Vous êtes sur la page 1sur 14

OPTATIVAS II y V.

LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO.

Bibliografía: 1. La responsabilidad Extracontractual de la Administración


Publica de Ramiro Saavedra Becerra. Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez. 2.
Responsabilidad Extracontratual del Estado de Enrique Gil Botero, cuarta
edición. Edit. Gustavo Ibáñez. 3. Responsabilidad Extracontratual del
Estado Analisis Jurisprudencial de Alier Eduardo Hernández Enriquez y
Catalina Franco Gómez. Ediciones Nuevas Jurídicas. 4. Responsabilidad del
Estado y sus regímenes de Wilson Ruiz Orejuela. Ediciones Ecoe. 5.
Responsabilidad del Estado Legislador de Wilson Ruiz Orejuela. Edición de
la Univ. Libre Bogotá. 6. Responsabilidad Patrimonial del Legislador de Luis
Felipe Botero. Edit. Legis. 7. El Régimen de responsabilidad Objetiva de
Hugo Andrés Arenas Mendoza de la edit. Legis. 8. La Responsabilidad del
Estado, el riesgo excepcional y las actividades peligrosas de Javier Tamayo
Jaramillo, Edit. Temis, Bogotá 1.997. 9. El daño de Juan Carlos Henao,
Univ. Externado de Colombia, Bogotá 1.998.

1. Desarrollo histórico:

En este acápite solo pretendemos mostrar un panorama muy general de la


legislación y la fundamentación normativa y jurídica tenida en cuenta por
los jueces para definir la responsabilidad del Estado en aquellos eventos
que fuese demandado. No se trata de hacer un recuento histórico de la
jurisdicción contencioso administrativa en este sentido, pues, para ello se
recomienda la lectura de los capítulos pertinentes en las obras de los
profesores Libardo Rodríguez y Ramiro Saavedra Becerra, en especial de
este último, quien trata el tema con mayor extensión (léase ordinales 5 y 6
de la primera parte de la obra citada, Págs. 95 a 137).

Lo primero que debemos decir es que antes del desarrollo tecnológico e


industrial que se dio en Europa, esto es, hasta la primera mitad del siglo
XIX, en Francia al igual que en Inglaterra chocaba el principio de la
responsabilidad del estado, pues, regia el concepto de que por el Estado
ser “ soberano” no respondía a los ciudadanos por los dos daños causados
en su actividad gubernamental; en otras palabras: bajo el esquema o
principio de la Soberanía se daba una absoluta irresponsabilidad estatal.
Recordemos la proclama del Rey Sol LUÍS XIV “EL ESTADO SOY YO”
A fines del Siglo XIX con los avances tecnológicos, el desarrollo industrial,
la intervención del Estado en las actividades de los particulares, incluso la
misma prestación de los servicios públicos por parte del Estado fue dando
paso al incremento de la posibilidad de que la actividad pública se
tradujera en daños a los particulares, todo lo cual fue dando al traste con
la aparición de la “ institución de la responsabilidad administrativa por
parte del Estado, no pudiéndose echar de menos el famoso “Fallo Blanco”
del 8 de febrero de 1.873 en Francia con ocasión del accidente de tránsito
producido por una vagoneta de una empresa estatal productora de tabacos
que atropella a la menor Agnes Blanco al cruzar los rieles que cortaban
una calle en la ciudad de Burdeos; su padre formula demanda civil ante
un juez civil, quien se declaró incompetente, conociendo del asunto el
Tribunal de Conflictos, destacándose del fallo en mención que se acaba por
completo con la absoluta irresponsabilidad del Estado, se define la
competencia en los jueces administrativos para conocer de los procesos de
responsabilidad extracontractual del Estado y se deja establecido que
dicha responsabilidad se regía por normas especiales y en manera alguna
por los preceptos del Código Civil.

Nuestro país no fue ajeno a tal influjo de la jurisprudencia francesa, como


lo veremos más adelante, pero, no podemos dejar de comentar que cuando
Simón Bolívar creo por vez primera el 30 de octubre de 1.817 el Consejo de
Estado se trataba de un organismo consultor del gobierno nacional,
habida cuenta que no contaba con funciones jurisdiccionales, sino
meramente consultivas. Posteriormente la Constitución de 1,830 le amplio
las funciones de órgano consultivo al de redactar proyectos de ley, pero no
pasaba de ahí, de tal forma que podemos afirmar que era muy incipiente
por no decir inexistente la responsabilidad estatal, pues solo se
consagraba en los casos expresamente previstos por el legislador, como
por ejemplo la ley 1ª del 31 de julio de 1.823 sobre indemnización por
daños causados en trabajos públicos, y las diferentes leyes que se
expidieron con ocasión de las constantes guerras civiles que se dieron en
el siglo XIX para regular la indemnización de perjuicios causados a los
civiles por la ocupación de terrenos, toma de ganados por parte de los
ejércitos republicanos.

En la Constitución de 1.886 el Art. 151 le dio competencia a la Corte


Suprema de Justicia para conocer de los asuntos en que el Estado fuera
responsable por daños a los particulares, de tal manera que se observa
una marcada influencia del criterio civilista en la definición de los procesos
de responsabilidad estatal, al punto que el profesor Libardo Rodríguez en
su obra detecta unas tres etapas cronológicas perfectamente
diferenciables en lo que concierne a la aplicación de las teorías civilistas
que fundamentan la responsabilidad, esto es, responsabilidad directa o
por el hecho propio, teoría organicista para imputarle responsabilidad a la
personas jurídicas (siendo el Estado una de ellas), responsabilidad
indirecta o por el hecho ajeno, culpa in eligiendo e invigilando,
responsabilidad por actividades peligrosas, etc.

Sin embargo y para efectos de estos apuntes, no nos interesa rememorar


aquellas épocas o etapas que señalo el profesor Rodríguez, pero si nos
parece conveniente citar algunas sentencias que van desde fines del siglo
XIX hasta 1.941 cuando se expidió la ley 167 de ese año mediante la cual
se expidió el Código Contencioso Administrativo, en el cual se
consagraron dos acciones de responsabilidad extracontractual del Estado:
una ordinaria para el restablecimiento del derecho violado por un hecho o
una operación administrativa, y la otra especial para la indemnización por
daños causados en trabajos públicos. Veamos:

 Sentencia del 22-oct-1896 que le impone condena al Estado por un


delito cometido por uno de sus funcionarios por la responsabilidad
civil derivada de tal hecho punible, acogiendo así la teoría del
órgano.1

 Sentencia del 20 de octubre de 1.898, mediante la cual se impone


condena al Estado por un hecho dañoso cometido por uno de sus
agentes, aplicando para ello las teorías de la culpa in eligiendo e in
vigilando.2

 Sentencia del 19 de julio de 1.936 por falla o negligencia en las


obras de mejoramiento a una vía pública.

 Sentencia del 30 de junio de 1.941 de la Sala de negocios


generales que aplica la tesis de la presunción de culpa por la falta
de vigilancia del funcionario y mala elección del mismo, así como la
noción de “falla del servicio” del Derecho francés, no siendo

1
Citada por Ramiro Saavedra Becerra en su obra (pag. 96).
2
Ibidem, pág. 97.
necesario identificar al funcionario público causante del daño, pues,
le bastaba a la víctima demostrar la falla anónima, orgánica o
funcional del Estado y su nexo de causalidad con el resultado o
hecho dañoso.3

 Sentencia de la C.S.J del 30 de junio de 1.962 en el caso de


Reinaldo Tinjaca contra el Municipio de Bogotá, con ponencia del
magistrado José J., Gómez, que acoge los conceptos de la
responsabilidad directa del Art. 2341 del CC., y de la teoría
organicista. La sentencia es unificadora e integradora de muchas
otras que se habían pronunciado en los años 1.947, 1.955, 1.956,
1.958, 1960 y 1.961.4

En el año de 1.964 se expidió el Decreto 528 que le atribuyo competencia


exclusiva al Consejo de Estado en materia de acciones de reparación
directa, perdiendo así la Corte Suprema de Justicia la competencia que
venía detectando hasta ese entonces. A partir de este momento se
abandona la legislación civil para fundamentar las acciones de
responsabilidad extracontractual del Estado y se empieza a utilizar el
derecho público, esto es, algunos artículos claves de la Constitución de
1.886 (los Art. 6º, 13, 20, 30 y 33, etc.) como norma o fundamento jurídico
para imputarle responsabilidad al Estado, pero en todo caso con un
marcado influjo de la doctrina y jurisprudencia francesa, lo cual se da
hasta el año de 1.991 cuando se expide nueva Carta Constitucional.

Con la expedición de la actual Carta Política de 1.991 se modifica por


completo el sistema normativo que servía de fundamento a la
responsabilidad estatal para recoger en un solo precepto contenido en el
Art. 90 que consagra la noción o concepto de “Daño Antijurídico imputable
al Estado” todas las diversas teorías que fundamentaban la
responsabilidad estatal.

En efecto, dispuso el Art. 90 de la actual CPP. “El Estado responderá


patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean imputables,
causados por la acción o la omisión de las autoridades públicas.” Se
entiende por Daño Antijurídico como aquel causado incluso por

3
Ob. Cit. 99.
4
Ob. Cit. Pag.98.
actuaciones licitas del Estado, pero que el ciudadano no está o no tiene
por qué estar obligado a soportarlo.

En otras palabras, a juicio del Dr. Ramiro Saavedra Becerra, se desplazó


el centro de gravedad sobre el cual estaba cimentada la responsabilidad
estatal en el concepto de “Falla del Servicio” para hacerla depender del
nuevo concepto de “Daño antijurídico” en el cual la antijuridicidad habrá
de predicarse cuando se cause un daño o detrimento patrimonial que
carezca de título jurídico valido y que exceda el conjunto normal de las
cargas públicas que deben soportar los ciudadanos.

A juicio de Ramiro Saavedra Becerra el exconstituyente Juan Carlos


Esguerra Portocarrero, presento una ponencia para debate en la
subcomisión, buscando sintetizar los diferentes textos y propuestas
presentadas las que estaban encasilladas en la necesidad de buscar un
texto constitucional que recogiera no solo la responsabilidad patrimonial
del Estado y de sus funcionarios, sino también incorporar los más
modernos criterios sobre la materia consistentes en radicar el fundamento
de esa responsabilidad en el concepto de daño antijurídico y su
imputación al Estado, de tal manera que se resolvía el problema que
planteaba en ese entonces la teoría de la falla del servicio público, dentro
de la cual no cabían otras formas de responsabilidad estatal, como lo era
por ejemplo la “teoría del daño especial” incorporada en nuestra
jurisprudencia del Consejo de Estado en el famoso caso del diario El Siglo
S.A., mediante sentencia del 29 de julio de 1.947.

Expresa también, el Dr. Saavedra Becerra que la nueva Constitución


Política a pesar de su amplitud en materia de responsabilidad no la hizo
exclusivamente objetiva, ni borro del ordenamiento jurídico el concepto de
“ falla del servicio” , de tal manera que la institución recoge de manera
general todas las diversas teorías que fundamentan la responsabilidad
estatal, desde los conceptos de falla presunta y probada del servicio, falla
anónima, riesgo excepcional, responsabilidad por trabajos públicos, por
daño especial y responsabilidad contractual. Para llegar a tal conclusión
se apoya en la sentencia del Consejo de Estado de fecha 8 de mayo de
1.995 con ponencia del Dr. Juan de Dios Montes, expediente Nro. 8118,
de la cual nos permitimos transcribir el siguiente parte:

“Esa laboriosa construcción jurisprudencial permitió al cabo de


muchos años, la consagración de un principio constitucional
constitutivo de la cláusula general de responsabilidad patrimonial del
Estado, tanto la de naturaleza contractual como la extracontractual;
es el Art. 90 de la Constitución Política vigente. De él y concretamente
de su inciso primero se deduce, como ya lo ha dicho la Sala en otras
oportunidades, que son dos las condiciones indispensables para la
procedencia de la declaración de la responsabilidad patrimonial con
cargo al Estado y demás personas jurídicas de derecho público, a
saber: el daño antijurídico y la imputabilidad del daño a algunas de
ellas. La noción de daño antijurídico es invariable cualquiera que sea
la clase (contractual o extracontractual), o el régimen de
responsabilidad de que se trate; consistirá siempre en la lesión
patrimonial o extrapatrimonial que la víctima no está en el deber
jurídico de soportar.”

2. Contenido obligacional del Estado como fuente de responsabilidad.

Siguiendo al profesor antioqueño Efraín Gómez Cardona, podemos afirmar


que la Constitución de 1.886 se resume en el enunciado “ El Derecho del
poder”, esto es, la ley está al servicio del poder. Mientras que la
Constitución de 1.991 es precisamente todo lo contrario “ El poder del
Derecho”, o mejor dicho la ley al servicio del hombre.

Con ello pretendemos adentrarnos en la temática general de que la


responsabilidad patrimonial del Estado es consecuencia del principio
general del Estado Social de Derecho contenido en los Art. 1º y 2º de la
C.P., en la medida que algunos preceptos de la C.P., entre ellos el Art. 209
enseñan que el comportamiento y actuación de los funcionarios públicos
en desarrollo de los cometidos del Estado debe estar precedido u
orientado por los principios de igualdad, moralidad, eficacia, Economía,
celeridad, imparcialidad y publicidad.

En otras palabras: del incumplimiento o desatención de esos preceptos


constitucionales que obligan al Estado a orientar su conducta y tener por
norte en todas sus actuaciones es que hallamos la fuente constitucional
de responsabilidad patrimonial del Estado.

Así por ejemplo: la teoría del daño especial es fiel reflejo del principio
constitucional de la “ igualdad” en la medida que todas las personas son
iguales frente a la ley y las cargas públicas; la corrupción de los
funcionarios públicos de tránsito y transportes que genera irregularidades
en la legalidad y buena procedencia de los vehículos es fiel reflejo del
principio de la Moralidad Administrativa; el funcionamiento tardío,
defectuoso o la simple omisión de actuación en la Administración Publica
es consecuencia natural de los principios relativos a la eficacia y
celeridad.

De igual manera, existen una serie de disposiciones legales (leyes,


decretos, etc.) contentivas de mandatos a cargo del Estado o de sus
funcionarios, como por ejemplo: las leyes 100 de 1.993 en materia de
salud y seguridad social, 105 de 1.993 en materia de transporte que le
impone al Estado la obligación de preservar y mantener todas las
carreteras del país.

En conclusión, como lo habíamos expresado líneas atrás, deseamos


destacar que toda la responsabilidad administrativa y patrimonial del
Estado se edifica sobre la base del incumplimiento por parte de los
funcionarios públicos a los fines del Estado previstos en la C.P., y demás
normas legales que regulan la actividad administrativa del Estado.

3. Imputación de responsabilidad:

Aquí nos referimos a la identificación del hecho dañino generante del daño,
y a la escogencia de la entidad o persona publica que debe responder por
el hecho dañino.

Respecto de lo primero se trata de identificar el hecho dañino que genera


la responsabilidad y no la causa inmediata que produce el daño, así por
ejemplo en el caso del asesinato al ex ministro de Justicia Low Murtra la
causa inmediata fue el disparo del sicario, pero la causa de la
responsabilidad fue la “omiso de vigilancia y protección “ para un
funcionario que de antemano se sabía estaba amenazado de muerte.

Respecto de lo segundo, esto es, la escogencia o selección de la Entidad


Publica que debe responder, se hace indispensable sobre todo en aquellos
eventos que pueden ser varias las entidades públicas a quienes les pueda
imputar responsabilidad. Para ello existen unos criterios, a saber:
 Orgánico: Hace referencia a la entidad a la cual pertenece el bien o
instrumento con el cual se causó el daño (arma de fuego, vehículo,
aeronave, etc.), o está adscrito el funcionario causante del daño.

 Funcional: hace referencia a la persona pública respecto de la cual


el funcionario está desplegando su actividad o funciones.

 Decisional: La persona publica que tenía el poder decisorio sobre la


actividad o cosa que genera el daño. Así por ejemplo la Gobernación
del Risaralda le confiere al Mpio de Santa Rosa de Cabal comodato
sobre una volqueta de la Secretaria de Obras Publicas, y estando el
vehículo ya en uso por el Mpio de Santa Rosa se presenta un hecho
de transito imputable al conductor del vehículo que es obrero del
respectivo municipio. Tenemos que por el factor decisional el hecho
es imputable al Mpio de Santa Rosa de Cabal, pero por el criterio
orgánico es igualmente imputable a la Gobernación por ser la
propietaria del vehículo. Jurisprudencial mente se ha dicho que el
factor decisional absorbe al funcional y este al orgánico.

3.1. Teorías que fundamentan la responsabilidad estatal: conceptos de


falla del servicio, responsabilidad por riesgo excepcional, y teoría del daño
especial.

 Falta o falla del servicio público: Es el régimen que podría


llamarse de derecho común de la responsabilidad administrativa, el
cual se caracteriza por la presencia de tres elementos constitutivos:
una falta o falla del servicio, un daño o perjuicio y un nexo de
causalidad entre aquella y este.

 Falta presunta del servicio: Comprende la misma definición


anterior, pero la victima está exenta de probar la falla del servicio,
pues esta se presume.

 Falla probada del servicio: Aquí la noción de falta o falla es a tal


punto esencial que corresponde al actor dar la prueba de su
ocurrencia, so pena del fracaso en las pretensiones.

 Teoría del daño especial: La responsabilidad de la Administración


se compromete cuando está en ejercicio de sus competencias y
obrando dentro del marco de las disposiciones legales, causa con su
actuación un perjuicio de naturaleza especial y anormal a un
administrado, un daño que excede el sacrificio que el común de los
ciudadanos deben normalmente soportar en razón de la peculiar
naturaleza de los poderes públicos y de la actuación estatal. La
existencia del Estado y su funcionamiento implica incomodidades e
inconvenientes para los asociados, que estos deben soportar en aras
del bien colectivo en tanto esas incomodidades no sobrepasen el
umbral de la igualdad de los ciudadano ante la ley y las cargas
públicas, pues, cuando quiera que se quiebre esa igualdad, aun por
el obrar legítimo y ceñido al derecho, será preciso restablecerla,
resarciendo los perjuicios que hayan podido causarse, porque la
equidad así lo impone. Esta teoría se aplica de manera excepcional
y por equidad, porque es subsidiarias, pues, solo se recurre a ella
tan solo en los casos en que el caso objeto de estudio no logra
encasillarse en los demás regímenes de responsabilidad. 5

 Responsabilidad por riesgo excepcional: Aquí el Estado


compromete su responsabilidad cuando quiera que en la
construcción de una obra o en la prestación de un servicio publico,
desarrollados en beneficio de la comunidad, emplea medios o utiliza
recursos que colocan a los administrados, bien en sus personas, o
en su patrimonio, en situaciones de quedar expuestos a
experimentar un riesgo de naturaleza excepcional, que dada su
particular gravedad, excede notoriamente las cargas que
normalmente han de soportar los administrados como
contrapartida de los beneficios que derivan de la ejecución de la obra
o prestación del ser servicio, pues, no sería lógica que al tiempo que
la administración se lucra de un servicio público se empobrezca
paralelamente el ciudadano, pues, quien quiera que obtenga
beneficios de una actividad generadora de riesgo, asume las cargas
que de ellos se deriven. En otras palabras: es el precio que

5
La jurisprudencia del Consejo de Estado ha hecho aplicación de esta teoría en los siguientes casos:
1.Sentencia del 29 de julio de 1.947 actor El Siglo S.A.. 2. Sentencia del 23 de mayo de 1.973 actor Vitalia
Duarte Vda. De Pinilla., captura del guerrillero Efraín González. 3. Sentencia del 28 de oct.-76 de Jorge
Valencia Arango. 4. Sentencia del 30 de enero de 1.987 con ponencia de Carlos Betancourt Jaramillo, 5.
Sentencia del 3 de mayo de 1.990 con ponencia de Antonio e Irisarri Restrepo, y 6. Sentencia del 10 de julio
de 1.997 de Ricardo Hoyos Duque. (léase la extensa cita hecha por Saavedra Becerra en su obra ya citada
Págs. 436 a 439.
fatalmente debe pagar el Estado frente a la modernización de los
servicios a su cargo.6

 Responsabilidad por expropiación y ocupación de inmuebles en


caso de guerra: Se fundamenta en el Art. 58 de la C.P. y en el
principio de la igualdad ante las cargas públicos, pero a diferencia
de la teoría del daño especial se refiere solo a casos específicos: la
ocupación o la expropiación de inmuebles en caso de guerra,
siempre que una y otra se muestren como indispensables para
lograr el restablecimiento del orden público.

3.2. Carácter relativo de la falla del servicio.

Con este enunciado se pretende destacar que no siempre el Estado debe


responder por los daños causados a los ciudadanos, pues, es necesario
analizar cada caso en concreto, en especial las circunstancias especificas
en que se produce el daño (circunstancias de tiempo, modo y lugar), los
medios o recursos con que contaba la Administración para atender el caso
particular, y la previsibilidad del daño, pues nadie esta obligado a lo “
imposible”, de tal manera que podemos afirmar siguiendo a Saavedra
Becerra, que no es razonable exigir de la administración un grado de
perfección de comportamiento que sus recursos humanos y materiales no
le permitan alcanzar.

Pensemos por ejemplo en la atención hospitalaria de urgencias en un


pequeño poblado o corregimiento rural donde escasamente habrá un “
puesto de salud” que no cuenta con los recursos técnicos y humanos
adecuados para atender un paciente en inminente peligro de muerte. O en
el atentado terrorista indiscriminado en una capital de departamento para
alterar el orden público, respecto del cual no se tenían noticias de
amenazas o posibilidad de ocurrencia, como ocurrió por ejemplo al
realizado en la ciudad de Cali en la calle 5ª entre Cras. 39 y 40 donde el
Consejo de Estado mediante sentencia del 3 de nov.-94 con ponencia del
Dr. Juan de Dios Montes exonero de responsabilidad, precisamente por la
imposibilidad de prever el atentado.

6
Léase sentencia del Consejo de estado Sección Tercera del 20 de febrero de 1.989 en Jurisprudencia y
Doctrina Tomo XVIII, Numero 208 Pág. 257 y s.s. de Antonio J. Irisarri Restrepo.
Una sentencia muy significativa del tema en discusión es la del 8 de mayo
de 1.998 expediente Nro. 11.873 del Dr. Jesús Maria Carrillo Ballesteros
en relación con el tema de la responsabilidad estatal por atentados
terroristas:

En efecto, dio en aquella ocasión el alto tribunal:

“ Si bien está probado que el demandante solicito a la fuerza pública


protección a sus bienes por amenazas que lanzo la subversión, la
mera circunstancia de elevar la petición de vigilancia y amparo no es
Pérez una causa constitutiva de responsabilidad administrativa frente
a los daños ocasionados, pues, el control de orden público que
corresponde al Estado no se maneja con criterio ABSOLUTO SINO
RELATIVO, ya que este servicio no es uniforme o igual en todos los
casos y situaciones, por cuanto varía según el supuesto de que se
trate, y aquí se observa que frente al caso como el presente la Sala
encuentra estructurados los elementos propios de la del carácter
relativo de la falla el servicio en la medida en que a la tropa
prácticamente le era imposible instalar de manera permanente
cuarteles opuestos de vigilancia en los predios del demandante.”
(Mayúsculas fuera de texto).

4. Responsabilidad del Estado por Error Judicial.

A nivel de la jurisdicción civil podría decirse que estaba consagrada


inicialmente en el Art. 40 del C.P.C., pero curiosamente la responsabilidad
era a título personal por el hecho propio del juez o magistrado, quienes
podrían ser demandados en un juicio ordinario por la parte afectada con la
actuación del funcionario, demanda que se presentaba ante la misma
jurisdicción civil dentro del año siguiente a la terminación del proceso
respectivo, y no ante la jurisdicción contenciosa.

Algunos comentarista afirman que esta norma fue sustituida por el


capítulo VI de la ley 270 de 1.996 que vino a reglamentar de manera
completa el tema de la responsabilidad del Estado por el hecho de sus
empleados y funcionarios judiciales7. Criterio que compartimos
plenamente, por cuanto la Sentencia nro. C-037 del 5 de febrero de 1.996
con ponencia de Vladimiro Naranjo Mesa declaro ajustadas a la
7
léase Código de Procedimiento Civil de la editorial Leyer (vigésima primera edición, Bogota 2001),
comentarios de Oscar Eduardo Henao Carrasquilla al citado Art. 40. (pag. 28).
Constitución todos los artículos 65 a 74 de la ley 270-96, salvo el inciso
2º del Art. 71, y el parágrafo transitorio del Art.73 8.

En efecto, disponen los artículos pertinentes de la ley 270-96, lo siguiente:

 Art. 65: De La responsabilidad del Estado: El Estado responderá


patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean imputables
causados por la acción u omisión de sus agentes judiciales.
En los términos del inciso anterior el Estado responderá por el
defectuoso funcionamiento de la Administración de Justicia, por el
error jurisdiccional y por la privación injusta de la libertad.

El precepto recoge el principio general de responsabilidad estatal


contenido en el Art. 90 de la Const. Pólit, y señala los tres eventos
puntuales de responsabilidad por fallas en la Administración de
Justicia, esto es: a) defectuosos funcionamiento de la Administración de
justicia. b) El error jurisdiccional y c) privación injusta de la libertad.

 Art. 66: Error jurisdiccional: Es aquel cometido por una autoridad


investida de facultad jurisdiccional en su carácter de tal en el curso
de un proceso, materializado a través de una providencia contraria a
la ley.

Solo pueden incurrir en el los jueces singulares o colegiados y fiscales


en las providencias (autos y sentencias) que llegaren a dictar en el
curso de un proceso.

 Art. 67: presupuestos del error jurisdiccional: El error


jurisdiccional se sujetara a los siguientes presupuestos:
1. El afectado deberá haber interpuesto los recursos de ley en los
eventos previstos en el Art. 70, excepto en los casos de privación de
la libertad del imputado cuando esta se produzca en virtud de una
providencia judicial.
2. La providencia contentiva de error deberá estar en firme

8
No obstante la declaratoria de inexequibilidad del parágrafo transitorio del Art. 73 que se refería a la
competencia del Consejo de Estado en única instancia para conocer de las acciones de repetición que el
Estado ejerza contra los magistrados de las Corte Constitucional, Suprema de Justicia, Consejo Superior de
la judicatura, y los Tribunales, o contra el Fiscal General de la Nación, el Vicefiscal y los Fiscales delegados
ante la Corte Suprema de Justicia y los Tribunales, consideramos que el contenido de tal norma ha recobrado
vigencia con lo dispuesto en la ley 446 de 1.998 que modifico el Art. 128 Nrales 12 y 13 manteniendo vigente
la regla de competencia.
La norma es de una claridad absoluta, pues, es lógico suponer que
si el afectado no interpone los recursos de ley habrá incurrido en la
causal de “culpa exclusiva de la víctima” (Art. 70 ídem) y ya no podrá
invocar el error jurisdiccional; además, si la providencia. no está en
firme, es porque todavía es susceptible de recursos.

 Art. 68: Privación injusta de la libertad: Quien haya sido privado


injustamente de la libertad podrá demandar al Estado reparación de
perjuicios.

 Art. 69: Defectuoso funcionamiento de la Administración de


justicia: Fuera de los casos previstos en los artículos 66 y 68 de
esta Ley, quien haya sufrido un daño antijurídico, a consecuencia de
la función jurisdiccional tendrá derecho a obtener la consiguiente
reparación.

La norma se refiere en concreto a los casos de “ error judicial” por


defectuoso funcionamiento de la Administración de Justicia que
produce daño a los usuarios del servicio judicial, como por ejemplo: 1.
La pérdida o extravió de una demanda ejecutiva en la oficina judicial
encargada de recibir las demandas y hacer el reparto. 2. El hurto o
defraudación que hacen los funcionarios del juzgado con los depósitos
judiciales del Banco Agrario9.3.El error que se comete al hacer el oficio
de embargo de un vehículo con el numero o letras de las placas de tal
forma que la medida cautelar recae sobre otro vehículo que nada tiene
que ver con el problema.

 Art. 70: Culpa exclusiva de la víctima: El daño se entenderá como


culpa exclusiva de la víctima cuando esta haya actuado con culpa
grave o dolo o no halla interpuesto los recursos de ley. En estos
eventos se exonerara de responsabilidad al Estado.

 Art.71 Responsabilidad del Funcionario y del empleado judicial:


En el evento de ser condenado el Estado a la reparación patrimonial
por un daño antijurídico que haya sido consecuencia de la conducta

9
Como es sabido en los juzgados Cuarto Civil Mpal de Pereira (años 80.) y recientemente en el Juzgado
Primero Civil del Cto, de nuestra ciudad ocurrieron dos casos de esta naturaleza.
dolosa o gravemente culposa de un agente suyo, aquel deberá repetir
contra este.
En aplicación del inciso anterior, lo pagado por una entidad pública
como resultado de una conciliación equivaldrá a condena (declarado
inexequible, sentencia C-037 febrero 5/96).
Para los efectos señalados en este artículo, se presume que
constituye culpa grave o dolo cualquiera de las siguientes
conductas:

1. La violación de normas de derecho sustancial o procesal


determinadas por error inexcusable.
2. El pronunciamiento de una decisión cualquiera restrictiva de la
libertad física de las personas, por fuera de los casos expresamente
previstos en la ley o sin la debida motivación.
3. La negativa arbitraria o el incumplimiento injustificados de los
términos previstos por la ley procesal para el ejercicio de la función
de administrar justicia o la realización de actos propios de su oficio,
salvo que hubiere podido evitarse el perjuicio con el empleo de
recursos que la parte dejo de interponer.

5. Responsabilidad del Estado por hechos del legislador: En un


principio existía la tendencia de aceptar la no responsabilidad del Estado
por el simple hecho de ser soberano. Pero hoy en día se excluyen los casos
en que la propia constitución política ordena indemnizar en los eventos de
expropiación y establecimientos de monopolios (léase arts. 58 y 336 de la
C.P.). En sentencia del 8 de Mayo de 1995 expediente No.8118 Magistrado
ponente Juan de Dios Montes, se consagro la responsabilidad del Estado
por la declaración de inconstitucionalidad de una Ley.

En sentencia No. C-149 del 22 de Abril de 1993 con ponencia de José


Gregorio Hernández Galindo se le dio efectos retroactivos a la sentencia
ordenándole al Gobierno Nacional restituir los dineros percibidos por
virtud de la norma declarada inexequible.

HERNAN CORTES CORREA


Docente.

Vous aimerez peut-être aussi