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LA DIVIN A ENV I DIA

Pessoa, en una nota (ver «Apéndt'ce»), lanzó la idea de publicar Siempre que siento una sensación agradabl e en compañía de
por separado los fragmentos con títulos «grandiosos», citando, otros, les envidio la parte que tuvieron en esa sensación . Me
como un posible ejemplo, «Sinfonía de una Noche Inquieta», parece una falta de p udor que ellos sintie.i;an lo mismo que
que no es muy grande, aunque el título sí sea grandioso. En la yo, que me corrompieran el alma por medio de su alma sin-
presente edición se incluyen, bajo esta rúbrica, fragm entos con · tien d o con la mía al uníso n o.
título, de la prim era fase, grandes r;n extensión o en intención, La gran dificultad del orgullo que a mí m e ofrece la con-
o que tengan afinidad con otros aquí reunidos. t emplación de los paisajes es la dolorosa circunstancia de
que con toda seguridad ya antes alg uien los haya cont empla -
do con l a misma mirada.
En otros días, es cierto, y a diferentes horas. Pero h acer-
me notar eso sería como acariciarme y amansanne con una
escolástica que no merece mi superioridad . Sé que importa
poco la diferencia, que con el mismo espíritu en su mirada
otros tuvieron ante el paisaj e una manera d e ver n o exact a-
mente igual a la mía, pero sí parecida.
Me esfuerzo por ello en alterar siempre lo que veo d e
modo que se vuelva indiscutiblemente mío-en alterar el di-
bujo del perfil de las montañas, mintién d o l e con igual belle-
za y en el mismo orden del perfil de b elleza; en sustituir cier-
tos árb oles y flores por otros, ampliamente idénticos de ma-
n era absolutamente distinta; en ver otros col ores de similar
efecto en el ocaso- y así creo, d e tan e ducado como estoy, y
con el mismo gesto d e la mirada con el que espontáneamen -
te veo, un modelo inte rior d e lo exterior.
Esto, sin embargo, no es más que el grado ínfimo de sus-
titución d e lo visible. En mis buenos y abandonados momen-
tos de sueño construyo mucho más.
Obligo al paisaje a producirme los mismos efectos que la
música, a evocarme imágenes visu al es-curioso y dificilísi-

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m o triunfo del éxtasis, tan difícil porque el agente evocativo tes a la luz de la luna unir las dos orillas oscu ras del río que
pertenece al mismo orden de sen saciones que hay que evo- va a dar al anciano mar donde las carabelas son nu evas para
car. Mi mayor triunfo en este género fue cu ando, a una de- siempre.
terminada hora ambigu a por su luz y su aspecto ,.mirando ha- ¿Sonreías? Yo no sabía nada de eso, pero mis cielos interio-
cia el Cais do Sodré nítidamente lo vi, una pagoda china con res estaban poblados de estrellas. Me mirabas durmiendo . Yo
extraños cascabeles e n las puntas de l os tejado§ como som- n o reparaba en eso, pero en el barco lejano cu ya vela d e sue-
breros absurdos-curiosa pagoda china pi.ntadq en el espa- ño navegaba a la luz de la luna, atravesando marinas remotas.
cio, en el espacio-satén, no sé cómo, en el espacio.que perdur.a
e n la abominable tercera dimensión. Y el mo1rn;Í:1 to m e olió
r ealm ente a un tejido arrastrado y r em oto y con ima gran en-
CASCADA
vidia de realidad . .'.
La n iña sabe que la·muñeca no es real, y como tal l a trata, has-
ta llorar por ella y d isgustarse cuando se le rompe. El arte de
CARTA
l os niños es el de irrealizar. ¡Bendita sea esa edad equivoca -
Ojalá pudieras tú comp render tu deber de ser m eramente el da de la vida, cuando se niega l a vida por no existir el sexo,
sueño de un soñador. D e ser apenas el incensario de la ca- cuando se niega la realidad por un juego, tomando por rea-
tedra] de l os d evaneos. De esculpir tus gestos como su eños, les cosas que no lo son !
para que fueran sólo ventana s abiertas a paisajes nuevos d e Que se me regrese a la infan cia y permanezca siempre
tu alma. De tal modo construir tu cuerpo en refl1edos de sue- niño , sin que me importen los valores que los h ombres dan a
ño que no fuera posible verte sin pensar en otra· cosa, que lo las cosas ni las relaciones que los hombres establecen entre
recordaras todo menos a ti misma, qu e verte fu era oír músi- ellas. Yo, cuando era pequeño, ponía muchas veces los solda-
ca y atravesar, sonámbulo, grandes paisajes de lagos muer- ditos de plomo con las p atas al aire ... ¿Y hay algún argu men -
tos, vagas florestas silenciosas pedidas en el fon d o de otras to, con fuerza lógica convincente, que nos demuestre que los
épocas, donde invisibles parejas diferentes vive_n sentimien - soldados reales no debe~ camin ar cabeza abajo?
tos que nosotros no ten emos. E l niño no concede más valor al oro que al vidrio. ¿Y real -
Yo no te querría para nada salvo para no tene~te. Q u erría mente, es más valioso el oro? El niño encuentra absurdas
que, soñando yo apareciendo tú , pudiera imaginarme toda- las pasiones, las rabias, l os temores que ve esculpidos en los
vía soñando-tal vez ni siquiera viéndote, pero quizás re- gestos adultos. ¿Y no son realmente absurdos y vanos todos
parand o que la luz de la luna había inundado de o los lagos nuestros temores, y todos nuestros odios, y nuestros amo-
muertos y que ecos d e canciones ondeaban súbitamente en res todos?
la gran floresta no explícita , perdida en épocas imposibles. ¡Oh divina y absurda intuici ó n infantil ! ¡Visión verdadera
Mi visión d e ti sería el l ech o donde mi alma se adorm ecie - de las cosas, que nosotros vestimos de conven ciones al verlas
ra, niña enferma, para soñar otra vez con otro cielo. ¿Habla - en su más clara desnudez, que nosotros cubrimos con la bru -
rías? Sí, pero que oírte fuera no oírt e sino ver g randes puen- ma de nuestras ideas en nuestra mirada más directa!

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¿Será Dios un niño muy crecido? ¿No parece el universo la fe y del insulto del humanitarismo, no cayó en defensa de
entero un juego, una jugarreta de niño trav ieso? Tan irreal O una idea política, o del futuro de l a humanidad, o de una re-
¡Os lancé, riendo, esta idea al aire, y ved cómo al verla a ligión todavía por llegar. Lejos de la fe en el otro mundo, con
distancia de repente veo lo horrorosa qué es! ¡Y quién sabe la que se engañan los creyentes de Mahoma y los secuaces de
si esa idea no encierra la verdad! Y la idea cae y se me rom- C risto, vio llegar l a muerte sin esperar la v ida en ella, vio pa-
pe a los pies entre polvo de horror y astillas de misterio .. . sar la vida sin esperar una vida mejor.
Me despierto para saber que existo... _ Pasó naturalmente, como el viento y el día, llevando con-
Un gran tedio impreciso gorgotea, equivocadamente sigo el alma que lo había hecho diferente. Se zambulló en la
fresco al oído, por la cascada, colmenar abajo, allá en el sombra como quien entra por l a puerta a la que se dirigía.
fondo estúpido del jardín. Murió por la Patria, la única cosa superior a nosotros de que
tenemos conocimiento y razón . El paraíso del mahometano
o del cristiano, el olvido transcendente del budista, no se l e
reflejaron en los ojos cuando en ellos se apagó la llama que
CENOTAFIO
lo mantenía vivo en la tierra.
Ni viuda ni hijo le colocó en la boca el óbolo con que pagar a No supo quién fue, como nosotros ignoramos quién es.
Caronte. Están velados para nosotros los ojos con que atrave- Cumplió con su deb er, sin saber lo que cumplía. Lo g uió lo
só la Estigia y vio nueve veces reflejado en las aguas inferna- mismo que hace florece r las rosas y que sea bella la muerte
les el rostro que desconocemos. No tiene nombre entre no- de las hojas. La vida no tiene otra razón mejor, ni la muer-
sotros la sombra ahora errante por las orillas d e los ríos sa- te más alto galardón.
turnos; su nombre es también sombra. Visita ahora, conforme concesión de los dioses , l as regio-
Murió por la Patria, sin saber cómo ni porqué. Su sacri- nes donde falta la luz, pasando los lamentos de Cocito y el
ficio mereció la gloria de no ser conocido. Dio s u v ida con fuego de Flegetonte y oyendo en la noche el lapso breve de
toda la entereza de su alma; por instinto, no por deber; por l a lívida onda letea.
amor a la Patria, no por conciencia de ella. La·_defendió como Es tan anónimo como el instinto que l o mató. No pensó
quie n defiende a una madre, de la que somos hijos no por ló - que iba a morir por la Patria, murió por ella. No determinó
gica, sino por nacimiento. Fiel al secreto primordial, no pen- cumplir con s u deber; lo cumplió. A quien no tuvo nombre
só ni quiso, pero vivió su muerte instintivamente, como ha- en su alma, justo es que no le preguntemos qué nombre de-
bía vivido su vida. La sombra que ahora usa se hermana con finió su cuerpo. Fue portugués; no siendo tal o cual portu-
las que cayeron en las Termópilas, fieles en la carne al jura- gués, es el portugués s in límites.
mento en el que habían nacido. Su lugar no está junto a los creadores de Portugal, cuya es-
Murió por l a Patria como el sol sale cada día. Fue por na- tatura es otra y otra su conciencia . No l e cabe l a compañía de
turaleza lo que la Muerte había de tornarlo. los semidioses, gracias a cuya audacia aumentaron los cami-
No cayó esclavo de una fe ardiente, no lo mataron comba - nos del mar y hubo más tierra disponible a nuestro alcance.
tiendo por la bajeza de un gran ideal. Libre de l a afrenta de Ni estatua ni lápida cuentan quién fue aquel que fue todos

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,,,..,.........

nosotros ; como es el pueblo ente ro , de b e ten er por tumba m etió. Quien los cometió bellísimos , purpúreos, fastuosos,
esta tierra toda. En su propia m emoria de b emo.s sepultarlo, fue nu estro su eño d e Borgia , fue la i d ea de Borgia que hay
y por l ápida colo carle su propio e jemplo apenas. en nosotros. Tengo la seguridad de que el César Borgia que
existió era un ser banal y es túpido ; tenía que serlo p orque
existir es siempre estúpido y banal.
Os doy estos consejos desinter esadamente, aplicando mi
CONS EJ OS A LAS MALMARIDADAS
método a una cuestión que no me interesa. Personalmente,
(Las malmaridadas son todas las mujet·es casadas, y algunas mis sueños son de Imperio y gloria; n o son en modo algun o
solteras) . sensuales. Pero quiero seros útil, aunqu e sólo sea para dis-
gustarm e, porque detesto lo útil. Soy altruista a mi mañera.
Libraos sobre todo de cultivar l os sentimientos humanita-
rios. El humanitarismo es una grosería. Escribo en frío, ra- ;'r

zonadamente, p ensando en vuestro bien estar; pobres mal-


maridadas .
CONSEJOS A LAS MALMARIDADAS
Todo el arte, toda la liberación está en som eter el espíritu lo Me propongo enseñarles cóm o traicionar a su marido con la
m enos posible , dejando al cu erpo que se someta a la voluntad. imaginación.
Ser inmoral no vale la pena, porque disminuye, a los ojos Créanme: sólo las criaturas o r d inarias traicionan a su mari -
d e los d emás, vuestra personalidad, o la banaliza. Ser inmo- do realmente. El pudor es una condición sine qua non del pla-
ral dentro d e sí, rodeada d el m áximo respeto ajeno. Ser e s- cer sexu al. E l e ntregarse a más d e un hombre mata el pudor.
posa y madre corporalmente virgin al y d elicad a, y haber co- Admito que la inferioridad femenina precisa del macho.
metido, sin embargo , débauches inexplicables con todos los Creo que, al m enos , deben limitarse a u n sol o macho , hacien-
hombres d el vecindario , desde l os tenderos hasta los O - eso d o de él , si fuera necesario, centro d e un cír culo, de rayo cre-
es l o más sabroso para quien realmente quiere gozar y ensan- ciente, de machos imaginados.
char su personalidad, sin descender al m é todo de la chica del
servicio que, por ser también suyo, es bajo , ni caer en la ho- La mejor ocasión para ha cer eso es en los días que preced en
nes tidad rigurosa de la mujer profundam ente estúpida, que a los d e la m enstruación.
es con toda seguridad hija del interés .
Según vuestra superioridad , almas fem eninas que me leéis , Así:
sabréis entender lo que escrib o. ¡Todo placer es cerebral ; to - Imaginen a su marido más blanco de cu erp o. Si lo imagi-
dos los c rímenes, dijo alguien, «es e n nuestros sueños donde nan bien, lo sentirán m ás blanco sobre ustedes.
se com et en »! Me acuerdo de un crimen h ermoso , real. Nun- Retengan todo gesto d e sen sualidad excesiva. Besen alma -
ca lo hubo. Son hermosos los que nosotros ignoramos. ¿Co- rido que tengan encima, y cambien con la imaginació n al
metió Borgia h ermosos crímenes? C r eedme que no los co- hombre para mirar al guapo qu e esté encima de su alma.

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La esencia del placer es el desdoblamiento. Abran la h oja miendo que u se de cuantas mujeres pueda: qu e haga eso y se
de la ventana al Felino que llevan dentro. sirva de mi desprecio cuando O. Y el h ombre superior no tie-
ne necesidad de mujer alguna. No precisa de posesión sexual
Como tracasser al marido. para su voluptuosidad. Pero l a mujer, incluso la superior, no
Es importante que el marido a veces se cabree. acepta esto: la mujer es esencialmente sexual.

Lo esencial es comenzar a sentir la atracción por las cosas que


re pugnan , sin perder la disciplina exterior.
DECLARACIÓN DE DIFERENCIA
La mayor indisciplin a inte rior unida a la máxima discipli -
na exterior componen la p erfecta sensualidad. Cada gesto Las cosas del Estado y de la ciudad n o nos afectan en absolu-
que realiza un sueño o un deseo, en realidad l o realiza. to. Nada nos importa que los ministros y los cortesanos admi-
nistren mal las cosas de la nación. Todo eso sucede allá afue-
La sustitución n o es tan difícil como creen. Llamo su stitución ra, como el barro en los días de lluvia. Nada nos importa eso,
a la práctica que con siste en im aginarse gozando con un hom - que al mismo tiempo tenga que ver con nosotros.
bre A cuando se está copulando con un h ombre B . De igual modo no nos interesan las grandes convulsiones,
como la guerra y las crisis de los países. Mientras no e ntren
...,,,, por la puerta de nuestra casa, nada nos importa a qué puer-
tas llamen. Esto, que parece apoyarse en un gran desprecio
Mis queridas discípulas, les deseo , con un fiel cumplimiento por los otros, realmente tiene apenas por ba,se nuestro .escép-
de mis consejos, innume rables y desdobladas voluptuosida - tico aprecio por nosotros mismos.
des no con el , sino a través del, animal mach o al ·que la Iglesia No somos bondadosos ni caritativos-no porque seamos
o el estado las hubiera atado por el vientre y por el apellido. lo contrario, sino porque no somos ni una cosa ni la otra. La
Es afirmando las patas en el suelo como el ave emprende bondad es la delicadeza de las almas groseras. Tiene para no-
el vuelo. Que esta imagen, hijas mías, os sirva d e perpetuo sotros el interés de un.episodio ocurrido en otras almas, y con
recu erdo del único mandamiento espiritual. otras maneras de pensar. Observamos, y ni aprobamos ni de-
Ser una cocotte, en posesión de todas las variedades del jamos de aprobar. Nuestro oficio es no ser nada.
vicio, sin traicionar al marido ni siquiera con una mirada-la Seríamos anarquistas si hubiéramos nacido entre las cla-
voluptuosidad de esto, si supierais conseguirlo. ses que a sí mismas se llaman desprotegidas , en cu al quie r
Ser cocotte hacia adentro, traicionar al marido hacia aden- otra clase donde se pueda ascender o caer. Pero realmente
tro, estarlo traicionando en los abrazos que le dais, no ser nosotros somos , en general , criaturas nacidas en l os intersti -
para él el sentido del beso que le dais- oh muj eres superio - cios d e l as clases y d e l as divisiones sociales-casi siempre en
res , oh mis misteriosas Cerebrales-la voluptuosidad es eso. aquel espacio decadente entre l a aristocracia y l a (alta) bur-
¿Por qué no aconsejo yo esto a los hombres también? Por- guesía, el lugar social de los genios y de los l ocos con quie-
que el hombre es otra especie de ser. Si es inferior, le reco- nes se puede simpatizar.

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La acción nos desorienta, en parte por incompetencia fí - Satanás, sin que lo queramos, posee para nosotros una su-
sica, y más aún por inapetencia moral. Nos parece inmoral gestión como de macho para hembra. La serpiente de la In -
actuar. Todo pensamiento nos parece degradado por su ex - teligencia Material se nos enroscó en el corazón, como en el
presión en palabras que lo convierten en cosa de otros, que Caduceo simbólico del Dios que comunica-Mercurio , se-
l o hacen comprensible a los que l o comp rend en. ñor de la Comprensión.

Tenemos una gran simpatía po.r el ocultismo y por las artes de Aquellos de entre nosotros que no son pederastas desearían
lo escondido. No somos," sin embargo, ocultistas. Nos falta tener el valor d e serlo. Toda inapetencia para l a acción inevi-
para ello la voluntad innata y, además, la paciencia para edu- tablemente feminiza. Erramos nuestra verdadera profesión
carla de modo que se transforme en perfecto instrumento de de amas de casa y de señoras de castillos sin hacer nada por
los magos y de ·los magnetizadores. Pero simpatizamos con un cambio de sexo en nuestra encarnación presente. Aunque
el ocultismo, sobre todo porgue suele expresarse de manera no creamos absolutamente en est o, sabe a sangre de la ironía
que muchos que leen, e incluso muchos que creen compren- hacer en nosotros como si lo creyésemos.
der, nada comprenden. Es soberanamente superior esa acti-
tud misteriosa. Es, además de eso, fuente copiosa de sensa- Todo eso no por maldad, sino apenas por debilidad. Adora-
ciones de misterio.Y de terror: l as larvas de lo astral, los extra- mos, a solas, el mal, no por ser mal, sino porque es más inten -
ños seres d e cuerpos diversos que la magia ceremonial evo- so y más fuerte que el Bien, y todo cuanto es intenso y fuer-
ca en sus templos, las presencias desencarnadas de la mate- te atrae los nervios que debían ser de mujer. Pecca/ortiter no
ria de este plano, que se ciernen en torno a nuestros sentidos puede darse en nosotros, que no tenemos fuerza, ni siquiera
cerrados, en el silencio físico del ruido interior-todo esto la de la inteligencia, que es la única que tenemos. Piensa en
nos acaricia con una mano viscosa, terrible, en el desabrigo pecar violentamente-es lo máximo que para nosotros pue-
y en la oscuridad. de valer esa indicación aguda. Pero a veces ni siquiera eso nos
Pero no simpatizamos con los ocultistas en aquello en que resulta posible; la propia vida interior posee una realidad que
son apóstoles y amantes de l a hum anidad ; eso los despoja de a veces nos duele por ser una realidad cualquiera. Que haya
su misterio. La única razón de que ~n ocultista funcione en leyes para la asociación de ideas, como para todas las ope-
lo astral es bajo la condición de hacerlo por estética superior, raciones del espíritu, 'insulta a nuestra indisciplina nativa.
y no por el siniestro fin de hacer bien a alguien.
Casi sin saberlo nos corroe una simpatía ancestral por la
magia n egra, por l as formas prohibidas de la ciencia trans-
DIARIO AL AZAR
cendente, por los Señores del Poder que se vendieron a la
Condenación y a la Reencarnación degradada. Nuestros ojos Un día tras otro la Materia me maltrata. Mi sensibilidad es
de débiles y de inseguros se pierden, con un celo femenino, una llama al viento.
en la teoría de los grados invertidos, en los ritos inversos, en Paso por una calle y estoy viendo en la cara de los tran -
la curva siniestra de la jerarquía descendente. seúntes, n o l a expr esión que realmente tienen, sino la expr e-

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sión que adoptarían ante mí si conocieran mi vida, y cómo ¡O h, grandes montes al crepúsculo, calles casi estrechas a
soy, si yo dejara transparentar e n mis gestos y en mi rostro la la luz d e l a luna, ten er v u estra in consciencia d e O, vuestr a es-
ridícula y tímida anormalidad de mi alma. En ojos q ue.no mi- piritualidad de Ma_teria apenas, sin interior, sin sen sibilidad,
ran par a mí sospecho burlas que me parecen naturales diri- sin dond e colocar sentimientos, ni pensamientos, ni d esaso-
gidas contra l a excepción inelegante que soy en medio de un siegos de espíritu! ¡Árboles tan apenas árboles, con un ver-
mundo de p ersonas que actúan y que gozan ; y sobre el fon- dor tan agradabl e a los ojos, tan exterio r a mis cuidados y a
do que adivino d e .fisonomías que pasan riendo d e la tímida mis penas, tan conso l ador para m is angustias porque no te-
gesticulación d e mi vida, una conciencia de ella qu e voy so- n éis ojos con que obser varlas ni alma que, mirando por esos
breponiendo e interponiendo. En balde, después d e pen sar ojos, pueda no compr end e rlas y burlarse d e ellas ! Piedras
en esto, proc uro convencerme de q u e la idea de la burla y el de camino, troncos cortados, simple tierra anónima d el su e-
oprobio nace y brota de mí y sólo de mí. No puedo ya apli- lo de t odas partes, hermana mía por ser vuestra insensibili-
carme l a imagen d el g u sano ridículo, después d e h aberla ob- dad para con mi alm a una caricia y un reposo ... Conjunto al
jetivado e n los demás. Me siento; de pronto, sofocado y ti -· sol o bajo la lu_na de l a Tierra mi madre, tan enternecidamen-
tubeante en un in verna dero d e mofas y en emistades. Todos te m adre mía , porque puedes criticarm e sin querer, como
me apuntan con el dedo desde el fondo de sus almas. Me la - p u ede h acerlo mi propia madre humana, porque no tienes
pidan con alegres y desdeñosas burlas todos los que pasan a alma con la que sin p en sarlo me analices, ni rápidas miradas
m i lado . Camino entre fantasmas e n emigos que mi imagina- q ue traicionen pensamientos míos que ni a ti misma confie-
ción enferma imaginó y encarnó en personas reales. Todo me ses. Mar inmenso, mi ruidoso compañero de infancia, que
abofetea y me escarnece. Y a veces, en mitad de l a calle -por me tranquilizas y me arrullas, porque tu voz no es humana Y.
fin sin que repare n e n mí-me detengo, vacilo, busco algo así no puede un día referir en voz b a ja a oídos humanos mis fla -
como una nueva dimensión , u na puerta que dé al interior del q u ezas y mis imper fecciones . Cielo inmenso, cielo azul , cie-
espacio, al otro l ado del espacio, donde sin pérdida de tiem- lo próximo al misterio de los ángeles, coetáneo O, tú no me
po pueda huir de mi conciencia d e los otros, de mi intuición miras con ojos verdes, tú, si t e pones el sol al pech o no lo ha -
demasiado ob jetivada de l a realiqad de l as vivas almas a jenas. ces para atraerme, y si t e O de estrellas lo h aces con prem e-
¿Será q u e mi costumbre de c~locarme en el alma de los ditado afán d e desdeñarme ... Paz inmensa de la Naturaleza,
otros me lleva a verme como ell o~ m e ven o como me verían materna por su ign orancia de mí; sosiego apartado de l os as-
si repar aran e n mí? Sí. Y una vez q ue yo comprenda cómo tros y d e los sistemas, tan h e rmano por no poder saber n ada
sentirían ellos a mi propósito si m e conocieran , es como ellos de mí. . . Yo quería rezarles a v uestra inmensidad y a v u estra
lo sintieran realmente, como si lo estuvieran sintiendo y, al calma, como muestra d e gratitud por teneros y poderos amar
sentirlo, lo estuvieran e n el acto expresando. Convivir con sin sospechas ni dudas; quería dar oídos a v u estro no poder
los otros es una tortura par a mí. Y yo tengo a los otros dentro oír, y vosotros siempre sin oír, dar o jos a v u estra su b lim e ce -
de mí. Incluso le jos de ellos, me veo forzado a convivir con guera, pero vosotros no veis, y ser obje to d e vuestras atencio -
ellos. Solo como estoy, me veo rodeado de multitudes. No nes a través de esos ignotos o jos y oídos, consolado por estar
tengo adónde huir, a no ser que huya d e mí mismo. presente en vuestra Nada atento como d e muerte d efinitiva ,

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muy l ejos, sin esperanza de otra vida, más allá de Dios y de table, no llego a aquel grado de humillación orgamca que
las posibilidades de seres , voluptuosamente nulo y del color permite entrar en la órbita de l a compasión ajena, ni siquie-
espiritual d e todas l as materias ... ra aquella simpatía que l a atrae cuando no sea patentemente
merecid a; y para lo que en mí m er ece piedad , n o puede ha-
berla, porque nunca hay piedad para los tullidos de espíritu.
De modo que caí en aquel centro de gravedad del desdén
DIARIO LÚCIDO
ajeno en el que no me consigo atraer la simpatía de nadie.
Mi vida, tragedia fracasada por el pateo de los ángeles y de Toda mi vida ha sido un que rer adaptarme a estas circuns-
l a que sólo se representó su primer acto. tancias sin sen tir demasiado su crueldad y su abyección.
Amigos, ninguno. Sól o unos conocidos que creen que sim- Se necesita cierto coraje espiritual para que un individuo
patizan conmigo y que tal vez sintieran pena si un tren me reconozca abiertamente que no es más que un harapo huma -
pasara por encima y el entierro se r ealizara en día de lluvia. no , aborto sobreviviente, l oco aunque fuera d e las fronteras
El premio natural de mi alejamiento de la vida fu e la inca- del internamiento; pero se n ecesita todavía más coraje de es-
pacidad, que creé e n los otros, de sentir conmigo. En torno a píritu para, reconocido eso, cr ear una adaptació n perfecta a
mí hay una aureol a de frialdad , un halo de hielo que repele ese destino , aceptar sin rebelarse, sin resignaci ó n , sin gesto
a los otros. Todavía no he conseguido no sufrir por causa de ni esbozo de gesto alg uno , la maldición orgánica que la Na -
mi soledad. Tan difícil es conseguir aquella distinció n del es- turaleza le impuso: Pretender que con eso no sufra , es pre-
píritu que p ermite al aislamiento ser un reposo sin angustia. tender demasiado, porque no cabe en lo humano aceptar el
Nunca creí en la amistad que m e demostraron , como no mal, viéndolo como un bien, y llamarle bien; y, aceptándolo
habría creído e n el amor si m e lo hubieran demostrado , cosa, como mal , es imposible no sufrir por su causa.
por lo demás, imposible. Aunque nunca me hubiera h echo Concebirme d esde fuera fue mi d esgracia-una desgracia
ilusiones r especto a aquellos que se d ecían mis amigos, con - para mi felicidad. Me v i corno l os otros m e ven, y pasé a des-
seguí sentirme desilusionado con ellos -tan complejo y su - preciarme-no tanto porque reconociera en mí cualidades
til es mi destino de sufrir. de tal n aturaleza que m e hicieran merecedor d e desprecio,
Nunca dudé de que sería traicionado por todos; y siempre sino porque pasé a verme como los otros me ven y a sentir
m e sorprendí cuando me veía traicionado . C u ando aconte- un cierto tipo de desprecio que los otros sienten por mí. Su-
cía lo que yo ya esperaba, siempre me resultaba inesp erado. frí la humillación de conocerme. Como este calvario carece
Como nunca m e descubrí cualidades que pudieran atraer de nobleza, y no hay para él resurrección días después, yo no
á alguien, nunca pude creer que alguien se sintiese atraído pude sino sufrir con l o innoble d e todo esto.
por mí. Esta idea sería d e un a modestia estulta, si unos h e- Comprendí que era imposible que alguien m e amara, sal-
chos tras otros- aqu ellos inesperados h echos que yo est ab a vo que carecie ra por completo de sentido estético-y en ese
esperando-no acabaran siempre por confirm ármela . caso, y por eso mismo, yo lo despreciaría; y que incluso sim-
No pue d o tampoco concebir que me estimen por com- patizar conmigo no podía pasar d e ser un capricho de la in-
pasión , porque, aunque físicamente mal parecido e inacep - diferencia ajena.

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¡Ver claro en n osotros y en cómo los otros nos ven! ¡Con- exasperación consciente, lo que de doloroso div ulga d e l o ex-
templar esta verdad frente a frent e ! ¡Y al final el grito d e Cris- terior, y a veces también d e lo interior, acerca d e su momento
to en el Calvario, cuando vio, frente a él , su verdad: Señor, de atención. E s cuando así constata que sen tir excesivamen-
señor, por qué m e h as abandonado! te, si a veces equivale a gozar con exceso , o t ras ·s upone sufrir
intensamente, y por el hecho de constatarlo, cu an d o el soña-
d or es empujado a dar el segundo paso en su ascensión hacia
sí mismo. D ejo al margen el paso que podrá o no dar, y que,
EDUCACIÓN SEN TIMENTAL
según que pueda darlo o n o, determinará esta o aquella ac-
Para quien hace del su eño su vida y del cultivo en inverna- titud, gesto d e marcha en los pasos que va d ando , según que
dero de sus sensaciones una religión y una política, para ese, pu eda o no aislarse por completo d e la vida real (si es rico o
el primer paso, el que acusa e n el alma que _ya dio el primer no-redunda en eso). P orqu e doy por entendido en las en-
paso, es el sentir las cosas mínimas como extraordinarias y trelíneas d e lo que cu en to q u e, conforme r esulte o n o posible
desmedidas . Este es el prime r paso, y el paso que es sól o el al soñador aislarse y en tregar se a sí mismo , con mayor o me-
primer paso no es más que eso. Saber poner en el saborear de nor intensid ad deberá él con centrase en su obra d e desp ertar
una taza de té la voluptuosida d extrema que el hombre n or- enfermizam ente el f uncionamiento d e su s sensaciones de las
mal sólo puede e n contr ar en l as grandes alegrías que proce- cosas y de los su eños. Quien tiene que vivir entre los hombres
d e n d e la ambición súbitam ente satisfecha por completo o de de manera activa y encontrándose con ellos- y es r ealmente
las saudades d e r ep ente desaparecidas, o si no en los actos fi- posible reducir al mínimo la intimidad q ue se h a de tener con
nales y carnales del amor; poder en contrar en la visión de u n ellos (la int imidad, y no el mero contacto con la gente, que es
ocaso o en l a contemplación d e un detalle decorativo aquella lo que es p erjudicial)- , h abrá de congelar toda la su perficie
exasperación d e los sentidos qu e generalmente sólo puede de su con vivencia para que todo gesto fraternal y social rea -
proporcionar, no lo que se ve o lo que se oye, sino lo que se lizado que se le h aga resbale y no consiga entrar o no se im -
huele o se g u sta-esa prox imidad del objeto d e la sensación prima . Parece mucho esto, pero es poco. L os homb res son
que sólo l as sen sacion es carnales-tacto, gusto, olfato-es- fáciles de alejar: b asta con no aproximarnos a ellos. En fin,
culpen contra la conciencia; poder hacer de la visión inte- acabo con este punto y regreso a lo que estaba explicando.
rior, del oído d el sueño-to d os l os sentidos imaginados y de El crear una agudeza y una complejidad inmediata en las
lo imaginado-receptores tangibles como sentidos vueltos sensacion es más simples y fa tales, conduce, como dije, a au-
hacia lo exterior: escojo estas, y las an álogas que imaginarse mentar inmoderadam ente el gozo que el sentir proporciona,
puedan, d e entre las sen saciones q u e el cultiv ador d el sen- per o también a elevar d esprop orcionadament e el sufrimien-
tirse consigu e, e ducado ya, convertir en espasmos, para que to que n ace del sentir. Por eso el segundo paso del soñador
den una noción con creta y próxima d e lo que .quiero d ecir. deberá consistir en evitar el sufrimien to. No d e b erá evi t arlo
Llegar, sin embargo, a este grado de la sensació n , acarrea como un estoico o como un epicúreo, de una manera elemen -
al amante de sensaciones el corresp o ndiente peso o grava- tal-desni[ d i]ficán dose-, para así endurecerse tanto para
men físico de lo que en corresp o ndenci a siente, con idéntica el placer como para el d olor. Deberá por el contrario ir al en-

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cuentro del placer o del dolor, y pasar en seguida a educar- lle. Es el dar a las angustias y a los sufrimientos, por una irri -
se para sentir el dolor falsamente, esto es, para poder al sen- tada aplicación dela atención, una intensidad tan grande que
tir dolor experimentar algo de placer. Hay varios caminos por su mismo exceso nos proporcionen el placer del exceso, y
para esta actitud. Uno consiste en aplicarse exageradamente que por la violencia sugieran , en quien por costumbre y edu-
a analizar el dolor, habiendo previamente dispuesto el espí- cación del alma al placer se dedica y en el placer se v uelca, el
ritu para ante el placer no analizar sino sentir tan sólo: es una placer que duele por excesivo, el gozo que sabe a sangre por-
actitud más fácil, para los seres superiores, claro, de lo que que abrió una herida. Y cuando, como en mí-perfecciona-
dicha así parece. Analizar el dolor es tanto como habituarse a dor que soy de falsos primores, arquitecto que me cons tru-
entregar el dolor siempre que aparece, e incluso .a que eso su- yo de sensaciones sutilizadas a través de la inteligencia , de la
ceda instintivamente, y sin pensarlo, al análisis, ·añade a todo renuncia a la vida, del análisis y del propio dolor-los tres
dolor el placer de analizarlo. Exagerado el poder y el instin- métodos son empleados a l a vez, cuando un dolor, apenas
to de analizar, muy pronto su ejercicio lo absorbe todo y del sentido, y sin tardar por íntima estrategia, es analizado hasta
dolor queda apenas una materia indefinida para·el análisis. exprimirlo por completo, colocado en un Yo exterior has-
Otro método , ese más sutil y difícil, consiste en habituar- ta la tiranía, y enterrado ~n mí hasta el auge de ser dolor, en-
se a encarnar el dolor en una determinada figura ideal. Crear tonces realmente me siento yo triunfador y héroe. Entonces
otro Yo que sea el encargado de sufrir por nosotros, de su- se me para la vida, y el arte se postra a mis pies.
frir lo que sufrimos. Crear después un sadismo interior, todo Todo esto con.stituye apenas el segundo paso que el soña-
él masoquista, que disfrute su sufrimiento como si fuera de dor debe dar hacia su sueño.
otro. Este método- cu ya impresión primera, al leerlo , es El tercer paso, el que conduce al umbral magnífico del
de cosa imposible-no es fácil, pero está lejos de encerrar Templo-ese ¿quién aparte de mí consiguió darlo? Ese es el
dificultades para los instruidos en la mentira anterior. Pero que más cu esta porque exige un tipo de esfuerzo interior que
es realizable en muy alto grado. Y entonces, conseguido eso, es inmensamente más difícil que el esfuerzo en la vida, pero
¡qué sabor a sangre y enferme dad , qué extraña sensación de que o frece compensaciones al alma que l a vida nunca lepo-
placer lejano y decadente, vestidos de dolor y sufrimiento! El drá ofrecer. Ese paso, pasado todo eso, realizado todo eso de
dolor tiene algo que ver con el inquieto y lacerante aumento una manera conj~_mta y total-sí, empleados los tres métodos
de los espasmos. Sufrir, el sufrir largo y lento , tiene el amari- sutiles y empleados hasta con sumirlos- , con siste en pasar
llo íntimo de la vaga felicidad de las convalecencias profun - la sensación inmediatamente a través de la inteligencia pura,
damente sentidas. Y un gastado primor de desasosiego y en- filtrarla a través del análisis superior, para que 's e esculp a en
fermedad aproxima esa sensación compleja a la inquietud forma literaria y adquiera volumen y relieve propios. Enton-
que los placeres causan en la idea de que habrán de huir, y ces la h e fijado del todo. Entonces he convertido lo irreal en
la enfermedad que los goces consiguen del cansancio previo real y he dado a lo inalcanzable un pedestal eterno. Enton-
que nace de pensar en el cansancio que traerán. ces fui, d entro de mí, coronado y Emperador.
Existe un tercer método para sutilizar en placeres los do- Porque no os penséis que yo escribo para publicar, o para
lores y hacer de las dudas y de las inquietudes un lecho mue- escribir, ni siquiera para hacer arte. Escribo porque ese es

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·. ,-

el fin , la perfección suprem a, la perfección temperamental - Este libro es sól o u n es tado de alma, analizado desde todos
mente ilógica , o de mi c ultivo de est ados d e alma. Si cojo una los ángulos, r ecorrido en todas las direcciones.
sensación mía y la desmadejo hasta poder con ella tejerle la ¿Me trajo al menos algo de nuevo esta actitud? Ni siquiera
realidad interior a la q u e llamo La Floresta d e la E najenación ese consuelo se me ofrece. Tod o estaba ya en H eráclito y en
o el Viaje} amás Realizado, creedm e q u e lo hago no p ara que el Eclesiastés: La vida es un juguete de niño entre la arena ...
l a prosa suene lú cida y trémula, ni siquiera para gozar-yo con vanidad y [aflicción] de espíritu .. . Y en el pobreJob sólo una
n~i prosa- aunque también eso quiero, también ese primor frase : Mi alma está cansada de mi vida.
final añado , como un h ermoso caer de t elón sobre mis deco - En Pascal:
rados soñados-sino p ar a que dé completa exterioridad a lo E n Vigny: En toi [la reverie continuelle a tué l'action].
que es interior, para que d e ese modo realice-lo irrealizabl e, E n Amiel, tan absolutamente A miel :
conjugue l o contradictorio y, h aciendo exterior el sueño , le ... (ciertas frases) ...
proporcione su m áximo poder d e puro sueño, paraliza d or En Verlaine, en los simbolist as, O
d e vida como soy, burilador de inexactitudes , paje enfermo de Tantos enfermos como yo ... Ni el privilegio de una peque-
mi alma R eina , leyén d ole al c re púsculo no lsis poemas que ña origin alidad en la en fermedad ... Hago lo que tantos otros
aparece n en el libro, abierto sobr e las rodillas de mi Vida, antes d e mí ya hicieron ... Sufro lo que ya es t an vie jo sufrir .. .
sino l os poemas que voy inven tando y fingiendo que leo, y ¿Para qué, incluso , pienso en estas cosas, si ya tantos las pen-
ella fingiendo que escucha, mientras la Tarde, allá afuera, no saron y las sintieron antes?
sé cómo ni dónde, dulcifica sobr e esta m etáfora alzada den -
tro de mí en R ealidad Absoluta la luz tenue y postrera d e un Y sin embargo, sí, algo de nuevo h e aportado. Pero d e eso
misterioso día espiritual. no soy yo r esponsable. Vino de l a Noche y brilla en mí como
u na estrella ... Todo mi esfuer zo ni lo produjo ni lo apagó . ..
Soy un puente entre dos misterios, sin sabe r cómo m e cons -
truyeron ...
EXAMEN DE CO N C I ENC IA
Vivir la vida en s ueño y en falso no d eja de ser al fin y al Me o igo soñar. Me arrullo con el sonido de mis im ágenes ...
cabo vivir la vida. Renunciar es actuar. Soñar es confesar la Se me difuminan en recónditas melodías O
n ecesidad d e vivir, sustituyen d o la vida real por la vida irreal, ¡El sonido de una frase imaginada vale por tantos gestos!
y eso es una confesión d e l a inalien a bilidad de querer vivir. ¡Con suela de tan tas cosas u na simple m etáfora!
¿Qué es todo a fin de cuentas sino l a búsque da de la feli- Me oigo ... Son cerem o nias dent ro d e mí. . . Cor tejos ...
cidad? ¿E s que h ay alg uie n que busque otra cosa? Lentejuelas en m i t edio ... Bailes de máscar as ... Asisto a mi
El devaneo contin uo, el análisis ininterrumpido, ¿me die- propia alma deslumbrado ...
ron acaso alguna cosa esencialmente distinta d e 1o que la vida Calidoscopio de fragmentadas secuencias, d e O
me daría? Pompa de l as sensaciones demasiado vividas ... Lechos
Alejándome d e l os h o mbres n o me encontré, ni O reales en castillos desiertos, joyas de princesas muertas , en -

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··~T e·

LEYENDA IMP ERIA L


senadas avistadas desde saeteras de castillos; llegarán sin
duda l os barcos y podrá , para los má s felices , habe r corte- Mi Imaginación es una ciud ad de Oriente. Toda su composi-
jos en los exilios ... Orquestas adormecidas, hilos de O bor- ción de realidad en el espacio tiene una voluptuosidad de su-
dando sedas ... perficie de una alfombra rica y suave. Las turbas que llenan
de colores sus calles se destacan sobre n o sé qué fondo que
es el suyo, como bordados de amarillo o rojo sobre sat enes
de un azul vivísimo. Tod a l a historia anterior de esa ciudad
LAGUNA DE LA PO SESIÓN
vuela en torno a la lámpara de mi sueño como una maripo-
La posesión es ·para mí imaginar u na laguna ab su rda- m uy sa apenas oída en la penumbra del cuarto. Mi fantasía vivió
grande, muy oscura, muy poco profunda. Parece profunda en tiempos entre pompas y recibió de manos de reinas joyas
el agua porque es falsa d e tan sucia. oscuras de antigüedad. Alfombraron íntimas blanduras los
arenales de mi inexistencia y, h álitos de penumbras, las algas
¿La muerte? Pero la muerte está· dentro de la vida. ¿Mue- flotaron sobre la ostensible superficie de mis ríos. Fui por
ro completamente? Nada sé de la vida, ¿Me sobrevivo? Sigo eso pórticos de civilizacion es perdidas, fiebres de arabescos
viviendo. en frisos muertos, ennegrecimientos de eternidad en las es-
¿El sueño ? Pero el sueño está dentro de la vida. ¿Vivim os trías d e las columnas rotas, mástiles apenas en remotos nau -
el sueño? Lo vivimos. ¿Lo soñamos apenas? Morimos. Y la fragios, escalones sólo de tronos derribados, velos que nada
mue rte está dentro de l a vida. velan y parecen velar sombras, fantasmas alzados del.suelo
La vida nos ·persigue como nuestra propia sombra. Y sólo com o humos d e in censarios balanceados. Funesto fue m i rei-
deja d e haber sombra cuando todo es som bra. La vida sólo nos nado y llena de guerras en las fronteras remotas mi paz im-
persigue cuando a ella nos entregamos. perial en mi palacio. Cercano siempre el ruido confuso de
Lo que en el sueño resulta más doloroso es no existir. Real- las fiestas le janas; procesiones siempre para verlas pasar bajo
mente, no se puede soñar. mis ventanas; pero n i peces de oro encarnado en mis pisci-
nas, ni pomos entre el verde inmóvil de mi pomar; ni siquie-
¿Qué sign ifica poseer? Lo ignoramos. ¿Cómo q{üero enton - ra míseras ch ozas donde los otros son felices, el humo de las
ces poder poseer algo? Me diréis que no sabemos qué cosa chimeneas m ás allá d e los árboles adormeció con baladas de
sea la vida, y vivimos . . . ¿Pero vivimos re almente ? ¿Vivir sin simplicidad el misterio congénito d e mi conciencia de mí.
saber lo que es l a vida será vivir ?

..¡~
FÓRMULA DE BIEN SOÑAR
Nada puede comprenderse, ni átomos ni almas. Por eso nada C uidarás primero d e n o r espetar nada, de no creer en na da,
posee nada . D esde la verdad h asta un pañuelo-todo es im- de O en nada. Guardarás, de t u actitud ante lo que no respe-
posible. La propiedad no es un robo: n o es nada. tes, la voluntad de respetar alg una cosa; de tu disgusto ante

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lo que no ames, el deseo doloroso de amar a alguien; de tu dejar de hace r se también mañana. N i siquiera es necesario
desprecio por la vida guardarás la idea d e que debe ser bue- hacer nada , ni mañana ni hoy.
no vivirla y amarla. Y así habrás construido los cimientos del
edificio de tus sueños. -N un ca pienses en lo que vas a hacer. No l o h agas.
Repara bien que la obra que te propones levantar es la más
elevada de todas. Soñar es encontrarnos. Vas a ser el Colón -Vive tu vida. No seas vivido por ella. En la verdad y en el
de tu alma. Vas a buscar sus paisajes. Cuida por ello bien de que error, en el gozo y en el mal estar, sé t u propio ser. Sólo po-
tu rumbo sea el adecuado y n o puedan errar tus instrumentos. drás h acer eso soñando, p orque tu vida real , tu vida humana
El arte de soñar es difícil porque es un arte de pasividad, es aqu ella que no es tuya , sino de los otros. Así, sustituirás la
donde lo que supon e esfuerzo"es la concentración de la fal- vida por el sueño y te preocuparás tan sólo de soñar con per-
ta d e esfuerzo. E l arte de dormir, si existiera, debería ser de fección. En todos tus actos de la vida real, desde el del naci-
forma parecida. . miento h asta el de la muerte, tú no actúas. Eres actuado; no
Repara bien: el arte de soñar no es el arte de orientar los vives; sólo e r es vivido.
sueños. Orientar es actuar. El soñador auténtico se entrega a . Vuélvete , para los demás, una esfinge absurda. Enciérra-
sí mismo, se deja poseer por sí mismo. te, pero sin golpear la puerta, en tu torre de marfil. Y tu to-
Huye de todas las provocaciones materiales. Existe al co- rre de marfil eres tú mismo.
mienzo la tentación de masturbarte. Existen las del alcohol, Y si alguien te dice que esto es falso y absurdo, no le creas.
del opio , d e O. Todo eso es esfuerzo y búsqueda. Para ser un Pero no creas tampoco en l o que yo te digo, porque no d e b e
b u en soñador, tienes que ser sólo soñador. El opio y la m or- creerse en nada.
fina se pueden comprar en las·.farmacias-¿cómo quieres, si
bien lo piensas , poder soñar a través de ellos? La masturba- - Desprécialo todo, pero de manera que el despreciar no te
ción es un a cosa física-¿ cómo quieres tú que O? moleste. No te juzgues superior por d espreciar. E l arte del
Que te sueñes masturbándote, bueno; que soñándote te d esprecio noble está justamente en eso.
veas fumando opio o inyectándote morfina , y te embriagues
con la idea del opio, O de l a morfina de los sueños-no hay -1<

sino que elogiarte por ello: estás e n tu papel áureo de soña-


dor perfecto. Con t odo este soñar, todo en la vida h a rá que sufras más, O
Considérate siempre más tris te y más infeliz d e l o -que eres. Será tu cruz.
Eso no importa. Puede servir ·en cierto modo , p o r pura ilu-
sión, de escaleras para el sueño.
FÓRMULA DE B I EN SOÑAR
EN L OS METAFÍS I COS
>~

Raciocinio , O - todo será fácil y O, porque todo es sueño


-Apl ázalo todo. Nunca debe d e h acerse hoy lo que puede para m í. Me ordeno soñarlo y lo sueño. A veces creo en mí un

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filósofo, que m e elabora c uidadosam ente las filosofía s mien - y siempre como yo quiero, siem pre com o yo lo disfrut o. En
t ras yo, pagan o O, corte jo a s u hij a, cuya al ma soy, a la ven - su eños p u edo vivir las mayores angustias, las mayores tortu -
tana de su c asa. ras, las mayores victorias. P uedo vivir todo eso como si fueran
Me limitan , claro está, mis conocimientos .... No puedo cosas de la vid a : depende apenas de mí poder h acer el sue-
crear un matemático ... Pero me contento con l o que tengo, ño vívido, nítido, r eal. Eso exige estudio y paciencia interior.
que da para combinaciones infinitas y sueños sin cuento. Por Existen varías fo rmas d e soñar. Una es aban don arse a los
lo demás , quién sabe si a fuerza d e soñar n o lograré algo más su eños, sin intentar h acerlos nítidos, dejarse ir en lo vago y
todavía ... Pero n o vale la p ena . Me basta con eso . en el crepúsculo de l as sensacion es. Es algo inferior y cansa,
porque esa forma de soñar es monótona, siempre la misma .
Pulverización d e la personalidad: no sé cuáles son mis ideas , Exist e el sueño nítido y dfrigido, pero ahí el esfuerzo en diri-
ni mis sentimientos, ni mi carácter ... Sí siento una cosa, vaga- gir el sueño traicion a d emasiad o el artificio. E l artista supre-
mente l a siento en l a per sona visu alizada de u na criatura cual- mo, el soñad or como yo , p r ecisa sól o d el esfuerzo de querer
quiera qu e aparece en mí. M e sustituí por mis pmpios sueños. qu e el sueño sea tal, que tenga tales caprichos ... y él se des -
Ca da persona n o es más que el sueño de sí mism~. Yo, ni eso". pliega ante él tal como él d esearía, per o no podría con cebir-
No l eer nunca un libro hast a el final. N i leerlo de corri- lo, se cansaría haciéndolo. Q uiero soñarme rey ... En un acto
do y sin saltos. brusco lo q uier o. Y heme d e pronto rey de un país cualquie-
No supe nun ca lo que sentía. C uando m e h a blaban de tal ra. C u ál, de qué tipo- el sueño me lo dirá ... Porque yo al -
o de cual emoción y la d escribían, siem pre sentí que esta- cancé esta victori a sobre lo que su eño-que mis s ueños me
b an describiendo algo de mi alm a, pero d espués, p ensándo- traen siempre de forma inesperada lo que quiero. Muchas
lo bien, pasé a dudarlo siempre. Lo que siento que soy, nun - veces p er feccionan , al traerla n ítida, la idea cuya vaga orden
ca sé sí lo soy r ealmente, o si apenas creo que lo soy. Soy t ro- habían recibido. Yo soy totalmente incapaz de idear cons -
zos de person a jes de dramas míos. cien temente l as Edad es Medias de diversos espacios y de di -
E l esfuerzo es inútil, pero entretiene. E l r acio cinio es esté- ver sas Tierras que h e vívido en sueños. Me deslumbra el ex -
ril , pero es divertido. A m ar es agobiante , pero quizás sea pre - ceso de imaginació n q u e desconocía en mí y que voy viendo.
ferible a no amar. E l sueño , sin embargo, lo su stituye todo. En Dejo correr los sueños ... Los tengo tan puros que exceden
él se p u e d e contener toda la noción del esfuer zo sin esfuerzo siempre lo que espero de ellos. Son siempre más hermosos d e
real. D entro del sueño puedo entrar en combates sin riesgo lo q u e quería. Per o ~sto sólo el soña dor perfeccionado pue-
d e sentir m ie d o o ser h erid o. P uedo raciocinar, sin p reten- d e esperar conseguirlo. He pasado años buscando soñado-
der llegar a una verdad a l a que m e duela no llegar nunc a; sin ramente esto. Hoy lo consigo sin esfu erzo ...
q u erer r esolver u n probl e1na, que vea [que] no resuelvo nun -
ca; sin que O . Pue do amar sin [que] me rechacen o me trai - La m ejor maner a de empezar a soñar es m ediante libros. Las
cionen o m e aburran . P u edo cambiar de amada y ella seguirá novelas son muy útiles para el principiante. Aprender a en-
siendo l a misma. Y si quiero que m e traicione y que me esqui - tregarse totalmente a la l ectura , a vivir de manera absolu -
ve, puedo h acer que una orden mía h aga que eso acontezca, ta con los per son a jes de una n ovela, es el primer paso. Que

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nuestra familia y sus d esgracias nos parezcan repulsivas e in- talizado el sueño, como antes dije. Si no , el esfuer zo inicial de
sípidas al lado de ellas, esa es la señal del progreso. crear novelas, perturbará la perfecta mentalización del gozo.
Hay que evitar leer novelas literarias d onde la atención
se desvíe hacia la forma de la novela. No siento vergüenza Tercer grado
e n confesar que yo comencé así. Es curioso; pero las nove -
las policíacas, los O eran l as que por una O intuición leía yci. Ya edu cada la imaginación, basta querer, y ella se encargará
N unca pude leer novelas amorosas con detenimiento. Pero de con struir los su eños por sí misma.
es una cuestión personal, por no tener yo h echuras de aman- Ya aquí el cansancio es casi nulo, incluso el mental. Hay
te ni siquiera en sueños. Que cada cual cultive, sin embar- una disolu ción absoluta de la personalidad. Somos mera ce-
go, sus propias tendencias. Recordemos siempre que soñar niza, dotada de alma , sin forma-ni siquiera la del agua, que
es buscarnos . El sensu al deberá escoger, como lecturas, las es la de la vajilla que la contiene.
contrarias a las que yo he escogido. Bien dispuesta esta O, dramas pueden aparecer en no-
Cuando la sensación física llega, puede decirse que el so- sotros, verso a verso, desplegándose ajenos y perfectos. Tal
ñador superó el primer grado del sueño. Esto es, cuando vez no tengamos fuerza para escribirlos-ni eso será preci-
una novela sobre combates, fugas , batallas, n os deja el cuer- so. Podremos crear d e segunda mano-imaginar en nosotros
po realmente molido , las piernas can sadas ... el primer grado un poeta escribiendo , y él escribirá de una manera, otro poe-
está ya asegurado. En el caso del sensual, deberá-sin otra ta quizás escribirá de otra ... Y, por haber apurado extraor-
masturbación más que la mental-ten er un a eyaculación dinariamente esta facultad, puedo escribir de innumerables
c u ando uno de esos momentos aparezca en la novela. maneras, todas originales .
Después procurará traducir eso al terreno mental. La eya-
culación , en el caso del sensual, (que escojo a título de ejem- El más alto grado del sueño es aquel en que, creado un cua-
plo, por ser más violento y oportuno) deberá ser sentida sin dro con personajes, los vivimos todos al mismo tiempo-so-
haberse producido. E l cansan cio será mucho .mayor, pero el mos todas esas almas conjunta e interactivamente. Es increí-
p l acer es absolutamente más intenso. ble el grado de despersonalización y de encenizamiento del
espíritu a que esto conduce y es difícil, lo confieso, huir de
En el tercer grado pasa toda la sensación a ser mental. Au- un general cansancio por todo el ser al hacerlo... ¡Pero el
menta el p lacer y aumenta el cansancio, pero el cuerpo ya triunfo es tan grande!
nada siente, y en vez de los miembros fatigados, la inteligen-
cia; la idea y la emoción son l as que quedan flojas y relaja - Este es el único ascetismo posible. No hay en él fe, ni un Dios.
das ... Llegado aquí, es hora de pasar al g r ado superior del Dios soy yo.
sueño.
MARCHA FÚNEBRE
El segundo grado es el d e elaborar novelas para uno mismo.
Sólo se debe intentar esto cuando se está perfectamente men- ¿Qu é hace cada uno en este mundo que lo perturbe o que lo

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altere? ¿Qué vale cada hombre que vale, que no valga otro . .. la inteligencia, ficción d e l a superficie y del descamino .
hombre? Valen los hombres vulgares los unos por los otros,
los hombres de acción por la fuerza que interpr etan, los hom- La vida de l a materia o es puro sueño, o mero juego atómi-
bres de pensamiento por lo que crean. co que desconoce las conclusiones d e nuestra inteligencia y
Lo que creaste para la humanidad , está a merced d<:l en- los motivos de nuestra emoción. Así, la esencia de l a vida es
friamiento de la Tierra. Lo que diste a tus sucesores , o está una ilu sión, una apariencia, y o hay sólo ser o no-ser, y la ilu-
lle no de ti, y nadie va a entenderlo, o de tu é poca, y las otras sión y la apariencia no siendo ser, tienen que ser no-ser, la
é pocas no lo entenderán, o tendrá algo que decir a todas vida es la muerte.
las épocas y no lo entenderá el abismo final en el que todas las ¡Vano esfuer zo el que construye con los ojos en la ilusión
épocas se precipitan. de no morir! «Poema eterno», decimos nosotros; «palabras
Damos pasos, gestos en la sombra. A nuestras espaldas, el que no morirán nunca» . Pero el enfriamiento material d e la
Misterio nos O tierra se llevará consigo no sólo a los vivos que la pueblan,
Estamos todos muertos, con una duración precisa. Nun- con elo
ca mayor ni menor. A lgunos mue re n nada más morir, .otros
viven un poco, en la memoria de los que los vieroJ.1 y oyeron; Un Homero o un Milton no pueden más que un cometa que
otros quedan en la memoria de la nación que l os· tuvo; algu- choque contra la Tierra.
nos alcanzan la memoria d e la civilización que los poseyó;
unos pocos abarcan, de lado a lado, el lapso contrario de ci-
vilizaciones diferentes ... P ero a todos los rodea el abismo del
MARCHA FÚNEBRE
tiem.po, que finalmente los hace d esaparecer, a t ó dos come el PARA EL REY LUIS II DE BAVIERA
hambre del abismo, O
Lo perenne es un deseo, y lo eterno una ilusión. Hoy, con más r etraso que nunca, vino la Muerte a vender en
mi umbral. Delante de mí, más retrasada que nunca, desple-
Muerte somos y como muerte vivimos. Muertos nacemos, gó las alfombras, las sedas y los damascos de su olvido y de su
muertos vamos pasando; y ya muertos , en la Muérte nos pre - consuelo. Se sonreía de ellos, a modo de elogio, sin importar-
cipitamos. le qu e yo la estuviera viendo. Pero cuando me dio la tentación
d e comprar algo, me dijo que no vendía. No había venido
Todo cuanto vive, vive porque muda; muda porqu e pasa; y, para que yo quisiera lo que me mostraba , sino para que, por
porgue pasa, muere. Todo cuanto vive, perpetuamente se lo que mostraba, la quisie ra a ella. Y, de sus alfombras, me
transforma en otra cosa, constantemente se niega y se hur- dijo que eran las que se disfrutaban en su palacio remoto; de
ta a la vida. su s sedas, que no se vestían otras en su castillo en la sombra;
La vida es pues una pausa, un nexo, un a relación, pero una de sus damascos, que mejores todavía eran los d e los tapices
relación entre lo que pasó y lo que pasará , pausa muerta en- que cubrían los retablos d e su estancia más allá del mundo.
tre la Muerte y la Muerte. El apego natal, que me prendía a mi umbral desvestido ,

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..,._..,.,
· .....

con un gesto suave lo d esató. «Tu hogar-dijo-no tiene lum - cuando no se había nacido con un alma con que ob tener días
bre: ¿para qué quieres tener tú un hogar?». «En tu casa-di- mejores. Me mostró cómo el sueño no puede consolar, por-
jo-no hay pan: ¿d e qué te sirve tu mesa?». «Tu vida-dijo- que la vida duele más al despertarse. Me mostró cóm o el sue-
no tiene quien la acompañe: ¿qué te puede seducir de la ño no puede descansar, porque está habitado por fantasmas,
vida?». sombras de las cosas, rastros de los gestos, embriones muer-
«Yo soy-dijo ella-la lumbre de los hogares apagados, el tos de los deseos, despojos del naufragio de vivir.
pan delas mesas desiertas, la compañera solícita delos solita- Y así diciendo , iba doblando lentamente , demorándose
rios y los incomprendidos. La gloria, que en el mundo falta, rnás que de costumbre, sus alfombras, que a mis ojos tenta-
es pompa en mis negros dominios. En mi imperio el amor n o ban, sus sedas, que mi alma codiciaba, los damascos de sus
can sa porque duela el tenerlo; ni duele porqué t:anse el no ha- retablos, donde ya mis lágrimas caían.
berlo tenido nunca. Mi mano se posa suavemente en los cabe- «¿Por qué has d e intentar ser como los otros, si estás con-
llos de los que piensan, y olvidan; contra mi pecho se apoyan denado a ti? ¿Para qué has de reír, si cuando ríes tu propia
los que en vano esperaron, y por fin consiguen confianza». alegría sincera es falsa, porque nace de tu o lvido d e quién
«El amor, que m e tie n e n - dijo ella-no tiene pasión que e res? ¿Para qué has de llorar, si sientes que de nada te sirve,
pueda consumir; celos que hagan desvariar; olvido que des- y lloras más p o rque las lágrimas no te consuelan que porque
luzca. Amarme es como una noche de verano, cuando los las lágrimas se consuelen?
mendigos duermen al relente, y parecen piedras a la orilla de »Si eres feliz cuando ríes, cuando ríes vencí; si entonces
los caminos. De mis labios mudos n o salen ca.o tos como los eres feliz, por no acordarte de quién eres, ¿cuánto más feliz
d e las sirenas, ni melodías como las de l os árboles y l as fuen - no habrás de ser conmigo, donde ya nunca te acordarás de
tes; pero mi silencio acoge como 'una música imprecisa, y mi nada? Si descansas perfectamente, si acaso duermes sin so-
sosiego acaricia como el torpor de una brisa». ñar, ¿cómo no has de d escansar en mi lecho, donde el sueño
«¿Qué tienes tú-dijo ella-que te ligue a la vida? E l amor nunca .t iene sueños? Si por un momento te elevas , porgue
no te busca, la gloria no va tras de ti, el poder no te sal e al en- ves la Belleza, y t e olvidas de l a Vida o de ti, ¿cuánto no te
cuentro. La casa que here daste, la heredaste ~ya en ruinas. A elevarás en mi palacio, cuya belleza nocturna no sabe de dis -
las tierras que recibiste, la helada les había quemado su~ re - cordancias, ni d e edad, ni de corrupción; en mis salas don de
toños y el sol abrasado sus promesas. N unca viste sino seco ningún viento perturba los reposteros, ningún polvo cubre
el pozo de tu quinta. Se pudrieron, antes de que las vieras , los respaldos, ninguna luz decolora poco a poco los tercio -
las hojas en tus estanques. Las malas hierbas cubrieron los pelos y las estofas, ningún tiempo hace amarillear la blancu-
bulevares y las alamedas por donde tus pies nunca pasaron». ra de los adornos blancos?
«Pero e n mi dominio, donde sólo la noche reina, encon- »¡Ven a mi cariñ o, que no sufre mudanza; a mi amor, que
trarás consuelo, porque no tendrás esperanza; encontrarás n unca seca! Bebe de mi copa, que no se agota nunca, el néc-
olvido, porgu e no tendrás d eseo; encontrarás descanso, por- tar supremo que no marea ni amarga, que no repugna ni em-
gue no tendrás vida». briaga. ¡Contempla, desde la ventana de mi castillo, no la luz
Y me mostró cuán estéril era la esperanza de mejores días de la luna y el mar, que son cosas hermosas y por ello imper-

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·-..ir

fec tas, sino la noche infinita y materna, el esplendor sin fisu- do, o lvidado y. desconocido , reinando entre piedras oscuras
ras del abismo profundo! y terciopelos viejos, en su trono al fin de lo Posible, con su
»En mis brazos olvidarás h asta el camino dol oroso que te corte irreal rodeándol o, sombras, y su milicia fan t ástica guar-
trajo hasta ellos. ¡Contra mi pecho n o volverás a sentir ni si- dándolo , misteriosa y vacía.
quiera el amor que hizo que los buscaras! Siéntate a mi lado,
en mi trono , y ser~s para siempre el emperador indestrona - ¡Traed, pajes; traed, vírgenes; traed, siervos y siervas, lasco -
ble del Misterio y del Graal, coexistirás con l os dio.ses y con pas, las salvas y las g uirnaldas para el festín al que la Muer-
los d estinos e n no ser n ada, en no t ener aquí ni allí, en n o te asiste! Traedlos y presentaos de n egr o, con la cab eza co-
precisar ni de l o que te sobre, ni de lo que t e falte, ni siq uie - ron ada d e mirtos.
ra de lo que te baste. Mandrágora sea lo que traigáis en las copas, O en las sal-
»Seré tu esposa materna , tu hermana gemela encontrad a. vas , y l as guirnaldas sean de viol etas y O, de todas las varie-
Y casadas conmigo todas tus angu stias , tornado a mí todo dades de flores que recuerden la tristeza.
lo que en ti buscabas y no t enías, tú mismo te perderás en Va a cenar el Rey con la Muerte, en su palacio antiguo, a
1ni su stan cia mística, en mi existencia negada , en mi pecho la orilla del lago, entre las montañas, l ejos de l a vida , ajeno
donde las cosas se apacig u an, en mi pecho d onde l as cosas se al mundo.
abisman, en mi pech o d onde los dioses se desvan ecen. Sean de instrumentos extraños, cuyo mero sonid o h aga
llo r ar, las orqu estas que se preparan para la fiesta. V istan los
>'< siervos libreas sobrias, d e colores desconocidos, fastuosos y
simples como los catafalcos de l os héroes.
¡Señor Rey del Desapego y la Renuncia, Emperador de la
Muerte y del Naufragio, su eño vivo e rrando, fastuoso, entre Y ant es d e q u e el festín comien ce, desfile por las al amedas de
las ruin as y los caminos del mundo! los parques magníficos el gran cortejo medieval de púrpuras
¡Señ or Rey de la D esesperanza entre pompas , dueño d o- muertas, el gran ceremonial silencioso en marcha, com o la
loroso de los palacios que no le satisfacen, maestro de los belleza por una pesadilla.
cortejos y d e la ostentación gue no consig u en apagar l a vida! ¡La Muerte es el triunfo de la Vida!
¡Señor Rey alzado de las tumbas , que viniste d e noche y a Por la muerte vivimos, pues sólo somos hoy porgue para
la luz de la lun a a contar tu vida a las vidas, paje de los lirios el ayer morimos. Por l a muerte esperamos, pues sólo pode -
deshojados, heraldo imperial d e l a frialdad d e l os marfiles ! mos creer en el mañana por nuestra confianza en la muerte d e
¡Señor Rey.Pastor de las Vigilias, caballero andante d e las hoy. Por l a Muerte vivimos cu ando soñamos, porque soñar es
Angu stias, sin gloria y sin dama a l a luz de la luna d e los ca- n egar la vida. ¡Por la muerte morimos cuando vivimos, por-
minos, señor en las florestas , en los acantilados, perfil mudo g ue vivir es negar l a eternidad! La Muerte nos guía, la muer-
de visera caída, atravesando valles, incomprendido en las al- te nos busca , l a muerte n os acompaña . Todo lo gue tenemos
deas, burlado e n las villas, despreciado en las ciudades ! es mue r te, t o do lo que quer emos es muerte, es muerte todo
Señor Rey g u e la Muerte consagró para Sí, pálido y absur- lo que d eseamos querer.

50 4 505
-.oir-

Una brisa d e atención recorre las a las. sonalidad por los otros. Todo inte rés ajeno por nuestra perso-
Y él a punto de llegar, con la muerte que nadie ve y la O nalidad es una inde lica deza grave. Lo que libra al saludo vul -
que no llega nunca. gar - ¿ cómo está ? -d e ser una indisculp able grosería es q u e
¡He raldos , tocad! ¡Atención! por lo g en eral es absolutam e nte hueco e insince ro.

Tu amor por las cosas soñadas era tu des precio por las co - -Amar es can sarse de estar solo: es pues una cobardía y una
sas vividas . · traició n a nosotros m ism os . (Importa soberan a m e nte q u e no
amemos).
¡Rey -Virge n qu e despreciaste el amor,
Rey-Sombra que desdeñaste l~ luz, -Dar buen os consejos es n o respetar la facultad de errar q u e
Rey-Sueño que no quisiste la :i-ida ! Dios dio a l os otros . Y, además, los actos ajenos deben tener
l a ventaja de n o ser tam bién nuestros . Apenas es comprensi-
¡Entre el estrépito sordo d e címbalos y atabales, la Sombra ble que se pida n . con sejos a los otros-para saber bien , al ac-
t e aclama como Emperador! tuar al contrario, que somos absol utamente nosotros , com-
. . . y al fondo la Muerte como todo el Cielo. ple tam e n te en desacue rdo con la Otredad .

-La única ventaja d e estudiar es gozar po r todo l o que los


otros no dij e r on.
MÁXIMAS
-Tener opiniones definidas y seg uras , instintos , pasiones - El arte es un aisl amiento. Todo artist a debe buscar a islar a
y carácte r fijo y conocido-todo eso llega al horror de con- los otros, llevarles a las almas el deseo d e estar solos . E l triun-
vertir nuestra alma en un acontecimiento , de materializarla fo supremo d e un artista es cuando al l e er sus obras el lector
y hace rla exterior. Vivir en un d?lce y fluido estado de d es- prefiere tenerlas y no leerlas. No es porque esto suceda a los
c onocimie nto de las cosas y de uno mismo es e l único modo consagrados; es porque es el mayor t ributo O
de vida que a un sabio conviene y entusiasma.
- Ser l úcido es estar indispu esto consig o mismo. E l legítimo
-Saber interponerse constantemen te entre uno mismo y las estado d e espíritu respecto a mirar para d e ntro de u no mis-
cos as es el más alto grado de sab'iduría y d e prudencia. mo es el estado O d e quien observa nervios e indecisiones.

-Nuestra personalidad debe ser incorruptible, hasta p o r -La única actitud intelectual digna de una criatura s upe-
nosotros mismos: de ahí nuestro deber de soñar siempre y rior es l a de una tranquila y fría compasión por todo cuanto
de incluirnos en nue stros sueños para que no nos sea posible n o le es p ropio. No porqu e esa actitud tenga la más mínima
tener opiniones acerca de nosotros mismos . señal de ser jus ta y verdadera; sino porque es tan envidia ble
Y, especialmente, debe mos evitar la invasión d e nuestra per- que es p reciso tenerla.

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:~

MILÍMETROS
n úsc ulas que, como n o se. m ueven , res ultan perfec tamente
(sensaciones de cosas mínimas) transl úcidas para él , d e tenién d ose para d ejarlo p asar. Es más
d ifícil tener el sen timie nto del misterio contemplando una
Com o el presente es antiquísim o, porque todo cuando exis- batalla-y sin embargo, pensar en lo absurdo de q u e haya
tió fu e presente, ten go para las cosas , porque pertenecen al gente, y socied ades y comba tes entre ellas es de lo que mejor
presente, mimos de anticuario , y, antes, f urias d e coleccio - puede desplegar dentro de nuestro pensamiento la bandera
nista para quie n m e saca de n:iis errores sobre las cosas con de la conquista del misterio-que ante l a contemplación de
plausibles, e incluso verdaderas explicaciones científicas y una pequeña piedra parada en un camino, que, por no pro-
fund am entadas. vocar idea alg una más allá de la de su propi a existen cia, nin-
L as diversas posiciones que una mariposa en vuelo va ocu- gun a otra idea puede provocar, si seguimos pensando, que,
pando su cesivamente en el espacio son a mis oj'os maravilla - inmediatamente después, la de su misteri o de existir.
dos varias cosas que que dan en el espacio de manera visible. ¡Benditos sean los instantes, y los milímetros, y las som-
Mis reminiscencias son tan vívidas que O bras de las pequeñas cosas, todavía más humildes que ellas!
Pero l as sensacion es mínimas, y de cosas pequ eñísimas, Los in stantes, O . Los milímetros-qué impresión d e asom -
son l as que vivo inten samen t e. Esto d e b e pasarme p o r m i b ro y de osadía me causa su existencia muy próximos entre
amor a lo fú til. Puede que sea por mi escrúpulo e n el deta- sí de lado a lado de una cinta métrica. A veces sufro y gozo
lle. Pero c r eo m ás bien-no l o sé, y estas son las cosas que con estas cosas. Sie nto un o r gullo tosco en ello .
no analizo nunca-qu e es porque lo mínimo, por no tener Soy una placa fotográfica múltiplemente impresionable.
e n a b soluto importancia ninguna social o política , tiene, Todos los detalles se me graban sin proporción formando
por l a simple a u sencia de ello, una ind epende ncia ab soluta parte de un tod o. Sólo me ocupo de mí mismo El mundo ex-
d e asociacio n es su yas con l a realidad. Lo mínimo me sabe terior es para mí, de n-ianer a evide nte, sensación. N un ca me
a irreal. Lo inútil es h e rmoso porqu e es menos real que lo o lvido de que siento .
útil , que se continúa y se prolonga, al paso que lo maravi -
Il oso fútil , l o gl orioso infinitesimal queda donde está, n o
pasa de ser lo que es, vive libre e independie nte. Lo inútil y
EN LA FLORESTA DE LA ENAJENAC I ÓN
l o fútil a b ren e n nuestra vida r eal pausas d e estética humil-
de. ¡Cuántos su eños y amorosas d elicias n o m e provoca en Sé q u e d esperté y que todavía duermo. M i c u e r po ant igu o,
e l alma la m e r a existencia insignificante de un alfiler pren- molid o d e mi vivir, m e dice que es muy temprano todavía ...
dido en un a cinta! ¡Triste d e aquel que ig n ora l a importan - Me sie n to febril desde muy le jos . . . Siento sobr e mí mi pe-
cia que eso tiene! sar, no sé por qué ...
Después, e ntre las sen sacio n es que más pen etrante m e nte E n un torpor lúci do, pesadamente incorpóreo, me p arali-
duelen h asta h acer se agradables el d esasosiego del misterio zo , entr e sueño y vigilia, en un sueño qu e es una som b r a del
es una de las m ás complejas y exten sas. Y el misterio nunca es soñar. M i aten ción flota entre dos mundos y ve ciegamente la
tan transparente como en la contemplación de l as cosas m i- profundidad de un mar y la profundidad de un cielo; y estas

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·~

profundidades se interpenetran, se m ezclan , y yo no sé dón- es l a visi ón nítida y oscura d e la alcoba donde soy e l que hoy
d e estoy ni l o que s u eño. soy, de estos vagos m uebles y reposteros y de s u torpo r noc-
Un viento de sombras aventa cenizas de propósitos muer- turno. Después ese vien to pasa y vuelve a ser por completo
tos sobre lo que soy despierto. Cae de un firmam ento d esco- sól o él mismo el paisaje de aquel otro mundo . ..
nocido una llovizna tibia de te dio. Un a g ran angustia in e rte Otras veces este c u arto estrecho es apenas una ceniza de
me estruja e l alma por dentro, e, incierta, m e altera como l a b r uma en el h orizonte de esa tierra diversa ... Y hay m omen-
brisa a los p erfiles de las copas de los árbol es. . - tos en que el suelo que allí pisamos es esta alcoba visible ...
E n l a alcoba m órbida y tibia el anuncio de 1a mañana allá Sueño y me p ierdo, doble de ser yo y esa mujer ... Un gran
afuera es apenas un h á lito de penumbra. Todo yo soy confu - cansan c io es un fuego negro que me consume ... Una g r an an -
sión quieta ... ¿Para qué tiene que rayar el día?-... Me c uesta sía pasiva es l a vida fals a que me constriñe ...
saber que rayará, como si fuera un esfuerzo mío el que hu- ¡Oh , felicidad descolorida! ... ¡Lo eterno está en el b ifur-
biera d e h acerl o aparecer. carse d e camin os! . .. Yo sueño y por d etrás de mi atención
Con una lentitud confusa voy calmándome . Me parali- alguien su eña conmigo ... Y tal vez yo no sea s ino un sueño
zo. Floto en el aire en due rmevela , y otra especie de r eali - de ese Algu ien que no existe ...
dad aparece, y yo en medio de e lla, no sé d esde qué dónde ¡Allá afuera el aviso de la mañana tan rem o ta ! ¡la floresta
que n o es ·est e . .. tan aquí ant e otr os ojos míos!
Aparece pero n o apaga esta realidad, la de mi alcoba tibia, Y yo, que lejos de ese paisaje casi o lvid o, es al ten erl o cuan-
esa otra de una floresta extraña. Coexis ten en mi atención es- do ten go saudades de él , y a l recorrerlo cuand o lo lloro y a
posada las dos realidades, como dos humos que se mez clan . él aspiro ...
¡Qué nítido en él mismo y en otro este trémulo paisaje ¡Los árboles! ¡Las flo r es! ¡el fro ndoso desaparece r de los

transparente! .. . caminos .1 ...
¿Y quién es esta mujer a quie n conmigo viste d e obser vada Paseábamos a veces, del brazo, bajo los cedros y las orquí-
esa floresta ajena? ¿P ara qué quiero un momento para pre - deas y ninguno de nosotros pensaba en viv ir. N ues tra carne
g untármelo ? ... Yo ni siquiera sé querer saberlo .. . era para nosotro s un perfume vago y n uestra vida un eco del
La alcoba vaga es un vidrio oscuro a través del cual, cons- murmullo de l a fuente. Nos dábam os las manos y nuestras
c iente d e él , veo ese paisaje ... Y ese paisaje lo conozco hace miradas s e p r eguntaban qué sería ser sensual y querer reali -
tiempo, y h ace tie m po que con esa muje r que de~conozco voy zar en la carn e la ilusi ón d el amor .. .
e rrante, otra realidad, a través de la irrealidad de ella . Sie nto E n n uestro jardín había flores de todas las bellezas ... - ro-
e n mí s iglos d e conocer aquellos árbol es y aquellas flores y sas de contornos enrolla d os, lirios de un blanco girando al
aquellos caminos con su s desvíos y aquel mi ser que por allí amarillo, amapolas que quedarían ocultas si su col or berme-
vaga, antiguo y ostensibl e a mi mirada, que el saber que es- jo no delatara su presencia, algunas vio l e tas en l os bordes
toy en esta alcoba viste de penumbras de visión ... hinchados de l os canteros, miosotas mínimas, camelias es-
De vez en cuando e n l a flo r esta donde de l ejos me veo y t ériles de perfume ... Y, pasmad os por e n cima de las hierbas
siento, un viento lento barre un poco de humo, y ese humo altas, ojos, l os girasoles aislados nos observaban fijamente.

51 o 5ll
~

Nosotros n os rozábamos el alma entera vista a través del cielo; el caer de las hoj as, acompasado e inútil, jirones d e ena-
visible frescor d e los musgos y teníamos, al pasar por l as pal- jenación, d on de el paisaje se v uelve por completo hacia nues -
meras , la in tuición sutil de otras tierras ... y nos subía el llan - tros oídos y se entristece d entro de nosotros como una patria
to hasta el r ecu erdo , porque ni aquí, siendo felices lo éra- recordada- todo esto , como un cinto desatándose, nos ceñía
n1os ... de una manera incierta.
Encinas cargadas de siglos nudosos nos hacían tropezar Vivimos allí un tiempo que no sabía transcurrir, un espa-
con los tentáculos muertos de sus raíces ... Se afirmaban los cio para el que no podía imaginarse forma d e medirlo. Un
plátanos ... Y a l o lejos, entre árbol y árbol próximos, pen- transcurrir fue ra del Tiempo, una extensión que desconocía
dían en el silencio de las parras los gajos negreando de las los hábitos d e la realidad en el espacio." ¡Qué horas, com -
uvas ... pañera inútil d e mi tedio, qué horas de desasosiego feliz se
Nuestro sueño d e vivir iba delante de nosotros , alado, y fingieron nuestras allí ! . . . Horas d e cenizas d e espíritu, días
teníamos para él una sonrisa igual y ajena, combinada en las de saudad e espacial, siglos interiores de paisaje exterior .. .
almas, sin mirarnos, sin saber el uno del otro salvo l a presen- Y nosotros nos preguntábamos para qué todo aquello, por-
cia apoyada de un brazo contra la atención entregada d el otro que gozábamos sabiendo que todo aquello no era para nada.
brazo -que lo sentía. Nosotros sabíamos allí, por una intuición que por cierto
Nuestra vida n o tenía adentros. Estábamos ~fuera y é ra - no teníamos, que este dolorido mundo dond e seríamos dos ,
mos otros. Nos d esconocíamos, como si hubiéramos apa- de existir, existiría más allá d e l a línea extrema donde las
recido a nuestras almas después d e un viaje a ~ravés de los montañas son hálitos de formas , y más allá de esa línea nada
sueños... ·' había. Y era por la contradicción de saber esto por lo que
Nos habíamos olvidado del tiempo, y el espacio inmenso nuestra h ora d e allí era oscura como una caverna en tierra de
se nos había empe queñecido en l a atención. Fue ra de aque- supersticiosos, y nuestro sentirla e ra extraño como un perfil
llos árboles próximos , de aquellas parras apartadas, de de la ciudad morisca contra un cielo de crepúsculo otoñal. ..
aquellos montes cerrando el horizonte, ¿habría alguna cosa O rlas d e mares desconocidos iban a d ar, en el h orizonte
real, merecedora de l a mirada abierta que se res'~rva a las co- d e oírlos, a playas que nunca podríamos ver, y nos hacía feli-
sas que existen?... ·'. ces escuchar, h asta verlo e n nosotros, ese mar donde sin duda
En la clepsidra d e nuestra imperfección go~as r egulares navegaban carabelas con otros fines al surcarlo que no los fi -
de sueño marcaban horas írreales ... Nada vale la p ena, amor nes útiles y dirigidos de la Tierra.
mío lejano, salvo el ver cuán suave es el saber que nad a vale Re pará bamos de pronto , como quien repara que vive, que
l a pena ... el aire estab a lleno de cantos de ave, y que, como perfumes
El movimiento estático d e los árboles; el sosiego inquie- antiguos en satenes , la marejada restregada d e las hojas es-
to de las fu entes; el hálito indefinible del ritmo íntimo de las taba más entrañada en nosotros que nuestra conciencia d e
savias; el atardecer lent o d e las cosas, que parece venirles de oírla.
dentro a darse d e manos en concordancia espiritual con el Y así el murmullo d e las aves, el susurro d e los árboles y el
entristecer lejano y próximo del alma, d el alto silencio del fondo monótono y olvidado del mar eterno ponían a nues-

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~

tra vida abandonada una aureola d e no conocerla. Dormi- D esen gañémonos, amor mío , d e la vida y su s modos. Hu-
mos allí despiertos durante días , contentos de no ser nada, yamos de ser n osotros ... No saque mos del d e d o el anillo m á -
de no tener deseos ni esperan zas, de habernos olvidado del gico que llama, al moverlo, a las h adas del silencio y a los el-
color de los amores y del sabor d e los odios. Nos creíamos fos de la sombra y a los gnomos d el olvido ...
inmortales ... Y mira por donde, al ir a soñar en hablar d e ella, surge
Allí vivimos h oras le ntas con un dife re nte modo d e sentir- ante nosotros o tra vez la frond osa floresta , pero m ás pertur-
las, horas de una imperfección vacía y por ello t~n perfectas, bada por nuestra p e rturbación y más triste por nuestra tris -
tan diagonales a l a certeza r ectángula d e la vida::. Horas im - teza. Huye d e frente a ella, como una niebla que se deshi -
p e riales d epu estas, horas vestidas d e púrpura gastada, horas lacha , nuestra idea del mundo real, y yo me pien so otra vez
caídas e n ese mundo d e otro mundo más lleno d él 'Orgullo de en mi sueño errante que encuadra esa floresta mis teriosa ...
poseer más d esm anteladas ang u stias ... ¡Las flores, ah , las flores que allí viví! Flores que la vis -
Y nos dolía gozar de todo aq u ello, nos dolía ... Porgue, a ta , conocié ndolas, traducía a sus nombres, y cuyo p e rfume
pesar d e lo que t e nía de tranquilo exilio , todo ese paisaje nos el alma recogía, no d e ellas mismas sino de l a melodía de sus
sabía a que p e rte necíamos a est e mundo, todo él esta ba hú - nombres .. . Flores cuyos nombres eran, repetidos consecuti-
m edo de la pompa d e un vago tedio , triste y 1.mo rm e y per- vamente, orquestas de perfum es sonoros .. . Árboles cuya vo-
ve rso como la decadencia de un imperio ignoto·... luptuosidad verde ponía sombra y frescor en el modo della-
En las cortinas de nuestra alcoba la mañana es una som- marlos ... Frutos c u yo nombre era un clavar d e dientes en el
bra d e luz. Mis labios, que yo sé que están pálidos, sab e n el alma d e su pulpa ... Sombras que e ran reliquias d e pasados
uno al otro a n o querer tene r vida. felices .. . C l aros, claros luminosos que eran sonrisas más fran -
E l aire de nuestro c u arto n e utro es p esado como un repos- cas del paisaje que anunciaba el bostezo . .. ¡Horas multico -
tero. Nuestra a ten ción soñolienta al misterio de todo es to es lores! .. ¡Instantes-flores, minutos-árboles , tiempo estancado
blanda como una cola de vestido arrastrada en un cer e mo - en espacio, tie mpo muerto d e espacio y cubie rto d e flores, y
nial crepuscular. del perfume d e flores, y del p erfum e de nombres de flores! ...
Ningún ansia nues tra tiene razón d e ser. N~estra atención ¡Locura d e su eño e n aquel silencio aje no! ...
es un ab surdo con sentido por nuestra ine rcia alada. Nuest ra vida era toda la vida ... Nuestro a mor era el perfu-
No sé qué ó leos d e penumbra ungen nuestra.idea del p ro- m e del amor ... Vivíamos horas imposibles, lle n as d e ser no -
pio c uerpo. E l cansancio que sen timos es l a sombra d e un sotros ... Y esto porque sabíamos , con toda la carne d e nues -
cansan cio. Nos viene d e muy le jos, como nuestra idea d e que tra carn e, que n o éramos una re alidad ...
nuestra vida existe . .. Éramos impe rsonales, -huecos d e nosotros mismos , una
Ning uno d e nosotros tiene n o mbre o existencia plausi - co sa diferente cualquiera . .. É r am os aquel paisaje difumina -
ble . Si pudiéramos ser ruidosos hasta el punto d e imaginar- do e n con cie ncia d e sí mismo ... Y así com o él e ra dos -el d e
nos r ie ndo , reiríamos sin duda d e juzgarnos vivos . E l frescor la realidad que era, y su ilusió n - así éramos n osotros oscu-
caliente de la sábana nos acaricia (lo mismo a ti que a mí, sin ramente d os, no sabiendo muy bien nin g uno d e los dos si el
duda ) los pies que se sie nten , el uno al o tro , d esnudos. otro no ·sería él mismo, si el oscuro otro viviría ...

514 515
~

Cuando emergíamos de repente ante el estancarse de los La mañana rompió , como una caída, desde las cimas pá-
lagos nos sentíamos q u e riendo sollozar ... Allí aquel paisaje lidas de la Hora ...
tenía los ojos arrasados en llanto, ojos parados, llenos del te- Acabaron de arder, amor mío, en el hogar de nuestra vida,
dio infinito de existir ... L lenos, sí, del tedio de existir, d e los troncos d e nuestros su eños . . .
tene r que ser alguna cosa, realidad o ilu sión-y ese tedio t e- Desengañémonos de l a esperan za, porque traiciona en el
nía su patria y su voz ~n la mudez y en el exilio de los lagos . .. amor, porque cansa en l a vida, porqu e harta sin llegar a sa-
Y nosotros, caminando siempre y sin saberlo o quererlo, pa- ciar, porgue tr~e más de lo que se quiere y menos de lo que
recía así y todo que nos demorábamos a la orilla de aquellos se espera.
l agos, era tanto lo que de nosotros se quedaba y vivía con Desengañémonos , oh, Velada, de nuestro propio t edio ,
ellos simbolizado y absorto ... porgue envejece de sí mismo y no se atreve a 5er toda la an-
¡Y qué fresco y feliz horror el de que no hubiera allí na- g ustia que es.
die! Ni nosotros , que por allí íbamos , estábamos allí. .. Por- No lloremos, no odiemos, no deseemos ...
que nosotros no éramos nadie. N i siquiera éramos cosa al ~ C ubramos , oh Sile n ciosa, con una sábana d e fino lino el
guna ... No teníamos vi da que la Muerte precisara de matar. perfil rígido y muerto de nuestra Imperfección ...
Éramos tan tenues y tan bajos que el viento .de n u estro trans-
currir nos dejaba inútiles y el instante pasaba por nosotros
acariciándonos como una brisa sobre la palmera.
NUESTRA SEÑORA DEL SI LENCIO
No teníamos época ni propósito. Toda la finalidad de las
cosas y de los seres se nos había quedado a la puerta de aqu el A veces , cuando, abatido y humild e, la propia fuerza d e so-
paraíso de ausencia. Se había inmovilizado, para sentirnos ñar se me deshoja y se me seca, y mi único sueño sólo puede
sintiéndol a, el alma rugosa de los troncos, el alma extendi- ser el pensar en mis sueños , los hojeo como a un libro que se
da d e l as hojas, el alma núbil de las flores, el alma curvada hojea y se vuelve a hojear sin leer más que palabras inevita-
de los frutos ... bles. Es enton ces cuando me interrogo sobre quién eres tú,
Y así fuim os muriendo nuestra vida, tan atentos a morir- .figura que atraviesas todas mis visiones demoradas de paisa-
la por separado que no reparamos que éramos uno sólo , que jes distintos, de interiores antiguos y de ceremonias fastuosas
cada uno de nosotros era una ilusión del otro, y que cada uno , de silencio. En todos mis sueños o apareces, sueño, o, r eali-
dentro de sí, era sól o el eco de su propio ser ... da·d falsa, me acompañas. Visito contigo regiones que tal vez
Zumba una mosca, incierta y mínima . . . son sueños tuyos, tierras que tal vez son cuerpos tuyos de au-
Rayan en mi intención vagos ruidos, nítidos y disper sos, sencia y deshumanización, tu cuerpo esencial con sus formas
que llenan del ser ya día mi conciencia d e nuestro cuarto .. . desdibujadas en planicie tranquila y en monte de perfil frío
¿Nuestro cuarto? ¿Nuestro de qué dos , si yo estoy solo? No en jardín d e palacio o culto. Tal ve~ yo no tenga otro sueño
lo sé. Todo se funde y queda , huyendo , una realidad -bruma sino tú, tal vez sea en tus ojos, recostando mi cara sobre la
en l a que mi ince.r teza zozobra y m i comprenderme, arrulla- tuya, donde yo podré leer esos pais ajes imposibles , esos te-
do de opios, adormece .. . dios falsos, esos sentimientos que habitan la sombra de mis

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..........,.-

cansancios y l as grutas de mis desasosiegos. ¿Quién sab e si Lirio mutilado en l a tarde, Cofre de rosas marchitas, Silen-
l os paisajes de mis sueños no son mi manera d e no soñarte? cio entre oración y oración-llénam e de asco de vivir, de odio
Yo no sé quién eres, pero ¿sé acaso con certeza lo que soy? de ser un p lural son, de desprecio por m i juventud.
¿Sé yo lo que es soñar para que sepa a qué equivale llamarte
yo m i sueño? ¿Sé acaso yo si no eres un a parte, quien sabe si Hazme inútil y estéril , oh, Acogedora de todos l os sueños va -
l a parte esencial y real, de mí mismo? ¿Y sé acaso si n o soy gos; h azme puro sin razón para serlo, falso sin amor a serlo,
yo el su eño y tú l a realidad, yo un su eño tuyo y no tú un su e- oh, Agua Corriente de l as Tristezas V ividas; que mi boca
ño soña d o por mí? sea un paisaje de h ielos, mis ojos dos lagos muertos, mis ges-
¿Qu é tipo de vida tienes? ¿Qué modo de ver es e ste modo tos un d esh ojarse lento de árboles viejos-¡ o h, Letanía de
de verte ? ¿Tu perfil ? Nunca es el m ismo, pero no cambia Desasosiegos, oh, Misa-Vio leta d e Can sancios, o h , Corola,
nunca. Y digo esto p orqu e lo sé, aunque no sepa que lo sé. oh, Fluido, oh, Ascensión ! ...
¿Tu c u erpo? D esnudo es lo mismo qu e vestido, sentado se
mantiene en l a misma actitud que cuando está acostado o de ¡Qué pena tener que rezarte como a una mujer, y no qu ererte
pie. ¿Qu é significa esto, que nada significa? O como a un hombre, y no p oderte alzar hasta los ojos des -
de m i su eño com o Aurora-al-revés del sexo irreal d e l os án -
"'.'( geles q u e nunca entraron en el cielo!

Mi vida es tan triste, y yo no pienso ni llorarla siquiera; mis >'<


h oras son falsas, y ni siq uiera su eño el gesto de dividirlas.
Te rezo a t i mi am or porque mi amor es ya una oración; pero
¿Cómo no soñar? ¿Cómo no soñarte? Señora de las H oras ni te concibo como amad a, ni te alzo ante mí como a una
que pasan, Madonna d e l as aguas estancadas y de las algas santa.
muert as, D iosa Tutelar de los desiertos a biertos y de los pai -
sajes negros de rocas estériles- 'líbram e de mi juventud. Q u e tu s actos sean l a estatu a de la renuncia, tus gestos el
Consol adora de l os sin con suelo, Lágrima d e los que nun- ped estal de l a indiferencia, tus pal abras las vidrier as de la
ca lloran, H ora que nun ca suen a -líbrame de la al egría y de negación.
l a felicidad. ~'
Opio d e todos los silencios, Lira para no ser tañida, Vi-
driera d e distan cia y d e abandono- h az que yo sea o diado Esplend.or de l a nada, nombre del abismo, sosiego d el Más
por los h ombres y escarnecido por las mujeres . Allá ...
Címbalo de Ext remaunción , Caricia sin gesto, Paloma Virgen eterna antes de los dioses y de l os padres de los dio-
mue rta a la sombra, Óleo d e horas p asadas soñando- líbra- ses y d e l os padr es de los padres de los dioses, infecunda d e
m e d e l a religión , porque es suave; y del d escreimiento, por- t odos los mundos, est éril de t odas l as almas ...
que es fu erte. . A ti son ofrecidos los días y los seres; los astros son votos

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~

en tu templo, y el cansancio de los dioses regresa a tu regazo repugnantemente expelido al mundo? Qué asco de nos o -
como el ave al nido qu e ignora cómo construyó. tros mismos no atormenta la idea del origen c arnal de nues-
tra alma-de aquel inquieto O corpóreo de donde nuestra
¡Que del auge de la angustia pueda avistarse el día , y, si nin - carne nace y, por h e rmo sa que sea, se afea en el origen y se
gún día se avista, que sea ese el día que se aviste! nos irrita p o r aquella nata.
Los idealistas falsos d e la vida real hacen versos a la Es-
Resplandece, ausencia de sol ; brilla, luz de ltina apagándo- posa, se arrodillan ante la idea de Madre. Su ideali smo es un
se ... traje que cubre, n o es un sueño que cree.
Pura , sólo tú , Señora d e los Sueños, que yo puedo con -
Sólo tú, sol que no bríllas, alumbras las· cavernas, porque las cebir como amante sin concebir mác ula en e llo porque eres
cavernas son tus hijas. Sólo tú, luna que no hay, das O a las irreal. A ti p u edo concebirte como madre , adorándote, por-
grutas, porque las grutas O gue nunca t e man c haste ni del horror de ser fecunda ni del
horror de parir.
"'/; ¿Cómo no adorarte, si sólo t ú eres adorabl e ? ¿Cóm o no
amarte, si sólo tú eres digna d e amor?
Tú eres del sexo de las formas soñadas, del sexo nulo de las ¿ Quién sab e si al soñarte no t e estoy creando , real en otra
figuras O . Unas vece s mero perfil, otras mera actitud , otras realidad; si no serás mía allí, en otro mundo puro , donde sin
apenas gesto l en to-eres momentos, actitudes, que en mí se cuerpo táctil nos amemos , con otra forma de abrazos y otras
espiritualizan. actitudes esenciales de posesión ? ¿Quié n sabe incluso si n o
Ninguna fascinación del sexo se subentiende en mi soñar- existías ya y yo no te creé sino que te v i ap enas, con otra vi -
te, bajo tu vago vestido d e madonna de los silencios interio- sión, interior y p ura , en otro mundo p e r fecto ? ¿Quién sabe
res. Tus senos no son de los que se pueden pel)sar en ser be - inclu so si mi soñarte n o fue el encontrarte simplemente , si
sados. Tu c u erpo es todo é l carne-alma , pero _no es alma, es mi amarte no fue e l pensar en ti, si mi desprecio por la carne
cuerpo. La materia d e tu carne no es espíritu, pero e;> espiri- y mi asco por e l amor no fueron el ansia oscura con que, ig -
tual. Eres la mujer anterior a la Caída, escultura todavía de norándote, te esp eraba, y la vaga aspiración con que, desco-
aquel barro que O paraíso. nociéndote, te qu e ría?
Mi horror a las mujeres reales con sexo es .el camino por Ya ni sé [si] te amé y a en un vago dónde cuya saudad e este
donde fui a tu encuentro. Las de la tierra, que para ser O tie- mi tedio perenne tal vez sea. Tal vez sea una saudade mía,
nen que soport ar el peso movedizo de un hombre-¿ quién cuerpo de ausencia, p r esencia d e Distancia , hemb ra tal vez
las podría amar, sin que se l e deshoje el amor en la v isión pre- por razones distint as a las de serlo .
v ia del placer que e l sexo proporciona [ ... ] ? ¿Quién puede Puedo pensarte virgen y también madre porque no eres de
respetar a la Esposa sin tener que pensar que es una mujer este mundo. El niño que tienes en l os brazos nunca fu e más
en una posición distinta de la cópula? ¿Quién no se enoja de pequeño para que n o hubieras de ensuciarlo teniéndolo en tu
tener una madre por hab er sido tan vulvar en su origen, tan vientre. ¿Si n unca fuiste distinta de la que eres, cómo enton-

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...,..

ces no ser virgen? Puedo amarte y también adorarte porque dad, ni siguiera una r ealidad sólo tuya. Hablando con pro -
mi amor no te posee y mi adoración no te rechaza. piedad, no te veo, ni siquiera te siento. Eres como un senti-
Sé el Día Eterno y que mis ocasos sean rayos de tu sol po- miento que fuera su propio objeto y perten eciera por entero
seídos en ti. a lo más íntimo de sí mismo. Sigues siendo el paisaje que yo
Sé e l Crepúsculo Invisible y que mis ansias y desasosie- estuve casi a punto de poder ver, la orla del vestido que por
gos sean las tintas de tu indecisión y las sombtas de tu incer- poco yo no pude ver, perdida en un etern o Ahora más allá
tidumbre. de la curva del camino. Tu perfil es no ser nada, y el contor-
Sé la Noche Total, hazte Noche Única y que todo yo me n o de tu cuerpo irreal desata en perlas separadas e l collar de
pierda y me olvide de mí dentro de ti, y que rpis sueños b ri- la idea de contorno . Ya pasaste, y ya fuiste y ya te amé-sen-
llen, estrellas, en tu cuerpo de distancia y neg~ción ... tirte presente es sentir todo esto.
Sea yo los pliegues de tu manto, las joyas d e _tu tiara, el oro Ocupas la pausa de mis pensamientos y los intersticios de
ástreo de los anillos de tus dedos. mis sensaciones . Por eso ni te pienso ni te siento, pero n1is
Si ceniza en tu hogar, ¿qué importa que sea polvo? Si ven- pensamientos son ojivales de sentirte, y mis sentimi entos gó -
tana en tu cuarto, ¿qué importa que sea espacio? Si hora O ticos de evocarte.
en tu clepsidra, ¿qué importa que yo pase, si p9r ser tú he de Luna de memorias perdidas sobre e l negro paisaje, níti-
permanece r, que yo muera si por ser tuyo no he d e morir nun - da de vacío, de mi imperfección comprendiéndose. Mi ser te
ca, que t e pierda si perderte significa encontr~rte ? siente vagamente, como si fuera un cinto tuyo que estuviera
Realizadora de los absurdos, Seguidora de frases sin sintiéndote. Me inclino sobre tu rostro blanco en las aguas
nexo. Que tu silencio me arrulle, que tu O me adormezca, nocturnas de mi desasosiego, pero nunca sabré si eres luna
que tu mero-ser me acaricie y Jne mime y me conforte, oh, en mi cielo para que lo causes, o extraña luna submarína para
heráldica del Más Allá, oh, imperial de Ausencia, Virgen- que, no sé cómo, lo finjas.
Madre d e todos los silencios, Hogar de las almas que tien en ¡Quién pudiera crear la Nueva Mirada con la que verte,
frío , Ángel de la Guarda de los abandonados, Paisaje huma - los Nuevos Pensamientos y Sentimientos que hubieran de
no-irreal de triste-y eterna Perfección. poderte sentir y pensar!
Al querer rozar tu manto mis expresiones se can s an del es -
... fuerzo extendido de los gestos de mis manos , y un car:i.sancio
rígido y doloroso se hiela en mis palabras. Por eso, se c ier-
Tú no eres mujer. Ni siquiera dentro de mí evocas nada que ne un vuelo de ave que parece aproximarse y nunca llega, en
pueda yo sentir COJno algo femenino. Es cuando hablo de ti torno a lo que yo querría decir de ti, pero la materia de m is
cuando mis palabras te llaman hembra, y las expresiones te frases no sabe imitar la sustancia o el sonido de tus pasos , o
perfilan como mujer. Porgue tengo que hablarte con ternura del rastro de tus miradas, o del color triste y vacío de la c ur-
y amoroso sueño, las palabras encuentran voz para eso sólo va de los gestos que no hiciste nunca.
si te trato como algo fem.enino.
Pero tú, en tu vaga esen c ia, no eres nada. No tienes reali-

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...,...,

Y si acaso hablo con alguien lejano, y si , hoy nube de lo po - no hay deseo no hay preferencia d e sexo-y esa figura me
sible, cayeras mañana , lluvia de r ealidad sob re la tierra, no obceca, me cautiva , se apodera d e mí. Pero no quiero más
te olvides nunca de tu divinidad de su eño mío. Sé siempre que verla, y no veo nada con m ás horror que la p osibilidad
en la vida aquello que pueda ser el su eño de un solitario y de llegar a conocer y a hablar a la persona real que esa figura
nunca el abrigo de un enamorado. Cumple con tu deber de aparentemente manifiesta.
mera copa. Cumple con tu oficio de ánfora inútil. Que na- Amo con la mirada, y no con la fantasía. Porque nada fan-
die d e ti diga lo que el alma del río podría decir de su s ori- taseo sobre esa figura_que me cautiva. No me imagin o ligado
llas-qu e existen para limitarlo. Antes n o correr en la vida, a ella de ninguna manera , porque mi amor decorativo no tie-
antes secarse el soñar. ne exceso psíquico. N.o me interesa sab er quién es, qué hace,
Que _tu genio sea el ser superflua, tu vida el arte de mirar qué piensa la criatura que me da a ver su aspecto exterior.
para ella, el arte d e ser la mirada, la nunca idéntica. No seas La inmensa serie de personas y d e cosas que forma el mun-
nunca nada n1ás. do es para mí una galería ·infinita de c uadros, cuyo interior
Hoy eres apenas el perfil creado de este libro , una hora no me interesa. No me interesa porque el alma es monóto-
carnalizada y separada de las otras. Si yo tuviera la certeza de na y sie mpre la misma en todo el mundo; difiere solamente
que lo eras, levan t aría una religión sobre el su eño de amarte. sus manifestaciones personales, y lo m ejor de ella es lo que
Eres lo que falta en todo. Eres l o que a cada cosa le falta transbo rda hacia el rostro, hacia las maneras, hacia los ges -
para poder amarla siempre. Llave p e rdida de las puertas del tos, y así entra en el cuadro que me cautiva, y a la que diver-
Templo, camino encubierto del Pal acio, Isla remota que la sa pero constantemente me aficiono.
bruma no deja ver nunca ... Para mí esa criatura no t iene alma. El alma tiene sólo que
ver con ella misma.
Así vivo, en visión pura, el exterior animado de las cosas y
de los seres, indiferente, como un dios de otro mundo , a su
EL AMANTE VISUAL contenido-espíritu. Profundizo sólo la superficie y en el ex-
Ante1·os terior, y cuando deseo la profundidad, es en mí, y en mi con-
cepto d e las cosas, donde voy a buscarla.
Tengo del amor profun do y de su uso provechoso un con - ¿Qu é puede darme el conocimiento personal de la criatu-
cepto superficial y decorativo. Estoy sujeto a pasiones visua- ra que así amo e n décor? . No u na d esilusión , porque, como
les. Guardo intacto el corazón dado a mis irreales destip.os. en ella sól o amo el aspecto, y nada sobre ella fantaseo, su es-
No me acuerdo de haber amado en alguien sino el «cua- tupidez o mediocridad nada le quita, porque yo no esperaba
dro», el puro exterior-en que el alma no e ntra m ás que para nada sino el aspecto que no tenía que esperar, y el aspecto
hacer ese exterior animado y vivo-y así diferente de los cua- per siste. Pero el conocimiento personal es nocivo porque es
dros que los pintores h acen inútil , y lo inútil material es nocivo siempre. ¿Saber el nom-
Amo así: .fijo, por bella, atractiva, o , d e otro cualqu ier bre de la criatura para qué? y es la primera cosa que, presen-
modo, amable, una figura , d e mujer o de hombre-donde tándome a ella, sé.

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'"r

El conocimiento personal m e priva , también , d e la liber- Para mí la hum anidad es un vasto m otivo de decoración,
tad d e contemplación, la que mi forma de amar d esea. No que vivo por los o jos y por los oídos, y, además, por la emo -
podemos observar, contemplar con libertad a quien con oce - ción psicológica. Nad a más quiero de la vida sino asistir a
mos personalme nte. ella. Nada m ás quiero d e mí sino el asistir a la vida.
Lo qu e es superfluo no es bueno para el artista, porque, Soy como un ser d e otra existencia que pasa indefinida -
perturbándolo, disminuye el efecto. m ente interesado a través de ella. En todo soy ajeno a ella.
Mi destino natural de contemplador indefinido y apasiona- Hay entre Yº. y ella como un cristal. Quiero ese cristal siem-
d o de las apariencias y de la m anifestació n de las cosas- o b - pre muy clar o, para poder examinar sin error d e medio in-
jetivador d e los sueños, amante visual de las formas y los as- terpuesto; pero quiero siempre el cristal.
p ectos de l a naturaleza O . Para todo espíritu científicamente constituido, ver en una
No es un caso d el que los psiquiatras llaman o n anismo psí- cosa más de lo que hay en ella es ver menos esa cosa. Lo que
quico, ni siguie ra d e lo que llaman erotomanía. No fantaseo materialmente se añad e, espiritualmente se disminuye.
como en el o nanismo psíquico; no m e figuro en su eños aman - Atribuyo a este estado de alma mi rep ugnancia por los m u -
te carnal, ni siquiera amigo de con versación , d e l a criatura seos. El museo, par a m í., es la vida entera, en que la pintura
que observo y recue rdo: nada fantaseo sobre ella. Ni, como es siempre exacta, y sólo pued e h aber inexactitud en la im -
el erotómano, l a idealizo y la transporto fuera de la esfera de perfección del contemplador. P ero esa imperfección, o me
l a estética con creta: n o quiero de ella, o pienso de ella , más esfuerzo por disminuirla , o, si no p uedo, me contento con
que lo que me p roporcion a a los o jos y a la m emoria directa que así sea, p u esto que, como todo, no puede ser sino así.
y pura de lo que los ojos vieron .

....(
EL COMANDAN T E
Ni e n torno a estas figuras , con cuya contemplación m e entre- Nada hay que tan íntimamente r evele, que tan completamen -
tengo, es mi costumbre tejer ningún enredo d e fantasía. L as te interprete la sustancia de m i infortunio nato como el tipo
veo, y su val or para mí está sólo en ser vistas . .Todo lo demás de devaneo que, en verdad , más acaricio, el bálsamo que con
que les añadiese, las disminuiría, porqu e disminuiría, por así más íntima frecuencia escojo para mi ang u stia d e existir. El
d ecirlo, su «visibilidad». r esumen d e la esencia de l o que deseo es sólo esto- d ormir
C uando fantasease con ellas, forzosamente, en el mismo la vida. Quiero demasiado l a vida, para que la pueda desear
momento d e fantasear, lo conocería como falso; y, si lo so- ida; quiero demasiado n o vivirla para t ener sobre la vi da un
ñado me agrada, l o falso m e repugna . E l sueño puro m e en - anhelo en exceso in oportuno.
canta, el sueño q u e no tiene relación con la realidad, ni pun- Así, es este, que voy a dejar escrito, el mejor de mis sueños
t o d e contacto con ella. E l sueño imperfecto, con punto de preferidos. D e noche, a veces, con la casa en calma, porque
partida en la vida, m e disgusta, o, m ás bien , me disg u staría los dueños hayan sali d o o se c allen , cierro l as vidrieras de las
si m e internara en él. ventanas , y las tapo con las pesadas contraventanas; inmer-

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1

so en un traje viejo , me acomodo en el profundo silló n , y en- ca ya tien e, y ya tener, sea l o que fuere, es ser feliz, como no
tro e n el sueño de .que soy u n comandante retirado e n un ho - necesitar es la parte mejor d e ser rico.
tel de provincias, a la hora de después d e com er, cuando sea, Miro h acia ti, dentro d e mí, novia supu est a, y ya nos d es-
e n compañía de algún que otro más sobrio, el hu ésped lento avenimos antes d e que exis tas. Mi hálito d e soñar claro m e
que se quedó sin razón. da una noció n jus ta d e la realidad. Quien su eña demasiado
Me supongo nacido así. No me interesa l a juventud d el co- precisa dar r ealidad al sueño. Quien da realidad al sueño tie -
mandante re tirado , ni los grados militares por los que ha as - ne que dar al su eño el equilibrio de la realidad. Quien da al
cendido h asta aquelanhelo mío . Independiente d el Tiempo sueño el equilibrio de la r ealidad, sufre d e l a r ealidad de so-
y de la Vida, el comandante que m e supongo no es posterior ñar tanto com o d e la realidad d e la vida, y d e lo irreal del sue-
a ninguna vida que tuviera; no tie n e, ni tuvo , parientes; exis - ño como d el sentir la vida r eal.
te eternamente en a quella mesa de aquel hotel provinciano, Te estoy esp erando, en devaneo, e n nu estro cuarto con dos
cansado ya d e conversaciones de anécdotas que tuvo con los puertas, y t e su eño viniendo y en mi sueño entras hasta don -
compañeros e n l a espera. de estoy por l a puerta de la d e recha; si, cuando entras, entras
por la 'puert a d e l a izquierda , hay ya una dife r encia entre tú
y mi su eño. Toda la tragedia humana está e n este p e queño
ejemplo d e como aquellos en quien es pensamos nunca son
EL RÍO DE L A POSESIÓN aquellos e n quie n es pensam os.
Que somos to d os diferentes, es un axioma d e nuestra natu - El amor pierde identidad en l a d iferencia, l o que es impo -
ralidad. Sólo n os parecemos d e lejos, en la p ropo rción , por sible en l a lógica, y todavía m ás en el mundo. El amor quie re
lo tanto , en que somos nosotros. La vida es, por ello , para los poseer, quie r e convertir e n suyo lo que tiene que quedar fue-
indefinidos; sólo pueden convivir los que nun ca se d efinen , ra para que él sepa que se convierte en su yo y no lo es . Amar es
y son , uno y otro, nadie. · entregarse. C uanto mayor l a e ntrega , mayor el amor. Pero l a
Cad a uno de nosotros es dos, y cuando dos person as se entrega total entrega tambié n la conciencia d el otro. El a mor
encuentran , se aproximan, se r elacionan, es raro que las cua- mayor es por ello l a muerte, o el olvido , o la renuncia- todos
tro puedan estar d e acu erdo . El hombre que sueña con cada los amores que son l a absorción del amor.
hombre que actú a, si tantas veces se e n emist a con el hombre
qu e actúa, cóm o n o se enemistará con el h ombre que actúa E n la terraza a ntigu a del palacio, alzado so bre el mar, m edi-
y el hombre que su eña con el O tro . tábamos e n sile ncio la diferencia e ntre nosotros. Yo era prín -
Somos fuerzas porque som os vid as. Cada uno de n osotros cip e y tú princesa, e n la terraza a la orilla d el mar. N u estro
tie nde h acia sí mismo con escal a e n los otros. S i te n e mos a mor h abía n acido d e nuestro e n cu e ntro , como la b elleza h a-
por nosotros mismos el r espeto d e h allarnos interesantes , O. bía n acido del e n c u e ntro de la lun a con l as agu as .
Toda aprox ima ción es un conflicto. E l o tro es siempr e el o bs-
táculo para quie n busca. Sól o quien no busca es feliz; porque E l amor quiere la posesión, pero n o sabe lo que es l a pose-
sól o quie n n o busca, encu entra, to d a vez que quien no bus - sión . Si yo no soy mío , ¿cómo seré tuyo, o tú mía? Si no po-

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"T

seo mi propio ser, ¿cómo habré de poseer un ser ajeno? Si E lJ ardim da Estrela, por la tarde, es para mí la sugestión de
ya soy diferente de aqu el de quien soy idéntico, ¿cómo seré un parque antiguo, en los siglos antes del desencanto del alma.
idéntico de aquel de quien soy diferente?
El amor es un misticismo que quiere practicarse, una im-
posibilidad que sólo es soñada como debiendo ser realizada. EL SENSACION ISTA

Metafísico. Pero toda la vida es una metafísica a oscuras, En este crepúsculo de las disciplinas, en que las creencias
con un rumor de dioses y el desconocimiento de l a ruta co- mueren y los cultos se cubren de polvo, nuestra s sensacio-
mo única vía. nes son la única realidad qu e nos queda. El único escrúpu-
lo que preocupa, l a única ciencia que satisface, son los de la
La peor astucia conmigo de mi decadencia es mi amor a la sensación.
salud y a la claridad. Pensé siempre que un cuerpo bello y Un decorativismo interior se me acentúa como el modo
el ritmo feliz de un andar joven tenían más_competencia en el superior y esclarecido d e dar un destino a nuestra vida. Pu-
mundo que todos los sueños que hay en mí. Es con una ale- diese mi vida ser -vivida en paños de raso del espíritu y yo no
gría de la vejez por el espíritu que sigo a veces-sin envidia tendría abismos que lamentar.
ni deseo-a las parejas casuales que la tarde junta y caminan Pertenezco a una generación-o más bien a una parte
cogidos del brazo hacia la conciencia inconsciente de l a ju - de generación-que perdió todo el respeto por el pasado y
ventud. Los gozo como gozo una verdad, sin pensar si me toda la creencia o esperanza en el futuro. Vivimos por ello
conciern e o no. Si los comparo conmigo, continuo gózándo- del presente con las ganas y el hambre de quien no tiene
los, pero como quien goza una verdad que lo hiere, juntan- otra casa. Y, como es en nuestras sensaciones, y sobre todo
do al dolor de la herida el bálsamo de haber comprendido en nuestros sueños, sensaciones inútiles y ligeras, donde en-
a los dioses. contrarnos un presente, que no recuerde ni al pasad o ni al
futuro, sonreírnos a nuestra vida interior y nos desinteresa -
Soy lo contrario de los cristianos simbolistas, para quienes mos con una soñolencia altiva de la realidad cuantitativa de
todo ser, y todo acontecimiento, es la sombra de una reali - las cosas.
dad de la que es sombra solamente. Cada cosa, para mí, es, No somos tal vez muy diferentes de aquellos que, por la
en vez de un punto de llegada, un punto de partida. Para el vida, sólo piensan en divertirse. Pero el sol de nuestra preo-
ocultist a todo acaba en todo; todo em pieza en todo, para mí. cupación egoísta está en el ocaso, y es entre colores d e cre-
Procedo, como ellos, por analogía y su gestión, pero el jar- púsculo y contradicción como nuestro h edonismo se enfría.
dín pequeño que les sugiere el orden y la belleza del alma, a Convalecemos. En general somos criaturas que no apren-
mí no me recuerda más que el jardín más grande donde pue- demos ningún arte u oficio, ni siquiera el de gozar d e la vida.
da ser, lejos de los hombres, feliz la vida que no lo puede ser. Extraños a relaciones prolongadas, nos cansamos en gene-
Cada cosa me sugiere no la realidad de la que es sombra, sino ral de los mayores amigos, después de estar con ellos media
la realidad hacia la que es camino. hora; sólo ansiamos verlos cuando no pensamos en verlos, y

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~

las m e jores horas en que los a compañam os son aquellas en Venías, boyerita leve, al lado d e un bu ey manso y en orme,
que solamente soñamos que estarnos con ellos . No sé si est o tranquilos por la an ch a línea del camin o. D esd e lejos- me
indica p oca amistad. Es posible que no lo indiqu e. Lo q u e parece-os vi, y vinist eis h as ta mí y pasasteis d e largo. Pa-
es seguro es qu e las cosas que m ás amamos, o creemos amar, reciste no n otar mi presencia. Ibas lenta y g uar dadora des-
sólo tien e n s u p leno valor cuando simp l em ente:; soñadas. cuidada del buey g rande . Tu mirada se h a bía olvidado de re-
N o nos g u stan l os espectáculos. Despreciamos a actores cord ar y tenía un gran claro de vida de alma; te había aban-
y danzarines. Todo el espectáculo es l a imitació n d egradada d onado la conciencia d e ti misma. En ese momento n o era
d e lo que había sol amente que soñar. nada más que un O .
Indiferentes-no d e origen, sin o por una e.ducación d e Viéndote recordé que l as ciudades cambian pero los cam-
los sentimientos que varias experiencias dolo r0sas en gene- pos son eternos. Llaman bíblicas a las piedras y los montes,
ral nos obligan a hacer- a l a opinión d e los o~·ros, siempre porque son los mismos , d el mismo m odo que los de los t iem-
corteses para con ellos, e incluso gustándonos ~llos , a través pos bíblicos debían haber sido.
d e una indiferencia interes ada, porque todo el mun do es in - E s en el perfil pasajero de tu figura anónima donde p on-
t eresante y convertibl e en sueño, e n o tra gente? pasamos O go toda la evocación de los c ampos, y la calma toda que nun-
Sin habilidad para amar, nos cansan d e antemano aque- ca tuve me llega al alma cuando pien so en ti. Tu andar tenia
llas pal abras que sería preciso d ecir para con seguir ser ama- un b alan cear l eve, un ondular incierto , en cad a gesto tu yo se
d o. Además , ¿ quié n d e n osotros quiere ser antado? E J «on posaba un ave; tenías h iedras invisibles enroscadas en el O
le /atigait en l'aimant» d e René no es el lema m~s apropiado d e tu busto. Tu sile n cio-era el caer de l a tarde, y b alaba un
para nosotros. La propia id ea d e ser amados nps fatiga, nos cansancio de rebaños, h aciendo son ar la esquila, por l as la-
fatiga h ast a la alarma. .. d eras suaves de la tar d e- tu silencio era el can to del último
Mi vida es una fiebre perpetua , un a sed siempre renova- pastor que, p o r olvidado de una égl oga nunca escrita de Vir-
da. La vida real me d esazona como un día d e calor. Hay un a gilio, quedó eternamente encantado , silueta eterna entre los
cierta bajeza e n el modo como desazona. campos. Era posible que estu vieras sonriendo; para ti sola-
mente, para tu alma, viéndote a ti en tu idea, sonriendo. Pero
tus labios estaban tranquilos como el perfil d e los montes;
y el gesto, que olvido, d e tus manos rústicas en guirnaldado
PAS T ORAL DE PEDRO
con flores del campo .
No sé dónde te vi ni cuán do. No sé si fu e en un cu adro o si fue Fue en u n cuadr o, sí, donde te vi. Pero ¿d e dónde m e vie-
en c ampo real , al lad o d e árboles y hierbas contemporáneas n e esta idea d e q u e te vi aproximar y pasar d e l argo y yo se-
del cuerpo; fue en un c u adro tal vez, tan idíli c~ y l egib le es g~í, sin volverme h acia at rás p or estar viéndote siempre y
la m emoria que de ti con servo. No sé cu an d o esto sucedió , o aún? Se para d e golpe el tiempo para d ejarte pasar, y yo te
si su cedió realm ente-porque puede ser que ni e n cuadro t e equivoco cu ando te quie ro colocar en la vida- o en la sem e -
viese-, pero sé con todo el sen timiento de m i: inteligencia janza de la vida .
que ese fu e el rn omento más calmado d e mi vida.

532 533
......,....

PERISTILO lencio. Veo la otra orilla siempre y no sé por qué no sueño


A las horas en que el paisaje es una aureola de Vida, y el sue- que estoy allí, otro y feliz. Tal vez porque sólo tú consuelas,
ño es solamente soñarse, he erigido, oh amor mío, en el si - y sólo tú unges y oficias.
l encio de mi desasosiego, este libro extraño como portales ¿Qué misa blanca interrumpes para lanzarme l a bendición
abiertos en una casa abandonada. r de mostrarte siendo? ¿En qué punto ondulado de la danza
He cogido para escribirlo el alma de todas las flores , y de te paras, y el Tiempo contigo, para de tu parar hacer puente
los momentos efímeros de todos los cantos de .todas la s aves, hasta mi alma y de tu sonrisa púrpura de mi fasto?
he tejido eternidad y estancamiento. Tejedora O, me he sen - Cisne de desasosiego rítmico, lira de horas inmortales,
tado al lado de la ventana de mi vida y he olvidado que la arpa incierta de pesares míticos-tú eres la Esperada y la
habitaba y era, tejiendo sudarios para amortajar mi tedio en · Ida, la que acaricia y hiere, la que dora de dolor las alegrías
los manteles de lino casto para los altares d e mi silencio, O y coron a de rosas las tristezas.
Y yo te ofrezco este libro porque sé que es .bello e inútil. ¿Qué Dios te creó, qué Dios odiado por el Dios que hi-
Nada enseña, nada hace creer, nada hace senür. Arroyo que zo el mundo?
corre hacia un abismo-ceniza que el viento barre y que ni Tú no lo sabes, tú no sabes que no lo sabes, tú no quieres
fecunda ni es dañina O-he puesto toda el alnl:'a en hacerlo, saber ni no saber. Desnudaste de propósitos tu vida, nimbas-
pero n o he pensado en él haciéndolo, sino solo en mí que soy te de irrealidad tu mostrarte, te vestiste de perfección y de
triste y e n ti que no eres nadie. intangibilidad, para que ni las Horas te besasen, ni los Días
Y porgue est e lib ro es absurdo, yo lo amo; porque es inú- te sonriesen, ni las Noches te viesen poner la luna entre tus
til, quiero darlo ; y porque de nada sirve guerértelo dar, te lo manos para que pareciera un lirio.
doy ... Deshoja, oh amor mío, sobre mí pétalos de mejores rosas ,
Reza por mí °Ca] l leerl o, bendíceme por ari1arlo y olvida de más perfectos lirios, pétalos de crisantemos O olorosos de
corno el Sol de h oy al Sol de ayer (como yo olvido a aquellas la melodía de su nombre.
mujeres meros sueños que nunca supe soñar). Y yo moriré en mí tu vida, oh, Virgen que ningún abra-
Torre del Silencio de mis ansias, ¡que este libro sea la luz zo espera, que n ingún beso busca, que ningún pensamien-
d e la luna que te que te convierte en otra en la noche del Mis- to desflora.
terio Antiguo!
Río de Imperfección dolorida, que este libro sea el bar- Atrio sólo atrio de todas las esperanzas, Umbral de todos los
co dejado ir por tus aguas abajo para acabar en ningún mar deseos, Ventana hacia todos los sueños, O Mirador sobre to-
que se sueñe. dos los paisajes que son bosque nocturno y río lejano trému-
Paisaje de Enajenación y de Abandono , que este libro sea lo de mucha luz de lun a ...
tuyo corno tu Hora y se ilimite de ti como de la Hora de púr-
p ura falsa. Versos, prosas que no se piensan escribir, sino solamente
..,·:
soñar.
;'r
Corren ríos, ríos eternos por debajo de la ventana de mi si-

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........,.-

Tú n o existes, bien l o sé, pero ¿sé yo con certeza si exist o? Tu sonrisa vaga y yéndose sea par a mí símbolo- e mblema
Yo, que t e existo en mí, ¿ t endr é m ás vida r eal qu e tú , que l a visible del sollozo callado del mundo innumerabl e al saber-
propia vida qu e te v ive? se error e imperfección.
Tus manos de tocadora d e arpa cier ren mis ojos cuando
Llama h ech a aureola , presencia ausente, s ilen c io rítmico y m u era de haberte construido mi vida. Y tú, que no eres na -
hembra, crepúsculo d e vaga carne, copa o lvid ada para el die, serás para siem p re , o h , Sup rem a, el arte querido de
festín, v itral pintado por un pintor-sueño en una Edad Me- l os dioses que nunca han sido, y l a madre virgen y estéril de los
dia de otra Tierra. dio ses que nun ca serán.
Cáliz y hostia de exquisitez cast a, altar abandonado d e
santa aún viva, corola de lirio soñado d el jardín donde na -
die ha entrado ...
SENTI M I ENTO APOC ALÍPTI CO
Eres l a única forma que no provoca t e dio , ·p orque eres
siemp r e mudable con n u estro sentimie n to, po'r qu e, como Pensando que cada paso en mi vida e ra un contact o con el
b esas nuestra alegría, arrullas nuestro dolor, y para nuestro h orror de l o Nuevo, y que cada nueva per sona que conocía
t edio e res el opio que conforta y el su e ño que descansa , y l a era un nuevo fragment o vivo d e lo desconoci do que yo po-
muerte que cruz a y junta l as tTrnnos. nía encima de mi mesa p ara cotidian a meditació n aterrori -
Ángel O, ¿de qué mate ria está h echa tu materia alada? zada- decidí abst enerme d e t odo, no avan zar hacia nada,
¿qué vida t e liga a l a t ierra, a ti que eres vuelo nun ca levan- r edu ci r l a acción al mínimo , h uir lo más posib l e de la posi-
tado , ascensión estancada, gest o de e n canto y de descans o ? bilidad de ser e n con trado por los h ombres o por l os acon-
tecimientos, quintaesenciar sobre l a abstinencia y abdicar a
-.·,
la bizantina. Has ta tal punto el vivir me aterra y me tortu ra.
Haré d el soñar te e l ser poeta, y mi prosa , cuando diga tu Be- D ecidirme, finalizar cualquie r cosa, salir d e lo dudoso y
lleza, tendrá melodías d e poema, cur vas de estrofas, esple n - de lo oscuro, son cosas [que] se me a n tojan catástrofes , ca-
d ores súbitos como l os de l os versos inmortal es.. taclismos universales.
Siento l a v ida com o apocalipsis y c ataclismo. Día a d ía au-
Ve rsos , prosas que no se pie n san escribir, s ino sol am e nte m enta e n m í la incompetencia para si q uiera e sbozar gestos,
soñar. para c on cebirme siquiera en situaciones claras d e r ealidad.
La presenci a d e l os otros-tan inesperada del alm a en
Creemos, o Sólo-Mía, tú por existir y yo por verte existir, un todo momento-día a día m e es más dolorosa y angustiosa.
arte distinto d e todo el arte habido . Hablar con l os otros me produce escalofríos. Si muestran in-
D e tu c uerpo d e á nfora inútil sepa yo extraer el alma d e terés por m í, huyo . Si m e miran, me estrem ezco. Si O
nuevos versos, y d e tu ritm o l e nto d e ola sile n ciosa, sepan mis Estoy perpetuament e a la defensiva. M e doy a l a vid a y a
dedos tré mulos ir a buscar la s líneas p érfid as d e u na prosa l os demás. No p u edo contemplar la realidad fren te a fren-
virgen de ser oída . t e. El propio sol me desanima y llena de d esolación. Sól o de

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.,..,
noche, y d e noche a solas conmigo, aje no, olvidado, perdido fuerzo y color que el éxtasis violeta-exilio del fin d e la pues-
-sin nexo con la realidad ni parte con la utilidad- m e ha- ta de sol con los montes.
llo y me doy consuel o. En el fondo, ningún otro p lacer qu e el análisi s del dolor,
Tengo frío de la vida. Todo es sótanos húmedos y catacum - ni otro anhelo que el d e colo r ear líquido y e nferm o de las
bas sin luz e n mi existencia. Soy la gran derrota del último sensaciones c uando se desm enuzan y se descorn.ponen-le-
ejé rcito que sostenía el último imperio. M e sé al final de una ves pasos en la sombra incier ta, su aves al oído, y nosotr os n i
civilización antigua y dominadora. Estoy solo y abandonado, nos giramos para sab er de quién son ; vagos cantos le janos,
yo que tuve como costumbre mandar a otros. Estoy sin ami - c u yas palabras no p retendemos captar, pero donde nos arru-
g o , sin guía, yo a quien siempre otros guiaron. · lla más lo indeciso del qué d irán y la in.certeza del lugar de
Algo hay en mí q u e pide eternamente compasión y llora donde viene; tenues secretos d e aguas pálidas, llenando
sobre sí como sobre un dios muerto, sin altares en el culto, de lejanías leves los espacios D y nocturnos ; cascabeles de
c uando l a venida blanca de los bárbaros rejuveneció en las carros le janos, ¿ r egres and o d e dónde? y q u é alegrías allá
fronteras y la vida vino a pedir cuentas al imperio de lo que dentro , que no se oyen aquí , soñolientos en el torpor apa-
había hecho con la alegría. gado de la tarde donde el verano se pierde ya en otoño ... Mu-
Tengo sie mpre recelo d e que hablen de mí. H e fallado -en rieron las flores del jardín , y, marchitas, son o t ras flores-más
todo. Nada osé siquiera pensar en ser; pensar que lo desea- antiguas, más nobl es, m ás contemporán eas con su amari -
ría ni siquiera lo soñé, porque e n el propio sueño me reco - llo muerto del misterio y el silencio y el abandono. Las b u r -
nocí incompetente para la vida, hasta en mi estadio visiona- bujas de agua que afloran e n los es tanques tienen su razón
rio de tan sólo soñador. para los sueños. ¡Croar distante d e las ranas! ¡Oh , campo
Ni un sentimiento levanta mi cab eza de la almohada d o n - muerto e n mí! ¡Oh, sosiego rústi co pasado en sueños! ¡Oh,
de la hundo por no poder con el cuerpo, ni con la idea d e que vida m ía fútil como un vagabundo que no trabaja y duerme
vivo, ni siquie ra con la idea a b soluta de la vida. a los lados del camino con el aroma de l os prados entrán-
No hablo la lengua d e las realidades, y entre las cosas de dol e en el alma como una n i ebla, en un sueño tran slúcido y
la vida vacilo como un e nfermo que ha guardado cama largo fresco , h o ndo y lleno de e t ernidad com o todo lo que nada
tiempo y que se levanta por primera vez. Sólo en la cama me liga a n ada, nocturno, ignorado, nómada y cansado bajo la
siento en l a vida normal. Cuando la fiebre lleg a me agrada compasión fría d e las estrellas!
como una natural D de mi estado tumbado. Como una lla- Sigo el curso de mis sueños, h aciendo de las imágenes es-
ma al viento tiemblo y m e apago. Sól o en el aire muerto d e calones para otras imágenes; desplegando, como un abanico,
las habitaciones cerradas r espiro la normalidad de mi vida. las metáforas casuales en grandes cuadro s de visión interna;
Ni una nostalg ia m e queda d e las brisas a la orilla de los desato de mí la vida, y la d e jo de lado como un traje q u e me
mares. M e he conformado con te ner mi alma por co nvento aprieta. Me oculto entre árboles l ejos de los caminos. Me
y no ser más para m í que el otoño sobre descampados secos , pierdo. Y l ogro, por momentos que corren levem ente, o lvi-
sin más vida viva que un reflejo como de una luz que se aca- dar el g u s to de la vida, dejar irse la idea de luz y d e bullicio
ba en la oscuridad e ndoselada d e los estanques, sin m ás es- y acabar conscientemente, absurdam e nte m ediante las sen-

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__....

SINFONÍA DE LA NO CHE INQUIETA


saciones, como un imperio de renun cias angustiadas, y una
entrada entre p endones y tambores d e victoria en una gran Los crepúsculos en las ciudades antiguas, con tradiciones
ciudad final donde no lloraría nada , ni d esearía nada ni a mí desconocidas escritas en las piedras negras d e los edificios pe-
mismo p e diría el ser._ sa dos; las auroras trémulas en las planicies inundadas, panta -
nosas, húmedas como el aire antes d el sol ; las callejuelas don -
M e duelen las superficies de las aguas d e los estanques que d e todo es posible, los arcones p esados en las salas vetu stas;
he creado e n su eños. Es mía la palidez d e la lu na que vislum- el pozo al fondo de la finca a la luz d e la luna; la carta fechada
bro sobre paisajes de bosques. Es mi can sancio el otoño de d e los primeros amores de nuestra abuela a la que no conoci-
los cielos estan cados que recuerdo y no he visto nunca. Me mos; el moho d e las habitaciones donde se d e posita el pasado;
pesa toda mí vida muerta, todos mis sueños no tenidos , todo la escopeta que hoy ya nadie sabe u sar; la fie bre en las tardes
lo mío que no ha sido mío, en el azul d e mis cielos interiores, cálidas, a l a ventana; nadie en el camino; el sueño con sobre -
en el tintinear a la vista del correr d e mis ríos en el alma, en saltos; la molestia que se extiende por las viñas; campanas; la
el vasto e inquieto sosiego de los trig<?s en l as planicies que p ena claustral de vivir ... Hora de b endicion es tus manos su -
veo y que no veo. tiles ... La caricia nunca viene, l a piedra d el anillo sangra en
la casi-oscuridad ... Fiestas d e iglesia sin creencia en el alma: la
Una taza d e café, un tabaco que se fuma y cuyo aroma nos b elleza material de los santos toscos y feos, pasiones román -
atraviesa, los ojos casi cerrados en una habitación en penum- ticas en la idea de tenerlas, el ol or del mar, la noche entrada,
bra-n o quiero más de la vida que mis sueños y esto ... ¿Que en los muelles de la ciudad hume d ecida por el enfriarse ...
es p oco? No lo sé . ¿Acaso sé yo lo que es poco o lo que es
mu ch o? Delgadas, tus manos se levantan sobre quien la vida secues-
Tarde d e verano afu era, y cómo m e g u st aría ser o tro. tra. Largos corredor es, y las buhardillas, ventanas cerradas
Abro la ventana. Todo allí fuera es suave, pero me punza siempre abiertas, el frío en el su elo como l as tumbas, la nos-
como un dolor in cierto , como una sensación vaga de des - talgia d e amar como un viaje por hacer a las tierras incom -
contento. pletas ... Nombres d e reínas antiguas . .. Vidrieras donde se
Y una última cosa m e punza, m e rasga, m e desgarra toda pintaron condes fue rtes ... La luz matutina vagamente dis -
el alm a. Es qu e yo, a esta h o ra , en esta ventana, pensando es - p e rsa, com o un incien so frío por el aíre d e la iglesia concen-
. tas cosas trist es y suaves, debería ser un a figura estética, b e- trado en lo oscuro d el suelo impen etrable ... Las manos se-
lla , com o una figura e n un cuadro-y no lo soy, ni eso siquie- cas una contra otra.
r a soy ... L os escrúpulos del monje que, en el libro antiquísimo ha -
La hora que pase y o lvide . .. La noche que ven ga, que cr ez- lla , en l os guarismos absurdos, e n señ anzas d e los magos, y en
ca, qu e caiga sobre todo y nunca se levante. Que esta alma sea las estampas d ecorativas, los pasos d e la Iniciación.
mi tumba para siempre , y que O se absolutíce en Tiniebla y
que yo nunca m ás pueda vivir ni sentir o d esear. Playa al sol la fie bre en m í. .. E l mar lu ciendo mí angustia en
la garganta ... Las velas a lo lejos y cómo navegan e n mi fie-

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bre ... En la fiebre las escaleras de l a playa ... Calor en la bri- ¡Con qué n ostalg ia de la idea que quise forjarme d e us-
sa fresca, transn1arina, mare vorax, minax, n1are tenebrosum te d entendí un día que estab a casada! El día en qué entendí
- la noche o scura lejos para l os argonautas y mi frente que eso fue trágico en mi v ida . No tu ve celos de su marido. N u n-
arde las carabelas primitivas . . . ca pensé si acaso l o tenía . Tuve simp lemente nostalgia de m i
idea d e usted. Si un día supiera este absurdo-que una mu-
Todo es de los otros, salvo la p ena d e no tenerlo. jer en un cuadro-sí e s a- estaba casada, el m ismo sería mi
dolor.
Hoy m e pongo a la aguja ... Hoy faltan en la casa sus pasos p e-
queños- y no saber dónde se ha m e tido , o qué estará bor- ¿P oseerla? Yo no sé cón10 se hace eso. Y aunque tuviera so-
d ad o en pliegu es, con colores, co1í. a lfileres ... Hoy sus cos- bre mí la mác ula humana de saberlo, ¡qué infam e sería para
turas están encerradas para siempre en cajones de la cómo- mí mismo, qué insultador agente de mi p r opia grandeza, al
d a-superfluas-y no hay el calorae brazos soñados alrede- pensar siquiera en nivelarme con su marido!
dor del cuello de la madre . ¿P_o seerla? Un día que tal vez pase sola por una calle oscu-
r a, un asaltante puede s ub yu garla y poseerla, puede .fecun -
darla incluso y dejar detrás de sí ese rastro uterino. Si poseer-
la es poseerle el cuerpo, ¿qu é val or hay e n ello?
UNA CA RTA
¿Que no le posee el alma? ... ¿Cómo se posee un a lm a? Y
Hace un vago número de muchos in.e ses que ve cómo l a miro , ¿pu e d e haber un amante tan hábil que consiga poseerle ese
me v e mirarla constantemente, sie mpre con la misma mirada «alm a» O? Que sea s u marido ese ... ¿Qu ería que descendie -
incierta y solícita. Sé que lo ha notado. Y como lo ha notado , se a su nivel?
d ebe h a b e r h all ado extraño que esa mirada, no sien do pro-
piamente tímida , nunca esb ozase una significación. Siempre ¡Cuántas horas h e pasado en secreta compañía con la id ea de
atento , vago y el mismo, como contento de ser sólo la triste - u sted ! ¡Nos hemos amado tanto dentro de mis sueños! Pero
za d e eso ... Nada más ... Y dentrü' de s u p en sar en eso-sea incluso ahí, se lo juro, nunca me he soñado poseyéndola. Soy
cual sea el sentimiento con e l qué h a pensado en mí- d ebe un d elicado y un casto incluso en mis s u e ños . Respeto hasta
haber escrutado mis posibles intenciones. Se debe habe r ex- la idea de una mujer bella.
plicado a sí misma, sin sentirse satisfecha, que soy o un tími-
do esp ecial y original, o alg una esp ecie d e alg una cosa empa- ~'
rentada con el estar loco.
Yo no soy, Señora mía, ant e el acto de mirarla, ni estricta- Yo no sabría nun ca cómo adaptar mi alma a llevar a mi cuer-
mente un tímido, ni exactamente un loco. Soy otra cosa prime- po a poseer el suyo . D entro de mí, incluso al pensar en ello
ra y diversa, corn.o, sin esperanza de queme crea, le voy a expo- trop iezo con obstáculos que n o veo, m e enredo en telas que
ner. C uántas veces yo d ecía en voz baja a su ser soñado: Cum- no sé qué son. ¿Cuánto m ás m e sucedería si yo quisiera po-
pla su deber d e ánfora inútil, cumpla su oficio d e m e ra copa. seerla realmente?

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Porque yo-se lo repito-sería in capaz d e inten tar h acer- te, el propósito ritual d e mi via je era ir en busca de puer tos
lo. Ni si guiera puedo adaptarme a soñar h acién dolo. in existen tes-puertos que f u esen sólo entrar-a-puer tos; en-
sen a das o lvidadas de ríos, estrechos entre ciudades irrepren -
Son estas, Señora mía, las palabras que tengo que escribir siblemente irreales . Juzgáis, sin d ud a, al leerme, que mis pa -
al margen d e l a significación d e su mirada involuJ?tariamen- l abras son absurd as. Es q u e nunca h abéis viajado como yo.
te interrogativa. Es en este libro donde, primero, leerá esta ¿Partí? Yo no os juraría que partí . M e en contré en otras
carta para u sted. Si no sab e que es para u st ed , m e r esign aré partes, vi o tros puertos , pasé por ciudades que no eran aque-
a que así sea. Escribo m ás para entretenerme que para decir- lla , aunque ni aquella ni esas fuesen ciudad al gun a. Juraros
le algun a cosa. Sólo las cartas comerciales son dirigi"das. To- que fui yo quien partió y no el paisaje, que fui yo q uien visitó
das las otras d eben , por lo m e n os para el hombre s u perior, otras tierras y n o ellas las que me visit aron-no puedo hacer-
ser solam ente para sí mismo . lo .. Yo que, no sabiendo qué es la vida, ni sé si soy yo que la
Nada más t engo que decirle. C rea q ue la admiro' tanto co- vivo si es ella que me vive (t e n ga este verb o hu eco «vivir» el
m o puedo. Me resultaría agradable que pen sara en m í algu - sentido que q uiera tener ), ciertamente no os voy a jurar nada .
na vez. H e viajado. Juzgo inútil explicaros que n o me estuve ni
m eses, ni días, ni otra can tidad cualquiera de c ualquier m e -
dida de tiempo viajando. Viajé en el tiempo, es cierto , pero
V I AJ E NUNCA HECHO
n o d e est e lado del tiempo, donde contamos por h oras y días
Fue en un crepúsculo d e vago otoño cuando p artí hacia ese y m eses; fue del otro lado d el tiempo por d o nde viajé, allí
viaje q u e nun ca hice. donde el tiempo no se cu enta con medida. Transcurre, pero
E l cielo- imposiblem ente me acuerdo-era d e un resto sin qu e sea posible m edirlo. Es como más rápido que el tiem -
morado de oro triste, y la línea agón ica de l os montes, lúci- po que vemos que vivim os. Me preguntáis, y os preguntáis,
d a, tenía una aureola c u yos tonos de muert e p enetraban , sua - ciertam ente, qué sentido tienen estas fra ses; nunca os equi -
vizadores , e n l a astu cia d e su contorno. D e la otra am urada voquéis así. D espedíos del error infantil d e preguntar el sen -
del barco (hacía más frío y era más d e n och e bajo ese l ad o d e t ido a las cosas y a las palabras. Nada tiene un sen tido.
la cubierta) el océan o se estremecía hasta dond e el horizon - ¿En qu é barco híce ese viaje? E n el vapor Cualquiera. R eís.
te al oriente se entris tecía, y donde, poniendo penumbras de Yo también , y d e vosotros t al vez . ¿Quién os dice, y a mí, que
n oche e n l a líne a líquida y oscura del mar extremq,·un h álito no escribo símb o los p ara que los entiendan los dioses?
d e tinie bla fl otaba com o una b r u ma en día de calor. No importa. Partí con el crepúsculo. Tengo aún en el oído
E l mar, lo recu erdo, tenía ton alidades de sombra , de mix- el ruido férreo de levar el an cla a vapor. En el soslayo de mi
tura con f u egos o ndulados d e vaga luz- y era t odo"misterio- m em oria se mu even aún lentamente, para al final entrar en su
so como una idea triste en una h ora de al egría , profética de posición d e inercia, los brazos del cabrestante de a bordo que
no sé qué. h acía unas h oras habían h erido mi vista con continuos barri -
Yo no partí d e un p u erto con ocid o. N i hoy sé qué p u erto les y cajas. Estos surgían súbitos, presos unos a otros por una
era, porque todavía nun ca h e estado allí. También, igualmen - cad en a, d esde en cima d e la borda donde ch ocaban, rascando,

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.,...,-:-

y, después, oscilando, se iban dejando empujar, empujar, h as - de niño, hacía cosas que nada ten ían que ver con l a idea d e
ta quedar por encima de la bodega, h acia donde, súbitos, des- soldado
cen dían O, h asta, con un choqu e sordo y maderiento, llegar
aplastadamente a un lugar oculto dela bodega. Después sona- Ebrio de errores, me pierdo por momentos de sentirme vivir.
ban allí abajo al d esatarnos; en seguida subía sólo.el cable va-
cilante en el aire, y todo volvía a empezar, com o inútilmente. ··k

¿Y para qué os cuento yo esto? Porgue es absurdo estar


contándooslq, puesto que es de mis viajes de lo gue dije que -¿Naufragios? No, nun ca he tenido ninguno. Pero tengo l a
os habl aría. impresión d e que en todos mis viajes he naufragado, estan-
Visité Nuevas Europas y otras Constantinopla-s acogieron do mi salvación escondid a en inconsciencias a intervalos ...
mi venida velera en Bósforos falsos. ¿Venida velera, os sor- -Sueños vagos, luces confusas, paisajes perplejos-he
prende? Es como os digo, así mismo. El vapor en que partí aquí lo que me queda en el alma de tanto corno h e viajado.
llegó b arco de vela al puerto [ ... ]. Que esto es imposible, d e- Tengo la impresión de que he conocido horas de todos los
cís. Por eso me sucedió. Nos llegaron, en otros vapores, no- colores, amores de todos los sabores, ansias de todos los ta -
ticias d e g u erras soñadas en Indias imposibles. Y, al oír ha - maños . Me he excedido por la vida y nunca me he bastado
blar de esas tierras, teníamos inoportunamente nostalgia de ni me he sobrado bastándome.
la nuestra, d ejada tan atrás, quién sabe si en aquel mundo. -He de explicarle que h e viajado realmente. Pero todo
me sabe a que me consta que he viajado, pero no he vivido.
"¡'~ He llevado d e un lado para otro, de Norte a Sur ... de Este
a Oeste, el cansancio de haber tenido un pasado, el tedio de
Y así me escondo tras la puerta, para gue la Rea¡idad, cuan - vivir el p resente, y el desasosiego de tener que tener un fu -
do entra, no me vea. Me escondo debajo de la mesa, donde, turo. Pero tanto me esfuerzo que me quedo completamente
súbitamente, doy sustos a la Posibilidad. De modo que des- en el presente, matando dentro de mí el pasado y el futuro .
ligo de mí, como a ambos brazos de un abrazo, los dos gran- -He paseado por las orillas de ríos cuyo nombre me h e
des tedios que me oprimen-el tedio de poder vivir sól o lo visto ignorando. En las mesas d e los cafés de ciudades visita-
Real y el tedio de poder concebir sólo lo Posible .. das me he descubierto comprendiendo que todo me sabía a
Triunfo así de toda la reali dad. ¿Castillos en el aire, mis sueño y a vago. He lleg ado a tener a veces la duda de sino con -
triunfos? ... ¿De gué cosa esen ci almente divina son los casti - tinuaba sentado a l a mesa d e nuestra antigua casa, inmóvil
llos que no están en el aire? y desl umbrado por sueños. No le puedo afirmar que ello no
¿Cómo sabéis que, viajando así, no me r ejuvenezco oscu - su ceda, que yo n o es té aún allí ahora, q u e todo esto, incluida
ramente? esta conversación conmigo , no sea falso y supuesto. ¿Usted
quién es? Se da el h ech o absurdo de no poder expli carlo .. .
Infantil de absurdo, revivo mi niñez, y juego con las ideas de
las cosas como con soldaditos de plomo, con l os cu ales yo, '~

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.......,..

No desembarcar no tiene muelles donde desemb arcar. N u n - boj callan , p ar ejas antig u as, abanicos súbitos, gestos v agos,
ca llegar imp lica no llegar n un ca. y n1.ej o r es jard ines sin duda esp e ran el can sancio p lácido de
solam ente alamed as y arbole das ...
. . . quincun ces, p érgolas, c avernas de artificio, parterres
arreglados , r elieves , tod o el arte que qu eda d e maestros
V Í A LÁCTEA
muertos , q u e h abían , e ntre duelos íntimos d e l o insatisfecho
. . . con movimientos d e fra se de una espiritualidad ven eno - con l o evidente, d ecidido procesiones d e cosas hacia sue-
sa ... ños por l as calles est rechas d e las aldeas an t igu as de las sen -
. . . rituales de púrpura r o t a, ceremoniales misteriosos de sacion es .. .
ritos cont emporáneos d e nadie. . .. rumores en mármol en le janos palacios, reminiscen cias
... secu estradas sen sacion es sen tidas en otro cu erpo que poniendo manos sobre las nuestras, m iradas casuales d e in-
no el físico , pero cuerpo y físico a su modo, intercalando su- d ecisiones, ocasos en éielos fatídicos, anoch ecien do en estre-
tilezas entre comple jo y simple ... ll as sobre silencios d e impe rios que d ecaen ...
. . . l agunas donde flo ta, transl úcida , una intuición de oro
oscuro, t enuem ente desnudada d e h ab e rse r ealizád o alguna
vez, y sin dud a por serpentean t es exquisiteces lirio entre m a -
nos muy b lancas ... Reducir la sen sación a una ciencia, hacer d el an álisis psico-
... pactos entre el torpor y la angustia, verdinegros, tibios lógico un m ét odo preciso como un instrumento d e micrós-
a l a vi sta, can sa dos ente centinelas de tedio ... copo [sic]-pretensión que ocupa , sed d e calm a, el n exo d e
... nácar de inútiles consec u encias, alabastro d e frecuen - la voluntad d e mi vida . ..
tes maceraciones- oro, violeta y orlas, los entretenimientos Es entre l a sensación y l a conciencia d e ella donde ocurren
con ocasos, p e ro no barcos para m e jores orillas, -n i puentes todas las gran d es tragedias d e mi vi da. En esa región indeter-
para crepú sculos mayores .. . mina d a, somb ría , d e bosques y rumores de agua abundante,
... ni tampoco al la do de la ide a d e estanqu es, d e muchos n e utral h ast a el ruido d e nuestr as g uerras , vive aquel ser mío
estanques , lejanos a través de chopos, o cipreses tal vez, se- cu ya visió n en van o busco ...
g ún l as síl abas con que sentidam ente l a hora p ronunciaba Yazgo mi vida. (Mis sensaci ones so n un e pitafio gongóri -
su nombre . .. co sobr e mi vida m u ert a). M e acontezco l a mue rte y el oca -
... por eso ventanas abie rtas sobr e el muelle, continuo cha- so. Lo m áximo que puedo esculpir es la b elleza interior para
pot ear contra d ársen as, séquito confuso como ópalos, loco sepulcro mío.
y absorto, entre lo que amarantos y te rebintos escriben a in- Los portales d e m i alejamiento se abren hacia parques d e
somnios d e entendimiento en los m uros oscuros d e poder infinito, pero n adie los cruza, n i en m i sueño- pero abier-
oír ... tos siempre h aci a l o inútil y e ternamente d e hie rro hacia l o
... hilos d e p lata r ara, n exos de púrpura deshilachada, bajo falso ... .
tilos sentimientos inútil es, y por alamedas donde matas de Desh ojo apoteosis en los jardines de las pompas interio res

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....-

y entre matas de boj de sueño piso, con una sonoridad dura, Viéndome desde fu era, com_o casi siempre me veo, soy un
las alamedas que conducen a lo Confuso. inepto para la acción , perturbado ante tener que dar pasos
He acampado Imperios en lo Confuso, al lado de silencios, y hacer gestos, inhábil para hablar con los demás, sin luci-
en l a guerra rojiza en que acabará l o Exacto. dez interior para entretenerme con lo que cause esfuerzos al
espíritu, ni secuencia física para aplicarme a cualquier otro
mecanismo de entretenimiento trabajando.
Eso es natural que yo lo sea. El soñador se entiende que
El hombre d e ciencia reconoce que la única realidad para sí sea así. Toda la realidad me perturba. El habla de los d emás
es él mismo, y el único mundo real el mundo como su sensa- me lanza en una angustia .enorme. La realidad de las otras al-
ción se lo da. Por ello, en lugar de seguir el fals9 camino d e mas me sorprende constantemente, l a vasta red de incons-
procurar ajustar sus sensaciones a las de los demás, haciendo ciencias que es toda la acción que veo me parece una ilusión
ciencia objetiva, procura, más bien, conocer perfectamen - absurda, sin coherencia plausible, nada.
te su mundo, y su personalidad. Nada más objetivo que sus Pero si se considera que desconozco los trámites de la psi-
sueños. Nada más suyo que su conciencia de sí mismo. Sobre cología ajena, que me equivoco en la percepción nítida de los
esas dos realidades quintaesencia él toda su ciencia. Es muy motivos y de los íntimos pensamientos de los demás, se ha -
diferente ya de l a ciencia de los antiguos científicos, que, le- brá hecho un falso juicio sobre lo que soy.
jos de buscar las leyes de su propia personalidad y la organi- Porque yo no sólo soy un soñador, soy exclusivamente un
zación de sus sueños, procuraban las leyes de lo «exterior» soñador. El hábito único de soñar me ha dado una extraor-
y la organización de aquello a que llamab an «Naturaleza». dinaria nitidez de visión interior. No sólo veo con formida-
ble y a veces perturbador realce las figuras y los décors d e mis
·k sueños, sino que con igual realce veo mis ideas abstractas,
mis sentimientos hum anos-l o que de ellos m e queda-, mis
En mí lo que hay de primordial es el hábito y la forma de secretos impulsos , mis actitudes psíquicas ante mí mismo.
soñar. Las circunstancias de mi vida, desde pequeño _solo y Afirmo que mis propias ideas abstractas yo las veo en m í, yo,
tranquilo, otras fuerzas tal vez, amoldándome, d e lejos, por con una interior visión real, ·las veo en un espacio interno. Y
herencias oscuras a su siniestro corte, han hech o de mi es- así sus meandros me son visibles hasta sus m ínimos det alles .
píritu una constante corriente de devaneos. Todo lo que soy Por ello me conozco enteramente, y, a través del conocer-
está e n ello, e incluso lo que e n mí parece más lejos de desta - me enteramente, conozco enteramente a l a humanidad t oda.
car al soñador, pertenece sin escrúpulo al alma de quien sól o No hay bajo impulso, como no hay noble intención, que no
sueña, elevada a su mayor grado. . me haya sido relámpago en el alma ; y yo sé con qué gestos se
Quiero, por mi propio gusto de analizarme, ir, en la medi- muestra cada uno . Bajo las máscaras que las malas ideas usan
d a en que a ello me adapte, poniendo en palabras l os proce- de buenas o de indiferentes, incluso dentro de nosotros yo
sos mentales que en m í son sólo uno, y que es el de una vida por los gestos reconozco quiénes son . Sé lo que en n osotros
consagrada al su eño, el de un alma educada sólo para soñar. se esfuerza por ilusionarnos. Y así a la mayoría d e las perso-

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nas g u e veo las conozco m ejor g u e ellos mismos . M e ded ico 1 le fo tografías con l a m áquin a d el d evaneo , sobr e la cual los
much as veces a son dearlos, porgu e así los con vie rto e n míos. rayos de lo pesado, de lo útil y de lo circunscrito no pueden
Conquisto el psiquismo qu e explico, porque para mí soñar actuar, saliendo en negro la placa espiritual.
es poseer. Y así se ve l o n a tural q u e es que yo, soñador com o En m í esta actitu d, que el m uc h o soñar m e enquistó, me
soy, sea el a n alíti co q u e m e r econ ozco. hace ver siempre d e l a realida d l a part e que es sueño. Mi vi-
E n t r e las p ocas cosas que a veces m e place l eer, destaco, sión de las cosas su prime siempre e n ellas lo que m i sueño no
por ello, las piezas de teat ro. Tod os l os d ías acontecen pie-· puede utilizar. Y así vivo siempr e en sueños, incluso cuando
zas en mí, y yo con ozco a fond o cóm o se p royecta un alma en vivo en l a vida. Mirar hacia un ocaso en mí o un ocaso en el
la proyecció n d e M ercator, n etam en te. M e e ntreten go poco, Exterior es para mí lo mismo, porqu e lo veo de la misma ma-
sin embargo, con ello; tan con stan tes, vulgares y e n o r mes nera, ya que mi visión está tallada igualment e .
son los errores d e l os d r am aturgos. Nunca me ha conten t a- Por eso la idea que me hago de mí es una idea que a mu-
d o ningún drama. Conocien do l a psi cología human a con un a chos parecerá equivocada. En cierto modo es equivocada.
nitidez de relá mp ago, que sond ea t odos l os r in con es con Pero yo m e su eño a m í mismo y d e mí escojo l o q u e es soña-
u na sola m irada, el grosero a n álisis y con str u cción de los a u - b le, com poniéndome y r ecom pon ién dome de todas las ma -
tores teatrales m e hiere, y l o p oco q u e leo d e este género m e neras hasta es tar bien d elante de lo que exijo de l o que soy
d isgu st a como u n b orró n d e tin ta en m edio d e l a escritu ra. y lo que no soy. A veces el mejor modo de ver u n objeto es
anularlo; p ero él subsiste, no sé cómo explicarlo, hecho d e
L as cosas son la m ate ria para mis sue ñ os; por eso dedico materia d e negació n y a n ulación; así lo hago en gran des es-
un a a t ención d istraídam e nte sob reat e n ta a ciertos d etalles pacios reales de m i ser, que, suprim idos en m i cu adro de mí,
del Exter ior. me transfiguran en m i realidad.
Par a d ar realce a m is su eños necesito conocer cómo los ¿Cómo, entonces, no me engaño sobre mis íntimos pro -
paisajes real es y l os person ajes de la vid a nos ap a r eceri real - cesos d e ilusión de m í? Porque el proceso que a r ranca hacia
zad os. Porqu e l a visió n d el soñador n o es com o la visió n del u n a realidad más que real un asp ecto del m u ndo o una figura
q ue ve l as cosas. E n el sueño, no h ay ese asen tar d e la vista de su eño, arran ca también hacia algo más que real una emo-.
sobr e l o import a nte y lo no importan te de u n o bjeto que h ay ción o u n pensamiento; lo desnuda por tanto de todo pertre-
en l a r ealidad. Sólo lo importa nte es lo que el soñador ve. L a cho de noble o pur o cuando, lo que casi siempre pasa, no lo
realid ad verda d e r a de un o bje t o es sola m e nte parte d e él ; el es. Repárese q ue mi o bj etividad es absoluta, la m ás absolu ta
r esto es el pesado t ri b u to que paga a l a m ateria a cambio de de todas. Yo creo el o b jeto absoluto, con c u alidades de abso-
existir en el espacio. De forma similar, n o hay en el esp acio luto en lo concreto de él. Yo no huí propiamente de l a vida,
realidad para cier tos fen ó m e n os q u e en sueños son palpable- en el sentido de buscar para mi abna una cama más suave, m e
mente r eales. U n a p uesta d e sol real es impon der able y tran si - limité a cambiar de vida y encontré e n m is sueños l a m isma
toria . Una p u esta d e sol de su eño es fi ja y etern a. Q ui en sabe objetividad que e n con traba en la vida. Mis su eños-en otra
escrib ir es el q u e sabe ver sus sueños n ítidam en te (y es así) o página estudio esto- se yerguen ind epen d ientes de mi vo-
ver e n su eños l a vida, ver l a vida inmat erialment e, sacándo - l untad y muchas veces me chocan y me hieren. Much as ve-

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ces lo que descubro en mí m e aflige, m e avergü en za (tal vez
por algún resto de co sa human a en mí-¿qué es la vergüen -
za?) y m e asusta.

En mí el devaneo ininterrumpido sus tituye la atención. He


pasado a superp o ner a las cosas ·vistas, incluso cuando soña- APÉNDICE
damente vistas, o tros sueños que conmigo traigo. No pres -
to atención suficientemente a hacer bien aquello a lo que h e
llamado ver las cosas en sueños, a unque, puesto que esa d es-
atención e ra motivada p o r un p erpetuo devaneo y una, tam -
poco exageradam e nte a t e n ta, preocupación por el fluir de
mis su eños, sup erpon go lo que sueño al sueño que veo e in-
tersecciono la realidad ya d esnudad a d e materia con un ma-
terial absoluto.
D e ahí la habilidad que he adquirido d e seguir varias ideas
al mismo tiempo, observar las cosas y al mismo tiempo soñar
asuntos muy diverso s, estar al mismo tiempo soñando una
puesta de sol real sobre el Tajo real y una mañana soñada so-
bre un Pacífico interior; y las dos cosas soñadas se interca -
l an l a un a en l a otra, sin mezclarse, sin propiamente confun -
dir nada más que lo que el estado emotivo diverso q u e cada
uno provoca, y soy como alg uien que viese pasar por la calle
a mu ch a gente y simultán eamente sintiese d esde dentro las
almas d e todos -l o que tendría que dar una unidad de sen -
sación- al mismo tiempo que vería l os cuerpos varios-esos
tendría que verlos diver sos-cru zarse en la calle llena d e mo -
vimie ntos de piernas.

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