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INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL

Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería


Campus Zacatecas

ÉTICA

Fecha de entrega: 15 de noviembre 2019.

Juan Antonio Velásquez Martínez

Ingeniería en alimentos, 3LM1

Soluciones viables para disminuir o acabar con la violencia en México.

Hoy en día la violencia en México ha ido en incremento esta última década por la
inestabilidad política, económica y social que hay en el país. La inseguridad en
nuestro país es un constante peligro en donde sufrimos de perder la vida o de cerca
algún acontecimiento con el crimen organizado, un robo, un asalto, una agresión o
algo semejante.

La narrativa más popular sobre lo violencia en México es la de la izquierda: la


matanza tiene como causas estructurales la prohibición de las drogas y el aumento
de la pobreza que nos impuso el neoliberalismo y, como causa coyuntural, la
decisión del presidente Felipe Calderón de declararle la guerra al narcotráfico. La
violencia es resultado de una acentuada debilidad del Estado mexicano y de su
incapacidad para garantizar el orden y la seguridad pública. Esta crisis, que no es
transitoria ni localizada, presenta el riesgo de que conduzca al país a una situación
caótica, a una condición de Estado fallido (Escobar, 2011).

El crimen organizado es uno de los factores de la violencia en México, debido a este


fenómeno puede entenderse como una asociación de tipo empresarial con
ocupaciones delictivas que no se reducen al tema del narcotráfico, sino que
involucran actividades cuya persecución es exclusiva del gobierno federal, pero
también delitos de impacto internacional y local (Escobar, 2011). El gobierno puede
ser exitoso en incrementar el número de decomisos de drogas, armas y piratería o
en detener criminales, pero mientras siga habiendo actividades ilícitas que
signifiquen una utilidad para estas organizaciones, las mismas continuarán
existiendo (Hugo Torres Salaza, Óscar F. Contreras Montellano, 2016).

A partir de las actividades delictiva que ocurren alrededor de nuestro entorno uno
debe de tomar precauciones necesarias para no ser víctimas de las actividades del
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crimen organizado, uno como persona tiene que mantener un código de ética, para
saber cómo debemos comportarnos y tener una congruencia en lo que pensamos y
lo que hacemos donde nos hace acreedores de una personalidad autentica y llegar
conocer de nosotros mimos.

Actualmente, no basta con identificar la problemática de seguridad, sino que se


requiere plantear una Estrategia Nacional de Seguridad Pública que devuelva a la
sociedad la paz y tranquilidad a la que tenemos derecho.

Algunas soluciones personales, e implementadas por el gobierno, son con las que
uno toma en cuenta para que la violencia en México disminuya un porcentaje
considerable.

Soluciones viables

 Promover la cultura de la denuncia ciudadana de hechos probablemente


delictivos recurriendo a las campañas de difusión.

 Para derrotar a la violencia, dicen otros, lo que hay que hacer es actuar sobre
sus supuestas causas, esto es, la pobreza, el desempleo y la desigualdad en
los ingresos, mediante una mejor distribución de la riqueza (Montero, 2012).

 En este sentido, las políticas para combatir el crimen organizado requieren


del desarrollo de sistemas de inteligencia y contrainteligencia que
identifiquen las instituciones gubernamentales corruptas y brinden al Estado
los elementos suficientes para una adecuada procuración de justicia,
fortaleciendo el ejercicio de la acción policial y la creación de oportunidades
para el desarrollo económico y social (Montero, 2012).

 La solución permite pensar que el asunto es consecuencia de la falta de


fuerza del Estado. Esta afirmación se consolida al revisar los informes de
violencia, los cuales concentran las cifras de operativos realizados,
aprehensiones de criminales y decomisos de drogas y armas (Escobar, 2011).

 La participación de diferentes dependencias gubernamentales, a plantear


políticas públicas que trasciendan el mero combate frontal de los grupos
delictivos, y a buscar una solución desde las causas con estrategias a corto,
mediano y largo plazos.

 La solución radica en dos grandes líneas de acción: un pacto político para


cuando menos restaurar la gobernabilidad prevaleciente antes del inicio de
la ola de violencia y realizar, de una vez por todas, la reforma del sistema de

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justicia penal, cuyo eje central sea la implantación del esquema de
responsabilidades, esto es: que la permanencia en los cargos públicos
dependa del cumplimiento de los compromisos de reducción y control del
crimen (Escobar, 2011).

Estas acciones que se plantean en la presente estrategia, deberán ir alineadas a


las diversas disposiciones que se vinculan con la Seguridad Pública, Seguridad
Nacional, Derechos Humanos, Protección Civil, Responsabilidad Hacendaria,
Sistema de Justicia Penal, instrumentos Internacionales, y todas aquellas relativas
a las atribuciones de la Administración Pública Federal (Montero, 2012).

Las aseveraciones anteriores permiten clarificar la gravedad de la crisis de


seguridad que vive México, no vista desde los tiempos posrevolucionarios; el nuevo
gobierno recibió una seguridad en ruinas y un país convertido en panteón. Los
índices de violencia y las cifras de asesinatos ubican a nuestro país en niveles
históricos de criminalidad y entre los países más inseguros del mundo. Los altos
niveles de violencia han generado costos enormes para la economía y la sociedad.
Millones de personas han modificado sus patrones de vida para protegerse y
muchos han debido emigrar de sus comunidades para salvaguardar su integridad
(Obrador, 2017).

Uno como persona mantiene cuidados que nos hace seguros ante ciertas
situaciones de violencia, por lo que la seguridad de la gente es un factor esencial
para el gobierno de México asegurándonos bienestar mediante la razón primordial
de la existencia del poder público donde el pacto básico es la seguridad de la
población y disminuir el total de violencia para una sociedad, las cuales las
autoridades de nuestro país adquieren el compromiso de garantizar la vida,
integridad física y el patrimonio de los individuos.

En esta circunstancia de violencia e inseguridad confluyen factores muy diversos,


empezando por los de índole económica y social como la falta de empleos de
calidad y la insuficiencia del sistema educativo, la descomposición institucional, el
deterioro del tejido social, la crisis de valores cívicos, el fenómeno de las adicciones,
disfuncionalidades y anacronismos del marco legal e incluso la persistencia de
antiguos conflictos intercomunitarios, agrarios y vecinales. La persistencia y el
incremento de la pobreza, la marginación y la falta de servicios educativos y de
salud se encuentran en la base del auge delictivo que enfrenta el país, la corrupción
prevaleciente es la razón primaria de su descontrol, de su crecimiento y de la
imposibilidad de contrarrestarlo e incluso de contenerlo (Montero, 2012).

En tanto el fracaso manifiesto de políticas que han incrementado los problemas que
pretendían combatir, se desprende la necesidad de formular nuevos modelos de

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seguridad nacional, interior y pública, que permitan sustentar estrategias de
recuperación de la paz.

Podemos comprender la naturaleza del problema al cual nos enfrentamos, podemos


saber cuál es el remedio, pero aun así la solución podría estar muy lejos. El punto
es que la clase política mexicana no da muestras de la voluntad indispensable para
detener este proceso deterioro acelerado de la convivencia civilizada en el país.

Bibliografía

Escobar, L. (2011). ¿CÓMO VENCER LA VIOLENCIA EN MÉXICO? . En defensa


del neoliberalismo.

Hugo Torres Salaza, Óscar F. Contreras Montellano. (2016). Violencia, seguridad y


Estado de Derecho. 5 Congreso Nacional de Ciencias Sociales , 1561.

Montero, J. C. (2012). Democracia y crimen organizado. La estrategia contra el


crimen organizado en México: análisis del diseño de la política pública, 24.

Obrador, A. M. (2017). ESTRATEGIA NACIONAL DE SEGURIDAD PÚBLICA.


ESTRATEGIA NACIONAL DE SEGURIDAD PÚBLICA, 81.

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