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DIÓCESIS DE MONTERÍA

PLAN DE EVANGELIZACIÓN
JESUCRISTO VERDAD

Tema número II
Proclamación del Reino de Dios

“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará
salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los
hombres”.

Encuentro numero 1: Las Bienaventuranzas (Mt. 5, 3-13)

1. saludo e invocación al Espíritu Santo.


El animador da la bienvenida a los presentes y los anima a disponerse para
este encuentro con Cristo a través de su Palabra y a reconocerlo como la
verdad más grande que se nos ha revelado.

Luego realiza la invocación inicial: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo.
R/ Amen.
cantamos

Amémonos de Corazón
//Amémonos de corazón, no de labios //Como puedes tu orar, enojado con
solamente// tu hermano//
//para cuando Cristo venga// nos //Dios no escucha la oración// si no
encuentre bien unidos. te has reconciliado.
//para cuando Cristo venga// nos //Dios no escucha la oración// si no
encuentre bien unidos. te has reconciliado.

2. Ambientación/ signo.
El animador prepara una cartelera con la imagen de Jesús y varios personajes
de la vida de farándula, con una inscripción que diga mi modelo es… y
entorno a eso, se abre el dialogo como preguntas como: ¿Cuándo he dejado
de seguir a Jesús?...

3. Leamos la Palabra Mateo 1, 1-25


¡Qué dice la palabra de Dios!
El Sermón del monte: Las bienaventuranzas
Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de
los cielos. Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. Bienaventurados
los humildes, pues ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que tienen hambre y sed
de justicia, pues ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos
recibirán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos
es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan
todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos,
porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas
que fueron antes que vosotros.
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada
otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada
por los hombres.

4. Meditemos la Palabra en comunidad.


¡Qué nos dice el texto!
Las Bienaventuranzas constituyen un resumen de las enseñanzas de
Jesús. Mateo las sitúa precisamente en el inicio del primer gran discurso de su evangelio,
el llamado “Sermón de la montaña” (Mt 5–7). La breve introducción narrativa del
evangelista contiene alunas características claves que nos recuerdan la alianza que realizó
Yahvé con el pueblo de Israel. Es por eso que a la montaña a la que sube Jesús nos recuerda
el monte Sinaí, en el cual, Moisés recibe de manos de Dios las tablas de la Ley (Ex 24,
12). Ahora bien, hay una gran diferencia entre Moisés y Jesús, pues este último, no es un
intermediario entre Dios y el pueblo, porque habla con su propia autoridad.

Las Bienaventuranzas muestran muy bien que, entre la antigua alianza y la nueva hay, a la
vez, una fuerte continuidad y una novedad profunda. Esto se hace evidente, cuando
notamos la forma discursiva de Jesús, ya que él toma el género literario de la
bienaventuranza y no el lenguaje legislativo. Por lo tanto, no da una serie de
mandamientos, como lo había proclamado Moisés, sino que señala las actitudes que
conducen a la felicidad. El reino de Dios que Jesús anuncia es una buena noticia para los
pobres y necesitados, para los que sufren y para los que trabajan con un corazón limpio
en bien de los demás. Todos estos son los destinatarios de la predilección de Dios. Así lo
habían recordado a menudo los profetas, y en Jesús este anuncio se hace realidad, es por
eso que él es muy enfático cundo dice: “No penséis que he venido para abolir la ley o los
profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir.” Mt 5, 17).

Las Bienaventuranzas son un anuncio gozoso que contienen un programa de vida radical
y exigente, que están construidas bajo el modelo del propio Jesús. Es verosímil afirmar
que Jesús no impone normas estrictas, sino que pide el seguimiento y la imitación. Para el
cristiano, este es el medio para participar en su paso de la muerte a la vida y alcanzar la
felicidad verdadera.

Solo a través de la persona de Jesús, que fue pobre, sufrido, tuvo hambre y sed de justicia,
fue misericordioso y limpio de corazón, trabajo por la paz y la reconciliación, fue
perseguido y murió por causa del bien, se entienden las bienaventuranzas, que este mundo
considera como insensatas, despreciables e imposibles de alcanzar. La felicidad del hombre
no está en afirmarse a sí mismo autosuficiente, sino en estar abierto a Dios y a los
hermanos. Si leemos con atención todo el discurso de las Bienaventuranzas, vemos que en
ellas no se exaltan el dolor o la persecución como valores en sí mismos, sino que se
entregan a Dios y a los demás, aunque esto signifique lágrimas y sacrificios.

“Las Bienaventuranzas recogen y perfeccionan las promesas de Dios desde Abraham


ordenándolas al reino de los cielos. Responde al deseo de felicidad que Dios ha puesto en
el corazón de hombre” (CEC, 1725). “Las Bienaventuranzas nos colocan ante opciones
decisivas con respecto a los bienes terrenos; purifican nuestro corazón para enseñarnos a
amar a Dios sobre todas las cosas” (Ibíd. 1728).

5. Mateo nos enseña hoy.


Bienaventurado es aquel que se reconoce carente de
méritos propios, de tal modo que pone toda su
confianza en Dios, pues se sabe hijo amado de ÉL.
Bienaventurado es aquel que no pone su confianza en las riquezas ni en el poder,
porque ha descubierto el bien infinitamente superior de la bondad de Dios.

Bienaventurado es aquel que se acerca a los demás sin orgullo, siempre dispuesto
a servirlo con sencillez y alegría.

Bienaventurado es aquel que se olvida de sí mismo para entregarse del todo a


colaborar en el Reino de Dios, aunque esto signifique persecuciones y sacrificios.
Bienaventurado es aquel que, consiente de su nada y del poder de Dios, se lanza
a grandes empresas por el reino de los Cielos.
6. Compromiso
 Vivir la celebración Eucarística, como expresión de las
vivencias de las Bienaventuranzas.
 Reconocernos como hermanos, pobres, pecadores y sobre
todo necesitados de Dios y de su misericordia.

¿Qué aprendimos?

 Para llamarnos verdeos cristianos debemos vivir las bienaventuranzas,


porque ellas son un reflejo de la vida de Jesús.

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