Vous êtes sur la page 1sur 11

La construcción del relato histórico:

fuentes, narrativa e imaginación

Carlos Gregorio López Bernal

No quiere volver a preguntarle, porque, no siendo


de esperar que ella añada algo nuevo a lo ya contado,
tendría él que aceptar como verdadero el relato dos veces hecho,
y si ella estuviera mintiendo, no lo podría saber él, pero ella sí,
sabrá que miente y mintió, y se reirá de él.
El Evangelio según Jesucristo. José Saramago

Resumen

Este texto es una reflexión sobre la escritura de la historia, a partir de


la confluencia de tres elementos clave: las fuentes, en tanto material
básico para la investigación histórica; el relato, que ordena y hace in-
teligible el problema en estudio, y la imaginación que permite al his-
toriador «volver al pasado» y entender las razones que animaron a los
protagonistas de su historia a hacer lo que hicieron.
Al igual que en la literatura, un trabajo de historia requiere de
un buen grado de imaginación y de capacidad expositiva; pero su ver-
dadero valor radica en la solidez de la evidencia presentada, en su capa-
cidad de análisis de la realidad estudiada, y sobre todo en su potencial
explicativo.

La Universidad 159
Cuando uno está estudiando, para dos cosas: en primer lugar
puede encontrarse con textos fue una vacuna contra la cándi-
que lo entusiasman, lo conven- da y pretenciosa seguridad que
cen de que está en el camino hasta entonces había tenido so-
correcto y lo hacen soñar. Pero bre la veracidad y cientificidad
igualmente podemos encontrar- de la historia. «Mostrar las co-
nos con textos que literalmente sas tal como sucedieron», como
nos mueven el piso. Eso me pasó alguna preconizó Leopold von
cuando leí el libro de Hayden Ranke, es definitivamente inal-
White Metahistoria: La imagi- canzable.
nación histórica en la Europa Pero una lectura más crí-
del siglo XIX, que se publicó en tica de White también me con-
inglés en 1973, pero que entre venció de que a pesar de todas
nosotros circuló tardíamente sus limitaciones procedimenta-
(1992).1 les, metodológicas y teóricas, la
De una manera bastante historia permite conocer el pa-
radical y superficial, White plan- sado de una manera aceptable
tea que es imposible distinguir (al menos no tenemos otra); es
entre un relato histórico y un decir, la historia no es solo dis-
relato de ficción. Para este au- curso (aunque este sea parte
tor, la historia tiene sentido no consustancial de ella), es ante
tanto como resultado de una in- todo conocimiento que se cons-
vestigación, sino como una for- truye siguiendo un método.
ma de escritura. Es decir, es más No obstante, propuestas
discurso que ciencia. Tal conclu- como la de White y otros pos-
sión me impactó sobremanera, modernos han tenido eco. De
porque yo había emigrado de las allí que no sea extraño escuchar
letras a la historia, justamente que la historia es simplemente
buscando un mejor anclaje para una narrativa que reelabora he-
mis inquietudes académicas y chos pasados. Incluso, hay quie-
existenciales. nes hablan de las «mentiras de
No obstante las angustias la historia» —estribillo usado a
que en su momento me hizo pa- menudo solo para consignar su
sar la lectura de White me sirvió desacuerdo con una interpreta-
1 Hayden White, Metahistoria. La
ción que no comparten—, pero
imaginación histórica en la Europa que al generalizar se llevan de
del siglo XIX (México: Fondo de Cul- encuentro cualquier intento se-
tura Económica, 1992).

160 La Universidad
rio por escribir la historia. La hayamos trabajado nuestras
historia no es solo narrativa. Si fuentes.3 Es decir, un historiador
así fuera, los discípulos de Clío que no dé cuenta de sus fuentes,
no nos diferenciaríamos mucho que las falsee o las mal inter-
de los rapsodas de las épicas an- prete, no tiene (o no debiera)
tiguas, para quienes «cantar una tener ningún futuro profesional.
historia» era simplemente con- Y hablo de fuentes en plural con
tar de la manera más amena po- pleno sentido de lo que impli-
sible, hechos que no requerían ca: buscar, analizar y contrastar
más sostén que la imaginación.2 «versiones» diversas sobre un
A diferencia de la narrati- mismo hecho.
va literaria y para ventura y des- Elaborar una narrativa
dicha nuestra (según tomemos histórica conlleva dos esfuerzos
el caso), nuestro trabajo requie- paralelos y de dificultad similar.
re el soporte de la evidencia his- Por una parte, tenemos que hil-
tórica, que solo podemos tomar vanar una historia —ojalá inte-
de las fuentes, independiente- resante —mediante la cual pre-
mente de cómo las concibamos. tendemos reconstruir una parte
En honor a la verdad, la única del pasado.4 Pero esa reconsti-
garantía que podemos ofrecer tución del pasado solo podemos
para refutar cualquier cuestio- hacerla por vía indirecta a tra-
namiento a nuestro trabajo, re- vés de las fuentes y por qué no
side en la rigurosidad con que decirlo, de la bibliografía consul-
2 Hay casos excepcionales en que his-
toria y ficción literaria se mezclan. 3 Una interesante reflexión al respecto
Algunos literatos tienen una peculiar aparece en Paulina
�����������������������
Malavassi Agui-
habilidad para construir ficciones a lar, ed. Historia: ¿Ciencia, disciplina
partir de hechos históricos. Véase por social o práctica literaria?, Cuader-
ejemplo, Gabriel García Márquez, nos teoría y metodología de la histo-
El General en su laberinto (Madrid: ria (San José: Editorial Universidad
Mondadori, 1989); y Carlos Fuen- de Costa Rica, 2006).
tes, La campaña (México, D. F.: Al- 4 Sobre la importancia creciente de la
faguara, 2002). Sobre las polémicas narrativa en la historia y cómo esta
desatadas alrededor de la obra de se relaciona con la superación de las
García Márquez resulta muy ilumi- constricciones impuestas por los pa-
nador el trabajo de Hans-Joachim radigmas historiográficos estructura-
König, "El general en su laberinto listas y marxistas, véase, Jaume
���������
Au-
¿Un ataque a la historia patria?" Anu- rell, "Los efectos del giro lingüístico
ario Colombiano de Historia Social y en la historiografía reciente," RILCE
de la Cultura, no. 31 (2004). 20, no. 1 (2004).

La Universidad 161
tada; esta es la parte primaria y fuente histórica solo “habla” en
esencial de nuestro trabajo y ob- la medida en que sepamos qué
viamente requiere cierto grado preguntarle y de qué manera ha-
de competencias y habilidades cerlo. Hay fuentes sencillas a las
profesionales propias del inves- que basta interrogarlas una vez;
tigador. hay otras tan ricas y complejas
Pero escribir historia que en lugar de responder una
también requiere el manejo de pregunta nos invitan a dialogar
un mínimo de habilidades retó- con ellas una y otra vez, hasta
ricas que hagan inteligible la tra- que las conocemos bien y esta-
ma para el lector. Los recursos mos en capacidad de entender-
discursivos pueden ser muy va- las.
riados, desde la básica narrativa Para lograr esa calidad
gradual/lineal, hasta artificios de resultados es necesario es-
más sofisticados propios de la tar apasionados por el tema. La
literatura profesional. Una his- elección de un problema de in-
toria escrita con esos aditamen- vestigación histórica es como
tos será definitivamente más la escogencia de pareja para el
interesante y disfrutable; atri- matrimonio. Lo ideal es dar ese
butos importantes para atraer paso estando totalmente ena-
al público lector. Sin embargo, lo morados; sin embargo, la his-
fundamental es la fortaleza de la toria nos enseña que ha habido
evidencia empírica que el traba- y hay matrimonios por conve-
jo conlleve. niencia (y algunos han durado
Ahora bien, una investi- mucho). Ciertamente que hay
gación histórica tiene un objeti- problemas de investigación a
vo, debiera tenerlo. Y lo correcto los que se llega por un apasio-
es que busque resolver un pro- namiento; estamos dispuestos a
blema, es decir responder a una invertir tiempo y esfuerzo por el
serie de interrogantes. Por lo solo gusto de llegar a conocer y
tanto, antes de ir a los archivos y entender determinados hechos,
a las bibliotecas, debemos estar personajes o sociedades. Pero
seguros de qué es lo que quere- no se puede obviar que en la
mos averiguar del pasado y ade- práctica laboral uno puede ter-
más tener claridad del porqué minar investigando temas que
es importante conocerlo. Esto nunca le interesaron, pero que
es primordial porque cualquier aparecen por allí y hay que ha-
cerlos, simplemente porque nos

162 La Universidad
pagarán por ello. Es decir, a ve- de fuentes. Ejemplo de ello se-
ces actuamos como amantes de rían los estudios sobre la priva-
la historia, y otras como cortesa- tización de tierras corporativas
nos de ella. En ambos, debemos a finales del XIX, o el reciente
poner todo nuestro empeño a boom de estudios sobre el levan-
fin de que los resultados sean tamiento de 1932. No obstante,
óptimos, aunque seguramente llama la atención la escasez de
en el primero habría más pasión estudios sobre temas cultura-
y deleite. les, a pesar que hay fuentes muy
Sea por inspiración o por ricas y fácilmente accesibles,
necesidad, según Víctor Hugo como las recopiladas por Miguel
Acuña, el abordaje de un proble- Ángel García, en los diferentes
ma histórico conlleva dos facto- tomos de su Diccionario históri-
res, «en primer lugar lo que se co enciclopédico.
puede hacer y, en segundo lugar, El segundo elemento
lo que podemos hacer».5 El pri- planteado por Acuña, «lo que
mero tiene que ver con el grado podemos hacer», está determi-
de desarrollo de la historiografía nado por las capacidades pro-
en el medio que se trabaja, pero fesionales y los gustos indivi-
también con las fuentes disponi- duales. Formación académica,
bles. Es común que entendidos comunidad académica con la
y profanos afirmen que la histo- que se interactúa y experiencia
riografía salvadoreña está poco acumulada, delimitan en cierto
desarrollada, que se investiga modo las temáticas en las cuales
poco y se publica menos. Aun- nos mostramos más competen-
que cierta, esta afirmación debe tes. Pero igualmente importan-
matizarse. Quizá poco desarro- te es el gusto, y por qué no, el
llo no sea la expresión correcta, apasionamiento que tengamos
más bien tenemos un desarro- por determinadas temáticas. Es
llo desigual. Y ese desbalance plausible entonces plantear que
se puede explicar por el interés nuestros mejores productos se-
que suscitan ciertos temas, pero rán aquellos en que se combi-
también por la disponibilidad nen competencia profesional y
afición.
5 Víctor Hugo Acuña Ortega, Historia
e incertidumbre, Cuadernos de his-
Independientemente del
toria de la cultura (San José: Edito- tipo de historia que cultivemos,
rial de la Universidad de Costa Rica, todas terminan en un relato; este
2007), 18.

La Universidad 163
es el producto final de la investi- básicos: el acumulado de cono-
gación. En la narrativa histórica cimientos previos y los nuevos
combinamos y contraponemos conocimientos que surgen de la
la información ya conocida, la pesquisa en las fuentes.6 Nues-
cual hemos recopilado en lo que tra narrativa debe sostenerse
damos en llamar “estado de la en un conjunto de evidencias
cuestión”, con lo nuevo que he- documentales que demuestren
mos encontrado en nuestras pes- convincentemente que lo escri-
quisas. Aquí es donde se marcan to no es producto únicamente de
claramente las diferencias entre la imaginación del historiador
el trabajo del historiador y el del (aunque esta sea muy necesa-
literato. ria), sino que ha sido elaborado
Conocer, discutir y reto- a partir de un doble diálogo con
mar lo que otros han escrito an- la bibliografía pertinente y con
tes no es un requisito indispen- las fuentes consultadas.
sable para un escritor. Cuando Vale recordar que una
lo hace, es más bien para marcar historia no puede construirse
distancias y buscar originalidad; con una sola fuente, por más
aunque no puede evitar que lo confiable y completa que esta
comparen y busquen en su obra parezca. La fuente da apenas
señales de la influencia de otros. una perspectiva de un proble-
Tener un conocimiento sólido y ma que —al tener varios acto-
actualizado de lo que otros his- res involucrados—, no puede
toriadores han escrito alrededor explicarse a partir de un único
de un tema —no necesariamente punto de vista. Por lo tanto, ne-
sobre el tema— es indispensable cesitamos diferentes fuentes, de
para el historiador; es más debe naturaleza diversa, y ojalá con-
dialogar con los otros, discu- tradictorias entre si. Al igual que
tir sus tesis y hacer sus propios los hechos históricos, las fuentes
planteamientos. Solo cuando se se producen sincrónica y diacró-
conoce qué es lo que ya se sabe nicamente. Es decir, en el mismo
sobre determinado problema, es momento en que se genera una,
posible determinar qué es lo que
se ignora, cuál podría ser nuestro 6 Habría que agregar un tercero: cier-
aporte y orientar baterías a ello. tos planteamientos teóricos, gene-
ralmente tomados de otras ciencias
La investigación histó- sociales, que sustenten y orienten la
rica descansa sobre dos pilares interpretación, pero en los que no se
profundizará aquí.

164 La Universidad
se están generando otras; pero Con lo cual pone en cuestión la
a la vez, después de una, lo más validez del conocimiento histó-
probable es que se produzca rico, que queda reducido a un
otra que le dé continuidad, la re- relato articulado arbitrariamen-
fute, la confirme o la matice. te por el historiador.9
Pocas veces tendremos El problema de White es
la posibilidad de encontrarlas que obvia el componente más
perfectamente ordenadas. Y en importante de la investigación
este punto tiene cierto grado histórica: el trabajo con las fuen-
de razón Hayden White cuando tes, a partir de las cuales cons-
afirma que los hechos aislados, truimos un orden cronológico o
construidos a menudo con fuen- relacional de los hechos. Este es
tes dispersas y discontinuas, no un ejercicio apasionante, a veces
tienen sentido a menos que el frustrante, de reconstitución de
historiador les dé un orden y por un pasado que no conocemos
consiguiente, un significado. El directamente, pero que supo-
problema es que White extrema nemos estamos en capacidad
el argumento al decir que Jules de dilucidar y entender. Con las
Michelet, en su gran historia de limitaciones del caso, somos
la Revolución Francesa, constru- pequeños demiurgos dando un
yó un drama de trascendencia orden a un caos aparente. Tra-
novelesca7; mientras que su con-
temporáneo, Alexis de Tocquevi- por experiencia que no puede haber
cambio sin sufrimiento), Tocqueville
lle, la tramó como una tragedia llevaba sus reflexiones sobre la histo-
realista no exenta de ironías.8 ria a una actitud más ‘realista’ que la
de Michelet… Y la razón por la que
7 “Michelet tramaba sus historias Tocqueville no fue apreciado plena-
como dramas de descubrimiento, de mente por la generación que lo siguió
liberación de un poder espiritual que no es difícil de encontrar. El realismo
luchaba por liberarse de las fuerzas de trágico que había cultivado desde
las tinieblas, una redención. Y enten- un principio era demasiado ambiguo
día su tarea de historiador como la de para ser apreciado por una época en
preservar lo redimido.” White, Me- que no había lugar para la ambigüe-
tahistoria. La imaginación histórica, dad”. Ibid., 218-19. Los énfasis son
150. El énfasis es de White. de White.
8 “Como era liberal en sus conviccio- 9 Para una síntesis y crítica de la pro-
nes políticas personales, (y por lo tan- puesta analítica de White, véase Elías
to en principio favorable a los cam- José Palti, "Metahistoria de Hayden
bios) y aristócrata que había vivido White y las aporías del giro lingüísti-
muchas revoluciones, (y por eso sabía co," Isegoría, no. 13 (1996).

La Universidad 165
bajamos a partir de evidencias Debemos cuidarnos y
parciales y fragmentarias. Por desconfiar de lo evidente, lo
lo tanto, a las dificultades pro- verdaderamente interesante
pias del literato que, inspirado, no aparece a primera vista, por
concibe una historia, agregamos lo tanto cualquier fuente debe
las del detective que a partir de examinarse yendo más allá de
las improntas del hecho y de la información obvia. Nunca de-
las investigaciones que realiza, bemos bajar la guardia, siempre
reconstruye las circunstancias debiéramos saber detectar la
en que el evento se dio, ubica a trampa, las voces exaltadas en
los actores involucrados, la se- demasía que gritan ciertas cosas
cuencia de acciones producidas para acallar otras; el matiz ses-
y termina estableciendo conclu- gado que más que aclarar busca
siones.10 El escritor personifica confundir; el silencio interesado
la inspiración, el detective la ra- que aparece no porque no haya
zón; una combinación adecuada más que decir, sino porque no
de ambos sería fantástica. conviene decirlo. Lastimosa-
Entonces, nuestro traba- mente, saber que las trampas
jo con las fuentes implica ubi- existen no es garantía de que no
carlas y establecer su idoneidad caeremos en ella.
y fiabilidad, lo que Langlois y Es por eso que es impres-
Seignobos llamaron crítica ex- cindible contar con diferentes
terna (o de autenticidad) y crí- fuentes, a fin de poder ponderar
tica interna (o de veracidad).11 y contrastar adecuadamente la
Pero además debemos relacio- información que brindan. Y es
narlas con un problema en par- que la fuente no tiene sentido en
ticular y con las cuestiones que aislado; generalmente hay una
nos interesa resolver; también que la precede y que debemos
tenemos que considerar los ses- conocer, asimismo es casi segu-
gos que puedan conllevar. ro que habrá otra que la seguirá.
Es nuestra obligación recons-
10 Fabián Campagne, "El oficio del truir esas secuencias de la ma-
historiador: Entre Sherlock Holmes nera más completa posible, por
y Sigmund Freud," http://es.scribd. lo menos hasta tener la certeza
com/doc/974676/El-oficio-del-histo- de que contamos con la infor-
riador. (visitado 22-05-2011).
mación suficiente para entender
11 C. V. Langlois y C. Seignobos, Intro-
y explicar el problema en cues-
ducción a los estudios históricos (Bue-
nos Aires: Editorial La Pléyade, 1972). tión. ¿Significa esto que hemos

166 La Universidad
de renunciar a establecer una fuentes que no hemos consul-
conclusión cuando no contamos tado. Nunca agotaremos todas
con suficiente evidencia? No las fuentes, pero el problema
necesariamente; en ocasiones sustantivo no es ese. El proble-
será preciso arriesgar una inter- ma fundamental es estar en ca-
pretación, que se fundamentará pacidad de entender y explicar
más en la intuición que en la de- consistentemente el tema con la
mostración, siempre y cuando evidencia reunida.
quede claro que esa interpreta- En fin, un buen trabajo
ción es preliminar y sujeta a ma- de historia debe incorporar to-
yor elaboración. das las fuentes necesarias para
No está de más recordar ser suficientemente representa-
algo que a menudo olvidamos: tivo del problema que pretende
se debe iniciar recopilando la in- estudiar. Pero además debemos
formación agregada y solo des- combinarlas en una estructura
pués de agotada esta fase ir a la narrativa que al menos conlle-
información desagregada. ve un sentido cronológico (algo
No hay mayor insensatez sucede primero y algo ocurre
que ponernos a recopilar in- después). Y esto no significa ig-
formación desagregada, sin norar que los eventos también
previamente haber deter- ocurren simultáneamente; sin
minado, si esta no existe en embargo solo podemos narrar
forma un poco más agregada un hecho a la vez. Ni Dios, en la
o haber probado que la infor- Biblia, pudo narrarlos en simul-
mación agregada disponible taneidad pura; es por eso que
no es útil para los objetivos existe el Pentateuco. Pero tam-
de la investigación.12 bién debemos darle un sentido
relacional —por no decir cau-
sal—, una acción da lugar a una
Igualmente, hay que es- reacción. No tiene sentido un
tar atentos a no caer en extre- orden cronológico de eventos, si
mismos. El primero, sentarse a no va asociado a una lógica de in-
escribir sin tener una cantidad tereses, conflictos y consecuen-
suficiente de información; el cias.
segundo, no atreverse a escri- Y no menos importante:
bir porque aún podrían existir las fuentes y el ejercicio intelec-
12 Acuña Ortega, Historia e incertidum- tual que realizamos deben dar-
bre, 25.

La Universidad 167
nos una explicación satisfactoria actitudes y valores; prejuicios y
de lo ocurrido. A diferencia de la disposiciones, que solo pueden
literatura, la historia no puede entenderse en su momento y
(o no debiera) recurrir a explica- contexto. No debiera obnubilar-
ciones inverosímiles o carentes nos la simpatía que nos provo-
de sentido. Por muy antojadizas can determinados personajes, ni
y contradictorias que parezcan, tratar con displicencia a aquellos
las acciones humanas responden cuyas acciones nos desagradan.
a ciertos patrones y son hasta Superar estos escollos requiere
cierto punto comprensibles, en mucha imaginación —para in-
ocasiones pueden ser casi pre- troducirnos al mundo de nues-
visibles. Y es justamente por esa tros personajes— y mucho tino
dinámica que la historia se cons- y ecuanimidad para salirnos en
truye con rupturas y regularida- el momento indicado.
des, cambios y permanencias. Un trabajo de historia
El carácter fragmentario bien escrito requiere de un buen
y disperso de las fuentes, más grado de imaginación y de capa-
la naturaleza contradictoria y a cidad expositiva; pero su verda-
veces impredecible de las accio- dero valor radica en la solidez
nes humanas, pero sobre todo la de la evidencia presentada, en
conciencia de que el pasado es su capacidad de análisis de la
irrecuperable, obligan al histo- realidad estudiada, y sobre todo
riador a ser sumamente imagi- en su potencial explicativo. En
nativo. Tratamos con personas historia no se trata solo de cono-
y realidades que ya no existen, y cer qué pasó, ni de saber quiénes
sin embargo queremos conocer- hicieron qué; nuestro afán últi-
las y comprenderlas de la mane- mo es explicar porqué las cosas
ra más completa posible. sucedieron de cierto modo y no
Aunque las realidades de otro, cuáles fueron las fuerzas
que trabajamos ya no existen; que llevaron a los protagonistas
en ciertos aspectos, ese mundo a actuar como lo hicieron y, de
del pasado puede ser similar al ser posible, establecer las con-
de hoy en día. Similar, no igual. secuencias derivadas de tales
Pero en otros será muy diferen- acciones y las implicaciones que
te. Por lo tanto debemos cuidar- esos hechos pudieron tener para
nos sobremanera del anacronis- el futuro.
mo. Hay aspiraciones y anhelos; Pero a diferencia de la

168 La Universidad
imaginación ilimitada del litera- doc/974676/El-oficio-del-
to, la del historiador está siem- historiador.
pre constreñida y sujeta a la can- Fuentes, Carlos. La campaña.
tidad y calidad de la evidencia México, D. F.: Alfaguara, 2002.
disponible. Es decir, por mucho
que nos entusiasme el tema, por García Márquez, Gabriel. El Gen-
mucha empatía que nos provo- eral en su laberinto. Madrid:
quen los personajes con los que Mondadori, 1989.
trabajamos, nunca debemos ir König, Hans-Joachim. "El general
más allá de lo que las fuentes en su laberinto ¿Un ataque a
buenamente soporten. En tal la historia patria?" Anuario
sentido, imaginar nunca será Colombiano de Historia Social
sinónimo de invención, sino de y de la Cultura, no. 31 (2004):
poder de reconstitución de una 263-80.
realidad pasada, pero sobre todo Langlois, C. V. y C. Seignobos.
de capacidad para analizarla y Introducción a los estudios
explicarla. históricos. Buenos Aires: Edi-
torial La Pléyade, 1972.
Malavassi Aguilar, Paulina, ed.
Referencias bibliográficas Historia: ¿Ciencia, disciplina
social o práctica literaria?,
Cuadernos teoría y met-
Acuña Ortega, Víctor Hugo. His- odología de la historia. San
toria e incertidumbre, Cuader- José: Editorial Universidad de
nos de historia de la cultura. Costa Rica, 2006.
San José: Editorial de la Uni- Palti, Elías José. "Metahistoria de
versidad de Costa Rica, 2007. Hayden White y las aporías
Aurell, Jaume. "Los efectos del del giro lingüístico." Isegoría,
giro lingüístico en la historio- no. 13 (1996): 194-203.
grafía reciente." RILCE 20, no. White, Hayden. Metahistoria. La
1 (2004): 1-16. imaginación histórica en la
Campagne, Fabián. "El oficio Europa del siglo XIX. México:
del historiador: Entre Sher- Fondo de Cultura Económica,
lock Holmes y Sigmund 1992.
Freud." http://es.scribd.com/

La Universidad 169

Vous aimerez peut-être aussi