Para responder al sistema educativo, el gobierno nacional, departamental y local comenzó a
implementar la formación por competencias como una respuesta a las necesidades del contexto de las IEs. La Ley General de Educación (Ley 115 de 1994) expresa en su artículo 5 los fines de la educación y uno de ellos reza: “La adquisición y generación de los conocimientos científicos y técnicos más avanzados, humanísticos, históricos, sociales, geográficos y estéticos, mediante la apropiación de hábitos intelectuales adecuados para el desarrollo del saber” y en el artículo 76 define el currículo como “el conjunto de criterios, planes de estudio, programas, metodologías, y procesos que contribuyen a la formación integral y a la construcción de la identidad cultural nacional, regional y local, incluyendo también los recursos humanos, académicos y físicos para poner en práctica las políticas y llevar a cabo el proyecto educativo institucional”. Esto se entiende desde la escuela, que se deben tomar esos objetivos y fines para diseñar un currículo que esté orientado a ellos.
El Plan Nacional Decenal de Educación 2006-2016 es el horizonte para el desarrollo educativo
de Colombia, que sintetiza las metas del gobierno para un período específico de tiempo, en el cual se plantean una serie de propósitos para mejorar la calidad de la educación en el país; dentro de estos se encuentran planteados referentes sobre el currículo, la pertinencia y las competencias, relacionándolos como un todo, dentro del cual el currículo debe ser un elemento que garantice la formación por competencias y estar orientado hacia el desarrollo de las dimensiones del ser, a través de procesos innovadores que potencien el aprendizaje y la investigación. El Ministerio de Educación Nacional traza entonces un referente de pertinencia, en cuanto a la relación entre el currículo y el desarrollo de competencias en los estudiantes que les permita desempeñarse en una situación determinada. De acuerdo a esto, ese currículo necesita un análisis y reflexión constantes que posibiliten la transformación de la práctica pedagógica que es, en esencia, la base de todo proceso formativo.
Adicionalmente, la institución educativa objeto de estudio establece desde el PEI el desarrollo
de competencias en los estudiantes y las prácticas pedagógicas coherentes con el currículo, por lo que es necesario que la escuela implemente acciones curriculares que orienten el acto formativo en forma pertinente y con calidad. El docente tiene, entonces, la responsabilidad de utilizar estrategias que contribuyan a la formación competente de los estudiantes y al alcance de los objetivos propuestos para un nivel educativo, siendo la práctica pedagógica el elemento principal del proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que determina los elementos utilizados en el plano pedagógico: la didáctica y la reflexión sobre las fortalezas y debilidades de su quehacer en el aula.
Finalmente, la institución y los docentes tienen la tarea de diseñar, organizar, implementar y
evaluar todas las estrategias que se proyectan en el currículo y que están encaminadas a lograr la formación integral de los estudiantes; en otras palabras, se evidencia la necesidad de desarrollar un currículo pertinente, acorde con las necesidades del contexto, que potencie las competencias y que promueva la participación de todos para llevar la teoría a la praxis en forma exitosa y así mejorar la calidad educativa en esa institución