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Los avatares de la

t ransmisión 1

Avatares

A . lo largo de este ensayo haremos referencia a la trans-


misión como fragmento, amor de transferencia (o equívocos
de u n amor); como arbeit (trabajo); como empr en di-
mien t o quijotesco / convicción; como el in ten to del yo
para elaborar una fir ma que lo vuelva reconocible para los
otros y para sí.
Consideraremos a la n-artsmisión como ilusión (la ima-
ginación no es la-mentira, asegura Pennac)2 necesaria al ser
y al ser con otros, y a las instituciones como encargadas de
sostener esa ilusión esencial. De este m odo, in ten tamos
destacar la complejidad del tema, es decir, a la vez: lo n o
transmisible, las imposibilidades de una tran smisión ple-
na, los felices fallidos de la tran smisión ; como el carácter
indispensable del in ten to de tran smisión sin el cual no hay
lazo social n i sujeto.

| Fragmento:3 a propósito de la noción

Para nosotros, abordar la transmisión implica imagin ar u n


particular rompecabezas. Tenemos piezas que no encajan
en los lugares disponibles, y a la vez hay espacios para pie-
zas inexistentes. Esto significa admit ir, de comien zo, lo
que n o es transmisible, lo que n o se tran smite, lo que al

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LA TRANSMISIÓN EN LAS SOCIEDADES, LAS INSTITUCIONES Y LOS SUJETOS LOS AVATARES DE LA TRANSMISION

transmitirse se transforma, lo que en la tran smisión pasa y queda in t act o, El carácter fragmentario de la tran smisión no debe aquí ser en t en didp.
lo que en la tran smisión se pierde. como un déficit, sino como la renuncia a la preten sión totalitaria de que
Lo in completo y lo inacabado permanentemente se h arán presentes en todo sería transmisible y todo sería resignificado. Sostendremos que es
el in t en t o de con struir una figura ún ica de la t ran smisión a la que h abr á don de la t r an smisión renuncia a ser imaginariamente t ot al, completa, aca-
que renunciar, sin por ello renunciar al juego de explorar el vaivén met á- bada, don de comienza y tiene lugar, toman do la forma de u n registro sim-
for o- m et on ím ico, al que la n oción in vita. bólico que no reniega del imagin ario, pero que en él no se ahoga (evitan-
A eso nos dedicaremos en este ensayo pensado al modo de u n tropo do así el trágico destino de Narciso).
(figura de significación) que presta a las ideas una forma extranjera que las Pensar la t r an smisión sin resquicios, sin intersticios, sin huecos, imagi-
disfraza sin ocultarlas, esperando que el sentido mismo del camuflaje sea narla como una memoria completa que se ofrece, sería con fun dir el traba-
crear condiciones para su develamiento. jo de la t r an smisión con la omn ipoten cia. Esto no implica negar que en
Será cuestión aquí, en consecuencia, de metáforas y meton imias. La toda t ran smisión puede ofrecerse aun aquello que no se tiene, si un o desea
metáfora alude a una palabra sustituta, se funda en una transferencia de inscribirse en una posición en la que pedagógicam en t e se con fun dirían los
denominaciones por semejanza, elige designar, por parecidos estables, con perfiles de Jacotot y de J. Ran ciére y que no se aleje de lo que J. Der r ida 5
u n signo diferente al h abitual. Por su parte, la metonimia trabaja por con - sostiene: es posible dar lo que no se tiene?
t igüidad entre polaridades. Com o todo tropos, metáforas y meton imias Propondremos pensar que es en este ofrecimiento de lo que no se
potencian el concepto. posee, en este sostener lo que no se es, donde la t ran smisión se lleva a cabo.
Com o en todo tropos, entre la an alogía y la con t igüidad algo se despla- Diremos t ambién que es la con fusión entre tran smisión y transferencia
za y a la vez se pone en evidencia. El movimien t o que elude, alude y, al que los equívocos se vuelven fértiles.
aludir, algo deja escapar. Si la tran smisión es de fragmentos, lo que puede esbozarse encuentra en
Será cuestión aquí de algunos desplazamientos, de modo tal que estare- la escritura la forma de u n ensayo. Es decir, una búsqueda de las palabras que
mos proponiendo pasajes entre tran smisión / transferencia / educación , sin digan algo acerca de una particular experiencia, la que aproxima, sin t er m i-
desconocer que los desplazamientos dejan fuera una parte, un fragmento, de nar de superponer, el sentido del concepto de tran smisión al de educación .
la cosa en sí y de su representación. De esto justamente tratan los avatares.
Entre transmisión / educación:
| Hipótesis: la transmisión como fragmento desenmarañando equívocos

La n oción de fragmento se destaca en la teoría freudiana: ésta sostiene que es Asociar t r an smisión a educación obliga a desen marañ ar equívocos, así
mediante un fragmento que pueden llevarse a cabo modificaciones en la como a recordar el peso de las marcas inaugurales. Esto se vuelve paso obli-
posición subjetiva; señala que los sueños ofrecen fragmentos de recuerdos4 y gado frente a la pregunta acerca de la pertinencia de retomar la palabra
es también en términos de fragmentos que la teoría denuncia lo que queda (tran smisión ) y frente a la necesidad de precisar cóm o la significamos.
como resto, aun allí donde el análisis ha hecho su trabajo. Se h ará necesario tener presente que no en todos los tiempos, y no sino
Todo análisis es, será, análisis de lo fragmentado. Quizás toda tran smisión ocasionalmente, la n oción estuvo asociada a la educación (a la for mación
también tenga esa forma, tanto en lo que se ofrece, como en lo que se signifi- y a la pedagogía).
ca y permite a otro hacer de lo puesto allí, algo que deviene propio. H a sido en los comienzos de los tiempos una particular t r an smisión la
Estamos sosteniendo, aquí, que la transmisión se lleva a cabo al modo en que que in terrogó al h ombre: la tran smisión de pensamientos. A esta in qu iet u d,
W in n icott describe al objeto transicional. En consecuencia, puede comprender- oscilando entre creencia y ciencia, se le adjudicaron distintos nombres. La
te como una propuesta de rasgos parciales sobre los que se lleva a cabo la posi- adivin ación fue un o de los modos de relacionarse con lo aún no sabido —lo
bilidad identificatoria, propia a la siempre inconclusa producción de identidad. aún no t r an sm it ido- . La manera de designar racionalmente aquello que

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inexplicablemente accedía a la conciencia de alguien (estando en la con - La opor t un idad de pensar el concepto debe resistir la tentación de un
ciencia o inconsciencia de otro) se llam ó, en cambio, telepatía. elogio n ostálgico 8 o de una re-colocación desmemoriada;9 debe en conse-
La física, como disciplin a, tuvo y tiene maestría sobre el concepto y los cuencia desentenderse de todo oportun ismo y de toda amnesia y fundamen-
in fin it os desarrollos que lo aplican. Explicadora de lo que acontece y de talmente desagregar tran smisión de toda (de cualquier) idea de con ten ido.
los avatares por los cuales algo no acontece, tiene ciu dadan ía en la en ergía, En efecto, si entre-dos algo se tran smite, esto n o se dejará atrapar en una
el son ido, la luz, la potencia. n oción de con ten ido. Afirmaremos que si entre-dos algo se tran smite, es
Por su parte, las teorías de la com u n icación h icier on opor t un amen t e, aquello que resulta de una pedagogía que no reniega de la transferencia.
de la n oción de t r an sm isión , casi u n fetiche iden t ificat or io, con epicen - Esto podr ía llamarse pedagogía de la transferencia sólo si, previamente, se
t ro en la in for m ación . renuncia a hacer de la transferencia una pedagogía.
Aquello que se transmite tiene en sus múltiples soportes, orígen es y des- Sostendremos que sin transferencia no hay t r an smisión y que, con ella,
tinatarios, variables que h an sido objeto de aten ción y desarrollo. An u n cia la tran smisión alude a algo que desborda el con ten ido volvién dolo casi un a
casi todas las posibilidades y también denuncia los riesgos de lo que se pro- excusa.10
paga y amenaza (la tran smisión de la enfermedad).
Vin culada al con ocimien t o, la tran smisión tuvo épocas en las que Transmisión y transferencia
n ombraba un estilo de relación pedagógica que resultaba de congelar a los (acerca de un amor tan pertinente como imposible)
sujetos y compartimen talizar saberes, volvién dolos didactizables.
Estas propuestas h acían , de lo pasable, el centro de un a escena imagi- El dato por concreto que sea, es ficción, la verdadera realidad está en el
naria. Alguien tiene algo, lo pasa a ot r o, que lo recibe. Todo traspié en el sentido de la experiencia.
proceso, en ten dido como lin eal, llevaba el n ombre de fracaso. Esta pers- PERCAS D E P O N SET T I 1 1
pectiva mecanicista h izo que, en ocasiones, la n oción perdiera t odo encan-
to y se volviera casi repudiable. La n oción de transferencia tiene larga data y diferentes inscripciones. Alu de
Recientemente puede observarse un regreso de la n oción (evocada en a una relación (afectiva, jurídica, política, pedagógica), cuyo estatuto pod r á
pr oxim idad de lo in tan gible) y asistimos así a numerosas propuestas peda- registrarse en la conciencia cognoscible, o en el registro que el in con scien -
gógicas y curriculares tituladas la transmisión de los valores (no se h abla del te lleva de las experiencias. Ést as siempre se concretan sobre la base de frag-
valor como equivalente del coraje, se sustituye el valor de cambiar u n esta- mentos desplazados y re significados.
do de cosas in just o, para reinstalar sucedán eos, tranquilizadores de con - Recordemos que la n oción de transferencia no es origin aria del t er r i-
ciencias que sólo piden ser tranquilizadas). De este modo, la consigna es t or io psicoan alít ico 1 2 donde la re-encontramos en ocasión de estas reflexio-
exitosa y prolifera, como in ten ción o necesidad, a la vez que el coraje de nes. Su tran sdisciplin ariedad de origen alcanza realidades objetivables y
con struir un m u n do m ás justo quedó relegado a ser una an écdot a (poco figuras subjetivas.
recordada) de otros tiempos. Simplemen te para hacer presente la m u lt iplicidad de orígen es y senti-
Algun os vocabularios y diccionarios de la educación h an evitado hacer dos, pun tuemos:
un apartado a la n oción de tran smisión como t al. 7 Sin embargo, cabe recor- • El concepto fue clave en el pensamiento de Hobbes, 1 3 quien fun da el or i-
dar que ella n o ha estado ausente en una in terpretación clásica que aú n se gen de lo social en una transferencia que conlleva una renuncia (ren un -
evoca, la que h acía de los pequeñ os del h ombre sus destinatarios. cia al ejercicio del poder a la letra). Renuncia que ofrece un beneficio
Nos proponemos algunas reflexiones y asociaciones (no del t odo libres) secundario, ya que el desplazamiento de una parte de la libertad fun da
por las cuales quisiér amos dar al concepto otra actualidad, quizás una las condiciones de posibilidad del lazo.
opor t un idad. La opor t un idad para el concepto conlleva siempre una opor- • Por su parte, E. H . W eber 14 encuentra que es la n oción que mejor expli-
t u n idad para el pensar, a sabiendas que no todo pensar deviene u n saber. ca el desplazamiento de una capacidad de aprendizaje. Si una parte del

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cuerpo se ve afectada por u n trauma, transferirá su saber a otra parte (así Estamos dicien do que en ese llamado amor, amor que n o es tal (sin por
un a man o apren derá a hacer lo que h acía la otra mano cuando ésta n o ello dejar de serlo), la persona es la equivocada. Dich o de ot r o m odo, el
pueda seguir ejerciendo ciertas actividades). Transferencia es aqu í despla- amor de transferencia sostiene la tran smisión actualizando deseos incons-
zamien to de fun ción y de capacidad, a la vez reparación y sust it ución . cientes en el marco de una suerte de equívoco: alguien cree que el ot r o es
• R. Klein pau l 1 5 (lingüista cuya pr oducción Freud con ocía) remite a la lo que el ot r o n o es, alguien elige un destinatario allí don de no hay nadie
n oción al destacar una lógica de la semán tica de las lenguas que opera por o don de hay u n hueco.
• transferencia (metáfora y met on imia). Esta sumatoria de errores, resultantes de otros tantos desplazamientos, nos
• En otro registro, L. Feuerbach 16 recurre a la n oción para abordar la relación permite sentir que algo nos está singularmente dirigido cuando su destinata-
creencia-conocimiento, afirmando que es por re-apropiación de lo transfe- rio es universal. Es así como la cultura, actos dirigidos a otros esparcidos en
rido (imagen de sí) a Dios, que el h ombre tienen u n saber sobre sí mismo. el futuro, tiene chances de encontrar a los con temporán eos.
Las figuras de la transferencia (desplazamientos, atribuciones que la figu-
A l en con trar los procesos de transferencia en la cura (y en la sin-cura) sea ra del otro soporta o involuntariamente convoca) tendrán distintas escrituras
como obst áculo o como justificativo del trabajo, S. Freud le ot or gar á al en educación . La encontramos en lo que G. Steiner den omin ará una suerte
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concepto u n sentido que va m ás allá de lo terapéutico, para advertir que de salvavidas contra el vacío. " Y la hallaremos en Castoriadis,21 cuando la des-
domina todas las relaciones de una persona con su entorno. cribe con precisión como una suerte de enamoramiento.
Si el sujeto no es sin otro, los procesos de transferencia, es decir, lo que Pontalis, investigador de los recovecos del alma, en un texto cuyo títu-
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se deposita en el otro o en la relación (como resultante de desplazamientos lo n o deja lugar a dudas, Exactitudes, afirma que la atracción o el rechazo
de representaciones y de afectos) y los procesos de con tra transferencia (las a tal o cual campo del saber debe buscarse en las cualidades que le prestamos.
estrategias de réplica /respuesta) se vuelven algo fundante de lo h uman o. Insistamos. Precisemos. El amor del que se trata n o es un amor inter-
La misma iden t idad resultaría así de los reacomodamientos de la trans- personal, es un verdadero / falso amor y tendrá por ley no ser nunca actuado
ferencia (de su acept ación , rechazo, ignorancia; de su pr ovocación ; hasta n i correspondido, resulta de u n desplazamiento que todo buen educador sos-
de su eventual m an ipu lación ; de su deseable elabor ación ). tendrá, no aprovech ándose de la confusión (y renunciando a la seducción ),
Podemos decir: en las relaciones algo se da con lo que se ofrece, que va haciendo que el afecto, la libidinización, pase, se desplace y alcance al objeto.P
m ás allá de la cosa en sí. Algo se pone en lo que se recibe, que agrega sen-
tidos a la cosa en sí, u n valor agregado. El fragmento trans
¿Se trata de u n valor intelectual agregado? Preferimos designarlo como —lo que está antes (el prefijo)-
u n valor deseante agregado, queriendo de este modo in dicar que n o es aje- deviene otra cosa
n o a u n amor acerca de cuya verdad hay discusión desde siempre. Am o r
acerca de cuyo origen se debate. Amor de transferencia. La metáfora del viaje es propia a los ritos de in iciación , a los mitos de la for-
Ese amor desubicado (mal a propos), como gustaba defin irlo Octave mación y a no pocas figuras pedagógicas. Sabemos que trans alude a aque-
Man n on i,' 7 n o es el obst áculo sino el soporte de la t r an smisión . Esto n o llo que sobrepasa un límit e, 2 4 que no se contenta con un lugar sedentario o
significa que en sus versiones negativas no devenga en su im pedim en t o. sedentarizante.
Ese amor (de transferencia) debe plegarse a un a regla fun damen tal: la Que lo pre-fijado, lo pre-establecido, lo in st it uido, n o ate, n o lim it e,
de su renuncia. Un a regla ética, una regla de abstinencia, im pide toda res- no encadene, tal vez sea la consigna de toda tran smisión que se lleve a cabo
puesta en el plan o real. En efecto, si bien u n rasgo del personaje concreto bajo la figura del d on .
podr ía identificarse como causa, se sabe que n o se trata de él, sino de u n Si el r it ual social de tran smisión es un imperat ivo; si es lo que cambia
personaje in tern o (con el cual el externo guarda sólo eventualmente algu- de lugar, lo desplazado, lo que hace al sujeto. El sujeto es lo que resulta de
na relación , ofrece u n pu n t o de semejanza).18 su trabajo con lo de antes, lo que parece pre-fijado. 25

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El encuentro con lo de antes pasa en una época sin tiempos precisos, en la sible com ú n , de u n h abitat com ú n con stituido por el entramado de un a
que suelen coincidir, con distintos nombres: los tiempos de los orígenes (siem- pluralidad de actividades.33
pre vigentes y acerca de los cuales pesará la ley del olvido); luego esa tempora- De este m odo, el trabajo político conlleva la actividad psíquica de
lidad inconclusa y no cronológica a la que suele llamarse infancia y, durante, apuntalar el despliegue de los sucesivos transvestimientos del enigma sub-
más tarde y simultáneamente a todos los anteriores, el tiempo del ser. jetivo y de sus libretos capitales, para ofrecerles u n tratamien to in st it ucio-
Cada un o de los tiempos - y de las maneras de llam ar t e - : vuelve a pasar n al, u n t r ámit e n o ajeno al lazo social que impon e, como con dición de
2
bajo la forma del aprés-coup; '' o nos lo encontramos en esa con fusión entre existencia, la sublimación .
novedad y déja-vu que es propia a la repetición . El encuentro con lo de Trabajo político / psíquico identificable con la actividad cultural enten-
antes n o cesa de pasar en cada presente, volvién dose en cada ocasión ot r a dida, que ya mencionamos como aquella que se dirige a otros fuera del alcan-
cosa. A l decir de los n omin ados padres en la escritura de M . Dur as2 7 se ins- cen Laplanche señala que se trata de otros esparcidos en el futuro, pero bien
criben'semejanzas y diferencias. podr ía entenderse de otros esparcidos en distintos tiempos, para retomar la
"Lo que les interesaba cuando leían alguna biografía era en qué se emple- con cepción de Derrida de la co-presencia fan tasmática 3 5 que toda política de
aba el tiempo de una vida y no los accidentes singulares que la convertían en la justicia requiere en su confluente política de la memoria.
una existencia privilegiada o desastrosa. Además, a decir verdad, incluso aque- La n oción de trabajo es aquí equivalente de Arbeit y, en consecuencia,
llos destinos se parecían a veces entre sí. Antes de aquel libro, el padre y la señ ala proceso, camin o, es decir, no tan to aquello consumado por alguien
madre no sabían hasta qué punto su existencia se parecía a otras existencias. sino lo que en alguien se lleva a cabo.
"Todas las vidas eran iguales, decía la madre, menos en lo de los chicos. Arbeit de transmisión viene entonces a enunciarse y aludirse en sin ton ía
Con los chicos nunca se sabe. con nociones donde el sentido del trabajo se ofrece como equivalente al que
"Es verdad, decía el padre, con los chicos nunca se sabe." queremos darle aquí (y nos referimos en particular al trabajo del sueñ o, tra-
bajo de duelo, trabajo de in terpretación , trabajo del an álisis), sentido que
| Hipótesis: la transmisión / educación como Arbeit28 inmediatamente nos dice algo que implica ir más allá de todo con t en ido 3 6
para atender a una experiencia.37 Es decir, a una emoción / con m oción del
Imposible avanzar sin exponer(nos) a defin ir el verbo educar. Dir emos m u n do in t er n o, que n o nos dejará idén ticos a nosotros mismos.
(volveremos a decir) describiendo su hacer, que significaremos educar En ese Arbeit los otros no están ausentes: las generaciones sólo en una ilu -
como el trabajo político de ofrecer a la pulsión un destino que no sea ni la sión son pensadas (al modo de Dur kh eim ) como sucesivas. En la existencia
inhibición, ni el síntoma, ni la angustia. de cada sujeto, en sus opciones identificatorias, múltiples generaciones con -
Acerca del carácter político de la educación , en distin tos trabajos viven, prestan voz y rostro a lo ausente. Los fantasmas de los antepasados
hemos sostenido que el verbo enuncia la part icipación de m ás de u n suje- muertos no dejan de sostener una oferta identificatoria (al entender de
to en el trayecto que hace de u n manojo pulsional un sujeto de la palabra; Kammerer, que los define como prestadores de identidad), cuando n o están
y an un cia el devenir del pequeño del hombre a sujeto social median te el enla- squattant al sujeto a son insu (como magistralmente lo relata H am let y la
ce de las simult án eas y sucesivas filiaciones simbólicas que dibu jan la figu- 3
figura tradicional del dibuk). "
ra del otro como semejante. En el m u n do in tern o del sujeto, los antepasados dialogan , discuten , se
A los efectos del accionar del verbo, les dimos n ombre: función jurídica; disputan con los referentes que t om ar on a su cargo las funciones de an fi-
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función arcóntica; función económica. triones e in térpretes de los nuevos (fun ción materna / fun ción paterna), se
Esas funciones remiten claramente a lo político como acción / ocasión agregan a la con versación aquellas figuras con t empor án eas cuya iden t idad
.sometida a las reglas de una ética (un actuar con justicia y justeza) y una vuelve tentadora a la iden tificación (por razones comprensibles y, sobre
est ét ica 3 0 (no cualquier estética, sino aquella a la que Ran ciér e 3 1 da el n om - t odo, por razones n o elucidadas o, simplemente, por sinrazones).
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bré de la fábrica de lo sensible^ es decir, la con st it ución de u n m u n do sen-

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Hipótesis: la transmisión como emprendimiento Al re encontrarse con D o n Quijote, éste le reclamará el relato de la
quijotesco39 (convicción 40 y convencimiento) recepción de su mensaje. Quiere conocer el efecto en su enamorada (aun
a sabiendas de que la carta qu edó en su poder olvidada por el mensajero).
Algo ocurre entre u n sujeto y otro sujeto, algo que excede y desborda el Sancho, por toda respuesta, apuesta a la locura de su Señ or e inventa una
algorit mo de su sumatoria. Colocados a pr oxim idad o a distancia, en con - historia que evite reconocer los múltiples fracasos de la tran smisión imposi-
tacto desmienten el 1 + 1 = 2 para dar lugar a orra cosa. ble. En tre ambos personajes se desarrolla un diálogo conmovedor, que da
Quizás para abordar el tema im por t e reconsiderar un a carta de amor cuenta de la luch a entre delirio y razón (pero sería difícil adjudicar el prime-
(P. Salinas la considera la mejor carta de amores de la literatura española)^ ro al Quijote y la segunda al Sancho embustero).
que nos ilustrará con la extrañeza de su singular trayectoria, dado que n o Sancho in ven ta tan to o más que su mismo Caballero, pero su creación
será escrita en el papel adecuado, no logrará ser tran scripta, n i entregada, fan tástica le con fir ma al h idalgo que si él cree en la hermosura de la cam-
n i leída, n i respondida. El emisor sabrá que n un ca alcan zó su destino y sin pesina, ella cree en su amor aun sin leerlo.
embargo recibirá una respuesta del personaje imagin ario que cobr ó vida De m ás está decir que nunca Sancho con versó con Dulcin ea, que n u n -
propia sin tenerla, cuya con testación retorna con fir man do su existencia. ca le en tregó la carta, que ésta nunca dijo que no la leería porque no sabía
En esta h istoria ocurre que la misiva está dir igida a la persona equivoca- leer, que Dulcin ea n o hizo trizas el texto después de confiar en la veraci-
da. Sin embargo, alguien la escribe a sabiendas de que el ot r o n o es lo que dad del amor del H idalgo, según insinuaran las palabras del mensajero que
es (en su imagin ar io), a sabiendas t am bién de que el ot r o es lo que n o es nunca existió.
(su in ven t o). De m ás está decir que el Hidalgo Caballero, de tan to desear ser amado,
U n enamorado en vía u n mensaje que a la lettre n o llega (no podr ía ha logrado el amor de la señ ora; de tan to desear que ella exista, ha creído el
hacerlo dado que el destinatario n o sólo era inexistente, sino que en su embuste del escudero que, de tanta men tira, ha con struido finalmente un a
inexistencia era iden tificado como analfabeto, y como tal estaba im posibi- existencia.
litado de develar las sutilezas del mensaje). Esta comedia de amor y equívocos, este em peñ o cervan tin o (si no qu i-
1 1
Recordemos la h istoria in ven tada (tran smitida) por u n in quiet o
42 jotesco), pone en evidencia la convicción ' que sostiene la transferencia y la
narrador, Migu el de Cervantes Saavedra: Quijot e desea t r an smit ir a t ran smisión : una carta nunca enviada llega a quien n o es y no siendo reci-
Dulcin ea u n mensaje de amor, no encuentra el buen soporte (una carta de bida obtiene un a respuesta.
amor n o se escribe en cualquier papel), la escribe entonces don de puede y Alguien ha sido tomado por lo que no es, algo ha sido dir igido a la per-
solicita a Sancho (encargado de transportarla al Toboso) que la aprenda de sona equivocada, y a cambio (a sabiendas de la ficción, como Cervantes se
memoria, ya que, de extraviarse la misiva, el escudero / mensajero pueda encarga de evidenciar en la segunda parte de D o n Quijot e), algo ha sido
dictarla a u n escriba. recibido de lo que nunca pudo ser enviado: u n mensaje (de amor ).
Gesto de confianza in fun dado, como Sancho mismo le señ ala al
Caballero: su memoria no es algo con lo que se pueda contar. De todas I La transmisión: entre herencia y firma
maneras, Quijote insiste y lee la carta en voz alta para que sea recordada
por su escudero. Los poetas no cesan de afirmarlo de vez en vez y de época en época. Lo
El.man uscrit o en papel, sin embargo, no se perderá. Le ocurrirá algo que afirma Goeth e: Lo que tus antepasados te han dejado en herencia, si
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peor que eso: quedar á con el Caballero (n i Quijot e n i Sancho que parte quieres poseerlo, gánalo en con trará correlato en la voz de Rene Char,
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sin ella reparan en ese lapsus). Llegado a las Ventas, Sancho sin man uscri- Nuestra herencia no está precedida por ningún testamento.
to in ten ta recuperar los fragmentos de recuerdos para dictarla al escriba. Algo nos es dejado por otros, pero eso no alcanza para hacerlo propio. La
La recon strucción del texto es completamente in fiel al or igin al, poco herencia nos es menos legada que inventada. En todos los casos, la tran smi-
im por t a, la dama en cuestión , si existe, es iletrada. sión trabaja lastrando si se presenta al modo de obstinaciones duraderas,46

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sólo si nos dejamos atrapar por ellas, si nos volvemos sus cómplices. Notas
Ganamos nuestras herencias. Las inventamos. Pura n egociación fantas-
mát ica y elaboración de las lealtades invisibles. 1. Este texto se elaboró al mismo tiempo que un artículo para la revista Le
El apellido se hereda, el nombre es adjudicado. Sólo la firma tiene algo de Télémaque, la semejanza entre ambos es casi total. Aquí se incorporan reformu-
lo propio. La firma es la traza del intento de devenir singular y hacer de lo reci- laciones y elementos complementarios. Ambos textos contaron en Laurence
bido otra cosa, algo que como marca será reconocida en el borde, no podrá ser Cornu con un interlocutor cuya generosidad e inteligencia quiero agradecer.
borrable e instalará el trabajo entre marcado por a la vez que diferente a. 2. Pennac, Señores niños, Bogotá, Norma, 2000.
El sujeto podr á pensar, decir, escribir: firmo, confirmo. Todas esas expre- 3. Recordamos el texto de Freud a propósito del Pequeño Hans, cuando señala que
siones dan cuenta de la aparición del yo que, en la firma, afirma con t in ui- ese joven investigador descubrió tempranamente que todo saber es fragmenta-
dad e in auguración . La ilusión de la con tin uidad es una ilusión necesaria al rio y que cada vez que se sube un escalón en la escalera del conocimiento un
yo, como le es fundamental la in auguración . Ambas, ilusiones y necesidades, residuo no resuelto permanece (Cinqpsychanalyses, París, Puf, 1979, pág. 165).
nos vuelven propietarios de nombres asignados y apellidos recibidos. 4. Sobre este punto en particular remitimos al historial del hombre de los lobos,
La tran smisión alberga esa ilusión en cuya realidad trabajamos ganando Freud insiste allí sobre el valor del fragmento clínico.
herencias-nunca legadas, legando herencias de las que n o somos dueñ os. 5. Derrida, J., La fausse monnaie, París, Galilée, 1991.
6. Sobre estos aspectos, ver en la revista de Cuadernos de Pedagogía Crítica de
Es en la firma, como señal de identidad, donde en la manualidad del trazo,
Rosario (2003) nuestro artículo sobre la transferencia, -en el dossier dedicado
en el r it mo personal con el que se despjaza la pluma, en el débito de la tinta que
al trabajo dedicado a J. Ranciére.
no se deposita por igual en todos los signos, el yo halla refugio y se aloja.
7. En diccionarios y enciclopedias de la educación y de la formación (tanto en
español como en francés), la noción de transmisión carece de un tratamiento
I La transmisión imposible: un intento existencial
propio (ver por ej.: Nathan, 1994).
8. George Steiner y Cécile Ladjali, Eloge de la transmission, París, A. Michel, 2003.
El yo necesita una lengua para hablar en su n ombre y aquí, Der r ida nos
9. Ver al respecto el texto de Edgard Morin , Eduquerpour Vireplanetaire,_en el
4,7
in quieta cuando escribe No tengo sino una lengua y no es la mía. que parece (omitiendo cualquier referencia a toda historia) resituar la noción
Puede decirse ¿la lengua que hablo n o es m i lengua? ¿No me pertene- dándole una novedad vulgarizante que sólo resulta de la ausencia de recorda-
ce? ¿No me la transmitieron? torios (París, Ballard, 2003, pág. 133).
El yo necesita pensar, decir: mi lengua. Necesita hacer / creer suya la que 10. No queremos banalizar la significación de los contenidos en los vericuetos del-
en efecto no lo es, volver propio lo que considera t ran smit ido, en señ ado, inconsciente; en esa traducción, en el desplazamiento de significados, ciertos con-
aprendido. Necesita albergar la lengua y que ella lo habite y lo cobije. tenidos despertarán apasionadas búsquedas. Aun cuando sepamos que éstas no
. N o hay un a verdad en la afirmación de Der r ida, tampoco es errada. La son sino sustituías de un enigma subjetivo, reconocemos que cada sujeto las
expresión trabaja como una advertencia: la lengua que hablamos es la del tramita de modos singulares (no siempre racionales, n i razonables).
ot r o, la lengua n o nos ha sido dada (aun cuando...) y ella no será jam ás 11. Percas de Ponsetti, "La cueva de Montesinos", en Haley, G., El Quijote,
totalmen te nuestra (aunque...). España, Taurus, 1987, pág. 160.
La t r an smisión (no sólo de la lengua) es tan to lo ofrecido como lo bus- 12. Donde sufre numerosas resignificaciones desde los fundadores y contemporá-
cado, lo eventualmente h allado, lo perdido, lo t raducido, lo que se pasa, neos de Freud hasta Lacan (que le dedica un Seminario) y singularmente en
lo que nos pasa, lo que no nos ha sido pasado. los trabajos de Laplanche.
La t r an smisión es aquello imposible* de llevar a cabo y, sim u lt án eam en - 13. Th . Hobbes, Le Léviathan, París, Sirey, 1983.
te, aquello que, sin su in ten to perseverante, nos deja siendo nadie. Es acer- 14. Weber Ernest (1795-1878). Fisiólogo y anatomista alemán.
ca de la imperiosa necesidad de su in ten to que la educación trata. Son los 15. Kleinpaul será de los primeros en imaginar una suerte de inconsciente lingüísti-
avatares de los in ten tos los que nos ocupan , nos marcan, nos con stituyen . co común. Kleinpaul, R., Das Leben der Schpracbe, Leipzig, W. Friedrich, 1910.

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LA TRANSMISIÓN EN LAS SOCIEDADES, LAS INSTITUCIONES Y LOS SUJETOS Los AVATARES DE LA TRANSMISIÓN

16. L. Feuerbach, L'essencedu christianisme, París, Maspero, 1979. referencia, como de las otras de este texto, ha sido hecha por nosotros. Para
17. O. Mannoni, Un commencement qui n'en finit pas: transferí, intérpretation, las citas trabajaremos sobre los textos en español. Indicaremos aquellos casos
théorie, París, Le Seuil, 1980. en los que nos atendremos a la publicación francesa.
18. Al respecto, Graciela Frigerio, "A propósito del maestro ignorante y sus lecciones. 35. Derrida, J., Spectres de Marx, París, Galilée, 1993.
Testimonio de una relación transferencial". En la Revista del CEDES, Brasil, 2003. 36. Aun en el caso del sueño, Freud nos indica que lo que importa en el sueño es
19. Laplange,J., La prioridaddel otro en psicoanálisis, Buenos Ares, Amorrortu, 1996. más, es otra cosa, que su contenido latente o manifiesto, es el trabajo del sue-
20. Steiner, George, Errata. El examen de una vida, Madrid, Siruela, pág. 64. ño. Esa arquitectura de fragmentos recuperados y omitidos, incluso ese lugar
21. Ob. cit., pág. 211 (la traducción es nuestra). donde la interpretación no llega o no alcanza.
22. J.-B. Pontalis, Fenétres, París, Gallimard, 2002. Todas las citas corresponden 37. Algo que nos afecta y aludimos así a lo que del mundo interno se conmueve
al capítulo "Exactitudes" y han sido traducidos de las págs. 114 y 115. y no nos deja idénticos a nosotros mismos.
23. Estas referencias han sido trabajadas en el artículo: Frigerio, G., "Elemental 38. Acerca de la cual Regine Sirpta trabaja.
Watson", Santiago de Chile, UNESCO-OREALC, 2003 (en prensa). 39. Este apartado es deudor de la generosidad de Osvaldo Álvarez Guerrero,
24. Escribe Pontalis: Confiance en quoi? en ceci: une traversée, si longue, si éprou- quien siempre me regala lecturas sorprendentes. Fue su lectura de la carta la
vante, sipérilleuse qu 'elle puisse étre, se fera. Traversée des apparences, passage des que me permitió esta hipótesis.
frontiéres, traversée du temps, traversée des lieux, des images, des évenements du 40. La convicción no es objetiva, pero tampoco arbitraria n i caprichosa, está para
jour et de ees évenements de la nuit que sont les éves, déplacement des souvenirs et la ceoría freudiana asociada a un testigo (Zeug). Freud así lo deja entrever en
desfiguresimaginaires (en existe-t-il d'autres?), traversée surtout des transferís "Fragmentos del análisis de un caso de histeria" (texco de 1905). Será en De
(deux mots qu 'onpourrait teñir en synonymes). J.-B. Pontalis, "Ce temps qui ne la historia de una neurosis infantil (1918) donde señale que lo único que se
passe pas", Folio I essais, France, 2001, págs. 60-61. espera (de una publicación) es aportar algo nuevo a aquellos que por su pro-
25. Ver al respecto Frigerio, G., "La (no) inexorable desigualdad", en revista pia experiencia ya se han procurado convencimientos.
Ciudadanos N ° 7/8, Buenos Ares, FAI, julio 2004. 41. Al respecto, ver Haley, G., El Quijote, ob. cit., págs. 109 a 121.
26. Es decir, no sólo en diferido, no sólo como desplazamiento del efecto, n i 42. Cervantes Saavedra, M . de, El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha,
como su condición o condicionamientos, sino como resignificación o adjudi- Barcelona, Vergara, 1969. Arts. XXV y XXVI. Primera parte.
cación primera de sentido. 43. Freud dirá Uberzeugung para definir la convicción, el convencimiento.
27. Marguerite Duras, La lluvia de verano, Madrid, Alianza, 1990, pág. 10. 44. Tomamos la traducción de los versos de Goethe: ce que tes aieux t'ont laissé en
28. Al respecto: Frigerio, G., "Los sencidos del verbo educar", conferencia dicta- héritage, si tu veux le posseder, gagne-le (682-3), de La nuit, Faust I&U, París,
da en la Cátedra J. T. Bodet y publicada por el CREFAL, México, 2003. Flammarion, 1984 (XVIII 355). Citados por Freud en reiteradas ocasiones.
29. Función que debe llevarse a cabo bajo la modalidad del don (no asistencia, no 45. Notre heritage n 'estprecidé d'aucun testament.
donativo); sesión etpartage generoso que no reclama contrapartida alguna, es 46. Como J. P. Sartre las denomina en Les mots.
decit, lo que no constituye deuda. 47. Derrida, J., Le monolinguisme de l'autre, ou laprotise d'origine, París, Galilée,
30. Habíamos aludido a estos conceptos en el trabajo presentado en el Seminario ante- 1996. Je n 'ai qu 'une langue et ce n 'estpas la mienne.
rior: La habilitación de la oportunidad, co-edición Ensayos y Experiencias/CEM, 48. Los oficios imposibles de Freud aclaraban este punto.
tomo 52, Buenos Ares, Ediciones Novedades Educativas, 2004.
31. Ranciére Jacques, Le partage du sensible: esthetique et politique, Francia, La
fabrique, 2000. Graciela Frigerio. Educadora e investigadora, Presidenta del cem.
32. Ranciére, J., ob. cit., pág. 66.
33. Ibídem.
34. Laplanchc, J., ob. cicada. Remitimos aquí a la página 178 de la versión en
espafiol, que se compone de una selección de trabajos. La traducción de esta

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