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CATEDRÁTICO: MTRA.

CLAUDIA CAMARGO
GÜERECA

INSTITUTO TECNOLÓGICO
LATINOAMERICANO
CAMPUS TULA

ENSAYO ALUMNA: ARELY BASURTO NIETO


ASIGNATURA: ORIENTACIÓN Y ASESORÍA A PADRES
DE FAMILIA
EDUCAR A LOS EDUCADORES
EDUCAR A LOS EDUCADORES
Por: Arely Basurto Nieto
Estas líneas sirvan para llevarlos a una reflexión de suma importancia: asumir en las escuelas
el liderazgo para lograr la educación integral de las nuevas generaciones.
Pero, ¿por qué la escuela debe asumir la responsabilidad si los grandes autores de psicología
del desarrollo plantean que la familia es la responsable de propiciar el autoconcepto, las
habilidades sociales, el desarrollo moral, la psicomotricidad, la creatividad y las habilidades
cognitivas?
Partimos del planteamiento de que los docentes son poseedores de un saber; conocen
sobre el desarrollo humano, también dominan estrategias de enseñanza-aprendizaje y han
revisado el tema de psicología infantil. Por lo tanto, pueden compartir sus conocimientos,
experiencias y estrategias a través de talleres para padres. De ésta manera estaríamos
poniendo en práctica la dualidad idónea padres-docentes para caminar juntos hacia la
madurez integral.
La institución escolar tiene la infraestructura, gestión escolar y vinculación con la
comunidad que se necesita para crear una verdadera escuela para padres.
Según Delval (1983), el aprendizaje lleva hacia un cambio de comportamiento. Es decir; al
propiciar el aprendizaje en los padres de familia estaremos generando cambios en su
conducta. Por lo tanto, preparar a los padres desde la escuela parece una excelente opción.
Pero, para lograr la participación de los padres en dicha escuela para padres, debemos
revisar de que factores depende la participación activa y entusiasta de los padres. Para ello,
se ha revisado una investigación cuantitativa no experimental de carácter nacional realizada
en España, en la que se aplicó un cuestionario a 5 mil 672 familias. Logrando un análisis de
la participación de las familias en las escuelas y determinando cuatro perfiles de
participación familiar: perfil participativo no normativo, perfil participativo normativo, perfil
no participativo con sentimiento de pertenencia y perfil no participativo.
Los resultados de ésta investigación son muy interesantes porque se encontró que los
padres de familia que menos participan en las escuelas son los padres que tienen mayor
edad, con mayor nivel de estudios y con más recursos materiales en casa. Mientras que los
padres que más participan son los segundos más jóvenes, los que menos nivel de estudios
tienen y cuentan con menores recursos económicos.
Entre las conclusiones a las que llegó García, M., Hernández, M., Parra J. & Gomariz, M.
(2016), destaca la afirmación de que los padres de mayor grado académico tienen mayor
interés por crecer profesionalmente y dan prioridad a las necesidades consumistas, dejando
en segundo lugar el interés por la educación de sus hijos.
García, M. et. al. (2016), consideramos que este trabajo constituye un nuevo punto de
partida en la reflexión sobre la participación familiar en el proceso educativo del alumnado.
Esto nos permite comprender que las nuevas tendencias pedagógicas sobre calidad
educativa, escuelas democráticas, inclusivas o eficaces, incluyen a las familias como
elemento posibilitador o inhibidor de la comunicación ideal entre escuela y padres.
Recordemos que la implicación de los padres en la educación de los hijos es un aspecto
esencial. El grado de participación de los padres tendrá un efecto positivo directamente en
su rendimiento académico, bienestar psicológico y en la promoción de un comportamiento
positivo. Por tal motivo es indispensable adaptarnos desde la escuela a los horarios,
disponibilidad o condiciones de los padres para lograr su participación activa.
La propuesta de García, M. et. al. (2016) es “educar desde la familia para que éste siga
siendo un lugar de arquitectura en la edificación de las nuevas generaciones mismas que
ayudarán a afrontar las dificultades del presente y del futuro, implicando generar un espacio
en el que la convivencia sea agradable, y en el que sus miembros se sientan acogidos y
reconocidos”.
Para Marina, J. (2004), la educación de un niño requiere de la participación educativa de
toda tribu, ya que ni los padres, ni los docentes, por sí solos pueden educar a las nuevas
generaciones para la felicidad y la dignidad.
Con el objetivo de tener una visión más amplia se revisa a González-Pineda, J. (2009), quien
plantea que la familia en general y los padres en particular, son el agente más universal,
básico y decisivo en la conformación de la personalidad del individuo y en su socialización
inicial. Y también nos lleva a una reflexión en torno al contexto de la sociedad actual.
Plantea que “la innovación tecnológica, el cambio en las relaciones personales, la evolución
de la familia y la incorporación de la mujer al trabajo no doméstico exigen a los padres ideas
claras y orientaciones acertadas sobre la labor educativa para que sus hijos crezcan de un
modo equilibrado…”
González-Pineda, J. (2009) concluye que “a educar también se aprende”.
Definitivamente considero que las familias actuales tienen un reto importante y que implica
priorizar la participación de los padres para lograr educar para la felicidad y la dignidad.
Es cierto que la educación en casa es base para regular la conducta de los individuos en la
sociedad. Sin embargo, observamos que los padres no han contado con los conocimientos
básicos, ni con el equilibrio emocional suficientes para formar seres humanos con madurez
integral.
Entonces ¿quién es el responsable natural de educar a los niños?
De acuerdo a los textos revisados, investigaciones y mi experiencia, la dualidad padres-
escuela es el núcleo que podrá generar bienestar a nuestra sociedad.
Pero en realidad estamos en un punto donde ninguno de éstos dos elementos asume la
responsabilidad al 100%. Unos por desconocimiento y otros por falta de incentivos.
Mi propuesta consiste en educar a los educadores, ¿a quién denominamos “educadores”?;
a todos los que participen en el proceso de la formación integral de los niños. Padres o
tutores, maestros y/o suplentes, todos deberán ser educados y partícipes activos desde el
punto que les corresponda.
Educar a los educadores, es una necesidad y no solo una moda. Se debe enseñar a diseñar
talleres, procesos básicos de motivación, a generar experiencias, presentar ideas generales,
alertar, sensibilizar. Con estas habilidades la escuela debe verse como un proyecto social
donde se cumplan realmente las funciones de la escuela. Siendo éstas:
Aprender a conocer; es decir adquirir instrumentos de la comprensión.
Aprender a hacer; con el fin de influir en el propio entorno.
Aprender a vivir juntos; para participar y cooperar con los demás en todas las actividades.
Aprender a ser: un proceso fundamental y para lo cual se trabajan los anteriores.
Entonces, la propuesta de intervención es la alfabetización emocional en forma de talleres
teniendo como líder a los docentes. Si, requerimos del compromiso de los padres, pero la
estrategia será pensada por la escuela. El fin último del proyecto será generar una
inteligencia social porque la participación nos beneficia a todos.

Puedo concluir que los cambios en la escuela, en la sociedad y las familias que exigen la
actualidad, nos ha desestabilizado y confundido. Pero debemos retomar la educación
integral como prioridad para bienestar de la comunidad en general. Y que el gobierno a
través de las escuelas genere una campaña de “Educar a los educadores” con el objetivo de
lograr la autorrealización en todos los miembros de nuestras familias.
En nuestro país, podemos observar que se han creado estructuras escolares cada vez más
grandes, pero no se ha conseguido la participación de los padres. Por eso podemos ver
como la participación en muchas de nuestras escuelas viene a ser una implicación formal o
burocrática. Sin embargo, los docentes deben preocuparse por hacer esta participación sea
más real. Cierto es que en ocasiones los padres y las madres no participan como deberían y
podemos observar un poco de apatía por parte de algunos, pero, ¿están haciendo algo los
docentes para cambiarlo?. Es ahí donde debemos trabajar.
Y efectivamente para implementarlo en nuestras escuelas, hace falta tiempo, pero también
un cambio de actitud y mentalidad por parte de toda la comunidad. Quizá la cave esté en
cambiar toda la metodología que hemos venido utilizando hasta ahora por otras más
innovadoras. También es fundamental formar a los padres, informarles sobre lo que es
relevante para la educación de sus hijos, los beneficios que acarrea esto a sus hijos y las
soluciones conjuntas que se pueden buscar.

Referencias bibliográficas:
Cabrera, M. (Marzo 2009). La importancia de la colaboración familia-escuela en la
educación. Revista digital Innovación y experiencias educativas. (16) 1-9.
Delval, Juan. (1983). Crecer y Pensar. La construcción del conocimiento en la escuela.
Cuadernos de Pedagogía. Barcelona: Editorial Laia.
García, M., Hernández, M., Parra J. & Gomariz, M. (2016). Participación familiar en la etapa
de educación primaria. IISUE-UNAM Perfiles Educativos. XXXVIII (154), 97-117.
González-Pineda, J. (2009). Los retos de la familia hoy ante la educación de sus hijos: a
educar también se aprende. Actas de X Congreso Internacional Galeno-Portugues de
Psicopedagogía. Braga: Universidad de Minho, 2-24.
Gordon, T. (1988). Maestros Eficaz y técnicamente preparados. México: Diana.
Marina, J. (2004). Aprender a vivir. Barcelona: Ariel.

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