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Aceptación y compromiso: una nueva

fórmula de aceptación del TDAH

Una de las consecuencias psicológicas del TDAH es un fenómeno que Martin Seligman bautizó
en los 70 como Learned Hopelessness (desesperanza aprendida) y que se caracteriza por la
creencia de que no importa lo que hagas, las cosas no van a mejorar.
Al considerar las dificultades características del TDAH no es sorprendente que esto suceda, ya
que es muy probable que a lo largo de tu historia hayas experimentado muchos tropiezos y
frustración por no lograr alcanzar tus metas

Esto hace que muchas veces, ante nuevos desafíos o proyectos relativamente complejos
puedan surgir pensamientos desmoralizadores (“para qué intentarlo si ya sé que no va a
funcionar”), los cuales por lo general vienen acompañados de desánimo y desaliento.

Puede ocurrir incluso que esto te pase al intentar poner en práctica las técnicas que hemos
revisado acá en el blog.

Evidentemente que en ese estado todo se vuelve más difícil…

¿Qué hacer ante esta situación?

Actuando a pesar de todo.

Cuando ante situaciones difíciles surgen pensamientos desalentadores, existen distintas


opciones.

Las técnicas de la terapia cognitiva tradicional buscan primero identificar estos pensamientos y
luego modificarlos por medio de un procedimiento llamado “reestructuración cognitiva”.
Básicamente se trata de registrar y anotar los pensamientos que puedan surgir en una
situación dada y luego someterlos a cuestionamiento para examinar su validez.

Veamos un ejemplo…

Pensamiento: “no me van a resultar estas técnicas, ya lo he intentado antes y no ha


funcionado”.
Cuestionamiento: ¿Qué evidencias sustentan esta convicción? ¿Cuántas veces lo has
intentado? ¿De qué manera? ¿Con qué persistencia? ¿Por cuánto tiempo? …Y un largo
etcétera.

La idea es desmantelar la “armazón cognitiva” que sustenta el pensamiento o la creencia y


desafiar su estatus de verdad incuestionable (como suele presentarse), de modo tal que la
persona pueda liberarse de su influencia y seguir adelante.

Sin embargo, desarrollos recientes en las llamadas “terapias conductuales de tercera


generación” han presentado alternativas novedosas y efectivas para superar estos obstáculos
mentales.

De estas terapias nuevas, la que me parece más interesante de todas es ACT (Acceptance and
Commitment Therapy), ya que cuenta con sólidos principios científicos y filosóficos que
sustentan su modelo teórico. (De hecho he estado enfrascado estudiando el modelo y
la literatura científica que avala su efectividad).

Desde el punto de vista de ACT, el momento en que etiquetamos de negativa una experiencia
interna (pensamientos, emociones, recuerdos o sensaciones), comienza una guerra sin cuartel
en nuestra mente, una guerra que es responsable de una buena cuota de sufrimiento extra en
nuestra vida.

“Evitación experiencial” es el nombre con que los teóricos de ACT han bautizado este
fenómeno.

Básicamente consiste en los intentos denodados por rechazar y evitar esas vivencias internas.
Algo así como que para poder aplicar las técnicas de organización y entrenamiento atencional
del blog, primero tuvieras que deshacerte de los pensamientos desmoralizadores y el
desánimo.

Puede sonar razonable, ¿cierto?

El problema es que se trata de una empresa destinada al fracaso más rotundo.

¿No me crees?

Ejercicio experiencial N° 1

Por ejemplo, imagina una rosa en este momento. Cierra los ojos y visualízala con detalle, su
forma, color y aroma.

¿Listo?

Pues bien, a partir de ahora intenta “no pensar” en la rosa.

1, 2, 3… Ya!

….

Cómo te iba diciendo… (recuerda no pensar en…), tenemos esta nueva terapia y… (¿cómo
vamos con la instrucción?) …así que ahora vamos a ver un poco más de qué se trata.

….

Ya. Hasta ahí no más..,

¿Cómo te fue con el ejercicio?

¿Difícil verdad?
La dificultad estriba en que la misma regla verbal que dice: “no pienses en X” incluye a X, por lo
tanto cada vez que recuerdes la regla recordarás X.

¿Cuál es la alternativa?

Aceptación y compromiso (ahora verás por qué se llama así la terapia).

Aceptación de las propias vivencias tal y como se presentan ante ti momento a momento. Con
conciencia y notando que un pensamiento no es más que eso: un pensamiento. Y que los
pensamientos van y vienen, y no necesariamente reflejan la realidad.
Esto es fácil decirlo pero llevarlo a cabo requiere de práctica. Aquí es donde los ejercicios de
meditación mindfulness pueden ser de mucha ayuda. Por medio de la práctica es posible darse
cuenta que los pensamientos son simplemente “eventos de la mente” (como dice mi amigo
Sebastián Medeiros, instructor de Mindfulness).
La otra parte de la fórmula es el Compromiso, que se refiere a tomar la decisión de actuar en
la dirección de tus propias metas, con determinación y a expensas de lo que tu mente te pueda
decir mientras lo intentas.

Es decir se trata de acción comprometida, con propósito, dirigida hacia la vida que quieres vivir.
Ahí está la clave para actuar de forma poderosa y decidida: no es necesario cambiar los
pensamientos o creencias “negativos” por otros “positivos”, sino que es posible hacerlo
directamente a nivel conductual, aceptando y haciendo espacio para todo aquello que surja en
tu mente y que es producto de tu historia y la de tu TDAH.

Ahora te invito a aplicar, con este espíritu, las técnicas y estrategias que hemos revisado hasta
este momento y luego me cuentes cómo te va…

Última modificación: jueves, 4 de octubre de 2018, 22:42

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