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Psicólogo

El término psicólogo (también sicólogo1) se aplica al profesional que se dedica a ejercer


la psicología. Se trata de un especialista de la salud mental que, por esa razón, está
interesado en estudiar y entender el comportamiento (o la conducta, según el punto de vista
de otras terminologías). Académicamente, puede optar por especializarse en una o más áreas
de su carrera, de modo tal que puede llegar a especializarse como: psicólogo clínico (el que
trabaja en terapia y en el tratamiento en la salud mental y/o emocional), psicólogo conductual
o conductista o del comportamiento (interesado en el estudio del comportamiento desde el
punto de vista del conductismo y de las corrientes de él derivadas, como la terapia cognitivo-
conductual), psicólogo industrial o del trabajo o psicólogo laboral (interesado en
la capacitación para el trabajo y en la selección de personal), psicólogo social (que aborda los
procesos sociales, el estudio de los grupos, la influencia o importancia de lo social sobre el
comportamiento y las actitudes del individuo), psicólogo educativo (la educación, la infancia, la
escuela, los procesos de aprendizaje), neurocientífico (las bases neurofisiológicas o
neurobiológicas del comportamiento), psicólogo forense, psicólogo comunitario, entre
otras.[cita requerida]

Competencias del psicólogo por país[editar]


Colombia[editar]
La legislación colombiana mediante la Ley 1090 de 2006 estableció que es requisito
indispensable para ejercer como psicólogo poseer la tarjeta profesional expedida por
el Colegio Colombiano de Psicólogos, y esta entidad a su vez, solo puede otorgarlo a quien
demuestre mediante un título universitario sus idoneidad para ejercer la profesión. Mediante la
misma ley se estableció al 20 de noviembre como el día nacional del psicólogo.2
España[editar]
Los títulos de grado en psicología especifican las competencias adquiridas. En el caso de
licenciados en psicología, el suplemento europeo para títulos (que recibe cada licenciado para
mostrar sus competencias fuera de España) especifica: “Esta titulación capacita para el
abordaje científico del comportamiento humano, el análisis de los procesos y relaciones en los
grupos sociales y el diseño y realización de actividades de orientación, diagnóstico,
prevención e intervención relacionadas con trastornos comportamientos y comportamientos
que influyan en la salud”.
Es necesario matizar que un psicólogo es tal cuando está en posesión de un título
universitario acreditativo; en España ese título procede de la licenciatura en psicología o del
grado en Psicología, sólo impartidos en universidades. Por ello no debe confundirse con otras
profesiones o titulaciones que, aunque pueda parecer que ejercen competencias similares,
son muy distintos. Estas son:

 Psiquiatra: Persona licenciada en medicina cuya especialización ha sido el estudio de la


psicopatalogía a través del abordaje médico; los psiquiatras son médicos especialistas en
psiquiatría. Los psicólogos son licenciados en psicología, que pueden especializarse en
varias ramas como la psicología clínica y de la salud, neurociencias, psicología de la
educación, psicología del trabajo y las organizaciones... El psiquiatra utiliza principalmente
la farmacología para mejorar los síntomas más incapacitantes de los trastornos
psicológicos, aunque en algunos casos también realizan intervención o tratamientos
psicoterapéuticos después de una formación posgrado en estos campos.
 Psicoanalista: Persona similar en funciones al psicólogo clínico, pero cuya especialidad
es el psicoanálisis en alguna de sus muchas vertientes. Los psicoanalistas por tanto no
practican activamente la psicología, sino el psicoanálisis, de supuestos diferenciados a la
psicología predominante hoy en día. Actualmente algunos países ofertan esta titulación en
sus universidades como rama dentro de la carrera de psicología; en España no se oferta
tal titulación universitaria.
 Trabajador social: Persona encargada de facilitar una óptima inserción social a otras
personas en situaciones de riesgo o potencialmente desfavorecidas. Aunque su aplicación
profesional se apoye en los supuestos de la psicología, sobre todo en su vertiente más
social, éstos no se limitan a ella, por lo que los trabajadores sociales pueden estar en
posesión del título de psicólogo o no estarlo. En ocasiones su labor profesional se ve
cubierta con titulaciones parcialmente afines a la psicología, como pueden ser
antropología o sociología, o ciclos formativos como trabajo social, por lo que su labor
terapéutica se limita a la inserción del sujeto a un entorno favorable y emocionalmente
positivo para él.
 Terapeuta: Persona que procura el bienestar mental de otra persona de forma
profesional, aún sin estar en posesión del título universitario que le acredita como
psicólogo. Muchos son los cursos, ciclos formativos y oferta formativa no oficial en general
que pueden conducir a la formación de un terapeuta, pero es necesario no confundirlo con
el psicólogo, dado que no poseen la misma formación ni las mismas obligaciones. Un
terapeuta no necesita acreditar titulación alguna, por lo que tanto académica como
profesionalmente no están capacitados para ejercer las competencias de un psicólogo
clínico.
 Orientador: Persona que se ofrece a sí misma como guía para que otra persona pueda
alcanzar algún objetivo, lo cual le reportará bienestar. Al igual que en el caso anterior,
excepto en el ámbito educativo, no es obligatorio que un orientador posea el título de
psicólogo, por lo que sus conocimientos quedan reducidos a lo que él mismo haya
considerado oportuno, como cursos o ciclos no oficiales.
Por tanto, aunque sean muchas las personas que intentan trabajar en el ámbito de la
psicología clínica con fines lucrativos, es imprescindible hacer una distinción entre los que
realmente se encuentran capacitados para ello (los psicólogos) y los que simplemente les
emulan, en ocasiones satisfactoriamente, aún sin poseer los conocimientos indispensables
acreditados con la titulación universitaria.

Áreas de especialización[editar]
La psicología es una disciplina compleja, con muchas maneras diferentes de observar e
interpretar la mente y la conducta humana y de aplicar los conocimientos obtenidos. A medida
que se ha ido desarrollando como disciplina científica y profesional, se ha producido también
una creciente especialización, tanto en interés por la investigación como en términos de
formación3.
Tras finalizar su formación universitaria fundamental, el psicólogo debe especializarse en una
o varias de estas áreas concretas de la psicología —aquellas que mejor se adapten a sus
intereses y capacidades— para poder desarrollar eficazmente una actividad profesional
productiva. Algunas de las ocupaciones profesionales del psicólogo con más tradición y
población son las siguientes:
Psicólogo experimental[editar]
La psicología experimental es, históricamente, la especialidad más antigua dentro de
la psicología desde su nacimiento como ciencia a finales del siglo XIX. La labor primordial del
psicólogo experimental comprende el desarrollo de habilidad y metodología para la
investigación científica y la ampliación del conocimiento existente sobre los fenómenos
psicológicos. Para ello, realizan investigaciones sobre todos los procesos psicológicos, desde
los más básicos —como el aprendizaje, la memoria, la sensación, la percepción, la cognición,
la motivación y la emoción— a los más complejos. En la actualidad, la mayor parte de estas
investigaciones se realizan en las Universidades, aunque también se desarrollan en
laboratorios privados.
Psicopatólogo[editar]
Es el profesional de la psicología especializado en el campo de
la psicopatología (tradicionalmente también conocida como psicología anormal o psicología
de la anormalidad), se interesa por el estudio de las irregularidades psíquicas y las conductas
anormales, interpretando dichas anormalidades como desviaciones cuantitativas de la
conducta normal, abarcando así desde las frecuentes divergencias de menor importancia a las
grandes desviaciones de la normalidad que, aunque más excepcionales, suponen un
problema de enorme importancia social.
La tarea primordial del psicopatólogo consiste en proporcionar cuenta y razón descriptiva
sistemática de todas las irregularidades de la conducta, cualquiera que pueda ser su grado de
severidad, en clasificarlas y en tratar de explicar cómo aparecieron. Su tarea está, por tanto,
más bien orientada hacia la teoría, centrada en la ampliación del conocimiento existente sobre
las diversas afecciones mentales.
El psicopatólogo puede optar por dos clases posibles de interpretación de dichas
anormalidades:

 Concepción estructural: Puesto que toda conducta tiene como sustrato un complejo
mecanismo fisiológico, en el cual los sistemas nervioso y glandular desempeñan un
importante papel, la interpretación neurofisiológica supone que las fallas de operación
normal deben poder atribuirse directamente al desarreglo orgánico de estos sistemas. Así,
la lesión o enfermedad nerviosa, el subfuncionamiento o sobrefuncionamiento de los
mecanismos glandulares, o una combinación de ambos, deben ser la causa fundamental
de las desviaciones de la conducta.

 Concepción funcional: hace hincapié en el papel desempeñado por el condicionamiento


y el aprendizaje en la génesis de la personalidad y la conducta. Las desviaciones respecto
de la conducta normal pueden ser resultado de un reforzamiento, ya sea accidental o
intencional, de las respuestas socialmente desadaptativas.
A pesar de estas diferencias interpretacionales, no se debe pensar en el estudio de la
anormalidad psicológica como una visión dicotómica de la naturaleza del desequilibrio mental,
sino más bien como un continuo que observa estas desviaciones de la normalidad en distintos
niveles, siendo esperable que todas las anormalidades estudiadas queden sujetas a
descripciones opcionales no conflictivas, algunas de las cuales harán hincapié en
la psicogénesis y otras en la neurogénesis.
Psicólogo clínico[editar]
Los psicólogos clínicos se interesan fundamentalmente en el diagnóstico, causa y tratamiento
de los trastornos psicológicos, que fluctúan de leves a muy graves. Es decir, el psicólogo
clínico hace de la personalidad y la conducta mal ajustadas su campo de estudio y, mediante
el uso de procedimientos terapéuticos —principalmente las diversas modalidades
de psicoterapia—, trata de cambiar su medio de manera que se restablezca su equilibrio
psíquico. En esto se diferencia de la especialidad afín de la psicopatología, en su orientación
más práctica. Además, la mayor parte de los psicólogos clínicos están formados para llevar a
cabo investigaciones, retroalimentando, de esta manera, las teorías psicopatológicas sobre las
que se apoyan. Es conveniente aclarar que los psicólogos clínicos no están autorizados para
prescribir fármacos; no obstante, en algunos estados de EE. UU. han adquirido este derecho,
sólo después de realizar una formación de posgrado.
Los psicólogos clínicos trabajan en hospitales para trastornos mentales, instituciones para
discapacitados, clínicas de salud mental, prisiones y en la práctica privada. También son
contratados por la Sanidad Pública, pasando necesariamente para ello por
una oposición denominada PIR (Psicólogo Interno Residente) y que ofrece un número
bastante reducido de plazas.
Para la obtención del título de especialista en psicología clínica en España es necesario haber
obtenido el título PIR o acumular la experiencia y formación necesarias exigidas por el
Ministerio de Sanidad.
Psicólogo forense[editar]
Los psicólogos forenses se dedican a aplicar la disciplina de la psicología al análisis de
evidencia psicológica en procesos judiciales, lo que se conoce como Psicología forense.
Requiere evaluar a los implicados y establecer relaciones con jueces, fiscales, letrados y otros
profesionales del proceso judicial.
En el caso de elaborar informes psicológicos, algunas áreas de aplicación son, por ejemplo,
el Derecho penal (para saber si una psicopatología está relacionada o no con un caso),
el Derecho Familiar (para evaluar si una persona ha sufrido acoso en el trabajo), el Derecho
civil (para emitir una pericial psicológica que defienda una incapacidad judicial) o el Derecho
Familiar (donde es especialista en evaluaciones de custodias, abusos de menores o patria
potestad)4.
Asesor psicológico[editar]
Estos psicólogos orientadores, al igual que los clínicos, efectúan —e interpretan— pruebas
psicológicas, entrevistan y observan a aquellos que vienen a pedirles ayuda y les dan
consejos prácticos para resolver el problema que les trajo inicialmente. Trabajan
primordialmente con los problemas de adaptación que pueda sufrir la persona "normal".
Debido a la naturaleza de esta orientación profesional, la población que acude
mayoritariamente al orientador psicológico son jóvenes que sufren problemas de adaptación
educativa, vocacional o social , debido a lo cual en todo colegio y universidad existe un
servicio de atención y orientación psicológica a disposición del estudiante.
A diferencia de los psicólogos clínicos y los psicopatólogos, estos psicólogos se interesan
principalmente por los problemas "normales" de ajuste que la mayoría de nosotros enfrenta en
algún momento de su vida, como el estrés ocasionado por el trabajo, las disputas conyugales,
los problemas de desarraigo, etc. Normalmente, tanto los psicólogos clínicos como los
consejeros reparten su tiempo entre atender a pacientes e investigar sobre las causas de los
trastornos y desajustes psicológicos y la efectividad de diferentes tipos de psicoterapia y
consejería.
Entre las principales salidas profesionales de un psicólogo, podemos encontrar:

 la clínica (consulta privada u hospital: necesariamente pasando por una oposición


denominada PIR (Psicólogo Interno Residente) y que ofrece un número reducido de
plazas; en 2009 126 plazas a nivel nacional;
 la sanitaria ( recientemente legalizada y con unas competencias parecidas al PIR que
todavía están por concretar mejor. Se accede a ella a través de la homologación sanitaria
mediante el cumplimiento de la Ley de Economía Social hasta el 5 de octubre de 2014, o
después de esa fecha, a través del Máster Oficial en Psicología General Sanitaria)
 la laboral (empresa, generalmente en recursos humanos)
 investigación en el área de Psicobiología y Neurociencias.
 la educativa (colegios y centros infantiles);
 neuropsicología (centros de rehabilitación de daños cerebrales)
 intervención social (por ejemplo en servicios sociales);
 no obstante también existe la posibilidad de dedicarse al ámbito de la investigación en
Universidades o laboratorios privados.
 Recientemente, aproximadamente unos 25 años, se desarrolló una nueva rama de la
psicología: la psicología jurídica. Dicha vertiente incorpora a todos aquellos profesionales
que se dedican a conjugar el derecho con la psicología. Comprende el comportamiento
legal de las personas. Dentro de la psicología jurídica se encuentran, a su vez:
o la psicología aplicada al trabajo realizado en los tribunales;
o la psicología penitenciaria;
o la psicología de la delincuencia;
o la psicología judicial (testimonio, jurado);
o la psicología policial y de las fuerzas armadas;
o la victimología;
o la mediación;
 También podemos encontrar la psicología del deporte, la psicología de la percepción (muy
usada en seguridad vial) y la psicología de la atención (utilizada por controladores aéreos,
por citar un ejemplo).

Deontología profesional del psicólogo[editar]


Véase también: Deontología profesional

La actividad profesional del psicólogo lleva consigo necesariamente implicaciones éticas,


estando sometida, por tanto, a exigencias y obligaciones profesionales de carácter
deontológico. Estas consideraciones morales son normalmente acordadas y divulgadas por
los colegios profesionales de psicólogos. En el preámbulo de la Declaración sobre las Normas
Éticas de la Profesión Psicológica, adoptadas por la Asociación Psicológica
Estadounidense (APA), se señala que:
El psicólogo cree en la dignidad y en la valía del ser humano individualmente considerado. Queda
comprometido a aumentar la comprensión que el hombre tiene de sí mismo y de los demás. Mientras
prosigue esta empresa, procura el bienestar psicológico de cualquier persona que puede buscar sus
servicios o de cualquier sujeto, humano o animal, que pueda ser objeto de su estudio. No emplea su
posición ni sus relaciones profesionales para finalidades que no vayan de acuerdo con estos valores, ni
debe permitir que ello suceda cuando sus propios servicios son empleados por otros. Si bien demanda
para sí mismo la libertad de investigación y de comunicación, acepta también la responsabilidad que
confiere esta libertad: de competencia, cuando la reclama; de objetividad, en el informe de sus
hallazgos, y de consideración para los mejores intereses de sus colegas y su sociedad.

Algunas de las exigencias éticas más destacadas por los colegios profesionales de psicólogos
de España son las siguientes:

 La intervención del psicólogo, ya sea por petición de asesoramiento de una persona o por
parte de una sociedad, implica una confianza plena, y exige como contrapartida el secreto
profesional.
 La intervención del psicólogo nunca ha de pretender obtener información o conocimiento
para conseguir beneficios sobre los sujetos a los que presta sus servicios.
 El código ético del psicólogo exige siempre, como objetivo último, el servicio a la persona,
la búsqueda de su salud mental y de su equilibrio psíquico.
 El psicólogo nunca puede imponer sus objetivos, sino ayudar a descubrirlos al sujeto
cliente de su intervención, puesto que todo sujeto es un ser libre.
 El psicólogo no puede imponer pautas o normas de conducta a los sujetos sobre los que
interviene, porque todo sujeto, además de ser libre, es responsable de sus actos.
 El psicólogo no debe ayudar a los sujetos de su intervención a eludir sus
responsabilidades, sino ayudarles a ser conscientes de ellas.
 En situaciones de conflicto en su ejercicio profesional, como, por ejemplo, atender a los
intereses de una empresa para la que trabaja al tiempo que debe preocuparse por los
intereses de personas contratadas por dicha empresa y de las que también se encarga,
debe atender principalmente al beneficio psicológico de las personas.
 El psicólogo debe ser consciente de sus propios límites y carencias, tanto de sus
limitaciones como persona como de los límites y lagunas de su formación, teniendo
obligación moral de estar al día y perfeccionar sus conocimientos. Nunca debe prometer
nada que no esté seguro que pueda cumplir y debe advertir sobre sus limitaciones
siempre que la sociedad le pida más de lo que efectivamente pueda ofrecer.
 El psicólogo no debe buscar entrar en conflicto con sus colegas, y en caso de producirse
no ha de pretender hacerlo público y notorio, sino acudir al papel conciliador del Colegio
Profesional.
 El psicólogo ha de evitar rebajar o banalizar su profesión con sus actuaciones o con la
imagen que de ella ofrece al público, máxime cuando se le solicite en medios públicos
para interpretar acontecimientos y comportamientos o para ilustrar determinadas terapias
psicológicas. Jamás debe ofrecer una imagen ligera de la profesión psicológica que la
confunda con prácticas parapsicológicas de clarividencia, espiritistas y sensacionalistas
sin base psicológica científica, actividades que, sin lugar a duda, no son respaldadas por
los colegios profesionales de psicólogos.

Intervención del Colegio Profesional de Psicólogos


(España)[editar]
La autoridad que debe salvaguardar el cumplimiento de esta deontología profesional en
España es el llamado Colegio Profesional de Psicólogos. Esta instintución es la encargada de
intervenir en caso de que un profesional viole el código ético al que está atado la actividad
psicológica profesional, además de tener ciertas obligaciones para con sus afiliados:

 Los colegios profesionales de psicólogos deben estar atentos y tomar medidas en el caso
de que algún psicólogo sufra desequilibrios personales que afecten a su ejercicio
profesional.
 Deben intervenir, siguiendo las directrices del código deontológico, cuando se produzcan
conflictos y escándalos públicos a consecuencia de informes y diagnósticos que interfieran
en los derechos e intereses de otras personas, o entren en conflicto con informes emitidos
por otros profesionales de la psicología, adoptando los procesos administrativos que
consideren adecuados.
 Deben denunciar las prácticas de banalización y de ambigüedad profesional en el ejercicio
de la psicología, así como recordar a sus afiliados la responsabilidad de ofrecer una
imagen adecuada de su profesión.
 Tienen la obligación de recordar a los profesionales de la psicología su responsabilidad de
ofrecer ayuda eficaz, para lo cual es necesario mantener al día su formación y evitar el
anquilosamiento en el ejercicio de la profesión psicológica, puesto que las técnicas
profesionales no son inamovibles. Para ello, deben procurar que sus afiliados reciban una
especie de formación continuada, ofreciéndoles una actualización periódica de su
formación teórica y práctica.

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