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Nadie tiene derecho a In verdad... Solamente alo Introduccién He visto 4 un nifio curioso aplicando a su oido Jas citcunvoluciones de una caracola de labios suaves a la cual, sosegado en silencio, hasta su mismo espiritu escuchaba intensamente; y pronto ta alegrfa ilumind su rostro porque ofa Jos murmutios que de effa surgian, con los que el monitor expresaba una misteriosa unién con su mar natal. WILLIAM WORDSWORTH, La excursion Curiosidad y necesidad son los motivos esenciales subyacentes en [a investiga- cién humana. O intentamos comprender el mundo que nos rodea en aras del cono- cimiento, 0 intentamos comprenderio pa- ra poder proteger o niejorar la situacién que nos depara. En cualquier caso, nues- tro conocimiento conlleva a menudo, ai menos potencialmente, ta aceptacién de ciertos modos de perfeccionar las cosas que descubrimos. En otras palabras, cuanto mds sabemos sobre nuestro entor- que las prucbas demuestran, y nada més. B. Howard Hunt no social y fisico, mejor pertrechados es- tamos para actuar sobre él. Y esto se aplica tanto a nuestro conocimiento de la politica como al de otras materias. La clave pata comprender y modificar nues- tre entomo politico es, expresado de la manera més simple, conocerlo mejor. Pero esta sencilla idea de conocer plan- tea dos interrogantes mucho menos sim- ples: ¢Cémo conocemos? ¢Cémo debe- mos utilizar 10 que sabemos? La primera es una cuestién de método; la segunda, de ética y preferencia, En el primer caso nos interesa obtener y estructurar el conoci- miente o la comprensién; en el segundo, nos atafien las obligaciones morales que les acompaiian. Ambas cuestiones requie- ren que ejercitemos nuestro criterio per- sonal, y en ambas recurrimos a nuestra experiencia, pero cada una de ellas exige su propio y distintivo esfuerzo intelectual. Para determinat cémo conocemos, te- nemos que establecer ciettas normas.rigu- rosas con las que definir la realidad politi- ca. Pot ejemplo, podriamos definir la tea- Yidad politica como el conjunto de nues- tras experiencias y observaciones del sis- ae SO REENHAAAAAAAAAAAAVATATTA TA 16 Aniiisis politico empirica tema politico, Esto parece bien claro y concreto. Pero gqué es el sistema politi- co? gA qué tipo de observaciones nos referimos? ¢Hemos presenciado todos los acontecimientos politics posibles, 0 es nuestra definicién excesivamente limita. da? ZEs la realidad politica, como parece indicar nuestra definicién, un producto del observador, o del propio sistema? Con semejanté definicién, observadores dife- rentes, que hayan tenida diferentes expe- riencias y perspectivas, no sélo legaran a entender ta realidad politica de maneras distintas, sino que ademés tendran modos de comprensién diferentes, El resultado puede ser un ctimulo de conocimientos sumamente individualizado sin mecanis- mo alguno para compartitlos. As{ pues, Para determinar cémo conocemos se ha- brdé de alcanzar un modo de definir la realidad que sea de generat aceptacién, un lenguaje comin de investigacién, para que cualquiera que sepa las normas 0 ahabie el lenguajer pueda comunicar so- bre un comtin entendimiento con todos aquellos que hayan adquirido una forma- cidn similar. Si todos convenimos en cuanto a cémo conocemos, habremos de convenir, en definitiva, al menos en abs- tracto, sobre la cuestién, de orden supe- rior, de qué conocemos. Para determinar como debemos utilizar Jo que sabemos se ha de seguir un proceso diferente. En éste no es necesaria la orto- doxia ni una preferencia comin, aunque también necesitamos un lenguaje comin que permita la comunicacién y el debate. En dltima instancia, determinar la mejor © mas conveniente aplicacién del corioci- miento es una actividad subjetiva, perso- nal. Todos tenemos ciertos deseos 0 nece- sidades que nos llevan a dar preferencia a una aplicacidn del conocimiento determi- nada, y no es necesario —aunque pueda ser conveniente- que lleguemos a un juicio de valor comin. Si bajan los im- puestos, el ciudadano de ingresos medios vivird més holgadamente, pero disminui- ran los servicios sociales esencialmente destinados a los pobres, las personas de ‘edad y los enfermos. ¢Deben reducirse los impuestos? La respuesta, obviamente, no depende de lo que conocemos, sina de fa relacién que ese conocimiento guarda con nuestra posicién social y nuestra esca- la de valores, Las ideologias y los sistemas politicos aportan los medios necesarios para estructurar y aunar las preferencias de los diversos individuos, pero son éstos quienes toman las decisiones uno & uno, sin recurric a una perspectiva connin. Los expertos en ciencia politica usan términos grandilocuentes para distinguir entre estos dos tipos dé consideracién, El primero, que se refiere a cémo (y qué) conocems, se denomina andlisis empirt- eo. El segundo, sobre cémo debemos uti- lizar nuestro conocimiento, se denomina andlisis normativa."E1 andlisis empirico trata de desarrollar y emplear un len- guaje comin y objetivo para describir ia realidad politica, E] andlisis normativo trata de desarrollar y examinar fines subjetivos, valores y reglas morales que nos gufen al aplicar lo que hemos aprendi- do de esa realidad.) La mejor itustracién de la diferencia entre ambos tipos de opcién la proporcio- nan tal vez los personajes de la serie de televisién Star Trek. El Sr. Spock, que interpreta en ella el papel del cientifico extraterrestre, es la personificacién de la. mentalidad empirica. Tan sélo le interesa lo que puede ser observade o deducido, y en modo alguno lo que sus compaiieros humanos sienten o prefieren «irracional- mente». Percibe y evaliia la realidad, pe- ro no la juzga. El Dr. McCoy, médico de Ja astronave, en cambio, es la mentalidad normativa personificada. Aun cuando po- see una formacién cichtifica, se deja guiar invariablemente por Ia preferencia y por el sentido de Ia rectitud més que por Ia I6gica y por el sentido de Ia eficacia. Por liltimo, James Kirk, capitén de la astrona- ve, proporciona una sintesis de las opcio- nes empirica y normativa. Recurre al co- nocimiento y'la capacidad de raciocinio del Sr, Spock, pero tempera su juicio con la sensibilidad moral de McCoy. Rechaza fos dos extremos, pero se sitve de ambas tradiciones. Invariablemente, obtiene el éxito. La sintesis del capitan Kirk encierra también una leccién para nosotros, pues el anélisis normativo sin ef fandamento empfrico puede tlevar @ juicios de valor apartados de Ia realidad. Por otro lado, el andlisis empirico sin la sensibitidad para con jas cuestiones normativas puede lle- var ala creacién de una estructura factual en el vacio, un conjunto de observaciones cuyo significado no estemos preparados para comprender plenamente. Por eso, el objeto que se persigue al emprender ia investigacién politica es servirse de am- bos tipos de andtisis —empirico y norma- tivo—, no sélo para adquirir un méximo de conocimientos, sino también para com- prender la realidad politica de la manera més completa posible. Y asi, aunque en este libro se hace especial hincapié en el anélisis politico empirico, nuestro objeti- vo es, adems de familiarizar al lector con los diversos aspectos de la técnica empiri- ca, lograr que valore la perspectiva nor- mativa, mas amplia, en la que se interpre ta el conocimiento. En este sentido, podemos considerar la investigacion cientifica egmo una manera de conocer, come un lenguaje comin de investigacién. Sin duda, no es la investi- gacién cientifica el Gnico modo de cono- cer, pero sf, en muchos casos y para miiti~ ples fines, el mas eficaz, Se puede cono- cer mediante la experiencia, pero no todo e] mundo comparte la misma. Se puede conocer manteniendo los ojos abiertos, El proceso de investigaciin 47 mas no se puede estar seguro de que a través de esa observacién no estructyrada vayan a percibirse todos los sucesog im- portantes y ni siquiera un conjunto repre- sentativo de ellos. Algunos pueden ibclu- so «conocer» mediante visiones 0 voces secretas, y otros habré que tengan por veraces sus descripciones y narraciones, pero no todos pueden aprender métados visionarios. Cada una de estas formas de conocimient cumple un propésito y tiene sus aplicaciones, pero ninguna tiene en cuenta la totalidad de los hechos 0 conclu- siones ni el conocimiento de céme se han obtenido. Cada una de ellas permite la comunicacién, pero ninguna nos ayuda a adquirir una comprensién amplia y com- La investigacién cientifiea, en el senti- do de estudio orientado por el método cientifico, sf lo permite, y con creces, pues ‘no s6l0 nos ofrece la posibilidad de cono- cer la realidad y evaluar los modos de conocerla, sino también —por ser éstos conminmente entendidos por quienes han aprendido el método— la de perfeccionar nuestros medios de investigacién. La in- vestigacién cientifica es un modo de co- nocimiento autocorrector en continuo de- sarrollo. Ello es asi porque la investigacion cien- tifica es explicita, sistemdtica y controla- da. Es explicita por cuanto todas fas re- glas para definir y examinar la realidad estn claramente establecidas. Nada per- manece oculto y nada se cree a ojos cerra- dos. Es sistematica, esto es, cada elemen- to de prueba esta vinculado a otro por la razén 0 la observacién. No se toleran explicaciones ad hoc ni se permiten megli- gencias de método. Es controiada perque los fenémenos que se analizan, en ta me- dida de lo posible, son observados de manera tan rigurosa como el estado de tos conocimientos permite. Tan sdlo se tlega 8 conclusiones generalizadas después de , = swDibha gy -e eae esnrnraarranadi 18. Andlisis potitice empitica una evaluacién pormenorizada y cuidado- sa, y es lema la precaucién (en el amptio sentido de prestar gran cuidado y aten- cién al detalle). ¥ por todas sus limitacio- nes, 0 precisamente a causa de ellas, la investigacién cientifica abre a los versa- dos en sus provedimientos un nuevo hori- zonte de comprensién de Ja realidad. Por esta razén, se aplica el método cientifico al estudia de la politica. En el contexto que aqui nos interesa, , podemos hablar de indices concretos de criminalidad; y en lugar de decir que un hombre o una mujer es «ferviente republicano (0 republicana)», podemos decir que ha alcanzado un 5 en nuestra medida de la fuerza de identifica cién con el partido. Niveles de medicién Los procedimientos de medicién pro- porcionan un medio de clasificar y orde- nar los fenémenos, pero no todos produ- cen distinciones igualmente precisas y de- talladas entre los hechos. Por eso habla- mos de varios niveles de medicién. Cuando decimos que un procedimiento produce un determinado nivel de medi- ign, lo clasificamos con arregto a la canti- dad de informacién que nos proporciona sobre los fendmencs que se miden y las relaciones entre ellos, Los niveles de me- dicién se denominan nominal, ordinal y Ge intervalo. La medicién nominal es la que pro- porciona menos informacién sobre los fe- némenos. Sélo nos da un conjunto de categorfas separadas que utilizamos al distinguir entre los distintos casos. La me- dicién nominal se obtiene simplemente nombrando tos casos mediante cierto es- quema de clasificacién predetermihado. La nacionalidad se «mide» generalthente en el nivel nominat clasificando a lof indi- viduos en britdnicos, suizos, brasileios, etcétera. Esta «medicién ay nos dice en qué proporcién poseen la caracteristica nmamnhnnnnnhnrnrnnnnrnnanranrtnrnranrnanrnnrnrnnannrnrnhnhhrh hit hrnh : 74 Anaiisis patitico empirico snacionatidad» los diferentes individuos ni nos permite ordenarlos por grados. Et empleo de la medicién nominal tan slo nos sirve para agrupar los casos con arre- glo a fos nombres utilizados en el esque- ma de clasificacién. Pata que tengan utilidad, los esquemas de medicién nominal deben estar basados en conjuntos de categorias que sean mu- tuamente excluyentes y colectiva- mente exhaustivas. Esto significa que 1) no serd posible asignar ningun caso a més de una categoria, y 2) las categorias deberan establecerse de manera que fo- dos los casos puedan asignarse a alguna categoria. Si deseamos clasificar a los vo- tantes de los Estados Unidos mediante un esquema de medicién nominal, no podre- mos utilizar con éxito las categorias demé- crata, republicano, liberaf y conservador porque estas categorfas no son’ mutua- mente excluyentes. Como los partides po- liticos norteamericanos apelan a un am- plio espectro de votantes, es posible que una persona sea a la vez demécrata y consetvadora o tiberal, 0 republicana y conservadora o liberal. Las categorfas no nos permiten diferenciar a los votantes en. todos los casos. Del mismo modo, si trata~ mos de clasificar a los votantes por su afiliacién a un partido utitizando solamen- te dos categotias, republicanas y demé- cratas, comprobaremos que nvestras cate- gorfas no son colectivamente exhaustivas, ya que algunos votantes se consideran a st mismos independientes 0 miembros de otros partidos, Para facilitar el andlisis, probablemen- te tendremos que sustituir cada categoria por un ndmero en el esquema de medi- én nominal. Pero hay que tener en cuenta —y esto es importante— que tales ndimeres no tienen significado real en este contexto: son simplemente simbolos. Por el simple becho de haber optado por susti- tuir la categoria republicano por un 5 y ka mos suponer que los republicanos estén cinco veces més afitiados a su partido que Jos demdcratas. Cualquier categoria de una medicién nominal puede sustituirse por un ntimero siempre que a cada cate- gorfasele haya atribuido un tinico niimero. La medicién ordinal aporta mas infor- macién, pues no sélo permite clasificar los fenémenos por categorias, sino también ordenarlos por grados. Con ella podemos asociar un numero a cada caso. Y este namero no solamente nos indica que el caso es diferente de otros, ¢ incluso con sespecto a la variable que se mide, sino que ademds nos dice como se relaciona con esos otros casos, esto es, en qué pro- porcién manifiesta poseer una propiedad determinada, Con la medicin ordinal po- demos decir qué casos tienen la cuatidad medida en mayor (0 menor) proporcién que otros, y podemos ordenar los casos con arreglo al grado en que manifiestan esa cualidad. Esta clasificacién proporcio- ‘na una informacién més detallada y preci- sa sobre los casos que la que obtendria- mos con la medicién nominal. £1 concepto: clase social se suele medir a nivel ordinal, clasificando a los individyos por ctase baja, media y alta. La medicion de intervalo proporciona attn més informacién, Cuando los casos se miden a este nivel, no sélo podemos clasi- ficarlos y ordenarlos por grados, sino de- cir también en qué proporcién mayor (0 menor) contienen la propiedad medida respecto a los otros casos. La medicién ordinal no se basa en ninguna unidad normalizada de Ja variable en cuestién, nit nos dice qué diferencia existe entre unos cases y otros con relacién a fa variable. Sélo permite afirmar que algunos son mas afines que otros. La medicién de intervalo se funda en la idea de que hay alguna unided normalizada de la propiedad que se mide. iy categoria demderata por un 5, no. pode- Mientras que las medidas ordinales s6- Jo dan una idea aproximada de la relacién entre los casos con respecto a una varia- ble, las medidas de intervalo proporcio- nan informacién sobre In «distancia» en- tre los casos. La variable renra es un claro ejemplo de ello, Generalmente la renta se mide en unidades de moneda (détares y centavos en los Estados Unidos). Como podemos utilizar unidades normalizadas ‘en nuestra medicién, podemos decir que la diferencia de renta entre 10.000 y 11.000 défares anuales es exactamente la misma que entre 50.000 y 51.000, cosa que no podemos hacer con la medicién ordinal, Si medimos la renta ordinalmen- te dividiendo a la gente en categorias tales como de renta inferior a 5.000 $y entre 5.000 y 9.999 $, podremos' decir que una persona tiene mas o menos renta que otra, pero no podremas decir exacta- mente qué diferencia de renta hay entre ambas, pues ignoramos en qué punto que- da comprendide en !a categoria un indivi- duo dado. La diferencia de renta entre una persona de la categoria 1 (menos de. 5.000 $) y una persona de ia categoria 2 (de 5,000 a 9,999 §} puede ser tan sdlo de un délar (5.000 menos 4.999) 0 de hasta 9.999 $ (9.999 menos 0), segiin séa su renta exacta, pero no podemos hacer esta distincién partiendo de una medida ordi- nal, Ademés de ofrecernos informacin pre- cisa sobre las diferencias absolutas entre tos casos, la medicién de intervalo permi- te formular enunciados exactos sobre las diferencias relativas entre los conceptos. Por ejemplo, podemos convenir en que una poblacién de 50.000 personas es do- blemente numerosa que una de 25,000, porque se puede hablar, no sin razén, de un lugar que no tenga poblacién alguna: en Ins verdaderas medidas de intervalo existe un punto cero, y es por lo menos concebible que en tales medidas corres- De 10 abstracto a to concreio 75 Ponda el cero aun caso determinade. En una escala ordinal, et punto cero nostiene sentido, por lo que no cabe afirmat, por ejemplo, que las personas de ciasé alta tengan dos veces mas «clase» que-Yas de clase baja: no sabemos lo que significa no tener rango de clase: Sugiere esto un punto importante sobre los nivetes de medicién. La forma de me- dicién nominal es la de menor utilidad cuando tenemos que comparar los fend- menos. Si la utifizames cuando podemos aplicar un nivel de medicién «superior» (més preciso), probablemente desaprove- charemos una informacién potencialmen- te valiosa, Si en un estudio, sobre el com- portamiento de voto nos timitamos a clasi- ficar a los individuos en republicanos, independientes y demécratas cuando po- demos formular un conjunto diferente de preguntas y obtener una clasificacién con arreglo a su mayor o menor identificacion con un partido, es muy posible que pres- cindamos de una informacién que nos ayude a comprender las relaciones que observainos. La medicion de nivel ordinal @8 més provechosa que Ja nominal, pero también tiene sus limitaciones. La forma de medicién més conveniente es la de intervalo, no sélo por el grado de detalle de la informacién que proporciona, sino también por los procedimientos matema- ticos que nos permite aplicar a los datos que poscemos. (Nos extenderemos sobre este aspecto en los capitulos 17, 18 y 19), Lo cierto es que, mientras sea posible y adecuado, debemos esforzarnos para que nuestras operacionalizaciones permitan la medicién de intervalo. Pero geémo saber el nivel de medicién que es apropiado para los conceptos que hemos de apera- cionalizar? Para ello nos serviremossde Ia conceptualizacién y de la tecnologiade la medicién, Al aborder en nuestra investigacién la ctapa de construceién de la teoria, debe- 76 Andilisis politico empirico mos preguntarnos ante todo si existe algu- na constante subyacente en las diferen- cias que observamos entre los casos. En caso afirmativo, podemos idear medicio- nes ordinales e incluso de intervalo de un concepto que, de otra mado, sélo podria medirse por clasificacién nominal. Un ejemplo contribuird a aclarar la importan- cia de este punto. Supongamos que estamos estudiando los efectos de la nacionalidad de los inmi- grantes en su grado de apoyo a los grupos politicos de las grandes ciudades de Esta dos Unidos a principios del siglo xx. Si operacionalizamos la nacionalidad a nivel nominal y clasificamos el apoyo al grupo politico en los distritos electorales urba- nos, obtendremos un cuadro como el pre- sentado en la figura 4.2a. No existe rela- cién aparente entre la nacionalidad y él comportamiento de voto porqute el hecho de conocer Ia nacionalidad dominante en uni distrito no nos sirve para clasificarlo con relacién a los dems. Pero al analizar nuestro razonamiento, concluiremos tal vez que si suponemos relacionada la na- cionalidad con el apoyo a un grupo politi- co es porque los paises de origen difieren en cuanto a las oportunidades de partici- pacién politica que dan a sus ciudadanos. Podemos pensar que quienes han tenido escasa experiencia sobre la politica demo- cratica en su tierra natal serén mds pro- pensos a renunciar a su derecho de auto- nomia en favor de un lider politico. Si podemos seguir este razonamiente y clasi- ficar las naciones de origen con arreglo al grado de participacién politica que conce- den a sus ciudadanos, podremos construir un grafico como el de Ia figura 4.26, donde se aprecia una relacién entre la nacionalidad y el apoyo al grupo politico. La ordenacién por categorias en nuestra variable independiente permite descubrir una pauta en su relacién con la variable dependiente. Nacionalidad dominante cen ef distrito electorat Nacionatidad tordonada por el prado dominante on et de participacién en ol distri electoral pais de origen) Potaca Beitsniea Sueca Sueca Italiana Atemana Alemana Irlendesa Briténiew italiane Ielandess Sicihana Steiana Prisca L ‘ 1 : L L 4 4 ° 5 0 78 00 o 3 0 75 00 Porceataje de voros Porcentode de votos, del distrito faverabes del distmta favorables al candidat ‘al candidate a » Figura 4.2. Ejemple de la influencia del nivel de medicion en ta interpretacién de tos datos. i ‘Si somos Jos bastante animiosos, pode- mos incluso elevar nuestra medicién de la variable independiente a un nivel de in- tervalo. Por ejemplo, podrfamas contar las disposiciones juridicas favorables a la participacién politica que se adoptaron en cada pais en cuestin en los afios inme- diatamente anteriores al comienzo de la emigracién efectiva a los Estados Unidos, y utilizar las cifras obtenidas para clasifi~ car as nacionalidades segiin una escala de intervalo, haciendo comparaciones atin més precisas entre las variables inde- pendiente y dependiente. Podremos lograr esa elevacisn de las variables del nivel nominal al nivel ordi- nal o de interval siempre que elabore- mos fa base tedrica necesaria para ello y ‘tengamios la posibitidad técnica de aplicar los procedimientos que producen las me- diciones de nivel superior. Aun cuando podamos conceptualizar la nacionalidad en términos de intervalo, en nuestro ejemplo, es posible que no tengamos ac- ceso a los registros juridicos necesarios para situar los paises en la escala de inter valo. En este caso, la tecnologia de la medicién limita nuestras posibilidades de accién al tratar de reforzar nuestras medi- das. Probablemente nos encontraremos con muchos casos semejantes. Por ejem- plo, si estamos investigando la relacién entre el sexo y el comportamiento de voto, y sostenemos que la masculinidad es una caracteristica que la gente posee en. varios grados (el menor de los cuales co- rresponde al sexo femenino), en principio podremos clasificar a las personas segiin una escala de masculinidad ordinal o de intervalos si establecemos un conjunto de preguntas que revelen en qué proporcién Poseen esa cualidad (si ta poseen). Pero si carecemos de los fondos necesarios para realizar una encuesta en ta que la gente pueda responder a esas preguntas, lo mas probable es que terigamos que recutrit a De fo abstracto a lo concreto 77 la clasifieacién nominal hombre 0 mujer que hallamos en los registros de afiliecién a los partidos. 4. Debido a estos factores circunstancia. les, es dificit establecer reglas satire la ‘operacionalizacién de los conceptos que permitan lograr ciertos niveles de medi- cidn. Hay una, sin embargo, cuya aplica- cin nos parece aconsejable, y es la de W. Philips Shively®. Recomienda éste que utilicemos las medidas mas precisas que permita e} tema objeto de estudio y que no desaprovechemos informacion con me- diciones imprecisas, Por lo general, esto quiere decit que elevemos ios procedi- mientos de medicién cuanto sea posible para alcanzar niveles superiores; que no acometamos una operacionalizacién que conduzca a una medicién nominal cuando sea tedricamente defendible y técnica- mente posible Ja medicién ordinal o la de intervalo: Dicho esto, hemos de afiadir una salve- dad a la regia general. Hay casos en que realmente no conviene ser demasiado exactos en la medicién. Shively ofrece un ejemplo de ello, que recogemos, adapta. do, en la figura 4.3. Comc vemos en él, la relacién entre la edad y el voto en las elecciones presidenciales de 1968 se pre- senta de dos mados diferentes. En la figu- ra 4.3a la edad se mide en afios, y como son tan escasos los individuos comprendi- dos en cada grupo de edad (por ejemplo, 21-22, 35-36, 50-51), el gréfico no mues- tra una pauta clara en la relacién entre ambas variables, En la figura 4.30 la ‘edad se mide, con menos precision, de cinco en cinco afios, y camo hay mas casos en cada grupo, podemos ver que existe una pauta amplia en la relacién, doride 1a 3 W. Philips Shively, The Crafte af Pofitical Re- scarch, 2." ed. (Englewood Cliffs, N. J.: Prentice Hall, 1980), pp. 66, 80. eel 78 Andiisis patttico empiric - 5 Cr a eee eee , ‘00 ast s 4 2 50 é ast ol "0 30 rn Fa wo 70 wo ; cand 2) Edad y participacién en las elecciones de 1968: edad medida én aitos 100 . BE Porcwataje de votantes g —T ae oi 20 30 40 30 60 70 0 Baad by Fuad y partcipacide en tes elecciones de 1968; edad medida en grupos de 5 toe FIGURA 4.3. Ejemplo del efecto de Ia agrupacién de datos en la interpretacién (W. Philips Shively, The Craft of Political Research, 2.* ed, Englewood Cliffs, N. j.: Prentice-Hall, 1980, 7 pp. 67-68, Reproduccién autorizada). probabilidad de voto aumenta a los 50 afios y a partir de ahi tiende a disminuir. Al renunciar un tanto a la exactitud en nhestra. medicién, hemos ganado una mayor fucilidad de andlisis. El trueque sera provechoso siempre que, por un ex- ceso de imprecision, no perdamos nueva. mente de vista las relaciones. Si medimos la edad de 20 en 20 afios, advertiremos poca diferencia en el porcentaje de cada grupo de edad que vota, de lo que podria- mos deducir erréneamente que la edad no gusida relacién con la probabilidad de voto. Como, en general, hasta que no procedemos al verdadero analisis de los datos no sabemos qué precisién ser nece- saria para descubrir las relaciones, debe- remos seguir la regla de operacionalizar nuestros conceptos con la mayor exacti- tud posible. Siempre podremos prescindir de la precisién que nos parezca innecesa- Tia «abatiendo las categorias» (pasando a unidades de diferengiacion mas amplias); pero si no empezames por reunir la infor- macién, no podremes recurrir a ella més adelante. Hipétesis de trabajo La medicién asigna ciertos valores a los casos con respecto a determinadas varia- bles, Estos valores son los que utilizamos para representar los conceptos cuando comparamos las observaciones. Y para comprender ias implicaciones que éstas tienen en nuestras teorias, hemos de con- vertir las hipétesis sobre las relaciones entre variables en hipotesis de trabajo, donde a su vez se enuncian las relaciones que ‘esperamos hallar entre medidas o indicadores, La pemiltima linea de la fi- gura 4.1 sugiere la forma que adoptan tas hipétesis de trabajo. Estas nos obligan a establecer los vinculos que, segiin cree- mos, ha producido nuestra operacionali- De lo abstracto a lo concrete 79 zacién entre Jos indicadores y las varia- bles. Supongamos, tomando un ejemplo so- bre el estudio de fas relaciones intefnacio- nales, que estamos interesados éh una teoria de la dominacién en Ia esfera inter- nacional. Partiendo de'la proposicién teé- rica Cuanto mds dominada esté una na- cién, mds conformista serd su politica ex- terior, podemos formular fa hipstesis A medida que aumente Ia dependencia eco- némica de une nacién, aumentard su apoyo a la politica internacional def esta- do protector. Podemos operacionalizar la dependencia econdmica como el porcen- taje de las exportaciones de la nacién dirigidas al pais protector. E] porcentaje de Jas exportaciones pasa a ser nuestro indicador de 1a variable independiente dependencia. El apoyo puede medirse por el porcentaje de votos emitidos en la ‘Asamblea Generat de las Naciones Uni- das en que e! voto de la nacién cliente difiere del voto del estado protector. Un porcentaje de votos en las Naciones Uni- das viene a ser nuestro indicador de la variable dependiente apoyo a Ja polftica del estado protector. Ahora podemos es- tablecer una hipétesis de trabajo que enuncie la relacién negativa que espera- mos exista entre los indicadores: A medi- da que aumente ei porcentaje de fas ex- portaciones dirigidas al estado protector, disminuiré el porcentaje de votos discre- pantes con el estadio protector en las Na- ciones Unidas. Esta hipétesis de trabajo nos indica las observaciones que son acordes con nues- tra hipotesis y nuestra teoria, Sugiere, ademas, la relacién que prevemos‘entre variables ¢ indicadores. Esta relactn es la presentada en el diagrama de iafigura 44. Lo Se ve en el diagrama lo importante que es analizar detenidamente 1a relacién en- tre nuestras medidas y nuestras variables, each cece oe ce st@sibsibrh BRi®ech che cesar re 4 4 4 ‘ ' 80. Anaksis politico empiric CONCEPTO: Dominacién ——- PROPOSICION: Cuanto més dominada—» CONCEPTO: Conformidad esté una nacién por otra, més conforme: sera su politica exterior ala de ta nacion dominante. A medida que aumenta el concento, aumenta ta variable. VARIABLE: Grado de dependencia A medida que auments et concepto, aumenta ta variable. IPOTESIS: Cuanto mayor sea el ——> VARIABLE: Apoyo ale grado de dependencia econémica, mayor sera el apoyo a la politica politica exterior del protector exterior de la nacion protectora, A medida que aumenta Is variable, aumenta el indicador. INDICADOR: Porcentaje de exportaciones al protector A medida que aumenta la variable, disminuye et indicador. HIPOTESIS DE TRABAJO: Cuanto—>INDICADOR: Porcentaje mayor sea el porcentaje de las exportaciones de una nacién dirigidas al protector. menor serd de votos de las NU contrarios al voto det Protector el porcentaje de votos de esa rnacién emitides en Ins NU que sean contrarios al voto dél protector. FIGURA 4.4. Especificacién de las relaciones entre conceptos, variables e indicadores, La relacién prevista en la proposicién y en Ia hipdtesis es positiva; pero la que se predice en la hipstesis de trabajo es nega- tiva, porque también es negativa la rela- cién entre la variable dependiente y su indicador, Quiere este decir que, debido al modo en que hemos operacionalizade la variable dependiente, una relacién ne- fativa entre los indicadores aportard pruebas para una hipétesis y una proposi- cidn teérica que prevé relaciones positi- vas entre los conceptos y Jas variables. Hemos de tener esto presente para evitar una interpretacion errénea de los datos y Hegar a conclusiones correctas sobre la tilidad de muestra teoria partiende de nuestras observaciones, Es tan importante ia claridad requerida en la relacion entre nuestros indicadores y las variables y los conceptos que repre- sentan que, en opinién de algunos exper- tos en ciencia social, ademas de nuestras teorias sobre fos fendmenos politices, de- bemos ser capaces de formular una teorfa de la medicién donde se indique por qué esperamos que nuestros indicadores estén relacionados con nuestros conceptos". Por qué pensamos que la dependencia econémica ha de estar relacionada con la concentracién de exportaciones? ¢Cémo es que ja distribucién de las exportaciones viene a reflejar lo que queremos decir al referirnos a la dependencia? Es este tipo de preguntas ef que ayuda a responder ‘una teoria de la medicion bien elaborada_ + Véase. por ejemplo, Hubert M. Blalock, Ir., Se exponen can més detafle 10s puntos que siguen en Claire Selltiz, Lawrence S. Wrightsman y Stuart W. Cook, Research Methods in Social Rete- tions, 3° ed. (Nueva York: Holt, Rinehart and Winston. 1976), pp. 165-68, Aunque su anuilisis es ributario de la tradicién de Ia psicologia ¥ corres ponde esencialmente a la investigaciGn sobre el ter rumano, muchos de ts principios expuestos son aplicables a la amplia gama de situaciones que examinamos. ca pueden requerir un determinado grado de inteligencia para interpretarlas y res- pondertas, En ese caso, las respuestas no sélo reflejaran diferencias de ideologia politica, sino también diferencias de inte- ligencia entre los entrevistados, Al obser- var los datos obtenidos, se confundirdn los efectos de la inteligencia con los de la ideologia politica, y no seremos capaces de distinguir las diferencias de califica~ cidn que reflejan tas diferencias ideoiégi- cas de las que reflejan las de inteligencia. De igual modo, otras caracteristicas de nuestras unidades de anélisis {como ta ubicacién regional de las ciudades, los rasgos cuiturales de Ins naciones o las fuentes de documentacién) pueden re- flejarse inadvertidamente en nuestras medidas y deformar nuestras percepcio- nes de la manifestacién de tos conceptos de que hemos hecho nuestro objetivo, Cuando podames detectar y medir esas influencias scontaminantes>, deberemos comprober si manteniendo sus valores constantes desaparecen, disminuyen o aumentan las diferencias en las califica- ciones que los casos tienen asignadas en nuestras medidas®. 2. Diferencias en Ia distribucién de ca- racteristicas provisionales entre fos casos que se reflejan en nuestras medidas. La disposicién de Animo o et estadu de salud de una persona puede afectar al modo de responder a los puntos de un cuestionario. La historia politica reciente de las ciuda- des (como, por ejemplo, la revelaciin de corrupcién entre los cargos puiblices) pue- de crear diferencias sistematicas aunque © Se expone con eficacia Ia manera de hacerlo en Donald F. Campbell, «Recommendations for APA, Test Standards Regarding Construct, Trait, or Dis- criminant Validitys, American Paychologist, 15 agosto de 1960), pp. 54653. y Morris Rosenberg, The Logic of Survey Analysis (Nueva York: Prsic Books. 1968), De lo abstracto a fo concreto 83 provisionales en el modo en que sus cit. dadanos contestan a las preguritas de una encuesta. Un desastre natural dé gran magnitud puede ocasionar una moilifica- cign drastica, pero provisional, en thesta- distica con la que contamos para ifidicar el grado de desarrollo econémies, Los efectos de esas «anomalias» temporales son mas dificiles de detectar y controlar que los de las caracteristicas estables de nuestros casos. La tnica forma de preca- -vernos contra ellos es estar alerta ante los indicios de que los casos individuales es- t4n sujetos a esas influencias transitorias (por ejemplo, estudiando la reciente histo- fia politica de las ciudades incluida en nuestro ejemplo, o advirtiendo a nuestros encuestadores que no intenten entrevis- tar a una persona que esté temporalmen- te postrada en cama), y seguir los procedi- mientos que se indican en fa correspon- diente seccién de este capitulo para com- probar la fiabilidad de nuestras medicio- nes. 3. Diferencias en Ia interpretacién de ios sujetos sobre el instrumento de medi- da, Este problema se plantea sélo enando {os entrevistados deben responder direc- tamente a las preguntas, distinguiéndose del caso en que el investigador construye las medidas observando el comporta- miento. Si nuestras preguntas estn re- dactadas de manera ambigua, las distin- tas interpretaciones que les den los entre- vistados pueden producir diferencias en su calificacién en las medidas compuestas de esas preguntas. Imaginemos, por ejem- plo, que en un estudio de! comportamien- to de voto nos contentamos con pregun- tar: gVaté usted en fas tltimas eleccio- nes? Si algunos de tos entrevistadgs igno- ran que Ja semana anterior se han cele- brado elecciones iocales, probablgmente contestaran que han votado, creyendo que en Ia pregunta se alude a tas tiltimas elecciones nacionales, aunque no hayan 84 Andtisis politico empirico votado én las elecciones a que nos referi- mos en nuestra pregunta. Debemos guar- darnos de estos errores y de las consi- guientes diferencias involuntarias en muestra medicién verificando de antema- no las preguntas (como se indica en el capitulo 7) y comprobando Ia fiabilidad de las medidas obtenidas. 4. Diferencias en el entorno donde se aplica Ja medida. También es ésta una fuente de errores de medicién, sobre tado cuando en la investigacin se toman como medidas las respuestas personales a las preguntas. Por ejemplo, es bien sabido que en la investigacién por encuesta la raza, ef sexo y la edad de los entrevista- dos pueden influir en las respuestas. Es- tas (y, por lo tanto, las calificaciones que en fa medicién fes asignemos) pueden di- ferir de un entrevistado a otro por el simple hecho de las caracteristicas que tenga el entrevistador. Problemas simila- res pueden plantearse al margen de la investigacién por encuesta; por ejemplo, si cometemos el error de hacer un andlisis dz contenido del noticiario nacional de un pais y del noticiario de otro destinado tinicamente al extranjero, en cuyo caso estaremos aplicando el mismo instrumen- to en entornos muy diferentes y, por este solo hecho, cabrd esperar algunas diferen- cias en las calificaciones. Sélo podremos evitar esta fuente de errores de medicién Procurande que, en la medida de lo posi- ble, no se apliquen nuestras medidas sino en situaciones normalizadas. 5, Diferencias en la aplicacién del ins- trumento de medida. Las calificaciones asignadas a Jos casos pueden diferir a consecuencia de diversos errores cometi- dos al obtener y registrar ta informacion. Es posible que los entrevistadores hayan comprendido mal tas instrucciones y ha- gan las preguntas en condiciones distintas de las que e} investigador pretendia, Un atumbrado pobre puede hacer que el en- trevistado marque erréneamente el cues- tionario; tos lapiceros pueden romperse y la tinta de los boligrafos agotarse en el momento critico, en un grupo de interac- cién, con lo que los observadores no logra- rén quizd registrar hechos decisivos; un codificador aburrido o fatigado, probable- mente no se ajustard a las instrucciones 0 prescindiré de ellas al codificar los docu- mentos en un anélisis de contenido. Estos tipos de variacién en la administracién de los instrumentos de medida provocan di- ferencias en las calificaciones, con inde- pendencia de las que pueda haber entre Jos valores reales de fa variable estudia- da. Ademés de emplear solamente a ayu- dantes dignos de confianza, lo més impor- tante para obviar esta fuente de errores de medicién es verificar de antemano nuestros instrumentos. Un ensayo con el instrumento nos ayudaré a descubrir posi- bles problemas

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