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« Es porque me nombro
tù
que no olvido
vivir »
Henri Meschonnic, « Puesto que soy esa zarza »
Trad. Hugo Savino
Anticipaciones
Sobre el Narcisismo en Psicoanàlisis
Se habla con eso que llamamos cuerpo y a la vez el cuerpo se estructura por el
hecho de hablar. No meramente por su funciòn de soporte fìsico, ya que el
cuerpo no es el fìsico. El cuerpo es el fìsico alcanzado por una funciòn del
discurso llamada : funciòn fàlica.
Quiere decir que el narcisismo no se reduce a la instancia imaginaria del
yo(moi) sino que implica una dinàmica en la cual el sujeto que toma a su cuerpo
como objeto, a la vez se sustrae y enuncia : « Yo » .
El narcisismo no es un mito, ni un enamoramiento, ni una mezquina auto-
satisfacciòn ni el odioso egocentrismo que denunciaba Pascal. Es la estructura
de una herida, ya que es la apropiación del cuerpo por la vía de una imagen
ideal, que mantiene con el cuerpo propio una discordancia sin ninguna
posibilidad de reducción. La tensión erótica con el cuerpo tomado como objeto
culmina en una metáfora, que es una identificación, la que se indica cada vez
que alguien dice: Yo. Y decir Yo es una separaciòn. Es asumir una
alteridad como propia.
1
Este trabajo ha sido realizado en el marco de la investigaciòn N°P027 (UBACYT) « El
Psicoanàlisis y la Psicosis Social. El corte del discurso psicoanalìtico en la civilizaciòn de la
ciencia moderna y la economìa capitalista » Instituto de Investigaciones-Facultad de
Psicologìa de la Universidad de Buenos Aires
No en el sentido posesivo de « mi » sino del pronombre personal que indica a
aquel que habla, el Je del francés, el Ich del imperativo ético de Freud. Y el
poeta, el « visionario » Rimbaud vio que el yo no es un dato primitivo sino el
resultado de una identificación, la cual no es una fusión sino la creación de una
identidad alrededor de una diferencia. Intuyó la distancia del yo respecto del
otro que lo constituye y poniéndose a si mismo en posición de « asistir a la
eclosión de sus pensamientos » declaró su lúcida frase: « Yo es otro». En 1914,
Freud ubica esa operación en el campo de la libido.
2
Nota : En el Fedro o de la belleza, de Platòn, se lee que el alma en compañia de la
divinidad ha contemplado desde arriba las cosas que verdaderamente son. Es el contemplar
del alma un resplandor puro, « sin la marca de este sepulcro que llamamos cuerpo, que nos
rodea y al que estamos encadenados »
Allì la Idea, alude a una visiòn extrìnseca pura. El idealismo reduce lo extrìnseco a un
exterior con el que se tiene contacto por la reminiscencia
él un papel de soporte material. De allì la frase de Lacan : las palabras quedan y
los escritos vuelan.
Eugenio D’Ors propone la definiciòn de lo clàsico como las formas que pesan y
lo barroco, como las formas que vuelan. Y hay que ver que el objeto del deseo
depende de una estética barroca, la que Lacan reivindicaba en su estilo
gongorizado.
Hablar, hablar
R,S,I
En el narcisismo, lo imaginario se articula a lo simbòlico pero de una manera
en la que todo no es posible, (no toda la libido es proyectada a la imagen, el
falo aparece en el espejo como falta, es innombrable) Lo Imaginario se articula
a lo Simbòlico por medio de un Real. De una manera borromea
No toda la libido pasa a la imagen, hay una discordancia entre la imagen
especular y el cuerpo propio. Hay lo no proyectado que constituye la reserva
operatoria y fundamento narcisista, en la medida en que esa diferencia, esa
sustracciòn libidinal del objeto es lo que le permite al sujeto leer, decidir. Lo
màs investido del cuerpo aparece como un blanco en la imagen.
La discordancia en la estructura narcisìstica entre el cuerpo y la imagen es lo que
se rechaza en la paranoia que aspira a una identidad total a=a en lugar de a=i(a),
aspira a ver todo, en una transferencia masiva al objeto y rechazando la
existencia de esa reserva narcisista donde la Demanda cesa. La pretensiòn de la
paranoia es sin coerciones, pide la coincidencia con la imagen especular, cuando
ni siquiera Dios se la atribuìa.
Al responder a la pregunta de Moisés sobre su nombre, dijo : « Heeyé asher
heeyé », en castellano : « seré que seré ». (deformado gravemente en las
traducciones que desescriben al texto como « soy el que soy »).
En cambio no toda la libido se proyecta a la imagen, y ello constituye una
coerciòn, una imposibilidad en la forma de ligarse lo imaginario y lo simbòlico,
imposibilidad que constituye un real. La estructura narcisista, por lo tanto, se
anuda de manera borromea R, S I. Para explicarlo, aùn : si la imagen especular
es la realizaciòn imaginaria del Falo simbòlico, ello es a costa de la no reflexiòn
en el espejo justamente de la dimensiòn del Falo, que en la imagen se realiza
como falta. Ello cumple la dialéctica de ese significante mayor que Lacan
escribe con la letra griega Fi, donde la significaciòn del falo se cumple si el falo
està ausente y, en cambio allì donde se muestra, se apaga como significaciòn.
Por lo tanto es en ese lugar de ausencia del falo en la imagen, donde se asienta la
condiciòn de su poder de significar. Vemos funcionar alli a una imposibilidad,
un real que anuda a lo imaginario (el cuerpo) con lo simbòlico (la significaciòn
del falo).
Algunas Conclusiones
El Falo innombrable
Paula Hochman
Buenos Aires, noviembre del 2009
Bibliografia