Estrategias de intervención psicológica en dificultades afectivos y sexuales

Son muchas las personas individualmente o en pareja que acuden a consulta manifestando

una decreciente satisfacción en su vida sexual, lo que conlleva una pérdida de gratificación a

nivel de relación de pareja y/o en la propia autoestima de quién lo padece. Algunas de las

variables que más influyen en que la sexualidad termine convirtiéndose en una fuente de

frustración y malestar son: otros problemas de pareja; una falta de educación afectivo-sexual;

prejuicios, creencias, actitudes rígidas y negativas hacia la sexualidad; conductas sexuales

inadecuadas; inseguridad o falta de autoestima; otros problemas psicológicos; tratamientos

médicos o mal estado de salud, estilo de vida cargado de obligaciones, poco tiempo libre o de

ocio, etc.

Debido a que la sexualidad de una persona puede ser vivida como fuente de

enriquecimiento individual y/o de la propia relación, o como algo negativo y destructivo,

la Terapia Sexual es uno de los motivos de consulta más demandados a los profesionales de la

Psicología. Hay familias con las que ves claro que tienes que iniciar un plan afectivo-sexual

porque hay dificultades con las conductas sexuales que se presentan indistintamente en

cualquier contexto y no es apropiado; o porque, ya en otros niveles, el chico o la chica puede

confundir lo que es un amigo de lo que es una pareja o acercamientos inapropiados hacia otra

persona. Los objetivos de intervención pueden ser miles, por ejemplo chicos que intentan

tocarse y no saben cómo. Se utilizan apoyos visuales que les indiquen dónde y cuándo pueden

realizar ese tipo de conductas: en casa, en el baño, en su habitación, etc., hay que hacer también

un estudio de la familia, dado que si su habitación es compartida no puedes decirle que lo haga

ahí; si el baño no es cálido, no le gusta o no se siente cómodo habrá que buscar otro contexto.

No puedes planificar unas pautas sin conocer a la familia, y por supuesto las características del

chico.
 Podemos afirmar que la sexualidad nos acompaña durante toda la vida, siendo un aspecto

percibido de forma diferente según la etapa vital en la que nos encontremos. Así, la sexualidad

no es sólo algo de unos pocos, si no que como cada día más se reconoce, todas las personas

pueden disfrutar de la misma, pudiendo constituir un factor de insatisfacción y, por tanto, que

puede interferir en la calidad de vida de una persona cuando existen problemas en la misma.

Por dicho motivo, con los protocolos que seguimos en casos de Terapia Sexual, pretendemos

ofrecer una visión más amplia del término sexualidad, así como señalar los pasos para alcanzar

un reaprendizaje más realista y útil de cómo disfrutar de nuestra vida sexual, como seres

individuales y como miembros de una relación de pareja.