Emigrado”, consiguió huir llegando al-Andalus, aprovechando
contactos familiares de su madre, una bereber. Allí consiguió
aglutinar a los descontentos y proclamar su independencia
política del califato abasí. El conocido emirato es un periodo
complejo de la formación del Estado andalusí, donde se
consolidó la nueva dinastía frente al califato de Bagdad y se
adaptaron las instituciones de gobierno, con influencia oriental
a partir del gobierno de Abderramán II.

Sin embargo, se sucedieron revueltas y conflictos


sociales por el descontento de la población en cuestiones
fiscales, problemas étnicos y tribales por la prepotencia de los

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primeros invasores frente a oleadas posteriores, y las aspiraciones independentistas de ciertas regiones en las que
perduraban antiguos pactos con los invasores. Los episodios más sangrientos tuvieron lugar bajo Al-Hakam I en la
“Jornada del Foso” en Toledo en el 797, la revuelta de Córdoba del 805, y el motín de arrabal de Shakunda en el 818.

La oposición al emirato se plasmo también en revueltas lideradas por muladíes o mozárabes (cristianos
residentes en tierras islámicas). En Badajoz, Abderraman ibn Marwan “el Gallego”, rechazo la autoridad del emir
Omeya de Córdoba y llego a ejercer su influencia hasta Huelva. En la serranía de Ronda, el muladí Umar ibn Hafsún
(descendiente de un antiguo conde visigodo), se hizo fuerte en Bobastro y amenazó a la autoridad del emir, uniendo
mozárabes y muladíes descontentos. Se dice que se convirtió al cristianismo antes de morir, y sus hijos continuaron
su lucha, hasta que Abderraman III conquistó la fortaleza y acabó con la disidencia en el 928. Durante la época del
emir Abd Allah, varias ciudades de al-Andalus eran autónomas como, Écija, Carmona, Sevilla, Mérida, Toledo y
Zaragoza.

Abderramán III fue el primero de su dinastía en autoproclamarse califa en el 929, frente a Abasíes y
Fatimíes, además de someter uno a uno, los focos de disidencia surgidos en el emirato, y dominar los reinos
cristianos de León, Pamplona y condados catalanes, que se apresuraron a enviar sus embajadas a la corte cordobesa.
Entre sus grandes empresas se cuenta con la construcción de la ciudad palatina de Medina Azahara.

Su hijo, Al-Hakam II fue un califa piadoso e interesado en la cultura, que reunió una importante biblioteca
en palacio, amplió la mezquita de Córdoba, conservó el prestigio de la institución califal y defendió las fronteras de
al-Andalus.

Durante la minoría de su hijo Hisham II, la regencia fue encargada a su madre y al famoso Almanzor (cuyo
dominio del ejército tras derrotar a los principales generales, le valió el poder). Sus reformas eliminaron el sistema
tribal de organización de las tropas, complementándolas con mercenarios. Hasta su muerte, el caudillo amirí realizó
más de 50 expediciones militares contras los cristianos del norte, de las cuales la más famosa fue la de Santiago de
Compostela en el 997.

A la muerte de Almanzor, su hijo Abd al-Malik heredó su puesto de chambelán del califa, pero el califato se
desmembró cuando su hermano menor Abderramán Sanchuelo pretendió que Hisham II le designara sucesor al
trono. Se produjo entonces la fitna o guerra civil, que llevo a la destrucción del poder califal y la disgregación política
territorial andalusí en los llamados reinos de Taifas.

LOS OMEYAS DE AL-ANDALUS


Incursiones musulmanas en las costas españolas (Tarif, 710).

La invasión musulmana Los vitizanos solicitan ayuda de Musa ben Nusayr, walí de Kairwán, que envía a Tarik ben Ziyad:
(711 – 718) Guadalete (711) y la derrota de Rodrigo.

Expediciones de Tarik y Muza  hacia el 718 de completa la conquista de la Península.

Primeros walíes. Capitalidad: Toledo, Córdoba.

Configuración socio-religiosa: Muladíes. Mózarabes. Aristocracia árabe: yemeníes y qaysíes (afectos a


Al Andalus, provincia Omeyas). Bereberes (Maurits= moros) en Valle del Duero.
dependiente de
Damasco (711-756) Resistencia de cristianos y cántabros: Pelayo y Covadonga (722)

Las Galias  Poitiers (732). Carlos Martel.

Crisis > Rebelión de bereberes (kharidjitas). Guerra civil. Formación del Desierto del Duero (h. 740)

Nieto del califa omeya Hisham, apoyándose en qaysíes se


Abd al-Rahman I (756-
El emirato de Córdoba proclama emir, soberano independiente de Damasco (conserva
788) vínculo religioso).
(756-929)

66
Somete a yemeníes (Sulayman en Zaragoza)  Carlomagno:
Roncesvalles (778).

 Bases del Estado cordobés.


 División del Al Andalus en Koras.
 Mezquita de Córdoba.

Ejército mercenario poderoso  Intensas aceifas contra cristianos.

Doctrina maliquí (rigorista, ortodoxa, factor de esbabilidad  fin de relativa


Hisham I (796-822) y
tolerancia con cristianos).
Al-Hákam I (796-822)
Insurrecciones duramente reprimidas (Jornada del foso en Toledo; arrabal
de Secunda en Córdoba).

Verdadero fundador del Estado cordobés: modelos orientales.

Abd al-Rahman II (822- Auge de Córdoba. Ampliación de la Mezquita. Desarrollo comercial


852)
Protesta de los oprimidos mozárabes: Eulogio y Álvaro de Córdoba 
martirio voluntario (851-852).

- Tensiones internas con Muhammad I [852-886], Al Mundhir (886-888) y


Crisis del emirato de Abd Allah (888-912)
Córdoba en la segunda - Rebelión de mozárabes y de muladíes (Omar ben Hafsún).
mitad del◘ s. IX: - Los Banu Qasi (Musa II, “el tercer rey de España”) en valle del Ebro.
- El reino Asturias-León se afianza. Alfonso III (866-911): Expansión en valle
del Duero.
- Restauración del Estado. 929 Califa. Carácter absoluto de la
Abd al-Rahman III (912-961) monarquía.
- Ofensiva contra los cristianos  Valdejunquera (920) / Simancas
(939).
- Culminación Omeyas. Brillantez de Córdoba (Mezquita: maxura,
Al-Hakem II (961-976)
quibla, mihrab).
- Ofensivas contra el reino astur-leonés en fase de crisis interna.
- El régimen amirí: neutralización del príncipe y dictadura de Abu
El Califato de Córdoba
Amir Muhammad Al-Mansur (Almanzor).
(929-1031)
Hisham II (976-1009) y la - Gran impulso a yihad y embellecimiento de Córdoba. Mercenarios
dictadura amirí eslavos y norteafricanos.
- Intensa y devastadora ofensiva contra los reinos del norte y
desmantelamiento de repoblaciones cristianas en valle del
Duero. Almanzor muere en Calatañazor (1002).
El derrumbamiento del Confrontación interna tras la caída de los amiríes  Al Andalus
Califato y la formación de los dividido (h. 1030) en una veintena de pequeños estados o taifas
taifas

FUENTES
En esta época comienza la especialización en las ciencias de la época, por lo que se describe como le época
del surgimiento de los géneros historiográficos en árabe. La mayoría se dedicaban a varias ramas del saber, hasta
que aparecieron los cronistas de corte.

La cultura literaria de Bagdad aparece en el Catálogo de Ibn al-Nadim, donde habla de los narradores de
noticias. Los propios gobernadores comienzan a escribir la historia gracias a los equipos de escribas. Las primeras
monografías históricas de este estilo ajbar se dedicaron a batallas y conquistas, como Conquista del Jurasán de al-

67
Mada’ini, que se conserva indirectamente en otras obras. De Al-Andalus se compusieron 14 obras conocidas solo de
la batalla de Siffin.

La mayor contribución la hacen los escritores de cronografía o anales (ta’rij) en árabe en la zona de
Mesopotamia y en griego y siriaco en Síria, hasta cristalizar en la magna obra de al-Tabari La Historia de los Profetas
y los reyes en 915, que abarca desde la creación hasta esa fecha, en torno al nacimiento del Islam como culminación
de la obra de Dios en la tierra. Estos escritores daban mucha importancia a la contrastación de las fuentes, por lo que
son bastante fiables. También a este grupo pertenece la Gran Historia de Ibn Hayyan (m. 1060) dedicado al apogeo
del califato Omeya de Al Andalus

Hubo un gran auge de la genealogía y la biografía, destacando la gran obra de Ibn Sa’d que describía un total
de 4.250 biografías, incluyendo 600 mujeres. Posterioremnte se fueron especializando por categorías, como poetas,
filósofos, jueces, etc.. destacando la Gran Historia de al-Bujari que cuenta con más de 12.000 tradicionalistas todos
ordenados alfabéticamente.

Se cuentan también con martirologios de partidarios de Ali, muy famosos entre los chiitas, biografías de
gobernantes, todas ellas ordenadas en la corte para consumo interno, donde se narra la vida de dichos gobernantes
desde su subida al trono hasta su muerte, con enumeración de toda su familia. Ibn al-Daya escribió la biografía del
fundador de los tuluníes, mientras que Abd al-Hamid escribió la de la dinastía abbasí.

Se añaden también las historias universales como la de al-Ya’qubi, o de personajes letrados como visires y
obras de geografía, historia y libros de viajes, como Praderas de oro y minas de gemas de al-Mas’udi (m. 956)
determinante para conocer el mundo abbasí.

--oo---000---oo—

68
TEMA 6.- EL NACIMIENTO DEL BIZANCIO
HELENIZADO (SIGLOS VII-IX)
Estamos ante un momento decisivo en la historia del denominado Imperio de Oriente, que abandona
definitivamente su etapa conocida como Bajo Imperio Romano para instalarse en la Edad Media con el surgimiento
de nuevas dinastías: Heracliana, Isáurica y Macedónica, que condujeron a Bizancio a momentos de esplendor.

En esta época se consagran nuevas formas de garantizar la sucesión y se utilizan nuevas formas de
legitimación ideológica, como la guerra santa contra el Islam. Aunque la querella iconoclasta es una de las cuestiones
principales en Bizancio durante los siglos VIII y IX, no conviene olvidar la reforma administrativa, con la consolidación
de los themas, ni las dificultades que supusieron los ataques árabes y búlgaros.

1.- EL GOBIERNO DE LA DINASTIA HERACLIANA (610-717)


1.1 El Imperio: de los persas a los árabes

La época heráclida supuso la consolidación del Imperio Bizantino, mermado territorialmente por las
conquistas persas y musulmanas en Palestina, Siria y Egipto, pero también más manejable y ya sin los bastiones del
monofisismo y el monacato, con todo su potencial de ruptura con la ortodoxia griega y el cesaropapismo.

El gobierno de Heraclio (610-641) comenzó con veinte años de guerra contra los persas. Con apoyo
armenio, penetró en el imperio sasánida a través de Mesopotamia, invadió Azerbayán y venció a los sasánidas en
Nínive, entrando en Ctesifonte en 628. Entre tanto, Constantinopla queda desprotegida y es sitiada por los ávaros y
eslavos en el 626, lo que ocasionó que los eslavos se instalaran pacíficamente en los campos de Tesalónica.

La división de los súbditos del imperio entre monofisitas y diofisitas motivó que el emperador, junto con el
patriarca Sergio, probara una nueva fórmula de unión promulgada en la Edthesis Imperial en el 638, complementada
con la prohibición de más debates sobre la naturaleza de Cristo por parte de su sucesor Constante II, lo que causó
de nuevo la ruptura de las relaciones con Roma.

Hispania y Rávena se independizan y quedan en manos de los ostrogodos y visigodos, terminando así la idea
de Restitutio Imperii de Justiniano. Mientras tanto, la guerra entre bizantinos y persas, con la victoria del
emperador llevando la Vera Cruz a Jerusalén, deja a las dos potencias exhaustas, y el camino libre a la expansión de
los árabes.

Uno de los motivos por los cuales Bizancio se sobrepuso


a la crisis territorial fue el cambio en el sistema sucesorio
según el cual, el emperador nombraba a un coemperador para
consolidar la dinastía sin rupturas intermedias. Así lo hizo
Heraclio, que nombró sucesores a sus hijos Constantino y
Heraclonas. Sin embargo, la temprana muerte del primero y el
obligado exilio del segundo – debido a las conspiraciones de su
madre, Martina, esposa de Heraclio – hizo que el trono
recayese en el nieto de Heraclio, Constante.

69
Constante II (641-668) mostró un gran interés por el Occidente latino, vivió en Rávena y visitó Roma antes
de ser asesinado en Sicilia. Mientras tanto, la expansión musulmana por territorio bizantino se frenaba debido a las
guerras civiles que llevaron al poder a los Omeyas. Una vez que Muawiya consiguió organizar la flota árabe, se
dirigió de nuevo contra Constantinopla, que sufrió el famoso sitio del 674, del que la ciudad sólo pudo escapar
gracias al uso del “fuego griego”. Asumida la pérdida de Siria y Egipto, el VI Concilio Ecuménico y III de
Constantinopla (680) logró poner fin a los enfrentamientos teológicos sobre la naturaleza de Cristo, ratificando el
credo de Calcedonia.

El gobierno más violento y lleno de altibajos fué el de Justiniano II (685- 695, 705-711), depuesto por una
revuelta en la que le cortaron la nariz, con el consiguiente baño de sangre al recuperar el trono, y otra deposición en
la que, finalmente, murió asesinado.

El siglo VII es el momento en que el Imperio Romano de Oriente se transforma en el Imperio Bizantino,
debido a la helenización cultural, en la que desaparece el título de imperator caesar augustus por el de basileus, y
la lengua latina se sustituye por el griego, lo mismo que toda la literatura.

1.2 La evolución del sistema de themas

Heraclio mantuvo los nombres de las provincias y de las guarniciones que las ocupaban, los oficios
tradicionales y las prácticas de reclutamiento. El patrimonio propio del emperador se fundió con el fisco,
creándose un departamento del tesoro (sakellion), y se diferenciaron una serie de despachos u oficinas, conocidos
como sekreta. Se diversificaron las atribuciones de los logotetas, destinando un funcionario específico para los
gastos generales, y otros para los del ejército, la corte, y los correos respectivamente.

En la obra De thematibus, de Constantino Porfirogéneta, se puede ver la evolución del término hasta
llegar al concepto administrativo de thema que unió los dos componentes básicos de la organización del Imperio:
 La utilización de soldados-tenentes campesinos, como base de la organización militar de la frontera.
 La concentración del poder militar y civil en manos del general en jefe (strategos).

70
Inicialmente el thema se refería, no a una región, sino al contingente afincado en cada región. Heraclio
añadió un nuevo thema, el de Armenia. Con Justiniano II existían cinco: el Anatólico, el Armeniakon; el Thrakesion,
el Opsikion, cerca de la capital, y el Karabisianon o flota de los estrechos, y añadió el de la Hélade, para
posteriormente ir fragmentándose por división de los existentes. Los soldados tenentes cumplían una función militar
durante las levas, pasando a cultivar las tierras en tiempos
de paz. Los generales y oficiales percibían elevados
sueldos que invertían en la compra de tierras en los
mismos themas, a pesar de las prohibiciones imperiales,
enriqueciéndose paulatinamente y constituyendo una
aristocracia fronteriza de grandes propietarios.
Controlaban un ejército de 6.000 a 12.000 soldados, y los
strategos jugaban un papel clave en los problemas
sucesorios. Pervivieron las tropas móviles (tagmáticas),
acantonadas en la capital y a disposición del emperador.

1.3 La reestructuración social bajo los Heráclidas


La población bizantina se redujo por el impacto de la peste en el siglo VI, aunque los emperadores
promovieron migraciones de numerosos búlgaros, chipriotas y armenios a las zonas centrales del imperio. La pérdida
de Egipto, el granero de Bizancio, fue compensada con una expansión económica en otros lugares del Imperio,
donde se sustituyó el cereal egipcio por las leguminosas, cereal de secano o el olivo mediante la práctica de cultivos
intensivos, el empleo de un sistema de regadío avanzado y la utilización de molinos. La reforma themática potenció
la pequeña propiedad frente a los grandes latifundios de la aristocracia.

Paralelamente, se produjo una modificación de la fiscalidad, en la que la unidad básica fiscal y de


producción ya no fue la ciudad sino la comunidad campesina. El aumento del número de contribuyentes permitió
una reducción de los impuestos, ya que los soldados-campesinos asumían la defensa de las fronteras,
ahorrándosela al Estado. Además, el Estado favoreció el aumento de las roturaciones, creando nuevos
contribuyentes y reduciendo todavía más la contribución individual. A pesar de todo, los latifundios se mantuvieron
en manos de la aristocracia senatorial y militar pero el Imperio supo encontrar un equilibrio que le permitió resistir y
sentar las bases de la reconquista de los siglos siguientes.

A pesar de la pérdida de los territorios orientales de Siria y Egipto, el comercio se mantuvo a través de
las principales ciudades, donde se comerciaba con manufacturas de seda (importada a través de la ruta de la seda
y monopolizada por el Emperador), armas, pieles, especias, armas y esclavos. La circulación monetaria se redujo,
siendo el ejército y la administración quienes más utilizan la moneda de oro.

LA DINASTÍA HERACLIANA (610 – 717)


Hijo del exarca de África. Reaccionó de forma imponente frente a la invasión sasánida. Mediante dinero
alejó a los bárbaros de las fronteras balcánicas y emprendió una gran ofensiva en Próximo Oriente:
Heraclio (610-641) recupera Jerusalén (630), Egipto y Siria.
Pero, cuando finalizaba su reinado, no pudo resistir la fulgurante ofensiva árabe (batalla de Yarmuk en
636 – pérdida de Jerusalén en 638).
 Constantinopla resiste (gracias fuego griego y a la gran cadena defensiva en el Cuerno de
La dinastía Oro), pero se pierde parte de Asia Menor, todo Egipto y el Exarcado de África en su conjunto.
Heracliana frente al  Constante amenaza también de eslavos y búlgaros en los Balcanes.
los árabes  El reinado de Justiniano II Rhinotmetos (685-711) fue particularmente agitado. Se
constituyeron alianzas greco-eslavas momentáneas frente a la amenaza árabe.
o Se pierde el 75 % del Imperio bizantino, que se aísla y se hace griego
Helenización de
o Proceso de helenización cultural creciente: el emperador (basileus) y la Corte se orientalizan.
Bizancio o La literatura se hace decididamente griega.

71
Nuevas estrategias > Constitución (desde Heraclio) de distritos fronterizos militarizados: los temas. Eran
unidades de soldados campesinos situadas al mando de strategos que, a la vez que desempeñaban una
Themas
labor defensiva, cultivaban parcelas de tierra del Estado. Fue una fórmula útil para la defensa y
repoblación, de larga duración y complicada historia.
Transformaciones El Imperio ha perdido las provincias frumentarias y las autoridades buscaron intensificar la producción
sociales agrícola mediante el desarrollo de la pequeña propiedad (fomentada por la Ley Agraria del s. VII)
Administración a cargo de:
Reordenación del  los logotetas (altos funcionarios)
palacio  las oficinas palatinas (sekreta)
 el departamento del tesoro (sakellion)

2.- LA DINASTIA ISAÚRICA


2.1 La reducción del Imperio y el ascenso de los strategos

En el año 717, en medio del asedio árabe a Constantinopla, se produce un golpe de estado que encumbra
como emperador al strategos de Anatólia, León III (717-741), que hace desistir a los árabes de su empeño y no
volverán a intentarlo en mucho tiempo. El nombre de la dinastía hace referencia a la procedencia isaúrica de León,
según Teófanes El Confesor, aunque otras fuentes sitúan su nacimiento en Siria del Norte. El carácter oriental de la
dinastía será un elemento importante, tanto a nivel ideológico como político y religioso.

El propio Emperador se dirige al Papa Gregorio II como jefe político y religioso, lo que da idea de su
carácter autocrático, que le llevó a aplicar su reforma territorial a Italia y Sicilia, enfrentándose con el papado. El
control jurisdiccional de Roma sobre las provincias de habla griega (Calabría, Sicilia y el Ilirico) llega a su fin, por lo
que la posición papal se debilita, pidiendo apoyo a Carlos Martel (738), un claro precedente para la posterior
alianza del papado con Francia.

León III y Constantino V (741-775) consiguieron consolidar el Imperio con un territorio más reducido,
más manejable y con una notable administración, pero sacrificando el Occidente. Incluso León tuvo importantes
éxitos militares, como la victoria de Akroinon (740) contra los árabes, que pondría freno a su expansión por Oriente.

Constantino V, comenzó su gobierno enfrentado a su cuñado Ardabasto, stratego iconódulo (que adora a
las imágenes) de Opsikion, que había logrado que el patriarca Anastasio le proclamara emperador. Constantino,
evaluando el peligro, decidió dividir el thema de Opsikion y todo su ejército en seis regimientos, que desplazó a
varios lugares, lo que facilitaba su llamada por el emperador en cualquier momento, pero no el mando de un
conspirador. Pobló las zonas casi desiertas de Asia Menor atacando las fronteras del califato, trayendo a los
cristianos a dichas zonas. Un nuevo brote de peste (747) despobló la capital, que fue repoblada con griegos y colonos
de las islas. Proclamó la iconoclasia (destruyó las imágenes para impedir su adoración), intentó acabar con los
monasterios y dirigió varias campañas con éxito contra los búlgaros, tras pactar una tregua con el califato. Con su
muerte en 775, acabó la mejor época de la dinastía isaúrica, asistiendo hasta 802 a luchas entre facciones, minorías
de edad, luchas intestinas y crueldades sin limites.

León IV, hijo del anterior, fue su sucesor, pero falleció pronto, en el 780. Irene, su esposa ateniense,
asumió la regencia. Quiso acabar con la iconoclasia y restaurar la presencia de imágenes, lo que logró en el
Concilio Ecuménico de Nicea (787), aunque no definitivamente. Se enfrentó a su hijo y heredero Constantino
VI, a quien cegó y privó del trono, asumiendo una mujer por primera vez el cargo de basileus.

72
Estos hechos fueron muy mal vistos por Roma, ya predispuesta negativamente con Bizancio a cuenta del
triunfo de la iconoclasia anterior, lo que motivó que el papa coronara a Carlomagno en Roma en el año 800,
trascedental para Europa Occidental, pero un acto que dejó perplejos a los bizantinos, tal como narra Teófanes.
En ese momento coexistían dos imperios, barajándose incluso soluciones como la boda del hijo de Irene y una hija
de Carlomagno. Las aspiraciones de Irene acabaron con la muerte de su hijo en una de las habituales revueltas
palaciegas en 802.

Nicéforo I (802-811) (veterano funcionario ascendido por Irene, a la que contribuiría a deponer, como
encargado de las finanzas y recaudación del Imperio) fue el sucesor. Iconódulo favorable al Concilio de Nicea,
aunque poco implicado en la disputa iconoclasta, destacó en el ámbito administrativo, impositivo y fiscal. Acabaría
con las inmunidades fiscales eclesiásticas, cuyas aportaciones eran necesarias para afrontar los graves peligros
externos. Fue el promotor del impuesto sobre el fuego u hogar (kápnikon) y de un sistema de solidaridad fiscal, por
el que los grandes propietarios se hacían cargo de los impuestos cuando no podían hacerlo los pequeños, así como el
mantenimiento del sistema de funcionamiento regular del campesino-soldado en las zonas fronterizas. Dividió la
hélade en Peloponeso y Tesalónica y reorganizó los Balcanes repoblándolos con más soldados-colonos. Tanto él
como su hijo fallecieron luchando contra los búlgaros, lo que implicó la sucesión en su cuñado Miguel I
Rangabé, que después de reconocer el Imperio Occidental, pero sometido al bizantino únicamente, fue
destronado y encerrado en un convento con su familia, tras ser derrotado por los búlgaros.

Se enfrentaron entonces tres candidatos al trono, León strategos del thema anatólico, Miguel el Tartamudo,
frigio y futuro Miguel II, y Tomás El Eslavo del thema armeniaco. Fue elegido León V (813-820), dando lugar a
un segundo periodo iconoclasta que se extendería treinta años. Esta disputa fue menos dura y conflictiva que la
primera, tanto por el cansancio de la sociedad ante un problema sin solución, como por la resistencia de los
iconódulos.

En el exterior, Bizancio había perdido casi todos los territorios de los Balcanes excepto Tracia y
consiguió que al menos los eslavos establecidos en Grecia y el Peloponeso admitiesen la autoridad del Imperio. Creó
los temas de la Hélade, Macedonia, Tracia y Tesalónica (siglo VIII) al que se añadió el del Peloponeso en el s. IX, lo
que supuso el triunfo bizantino en la zona. Por otra parte, el peligro búlgaro había sido favorecido indirectamente
por Carlomagno al derrotar a los ávaros (796). Bajo el liderato de Krum, las tribus paganas búlgaras se lanzan sobre
Constantinopla, pero su caudillo sobrevivió poco tiempo a Nicéforo I, y sus sucesores prefirieron pactar.
Posteriormente, la conversión de Boris, bautizándose como Miguel, y el envío del hijo de éste de su hijo Simeón a
educarse en la corte bizantina, facilitó las relaciones, al menos durante un tiempo, ya que no evitó a la larga nuevas
incursiones.

73
2.2 Aspectos sociales y religiosos de la querella iconoclasta

Sin duda, el principal problema de esta época fue la postura religiosa en relación al culto a las
imágenes, básicas en los ritos bizantinos. La devoción hacia los iconos se fue generalizando hasta que a
mediados del siglo VI alcanzó una nueva dimensión en Oriente. En época de invasiones exteriores, las imágenes
milagrosas eran adoradas como potenciales apoyos para obtener la salvación. A finales del siglo VII, a
consecuencia de los victoriosos ataques de los árabes, se produjo una crisis espiritual en la sociedad bizantina
que hizo tambalearse su fe en los iconos y se achacaron las derrotas a faltas colectivas de los cristianos, incluida
la idolatría. La crisis de valores exigía una nueva religiosidad, propia de un Estado más centralizado y modesto que
antiguamente, que se centrase en símbolos más concretos como la Cruz de Cristo. Se ha afirmado que la iconoclastia
puede deberse también a una influencia musulmana, sin embargo, el mayor defensor de las imágenes fue San Juan
Damasceno, un monje palestino que escribió sus tratados a favor de las imágenes, precisamente, en tierra islámica.

Los hechos se precipitaron cuando dos obispos anatolios, en tiempo de León III, hicieron solemnes
proclamaciones iconoclastas, rechazadas por el patriara Germán, pero que convencieron al pueblo. El emperador
ordenó a Gregorio II retirar todas las imágenes de Roma, en lo que ha sido considerado como el primer edicto
iconoclasta, a lo cual se opuso declarando la independencia religiosa romana, tensando las relaciones entre ambos.
Posteriormente, su sucesor Constantino V fue aún mas firme, escribiendo para el Concilio de Nicea dos cortos
tratados donde demostraba la imposibilidad de representar iconográficamente a Cristo, Dios y hombre, por lo que
se concentra únicamente en la cruz y en la Eucaristía. Constantino pasó de unos primeros intentos de persuasión a
una persecución en toda regla tanto a funcionarios como a monjes que practicaban la iconodulia. Constantino V sin
embargo fracasó a la hora de recuperar el control sobre Italia, donde mediante la Falsa Donación de Constantino, el
Papa apoyaba sus pretensiones territoriales respaldado por los francos.

La primera vuelta a la iconodulia tuvo lugar bajo el mandato de Irene, en el Concilio Ecuménico de Nicea
(787), donde Irene y su hijo Constantino V evitaron una condena abierta y formal de la iconoclasia como herejía, en
contra de los legados pontificios y de un grupo de monjes, acusando de las desviaciones de los iconoclastas a la
manipulación deliberada de los textos o a la influencia islámica.

La derrota ante los búlgaros en Constantinopla es interpretada como debida a la cólera de Dios por haber
vuelto a la iconodulia, por lo que en otro concilio en el 815 se vuelve a la iconoclasia, pero de forma más moderada,
como vimos anteriormente.

Renacimiento cultural Bizantino


Bajo los isaúricos se da un importante movimiento de renacimiento cultural, donde destaca el
Monasterio de Stoudion, que tuvo un importante papel en la vuelta a la ortodoxia en el 787, asi como Teófanes El
Confesor con su Cronográfia escrita en 815. Por último, destaca la obra de Juan Damasceno Fuente del
Conocimiento en la que da una visión completa y coherente de la teología ortodoxa bizantina. También en esta
época (827) llega a Europa la obra de Pseudo Dionisio Aeropagita, una de las obras clave para la difusión del
Neoplatonismo en Occidente, convirtiéndose en una de las grandes obras de referencia de la Edad Media, llevada
por una embajada de Miguel II a Luis el Piadoso.

74
LA DINASTÍA ISÁURICA (717 – 820)
Detiene un nuevo avance árabe sobre Constantinopla.
León III el Isáurico (717- Recuperó parte de Asia Menor (venció a los Omeyas en Akroinon en 739).
741) Prohibió el culto a las imágenes, por motivos no fáciles de precisar (temor a idolatría, posible
influencia musulmana), dando pie a un prolongado conflicto.
 El iconoclasma (o iconoclastia).
 Disensiones palatinas y sucesorias.
Grandes dificultades en
 Lucha contra búlgaros y eslavos, que se adentran en Grecia y alteran el panorama étnico
los reinados siguientes
de los Balcanes.
 Extinción del debilitado Exarcado de Rávena.
Se prolongó más de un siglo:
o En el sínodo del palacio de Hieria (Constantinopla 753) se impuso la iconoclasia de León
III, seguida de la persecución de iconódulos.
o El Sínodo de Roma (papa Eugenio III. 769) rechazó la doctrina iconoclasta, que careció
también del apoyo de los patriarcas de Alejandría, Antioquia y Jerusalén. Como represalia
La querella iconoclasta
contra el Papa, León III transfirió la jurisdicción de Calabria, Sicilia e Iliria al patriarca de
Constantinopla.
o Consecuencia de ello fue que los Papas, carentes de apoyo en Italia, se acercasen a
Carlomagno (> coronación imperial de año 800), lo que constituyó un motivo añadido de
distanciamiento con Bizancio.
Favorable a los iconódulos, propició el apaciguamiento > El II Concilio de Nicea (787. VII concilio
Emperatriz Irene (797- ecuménico), con presencia de legados pontificios. proclamó la licitud de las imágenes (sobre la base
802) de la distinción, inspirada en la teología de San Juan Damasceno, entre proskynesis o veneración y
latria o adoración, “la cual compete sólo a la naturaleza divina”).

3.- EL RENACIMIENTO BIZANTINO BAJO LA DINASTIA FRIGIA O AMORICA (820-


867)
3.1 La reorganización de Bizancio
Cuando Miguel II (820-829), primer emperador de la dinastía frigia, depuso violentamente a León V, se
enfrentó a Tomás el Eslavo, que se autoproclamó emperador con el nombre de Constantino (821-823). Este
último se apoyaría en una coalición formada por pequeños y medianos propietarios fronterizos de Asia Menor,
arruinados por la presión fiscal gubernamental, así como los marinos de las flotas, y por último con la ayuda del
califa al-Ma'mun. Frente a él, en el bando de Miguel II peleaban los strategos del thema Anatólico y Opsikion, el jan
búlgaro Omurtag y la flota imperial. Su derrota significaría el triunfo de la gran propiedad, aunque con matizaciones
según ciertos autores. Miguel buscaría legitimidad con su matrimonio con una hija de Constantino VI, y la asociación
al imperio de su hijo Teófilo.

En estas primeras décadas del siglo IX, Bizancio se veía amenazada por los búlgaros, con los que logró una
paz de treinta años. La presión árabe se relajó por los conflictos internos del califato abbasí, y surguió otro
problema con los emigrados fugitivos de al-Andalus, que comenzaban a moverse por todo el mediterraneo.

Teófilo (829-842) fue el exponente más brillante y radical del segundo período iconoclasta. Su mayor
aportación a la defensa contra los árabes fue la creación de un sistema de defensivo en los principales pasos
montañosos del Tauro (clisuras), que limitaban con las posesiones califales. También subdividió los ejércitos de los
themas en bandas, grupos de 200 soldados que favorecieron la defensa de Anatolia frente a los árabes. Se rodeó de
una corte brillante, donde como mecenas de la cultura, protegió a figuras brillantes como Juan el Gramático,
preceptor de Teófilo y auténtico inspirador de su política, o León el Matemático, metropolitano de Tesalónica.
Mientras, los iconódulos se volvían hacia Roma en busca de apoyo, disminuyendo la oposición de los monasterios a
la primacía del Papa. Todo ello explica la facilidad con que se produjo la definitiva vuelta a la “ortodoxia” en el
año 843, poco después de la muerte de Teófilo, así como las consecuencias de la larga querella. En el año 843,

75
nada más morir Teófilo, su viuda Teodora, regente del niño Miguel, junto a sus hermanos Petronas y Bardas y el
eunuco Teoctisto, decidió volver a la iconodulia.

Miguel III Rangabé (843-867) momento fundamental en los inicios del denominado “Imperio
Bizantino Medio”. Las secuelas de la iconoclasia se manifestaron en los intentos de los monjes estuditas de aplicar
una política de represalias contra los antiguos iconoclastas, frente a la política conciliadora de la administración. En
el año 856, Bardas ayudó al joven emperador a terminar la regencia, obteniendo a cambio el título de césar. Se
produce una cierta estabilización de los diversos frentes militares que tenía abiertos Bizancio. La anterior
ofensiva islámica se veía sustituida por unos todavía tímidos contraataques bizantinos en Asia Menor, en Creta y en
Egipto, mientras que los búlgaros quedaban provisionalmente neutralizados con la conversión al cristianismo del rey
Boris. Miguel III fue asesinado por el macedonio Basilio (867), abriendo una nueva época en la historia dinástica
bizantina.

3.2 Las cuestiones religiosas: la restauración de la ortodoxia, el cisma de Focio y la


cristianización de los Balcanes

El cisma entre la Iglesia de Roma y la de Constantinopla no responde únicamente a divergencias


teológicas, pues empezó a gestarse desde el mismo momento de la ruptura en dos del Imperio Romano.
Desde ese momento, ambas partes empezaron a separarse tanto en cuestiones políticas como religiosas. Desde la
época de Justiniano, el Imperio Bizantino se orientaliza, sus emperadores asumen rasgos de los déspotas orientales y
la Iglesia pierde su independencia. Al alejamiento entre Iglesias contribuyeron las sutilezas metafísicas y dialécticas
de los orientales que propiciaron la aparición de numerosas herejías, aunque también el culto extremo a reliquias e
imágenes que desembocó en la reacción iconoclasta.

Los Papas de Roma, alejados de la tutela del emperador bizantino, buscaron su hegemonía y expansión en
Occidente, aunque ellos mismos fueron víctimas de familias romanas poderosas y, más tarde, de los emperadores
francos y germánicos.

Restaurada la ortodoxia, los nuevos patriarcas fueron antiguos funcionarios de palacio, vinculados
normalmente a las grandes familias de la capital y, en algunos casos, sin formación religiosa previa. Este fue el caso
del patriarca Focio, un aristócrata perteneciente a una familia iconódula, con una profunda formación cultural que
desarrolló en la escuela de Magnaura y que había ostentado el cargo de jefe de la
cancillería imperial.

Tras el “domingo de la ortodoxia” (843), un grupo de monjes radicales, autoconsiderados guardianes de


la ortodoxia, se enfrentaron en la corte y en la ciudad con otro grupo defensor de la moderación (oikonomia) que
defendía la reconciliación. A la muerte del patriarca Metodio (847), culto y liberal, la emperatriz Teodora y el partido
radical escogieron como nuevo patriarca a Ignacio, abiertamente opuesto al grupo más moderado, que había

76
encontrado en Focio a un líder capaz. Cuando terminó la regencia de Miguel III y el culto Bardas y los intelectuales
más liberales quedaron al frente del poder, la deposición de Ignacio fue inevitable.

Bardas propuso a Focio como nuevo patriarca (858), siendo ratificado en dos concilios constantinopolitanos
que incluyeron a delegados papales. A pesar de todo, el Papa Nicolás I, deseoso de reafirmar la supremacía romana y
contrario al nombramiento de un laico para el puesto de patriarca, convocó un sínodo en 863 que anuló el
nombramiento de Focio e impuso de nuevo a Ignacio. En estas circunstancias, ante la negativa previa de Focio, el rey
búlgaro Boris consiguió del Papa el apoyo para la creación de un patriarcado búlgaro, independiente de
Constantinopla, lo que provocó que los búlgaros se decantasen por el rito romano y que se expulsase a los
misioneros ortodoxos de Bulgaria.

La intromisión latina en Bulgaria fue una ofensa para Bizancio. Focio trasladó el enfrentamiento al terreno
teológico y acusó al Papa de blasfemo por el tema de la Filioque, un pasaje del Credo que se recitaba en Roma,
según el cual “el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo (Filioque)”, afirmación que constituía una herejía para
los ortodoxos. En estas circunstancias, se celebró un concilio en Constantinopla (867) que excomulgó y depuso a
Nicolás I. Aunque en 877, el Papa Juan VIII intentó un acercamiento a Focio, el tema de la Filioque fue insalvable y
Focio acabó siendo definitivamente excomulgado.

LA DINASTÍA FRIGIA O AMÓRICA (820-867)


 Militar natural de Frigia
 Rebelión de Tomás el Eslavo (821-823) en themas orientales (apoyado por descontentos varios
Miguel II (820-829)
del área y ayuda del califa Abbasí).
 Pérdida de Creta y Sicilia, ocupadas por los árabes.
Teófilo (829-842) Nueva persecución de imágenes, con máxima intensidad, durante su reinado.
Emperatriz Regente de Miguel III, promovió el Sínodo en Constantinopla (842) en el que fueron asumidos de forma
Teodora definitiva los cánones de Nicea II.
Fase de estabilidad.
Auge cultural importante en Bizancio (centro cultural en el palacio de la Magnaura).
Miguel III (843-
Conversión al cristianismo de Boris, rey de búlgaros.
867) Dio comienzo la predicación del cristianismo entre los eslavos a cargo de los hermanos Cirilo y Metodio (en
Gran Moravia y Hungría).
Superada el conflicto de las imágenes, los factores del distanciamiento creciente entre Oriente y Occidente
no cesaron  la ruptura definitiva con Roma en tiempos del patriarca de Constantinopla Cerulario, se
produjo en el año 1054.
 La inclinación oriental por sutilezas metafísicas y dialécticas (fuente de
divergencias teológicas), a la vez que el predominio de una teología
apofática (negación de la cognoscibilidad racional de Dios).
 Rigidez eclesiológica bizantina.
Factores de  Singularidades litúrgicas
distanciamiento  Voluntad de emancipación del patriarca de Constantinopla frente a la
jurisdicción del obispo de Roma.
 Acentuada dependencia del patriarca respecto de los emperadores
Las cuestiones bizantinos.
religiosas
Fue la primera ruptura de la unidad católica:
 Focio, seglar cultivado, fue elevado a la dignidad de patriarca de
Constantinopla tras la destitución de Ignacio, que apeló a Roma. Nicolás
I le dio la razón. Focio reaccionó rompiendo con la obediencia al Papa y
arrastró consigo a gran parte de Oriente. Fue un cisma de corta
El cisma de Focio duración (863-867), pero dejó secuelas.
 Focio compuso un catálogo de las divergencias existentes con Roma y
con la Iglesia latina que ejerció influencia posterior (incluía la cuestión
del Filioque, fórmula añadida al Credo de Nicea-Constantinopla que
habían asumido los Concilios de Toledo de 589 y de Aquisgrán de 809 y
posteriormente cuestionada por la Iglesia bizantina).

77
FUENTES

 Fuentes griegas de tipo cronográfico o en forma de anales:


o Chronographia de Teófanes el Confesor (810-814) que continua la crónica de Jorge Sygkellos.
o Continuación anónima del anterior escrita por orden de Constantino VII Porfirogéneto comienza con
la proclamación de León V el Armenio (813) y acaba con Romano II (959-963)
o Historia Breve o Breviario de Nicéforo, patriarca de Constantinopla entre 806-815, que abarca desde
602 a 769, excepto el gobierno de Constante II.
o Las Basileiai de José Genesio y la Crónica de Simón el logoteta que abarca desde la creación del
mundo hasta 948, son fundamentales para estudiar el conflicto iconoclasta.
 Fuentes de la periferia de Bizancio
o Historia del obispo armenio Sebeos, en torno al 660, y la Crónica del obispo Juan de Nikiu (Egipto)
de finales del s. VII, que también narra el avance del Islam y las conquistas tempranas de territorios
bizantinos
o Cronica del Obispo Juan de Biclaro, la obra de Isidoro de Sevilla, y el Liber Pontificalis.

 Otros géneros literarios, más sesgados, como los de Juan de Pisidia elogiando a Heraclio en sus guerras
contra los persas o del clérigo de Santa Sofia Teodoro de Sygkellos que redactó en 626 un sermón de acción
de gracias por la victoria contra los persas.
 Completa esta sección el material de las instituciones imperiales y eclesiásticas: hay edictos imperiales y
novellas compilados en las fuentes legales, correspondencia del Emoperador a gobernantes extranjeros,
oficiales de la corte y generales, recensiones de los juicios de Máximo el Confesor o el Papa Martín, actas de
los concilios, etc...

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78
TEMA 7.- AUGE Y CAIDA DEL
IMPERIO CAROLINGIO
1.- FIN DEL IMPERIO MEROVINGIO: LOS ULTIMOS MAYORDOMOS DE PALACIO Y
EL CAMBIO DE DINASTÍA.

Desde mediados del siglo VII hasta mediados del siglo VIII, los dos grandes reinos germánicos de Occidente,
visigodos y francos merovingios, atraviesan una profunda crisis, con continuas guerras civiles y enfrentamientos
dinásticos que les abocan a su desaparición. Como consecuencia, la Iglesia, falta de un apoyo fuerte, entra en crisis
también.

Entre los visigodos, las continuas luchan sucesorias, al tener un sistema electivo para las sucesiones,
provocaron continuos enfrentamientos. Por otra parte, solicitaron la legitimidad de sus nuevos reyes mediante la
unción con los santos oleos, por lo que fueron los primeros (Wamba, sucesor de Recesvinto), antes que los
carolingios, en adoptar la unción real. Las luchas por el trono, el famoso "morbo gótico", acabaron con la dinastía, al
pasarse los partidarios de Witiza a los musulmanes en la batalla de Guadalete (711).

Por otra parte, el gran reino germánico de los francos merovingios, fundado por el rey Meroveo (448 –
457) y reforzado por su nieto, Clodoveo I (481 – 511), atravesó una profunda crisis. El concepto patrimonial que
tenían los monarcas merovingios de su reino provocó que lo repartiesen entre su descendencia, lo que condujo a
una debilidad congénita de la dinastía y a su final desaparición. Los merovingios no fueron capaces de
organizar un Estado firme sobre sus amplias conquistas territoriales, de modo que, durante los dos siglos que
siguieron a la muerte de Clodoveo I, el reino fue disgregándose a manos de sus sucesores, que se combatieron
ferozmente. Salvo escasos momentos de unidad, el reino se articuló en cuatro grandes entidades: Austrasia (al este,
entre el Mosa y el Rin, territorio curtido en sus luchas con sus vecinos sajones, turingios, bávaros, etc.), Neustria (al
oeste, entre el Escalda y el Loira, territorio franco por excelencia y donde la nobleza tenía grandes latifundios),
Aquitania (entre el Loira y los Pirineos) y Borgoña (en la zona central y con una abundante población galorromana).

Al morir Clodoveo I (511), sus hijos se repartieron


el reino, lo que acabó desembocando en una lucha
fratricida que terminó cuando el hijo menor, Clotario I
(511 – 561), consiguió reunificarlo de nuevo. A pesar de
ello, Clotario I volvió a dividir el reino entre sus hijos,
reproduciéndose la lucha entre hermanos hasta que
Clotario II (613 – 629) y su hijo Dagoberto (629 - 639),
pudieron reunificarlo de nuevo. El último rey merovingio
que consiguió la unidad de los territorios fue Childerico II
pero, tras ser asesinado en 675, el reino volvió a dividirse
definitivamente.

La debilidad del reino merovingio provocó intentos


de independencia de turingios, alamanes y bávaros, facilitó
el asedio de lombardos, ávaros, bretones y frisones e
impidió el desalojo de los visigodos de la Septimania, que
comprendía siete ciudades del Sur de Francia.

79
1.2 Los mayordomos de palacio

En este ambiente de descomposición, en cada una de las entidades que formaban el reino de los francos,
apareció la figura del mayordomo de palacio, administrador de las posesiones reales y jefe del rudimentario
aparato administrativo que, con el paso del tiempo, adquirió un patrimonio agrícola considerable. Los
mayordomos se convirtieron en los auténticos detentadores del poder y en intermediarios entre la nobleza y el
monarca. Atendían el tesoro real, encabezaban el ejército, presidían los tribunales reales y eran sus
principales consejeros.

Ante las pretensiones hegemónicas de Neustria, el mayordomo de Austrasia, Pipino II de Heristal, se


enfrentó a sus enemigos y los venció en la batalla de Tertry (687), quedando como mayordomo de ambos territorios
y autoproclamándose “príncipe de los francos”. A falta de descendientes legítimos, le sucedió su hijo ilegítimo,
Carlos, conocido como Martel por las victorias que acumuló sobre frisones, alamanes,
borgoñones y provenzales y que le permitieron convertirse en señor de los francos. Cuando
penetraron en Aquitania, Carlos Martel detuvo el avance de los musulmanes en la
batalla de Poitiers (732) y, aunque no consiguió expulsarlos totalmente, la victoria le
permitió ganar gran prestigio como defensor de la Cristiandad. Carlos Martel sufragó una
parte de esta campaña cediendo tierra de la Iglesia en régimen de beneficio a la nobleza que
lo apoyó. En 741, le sucedió su hijo Pipino “el Breve”, que también venció a sajones y
bávaros.

DE LOS MEROVINGIOS A LOS CAROLINGIOS


 Concepción patrimonial del reino.
 Tras la muerte de Clodoveo (511) > División del regnum francorum entre sus hijos.
 Se constituyen tres entidades: Neustria, Austrasia y Borgoña. Violencias y luchas
Reyes dinásticas constantes.
merovingios  Proceso de sumisión paulatina, desigualmente estable, de burgundios, turingios,
El reino frisones, y bávaros.
merovingio  A la muerte de Clotario II (628) > Se constituye el subreino de Aquitania, gobernado
por duques.
Adquieren importancia creciente los mayordomos de palacio (= primer ministro), cargo
que se hizo hereditario, de modo que sus titulares constituyeron poderosas dinastías.
Ss. VI-VII
Finalmente suplantaron en el gobierno a los últimos merovingios (los llamados “reyes
holgazanes”, cuya autoridad se había hecho ficticia).
o Logró reunir la mayordomía de dos reinos (687. Batalla de Tertry > “dux et
princeps francorum”)
Pipino de Heristal
o Su hijo Carlos Martel gobierna los tres reinos y derrota a los árabes en Poitiers
(732), éxito decisivo que le proporcionó gran prestigio.
El ascenso de
Hijo de Carlos Martel, fue el primer rey de la dinastía carolingia: Destronó al último
los carolingios merovingio y se hizo proclamar y ungir rey (754), paso que legitimó el Papa Esteban II
Pipino “el Breve”
(“debía ser rey quien habitualmente ejerciera la función real”).
(751-768)
Pipino se erige en protector de la Santa Sede frente a los lombardos y, para su defensa,
cedió al pontificado el Exarcado de Rávena y la Pentápolis.

80
2.- LOS CAROLINGIOS
2.1 Los carolingios y el papado
Los primeros carolingios buscaron su legitimación mediante el apoyo de la Iglesia y esta, falta de apoyos
frente a los poderosos grupos que se iban formando, fue viciándose de los usos y costumbres de la sociedad,
llegando incluso a adoptar la ordalía. Desde el S. VII entraron al episcopado miembros procedentes de la nobleza
franca, produciéndose una germanización de la Iglesia, con el consiguiente empobrecimiento intelectual y moral
del clero.

Hubo dos causas que contribuyeron al ascenso social de los carolingios:

 El sostén y la legitimidad que les concedió la Iglesia, a cambio del apoyo a la evangelización de nuevos
pueblos y de la reforma del clero.
 La creación de una importante red clientelar formada entre la nobleza, a la que repartió tierras propias y
otras procedentes de confiscaciones a la Iglesia.

Pipino Heristal y Carlos Martel a continuación, potenciaron la evangelización de Frisia, Turingia, Hesse y
Baviera, convirtiéndose en una empresa oficial, por lo que, a partir de entonces, política y evangelización
irán de la mano, beneficiándose ambas partes Iglesia y monarquía, de los frutos de la unión. La espada y la cruz
irán de la mano muchas veces a partir de entonces.
Pipino el Breve apoyó la celebración de concilios nacionales para reglamentar la disciplina eclesiástica y
para reformar la liturgia. En 744, para sortear el problema de las confiscaciones a la Iglesia creado por Carlos Martel,
Pipino el Breve acudió a la fórmula de la precaria verbo regis, según la cual, la Iglesia mantenía la "propiedad
nominal" de la tierra a cambio de un censo anual. En 751, al ver contestada su posición por parte de algunos nobles
favorables a los merovingios, Pipino el Breve solicitó al Papa Zacarías una opinión sobre su legitimidad. Zacarías
apoyó la causa de Pipino por lo que el último representante de los merovingios, el débil Childerico III, acabó
encerrado en un monasterio. En septiembre de 751, Pipino fue consagrado en Soissons con los
santos óleos, por los obispos galos y por el legado papal, San Bonifacio. De este modo, los Papas encontraron un
aliado eficaz contra la amenaza longobardo en Italia – desligándose así de la tutela bizantina – y los carolingios una
legitimidad procedente del mismo Dios, a través del Papa. Desde ese momento, el Papa se sintió investido con el
derecho de conferir o retirar coronas, germen de futuras discordias, y las coronaciones reales fueron unidas a su
consagración por la Iglesia, por lo que los reyes fueron escogidos “por la gracia de Dios”

2.2 Creación del Patrimonio de San Pedro


En 751 los lombardos se apoderaron del Exarcado de Rávena por lo que el papa Esteban II (752 – 757)
vio peligrar la independencia de Roma y su Ducado. Escribió así a Pipino proponiéndole ser nombrado patricius
Romanorum – en virtud del principatus potestas que tenía el Papa - y solicitándole una entrevista con el fin de que
interviniera militarmente en Italia para recuperar el Exarcado y lo restituyera a San Pedro, su verdadero propietario.

Esta petición se basaba en un documento conocido como Donación de Constantino, una hábil
falsificación realizada por los eruditos de la corte pontificia. Según este edicto, el emperador Constantino había
conferido al Papa del momento y a sus sucesores, la principatus potestas (potestad imperial) y los honores
imperiales, elevando la Sede de San Pedro sobre cualquier otro trono terrenal. Por este motivo, la corona imperial
pertenecía al Papa quien, decidido a no ceñirla, la había devuelto a Constantino. En agradecimiento, Constantino le
habría cedido la potestad sobre Roma, Italia y el resto de Occidente, reservándose para él la parte oriental del
Imperio. Respaldado por la Donación de Constantino, el Papa se entrevistó con Pipino en Ponthión en 753 y,
mediante el tratado de Quierzy, el rey se comprometió a recuperar Rávena, Romaña y la Pentápolis y a cedérselas
a San Pedro, cosa que consiguió tras dos campañas militares que terminaron en 756. Nació así el Patrimonio de

81
San Pedro, que partía Italia en dos mitades. En agradecimiento, el Papa consagró de nuevo a Pipino y a sus hijos
Carlos y Carlomán en la iglesia de Saint-Denis.

A pesar de todo, Pipino dedicó lo mejor de sus energías a recuperar Aquitania (760 – 768) y
Septimania (752 – 759). Aquitania, gobernada por un duque autóctono de estirpe franca, no había visto nunca con
simpatía a los carolingios, especialmente en la zona pirenaica donde habitaban los vascones, sin embargo, no pudo
resistirse al empuje de Pipino y acabó aceptando su autoridad. Lo mismo ocurrió en la
Septimania, donde los naturales apoyaron a Pipino en su campaña contra los visigodos, a cambio de respetar su
lengua y su derecho.

2.3 Carlomagno y la expansión territorial


A su muerte (768), Pipino dejó el reino a sus hijos Carlos y Carlomán, siguiendo la costumbre merovingia,
pero la muerte del segundo (771) facilitó la reunificación del reino. Carlos, el futuro Carlomagno (768 –814),
siguió las directrices marcadas por su padre y sus empresas militares se dirigieron contra todos sus vecinos.
2.3.1 Italia
Para sellar la paz con los longobardos, Carlomagno se casó en 770 con una hija del rey Desiderio a la que,
empujado por el Papa, repudió un año después. Este hecho provocó la invasión longobarda del territorio
pontificio y el consiguiente contraataque de Carlomagno, que en 773 tomó Pavía. Un año después, el rey
Desiderio se retiró a un monasterio, acabando así el reino longobardo de modo que Carlomagno pasó a ser rex
Francorum et Longobardorum atque patricius Romanorum. Carlomagno confirmó las donaciones hechas por
Pipino al Papa y añadió, además, la Sabina. Los ducados lombardos de Spoleto y Benevento reconocieron la
autoridad de Carlomagno y este mantuvo a los duques en sus puestos, en contra de los deseos de la Iglesia, que
quería dichos ducados para el Patrimonio de San Pedro. De esta manera, Carlomagno se convirtió en árbitro del
norte de Italia, mientras que Nápoles, Calabria y Sicilia se mantenían en manos bizantinas.
2.3.2 Baviera
Aunque los duques de Baviera eran vasallos de los francos, mantenían una total independencia y procuraban
ensanchar su dominio a cuenta de los ávaros y los eslavos. Su duque, Tasilón III, estaba casado con una hija de
Desiderio y, mantuvo una actitud ambigua con respecto a Carlomagno, por lo que éste acabó por invadir el ducado
(788) y retirar a Tasilón a un monasterio, para variar.
2.3.3 Sajones y frisones
Los sajones eran un pueblo pagano de la Europa Central, resistente a la cristianización, cuyo modo de
vida era parecido al de la época de las invasiones. Tras una invasión sajona en tierras francas en 772, Carlomagno
invadió sus tierras y, desde 775, fue avanzando lentamente y fortificando sus recintos. Numerosos jefes
sajones se bautizaron, se estableció una organización eclesiástica en Sajonia y se trazó un plan de evangelización.
Pero en 778, estalló un levantamiento general, acaudillado por Widukind que fue duramente reprimido por
Carlomagno (4.500 sajones degollados en Verden). La revuelta acabó cuando su líder se entregó (785) y fue
bautizado.

Carlomagno adaptó el derecho sajón (Lex Saxonum) a las nuevas circunstancias y dictó unas duras normas, la
Capitulatio in partibus Saxonie (785) relacionadas con delitos religiosos que provocaron la conversión en masa de
los sajones.

La sumisión de los frisones comenzó con la fundación del obispado de Utrech en 695, aunque los
levantamientos no se detuvieron hasta 714. A finales del siglo VIII, toda la región estaba pacificada por lo que

82
fue dividida en condados. Carlomagno respetó las leyes frisonas, aunque se actualizaron en el año 803 (Lex
Frisionum).
2.3.4 Ávaros
La sumisión de Baviera puso en contacto directo a los francos con los ávaros. En 791 Carlomagno invadió
su territorio, pero hasta 795 no consiguió someter su anillo fortificado, situado entre el Danubio y el lago
Balatón, donde se guardaba además el enorme tesoro del kan ávaro que permitió sanear las cuentas francas. Los
ávaros, que no pudieron resistir el empuje franco puesto que los eslavos se levantaron en masa, fueron entonces
cristianizados y, a raíz de las conquistas, desaparecieron como nación. Las tierras ávaras fueron conquistadas al
norte por los francos y al sur por los búlgaros.
2.3.5 España
Tras la derrota visigoda de 711, los musulmanes se extendieron por la Península y rebasaron los Pirineos
hasta ser detenidos por los francos en 732. La nobleza visigoda superviviente se refugió en las montañas asturianas y
allí consiguió su primer éxito contra los musulmanes en Covadonga (722). Hacia 750, después de unos años de
hambruna y sequías, los beréberes instalados en el valle del Duero y Galicia se retiraron por lo que el rey Alfonso I
intentó ocupar su lugar con escaso éxito.

En la parte oriental de la Península, aparecieron poderosas dinastías, algunas de ellas de


ascendencia hispana, como los Banu Qasi en el valle del Ebro, que rivalizaban con Córdoba e intentaban
lograr su independencia del Emirato (756).

En su afán independentista, los señores musulmanes pidieron ayuda a los francos con la promesa de
entregarles Barcelona y Zaragoza, sin embargo, cuando Carlomagno apareció en Zaragoza, el gobernador se negó a
entregar la ciudad. Las tropas francas, reclamadas en Sajonia, cruzaron de nuevo los Pirineos en
Roncesvalles (778), donde los vascones destruyeron su retaguardia, falleciendo en esta acción el duque de la
Marca de Bretaña, Rolando.

Esta derrota llevó a Carlomagno a crear el reino de Aquitania (781), al frente del cual colocó a su hijo
Luis para que prosiguiese la expansión transpirenaica. Por su parte, en 785, los habitantes de Gerona, Cerdaña y
Urgel se entregaron al rey franco lo que provocó la invasión musulmana de Narbona y Carcasona. En respuesta,
Luis lanzó un ataque desde Aquitania que logró conquistar Barcelona (801). En 810, el emir de Córdoba solicitó
la paz, fijándose la frontera en las costas del Garraf y las montañas de Montserrat y Montsec.

A lo largo de treinta años, Carlomagno expandió la frontera de su reino, que incluía


toda la Galia - en el sur hasta Barcelona -, por el oeste hasta el Elba y, en Italia, todo el reino
longobardo. Su poderío militar y político era incontestable por lo que el Imperio Carolingio
se convirtió en la única gran potencia europea.

83
2.4 La coronación imperial de Carlomagno
El prestigio de Carlomagno se basaba en la fidelidad de sus vasallos, en sus conquistas militares y en el apoyo
de la Iglesia. En la corte de Aquisgrán, un grupo de intelectuales – entre los que destacaron Pablo Diácono
y Alcuino de York - elaboró una serie de ideas políticas sobre el papel que un rey cristiano debía jugar en
la cristiandad europea. De acuerdo con esta teoría, el Papa debía rezar para que el rey cristiano venciese a
sus enemigos mientras que al rey le correspondía defender a la Iglesia y extender la fe católica.

En 799, en Bizancio reinaba la emperatriz Irene, anomalía que hizo considerar a muchos que el trono
imperial estaba vacante. Por su parte, acusado de adulterio y perjurio, el Papa León III era cuestionado por la
nobleza romana e incluso había sufrido un asalto, aunque pudo huir y refugiarse en Páderborn, donde solicitó la
ayuda del rey. En consecuencia, el Papa regresó a Roma con una escolta y fue repuesto en su sede.

En noviembre del año 800, Carlomagno se trasladó a Roma para celebrar la


Navidad. El día 23, León III proclamó públicamente su inocencia, mediante un
el día de Navidad, mientras Carlomagno
juramento de purificación, y
rezaba en San Pedro de rodillas, León III lo coronó, recibiendo de los
asistentes una triple aclamación. A Carlomagno le contrarió el hecho de haber sido
coronado antes de su aclamación, como se hacía en Constantinopla, pues el gesto
podía ser interpretado como que era el Papa quien le concedía el Imperio.

84
Inicialmente, Bizancio se negó a reconocer la coronación, pero cuando,
en 812, Carlomagno renunció a sus aspiraciones sobre Venecia y se la devolvió
a los bizantinos, el emperador Miguel I le reconoció el título. De este modo,
Carlomagno se intituló “Imperator et Augustus”, aunque él se consideró
siempre un rey franco.

En 813 hizo que la nobleza aclamara como emperador a su hijo


Luis y sólo unos meses después, el 28 de enero de 814, fue enterrado en la
capilla palatina de Aquisgrán. Triunfó así la nueva concepción de un
Imperio ajeno a Roma y en el que los romanos eran sustituidos por los
francos. El nuevo Imperio se identificó, así, con Europa e incluso, más allá, con
la Cristiandad. Con el tiempo, europeo será sinónimo de romano, y griego
equivaldrá a ortodoxo.

2.5 Los inicios de la crisis


A pesar de todo, el Imperio Carolingio tenía unos rudimentarios fundamentos económicos y
sociales, le faltaba unidad política y lingüística, tenía diversos códigos legislativos y, además, carecía de un
único ejército y de una eficaz organización financiera. Por otro lado, el concepto patrimonial que del
Imperio tenían sus monarcas, la pervivencia de algunos elementos “nacionales” en su seno y el interés de
la nobleza en controlar al rey, sin duda crearon las condiciones necesarias para una crisis acelerada.

A la muerte de Carlomagno, la Iglesia quiso preservar la unidad mientras que la nobleza presionaba a favor
de fragmentar el Imperio. Aunque Carlomagno quiso dejar el Imperio a sus tres hijos, la muerte de dos de ellos lo
dejó unificado en manos de Luis o Ludovico Pío (814 – 840). Italia quedó en manos de Bernardo, hijo ilegítimo
del tercer hijo de Carlomagno, como rey subordinado a su tío Ludovico.

El nuevo emperador se reveló como un hombre débil e influenciable. La facción eclesiástica unitaria
influyó para que Luis abandonara sus títulos tradicionales y se intitulara “por la gracia de Dios, emperador augusto”.
Su reinado se inició con la evangelización de los daneses y los suecos, reunió varios concilios nacionales en
Aquisgrán para reordenar la vida eclesiástica e imponer la regla de San Benito en los monasterios. Las propiedades
de la Iglesia se multiplicaron y, en 816, Luis reconoció ante el Papa Esteban IV la total independencia del
Patrimonio de San Pedro lo que dio inicio a un proceso por el que los territorios pontificios acabaron por
convertirse en una potencia rival de Imperio. Esteban IV volvió así a coronar a Luis como emperador pues sólo
él podía hacerlo, dando a entender así que la coronación a Carlomagno podía considerarse nula.

Por su parte, la nobleza pugnaba por la división del Imperio de modo que, en 817, llegó a un acuerdo
con la facción unionista para dividir el Imperio de acuerdo con la Ordinatio Imperii, según la cual,
Ludovico regulaba su sucesión dividiendo el Imperio en tres reinos: Italia para su sobrino Bernardo, Baviera para su
hijo menor, Luis, y Aquitania para su otro hijo, Pipino. El hijo mayor, Lotario, por el momento coronado como co-
emperador, debería recibir el resto, ostentaría el título imperial y tendría autoridad sobre los otros reinos.
Bernardo no aceptó quedar subordinado a Lotario y comenzó a conspirar contra él por lo que Ludovico acabó
ejecutándolo. Debido a ello, el emperador fue reprobado por el clero y tuvo que hacer penitencia pública en Attigny
(822).

85
En 823 nació Carlos, hijo del segundo matrimonio de Ludovico, por lo que se produjo un segundo reparto
en el que, a costa del patrimonio de Lotario, se le otorgaron los territorios de Retia, Alsacia, Alemania y
Borgoña. Esto provocó un enfrentamiento entre todas las partes que acabó con Ludovico Pío encerrado en
un monasterio. Pudo recobrar la libertad, pero las disputas continuaron hasta su muerte en 840, mientras luchaba
contra su hijo Luis de Baviera.

Tras años de lucha, el Imperio quedó postrado, las guerras exteriores se abandonaron, el fisco
estaba arruinado y los vasallos eran menos fieles.

2.6 El tratado-reparto de Verdún (843) y el final del Imperio.


A la muerte de Ludovico Pío, Lotario quiso imponerse a sus hermanos, pero fue derrotado por ellos en
Fontenay (841). Luis el Germánico (Baviera) y Carlos el Calvo (Aquitania), que había heredado el reino a la muerte
de Pipino I de Aquitania, se juraron asistencia mutua contra Lotario en los
Juramentos de Estrasburgo de 14 de febrero de 842, primer documento
redactado en proto-alemán y francés.

En 843, mediante el tratado de Verdún, los tres hermanos llegaron a un


acuerdo para repartirse el reino:
 El Este quedaría en manos de Luis el Germánico.
 El Oeste a cargo de Carlos el Calvo.
 Una franja central, que se extendía desde el Mar del Norte hasta
Nápoles – incluyendo las ciudades imperiales de Roma y Aquisgrán -,
pasaba a Lotario, a quien además se le reconoció el título imperial,
aunque sin poder sobre sus hermanos.

Aunque debía tratarse de un Imperio con tres reinos, lo cierto es que los
tres territorios tenían muy poco en común pues carecían de unidad
económica, lingüística, legal o cultural.
De acuerdo con el tratado de Verdún, también hubo un reparto de
responsabilidades frente a la nueva oleada de invasiones: la defensa frente a los
normandos correría a cargo de Carlos el Calvo; a los magiares se opondría Luis el Germánico y a los sarracenos se
enfrentaría el honorífico emperador Lotario.

86
A partir del nacimiento de estos reinos, se inició un proceso de descomposición interna que dio lugar al
feudalismo y a la fragmentación de Europa. Al morir Lotario (855), su hijo Luis II obtuvo Italia y el título imperial,
Carlos la Provenza y Lotario II, la Lorena. En 863, murió Carlos sin descendencia y sus hermanos se repartieron sus
tierras. En 869 murió Lotario II y sus tíos, Carlos el Calvo y Luis el Germánico se repartieron Lorena según el tratado
de Mersen (870), que dará lugar a enfrentamientos seculares entre Francia y Alemania.

En estas circunstancias, Carlos el Calvo quedó como el hombre fuerte del momento. A la muerte de
Luis II de Italia (875), el papa Juan VIII ofreció la corona imperial a Carlos II de Francia, el Calvo, el cual, antes de
iniciar su segundo viaje a Italia en auxilio del papa, reconoció a los nobles que le acompañan mediante la capitular
de Quierzy (junio de 877) que, en caso de muerte de alguno de ellos durante la expedición, sus hijos tuvieran
un derecho de preferencia sobre sus condados de forma automática sin que el monarca pudiera disponer
libremente de ellos. Esta capitular marcó el inicio de la heredabilidad de los feudos, del fortalecimiento de
los señores y de la pérdida de poder de los monarcas.

A la muerte de Carlos el Calvo (877), el mismo papa Juan VIII ofreció la corona al hijo de Luis el Germánico
(muerto en 876), Carlos III de Francia, el Gordo. Durante su reinado, aunque se produjo una momentánea y
circunstancial reunificación del Imperio, se desató la más tremenda anarquía debida a las invasiones normandas y
a las revueltas de los grandes señores del reino.

En Borgoña y Provenza se alzó un rey ajeno a los carolingios, Bosón, y a la muerte de Carlos el Gordo
(888), el Imperio se dividió en seis reinos – Germania, Francia, Provenza, Borgoña, Lorena e Italia - a cuyo
frente estaban, excepto en Germania, dinastías sin relación con los carolingios. Eudes, conde de París, que
había resistido victorioso el acoso de los normandos, se proclamó rey en 898. En Italia, Guido de Spoleto se convirtió
en emperador al recibir la corona del papa Esteban V, que pasó también a su hijo Lamberto. Enemistado con
Lamberto, Esteban V coronó emperador a Arnulfo de Germania (896) pero, a su muerte, la corona volvió a Lamberto.
Sólo dos años después Lamberto fue derrotado por su rival, Berenguer de Friul, que fue nombrado rey de Italia (898)
y años después, emperador (915).
Tras su asesinato, nadie reclamó para sí una dignidad tan desprestigiada y hasta 962, con Otón el Grande,
ningún monarca ostentará tal título en Europa. En medio de la anarquía desapareció el Imperio Carolingio. Sólo el
Papado, aún desprestigiado, conservó una cierta autoridad en la cristiandad occidental, siendo precisamente la
institución que coronaba y deponía emperadores, a pesar de la catadura moral de alguno de sus papas.

3.- ORGANIZACIÓN POLITICO-ADMINISTRATIVA DEL IMPERIO CAROLINGIO

Del sistema político-administrativo del Imperio Carolingio destacan la simplicidad de los mecanismos de
gobierno y la evidente confusión entre monarca y Estado, realidades tan alejadas de la organización
administrativa del Imperio Romano, del que el Imperio carolingio era una teórica restauración.

3.1 Los territorios conquistados


El Imperio Carolingio, con una enorme extensión, no era un Estado unitario pues carecía de una lengua
común, de un Derecho único, etc. Para los francos, el Estado lo constituían la nobleza y el rey, que
gobernaban conjuntamente, y todos los súbditos estaban ligados por los vínculos de dependencia personal
establecidos a través de juramentos de fidelidad. Los clérigos del entorno real trataron de introducir la noción
romana del Estado, equiparándolo al bien común, aunque con raíces cristianas, concepción que triunfó en tiempos
de Ludovico Pío.

87
El Imperio estaba constituido por el núcleo formado por Austrasia y Neustria y por una serie de
territorios conquistados que globalmente formaban el reino de los francos. En Aquitania, cuyos habitantes
de tradición romana se resistieron a la asimilación, se produjo un equilibrio político entre anexión y autonomía.
Carlomagno la organizó como un reino aparte, a cuyo frente situó a su propio hijo Luis. Igual estatuto tuvo Baviera,
inicialmente con un duque a la cabeza y más tarde con uno de los hijos de Ludovico Pío. Otro tanto cabe decir de
Italia. El reino de los longobardos mantuvo su personalidad, aunque cambiaron la persona del rey y los
funcionarios y desaparecieron algunos de los poderosos duques lombardos. Inicialmente fue confiado a Pipino,
segundo hijo de Carlomagno, y a su muerte pasó a Bernardo.

Todos estos reinos admitían una teórica superioridad de la autoridad imperial y fueron fieles
ejecutores de la voluntad del emperador. Conservaron sus leyes, aunque los reyes carolingios intentaron que,
respetando las peculiaridades, se consiguiese una mayor identificación legal.

Los ducados longobardos del sur de Italia eran absolutamente libres, aunque aceptaron la teórica protección
de Calomagno y le pagaron un tributo por una teórica protección. Por su parte, los territorios del Papa estaban
bajo jurisdicción pontificia y tenían sus propios funcionarios. A pesar de ello, el emperador intervino
constantemente en sus asuntos, pero no se puede afirmar que pertenecían al Imperio.

3.2 El emperador
El emperador carolingio era considerado como el dueño de todo y disponía del reino por derecho de
conquista. Era un gobernante del pueblo cristiano, pues su reino estaba indefectiblemente unido al
cristianismo y a su propagación y, como tal, debía guiar a sus súbditos por el camino del bien.

Frecuentemente, el monarca carolingio se ocupaba de cuestiones como la disciplina del clero o incluso sobre
el dogma y designaba obispos, pues eran importantes agentes de gobierno y de su confianza. Era habitual que el
emperador separase a los obispos de sus sedes para que atendiesen asuntos administrativos, de modo que podían
permanecer ausentes durante un largo tiempo de sus diócesis y acababan convirtiéndose en hombres de gobierno
sin vocación pastoral. Algo parecido ocurría con los abades de los monasterios. Esta forma de proceder generó
graves problemas y fue la causa del enfrentamiento entre el Imperio y el Papado, dando lugar a la “querella de las
investiduras”.

3.3 La administración central


Era una administración de gran simplicidad correspondiente a un Estado cuyas funciones estaban
muy limitadas. No recaudaba impuestos, que llegaban a través de la administración territorial, y realizaba pocas
obras públicas. La administración central se reduce al palatium o casa del monarca, y los correspondientes
funcionarios. El tesoro público era el del monarca, que lo administraba libremente.

 La capilla era el oratorio privado del monarca y estaba atendida por capellanes cuyo jefe era un
obispo que, además, actuaba de consejero para asuntos civiles y religiosos. La capilla era como el
germen de una administración central.
 La cancillería se encargaba de la recepción y la redacción de los documentos reales, todos sus
funcionarios eran clérigos y muchos de ellos trabajaban también en la capilla, por lo que ambas
instituciones se identificaban.
 Con la llegada de los carolingios desaparecieron los mayordomos de palacio, aunque sus funciones
las hereda el conde de palacio que junto a otros funcionarios – mariscal, senescal, canciller, etc. –
dirige una cancillería propia dedicada exclusivamente a los asuntos judiciales.

88
3.3 La administración territorial
La administración territorial se articulaba por la división del territorio en condados, cuyos más
importantes funcionarios eran el conde y el obispo.

El conde, ligado al monarca por un juramento de fidelidad, gobernaba el condado como representante
del rey y realizaba las levas del ejército en su distrito. Su actividad estaba estrechamente vigilada y recibía
continuamente órdenes orales y escritas cuyo cumplimiento era supervisado escrupulosamente, sobre todo por los
missi dominici. El Imperio Carolingio tenía unos 300 condados, divididos en distritos menores llamados pagus, al
frente de los cuales estaban los vicarios, encargados de administrar justicia. Los pagus se dividían en gaus. Cada
conde reunía en torno a sí a 10 ó 12 funcionarios.

Por su parte, los obispos, funcionarios reales en definitiva, administraban los territorios de las iglesias
bajo un exhaustivo control del monarca.

Los missi dominici, una innovación carolingia, fueron un importante instrumento de poder. Aparecieron
hacia el 779 como una actuación conjunta de un conde y un obispo encargados de supervisar la gestión de otros
condes y obispos en sus correspondientes demarcaciones y de velar por el cumplimiento de las órdenes reales.
Normalmente, realizaban hasta cuatro visitas anuales a lugares muy alejados de sus propios territorios. A su
territorio de supervisión se le denominó missaticum.

Los territorios fronterizos (marcas) tenían un estatuto distinto y estaban en permanente alarma. Estaban
encomendados a un marqués o margrave que ejercía las mismas tareas administrativas que un conde. Las
marcas más importantes fueron las de España, Bretaña, Dinamarca, de los Vendos y de los Ávaros

3.5 La asamblea militar y el éjercito


La Asamblea General era una reunión de todos los hombres libres para tratar asuntos políticos y
judiciales de importancia. El rey realizaba una propuesta a los magnates, que era discutida por separado por clérigos
y nobles, aunque la decisión se tomase conjuntamente. Las conclusiones finales formaban los capitula y la suma de
todos ellos formaban una capitular u ordenanza, redactada por los escribas de la cancillería de Aquisgrán. Durante
la Asamblea General, el rey trabajaba junto a sus funcionarios y recibía las rentas y tasas debidas por cada condado.

El ejército real era una superposición de varios ejércitos locales. Cada hombre se armaba por su
cuenta y debía acudir a la llamada con provisiones para tres meses, vestido para seis y con todos los útiles
para la campaña militar. Los hombres no libres, los funcionarios y los clérigos estaban exentos del ejército, aunque
los obispos y los abades dirigían el ejército reclutado en sus dominios.

El ejército se componía, fundamentalmente, de caballería pesada, pues la infantería jugó un papel menor y
en tareas auxiliares. El caballero se protegía con una túnica de cuero cubierta de placas de metal y usaba espada
larga y lanza. Como el equipo era caro, los caballeros eran escasos por lo que, en numerosas ocasiones, Carlomagno
usó el terror y las masacres para hacerse respetar e imponer su dominación.

En general, sólo se convocaba al ejército de la región o de las zonas próximas al teatro de operaciones, según
las necesidades militares y las circunstancias económicas de determinada zona. A pesar de ello, las obligaciones
militares constituían siempre una pesada carga.

89
3.6 La administración de justicia
Los vicarios impartían justicia en su vicaría y sus sentencias podían ser apeladas ante el conde. Éste
presidía el tribunal condal, asistido por siete expertos (escabinos). Los missi dominici ejercían justicia en su
missaticum, revisando las sentencias del conde. El Tribunal real era una especie de tribunal supremo que resolvía
todo tipo de cuestiones y de apelaciones que llegaban a la corte, aunque principalmente juzgaba delitos muy
graves como deserción, traición, etc. Lo presidía el monarca o el conde de palacio.

En general, las sentencias casi siempre consistían en multas en dinero (composición), una parte de las cuales
se entregaba al juez, lo que daba lugar a numerosos abusos, y otra al monarca (freda), constituyendo una parte
importante de sus ingresos.

3.7 Los dominios reales


Los grandes dominios agrícolas fueron una de las más importantes fuentes de riqueza de la
monarquía, por lo que Carlomagno los explotó y administró cuidadosamente. Los carolingios buscaron el apoyo de
sus súbditos concediéndoles tierras, primero en usufructo y después en plena propiedad. La disminución de
conquistas hizo entrar en crisis al sistema y, al final, los reyes fueron uno más entre los grandes
propietarios.

3.8 El renacimiento carolingio


A la labor unificadora de Carlomagno se sumó el impulso que dio al renacimiento de la actividad
cultural en muy variados órdenes. Todo lo que quedaba de la época clásica se guardaba en los
monasterios, donde el ansia de saber hizo que buscaran y copiaran cuantos códices clásicos quedaban y, aunque sus
bibliotecas no eran ricas en fondos, todos lo que ha llegado hasta nuestros días procede de esa época.

Carlomagno estableció un plan para dinamizar la vida cultural en sus dominios. En el año 789 promulgó la
Admonitio generalis, según la cual, cada catedral y monasterio debía tener su propia escuela de salmos,
canto, gramática, etc. Reformó el clero y la liturgia con el fin de unificar el culto y adoptar la liturgia romana
frente a la galicana, visigótica o irlandesa. Durante su reinado se inició la polifonía y se fijaron las normas del
contrapunto.

En el campo de la escritura, hacia 770 se creó en el monasterio de Corbie la minúscula carolina, letra mucho
más clara, sin abreviaturas y de fácil lectura.

Carlomagno reunió en su corte a italianos, españoles y anglosajones principalmente. En Italia se enseñaba


gramática y siempre hubo escuelas de sacerdotes y funcionarios de cancillería (de Italia procedía Paulo Diácono, que
compuso la Historia de los lombardos). De España procedían altos funcionarios de Carlomagno y Ludovico Pío como
Teodulfo, gran conocedor de poetas cristianos y paganos. De Inglaterra era Alcuino, consejero de Carlomagno y
principal impulsor del renacimiento carolino. Durante los reinados de Ludovico Pío y Carlos el Calvo se
alcanzó un gran esplendor cultural. Las letras se estudiaban por su valor y dejan de orientarse exclusivamente
hacia la religión. Se incorporaron personajes de Galia y Germania y monasterios como Fulda, Corbié, San Gall o
Reichenau se convirtieron en viveros culturales. Los autores que caracterizan esta época, como Rábano Mauro o
Juan Escoto, demostraron una mayor madurez y originalidad que los que les precedieron.
A nivel artístico, se cultivaron la arquitectura, la pintura y las artes decorativas. En la arquitectura
religiosa, adquirió importancia la cripta, donde se guardaban las reliquias de santos y mártires, y se empezó a fijar la
tipología clásica de los monasterios. La pieza más significativa del arte carolingio es la Capilla Palatina de
Aquisgrán, inspirada en monumentos de Rávena y en el baptisterio de San Juan de Letrán. En el campo decorativo,

90
se emplearon gran cantidad de mosaicos dorados y frescos. En las artes menores y en la decoración de manuscritos
se aprecia también una mayor originalidad y un elevado grado de finura.
ORGANIZACIÓN POLÍTICO-ADMINISTRATIVA DEL IMPERIO CAROLINGIO
Carácter dual del gobierno en la monarquía franca y en el Imperio carolingio: colaboración de los monarcas
Realeza y
con una poderosa aristocracia (de origen mixto: galo-romana, franca y borgoñona) sobre la que CM
aristocracia mantuvo un control eficaz.
Se constituye con amplios dominios concedidos por los reyes (a base de confiscaciones realizadas sobre los
Aristocracia de
bienes de la Iglesia), asociada a las empresas de conquista y titular de las funciones públicas (honores,
Imperio ostentados en los escalones más altos de la administración por los proceres).
Medio social dominante La recomendación de época merovingia, derivada a la vez de la commendatio
 Grandes y medianos romana y del séquito germánico (Gefolge) Formación de clientelas en torno
propietarios. Su al rey y a los poderosos. Los clientes eran originariamente gentes de condición
fidelidad a la humilde, subordinados a un señor (los ingenui in obsequio, denominados a partir
monarquía se asegura del VIII vassi o vassali = vasallos), que eran “alimentados” de forma directa o, en
mediante el recurso su caso, retribuidos con tierras cedidas normalmente con carácter vitalicio
sistemático al vasallaje, (tenencias en beneficio) o en precario.
resultado de elementos La unión entre la recomendación y el beneficio, que era accidental hasta el s.
preexistentes difusos. VIII, se amplia y difunde socialmente en tiempos de Pipino el Breve y de CM.
Acontecimiento principal: La incorporación del vasallaje al Estado a partir del
751. El vasallaje pasa a convertirse, por voluntad de Pipino y de CM, en la
armadura integradora del reino franco
Los ritos se precisan Homenaje (= acto formal de recomendación o
PROCESO HISTÓRICO autoentrega) y juramento de fidelidad por el vasallo; investidura del beneficio
(simbolizado por un objeto entregado por el señor). El beneficio se destina a que
Vasallaje y el vasallo pueda cumplir el servicio militar debidamente equipado.
El vasallaje se amplia a propietarios medios y alta aristocracia > CM multiplica
formación del
los vasallos propios: mantiene a unos directamente (pauperiores vassi de infra
feudalismo palatio) y dota de tierras a otros (vassi dominici, de alto prestigio, empleados en
carolingio funciones varias, como la formación de colonias militares).
El rey/emperador invita a los agentes públicos, condes, duques y dignatarios
eclesiásticos, a convertirse en vasallos suyos, remunerados con beneficios
vinculados al desempeño de sus honores > El servicio vinculado al cargo se
refuerza con la fidelidad debida por su condición de vasallos.
Finalmente, y sobre todo, CM anima a sus vasallos personales a que vinculen a
ellos el mayor número posible de hombres libres.
Vasallaje real y privado se complementan, constituyendo una cadena de
fidelidades de abajo a arriba, destinada a fortalecer la autoridad del rey y a
realizar economías (los grandes retribuyen, mediante beneficios detraídos de
sus propias tierras, a sus vasallos, que deben estar a disposición del rey). Los
vasallos se convirtieron en el núcleo del ejército franco.
Surge así un sistema coherente, aunque con severas deficiencias derivadas del
empleo de la tierra como medio de remuneración. Después de CM, a lo largo del
s. IX, los vasallos, de fidelidad muchas veces inestable, tendieron a apropiarse de
la tierra y a transmitirla a sus sucesores.

LA ADMINISTRACIÓN CAROLINGIA
Administración en conjunto bastante rudimentaria, laxa y poco eficaz, acorde con las dificultades de
la época y la inmensidad del territorio imperial. No existía un cuerpo de funcionarios preparados y
retribuidos. Dependencia de la buena voluntad, inestable y desfalleciente, de la aristocracia. De ahí el
recurso, como paliativo, al vasallaje.
Definición general No obstante, CM realizó un gran esfuerzo de restauración de la extinta noción de Estado. Se asiste a
una cierta recuperación, en una atmósfera profundamente religiosa, de la idea de unas obligaciones
recíprocas entre soberano y súbditos y de la noción de bien común. Renace el concepto de respublica
en tiempos, acompañado del epíteto christiana. La nueva concepción tuvo, no obstante, una difusión
reducida, palatina y eclesiástica.
El Palatium imperial (en Aquisgrán desde 794):
- Cancillería (cancellarius y notarios).
- La capilla (summus capellanes).
- Oficiales: conde de palacio (comes palatii, encargado por
Administración
Administraciones delegación de la justicia real), senescal, botiller, condestable,
central
camarero.
- Los proceres (nobleza palatina de alto rango).
- Los vasallos.
Las Asambleas generales del reino, que se reúnen anualmente (placitum

91
generalis, conventus generalis).
Los acuerdos adoptados en ellas, a propuesta del rey, tenían carácter
legislativo, con vigencia general, y se denominaban capitulares (capitularia).
Condados (más de trescientos), regidos por un comes (o iudex) -reclutado
entre la aristocracia, tendió a hacerse inamovible y cuasi hereditario- y un
vizconde.
Administración
Marcas en las áreas fronterizas. El marqués (marchio).
territorial
Administración territorial controlada mediante los missi dominici
(inspectores imperiales elegidos entre condes y alto clero) con amplias
competencias. Buen funcionamiento entre 800 y 814.
En las asambleas provinciales de hombres libres (placitum o mallus) y, para
Administración de
las causas menores, en las asambleas de las centenas o veguerías. Un cuerpo
justicia
de expertos en derecho consuetudinario (scabini).
La villa (gran explotación agraria dividida en parcelas o mansos cultivados por colonos) adquiere un
desarrollo considerable > Se erige en el componente principal de la economía carolingia (villae
Los dominios reales imperiales, monásticas, etc.), llamado a tener una larga evolución. Su funcionamiento económico
(economía vilicaria) era menos autárquico, más abierto de lo que se pensaba hace tiempo (existencia
de excedentes que se comercializan).
CM, consciente de las insuficiencias del aparato político, se apoya en la Iglesia y la utiliza en servicio
del Estado, a la vez que la promueve y hace del cristianismo un vínculo esencial entre pueblos muy
diversos.
Penetración mutua de lo espiritual y lo temporal > El Emperador defensor de la Iglesia, a la vez que su
efectivo gobernante y también legislador. Los concilios se plantean como asambleas de carácter
La Iglesia en el
mixto.
Imperio carolingio Ventajas importantes para la Iglesia > una presencia política, renovación de sus estructuras, fomento
de instituciones episcopales y monásticas, participación en los proyectos expansivos del reino
Monacato: considerable desarrollo de la vida monástica (600 monasterios en el reino). Auge del
monacato benedictino (reforma de Benito de Aniano que fomentó la Regla de san Benito de Nursia).
Funciones varias: cultura, roturación, evangelización de territorios paganos, etc.

EL OCASO DEL IMPERIO CAROLINGIO


El Imperio carolingio se desintegró tras la muerte de CM, a lo largo del siglo IX.
Su sucesor, Ludovico Pío (814-840), bienintencionado, no tuvo personalidad suficiente. Se imponen las fuerzas disgregadoras,
potentes en un imperio étnicamente heterogéneo, con una estructura demasiado amplia y muy costoso militarmente.
De su desagregación, complicada por la presión de las segundas invasiones (normandos, húngaros, sarracenos), surge la sociedad
feudal de los siglos siguientes.
Los hijos de LP, a quienes su padre encomendó el gobierno de distintos territorios imperiales (Ordinatio Imperii de 817) se
enfrentan entre sí durante largo tiempo En el Tratado de Verdún (843) se reparten el imperio carolingio: 1) Lotario recibe una
banda de territorios entre mar del Norte (la Lotaringia) y conserva el título imperial, que adquiere un carácter en buena medida
ficticio; 2) Carlos el Calvo, recibe la Francia Occidental; 3) Luis el Germánico (LG), la Francia Oriental.
En 870 (m. ya Lotario) Carlos y Luis se reparten el reino franco en el Tratado de Meersen, división en la que se presiente la
fisonomía de las futuras Francia y Alemania.
Tras la muerte de Carlos el Gordo (hijo de LG) en 888, la monarquía imperial declina definitivamente y el Imperio se disgrega en
varios reinos, donde los señores territoriales adquieren amplia autonomía y poderes (regalías) > Adviene la sociedad feudal.
BALANCE DEL REINADO DE CARLOMAGNO
Un balance complejo. Importantes logros con unos medios dispersos e insuficientes. A pesar de sus numerosas deficiencias,
difícilmente evitables en su contexto histórico, “el balance positivo a largo plazo parece innegable: la creación de un marco común
en el que nacerán algunos de los futuros Estados de Occidente, e instituciones tales como la justicia escabinal, el vasallaje
“centrípeto” (es decir, utilizado a favor del Estado), y la alianza estrecha entre la realeza y la Iglesia, marcarán profundamente los
siglos futuros” (R. Folz).

EL RENACIMIENTO CAROLINGIO
Panorama general en s. VIII cercano a la barbarie: de ahí el mérito de CM que entendió la necesidad de una regeneración, que se
inicia h. 780. Antecedentes en la cultura monástica, emergente desde el s. VII, con raíces en la actividad misionera de los monjes
anglo-sajones.
CM se rodea de las mejores figuras de su época: italianos (Pedro de Pisa, Paulo Diácono, Paulino de Nola), españoles (Teodulfo,
obispo de Orleans), irlandeses, anglosajones (Alcuino, praeceptor Galliae).
La Admonitio generalis de 789 prescribió la creación de escuelas episcopales.
Preocupación por escritura y gramática (restauración del latín), con consecuencias futuras. Inmenso esfuerzo de confección de
libros (uso de la minúscula carolina en numerosos scriptoria) e importante obra de transmisión de obras de la Antigüedad.
El movimiento, no obstante las dificultades de la época, se amplificó en el s. IX, con Ludovico Pío y sus descendientes > Juan Escoto
Erígena, Walafrid Strabo, Rábano Mauro, Lupo de Ferrières, Eginhardo (Vita Caroli). Ramas del saber variadas.

92
“Profundamente religioso en su inspiración, con materiales tomados de la Antigüedad clásica y cristiana, el Renacimiento
carolingio llegó a realizar obras especulativas y sentó las bases de la cultura medieval”.
El arte carolingio: Importante esfuerzo creador, inspirado en la herencia clásica. Palacio de Aquisgrán, del que se ha conservado la
capilla palatina. Iglesias con poderosos “macizos occidentales” (Westwerk): Corvey, Lorsch, etc. Miniaturas, pintura, orfebrería.

FUENTES

 Annali Regni Francorum, existían en todos los monasterios, abadías o catedrales y se anotaba la fecha de la
pascua, eclipses, inundaciones y todo tipo de hechos dignos de ser recordados.
 Alcuino de York (735-804), escridió sobre muchas materias y fue el gran intelectual de la e´poca y alma de la
Escuela Palatina.
 Anónimo Carolingio. Existen muchas obras de autores anónimos d época carolingia, como Karolus Magnus
et Leo Papa (800), Visio Caroli Magni (850) ...
 Capitulares de la época, numerosas, que se pueden consultar en Leges Capitularia regum Francorum
 Eginardo (770-840) es la principal fuente para estudiar el periodo de Carlomagno Vita Carolis Imperatoris.
Tambien se conservan muchas cartas sobre personajes de la época
 Ermoldo el Negro (790-843) monje, que escribió sobre Ludovico Pio.
 Hincmaro de Reims (806-882), arzobispo. Escribió sobre Carlos II de Francia, el Calvo
 Nithard, nieto de Caarlomagno, la fuente más completa del reinado de Ludovico Pio y las disputas entre sus
hijos. Su Crónica abarca desde 814-843 y en ella se encuentra el texto del Tratado de Verdún.
 Nótkel Balbutus (El tartamudo) (840-912) monje que escribió Las Gestas del Emperador Carlo Magno
 Pseudo Fredegario su Chronica aporta muchos datos sobre los pipínidas, especialmente Pipino el Breve
 Teodulfo de Orleans (760-821) de origen visigodo y miembro de la corte de Carlomagno, es el posible autor
de Libri Carolini en los que se fijó la postura de la Iglesia franca frente a Bizancio en el tema de las imágenes.

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TEMA 8.- LA EXPANSION DE LA
"PERIFERIA"
1.- CAUSAS DE LAS SEGUNDAS INVASIONES

A partir del 843 se abaten sobre Europa dos tragedias relacionadas entre sí:

 La primera de carácter interno, comporta la división del Imperio y posteriores luchas civiles
entre diversos reinos, cesando con ello las conquistas exteriores y los recursos del fisco. En consecuencia, los
bienes de la corona se hallan disminuidos, y la fidelidad de los nobles y súbditos es puesta a prueba,
por la alternancia en el poder.

 La segunda de carácter externo, producida por las


llamadas “segundas invasiones” o asalto a
Europa por pueblos hasta entonces desconocidos como los normandos, sarracenos, magiares
y eslavos, dando lugar a nuevos asentamientos.

La combinación de estos dos elementos de transformación social, dio origen al régimen feudal y al
nacimiento de nuevos poderes locales.

1.1 Los normandos

Los hombres del norte o también conocidos como vikingos, del


antiguo noruego viking (pirata), eran una rama de pueblos de los países
escandinavos, de la misma zona que provinieron las primeras invasiones
de vándalos, godos, hérulos y burgundios en los siglos IV y V. Las
expediciones piráticas de los normandos no habían cesado nunca, pero
la novedad fue que, en el siglo IX, estas incursiones (pacificas unas y
violentas las más), se van a producir de manera continuada durante un
siglo, donde daneses y noruegos de apoderarán de Gran Bretaña e

94
Irlanda, se asentarán al Norte de Francia, asaltarán las costas de la Península Ibérica, se harán presentes en el
Mediterráneo, y los suecos recorrerán Rusia hasta alcanzar Constantinopla.

No están claras las causas de esta súbita expansión, argumentándose un cambio climático en Escandinavia,
el exceso de población, el espíritu aventurero, afán de pillaje o el establecimiento de poderes fuertes, que obligaron
a la expatriación de disidentes en busca de nuevas tierras.

Gracias a la arqueología podemos reconstruir tanto el equipo guerrero como el medio de transporte,
el drakkar o nave vikinga. Se hallaron numerosas estatuillas y estelas con representación de sus guerreros, los
cuales se cubrían la cabeza con un casco de cuero y llevaban una cota del mismo material. Sólo los jefes llevaban
yelmo de metal y cota de malla. Las armas ofensivas eran una espada larga de doble filo, una lanza y un arco. Se
defendían con un escudo redondo de madera, pintado con colores vivos, que en las travesías marítimas, se fijaban
en los costados de las naves para protegerse de los golpes de mar. Los ataques los realizaban siempre a pie, aunque
algunas veces, usaban caballería.

Las naves vikingas o drakkar habían alcanzado una depurada técnica


constructiva, unido a un excelente manejo de los mismos, donde para alcanzar
lugares lejanos usaron las técnicas más depuradas: el uso de la vela y el remo,
mejora de la quilla (casi plana y cuadernas lisas y superpuestas), proporcionando a
sus naves rapidez, estabilidad y resistencia. Hicieron que sus naves pudieran
remontar ríos, y cuando éstos dejaban de ser navegables, transportaban sus naves a
hombros. No existió un tipo único de nave, ya que variaba según su función
(transporte de mercancía, navegación en altura, etc.), aunque la nave carecía de
puente de mando y lugar donde cobijarse, salvo una lona tendida a lo largo de la nave. Medían entre 20-25 m de
largo x 3-6 m de ancho y solían transportar entre 50-100 guerreros, aunque en algunas podían acoger hasta 200. En
el centro se fijaba un mástil con un palo horizontal del que colgaba una gran vela rectangular, en la proa iba
rematada una cabeza de monstruo, y en la popa se fijaba el timón.

Sus ataques siempre eran por sorpresa, escogiendo


los momentos y lugares de mayor concentración de personas
(fiestas, romerías, etc.) para obtener mayor botín, aunque si los
ataques se volvían a repetir, encontraban ya cierta resistencia. Las
expediciones de tanteo danesas y noruegas en las costas de Frisia e
Inglaterra, dieron paso a metódicas campañas de saqueo y conquista,
llegando a emplear 50, 100 o más naves, reuniendo así ejércitos de
varios miles de guerreros, y constituyendo una verdadera potencia
militar para la época.

1.2 Noruegos y daneses

Noruegos
El primer ataque noruego tuvo como objetivo Gran Bretaña e Irlanda en el 793 y arrasó el
monasterio de Lindisfarne (Northumbria). Los centros monásticos fueron sus principales objetivos
por los valiosos objetos de culto labrados en oro y plata, y sus incursiones empezaron en las islas norte de
Gran Bretaña (Shetland, Órcadas y Hébridas), zonas de asentamiento celta, evangelizadas por monjes irlandeses. Se
expandieron por las costas de Escocia e invadieron Irlanda, saqueando sus costas durante 10 años, ocupando los

95
principales puertos (Dublín, Cork, Límerik, etc.). Estos ataques produjeron un éxodo masivo de monjes celtas a
Francia, portando relicarios, manuscritos y objetos de culto, con monjes representantes de este éxodo como Sedulio
y Juan Escoto “Eriúgena”.

Los irlandeses se mantuvieron fuertes en el centro de la isla hasta que, en el 1014, su rey Brian,
venció a una coalición de noruegos y daneses en Clontorf. Posteriormente, con los invasores ya
cristianizados, se fundieron con la población irlandesa y se dedicaron al comercio.

Daneses
Los principales destinos de los guerreros daneses fueron Francia y Gran Bretaña, saqueando el
puerto de Duurstede en el 834, e incendiando Amberes dos años después. En el 841 remontan el Sena e incendian
Rouen y Quentóvic, hasta remontar el Loira, saqueando Nantes, Garona y arrasando Toulouse. En el 844 llegaron
hasta Gijón y la Coruña, pero fueron rechazados por Ramiro I, hasta que posteriormente llegaron a Lisboa,
donde con 80 naves remontaron el Guadalquivir hasta saquear Sevilla, pero fueron acorralados y 400 de
ellos degollados, según relatan las crónicas musulmanas. En el 859 recorren las costas del Mediterráneo
occidental, saqueando Barcelona, Provenza y el Norte de Italia.

En el 1016, los normandos se enrolan como mercenarios de los príncipes lombardos del sur de Italia,
consiguiendo hacerse con el principado de Aversa, dando origen a un definitivo asentamiento y al nacimiento
del futuro reino normando de Sicilia.

96
Los reyes carolingios, impotentes ante esta sucesión de ataques, optaron por comprar su retirada
mediante el pago del famoso tributo de los normandos (danegeld). Las ciudades y monasterios buscaron su
salvación, construyendo murallas y torres de defensa. Ante esta estrategia, los normandos que no disponían de
medios de asalto eficaces, optaron por instalarse permanentemente en la desembocadura de los ríos o
zonas costeras.

En el 911, Carlos “el Simple”, con el Tratado de Saint-Claire-sur-Epte, llega a un acuerdo con el jefe
normando Hrof (el famoso Rollón de los cronistas), que tras recibir el bautismo, quedo instalado en la
región de lo que posteriormente será, el ducado de Normandía.

En Gran Bretaña se intensificaron los ataques desde el 834, tras instalar una base en la desembocadura del
Támesis, iniciando así la conquista sistemática de la isla. Los reinos de la Heptarquía, divididos y débiles, van cayendo
uno tras otro, menos el de Wéssex que ofreció gran resistencia, cuyo rey Alfredo “El Grande” logró mantener su
independencia tras la paz de Wedmore en el 878. Los daneses lograron ocupar el Noroeste y Centro de la isla,
dando lugar al famoso Danelaw.

1.3 Suecos

La expansión de los suecos (Varegos), de carácter más comercial, esta menos documentada y
puesta en entredicho por historiadores rusos. Los suecos a finales del siglo VIII, poseían factorías en los lagos Ladoga
e Ílmen, y su principal centro comercial se situaba en Novgorod (Nueva ciudad), extendiendo su actividad a
El famoso varego Rúrik (Rodrigo), invitado por los habitantes de Novgorod,
Smolensko y Jaroslav.
fundaría la primera dinastía de príncipes rusos en el 860, de la que posteriormente saldrían los zares
que darán nombre a Rusia (etimología no aceptada por los historiadores rusos).

La ruta varega comunicaba el lago


Ladoga y el golfo de Riga con los mares Negro
y Caspio, a través de los ríos Duina, Diniéper,
Don y Volga. Sus destinos principales
fueron Constantinopla y Bagdad, donde
exportaban ámbar, pieles y esclavos a
cambio de monedas de oro y plata
(constatado en numerosos hallazgos
arqueológicos). Las primeras noticias de
comerciantes varegos en Constantinopla
datan de la época de Teófilo (829-842),
donde el arrojo y valor de los guerreros
varegos propició a los emperadores
bizantinos a tomar sus servicios como
compañía de élite en el ejército imperial.
Basilio II y Miguel IV, los emplearon contra los
longobardos del Sur de Italia y los
musulmanes de Sicilia en el 1038.

97
La fusión entre varegos y eslavos dio lugar a la
constitución de los primeros estados rusos, de los que se
tienen noticias a mediados del siglo IX. Inicialmente se
constituyeron como ciudades-estado con gobierno cuasi-
republicano, dirigidas por asamblea popular (vetché),
aunque la necesidad de defenderse frente a pechenegos y
húngaros, hizo que evolucionaran a monarquías.

Kiev fue el principado más importante y


monopolizador del comercio entre el Báltico y
Constantinopla, hasta que en el 882 el príncipe Oleg de
Novgorod se apoderó de Kiev, sentando las bases del
futuro estado ruso. Los varegos de Kiev atacaron
Constantinopla con sus naves desde el 860, consiguiendo
mejores acuerdos comerciales. Las noticias sobre el estado
de Kiev y los primeros tiempos de Rusia, provienen de la
Crónica de Néstor, escrita a principios del siglo XII por un
monje de dicha ciudad, en la que el término rus equivale a
varego, dando éstos en nombre a dicha nación.

1.4 HUNGAROS O MAGIARES

La irrupción de los húngaros en la cuenca de Panonia, fue un


episodio más en la cadena de oleadas nómadas que, desde los hunos a
los mongoles, terminaron rompiendo contra la Europa central y oriental.

Los húngaros o magiares eran ugrofineses procedentes del


Oeste del río Ural y que se extendieron por el valle medio del
Volga, en los siglos VII-VIII, entrando en contacto con tribus turcas,
adoptando sus usos de vida nómadas y algunos términos de
vocabulario referentes a agricultura, ganadería y organización política.

En el 862 entraron en tierras germánicas y en el 889, bajo el mando del rey Arpad, atravesaron Ucrania,
huyendo de los pechenegos. Durante algún tiempo se emplearon contra los búlgaros, al servicio del emperador
bizantino León VI y el rey alemán Arnulfo, que los utilizó contra Moravia. Una nueva migración hacia Occidente
en el 895, los sitúa en las llanuras de Panonia, entre el Tisza y el Danubio, que pasará a llamarse Hungría.
Sin abandonar su vida nómada, compuesta por 7 u 8 tribus según la tradición, se dedicaron durante 50 años a
convertir la rapiña y el botín en componentes habituales de su vida contra sus estados vecinos, saqueando
monasterios, evitando las ciudades fortificadas y arrasando campiñas.

Varias expediciones tuvieron a Bizancio como objetivo en los años 934, 958 y 961, pero la mayoría se
encaminaron al Occidente europeo entre los años 899 y 955, destruyendo Moravia. Lanzando expediciones contra
Baviera y Borgoña (Alemania), alcanzaron Benevento, saquearon Pavía y Toscana, recorrieron el valle del Ródano e
incluso algunas bandas llegaron a Cataluña. Parece ser que las expediciones búlgaras conocían de antemano el
estado de debilidad o ánimo de sus objetivos, y los pueblos atacados en el antiguo Imperio Carolingio, tardaron
mucho en presentar un frente común de defensa, practicando la guerra de tipo local hasta el segundo cuarto del

98
siglo X, e incluso pactaron con los invasores pagándoles tributo o contratándoles como mercenarios. Los reyes
alemanes de la dinastía Sajonia, Enrique II venció a los magiares en el 933, y Otón I los destrozó a orillas del
Lechfeld en el 955, en una batalla decisiva que puso punto y final a sus incursiones.

Los húngaros buscaban riquezas y esclavos como medio de descompensar el equilibrio entre aristócratas
dueños de ganados, pastos y tierras cultivadas por esclavos, y los pastores de mediana o modesta condición.
Combatían a caballo, con arco, espada y lanza, acompañados de carretas de abastecimiento, dando a sus
expediciones gran movilidad y capacidad de sorpresa. Rehuían el combate cuerpo a cuerpo y fiaban su victoria en
sus arcos y flechas. Eran consumados jinetes, dominaban el ataque por sorpresa y la retirada simulada para volver
rápidamente a la carga. Desde sus asentamientos en Panonia no buscaban conquistas nuevas tierras, sino sólo
la obtención del botín. El terror que causaban sus incursiones quedó reflejado en numerosas crónicas de la época,
comparándolos con demonios y monstruos, y curiosamente de su nombre surgiría la palabra “ogro”.

El proceso de sedentarización desde la cuarta década del siglo X, y la eficaz defensa de los reyes
germánicos, constituyó el final de las expediciones de saqueo. A este proceso se debe la importancia de aquellos
nómadas que proporcionará a Europa un eficaz escudo frente a posteriores oleadas de pueblos de la estepa, además
de servir al aumento de población y colonización del Sudeste alemán (Baviera y Austria), haciendo que a largo plazo
se abriera de nuevo el Danubio como ruta comercial.

1.5 musulmanes o sarracenos


El Sur de Europa se vio, a lo largo de un siglo, frecuentado por correrías y conquistas de musulmanes
procedentes del norte de África (Túnez y Argelia) y de Al-Andalus, fundamentalmente marítimas.

Uno de los emiratos del siglo IX del norte de África (los Aglabíes), tuvo bastante fuerza como para
lanzarse a la conquista de nuevas tierras, y su estratégica situación en medio de rutas comerciales del
Mediterráneo, hizo que pusieran sus ojos en Sicilia y Sur de Italia, en poder de Bizancio (uno de los principales
hostigadores del comercio musulmán). El 3º emir aglabí, Ziyadat Allah, trazó un plan, con ribetes de guerra santa,
para conquistas Sicilia, tomando Mazzara, al Suroeste de la Isla en el 827, aunque los bizantinos opusieron gran
resistencia y las ciudades se tuvieron que tomar una a una, hasta la conquista definitiva con la toma de Taormina
en el 902. A su vez, también se inicio la conquista del Sur de Italia con la toma de Brindisi en el 838, y Tarento
y Bari en el 841, convirtiéndose en importantes centros de operaciones hacia el Tirreno y Adriático, desde
donde saquearon Ancona. También ocuparon Malta en el 869 y poco después las Baleares.

Una flota de 80 naves se presento ante Ostia en el 846, y tras remontar el Tíber, saqueó lo
suburbios de Roma, profanando las basílicas de San Pedro y San Pablo, llevándose un gran botín de objetos
preciosos y profanando las tumbas de ambos apóstoles. La posterior reacción de Guido de Spoleto, logró
expulsarlos de casi todas sus bases en la Península, excepto Bari y la desembocadura de Garellano, hasta que los
bizantinos en el 915, y los lombardos en el 951 acabaron con ellos definitivamente.
El Sur de Francia sufrió las incursiones de piratas sarracenos de al-Andalus, que en el 842 remontan
el Ródano, por primera vez, saqueando Arlés. Un nido de piratas se instaló en Fraxinetum (actual Garde-Frainet) y
durante 100 años saquearon la costa sur hasta llegar a los Alpes.
Una de las actividades preferidas de los musulmanes fue el tráfico de esclavos, capturados en sus
correrías, que eran vendidos en los mercados de la Península Ibérica y Norte de África. En al-Andalus los
principales centros de distribución se encontraban en Tortosa y Denia. Los grandes monasterios tampoco
escaparon de sus correrías como en los casos de Farfa, que sufrió varios ataques, o Lérins, cerca de Cannes, donde
sus monjes fueron capturados para venderlos como esclavos en la Península Ibérica.

99
LAS SEGUNDAS INVASIONES
Siglos IX-X  Época de grandes dificultades: al ocaso del Imperio Carolingio se yuxtapuso la segunda oleada de
grandes invasiones.
Se asiste a la formación de la sociedad feudal, en el marco de una situación de acentuada atomización política
Introducción y auge de poderes de ámbito reducido.
Normandos (nord-mani = hombres del norte), vikingos (viking = pirata), varegos.
Procedentes de países bálticos. Aparecen a finales VIII, e intensifican sus actuaciones post 843. Depurada
técnica marítima (drakkar) y extraordinaria movilidad.
Noruegos Desde fines VIII sobre islas Shetland, Orcadas y Hébridas, Escocia-Gran
Bretaña e Irlanda. Saqueo de centros monásticos (Lindisfarne, Jarrow). En Irlanda, tras
ser derrotados, terminaron asentándose como comerciantes.
Fase inicial de
Daneses Sobre las costas del Imperio carolingio, cuya descomposición agravan.
incursiones
Incursiones por el Sena, Loira, Garona. Arrasan numerosas ciudades. Alcanzaron la
depredatorias
1ª Fase Península Ibérica: Gijón, Galicia, Lisboa, Sevilla, Barcelona; por el Ebro llegan a
(saqueo, cobro de
Pamplona en 858 (capturaron al rey García Iñiguez). También saquean Provenza y
rescates) siguiendo
norte de Italia.
rutas fluviales
Suecos Los varegos o rus, desde sus factorías en los lagos Ladoga e Ilmen,
desempeñaron un papel destacado en el desarrollo de los primeros principados rusos
(Novgorod, Kiev), actuando como mercenarios y, luego, como gobernantes.
Normandía: El rey de Francia Carlos el Simple acordó el Tratado de Saint-Claire-sur-
Epte (911) con el caudillo vikingo Hrolf (Rollón), quien, bautizado, puso fin a las
acciones piráticas y asentó a sus huestes en el ducado de Normandía.
Fase de Gran Bretaña: Los normandos acosan a los reinos de la Heptarquía anglosajona (solo
asentamiento Alfredo el Grande mantuvo la independencia de Wessex) y ocuparon el tercio centro-
2ª Fase permanente y oriental de la isla (el Danelaw).
creación de
principados estables
El Estado de Kiev (IX-XI), el reino normando de Sicilia (s. XI), y la conquista de
Inglaterra por el duque de Normandía Guillermo el Conquistador (1066), fueron
empresas tardías de príncipes normandos ya asentados.
Pueblo nómada ugrofinés, procedente de las llanuras rusas, penetra en Europa oriental al mando del rey Arpad
y, tras diversos avatares, se instala hacia 895 en la llanura de Panonia (Tisza-Danubio > Hungría), que se
convirtió en su base de acción.
- Medio siglo se incursiones anuales de saqueo, terroríficas, sobre sus vecinos (35 documentadas en 899-955
sobre Bizancio, Moravia, Baviera, Italia hasta Toscana, Valle del Ródano).
Húngaros o
magiares - Los reyes de la Casa de Sajonia lograron al fin derrotarlos > Otón I en la batalla de Lechfeld (955).
- Excelentes jinetes y arqueros, se sedentarizan y, en adelante, actuaron de valladar frente a ulteriores
penetraciones de nómadas. Favorecieron la apertura del Danubio a la colonización y al comercio.
- Su integración en la Cristiandad se completó con el rey San Esteban (Szent István = Estebán I [997-1038]), de la
dinastía Arpadiana, que se convirtió al cristianismo (bautizado por San Adalberto, obispo de Praga).
Más de dos siglos de acciones conquistadoras y piráticas (botín, esclavos, rescates) que perturbaron
intensamente a las costas del Adriático, centro-sur de Italia y sur de Francia.
Los Aglabíes de Túnez arrebataron Sicilia (827-902) y Creta a los bizantinos. También se formaron núcleos
musulmanes en Italia meridional (Bari, Brindisi, Tarento).
Las Baleares fueron ocupadas por tropas del emir de Córdoba Abd Allah hacia 902. La base de Fraxinetum
(Frejus) en el sur de Francia estuvo operativa durante un siglo, desde 890.
Musulmanes - Innumerables saqueos musulmanes. El de Roma en 846 tuvo gran repercusión en la Cristiandad.
o sarracenos - Reacción en Italia protagonizada en el siglo IX sobre todo por los bizantinos y por algunas dinastías locales
(Guido de Spoleto) > Reconquista de Bari (871), Tarento (880), etc.
- La inseguridad en las costas del Tirreno se mantuvo hasta entrado el s. XI. La situación cambió gracias a los
contraataques de Pisa y a la conquista de Sicilia llevada a cabo normandos procedentes del ducado de
Normandía (los hijos de Tancredo de Hauteville > Roberto Guiscardo y Roger de Hauteville, que se convirtió en
conde de Sicilia).

2.- LA FORMACION DE LOS REINOS ESLAVOS

La emigración de eslavos durante el siglo V partió de los Cárpatos, para ocupar los territorios abandonados
por los germanos. El cronista checo Cosmas, transmitió las primeras leyendas fundacionales narrando que fue el jefe
Cech quien condujo las tribus hacia Occidente, acampando en las planicies del Elba (en la Bohemia central). Cuando
los lombardos abandonaron el centro del continente para invadir Italia, los eslavos avanzaron hacia el valle del

100
Danubio, y a principios del siglo VII, llegaban a las fronteras colindantes de las coaliciones tribales de jutos, sajones,
turingios y bávaros.

Liderados por una clase guerrera libre, ocuparon la zona checa, mezclándose con los ávaros, que
hibernaban allí todos los años, tras la derrota sufrida por los bizantinos en el 601. La extorsión de los ávaros, que les
exigían impuestos, botín y mujeres, llevó a los eslavos (principalmente agricultores), a levantarse contra los ávaros.
El cabecilla Samo (jefe de una escolta militar de caravanas) fue elegido y reconocido por numerosas tribus como
jefe de los eslavos, y aún pagano, dispuso de numerosas tropas para enfrentarse a los francos de Dagoberto I, desde
puntos fortificados emplazados en territorio eslavo en el 631. La localización de su capital, Vogastisburgo, es dudosa,
posiblemente al Noroeste de Bohemia.

A partir de la muerte de Samo, la población eslava aumento concentrada en poblados de madera


fortificados, con sus jefes tribales y comitivas, en zonas de Praga y Moravia del Sur. Se promovieron varias
confederaciones y las crónicas hablan de un país homogéneo con varias tribus y príncipes con organización defensiva
común.

La vida social estaba ligada a su religión, de tipo indoeuropeo, con un panteón de dioses, y creencias en
un “mundo organizado” (mir), garantizado por la celebración de ritos, la protección de los dioses, y las tradiciones
tribales frente a un “mundo exterior” caótico y hostil. La prosperidad de la tribu se confiaba al jefe o príncipe como
comunicador entre dioses y la tierra.

Desde la derrota del jan o kan de los ávaros por Carlomagno en el 796, la influencia carolingia y
sus misioneros se extendieron hacia Oriente. A partir del 805, llego a Bohemia, que comenzó a pagarle un
rescate (tributum) para evitar sus ataques. Hacia el 830, los señores moravos recibieron el bautismo, y en el
845 hasta 14 duques checos acudieron con sus comitivas a Ratisbona para bautizarse, en un gesto sin
precedentes y muy criticado por el pueblo.

2.1 Croacia
En los Balcanes la consolidación política de los diversos grupos eslavos fue lenta. Los croatas (entre
Panonia e Iliria-Dalmacia) alcanzaron su madurez política bajo la égida de Liudovit en el 818, tras liberarse de la
dominación ávara. Atacados por Ludovico Pío, en Panonia se acogieron al protectorado búlgaro, mientras que en
Iliria y Dalmacia (ya cristianizados y sujetos a la organización condal carolingia con base en Baviera), se liberaron en
el 876, formando una nueva unidad, con centro político en Nin (donde había un obispado de rito romano desde el
852). Los venecianos y búlgaros desgastarían la independencia croata a lo largo del siglo X.

2.2 La gran Moravia


En la zona danubiana y borde sudoriental del Imperio Carolingio se produce la progresiva sedentarización
de los eslavos, liberados de la presión ávara en el 700. Los eslovenos quedaron sujetos al protectorado bávaro en el
745, y después al carolingio en el 788, llevándose a cabo su
evangelización desde las sedes episcopales de Salzburgo y Aquilea.
Su asimilación a la Gran Moravia se consumó tras la derrota
de los ávaros por Carlomagno, y dejan de ser mencionados por
las fuentes a partir del 822.

Tanto los bohemios como moravos reconocieron la


supremacía franca. Los bohemios estaban organizados en tribus,
bajo el mando de duques (principalmente checos), y de la

101
federación de tribus, nació el estado Moravo en el siglo IX, con los jefes tribales conservando gran parte del poder.
Los moravos consiguieron su unidad política bajo Mojmir I (830-840), fundador de la primera y breve “dinastía”
morava, el cual, se convirtió al cristianismo y mantuvo relaciones diplomáticas con el Imperio Franco. Con él, nace la
Gran Moravia, término empleado por primera vez por el emperador Constantino Porfirogéneta, para diferenciarlos
de la Moravia Serbia, más próxima a Bizancio. La expansión de Mojmir por dominar Nitra (actual Eslovaquia), le hizo
llegar al valle del Danubio, Moravia, Bohemia y Silesia, formando así su imperio.

Le sucede su sobrino Ratislav con el apoyo de Luis el Germánico, pero las ansias de expansión del
emperador provocaron su alianza con Bizancio. Consiguió liberarse de la sujeción carolingia en el 855, pero el
cristianismo ya había penetrado en el país, por misioneros francos e irlandeses enviados desde Salzburgo, Ratisbona
y Passau. Ratislav, para afirmar su reciente independencia, solicitó al emperador bizantino Miguel III en el 862 el
envió de sacerdotes ortodoxos. En respuesta se enviaron a los dos hermanos griegos Constantino-Cirilo y Metodio
(863-867), creadores del alfabeto glagolítico, para poner por escrito la lengua eslava, sobre todo para finalidades
litúrgicas y traducción de los Evangelios, y del cual, deriva el cirílico (antecesor de los modernos alfabetos ruso,
búlgaro y serbio). Los Papas reconocieron la liturgia eslava y crearon una provincia de la que Metodio fue
obispo y legado pontificio. A la muerte de estos misioneros, sus discípulos fueron expulsados por influencia del
clero occidental, y el uso litúrgico del eslavo fue condenado por Roma, aunque entre los eslavos de Croacia y
Bohemia se conservarían algunos de sus aspectos hasta finales del siglo XI.

A finales del siglo IX, bajo el mando de Svatopluk I, Moravia alcanzo su apogeo político al englobar
Eslovaquia, Bohemia, y por cesión en beneficium de Carlos “el Gordo” (822-884), Panonia. Para derrotar a
los francos, checos y moravos se unieron consiguiendo la paz a cambio de un tributo que les permitió expandirse en
otros frentes. Los Premíslidas checos adquirieron poder tras su conversión. Pero la Gran Moravia solo duro 10
años, ya que tras la muerte de Svatopluk en el 894, Panonia vuelve al dominio franco, Bohemia reconoce el
poder de Arnulfo (Rey de la Francia Oriental), y Moravia sufre ataques bávaros y checos en el 902, hasta su
desaparición en la invasión húngara del 906.

La importancia de las estructuras eclesiásticas fue fundamental para el


nuevo reino, ya que las labores de gobierno y la diplomacia, se encomendaron al
clero latino procedente del Imperio Franco, con lo que, al introducirse las misiones
ortodoxas, se produjo un fraccionamiento del clero. Los Papas mediaron en el
conflicto, pero a su vez, intentaron asegurar la presencia de obispos en sus sedes,
mientras se agravaba la disputa entre partidarios de la liturgia eslava de Cirilo y
Metodio, y los partidarios de la generalización de la liturgia latina. No está claro si fue
aquí o en Bulgaria donde se tradujo la Ley de los justiciables, calco de las Églogas de
León III y Constantino V.

Desde el siglo VII, se desarrollaban actividades agrícolas y ganaderas en aldeas (obscina), con un progreso
notable en la técnica de la cerámica y en instrumentos de hierro. El régimen de familias fue sustituido por el de
tribus, al frente de aristócratas guerreros rodeados de clientelas militares (druzina), capaces de sujetar ya en el
siglo VIII a las comunidades campesinas y apropiarse del excedente de renta, así como crear núcleos fortificados
(gorod), donde se desarrolló artesanía especializada notable.

En cuanto a relaciones mercantiles, se exportaban esclavos, pieles, cera, y se importaban armas y


productos de lujo bizantinos. Tuvieron contactos con Venecia, Zara y otras plazas del Adriático, a las que se añade
en el siglo IX, la gran ruta Ratisbona-Kiev, y el dominio de las salinas en la región de Cracovia.

102
LA FORMACIÓN DE LOS REINOS ESLAVOS
Avanzan desde las llanuras de Rusia en alta Edad Media. Acontecimiento de primera magnitud: a lo
Procedencia largo de tres siglos pueblos acantonados en Ucrania-Bielorrusia sumergen la mitad oriental del
continente europeo. Escasez de fuentes sobre sus orígenes y progresión.
Grupo oriental de lenguas indoeuropeas (slovo = “palabra”, alude a quienes hablan una lengua
El eslavo inteligible). Denominaciones pre-eslavas: antos, Sclavi o “Esclavenos”, Winidi (Vendos). Carecieron de
lengua escrita hasta el s. IX.
Significaron una prolongada oleada de ocupación agrícola y ganadera, predominantemente pacífica,
sobre los territorios que habían quedado despoblados tras el avance hacia el Mediterráneo de los
Expansión
germanos ósticos. El avance comenzó en el s. IV y alcanzó su máxima intensidad hacia occidente en el s.
s. IV a VIII
VIII (alcanzan el río Elba y Austria oriental).
El avance de La toponimia es fuente principal para documentar su progresión.
los eslavos Desde el s. X la frontera occidental del poblamiento eslavo comenzó a ser rechazada hacia el E por los
Fin de la germanos que protagonizaron el denominado Drang nach Östen (“empuje hacia el Este”) (J. Calmette:
expansión “El duelo del germanismo y del eslavismo fue uno de los aspectos más dolorosos de la historia de la Edad
Media”).
Organización inicial de los eslavos en comunidades aldeanas (obscina), constituidas a base de familias
extensas, sin estructuras políticas o militares.
Evolución paulatina hacia la constitución de tribus más amplias (s. VIII), con una aristocracia rodeada de
Organización
clientelas militares (druzina) y la edificación de núcleos fortificados (gorod), dotados de una economía
social
diversificada.
La cristalización política de los eslavos en forma de Estados se realizó lentamente a partir del IX, con
cronologías varias.
Origen Habitados hasta entonces por un mosaico de pueblos semi-helenizados.
A partir de Masas de eslavos penetran en las zonas interiores: en Iliria (serbios, croatas), Macedonia, Grecia (en
Justiniano (que Tesalia y Peloponeso).
desguarneció Constituyen asentamientos eminentemente rurales, con organización solo tribal.
Eslavización los Balcanes) La población autóctona se refugió en las ciudades costeras y en algunos enclaves interiores.
de los En el s. VII los emperadores bizantinos adoptaron dos órdenes de medidas ante la penetración eslava en
balcanes los Balcanes:
1º) Reconocen a sus asentamientos en el interior de la península la condición de esclavinias, entidades
S. VII
autónomas, tributarias en teoría de Constantinopla (su culturización fue confiada a los misioneros).
2º) Recuperan el control de las áreas costeras mediante la instalación de themas (Tracia, Hélade,
Macedonia).
Estados croatas: Primera fundación en 818 por Ljudovit, príncipe de los croatas de Panonia, que se
sublevó contra los francos e intentó una unión con eslovenos y serbios (“el primer Imperio yugoslavo”),
Los primeros De duración
de corta duración.
efímera. Se
Estados Los croatas de Dalmacia formaron más tarde un nuevo Estado, cristianizado, con capital en Nin (al N de
documentan
eslavos en los varias
Zara), que culminó con Tomislav (910-928), coronado rey por el papa Juan X.
Balcanes Su irradiación fue eclipsada por la presión de Venecia, de los bizantinos y, sobre todo, de los búlgaros.
entidades
- Un Estado serbio adquirió cierta entidad más tarde, hacia 1035, en la actual Bosnia.

Un primer episodio, misterioso y sin continuidad, fue protagonizado por un tal Samo, comerciante
Primeros pasos
francés que reinó (625-660) sobre los vendos de Bohemia y les dirigió con éxito frente a los ávaros.
Se constituye en Moravia y Eslovaquia. Existencia allí de una clase de nobles residentes en sólidas
fortalezas. Su cristianización inicial procedió de Baviera.
o Mojmir (830-840) unificó Moravia, independizándola de la tutela carolingia.
o Su hijo, Ratislav (846-869), primer rex de la Gran Moravia, solicitó misioneros de Bizancio, que envió a
los célebres Cirilo y Metodio, “apóstoles de los eslavos” (diseñaron el alfabeto glagolítico o cirílico). Tuvo
Gran Moravia
lugar entonces una primera experiencia de implantación de iglesia bizantina, pronto sustituida por la
latina.
o Svatopluk (871-894) llevó el principado a su máxima extensión (Bohemia, Panonia, Polonia
meridional) y afianzó las relaciones con Roma y con occidente. Sin embargo, a su muerte, la ofensiva de
los magiares o húngaros provocó la ruina definitiva de la Gran Moravia.
Estados
Orígenes más tardíos y modestos, pero más duraderos.
eslavos en
Europa o El primer príncipe de Praga fue Borivoj: bautizado por San Metodio, obtiene en 890 el reconocimiento
Central oficial del rey de Germania Arnulfo de Carintia (último de los carolingios que llegó a ser coronado
emperador). Con él inició su andadura la dinastía de los Premíslidas, enfrentada en Bohemia a la dinastía
rival de los Slavnikovci, bien relacionada con los príncipes de la Casa de Sajonia, fundadores más
adelante del Imperio Germánico.
Bohemia o Bohemia, protegida por montañas (cuadrilátero de Bohemia), resistió bien a los magiares. El príncipe
Vaclav (San Venceslao. 915-929) hizo de ella un principado decididamente cristiano y latino.
o Problema principal fue mantener la autonomía del joven reino frente a la expansión alemana hacia el
Este, inaugurada por el emperador Enrique I. Boleslao I (929-967) lo consiguió en el marco de una vaga
dependencia hacia el Imperio y con la colaboración cordial de San Adalberto, arzobispo de Praga,
introductor del monacato benedictino y difusor en Bohemia de la cultura latina.
o Boleslao II completó (995) la unidad checa, tras exterminar a la dinastía rival de los Slavnikovci.
Polonia Evoluciona desde la tribu al Estado, sin presiones exteriores.

103
o En s.IX sobresalen dos agrupamientos tribales: los Vislanes (“gentes del Vístula”), en torno a Cracovia,
y los Polanes (“gentes del campo”), en torno a Gniezno.
o Desarrollo urbano en aglomeraciones fortificadas que florecen en IX-X y constitución de séquitos
armados (druzyna o trustis dominica) > Protagonismo de los Polanes (> Polonia) hacia 960: Dinastía
Piast.
o Mieszko I (960-962) se proclama duque de Polonia, se bautiza y fomenta la cristianización a través de
misioneros checos e italianos (obispados de Gniezno, Poznan, Cracovia, Breslau [Wroclaw]). Frente a
posibles agresiones, situó Polonia bajo la tutela de la Santa Sede. Las circunstancias (ocaso de los
Otónidas) le permitieron extender su dominio con amplitud sobre las tribus eslavas entre el Oder, el
Báltico y los Cárpatos, situación favorable que duró hasta mediados del XII (cuando dio comienzo el
avance irresistible de los alemanes hacia el E).
Un aspecto notable fue la variedad de sus creaciones arquitectónicas y artísticas, reveladas por las
excavaciones arqueológicas, en palacios como el de Milkucice, ciudades como Nitra o Stare Mesto, núcleos
fortificados como el Castillo de Praga, templos en piedra, y orfebrería con claras influencias tardorromanas.

2.3 Polonia
La organización social y económica de los polacos en los siglos VIII y IX, se fundamentaba en comunidades
rurales integradas por diversas familias, donde cada grupo u opols de comunidades componían un distrito territorial.
En muchos lugares hay puntos fortificados, con núcleos preurbanos alrededor donde residen los aristócratas locales,
sus druzina y algunos propietarios rurales
más poderosos. Las relaciones comerciales
con Occidente, Oriente y Escandinavia, a
través de Pomerania, y la concentración de
riquezas, explican la concentración de
suburbios artesanales en los primitivos
núcleos del siglo X como Cracovia, Wroclaw,
Pozman y Gniezno.

Las iniciativas de concentración


política comenzaron en la Pequeña Polonia
de los vislanos, en torno a Cracovia (entre el
curso alto del Óder y del Waar, y los del Bug
y Slyv). Tras un tiempo de sometimiento a
Moravia, su parte Occidental pasó a poder
de los duques Premíslidas de Bohemia. La
expansión de la Gran Polonia, obra de los
polanos, fue más tardía, partiendo de
Gniezno, en la cuenca del Wartha, en la
primera mitad del siglo X, e incorporando la
Gran Polonia, Cujavia, Mazovia, Sandomir y
tierras que posteriormente se llamarían
Galitzia (bases de partida de Mezco I).

104
3.- LOS PRINCIPADOS MIXTOS: RUSIA Y BULGARIA
3.1 La Rusia de Novgorod: simbiosis entre eslavos y varegos
A partir del siglo VII, las tribus eslavas del Vístula y Polonia se instalaron en los valles del Volga, Dniéper y sus
afluentes, así como en la estepa hasta orillas del Mar Negro, siendo denominados vénetos o vendos por los
bizantinos. Introdujeron el cultivo de trigo (base de su alimentación), la ganadería, explotación de bosques,
pesca en lagos y ríos. Su hábitat era construido en madera, con hogares sin chimenea y situados en altura, de
forma similar a los castros ibéricos.

Eran paganos que veneraban a las fuerzas de la naturaleza y los ancestros, con influencias tanto germánicas
como iranias. Su religión se conoce gracias al Dicho (slovo) sobre los ídolos, atribuido a Daniel, hacia el 1115. Entre
sus dioses se encontraba Dazbog (dios del sol), Svarog (dios del fuego), Stribog (dios del viento), y Perun (dios de la
tempestad, que se convertiría en dios guerrero de las druzinas, bosques y ríos, plagados de náyades, sirenas y
vampiros). Sus templos al aire libre estaban compuestos por un círculo con pequeños santuarios alveolares, donde
se veneraban a los dioses de las tribus locales, y en el centro se encontraba el dios común, delante del cual, ardía la
llama eterna.

Estas tribus limitaban al norte con los fineses y al sur con los polanos y jázaros, con los que comerciaban
con pieles y miel, a cambio de monedas de plata. Tenían una importante tradición oral de cantos épicos que narran
las victorias de los ancestros del clan, y se conocían en eslavo con el nombre de pesma y entre los rusos como
bylines.

Sobre este estrato de población, se extienden los suecos/varegos (a partir del siglo VIII) para
controlar las monedas de plata de los intercambios con el mundo islámico. Sus comerciantes aparecen
primero en los vici de Timerebo (Volga, cerca de Jaroslav) y Gnezdovo (Dniéper, cerca de Smolensko), donde ya
traficaban los mercaderes bizantinos y musulmanes. Nace así la llamada “ruta de los varegos a los griegos”,
descrita por Constantino VII Porfirogéneta, que iba del Mar Báltico al lago Ladoga por el Voljov, por el Dniéper y al
Mar Negro, desde donde se llegaba a Constantinopla, y donde las naves escandinavas transportaban
esclavos, pieles, cera y miel para los mercados de Constantinopla y Bagdad.

Los enfrentamientos entre tribus eslavas que se habían negado a pagar los tributos (dan) a los varegos,
provocaron la alianza entre varegos y eslavos, y la llegada al poder del legendario Rúbik, fundador del
principado en Novgorod, y desde allí, enviaría a sus boyardos (élite militar) a Kiev. Los varegos se instalaron en los
vici comerciales de los ríos, tomando la defensa frente a pueblos de las estepas, protegiendo el eje fluvial a cambio
de un pago o participación en la actividad comercial. El tributo que exigían los príncipes de los eslavos sometidos, era
recaudado en especie por el príncipe y su comitiva en un viaje (poljud), tanto de recaudación como de
reconocimiento de sumisión de sus súbditos, realizado en otoño al recoger la cosecha. La unificación territorial se
conforma cuando se concede el gobierno de las ciudades a familiares o miembros de la druzina del príncipe para
garantizar la paz. Las comitivas armadas del príncipe de los varegos hasta el siglo VIII, y luego de rusos,
formaban la base del ejército.

En el 860, los varegos que efectuaban expediciones en el Mar Negro, sitiaron Constantinopla, por primera
vez, mientras el emperador Miguel II estaba de campaña, y el patriarca Focio se ponía al frente de la ciudad. En el
882, Oleg elimina a los boyardos y gobierna en Kiev junto a Igor (hijo pequeño de Rúbik). Las expediciones
contra Constantinopla no cesaron hasta el Tratado de paz y comercio del 911.

105
3.2 Bulgaria, la fusión de eslavos y búlgaros en los Balcanes
El primer reducto de poder búlgaro nació de una rama de búlgaros emparentados con los hunos
que hostigaron el Imperio Bizantino en época de Heraclio, conducidos por un jan, sitiando Constantinopla junto
a los ávaros en el 626. El jan Asparuc establece sus tribus en territorio eslavizado entre el Danubio y los Balcanes,
mientras que Constantino IV debe reconocer su autoridad sobre la zona de la antigua provincia imperial de Mesia, en
el tratado que ambos firman en el 681, a cambio de un tributo, apareciendo por primera vez el nombre de
Bulgaria en los autores bizantinos, como estado tapón entre ellos y el resto de territorios bárbaros.

La capital se sitúa en Plisca, donde las excavaciones han hallado escrituras sin descifrar, y esculturas
típicas de nómadas esteparios (un jan que recibe el poder del cielo y vive en palacio rodeado de magnates, un
chamán con sus campanillas, arqueros a caballo, etc.). Al ayudar a Justiniano II a recuperar el trono, el hijo de
Asparuc recibió el título de César en el 705, mientras la aculturación entre eslavos, búlgaros y bizantinos
va fraguando una nueva cultura.

La política belicista de Nicéforo I, que se apoderó de Plisca en el 811, desencadenó la reacción de los
búlgaros, que sitiaron Constantinopla en el 813. La guerra terminó con una paz de 30 años entre Bizancio y Bulgaria,
en el transcurso de los cuales ayudaron a Miguel II en el levantamiento de Tomás el Eslavo, por el problema no
resuelto de los islotes de población eslava dentro del Imperio.

Los procesos de eslavización, cristianización y maduración de las estructuras políticas búlgaras, se


plasman con la llegada al poder de Boris I en el 852, quien cambia su eje político hacia el Imperio Franco.
Boris accedió a bautizarse en el 865, teniendo como padrino al emperador Miguel III, entrando a formar parte del
parentesco espiritual y jerárquico del emperador.

Para Miguel I de Bulgaria (nombre que adopta Boris en honor a su padrino), el problema era conseguir
que la cristianización se convirtiera en el armazón ideológico de su monarquía, frente a la rebelión de los boyardos
(élite búlgara), politeístas y hostiles tanto con Bizancio como con los eslavos. Miguel I, necesitaba una Iglesia búlgara
independiente para no quedar a merced del patriarca ecuménico de Constantinopla, y se dirigió al papa Nicolás I
para preguntarse sobre la cuestión jerárquica, normas a seguir, y costumbres búlgaras que le ofrecía la Iglesia latina.
La propuesta no fue mal acogida en Roma ya que, con la creación de un arzobispado en Bulgaria, extenderían su
jurisdicción sobre Iliria y Tracia, aunque esto contribuyó a enfriar las relaciones bizantinas. En el 870 Bizancio acepto
la creación de un arzobispado y 10 obispados, que aun con cierta autonomía, reconocían la jurisdicción del patriarca
de Constantinopla.

La alfabetización eslava llevada a cabo por misioneros bizantinos expulsados de Moravia, se realizó a través
de eslavos búlgaros. Clemente (discípulo de Metodio), se convierte en obispo de Ohrid en el 893, y Miguel I, se hace
monje en el monasterio real de San Panteleimón de Preslav, fundado por él en el 889. Su hijo Vladimir se puso de
parte de los boyardos, enfrentándose al clero, y denunció la alianza con los francos, por lo que Miguel I abandonó el
monasterio, cegó y encarceló a su hijo, proclamando zar a su segundo hijo Simeón, educado en Constantinopla, y
decretando el traslado de la capital a Preslav. El griego sustituirá al eslavo como lengua oficial, y la escritura cirílica a
la glagolítica.

3.3 Al límite del Imperio. Los jázaros


Era un pueblo de origen turco, establecido en el siglo VII entre el Volga y el Don, al otro lado de Bulgaria, e
iniciaban su expansión hacia el Oeste. El matrimonio de Justiniano con la hija de uno de sus janes, les valió su

106
asentamiento definitivo y fructíferos contactos con el Imperio, estableciendo un sistema de pago de impuestos
por parte de las tribus y por usuarios de las rutas comerciales. Formaron un estado estable durante 3 siglos, entre el
Cáucaso, el Don y el Ural, y en el siglo VII fueron aliados de Bizancio frente a los musulmanes, sirviéndoles como
jinetes mercenarios, y casando a varias princesas jázaras con emperadores bizantinos.

Los judíos asentados entre ellos, contribuyeron a su abandono del politeísmo hacia el 740, consiguiendo
que el grupo dirigente se convirtiera a dicha religión a mediados del siglo IX, resaltando así su independencia
frente a poderes cristianos y musulmanes que les rodeaban. Se constituye así el único pueblo convertido al
judaísmo.

Destacaron en el comercio de pieles y esclavos, en centros como Kiev, Samarcanda, Alejandría y


Constantinopla. En el 833 pidieron a Bizancio ingenieros para construir su fortaleza de Sarkel, a orillas del Don, ya
que la mayor amenaza para ellos, serían los rusos de Kiev.

ESTADOS MIXTOS: RUSIA Y BULGARIA


En el s. IX se observa un desarrollo extraordinario de enclaves urbanos (gorod) en las llanuras rusas.
Dinamismo relacionado con la expansión comercial  Apertura de itinerarios fluviales de largo recorrido, desde los
lagos Ladoga e Ilmen hasta el Volga inferior, fomentados por los varegos (la ruta de los varegos).
Los varegos o rus, procedentes de Noruega (constituyen una variante de normandos), actuaron en Rusia como
comerciantes y guerreros eficaces  Asumieron el gobierno de las principales ciudades de la primitiva Rusia, entre
las que sobresalen Novgorod y Kiev.
Principado de Kiev-Novgorod Hacia 860, los varegos Askold y Dir gobiernan Kiev y lanzan una expedición
contra Constantinopla. Les suplantó Oleg, hijo de Rurik, procedente de Novgorod, en 882.
Constituyó un amplio Estado que adopta el nombre de Rusia (< Rus). Fundó la dinastía Rurikovitch, que reinó hasta
Rusia
el s. XVI. Entrado el s. X los grandes príncipes escandinavos de Kiev comenzaron a eslavizarse culturalmente.
El acentuado dinamismo expansivo de los príncipes de Kiev no logró, sin embargo, derrotar a los Petchenegos,
pueblo de las estepas de Asia, que avanza en el s. IX en dirección al oeste, al norte del mar Negro, hasta alcanzar
Hungría y Bulgaria. Su presencia determinó que la Rusia de Kiev no lograse nunca conectar libremente con la
estepa meridional de Rusia y el mar Negro.
La consolidación del Estado ruso llegó con la cristianización, que se consolida en el s. X, tras el bautismo del rey
San Vladimiro (980-1015). Rusia se vinculó decididamente a la Iglesia de Constantinopla y a la cultura greco-eslava
elaborada en el Imperio búlgaro (“Rusia se preparaba así a su papel histórico de heredera de Bizancio, que la
distanciaría profundamente de los Eslavos del oeste”).
Pueblo del grupo turco, asentado al N del Caspio, con un cierto nivel cultural (aportes iranios, de los hunos, etc.).
En s. VII se desencadenó el proceso de dispersión de los búlgaros.
El bloque búlgaro principal se estableció en el bajo Danubio. El khan Kubrat y su hijo Asparuch fueron los
fundadores de la potencia política búlgara  Instalación en Mesia (680), al S del Danubio. Inicio de simbiosis con la
población eslava. Se forma un Estado potente (capital en Pliska) con un grado de organización importante
(palacios, jerarquía áulica, nobleza militar). El khan Tervel se tituló César (705).
Los khanes Krum y Omurtag, derrotaron a los bizantinos en 811 (muerte del emperador Nicéforo). Firmaron luego
Bulgaria la paz con Bizancio (816) y consolidaron su dominio en el interior de los Balcanes.
Un cambio decisivo se produce con el khan Boris > Se bautiza con su pueblo (864) e inicia con éxito una nueva
fase de expansión, disputando siempre el poder a los bizantinos. Su hijo Simeón fue coronado basileus, asociado al
emperador Constantino VII.
Aquel primer imperio búlgaro fue destruido por la reconquista bizantina dirigida por Nicéforo Focas y Juan
Tzimiscés hacia 976. Una restauración parcial del mismo fue aplastada por el emperador Basilio II Bulgaróctonos.
Al llegar el s. X se intensifica el proceso de eslavización de los búlgaros. Un segundo Imperio búlgaro, muy distinto
del primero en todos los aspectos, se desarrolló desde fines del s. XII hasta la conquista otomana en el s. XIV.
Pueblo estepario de jinetes turcómanos, que se instaló a fines del VII en el Volga inferior, dedicándose a
actividades comerciales.
Rasgo llamativo fue su adhesión al judaísmo (s. VIII), único caso conocido de conversión masiva a esa religión
Fueron dispersados por el príncipe de Kiev Sviatoslav (968), acción desafortunada pues propició la consolidación
Jázaros
de los devastadores petchenegos. Este pueblo, también de origen turcómano y procedente de las estepas asiáticas,
controló una extensa faja de las llanuras situadas al N y NE del mar Negro, entre los Urales y el Bajo Danubio.
Acosaron a los principados rusos y a Bizancio hasta que fueron derrotados por los bizantinos a principios del s.
XII.

107
4.- LA CRISTIANDAD FRENTE AL ISLAM EN LA PENINSULA IBERICA

Tras la victoria musulmana contra los visigodos en el 711, en varias campañas ocuparon la Península,
concentrados en algunas plazas militares y ciudades en las que se hicieron fuertes, controlando los centros de
decisión. El resto de territorio continuó bajo autoridades visigodas, conservando sus leyes, religión y
costumbres, a cambio del pago de tributos a los nuevos dueños musulmanes.

A esta situación, se llegó con pactos o capitulaciones como la celebrada por el famoso duque visigodo
Teodomiro, en el 713, en Alicante y Murcia. En caso de revueltas o incumplimiento de lo pactado, una expedición
militar era suficiente para restablecer el orden. Sin embargo, en poco tiempo la zona norte y amplios espacios
del valle del Duero quedaron libres de presencia musulmana, pudiéndose iniciar en ellos la resistencia ante
los invasores.

En Asturias se refugió parte de la nobleza visigoda y restos del ejército derrotado, iniciándose la
resistencia, que pronto se extendió por Galicia y Cantabria. La capital del naciente reino asturiano, Oviedo, tuvo
que soportar las constantes aceifas (expediciones militares) musulmanas por zonas de Álava y Castilla, llegando en
alguna ocasión a las puertas de la capital. Pero los monarcas asturianos se conformaron con extender su influencia
tras las montañas que les protegían.

En el Pirineo se organizaron condados, que surgieron al amparo del reino franco como Ribagorza,
Pallars, Ampurias, Rosellón, Urgel, Cerdaña, Ausona, y más tarde Barcelona, que integraba la Marca Hispánica,
siguiendo una evolución similar al resto de condados francos. Estos condados lograron hacerse hereditarios, dando
lugar a dinastías que luchan por integrar nuevos condados, y ampliar sus tierras a costa de los musulmanes. El conde
Wifredo “el Velloso” (874-898) creó un condado independiente, reconociendo la teórica soberanía franca. En
Pamplona se crea un pequeño reino en el 824, con Iñigo Arista, al amparo de los Banu Qasi de Tudela y los
monarcas asturianos, mientras en los valles pirenaicos de Huesca se afianza una dinastía de condes autóctonos, cuyo
principal representante fue Aznar Galíndez.

La crisis del emirato cordobés del siglo IX, provoca los levantamientos muladíes (musulmanes de origen
hispano) de Mérida, Badajoz, Toledo y Zaragoza, facilitando el avance paulatino de los cristianos, que van
repoblando territorios desiertos entre las montañas del norte y el Duero. Ordoño I fue el gran impulsor,
repoblándose León, Astorga, Tuy y Amaya (Burgos) en el 856, y su hijo Alfonso III, prosiguió su labor fortificando
la línea del Duero, siendo Zamora en el 893, su principal defensa.
Nobles y monasterios de Galicia, Asturias y Cantabria, al frente de sus siervos y colonos, fueron los
repobladores por excelencia, aunque también fueron muchos los mozárabes (cristianos que vivían bajo dominio
musulmán), que con sus monjes a la cabeza se trasladaron a tierras recién conquistadas de León y Zamora,
aportando su rico arte y numerosos manuscritos.

FUENTES
Es importante destacar que en este tema hablamos de pueblos sin tradición escrita, por lo que hasta su
cristianización, la mayoría de las informaciones proceden de sus vecinos, francos, bizantinos y, a veces, musulmanes,

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por lo que parte de estas informaciones son evidentemente sesgadas ideológicamente. Por fortuna, las fuentes
arqueológicas nos van abriendo cada vez más los ojos sobre lo que realmente ocurrió
Pueblos nórdicos
 Teodorico, con su Historia de los antiguos reinos noruegos. (Finales del s. XII)
 Saxo Gramáticus, monje (1140-1210), escribió una obra de 16 tomos Gesta danorum, con numerosas
noticias de tipo mitológico, legendario e histórico desde los orígenes hasta su tiempo. Está traducida al
español.
 Annales de San Bertín, una crónica de ataques normandos desde 830 al 882
 Dudón de San Quintín¸ que escribe la primera crónica sobre los normandos y fuente a la que acuden todos
los historiadores posteriores.
 Todas las Crónicas y Cronicones españoles y portugueses, así como numerosos cronistas musulmanes, como
Ibn Ighari o Ibn Hayyán recogen noticias sobre la presencia de los normandos en España
 De vital importancia las Eddas y Sagas a partir de los s. XII o XIII que recogen gestas de héroes reales o
ficticios, que an datos sobre la cultura de los pueblos escandinavos. Existn numerosas traducciones al
español.

Pueblos Eslavos
 Cosme de Praga (1046-1125), que escribió Crónica Bohemorum que narra la história de los bohemos, desde
sus mitos originales hasta 1125.
 Jan Duglosz (1415-1480) História Polonica con 12 tomos de la historia de Polonia.
 Néstor (1056-114), monje que escribió la Crónica de los años pasados, una gran crónica de Rusia en la que se
recoge toda la tradición sobre los orígenes de Rusia. Traducido al español.

Península Ibérica
 Crónica Albeldense del año 881 (en el Monasterio de Albelda) y Crónica de Alfonso III K son las narraciones
más antiguas sobre la monarquía asturiana.
 Crónica Profética, del año 883, en la que se vaticina el fin de la dominación musulmana a los 170 años de su
inicio.
 Crónica de Alfonso III, mandada escribir por este rey y que abarca desde 672 a 866.

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TEMA 9.- BIZANCIO BAJO LA DINASTIA
MACEDÓNICA
(867-1057)
1.- EL GOBIERNO DE LA DINASTIA MACEDÓNICA
1.1 Los grandes emperadores: de Basilio I a Constantino VII Porfirogéneto

Con Basilio I comenzó una de las dinastías (867 – 1056) más brillantes de toda la historia de Bizancio, aunque
tras la muerte de Basilio II en el 1025, sólo el prestigio acumulado hizo posible una sucesión pacífica, aunque existían
graves contradicciones internas y de fuerzas disgregadoras de la unidad hasta entonces existente.

Basilio I (867 – 886) accedió al poder tras asesinar a su amigo Miguel III, con quien había llegado a
compartir amante y esposa (hasta el punto que su descendiente, León VI, pudo ser hijo de Miguel y no suyo).
Mientras, en Oriente la situación del Imperio había mejorado considerablemente, Occidente estaba escapando del
control griego. En 878 se perdió definitivamente Sicilia, durante el papado de León IV, a manos de los musulmanes.
Sin embargo, se consolidaron posiciones en las costas de Dalmacia y el sur de Italia. Basilio se alió con el Carolingio
Luis II para expulsar a los musulmanes de Italia, pero esta alianza se rompió al ocupar Luis II la ciudad de Bari de
forma unilateral.

Basilio tuvo que enfrentarse también a los paulicianos, una secta herética dualista (aceptaban la existencia
de dos principios enfrentados), muy fuerte en Asia Menor gracias a la protección de los emperadores iconoclastas
y de los árabes, que durante el reinado de Miguel III se había radicalizado y empezado a actuar de forma violenta. En
dos campañas, Basilio I los derrotó, aunque no consiguió exterminarlos de modo que, a finales del siglo X, se
trasladaron a Tracia, donde entraron en contacto con los nacientes bogomilitas búlgaros. Ambas sectas compartían
la creencia en la lucha entre los principios del bien y del mal, rechazaban a la jerarquía eclesiástica y negaban la
virginidad de María, entre otras.

León VI (886 – 912) fue un emperador inteligente, capaz y de gran cultura. Con el objetivo de obtener
descendencia, se casó cuatro veces, lo que le supuso chocar con la Iglesia oriental que consideraba el tercer
matrimonio como un adulterio moderado y el cuarto, poligamia. De su cuarta esposa nació su hijo, Constantino, al
que León quiso legitimar como sucesor. El patriarca Nicolás el Místico, discípulo de Focio, se negó a aceptar la
legitimdad del cuarto matrimonio, por lo que León VI lo depuso y lo sustituyó por un respetado miembro del partido
ignaciano, Eutimo. Éste aseguró que aceptaría el matrimonio si lo hacía el papa Sergio III quien, necesitado de la
ayuda bizantina contra los sarracenos en el sur de Italia, sancionó el matrimonio, resolviendo así el problema.

En cuanto a relaciones exteriores, los musulmanes atacaron Tesalónica en 904; Simeón I de Bulgaria, hijo del
gran Boris, ejerció una fuerte presión sobre el Imperio y a la vez se enfrentó con los magiares, a quienes León
había mezclado en sus guerras contra los búlgaros. Estos magiares, tribus compuestas de magníficos jinetes, tras
derrotar a los búlgaros, fueron empujados por los bizantinos hacia el Oeste. Más adelante destruirían Moravia y
comenzarían una serie de campañas anuales sobre Occidente, hasta su derrota definitiva por Otón I en Lechfeld
(955).

110
1.2 Las instituciones políticas y la codificación del Derecho
Basilio I y sus sucesores impulsaron fuertemente una ideología imperial manifestada a través de una actitud
autoritaria contra la Iglesia ortodoxa y en una labor legislativa de gran magnitud.

El primer acto del nuevo emperador, ávido del apoyo romano en su proyecto de recuperar Italia, fue
deponer a Focio y sustituirlo por Ignacio. Sin embargo, el espinoso asunto del nuevo arzobispado búlgaro, que
acabó sometido al poder de Constantinopla, desvaneció las esperanzas de Basilio. Ignacio fue perdiendo apoyos en
el Patriarcado y la sumisión a Roma de los eslavos al sur de Croacia acabó por costarle el puesto. Ignacio fue
reemplazado por Focio, que progresivamente fue ganando influencia incluso en la redacción de grandes obras
jurídicas como la Epanagogé, en la que se define la actuación imperial y patriarcal en términos de mutuo
respeto y no de sometimiento, algo que recuerda más a una diarquía romana que a la concepción bizantina
de gobierno.

La obra de gobierno y administración de León VI fue impresionante, culminando el trabajo jurídico-


legislativo anterior con la promulgación de la Basílicas o derecho imperial y sus Novellas, textos que abordaron
todos los aspectos del gobierno imperial, desde la administración militar hasta el sistema themático.

1.3 El gobierno de los coemperadores


El largo reinado de Constantino VII Porfirogéneta (912 – 959) fue de suma importancia para el
Imperio bizantino. La situación exterior del Imperio fue mejorando, hasta el punto que se pudieron emprender
exitosas ofensivas hacia el Oriente. Internamente, sin embargo, se agravó un problema de gran trascendencia para el
futuro del Imperio. La aristocracia militar surgida en los themas había ido ganando peso y arrinconando a la
pequeña y mediana propiedad campesina que, constituida en aldeas, representaba la verdadera columna vertebral
del sistema social, militar y fiscal del Estado. En este período se publicaron varias leyes para proteger a los
pequeños propietarios, pero, aún así, algunos individuos de estos grupos militares emergentes llegaron a compartir
el poder con los porfirogénetas (nacidos en la cámara de pórfido del palacio imperial, hijos por tanto del emperador

111
y la emperatriz del momento, para cuyos partos se dedicaba esta sala en exclusiva), en condición de emperadores
asociados, como en el caso de Romano Lecapeno y sus hijos, así como en el de Nicéforo Focas y Juan Tzimisces.

Tras un año de reinado junto a su tío, Alejandro (913), un Consejo de


Regencia gobernó en nombre de Constantino VII entre 913 y 920. En el primer año
de regencia, Simeón I de Bulgaria puso asedio a Constantinopla reclamando sus
tributos y que una de sus hijas se casase con Constantino. El patriarca Nicolás,
restituido tras la muerte de León VI, aceptó la propuesta. pero en 914 la emperatriz
Zoe, cuarta esposa de León VI y madre de Constantino, desautorizó a Nicolás, lo
depuso y cambió la regencia. Los siguientes años, Zoe consiguió recuperar
Armenia y Cilicia para el Imperio y rechazar a los musulmanes en el sur de Italia.
En 919 Constantino le exigió el fin de la Regencia y nombró como su ministro al
general armenio Romano Lecapeno. Romano casó a su hija con Constantino y,
sutilmente, fue usurpando el poder imperial hasta ser coronado coemperador en
diciembre de 920.

En los primeros años de la década de 920, los búlgaros atacaron Tracia en


varias ocasiones sin demasiado éxito por lo que, finalmente, en 927, Simeón y
Romano firmaron un acuerdo de paz, que tuvo larga duración, por el que
Constantinopla aumentaba sus tributos y el primero casaba a su hijo Pedro con una
nieta de Romano, María. De esta forma, los búlgaros podían hacer frente al
problema serbio, que cada vez presionaban más al reino.

Solucionado momentáneamente el problema búlgaro, los bizantinos se


pusieron en contacto con otros pueblos:
 Pechenegos, turcos conocidos del Imperio y muy temidos.
 Húngaros, peligrosamente próximos.
 Rusos, confederación tribal de pueblos eslavos dirigidos por aristócratas Varegos o escandinavos.
Este contacto con los rusos será de gran importancia, ya que los bizantinos influyeron de manera
importante en esa estructura política. El intento de asalto a Constantinopla, dará lugar a un tratado
firmado entre Igor y Romano Lecapeno en 945.

La paz con Bulgaría permitió a los bizantinos dirigirse contra los árabes de la mano de Juan Curcuas,
amigo de Lecapeno, que tras liquidar a los últimos islámicos de Armenia, conquistó Meliete (934) y condujo a los
ejércitos bizantinos hasta Mesopotamia, apoderándose de Nisibis. En Edesa (944) obtuvo la reliquia de la Santa Faz a
cambio de respetar la ciudad, reliquia que estuvo en manos de Constantinopla hasta la 4ª cruzada. Poco después, los
hijos de Lecapeno, celosos, depusieron a Curcuas.

Romano fue el primer emperador en legislar sobre la concentración de la propiedad agraria, que
amenazaba la reforma themática y ponía en peligro la potencia de la aldea campesina, que era la columna vertebral
del Imperio en las dos novellae de 922 y 934. Los hijos de Romano, Esteban y Constantino, intrigaron contra él y en
944 le apartaron del poder, pero la población de Constantinopla rescató a Constantino VII porfirogéneto y, tras un
breve periodo de co-gobierno de los tres, al final los hijos de Lecapeno fueron arrestados y enviados al destierro
junto a su padre.

Los años de gobierno en solitario de Constantino VII supusieron una continuación de la política
anterior, aunque en esta ocasión otras familias nobles, como los Skléroi o los Focas, se impusieron en la esfera

112
imperial. Se promulgó más legislación contraria a la gran propiedad, mientras el prestigio imperial creció
todavía más gracias a la actividad diplomática en la corte del califa cordobés Abderramán III o en la de
Otón I el Grande.

Durante el reinado de Romano II (959 – 963), hijo de Constantino VII, la familia Focas monopolizó el
poder político. La primera medida del emperador fue encomendar al Gran Doméstico, Nicéforo Focas, recuperar
Creta de manos musulmanas, hecho que ocurrió en 961. Marchó entonces hacia Cilicia, atacada por el emir de
Mosul, derrotando a los musulmanes en 963. En marzo de ese año llegó la noticia de la muerte de Romano II por lo
que Nicéforo regresó a Constantinopla, donde maniobró para casarse con Teófano, viuda de Romano II, y para
ser coronado emperador, mientras los hijos de Romano II, los futuros Basilio II y Constantino VIII, alcanzaban la
mayoría de edad. Ya coronado, Nicéforo incorporó Chipre para el Imperio (965) y en 967 convirtió Alepo en
un protectorado vasallo de Bizancio. El broche final a esta campaña de conquistas lo puso la toma de
Antioquía (969), tras 332 años de obediencia al califato, tras lo cual Nicéforo moriría víctima de las intrigas de
su esposa, apoyada por Juan Tzimisces. Nicéforo fue un gran protector de los monasterios del Monte Athos, que
brillaban gracias a la acción de San Atanasio, fundador de la gran Laura y primer gran organizador del conjunto
monástico.

A finales de 969, la reina, Teófano, conspiró con su amante, Juan Tzimiscés, Gran Doméstico de la Corte, para
asesinar a Nicéforo, lo que desembocó en la coronación del general armenio como Juan I (970 – 976). Continuó
la política del anterior, con importantes incursiones hacia Siria del Sur y Palestina, y consolidó las fronteras
europeas venciendo a los rusos de Sviatoslav que se habían apoderado de parte de Bulgaria y ésta fue así
conquistada e incorporada al Imperio. En 976, Juan I murió repentinamente, lo que provocó una serie de
enfrentamientos civiles de los que surgió vencedor el primogénito de Romano II, Basilio II, conocido como
Bulgaróctono.

1.4 Basilio II Bulgaróctono


Basilio II (976 – 1025) alcanzó el poder en un momento de máximo esplendor y fue reconocido
como la máxima autoridad del mundo civilizado, recuperando así su prestigio la dinastía legítima. Durante los
primeros años de su gobierno, tuvo que enfrentarse a las rebeliones de las grandes familias Skléroi y Focas, sin
embargo, la victoria de Abydos (989) puso fin a esta época de turbulencias y estrechó los lazos con sus aliados, los
rusos de Vladimir, príncipe de Kiev, a quien Basilio cedió la mano de su hermana, Ana, a cambio de su conversión a la
fe ortodoxa. Este matrimonio selló la unión ruso-bizantina y estableció a la Rusia cristiana como su baluarte
en el frente norte.

Tras una exitosa campaña en Siria y Líbano (995), Basilio II se horrorizó ante la magnitud de los
latifundios y las villas de los terratenientes de Anatolia lo que, unido a sus recelos hacia la nobleza militar
oriental, lo empujaron a poner coto al creciente poder de estas familias. Obligó a los grandes propietarios a devolver
las propiedades adquiridas en los últimos 61 años e impuso el allélengyon, un impuesto de solidaridad fiscal que
asociaba a los propietarios poderosos a unas comunas fiscales – sin conferirles los derechos – para obligarles a pagar
los impuestos dejados de pagar por los pobres. A pesar de todo, el éxito de estas medidas sólo se mantuvo en vida
de Basilio II.

La gran empresa del reinado de Basilio II fue la aniquilación del reino búlgaro y su asimilación al
Imperio bizantino. El rey búlgaro Samuel mantuvo una guerra de golpes y contragolpes contra los bizantinos desde
991, conflicto que se intensificó a partir del año 1001 y que, tras la victoria bizantina de Kleidion en 1014,

113
desembocó en la total incorporación del reino al territorio imperial hasta 1185. Su nombre cambió por el de Mesia
y la influencia bizantina se dejó notar en todos los ámbitos.

Durante ese tiempo, fue creciendo la disidencia interna y se intensificaron los movimientos de
resistencia a la iglesia ortodoxa como la herejía dualista bogomila. La implantación de la reforma fiscal y la
intensificación de la pronoia (por la cual, la nobleza bizantina recaudaba los impuestos en la zona en nombre del
emperador), asfixiaron a la población rural ya provocaron una revuelta en 1040 y, más tarde, un
levantamiento aprovechando la derrota de Manzikert (1072).

1.5 La decadencia de los macedónicos


La muerte de Basilio II en 1025, fue seguida tres años después por la de su hermano y sucesor,
Constantino VIII (1025 – 1028). Desde 1028, a falta de un heredero varón, las hijas de Constantino VIII, Zoe y
Teodora, transmitieron la autoridad imperial a los últimos cinco emperadores de la dinastía (tres de ellos por
matrimonio), hasta su extinción en el año 1056.

Durante este último período, se produjeron una serie de graves tensiones en el seno de la aristocracia
terrateniente, cuyos jefes aparecían como caudillos militares o como cabecillas políticos. Tensiones hubo
también entre la aristocracia civil de Constantinopla y la nobleza militar de origen mayoritariamente
oriental, enfrentada por otro lado a una casta de ricos comerciantes en ascenso.
A todo ello se sumó:
 Un conjunto de movimientos regionales que quisieron afirmar su independencia del poder imperial.
 La pérdida de Italia y Sicilia a manos normandas.
 La entrada en Anatolia de los turcos selyúcidas.
 El paso de diversas tribus a través del Danubio.
 Y el definitivo cisma entre las iglesias oriental y occidental del año 1054, acontecimiento que pasó
casi desapercibido por las fuentes contemporáneas griegas.

114
La derrota de Manzikert en 1071 frente a las tropas turcas de Alp Arslan fue algo del todo excepcional,
según las fuentes contemporáneas y actuales. En esa batalla, las tropas bizantinas al mando de Romano Diógenes
fueron destrozadas por los turcos en medio de un sinfín de traiciones y deserciones:
 Andrónico Ducas y sus tropas abandonaron la batalla.
 Los contingentes turcos que luchaban al lado de los griegos cambiaron de bando.
 Romano fue hecho prisionero por el sultán, que
lo trato con caballerosidad y lo liberó. A
continuación, fue de nuevo capturado y cegado
por Juan Ducas, padre de Andrónico, quien se
apresuró a poner en el trono a su sobrino Miguel
VII Ducas.
 Poniendo esta traición como excusa, los turcos
avanzaron por Anatolia y conquistaron casi toda
Asia Menor, despojando al Imperio de gran parte
de sus territorios

En el otro extremo del Imperio, los normandos cortaron el principal camino de comunicación del
Imperio con Occidente, derrumbándose la situación económica y fallando el aprovisionamiento de grano
en la capital. Las deposiciones se sucedieron hasta que en 1081 Alejo I Comneno, hijo de un Comneno y
casado con una Ducas, se hizo con el poder, consagrándose el poder de la aristocracia civil combinada
con la nobleza militar anatolia.

EL GOBIERNO DE LA DINASTÍA MACEDÓNICA


Las dinastías isáurica y macedónica (siglos VIII-XI) forman la época media del imperio bizantino.
Durante la dinastía macedónica sobresale la figura de militares prestigiosos que asumen el poder como césares o co-emperadores.
Ascendió en la corte por procedimientos oscuros  Nombrado césar de Miguel III, de quien era
colaborador y amigo (casó a petición del emperador Miguel con su amante, Eudoxia Ingerina León VI
cuya paternidad fue incierta), le asesinó finalmente.
Nueva dinastía macedónica
 Labor de reconquista, aprovechando el ocaso del califato de Bagdad Basilio I refuerza la
situación del Imperio en oriente y, sobre todo, en el Mediterráneo occidental (recobra el control
Basilio I el
del sur de Italia: toma de Tarento en 880) y en el Adriático (recuperación de la costa dálmata
Macedonio (867- frente a los árabes).
886)  Restablece momentáneamente las relaciones con Roma (finalización del cisma de Focio).
 Derrota a los herejes paulicianos de Armenia (herejía dualista con elementos marcionistas y
maniqueos), organizados militarmente y aliados con los árabes. Fueron deportados a Tracia.
Derivación suya fueron: los bogomilos de Bulgaria y Bosnia; los pataros de Italia; los cátaros o
albigenses de Occitania.
 Importante producción legislativa.

Hijo de la cuarta esposa de León VI (886-912), fue reconocido gracias a la dispensa matrimonial que el papa
otorgó a su padre (frente al criterio restrictivo del patriarca bizantino, que solo reconocía tres matrimonios
canónicos).
Inteligente y culto, fue autor de obras eruditas. Dejó gobernar a su madre, Zoé, y, luego, en 920, a su
suegro, el almirante Romano Lecapeno, que fue asociado al trono como co-emperador hasta su destitución
en 944.
Constantino VII Romano I Lecapeno (920-944) fue el verdadero continuador de la obra de Basilio I y, con la colaboración de
Porfirogénito otros excelentes militares (Juan Curcuas, Juan Tzimiscés y Nicéforo Focas), logró consolidar la situación del
(913-959) imperio:
a. Detuvo el avance de los búlgaros en los Balcanes, arrollador con el zar Simeón, oponiéndoles
hábilmente a los serbios y a los magiares. También frenó a los rusos de Igor.
b. En el frente árabe los avances de Curcuas, Tzimiscés y Focas fueron considerables  Recuperan
parte de Mesopotamia (gran poema épico Diógenes Ákrita; traslado por Corcuas a
Constantinopla, desde Edesa, de la Vera Faz de Cristo [mandilion]); conquistas de Alepo en Siria,
de la isla de Creta, y restablecimiento del control del Mediterráneo oriental frente a los árabes.

115
Advino al trono imperial mediante su matrimonio con la ambiciosa emperatriz Teófano Anastaso, viuda de
Romano II (959-963), a quien había inducido a asesinar a su padre, Constantino VII.
Valiente y virtuoso, experto estratega, Nicéforo logró nuevos éxitos:
Nicéforo Focas  Frenó el avance de Otón II en Italia.
(963-969)  Ocupó Tarso, Cilicia y Chipre.
 Mediante un acuerdo con los árabes, logró la restitución de Siria.
Fue asesinado por su sobrino Juan Tzimiscés, también notable militar, seducido a su vez por las intrigas de
Teófano.
Desterró rápidamente a Teófano y contrajo matrimonio con una hermana de Romano II, ingresando así en
la dinastía.
Obtuvo éxitos en:
 la zona del Danubio (derrota a los rusos de Kiev y a los búlgaros)
Juan Tzimiscés  así como sobre las abásidas (llegó hasta Damasco y sometió Beirut),
(969-976)  y llegó a un acuerdo con Otón I sobre el control del sur de Italia.
Murió de tifus al regresar de Damasco.
Tanto Nicéforo Focas como Juan Tzimiscés fueron sinceramente religiosos y favorecieron la vida
monástica, especialmente en el monte Athos, a cuyos monasterios dotaron espléndidamente.
Hijo de Romano II y de Téofano (a la que reintegró en la corte). Fue la figura principal de la dinastía 
Llevó el imperio a su máxima expansión desde Heraclio.
En la primera parte de su largo reinado sometió la insurrección de dos poderos aristócratas y
terratenientes de Asia Menor, Bardas Focas y Bardas Scleros.
A ese fin se alió con Vladimir I de Kiev, que le proporcionó apoyo militar a cambio de cesiones en el mar
Negro y de concertar su matrimonio con Ana, hermana del emperador. Hecho decisivo La conversión
al cristianismo de Vladimiro situó a Rusia en el rito oriental, a la vez que se establecían útiles relaciones
Basilio II económicas.
Bulgaróctonos
Lucha épica frente al peligro búlgaro, renovado por el zar Samuel, fundador de un estado esloveno-
(976-1025)
macedónico. Hacia 986-990, los búlgaros triunfan: ocupan Albania y Montenegro y amenazan Salónica. Una
victoria cerca de las Termópilas, permitió a Basilio II pasar a la ofensiva. Tras dramáticos avatares, la victoria
bizantina en el río Struma (1014) zanjó la lucha  Basilio II remitió a Samuel a catorce mil soldados cegados
(Samuel murió, al parecer, a causa de la impresión). Bulgaria sujeta a una semi-anexión: una provincia
dotada de autonomía, en la que la cultura helénica penetró ampliamente.
Recompuso la situación en Asia, imponiendo una vez más el dominio bizantino sobre gran parte de Siria.
Estabilizó la situación en Italia mediante acuerdos con el imperio otoniano.
El breve reinado de Constantino VIII (1025-1028), el indolente hermano de Basilio II, señaló ya el comienzo
de la decadencia.
- Multiplicación de tensiones sociales y políticas entre la corte, la aristocracia (sobre todo oriental), los
sectores comerciales, las elites locales, etc.
- Los búlgaros se sublevan en 1040, dirigidos por Pedro, un descendiente de Samuel > Serbia se
La decadencia de independiza.
la dinastía - El cisma de 1054, que separó definitivamente a la iglesia oriental de la latina.
macedónica
- Expansión de los normandos sobre Sicilia (1071) y sur de Italia.
- Entrada en escena de los turcos  Derrota de los bizantinos en Manzikiert (1071) ante Alp Arslan,
segundo sultán de la dinastía Selyúcida, con fatales consecuencias: los turcos ocuparon gran parte de Asia
Menor y despojaron al imperio bizantino de la mayor parte de sus dominios asiáticos.
- Entre 1057 y 1081 implantación de la dinastía Comneno (Isaac Comneno y Alejo I Comneno).

2.- LA ADMINISTRACION Y LA REFORMA DE LOS THEMAS DURANTE EL SIGLO X.

Una de las primeras medidas que tomó Basilio I fue la asimilación, helenización y cristianización de los
eslavos de Macedonia y Grecia para reducir las disidencias culturales y étnicas en el seno del Imperio.

El emperador también emprendió una nueva codificación del Derecho, para regresar en principio al
derecho justinianeo; publicó las Basílicas, una magna obra legislativa cuya introducción, la Epanagogé, presenta al

116
emperador como el responsable de la paz que, por tanto, está obligado a hacer la guerra, escogido por
Dios y autorizado a inmiscuirse en el campo eclesiástico. El emperador, centro de todo el sistema de gobierno y
objeto de glorificación, está rodeado de los grandes, especialmente de los jefes militares y sus parientes, de
consejeros, favoritos, eunucos y monjes, además de su familia. Un ceremonial minucioso y espectacular
envuelve la vida pública del emperador e indica que, si el Imperio es el reflejo en la tierra del reino de Dios,
el emperador debe jugar en él el papel de Cristo.

La administración civil central del Estado se sitúa en el palacio, donde también tienen lugar las grandes
ceremonias. El palacio funciona como tribunal de apelación, tiene jurisdicción directa sobre ciertos
monasterios y ejerce como oficina fiscal, cuya organización es la más desarrollada. Respecto a la ciudad de
Constantinopla, en este período la población se concentró dentro de las murallas de Constantino y Teodosio,
quedando el espacio entre ellas para los grandes monasterios y las cisternas. En el espacio interior la población se
hizo más densa y se mantuvo el Gran Palacio como conjunto central. Los extranjeros vivían en barrios asignados
como el de San Marcos. A partir del siglo X, se levantó incluso una mezquita en la ciudad.

En cuanto a la administración provincial, la base sigue siendo el thema, a cuyo mando está un
strategos. La evolución del régimen de los themas fue considerable desde el siglo IX conforme el Imperio hacía
frente a la invasiones eslavas y árabes. Se produjo una división de los themas originales para evitar un excesivo
poder de los strategos y cada nuevo territorio conquistado se organizó como un nuevo thema. Esta tendencia a la
división fue acentuándose a lo largo del período. En la frontera con los árabes, los grandes señores armenios
cedieron al emperador principados ya formados y se convirtieron en sus strategos de estos nuevos themas. Por otro
lado, algunas fortalezas en los desfiladeros (kleisouras) fueron el embrión de nuevos themas. Los themas defensivos
de la frontera son más pequeños que los centrales y se les denomina según la región: thema armeniaco o romaico,
dotándolos de guarniciones armenias, sirias jacobitas o paulicianas.
En el Mediterráneo Bizancio controla desde Sicilia hasta Apulia y Calabria, así como las islas griegas.

En el siglo X se mencionan los themas de Sicilia, Calabria y Longobardía. En 899 se habla del thema marítimo en
Samos. Desde que Creta había caído en manos árabes a principios del siglo IX y debido también al aumento de la
piratería, los bizantinos sintieron la necesidad de disponer de una flota central, a cuyo frente pusieron a un
drongario como comandante supremo, y que en el siglo XI hizo desaparecer a las flotas de los themas.

A finales del siglo X y principios del XI, en un momento de transición entre una opción defensiva a otra de
ofensiva generalizada, algunos themas no disponían ya de tropas campesinas acantonadas ni tenían la típica

117
organización fiscal en torno a las aldeas, por lo que fueron reestructurados en unidades más vastas, llamadas
katepanatos o ducados, formadas por la reagrupación de varios themas, en los que los strategos perdieron su
poder frente al duque o katepano. Ello provocó situaciones como la de Manzikert, en la que Romano IV Diógenes no
pudo realizar las levas themáticas y tuvo que recurrir a los tágmata y a mercenarios, situación que contribuiría a la
famosa derrota.

El período entre el siglo VIII y el XI destaca por una clara recuperación del comercio y de la vida urbana
en el mundo bizantino. Ciudades como Corinto, Atenas, Antioquía y otras recuperan su importancia y aumentan
sus intercambios comerciales con el mundo árabe, como atestigua el flujo de monedas de la época. En las provincias
se refortifican los núcleos agrupados en torno a las antiguas acrópolis, creando así nuevas ciudades que recuperarán
sus funciones económicas, aunque las administrativas se mantuviesen en los themas. También se produjo una gran
actividad artesanal y comercial en todo el Imperio, tanto internamente como a través de puertos comerciales como
Querson, Tesalónica o Trebisonda, que llevan las mercancías tanto a Europa Occidental como a Europa Oriental y a
Oriente.

ADMINISTRACIÓN Y ECONOMÍA
Doctrina autocrática (la autoridad imperial fundada en la voluntad divina), atemperada por la doctrina
eclesiástica (la ceremonia de coronación en Santa Sofía equiparaba el rango imperial con el sacerdotal), por la
presión de las fuerzas socio-políticas y de las situaciones militares.
Una rigurosa y muy minuciosa etiqueta oficial, de fisonomía cuasi litúrgica, tendente a poner de manifiesto el
carácter sacro de la autoridad imperial. El Libro de las ceremonias de Constantino VII. La proskynesis.
Cristianización parcial de la iconografía imperial.
Vocación universal de la dignidad imperial  Conflictos con otros imperios (búlgaro, otónida).
La capacidad legislativa del emperador (“ley viviente”).
El emperador
Basilio I, el “segundo Justiniano”  Ordenó la revisión y actualización del Código de Justiniano, que concluiría
León VI (Las Leyes Imperiales o Basílicas).
Basilio I inspiró también el Procheiron, un compendio de Derecho para uso práctico, cuyo texto introductorio,
la Epanagogé, contiene interesantes precisiones sobre las relaciones mutuas y deberes de las dos cabezas del
Imperio, el emperador y del patriarca de Constantinopla.
Eficacia notable de la diplomacia bizantina, que favoreció la expansión de la influencia del imperio y resolvió
situaciones límite. Tenaz política de enlaces matrimoniales.
Órganos de gobierno. La compleja estructura estamental del funcionariado.
Despachos [sekreta] dirigidos por logothetas.
Servicios principales > la Cancillería, el dromo o posta imperial y la Hacienda, integrada por una caja central
Administración
[Genikon] y por cajas especiales, entre ellas el Stratiotikon o caja militar y el Eidikon, responsable del pago de
central las dignidades y de los talleres reales).
La justicia de la capital a cargo del Eparca.
La administración provincial estaba basada en el thema, que integraban campesinos
militarizados (de 15.000 a 3.000 hombres).
El número de themas creció grandemente en la época macedónica (29 en el Libro de los
Themas themas de Constantino VII [934], 81 en el Taktikon de Nicéforo Focas [975].
Al frente de cada thema se sitúa un stratega, secundado por diversos funcionarios (un
krites, juez o pretor civil; un protonotario encargado de la hacienda; un cartulario
encargado de la intendencia militar).
En la segunda mitad del X, para encauzar la acción ofensiva, se llevó a cabo una
reagrupación de tropas en grandes áreas fronterizas > catepanatos (Italia, dirigido por un
Administración Tropas catepan.) y ducados (Andrinópolis, Tesalónica, Antioquía y Mesopotamia, con un duque al
provincial frente de cada uno). En las nuevas demarcaciones adquieren importancia las unidades de
caballería pesada, formadas por especialistas.
El sistema fiscal tenía gran importancia y complejidad, debido a la inmensidad de los
gastos del imperio.
Herencia del romano, influyó en los países occidentales. Componentes > El patrimonio
territorial del Estado, importante; monopolios fiscales sobre acuñación de moneda; y,
Sistema fiscal
sobre todo, los impuestos directos (el impuesto territorial, consistente en un 10% de
cosechas, de cuyo pago podía responsabilizarse solidariamente a la comunidad
campesina) e indirectos (sobre la circulación y consumo de bienes, con un tipo del 10% del
valor, satisfecho a medias por vendedor y comprador).

118
3.- LA EXPANSION BIZANTINA Y LA GRAN PROPIEDAD AGRARIA: EL DEBATE DEL
"FEUDALIMO BIZANTINO".

El período macedónico coincidió con una coyuntura económica favorable, que afectó en diferente
medida tanto a las ciudades como al campo, y con una etapa de crecimiento demográfico. La vitalidad del
artesanado y el comercio en Constantinopla – situación que no puede extenderse a todo el resto del Imperio –
queda reflejada en el Libro del Eparca2, posiblemente redactado en tiempos de Romano II.

Por otro lado, cabe destacar que la moneda bizantina conoció, durante el gobierno de la dinastía, no sólo
una difusión y una utilización ininterrumpidas, sino también una estabilidad excepcional. Otra característica del
sistema económico bizantino es la importancia que el Estado y sus regulaciones tenían en el sistema económico,
aunque ello no evitó el desarrollo de un proceso de “feudalización”, que ha generado un profundo debate entre los
expertos.

Los rusos Vassiliev y Ostrogorsky afirmaron que, en el período de auge de la dinastía macedónica, se
impusieron las fuerzas feudales de una aristocracia militar que fue minando las estructuras profundas del Imperio,
marcando su futura decadencia. El bizantinista Lemerle y sus seguidores, sin embargo, negaron rotundamente esta
feudalización. Por su parte, historiadores británicos como Hendy, Harley o Haldon han
afirmado que, si bien existió un feudalismo bizantino, no existe una relación – como afirma Ostrogorsky – entre
ascenso feudal y decadencia económica pues concluyen que la coyuntura alcista de la economía bizantina se
extiende a lo largo del Imperio Comneno e incluso hasta el Imperio de Nicea.

Lo cierto es que una cierta feudalización se atisba ya en época de Heraclio, cuando se empezó a legislar
para intentar frenar el ascenso de la aristocracia militar en los themas más alejados. Por su parte, las leyes
macedónicas persiguieron evitar el crecimiento de la gran propiedad, perjudicial para las aldeas campesinas que
funcionaban como unidades de recaudación fiscal, aunque la abolición del allélengyon en el epílogo de la dinastía,
durante el reinado de Romano III, fue un triunfo para los grandes propietarios.

Fueron especialmente visibles los cambios militares. Las tropas themáticas de soldados campesinos
eran muy eficaces para la defensa y poco para el ataque. Por este motivo, en el marco de las guerras búlgaras
de Constantino V, se crearon las primeras tropas tágmata móviles. La expansión militar fue acelerando el
proceso de conversión de tropas fijas en móviles. En estas circunstancias, los soldados themáticos perdieron su
condición al perder su parcela militar, que pasaba a depender (paroikía) de un gran magnate militar. El antiguo
aparato militar del Estado pasó, poco a poco, a manos de particulares.

Las hambrunas de los años 927-928 provocaron que también los campesinos no militares de las
comunidades campesinas se convirtieran en dependientes (paroikoi) de estos mismos señores y, lo que es todavía
peor, todos ellos dejaron de ser contribuyentes para el Estado. Conocemos cómo era la aldea bizantina gracias a un
Tratado de percepción fiscal que nos la describe como un lugar donde convivían el gran propietario – que podía
disponer de una o más parcelas en el seno de la aldea -, los agricultores acomodados, los pequeños propietarios, los
campesinos pobres que no poseían tierras y los esclavos.

La esclavitud fue, durante mucho tiempo, un sistema de explotación de los grandes dominios aunque,
lentamente, este modelo fue cambiando, especialmente tras el fin de las campañas victoriosas – que proveían de
esclavos – y por la aparición de un movimiento, instigado por León VI, que pretendía liberarlos y dotarlos de
pequeñas parcelas.

119
Romano Lecapeno dictó una ley que daba preferencia a la aldea a la hora de comprar cuando un pequeño
propietario quería vender su parcela, para poder mantener los impuestos conjuntos para el estado. La supresión del
sistema de solidaridad fiscal (allelengyion) fue un triunfo de los grandes propietarios.

Los emperadores comenzaron a conceder a particulares bienes eclesiásticos (generalmente de monasterios -


jaristikon-) o bienes públicos (pronoia), de forma parecida a las concesiones feudales occidentales, pero
revocable y nunca hereditaria y además sujeta a servicios militares.

Gracias a sus conquistas, los nobles ampliaron sus dominios y se fueron introduciendo en la administración
del Estado, a pesar de la oposición de los funcionarios civiles. Se plantea entonces una lucha entre los miembros de
la nobleza vinculados a cargos políticos (politikon) y los de la nobleza militar, tanto en los themas como en la capital
(stratiotikon), con el triunfo de los primeros. La de Alejo I Comneno, que supuso un impulso económico importante
al ser los únicos capacitados para dedicar sus ingresos a la mejora de las explotaciones.

Otro plano de feudalidad fueron las inmunidades (exención de impuestos, no obligación de dejar paso
a los pastores de ganado, concesión de rentas de conventos Imperiales...), concedidas a las comunidades religiosas,
como la del Monte Athos, por la necesidad de intercesión mediante las oraciones monásticas. Por su parte, los
monjes emplearon a los eslavos para cultivar sus campos como dependientes.

LA GRAN PROPIEDAD AGRARIA: EL DABATE DEL FEUDALISMO BIZANTINO


Predominio tradicional de poblamiento concentrado en aldeas (chorion).
Gradación entre propiedades pequeñas, medias y grandes.
Presencia de esclavos y de colonos (parecos), por lo general libertos, en situaciones variadas.

Situación anterior Los grandes propietarios viven generalmente fuera de la sociedad rural. Vinculación entre los funcionarios,
las aristocracias territoriales y la gran propiedad.
a la dinastía
La Iglesia, gracias a las donaciones y al favor imperial cuenta con grandes extensiones de tierra.
macedonia
Los emperadores hasta mediados del IX acertaron a mantener el equilibrio entre la gran propiedad y la
propiedad pequeña-media (fuente de ingresos fiscales, cuyos propietarios servían además de contrapeso a
las ambiciones de la nobleza terrateniente).

La situación cambió de forma irreversible con la dinastía macedónica:


León VI anuló las limitaciones legales para que los funcionarios y terratenientes pudiesen adquirir tierras
en las aldeas en una época en la que la carestía y hambrunas movían a vender tierras a bajo precio.
Las medidas de los sucesivos emperadores para modificar esa tendencia resultaron ineficaces. Muchos
campesinos permanecieron en sus tierras, pero no ya como propietarios sino como colonos.
Dinastía La propiedad pequeña y media pervivió, pero no fue ya la base del sistema, y, además, la creciente presión
macedonia fiscal del Estado tendió a dificultar su subsistencia.
Las formas de incremento del patrimonio territorial nobiliario se diversificaron con el tiempo. Entrado el s.
XI empezaron las cesiones de tierras y rentas del Estado a títulos de beneficio (pronota). Los Comneno se
apoyaron preferentemente en el grupo de los terratenientes provinciales.
Cuestión debatida entre los historiadores ha sido la formación o no propiamente de un sistema feudal en
el imperio bizantino y, si éste se dio, las consecuencias de su implantación

4.- EL CISMA DE ORIENTE EN LA EPOCA DE MIGUEL CERULARIO

La gestación del cisma entre las Iglesias de oriente y occidente se venía produciendo desde la querrella
iconoclasta, aunque fue a principios del siglo XI cuando se hizo definitivo. Los motivos fueron varios:
 Plano político: destaca la ingerencia de los emperadores bizantinos y germánicos en asuntos de la Iglesia y
la instalación de los Estados Pontificios en territorio bizantino.
 Plano religioso: tanto el patriarca de Constantinopla como el Papa de Roma aspiraban a la primacía sobre
la Iglesia, disputa que se trasladó entonces al asunto del arzobispado de Bulgaria. Aún así, el Papa era

120
consultado en cuestiones disputadas dentro de la propia Iglesia, querellas que aprovechó para apoyar a
grupos disidentes frente al emperador y sus patriarcas.
 Plano doctrinal: la principal fue la cuestión de la naturaleza divina de Cristo y del Filioque, aunque tampoco
había acuerdo en cuestiones como el matrimonio de los sacerdotes o en el tipo de liturgia y en la lengua que
se empleaba.

Como hemos visto anteriormente, cuando Basilio I alcanzó el trono depuso a Focio y lo sustituyó por
Ignacio, pero a la muerte de éste en 877, Focio fue nombrado de nuevo patriarca. En estas circunstancias, los
obispos orientales de nuevo insistieron sobre la supremacía de Constantinopla sobre Roma y rechazaron la Filioque,
postura que se mantuvo una vez muerto Focio.

Miguel Cerulario alcanzó el patriarcado en 1043 y, desde el principio, se opuso al tratado que unía a
Bizancio y Roma contra los normandos en Italia, pues desconfiaba de las intenciones de los romanos en el sur de la
península. El patriarca escribió una carta en el que atacaba algunas prácticas rituales latinas por ir en contra de las
tradiciones apostólicas y cerró las iglesias latinas de la capital porque los monjes se negaron a seguir el rito griego. En
respuesta, el papa, León IX, le escribió una misiva insistiendo sobre la supremacía de la sede San Pedro,
reivindicando los usos romanos y anunciando el envío de una delegación para negociar con el patriarca y el
emperador.

El jefe de esta misión, el cardenal Humberto, era un hombre intransigente y acérrimo defensor de la
supremacía del Papa. Como Miguel Cerulario le igualaba en obcecación, las discusiones terminaron cuando, en 1054,
la delegación romana depositó una bula de excomulgación del patriarca constantinopolitano sobre el altar de Santa
Sofía. Unos días después, Miguel Cerulario quemó públicamente la bula y, junto a un sínodo de obispos orientales,
pronunció el anatema contra cardenal. Es importante destacar que ambas excomuniones fueron dirigidas a los
dignatarios ofensores como individuos, no a las Iglesias que representaban, y ambas habían podido rescindirse con
posterioridad pues ninguna fue entendida como un cisma definitivo. De hecho, en los ámbitos de influencia
bizantina el efecto del cisma fue relativo.

En el sur de Italia, monjes griegos y latinos siguieron relacionándose de forma fluida, en Rusia siguieron
recibiendo sin problemas misioneros de ambos grupos y en Hungría, Esteban I favoreció por igual a los monasterios
de ambos ritos. A pesar de todo, el patriarca intentó arreglar las relaciones con el nuevo Papa, Esteban IX,
ofreciéndole la reconciliación a cambio del reconocimiento mutuo de sus esferas de influencia, pero el Papa se negó
a aceptarlo y el cisma se mantuvo.

Durante el reinado de la dinastía macedónica es posible hablar de una potenciación de la Iglesia ortodoxa y
su jerarquía, representada en los belicosos patriarcas que se enfrentaron a Roma. El monacato se constituía en
protagonista principal, pues nutría las filas del episcopado.

EL CISMA DE ORIENTE (1054)


Fue desencadenado por el patriarca Miguel Cerulario, personalidad poderosa y docta, que sistematizó las diferencias
litúrgicas y teológicas entre las iglesias latina y griega.
En un momento diplomática singular (posibilidad, frente a la expansión de los normandos en Italia, de una alianza
entre el emperador bizantino, el emperador germánico y el Papa), Cerulario entabló conversaciones con Roma con el
objetivo aparente de lograr una solución a las diferencias tradicionales.
La postura de Cerulario resultó ser, de hecho, nada transigente, frustrándose las posibilidades de la embajada que el
Papa León IX envió a Constantinopla, presidida por el cardenal Humberto de Silva Candida.
La embajada, exasperada ante lo que parecía un ultimátum del patriarca de Constantinopla, depositó el decreto de
excomunión sobre el altar de Santa Sofía El “Cisma de Oriente” (constitución de la denominada Iglesia Ortodoxa)
se mantiene en la actualidad.

121
5.- EL PRIMER HUMANISMO BIZANTINO

Por otro lado, en los siglos XI y XII se produce lo que se ha denominado “Primer Humanismo” bizantino, en el
que se pasa de un enciclopedista como Focio a un renacimiento del platonismo cristiano de la mano de Miguel
Psellos, con ciertas concesiones a contenidos paganos.

La tendencia a leer todas las fuentes - recuperando, por ejemplo, las letras clásicas -, a resumirlas y a
clasificarlas llegó a su apogeo en el siglo X bajo la dirección de Constantino VII Porfirogéneta, que promovió la
composición de enciclopedias y redactó obras como De cerimoniis aulae bizantinae, un maual de protocolo
bizantino, De thematibus, sobre la reforma de los themas, De administrando imperio con consejos dados a su hijo
sobre la vida política sobre todo en las relaciones con los pueblos bárbaros, o Vita Basilii, sobre su abuelo Basilio I.
También fue el mecenas de varias empresas enciclopedísticas como la Geopónika, repertorio de textos antiguos
sobre las labores de la tierra.

FUENTES

 La principal fuente sobre Basilio I, fue la biografía encargada por su hijo Constantino VII Vita Basilii, pero no
se considera muy fiable.
 Miguel Psellos escribió una interesante Chronographia desde el punto de vista político. Abarca desde la
muerte de Juan Tzimisces en 976 hasta el emperador Nicéforo en 1077.
 La Antapodosis, una fuente Occidental de Liudprando de Cremona, embajador en la corte bizantina, que
narró su embajada a Constantinopla en tono caricaturesco.
 El libro del Eparca. Es la mejor fuente sobre la organización y administración del Imperio Bizantino, a finales
del reinado de León VI hacia 912. Son 22 títulos dedicados a los oficios de la ciudad que requerían de la
organización del estado.
 Diógenes Akrita. Poema épico bizantino de la época de Romano Lecapeno en su lucha contra los árabes.
Narra la vida de esos soldados de frontera un tanto especiales, los akritai.
 Epanagogé o Introducción a la Ley, compilada durante los gobiernos de Basilio I y León VI y promulgada en
886. Participó el patriarca Focio, que escribió su prefacio (Eisagogé).
 Esta última fue poco después sustituida por el Procheiron promulgado por León VI y mucho mas cercano a
Corpus Iuris Civilis de Justiniano.

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122
TEMA 10.- LA EUROPA DEL MILENIO. LA
RESTAURACION IMPERIAL Y LA
FORMACIÓN DE NUEVAS MONARQUIAS
1.- CARACTERISTICAS DEL PERIODO

La segunda oleada de invasiones que se abatieron sobre Europa provocaron numerosas pérdidas humanas,
un enorme deterioro en el débil sistema económico del continente, una profunda sensación de impotencia e
inferioridad y, sobre todo, una transformación de las monarquías que tuvieron que enfrentarse a ellas.

El ejército carolingio era lento de reclutar y movilizar, y sólo estaba preparado para una campaña planificada,
por lo que fracasó cuando tuvo que enfrentarse a un enemigo que aparecía de forma inesperada y fugaz y en lugares
faltos de defensa. Esta ineficacia trajo como consecuencia un desprestigio de la monarquía, incapaz de
garantizar la seguridad de sus súbditos, y un aumento de la reputación de los poderes locales, mucho
más preparados para improvisar un ejército que, aún con menor potencia de choque, se adaptaba mejor a la
situación.

Poco a poco, los distritos que atendieron a su seguridad fueron ganando independencia en beneficio de las
grandes familias locales y, aunque detentaban la autoridad en sus tierras por delegación del rey, pronto olvidaron
este compromiso y pasaron a gozar de sus derechos por herencia. De este modo, la consecuencia más inmediata de
las segundas invasiones fue la fragmentación de Europa en pequeñas circunscripciones que escaparon al control
de los monarcas y el inicio de una etapa de luchas entre los señores de cada una de ellas.

Entre los siglos X y XI, el feudalismo provocó largos períodos de desorden contra los que pronto se
empezaron a alzar algunas voces. Miembros de la Iglesia invocaron la paz y, a través de diversos concilios,
establecieron progresos tan importantes como el derecho de asilo o la “paz y tregua de Dios”. Surgió también
entonces la convicción de que la paz sólo era posible si existía un poder fuerte que sometiese los intereses
particulares. La Iglesia se convirtió así en la enemiga de la anarquía feudal y luchó para garantizar el
derecho de los débiles frente a los desmanes de los señores. Actuando así, la Iglesia protegió también sus
intereses, pues sólo una monarquía fuerte podía salvaguardar sus bienes frente a los desafueros feudales.

De este modo, la Monarquía y la Iglesia se convirtieron en aliados naturales: la Iglesia halló protección y
la Monarquía, una justificación doctrinal para sus pretensiones de dominio y, de paso, una cantera de
eficaces colaboradores en las tareas de gobierno.

CARACTERÍSTICAS DEL PERÍODO


Segundas invasiones  Debilitamiento de monarquías, sin medios defensivos > Auge y emancipación de las
autoridades regionales o locales. Fragmentación/atomización del mapa político. Inseguridad y temor en medio de
frecuentes invasiones, saqueos, guerras y confrontaciones. Auge del feudalismo.
La Iglesia desde fines X  Promotora de paz (asambleas de “paz y tregua”; multiplicación de paces: del domicilio, de
las iglesias, del camino, del mercado, en determinadas épocas del año).

123
2.- LA RESTAURACION IMPERIAL DE LOS OTONES
2.1 Significado de la restauración
Durante el reinado de Otón I (936-973) tuvo lugar la restauración del Imperio Romano de Occidente, a
partir de entonces conocido como Imperio Romano-Germánico por su vinculación con la nación alemana.

Los reyes alemanes, al constituirse como herederos de los emperadores romanos, consideraron que sólo a
ellos correspondía el control del universo. Esta idea, que ya estaba presente en los emperadores paganos, recibió un
impulso del cristianismo al conferir a Roma la misión de unificar a todos los pueblos como paso previo a su
conversión. San Agustín la había confirmado al hablar del común destino del género humano y de su gobierno por
Dios, que debía realizarse mediante la existencia de una autoridad suprema – que no podía ser otra que un
emperador - que gobernase a la comunidad humana aglutinada en torno al concepto de Cristianitas. La
restauración Carolingia había sido el eslabón intermedio.

Cuando Otón I se corone emperador, lo hará pretendiendo recoger la herencia de Carlomagno y, por ello al
coronarse rey de Alemania, lo hace en Aquisgrán. La legitimidad de Roma había pasado primero a los francos
con Carlomagno y, ahora, a los germanos con Otón I. Esta concepción universalista se reflejó reiteradamente en la
simbología y en las representaciones imperiales, en los actos de coronación y en la literatura palaciega, como se
refleja en una imagen del Evangeliario de la catedral de Aquisgrán, en el que se ve a Otón III suplantando a Cristo en
la mandorla, con su cabeza en contacto con la divinidad y con un poder directo sobre duques y reyes, representados
a sus pies, bajo el trono. En otro ejemplo representativo, el Ordo de la ceremonia de coronación de Otón I insistía en

124
la misión protectora del Imperio sobre la Iglesia y en su obligación de extender el evangelio y luchar contra el
paganismo.

La combinación del poder espiritual y terrenal situaba a Roma en el centro del Imperio, pues poseía
la doble característica de ser sede de San Pedro y capital del Imperio que se quería renovar. En este sentido, Otón I
estableció como norma a seguir que la coronación real tendría lugar en Aquisgrán mientras que la coronación
imperial se celebraría en Roma en presencia del Papa. Otón III llevó a sus últimas consecuencias este gesto cuando
proclamó a Roma como la capital del mundo y traslado allí su residencia.

Aunque la afirmación del poder universal era tan clara, la realidad no


podía cuestionarla más. Los emperadores germánicos proclamaban su autoridad
sobre los demás reyes y los designaban con calificativos que disminuían su dignidad.
Pero lo cierto era que monarquías como las que había en Francia, Inglaterra o España,
a pesar de sus debilidades internas, estaban sólidamente arraigadas y los
emperadores poco podían hacer en realidad para someterlas, por lo que sus
proyectos imperiales se desarrollaron a pequeña escala. Otón I se coronó
emperador, según él, porque sus victorias indicaban que había sido escogido por Dios
y porque, al reinar sobre diversos pueblos extendidos por Alemania, Italia y, en cierto
modo, Borgoña, debía poseer un título superior al de los reyes.

La idea de un Imperio italo-alemán, aunque muy arraigada en la


época, basculó entre dos tendencias, según se ponga el acento en que sea
Alemania o Italia la fuerza principal de la unión. A la primera pertenecieron
Otón I y Federico I Barbarroja, quienes defendían que la parte fundamental del
Imperio era Alemania y para quienes era preciso mantener el dominio sobre Italia. A la segunda tendencia
pertenecieron emperadores como Otón III o Federico II, quienes establecieron en Italia el núcleo del Imperio,
convirtiéndola en el centro de su administración, y supeditaron Alemania al imperialismo romano.

2.2 Los tres Otones


Luis IV el Niño (899 – 911) fue nombrado rey, bajo regencia, del Reino Franco Oriental desde la muerte
de su padre, el emperador Arnulfo. Durante el reinado del último representante de la dinastía carolingia en
Germania, su territorio se vio sacudido por luchas intestinas y por las continuas incursiones de húngaros y
normandos. Durante este período, existían en Alemania cinco ducados que, sin ser hereditarios, tendían a
pertenecer a las mismas familias y que estaban bien definidos étnicamente, cada uno con sus leyes, su lengua y sus
tradiciones:
 Sajonia: vinculado a la familia de Liudolfo, incluía los territorios al sur de Dinamarca. Era un ducado
mayoritariamente pagano y con una evolución política y social menor que el resto.
 Baviera: fundado por Ludovico Pío, estaba dirigido por unos duques que se fortalecieron en las guerras
contra los húngaros, de tal modo que acordaban la paz y la guerra sin contar con el emperador de turno.
 Suabia: ducado situado entre el Rin y el Danubio, era el solar de los alemanes
 Franconia: situado en el país de los francos del Este, el poder se disputaba entre los Bamberg y los
Conradinos.
 Lorena o Lotaringia: situado entre el Mosa y el Mosela, la fidelidad de sus duques oscilaba entre Francia y
Alemania.

125
Dentro de cada uno de estos ducados, se situaban diversos obispados con gran influencia espiritual
y poseedores de enormes patrimonios, lo que creaba cierta desconfianza a los duques y los empujaba a
intentar controlar el nombramiento de los nuevos obispos.

Los grandes duques no intentaron reemplazar a Luis IV y, a su muerte, nombraron a Conrado I de


Franconia (911 – 918) como monarca del Reino Franco Oriental (Alemania) debido a su escaso poder material y a
su lejana relación de parentesco con los carolingios. Conrado I no logró imponerse a los otros duques.

A su muerte subió al trono Enrique I el Pajarero de Sajonia (919 – 936), que logró vencer a los húngaros
(batalla de Riade, 933), afianzar su autoridad frente al resto de duques, hacer frente al naciente reino de Bohemia,
imponer tributo a los eslavos y lograr que los daneses aceptaran el cristianismo de manos del arzobispado de
Hamburgo. Durante su reinado, Lorena se decantó definitivamente por Alemania al casarse su duque con una hija de
Enrique I. Para evitar problemas sucesorios, en el año 929, Enrique I asoció al trono a su hijo Otón, que le sucedió
cuando tenía 24 años.

a) Otón I
Otón I (936 – 973) se hizo coronar como rey en Aquisgrán y fue ungido por el arzobispo de Maguncia,
entroncando así con la legitimidad carolingia. Como acto de sumisión, los duques sirvieron personalmente al nuevo
rey durante el banquete de la coronación y fueron nombrados con cargos honoríficos de la corte como muestra de
que no igualaban en rango al rey. Los inicios del reinado de Otón I fueron difíciles pues su protegido, Wenceslao de
Bohemia, fue asesinado y sustituido por su hermano, los húngaros invadieron Germania y el nuevo duque de Baviera
se negó a prestarle juramento de fidelidad y a renunciar al nombramiento de los obispos de su ducado. Otón I, que
consideraba los ducados como un “honor” de libre designación real, depuso al duque y envió uno nuevo junto a un
conde palatino que debía administrar los bienes reales en el ducado. En estas circunstancias, los duques de
Franconia y Lorena, el arzobispo de Maguncia y el hermano del rey, Enrique, se unieron para oponerse a las
injerencias de Otón, pero fueron vencidos en la batalla de Andernach (939). Derrotados y muertos los rebeldes,
Otón I repartió sus cargos entre los miembros de su familia, política que continuó en los años siguientes hasta que,
en poco tiempo, todos los ducados del reino estaban bajo su control. Otón I también maniobró para controlar la
designación de los obispos más importantes, a los que eligió entre sus colaboradores. Nacieron así los obispos-
condes, que gozaron de inmunidad en sus territorios.

Hecho con el control de Alemania, Otón I intervino en Italia. Los señores de Friul, Arlés, Borgoña y
Provenza luchaban por ceñir la corona de Italia. A la muerte de Lotario II de Italia (950), del linaje franco de los
Bosónidas, su viuda, Adelaida, fue encerrada en prisión por negarse a casarse con el hijo del nuevo rey, Berengario II.
La viuda solicitó ayuda a Otón I quien se trasladó a Italia, tomó Pavia, obligó a Berengario a replegarse con su
ejército, y acabó casándose con Adelaida. En esta difícil situación, Berengario II rindió vasallaje a Otón I por lo que
pudo conservar, por el momento, la corona italiana.

Regresó entonces Otón I a Alemania y, en el año 955, consiguió vencer a los húngaros en Lechfeld,
cesando definitivamente sus incursiones en Alemania e Italia y obligándoles a asentarse en Panonia. Mientras tanto,
en Roma el papado pasaba por sus horas más bajas, siendo controlado por la familia de Teofilacto, Conde de
Túsculo, y su familia, que controlaron el nombramiento de doce papas, desde Sergio III hasta Juan XII, elegido
pontífice cuando tenía tan solo 16 años de edad.

126
Tras su victoria sobre los húngaros, la reputación de Otón aumentó considerablemente, momento en el que
comenzó a pensar en la restauración del Imperio. En 955 fue nombrado Papa el díscolo y ya mencionado Juan XII,
biznieto de Teofilacto, con sólo 16 años de edad. Ante la amenaza de Berengario II de extender sus territorios a
costa del Patrimonio de San Pedro, Juan XII solicitó la ayuda del rey Otón I a cambio de la corona imperial.

127
Otón I tomó de nuevo Pavía y se dirigió a Roma, donde en febrero de 962 fue coronado emperador del
Imperio de Occidente.

Otón I confirmó la Donación de Constantino a través de su Privilegium Ottonis, documento en el que


también condicionaba la consagración de los futuros Papas a una previa aprobación del emperador de
Occidente y a un juramento de fidelidad mutuos. Estas condiciones empujaron a Juan XII a buscar nuevos
aliados cuando Otón I abandonó Roma, lo que provocó el regreso del emperador, la huida de Juan XII y su
sustitución por León VIII (963). Cuando Otón I dejó Roma para volver a Alemania, Juan XII volvió al frente de un
ejército y recuperó su puesto, desplegando una política de venganzas contra sus oponentes. Cuando regresó de
nuevo Otón I a Roma para deponer a Juan XII, éste ya había muerto y colocó en su lugar a Juan XIII, con vínculos con
la familia de Teofilacto y con la de los Crescencio.

Otón I tenía en su programa de defensa de la Iglesia, la evangelización de los eslavos, asegurar la


sucesión en su familia y obligar a Bizancio a reconocer su título imperial. Para evitar nuevos problemas, privó
al Papa y a los romanos de toda autonomía política y nombró un representante en Roma. Por otro lado, obligó al
Papa Juan XIII a coronar emperador a su hijo Otón II, asegurándose así una transición pacífica tras su muerte.

Con el objetivo de someter de manera efectiva a Italia, Otón I chocó con los intereses bizantinos, pero
tras varios enfrentamientos, alcanzó un acuerdo con Juan Tzimisés por el que Capua y Benevento pasaron al
Imperio y Apulia, Calabria, Salerno y Nápoles se mantenían en manos griegas. Para sellar este pacto, Otón II contrajo
matrimonio con la princesa bizantina Teófano en el año 972.

Otón I se ganó el sobrenombre de Grande por restaurar el Imperio de Occidente y, aunque no tenía la
extensión del de Carlomagno, sí disfrutó de prestigio y poder.

b) Oton II
Cuando Otón II accedió al trono en 973, tuvo que hacer frente a la sublevación del duque de Baviera, que
deseaba volver a la situación de independencia anterior a Otón I. En Roma, el Papa Benedicto VI, cercano al
emperador, murió asesinado en 974 y unos años después, en 982, los musulmanes derrotaron a una flota imperial
en el cabo Colonna. Por último, una revuelta general de los eslavos que habitaban entre el Elba y el Oder provocó la
pérdida del territorio obtenido en los decenios anteriores. En estas circunstancias, cuando Otón II falleció en 983
y dejó el trono a su hijo de tres años, el futuro Otón III (983 – 1002), la situación parecía abocada a una
gran crisis que pudo evitarse gracias, entre otras cosas, a las hábiles regencias de Teófano y Adelaida, que
abortaron la sublevación del primo de Otón Enrique de Baviera, que pretendía la corona real.

128
c) Oton III
En 996 comenzó el breve reinado efectivo de Otón III. En Roma, los Crescenci controlaban entonces las
elecciones pontificias, por lo que pudieron imponer al Papa Bonifacio VII, que encarceló al Papa legítimo, Juan XIV,
quien moriría de hambre en prisión. Bonifacio VII murió asesinado por sus rivales un año después. Para evitar el
caos, Otón III decidió imponer a su primo, Bruno, como nuevo pontífice, con el nombre de Gregorio V. A pesar de
las protestas provocadas porque el nuevo Papa no era italiano, Gregorio V pudo coronar emperador a Otón III en
996.

En su ideal de renovación imperial, Otón III trasladó la capital de su Imperio a Roma (999) y estableció
un solemne ceremonial inspirado en la corte bizantina. Su proyecto recibió el apoyo del Papa Silvestre II,
quien consideraba que ambos, Papa y emperador, traerían la paz al mundo y guiarían a los pueblos por el camino de
Dios. En este clima, Otón III intentó una conciliación con los nuevos poderes de Polonia, Bohemia y
Hungría, para integrarlos en el marco de la cristiandad latina. Liberó de su vínculo de vasallaje a Boleslao el Valiente
de Polonia y envió la corona real al duque magiar Waik que, convertido al cristianismo, tomó el nombre de Esteban.
Hungría se convertía de esa manera en reino y se enfeudaba a Roma.

Un año después, se impuso la realidad y una revuelta en Roma, dirigida por los Tusculanos, obligó a
Otón III y al Papa a abandonar la ciudad. Mientras intentaba retornar a Roma, Otón III murió a los 22 años de
edad (1002) y un año después lo hacia el Papa Silvestre II, cayendo el papado de nuevo en manos de los Crescenci.

Durante el reinado de los tres miembros de esta dinastía y de los reyes de Francia, se produjo un llamado
"segundo renacimiento cultural", pues el primero se dio ya en época carolingia. Sus protagonistas son
eclesiásticos procedentes de los monasterios, que reyes, papas y emperadores toman a su servicio.
Muchos de ellos cultivan la hagiografía (Floroardo de Reims) la historia, las obras morales o el buen gobierno
(Rathier de Verona) y, cada vez más, las disciplinas del trívium y el quadrivium (Abdón de Fleury y Gerberto de
Aurillac, el primero en contactar con la ciencia árabe). También destacan Nötger Labeo o el Aleman, traductor al
alemán antiguo de numerosas obras de la antigüedad. Mención especial para Fulberto de Chartres, fundador de una
famosa escuela, pedagogo y futuro padre del renacimiento cultural del siglo XII. En España destacó el abad Oliva
(971-1046?) obispo de Vic, gran impulsor de la ciencia y de la Paz, y Tregua de Dios en los condados catalanes.

LA RESTAURACIÓN IMPERIAL DE LOS OTONES


Se constituyen grandes ducados, de base étnica  Sajonia, aún en situación de
semipaganismo, Franconia –la antigua Francia Orientalis, con las ciudades de
Spira, Maguncia y Worms-, Suabia –que incluía Augsburgo y las abadías de
Contexto del espacio Reichenau y Saint-Gall-, Baviera, poderoso ducado desde que fuera convertido en
alemán tras el Imperio reino por Carlomán, hijo de Luis el Germánico, y Lorena, resto de Lotaringia, cuyos
carolingio duques oscilarán entre Francia y Alemania.
A su alrededor se situaban las marcas  Sajonia septentrional (Nordmark),
Sajonia Oriental (Misnia), Turingia, Carintia, Osterland (cuna de Austria).
Gobernados por dinastías ducales poderosas, que harán sombra a los reyes.
Se impone el principio sucesorio propio de la realeza germánica > Elección del rey
por los nobles dentro de la raza real (Geblütsrecht). Elección entre las poderosas
La llegada de
dinastías ducales. El primer rey (no sobre toda Germania) fue Conrado de
los Otones Franconia (911-918).
Enrique I (919-936) A continuación, Enrique I el Pajarero (919-936), de la casa de Sajonia, monarca
capaz, que supo imponerse a los ducados, incorporó a su órbita el ducado de
Lorena, reforzó el ejército real (restauración del heriban) y combatió con éxito a
eslavos y húngaros. Sus inmediatos sucesores formaron la llamada dinastía
imperial otoniana.
Coronación imperial de Otón I en Roma (962). Asunción de herencias romana y
Restauratio imperii
carolingia (dominium mundi / unidad de la Christianitas).
Vinculación del nuevo imperio con Alemania y con Roma, centro ideal del
Sacro Imperio Romano
imperio y de la cristiandad.
Germánico
Carácter sagrado (ungido) del emperador (regale sacerdotium > El emperador

129
protector de la Iglesia). La coronación imperial debe celebrarse en Roma, por el
Papa. La coronación en Aquisgrán será relegada a la dignidad real (> rey de
romanos, título adoptado a partir del XI, previo a la coronación imperial).
Hijo de Enrique I de Sajonia, fue la personalidad más sobresaliente del s. X.
Se hizo coronar rey de Alemania en Aquisgrán (936) con el título de rex et sacerdos, significativo de su
vocación de restaurar el imperio de Carlomagno.
Impuso a la fuerza su autoridad a los duques alemanes, a los que nombró para cargos palatinos
(mayordomo, senescal, mariscal, copero) expresivos de subordinación. Les obligó a aceptar el principio de
que la dignidad ducal era un honor, otorgado por el rey y revocable.
Apoyó su autoridad sobre el episcopado alemán, cuyas elecciones controló, designando a los obispos
principales entre sus allegados. Los obispos alemanes serán investidos por el rey, convirtiéndose en sus
vasallos más seguros.
Les otorgó el gobierno de las ciudades, dotándoles así de dignidad política, y les confirió inmunidad en sus
territorios. El episcopado se convirtió en el mejor instrumento de poder y gobierno del emperador. La
selección de obispos llevada a cabo por Otón, interesado en la reforma de la Iglesia, fue en general acertada,
pero con sus métodos había abierto el peligroso camino de la infeudación al emperador de la iglesia
alemana que, a la larga, tendría malas consecuencias.
Derrotó a los húngaros (batalla de Lechfeld o Augsburgo. 955) y puso fin a sus correrías devastadoras. Dos
Otón el Grande
meses después venció también a los eslavos del Elba (batalla de Recknitz), iniciando así la expansión
(936-973) alemana hacia el Este.
Siguiendo pautas carolingias, Otón se propuso extender su autoridad a Italia  Aprovechó las luchas por el
trono real de Italia entre los señores de la zona. Prestó apoyo a Adelaida, viuda del rey de Italia Lotario (948-
950), al que su sucesor, Berengario II, había apresado. La liberó, contrajo matrimonio con ella y se coronó rey
de Italia en Pavia (951).
Diez años después, atendiendo a la solicitud de ayuda del papa Juan XII (miembro de la escandalosa familia
de Teofilacto e hijo de Marozia), entró en Roma y fue coronado emperador (962) por el papa, a quien Otón
hizo entrega del Privilegium Otonis (confirmatorio de la Donación de Constantino).
Otón I impuso su autoridad sobre Roma, a través de un representante imperial, y, al igual que en Alemania,
sometió a los grandes duques italianos (de Spoleto y de Benevento) y subordinó a los obispos de la península,
de los que se erigió en protector.
Se enfrentó a los emperadores bizantinos por el dominio del sur de Italia  Finalmente llegó a un acuerdo
de reparto con Juan Tzimiscés (Capua y Benevento para Otón; Apulia, Calabria, Salerno y Nápoles para los
bizantinos). El matrimonio del futuro Otón II con la princesa bizantina Teófano selló el pacto.
Reinado breve, lleno de dificultades y oposiciones en todos los frentes (deseo de independencia de duques
Otón II
alemanes, inestabilidad del papado, dominado ahora por la familia Crescenci, derrota de la flota imperial en
(973-983) 982 frente a los árabes en el cabo Colonna).
Tenía tres años y la regencia fue asumida por su madre, Teófano, y por su abuela, Adelaida, que supieron
mantener el orden.
El reinado efectivo (996-1002), breve porque murió muy joven, se hizo célebre por su proyecto ambicioso e
idealista de pacificación del mundo, a base de la plena restauración del Imperio romano (Renovatio Imperii
Romanorum) y de la unión sincera entre el imperio y el sacerdocio.
Entró en Roma en 996 y fue coronado emperador, tras colocar en el solio pontificio a su capellán Bruno =
Gregorio V (se impuso costumbre de que los papas cambiasen su nombre).
Otón III
En 999 se instaló en el Aventino, para desarrollo su programa de restauración imperial. Le apoyaba su
(985-1002) maestro, Gerberto de Aurillac, a quien nombre papa (Silvestre II).
Otón III mantuvo excelentes relaciones con el princeps o duque de Polonia y promovió la cristianización de
aquel territorio; lo mismo con Esteban de Hungría, convertido al cristianismo, a quien otorgó la dignidad de
rey. Se trataba de un modo pacífico de asociar al Imperio a los nacientes principados orientales que no
prosperaría.
Un levantamiento de la aristocracia romana obligó al emperador a abandonar Roma y, cuando intentaba
recuperar la ciudad, murió a los 22 años (1002). El papado cayó nuevamente en manos de los Crescenci.

3.- LA ANARQUIA DE FRANCIA. ROBERTIANOS Y CAROLINGIOS

El reino franco fue el que más convulsiones sufrió debido a las segundas invasiones. El poder real
fue incapaz de enfrentarse a las incursiones de los normandos y la dinastía carolingia sucumbió, tras la muerte de
Luis V (987), víctima del descrédito. Lo cierto es que la monarquía estaba ya muy debilitada debido a su
fragmentación en unos 160 condados cuyos titulares lograron hacer hereditarios sus cargos tras el Tratado de
Merssen de 870.

130
Los condes se habían apropiado de las rentas reales, impartían justicia y reclutaban sus propios
ejércitos. Poco a poco, los condados fueron juntándose y conformando ducados, de acuerdo con sus realidades
socioculturales, de modo que a principios del siglo X, Francia comprendía los siguientes principados:
 Flandes: cuya dinastía condal arrancaba de Balduino I y que, aprovechando el caos causado por los
normandos, había ampliado su base territorial.
 Normandía: cuyos duques, establecidos allí como vasallos desde el acuerdo entre Rollón y Carlos III de
Francia (911)
 Bretaña: al margen de la monarquía carolingia
 Aquitania: ducado desde Guillermo el Piadoso (893 – 918)
 Condados de Tolosa, Septimania y la Marca Hispánica: autónomos del poder real
 Gascuña: ducado desde 977
 Borgoña: ducado desde 977
 Región de París (condados de Tours y de Anjou): donde se distinguió el conde Roberto el Fuerte –
fundador de la casa Robertina -, junto a sus hijos Odón y Roberto, que por su defensa de la región contra los
normandos alcanzaron la realeza y dieron origen a la dinastía de los Capeto.

Tras la repentina desaparición de Luis V, fue escogido como rey de Francia Hugo, nieto del Rey Roberto,
llamado Capeto por el uso de una capa abacial que usaba de sus días como abad laico de varias abadias (987 – 996),
nieto de Roberto el Fuerte. Hugo Capeto recibe un reino dividido en pequeños condados y en el que el poder
público lo ostentan los señores de cada condado. Los nuevos reyes Capeto ostentan un poder y disponen de
una riqueza similar a la de sus súbditos por lo que, durante los siglos XI y XII, tuvieron que afirmar su
poder frente a ellos.

LA ANARQUÍA EN FRANCIA. ROBERTIANOS Y CAROLINGIOS


Francia, sacudida más que el resto por la segunda oleada de grandes invasiones  Zozobra generalizada, debilitamiento del
poder central, fragmentación territorial muy acentuada, feudalización creciente.
Formación de grandes principados hereditarios y semi-independientes: Flandes, Normandía, Bretaña, Aquitania, condado de
Tolosa, Septimania y Marca Hispánica, Gascuña.
En la región de Paris  Auge de la dinastía Robertiana (a partir de Roberto el Fuerte, conde de Anjou y de Tours, duque de
Neustria, cuyo hijo Eudes fue brillante defensor de Paris durante el asedio por los normandos en 885-887), que adquiere
autoridad creciente y rivalizan con los carolingios en el siglo X.
La dinastía adoptó en ese siglo el título de “duques de Francia”.
Los carolingios sucesores de Carlos el Calvo (843-847) trataron en vano de afianzar la autoridad real sobre Francia Occidental.
Enfrentamiento entre carolingios franceses y germánicos  La cuestión de Lorena (Lorena o Lotaringia, herencia de Lotario II, fue
objeto de las ambiciones de sus tíos Carlos el Calvo y Luis el Germánico; dio pie a la primera guerra franco-alemana en 860; el
tratado de Meersen, en 869, dividió Lorena entre ambos contendientes: Francia y Alemania, limítrofes en adelante).
Los últimos carolingios de Francia con fallida vocación unitaria y cierta autoridad fueron Carlos el Simple (893-923) y Luis IV de
Ultramar (936-954).
En 987, al morir el carolingio Luis V, fue coronado rey de Francia, en Reims, el robertiano Hugo Capeto (987-996), casado con una
princesa carolingia  La dinastía de los Capeto sustituye definitivamente a los Carolingios.
En los siglos siguientes sus reyes tratarán de fortalecer una autoridad central sobre Francia casi inexistente en ese momento.

4.- INGLATERRA: ANGLOSAJONES Y DANESES

A pesar de la firma de la paz de Wedmore (878), las relaciones entre daneses en el Norte y
anglosajones en el Sur no fueron pacíficas, aunque Alfredo el Grande demostró su capacidad de reorganizar el
reino de Wéssex y, gracias a ello, su nieto Átelstan (925 – 939) pudo imponerse en Anglia, Mercia y Northumbria.

Con sus sucesores, la dinastía alcanzó su mayor prestigio, aumentando sus relaciones con el
exterior y fundando numerosas abadías benedictinas. Inglaterra asiste a un fortalecimiento del poder real y a un
periodo de recuperación de territorios frente a los daneses, sin embargo, una nueva oleada de ataques noruegos

131
y daneses truncó este proceso y dejó a Inglaterra bajo el dominio danés (1014) de modo que el rey danés
Canuto el Grande (1018 – 1035) se proclamó soberano en ambos territorios.

INGLATERRA: ANGLOSAJONES Y DANESES


Alfredo el Grande, rey de Wessex (871-899): reorganizó las fuerzas se su reino (unidades de caballería en cada fyrd
o condado) y combatió con éxito a los vikingos, obligándoles a evacuar su reino (tratado de Wedmore. 878).
Los daneses se asentaron en Essex, East-Anglia y Mercia (= Danelaw).
Fue un rey santo, muy cultivado (traductor de San Agustín, etc.). Se autoproclamó por vez primera rey de Inglaterra.
Athelstan (925-939), hábil diplomático, logró anexionar Northumbria, Gales y Cornualles.
Resurgimiento del monacato, con la Regla benedictina.
La monarquía anglosajona parecía consolidarse.
Una nueva ofensiva de los normandos desembocó en la conquista de Inglaterra por los daneses  Canuto el
Grande (1016-1035).

5.- LA FORMACION DE LOS PRIMEROS ESTADOS DE LA EUROPA CENTRAL Y


ORIENTAL
5.1 Bohemia
Tras la desaparición de la Gran Moravia a manos de los húngaros en 906, el ducado de Bohemia se
independizó dirigido por la familia de los Premíslidas y entró en la órbita de Alemania. Boleslao II (967 – 999)
consiguió la creación de un obispado en Praga, que se encargó de organizar la vida religiosa en el ducado.

Tras años de enfrentamiento con Polonia, a la muerte de Boleslao II, Bohemia fue finalmente ocupada por
ésta.

5.2 Polonia
El príncipe Meszco I (960 – 992), de la dinastía de los Piast, tuvo que rendir vasallaje a los Otones y
aceptar misioneros de Bohemia. Dados sus recelos frente a alemanes y bohemios, decide poner su país bajo la
protección de San Pedro.

Su hijo, Boleslao el Valiente (992 – 1025) consiguió establecer la estructura de su propia Iglesia
mediante un arzobispado en Giezno, del que dependerían las futuras diócesis polacas. Fue un fiel aliado de Otón III,
pero a su muerte invadió las tierras entre el Elba y el Oder, ocupando Moravia y Bohemia (1003). Tras años de
enfrentamiento con Enrique II, Boleslao no fue doblegado y pudo conservar estas tierras a cambio de su
vasallaje al emperador (1013). Tras la muerte de Enrique II (1024), Boleslao se proclamó rey de modo que
Polonia se convirtió en el mayor estado de Europa.

5.3 Hungria
Tras su derrota en Lechfeld (955), los húngaros se hicieron sedentarios, se fundieron con los eslavos y
los germanos establecidos en sus dominios y comenzaron a practicar la agricultura. El príncipe Geza (972 –
997) de la dinastía Arpad, agrupó a las diversas tribus, dio forma a su principado y aceptó el bautismo.

Le sucedió Esteban (997 – 1038), verdadero fundador de Hungría, quien obtuvo de Otón III y Silvestre II
la autorización para crear la archidiócesis de Gran. Fue coronado rey de Hungría en el año 1000 y, a su muerte, el
reinado se convirtió en el gran baluarte de la defensa de Europa frente a nuevas invasiones.

132
PRIMEROS ESTADOS DE EUROPA CENTRAL Y ORIENTAL
Al extinguirse la Gran Moravia, se independiza con la dinastía Premíslida y entra en la órbita de Alemania.
Bohemia Duque Boleslao II (967-999): fundación del obispado de Praga.
A continuación Bohemia quedó integrada en Polonia.
Etapa de unificación de las tribus polacas y de formación de un Estado dotado de cohesión, capacidad expansiva y
peso internacional.
Mieszko (960-992) logró la incorporación (matrimonios, guerras, relaciones comerciales) de Pomerania, Polonia del
Sur y Silesia.
Receloso de sus vecinos, situó Polonia bajo la protección de San Pedro.
Polonia
Boleslao Chobry el Valiente (992-1025) mantuvo buenas relaciones con Otón III, que favoreció la cristianización de
Polonia y la creación de obispados (Gniezno, Wroclaw, Cracovia).
Tras la muerte del emperador, extendió sus dominios hasta el Báltico, sobre Bohemia, Moravia, Eslovaquia y
Lusacia, territorios por los que rindió vasallaje a Enrique II, el último de los Otones. En su época, Polonia llegó a ser
el Estado más extenso de Europa.
Tras Lechfeld (955), los magiares se sedentarizan y se funden con los eslavos y germanos de la zona (Cuenca
Hungría canónica). El príncipe Geza (972) dio los primeros pasos hacia la cristianización de los húngaros.
El proceso culmina con San Esteban (997-1038), fundador del Estado húngaro, a quien Otón III otorgó la dignidad.

6.- LA EUROPA NORDICA

6.1 Dinamarca
Tanto noruegos como daneses experimentaron una consolidación de las altas clases sociales y del
régimen monárquico inspirados en los modelos occidentales, especialmente el inglés y el alemán.

Dinamarca alcanzó, no obstante, un mayor grado de cohesión en tiempos de Harald “Diente Azul” (940 –
986), quien cristianizó su reino para evitar se invadido por Otón I. Inicialmente los misioneros y los primeros
obispos procedían de Alemania, y posteriormente se libraron de esta tutela abriendo el campo a la Iglesia
anglosajona. Extendió su influencia por el sur de Suecia, Noruega y las costas de Pomerania y Prusia, labor que
continuó Canuto el Grande (1018 – 1035).

133
6.2 Noruega
La unificación de Noruega vino de manos de Harald I “Cabellera Hermosa” (872 – 933) que se impuso a
otros jefes noruegos en 872, provocando su emigración a Islandia. Su biznieto, Olaf I (995 – 1000) fue el primer rey
cristiano de Noruega y a su muerte el país fue conquistado por Dinamarca.

6.3 Suecia
Suecia fue el último país que se cristianizó en Europa, cuando Olaf III (994 – 1022) recibió el bautismo
en 1008. Para facilitar sus intercambios comerciales con bizantinos y musulmanes, Olaf III acuñó su propia moneda
y consiguió salvaguardar su reino de las apetencias noruegas y danesas.

Los países nórdicos fueron inicialmente evangelizados por la diócesis de Hamburgo- Bremen, sin embargo,
para evitar la influencia germana sus monarcas invitaron a misioneros ingleses y consiguieron crear un clero
autóctono. La cristianización, conseguida entre los siglos XI y XII, fue lenta y quedó trufada de costumbres paganas.

LA EUROPA NÓRDICA
Harald “Diente Azul” (940-986) se convirtió al cristianismo y extendió su influencia por Noruega, Suecia,
Pomerania y Prusia.
Dinamarca Sus sucesores se abrieron a la influencia de la Iglesia anglosajona, en detrimento del anterior influjo alemán.
Canuto el Grande (1018-1035) formó un extenso imperio, ampliando los dominios daneses sobre Inglaterra y
Noruega.
Harald “Cabellera Hermosa” (872-933) se impuso a los jefes noruegos en la batalla naval de Stavanger (872)
Noruega (algunos de lo cuales emigraron a Islandia, de la que formaron su primera población estable).
Olaf I (995-1000) se convirtió al cristianismo, que introdujo también en Islandia.
Olof Stötkonung (994-1022) fue bautizado en 1008 y favoreció la introducción del cristianismo a través de
monjes ingleses.
Suecia
Suecia era el punto de partida de los comerciantes y mercenarios varegos  contactos con Bizancio y Bagdad.
Primera acuñación de monedas. Mantuvo la independencia de Suecia frente a expansión noruega y danesa.

7.- LOS REINOS CRISTIANOS DE LA PENINSULA IBERICA

El avance protagonizado por los reinos cristianos en el siglo IX gracias a la debilidad del emirato cordobés,
derivó en una serie de estados, el principal de los cuales era León, que había ampliado su frontera hasta
el Duero. Este avance se vio interrumpido tras la creación del emirato de Córdoba (929) y, sobre todo, por la
actuación de Almanzor.

Galicia, administrada por un miembro de la familia real astur-leonesa y compuesta por celtas y suevos,
apenas sufrió los envites musulmanes mientras que Castilla, mucho más expuesta a los ataques, fue labrando su
propia personalidad frente a León, manifestada en su lengua y sus costumbres jurídicas y en la composición de sus
habitantes, mayoritariamente pequeños propietarios libres. El conde Fernán González (945 – 970) logró la
independencia y aseguró la sucesión en su familia.

En la Marca Hispánica, los condes catalanes fueron alejándose de la monarquía carolingia. El conde de
Barcelona, Wifredo el Velloso (878 – 898) se impuso a los demás condes y, gracias al apoyo del Papado, consiguió
crear una sede metropolitana propia, librándose de la dependencia de Narbona.

Los ataques de Almanzor perjudicaron mucho a los reinos cristianos del norte, especialmente a León por lo
que, a la muerte del caudillo musulmán, los príncipes de Castilla, Barcelona y Urgel intervinieron en la política
cordobesa para controlar a las facciones que se disputaban el poder.

134
Sancho III el Mayor de Navarra (1000 – 1035) fue el monarca más beneficiado por esta situación, pues
consiguió unir en sus manos a todas las tierras cristianas desde Galicia hasta Ribargorza en un frente contra los
musulmanes, sin embargo, su obra se desvaneció a su muerte tras repartir el reino entre sus hijos. La dinastía
navarra, no obstante, abrió las puertas a Europa al apoyar la reforma cluniacense y promocionar el Camino de
Santiago por el que penetraron aires culturales europeos en detrimento de los aires arabizantes traídos por los
mozárabes. Los sucesores de Sancho de Navarra dieron un nuevo impulso a la Reconquista, convirtiendo a la
Península en uno de los principales escenarios del enfrentamiento entre la Cristiandad y el Islam.

FUENTES

 Abdón de Fleury. (940-1004). Gran impulsor de la reforma benedictina. Escribió un Apologeticus de


dedicado a los reyes Hugo y Roberto Capeto
 Ademaro de Chabanes. (989-1034). Monje francés autor de una interesante Cronica de los francos hasta
1028
 Alfredo II el Grande. (849-899). Mandó recopilar la Crónica anglosajona que llega hasta el 1054.
 Flodoardo de Reims. (893-966) Historia de la Iglesia de Reims hasta 948, y también Anales con noticias
desde 919 hasta 966 y Vidas de Santos.
 León de Vercelli. (¿-1026) Canciller de Otón II. Es el mayor representante de la idea imperial de Otón III,
plasmada en sus obras Versus de Gregorio V et Ottone III augusto.
 Luitprando de Cremona. (920-972??). Historidor milanés al servicio de Berengario II y después de Otón I. Es
el autor más interesante de este periodo. Su obra más importante es Antapodosis en seis libros con noticias
desde 883 a 962. Liber de gestibus Othonis y Relatio de legatione constantinopolitana son también obras
interesantes.
 Rodolfo Glaber- (985-1050). Monje francés fundamental para conocer la historia de Francia en torno al año
1.000, en su libro Historiarum libri V que transcurre del 900 a 1044.
 Widukin de Corbeil. (925-973). Principal historiador del reinado de Otón I y sus luchas con la nobleza
alemana. Rerum Gestarum Saxonicarum libri III.

Peninsula Ibérica
 Sampiro. Obispo de Astorga (956-1041??) Crónica que va desde 866 a 982, continuación de las de Alfonso III.
 Para Navarra, Aragón y Cataluña existen cronicones, anales, genealogías, necrologios, vidas de santos, etc.
 De Al-Andalus existe más documentación, entre las que destacan:
o Abenalcotía. (??-977) " el hijo de la goda ", descendiente del Rey Vitiza, que escribió una Historia de
la Conquista de España.
o Ahmed ben Mohamed El Arrazi. (885-955) conocido como el "moror Rasis". Escribió la interesante
Historia de los emires de España
o También importante el Ajbar Machmúa o colección de tradiciones, que se escribió a principios del
siglo XI y que continúa la obra de Abenalcotía.

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TEMA 11.- EUROPA OCCIDENTAL EN LOS
SIGLOS XI Y XII. IMPERIO, PAPADO Y
MONARQUIAS

1.- LOS EMPERADORES SALIOS Y EL PAPADO

El siglo XI empieza en Alemania con la elección de Enrique II de Baviera (1002 – 1024), emparentado con
los Otones El nuevo monarca colaboró estrechamente con obispos y abades, a los que concedió amplia autonomía
jurídica y de gestión a cambio de mantenerlos estrechamente controlados e intervenir en los procesos de elección.
Enrique II fue coronado emperador en 1014 por Benedicto VIII y, aunque publicó varios cánones contra la simonía y
a favor del celibato eclesiástico, cayeron en el olvido a su
muerte, tanto del emperador como del papa en 1024.

Con el nuevo emperador, Conrado II (1024 – 1039), se inauguró la dinastía de la casa Franconia o
Salia. Conrado II cambió totalmente la política de sus predecesores respecto a la Iglesia pues, con el objetivo de
preservar sus intereses económicos practicó la simonía. Por otro lado, frente a la alta nobleza y a los poderosos
obispos, el emperador tendió a favorecer a la nobleza inferior (vavasores o valvasores) declarando hereditarios sus
feudos, atrayéndose así su favor. La actitud de Conrado II hizo que muchos obispos alzasen su voz para conservar
sus prerrogativas feudales y en defensa de la independencia de la Iglesia frente a sus injerencias, como en el caso
del arzobispo de Milán, Ariberto, a cuyos vasallos apoyó el emperador.

136
En Roma, Benedicto VIII había sido sustituido por Juan XIX (1024 – 1032), un laico proclamado Papa gracias al
pago de una importante suma de dinero. Le sucedió Benedicto IX, que ejerció su pontificado en tres tumultuosos
períodos (1032 – 1048). Enrique III (1039 – 1056) siguió las huellas de su padre al apoyar a la pequeña nobleza y
manipular a su favor las elecciones papales. A pesar de su intervención en los procesos electivos eclesiásticos,
Enrique III se mostró favorable a las voces que clamaban por la reforma de la Iglesia, especialmente las
provenientes de los monasterios cluniacenses, hasta el punto de reunir un sínodo en Sutri (1046) que depuso a 3
papas, terminó con la influencia de la nobleza romana en la elección del pontífice e impuso a su candidato
alemán, Clemente II (1046 – 1047).

FEUDALIZACIÓN DE LA IGLESIA Y SIGLO DE HIERRO (SIGLO X). GÉRMENES DE REFORMA


La Iglesia atraviesa en el s. X (siglo de hierro en la historia de la Iglesia) una etapa prolongada de grandes dificultades, así como
de debilitamiento de la calidad de costumbres y de la observancia canónica por parte de numerosos eclesiásticos en diferentes
niveles.
Factor decisivo en la génesis de esa situación fue la imbricación de la vida monástica y episcopal en la sociedad feudal:
 Tenencia de tierras por obispos y monasterios con el carácter de beneficios, condición que se extendió a la titularidad
de los propios cargos eclesiásticos. Sus titulares prestan juramento vasallático a un señor, de quien reciben el
beneficium y a quien deben fidelidad, apoyo y consilium. Las situaciones son variadas en función de las distintas
cohesiones de las estructuras feudales.
 El caso de Alemania > Investidura anulo et baculo. La Iglesia, desde Otón I, se ha convertido en un instrumento en
manos de la autoridad civil (regale sacerdotium).
 La corrupción de costumbres (ya denunciada desde la época merovingia) se acentúa al llegar el s. X. Selección indebida
de dignidades eclesiásticas. Venalidad de los cargos. Secularización de estilo y forma de vida de los eclesiásticos.
 Degradación del Pontificado, la hallarse aislados los papas en Roma y sujetos al dominio de la aristocracia romana.
 Teofilacto y sus hijas Marozia y Teodora controlaron el Papado en el primer tercio del siglo (la denominada
“pornocracia”). Situación de desprestigio y debilitamiento de la monarquía papal, que hasta entonces había estado en
auge.
La idea y el proyecto de reformar la Iglesia se fueron, no obstante, abriendo camino, especialmente en medios monásticos.
En sus orígenes desempeñaron un papel importante los regulares: el monacato benedictino, especialmente la orden de Cluny
(orden creada en 910 por Guillermo I de Aquitania; los longevos abades Mayolo, Odilón y Hugo intervinieron en la Querella de las
Investiduras a favor de la reforma eclesiástica). Vocación de rigor benedictino e independencia. Extraordinaria difusión en Europa
en forma de red de prioratos. Cluny III. En Alemania sobresalen los monasterios de Gorze y Brogne.

1.1 La ideología de los reformadores


Las lacras de la simonía (compra de cargos eclesiásticos) y el nicolaísmo (matrimonio o amancebamiento
de clérigos), que tanto afectaban a la Iglesia, indujo a los reformadores a luchar contra la investidura laica, a la que
atribuían el origen de todos los males.

En toda Europa, desde el emperador a los señores feudales, todos designaban a los diversos cargos
eclesiásticos, incluyendo a abades y obispos. Por su parte, el Papado estaba también controlado por las grandes
familias romanas, especialmente por los condes de Túsculo. Las experiencias y los resultados obtenidos allí donde la
Iglesia actuó libremente en las elecciones eclesiásticas, indicaron cuál debía ser el objetivo de la Reforma.

Desde los tiempos de Constantino, el emperador había sido el jefe de la Cristiandad. Sin embargo, fue en
esta época cuando se le consideró designado directamente "por la gracia de Dios", siendo su Vicario en la Tierra,
mientras que en Bizancio era considerado como un Apóstol más (isapóstolos) que debía atender al cuidado de sus
súbditos, tanto en lo temporal como en lo espiritual. Además, se afirmaba que la unción sagrada del emperador
durante la coronación lo convertía en participante pleno del carácter sacerdotal.

Aunque aceptaban la interdependencia de los poderes espiritual y temporal, los partidarios de la Reforma
afirmaban que la libertad de la Iglesia sólo se podía garantizar si ésta se veía libre de la injerencia de los
laicos, por lo que era imprescindible que el poder espiritual se impusiese al poder temporal, doctrina
elaborada por ideólogos eclesiásticos como Humberto de Moyenmoutier (que escribió su obra Contra los
simoníacos) y por Hildebrando, futuro papa Gregorio VII (1073 – 1085). En este sentido, Gregorio VII redactó los

137
Dictatus papae (1075), un conjunto de 27 disposiciones según las cuales la Iglesia romana era la única fundada por
Dios para salvar al género humano por lo que tenía una misión salvífica, universal e inalienable. De este modo, el
Papa invocaba para sí todo el poder espiritual y sólo a él le correspondía determinar quién estaba en comunión
con la Iglesia y quien no, promulgar normas que afectasen a la vida espiritual, litúrgica y administrativa de la
Iglesia y nombrar a los miembros de la jerarquía. Del mismo modo, la Santa Sede tenía capacidad de juzgar a todos
los fieles y, por tanto, el Papa podía deponer o absolver a sus súbditos – incluyendo a príncipes - del deber de
obediencia. Hay que recordar que, en esta fecha, ya se había producido el cisma con la Iglesia de Constantinopla.

Este pensamiento, que enuncia Gregorio VII y que se basa en lo que él define como libertas eclesiae, fue
sistematizado y desarrollado por otros teóricos, que se empeñaron en neutralizar los argumentos favorables a la
primacía del poder imperial al afirmar que la Iglesia es universal, mientras que el Imperio tenía un poder
limitado. De este modo, el emperador recibe su autoridad del Papa por lo que ya no es ni vicario de Dios ni
sacerdote, sino un simple laico. Estos argumentos constituyeron la base ideológica de la lucha de las investiduras y
el posterior Dominium mundi.

1.2 La lucha de las investiduras


Enrique IV (1056 – 1106) accede al poder con seis años de edad, por lo que se encarga de la regencia su
madre junto con los obispos de Colonia y Bremen. Por esas fechas, en Roma, el papa Nicolás II había promulgado la
bula In nomine Domini (1059), según la cual, sólo los cardenales obispos podían escoger al Papa, que debía ser
un romano escogido en Roma, sin embargo, ni la emperatriz ni la nobleza romana aceptaron estas
condiciones. Temiendo quedar aislados, en el sínodo de Melfi celebrado en 1059, el Papa y los reformadores
decidieron, de acuerdo con la Donación de Constantino, conceder a los normandos del sur de Italia las tierras que
habían conquistado y las que conquistaran en adelante y reconocer a Ricardo de Aversa el principado de Capua y a
Roberto Guiscardo los ducados de Puglia y Calabria. Por otro lado, el Papa apoyó también las reclamaciones de la
pataria milanesa, un movimiento popular que abogaba por la reforma de la Iglesia y que se oponía al arzobispo de la
ciudad, nombrado por el emperador y fiel defensor de la supremacía imperial. Tras la muerte de Nicolás II (1061),
Hildebrando y los reformadores escogieron como Papa, de acuerdo con los criterios de la bula de 1059, a Alejandro
II mientras que en Alemania se escogía al antipapa Honorio II. La situación degeneró hacia un cisma que pudo
detenerse por la muerte de ambos rivales.

138
En Roma, aún sin respetar las condiciones de la bula de 1059, el pueblo escogió al experimentado
Hildebrando como Papa, siendo proclamado como Gregorio VII (1073 – 1085). El nuevo Papa llegó al poder con
la firme voluntad de defender la supremacía de la Iglesia, así como de terminar con las prácticas
simoníacas y nicolaístas. Enrique IV, que había tomado las riendas del poder en 1069 y consolidado su posición
frente a los príncipes territoriales, aceptó sin objeciones el nombramiento. En 1075, el Papa excomulgó a cinco
obispos simoníacos alemanes, consejeros del emperador, y publicó el Dictatus papae, en el que afirmaba su
poder espiritual y político. Este documento supuso un terremoto político pues, desde ese momento, sería el
Papa quien nombraría y destituiría al emperador y no al revés, lo que atentaba contra los fundamentos
del Imperio, basados en el control del poder laico sobre el eclesiástico.

Enrique IV hizo caso omiso del Dictatus, nombró al arzobispo de Milán e incluso mandó detener al
Papa, que fue liberado por el pueblo romano. En enero de 1076, Gregorio VII exigió excusas al emperador
quien, consciente de la impopularidad del Papa entre buena parte del clero alemán, reunió un sínodo en
Worms que depuso al Papa. Gregorio VII respondió excomulgando al emperador y liberando a sus súbditos
del juramento de fidelidad hacia él. Los príncipes alemanes, sublevados contra el emperador, le exigieron que se
reconciliase con el Papa de modo que, el 28 de enero de 1077, Enrique IV se humilló ante el Papa en Canosa.
Estas circunstancias fueron aprovechadas por los rivales del emperador – una parte de la nobleza, el clero reformista
y los monjes de las grandes órdenes - para recuperar fuerzas, nombrando a Rodolfo de Suabia emperador. Sin
embargo, en 1080, Enrique derrotó a Rodolfo y nombró Papa a Clemente III quien, tras cuatro años de conflicto, lo
coronó emperador en Roma. Por su parte, Gregorio VII se refugió en el castillo de Santángelo, de donde fue
rescatado por los normandos de Roberto Guiscardo tras una terrible matanza. Desprestigiado ante la población
por este motivo, se refugió en Salerno donde murió en 1085.

Tras la muerte de Gregorio VII, el nombramiento de obispos volvió manos del poder civil y la reforma
eclesiástica se detuvo hasta la elección de Urbano II (1088 – 1099). El nuevo papa buscó la creación de una
facción favorable al Papado en el seno del Imperio, motivo por el cual en 1089 concertó el matrimonio entre
Welfo de Baviera y Matilde de Toscana, antigua enemiga de Enrique IV y la más poderosa aliada del Papa en la
península italiana. De este modo, Welfo se convirtió en un poderoso señor con territorios en el sur de
Alemania y en el norte de Italia. Urbano II apoyó también a uno de los hijos de Enrique, Conrado, contra su padre,
aunque la empresa no tuvo éxito.

1.3 La anarquía en Alemania y el Concordato de Worms.


La crisis de la tradicional alianza entre el Imperio y el Papado provocó el debilitamiento de la autoridad
imperial y el consiguiente recrudecimiento de la lucha entre el emperador y los señores feudales, por lo
que la dinastía perdió fuerza y se acentuó la feudalización de Alemania. El posterior triunfo del principio
electivo del Imperio provocó que sólo los más débiles accediesen al cargo, habiendo hipotecado previamente su
poder.

Muerto Conrado en 1101, Enrique IV asistió al levantamiento de su hijo Enrique, que acabó derrotándolo y
encarcelándolo en 1106. Enrique V (1106 – 1125) trató durante años de restablecer la autoridad imperial,
aunque finalmente, consciente del deseo general de paz y de la fuerza adquirida por los partidarios de la reforma,
decidió firmar con Calixto II el célebre Concordato de Worms (1122), ratificado en el Concilio de Letrán
(1123), según el cual:

 El emperador podría estar presente en las elecciones episcopales que se celebraran en el reino alemán y
decantarse por un candidato en caso de elección dudosa.

139
 Antes de la consagración, el rey entregaría al elegido las regalías correspondientes –con el cetro como
símbolo de su poder temporal-, por las cuales el obispo contraía las acostumbradas obligaciones de fidelidad
feudal para con el soberano.
 Por otro lado, se celebraría una investidura espiritual, simbolizada por la entrega del anillo y del báculo por
la autoridad eclesiástica, separando así la ceremonia civil de la religiosa.

Tras la muerte de Enrique V, la guerra civil volvió a Alemania enfrentando, por un lado, a los
partidarios el Papado encabezados por la familia de los Welfen, duques de Baviera, y por el otro a los que
apoyaban al emperador, dirigidos por la casa de los Hohenstaufen de Suabia, señores del castillo de
Waiblingen. Las posturas políticas pronto se trasladaron a Italia, en donde los primeros recibieron el nombre de
güelfos y los segundos, el de gibelinos.

La fuerza de los Welfen y del alto clero colocó en el trono imperial al piadoso Lotario II de Suplimburgo pero,
tras su muerte en 1137, los gibelinos impusieron a Conrado III de Hohenstaufen (1137 – 1152), quien sólo pudo
asentarse en el trono imperial tras vencer en la guerra a Enrique el Soberbio, duque de Baviera y Sajonia y candidato
de los güelfos.

LOS EMPERADORES SALIOS Y EL PAPADO. LA REFORMA GREGORIANA


El siglo XI comienza con el reinado del último de los otónidas, Enrique II el Santo (1002-1024), que
recondujo el Imperio hacia las normas de Otón I y buscó reforzar la autoridad imperial, debilitada en
el reinado de Otón III. Un proceso de consolidación política en el que el Emperador se apoya
preferentemente en la Iglesia, fuertemente feudalizada, y en una cierta sumisión del papado hacia
el emperador alemán.
Italia y Borgoña adquieren la condición de reinos dependientes del Imperio, si bien siempre difíciles
de controlar. Fue, por otra parte, protector de la Iglesia y favoreció en el ámbito monástico las
Casa de Franconia. corrientes reformistas.
Primeros papas La Casa de Franconia (o dinastía de los Salios) adviene con Conrado II (1024-1039).
reformistas.
La confrontación creciente con los grandes feudales laicos le movió a intensificar la utilización de la
aristocracia eclesiástica alemana, ampliamente controlada por el emperador, en apoyo de la política
imperial  Tendencia arriesgada en un momento delicado, cuando despuntan ideas y proyectos de
Reforma en la Iglesia.
Enrique III el Negro (1039-1056) fue un personaje decidido y brutal, que prosiguió la política de su
padre. Descendió a Italia, donde depuso a tres Papas y nombró a otros tantos.
En medio de circunstancias muy adversas surgen los primeros Papas reformistas
Reformismo pre-
a partir de Gregorio VI (1045-1046), de quien fue secretario Hildebrando (futuro
gregoriano
Gregorio VII) y León IX (1049-1054).
La escuela lorenesa (cardenal Humberto de Moyenmoutier, partidario de la
total independencia de los poderes laicos)
Primer
reformismo con
La escuela italiana (Pedro Damián, partidario de reformar, pero en
dos escuelas
colaboración con los poderes civiles). Se formulan las primeras denuncias en
contra de las prácticas feudales en la Iglesia.
Dio un paso decisivo en la emancipación de la Santa Sede con su célebre
Decreto de 1059, que atribuye la elección pontificia al colegio cardenalicio y le
Nicolás II
Las doctrinas de los libera parcialmente del control por la aristocracia romana.
(1059-1061)
Su sucesor Alejandro II (1061-1073), también reformista, fomentó la carrera
reformadores
reformista del monje Hildebrando.
el Papa Hildebrando Su pontificado señala el momento culminante de la
reforma de la Iglesia (reforma gregoriana).
Cuando advino al solio pontificio tenía tras de sí una larga carrera eclesiástica,
con amplia experiencia reformista. Fue nombrado Papa en un clima de
Gregorio VII entusiasmo popular en Roma.
(1073-1085) Místico, con un sentido inquebrantable de sus responsabilidades. Su programa
reformista desencadenó una tremenda lucha política, en la que el Imperio
germánico estuvo cerca de naufragar.
En el Concilio de Roma de 1074, Gregorio VII emprende un amplio proyecto
reformista, que comporta el cese drástico de cualquier forma de simonía y
nicolaísmo, y con ello de la institución de la investidura por el emperador (“el

140
régimen antiguo hacía del oficio el accesorio del feudo; el nuevo régimen
concebía el feudo como el accesorio del oficio y prescinde de su vinculación con
la soberanía”).
De todos modos, Gregorio VII aplica inicialmente pautas moderadas, y busca el
acuerdo con el soberano alemán. La nulidad de las ordenaciones irregulares no
fue promulgada de momento.
Frente al reformismo de Gregorio VII se alzó Enrique IV (1056-1105), monarca muy joven, de
compleja personalidad, de costumbres corruptas pero dotado de genio político.
Inicialmente, siendo así que tropezaba con graves problemas frente a los señores feudales alemanes,
Enrique IV se mostró respetuoso con el Papa y pareció ceder ante su voluntad reformista. Pero el
clero imperial alemán, aferrado a sus privilegios y estatus, se resiste. Gregorio VII sancionó
severamente a muchos obispos alemanes, a la vez que la simonía fue calificada de herejía (ese era el
criterio de la escuela reformista lorenesa).
Los Dictatus papae y su significado: Fueron proclamados por Gregorio VII frente a las resistencias a la
reforma. Constituyen el punto de partida de la teoría del gobierno papal sobre la Cristiandad.
Enrique IV logró afianzar su situación en Alemania y cambió completamente de postura. Asume la
defensa de los grandes eclesiásticos opuestos al reformismo gregoriano.
Contraofensiva imperial  En el conciliábulo de Worms (1076) se declaró la nulidad de la elección
La Querella de las
papal del monje Hildebrando.
Investiduras Gregorio VII pronuncia entonces la deposición del emperador, al que excomulga.
El efecto fue inmediato  Los adversarios de Enrique IV triunfan en Alemania y secundan al
antiemperador Rodolfo de Suabia.
Enrique IV, presa del pánico, se compromete a someterse  La Penitencia en Canossa de Enrique IV
(1077) supuso en apariencia el triunfo completo del papa, que optó hacia el emperador por la
benignidad y el perdón.
Enrique IV aprovechó la ocasión  Restaurado en Alemania, desdeña sus promesas y recupera la
iniciativa. Su segunda deposición por el papa no tuvo los mismos efectos. El antiemperador Rodolfo
de Suabia fue derrotado.
Enrique IV marcha sobre Roma y coloca un antipapa en San Pedro.
Gregorio VII, refugiado en el castillo Sant´Angelo, fue liberado por los normandos del Sur de Italia que
rechazaron a los imperiales. Murió poco después.
El reformismo triunfa, sin embargo, por doquier.
Urbano II (1088-1099) asegura la continuidad de la reforma (predicación de la Cruzada en Clermont
en 1095; introducción de la presencia de legados pontificios, que representan al papa y presiden
concilios en los distintos reinos). Canonistas como Yvo de Chartres buscan formas transaccionales,
que irán imponiéndose.
Enrique V (1111-1125) invadió Italia y obligó por la fuerza a Pascual II a legitimar la investidura laica.
La situación es ya otra, y un clamor generalizado solicitó la anulación por el Papa de aquella
Afianzamiento de la
claudicación, a la vez que el emperador se encontraba sin apoyos en Alemania, sumida en situación
Reforma de anarquía.
Finalmente se llegó a una solución  El Concordato de Worms (1122):
El emperador renunciaba a la investidura anulo et baculo y aceptaba la libertad de las elecciones
canónicas.
El papa, a su vez, aceptaba que las elecciones se realizasen en presencia del emperador y que el
elegido recibiera de él las regalia (distinción formal entre la investidura eclesiástica y la investidura
laica, objeto ésta del homenaje feudal).

2.- LOS HOHENSTAUFEN Y EL "DOMINIUM MUNDI"

Conrado III fue sucedido por su sobrino Federico I Barbarroja (1152 – 1190), que reunió en su
persona a ambas corrientes al tener padre gibelino y madre güelfa. El programa de Federico, que le fue comunicado
por el papa el mismo día de su elección, pasaba por la recuperación del honor imperial (Honor Imperii) y por el
fortalecimiento de su poder de acuerdo con el Digesto del derecho justinianeo, que estableció las bases de la
teoría del dominium mundi. Los frentes de acción de Federico I serán tres.

2.1 Norte de Italia y Papado


Con el objetivo de imponer su poder, el emperador intentó sujetar a las ciudades del norte de Italia, donde
la burguesía pretendía gobernarse a sí misma, mediante la sustitución de las magistraturas ciudadanas por
delegados imperiales (podestá). Ante el conflicto que se avecinaba, Federico firmó con el Papa Eugenio III el
Tratado de Constanza (1153), según el cual el emperador se comprometía a:

141
 Acabar con la república romana al mando de Arnaldo de Brescia.
 Devolver la ciudad al Papa.
 No apoyar a los normandos del Sur de Italia en sus disputas con el Papa.

Arnaldo de Brescia era un reformador que abogaba por la vida en pobreza de los clérigos que debían vivir
de las limosnas. Federico I, en 1155, entra en Roma, manda a la hoguera a Arnaldo y es coronado por el
Papa Adriano IV en 1.155.

Para afirmar su poder sobre las ciudades italianas, el emperador reúne dos dietas en Roncaglia (1154 y
1158), en las que impone a las ciudades italianas los derechos de regalía que habían usurpado tras la muerte
de Enrique V, imponiendo a su vez un representante real o podestá en cada una de las ciudades y
apoyándose para ello en un informe basado en el derecho justinianeo elaborado por cuatro doctores del
Estudio de Bolonia. Durante tres años impone los nombramientos de los podestá y el cobro de las regalías.

A la muerte del Papa, una parte de los cardenales elije a Alejandro III (1159-1181) mientras que otra,
apoyados por el emperador, elijen a Victor IV. El papa excomulga al emperador y levanta a las ciudades lombardas
contra él, venciendo y saqueando el emperador en Milán (1162). Se alían entonces Venecia, los normandos y hasta
el emperador bizantino Manuel I Comneno, creando la Liga Lombarda (1167) que derrotan al emperador en
Legnano (1176) firmándose ese mismo año la paz entre el emperador y el Papa en Venecia y cinco años mas tarde
(1183) la paz con las ciudades en Constanza, donde se les reconocía a las ciudades una cierta autonomía y la libertad
de elegir a sus cónsules, ratificados por el emperador.

2.2 Relaciones con la Italia del Sur


A pesar de algunas tensiones entre el Papa y los reyes normandos, éstos se integraron en el frente
antiimperial organizado por el Papa Alejandro III. Ello no impidió que Federico concertase el matrimonio entre su
hijo Enrique con Constanza, hija póstuma de Roger II y heredera al trono siciliano. Cuando el matrimonio tuvo lugar
en 1186, Alemania consiguió atenazar a los Estados Pontificios por el norte y el sur, al tiempo que se abrían para
Alemania nuevos espacios en el Mediterraneo.

2.3 Política alemana


Enrique el León, al frente de los güelfos, fue confirmado en Baviera y Sajonia, sin embargo, la coronación del
heredero de Federico I (1169), Enrique VI, como rey de los romanos y, por tanto, como futuro emperador,
provocó la rebeldía de Enrique el León quien, acusado de abandonar al emperador tras los sucesos de Italia, fue
juzgado y despojado de la mayoría de sus bienes en la dieta de Maguncia de 1180. La caída de Enrique el León fue
un triunfo para la política imperial, aunque el delicado equilibro con los poderes feudales se mantuvo pues, durante
el mismo período, otros duques fueron ampliando sus dominios y se forjaron dos futuras grandes potencias
alemanas, Austria (1156) y un nuevo reino en Bohemia: Brandeburgo

Tras la muerte de Federico I (1190), Enrique VI (1190 – 1997) unió a sus dominios imperiales la corona de
Sicilia (1194), acercándose al cumplimiento de los presupuestos ideológicos del dominium mundi. El nuevo reino
trasladó sus intereses desde Alemania e Italia al Mediterráneo, donde el emperador intentó explotar sus
posibilidades marítimas y comerciales con los Estados cristianos de Tierra Santa y con los musulmanes del norte de
África. Murió a los 32 años en Mesina, dejando como heredero a su hijo de tres años, Federico II, que el papa
Inocencio III tomó bajo su tutela.

142
3.- FRANCIA BAJO LOS CAPETO

La etapa que va desde el ascenso de Hugo Capeto, hasta el reinado de Felipe I (1060-1108), está considerada
como la de los epígonos carolingios, ya que no hay nada que distinga el poder real de la del resto de grandes
señores de Francia. Su territorio es sólo la franja que va desde el Loira hasta el Oise, unos 8.000 km2.

Felipe I (1060 – 1108) comenzó a revertir esta situación aplicando estrictamente los principios feudales,
administrando eficazmente sus bienes, comprando tierras, recuperando para la Corona los condados faltos de
descendencia y confiscando los bienes de los rebeldes a la corona. A pesar de ello, las ganancias territoriales de la
Corona no fueron constantes, pues algunas zonas se desgajaron al cederlas en apanage los hijos menores a cambio
de su renuncia a la Corona, aunque normalmente acababan recuperándose tras la extinción de la línea masculina.

Por otro lado, los primeros Capeto incrementaron lentamente su prestigio gracias al apoyo de la Iglesia y
consiguieron aumentar sus bienes mediante el cobro de impuestos, décimas sobre los bienes de la Iglesia, etc,
haciendo de su apoyo a la Iglesia una de sus principales bases de influencia, a pesar de algunas desavenencias.

Luis VI (1108 – 1137) siguió los pasos de su padre y aseguró la paz en sus dominios, eliminando el
bandolerismo de algunos señores feudales. La Corona empezó a crear un incipiente sentido nacional al mediar
entre el Papa y el emperador en el conflicto de las investiduras en el Concilio de Reims (1119), que sentó las bases
del Concordato de Worms, al prohibirse en Francia el nombramiento de obispos y abades por parte de los poderes
laicos.

Luis VII (1137 – 1180), supo rodearse de buenos consejeros como el abad Súger de Saint Denis, y
fomentó la autonomía de las ciudades, donde apareció una incipiente burguesía, así como el desarrollo de la

143
agricultura, el comercio y la industria. A pesar de lo prometedor de su matrimonio con Leonor, heredera del ducado
de Aquitania, las diferencias con su mujer provocaron la anulación del matrimonio (1152), por lo que Leonor
recuperó su dote y se casó con el duque de Anjou, Enrique Plantagenet, futuro Enrique II de Inglaterra y dirigente
del Imperio angevino, lo que provocó la enemistad entre los dos países, que se prolongó hasta finales de la Edad
Media.

Durante el reinado de Felipe II Augusto (1180 – 1223), los Capeto de este primer período alcanzan el
cénit de su poder en Francia y ampliando la extensión del reino tras su matrimonio con la heredera del Condado
de Henao. Afirmó la autoridad de la monarquía y reforzó sus vínculos con la burguesía.

Felipe II atizó las diferencias entre Enrique II y sus hijos (Ricardo Corazón de León y Juan Sin Tierra) para
ganar terreno en territorio angevino. Al morir Enrique II (1189), avivó también las diferencias entre los hermanos,
consiguiendo así el vasallaje de Bretaña y Normandía. El conflicto que enfrentaba ambas dinastías no se resolvería
hasta la batalla de Bouvines, en 1214, entre una coalición formada por los condes de Flandes y de Boulogne, Otón IV
y Juan Sin Tierra y el ejército del Felipe II Augusto. La batalla acabó con la victoria de Felipe y la limitación de la
presencia angevina en territorio francés al ducado de Aquitania.

Internamente, Felipe creó una nueva estructura administrativa que le permitía ejercer su poder de
forma directa sobre el territorio. Creó así la figura de los bailes, funcionarios reales que administraban justicia y
recaudaban tributos y sólo dependían del rey, al que rendían cuentas. Dependiendo de los bailes, los prebostes eran
también funcionarios reales que ejercían la misma labor en una determinada circunscripción o ciudad.

LOS CAPETO EN FRANCIA


Coronación como rey de Hugo Capeto (987-996), con unos recursos territoriales y financieros muy
pobres.
Logra el reconocimiento de su autoridad, eminentemente feudal al principio, más adelante revestida de
dignidad soberana.
Instauración de la El proceso de afianzamiento de la monarquía francesa fue lento. La consagración de los reyes en Reims
realeza en Francia fue un factor de prestigio. Una conquista fundamental fue la implantación del principio hereditario que
dio continuidad y estabilidad a la realeza de Francia.
En el entorno de los dominios reales (reducidos a la Île-de-France, en los alrededores de Paris) se
situaban los grandes principados feudales de Flandes, Normandía, Anjou, Guyenne (Aquitania),
Borgoña, Condado de Tolosa.
Luis VI Buen gobernante, que realza la dignidad real y protege a la Iglesia, cuyo apoyo
(1108-1137) fue decisivo. Logra imponerse en sus dominios a la nobleza levantisca.
Buen gobernante, contrajo matrimonio con la poderosa Leonor de Aquitania.
Luis VII Contó con el apoyo del abad Suger, buen administrador y cronista del Rey.
(1137-1180) La separación de Inés de Aquitania en 1152, que contrajo matrimonio a
continuación con Enrique II de Inglaterra (1154- 1189), tuvo fatales consecuencias.
Gran impulso a la monarquía francesa (“el más grande artífice de la unidad
francesa en la Edad Media”). Logró arrebatar muchos territorios a Enrique II de
Inglaterra.
Se inmiscuye en la vida feudal, exigiendo la prestación regular de las obligaciones
militares de sus vasallos, y funda un nuevo orden de funcionarios legistas y de
Afianzamiento de la carrera (baillis / baillages).
mornarquía Protege a la Iglesia, pero controla las elecciones episcopales.
Desarrolla París y confirma su capitalidad.
Felipe II Augusto En 1214 obtuvo una victoria decisiva para la monarquía francesa en Bouvines
(1180-1223) (frente a una coalición formada por el conde de Flandes, que rechazaba los
vínculos de vasallaje que le vinculaban al rey de Francia, y sus aliados, Juan sin
Tierra y el emperador Otón IV de Brunswick).
Se impone en el sur y logra dominar Aquitania, el espacio de la civilización
occitánica  Cruzada contra los cátaros o albigenses (Simón de Monfort. Batalla
de Muret en 1213) después de que fracasasen los intentos de evangelización
pacífica (Santo Domingo de Guzmán).
Al final, el condado de Tolosa revirtió sobre Luis VIII (1223-1226), hijo de Felipe
Augusto.

144
4.- LAS ISLAS BRITÁNICAS

Canuto el Grande fue proclamado rey de Inglaterra a la muerte del anglosajon Edmundo en 1017, de
Dinamarca (1018) y de Noruega (1028), logrando así la unión de los tres reinos. Canuto favoreció la fusión entre
anglosajones y daneses, incluso dando ejemplo, casándose con la mujer de Etelredo y repartiendo bienes entre los
daneses en Inglaterra.

Buscó el apoyo de la Iglesia y codificó las leyes eclesiásticas. Intentó contrapesar la influencia germánica de
sus territorios – pues alemanes eran los titulares de las sedes episcopales – favoreciendo la presencia de monjes
ingleses en Noruega y Dinamarca, a pesar de lo cual, mantuvo buenas relaciones con el Imperio. A su muerte
(1035), el reino se desmoronó, Noruega pasó a Magnus I e Inglaterra volvió a manos anglosajonas en la figura de
Eduardo el Confesor, hijo de Etelredo (1042 – 1066), que dedicó su reinado a intentar imponerse a los condes y
murió sin descendencia.

4.1 Los normandos en Inglaterra. La batalla de Hastings.


Eduardo y la asamblea de hombres sabios (Witenagemot) habían nombrado sucesor a Harold, Conde de
Wessex pero frente a él se alzaron el rey de Noruega, Haroldo II, al que venció y dio muerte en la batalla de
Stamford Bridge, y su primo Guillermo, duque de Normandía, al que Eduardo le había prometido la sucesión. De
este modo, junto a su ejército, Guillermo desembarcó en Inglaterra y derrotó a Harold en la batalla de Hastings, el 14
de octubre de 1066, inaugurando la dinastía normanda en la isla.

Guillermo I el Conquistador (1066 – 1087) luchó contra los anglosajones durante todo su reinado
para afianzar su poder y establecer una estructura feudal levantada a partir de la distribución de tierras entre sus
huestes, establecidas como la nueva élite del país, a cambio del servicio feudal. La nueva estructura convirtió a
Inglaterra en un estado más cohesionado y eficientemente administrado, además de en la primera monarquía
propiamente feudal, con el rey en la cima del poder y, bajo él, la nobleza prestándole acatamiento. Esta nueva
situación provocó que un vasallo del rey de Francia se convirtiese en soberano del país vecino, lo que sería una
fuente de futuros conflictos.

En el plano religioso, la jerarquía nacional fue sustituida por otra normanda, más cercana a Roma y
partidaria de las ideas reformistas a través de Lanfranco, nuevo arzobispo de Canterbury.

La nueva monarquía se convirtió en el puente entre los países nórdicos y el continente, lo que contribuyó a
su progreso económico. Por otro lado, con la intención de cuantificar las rentas correspondientes a la Corona,
Guillermo mandó hacer un inventario de los bienes rurales del clero y de la nobleza, resultando una obra llamada
Domesday Book (Libro del día de cuentas) concluida en 1086. Fue el primer inventario o censo de un reino durante
la Edad Media.

De este modo, Inglaterra se integró plenamente en la Europa feudal a través de la lengua, las
costumbres y la mentalidad francesas y de las corrientes espirituales de cluniacenses y cistercienses, lo
que supuso una amenaza para Francia cuando los normandos fueron sustituidos por los Anjou-Plantagenet.

4.2 Los sucesores de Guillermo I el Conquistador


A la muerte del Conquistador (1087), Inglaterra fue heredada por Guillermo II el Rojo (1087 – 1100) y el
ducado de Normandía por su hermano Roberto que, falto de dinero, hipotecó el ducado a Guillermo y marchó a la
Primera Cruzada.

145
Cuando Guillermo murió asesinado en 1100, en ausencia de Roberto, el tercer hijo del Conquistador,
Enrique I Beauclerc (1100 – 1035), se hizo con el trono. Consciente de su irregular obtención de la corona,
Enrique I concedió a los barones ciertos privilegios a través de una Carta de libertades. Cuando Roberto regresó de
Tierra Santa, reclamó el territorio, pero fue derrotado y hecho prisionero en Tinchebrai (1106). La muerte de Enrique
I sin herederos, estalló un conflicto entre su hija Matilde, casada con el conde de Anjou, Godofredo Plantagenet, y
Esteban de Blois, nieto del Conquistador, hasta que la nobleza decidió coronar a Esteban (1135 – 1154) por
considerarlo más débil. En estas circunstancias, Matilde desembarcó en Inglaterra y derrotó a Esteban,
mientras que Godofredo Plantagenet ocupaba el ducado de Normandía. Los barones no aceptaron a Matilde
así que, por el Tratado de Wallinford (1153), Esteban continuó siendo rey y a su muerte la corona pasaría a Enrique,
hijo de Matilde.

4.3 Los Anjou-Plantagenet


Ya antes de ser coronado en 1154, Enrique II unía en
su persona tres herencias:
- Inglaterra por parte de su madre Matilde,
- el ducado de Normandía y el condado de Anjou por
parte de su padre
- y el ducado de Aquitania gracias a su esposa, Leonor, lo
cual nos permite hablar de un Imperio angevino, ya que
llegó a reinar sobre Inglaterra, Napoles, Hungria y
Polonia.

Tras dominar la escasa resistencia de algunos nobles,


Enrique se hizo definitivamente con las riendas del reino y puso
en pleno vigor el escudage, impuesto feudal que sustituía al
servicio militar.

Reformó también el sistema judicial, introduciendo el


sistema de juicios con jurado, aboliendo la ordalía o juicio de
Dios, y promulgando un texto legal que fundía el derecho
consuetudinario con las assises, leyes elaboradas por expertos
en Derecho romano.

La afirmación del poder real se hizo también contra la Iglesia y sus privilegios. En 1164, se
promulgaron las Constituciones de Clarendon por las que se suprimía la inmunidad eclesiástica en materia civil y
criminal, se limitaban drásticamente las apelaciones a Roma y se sometía a los eclesiásticos a jurisdicción real.
Tomás Becket, canciller del rey y arzobispo de Canterbury, se enfrentó al monarca en defensa de las libertades
eclesiásticas y excomulgó a sus consejeros, hasta que finalmente se exilió a la corte de Luis VII de Francia. Tras una
aparente reconciliación, Tomás regresó a Inglaterra, pero fue asesinado en la catedral de Canterbury por algunos
caballeros (1170), por lo que el rey tuvo que hacer penitencia pública (1172) y reconocer parte de los privilegios a
la Iglesia.

Los últimos años del reinado de Enrique II estuvieron presididos por el enfrentamiento con sus hijos. En
1170, el monarca asoció al poder a su hijo Enrique el Joven, aunque ello no evitó que tanto él como sus hermanos se
enfrentasen con su padre, atizados por el rey Felipe II Augusto de Francia, de quien teóricamente el rey Enrique era
vasallo y con quien estaba enfrentado por la posesión del Berry, la Auvernia, el condado de Tolosa y el Vexín, situado
a las puertas de París.

146
Tras derrotar militarmente a su padre, Ricardo I Corazón de León (1189 – 1199) consiguió
imponerse a sus hermanos con la ayuda de su madre y, una vez coronado rey, marchó a la Tercera Cruzada (1190).
Conquistó Chipre a los bizantinos, lo que le enfrentó a Felipe II Augusto, que reclamaba la mitad de la isla. De
regreso a Inglaterra, fue detenido por el duque de Austria y liberado sólo después de un cuantioso rescate. Tras
cuatro años de ausencia y a pesar de que, durante su ausencia, su hermano Juan Sin Tierra había conspirado para
hacerse por el poder, acabó perdonándolo y nombrándolo su heredero, aunque antes había designado a su sobrino
Arturo.

Animados por Felipe II Augusto, los pequeños señores feudales de Normandía y Aquitania se revelaban
continuamente contra Ricardo I, que encontró la muerte durante un asedio en Limosín. A pesar de su escaso
éxito como gobernante, Ricardo I entró a formar parte de la leyenda como prototipo del caballero
medieval.

LAS ISLAS BRITÁNICAS


En el XI se imponen los daneses sobre los reinos de la Heptarquía (invasión en 1013)  Creación de un
Imperio nórdico con Canuto el Grande (1015-1035).
Antecedentes Con Eduardo el Confesor (1045-1066) tiene lugar un efímero período de restauración sajona. Una realeza
patriarcal sostenida por la aristocracia de sabios (witans); condados gobernados por earldormen y earl,
secundados por lugartenientes o sheriffs. La milicia o fyrd.
Sucesión problemática de San Eduardo > Dos candidatos emparentados con el rey: Harold, poderoso
Los normandos aristócrata anglosajón, y Guillermo el Bastardo, duque de Normandía. Éste último cruzó con su ejército el
en Inglaterra Canal de la Mancha e invadió Inglaterra (1066), con apoyo del papa Alejandro II  Batalla de Hastings
(reflejada en la extraordinaria Tapicería de Bayeux).
Llevó a cabo una hábil reorganización del reino de Inglaterra  Una monarquía centralizada que
aprovecha elementos de la época anglosajona sobre los que se yuxtapone una perfeccionada estructura
feudal de origen continental.
Guillermo el
- El Domesday Book.
Conquistador - Configuración de la nación anglonormanda.
(1066-1097) Reforma de la Iglesia, propiciada por Gregorio VII y apoyada por Guillermo. Penetración del latín, de
Cluny y Cister, de influjo francés. Fin del aislamiento tradicional.

Advino al trono tras un período de conflictos dinásticos.


Era hijo de Godofredo I, duque de Anjou y de Normandia, y de la emperatriz Matilde, hija del rey de
Inglaterra Enrique I y viuda del emperador Enrique V.
Enrique II Por sus ascendientes y por su matrimonio con la poderosa Leonor de Aquitania adquirió una triple
Plantagenet herencia: anglonormanda, angevina y aquitana  El imperio angevino.
(1154-1189) Las Constituciones de Clarendon (1164) provocaron un conflicto con la Iglesia. Tomás Becket, amigo y
consejero del rey, y arzobispo de Cantorbery, fue asesinado en 1170.
Sublevación generalizada contra Enrique, en la que intervienen Leonor de Aquitania y sus hijos, Ricardo y
Juan.
Ricardo Un reinado complejo. Su brillante participación en la Tercera Cruzada. Su prisión por Leopoldo de
Corazón de Austria. Derrota a Felipe Augusto de Francia en Freteval (1194).
León (1189-
1199)
Logró acceder al trono en 1202, tras vencer a sus oponentes.
Se enfrentó al rey de Francia Felipe Augusto (que le había confiscado Normandía) y fue derrotado en
Bouvines (1214), junto con una amplia coalición formada por el emperador Otón IV y por condes y duques
de Flandes.
Juan sin Tierra
Las pérdidas territoriales y el debilitamiento creciente del Imperio angevino desacreditaron a Juan.
Cuando el rey, en 1215, quiso cobrar un escudaje a los barones ingleses que no habían acudido a la
campaña de Francia, se produjo un enfrentamiento que se saldó con el otorgamiento por el rey de la
célebre Carta Magna.

147
5.- LAS MONARQUIAS EUROPEAS Y EL "DRANG NACH OSTEN"

La conversión de los príncipes de Polonia, Bohemia y Hungría amplió los límites de una cristiandad fijados
tradicionalmente en el Elba. El Imperio alemán se vio rodeado de una serie de estados y marcas que están
en continua efervescencia, especialmente en las zonas de contacto entre el mundo germánico, que intenta
imponerse, y el mundo eslavo y magiar, en menor medida, que opone su resistencia.

Polonia, que era el estado centroeuropeo de mayor extensión, se verá sometido a la presión germana
por el Oeste y el Norte y de los rusos de Kiev por el Este. La historia de este reino se vio mediatizada por la
presión de varios príncipes alemanes: Enrique el León, Duque de Baviera y Sajonia por el Norte y Oeste, al igual
que la de Alberto el Oso, fundador de la marca de Brandeburgo. Ambos son los artífices de la llamada Drang Nach
Osten o marcha hacia el Este, que supuso la colonización efectiva de las tierras situadas entre el Elba y el Óder,
ayudados por los monjes cistercienses, que deforestaron y pusieron en cultivo numerosas tierras, en una ardua y
lenta labor.

Bohemia se convirtió en un reducto eslavo en medio de la pleamar germánica. Sus duques, elegidos por
la nobleza entre los Premíslidas, se situaron pronto en la órbita del Imperio. Logran la corona real con Ladislao II
(1158-1174) gracias al apoyo prestado a Conrado III en la 2ª Cruzada y a su amistad con Federico I Barbarroja, los
duques son elevados al rango de monarcas electivos y desde Ottokar I (1198 – 1230) la monarquía se hace
hereditaria. Para estas fechas, la penetración de elementos germánicos había potenciado una intensa vida
mercantil y urbana que benefició enormemente a Bohemia.

Con Esteban I (997 – 1038), de la dinastía Arpad, Hungría se convirtió en un estado cristiano occidental,
sirviendo de puente entre el Reich alemán y Bizancio. Sus sucesores se enfrentaron a las presiones germánicas,
obra que culminó con Ladislao I (1077 – 1095), firmemente apoyado en el Papado. Los problemas del Imperio
permitieron a Hungría extender su influencia hacia el sur del Danubio y hacia los
Cárpatos, política que continuó Kalomán I (1095 – 1114) al incorporar a su reino Croacia, Dalmacia y Eslovenia. En el
siglo XII, Hungría sufrió la intromisión del Imperio bizantino y un aumento del poder de la nobleza, lo que provocó
la anarquía en el reino.

6.- LOS NORMANDOS DE SICILIA


6.1 La conquista normanda
La presencia de los normandos en el sur de Italia, dirigidos por varios clanes familiares, se produjo por la
llamada de los príncipes lombardos que requerían ayuda contra los bizantinos, aunque a la larga les permitió
labrarse unos estados personales no sujetos a ningún poder superior.

Los primeros normandos fueron llamados por los señores de Capua y Benevento para luchar
contra los bizantinos de Apulia y Calabria y, de resultas de las diversas campañas y de su hábil política, en 1042,
Drago de Altavilla consiguió un pequeño feudo en Venosa y su nombramiento como duque de Apulia y Calabria por
Enrique III gracias a sus conquistas en territorio bizantino.

Por su parte, otro cabecilla normando llamado Ricardo Rengot, conquisto Capua, Aversa y Gaeta, creando el
condado de Aversa. De este modo, a mediados del siglo XI, los condados de Aversa y Melfi quedaron
establecidos como núcleos del poder normando, sujetos al vasallaje del emperador Enrique III.

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Temeroso del aumento del poder de los normandos, el papa León IX organizó una coalición contra ellos,
siendo derrotado y hecho prisionero en la batalla de Civitate (1053). Debido a la buena disposición de los
normandos, que nunca quisieron enfrentarse al Papado, a partir de entonces se convirtieron en un magnífico aliado
del papado contra el Imperio bizantino y contra el Imperio Germánico. En 1059, el papa Nicolás II, invocando
la Donación de Constantino y a cambio de su vasallaje, nombró a Ricardo de Aversa príncipe de Capua, y a
Roberto Guiscardo, duque de Apulia, Calabria y Sicilia, territorios a cuya conquista se dedicó en los años siguientes
junto a su hermano Roger. Roberto Guiscardo atacó la costa de Benevento, bajo soberanía pontificia, por lo que fue
excomulgado. A pesar de ello, la necesidad de Gregorio VII de contar con un aliado frente a Enrique IV lo empujó a
llegar a un acuerdo con el normando, reconociendo sus conquistas y nombrándolo duque de Benevento (1080).

Roberto Guiscardo emprendió la conquista de Sicilia en 1061, en manos de los musulmanes de Túnez,
que habían desplazado a los bizantinos, aunque la población seguía siendo mayoritariamente cristiana, tarea que
logró en 1091. La conquista de Nápoles enfrentó a Ricardo y Roberto, por lo que la ciudad no cayó en manos
normandas hasta el 1137, en época de Roger II. Los ataques de Roberto Guiscardo en Epiro e Iliria provocaron una
alianza entre los bizantinos y Venecia, aunque la derrota de los griegos en Manzikert marcó su declive económico en
favor de Italia y los países europeos.

Roberto murió en 1085 en Cefalonia, mientras asediaba la ciudad. En Sicilia se alzaba con el poder su
hermano Roger I, que fue hecho Conde de Sicilia, gracias a la ayuda que prestó a su hermano Roberto, mientras que
su hijo menor Roger Borsa, se hacía con la herencia peninsular. Palermo fue conquistada en 1072, estableciéndose
allí la principal guarnición normanda.

6.2 Roger II
Tras la muerte de Roberto Guiscardo en 1085, el liderazgo de los Hauteville pasó a Roger y, a través de él, a
uno de los hijos de su tercer matrimonio, el futuro Roger II (1105 – 1154), que reunió bajo su mano a todos los
dominios normandos de Italia, los convirtió en reino y los organizó de forma eficiente.

A la muerte de su primo Guillermo en 1127, impuso su poder y usurpó los derechos que tenía Bohemundo II
de Antioquía – hijo de Roberto Guiscardo - sobre los ducados de Apulia y Calabria, lo que provocó que el papa
Honorio II lo excomulgara. Tras la muerte de Honorio II, Roger II apoyó la candidatura del antipapa Anacleto II, lo que
le valió su coronación como rey de Sicilia en 1130. En 1137, Roger II conquistó Nápoles, convirtiéndose en
príncipe de Capua y en 1140 reorganizó el reino bajo las Leyes de Ariano, centralizando el poder y limitando los
privilegios de los señores feudales, a los que tuvo que enfrentarse.

Le sucedió su hijo Guillermo I (1154 – 1166) que, enfrentado al papa Adriano IV, fue excomulgado y tuvo
que lidiar con una rebelión nobiliaria. De su matrimonio con Margarita de Navarra, tuvo varios hijos, entre los que
repartió Apulia y Calabria y dejó Sicilia para Guillermo II (1166 – 1189) quien, falto de descendencia, nombró
heredera a su tía Constanza, a la que casó con Enrique, hijo de Federico I Barbarroja. Frente a ella se alzó Tancredo,
conde de Lecce y nieto de Roger II, que fue reconocido como rey por el papa Clemente III y coronado en Palermo.
Tras la muerte de Tancredo en 1194, el reino de Sicilia acabó cayendo en manos de Enrique VI
Hohenstaufen, que poco después entró en Palermo, apresando a la familia de Tancredo y terminando así con el
reino normando de Sicilia.

149
7.- LOS PRINCIPADOS RUSOS

Tanto el principado de Kiev como el resto de principados rusos se conformaron gracias al armazón
político que les otorgó el elemento varego y a su entrada en la órbita ortodoxa a través de las influencias
bizantinas. En 980, el nieto de Igor de Kiev, Vladimiro I, se convirtió en príncipe de Novgorod y Kiev (980 – 1015).
Tras unos años de extender y organizar su principado, decidido aliarse con Bizancio, se convirtió al cristianismo y
tomó en matrimonio a la hermana de Basilio II, la princesa Ana (988).

El sistema sucesorio del principado, que preveía su reparto entre los hijos del príncipe, supuso un constante
problema para su unidad, que sólo se mantuvo en contadas ocasiones, y facilitó la intervención de los estados
asiáticos vecinos, pechenegos y cumanos. Uno de los hijos de Vladimiro I, Yaroslav el Sabio (1016 – 1054), que
había heredado el principado de Novgorod, luchó contra sus hermanos por el principado de Kiev, saliendo
finalmente victorioso y uniendo de nuevo ambos territorios. Construyó una línea defensiva de fuertes contra los
invasores nómadas y venció a los pechenegos en 1034, sin embargo, ello no evitó luchas intestinas que
progresivamente condenaron al principado a perder influencia frente al principado de Suzdal. En 1169,
Andrés Bogoliuski, príncipe de Suzdal, saqueó Kiev y, ya en el siglo XIII, cumanos (1203) y mongoles (1240),
asestaron el golpe de gracia al principado, aunque Kiev supo conservar su prestigio moral y su vínculo con Bizancio.

Las invasiones de los cumanos hicieron que el sur de desplomara mientras que en el norte se formaban las
repúblicas de mercaderes de Novgorod y Pskóv, con relación comercial con los estados bálticos, y en el noreste, los
principados de Suzdal, Moscú, etc., entre los que Suzdal recogió la herencia de Kiev y constituyó el cimiento del
futuro estado ruso.

La economía de estos principados fue esencialmente agrícola (cereales y pastos). El Gran Príncipe
era propietario de todas las tierras y, aún cuando los campesinos eran libres, su situación se fue degradando
progresivamente, volviéndose cada vez más dependientes (smerdy) de los grandes propietarios. Debido a las deudas
acumuladas, debían cumplir con ciertas obligaciones con sus acreedores hasta devolver, disfrutando de una
condición de semilibertad (zakupy), aunque en muchos casos, las malas cosechas y las guerras acababan
convirtiéndolos en siervos (kolopy). Los grandes terratenientes disponían de abundantes bienes gracias a sus
propiedades y cargos, incrementándolos mediante el préstamo y la adquisición de nuevas tierras. Los príncipes
agravaron la situación de los campesinos y beneficiaron a los boyardos, miembros de su séquito
(Drushina), que le aconsejaban y le asistían en la administración del territorio. Sus lazos con el príncipe no eran
indisolubles y, aunque en principio constituían un grupo militar, poco a poco aumentaron sus propiedades hasta
formar enormes señoríos.

La vida urbana apareció en la zona hacia el siglo IX. Los primeros núcleos acogieron a jornaleros,
fugitivos y soldados, aunque prevaleciendo un carácter militar-defensivo. Más tarde se incorporaron comerciantes
y artesanos, organizándose una economía rural y una rudimentaria administración dirigida por una
asamblea (vetché), que colaboraba con los funcionarios del príncipe. En las ciudades pronto se formaron barrios
donde se concentraban los extranjeros (varegos, judíos, armenios, alemanes). La mayor parte del volumen comercial
pertenecía al príncipe, que recibía los tributos en especie. Los excedentes se enviaban en una caravana a
Constantinopla, aunque este comercio internacional cesó por la presión de los cumanos y los problemas internos de
Rusia.

150
EL PRINCIPADO DE KIEV
El príncipe Oleg (882-912) impone vasallaje a los principados vecinos. Comercio activo con Bizancio y Escandinavia
Auge con Igor (912-945) y Sviatoslav (964-972): Campañas contra Constantinopla, disputan al basileus la Bulgaria
danubiana, saquean Polonia, castigan a pechenegos y jázaros.
Vladimiro I el Grande (980-1015) consolidó el principado. Se le considera el fundador del estado ruso, al que aseguró
un lugar en la cristiandad al convertirse al cristianismo para casarse con Ana Porfirogéneta, hermana del emperador
Basilio II. Vladimiro evitó someterse al Imperio bizantino, mantuvo contactos con la Iglesia romana y se situó bajo
la protección del patriarca búlgaro.
A partir del s. XI ya se puede hablar de Rusia, habiéndose fusionado los aventureros escandinavos (que le dieron
nombre al conjunto de los eslavos orientales) con los notables indígenas. En el s. XII se asiste al desarrollo de un
cierto espíritu nacional (las fuentes aluden a la “tierra rusa”).
Tras la destrucción del Imperio búlgaro (1018), el influjo eclesiástico y cultural bizantino se incrementa. El primer
código ruso (Rússkaia Pravda) fue de origen eclesiástico y mezcla derecho bizantino con costumbres locales.
Apogeo comercial y cultural (Santa Sofía de Kiev) con Yaroslav (1019-1054).
La sociedad de los principados rusos presenta una organización distinta del feudalismo occidental:
- la Iglesia y sus protegidos no se mezclan en las querellas entre príncipes;
- cada ciudad importante tenía un vieche (consejo de jefes de familia), en el que destacaban los comerciantes;
esta asamblea pactaba con el príncipe local e intervenía en su elección;
- el príncipe asistido por una guardia (druzhina), dividida entre boyardos y cadetes;
- beneficios comerciales y botín de guerra permitieron a los boyardos formar grandes propiedades; por
debajo estaban los aparceros y los esclavos capturados en las guerras, muy numerosos.
La decadencia de Kiev resultó de varios factores:
- las querellas sucesorias favorecidas por el sistema de sucesión mediante turno entre hijos;
- la invasión de los bárbaros pólovtsi (cumanos) que sustituyen a los pechenegos e imposibilitaron el comercio
por Dniéper;
- la expansión de los pisanos y genoveses que abrieron la ruta comercial entre Occidente y Bizancio;
- el auge de otros centros y principados.
Se abre un período complejo. Los principados de SO son escenario de luchas entre boyardos y príncipes. El
principado de Súzdal, luego de Vladimir-Súzdal en auge a principios del XI (uno de sus príncipes fundó Moscú), así
como, al norte, el principado de Novgorod.

8.- LA PENíNSULA IBÉRICA

Como hemos visto anteriormente, la muerte de Almanzor, en el 1002, y la progresiva desintegración del
Califato de Córdoba, dieron a los estados hispano-cristianos una indudable pujanza.

Los avances del monarca castellano-leonés Fernando I (1035 – 1065) hacia la línea del Mondego y el
sometimiento de algunos reyezuelos islámicos, tuvieron su prosecución en la labor de su hijo Alfonso VI (1065 –
1109). La toma de Toledo, en 1085, además de estar cargada de un profundo contenido político – por ser la
antigua capital visigoda y símbolo de la unidad de la Península -, supuso el desplome de la línea de defensa islámica.
Esta victoria generó un sentimiento de recuperación activa de toda la Península, de modo que Alfonso VI fijó su
objetivo en la línea del Tajo, Aragón lo estableció en el Ebro y el condado de Barcelona en la llamada Cataluña
Nueva. Por primera vez se pensó en la unión mediante matrimonio de Castilla y Aragón y, aunque esta iniciativa
fracasó, sí se produjo la unión del reino de Aragón con el condado de Barcelona, dando así su primer paso
la unión catalano-aragonesa.

La arrolladora contraofensiva de los fanáticos almorávides, que consolidó la unidad de los reinos en
torno a la idea de Cristiandad – en España y en Europa -, supuso algunas derrotas para el monarca castellano-leonés
en al-Zalaca (1086) o Uclés (1108), aunque la frontera no retrocedió.

En la segunda mitad del siglo XII, Castilla y León, cada una por su cuenta, prosiguieron la
consolidación de posiciones en La Mancha y en la actual Extremadura, respectivamente, pero los almohades,
pusieron entonces en serio peligro la frontera e incluso derrotaron al monarca castellano, Alfonso VIII de Castilla

151
(1158 –1214), en Alarcos (1195). En 1212, el mismo Alfonso VIII se tomó la revancha y, al frente de una gran
coalición de reyes hispano-cristianos, derrotó a los almohades en las Navas de Tolosa, abriendo así los
pasos de Sierra Morena para la conquista de Andalucía. Con Fernando III, rey de Castilla (1217 – 1252) y de
León (1230 – 1252). Ambos reinos volvieron a unirse en uno sólo.

Alfonso VI de Castilla (1065 – 1109) otorgó a su hija Teresa, casada con Enrique de Borgoña, el condado de
Portugal, dependiente del reino castellano-leonés. El heredero de Teresa, Alfonso Enríquez, consolidó su posición
pactando con su primo, Alfonso VII y, en 1139, tras vencer a los musulmanes en Ourique, obtuvo el apoyo del
papa Alejandro III para proclamar la independencia. Con un fuerte ánimo reconquistador, pronto se tomó
Lisboa (1147) y se rebasó el Tajo.

En la reconquista de territorios de los territorios de la Península Ibérica participaron nobles europeos y,


como en Tierra Santa, se crearon nuevas Órdenes Militares a las que los monarcas concedieron extensos latifundios
en la Meseta Sur cuya economía se sustentaba en la ganadería, a diferencia de las comunidades concejiles y
agrícolas de la Meseta Norte.

FUENTES
Sobre la Guerra de las Investiduras
 Anónimo Normando. De consagratione pontificum et regum. Es un líbelo de los s. XI y XII donde se critica el
primado de la sede romana y el papa.
 Benzón de Alba. (m.1094) Obispo de Alba. Ad Heiricum IV imperatorem libri VII
 Guido de Ferrara
 Hugo de Flavigny. Abad que intervino activamente en Francia e Italia en la lucha de las investiduras. Autor
de un Chronicón que llega hasta el año 1102.

Sobre Federico I y sus luchas en Italia


 Caffaro (1080-1166). Autos de unos anales y una historia, sobre acciones en las que participó la armada
genovesa
 Fonti per la Storia d'Italia. Diversos tomos
 Godofredo de Viterbo. Estuvo al servicio de Conrado II y Federico I. Gesta Frederici. Es Historia de primera
mano.
 Otón de Frisinga. (1114-1158??) Obispo y tio de Federico I. Gesta Frederici I Imperatore. El autor mejor
informado de este periodo.

Para la conquista de Inglaterra por los normandos


 Guillermo de Malmesbury. (1090-1143??) Gesta regum Anglorum y Gesta Pontificum Anglorum.
 Guillermo de Poitiers. (1010-1087). Monje normando y capellán, coetáneo de los hechos que narra en varias
obras.
 Orderico Vital. (1075-1142). Insustituible para este periodo, de origen anglonormando. Autor de la Historia
Eclessiastica
 Roberto Wace. (m. 1174). Clérigo al servicio de Enrique II Plantagenet. Narra la historia de los duques
normandos desde Guillermo el Conquistador hasta 1174

152
Para el reino de Sicilia
 Alejandro de Telese. (m. 1136) Abad que documentó muy bien desde 1127 las gestas de Roger II
 Hugo Falcando. (s. XII) testigo de la vida de la corte, que describió, sobre todo de los periodods de Guillermo
I y II
 Guillermo de Apulia. (s. XI-XII). Escritor al servicio de Roger Borsa, que escribió sobre las gestas de Roberto
Guiscardo, muy sesgado por antibizantino.
 Godofredo Malatierra. (S. XI) Monje benedictino, al servicio del Obispo de Catania. Escribio Sobre Roger II y
Roberto Guiscardo, muy importante para este periodo

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TEMA 12.- SOCIEDAD Y PRODUCCION EN
LA EUROPA OCCIDENTAL (SIGLOS VII-XII)
1.- LA SOCIEDAD FEUDAL

Ya en época feudal, desde los tiempos carolingios, se establecieron vínculos de dependencia entre hombres
libres que tuvieron sus precedentes entre los francos y visigodos. Los monarcas germánicos se rodeaban de jóvenes
guerreros que le juraban fidelidad y, a cambio, recibían cobijo en su palacio, alimentación, el equipo necesario y
formación en el ejercicio de las armas. A los miembros de este grupo se los denominó antrustiones o leudes entre
los francos y gardingos entre los visigodos. El término latino los define como fidelis regis. Más tarde, se lo conoció
como vassi, término del que deriva vassus y vassallus, término que acabó cobrando una extraordinaria fortuna.

Con el tiempo, a cambio de los servicios (in stipendium) de sus vassi, los reyes les entregaban un beneficium
en forma de armas en plena propiedad o, más generalmente, de tierras en tenencia, en las que el dueño se
reservaba la plena propiedad y cuya concesión podía ser revocada a su voluntad. El beneficiado debía y reconocía a
su señor un fidele obsequium y un sincerum servitium. Esta fue la forma que empleó Carlos Martel para
premiar a sus caballeros y, al no disponer de tierras propias suficientes, empleó las de la Iglesia, conservando esta
la nuda propiedad. El beneficium se caracteriza por su revocabilidad, lo que lo asemeja al praecarium
romano.

Introducción
Evolución general de sociedad/economía en el tránsito a la plena Edad Media (fines X-XIII)
El largo período que transcurre desde el s. V hasta el XII presenta en Occidente dos momentos distintos de desigual
duración:
Un período de medio milenio (alta Edad Media), hasta el siglo X, caracterizado por la atonía de la vida urbana, el
Hasta el s. X predominio del sector agrario, un muy escaso dinamismo comercial y un relativo estancamiento demográfico. A
partir del siglo IX se asiste al desarrollo de la sociedad feudal.
Desde fines del X  Inicio de un proceso de expansión general en Occidente que desemboca en la plena Edad Media.
“Occidente se anima y se hace conquistador”.
Nuevas roturaciones, expansión demográfica, inicios de proceso de desarrollo urbano (comienza la llamada
revolución urbana), renacer de manufacturas y del comercio.
Innovaciones técnicas (en el ámbito agrícola, manufacturero y en medios de transporte).
Proceso favorecido por un contexto general de creciente estabilidad política y social 
 Consolidación de las monarquías feudales frente a la atomización feudal;
 afianzamiento de la justicia real y señorial;
 regulación de la vida urbana;
Etapa de
 implantación de instituciones jurídicas pacificadoras frente a la venganza privada y el bandidaje: “paz de
reactivación
Dios”, “paz de la casa”, “paz de los caminos”.
Finalización de la segunda oleada de invasiones
 Asentamiento de los magiares y normandos;
 ocaso del Califato cordobés;
 ocupación por normandos (Sicilia) y aragoneses (Baleares) de los emporios piráticos musulmanes en el
Mediterráneo central.
Proyección exterior  Expansión comercial, comienzo de las cruzadas.
Dificultad de precisar qué precedió en ese proceso expansivo y de consolidación de Occidente, si el impulso de los
poderes políticos (factor de orden) o el impulso de la circulación de bienes.

1.1 El vasallaje en época carolingia


Con el fin de consolidar su autoridad, de ejercer el control sobre los grandes propietarios y de asegurarse el
servicio militar, los monarcas carolingios fomentaron el vasallaje hacia su persona mediante vínculos de

154
fidelidad. De este modo, más allá del grupo de los fidelis regis, el monarca se aseguraba el control sobre vastos
territorios, ampliados con nuevas conquistas, y sobre numerosas personas, a las que llegaba así su autoridad.

Carlomagno también fomentó el vasallaje hacia su persona, de modo que pudo disponer de un fiel ejército
propio, al margen del que le proporcionaban los grandes señores. Por su parte, la paga en tierras para aquéllos que
se ponían al servicio del rey llevó a condes, obispos y abades a ver en el servicio real un modo de ensanchar sus
posesiones. Ante la utilidad del sistema, Carlomagno fomentó que los principales vasallos animasen al subvasallaje
respecto a otros hombres libres, tejiendo así una red de lazos que
abarcara a todos los hombres libres del reino. A pesar de todo, el
sistema se debilitó cuando al frente del reino se colocó un
monarca poco carismático y, especialmente, a medida que se
interponían señores entre el él y los hombres libres, de modo
que los señores de las zonas más alejadas fueron relajando su
dependencia y la de sus vasallos del poder central.

a) El beneficio
Los condes, abades, obispos u hombres libres que se convertían en vasallos del rey recibían un beneficio
consistente en tierras (casati) o en cargos (honor) que proporcionaban unas rentas procedentes de las
tierras adscritas al cargo en cuestión. Los vasallos de los reyes carolingios recibieron tierras reales, bienes fiscales,
tierras de la Iglesia y tierras recién conquistadas donde era necesario instalar personas fieles para afirmar la
autoridad real.

De su beneficio, el vasallo obtenía unas rentas que le permitían vivir y asistir a su señor en caso
necesario, de donde se deduce que, en un primer momento, hubo una subordinación del beneficio respecto al
vasallaje. De este modo, al cesar el vasallaje cesaba también el beneficio por lo que los señores vigilaban para
evitar que los vasallos que habían recibido tierras no las convirtiesen en propiedad privada (alodios).

El sistema entró en crisis por dos motivos. Las luchas entre los hijos de Luis el Piadoso provocaron la
adscripción de los señores a uno u otro bando y, según las victorias y las derrotas, se producían continuas
confiscaciones y redistribuciones de tierras y cargos. Esta circunstancia fue aprovechada por los grandes señores
para vender cara su fidelidad y su apoyo militar, debilitando así al poder real.

Por otro lado, las invasiones normandas demostraron que sólo los señores laicos y los eclesiásticos podían
organizar una resistencia frente al enemigo y proteger a los campesinos, lo que aumentó su dependencia hacia
ellos. Castillos y monasterios eran lugares de refugio para los campesinos, que veían de esta forma que sus señores
eran los que podían protegerles.

La crisis del sistema también se debió a la equiparación entre el cargo público y el beneficio, de modo
que los condes consideraron su propio cargo público como un beneficio, cuando el beneficio era, en realidad, el
disfrute de los bienes adscritos al cargo, el producto de las penas impuestas por los tribunales y cuantas
retribuciones reportasen el ejercicio de la autoridad real. Esta situación comenzó a detectarse desde los últimos
años de Carlomagno.

155
b) Transmisión de beneficios
Inicialmente, existía una clara distinción entre honor y beneficio. El honor implicaba el desempeño de
un cargo público (condado, obispado, abadía) y el disfrute de las correspondientes rentas, y podía ser
revocado a voluntad del monarca. A pesar de ello, el señor que concedía un beneficio no podía retirarlo sin un
motivo justificado o sin indemnizar al vasallo por un valor equivalente a del beneficio.

Lo cierto es que, a partir del reinado de Carlos el Calvo, fue muy difícil desposeer a alguien de su
cargo pues el rey no tenía fuerza suficiente, situación reconocida de facto en la Asamblea de Coulaines (843),
donde el rey se comprometió a no despojar a la Iglesia de sus propiedades y a los nobles de sus cargos,
considerándolos liberados de su juramento de fidelidad en caso de desposeerlos. El rey no lo era por la gracia de
Dios, sino por un pacto de fidelidad con sus vasallos.

Carlos El Calvo, nieto de Carlomagno, había distribuido gran cantidad de tierras entre la nobleza,
dejando sin bienes a la monarquía y, por tanto, sin capacidad para atraer nuevos vasallos o de mantener
a los que ya tenía. Los condes asimilaron sus honores a los simples beneficios y los convirtieron en
inamovibles en vida y, aunque teóricamente el rey podía recuperar el condado tras la muerte de su titular,
esto prácticamente no ocurrió.

Carlos el Calvo, en vísperas de su viaje a Italia, con el fin de garantizarse la lealtad de los señores
durante su ausencia, reunió una asamblea en Quierzy-Sur-Oise que promulgó una capitular según la cual se
reconocía el derecho preferente de los hijos de los condes y otros vasallos para ocupar sus beneficios a la
muerte de sus padres. La medida no tenía más alcance que el tiempo que durase la expedición sobre Italia, sin
embargo, sentó las bases para que en un futuro adquiriese fuerza legal. A partir de entonces,
previamente a su elección, los reyes debían jurar mantener los derechos de sus fieles, lo que supuso un
cambio enorme al anteponer el beneficio al vasallaje.

Además de la tierra, también la autoridad y el ejercicio de las funciones públicas pasaron de manos
del rey a las de los vasallos. La disgregación política, producto de los mecanismos de la feudalidad provocó, desde
finales del siglo IX, una regionalización del poder en la que los poderes locales ejercen su autoridad en
nombre propio y en su propio beneficio. La presencia de normandos y sarracenos estimuló que los señores
defendiesen desde sus castillos a los campesinos de sus nuevas propiedades. En estas circunstancias, el poder de
ban, por el que inicialmente sólo el monarca podía convocar a los hombres libres para la guerra y juzgarlos
por sus delitos, fue usurpado por los condes, que los aplicaron sobre los hombres de sus condados.

c) El feudo
Desde principios del siglo X, el feudo, palabra derivada del franco fehu o feod y que designaba ganados o
bienes, es equivalente al beneficio, según la definición que dan Las Partidas de Alfonso X.

La palabra feudo designa también la fusión entre beneficio y vasallaje, dando lugar a un tipo de
contrato por el que el señor cede un beneficio a su vasallo a cambio de su fidelidad y ayuda. De este modo,
el contrato tiene un elemento personal (vasallaje) y otro real (beneficio).

Este tipo de compromiso se generalizó en el siglo XII en Italia y Francia y en el XIII e Alemania, aunque en
España fue muy raro, excepto en Cataluña, que giraba en torno al reino franco.

156
d) El homenaje feudal
La ceremonia en la que se establecía el pacto vasallático constaba de tres partes:
 Se iniciaba con la inmixtio manuum durante la cual el vasallo juntaba las manos entre las de su señor para
sellar el pacto.
 A continuación, se producía el juramento de fidelidad del vasallo hacia su señor prestado sobre los
evangelios o sobre una reliquia para resaltar su carácter sagrado, poniendo a Dios por testigo, siendo
considerada la ruptura como un perjurio.
 Finalmente, el señor entregaba a su vasallo un objeto que simbolizaba el feudo, como un bastón, una rama,
un poco de tierra, un anillo o un báculo, en caso de un obispado u abadía.

1.2 Las obligaciones contractuales


En el año 1020 Fulberto de Chrartres, escribió una carta al duque Guillermo V de Aquitania, en la que le
exponía cuales eran las obligaciones de un vasallo para su señor, resumiéndose en dos: el auxilium y el
consilium.

a) El auxilium
El auxilium o ayuda que el vasallo debía prestar a su señor era, en principio, de carácter militar, tanto de
tipo defensivo como ofensivo (ostes), en correrías de corta duración (cavalcatas) a título gratuito.
Inicialmente no tenían un límite de duración, aunque más tarde se fijó en cuarenta días y, en caso de superarse
este límite, el señor debía pagar un sueldo al vasallo.

El vasallo debía actuar de escolta personal, guardar el castillo de su señor, pagar parte del rescate de su
señor si caía prisionero, ayudarle económicamente si partía a la Cruzada, etc.

b) El consilium
El vasallo cumplía con su deber de consejo acudiendo a la corte y asesorando a su señor en asuntos
judiciales. Formaba también parte de la corte en las fiestas señaladas, aunque los gastos corrían a cargo del señor,
que ofrecía alojamiento, comida y regalos a sus vasallos. El señor, además de entregarle el feudo a su vasallo,
estaba obligado a defenderlo contra sus enemigos, a garantizarle justicia y a serle valedor frente a otros señores.

1.3 La primacía del feudo


Inicialmente, en el feudo-contrato establecido entre el señor y su vasallo era más importante el lazo personal
entre ambos que el beneficio. Sin embargo, desde el siglo XI, los aspectos económicos comenzaron a pesar
más que los personales, especialmente cuando el vasallo consiguió hacer hereditario su feudo. Ello tendió a
aflojar los vínculos entre el vasallo y su señor, a lo que no ayudaba que la ceremonia de vasallaje se repitiese cada
vez que se producía una sucesión, lo que debilitaba los lazos de unión entre ambas partes.

Desde el siglo XI, previa devolución del feudo, el vasallo pudo romper los lazos con su señor y buscar uno o
varios nuevos señores, lo que constituyó una fuente de conflictos. También ocurrió que algunos vasallos
superaron en bienes a sus señores, rompiéndose el equilibrio entre las obligaciones de ambas partes a
favor del más fuerte.

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Aunque mayoritariamente existía una relación directa entre el feudo y la tierra, en época posterior surgió un
tipo de feudo llamado de bolsa o de renta basado en la percepción de rentas dinerarias, procedentes de multas,
peajes, impuestos, etc. Incluso se dará el caso de contratación de caballeros sin recursos con su sueldo a cargo del
tesoro del señor.

A partir del siglo XII, una vez patrimonializados los feudos, las obligaciones feudales se convirtieron
en algo más teórico que real. La ayuda militar perdió importancia y los señores empezaron a pagar a sus vasallos
para contar con su ayuda. En Inglaterra, los Plantagenet implantaron el escutage, que permitía a sus vasallos
esquivar el servicio de las armas mediante el pago de una tasa. Este sistema permitió a los monarcas ingleses
disponer de dinero suficiente para contratar tropas más valiosas y leales. De esta manera, el sistema feudal
degenera, enfrentando a sus miembros a un continuo conflicto de intereses.

LA SOCIEDAD FEUDAL
La implantación del régimen feudal en Europa se produjo durante los siglos IX-X (época de las segundas
invasiones), cuando, con el ocaso del imperio carolingio, la asociación del vasallaje y del beneficio se consolidó,
generalizándose a través del contrato denominado feudo.
El feudo adquiere entonces el rango de vínculo principal de dependencia (con el correlato de la obligación de
Introducción asistencia personal y militar) entre el rey y los grandes señores territoriales, y entre éstos y los restantes niveles
de vasallos existentes.
Se constituyó así en Europa un entramado de relaciones de dependencia y obligaciones reciprocas, la llamada
pirámide feudal, que articuló en sus manifestaciones reales, militares y políticas más características, a la sociedad
militar y agraria de la Plena Edad Media.
Antecedentes: En el entorno inmediato de los reyes visigodos y francos  Existencia de un conjunto de fideles regis
(antrustiones, leudes, gardingos), de condición social más o menos aristocrática, que juran servirles fielmente y
Prefeudalismo
disfrutan de compensaciones económicas, así como de un estatus privilegiado.
visigótico y Formación de clientelas en torno al rey y a los poderosos mediante recomendación, institución de época
franco merovingia, derivada a la vez de la commendatio romana y del séquito germánico (Gefolge)

158
Los clientes eran originariamente gentes humildes, subordinadas a un señor (ingenui in obsequio; a partir del VIII
se introduce el término vassi o vassali = vasallos), que eran “alimentados” directamente o, en su caso,
retribuidos con tierras cedidas normalmente con carácter vitalicio (tenencias en beneficio) o en precario.
Tesis de Claudio Sánchez-Albornoz: prefeudalismo visigótico que Carlos Martel adoptó para disponer de tropas
de caballería frente a la amenaza musulmana.
La fidelidad a la monarquía de los grandes y medianos propietarios (que constituyen el medio social dominante)
se asegura mediante el recurso en gran escala al vasallaje y el beneficio.
La unión entre la recomendación y el beneficio, que era accidental antes del s. VIII, se amplia y difunde
socialmente en tiempos de Pipino el Breve y de Carlomagno.
Acontecimiento principal > La incorporación del vasallaje al Estado a partir del 751. El vasallaje pasa así a
convertirse, por voluntad de Pipino y de Carlomagno, en la armazón integrador del reino franco
Los ritos se precisan Homenaje (= acto formal de recomendación o autoentrega) y juramento de fidelidad
por el vasallo; investidura del beneficio (simbolizado por un objeto entregado por el señor). Originariamente el
beneficio tenía por objeto que el vasallo pudiera cumplir el servicio militar debidamente equipado.
El vasallaje se amplia a propietarios medios y a la alta aristocracia > Carlomagno multiplica los vasallos propios:
Imperio
mantiene a unos directamente (pauperiores vassi de infra palatio) y dota de tierras a otros (vassi dominici, de
carolingio
alto prestigio, empleados en funciones varias, como la formación de colonias militares).
El rey/emperador invita a los agentes públicos, condes, duques y dignatarios eclesiásticos, a convertirse en
vasallos suyos, remunerados con beneficios vinculados al desempeño de sus honores > El servicio vinculado al
cargo se refuerza con la fidelidad debida a la condición de vasallos.
Finalmente, Carlomagno anima a sus vasallos personales a que, a su vez, vinculen a ellos el mayor número
posible de hombres libres De ese modo el vasallaje real y el vasallaje privado se complementan,
constituyendo una cadena de fidelidades de abajo a arriba, destinada a fortalecer la autoridad del rey y a realizar
economías (los grandes retribuyen, mediante beneficios detraídos de sus propias tierras o rentas, a sus vasallos:
todos ellos servirán al rey, bajo determinadas condiciones). Los vasallos se convirtieron de ese modo en
componente nuclear del ejército franco.
Al desparecer la autoridad fuerte y central de Carlomagno el Imperio se cuartea y, con él, todo el sistema
vasallático, que, a pesar de su coherencia aparente, adolecía de severas deficiencias derivadas del empleo de la
tierra como medio de remuneración.
A lo largo del s. IX la distinción, inicialmente clara, entre honor (el desempeño revocable de un cargo público) y el
beneficio anejo a aquél, se desdibuja, de modo que los vasallos del monarca, de fidelidad muchas veces dudosa,
tenderán a apropiarse ambos y, desvirtuada la noción de servicio público, a transmitirlos a sus sucesores.
El proceso se consolidó en la segunda mitad del siglo, con el subsiguiente debilitamiento del poder real (el rey
Ocaso del quedó, en la práctica, convertido en un primus inter pares), sin medios para destituir o castigar a los vasallos
Imperio infieles.
carolingio El reinado de Carlos el Calvo (840-877), que distribuyó tierras entre sus nobles en proporción muy superior a
Carlomagno, fue particularmente decisivo en ese proceso > Dos hitos significativos:
 En la asamblea de Coulaines (843) Carlos el Calvo dio garantías a sus vasallos, laicos y eclesiásticos, de
que no serían despojados de sus beneficios.
 o En la asamblea de Quierzy-sur-Oise (877) aceptó el carácter heredable de los beneficios en la persona
de los hijos de sus titulares. Así, el disfrute del beneficio quedaba jurídicamente antepuesto al
vasallaje.
De fehu, feod (= ganados o bienes). Significa inicialmente beneficio y, desde s. X, la asociación entre beneficio y
vasallaje.
El feudo
El homenaje feudal  inmixtio manum, juramento de fidelidad, entrega de un objeto simbólico.
Obligaciones feudales  auxilium; eminentemente militar, y consilium.

2.- GEOGRAFIA DEL FEUDALISMO

a) FRANCIA
Con vistas a contener la expansión musulmana, Carlos Martel necesitó crear una potente caballería, por lo
que repartió generosamente tierras en régimen de usufructo entre sus vasallos para que éstos pudieran
procurarse su manutención y equipo de guerra. De este modo, es posible afirmar que la dinastía carolingia fue
la que empezó a aplicar el sistema feudal en sus dominios territoriales.

Paradójicamente, también fue en Francia donde se inició el resurgimiento de la monarquía de manos de la


dinastía Capeto, monarquía feudal por excelencia, cuyos dominios estaban mayoritariamente infeudados y donde
primero se aplicó el principio de afirmación real. Para todo ello, los Capeto contaron con el apoyo de la Iglesia
debido a su capacidad de nombrar obispos y abades que, al no poder consolidar sus propias dinastías familiares,

159
ponían la fidelidad de sus vasallos en manos del rey. De este modo, apoyados en sus propios vasallos, en la fidelidad
de obispos y abades, en el vasallaje del resto de señores franceses y en el prestigio que les otorgaba la unción con
óleo santo durante la ceremonia de consagración real, los Capeto fueron afirmando, muy lentamente, su
preeminencia sobre todos ellos.

En general, es posible afirmar que en los territorios donde se instalaron los francos el feudalismo se
impuso con fuerza mientras que donde constituían una minoría, como en el sur de Francia, el feudalismo
tuvo menos fuerza y adquirió connotaciones diversas.

b) ESPAÑA

Los condes de Septimania y de la Marca Hispánica, así como los obispos y los abades de la zona
gozaron de una consideración espacial por parte de los carolingios y, ya desde finales del siglo IX, eran prácticamente
independientes. De este modo, los condes de Barcelona-Urgel, Pallars-Ribagorza y Ampurias-Rosellón se
convirtieron en las cabezas de otras tantas dinastías alrededor de las cuales se articuló un sistema feudal
propio.

El reino de León no vivió una fragmentación del poder real ni estableció unas instituciones
feudales como en el resto de Europa, pues la reconquista puso en manos del monarca tierras suficientes para
repartir entre sus vasallos. La lucha contra el Islam permitió al rey aglutinar y dirigir las fuerzas disponibles,
por lo que su autoridad moral nunca fue puesta en duda.

De acuerdo con la tradición jurídica visigodo-romana, las tierras yermas y de conquista eran de propiedad
real, pero a diferencia de lo que ocurre en otros lugares, los condes y potestades puestos al frente no consiguieron
hacer hereditarios sus cargos.

Por su parte, el reino pamplonés y el aragonés participaron, según el momento, de un sistema


feudal tipo catalán o tipo leonés.

Tampoco se desarrolló en España un sistema de servidumbre como el europeo pues los vecinos libres de
las aldeas se reunían en un concejo (concilium) para regular las cuestiones que afectaban a su comunidad.
Todos los hombres libres del reino estaban obligados, a pie o a caballo, a asistir militarmente al rey (fonsado
o hueste), aunque si la expedición era rápida (cavalgada), sólo participaba la caballería. Si no asistían se les obligaba
al pago de una multa que posteriormente derivó en impuesto (fonsadera). Para las acciones militares de gran
envergadura se fomentó la caballería, otorgándose privilegios a los caballeros villanos y equiparándolos con la
nobleza de rango inferior (infanzones).

c) ITALIA
En Italia del Norte y Central, los feudos pasaron a ser hereditarios rápidamente. Aunque la vecindad
con ciudades importantes, con una notable clase artesanal, dificultó la implantación del feudalismo.

En la Italia Meridional, ocupada por bizantinos y normandos, el feudalismo se impuso en el siglo XI, en el
momento de la ocupación normanda.

d) ALEMANIA
En Alemania, por un lado, la monarquía alemana se apoyó en numerosos obispados y abadías creados
por ella en su avance hacia el Este, mientras que, por el otro, antiguas unidades étnicas impusieron su
personalidad y fueron la base de monarquías independientes o poderosos ducados como Sajonia, Baviera,
Franconia, Lorena o Borgoña, que ocasionalmente reconocieron la autoridad del soberano.

160
Para contrarrestar estas fuerzas, el rey concedió numerosas tierras y vasallos a obispos,
convirtiéndolos en obispos-condes, aunque conservando un amplio margen de maniobra al no ser territorios
heredables.

Complementariamente, en 1037, Conrado II reconoció el derecho hereditario a los pequeños vasallos


(valvasores) con el fin de socavar el poder de los grandes señores.

e) INGLATERRA
Desde el siglo IX, Inglaterra conoció un feudalismo embrionario en el que los monarcas anglo-sajones, en
torno a los cuales se agrupaba la nación, tenían su autoridad limitada tanto por la Iglesia como por sus
consejeros, que formaban el witan, hasta el punto de que el rey no podía tomar ninguna decisión importante sin
contar con su aprobación. El witan o witangemot era una asamblea formada por miembros de la familia real,
obispos, los jefes de uno o varios condados o shires (ealdormen) y la aristocracia media (thanes), vasalla del rey, que
decidía sobre asuntos relacionados con impuestos, leyes, asuntos bélicos, etc.

En el siglo X, el territorio de la isla estaba dividido en condados (shires), al frente de los cuales se situaba un
jefe militar (que hará hereditario su cargo), un obispo y un sheriff encargado de recaudar rentas, administrar justicia
y aplicar la ley.

En tiempos de la conquista normanda (1066), los thanes se hallaban repartidos por todo el reino, disponían
de tierras en propiedad, eran libres y dependían del rey, de otro señor o de una iglesia. Por otro lado, aquellos que
servían militarmente al rey pero que no poseían tierras se conocían como caballeros (knights).

Con la conquista normanda, se introdujo en Inglaterra el feudalismo francés, lo que situó al monarca
en lo más alto de la pirámide social. Todas las tierras le pertenecían y todos los feudos dependían de él, de modo
que los barones los recibían de sus manos.

161
GEOGRAFÍA DEL FEUDALISMO
En el norte  Se desarrolla un régimen feudal muy completo, coincidiendo con la zona de asentamiento franco
tradicional.
Debilidad acusada de la monarquía. Los reyes Capeto, no obstante, utilizaron pacientemente los recursos de las
Francia propias instituciones feudales, exigiendo de forma creciente el estricto cumplimiento de las obligaciones
vasalláticas (y despojando, llegado el caso, a los vasallos convictos de felonía), para recomponer la autoridad
real.
Un proceso complejo que se prolongaría hasta el final de la Edad Media.
En el sur  Implantación más lenta y menos conexa, en general, de las instituciones feudales.
Salvo en Cataluña (Marca Hispánica), la implantación de las instituciones feudales fue escasa.
España La guerra contra los musulmanes favoreció la perduración de una autoridad real fuerte, y el proceso repoblador
(las Extremaduras) propició la existencia de guerreros-propietarios independientes (caballería villana).
En Lombardía, implantación temprana e intensa, si bien el desarrollo urbano supuso un factor limitador.
Italia
En el sur, el proceso, más lento, fue favorecido por la implantación de los normandos.
Desarrollo de poderosos ducados tendentes a la independencia.
Los reyes buscaron apoyo en las instituciones eclesiásticas (obispados, abadías), a las que favorecen y, a la vez,
Alemania sitúan bajo control feudal (investidura anulo et baculo). También propiciaron la autonomía de la pequeña
aristocracia feudal (valvasores), afirmando la condición hereditaria de sus feudos frente a los intereses de la alta
aristocracia secular.
En la monarquía anglosajona se dieron fórmulas limitativas prefeudales de la monarquía (el witana-gemot o
Inglaterra asamblea formada por los obispos, las autoridades locales –earl- y los vasallos reales –thanes-).
La conquista Normanda (1066) conllevó la introducción de las instituciones feudales continentales.

3.- LA TRIPARTICION FUNCIONAL Y OTROS MODELOS DE SOCIEDAD. LA


CABALLERÍA.

La sociedad feudal del siglo X se estructuraba en tres grupos: los bellatores, los oratores y los laboratores.

Los bellatores, responsables del oficio militar, estaban en lo más alto de la pirámide feudal y defendían
a los otros dos órdenes. Conformaban la aristocracia, de sangre o de oficio, poseedora de tierras que les
proporcionaban rentas gracias al trabajo de los campesinos (laboratores) que habitaban en ellas.
Mientras tanto los oratores, el clero, tenía encomendada la defensa espiritual de la sociedad. Esta
aristocracia se conoce como seniores, fideles o nobiles aunque, desde principios del siglo X, aparecen también entre
ciertas capas de la población, inferiores a la nobleza y por ello más móviles y permeables, los llamados milites o
caballarii, personajes vinculados directamente al príncipe.

La nobleza de sangre, anterior pues a la caballería, era escasa, tenía sus orígenes en el Bajo Imperio y
estaba fundamentada en el honor al antepasado. Hasta el siglo XII se transmitió por línea femenina y a ella
pertenecían viejas familias senatoriales, funcionarios reales, poseedores de feudos, grandes propietarios agrícolas,
etc. Sin embargo, cuando los feudos se hicieron hereditarios, los señores adquirieron el poder de ban y la guerra
constituyó su principal actividad, la nobleza se transmitió por línea masculina.

Junto a esta nobleza más elevada (magnates, proceres, comites, etc.), apareció otra de menor categoría
que basaba su existencia en el servicio de armas y en su calidad de combatientes a caballo (infanzones, milites,
etc.). En España, a los miembros del primer grupo se les denominaba ricos-hombres y a los del segundo, infanzones,
caballeros o hidalgos. Aunque la riqueza y el origen diferenciaban a ambos grupos, los dos compartían
privilegios como la exención de impuestos, la inmunidad de sus personas y sus bienes, la exclusiva
dependencia jurídica del rey y de su curia, etc.

A partir del siglo XII, el término caballería englobó a ambas ramas de la nobleza, constituyéndose
como un código de conducta común, cuyos principios fundamentales eran la fidelidad, el cumplimiento de los
deberes militares y el honor, valores a los que posteriormente se añadió la defensa de los débiles y el “amor
cortés” hacia las damas.

162
La Iglesia trató de reducir los efectos de la guerra con la creación de la Paz y Tregua de Dios, e influyó en la
formación del espíritu caballeresco, al dirigir el furor guerrero hacia la causa cristiana, surgiendo así el soldado de
Cristo (miles Christi). A pesar de ello, la guerra y la venganza (faida) fueron las actividades preferidas de la
nobleza altomedieval, que actuaba a caballo, mientras las masas de campesinos sólo asistían impasibles a
la destrucción de sus cosechas.

Los caballeros se dedicaron también a los torneos, celebrados en ocasión de grandes fiestas como remedo
de la guerra, aunque fueron inútilmente prohibidos por la Iglesia en 1179. Nobles y caballeros se regían por nomas
propias e, instalados en sus castillos, se aprovechaban del trabajo de otros hombres lo que levantó una barrera
infranqueable entre ellos y el resto de la población que trascendió a la época medieval.

TRIPARTICIÓN FUNCIONAL DE LA SOCIEDAD MEDIEVAL. LA CABALLERÍA


Esquema teórico tripartito de la sociedad medieval: bellatores, oratores, laboratores.
Alta nobleza de Problemática de su origen: ¿raíces germánicas o desarrollo ex novo?: magnates, comites, proceres.
sangre
Nobleza de segundo infanzones, filii benenatorum, hidalgos, milites y caballeros.
grado
El espíritu caballeresco, forma de cristianización y humanización del guerrero medieval. Proceso en
cierto modo paralelo al tránsito de la faida (venganza privada), a la implantación legal del binomio
El ideal de delito-pena.
cabellería: s. XI También las paces reguladas por influencia de la Iglesia (asambleas de paz y tregua; tregua de Dios; paz
del mercado, etc.) fueron un factor de pacificación y orden en la áspera sociedad medieval, en el
período de tránsito a la plena Edad Media.

4.- EL MUNDO RURAL


4.1 El gran dominio
El panorama rural de Europa hasta principios del s. XI difiere muy poco del que presentaba a finales del bajo
Imperio. Estaba basado en el gran dominio de varios miles de hectáreas denominado villa:

 Se componía de:
o AGER: Es la tierra cultivada
 Terra dominicata. En su centro se encuentra la corte (curtis), en la que se hallan la
residencia el señor (dominus), almacenes, molinos, etc. Esta cultivada por los siervos del
señor, y por todos aquellos campesinos que cultivaban mansos en la tierra indominicata. El
manso, de dimensiones variables entre 2 y 10 hectáreas, era la teórica unidad de
explotación familiar, que debía bastarle a un campesino para su sostén y que podía ser
cultivado con un arado y una o dos parejas de bueyes. El manso servía también como unidad
fiscal para calcular el pago de impuestos.
 Terra indominicata. Tierras del ager dadas en arrendamiento a campesinos y que se
encontraba alejada de la corte. Estos campesinos a su vez trabajaban algunos días a la

163
semana en la tierra dominicata (corveas), colaborando en la vendimia, la siembra, trillar,
arar, etc...
o SALTUS: son las tierras sin cultivar. Los campesinos podían utilizarla para recoger leña, recoger
frutos silvestres o miel, etc. La caza estaba reservada para el Señor.

A menudo el utillaje empleado es insuficiente, debido al escaso uso del hierro y de abonos, que deriva en
una baja productividad que, sumada a unas condiciones climatológicas adversas, provocaba una constante
amenaza de hambrunas y la subalimentación de la población.

Las villas, normalmente autosuficientes, empleaban sus excedentes para el intercambio de bienes
o los vendían en pequeños mercados, al tiempo que fabricaban cuanto era necesario para la vida cotidiana:
aperos de labranza, ropa, calzado, mobiliario, etc.

Cualquiera que viviese en el dominio estaba sujeto a


la voluntad del señor. Los hijos sucedían a sus padres en el cultivo
de la tierra y asumían las obligaciones hacia el señor, ya se trate de
siervos, colonos u hombres libres. El señor era dueño de todo,
construía iglesias, fijaba las rentas, las prestaciones laborales, etc. La
condición jurídica de las personas fue degradándose allí donde
el señor tenía inmunidad, lo que le permitía detentar los privilegios
regios, reclutaba gente, impartía justicia, cobraba impuestos, etc. La
inestabilidad tras la caída de los carolingios y la necesidad de
protección, fortaleció a los señores y envileció la situación jurídica,
social y económica de los campesinos del dominio, cuya libertad
individual acabó por desaparecer.

Todo este funcionamiento se conoce gracias a los


polípticos o registros de derechos y rentas, como el que redactó el
abad Irmión de Saint-Germain-des-Prés.

4.2 La explotación de la tierra


Tras las segundas invasiones y pasados los tiempos de crisis, desde mediados del siglo X y principios del
XI, se produjo una recuperación general de la vida agrícola reflejada en un aumento de la población que
obligó a explotar tierras baldías – durante el Drang nach Osten, en Europa central se talaron bosques y se
desecaron pantanos - o recién conquistadas, como en España, en el valle del Duero y en Cataluña.

El rendimiento de las tierras mejoró gracias a la sustitución del sistema bienal por el sistema de
rotación trienal de cultivos, según el cual la tierra se dividía en tres partes, sembrándose en una cereales de
invierno y en otra un cereal de primavera, mientras la tercera se dejaba en barbecho.

Aunque lenta y puntualmente también progresó la técnica agrícola, con la sustitución del arado
romano - apto sólo para la tierra mediterránea -, por el arado de una o dos ruedas, con vertedera, que permitía
penetrar en el terreno más pesado. Se mejoró la guarnición de las bestias de tiro para aprovechar mejor su enorme
fuerza (uso de la collera) y se difundió el uso de molinos de agua y viento para mover morteros y ruedas de molino,
lo que permitió emplear la fuerza humana para otros cometidos.

Desde principios del siglo XI, el sistema carolingio de grandes dominios empezó a disolverse. La
reserva empezó a reducirse pues el señor, que hasta entonces la explotaba mediante el sistema de corveas, la
fragmentó para dividirla entre sus herederos, para cederla en donaciones piadosas, para crear feudos menores o
para arrendarlas a cambio de una renta.

164
A pesar de ello, el poder de los señores fue en aumento al apropiarse de los derechos (banalidades)
que ejercían los antiguos funcionarios carolingios en su jurisdicción. Esta situación supuso la instauración
creciente de numerosos abusos (malos usos), como la prioridad en la venta de la cosecha del señor frente a la de
los campesinos, el uso obligado del molino y el horno del señor, el pago de tasas injustificadas, etc. Se llega a tal
extremo de confusión que no se distingue lo que es obligación personal debida al señor, de lo que son obligaciones
de carácter público debida al Estado, siendo la arbitrariedad la norma general, dependiendo todo de la voluntad del
señor.

4.3 El aumento de la población


Entre el siglo X y XIII, Europa asistió en esa época a una lenta recuperación demográfica debida a:
- Al aumento de las temperaturas y a la disminución de las lluvias,
- a una mejora en la alimentación humana
- y a una mayor tranquilidad general debida, en parte también, a instituciones de Paz y Tregua de Dios.

Ello provocó un aumento de precio en las tierras, la caída de los salarios, la creación de nuevos núcleos
urbanos, la fragmentación de los mansos y la roturación de nuevas tierras.

A pesar de todo, no faltaron tampoco las guerras, períodos de hambruna, epidemias y el mantenimiento de
una escasa esperanza de vida, aunque en todas partes la natalidad fue superior a la mortalidad. Se calcula que
Europa pasó de los 25 millones de habitantes hacia el año 950, a los 45-50 a principios del siglo XIII,
siendo la población inglesa la mejor documentada gracias al sistema fiscal normando, que pasó de 900.000
habitantes en 1086 a 2.000.000 a principios del siglo XIII.

165
EL MUNDO RURAL
Importancia fundamental del sector primario (agricultura, bosques, minas y canteras, pesquerías y salinas).
Organización agraria que prolonga las características del bajo imperio romano.
Predominio relativo de los grandes dominios o villae, que durante el período carolingio conocieron una
fase de reorganización importante en tierras del Imperio (grandes villae imperiales)  Economía
domanial o vilicaria.
Componentes orgánicos de la villa:
Hasta el siglo XI  la reserva domanial o terra indominicata, con centro en la curtis, gestionada por el villicus;
 y la terra mansionaria con los mansos (que tenían el carácter de unidades de explotación y, a la
vez, de unidades fiscales), cultivados por campesinos que aportaban determinadas rentas y,
sobre todo, trabajo –corveas- en las tierras de señor.
Existencia en determinadas áreas de pequeñas explotaciones familiares (alodios) explotadas por
campesinos independientes.
Se asiste al tránsito de la economía domanial o vilicaria de la Alta Edad Media a la economía señorial:
 El aporte de trabajo de los tenedores de los mansos pierde importancia relativa en favor de la
explotación directa mediante siervos adscritos o no a la tierra (siervos de la gleba), en
situaciones jurídicas variadas.
Finales del s. X  Los mansos se subdividen en parcelas menores y sus titulares se limitan al pago de rentas.
 La autoridad dominical se incrementa gracias a la obtención de inmunidades, que permiten al
señor detentar competencias originariamente regias (régimen señorial)  Los derechos de
justicia, banalidades y pechos señoriales cobran importancia creciente. Uso obligatorio del horno
y molino del señor.
Se aprecia desde un proceso de expansión del ámbito agrario en occidente:
- Grandes roturaciones que se inician en el siglo XI (culminarán en el XIII).
- Proceso de creación de nuevas localidades (villa nova, burg, bastida).
- Creciente comercialización de productos agrícolas. Multiplicación de mercados semanales y de ferias
agrícolas.
Fines del s. X - Parcial uniformización del aspecto de los campos, debida a la implantación de cultivos preponderantes
(cultivos hortícolas, cultivos industriales como el lino y el cáñamo, expansión de la viticultura). Auge del
comercio de granos.
- Reacción campesina frente a la expansión señorial  Desplazamiento hacia nuevas roturaciones o
frentes pioneros, cuya existencia, dinámica, contribuyó a mejorar la situación campesina; obtención de
cartas y franquezas; nuevas modalidades de tenencia menos gravosas.

DEMOGRAFÍA Y EXPANSIÓN POBLACIONAL


Incremento poblacional importante desde finales del s. X, a la vez efecto y motor de circunstancias sociales y
económicas favorables.
Introducción Factores Disminución de hambrunas y epidemias (mortalidad catastrófica) y aumento leve de la
demográficos esperanza de vida. Natalidad muy elevada (y elevada mortalidad infantil).

Parece haber sido desigual. las fuentes disponibles son escasas y variadas las hipótesis sobre tasas de
crecimiento. En conjunto Probable duplicación de la población entre X-XIII.
Inglaterra el Domesday Book (1086), fuente de precisión excepcional, señala 1,1 millones, que en 1348
han pasado a ser 3,75 (triplicación de la población, no predicable del resto de Europa).
Alcance
Desde el siglo X se registran síntomas de situaciones de superpoblación relativa que propician movimientos
geográfico migratorios más o menos masivos (Ejs.: Migraciones alemanas hacia oriente; inmigración de francos
(franceses, italianos, etc.) hacia los reinos hispánicos, etc.)
Máxima expansión poblacional en el siglo XIII. Cambio de tendencia a finales de ese siglo (alza de precios
agrarios, amenaza de hambrunas).
Multiplicidad de factores (ambiciones y necesidades geopolíticas, vocación comercial y espíritu aventurero)
favorecen la incorporación de nuevos espacios y la creación de entidades políticas nuevas, en un proceso que
guarda relación con el crecimiento demográfico:
 Colonización germánica más allá del río Elba y sobre las costas del Báltico.
Causas  Reconquista y repoblación en España.
 Constitución del principado normando de las “Dos Sicilias” en Italia meridional y Sicilia (Roberto
Guiscardo. h. 1060).
 Invasión de Inglaterra por los normandos (Guillermo el Conquistador. 1066).
 Las Cruzadas desde 1095 (Urbano II. Constitución de los Principados francos de Oriente).
Auge demográfico temprano de Venecia, Génova, Pisa. Italia, gran favorecida de las
Espacios Cruzadas.
Área Creación de “colonias” italianas (fundacos) inclusive en tierras musulmanas (Alejandría,
demográficos mediterránea Damietta, Cairo), también en España.
en desarrollo Venecia, beneficiario de la efímera ocupación de Bizancio por los cruzados en 1204-1264.
Hacia 1300, el Mediterráneo tendía a ser un lago italiano.

166
En siglos IX-X > Lento “avanzar de gasterópodo” (Sánchez Albornoz) sobre el Desierto del
Duero:
 La repoblación de las extremaduras (ss. XI-XII).
Península  Reconquista de reinos (taifas) musulmanes: Toledo, Zaragoza, etc.
ibérica  Duros combates en la Submeseta meridional, frente a almorávides y almohades, en
el s. XII.
 Repoblación del Valle del Guadalquivir tras la derrota de los almohades (s. XIII).
El mar del Norte y el Báltico tienden a convertirse en lagos germánicos (impulso inicial de
los Otónidas en el siglo X; cristianización de Dinamarca, que mantiene buenas relaciones con
el Imperio Germánico).
Siglos XII-XIV el Drang nach Osten alemán (“marcha hacia el Este”), amplio
Área
movimiento colonizador germánico (en Holstein, Brandeburgo, territorios hasta el Oder).
septentrional
También colonización comercial: la Hansa surge en el s. XII (fundación de Lübeck, en 1158,
y de numerosos establecimientos en dirección a los países bálticos y Rusia.
En el s. XIII emerge la Orden Teutónica que actuará como protagonista de la colonización
sobre Prusia.

5.- LA VIDA URBANA Y EL COMERCIO


5.1 La teoría clásica
En el mundo altomedieval, esencialmente rural, la tierra daba el poder y la riqueza y toda la actividad
humana giraba en torno a sus ciclos naturales. A pesar de ello, alternativamente a la villa, existía otra realidad
ciertamente modesta, que las fuentes denominaban civitas, burgus, castrum, oppidum, etc., en la que
unos ciudadanos o burgueses se constituían como un elemento extraño en el seno de la sociedad feudal
debido a su modo de vida, a su mentalidad y a sus actividades.

A partir del siglo X, se produjo un incremento de la vida urbana, hecho que algunos autores
atribuyen a la pervivencia de las ciudades romanas y otros al desarrollo comercial. Actualmente, ambas
posturas están matizadas al tiempo que se relativiza la distinción entre los habitantes del campo y los de la ciudad.

Henri Pirenne, que desarrolló su teoría en la primera mitad del siglo XX, afirmó que el control musulmán del
Mediterráneo y los ataques normandos detuvieron la actividad comercial en Europa y provocaron la decadencia
de las ciudades, ya que la base fundamental de la vida urbana era el comercio. Hasta el siglo XI subsistieron dos
tipos de ciudades, núcleos del posterior desarrollo urbano:

 La que se remontaba a la época romana, en la que residía el obispo y donde se desarrollaban funciones
administrativas.
 Y los burgos o castros, de origen militar, creados para resistir a los invasores.

Pirenne atribuía el desarrollo urbano del siglo XI al nacimiento del gran comercio y de una nueva
clase social, los mercaderes, que instalaron sus almacenes y tiendas (portus), junto a ciudades y burgos,
para almacenar y vender los productos que transportaban de una ciudad a otra. A medida que el comercio
aumentó, los mercaderes se establecieron de forma permanente y pronto entraron en conflicto tanto con los nobles
y grandes propietarios como con el obispo, al defender el reconocimiento de ciertos derechos como el de propiedad,
el de gozar de una justicia especial, el de libertad de comercio, etc. Con este objetivo se formaron las guildas,
asociaciones de mercaderes o comerciantes cuyo objetivo era defender sus derechos y obtener ciertos privilegios y
que fueron el origen de los movimientos comunales que surgieron posteriormente.

5.2 La teoría actual


Actualmente se matiza la tesis de Pirenne de manera que:

 Las invasiones normandas afectaron a la parte marítima del reino franco y a algunas zonas del interior.
 Los mercaderes eran agentes locales de los grandes señores que vendían los excedentes de las cosechas en
otros centros.

167
 Por otro lado, las ciudades medievales no vivieron al margen del campo y muchos de sus habitantes
realizaron tareas agrícolas.
 Finalmente, los reyes y señores crearon ciudades ad hoc por razones militares o de repoblación y
concedieron privilegios a sus habitantes sin que fuesen previamente reclamadas.

Sin menospreciar la importancia del comercio en el desarrollo de las ciudades, cabe destacar también otras
causas ya que, junto a las urbes que pervivían desde el Bajo Imperio, surgieron otras junto a monasterios
y lugares de culto (Santiago de Compostela), junto a fortificaciones (Burgos o Zamora), en zonas pantanosas
(Venecia), por motivos estratégicos, políticos o de repoblación.

En la zona mediterránea, las ciudades romanas tuvieron una continuidad en época medieval,
aunque algunas decayeron y otras se convirtieran en importantes núcleos de población y riqueza.

En el norte de Europa, en Inglaterra y en los países eslavos, las ciudades surgieron en torno a
antiguos puestos militares (gorod) o en puertos comerciales de la época vikinga (wik o wich).

En la zona de Flandes aparecería un tercer tipo de ciudad, aquellas que tenían un pasado romano
relativo y que estaban animadas por el renacer comercial, tal y como describe Pirenne.

La ciudad medieval se caracterizó por sus murallas, ampliadas a medida que crecía la población, que
rodeaban un entramado de calles estrechas, casas e iglesias parroquiales que identifican los distintos barrios.
Las ciudades más numerosas eran las de pequeño tamaño, con unos pocos miles de habitantes que
trabajaban en el campo o como artesanos y en las que se celebraba un mercado semanal. Las ciudades de tamaño
medio eran capitales de distrito o de diócesis y en ellas habitaban un cierto número de mercaderes, artesanos, el
representante del rey y el obispo. Las grandes ciudades (París, Venecia, Milán, Barcelona, Londres) tenían una
proyección internacional debido a su amplio radio de acción comercial o industrial, financiero y político. Su
población oscilaba entre los 40 y los 100.000 habitantes. A pesar de ello, estas ciudades nunca pudieron
compararse a las bizantinas o las del mundo musulmán, donde la actividad comercial y artesanal era
muy grande.

A partir del siglo XIII se produjo el triunfo de la vida urbana gracias al movimiento comunal que llevó a
las ciudades a emanciparse de los poderes laicos y eclesiásticos y a crear sus propias instituciones. Durante el
proceso de lucha, se enfrentaron un reducido número de hombres ricos (potentes, meliores, cives) conocido como
popolo grasso y una masa de ciudadanos conocida como popolo minuto, pugna que marcó la vida urbana en el Bajo
Medievo.

5.3 El comercio
A) Los orígenes
A pesar del colapso de la vida económica tras la caída del Imperio romano, el comercio nunca desapareció
por completo pues, aún cuando la mayoría de la población no necesitaba ni podía acceder a los productos
manufacturados, una ínfima parte (condes, obispos y ricos propietarios) sí consumían productos de lujo, que eran
la base del comercio. Ello provocó que los mercaderes, judíos, griegos y sirios, fuesen objetivo de las críticas de los
eclesiásticos. A pesar de ello, a partir del siglo XI, el mercader se convirtió en el motor de la economía europea,
basada hasta entonces en la agricultura.

Desde la época carolingia, junto al mercader viajero aparecen en las ciudades el comerciante local,
encargado de vender los excedentes de su señor, pequeños transportistas y personajes que intercambian productos
que transportan de un lugar a otro, sorteando todo tipo de peligros. Todos ellos fueron el germen de los futuros
mercaderes.

168
B) Los polos comerciales
Dos grandes áreas acaparan la actividad comercial de Europa en estos siglos: el Mediterráneo y los mares
del Norte y Báltico.

En el Mediterráneo, los italianos nunca dejaron de comerciar con Bizancio. Importaban productos de
Oriente y los distribuían hacia Europa, dando origen a una clase mercantil que abrió establecimientos comerciales en
el Imperio Bizantino. Genoveses y pisanos, cuyas razzias en el norte de África les proporcionaron pingües
beneficios, consiguieron arrebatar Córcega y Cerdeña a los musulmanes, circunstancias que beneficiaron
enormemente su labor comercial. En Italia, la ausencia de tierras cultivables y el aumento demográfico empujaron a
muchos a dedicarse al comercio, lo que les situó en una situación privilegiada como suministradores cuando se
iniciaron las cruzadas. Las ciudades de Oriente – ocupadas o no por los occidentales – vieron aparecer una serie de
factorías cuyo modelo fue el fonduk (o fondaco) árabe, mitad colonia, mitad almacén, que gozaba de una serie de
privilegios fiscales y del principio de la extraterritorialidad (ius mercatorum). Durante siglos, los italianos
monopolizaron el comercio con Oriente, importando especias, sedas, algodón, etc. Y exportando
cereales, madera, hierro, paños, etc.

En el área báltica y del Mar del Norte, los lugares de intercambio de la época vikinga (wiks), como
Haythabu en la península de Jutlandia y Visby, proyectaron su radio de acción desde el siglo XI hacia el espacio ruso.

Las zonas del Mosa y el Rin fueron también activos centros de comercio, mientras que Flandes, con su
comercio de paños, fue el centro más activo del comercio norteño, estableciendo alianzas en Inglaterra y
España para asegurarse el suministro de lanas. Brujas se puso a la cabeza de las ciudades flamencas, promoviendo
la creación de asociaciones o hansas de diversas ciudades para organizar el comercio de la lana. El elemento judío
ocupó un importante lugar en el comercio continental, con bases en Maguncia, Verdún o Praga.

169
5.4 La actividad comercial
A) Los transportes terrestres
En esta época hubo muchos obstáculos y peligros – robos, peajes, pasos de montaña - que dificultaron
el tráfico comercial fluido y seguro. La principal dificultad fue el estado de las vías de comunicación. Las
calzadas romanas estaban muy degradadas por la falta de mantenimiento y no llegaban a todas partes,
especialmente en un momento en que se creaban nuevos burgos y villas nuevas, que sólo estaban unidos por una
red de caminos poco condicionados. De este modo, las mercancías, sobre todo las de mayor valor, se
transportaban a caballo o en mulos.

Afortunadamente, Europa contaba con ríos caudalosos y navegables que podían transportar cargas
pesadas de modo que ciudades como Colonia (Rin), París (Sena), Londres (Támesis) o Milán (Po), entre otras,
desarrollaron un comercio más activo.

B) El transporte marítimo
El transporte marítimo se veía perjudicado por la poca capacidad de las naves y por las dificultades de la
navegación, limitando el comercio al cabotaje con muy pocos casos de altura.

En el norte, a principios del siglo XII, la nave vikinga (drakar) fue poco a
poco sustituida por un nuevo tipo de barco llamado coca (koggen), más resistente
a las embestidas del mar y de mayor capacidad (300 toneladas), que era perfecto
para el transporte de vino, lana, cereales y cualquier materia pesada y de gran
volumen.

En el Mediterráneo, se mantuvo el uso de la galera de dos mástiles, con


vela latina y a remo, apta para mares más tranquilos y para transportar
mercancías de poco peso y gran valor hasta una capacidad de 200 – 300 toneladas.

A partir del siglo XIII se perfeccionó la construcción de naves y se difundió


el astrolabio y el timón de codaste, precedentes de los progresos técnicos del
Renacimiento.

5.5 Mercados y ferias


La generación de excedentes debida al aumento de producción del siglo XI, obligó a venderlos en los
mercados locales más próximos, celebrados semanalmente en las ciudades cabeza de distrito, de obispados o en
villas importantes, y cuyo objetivo no rebasaba el del abastecimiento puramente local.

Paralelamente, aparecieron centros donde los intercambios y la contratación de mercancías se hacían a


gran escala, surgiendo así las ferias, que se celebraban periódicamente y a las que acuden mercaderes venidos
de lugares lejanos. Las ferias se especializaron en el tipo de mercancías a contratar, destacando las de Winchester o
Stanford en Inglaterra, la de Brujas e Ypres en Flandes, la de Saint-Denis en Francia, las de Milán y Verona en Italia o
la de Valladolid en Castilla, aunque las de mayor envergadura fueron las de Champaña, que tuvieron su momento de
esplendor en los s. XII y XIII.

A la situación estratégica del condado de Champagne, intermedia entre Flandes e Italia, se unió la
protección jurídica dada por lo señores a los mercaderes, por medio del conductus. A ellas acudían mercaderes
italianos, españoles, franceses, ingleses, etc. que compraban y vendían paños, lanas, cuero, cereales, vinos, especias,
etc. Estas ferias se celebraban durante todo el año en el condado, a través de seis ferias: Provins (una en mayo y
otra en septiembre), Troyes (junio y octubre), Lagny (enero) y Bar (febrero)

170
El elevado volumen de las ventas y la necesidad de facilitar los pagos, hicieron que los mercaderes italianos
introdujesen las “letras de feria” u órdenes de pago, que facilitaban las transacciones comerciales y evitaban el
transporte de grandes sumas de dinero. La letra de feria era un documento escrito ante notario por la que un
deudor se comprometía a reembolsar a un acreedor una cantidad previamente estipulada en un lugar y en un
momento concreto.

La progresiva sedentarización del comerciante hizo desaparecer la figura del mercader viajero, que fue
sustituido por un delegado o representante de la compañía, asentado en la ciudad, que representaba sus intereses.
Este hecho, unido al desplazamiento de las vías de comercio con el enlace marítimo entre Italia y el norte de Europa,
desembocaron en la desaparición de las grandes ferias como las de Champaña.

5.6 Moneda y crédito


Desde la época de Carlomagno venía imperando en Europa el sistema monetario implantado por
él, basado en la moneda de plata, excepto en las areas de contacto con el mundo musulmán, donde existían
también monedas de oro (España, Cataluña)

Para los pocos intercambios comerciales existentes, Carlomagno creyó suficiente el uso de monedas de plata
en ellas basó su reforma monetaria. En 794 impuso el patrón de plata, con un peso concreto, y en 805 reivindicó el
monopolio real (regalía) en la acuñación de moneda. Sin embargo, el debilitamiento del poder real facilitó que
numerosas cecas privadas acuñasen también moneda y que, ante la escasez de plata, su valor se envileciese al
alearlas con cobre. El desarrollo del comercio hizo necesaria una mayor circulación monetaria y la
recuperación del valor de la moneda, por lo que se emitieron nuevas monedas de plata.

La reforma de Carlomagno durará varios siglos, hasta que Venecia, por motivos comerciales, en 1202 emite
el gros o matapán de plata. En 1.266 Luis IX de Francia creará el gros de Tours que se convertirá en la moneda por
excelencia de Europa, y en Inglaterra se creará la esterlina.

En Bizancio y en el mundo musulmán no dejó de circular la moneda de oro, por lo que en lugares en
contacto con ellos como Aragón (siglo XI) y Castilla (siglo XII) se emitieron monedas de este metal precioso. En el
resto de Europa, se tuvo que esperar hasta mediados del siglo XIII para hacerlo.

La actividad comercial se vio afectada por la noción negativa que tenía la Iglesia del mercader y de los
prestamistas, cuyas ganancias no procedían del trabajo manual, único santificado, sino del préstamo y la
especulación. Judíos, cahorsinos y lombardos, dedicados al préstamo con interés, fueron objeto de las invectivas
eclesiásticas y acusados de usureros. Los primeros banqueros italianos esquivaron las sanciones eclesiásticas
mediante trucos para burlarlas.

Con el objetivo de afrontar los largos viajes y las crecientes inversiones comerciales, en Italia nacieron
instituciones como la commanda y la societas maris. En ambos casos, un comandatario entregaba un dinero y
objeto a un comerciante para que realizara un determinado negocio. Tras el viaje, los beneficios se repartían entre
ambos a partes iguales en la societas y tres cuartas partes para el comandatario en la commanda. Las pérdidas sólo
las asumía el comandatario. Con el tiempo, apareció la compañía, que permitía la entrada en el negocio de varias
personas, que se repartían el beneficio y las pérdidas según su aportación inicial. Cuando las compañías empezaron a
admitir depósitos y a prestar dinero aparecerá la banca, motor de la economía en épocas posteriores.

171
EL COMERCIO
El mito de la economía cerrada altomedieval: se ha demostrado que la economía de las villae
Historiografía
altomedievales estuvo siempre abierta a modalidades varias de intercambio comercial, inclusive de ámbito
antigua supra-regional.
Ocaso parcial del sistema de calzadas romano debido a una reorientación profunda de la dirección de las
rutas.
Se aprecia en el caso francés un cambio capital: sustitución del abanico de carreteras en torno a Lyon por
otro centrado en Paris, proceso que no dejaría de acentuarse; el monasterio de Cluny alteró la red en
Borgoña.
Rutas terrestres En Inglaterra, España e Italia, pervivencia más o menos parcial de la red romana.
Importancia de las rutas religiosas: el Camino de Santiago.
En Germania, todo estaba por hacer: hasta el XII, una única ruta W.-E., la Hellweg, de Dortmund a
Magdeburgo.
Importancia de los puentes medievales: progresos notables en el arte de la construcción, que requiere de
grandes inversiones.
El “gran instrumento de los intercambios y el mejor vehículo de los transportes”
(Pirenne).
Navegación
Arterias fundamentales: Po, Loira, Sena, Támesis, Rhin, Elba, Oder, Vístula. Se comienza a excavar canales
fluvial (en Flandes).
El peso negativo de los peajes.
Rodeada de peligros (de ahí la temprana aparición de los seguros, en el siglo XIII en Génova), pero cuenta
con la ventaja de hallarse libre del pago de gravosos peajes.
Innovaciones: el timón de codaste (que sustituye a la barra lateral y a las espadillas); la vela latina;
astrolabios perfeccionados; brújula (Italia, s. XII).
Navegación
Tipología de navíos: predomino de barcos de pequeño tonelaje, maniobrables y aptos para navegación
marítima fluvial (la barca de procedencia vikinga y la nave occidental, más redonda).
S. XIII: La coca, invención de los frisones.
Italia: desde el s. X, la pesada galera, de tradición romana.
Nuevas rutas  a comienzos del XIV se genera la línea Italia - Inglaterra/Países Bajos, vía Gibraltar.
“Revolución comercial”, vinculada a la revolución de las técnicas mercantiles.
La influencia de la Iglesia permanece viva (desconfianza hacia el préstamo usurario, si bien el concilio de
Letrán de 1179 se muestra favorable a los mercatores y a su inclusión entre los beneficiarios de la “tregua
de Dios”; la Iglesia cuestiona los beneficios desmesurados, no la utilidad social de los ministeriales y
negotiatores). Importancia relativa, prolongada en el tiempo, del comercio itinerante, sustituido sólo
lentamente por el mercader con sede fija.
Auge del Atraen sobre todo a mercaderes foráneos, venidos de lejos. Duración de varias semanas.
comercio desde Formación de un tejido continuo de ferias regionales o interregionales, suspendidas solo en la
finales del X mala estación. Dos ciclos principales: ferias flamencas y ferias de Champagne.
Las ferias
Las Ferias de Champagne fueron las más importantes: hasta 1250 predomina el negocio de
tejidos, luego el financiero y crediticio; desde 1320, entran en decadencia, tal vez por la
tendencia creciente a la sedentarismo de los comerciantes.
Nuevas técnicas comerciales: el cambio de moneda, del que derivaría la banca y el desarrollo de depósitos,
giros y crédito; la letra de cambio; primeros contratos comerciales y sociedades marítimas (compañías,
comandas).
Auge de la economía monetaria, cuya expansión fue por detrás de la multiplicación de intercambios.
Multiplicación de cecas (reales, señoriales, episcopales). Poco a poco, los reyes procuran reducir su número
e imponer las acuñaciones reales.
Economía Se mantiene de forma general el sistema carolingio sobre la base del denario de plata.
monetaria Venecia acuña hacia 1200 el sueldo, hasta entonces sólo unidad de cuenta.
En el XIII se restablece el bimetalismo (las augustales de Federico el Grande; luego los genoveses y los
ducados de Venecia; escudos de oro de San Luis de Francia).
Métodos de devaluación y depreciación (la quiebra de la moneda, etc.).

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172
TEMA 13.- EXPANSIÓN Y CISMA:
LA IGLESIA EN LOS SIGLOS VIII-XII
1.- LA IGLESIA, NEXO DE UNION CON EL MUNDO ANTIGUO

Como hemos visto hasta ahora, el asentamiento de los pueblos bárbaros en el seno del Imperio supuso una
ruptura con el mundo antiguo, cuyo espíritu sólo se conservó en las mentes de los clérigos y de algunas familias
senatoriales que, a través de su vinculación con la Iglesia, lograron mantener la tenue llama de los últimos
tiempos del mundo clásico.

Pero la Iglesia también se mostró interesada en romper los lazos con un mundo en el que el paganismo era
imperante y, por ello, veía en el mundo nuevo que nacía un campo de cultivo en el que poder moldear las
mentes y las formas de pensamiento. Y ello fue posible porque las únicas personas cultivadas eran sus clérigos, y
serán ellos los primeros en poner en entredicho las pasadas glorias romanas y sus obras literarias
impregnadas de paganismo.

173
La Biblia y la Historia Sagrada eran los únicos textos que los hombres de la Iglesia cultivan, por lo que,
cualquiera que quisiese acercarse al campo de las letras, tenía que hacerlo a través de estas lecturas,
mediatizadas a través del estamento clerical, que establecía aquello que era digno de lectura y lo que no.

A falta de una administración eficaz, los monarcas bárbaros se apoyaron en el estamento eclesiástico,
principalmente en los obispos. Estos eran los representantes espirituales y civiles de la sociedad, así como
los portavoces de la sociedad romana frente a los nuevos señores, y cuya sede estaba en las antiguas
ciudades romanas. En este sentido, las ciudades fueron convirtiéndose en centros del nuevo poder religioso, y sus
edificios más significativos serán su catedral, su baptisterio y las iglesias anejas.

El poder de los obispos fue en aumento a medida que los nuevos señores fueron afianzándose en los
territorios conquistados. Su papel fue creciendo día a día, y su favor fue buscado por la nueva clase gobernante,
empezando por los reyes, que los veía como aliados frente a la pujante clase nobiliaria. La unción sagrada
que la Iglesia confiere a los reyes y el apoyo que éstos buscan en los Concilios, eran manifestaciones claras del nuevo
y creciente peso de la Iglesia, que no cesa de crecer.

El poder que ejerce la Iglesia se basa en su capacidad exclusiva de acceso a la cultura y al cultivo de las letras,
conocimientos que transmitía apoyada en los saberes clásicos. La enseñanza de estos saberes fue sistematizada
en el siglo VI por Casiodoro, que estableció un plan de estudio en dos ciclos, empleado a lo largo de toda la
Edad Media en monasterios o escuelas catedralicias: el Trivium y el Quadrivium.
- El Trivium, primer ciclo de estudios, comprendía la Gramática, la Retórica y la Dialéctica y preparaba al
alumno a elaborar y enunciar un discurso coherente y argumentado.
- El Quadrivium, segundo ciclo de la enseñanza, incluía Aritmética, Geometría, Música y Astronomía,
completando la base del conocimiento de cualquier persona culta en la Edad Media.

Los monarcas francos, especialmente Carlomagno, buscaron siempre el apoyo episcopal pues la Iglesia,
con su organización y su extensión, podía llevar el mensaje del rey hasta el más alejado de sus súbditos. La acción
de la Iglesia, ejercida a través de sus obispos y sacerdotes, actuaba de forma eficaz sobre las conciencias de
las personas y su desobediencia tenía trascendencia más en la otra vida. El sermón del sacerdote rural
calaba hondo en el campesino más rudo y lo convertía en un súbdito fiel y sumiso por miedo al infierno.
Por este motivo, Carlomagno, al contrario que su hijo Ludovico Pío, controló el nombramiento de todos sus obispos y
abades y a toda la jerarquía. A cambio de su apoyo, les concedió privilegios y participaron del Imperio al mismo nivel
que los condes, de modo que acudían a las Asambleas Generales, iban a la guerra y constituían una parte esencial
del misaticum en labores de inspección y control.

Por estos motivos, la elección de los obispos por el


clero y el pueblo de sus respectivas diócesis, cayó en
desuso y, en la mayoría de los casos, fueron nombrados
por el rey pues la designación era considerada una regalía.
Esto ocurrió así tanto en Alemania como en el norte de Italia
pues, en el resto de la Península, era la nobleza quien
controlaba las elecciones. En Francia, a medida que el poder
real decaía, los duques y los grandes señores controlaron las
elecciones en sus territorios.

174
Cuando los obispos entraron en la estructura feudal, siendo nombrados por los monarcas, se
convirtieron en un vasallo más, debiendo ayudar a su señor cuando éste le solicitaba su auxilium (ayuda
militar) y su consilium (interviniendo en el Consejo real y en la asamblea militar). Las rentas del obispado se
consideraban un honor y podían ser retiradas y, por otro lado, cuando el obispo moría, el obispado no se transmitía
en herencia y volvía a manos del señorío (dominicatum) del príncipe hasta que nombraba un nuevo obispo –
entregándole un báculo y un anillo - pudiendo disfrutar mientras de sus rentas.

1.1 Parroquias, iglesias privadas y monasterios en los siglos altomedievales


La mayor parte de las iglesias rurales fueron levantadas por los señores para atender las necesidades
espirituales propias y de sus siervos. Las dotaban económicamente para sostener a los sacerdotes adscritos y para
atender a los gastos del culto, por lo que las consideraban de su propiedad, percibían en su beneficio rentas y
limosnas y las cedían en herencia o como premio por servicios prestados. En muchas ocasiones, el nivel moral e
intelectual de estos sacerdotes rurales dejaba mucho que desear. El nivel intelectual que se exigía para la clase
episcopal, brillaba por su ausencia en el ambiente rural. La fundación de iglesias privadas representaba una
manifestación de poder para la nobleza, que se reforzaba ante otros nobles, y les permitía ejercer un sutil control
sobre sus colonos y siervos, a través de los sacerdotes nombrados por ellos

Algo parecido puede decirse sobre muchos monasterios. Debido a su elevado coste y a la cantidad de
tierras necesarias, muchos de ellos fueron levantados por monarcas y grandes señores. Sus abades se convirtieron
en señores feudales, cuyo rango y nivel de influencia alcanzaba el de los obispos, como en el caso de Cluny, por lo
que su nombramiento fue también controlado por
los señores laicos. Con el objetivo de administrar
también sus rentas, se nombraron abades laicos e
incluso algunos reyes se reservaron el abadengo en
determinados casos. Los abades laicos no se
ocupaban de la vida espiritual de los monjes, tarea
que se encomendaba a otra persona, lo cual era
motivo de grandes escándalos. Tanto en Alemania
(Fulda, Reichenau, San Gall) como en Francia, los
monarcas dispusieron a su antojo de los
monasterios.

1.2 La práctica religiosa


La sociedad cristiana alto medieval vivía mayoritariamente inmersa en prácticas supersticiosas. veneraba
a Dios porque le temía y buscaba la intercesión de los santos para aplacar su ira. La imagen del demonio y del
infierno era recurrente en sermones, imágenes y documentos. Otros modos de aplacar la ira divina eran las
donaciones a las iglesias, el culto a los santos y sus reliquias y las peregrinaciones a los lugares donde se guardaban.
Hasta tal punto fueron importantes las reliquias en ese universo religioso que se organizaron expediciones para
arrebatar a otros sus reliquias y se firmaron acuerdos para su cesión.

La posesión de reliquias empujaba a muchos a viajar para venerarlas, lo que aumentaba el


prestigio y la economía de los templos que las guardaban. Además de las peregrinaciones a Roma o a los
Santos Lugares, en Francia se veneraba especialmente a San Martín de Tous y a la Santa Fe de Conques, en Italia, a
San Miguel en el Monte Gargano y, en España, a Santiago de Compostela, cuyo culto fue de gran trascendencia para
los reyes castellanoleoneses, pues enarbolando su estandarte libraron sus principales batallas contra los infieles.

175
Otra muestra de esta peculiar religiosidad era el juicio de Dios (ordalía), basado en la creencia de que
Dios intercedería siempre por un inocente acusado injustamente para mostrar la verdad. Las pruebas de ordalía
más frecuentes, a las que podían someterse desde el rey hasta un mendigo, eran las del agua caliente, el hierro
candente, el agua fría o el duelo judicial. A pesar de todo, en los
siglos IX y X, personajes como San Agobardo, obispo de Lyon, o
Atón, obispo de Vercelli, denunciaron este tipo de prácticas.

Una última y característica manera de vivir la fe de los


religiosos de la Alta Edad Media fue a través de la interpretación
alegórica y exaltada de ciertos textos sagrados, en especial del
Apocalipsis de San Juan. Durante los s. IX y X, la literatura
apocalíptica que se había iniciado en España con Beato de Liébana,
gozó de gran difusión en toda Europa.

1.3.- Simonía y nicolaísmo


Los miembros de la Iglesia difícilmente podían sustraerse del ambiente de violencia y degradación moral
que les rodeaba, aunque siempre hubo mentes lúcidas que denunciaron este estado de cosas.

En este período, de la misma manera que había laicos que estaban dispuestos a pagar por obtener un
beneficio, hubo clérigos dispuestos a pagar con el fin de obtener una dignidad eclesiástica que les
reportara poder y dinero de modo que, en algunas zonas, existió una intensa compraventa de cargos
eclesiásticos que produjo un gran escándalo entre algunos fieles. A esta práctica de compraventa de cargos
eclesiásticos se la denominó simonía - en recuerdo a Simón el Mago que, según el Evangelio, pretendió comprar a
San Pedro el derecho a hacer milagros-. Fue, de hecho, algo habitual durante los siglos X y XI y pocos escaparon a su
práctica, desde el arzobispo que cobraba para nombrar obispos hasta los sacerdotes que lo hacían por administrar
sacramentos e incluso el Papa, siendo numerosos los testimonios de la compra de la elección pontificia. También se
extendió la práctica de nombrar obispos, cardenales y Papas menores de edad pues, de este modo, obtenían
suculentas rentas.

En este ambiente, también era habitual la ruptura del celibato por parte de eclesiásticos de
cualquier nivel y los más atrevidos incluso mostraban en público a sus concubinas. Esta práctica, llamada
nicolaísmo, fue denunciada contundentemente por el Papa Nicolás II en el Sínodo de Letrán de 1059, bajo pena
de excomunión.

Consecuencia de esta costumbre fue la existencia de descendencia entre los clérigos, que en
ocasiones dejaban en herencia sus diócesis a uno o varios hijos, llegando a establecer verdaderas dinastías
clericales. Ni el Papado escapó al nicolaísmo. Estas prácticas fueron condenadas en todos los concilios y
sínodos de la Edad Media, en los que se establecieron diversas penas para quienes las practicaban,
aunque con escaso resultado.

Estas prácticas fueron muy mal vistas por el pueblo,


que ya desde el s. XI empezó a cuestionarse la validez de los
sacramentos administrados o por estos clérigos, al tiempo que
pedían la vuelta a la pobreza evangélica. El primer movimiento
de este tipo fue la pataría, que se produjo en Milan en la
segunda mitad del s. XI, y que fue el precursor de otros
movimientos de protesta como fueron los valdenses y cátaros,

176
del s. XIII que, por su mejor organización y corpus doctrinal, fueron condenados como herejes.

2.- LA RUPTURA CON LA IGLESIA BIZANTINA

Es preciso retroceder a la época misma de la fundación de Constantinopla, para poder entender el cisma
entre las iglesias de Roma y Constantinopla, ya que, con ello, Constantino dio un paso que de hecho suponía la
ruptura en dos entre Oriente y Occidente, tanto en lo político como en lo religioso, por la diferente
forma de entender el cristianismo. El Imperio Bizantino, ya había comenzado un proceso de orientalización, muy
marcado a partir de Justiniano.

Varios fueron los factores que influyeron para alejar una Iglesia de otra:

 Las sutilezas dialécticas y metafísicas de los orientales.


 El gusto innato por la discusión de éstos, que había promovido el nacimiento de numerosas herejías, que
trascendieron no sólo a la Iglesia sino al pueblo llano.
 El culto extremo por las reliquias y las imágenes, que produjo la reacción de los iconoclastas.

Los papas de Roma, alejados de la tutela de Bizancio, buscaron la hegemonía y su expansión en Occidente,
aunque acabarían siendo víctimas, primero de las familias romanas más poderosas y después de la influencia de los
emperadores francos y germánicos. El apoyo de León III a Carlomagno para restaurar el Imperio de Occidente, fue
considerado como una traición por los orientales.

A) Focio y el primer cisma

La primera parte del cisma se produjo en tiempos de Focio, patriarca de Constantinopla. Focio, un hombre
culto y de alto linaje, pero laico, fue promovido por el regente Bardas a patriarca de Constantinopla, ante el
enfrentamiento que Ignacio, en ese momento el patriarca, mantenía con éste.

Al ser laico, recibió las órdenes sagradas en tan solo cinco días, siendo nombrado Patriarca en la navidad de
858. Nicolas I, Papa de Roma, no reconoció tal nombramiento, exigiendo la restitución de Ignacio, por lo que
Focio acusó al Papa por el tema del filioque ("El Espiritu Santo procede del Padre y del Hijo"), asegurando que la
dicha cláusula del Credo era una blasfemia. Focio convocó un Concilio en Constantinopla en 867, que se atrevió a
excomulgar y deponer al papa romano. En 877, el papa Juan VIII, intentó mediar buscando una solución, pero acabó
excomulgando a Focio, al igual que sus sucesores Martín I y Esteban V. Sólo la muerte de Focio trajo una tregua
entre las dos iglesias, que se irá debilitando por el reparto de influencia sobre la adscripción de los búlgaros
a una u otra iglesia, y la presencia bizantina y su culto en el sur de Italia.

B) Miguel Cerulario y el cisma definitivo

En tiempos del patriarca Miguel I Cerulario, elegido en 1042, se produjo el definitivo cisma. Si bien
defendía la equiparación de las sedes de Roma y Constantinopla, denunció las prácticas romanas sobre el ayuno los
sábados, el uso del pan ácimo en la misma, el celibato de los eclesiásticos latinos y, cómo no, volvió sobre el tema
del filioque, además de cerrar las iglesias latinas de Constantinopla.

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El Papa León IX puso sobre la mesa el tema central de la divergencia: la primacía de la Sede de San Pedro.
A continuación, despachó una embajada a Constantinopla compuesta por Humberto da Silva Cándida, intransigente
defensor de la primacía de Roma, el cardenal Federico de Lorena (futuro Esteban IX) y Pedro, Arzobispo de Amalfi,
que, al igual que los orientales, se obstinaron en sus argumentos. El 19 de abril de 1054 depositaron en el altar de
Santa Sofia una Bula de excomunión del Patriarca de Constantinopla. Al domingo siguiente Miguel Cerulario, tras
quemar la bula papal, publicó un Edicto Sinodial en el que reiteró sus anatemas sobre Roma y comunicó a todos los
obispos y clero de Oriente lo sucedido. A pesar de la mediación del Patriarca de Antioquía, el cisma se había
consumado, perdurando sus efectos hasta la actualidad.

3.- LA REFORMA DE LA IGLESIA

De todo lo anteriormente expuesto es fácil deducir que, a finales del siglo X, la Iglesia estaba en uno de
los peores momentos de su historia por lo que, poco a poco, fueron alzándose voces que clamaban por
una reforma que debía afectar a todos los estamentos eclesiásticos.

3.1 La reforma monástica

A) Los cluniacenses
A pesar de la crisis general que afectaba a las costumbres y a la moral del clero, los monjes se vieron, de
algún modo, más libres de las injerencias laicas, a pesar de que la acción de los abades laicos y la obligatoriedad
de albergar a los señores durante sus desplazamientos perturbaban la paz de los monasterios. La reforma no podía
partir del Papado, en sus horas más bajas, ni del emperador, que no quería prescindir de su facultad de nombrar y
controlar los obispos. El paso definitivo para la reforma de las costumbres eclesiásticas y para la progresiva
liberación de la tutela de las fuerzas laicas se produjo en varias fases.

La primera, que afectó a los


monasterios, fue paradójicamente impulsada
por laicos como Gerardo de Rosellón, fundador
del monasterio de Vezelay y, sobre todo,
Guillermo I el Piadoso de Aquitania, fundador
de Cluny.

La carta fundacional de Cluny, del 11


de septiembre de 909, establecía que el
monasterio y sus dominios pertenecían y
dependían, exclusivamente, de la Santa Sede,
que estaba exento de toda injerencia laica y
que sus abades serían escogidos por los
monjes. En 931, el Papa Juan XI aprobó estos
privilegios y años después, el abad Hugo de
Cluny (1049 – 1109) pudo poner bajo su gobierno a todos los monasterios fundados por él mismo o que quisieran
acogerse a la norma reformista de Cluny.

El primer abad de Cluny, Bernón (910 – 926), no estableció una nueva regla monástica, sino que restauró
en toda su pureza la Regla benedictina de San Benito de Aniano, que insistía en la pobreza, la obediencia, la
castidad y la penitencia. La liturgia pasó al primer plano, con especial relevancia en el caso de la misa y el oficio
divino.

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Los primeros abades de Cluny, Odón (926 – 942) y Mayolo (954 – 994) fueron dos preeminencias de su
época y su fama hizo que muchos señores deseasen el establecimiento de dichos monjes en sus dominios, aunque
siempre sin capacidad de intervención. Desde la época del abad Odilón (994 – 1049), todos los monasterios bajo la
norma de Cluny quedaron sujetos a la abadía madre en cuestiones de observancia y disciplina, en la que el abad
tenía plenos poderes. La organización cluniacense llegó a su máxima expansión en la segunda mitad del siglo
XI y sus abadías y prioratos se extendían por las grandes vías de comunicación y por las principales
llanuras agrícolas de toda Europa. En Cluny, se levantaba la mayor iglesia de la cristiandad.

Varias son las razones del éxito de Cluny:

 Una cuidada elaboración de la liturgia.


 Especialización en la celebración de ceremonias
litúrgicas destinadas al rezo por el alma de los
donantes y benefactores del monasterio (todos,
ricos o pobres, sabían que toda la congregación
rogaba por su salvación gracias a sus limosnas)
 La longevidad y prestigio de sus primeros
abades, que estuvieron presentes en todos los
acontecimientos políticos de la época.

Dos importantes papas habían salido de sus filas:


Urbano II y Pascual II. Hacia mediados del siglo XII, los
desacuerdos de los abades de Cluny con el papado y
ciertos problemas económicos, pese a los esfuerzos
de Pedro el Venerable (1122-1157), marcaron el
declive de una Orden que llegó a tener miles de monjes y
enormes dominios agrícolas trabajados por siervos, colonos y hermanos conversos, que permitían a los religiosos
evitar el trabajo manual y dedicarse al oficio coral y a la confección de bellas copias manuscritas en sus scriptoria.

Los cluniacenses – conocidos por su hábito como monjes negros - contribuyeron a mitigar la violencia de
la sociedad feudal mediante su participación en las asambleas de Paz y Tregua de Dios, a reformar el
clero y sus costumbres morales y a difundir el Románico por toda Europa, aunque también pusieron en duda
la doctrina gregoriana de la absoluta superioridad del Papado. Este esfuerzo por estar presentes en todos los
ámbitos de la vida hizo que, lentamente, ignorasen las nuevas exigencias de mayor retiro del mundo, de mayor
pobreza y de mayores dosis de misticismo, virtudes que no existían ya en Cluny.

Al margen de Cluny, surgió otro centro de renovación del benedictismo en Lorena, de manos del abad de
Gorze (933), Juan de Vandières, que dedicó especial atención al ascetismo y al trabajo manual. La reforma de Gorze
fue más austera que la de Cluny y no estableció relación alguna de dependencia entre monasterios bajo la misma
norma.

Aunque gozaron de la protección de Otón I y Otón II, los abades lorenenses se elegían libremente y cada
centro permanecía bajo el patrocinio de sus fundadores, ya fuesen obispos o señores laicos, lo que permitió que su
reforma tuviese más influencia sobre su entorno social y, en especial, sobre el clero secular. A pesar de ello, pronto
surgieron los problemas derivados de la sumisión del poder espiritual al poder temporal. Cuando Esteban IX (1057 –
1058), un monje lorenense, llegó al Papado, se inició el camino contra las investiduras y el poder de los laicos en la
Iglesia

b) Otras órdenes monásticas


El devenir de Cluny hizo que sus detractores le criticasen por
sus riquezas, tan alejadas de la vida eremítica y su ideal de pobreza y
entrega a Cristo. De este modo, a finales del siglo X surgieron
diversos movimientos anacoretas, encabezados en Calabria por Nilo

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de Rossano, abad fundador del monasterio de rito bizantino de Grottaferrata, que predicó constantemente contra
los excesos de su época. Otros combinaron la vida eremítica con la cenobítica, creándose nuevas Órdenes como la
de los Camaldulenses, fundada por San Romualdo en 1012 o la de los Cartujos, fundada por San Bruno en el
corazón de los Alpes, con la intención de recuperar las esencias del benedictismo y añadirles estrictas exigencias de
aislamiento y silencio.

Otros reformadores adoptaron la Regla de San Agustín, que permitía a sus miembros vivir en comunidades
canonicales dedicadas a la enseñanza y la predicación, como la colegial de San Victor en París (1110) y la Orden de
los Premostratenses, fundada en 1120.

Las Órdenes Militares se fundaron en Tierra Santa como resultado de un espíritu reformista, de la
necesidad de proteger a los peregrinos y de acuerdo con el ideal caballeresco y espiritual de Cruzada. Así surgieron
los Hospitalarios de San Juan, los Caballeros del Templo o Templarios, fundados por Hugo de Payns en 1119, y los
Caballeros Teutónicos (1198).

c) Los cistercienses
A principios del siglo XII, Cluny llevaba dos
décadas pasando sus peores momentos: tenía
conflictos con el papado, era objeto de ataques por
parte del Obispo de Mácon, el abad había sido
excomulgado y muerto en una cárcel romana y, por
último, había estallado un cisma monástico en 1125
que produjo incluso enfrentamientos armados
dentro del monasterio.

La antorcha dejada por Cluny la


recogieron, en el siglo XII, los monjes del Císter. En el año 1098, un grupo de monjes cluniacenses, dirigidos por
Roberto de Molesmes fundó en Citeaux (Borgoña) un monasterio en el que vivir en toda su pureza la Regla de
San Benito. Los estatutos de la nueva Orden no se concretaron hasta 1120, cuando su tercer abad, Esteban Hárding,
redactó la Carta caritatis, cuyos preceptos eran la pobreza, el silencio, el trabajo manual en los campos, el
aislamiento del mundo, la austeridad extrema y la sencillez de sus casas y templos.

El gran impulsor del Císter fue San Bernardo, que ingresó en la Obra en 1112, fundó el monasterio de
Clairvaux (Claraval) en el año 1115 y facilitó extensión por toda Europa. San Bernardo fue un hombre de gran
cultura, un profundo conocedor de las artes liberales que influyó enormemente en la Orden, actuó también como
consejero de papas y reyes y predicó la segunda cruzada. Cuando murió en 1153, los cistercienses constituían
la primera línea de apoyo del Papado, participaban en la elevación moral del episcopado y luchaban
contra los herejes en el Languedoc. En 1145 fue elegido Eugenio III, primer papa cisterciense, y a partir de ahí la
orden se extiende por toda la cristiandad, siendo su hegemonía indiscutible.

La organización cisterciense difería radicalmente del monaquismo de Cluny, era mucho más
participativa y sus abadías tenían más autonomía, dependiendo de las 5 grandes abadías-madre. El abad
general, del que emanaban todas las directrices, residía en Citeaux y estaba asistido por un Capítulo General.
Por su parte, el monje cisterciense, caracterizado por su hábito blanco, era fiel al espíritu de pobreza, cultivaba
los campos, conocía bien las últimas técnicas agrícolas y gestionaba y administraba las propiedades del
monasterio.

3.2 La Iglesia y las instituciones de paz: "Paz y Tregua de Dios"


El desorden existente en el sur de Francia, donde la autoridad real era muy débil y las familias nobles
luchaban despiadadamente entre sí, provocó la aparición de una corriente sobre el respeto debido al Derecho,
a los juramentos prestados y a la protección de los más débiles.

180
Los primeros acuerdos sobre la Paz de Dios (Pax Dei) –pues era el propio Dios quien la garantizaba–
se tomaron en el Concilio de Charroux (cerca de Poitiers), en junio de 989, para proteger, bajo pena de
excomunión, a campesinos y clérigos. Un año después, estos acuerdos se extendieron para la protección de los
mercaderes.

A partir de entonces, constantes sínodos y concilios confirmaron dichos acuerdos hasta que, en 1010, el rey
Roberto proclamó en Orleans la extensión de la Paz de Dios a toda Francia, aunque su aplicación tuvo resultados
limitados.

Complementariamente a este movimiento, surgió la Tregua de Dios (Tregua Dei) impulsada por el obispo
Oliva de Vic, por la que se prohibían los combates en determinados días y épocas del año. La primera
asamblea de Paz y Tregua de Dios se celebró en 1027, durante el Sínodo de Elna (Rosellón), encabezada por el
entonces abad Oliva en respuesta a una ola de violencia desatada entre los poderes del condado, que afectó
también a campesinos y clérigos de la zona. Con el objetivo de garantizar la asistencia a misa y el descanso
dominical, se prohibió la guerra desde la tarde del sábado hasta las primeras horas del lunes. Oliva siguió impulsando
este movimiento pacifista en los siguientes años, extendiéndolo a Occitania. En 1041, el abad Odilón de Cluny y los
obispos de Provenza consiguieron extender la prohibición desde el miércoles por la noche hasta el lunes por la
mañana. También los obispos de Borgoña extendieron la prohibición a fechas como el Adviento y la Semana Santa.

Cuando las asambleas de Paz y Tregua de Dios no contaron con el apoyo de la nobleza tuvieron un efecto
muy limitado, sin embargo, hubo casos como el del conde Ramón Berenguer I de Barcelona que, durante la
segunda mitad del siglo XI, no sólo ratificó las decisiones de Paz y Tregua, sino que incluso convocó concilios de paz
como el de Barcelona de 1064 o el de Gerona del 1068. Las disposiciones de estos concilios fueron incorporadas en
los Usatges de Barcelona, nuevo código legal que sustituía al viejo Liber Iudiciorum que se había convertido en
obsoleto después de la feudalización. Papas como León IX o Nicolás II fueron entusiastas defensores de la Paz y
Tregua de Dios.

LA REFORMA DE LA IGLESIA
En los orígenes de la reforma de la Iglesia que se opera desde el propio siglo X (que fue el denominado
siglos de hierro de la Iglesia debido a los efectos adversos de la feudalización de la Iglesia)
desempeñaron un papel importante las órdenes regulares.
Introducción
Sobre todo el monacato benedictino (fundado en la Regla de San Benito de Nursia [480-547], cuya
difusión y aplicación en Francia había sido favorecida en época de Carlomagno por el abad San Benito
de Aniano [750-821]).
Orden creada en 910 por Guillermo I de Aquitania; abades Odón (927-942), Mayeul (948-994), Odilón
(994-1049) y Hugo (1049-1109), que intervino en la Querella de las Investiduras.
Orden de Cluny Vocación de rigor benedictino (importancia al cumplimiento de normas canónicas, esplendor del Opus
Dei, ascesis moderada, abundancia de lectio divina) e independencia respecto de poderes temporales.
Extraordinaria difusión en Europa en forma de red de prioratos. Cluny III.
En Alemania sobresalen también los monasterios loreneses de Gorze y Brogne, así como los de San
El caso alemán
Marcial de Limoges, San Víctor de Marsella y otros.
Renovación de la vida benedictina iniciada por Roberto de Molesmes. Abadía de Citeaux. Sobriedad,
Orden cisterciense pobreza, silencio (programa contenido en la Carta de Caridad del abad Esteban Harding). San Bernardo
de Claraval (Clairvaux) figura central de la espiritualidad del s. XII.
Se introducen desde el s. X, a partir del sur de Francia (concilio de Charroux, etc.): sanciones
eclesiásticas frente a actos de violencia (exclusión temporal de la venganza privada) en determinadas
festividades, períodos del año, en recintos eclesiásticos.
Paz y tregua de Dios
Desarrollo de la paz como garantía del orden jurídico (un hito en el paulatino proceso de sustitución
del binomio ofensa-venganza por el de delito-pena)  Multiplicación de paces especiales: mercado,
camino, casa, etc.

181
4.- LAS HEREJIAS

A raíz de la situación que vivía Europa, durante los siglos XI y XII se desarrollaron una serie de herejías
basadas, no en cuestiones teológicas, sino en principios de fuerte reivindicación social y que afectaron a
los estamentos más bajos de la sociedad, sin que faltaran nobles, clérigos y artesanos que se sumaron a ellos. Su
motivación fue también el anhelo de reforma que se pedía para el clero, al que se solicitaba un retorno a los ideales
de la primitiva vida evangélica, por lo que la regeneración y purificación de la Iglesia eran prioritarios.

La realidad fue que ni valdenses ni cátaros – o


albigenses – desearon subvertir el orden social imperante
sino vivir un cristianismo cercano al de la primitiva
Iglesia apostólica. Todos denunciaron la riqueza del
episcopado y su incapacidad para ejercer sus funciones
religiosas, la ignorancia del clero y la riqueza, tanto de
cluniacenses como de cistercienses.

Desde principios del s. XI, las crónicas informan de


predicadores que defienden doctrinas contrarias al dogma
católico en Arras, Orleáns, Aquitania, Alemania o
Lombardía. Sus adictos profesan un espiritualismo exacerbado y practican la pobreza comunitaria. Cuentan con
numerosos adeptos, pero no suponen ningún peligro para la iglesia local.

a) Valdenses
Fueron fundados en 1170 por un rico mercader de Lyon, Pedro Valdo, que repartió sus bienes entre los
pobres de la ciudad (Pobres de Lyon), predicó la pobreza y la penitencia y la traducción de los Evangelios a la
lengua vulgar para evitar la intermediación de los eclesiásticos en su lectura.

Valdo no dejó su estado laico y se enfrentó a la


jerarquía eclesiástica, lo que provocó su excomunión en 1184
en el Concilio de Verona. Su posterior expulsión de Lyon
provocó que su doctrina se extendiera por toda Europa,
especialmente por el Norte de Italia, donde se radicalizaron
cada vez más y fueron perseguidos por la jerarquía.

Se consideran precursores de la reforma


protestante y han llegado hasta nuestros días.

b) Cátaros o albigenses
Más trascendente, por sus implicaciones teológicas, fue la herejía de los cátaros o puros, de espíritu dualista.
El catarismo pudo recibir influencias del maniqueísmo y del gnosticismo. Fue introducida por los caballeros que,
hacia 1150, retornaron a Europa de la segunda cruzada. Sea como fuere, se difundió por Alemania, Italia,
Cataluña y Francia, especialmente en el Languedoc y particularmente en la región de Albi, de ahí su nombre de
albigenses.

182
Denunciaban la organización eclesiástica y los sacramentos, de los que sólo admitían el consolamentum, un
acto litúrgico que se administraba en el momento de su muerte y sería un equivalente a la extremaunción. Su
doctrina establecía la lucha eterna entre el Bien y el Mal, entre el espíritu y la materia. Sólo los dirigentes o
perfectos debían llevar una vida austera.

Los cátaros disfrutaron del apoyo de la nobleza del sur de Francia, especialmente del conde de Tolosa,
Raimundo IV, y lograron crear una estructura eclesiástica que incluía seis obispados, convirtiéndose en un peligro
para la jerarquía cristiana. Inicialmente, la Iglesia envió a predicar entre los cátaros a monjes cistercienses, pero tras
el asesinato del delegado papal en 1208, se desató una feroz cruzada dirigida por Simón de Montfort y
apoyada por los nobles del norte de Francia, que acabó con la masacre de Beziers (1209) y la derrota de los
albigenses en Muret (1213), donde murió el rey Pedro II de Aragón, que acudió en ayuda de su vasallo el Conde
de Tolosa.

Con la cruzada contra los albigenses se pervirtió el concepto de cruzada que había justificado la licitud y
justicia de la misma, es decir, la lucha contra el infiel para la recuperación de la Tierra Santa. Inocencio III levantó
el estandarte de la cruz, no sólo contra los infieles, sino ahora contra los herejes y a quien se oponga al
Papado, equiparando la herejía al delito de lesa majestad.
El último reducto cátaro, el castillo de Montsegur, fue rendido en 1244, en un auténtico genocidio que no
distinguió entre herejes o no, ya que de eso se encargaría Dios en la otra vida. Los bienes del conde de Tolosa
pasaron a manos de Simón de Montfort y, más tarde, a la Corona francesa, por el Tratado de Paris de 1229. De este
modo terminó la guerra que, bajo pretextos religiosos, sació los apetitos territoriales de los nobles del
norte de Francia y permitió al rey dominar el sur del país.

c) La inquisición
Con el objetivo de combatir la herejía albigense, durante el Concilio de Verona de 1184 el Papa Lucio III
estableció los principios y objetivos de la Inquisición, institución que fue mejor definida y estructurada en el IV
Concilio de Letrán (1215), por orden de Inocencio III.

En el Concilio de Tolosa de 1229, se encargó a los obispos la tarea de instruir los procesos y dictar
sentencias, aunque para ejecutarlas el reo era entregado a la autoridad civil, quedando la Iglesia al
margen.

La Inquisición episcopal fue poco eficiente por lo que, en el año 1231, Gregorio IX creó la Inquisición
propiamente dicha y encargó a las órdenes mendicantes y, en especial, a los Dominicos, su desarrollo.

183
5.- VIDA INTELECTUAL Y ARTISTICA
5.1 Las escuelas monásticas
Desde la Alta edad Media, el escaso interés por la cultura, vigente en tiempos de Carlomagno, se reduce
todavía más, si cabe, ante la oleada de segundas invasiones. En estas circunstancias, la cultura se refugió en
algunos monasterios donde, a lo largo del siglo X, la única producción se dirige al comentario de textos,
composiciones de himnos o tratados de moral o dialéctica, escasamente originales.

Durante el siglo X, las escuelas monásticas instruían a los monjes de acuerdo con el Trivium, aunque
centrándose en la gramática – aprendizaje de la lectura y la escritura - y dejando de lado la retórica y la dialéctica,
que sólo empieza a recuperarse a partir del siglo IX. Del Quadrivium, abandonado hasta el siglo VIII, sólo se había
mantenido la enseñanza de la música para la correcta interpretación de los himnos litúrgicos.

A partir de mediados del siglo X, tras la descomposición del Imperio carolingio y la llegada de sucesivos
invasores, el período de los Otones otorgó una cierta tranquilidad al escenario europeo que facilitó la copia de
manuscritos, el intercambio entre diferentes centros de producción y el desarrollo de una cierta actividad cultural.

En las escuelas monásticas surgen los


primeros ejemplos del pensamiento filosófico
medieval, destacando la escuela fundada por el monje
Lanfranco, en el monasterio de Bec (Normandía),
escenario en el que desarrolló su actividad San
Anselmo (1033 – 1109) quien, a través de varios
tratados sobre la existencia y la esencia de Dios, dio
lugar al pensamiento escolástico. El monasterio
de Montecassino se constituyó en un centro de estudio
de los clásicos y de contacto con obras de origen árabe,

184
donde se tradujeron obras de Hipócrates y Galeno.

En la España cristiana del siglo X se constituyó otro foco cultural astur-leonés cuyos centros producían
bellos ejemplos de obras miniadas como los Beatos.

El scriptorio de Ripoll, junto a otros monasterios castellanos, jugó un importante papel en la transmisión
de los saberes de la España musulmana, traduciendo al latín obras de matemáticas, astronomía y geometría. Las
copias de manuscritos de Ripoll se difundieron por el sur de Francia e Italia a mediados del siglo XI, dando a
conocer la nueva matemática en Europa. Destacó en Ripoll Gerberto de Aurillac, futuro Silvestre II, que estudió
el quadrivium con el obispo Oton de Vich.

En el s. XII destacan las escuelas monásticas parisinas de Santa Genoveva y San Victor, donde
enseñarían Guillermo de Champeaux y Abelardo. A partir de aquí fueron declinando las escuelas monásticas, ya
que surjen nuevas cuestiones filosóficas y teológicas que estaban muy lejos de los intereses intelectuales de los
monjes.

5.2 Las escuelas catedralicias


Tuvieron mayor libertad y amplitud de miras que las monásticas, y al frente de cada una de ellas se
situaba un magister scholarum, representante del obispo. Fue el Obispo Nótger de Lieja quien marcaría el
patrón de estas escuelas, en el que el plan de estudios era más amplio.

Las más famosas fueron las de Tours,


Chartres, Paris, Le Mans, York, Canterbury y
Palencia, destacando también Toledo y
Palermo en la traducción de libros árabes.
Siempre había en ellas un maestro famoso que les
hacia destacar sobre las demás, al que seguían
todos los alumnos allá donde fueran. Berengario
de Tours y Fulberto de Chartres son ejemplos de
ello.

El siglo XII fue la mejor época de las


escuelas catedralicias. Tras el Concilio de
Letrán (1179), cada diócesis dispuso de una
escuela y ante el éxito que cosecharon, tuvieron que abrir sus puertas a los hombres de la ciudad, creándose
escuelas internas para religiosos y externas para los laicos. Terminados los estudios, los alumnos recibían la
licentia docendi, que dio origen a los maestros seculares que abrían escuelas a petición de los municipios.

5.3 Los "estudios generales"


En una segunda fase, junto a las escuelas catedralicias, aparecieron escuelas urbanas laicas
patrocinadas por ciudades especialmente prósperas. Desde finales del siglo XII y en el siglo XIII, algunas
escuelas donde se impartían estudios tanto a clérigos como a laicos y que habían alcanzado un alto nivel de
enseñanza, se ganaron el título de Estudios Generales y, más tarde, de Universidades.

Los Estudios Generales podían ser episcopales o urbanos, aunque en ambos casos provocaron una profunda
transformación tanto de los métodos de estudio como en las materias impartidas, ampliando considerablemente
los horizontes de la cultura medieval.

185
Una de las ciencias que primero se desarrolló, junto al estudio de Artes Liberales, fue la Medicina,
destacando escuelas como la de Salerno, en el siglo X, y tratadistas como Constantino Africano o Rogerius, autor de
la Practica Chirurgiae.

El estudio del Derecho fue muy importante para la organización de la sociedad y la afirmación del poder
real. El derecho Romano, a través de la codificación de Justiniano, se convierte en modelo de reglamentación
jurídica de sociedades más perfectas, al ser posiblemente importado de Bizancio a Bolonia. A partir del siglo XI se
van descubriendo paulatinamente las diversas partes del Corpus iuris civilis de Justiniano, primero el Código, luego
los Instituta y la primera parte del Digesto y, por último, las Novellae y el resto del Digesto. Destacarán en ésta época
el maestro Irnerio de Bolonia (Sumas y glosas) y el jurista Pedro de Valence, en Francia (Exceptiones Petri legum
romanorum).

En cuanto al Derecho Canónico, Graciano intentó armonizarlo con las disposiciones de Justiniano, mediante
el Decreto, aparecido hacia 1140, y tras él aparecieron decretalistas, que realizaban comentarios en base a esta
obra, siendo el más importante Huguccio.

Otra vertiente del resurgimiento cultural de Occidente, durante esta época, fue el auge del estudio de la
filosofía y la teología. Gracias al redescubrimiento de la Lógica de Aristóteles, el pensamiento del momento
adoptó el “método dialéctico” como forma de demostración frente al “argumento de autoridad”. Después de
varios siglos de cultura repetitiva de los modelos clásicos y cristianos, el hombre medieval volvía a
plantearse, por sí mismo los problemas, siguiendo el "método aristotélico".

En escuelas catedralicias francesas como la de Bec, donde predominaba el elemento eclesiástico, se inició la
aplicación del método dialéctico al conocimiento teológico, siguiendo los pasos de Berengario de Tours. Dentro de
la especulación filosófica del siglo XII, la obra de san Anselmo, arzobispo de Canterbury y antes abad de Bec,
es de extraordinaria relevancia a causa de su argumento ontológico sobre la necesaria existencia de
Dios.

En la escuela de Chartres, los estudiosos se inclinaron por el platonismo o por el humanismo cristiano,
representado por Juan de Salisbury, que también cultivó la filosofía política, con la célebre Policraticus.

En el siglo XII, el gran reto de la armonización de la razón y la fe giró en torno a la validez de los
conceptos universales, que dividió las escuelas entre realistas y nominalistas. El maestro Pedro Abelardo
(1079 – 1142), adoptó una vía media en esta cuestión. Impulsó el desarrollo de la dialéctica y su aplicación a la
teología. En su obra más famosa Sic et Non (Sí y no), hizo listas de los pasajes de las Escrituras y de los Padres de la
Iglesia que se contradecían de manera flagrante entre sí y puso énfasis en la necesidad de utilizar la lógica o el
razonamiento dialéctico para reconciliar de un modo sistemático las aparentes diferencias. Por otro lado, personajes
como el obispo de París, Pedro Lombardo, desarrollaron métodos como las Sentencias, conjunto de citas de
autoridades bíblicas y patrísticas que pretendían probar ciertas tesis.

En un intento magistral por reconciliar la fe y la razón, Santo Tomás de Aquino (1225-1274)


redactó su famosa Summa Theologica, compendio de conocimiento que intentaba reunir el aprendizaje recibido
de los siglos anteriores acerca de los más diversos temas. La obra maestra de Aquino fue organizada de acuerdo con
el método dialéctico de los escolásticos, según el cual, primero planteaba una cuestión, citaba las fuentes y ofrecía
opiniones contrarias a ese asunto, para finalmente resolverlas alcanzando sus propias conclusiones. San Bernardo de
Claraval fustigó a escolásticos como Pedro Abelardo y otros, lo que abrió el camino de la vía mística para la
especulación teológica, impulsada por Hugo de San Víctor.

186
Esta época, que se puede denominar románica, en el ámbito cultural, es el vivo reflejo de la tendencia
expansiva que había acusado Europa en otros niveles, como el demográfico, el económico y el político. Incluso se
puede decir que es la interpretación de una realidad nueva a través de las formas artísticas, de las construcciones
filosóficas y teológicas y del pensamiento político, apareciendo nuevas corrientes espirituales, nuevas instituciones
religiosas, formulaciones jurídicas y nuevos centros de actividad intelectual.

A pesar de las discrepancias y de las nuevas corrientes de espiritualidad, el mundo intelectual de los
siglos XI y XII tiene a la Cristiandad como denominador común. Existe, además, una unidad de idioma, el
latín culto, que facilita los intercambios culturales, una unidad geográfica, que permite la libre circulación de
maestros, alumnos y manuscritos, y una unidad de conocimientos, aunque los problemas se abordasen
desde distintos puntos de vista.

6.- EL ROMANICO

Esta nueva vitalidad de los s. XI y XII se manifiesta a través de sus manifestaciones artísticas. En la poesía
aparecen el juglar y los trovadores, mientras que en las artes plásticas el románico expresaba claramente el
mundo nuevo que aparece y se difunde por toda Europa. Es un arte eminentemente religioso, que se extendió en el
ámbito civil a partir del s. XIII, si bien, en el ámbito militar, ya apareció en el s. X.
En los siglos IX y X asistimos a un Primer Románico, caracterizado por:
- Templos de una sola nave, de piedra tosca
- Fuertes pilares para sostener pesadas bóvedas
- Escasa iluminación y poca decoración escultórica.

Es el arte típico de las abadías cluniacenses, de la que Santa María de Ripoll


(imagen derecha) es un buen ejemplo.

187
Desde finales del siglo XI y durante el XII se desarrolla un Segundo Románico, caracterizado por:
- Naves más anchas y elevadas
- Esculturas en las fachadas
- Contrafuertes más ligeros
- Abundantes puertas y ventanas que dan mayor iluminación interior.
- La planta típica es la de cruz latina, con varias capillas o ábsides en la cabecera.
- Por su parte, las iglesias de peregrinación incluyen un deambulatorio o girola para facilitar el movimiento de
los fieles alrededor de las reliquias, como en Santiago de Compostela (abajo).

En términos generales, en los pórticos y los tímpanos de las


iglesias se esculpen escenas del Juicio Final y del apocalipsis. Los capiteles
de columnas, ricamente decorados, incluyen motivos geométricos,
florales, figuras humanas y animales reales e imaginarios.

La pintura románica, realizada al fresco, se emplea para decorar


el interior de los templos y los frontales del altar con figuras hieráticas y
sin perspectiva, con los pliegues del vestuario simétricos y de colores
intensos. El empleo de vidrieras pintadas también fue habitual a partir del
siglo XI.
Paralelamente con esta fase del románico, surgieron los primeros
ejemplos del gótico en la basílica de Saint Denis y en la catedral de Durham.

VIDA INTELECTUAL Y ARTÍSTICA


La Iglesia queda como reducto cultural en una sociedad sumida en la barbarie (extinción de educación
antigua).
Inicialmente, se aprecían geográficamente dos ámbitos y dos orientaciones: la hispana y la italiana, aunque en
conjunto se observa una voluntad de conservar la cultura clásica unida al cristianismo, pero sin propiamente
un proyecto innovador.
España Renacimiento de época del rey Sisebuto [612-621].
visigótica San Isidoro de Sevilla [556-636] > Las Etimologías.
Gregorio el Grande [590-604]; Casiodoro (490-583)  En sus Institutiones divinarum et
Siglos V-VII saeculorum litterarum traza un plan completo de estudios en dos ciclos -Trivium y
Italia
Cuadrivium-, que ejercerá gran influencia; fundó el monasterio de Vivarium, con acento en
dedicación cultural de los monjes.
Centros monásticos (Lindisfarne, Iona, Bangor) en los que se desarrolla, en un ambiente de
Espacios ascetismo, una cultura cristiana plenamente original (centrada en renacimiento de cultura
céltico bíblica): nacimiento de una cultura específicamente cristiana.
(Irlanda-Gales) Difusión por San Columbano (543-615): Ideal ascético de la peregrinatio pro Christo 
y anglosajón Actividad misionera y fundacional (monasterios de Luxeuil, Saint Gall, Bobbio) en territorios
bárbaros
Hacia 680-700 se registra un efectivo renacer cultural y artístico en centros monásticos y episcopales
diversos, que se convierten en focos intelectuales, a la vez en las Galias, Italia e Inglaterra.
Multiplicación de scriptoria monásticos y escuelas catedralicias.
Formación de una nueva generación de letrados.
Interés por la poesía, por las biografías (hagiografía), con cierta inspiración en César y Virgilio; se constata
lectura de los clásicos y un modesto renacer del helenismo.
El movimiento, importante no obstante su limitado alcance, constituye el antecedente de la renovación
Fin VII (680)- carolingia.
Factores favorables a la renovación  Con el advenimiento de los primeros carolingios se comienza a salir en
mediados VIII
Francia de la anarquía anterior (Pipino de Herstal > Victoria de Tertry en 687); pacificación relativa de Italia
(paz entre lombardos y bizantinos en 680) y Gran Bretaña (los reyes de Wessex imponen su autoridad sobre
sus vecinos).
Incremento de intercambios, con notables consecuencias culturales: “El Occidente cristianizado comienza a
realizar su unidad cultural” (P. Riché). Algunos aspectos principales:
1. El envío por el papa a Inglaterra, en 679, de dos eclesiásticos cultivados (el africano Adriano y el griego
Teodoro) > Reorganizan desde Canterbury las escuelas eclesiásticas.

188
2. Ir y venir de anglo-sajones e irlandeses a Italia, a través de Francia: Benito Biscop, Wilfrido de Ripon,
Willibrord (“apóstol de los frisios”), etc. Pavía fue lugar de encuentro entre anglosajones, romanos y
orientales.
3. Misioneros irlandeses y anglosajones comienzan a evangelizar Germania.
4. La conquista de España por los árabes provoca emigración de monjes y clérigos, que portan consigo
manuscritos, a Borgoña, Italia y Roma  “La cultura hispánica, hasta entonces bastante aislada, va a ser
conocida y sus obras literarias imitadas”.
- Carlomagno entendió, a partir de 780, la necesidad de una regeneración cultural, en un
contexto de barbarie todavía dominante no obstante el renacer iniciado un siglo antes.
- Carlomagno se rodeó (Escuela palatina de Aquisgrán) de las mejores figuras de su época >
italianos (Pedro de Pisa, Paulo Diácono, Paulino de Nola), españoles (Teodulfo, obispo de
Orleans), irlandeses, anglosajones (Alcuino, praeceptor Galliae).
- La Admonitio generalis de 789 > Prescribe creación de escuelas episcopales en todas las
Carlomagno
diócesis.
- Preocupación por la escritura y la gramática, restauración del latín, con consecuencias
futuras.
El renacimiento
- Inmenso esfuerzo de confección de libros (la minúscula carolina, numerosos scriptoria
carolingio
(palatino, episcopales y monásticos) e importante obra de transmisión de obras de la
Antigüedad.
El renacimiento cultural se amplifica en una segunda fase, ya en el, en tiempos de Ludovico
Pío, Carlos el Calvo, Luis el Germánico y Lotario II  Figuras como Juan Escoto Erígena,
s. IX Walafrido Strabon, Rábano Mauro, Lupo de Ferrières, Eginhardo (Vita Caroli). Ramas del saber
variadas.
Un importante esfuerzo creador inspirado en la herencia clásica. El palacio de Aquisgrán y la
Arte capilla palatina. Un nuevo tipo de iglesias, caracterizadas por el desarrollo de su parte
carolingio occidental (el macizo occidental o Westwerk): abadías de Corvey, Lorsch, etc.). Miniatura,
pintura, orfebrería.
Otón I (962- Renacimiento otoniano, prolongación del carolingio, que se acentúa con Otón II y, sobre todo,
973) con Otón III.
Escuelas Catedral de Magdeburgo, Wurzburgo, Bamberg, Ratisbona; monasterios de Reichenau y Saint-
episcopales Gall; escuelas episcopales de Colonia, Worms, Maguncia; Conventos de religiosas como
y Gandersheim (la monja Hroswitha: autora de comedias inspiradas en Terencio); Escuela de
monásticas Lieja.
Historia, poesía (el monje Ekkehard adapta en versos latinos la leyenda nacional del
El renacimiento Waltharius), literatura didáctica y traducciones (manuales del Trivium; traducción al alemán de
otoniano Disciplinas
obras latinas destinadas a la enseñanza: la Consolación de Boecio, las Bucólicas de Virgilio, las
Categorías de Aristóteles, etc.).
Tiene lugar “el primer esfuerzo realizado en el continente para hacer accesibles las obras de la
Antigüedad clásica y cristiana” (L. Genicot).
Multiplicidad de edificios en estilos regionales varios (con macizos occidentales, transeptos
Arte dobles, altas torres, cabeceras complejas). En Italia: inicios del estilo lombardo. Decoración de
otoniano libros miniados: destacan los scriptoria de Reichenau (Evangeliario de Otón III) y San Emerán de
Rastisbona. Toréutica: las puertas de bronce de San Miguel de Hildesheim.
A mediados del siglo XI comienza la plena Edad Media, que culmina en los siglos XII y XIII. Expansión de Cluny y
Cister, multiplicación de nuevas escuelas monásticas y episcopales (Fulda, Tours, York, Auxerre, Chartres, las
parisinas de San Víctor y Santa Genoveva, etc.). Se abre la edad de oro del pensamiento medieval, común a
toda la Cristiandad. Desarrollo de variados saberes estructurados en Trivium y Cuadrivium. Los profesores de
las escuelas reciben el nombre de escolásticos, que dio nombre a la doctrina enseñada en ellas (escolástica).
La presencia creciente de laicos en las escuelas eclesiásticas movió a crear centros independientes, los
estudios generales que dieron paso a las universidades (“universitas” = acepción gremial o corporativa, como
“asociación de maestros y estudiantes”). En ellos se da entrada a saberes vedados a los eclesiásticos: medicina
y derecho. La iniciativa de su fundación partió frecuentemente de los reyes, en colaboración con obispos.
Cronología > Universidad de Bolonia (1089), Oxford (1089), Paris (1150), Cambridge (1208), Palencia (1212),
Siglos XI-XII Salamanca (1215)
Auge de la teología (San Bernardo de Claraval [1091-1153]) y de la filosofía, ésta como desarrollo de la
dialéctica aplicada a los problemas naturales contenidos en las cuestiones de teología. En filosofía destacan la
escuela de Chartres (fundada en 990 por el obispo Fulberto; apogeo en el XII: san Ivo de Chartres, Gilberto de
la Porrée, Juan de Salisbury) y de la abadía de San Víctor (Hugo de San Víctor [1096-1141]). Otros filósofos
destacados: Anselmo de Canterbury (1033-1109) y Pedro Abelardo (1079-1142). Entre los grandes temas
filosóficos de la época sobresalen la cuestión de los universales y el problema de la relación entre la razón y la
fe.
La recepción del Derecho romano  El renacimiento urbano y mercantil del s. XI, así como la
Derecho creciente complejidad de las instituciones civiles y eclesiásticas, trajo consigo nuevas
necesidades jurídicas.

189
Nace la Escuela de Bolonia o de los glosadores: Irnerio (h. 1050-1130), Azzo (m. h. 1230) y
Accursio (1185-1263).
Su obra consistió en la restauración del olvidado Corpus Iuris Civilis, que estudiaron desde una
actitud reverencial, de apego a la letra (las glosas, las summae).
Planteamiento favorable al Imperio medieval ("Unum ius, unum imperium"), con menosprecio
hacia el ius proprium o Derecho estatutario.
Su obra supuso la restauración del derecho civil y de ciencia jurídica en occidente.
Una importante renovación también en el campo del Derecho canónico animada por la
reforma gregoriana (s. XI) que promovió la unidad al Derecho canónico > Graciano (fines XI-
1160) y el Decreto (Decretum o Concordia discordantium canonum). Los decretistas o
glosadores canonistas.
La primera Escuela de traductores, fundada en Toledo por el arzobispo Raimundo (1125-1151). Presencia de
sabios musulmanes, judíos y extranjeros. Se tradujeron obras de Avicena, Avicebrón, Algacel, Alfarabí
(transmisores de la filosofía griega a occidente) y obras científicas de la antigüedad clásica.

FUENTES

 Abelardo. (1079-1142) Maestro de la escuela catedralicia de París y uno de los mayores representantes de la
cultura de su tiempo. Destaca su Historia calamitatum mearum.
 Adalberón de Laón. (947-1031??). Obispo que escribió Carmen ad Robertum regem, en el que narra su
célebre reparto de la sociedad medieval.
 Adso de Montier-en-Der. (920-992??). Obispo y director de la escuela capitular de Tours con obras
importantes sobre los temores del hombre ante el fin del milenio.
 Aimón de Fleury. (970-1008) monje y cronista que escribió una obra fuente hagiográfica de muchas otras,
junto a una historia de la abadía de Fleury.
 Alain de Lille. (1128-1203. Maestro de las escuelas de Chartres y París, inspirado por Boecio y Platón.
 Bernardo de Chartres. (?-1130). Profesor de Chartres e impulsor de los estudios de gramática y de Platón.
 Bernardo de Claraval. (1090-1053)Abad cisterciense, gran figura intelectual del siglo XII, cuya principal obra
es el Epistolario, fiel reflejo de la sociedad y cultura de su tiempo.
 Burcardo de Worms. (965-1025) Muy célebre su Decretum, con numerosas disposiciones sobre disciplina
eclesiástica y vida sacramental y magnifico testimonio de las costumbres de la época.
 Guido de Arezzo. (990-1035). Monje que resulta fundamental en el estudio de la música. Inventó el
pentagrama, las notas y los tonos.
 Humberto de Silva Cándida. (m. 1061) gran defensor de la reforma eclesiástica, autos de importantes libros
como Libri III adversus simoniacus, que equipara la simonía y la herejía.
 Pedro Damián. (1007-1072). Doctor de la Iglesia y mayor exponente intelectual del siglo XI con una
extensísima obra.

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190
TEMA 14.- EL IMPERIO BIZANTINO, DE LOS
COMNENOS A LOS ÁNGELOS
(1081-1024)
1.- LA DINASTIA COMNENA Y EL TRIUNFO DE LA ARISTOCRACIA
TERRATENIENTE.
1.1 Los Comnenos y las reformas del Estado

Tras la extinción de la dinastía Macedónica en el 1056, falla la sucesión imperial ordenada y comienzan las
luchas de poder entre los diferentes grupos nobiliarios, comenzando a reinar los Comeno en primer lugar, a través
de Isaac Comneno (1057-1059), y posteriormente los Ducas algo mas tarde.

Con el acceso al poder de Alejo I Comneno en 1081, comienza una nueva época en la historia de
Bizancio, siendo un gran reformador, por encima de sus antecesores, que simplificó y mejoró notablemente la
administración, aunque algunas de sus políticas resultaron negativas a largo plazo.

En el momento del golpe de estado de Alejo I, el


Imperio Bizantino estaba asediado en diversos frentes:
 Los normandos de Roberto Guiscardo en el
flanco Occidental.
 Los emiratos turcos en Asia Menor
 Continuaba la presión constante de pueblos
turcos como los pechenegos, uzos o cumanos.

Esto explica que sus primeros años fueran


destinados a combatir todos los frentes, tanto militar
como diplomáticamente. Al mismo tiempo, la
administración interior quedó prácticamente en su
totalidad en manos de la familia, de la emperatriz Ana
Dalassena, de su hermano mayor Isaac, nombrado sebastocrator, el personaje más importante de la corte. Su
cuñado Nicéforo Melisseno, se convirtió en el tercer personaje de importancia, con el título de césar.

Los normandos perderán Dyrachium a la muerte de Roberto en 1085, aunque su presencia siguió siendo
preocupante para los griegos en el Épiro durante algún tiempo.

En Anatolia, se dedicaron a reconquistar los llanos del litoral, donde


se encontraban las mejores tierras cultivables, dejando que los turcos se
enfrentaran entre ellos en el altiplano. Sin embargo, había frecuentes asaltos
turcos por la falta de fronteras defendibles. Hacia el año 1100 los soldados de
los themas habían desaparecido, junto con sus parcelas. También cayeron los
tagmatas (batallones o regimientos bizantinos): el último bastión occidental
fue destruido por los normandos y los tagmatas orientales cayeron frente a los

191
turcos. Solo quedaron los mercenarios y los pronoios que fue creando Alejo y con ellos, tanto Alejo I como su hijo
Juan II, consiguieron reincorporar la zona costera de Asia Menor, reafirmar su autoridad en los Balcanes,
defenderse de pechenegos, serbios y húngaros, y frenar a los normandos.

La decadencia de los themas y sus tropas, hizo que el antiguo strategos fuera sustituido por un duque, a
la manera de Occidente, que seguía concentrando el poder civil y militar. Los jefes militares vuelven a ser
pagados con pronoiai militares, mientras que los soldados reciben su soldada, y se volvieron a contratar mercenarios
de procedencia diversa.

En la administración, se mantuvo el sistema de sekreta u oficinas para diferentes cuestiones. Siguen los
tres grandes "ministerios": cancillería, correo o dromos, y prefectura de Constantinopla y aparece documentado un
nuevo cargo: el mesazón una especie de primer ministro. La primera medida de Juan II al subir al trono en 1118 fue
distribuir todos estos cargos entre su familia, según Choniates.

Manuel I (1143-1180) se centró en Occidente:


 Controló los Balcanes, el Adriático y el Mar Jónico (Roger II de Sicilia atacaba Corfú y Grecia).
 Se alió con Venecia para enfrentarse a Roger, pero la alianza apenas duró, al penetrar en la península
itálica con escaso éxito.

192
 Consigue intervenir en la elección del rey húngaro en 1161, y somete Croacia, Bosnia y la costa Dálmata.
 Venecia, Alemania, Sicilia, el Papa y las demás republicas marítimas se alían contra Bizancio entre 1169 y
1177, al haber recuperado éste su presencia en el litoral europeo.

Tras la muerte de Manuel, la división entre los familiares pretendientes al trono terminó por poner en el
poder a Andrónico I, recibido con júbilo en Constantinopla. Pero su política, contraria a los aristócratas, los ataques
normandos, y la traición de varios miembros de la familia imperial, imposibilitaron su continuidad. Mientras tanto,
Chipre se separó del Imperio en 1084 y ya no volvió más, al ser conquistada por Ricardo I de Inglaterra en 1091.

1.2.- La administración comnena


Se basaba en una concepción patrimonial del poder, fortaleciéndose el grupo aristocrático militar
relacionado por parentesco con la familia imperial por medio de matrimonios, a los que se denominó augustos. Se
les otorga toda una serie de títulos, cargos y regalías que les hacían depender totalmente del favor imperial,
teniendo un fuerte sentido de grupo vinculado a la dinastía.

Posteriormente la élite se fue consolidando y reclamaron el derecho de sucesión. Su patrimonio personal


(oikos) estaba muy ligado al estado, pero fue perdiendo su carácter público a través del abuso de donaciones y de la
figura de las pronoia y la jaristiké. Con todo ello se desarrolló una auténtica conciencia de linaje imperial.

1.3 La economía bizantina en los siglos XI y XII


A pesar de los territorios perdidos tras la conquista selyuquí de Asia Menor, la población en el Imperio
creció, hecho que se reflejó en el aumento de la superficie cultivada y del precio de la tierra, que sólo pudo ser
adquirida por grandes terratenientes que, mediante inversiones en nuevas técnicas y abonos, consiguieron
aumentar la producción agraria. Este aumento de la producción permitió que ciudades como Éfeso, Atenas, Tebas o
Corinto se convirtiesen en importantes centros de comercio donde aumentó la población, la demanda de
productos y la instalación de comerciantes italianos.

La reforma económica de Alejo I fue la más importante desde tiempos de Diocleciano. Existían
cuatro tipos de monedas:
 De oro casi puro (nomisma hyperperon) para percibir los impuestos
 Una aleación plata-oro (deuterón)
 Una aleación de plata-cobre (aspra trakea)
 Una moneda de cobre (tétarkerón), con una más pequeña de la mitad de su valor.

Fue una reforma muy impopular, sobre todo por el intento de percibir los impuestos en oro, por lo que
hubo que rebajar los mismos si éstos se percibían en oro, además del paso del pago de impuestos en especie a
moneda, que supuso la revuelta social de los recién incorporados themas búlgaros, que estaban menor
desarrollados económicamente.

El número de cecas aumentó: se emitía moneda no sólo en Constantinopla, sino en Tesalónica, Filipópolis y
Tebas. La circulación monetaria tenía diferentes patrones según que parte del Imperio, en respuesta a las distintas
formas que la economía adoptaba en cada zona, unas mas orientadas al comercio marítimo, otras orientadas al
interior.

Alejo I terminó su gobierno con una balanza económica equilibrada, que Juan II logró aún
mejorar, suponiendo un triunfo de la reforma fiscal, emprendida primero a nivel de las oficinas estatales por Ana
Dalassena, y reflejada en los nuevos censos de tierras y la recaudación de impuestos a las propiedades.

193
1.4 Los cambios sociales: la decadencia de la aristocracia anatolia y el surgimiento de
los arcontes en los Balcanes.

La aristocracia aumentó su poder gracias a la asignación de grandes fincas en los themas de Anatolía,
Capadocia y Paflagonia, que dedicó a la ganadería, así como a la guerra, en tiempos de Basilio II. Y lo hizo hasta tal
punto, que impuso a su propio candidato con la elección de Isaac I Comneno en 1057. Esto cambió a
partir de las conquistas selyuquíes, que supuso la decadencia de esta aristocracia anatolia, ya que se vio obligada a
pedir ayuda imperial para poder reforzar su frontera durante las primeras cruzadas.

El apoyo de la aristocracia terrateniente a la dinastía, aparte de fomentar la aparición de la casa (oikos) o


linaje de forma similar a Occidente, supuso el abandono de las funciones militares a cambio de nuevas funciones
civiles y administrativas en la corte. Sustituyeron por rentas sus antiguas posesiones, que habían quedado en manos
de los turcos. Algunos aristócratas quedaron en las zonas sometidas por los turcos, y se fueron islamizando, mientras
que otros cambiaban sus posesiones orientales por otras en la zona de los Balcanes. Algunos de estos grupos fueron
compensados con reformas fiscales, otorgándoles la facultad de recaudar impuestos a quienes ya no se les podía
pagar con tierras.

El desarrollo urbano, en especial la parte occidental del Imperio, supuso la donación de extensas
propiedades a los aristócratas (arcontes) y monasterios metropolitanos por parte de los Comnenos, en lugares
accesibles de sus residencias, para que pudieran abastecerse de todo lo necesario. Se tendió a entregar tierras en la
zona costera de los Balcanes, frente a Anatolia, lo que trasladó el eje del Imperio hacia el Oeste, con una nueva
aristocracia establecida en Adrianópolis, Tebas y Esparta, dueña de propiedades tanto en las ciudades como en
medios rurales, así como de industrias y talleres artesanos que explotaba o arrendaba.

1.5 Pronoia y Jaristiké


Se les dio nuevo impulso a estas instituciones con el fin de intensificar la producción.
- La pronoia consistía en la entrega de tierras del estado a un beneficiario para su explotación a cambio de
la prestación de un servicio militar. Eran trabajadas por campesinos (parecos o demosiarios). Inicialmente

194
era en régimen de usufructo, pero terminaron siendo hereditarias, (similar a los feudos europeos, pero al
contrario de la iqtá islámica, que la propiedad siempre será del estado).
- La jaristiké era la cesión del usufructo de un bien de propiedad eclesiástica a un laico a cambio de la que
la mantuviera, la restaurara y corriera con los gastos de manutención de los monjes. Se evitaba así el
crecimiento de la propiedad eclesiástica y se conseguía la fidelidad de la aristocracia laica.

Mantener este sistema de donaciones supuso una tremenda carga para el estado, que se vio forzado a subir
los impuestos en las ciudades. Estos cayeron sobre las clases más desfavorecidas. Juan Zonaras y el patriarca de
Antioquia, Juan Oxitas, denunciarían esta situación, que
supuso una auténtica partición del estado en manos de los
beneficiarios de las concesiones, siempre miembros de la
familia imperial. Esta aristocracia gestionó los terrenos en
su integridad y ejerció por sus propios medios el cobro de
los impuestos, lo que llevaría a una importante merma de
los ingresos del tesoro.

Como respuesta a estos abusos, se produjo una


concienciación social de lo que estaba ocurriendo,
poniéndose en cuestión el papel de la aristocracia,
apareciendo por primera vez una clase media.

La dinastía comnena y el auge de la aristocracia terrateniente


Tras un período de recuperación y apogeo en el primer tercio del s. XI, Bizancio entró en una fase compleja y
azarosa en la que se multiplican incertidumbres y desafíos en todos los frentes.
El equilibrio exterior se quiebra paulatinamente en detrimento del Imperio, cuya organización militar se
Introducción funda, cada vez más, en fuerzas mercenarias, costosas y con escaso arraigo.
La administración imperial llevó a cabo un gran esfuerzo en busca de alianzas diversas y cambiantes,
singularmente con las ciudades comerciales italianas, cuyos rendimientos resultaron, a la larga, estériles o
contraproducentes.
Sucesión de emperadores:
- Isaac Comneno (1057-1059), cuyo reinado supuso un primer intento fallido de conquistar el poder
La dinastía de por parte de la gran aristocracia territorial, con la que se hallaban relacionados los Comneno;
los Comneno - tras los reinados de Romano IV Diógenes (1067-1071) y de Miguel VII (1072-1081), adviene Alejo I
Comneno (1081-1118), con quien se consolida la nueva dinastía, apoyada sobre la alianza de varias
estirpes nobiliarias.
En Italia la situación empeoró de forma continua debido a:
 Distanciamiento respecto del Pontificado de Roma (secuela del Cisma de 1054)
 Presencia de los normandos, que se implantan en el sur de la península, en lucha con los
musulmanes y con los propios bizantinos (Roberto Guiscardo, con apoyo del papa, había
conquistado en 1071 lo que aún sobrevivía de Italia bizantina). La vocación expansiva de los
normandos se orientó también hacia las costas de Iliria, y, con Bohemundo de Tarento, hacia el
interior de los Balcanes, en forma de correrías.
Los emperadores bizantinos tendieron a apoyarse en la alianza de Venecia, asimismo perjudicaba por la
expansión de los normandos. Desde entonces, la presencia comercial de los venecianos en el espacio
bizantino se hizo intensa y exigente.
Reciben privilegios, así como exenciones comerciales y fiscales, y se instalan en barrios comerciales propios
Siglo XI
en Constantinopla y otras ciudades.
Para contrapesar su hegemonía mercantil, los emperadores suscribieron acuerdos también con Pisa y
Génova, lo que provocó enfrentamientos entre esas potencias mercantiles.
Bizancio concede o retira privilegios a dichas potencias al hilo de una política comercial y defensiva mal
vista por los comerciantes bizantinos, cuyos negocios decaen de forma continua.
Pechenegos, uzos y cumanos, pueblos asiáticos, saquean los Balcanes y se acercan a la propia
Constantinopla.
Alejo I derrotó a los pechenegos en el Monte Lebunion (1091), gracias a la ayuda de los cumanos, pero éstos
se convirtieron, a su vez, en un peligro en la frontera danubiana.
Los croatas rompen su dependencia de Bizancio.
Hungría, por su parte, aprovechando las circunstancias ocupó Belgrado.

195
El mayor peligro para Bizancio procedió, no obstante, del avance del mundo islámico sobre Anatolia Los
turcos silyuqíes, capitaneados por Alp Arslan, derrotaron a Romano IV en Manzikiert (1071).
La penetración turca en Asia Menor fue paulatina, mediante el establecimiento de principados turcomanos
en dirección a las costas del Egeo. Bizancio pierde sucesivamente Edesa, Antioquía y Siria del N.
En algunas ocasiones los emperadores bizantinos se valieron imprudentemente de tropas turcas para
resolver querellas internas, favoreciendo de ese modo los primeros asentamientos turcos en los Balcanes. El
poder turco en Anatolia se consolidó hacia 1091, cuando Kilij Arslan estableció en Konya (Iconium) la capital
del llamado sultanato de Rum.
Alejo I llevó a cabo una reforma monetaria importante, consistente en la introducción de monedas
fabricadas en aleaciones diversas. Aunque bastante impopular, se mantuvo hasta el final del Imperio y
favoreció las relaciones comerciales.
Los ejércitos de la primera Cruzada, a partir de 1096, fueron recibidos con desconfianza por los emperadores
bizantinos.
Alejo I consiguió de sus jefes el reconocimiento de la supremacía de su autoridad imperial.
Gracias a los cruzados, los bizantinos recuperaron, en Asia Menor, Nicea, Éfeso y la costa del Egeo, pero
tuvieron que aceptar la formación en esa zona de los principados latinos de Edesa y Antioquía.
Iniciado el s. XII, la recuperación del Imperio, visible en el reinado de Alejo I, se prolonga con Juan II (1118-
1143) y Manuel I (1143-1182).
En sus largos reinados, la acción militar y diplomática de Bizancio se dirigió de forma preferente hacia
occidente, recuperándose así un cierto control sobre los Balcanes (sumisión de Croacia y de Serbia) y sobre
las orillas del mar Negro.
Se mantiene, no obstante, la impopular política de alianzas con las repúblicas italianas, no fácil de evitar.
Fracasaron un intento de desembarco en Italia (1155-1158) y una expedición sobre Damieta, en el Delta del
Nilo, dirigida a estorbar el proceso de unificación entre Egipto y Siria, que culminaría en 1171.
En 1176, Manuel I fue derrotado en Myriokephalon por Kilij Arslan II, batalla que significó el final del control
Siglo XII bizantino sobre Asia Menor.
Con posterioridad a 1180 la pérdida de iniciativa por los bizantinos se hace evidente y, con ella, la decadencia
del poder imperial.
En esa dirección se sitúa la independencia definitiva de los principados balcánicos de Bulgaria y Serbia.
Un último miembro de la dinastía, Andrónico I (1183-1185), tal vez su miembro más fascinante, se apoderó
del trono con el apoyo de los antilatinos, muy numerosos, que llevaron a cabo una terrible matanza de
occidentales en Constantinopla (preludio de las posteriores violencias de la cuarta cruzada).
Andrónico se enfrentó a la nobleza y gobernó autocráticamente. Al final de su corto reinado fue derribado a
su vez por un motín popular que entronizó a la dinastía de los Angelos.

2.- LAS RELACIONES DE BIZANCIO CON OCCIDENTE


2.1 El comercio latino entre 1050 y 1200

Entre 1050 y 1075, el sur de Italia asistió al enfrentamiento entre Bizancio, los normandos y el Papado. El
cisma religioso de 1054 favoreció la alianza del Papado con los normandos mientras que Bizancio se decantó por
Venecia, quien se hizo pagar un precio muy alto por su ayuda. En 1084 Venecia firmó un tratado con Bizancio en el
que obtenía extraordinarias ventajas para su comercio. Los venecianos podrían comerciar con todo tipo de
mercancías en la mayor parte del Imperio Bizantino, sin pagar tributo alguno, lo que los colocaba en una situación
de ventaja respecto a los propios comerciantes bizantinos. Además, se les concedieron tiendas en Constantinopla
y varios embarcaderos.

Aquél acuerdo provocó una brecha en el sistema comercial bizantino. En todo caso, como Venecia tenía
unos medios todavía limitados, los comerciantes bizantinos obtuvieron de los venecianos buenos precios y los
grandes terratenientes pudieron vender fácilmente sus cosechas. Se considera que los grandes ejes comerciales, el
Norte-Sur que pasaba por Constantinopla, y el Este y Oeste, desde Asia Menor, pasando por Chipre, Creta y el
Peloponeso, beneficiaban a la capital y a Tesalónica y sus comerciantes llegaban hasta Alejandría, Barcelona y
Francia.

196
A partir de entonces, Venecia consideró el Imperio Bizantino como su coto privado e incluso capturó
barcos de otras nacionalidades que navegaban por el Egeo. Ante el aumento del poder veneciano, en 1111, Alejo I
trató de evitar el monopolio otorgando a Pisa otro privilegio por el que le reducía los impuestos de aduana.

Juan II siguió esta política, sin embargo, cuando intentó revocar el acuerdo con Venecia, la república
marítima atacó las islas del Egeo y el emperador se vio forzado a ratificar los privilegios en un nuevo pacto (1126),
en el que también eximía del pago de impuestos a los comerciantes griegos que vendieran a los venecianos. Este
acuerdo provocó que los comerciantes bizantinos vendiesen preferentemente a Venecia, provocando escasez en
el Imperio y el declive del pequeño comercio.

Frente a teorías que defienden que en ese momento la clase mercantil comienza a decaer y sólo los grandes
propietarios, que comercializan directamente su mercancía, pudieron mantenerse, aún a costa de aumentar sus
tierras y extender la servidumbre entre los campesinos, otros sostienen que la actividad comercial de los bizantinos
fue capaz de aumentar capital y reinvertirlo en otras empresas más o menos arriesgadas. El impacto de los italianos
era pequeño realmente en el pago de impuestos (el emperador cobraba de toda la comunidad latina 37.000
hyperpyra, frente a los 40.000 de un solo sebastocrator), pero fueron auténticos catalizadores de la economía
bizantina, ya que incluso comerciantes, artesanos y cambiadores tenían poder económico para pagarse el titulo
cortesano de sebastos a finales del s. XII.

El descontento por esta situación se hizo patente en 1130. En respuesta, el gobierno intentó enfrentar a los
comerciantes italianos, que empezaron a atacar los barrios de sus rivales, en ocasiones, con la oportuna ayuda
bizantina. Tanto Juan II como Manuel I desarrollaron una política deliberada para reducir la influencia veneciana
en el Imperio, a través de la firma de tratados comerciales con Génova (1169) y Pisa (1171) y del intento de
establecer vínculos de vasallaje con pisanos y genoveses, que los utilizan en sus propios lugares de origen.

Los venecianos habían sobrepasado los límites de su barrio en la ciudad y eran incontrolables, a la vez que
eran necesarios como aliados contra Sicilia. Manuel I les concedió la condición burguesa, pero sólo a los residentes,
no a los transeúntes. A partir de 1166 se les recaudaron elevados impuestos que afectaron a estos residentes, pero
no al patrimonio de las repúblicas italianas, por lo que los venecianos, en represalia, asaltaron el barrio Genovés en
1171, provocando la reacción de Manuel I, que detuvo a todos los comerciantes venecianos y les confiscó todos
los bienes en el Imperio, ocupando Genova y Pisa el vacío que dejaban los venecianos en la economía bizantina. Así
con todo, Manuel I, poco antes de morir en 1180, se vio forzado a establecer un nuevo tratado con los venecianos en
el que les indemnizaba por estas pérdidas. La regencia de Maria de Antioquia, esposa de Manuel, latina, fue una

197
edad de oro para estos comerciantes, lo que provocó una revuelta de los bizantinos que se transformó en una
matanza de latinos en Constantinopla y la toma del poder por parte de Andrónico en 1183, primo de Manuel I.

La influencia económica italiana ayuda a explicar la evolución urbana del Imperio en el siglo XII. Los italianos
fueron penetrando hacia el interior en busca de productos, lo que provocó la reactivación de viejos mercados
regionales o la aparición de nuevos. Se aprovisionaban de sedas en Tebas, de aceite en Esparta y de vinos en Modó,
además comerciaban también en zonas como Macedonia, Tracia o Bulgaria y prácticamente convirtieron en colonias
latinas algunas ciudades como Tesalónica o Dirraquio. Las ciudades sufrieron una contracción, se rodearon de
murallas y concentraron a su población en la antigua acrópolis. En la llanura de la península del Peloponeso (Morea),
se mantuvieron las ciudades, aunque combinadas con fortalezas levantadas en los desfiladeros, donde se asentaron
diversas dinastías locales. Las clases urbanas se desintegraron y la intromisión de los latinos provocó que muchos
pequeños comerciantes y artesanos, desprovistos de su función, se asentasen en las fronteras mediante el sistema
de pronoia.

2.2 Bizancio y las primeras cruzadas


El complicado escenario producto de los privilegios otorgados a los comerciantes italianos y, especialmente,
a Venecia, se enmarañó todavía más cuando en 1096
aparecieron los primeros cruzados en territorio
bizantino.

El preludio fue la llegada de una enorme turba,


dirigida por el ermitaño Pedro de Amiens, que en su camino
a Tierra Santa había saqueado Hungría y Serbia. Al llegar a
Constantinopla, Alejo I le facilitó el traslado al otro lado del
Bósforo, donde los cruzados fueron masacrados por los
turcos.

En principio, la cruzada nobiliaria era conveniente para Bizancio, pero Alejo quiso asegurarse de que los
cruzados que se establecieran en Siria y Palestina lo hiciesen de manera dependiente del Imperio. La mayoría de
los líderes de la cruzada pretendían obviar al emperador y crear sus propios principados territoriales en
Tierra Santa, aunque algunos como Bohemundo, prestaron
vasallaje al emperador por las tierras teóricamente
ostentadas en su nombre.

La Segunda Cruzada (1147-48) resultó también


bastante oportuna para Manuel I, pues su fracaso le permitió
tomar las riendas de la situación e invitó a genoveses y
pisanos a compartir los monopolios que ya disfrutaba
Venecia. En 1171, la alianza entre Federico I (con quien había
tratado de aliarse en contra de las ciudades italianas y los
normandos) y las ciudades de la Liga Lombarda, y la revuelta
contra los venecianos en Constantinopla, acabó con su política
de iniciativas.

198
3.- UN BREVE PARENTESIS: LA DINASTIA DE LOS ANGELOS (1185-1204)

Tras la deposición violenta de Andrónico I, fue instaurado un miembro de otra rama de los Comneno: Isaac
II Ángelo (1185-1195), quien, al no poder confiar en sus parientes de sangre, necesitó del apoyo del pueblo de
Constantinopla y de parte de la burocracia, que ocasionó la
vuelta al esquema anterior de creciente poder de las élites
urbanas en el Senado y el despegue de cofradías y movimientos
de masas frente al Prefecto de Constantinopla. Los Ángelos
intentaron de nuevo encontrar un equilibrio entre latinos,
volviendo a privilegiar de forma ostensible a Venecia, que
llegó a obtener una crisóbula (bula de oro) que le dio acceso a
todo el Imperio y obtuvo privilegios judiciales que le libraban
de la justicia Imperial, lo que provocó la ira de los
comerciantes bizantinos y los enfrentamientos entre
venecianos, genoveses y pisanos en el mar.

Isaac II, nombrado por el pueblo, pronto tuvo que lidiar con su hermano Alejo, que le sucedió como Alejo
III. La situación se había deteriorado tanto, que las provincias carecían de una administración competente, con una
creciente corrupción entre los mandos intermedios y una elevada carga de impuestos que se veían obligados a pagar
los bizantinos. Los arcontes aprovecharon entonces para apropiarse de los recursos imperiales.

El final de esta historia estuvo cargado de patetismo. Depuesto y cegado por su hermano Alejo III, Isaac II y
su hijo, llamado también Alejo (posteriormente Alejo IV), solicitaron ayuda en Occidente, a cambio de dinero. Al
incitar el apoyo cruzado, consiguieron desencadenar el desastre de 1204, del que, si bien saldría Alejo IV coronado,
se derivo la decadencia bizantina.

4.- LA IGLESIA Y LA CULTURA BAJO LOS COMNENOS

La pérdida de poder del emperador, redundo en un aumento del poder de la Iglesia, que adquirió mayor
responsabilidad en la sociedad, aunque paradójicamente perdía capacidad de acción respecto al emperador y le
estaba más sometida que nunca. En todo caso, el Emperador se apoyó más que nunca en los hombres de la Iglesia.
Las celebraciones públicas de la liturgia eran cada vez más ostentosas y muchos laicos comenzaron a preferir
formas más reducidas de culto, como la capilla privada.

Alejo Comneno reafirmó el poder del emperador como guardián de la ortodoxia y regulador de la
administración eclesiástica:
 Defendió a los grandes monasterios del peligro del patronazgo laico mediante el uso de la jaristiké
 Se puso a la cabeza del movimiento de reforma monástico

199
 Se convirtió en ejemplo de las nuevas formas de piedad laica
 Lucho contra la herejía a la vez que garantizó la independencia institucional de la Iglesia a cambio de su
sumisión al poder imperial.

La sumisión era tan importante, que la Iglesia se vio obligada a apoyar la usurpación de Andrónico I, lo que
contribuyó al ambiente enrarecido de la capital antes de la llegada de la cuarta cruzada. Sin embargo, cuando más
fuerte era la Iglesia institucionalmente, mayor era su necesidad del apoyo imperial para imponer su autoridad en
las sedes. Las exenciones fiscales y el aumento de sus dominios, le hacían temibles. Su derecho canónico cada vez
dirimía mas causas de derecho civil, por lo que los tribunales canónicos cada vez acaparaban más casos., sobre todo
en cuestiones matrimoniales, en las que Alejo I llegó a darles la exclusividad.

Los monasterios eran los más próximos a los fieles y servían como panteón familiar y como templo
particular. La reforma monástica de Alejo I rebajó su influencia, pero mejoro la administración y la explotación de los
dominios de los monasterios.

La Iglesia, por su parte, denegaba la


comunión a latinos en las iglesias ortodoxas,
criticó y condenó duramente las costumbres
disolutas de la corte y se volvió más
rigorista. La herejía dualista, duramente
condenada por Alejo, pasó a ser ocupación
exclusiva de las autoridades eclesiásticas bajo
sus sucesores.

Como defensor de la ortodoxia, Alejo


I tomó parte activa en el juicio contra Juan
Italos, último seguidor de Psellos y ferviente
admirador de Platón y de los neoplatónicos.
Alejo, por el contrario, favoreció el auge de
los aristotélicos por todo el imperio. El
principal interés cultural es el cultivo de la lengua griega, como el historiador Nicetas Choniates, aunque al mismo
tiempo los poetas comienzan a escribir en lengua vulgar o demótica, como Miguel Glicas o Teodoro Prodromo.
Tambien la Iglesia acaba la transcripción a la lengua culta de todo lo que quedaba de popular en la liturgia.

FUENTES
Para el periodo Comneno, las principales fuentes vienen de la propia familia. Así por ejemplo, Alejo I tiene
una fuente muy especial: la Alexiada de su hija Ana Comneno, una de las obras cumbres de la literatura histórica
bizantina para mayor gloria de su padre, por lo que hay que tomarla con precaución. Su propio marido Nicéforo
Brienio, se encargó de ensalzar el ascenso político de la familia, desde la victoria de Isaac Comneno en 1057 hasta el
destronamiento de Nicéforo III por Alejo I, siguiendo el modelo de Jenofonte.

Dentro de la corte, destaca el Epitome de Historias, de Juan Zonaras, jefe de la guardia Imperial de Alejo I,
que se retiró a un monasterio y escribió una historia universal desde la creación del mundo, que terminaría con la

200
muerte del propio Alejo en 1118. Tiene abundante material coetáneo, junto con interesantes juicios de valor, por lo
que es de gran interés.

Otra fuente es Juan Cinnamo, secretario de Manuel I Comneno, que abarca el gobierno de Juan II y Manuel I
(1118-1176) en seis libros.

Sin duda el historiador más crítico y agudo de este periodo es el Anatolio Nicetas Choniates (1155-1215) que
vivió en la época de los Ángelos, hasta alcanzar el puesto de gobernador del thema de Filipópolis. Continuó
cronológicamente la Alexiada, desde 1118 a 1207, y recopiló en su Tesoro de la ortodoxia, material sobre los juicios
por herejía de la época.

La fuente más importante para estudiar la Iglesia bajo los Comnenos son los comentarios de Teodoro
Balsamón a los cánones de la Iglesia. El Synodikon de la ortodoxia, basado en la declaración de ortodoxia de 843, lo
amplía para incluir las importantes herejías del periodo. También se conserva la correspondencia de los obispos más
destacados del momento y la vida monástica se conoce gracias a los typika, o reglas otorgadas a los monasterios por
sus fundadores, en las que se incluían también datos biográficos sobre el fundador.

Para el conocimiento de la vida urbana, son importantes los cuatro poemas atribuidos al "Pobre Prodromos",
en los que el autor adopta la identidad de miembros de distintos grupos sociales para describir la vida de todos ellos.

Por último, en cuanto a las fuentes documentales, se conoce profundamente el funcionamiento de la


administración en general. Existen, por ejemplo, censos de tierras conservados para regiones de Tebas y Calcis
durante el s. XI, donde aparecen desde los grandes dominios de los arcontes y sus obreros, a los más pequeños,
divididos a veces en participaciones. Existen también grandes colecciones en los monasterios y testimonios
notariales con numerosos datos sobre la administración rural y urbana, así como de la estructura social de la época.

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201
TEMA 15.- EL ISLAM DIVIDIDO Y LAS
CRUZADAS (SIGLOS XI-XII)
1.- LOS ULTIMOS CALIFAS ABBASÍES Y EL NUEVO CONCEPTO DE ESTADO

El fracaso de los abasíes en unificar el Islam desembocó en el fraccionamiento, dando como resultado varios
poderes provinciales que, aunque legitimados por el califa, lo despojaron en sus territorios de todo poder político.
Tras la proclamación de nuevos califas en Egipto y Al-Ándalus, y la muerte de de al-Mutawakkil, los
Abasíes perdieron el control sobre su administración y su fuerza militar, aunque mantuvieron su
prestigio como cabeza religiosa y judicial. Aunque tuvieron que plegarse bajo las dinastías militares que se
sucedieron en Oriente, conocieron una lenta recuperación de, que culminó bajo el reinado de al-Nasir (1180-1225).
El empuje militar mongol puso fin al califato abasí con la toma de Bagdad en 1258 y la ejecución del
último califa abasí de Irak, al-Mustasim (1242 – 1258).

Los gobernantes de las diferentes zonas del Imperio adoptaron distintos títulos como “Rey de reyes” (shah-
en-shah) en Irán o “Protector del Islam” (sultán), en el caso de los turcos selyuquíes, proclamando de este modo su
poder absoluto. Si bien el sultán era el gobernante efectivo, el califa era quien garantizaba su posición en momentos
de debilidad. Las relaciones entre los visires (primeros ministros) y los emires (gobernadores) de las distintas
regiones del Imperio fueron siempre complicadas, aunque el aparato administrativo y el fisco siguieron
funcionando, por lo que las nuevas dinastías reprodujeron el sistema en cada uno de los nuevos reinos.

En todos los antiguos territorios del califato, una élite guerrera étnicamente distinta a sus súbditos,
impuso un sistema militar que repartía los cargos principales entre los miembros de las familias principales, como
en el caso de los Selyuquíes y los Ayyubíes. Normalmente eran nómadas cuyas fuerzas se combinaban con guardias
pretorianas de esclavos y mercenarios al servicio directo del sultán. Su dominio del ejército era tal que, en algunos
casos, como el de los mamelucos en Egipto, llegaron a adueñarse del poder. Estos esclavos-soldado eran parte de
la casa de su dueño y eran tratados de acuerdo con la condición social de éste, por tanto, algunos de ellos llegaron
a ostentar un enorme poder.

Desde el siglo X, una nueva forma de propiedad se impuso como forma de organización de territorio y de
comprar ciertas fidelidades, la iqta’. La iqta’ era la concesión de una propiedad a un jefe militar quien, a
cambio, pagaba un diezmo al califa. Los campesinos adscritos a la propiedad pagaban impuestos al jefe militar y
él se encargaba de mantener el sistema de irrigación y de protegerlos frente a bandoleros y abusos fiscales. De este
modo, se transferían a los titulares los derechos
anteriores del Estado y, aunque originalmente estas
tierras seguían dependiendo de la administración
central, lo cierto es que los grandes propietarios
consiguieron convertirlas progresivamente en
hereditarias. El sistema de iqta’ ha sido considerado
por algunos autores como una feudalización del
Islam. Sin embargo, a diferencia del sistema feudal
europeo, los beneficiarios del iqta’ no se integraron
en las instituciones del Estado islámico ni prestaron
consilium al califa, aunque sí servicio militar.

202
ÚLTIMOS CALIFAS ABASÍES Y EL NUEVO CONCEPTO DE ESTADO
El asesinato del califa al-Mutawakil (847-861), así como la formación de los califatos fatimí y omeya,
señalaron el comienzo del ocaso del califato abasí.
La crisis del califato abasí (cuya existencia formal se prolongó hasta 1258) se acentuó claramente entre
los años 908 y 945 Cuatro califas fueron depuestos por métodos violentos en circunstancias
El principio del fin complejas.
Las intrigas de una facción de la burocracia civil, a cuya cabeza se hallaban los visires, propiciaron que
fuera designado califa a uno de los miembros más débiles y manejables del linaje abasí, al-Muqtadir
(908-932). Su asesinato fue consecuencia de las confrontaciones entre clanes rivales, y, a partir de ese
momento, la decadencia del poder central abbasí se hizo imparable.
El territorio del califato se divide en estados gobernados por élites guerreras extranjeras, de
procedencia asiática, cuyos jefes, de procedencia tribal, adoptaron los títulos de sha (= rey, en Irán) o
sultán (= soberano, entre los turcos), indicativos de su efectiva independencia (si bien por lo general
siguieron reconociendo la dignidad religiosa del califa de Bagdad, hasta su extinción).
Nuevos
Dichas tribus, de origen nómada (pueblos turcomanos y afines, del interior de Asia), se introdujeron
terratenientes inicialmente como mercenarios y no tardaron en convertirse al islam.
En el contexto de los nuevos estados se generalizó un régimen de distribución y tenencia de tierras
(iqta), que comportaba el pago de un diezmo al arrendador. A la larga, se generó un sistema de
dependencia y fidelidades, de carácter piramidal, con cierto parecido al feudalismo occidental.
En Persia y territorios orientales se suceden dinastías prácticamente independientes, algunas de las
cuales tutelaron a los debilitados califas de Bagdad: los tahiríes (820-873), los safáridas (832-902), los
Nuevos Estados samánidas (874-999); los gaznavidas en la región de Afganistán; los buyíes o buwayhíes (932-999) en el
Irán occidental.
En Siria y territorios occidentales destacan los selyuquíes o selyúcidas, los zenguíes y los ayubíes.

2.- LA PRIMERA EXPANSION TURCA EN ORIENTE


2.1 La expansión de los turcos selyuquíes

Durante los siglos X y XI, tres dinastías militares ostentaron el poder bajo la égida de los Abasíes:

- Los Buyíes, provenientes de la zona central de Iran, Iraq y Mesopotamia.


- Los Samanes y los Gaznavíes, ambas procedentes de las tierras más orientales del califato, Jurasán,
Transoxania y Afganistán, y ambas utilizaron el tipo de topas nómadas de las que ya hemos hablado. Estos
últimos fueron los primeros soldados esclavos que adquirieron el status de gobernantes.

El intercambio favorecido por este tipo de ejército, añadido a los ulemas, los mercaderes y los misioneros,
produjeron la conversión en masa de tribus nómadas vecinas como los qarluz y oguz, clanes perfectamente
organizados con líderes propios capaces de coaligarse entre sí y mezclarse con los guerreros asentados en las
fronteras el califato. Los luchadores de yihad se dirigieron entonces a las fronteras bizantinas e indias, y los nómadas
fueron contratados como mercenarios por los locales, penetrando en el propio territorio islámico e incluso
sustituyendo a algunas dinastías militares, como los qarakaníes en Transoxiana.

La dinastía turca de los oğuz, o


selyúcidas, consiguió reinar en los
actuales Irán e Irak, así como en Asia
menor entre mediados del siglo XI y finales
del siglo XIII. En principio, los oguz fueron
empleados por los gaznavíes de Transoxiana para
detener el avance qarluq. Dirigida por Selyuk,
aprovechó el triunfo de los qarakaníes para
derrotar a los gaznavíes y proclamarse
gobernantes del Jurasan, tomando el nombre del

203
fundador. Sus jefes, los hermanos Beg conquistaron Isfahán, Merv y Bagdad, tomando el control del califato en
1055, siendo nombrados por el califa, sultanes y gobernadores efectivos del área entre Iraq y el Jurasán.
Posteriormente ocuparon Armenia y Capadocia, derrotando a los bizantinos en la batalla de Manzikert (1071), y
siguieron con la conquista de Siria, La Meca y la Península Arábiga, hasta que en 1092 muere el gran ministro Nizan
al-Mulk asesinado por un nazarí, al que siguió poco después Malik Shah, dividiéndose los selyuquíes en varias ramas
con sede en Kirmán, Siria y Anatolia.

Malik Shah I fue el organizador del Estado selyuquí y,


aunque siguió la ley islámica (sharia) y la sunna, mantuvo la
tradición turca según la cual el poder debe ser repartido entre los
miembros de la familia bajo la autoridad del primogénito. Esto
causó la multiplicación de pequeños principados familiares, lo que
constituiría el germen de la destrucción del poder selyuquí.

Los sultanes selyuquíes establecieron igualmente los


atabegs, jefes militares encargados de velar por la educación de
los príncipes jóvenes. La enorme influencia de los atabegs fue
utilizada en beneficio de sus propias familias, formando verdaderas
dinastías en Mosul, Alepo y Damasco que, cuando el poder selyuquí declinó, se hicieron con el poder. Los selyuquíes,
gobernaron territorios habitados por turcos, iranios, árabes y kurdos, todo ellos suníes, demostraron amplia
tolerancia con los no musulmanes, aunque persiguieron implacablemente a la secta de los asesinos nazaríes.

2.2 Los Selyuquíes de Anatolia: el sultanato de Rum (1071-1240)


Después de la batalla de Manzikert, la rama selyuquí establecida en Anatolia fundó el sultanato de Rum,
que se mantuvo unido durante todo el siglo XII. A finales de ese siglo, los cristianos comenzaron a denominarlo
Turchia. Los turcos penetraron poco a poco en la península, no siendo mayoritarios, pero presididos por una
estrecha solidaridad.

A partir de 1.176 se dividió el territorio entre los doce hijos del sultán. El apogeo de Rum comenzaría con su
reunificación bajo Kay Jusraw I (1204-1210), coincidiendo con la división de Bizancio tras la cuarta cruzada. La
capital se instaló en Konia y desde allí intentaron conquistar las fortalezas de los montes Taurus y del Kurdistán, que
finalmente no pudieron integrar en su imperio, pero que les sirvió para frenar a las tribus turcómanas empujadas por
los mongoles hacia Occidente, y establecer contactos mercantiles con los venecianos.

En el interior la situación también se consolidó. El sultán, que afirma su autoridad sobre los miembros de su
familia, está asistido estrechamente por los jefes del ejército (beys), que dependen directamente de él, y por los
administradores (walis), representantes de un visir responsable de la administración civil que, a su vez, depende del
sultán. Debido al escaso número de funcionarios cualificados entre los turcos, los sultanes recurrieron a iranios y a
árabes, de donde se deduce la importancia de la lengua árabe en la administración y del árabe y del persa en la
cultura. A pesar de ello, la lengua turca se mantuvo como lengua de comunicación habitual. También fue
importante la influencia bizantina, manifestada en forma de adaptaciones locales de la legislación y en los contactos
humanos, ya que los griegos constituían probablemente la mayoría de la población.

La turquización e islamización del país fue muy lenta, como resultado de la ocupación y la sedentarización
de las poblaciones turcas, aunque los matrimonios mixtos facilitaron el proceso. Se sabe también que en las
ciudades algunos ciudadanos griegos y armenios se convirtieron al Islam para conservar ciertos privilegios y poder
ocupar cargos en la nueva administración.

204
La fiscalidad selyuquí era parecida a la de otros estados musulmanes, aunque la iqta’ estaba menos
extendida, ya que el sultán administró directamente la mayoría de las tierras conquistadas y cuyos impuestos
recaudaba. La vida económica desarrolló sensiblemente la producción local gracias al control de los selyuquíes de las
salidas al Mar Negro (Sinope) y al Mediterráneo (Antalya) y
al comercio que allí se hacía con mercaderes procedentes
de Venecia, Irak y del Imperio de Nicea. Asia Menor estaba
entonces atravesada por rutas caravaneras, sembradas de
caravasares (kans), y todo el tráfico que las ocupaba
beneficiaba a los selyuquíes a través de aduanas, peajes e
impuestos comerciales.

La vida intelectual de los selyuquíes es poco


conocida, al margen de las obras místicas, escritas en persa
y árabe, del maestro sufí Mevlana Yalal al-Din Rumí (1207 –
1273), cuyo hijo fundó la cofradía de los derviches giróvagos
danzantes.

2.3 El Islam oriental dividido; Fatimíes y Selyuquíes


Al nacer el siglo XII, dos potencias dominan el mundo musulmán del Próximo y del Medio Oriente:
- El califato fatimí chiita de Egipto
- El sultanato selyuquí sunita, aparentemente sometido al califa abasí, que controla Jurasán, Irán, Irak, Siria
y se extiende hacia Asia Menor.

Los Fatimíes, instalados en el Cairo, controlaron durante el siglo XI el norte de África y Siria, aunque
nunca consiguieron doblegar completamente a las tribus beréberes del Magreb y a algunos emires sirios. Por su
propia naturaleza, el régimen era de esencia divina y su jefe, cabeza del chiísmo, tenía que descender del
Profeta, sin embargo, por ese mismo motivo, se oponía a la mayoría de sus súbditos, musulmanes suníes. Por otro
lado, los califas fatimíes recurrieron a mercenarios no musulmanes para constituir su guardia personal o incluso
una parte del ejército, lo que no contribuyó a su popularidad.

A mediados del siglo XI, tribus bereberes hilalíes abandonaron el Alto Egipto y atacaron los territorios del
Magreb central, expulsándolos y confinándolos en Egipto y Síria, donde comenzó el enfrentamiento con los
selyuquíes por las redes comerciales del Mediterráneo.

205
Bajo el califa fatimí al-Mustansir (1036 – 1094) y su visir de origen armenio, Badr al- Yamali, la reducción
de los impuestos, la recuperación económica y las buenas cosechas fomentaron un aumento de la actividad
comercial. Las buenas relaciones de los Fatimíes con los comerciantes italianos y judíos, favorecieron la presencia
permanente de europeos en el tráfico mercantil de Oriente. Paralelamente, se produjo una expansión comercial
del califato famití hacia el Índico a través del Mar Rojo, vía que también sirvió para la expansión del Islam hacia el
Sind, Beluchistán y la India.

A nivel comercial, los selyuquíes intentaron


fomentar el tráfico de mercaderes hasta las salidas en el
Mediterráneo y el Mar Negro, sin embargo, un terremoto
destruyó el puerto de Siraf, principal escala entre Basora y
Bagdad. No ayudaron tampoco los ataques cruzados
contra los puertos sirios y palestinos y la situación
empeoró cuando aparecieron piratas en el Golfo Pérsico,
lo que desvió muchas actividades mercantiles hacia el
Mar Rojo y Egipto. Sólo en Asia Menor los selyuquíes
consiguieron impulsar la producción local y exportarla a
través de los puertos del Mar Negro y del Mediterráneo.
Estos puertos estaban conectados con las ciudades del
interior (Konya, Ankara, etc.) mediante rutas caravaneras
en las que recaudaban aduanas y peajes que revertían en sus arcas. Las relaciones con venecianos, bizantinos,
griegos y armenios también ayudaron a mantener activo el comercio.

2.4 Los nizaríes


La difusión del chiismo gracias al califato fatimí fue cortada en las tierras centrales de Siria y Egipto por la
llegada de los ayyubíes, pero mantuvo sus posiciones en la parte oriental. El descontento lo canalizó el persa Hasan-
i-Sabbah, que conquistó la fortaleza de Alamut en 1090, al Sur del Caspio. A la muerte del califa Al-Mustansir, Hasan-
i-Sabbah proclamó a su hermano fallecido Nizar como "imán verdadero que había desaparcido entrando en fase de
ocultamiento". Con la entrada de los cruzados en Oriente, comenzaron a realizar labores de espionaje, activismo
político y asesinato ritual que desestabilizaron el régimen selyuquí, hasta que los mongoles arrasaron su fortaleza en
1.256.

LA PRIMERA EXPANSIÓN TURCA EN ORIENTE


En 1038, el kan Togrul se proclamó emir de Nishapur y, en 1055, conquistó Bagdad, liberando al califa del
control al que estaba sometido por la dinastía chíita de los Buyíes. Togrul recibió el título de sultán.
Alp Arslan, su sucesor, fue el verdadero fundador del imperio Selyúcida, con capital en la actual Teherán.
Derrotó a los bizantinos en Manzikiert (1071), dando así comienzo la implantación de los turcómanos en
Asia Menor, llamada a convertirse con el tiempo en su sede principal.
Sultanato El apogeo llegó con Malik Shah (1071-1092) > Los selyúcidas se iranizan y su imperio se extendió desde la
Transoxiana hasta Jerusalén.
selyúcida
La primera cruzada se organizó precisamente con el fin de contrarrestar la presión ejercida por ellos
(1055-1194) sobre Tierra Santa y sobre los peregrinos que se dirigían a Jerusalén.
Las tradiciones propias de los turcos en el modo de transmisión del poder del estado, de índole
patrimonial, provocaron el reparto del territorio en provincias, regidas por príncipes reales, y, a medio
plazo, el desmantelamiento del Imperio. Figura singular fueron los atabeg o atabeques, tutores de los
príncipes menores de edad, que formaron dinastías paralelas. El último sultán de la dinastía fue Tögrul II
(1176-1194).
A comienzos del s. XIII se constituyó una formación de menor entidad: el sultanato de Rüm (así llamado
por su situación sobre antiguas provincias del Imperio romano) en Anatolia (que comienza a denominarse
Turchia), resultado de la unificación, bajo el mando de Kay Jusraw I (1204-1210), de las tribus selyúcidas
Sultanato de Rüm instaladas en la zona. Capital en Konya (Iconium).
El sultanato de Rüm conoció un momento expansión en ese primer tercio del siglo XIII, pero, tras ser
derrotado por los mogoles en 1243, se fragmentó en distintos principados. Se produjo en esa época una
lenta penetración de población turca en Asia Menor, seguida de la paulatina islamización del territorio.

206
3.- EL GOBIERNO DE LOS ATABEGS: ZANGÍES (1127-1171) Y AYYUBÍES EN
ORIENTE (1171-1250)

La disgregación del poder selyuquí, tras la muerte de Malik Shah I se debió, principalmente, al reparto del
Imperio entre la innumerable parentela del sultán. La institución de los atabegs en algunos de estos territorios es
asimismo un signo indiscutible de debilidad del poder de los emires. Al margen de ello, hubo otros factores
debilitadores del poder selyuquí:
 La repetida concesión del iqta’s
 los continuos asesinatos de autoridades por parte de los nazaríes
 los ataques de los batiníes chiíes
 las diversas revueltas urbanas contra el poder selyuquí en Siria.

Los ataques de los cruzados que, inicialmente fueron un factor debilitador de la dinastía, a la larga sirvieron
de catalizador para la unificación del Islam.

Imad al-Din Zangi (1127 – 1146), atabeg del hijo del sultán selyuquí en Mosul, fue el primero en proponer la
expulsión de los francos del norte de Siria por medio de la yihad y el restablecimiento del sunismo dentro de su
territorio. En 1128, arrebató Alepo a los francos y eliminó a los batiníes de la ciudad y en 1144 conquistó la ciudad
cruzada de Edesa, consagrando así su poder.

Con el hijo de Zangi, Nur al-Din (1146 –


1174), la unidad del Islam se persiguió combatiendo
a los chiítas y forzando a los emires turcos, kurdos y
árabes de Siria a reconocer su autoridad. Luchó
contra los francos y, junto al gobernador de
Damasco, derrotó a los cruzados en las puertas de
la ciudad en 1149. A pesar de todo, esta alianza no
impidió que sólo unos años después, en 1154,
llevase a cabo la unidad de Siria mediante la toma
de Damasco y estableciese un sistema de gobierno
muy similar al de los selyuquíes. Los Zangíes
emplearon tropas mercenarias de origen kurdo,
cuyo ascenso imparable creó un nuevo poder en la
zona: Los Ayubbíes

Esta dinastía de origen kurdo comenzó su ascenso gracias a la concesión de iqta’s entre sus miembros,
permitiéndoles dominar ciudades como Homs o Damasco. En esos momentos, en mayo de 1164, una de las ramas
de la dinastía fatimí pidió el apoyo de Nur al-Din, para no caer en manos de los cristianos. Envió una expedición a
Egipto, al mando del jefe kurdo Shirkuh, y tras varios años de campaña, Shirkuh consiguió incluso ostentar el cargo
de visir, pero falleció y dejó como heredero a su sobrino, Salah al-Din (Saladino).

Saladino fue el fundador de la dinastía Ayyubí, al pasar de visir de El Cairo a sustituir a la dinastía fatimí,
conquistar Siria y ponese bajo la tutela religiosa del califa de Bagdad. Tras ser nombrado sultán en 1171, se enfrentó
y venció a los cruzados en la batalla de Hattin conquistando Jerusalén. Su territorio se dividió entre sus familiares, en
base a las principales ciudades, creando nuevas unidades debilitadas que en 1260 ya habían desaparecido.

207
La administración de los ayyubíes empleó principalmente coptos, en detrimento de los armenios, y mantuvo
un sistema fiscal parecido al fatimí. Tanto los cristianos como los judíos pudieron mantener sus prácticas religiosas
en Siria y Egipto mediante el pago del correspondiente impuesto y, a pesar de los conflictos, nunca se detuvieron las
relaciones comerciales con italianos, franceses y catalanes. El Mar Rojo, vetado a los latinos, permitió que los
ayyubíes controlasen Yemen, apareciendo por primera vez los mercaderes karimíes, mercaderes, negociantes,
armadores y banqueros que monopolizaban el comercio en este mar y controlaban el comercio de productos del
océano Índico.

Desaparecido el califato fatimí, el Islam más


ortodoxo, reunificado bajo la secta sunní, salió reforzado de
la crisis de las cruzadas. Bajo el reinado de Saladino y sus
sucesores se fomentaron las enseñanzas religiosas en las
madrazas, especialmente en Siria, para asegurar el dominio
de la ortodoxia. Alepo y El Cairo sustituyeron a Bagdad como
focos culturales. En Egipto, el reclutamiento masivo de
soldados esclavos por al-Malik al-Kamil (1218 –1238), para
luchar contra los cruzados, llevó a la sustitución de la
dinastía por el régimen mameluco, con Baybars a la cabeza
(1260-1277).

La invasión de los mogoles


Dinastías Zangíes y Ayubíes en Siria y Egipto
Los mongoles destruyeron el califato de Bagdad.
Hulegu, nieto de Gengis Khan, organizó una campaña contra los batínidas (la secta de los hashshashín, de
credo chiita, fundada por Hasan Ibn Sabbah, el “Viejo de la montaña”) y contra el califato de Bagdad, que
concluyó con la conquista de la fortaleza batínida de Alamut (en los montes Elburz) y con la rendición de
Mongoles Bagdad (1258), donde murió el último califa abbasí.
Hulegu completó a continuación la conquista de Oriente Medio, fundando el llamado Il-khanato de Il,
cuya existencia se prolongó hasta finales del XIV, con dinastías que fueron finalmente sometidas por
Tamerlán (el Imperio turco-mogol de Tamerlán, con capital en Samarcanda, muy extenso, pero poco
duradero, que se desarrolló entre 1360 y 1405).
En Siria, el hijo de un antiguo gobernador de Alepo, Nur al-Din Zangi (1146-1174), logró que el sultán
selyúcida de Bagdad le nombrase atabeg de su hijo en la ciudad de Mosul.
Zangíes
Zangi conquistó Alepo y Edesa, logrando así expulsar a los francos del norte de Siria a la vez que
restablecía la ortodoxia sunní frente a los batínidas.
En Egipto destacó la actuación de Saladino, que llegó a ser uno de los gobernantes más célebres del
mundo islámico.
Era de origen kurdo e inició su carrera como lugarteniente del atabeg turco de Mosul, que le encargó la
misión de imponer la ortodoxia sunní en Egipto.
Ayubíes Derrotó a los fatimíes y restableció en Egipto la autoridad del califa de Bagdad (1171).
A continuación, se enfrentó a los cruzados: les derrotó en la batalla de Hattin y les arrebató Jerusalén.
Saladino fundó una dinastía, los ayubíes (1171-1250), que en los años siguientes anexionó Siria, Palestina,
Mesopotamia y el Yemen. Egipto adquirió en la época de los ayubíes un considerable desarrollo
comercial.

4.- LAS DINASTIAS BEREBERES DEL OCCIDENTE ISLAMICO: ALMORÁVIDES Y


ALMOHADES
4.1 Almorávides (1056-1147)
Los Almorávides eran una facción de las tribus beréberes sinhaya, procedentes de la zona comprendida por
el sur del Dara y el río Níger, que controlaban el comercio caravanero de sal y esclavos de Awdagust. Débilmente
islamizados, en 1045, uno de sus jefes, Yahya ibn Ibrahim, realizó una peregrinación a La Meca y, consciente de las
carencias religiosas de su pueblo, regresó trayendo consigo un hombre piadoso del Magreb occidental, Abd Allah ibn

208
Yasín. Ibn Yasín divulgó sus enseñanzas entre los que más tarde serían llamados almorávides (al-murabitun =
habitantes de un ribat) pues, debido a los enfrentamientos entre diversas familias, estos combatientes por la fe se
recluyeron en un ribat para llevar un vida estricta y austera según el rito malikí. Tras la muerte de ibn Ibrahim, le
sucedió Yahya ibn Umar (1042 – 1056), quien estableció una
confederación con las principales tribus nómadas sinhayíes y, a partir
de 1050, las dirigió en una serie de conquistas en el Sáhara a fin de
extender el Islam ortodoxo de rito malikí por la zona.

Abu Bakr ibn Umar, que sucedió a los anteriores tras su


fallecimiento, conquistó el Sus, el Atlas y las llanuras atlánticas. y
después perdió su liderazgo a favor de su lugarteniente, Yusuf ibn
Tashufin, primer gran caudillo almorávide, mientras Abu Bakr se lanzó
a combatir contra Senegal y el Níger, conquistando Ghana (1076). En
1070, Yusuf instaló su capital en Marrakesh, sedentarizando de este
modo el dominio almorávide. Ante esta expansión, la taifa sevillana
llamó a Yusuf para hacer frente al rey Alfonso VI de Castilla que, en
1085, había tomado Toledo. Yusuf ibn Tasfin venció a Alfonso VI en la
batalla de al-Zallaqa / Sagrajas (1086) y, más tarde, cansado de las
disputas de los príncipes andaluces, se apoderó prácticamente de
todo el país, Córdoba, Sevilla, Almería, Badajoz y Lisboa, aunque
fueron derrotados en Valencia. En 1098 Yusuf tomaba el título de
Príncipe de los musulmanes

La soberanía almorávide no fue bien recibida en al-Andalus, pues la población los consideraba unos
bárbaros. Los almorávides situaron al frente de las principales ciudades a gobernadores (cadíes) de la familia Banu
Tashufin, que progresivamente fue tomando como propia la cultura andalusí. A pesar de ello, tanto en el Magreb
como en al- Andalus aparecieron movimientos locales de resistencia.

La unión política de al-Andalus y el Magreb con


sus rutas saharianas tuvo varias consecuencias. Entre
1048 y 1087, los almorávides islamizaron las zonas
habitadas por población negra entre el Senegal y el
Níger y desarrollaron una intensa actividad comercial
desde el África negra a los mercados mediterráneos. La
sociedad cambió, apareciendo un sistema tripartito a la
cabeza del cual estaban los dirigentes almorávides, los
morabitos o combatientes del ribat, y los tributarios,
tanto musulmanes como dhimíes, cargando sobre estos
la mayor parte de los impuestos, para librar a los
musulmanes de parte de la carga fiscal no canónica.

Ali ibn Yusuf (1106 – 1143) implantó un sistema jurídico dirigido por ulemas malikíes que mantuvo a la
comunidad bajo un rígido control religioso. En 1125, Alfonso I el Batallador de Aragón realizó una victoriosa
expedición militar por al-Andalus que puso en evidencia la debilidad militar de los almorávides por aquellas fechas,
dirigidos por el hijo de Alí, que, más adelante estando ya en el trono, perdió Almeria, conquistada por Alfonso VII de
Castilla. Ante las ofensivas cristianas, los almorávides subieron los impuestos para afrontar los gastos militares, lo
que provocó revueltas urbanas. Paralelamente, en la década de 1130, el empuje bélico de los almohades comenzó a
imponerse en Marruecos y los últimos emires almorávides, tras la muerte de Ali ibn Yusuf, apenas pudieron

209
frenarlos. En 1144, tras una revuelta generalizada, los almorávides perdieron el poder en al-Andalus y sólo tres años
después, cayó Marrakesh.

4.2 Almohades (1121-1269)


El movimiento almohade tuvo su origen en la predicación del teólogo Ibn Tumart (1080-1130), que elaboró
una doctrina totalmente opuesta a la de los malikíes y, por tanto, a la que defendían los almorávides, por lo que se
enfrentó abiertamente a ellos. Hacia 1118, el número de sus seguidores había crecido considerablemente por lo que
se retiraron a Tinmal, en el Alto Atlas, para evitar ser perseguidos y poder organizar de forma conveniente su
comunidad religiosa y político-militar. En 1121, Ibn Tumart (1121
1130) fue proclamado líder de la comunidad, bajo el nombre de Muhammad al-Mahdi, se rodeó de un consejo de
representantes de las tribus beréberes asociadas a él y envió predicadores a difundir sus doctrinas. Su asociación con
el jefe militar, Abd al-Mumin, permitió unir a las tribus opuestas a los almorávides e iniciar la yihad con un ataque a
Marrakesh en 1130.

Tras la muerte de Ibn Tumart, lo sucedió Abd al-Mumin (1130 – 1163) que derrotó definitivamente a los
almorávides (1147), se proclamó califa, conquistó al-Andalus y extendió sus dominios hasta Libia. Abd al-Mumin
mantuvo el consejo de las tribus, aunque estableció un principio dinástico que permitió que, a su muerte, su hijo
heredara el trono. Abu Yaqub Yusuf (1163 – 1184) culminó la tarea de conquista de al-Andalus iniciada por su padre
y situó su capital en Sevilla, aunque durante todo su reinado tuvo que hacer frente al intento de expansión de los
reinos cristianos de la Península Ibérica. Desde su corte, fue un gran promotor de la cultura y la ciencia, hasta el
punto que nombró juez supremo (cadí) de Córdoba al aristotélico Averroes. Fue derrotado y muerto en la batalla de
Santarém, por Fernando II de León, en 1184.
Su hijo y sucesor, Yusuf Yaqub al-Mansur (1184 – 1199), inició su reinado trasladándose a Túnez para sofocar una
rebelión de tribus beréberes, aunque una vez obtenida la victoria, se estableció en Sevilla. Obtuvo un gran triunfo
sobre Alfonso VIII de Castilla en la batalla de Alarcos (1195), lo que le permitió llegar a las puertas de Toledo. Yusuf
Yaqub al-Mansur siguió la política iniciada por su padre de fortalecimiento de la armada islámica, con sede en
Algeciras y Alicante, de modo que pudo competir con los italianos por el comercio mediterráneo y asistir a Saladino
contra los cruzados.

El último califa almohade con cierta


relevancia fue Muhammad al-Nasir (1199 – 1213),
quien tuvo que afianzar de nuevo su poder en
Túnez, pero sufrió una estrepitosa derrota en Las
Navas de Tolosa (1212) frente a los reyes
cristianos ibéricos liderados por Alfonso VIII de
Castilla, durísimo golpe del que los almohades ya
no se recuperaron. A partir de entonces, los califas
almohades cayeron bajo el dominio de los jefes de
las tribus y se vieron obligados a firmar pactos con
los reinos cristianos. El Imperio almohade se
cuarteó hasta desaparecer por completo: en al-
Andalus por causa del avance cristiano se generó, como resultado subsidiario, el emirato nazarí de Granada. En el
Magreb, los Banu Marín se independizaron en 1216 y para 1248 gobernaban la mayor parte de Marruecos. En 1269
perdieron la capital de Marruecos, desintegrándose en Al-Andalus, entre pactos con monarcas cristianos o el
surgimiento de personajes descendientes de antiguos linajes, como Muhammad ibd Hun de Murcia, que les sustrajo
numerosos territorios.

Dada la extensión del territorio almohade, la cancillería cobró gran importancia pues era el principal vínculo
entre el califa y los funcionarios de las provincias y el único medio para dirigir la guerra contra los cristianos, gracias a

210
la información que estos obtenían. La justicia se aplicó mediante la implantación de cadíes en todas las regiones del
Imperio, impartiéndose principalmente en las grandes ciudades, donde también estaban las oficinas administrativas
del califato. Los talaba eran los encargados de establecer la doctrina del régimen y siempre acompañaban al califa,
aunque otros asesoraban también a los gobernadores de las provincias.

ALMORÁVIDES Y ALMOHADES
Los almorávides (de “morabito” o ribat =convento fortificado) fueron un agrupamiento de tribus berberiscas,
oriundas del Sahara (Mauritania y Malí), organizados al modo de orden militar de inspiración religiosa rigorista.
Fomento de la yihad. Capital en Marrakeh. Unificaron el Maghreb e islamizarón el Sudán entre 1048 y 1087.
Desembarcan en España, al mando del emir Yusuf ben Tashufin, llamados por los atemorizados taifas, tras la
reconquista de Toledo por Alfonso VI (1085).
Los Derrota del rey leonés en Sagrajas o Zalaca (1086).
almorávides Destronaron paulatinamente a los taifas. Ofensivas de almorávides sobre Toledo, que no logran recuperar.
(1056-1147) Resistencia del Cid Campeador en Valencia hasta su muerte en 1099. Última derrota de Alfonso VI en Uclés
(1108).
Los almorávides perdieron paulatinamente su primitivo vigor religioso y militar a lo largo del siglo XII.
Pierden Zaragoza (reconquistada por Alfonso I el Batallador) y Almería (por Alfonso VII). Fueron finalmente
derrotados por los almohades (que conquistan Marrakech en 1147). Desde 1140 habían comenzado
sublevaciones en Al-Andalus contra su debilitada autoridad, que dieron paso a la formación de los segundos
taifas.
Un nuevo imperio norteafricano, que se constituye en torno a la tribu zanata del Atlas marroquí, movido por un
renovado celo religioso (predicación del teólogo Ibn Tumart).
Los al-muwahhidum (= confesores de la unidad de Dios) derrotan a los almorávides. Como testimonio de su
victoria, construyeron la mezquita kutubiya en Marrakech (con un alminar o minarete, modelo de la Giralda).
Los
Desembarcan en España en 1046 y reunifican Al-Andalus, tras someter a los segundos taifas.
almohades
Sevilla fue residencia frecuente de los emires de los creyentes.
(1121-1269) Ofensiva sostenida contra los cristianos, sobre todo en la submeseta meridional (La Mancha), en dirección a
Toledo.
Alfonso VIII, vencido por ellos en Alarcos (1095), les infringió años más tarde una derrota definitiva en Las Navas
de Tolosa (1212).

5.- RELIGION Y CULTURA


5.1 El apogeo del movimiento sufí
El movimiento sufí tuvo su origen en el siglo
VIII, a partir de las enseñanzas de Hasán al-Basri y de la
esclava Rabi’a. En el siglo IX, destacó el maestro y
predicador Huseín ibn Mansur al-Hallay (857 – 922)
que se enfrentó a la visión más ortodoxa del Islam y
rechazó a cualquier intermediario entre Dios y los
hombres. Esta doctrina lo enfrentó al califa de Bagdad,
que acabó condenado al sufismo a una fase de
clandestinidad que duró hasta su época dorada, entre
los siglos XI y XIII.

Los sufíes estaban organizados en cofradías o


hermandades (tariqas) y se reunían en fortalezas-
monasterio llamadas rábitas o zawiya dirigidos por un maestro. La doctrina sufí recoge el ideal de pobreza, el
arrepentimiento, la purificación a través de la oración y la relación con Dios sin intermediarios. El célebre profesor de
la madraza Nizamiyya, Abu Hamid Muhammad al-Ghazzali (Algazel) (1058 – 1111), creador de una importante
escuela teológica, estaba convencido de la ineficacia de la razón como herramienta de conocimiento o de
comunicación con Dios, por lo que defendió los postulados místicos y reivindicó el credo sufí, permitiendo que el

211
movimiento abandonase la clandestinidad. En al-Andalus, destacaron los maestros sufíes Ibn Masarra (nacido en
883) y el mayor místico de su época, Mahyi al-din ibn ‘Arabí (1165 – 1240), creador del concepto de la unicidad de
Dios, que renovó la doctrina sufí

5.2 Las madrazas como instituciones del saber


Las madrazas surgieron por la evolución de las escuelas coránicas, junto a las que se alojaba a los estudiantes
en un edificio llamado jan, que se extendió por las tierras del califato abasí a partir del s. X. En ellas ejercían su labor
hombres piadosos que enseñaban a memorizar el Corán, hadices y leyes. Lo poderosos de la época pugnaban por
patrocinar estos complejos y atraerse los favores del sultán, creando a la vez bibliotecas que se añadían a los
mismos. Cuando en el interior de la mezquita se designó una habitación destinada a la enseñanza, esta comenzó a
llamarse madraza que evolucionó con el tiempo hasta convertirse en una entidad principal del recinto. En el s. XI
Nishapur contaba ya con cuatro madrazas, pero la mas importante de esta primera etapa fue la madraza Nizamiyya
en Bagdad, a cargo de los selyuquíes.

A fines del XII, la madraza era ya la principal institución del saber dependiente del Estado, siendo las
diferentes dinastías los principales mecenas, señalándose hasta 30 en Bagdad. Se caracterizaban por el alojamiento
de los estudiantes dentro del recinto, la enseñanza dentro del patio y las salas de oración y la biblioteca. El sistema
de patronazgo hacía depender excesivamente a las madrazas de sus mecenas, estando en sus manos la designación
y destitución de los maestros.

Los ayyubíes fueron importantes difusores de las madrazas y a ellas se vincularon muchos de los
historiadores y sabios de la época, que eran enterrados en ellas. Saladino fundó numerosas madrazas en Jerusalén
y, en la misma época, se introdujeron en La Meca. Cada una de ellas solía representar a una escuela jurídica
diferente.

212
6.- LAS CRUZADAS
6.1 Motivaciones y significado de las cruzadas
Las cruzadas constituyen un episodio fundamental de la Edad Media. Salvo la primera, ninguna otra fue
numerada por sus contemporáneos ya que, de hecho, la denominada 2ª cruzada, no fue más que un conjunto de
diferentes campañas en diferentes frentes que se engloban en el mismo periodo. El período clásico de las
cruzadas abarca el tiempo en el que se mantuvieron potencias cristianas en Levante, es decir, desde la toma de
Jerusalén (1099) hasta la caída de Acre (1291). A pesar de todo, cabe mencionar que las cruzadas no se
limitaron a Tierra Santa ni a este período, sino que se desarrollaron hasta la Edad Moderna e incluyeron
escenarios de Europa y el Mediterráneo.

La gente acudió a las cruzadas, principalmente, por motivos religiosos, aunque tampoco cabe descartar
razones mesiánicas, como la de Pedro el Ermitaño (1096). Una minoría buscó el botín o nuevas tierras que
conquistar, aunque la empresa era cara y muy pocos acabaron estableciéndose en los nuevos territorios de
Ultramar. También los hubo que se limitaron a seguir a su señor de acuerdo con su juramento de vasallaje y otros
que se sumaron en busca de aventuras.

6.2 La Primera Cruzada: Urbano II y el Concilio de Clermont-Ferrand (1095)


La llamada del papa Urbano II a la Primera Cruzada (1095 – 1099) debe entenderse en el marco del
enfrentamiento entre el Papado y el Imperio por el control de la cristiandad. Asegurada la parte europea del Imperio
Bizantino, en 1095, Alejo I Comneno solicitó auxilio a Occidente para restablecer sus posiciones en Asia Menor. En
respuesta, ese mismo año, en el concilio de Clermont-Ferrand, el Papa reclamó ayuda para los bizantinos en su
lucha contra los musulmanes y exigió la liberación de los Santos Lugares. Urbano II esperaba, de este modo, dirigir
una empresa que, de tener éxito, reforzaría su prestigio e incluso aspiraba a tender nuevos puentes con los
bizantinos tras la ruptura religiosa de 1054. El escenario era, además, adecuado pues el aumento de población y las
leyes sucesorias de las grandes familias, que transmitían propiedades y títulos sólo al primer hijo varón,

213
proporcionaron una gran cantidad de hombres jóvenes dispuestos a embarcarse en una campaña que podía
proporcionarles tierras y el respeto social.

A la cruzada asistió todo tipo de gente, desde


caballeros a peones, artesanos y labradores, miles de
personas que esperaban recibir la indulgencia plenaria
prometida, organizadas en dos grupos distintos:

- La cruzada popular, liderada por Pedro el


Ermitaño, movilizó a una multitud de
desheredados que atravesaron Europa
sembrando el pánico. Alarmado ante sus
desmanes, Alejo I les facilitó el paso del
Bósforo y, frente a Nicea, fueron diezmados
por los turcos selyuquíes.
- La cruzada oficial, presidida por el delegado papal, estuvo formada por gentes de armas y dirigida por los
representantes de algunas de las grandes familias nobiliarias europeas, como Bohemundo y Tancredo de
Hauteville, el conde de Tolosa, Roberto de Flandes o Godofredo de Bouillon, duque de la Baja Lorena.

Aunque estaban imbuidos del espíritu religioso, también les movían razones políticas y el deseo de obtener
feudos donde establecerse, a expensas tanto de musulmanes como de bizantinos. Consciente del peligro que
suponían, Alejo I Comneno les obligó a suscribir el compromiso de recibir, a título de feudo del basileus, aquellas
provincias que recuperasen de manos musulmanas, aunque finalmente sólo Godofredo de Bouillon le sería fiel.

La división en el mundo musulmán, tanto entre los


Fatimíes como entre los Selyuquíes, facilitó que los cruzados
atravesasen Asia Menor. Conquistaron Antioquía y Edesa
(1098) y, tras un dramático asalto, Jerusalén (15 de julio de
1099), donde masacraron a la población judía y musulmana.
Urbano II murió sin conocer el resultado de esta cruzada.

A consecuencia del éxito de la Primera Cruzada, se


formaron diversos Estados Latinos de Oriente o reinos francos de
Ultramar:
 El condado de Edesa (desaparecido en 1144), ocupado
por Balduino de Boulogne.
 El principado de Antioquía, bajo el mando de
Bohemundo de Tarento;
 El condado de Trípoli, concedido al conde de Tolosa
 El reino de Jerusalén, simbólicamente ocupado por
Godofredo de Bouillon.

6.3 Las cruzadas del siglo XII; la fundacion de los Estados Latinos a la caída de
Jerusalén.
Inicialmente, el establecimiento de los cruzados no causó la alarma entre los musulmanes, pero el
sangriento ataque a Jerusalén y los abusos sobre la población local de los colonos latinos instalados en el litoral,

214
los pusieron en alerta. La reacción provino del atabeg de Mosul, Imad al-Din Zangi, fundador de los zangíes, que
propuso la expulsión de los francos mediante una yihad y consiguió recuperar Alepo (1128) y Edesa (1144).

La toma de Edesa alarmó a los cristianos, que reclamaron a Eugenio III una nueva cruzada. Esta nueva
campaña, o Segunda Cruzada, 1146 – 1148, tuvo un predicador excepcional en la figura de San Bernardo de
Claraval, que convenció a Conrado III de Alemania y Luis VII de Francia para ponerse al frente de los cruzados. En
su ruta marítima hacia Tierra Santa, los latinos se detuvieron en las costas ibéricas y ayudaron a la toma de Lisboa y
Almería, que fue conquistada por Alfonso VIII al abrigo de la cruzada (1147) gracias a la colaboración de las flotas
genovesa y aragonesa. Sin embargo, al llegar a su destino, dividieron sus fuerzas y Conrado III fue derrotado en
Dorilea, y el resto de sus tropas, unidas a las del francés Luis VII sólo obtuvieron una derrota frente ante los muros
de Damasco que fue atacada por consejo de Balduino III.

Durante los siguientes años, la Siria franca luchó por evitar que se produjera la unión de los poderes
islámicos en el Próximo Oriente. La reunificación del poder islámico bajo el Ayyubí Salah al-Din (Saladino),
señor de Damasco, Alepo y Mosul y defensor del Islam suní, dio un vuelco a la situación. La victoria de
Saladino en la batalla de Hattín (4 de julio de 1187)
supuso la mayor derrota de los latinos en Tierra Santa y
permitió a los musulmanes conquistar Acre, Ascalón y
Jerusalén (1187).

La retirada de los cristianos provocó que


Gregorio VIII llamase a una nueva cruzada en 1187, tras
el fallecimiento de Urbano III (Tercera Cruzada (1188
– 1192). Federico Barbarroja, el primero en salir,
pereció en Asia Menor. Ricardo Corazón de León y
Felipe Augusto de Francia, en muy malas relaciones
por entonces, partieron algo más tarde y, en verano de
1191, lograron recuperar San Juan de Acre. El rey de
Francia se retiró, dejando al inglés el peso de todas las operaciones y, aunque obtuvo algunas victorias sobre
Saladino, llegó a un acuerdo con él para conservar la costa entre Acre y Jaffa y permitir las peregrinaciones a
Jerusalén, que se mantuvo en manos musulmanas. A la vuelta de la cruzada Ricardo I fue capturado y casi perdió su
reino.

Una consecuencia secundaria de la Tercera Cruzada fue el nacimiento del reino de Chipre. Mientras se
dirigía a Tierra Santa, Ricardo Corazón de León arrebató Chipre al déspota bizantino de la isla, Isaac Comneno, y al
terminar la cruzada, se la vendió al antiguo rey de Jerusalén, Guido I de Lusignán (1192 –1194), entronizando una
dinastía que perduró hasta 1489. Guido I distribuyó tierras entre los caballeros expulsados de Tierra Santa,
calcando el modelo feudal del reino de Jerusalén y sojuzgando a la población griega. Nicosia se convirtió en
capital, con Nicosia y Limassol como puertos importantes y la isla siguió comerciando con Siria y Armenia. Su
hermano y sucesor, Aymerico I (1194 – 1205), fue coronado también rey de Jerusalén, aunque no unió ambas
coronas. La población minoritaria católico romana se agrupó en algunas ciudades costeras, como Famagusta o
Nicosia. Los católicos conservaron las riendas del poder, mientras que la mayoría de población autóctona griega vivía
en el campo. En estas circunstancias, aunque la independiente Iglesia Ortodoxa Chipriota, con su propio arzobispo,
permaneció en la isla, perdió bastante poder frente a los católicos de la Iglesia Romana. Las Órdenes Militares
gozaron de grandes concesiones en la isla a la caída de Acre, fundándose las encomiendas hospitalarias de Colossí y
la templaria de Gastria.

215
6.4 La organización de los estados latinos hasta el siglo XII
La organización de los Estados Latinos se realizó siguiendo los mismos parámetros de la Europa feudal. Los
distintos territorios latinos (Jerusalén, Trípoli, etc.) se dividieron en señoríos cuyos tenentes eran vasallos del rey o
del conde correspondiente, el dominio del cual les servía de modelo. El rey de Jerusalén contaba con un canciller,
un chambelán a cargo de las finanzas, un senescal responsable del tesoro, escribas, recolectores de impuestos y
castellanos que defendías sus fortalezas.

Por su parte, había también vizcondes con


jurisdicción sobre los hombres libres del reino y autoridades
específicas para juzgar a los colonos. Los señores se reunían
en la influyente Alta Corte (Haute Cour). Con el objetivo de
limitar su poder se promulgó una ley en virtud de la cual los
vasallos dependientes de los barones debían prestar
homenaje ligio al rey (asiento sobre el vasallaje ligio),
juramento que primaba por encima del prestado a sus
señores.

Paralelamente, los habitantes musulmanes, judíos o


cristianos sirios poseían una administración separada,
sometida a los cargos señoriales correspondientes.

Los estados cruzados permanecieron en litigio constante entre ellos durante toda su existencia, problema
agravado por la ausencia de una autoridad real efectiva que, desde la segunda mitad del siglo XII, fue sustituida por
regentes (bailes). Por otro lado, todos ellos acusaron la permanente falta de recursos humanos en un entorno tan
hostil, por lo que se recurrió a los servicios de mercenarios autóctonos (turcópolos) vitales para la defensa de los
reinos cruzados, y se crearon las primeras Órdenes Militares como base del ejército regular. Las ciudades latinas y
algunos lugares estratégicos se fortificaron y se crearon líneas defensivas con enormes castillos. Para el

216
mantenimiento del comercio fue fundamental la colaboración de las flotas de las repúblicas italianas, que también
trasladaban las rentas de las encomiendas europeas de las Órdenes Militares.

Acre, capital del reino de Jerusalén desde 1191, es un ejemplo de la fragmentación del poder cristiano en el
área. Estaba dividida en barrios controlados por los principales poderes:
 el económico: las repúblicas comerciales italianas (Génova, Pisa y Venecia)
 el militar: las órdenes militares con sus cuarteles generales (Temple, Hospital y Teutones)
 el religioso: el Patriarca latino de Jerusalén

6.5 Las Órdenes Militares


El origen de las Órdenes Militares está
relacionado con el desarrollo y la cristianización de la
caballería europea y con el reconocimiento de la labor
guerrera por parte de la Iglesia. A partir del siglo XI, el
perfecto soldado de Cristo dejó de ser sólo un monje
recluido para convertirse también en un guerrero que
lucha por el bien de la salvación y por el conjunto de la
Iglesia.

La primera orden militar fue la de los


Caballeros del Templo de Jerusalén, fundada por
Hugo de Payens en 1118 y que consiguió la
aprobación pontificia en 1129. Con la ayuda de San Bernardo, el número de milicias de este tipo no tardó en crecer y
afianzarse.

La misión primordial de la Órdenes Militares era la de combatir a los infieles, así como el
mantenimiento de los Santos Lugares en manos cristianas y la defensa de los peregrinos. Con el tiempo, se
fundaron otras de carácter territorial como las de origen hispano (Calatrava, Santiago y Alcántara) o la Orden
Teutónica en Alemania, que lucharon contra los infieles en sus áreas de asentamiento.

Las Órdenes Militares constituyeron el único


ejército permanente de la Edad Media, formado por
tropas disciplinadas y entrenadas. Este carácter fue
decisivo en lugares como Tierra Santa y el Báltico,
donde los cristianos eran débiles y necesitaban
refuerzos. A la labor guerrera añadieron la asistencial
mediante la atención a enfermos y heridos (con la
creación de hospitales), la protección de peregrinos y
la liberación de cativos. Además de todo ello, los
caballeros de la Órdenes Militares actuaron como
agentes articuladores del territorio al defender,
organizar y repoblar ciertas zonas, como mediadores
entre caballeros, reyes y papas y como mensajeros
entre Tierra Santa y Europa.

Las Órdenes Militares se estructuraron jerárquicamente. A su frente se situaba un Gran Maestre y un


prior frente a los religiosos. La encomienda, dirigida por un comendador, era la unidad básica local desde la que se
administraban las propiedades circundantes. Varias encomiendas formaban un maestrazgo y todas las encomiendas

217
contribuían al funcionamiento de la orden. Las encomiendas de la Europa continental entregaban un tercio de sus
ingresos (responsio) a la casa central de la orden en Tierra Santa, mientras que las que estaban en frentes bélicos
sólo pagaban una décima parte.

Las Órdenes contaban con sus propias naves y, al mover capitales por toda Europa, también realizaron
actividades bancarias, función que acabaría provocando la caída y disolución del Temple en Francia e Inglaterra.

Todos los miembros de las órdenes hacían los votos monásticos (castidad, pobreza y obediencia) y seguían
la regla agustiniana (Temple y Santiago) o la cisterciense (Calatrava). A pesar de ello, los caballeros de la Orden de
Santiago (freires) consiguieron que se les permitiera el matrimonio, conviviendo en monasterios con sus familias.
Algunas de las órdenes, como la del Hospital o las hispanas contaron también con una rama femenina de religiosas.
A las personas que apoyaron moral y económicamente a las Órdenes Militares se los conoció como familiares.

LAS CRUZADAS
Constituyen un episodio fundamental de la Edad Media, de larga duración, con numerosos avatares.
Su período clásico va de 1095 (predicación de Urbano II) hasta la pérdida de Acre (1291).
Definición Resultado de factores múltiples (espíritu religioso, componente mesiánico, voluntad de recuperar los santos
lugares, guerra contra el Islam, afán de aventuras, sociedad expansiva, etc.), el ideal de Cruzada, se convierte
en una vocación medieval permanente.
Petición de ayuda a occidente por Alejo I frente a Selyuquíes, deseo de defender los Santos Lugares, influjo
del ejemplo español (cruzada de Barbastro en 1064) Urbano II predica la Cruzada en el concilio de
Clermont-Ferrand (1095): Deus vult (Dios lo quiere). Entusiasmo colectivo y movilización masiva de cruzados.
La cruzada popular (Pedro el Ermitaño) terminó en una matanza.
Primera
La cruzada oficial: Numerosos caballeros con sus huestes vasalláticas. Confluyen en Constantinopla, donde
cruzada (1095-
Alejo I solicitó que los jefes de la cruzada le prestasen juramento. Liderazgo de Godofredo de Bouillón. Batalla
1099) de Dorilea (1097). Conquista de Antioquia, Edesa y Jerusalén (1099
Se constituyen los reinos latinos (o francos) de Oriente: condado de Edesa, principado de Antioquía
(Bohemundo de Tarento), condado de Trípoli (Raimundo de Tolosa), reino de Jerusalén (Godofredo de
Bouillón).
Segunda Se organiza tras la recuperación de Edesa por Zangi, atabeg de Mosul. Predicación de San Bernardo de
cruzada (1146- Claraval. Intervienen Conrado III de Alemania y Luis VII de Francia, cuyas desavenencias debilitaron la
1148) empresa. Conrado III, enfermo, se retiró; el ataque de Luis VII sobre Damasco terminó en un fracaso.
Saladino, tras conquistar Egipto, había asumido la defensa del Islam sunní y renovó la yihad contra los
cruzados.
Ocupó Damasco, Alepo y Mosul, situándose a las puertas de los reinos latinos; derrotó en Hattín (1187), al
oeste del mar de Galilea, a Guido de Lusignan, rey de Jerusalén, y ocupó la ciudad santa.
En occidente se organizó inmediatamente una cruzada, en la que intervienen:
- Ricardo Corazón de León, rey de Inglaterra.
- Felipe II Augusto de Francia.
Tercera
- Federico I Barbarroja.
cruzada (1188-
El poderoso ejército alemán se disolvió tras la muerte imprevista del emperador, ahogado en el río Salef
1192) (1190), cuando atravesaba Asia Menor.
Ricardo de Inglaterra demostró extraordinaria valentía, pero los resultados de la cruzada fueron finalmente
escasos y controvertidos: acuerdo con Saladino para que los peregrinos pudiesen visitar Jerusalén; control
cristiano de la costa comprendida entre Acre (que se convierte en la capital del reino de Jerusalén) y Jaffa.
Los estados latinos se incrementaron con la conquista por Ricardo de Inglaterra de la isla de Chipre, donde se
constituyó un principado que duró hasta 1489.
Las órdenes militares tuvieron allí importantes encomiendas.
Implantación de instituciones feudales similares a las de Occidente 
 Dinastías de reyes y príncipes emparentadas entre sí;
 multiplicación de señoríos con tenentes vasallos del rey o del conde;
 cortes, con composición similar a las europeas (canciller, senescal, chambelán, etc.);
Organización  curia o Cámara Alta en la que se hallan representados los señores, y asambleas (assises) de los
de los estado vasallos de menor rango;
latinos hasta el Sin embargo, tuvieron unas características propias dado el terreno en el que se hayaban:
XII  dificultades para consolidar una población estable en territorios en permanente peligro;
 protagonismo militar de las órdenes militares y de tropas mercenarias (turcópolos);
 construcción de grandes fortalezas (el Crack de los caballeros hospitalarios en Siria) y dilatadas
líneas defensivas;
 importancia de las flotas de repúblicas italianas.

218
Vinculadas a ideales de caballería (miles Christi). Templarios, Hospitalarios, Santo Sepulcro. Orden Teutónica
en Alemania. Calatrava, Santiago, Alcántara, Montesa en España.
Organización > Gran Maestre y priores, encomiendas y maestrazgo. Los caballeros o freires hacían votos de
Las órdenes
carácter monástico.
militares
Misión y actividades varias > constituyen los únicos ejércitos permanentes, con capacidad de acción
inmediata; asistencia a peregrinos, heridos y enfermos, liberación de cautivos; disponen de una red
importante de comunicaciones.

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