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Comienzo y fin de

la existencia de
las personas
humanas

Derecho
Privado I

0
Comienzo y fin de la existencia
de las personas humanas

Personas por nacer

Noción de personas y vida humana

En primer lugar cabe distinguir entre persona y vida humana. Tal como
señalamos anteriormente, la noción de persona es una categoría jurídica,
pues se trata de ser portador de derechos, mientras que la vida humana es
un suceso de la naturaleza, es su asiento natural.

Importancia jurídica de la concepción

El artículo 19 del Código Civil y Comercial prevé: “Comienzo de la


existencia. La existencia de la persona humana comienza con la
concepción”1.

De conformidad al mencionado artículo, la concepción determina el


momento a partir del cual se es persona, es decir que el sujeto tiene
personalidad jurídica y goza de protección de la ley.

Así, el Código Civil y Comercial subsume el concepto de vida humana con el


de persona en el sentido técnico del término, reconociendo su comienzo
en el momento mismo de la concepción. De esta manera, se considera que
hay persona durante todo el proceso de gestación: desde su inicio hasta el
nacimiento y, luego, habrá persona física desde ese instante hasta la
muerte. En igual línea, Vélez Sarsfield aclaraba en la nota a su art. 63, que
“las personas por nacer, no son personas futuras, pues ya existen en el
vientre de la madre”2.

Ahora bien, esta solución no podría haber sido diferente a la adoptada,


toda vez que el art. 4.1 del Pacto de San José de Costa Rica, establece: “...
Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará

1 Art. 19 del CCCN.


2 Nota al art. 63 del Código Civil dictado por Vélez Sarsfield, actualmente derogado por el Código Civil y Comercial de
la Nación.

1
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la
concepción…”3.

El dispositivo de jerarquía constitucional (art. 75 inc. 22 CN) asigna tutela


jurídica a la vida humana desde este momento de la concepción. Así se
visualiza con claridad que, bajo el enfoque de la jerarquía normativa, de
conformidad a la pauta del art. 31 de la CN, la asignación de personalidad
al ente natural no puede ser ubicada por nuestra legislación común, en
momento posterior a éste.

Lo propio puede afirmarse sobre la Convención de los Derechos del Niño,


que, en su art. 1°, establece que “niño” es todo ser humano menor de
dieciocho años de edad. Con respecto al comienzo de la vida, la
Convención nada aclara, pero sí lo hace la ley 23.849 –la de ratificación del
Tratado– en su art. 2, el cual declara que, con relación al artículo 1º de la
Convención sobre los Derechos del Niño, la República Argentina entiendo
por niño a todo ser humano desde el momento de la concepción y hasta
los 18 años. Repárese que lo que goza de jerarquía constitucional es el
texto de la Convención junto a la ley de ratificación porque, como bien lo
señala el art. 75 inc. 22 de la carta magna, cada Tratado adquiere jerarquía
constitucional “en las condiciones de su vigencia”, incluyendo así a la
ratificación como una unidad que debe ser considerada de ese modo a la
hora de valorar las disposiciones con jerarquía constitucional.

Duración del embarazo

La determinación del tiempo de duración del embarazo tiene sentido a los


fines de establecer la época en que ha ocurrido, en cada caso, la
concepción. Según sostuvimos anteriormente, esta definición resulta
relevante porque allí es donde comienza la existencia de la vida humana y,
por tanto, desde entonces puede asignarse a ella la calidad de persona, con
la consecuente adquisición de derechos.

Nuestro Código Civil y Comercial proporciona las indicaciones, en el


artículo 20, en torno a los plazos del embarazo. Así, dice:

Duración del embarazo. Época de la concepción. Época de la concepción es el lapso


entre el máximo y el mínimo fijados para la duración del embarazo.

Se presume, excepto prueba en contrario, que el máximo de tiempo del embarazo es


de trescientos días y el mínimo de ciento ochenta, excluyendo el día del nacimiento.4

3 Art. 4 inc. 1 del Pacto de San José de Costa Rica.

4 Art. 20 del CCCN.

2
De tal modo, un embarazo de trescientos días significa una franja temporal,
en semanas, de casi cuarenta y tres semanas; uno de ciento ochenta,
importa una gestación de más de veinticinco semanas. Sobre esta base y
atendiendo a que, desde el punto de vista médico, la duración del estado
de gravidez alcanza a cuarenta semanas de gestación, se advierte que la
previsión resulta “generosa” tanto en máximo como en mínimo.

En definitiva, sin contar el día del parto, se cuentan trescientos días hacia
atrás y luego ciento ochenta días, también hacia atrás. En el período de
ciento veinte días que hay entre uno y otro término, la ley presume que se
ha producido la concepción.

En una palabra, se presume, salvo prueba en contrario, que la concepción


se produjo en los primeros ciento veinte días de los trescientos del
embarazo, sin contar la fecha de parto.

Figura 1

Fuente: Elaboración propia. Adaptación de Cristina González Unzueta.


Nuevas consideraciones jurídicas a partir de los avances
científicos

3
El artículo 19, en su versión original del Proyecto de Código Civil de 2012,
decía:

La existencia de la persona humana comienza con la concepción en el seno materno.


En el caso de técnicas de reproducción humana asistida, comienza con la implantación
del embrión en la mujer, sin perjuicio de lo que prevea la ley especial para la
protección del embrión no implantado.5

Este precepto dejaba de lado cualquier discusión con relación al nasciturus


concebido en el vientre de la madre, al que se lo seguía considerando
persona y sujeto destinatario de la protección del derecho. Sin embargo,
no ocurría lo mismo con relación a los embriones no implantados, los que
quedaban huérfanos de toda protección legal hasta tanto no se produjese
su implantación en el cuerpo de la madre, momento a partir del cual recién
eran considerados personas humanas. (Rivera y Medina, 2014).

Según Rivera y Medina (2014), la Comisión de Reformas suministró tres


argumentos por los cuales los embriones no implantados no son personas
humanas:

 El primero de ellos tiene que ver con el estado actual de las técnicas de
reproducción humana asistida. De acuerdo con ellas, no existe
posibilidad de desarrollo de un embrión fuera del cuerpo de la mujer.

 El segundo motivo alegado radica en que la regulación de la persona


humana tiene como finalidad establecer los efectos jurídicos que tienen
fuente en esa personalidad, tanto en el orden patrimonial como
extrapatrimonial, sin ingresar en otros ámbitos, como puede ser el
derecho penal, conducido por otros principios.

 Y el tercer argumento decía que, tal como está regulado en el derecho


comparado, corresponde que tan importante cuestión sea regulada en
leyes especiales, que prevén su revisión periódica dado el permanente
avance científico en la materia.

De los múltiples proyectos que sobre el tema existen en el Congreso,


solamente en dos de ellos se protege la vida de los embriones desde la
concepción extrauterina. En los restantes proyectos se trata a los
embriones no como vidas humanas, sino como objetos descartables, tal
como lo hace la actual ley 26.682

“De fertilización asistida”.

5 Art. 19 del Proyecto inicial de Código Civil y Comercial de la Nación de 2012.

4
Ahora bien, tal como quedó el texto definitivo del artículo 19, no quedan
dudas de que el Código Civil y Comercial tutela la vida humana desde el
momento mismo de la concepción. El tema es que el término “concepción”
ha dado lugar a distintas teorías que conviven.

Así por un lado, se sostiene que el ser humano comienza con la unión de
los gametos masculino y femenino, es decir, del óvulo y del
espermatozoide que se conoce como fecundación del cigoto. A partir de
allí, se configura una realidad genética distinta de las dos que le dieron
origen, es decir, que se produce una combinación de cromosomas
claramente diferenciable de las de sus progenitores. Así, para esta postura
el término concepción, supone fecundación.

Por otro lado, otra tesitura entiende que el cigoto necesito anidar en el
útero de la mujer para que se produzca el inicio de la vida humana. Los
sostenedores de esta doctrina distinguen el embrión preimplantario del
embrión propiamente dicho, fundando tal distinción en el momento en
que tiene lugar la anidación en la pared del útero y produciéndose ésta en
el día catorce contando a partir de la entrada del gameto masculino en el
femenino. En consecuencia, la anidación resulta de trascendental
importancia jurídica, pues antes de ella no hay vida humana.

Otra postura más innovadora propugna un desarrollo aún superior de


maduración de embrión posterior a la anidación para que estemos frente a
un individuo.

La última, ubica el comienzo de la persona humana en un tiempo posterior,


en el que el feto adquiere su viabilidad o en el nacimiento (Chiapero,
2012).

La divergencia entre una y otra posición se aprecia en los cambios que


sufrió el dispositivo antes de la versión definitiva y que son un reflejo de las
discordancias en la comunidad jurídica argentina.

La mayoría de la doctrina se inscribe en la posición que considera persona


a la vida humana a partir de la fecundación, sin perjuicio de admitir que no
ocurre lo mismo en la doctrina y la jurisprudencia internacional.

Para la postura mayoritaria, la fecundación del óvulo por el


espermatozoide da inicio no sólo a la vida humana sino también a la
persona humana, sea que la fecundación se hubiese producido en el seno
materno o en el laboratorio.

Esto puede comprobarse al repasar lo ocurrido en las XIX Jornadas


Nacionales de Derecho Civil en la Ciudad de Rosario (año 2003), en donde

5
la Comisión de Parte General abordó el tópico y la mayoría aprobó el
despacho que sostuvo que la existencia de la persona humana comienza
con su concepción, entendida como fecundación, y lo propio ocurrió diez
años después en las XXIV Jornadas en la Universidad de Buenos Aires (año
2013).

Hemos señalado precedentemente que la jurisprudencia internacional no


participa de la postura mayoritaria en orden a que la concepción debe
entenderse como fecundación.

Así, en autos “Artavia Murillo y otros ("Fecundación in Vitro") vs. Costa


Rica”, la CIDH, luego de repasar las dos interpretaciones del término
concepción, señaló que “la prueba científica concuerda en diferenciar dos
momentos complementarios y esenciales en el desarrollo embrionario: la
fecundación y la implantación y que sólo al cumplirse el segundo momento
se cierra el ciclo que permite entender que existe concepción”35. El Alto
Tribunal internacional admite que, si bien al ser fecundado el óvulo se da
paso a una célula diferente y con la información genética suficiente para el
posible desarrollo de un "ser humano", lo cierto es que, si dicho embrión
no se implanta en el cuerpo de la mujer, sus posibilidades de desarrollo son
nulas.

La Corte razona que prueba de ello es que sólo es posible establecer si se


ha producido o no un embarazo una vez que se ha implantado el óvulo
fecundado en el útero, al producirse la hormona denominada
"gonodatropina coriónica", que sólo es detectable en la mujer que tiene un
embrión unido a ella. Antes de esto es imposible determinar si en el
interior del cuerpo ocurrió la unión entre el óvulo y un espermatozoide y si
esta unión se perdió antes de la implantación, concluyendo a partir de allí
que hay diferencia entre embrión implantado y embrión no implantado.

Por todo lo anterior, la Corte concluyó (por mayoría) que la interpretación


histórica y sistemática de los antecedentes existentes en el Sistema
Interamericano confirma que no es procedente otorgar el estatus de
persona al embrión, quedando claro en cuál de las dos posiciones se enrola
el Tribunal Internacional en este decisorio.

Sin embargo, el Estado involucrado no fue Argentina sino Costa Rica y, por
ende, se viene sosteniendo que no se desprende de la Convención
Americana que sus fallos tengan obligatoriedad erga omnes más allá del
expediente en el que fueron dictadas, por lo que no es vinculante para la
República Argentina.

6
Nacimiento con vida

Definición

El artículo 21 dispone: “Nacimiento con vida. Los derechos y obligaciones


del concebido o implantado en la mujer quedan irrevocablemente
adquiridos si nace con vida. Si no nace con vida, se considera que la
persona nunca existió. El nacimiento con vida se presume.”6

Los derechos y obligaciones adquiridos por el nasciturus en el momento


mismo de la concepción (es allí donde adquiere la calidad de “persona”)
quedan sometidos a una suerte de condición suspensiva: el nacimiento con
vida.

Ocurrida ella, se produce su “adquisición irrevocable” de todos los


derechos que le correspondan por filiación; por el contrario, es decir en
caso de nacer muerto o sin vida, se extinguirán retroactivamente la
totalidad de los derechos que pudo haber adquirido desde la concepción.

En una palabra, si el niño nace con vida, mantiene o conserva esos


derechos que adquirió desde la concepción, de manera tal que su
nacimiento lo único que hace es perfeccionar o consolidar esa personalidad
que ya poseía.

Medio de prueba

Los artículos 96, 97 y 98 del código unificado regulan en materia de prueba


del nacimiento y de la muerte.

En primer lugar, es dable señalar que, prueba por excelencia del


nacimiento, así como sus circunstancias de tiempo, lugar, sexo, nombre y
filiación de las personas nacidas, es la partida del Registro Civil.

Las partidas del Registro Civil asumen el carácter de verdaderos


instrumentos públicos, siempre que estén confeccionadas en debida
forma, sean emitidas por oficiales públicos con competencia para tal fin o
que, por las circunstancias en las que se encuentren, estén autorizados a
emitirlas (arts. 289 inc. “b” y 296).

Asimismo, se dispone que el nacimiento ocurrido en el extranjero se


prueba con los instrumentos otorgados según las leyes del lugar donde se
produce, legalizado o autenticado del modo que disponen las convenciones
6 Art. 21 del CCCN.

7
internacionales y, a falta de ellas, las disposiciones consulares de la
República.

Ahora bien, para el supuesto en que no hubiera partida del Registro,


porque no hay registro público o bien porque falta o es nulo el asiento, y
quisiera demostrarse el hecho del nacimiento, se podrá acreditar por
cualquier otro medio de prueba, ya sea una información pericial,
testimonios de los médicos o expertos, entre otros.

Presunción

El mencionado artículo 21 establece que “el nacimiento con vida se


presume”7; presunción que funciona ante la hipótesis de que existieran
dudas al respecto.

Ahora bien, esta presunción admite prueba en contrario, es decir que, si


alguien alegara que el niño nació muerto, debe cargar con la prueba de tal
extremo.

Ausencia de la persona

Definición

El Código Civil y Comercial contempla en seis artículos (79 a 84) las normas
sustantivas y procedimentales correspondientes a la simple ausencia y al
procedimiento previsto a los fines de obtener tal declaración. El fin último
de esta regulación es la protección del patrimonio del ausente, pues lo que
se pretende es la designación de un curador especial a los bienes para que
estos puedan ser administrados en debida forma mientras dure el estado
de ausencia.

Presupuestos fácticos y jurídicos

Art. 79. Ausencia simple. Si una persona ha desaparecido de su domicilio, sin tenerse
noticias de ella, y sin haber dejado apoderado, puede designarse un curador a sus
bienes si el cuidado de éstos lo exige. La misma regla se debe aplicar si existe

7 Art. 21 del CCCN.

8
apoderado, pero sus poderes son insuficientes o no desempeña convenientemente el
mandato.8

De conformidad a dicho artículo, para configurarse el presupuesto de la


ausencia simple es preciso que:

 La persona haya desaparecido de su domicilio, sin que se tenga noticias


sobre su existencia;

 Haya dejado bienes que exijan protección;

 No haya dejado apoderado o que los poderes del apoderado del


ausente resulten insuficientes o que éste haya incurrido en un
desempeño inconveniente de su mandato.

Como se advierte, la ley no exige que haya transcurrido plazo alguno para
peticionar ante el juez competente la declaración de ausencia simple, ni
que la desaparición se vincule con un hecho extremo del cual se presuma la
muerte del ausente; sólo se impone que existan bienes para cuidar, de
manera tal que se adopten aquellas medidas necesarias para proteger el
patrimonio del ausente.

Procedimiento

Los artículos 80, 81, 82, 83 y 84 regulan el procedimiento para obtener la


declaración de ausencia.

Así, el art. 80 establece quiénes se encuentran legitimados para incoar el


proceso de ausencia:

 El Ministerio Público

 Toda persona que tenga interés legítimo respecto de los bienes del
ausente.

La solicitud de la declaración deberá incoarse ante el juez el domicilio del


ausente; si éste no lo tuvo en el país o no es conocido, es competente el
juez del lugar donde existen bienes, y si hubiere bienes en distintas
jurisdicciones, el que haya prevenido; todo ello conforme lo prevé el art.
81.

8
Art. 79 del CCCN.

9
El artículo 82 regula el procedimiento para la petición de la declaración de
ausencia simple, disponiendo, en primer término, que el presunto ausente
debe ser citado por edictos durante cinco días, y, si vencido el plazo no
comparece, se debe dar intervención al defensor oficial o, en su defecto,
nombrarse un defensor al ausente, debiendo nombrarse un abogado de la
matrícula. Asimismo se prevé que el Ministerio Público es parte necesaria
en el juicio y su intervención resulta imprescindible.

“En caso de urgencia, el juez puede designar un administrador provisional


o adoptar las medidas que las circunstancias aconsejan”9 a fin de la
preservación del patrimonio.

Una vez oído el defensor y producida la prueba correspondiente, que


tendrá por fin acreditar la desaparición del ausente y que podrá rendirse
por cualquier medio, si concurren los extremos legales, el juez estará en
condiciones de dictar la sentencia de declaración de ausencia simple y
designar al curador.

Efectos

Dictada la sentencia de simple ausencia, se designará un curador a fin de


que realice los actos de conservación y administración ordinaria de los
bienes. Para el supuesto de que deba realizar un acto que exceda la
administración ordinaria, deberá requerir autorización al juez, la que debe
ser otorgada sólo en caso de necesidad evidente e impostergable.

La curatela del ausente termina por su presentación personalmente o por


apoderado; por su muerte o por su fallecimiento presunto declarado
judicialmente (art. 84).

Muerte presunta

Régimen legal. Casos y términos

La presunción de fallecimiento, al igual que la muerte, constituyen


supuestos jurídicos extintivos de la persona humana. Así, los efectos de la
sentencia judicial que declara el fallecimiento presunto son idénticos a los
de la muerte, pero la ley establece diferencias fundadas en la eventual

9 Art. 82 del CCCN.

10
reaparición del declarado muerto presunto y en la necesidad de proteger
sus intereses.

El Código prevé distintos supuestos, ya sea porque se ha perdido


totalmente la noción o los datos del paradero de una persona durante un
tiempo prolongado o porque la persona se haya encontrado en
circunstancias en las que se presume su muerte.

Así, el Código contempla en el art. 85 el caso ordinario y en el art. 86 los


supuestos extraordinarios.

Caso ordinario. La ausencia de una persona de su domicilio sin que se tenga noticia de
ella por el término de tres años, causa la presunción de su fallecimiento aunque haya
dejado apoderado.
El plazo debe contarse desde la fecha de la última noticia del ausente.10

Casos extraordinarios. Se presume también el fallecimiento de un ausente:

a) si por última vez se encontró en el lugar de un incendio,


terremoto, acción de guerra u otro suceso semejante,
susceptible de ocasionar la muerte, o participó de una actividad
que implique el mismo riesgo, y no se tiene noticia de él por el
término de dos años, contados desde el día en que el suceso
ocurrió o pudo haber ocurrido;
b) si encontrándose en un buque o aeronave naufragados o
perdidos, no se tuviese noticia de su existencia por el término de
seis meses desde el día en que el suceso ocurrió o pudo haber
ocurrido.11

Conforme lo prescribe el art. 85, para que nazca la presunción de


fallecimiento es preciso que la persona se ausente de su domicilio sin que
se tenga noticias de ella por el término de tres años, sin requerir la norma
que la ausencia de la persona haya ocurrido en virtud de una circunstancia
que traiga aparejada la muerte (supuesto de buque o aeronave
naufragada, incendio, terremoto, etc.), como ocurre en los casos
extraordinarios. Por último, el plazo de tres años debe contarse desde la
fecha de la última noticia que se haya tenido del ausente.

La disminución de los plazos en los casos extraordinarios en relación al


supuesto ordinario, se debe a que se trata de hipótesis que se sustentan en

10
Art. 85 del CCCN.
11
Art. 86 del CCCN.

11
circunstancias particulares, en las que las posibilidades de supervivencia
resultan ínfimas.

Procedimiento para su declaración

En primer lugar, debe señalarse que, de conformidad lo establece el art.


87, cualquier persona que tenga “algún derecho subordinado a la muerte
de la persona de que se trate, puede pedir la declaración de fallecimiento
presunto, justificando los extremos legales y la realización de diligencias
tendientes a la averiguación de la existencia del ausente”12 que arrojen
resultado negativo.

La acción debe interponerse en el juez del domicilio del ausente.

El artículo 88 prescribe el procedimiento que debe seguir el juez en orden


al trámite del pedido de declaración de fallecimiento presunto.

 Deberá nombrarse un defensor al ausente a fin de garantizarle el


derecho de defensa durante la tramitación del juicio.

 Deberá citarse al ausente por edictos que se publicarán una vez por mes
durante seis meses, publicación que deberá disponerse en el Boletín
Oficial y en otro que resulte de importancia.

 En el supuesto de que existan bienes y no haya mandatario, o, si el que


hubiere, ejerciera incorrectamente el mandato, deberá nombrarse un
curador a sus bienes a los fines de que los administre y conserve.

Por último, el artículo 88 aclara que la declaración de simple ausencia no


constituye presupuesto necesario para la declaración de fallecimiento
presunto, ni suple la comprobación de las diligencias realizadas para
conocer la existencia del ausente.

Así las cosas, pasados los seis meses –tiempo en que se publican los
edictos–, recibida la prueba que acredite que la búsqueda del ausente dio
resultado negativo y oído el defensor, el juez debe declarar el fallecimiento
presuntivo si están acreditados los extremos legales, fijar el día presuntivo
del fallecimiento y disponer la inscripción de la sentencia en el Registro
Civil.

12
Art. 87 del CCCN.

12
Por su parte, el art. 90 dispone qué día debe fijare como el presuntivo del
fallecimiento.

a) Día presuntivo de fallecimiento. Deberá fijarse como día


presuntivo del fallecimiento:

en el caso ordinario, el último día del primer año y medio;

en el primero de los casos extraordinarios, el día del suceso y si no está determinado,


el día del término medio de la época en que ocurrió o pudo haber ocurrido;

en el segundo caso extraordinario, el último día en que se tuvo noticia del buque o
aeronave perdidos;

si es posible, la sentencia debe determinar también la hora presuntiva del


fallecimiento; en caso contrario, se tiene por

sucedido a la expiración del día declarado como presuntivo del fallecimiento.13

Efectos de la declaración

En orden a los efectos patrimoniales, los artículos 90 y 91 regulan sobre el


punto.

Así, tenemos que, dictada la declaratoria, el juez mandará abrir, si


existiese, el testamento que hubiese dejado el desaparecido; los herederos
y los legatarios deben recibir los bienes del declarado presuntamente
fallecido, previo inventario. El dominio se inscribirá en el registro
correspondiente (Registro de la Propiedad, Registro de la Propiedad del
Automotor) con la prenotación del caso, a nombre de los herederos o
legatarios que podrán hacer partición de los mismos, pero no enajenarlos
ni gravarlos sin autorización judicial.

Ahora bien, si, entregados los bienes, aparece el ausente o se tiene noticia
cierta de su existencia, queda sin efecto la declaración de fallecimiento,
procediéndose a la devolución de aquéllos a petición del interesado.

La conclusión de la prenotación se encuentra regulada en el art. 92. Éste


prevé que la prenotación queda sin efecto transcurridos cinco años desde
la fecha presuntiva del fallecimiento u ochenta años desde el nacimiento
de la persona. Desde ese momento puede disponerse libremente de los

13 Art. 90 del CCCN.

13
bienes, es decir que los herederos y legatarios pasan a tener el dominio
pleno.

Efectos sobre el matrimonio: según el art. 435 inc. “b”, la declaración de


ausencia con presunción de fallecimiento es una causal de disolución del
matrimonio, por lo que el otro cónyuge podrá contraer nuevo matrimonio.

Reaparición del presunto muerto

Ahora bien, si el ausente reaparece, puede reclamar:

1) la entrega de los bienes que existen en el estado e que se encuentran;

2) los adquiridos con el valor de los que faltan;


3) el precio adeudado de los enajenados;

4) los frutos no consumidos.

Muerte comprobada

Definición. Forma y prueba

El artículo 93 del Código Civil y Comercial sienta el principio general de que


“la existencia de la persona humana termina por su muerte”14, hecho que
será comprobado, según el art. 94, de acuerdo a los estándares médicos
aceptados, aplicándose la legislación especial en el caso de ablación de
órganos del cadáver.

Es decir que, para la comprobación de la muerte, se tendrán en cuenta los


conocimientos científicos, los avances de la biotecnología, de las ciencias
biológicas y de la medicina, entre otros.

Cuando la comprobación de la muere se requiere a los fines de la oblación


de órganos cadavéricos, el art. 94 se remite en forma directa a lo
prescripto en la legislación especial vigente.

De tal modo, la ley 24.193, de trasplantes de órganos, en sus arts. 23 y 24,


prescribe las bases para el diagnóstico bajo criterios neurológicos y a esta
normativa especial se remite el art. 94.

El art. 23 establece que se considerará que una persona ha fallecido

14 Art. 93 del CCCN.

14
…cuando se verifiquen de modo acumulativo los siguientes signos, que deberán
persistir ininterrumpidamente seis (6) horas después de su constatación conjunta.

a) ausencia irreversible de respuesta cerebral, con pérdida


absoluta de conciencia;

b) ausencia de respiración espontánea;

c) ausencia de reflejos cefálicos y constatación de pupilas fijas


no reactivas;

d) inactividad encefálica corroborada por medios técnicos y/o


instrumentales adecuados a las diversas situaciones clínicas,
cuya nómina será periódicamente actualizada por el
Ministerio de Salud y Amiente con el asesoramiento del
Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e
Implante (INCUCAI).15

Y el art. 24, requiere que la certificación del fallecimiento sea efectuada por
dos médicos, entre los que figurará por lo menos un neurólogo o
neurocirujano, y que ninguno de ellos integre el equipo que realice
ablaciones o implantes de órganos de fallecido.

Al igual que el nacimiento, la muerte se prueba con la partida del Registro


Civil, es decir con el asiento extendido en los libros respectivos, con arreglo
a la ley y las copias auténticas de los mismos.

El Código unificado prescribe en el art. 289 inc. “b” que revisten el carácter
de instrumento público los extendidos por funcionarios públicos con los
requisitos que establecen las leyes. El art. 296 prevé que hacen plena fe y
enuncia el alcance de su eficacia probatoria.

En el Registro Civil se inscribirán:


a) todas las defunciones que ocurran en la Nación;

b) todas aquellas cuyo registro sea ordenado por juez


competente;

15 Art. 23 de la Ley 24.193, de Trasplantes de órganos y materiales anatómicos.

15
c) las sentencias sobre ausencia con presunción de
fallecimiento;

d) las sentencias que declaren la desaparición forzada de


personas;

e) las que ocurran a buques o aeronaves de bandera argentina,


ante el oficial público del primer puerto o aeropuerto
argentino de arribo;

f) las que se ocurran en lugares bajo jurisdicción nacional.

Según el art. 97 del CCCN, la muerte sucedida en el extranjero debe


probarse con los instrumentos otorgados según las leyes del lugar donde
acaece, los que deberán legalizarse o autenticarse según lo disponen las
convenciones internacionales.

Por último, el art. 98 prevé cuándo no hay de registro o el asiente es nulo.


En este caso, el nacimiento o la muerte pueden acreditarse por otros
medios de prueba, que es lo que se llama la prueba supletoria, es decir
aquella que, a falta de prueba directa, permita al juez arribar a la certera
convicción de que el hecho se ha producido.

Para el supuesto de que el cadáver de una persona no sea hallado o no


pueda ser identificado, el juez puede tener por comprobada la muerte y
disponer la pertinente inscripción en el registro, si la desaparición se
produjo en circunstancias tales que la muerte deba ser tenida como cierta.

Hipótesis de la conmoriencia

El artículo 95 del CCCN establece: “Conmoriencia. Se presume que mueren


al mismo tiempo las personas que perecen en un desastre común o en
cualquier otra circunstancia, si no puede determinarse lo contrario.”46

Este artículo está destinado a solucionar la cuestión que plantea la muerte


de dos o más personas entre las que pudiera existir transmisión de
derechos, sin que pueda determinarse cuál de ellas falleció primero. En tal
caso, debe considerarse que todas murieron al mismo tiempo.

16
Para el supuesto en que se pretendiera la transmisión de derecho entre los
fallecidos, tendrá que probarse efectivamente que uno murió antes que el
otro, pues, a falta de prueba, se considerarán simultáneas las muertes.

17
Referencias
Chiapero, S. M. (2012). Maternidad Subrogada. Buenos Aires: Astrea.

Lorenzetti, R. L., Highton de Nolasco, E. y Kemelmajer de Carlucc, A. (s.f.).


Fundamentos del Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación.
Argentina. Recuperado de: http://www.nuevocodigocivil.com/wp-
content/uploads/2015/02/5-Fundamentos-del-Proyecto.pdf

Rivera, J.C. (dir.) y Medina, G. (coord.) VV. AA. (2014). Nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación, comentado por especialistas. Buenos Aires: La Ley

18

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