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NUEVA TEORÍA DEL DESARROLLO, APRENDIZAJE TECNOLÓGICO Y


GLOBALIZACIÓN *
Un balance de enfoques analíticos y aportaciones teóricas

Miguel A. Rivera Ríos


Facultad de Economía, UNAM

*
Documento base para la intervención en el Seminario Internacional: Globalización, conocimiento y desarrollo, a celebrase
en la UNAM del 15 al 17 de marzo de 2006.
2

Introducción
En el último tercio del siglo XX tuvo lugar un extraordinario proceso de transformación
estructural de un pequeño grupo de países que pasaron de ser economías agrarias de
subsistencia a economías semi industriales, basadas en el aprendizaje y la innovación
tecnológicas. Se trata obviamente de los tigres asiáticos (Corea del Sur, Taiwán, Hong
Kong y Singapur), o sea, los protagonistas del llamado milagro asiático, que se
inscribe dentro del segundo desarrollo tardío del capitalismo iniciado a mediados del
siglo XX.
Una transformación estructural de esta magnitud tiene obviamente un enorme
interés para las ciencias sociales, como lo demuestra el caudal de literatura escrita
sobre el tema desde mediados de los sesenta. Esa literatura parece demostrar que no
existió un cuerpo explícito de teoría que sirviera de fundamento de las estrategias
nacionales de desarrollo en esos países. Sorprendentemente, el milagro asiático sentó
sus bases coincidiendo con la debacle de la Economía del Desarrollo (ED) y en general
con un creciente escepticismo o reflujo del enfoque y propuestas desarrollistas y
estructuralistas,1 que durante la posguerra tomaron la iniciativa para aportar el marco
intelectual y estratégico en la lucha contra el atraso económico.
En términos de fuentes de inspiración parece que los arquitectos del milagro
asiático se situaron en un terreno en el cual se intersectaban varios líneas de estudio y
procesos de los cuales extrajeron enseñanzas; además de diversos análisis y
prescripciones generales de la ED, destaca la critica neoclásica al desarrollismo, la
experiencia japonesa en materia de desarrollo, dirigismo estatal e importación de
tecnología; todo lo anterior en el marco de dos procesos históricos que traslaparon
parcialmente: a) la reactivación y ampliación del comercio internacional a partir de los
sesenta, que brindó nuevas posibilidades de inserción a países atrasados y b) la guerra
fría y más en general la confrontación Este-Oeste como justificación a un estado
autoritario y corporativo que disciplinó a la sociedad civil para alcanzar aceleradamente

1
. Entendemos por desarrollismo el enfoque estratégico derivado de la ED y como estructuralismo aquel enfoque afín a la ED,
que trata de identificar rigideces específicas, desajustes y otras características de la estructura de una economía en desarrollo
que afectan su desempeño económico y su elección de políticas de desarrollo (ver por ejemplo Chenery 1975, p. 310).
3

un desarrollo participativo en países que se encontraba en la frontera entre ambos


mundos.
Quizá en un futuro la clarificación de las fuentes de inspiración de la estrategia
de desarrollo en Asia Oriental arroje respuestas más claras, pero por ahora parece
más acuciante explorar la relación inversa, es decir, como el milagro asiático provocó
un fuerte impacto en el pensamiento económico social, que obligó a abrir línea de
estudio y contribuyó decisivamente a conformar nuevas escuelas o enfoques sobre el
desarrollo económico. Las repercusiones llegaron más allá de la teoría de desarrollo,
para impactar a la economía del conocimiento, la teoría de las instituciones y la
economía de la información. Hoy en día la generalidad de las concepciones sobre el
desarrollo, cualquiera sea su filiación doctrinal, giran en torno o se remiten a la
transformación de Asia Oriental.
Una revisión de la literatura más representativa revela que el pensamiento
neoclásico moderado fue el primero en tomar conciencia del milagro asiático y se
apoyó es algunas inferencias sobre el mismo para atacar con éxito fallas de enfoque y
prescripciones del desarrollismo y el estructuralismo, proponiendo una nueva
estrategia de desarrollo (desarrollo hacia fuera). Fueron sin embargo pensadores y
corrientes heterodoxos que bajo el incentivo de la critica neoclásica, profundizaron en
las lecciones provenientes de Asia; esa profundización, alimentada por nuevos
desarrollos de la teoría, dio lugar progresivamente a por lo menos seis corrientes
principales de análisis, sistematización e interpretación de las lecciones del milagro
asiático.2 Dos de ellas (los revisionistas y el paradigma de la información) tienen una
fuerte filiación a la ED, aunque bajo una perspectiva crítica; en cambio la línea o
corriente que llamaremos reflexión tecnologista del milagro asiático,3 cuya influencia
ha crecido continuamente, adopta otro enfoque y tiende a desinteresarse del

2
. Estas seis interpretaciones heterodoxas se contraponen con otra ortodoxa que es una derivación de la teoría neoclásica
basada simultáneamente en la llamada contabilidad del crecimiento (Denison etc.) y las estimaciones ampliadas de la función
de producción. Nelson y Pack (1999) las agrupan como las explicaciones del milagro asiático basadas en la acumulación de
capital físico y humano; no le otorgan crédito a la capacidad empresarial, a la innovación o al aprendizaje, ya que asumen que
la aceleración del crecimiento deriva del uso de mayores insumos de capital físico y humano, que implica simultáneamente un
movimiento a lo largo de la función internacional de producción. Como subrayan Nelson y Pack lo anterior equivale a negar
todo lo que caracteriza a la transformación asiática y que ha sido investigado empíricamente (todo procede de Nelson y Pack,
op. cit., pp. 418, 424-425 y 431-432).
3
. Nelson y Pack (1999), la llaman la interpretación del desarrollo asiático basada en asimilación tecnológica. (p. 417).
4

compromiso prescriptivo que caracterizó a la ED y al estructuralismo, de suerte que a


partir de fines de los ochenta la preocupación por coronar los análisis tecnologistas
con propuestas de estrategia y táctica para el desarrollo son menos frecuentes e
incluso desde cierta perspectiva considerado poco conveniente. No debemos olvidar
que ED abordó el estudio del atraso económico con un compromiso patente por buscar
las vías para su superación, inclinándose a proponer grandes líneas estratégicas que
dieron lugar a un programa desarrollista y estructuralista centrado en la gestión
pública y la protección de la industria naciente.
La estrategia para el desarrollo que prevalece en América Latina desde fines de
los ochenta tiene su origen en las prescripciones neoclásicas a que se hace referencia
arriba, pero fue sufriendo diversas transformaciones en su filosofía, marco normativo e
instrumentos como producto de una lucha entre diversas vertientes ortodoxas. Es muy
diferente el modelo prescriptivo formulado por Balassa (la estrategia de crecimiento
hacia fuera) y el llamado consenso de Washington; la propuesta efectuada en el
Informe sobre el desarrollo mundial del Banco Mundial de 1993, donde se habla
de políticas “afines” al mercado se acerca más a Balassa que a Williamson. Sin
embargo, en los 90 se impuso la filosofía extrema del public choice que conlleva la
idea de que no hay grados de libertad para orientar la intervención pública y por ello
debe erradicarse (ver Hoff y Stiglitz, 2001, p. 414). De este modo la inserción
internacional de los países que se diferencian de los tigres asiáticos sea porque
sufrieron crisis estructurales, se rezagaron o no despegaron, quedó determinada por
los principios del automatismo de mercado complementado con una gran desconfianza
a la intervención pública.
Ese modelo de automatismo de mercado o neoliberal ubicado ya en su declive
desde fines de los 90, ha sido objetivo de tres grandes críticas que convergen en sus
evaluaciones, pero se diferencian en sus puntos de partida. De un lado tenemos la
declaración de la UNCTAD que hace hincapié de que la reinserción internacional
basada en una liberalización creciente, acompañada de apertura en el sector financiero
y la cuenta de capital ha fracasado (2004, pp. 79-94).Por otro lado tenemos la critica
neo-estructuralista al Nuevo Modelo Económico, argumentando que como
5

consecuencia de la reestructuración industrial basada en la apertura acelera, han


desaparecido casi enteramente en América Latina los sectores o subsectores donde se
empleaban capacidades de ingeniería doméstica; ello coincide, añaden, con el
retroceso ante la frontera internacional de la mayor parte de actividades industriales y
mayores grados de inequidad social en la región (entro otros ver Reinhardt y Peres,
2000). Finalmente, la tercera crítica está constituida por el modelo de cambio
organizacional formulado por Stiglitz, que ataca frontalmente no sólo las estrategias
actuales, sino también el conjunto de la teoría de equilibrio general e información
perfecta en las que se sustentan (Stiglitz, 2002).
Sin embargo, de esas tres estructuras de análisis y critica no se desprende aun
lo que podríamos llamar una nueva estrategia de desarrollo; aunque hay aportaciones
sustanciales, persisten importantes vacíos, falta de integración y ausencia de
concreción prescriptiva de los planteamientos generales de política. Lo anterior sugiere
que paradójicamente, dentro de avances extraordinarios en el terreno de la
compresión de los problemas del desarrollo a partir de la experiencia de los países
modelo, existe una agenda inconclusa en términos de estrategia que parece requerir
un gran esfuerzo de síntesis, integración teórica y adecuación del análisis al cambio
histórico, dentro de una visión que haga hincapié en la influencia cada vez mayor de
los determinantes globales del desarrollo nacional. El análisis y las observaciones que
se formulan en este artículo se inscriben en esa preocupación y promueven la
necesidad de la integración teórico-analítica como condición para recuperar la primacía
del pensamiento sistémico orientado a la acción colectiva.4 Sin embargo, se parte de la
idea de que la integración sería fallida si no inscribe sobre ciertos ejes metodológicos.
En esa perspectiva es preciso recuperar aportaciones centrales del legado de la
Economía del Desarrollo y la visión de científicos sociales como Hirschman y
Fajnzylber, por su capacidad para encontrar las líneas fundamentales de integración
del pensamiento de su época, dentro de una perspectiva crítica, pero a la vez abierta.

4
. Una concepción sistémica requiere primeramente un concepto de capitalismo como totalidad compleja y abierta en el sentido
como lo propuso pero no pudo concretar Marx. Ver la reflexión de Dabat (1991, pp. 14 y ss.) en torno a ese tema.
6

Hirschman se distingue por evaluar críticamente las aportaciones de la ED e


integrar las bases teóricas de una estrategia para el desarrollo, proponiendo
conceptos articuladores como el de crecimiento desequilibrado, paradoja de la
interiorización y teoría de los enlaces. A este autor se le debe haber identificado y
bautizado al movimiento intelectual al que llamó ED, así como haber comprendido la
importancia de la reacción neoclásica moderada.5 Fajnzylber por su parte, muestra una
inclinación equivalente al pensamiento estratégico y como parte de una nueva
búsqueda impulsada por la debacle del desarrollismo-estructuralismo y las lecciones
del milagro asiático, propuso conceptos medulares como patrón industrial mundial y
núcleo endógeno. Se asume aquí que la definición de una estrategia nacional de
desarrollo debe tener necesariamente como referente fundamental la noción de núcleo
endógeno.6
Adoptando la hipótesis de que no se ha logrado articular en la actualidad una
estrategia alternativa (o heterodoxa) del desarrollo en el sentido de la ED-Hirschman-
Fajnzylber,7 se apunta a la necesidad de empezar una revisión de algunas de las
aportaciones a una nueva teoría del desarrollo. Para iniciar esa exploración, y
sustanciar el argumento de integración teórica podría ser útil ubicar primeramente las
principales aportaciones de la ED y las causas de su debacle, para pasar analizar
después el complejo proceso histórico que se abrió a partir de los sesenta, cuando el
cambio en el marco internacional favoreció el resurgimiento de las ideas ortodoxas con
una fuerza insospechada pocos años atrás. El cambio en el marco mundial, rebasó, sin
embargo, las propuestas ortodoxas y dio lugar a una suerte de escalamiento que
obligó a estudiar mejor la relación entre las transformaciones del sistema mundial y el

5
. Por ejemplo, Gerard Meier, uno de los especialistas más distinguidos en el estudio del desarrollo económico, no diferencia
en su libro (en co-autoría con Baldwin) de 1957 una corriente que pueda llamarse Economía del Desarrollo, que discrepe con el
enfoque derivado de la ortodoxia neoclásica. En cambio en su libro de 1958 Hirschman sienta las bases para distinguirla como
escuela a lo que llamará después la ED (a cuyo análisis dedica su artículo de 1985). Después Meier, en sus libros de 1995 (pp.
86 y ss) de 2005 (53-65), adopta la definición de Hirschman.
6
. Tomando como inspiración el concepto propuesto por Fajnzylber (1983, pp. 345-349) puede decirse que núcleo endógeno es
el conjunto de capacidades tecnológicas y sociales estructuradas al nivel de la economía nacional, pero que están focalizadas en
los actores del proceso de desarrollo: organizaciones (empresariales y no empresariales) e individuos. Estos agentes al
aprovechar esas capacidades tienden a interiorizar los efectos más que a exteriorizarlos, lo cual retroalimenta el núcleo
endógeno.
7
. O sea de convergencia de los análisis para atacar el atraso económico como se entendieron en su época una diversidad de
autores; ellos siguieron una línea específica de discusión tomando como marco de referencia una visión compartida de la
realidad social.
7

desarrollo económico. De ese escalamiento surgieron las seis escuelas o corrientes que
se exploraran a lo largo del artículo. Un lineamiento adoptado aquí es seguir el hilo
conductor de los cambios mundiales para ubicar algunas de las aportaciones a una
nueva teoría del desarrollo de los últimos 20 años.
Para facilitar la agrupación y discusión de las principales contribuciones
heterodoxas a una teoría del desarrollo se identificó la unidad de análisis de cada una
(el país, la empresa, la red de empresas, etc.), para identificar a continuación la
relación entre la unidad de análisis y la totalidad del sistema capitalista; esa relación
entre el todo y las partes (o marco analítico de referencia) es la base para ubicar su
enfoque de política o estrategia para el desarrollo. Ese enfoque metodológico permite
cierta selectividad en los autores considerados, pero aun así cabe reconocer que por
limitaciones de espacio y de capacidad de búsqueda hay omisiones importantes y
varios temas sólo están esbozados o delineados de manera insuficiente. Aun dentro de
estas limitaciones, este balance y la reflexión que deriva de él pueden ser útil para la
tarea colectiva de construir una nueva teoría del desarrollo que privilegie la visión de
conjunto y el énfasis en la acción colectiva.

Las aportaciones de la economía del desarrollo y la lección de su debacle


El legado del pensamiento desarrollista
Durante las décadas del 40 y 50 se gestó una subdisciplina dentro de la teoría y el
análisis económico que fue conocida después como ED. Se le reconoció como una
subdisciplina de la ciencia económica, porque sus proponentes asumieron que el
atraso o el subdesarrollo constituía un caso especial que no se podía analizar dentro
del cuerpo principal de la teoría ortodoxa y de las prescripciones del análisis
económico centrado en los problemas de los países industrializados.8 Aunque
compartieron con el análisis neoclásico de posguerra la visión de que el crecimiento
estaba determinado por la acumulación de capital, se alejaron de esa escuela por la

8
. Pese a su marco teórico común y al consenso sobre la necesidad de luchar contra el atraso económico desde una óptica
centrada en elevar la acumulación, hubo una pluralidad considerable en el tratamiento por autores, que probablemente favoreció
la parálisis cuando empezaron a surgir las criticas de derecha e izquierda que condujeron a su debacle (ver Hirschman, 1985, p.
449).
8

desconfianza en los mecanismos de mercado derivada del legado de la gran depresión,


lo que también moldeó una visión “pesimista” del mercado mundial (Meier, 1995, p.
86). Ese pesimismo tendió a acercarlos a la economía política alemana para invocar el
apoyo a la industria naciente. Su enfoque orientado al progreso económico tuvo una
connotación clásica en el sentido de Smith (estado progresivo como superación del
estado estacionario y la importancia de la ampliación del mercado interno), que se
complementó con una importante asimilación de la teoría del bienestar en la
reformulación de Pigou y de Young, así como elementos del keynesianismo en tanto
favorecían la intervención pública, la programación e incluso la planificación.9
El objetivo primordial de la ED consistió en develar la naturaleza del atraso
económico y buscar su superación, haciendo hincapié en que una economía atrasada
difiere estructural, institucional y funcionalmente de una economía industrializada. La
realidad a la cual estaban comprometidos a estudiar y eventualmente a cambiar
estaba marcada por la insuficiencia o estrechez del mercado interno, el exceso de
mano de obra, la precariedad de la industria, porque la conducta de los agentes se
alejaba de las pautas de racionalidad aceptada y el sistema de precios no cumplía la
función que se le asignaba en economías desarrolladas.
Su unidad de análisis fue la economía nacional concebida como estructura
macroeconómica y sectorial, al interior de la cual debía detonar la actividad de
inversión (big push, efecto crítico mínimo, despegue...) para romper el círculo vicioso
de la pobreza, fuera definido en sentido de equilibrio como en Nurkse (1955, p. 13-14)
o en sentido acumulativo como en Myrdal (1959, pp. 22 y 35 y ss.). Su unidad de
análisis brindó la primera aproximación al concepto de núcleo endógeno y fue un
soporte al desarrollo en sentido estrictamente nacional, que fue compartida por
estructuralistas y neoclásicos moderados. Pero su unidad de análisis fue débil por tres
motivos: a) debido al citado pesimismo sobre el mercado mundial, perdieron la visión

9
. Esta ubicación de las influencias intelectuales de la ED se debe primordialmente al artículo de Hirschman de 1985, pero
toma en cuenta las observaciones de Meier (2005 y 1995); pero sería preferible decir, en respuesta a Meier, que los
desarrollistas tomaron elementos importantes de la tradición clásica, pero en otros aspectos se distanciaron de los clásicos, lo
que se aplica aun a Lewis (ver la interesante discusión de la influencia clásica en Lewis hecha por Ranis y Fei, 1985, en
particular p. 49); Meier subestima también la influencia keynesiana y tiende a borrar la diferencia entre desarrollismo y
estructuralismo.
9

de conjunto y la noción de interacción entre nación y mundo como lo sugirió la crítica


ortodoxa;10; b) la intervención pública quedó situada exógenamente a su unidad de
análisis, como lo subrayaron posteriormente Chenery, 1975 y Hoff y Stiglitz, 2001 y c)
su visión de la historicidad del desarrollo fue altamente abstracta o simplificada (paso
de la sociedad tradicional a la moderna de Lewis o fases del desarrollo de Rostow).
Una revisión del pensamiento y análisis de algunos de los principales autores
desarrollistas, permite identificar una aportación central que tiene a su vez tres
facetas, desarrolladas de manera desigual. Su principal aportación, a la vez la más
desarrollada y de la que se desprenden las demás, fue formular una teoría específica
de la acumulación de capital como principal fuerza transformadora de la estructura
económica que permitirá el pasaje de la sociedad “tradicional” a la sociedad
“moderna”. Esa teoría, al tomar en consideración las enormes dificultades para elevar
la inversión en condiciones de atraso, condujo a una teoría de la interiorización de las
externalidades,11 que fue su base para una exploración más profunda de la
industrialización. Veremos un esbozo de su teoría de la acumulación para pasar
después a la teoría de la interiorización, que aunque fue elaborada de manera desigual
parece haber tenido una influencia decisiva en el milagro asiático.
Equiparando a una economía subdesarrollada a la noción de estado estacionario
clásico (Meier, 2005), Lewis propuso una teoría de la acumulación de capital en el
sentido señalado arriba. Este autor tomó como punto de partida la relación agricultura
industria en una economía nacional, central en la concepción del crecimiento de los
clásicos y Marx12 (1963, pp. 334 y ss.). Lewis también visualizó a los principales grupos
o clases sociales ligados a las actividades fundamentales de una economía, es decir,

10
. Sin embargo, hubo algunas aportaciones muy valiosas para el estudio de la economía internacional. Probablemente la más
trascendente sea la de causación lineal acumulativa concebida por Myrdal tanto para la economía regional, pero para la relación
entre países desarrollados y atrasados. Dice: si la pobreza se transforma en su propia causa debido a que un país subdesarrollado
los efectos impulsores son débiles, el proceso acumulativo no operará indefinidamente a favor del centro debido sobre todo a
algo equivalente a las deseconomías externas (saturación poblacional), por efectos depresivos en la demanda por la madurez,
escalamiento excesivo de las remuneraciones, etc. (op. cit. p. 46-50). Todos esos factores compensadores representan
oportunidades para las regiones deprimidas y para los países atrasados que pueden potenciarse políticamente. También
Hirschman, reflexionó en un sentido semejante (ver 1985, p. 461). Esta poderosa noción no fue posteriormente explotada
adecuadamente por la teoría y no ha tenido una traducción estratégica explicita, aunque se ha guiado a los países exitosos.
11
. Condujo a la teoría del crecimiento equilibrado como se señala adelante.
12
. De Marx valúa altamente su teoría del excedente, al decir que “El interés de Marx en el excedente era ético al mismo tiempo
que científico”, p. 345.
10

campesinado, proletariado y clase empresarial (“hombres que piensa en términos de


inversión productiva de capital”). El señalamiento central de este autor fue que una
economía atrasada o sociedad tradicional se caracteriza por un exceso de mano no
calificada cuya contribución al producto marginal es nula (op. cit, p. 338). La principal
conclusión de Lewis es, en consecuencia, que para transformar estructuralmente a una
economía atrasada y hacer surgir un sector moderno, el exceso de mano de obra del
sector tradicional o de subsistencia debe ser absorbido por la emergente industria (p.
550 y ss.). Esta absorción a vez depende de la tasa de rentabilidad de las emergentes
actividades capitalistas (p. 354).
La acumulación de capital constituía, para Lewis y el conjunto de estos autores
(Mynt, Kuznets, Roseinstein-Rodan,...), la fuerza requerida para romper el
estancamiento y transferir la mano de obra a fin de crear el mercado interno. Dentro
de este marco se abrió un amplio debate dentro de la ED sobre como elevar de
manera sostenida la acumulación de capital y superar el “círculo vicioso de la
pobreza”. Dentro de esa búsqueda colectiva destaca la contribución de Rosenstein-
Rodan del crecimiento equilibrado (1963, pp. 210-211). Esa teoría señala que, con el
fin de superar los problemas de demanda, los diferentes sectores de una economía
deben crecer simultáneamente (1963, p. 210). De esta manera, señala ese autor, al
empezar un gran número de proyectos de inversión al mismo tiempo, generaran
mutuamente una gran demanda que dará lugar al gran impulso (big push). El análisis
de Nurkse sobre el crecimiento “balanceado” también conlleva la misma visión, igual
que las observaciones formuladas por Scitovsky y Lewis.
La teoría de la complementaridad de las inversiones contenida en el tratamiento
de Rosenstein-Rodan, conlleva una noción de crecimiento equilibrado que fue criticada
brillantemente por Hirschman (1961, p. 58 y ss.). Pero como lo ha destacado también
este último autor, la discusión de la complementaridad de las inversiones entre los
desarrollistas tuvo tres ramificaciones decisivas, que deben ser la base para recuperar
el aporte más duradero de la ED.
11

a) la industrialización como impulsada por la inversión es capaz de un


impulso autosostenido: las externalidades pecuniarias13 derivadas de
la inversión se propagan socialmente y al ser internalizadas por otros
inversionistas provocan un efecto acumulativo.
b) La necesidad de complementar las inversiones para interiorizar las
ganancias que no pueden captar los inversionistas aislados, crea un
problema de coordinación, o falla de mercado, que requieren un tipo
de solución estatal u organizativa. En la medida que coordinación va
más allá del sistema de precios es la base de un tipo central de
intervención pública.14
c) Como subraya Hirschman, para que detone y avance la
industrialización no solo deben interiorizarse ganancias
(externalidades positivas), sino también pérdidas (externalidades
negativas). Como la industrialización quiere decir transformación o
sea,se equipara a una destrucción creativa: implica la interrupción o
destrucción de la manera tradicional de vivir y producir, las
habilidades antiguas y las viejas industrias se vuelven obsoletas, etc.
(paradoja de la interiorización). 15

La industrialización consiste en buscar una solución a la paradoja de la interiorización;


la confrontación entre ganancias y pérdidas deja diversas posibilidades. Una consiste
en obligar a los inversionistas, como dice Hirschman, a interiorizar los costos a través
de normas de seguridad social avanzadas, salarios mínimos, contratación colectiva;
otra es exentar a los inversionistas de ese costo, dirigiéndolo primordialmente al
campesinado o al naciente proletariado (1961, p. 64). Mientras que esas dos variantes
13
. Parece que el mismo razonamiento se aplica a las externalidades no pecuniarias, es decir, las que no están mediadas por
actos de compra-venta. Ver Pack y Westphal, 1986
14
. Scitovsky (1963) y Chenery (1959), retomaron la elaboración de Young de 1928 y Meade de 1952 sobre economías
externas para argumentar a favor de la industrialización de los países atrasados, lo que puede considerarse una de las principales
contribuciones de la ED. Partiendo de ambos autores, señalan que la inversión destinada al mercado interno genera dos tipos de
excedente; uno es interno para el inversionista y el otro escapa y se difunde socialmente, o sea, es la externalidad positiva.
Ambos excedentes constituyen el fundamento para establecer la industria naciente, ya que implican beneficios sociales en
comparación con la importación. Sin embargo, una falla de mercado originada en el hecho de que las decisiones de inversión
están frecuentemente interconectadas bloque la industria naciente. Debido al escepticismo sobre el mercado internacional, estos
autores no toman en cuenta las exportaciones que incrementaría el excedente generado por la industrialización en ciernes.
Tampoco profundizaron en el tipo de intervención pública requerido, pero dejaron establecido que el papel del gobierno
consiste en proporcionar la información necesaria para efectuar la coordinación de esas inversiones (ver Pack y Westphal, 1986,
pp. 110-114).
15
. Hirschman traza la línea principal de las aportaciones a lo que llamó la prueba de compensación o soborno: “Supongamos
que si se adopta una innovación dada progresaría A y perdería B, entonces...una de las maneras de poner a prueba la
conveniencia de introducir la innovación es que A tiene los medios suficientes para sobornar a B y con el fin de que acepte la
innovación y todavía se quede en mejores condiciones que antes” , pero Continua Hirschman: os economistas del bienestar no
prestaron suficiente atención al siguiente problema: “ Supongamos que A, además de ser el que se va a beneficiar con la
inversión, va tener que implantarla. ¿seguirá teniendo motivos para hacerlo si supiera de antemano que tendría que pagarse una
compensación? En muchos casos se podría pensar que no” (pp. 67-68). De acuerdo a Hirschman las contribuciones iniciales
unen el trabajo de Kaldor, Baumol, Scitovsky y por supuesto Meade. (op.cit., p. 67).
12

parecen ser típicas de América Latina, en Asia Oriental se exentó temporalmente a los
empresarios de ese costo, para que una vez que se manifestaran las ganancias de
productividad, el proletariado industrial legado al sector exportador recibiera parte de
los beneficios como salarios reales ascendentes. Ese equilibrio es central en la
dinámica de la industrialización porque, influye en la tasa de inversión y en la cohesión
socia en torno a los objetivos de la industrialización. Podemos decir que es el problema
primordial de la industrialización es la manera como se resuelva la paradoja de la
interiorización. Volveremos sobre ese punto.

Las ideas y propuesta estructuralistas


Del análisis anterior se desprenden un bosquejo de estratégica para el
desarrollo centrada en una intervención pública que asumiría principalmente la tarea
de coordinar las decisiones de inversión y eventualmente apoyar la resolución de la
paradoja de la interiorización. Pero en los cincuenta-sesenta la intervención pública
tendió a adquirir una connotación más amplia como consecuencia del escepticismo
frente al mercado. Esa connotación se asocia principalmente con otra corriente que
surgió casi simultáneamente con la ED y en un clima intelectual común: el
estructuralismo latinoamericano. 16 La relación entre ambas escuelas se enmarca en los
acontecimientos mundiales que incentivaron la campaña contra el atraso económico
posterior a la segunda guerra mundial (efectos internacionales de la gran depresión de
los treintas, acuerdo de Bretton Woods, etc).
El estructuralismo, adoptando también como unidad de análisis la economía
nacional promovió una programa de intervención pública situada mucho más allá de
los requerimientos de coordinación; además del apoyo a la inversión se centraron en
la protección del mercado interno para sustentar la estrategia de sustitución de
importaciones, o desarrollo hacia adentro como se le llamó después. Para la mayoría
de los desarrollistas, sobre todo por su adhesión a la idea de beneficio mutuo y su

16
. Su punto de partida fue la llamada tesis Prebisch (1951) que invocaba la necesidad de una industrialización promovida por
el estado y amparada por la protección. El énfasis posterior en los obstáculos estructurales le valió esa denominación, pero
como se planteará más adelante hay tendencia sobreponerla a la ED, así como a la teoría de la dependencia y afiliar a autores
como Myrdal al estructuralismo (sobre se punto ver Meier, 2005, pp. 65-67).
13

filiación clásica ese no parecía ser el corolario de su análisis, que como vimos poseía
una mayor riqueza; sin embargo, tampoco lo rechazaron, de modo que dejó de ser
relevante para muchos observadores esas diferencias de tratamiento sobre la
intervención pública. Lo que interesa para lo que sigue de este análisis es que el
ataque neoclásico posterior se centró realmente en las propuestas estructuralistas
especialmente en la protección del mercado interno, pero por las circunstancias
históricas, se hizo extensivo al desarrollismo. Sí, como veremos más adelante, los
neoclásicos estaban en lo correcto en varios puntos, una consecuencia inesperada fue
descontinuar el vigoroso debate al interior de la ED, que tardó años en ser reabierto.

La debacle de la ED y la crítica neoclásica moderada


Como explica Hirschman, la serie de desastres políticos y sociales que afectaron a
varios países de América Latina después de casi dos décadas de modernización, tuvo
un efecto devastador para la ED (1985, p. 464). A partir de los sesenta, en lugar de
que la promoción del crecimiento económico diera lugar a la estabilidad y se abriera la
opción del bienestar social generalizado, sucedió más bien lo contrario, es decir, se
agudizó la concentración del ingreso así como el subempleo, acompañados de
inestabilidad política y en respuesta a ello frecuentemente guerra civil y regímenes
dictatoriales sanguinarios dentro del marco de un crecimiento inestable. Esta compleja
situación tenía causas muy variadas, pero pareció haber, como observa Hirschman,
una concertación intelectual entre izquierda y derecha para atribuirle a la ED la
principal responsabilidad en esa regresión en la lucha contra el atraso económico
(Ibíd.). La batuta en la crítica de derecha contra el análisis y la estrategia de la ED y el
estructuralismo surgió dentro de una ala moderada de la escuela neoclásica, en la cual
se sitúo curiosamente Scitovsky.
El estudio emblemático de la critica neoclásica fue el libro Industria y
comercio en algunos países en desarrollo (1970) escrito conjuntamente por
Little, Scitovsky y Scott a partir de un estudio sobre siete países en desarrollo
(Argentina, Brasil, México, la India, Pakistán, Filipinas y Formosa o sea Taiwán),
auspiciado por la OECD. En dicho estudio y en el tratamiento neoclásico subsecuente
14

se tomó la misma unidad de análisis del desarrollismo es decir la economía nacional,


enmarada en un mercado mundial que dictaba los principios de eficiencia. En la citada
obra se comparaba por primera vez la divergencia entre los llamados países
autárquicos o semi autárquicos y los que se habían abierto al mercado mundial y se
encontraban nuevos argumentos a favor del libre comercio, las ventas comparativas y
el papel tradicional del sistema de precios, cuestionando a la vez de manera enérgica
algunos aspectos de la intervención pública. Los principales argumentos fueron los
siguientes:
a) El proyecto de la ED como estrategia de industrialización para un
mercado interno protegido había fracasado porque olvidaron el
principio de la eficiencia en la asignación de recursos, al impulsar una
industrialización a espaldas del mercado mundial (omisión de las
ventajas comparativas).
b) La protección ha sido un medio de “gravar” a la agricultura
aumentando los precios de los bienes manufacturados en relación a
los de los productos agrícolas en el mercado interno; de igual modo al
apoyar la tasa de cambio disminuyen los ingresos en moneda
nacional generados por una cantidad dada de exportaciones
agrícolas.
c) El aumento de la desigualdad tiene su origen en que se ha financiado
a la industria haciendo que los términos de intercambio internos se
vuelvan contra la agricultura; ello aumenta la rentabilidad de la
industria apoyando la reinversión, pero tiene la desventaja de
aumentar la desigualdad y disminuir por tanto los incentivos como los
recursos para el aumento de la producción agrícola.
d) La búsqueda de la industrialización ha agravado el problema del
desempleo aumentando la desigualdad en la distribución del ingreso.
En particular las políticas de protección han tendido a favorecer
dentro del sector industrial a los beneficios sobre los salarios y crear
un sesgo contra el empleo de fuerza de trabajo; ese efecto se ha
visto intensificado por la sobrevaluación cambiaria que hace posible la
importación barata de bienes de capital.
e) Una de las principales desventajas de la industrialización mediante
aranceles elevados y cuotas, consiste en la creación de un sesgo
contra las exportaciones.

Aunque esa critica fue aguda y determinante, no se atacó per se la intervención


pública. Su propuesta puede sintetizarse así: debe prevalecer un argumento de libre
comercio en el sentido de que lo que el país decida producir por sí mismo o lo que
15

decida comprar en el exterior, se puede determinar comparando los costos relativos


de la producción interna (siempre que esos costos reflejen la escasez real) con los
precios mundiales relativos de los mismos bienes; en tanto exista alguna diferencia
entre los dos precios en país podrá obtener alguna ganancia económica del comercio
internacional. Cabe subrayar que el argumento neoclásico moderado expresó varias
reservas al argumento del libre comercio: como el de aceptar selectivamente el
principio de la industria naciente y el de economías externas. Su pronunciamiento es
en contra de la protección, alegando que se pueden alcanzar los mismos objetivos por
otros métodos (subsidios al empleo de fuerza de trabajo y mejoramiento de las
instituciones, etc.).
La propuesta de estos autores radicó primordialmente en justificar un cambio
de estrategia que quedó mejor perfilada en la obra de Balassa.
Bela Balassa es otro pilar de la crítica moderada, que se inspiraba también en
los éxitos de Taiwán, señalando el agotamiento de lo que llamó estrategias de
desarrollo hacia adentro y puso en énfasis en un cambio en el sistema de incentivos
para combinar sustitución eficiente de importaciones con promoción de las
exportaciones. Balassa reconocía que todos los países a excepción de Inglaterra y más
recientemente de HK, habían protegido sus incipientes industrias. Sin embargo, en
referencia a los países atrasados de mediados del siglo XX, indicaba que no requerían
una protección elevada de la primera etapa de la sustitución de importaciones, ya que
los bienes correspondientes a esta etapa se podían producir de manera relativamente
eficiente en las condiciones existentes en esos países; al ser intensivos en mano de
obra, la escala eficiente de la producción es relativamente baja, añadía y no implica el
uso de tecnología refinada, etc. Por lo anterior, subrayaba, hubiera bastado una
protección moderada. La primera etapa de la SI, señaló Balassa, no podía garantizar
un crecimiento prolongado, por lo que se requería tomar una decisión entre una
segunda etapa de sustitución o la promoción de las exportaciones; añadía que por si
sola la sustitución de segunda etapa no podía resolver los problemas de
industrialización de manera que se requería una nueva estrategia que bautizó como de
crecimiento hacia fuera. Balassa subrayó: “...una estrategia de desarrollo orientada
16

hacia fuera [no deberá interpretarse como] favorecer las exportaciones frente a la
sustitución de las importaciones. Más bien se caracteriza por proveer incentivos
similares a la producción para los mercados interno y las exportaciones”.
Como se advierte la crítica neoclásica moderada, inspirándose en una
comparación entre experiencias nacionales, abrió una nueva perspectiva para
comprender los problemas de la industrialización y generar igualmente líneas
estratégicas fundamentales, que se resumen en el capítulo V del libro de Little et al.
Esa obra provocó una ruptura necesaria al argumentar que la industrialización sería
inviable a la larga si rompía con el principio de eficiencia. Desafortunadamente, lo que
Balassa llamó la “reforma del sistema de incentivos” en América Latina (1988, p. 32)
iniciado a mediados de los sesenta, básicamente fracasó, lo que junto con la crisis
estructural de los ochenta abrieron la puerta a la línea dura de reforma económica de
choque o como neoliberal. En parte por lo anterior, la propuesta de hacer mejor uso
del comercio internacional, declinó.
A distancia y en el marco de las aportaciones de Stiglitz, una de las
aportaciones más valiosas de la critica neoclásica moderada posiblemente sea el
demostrar indirectamente que las estrategias de SI crearon los que ese autor y otros
llamaría equilibrio ineficiente, sumamente difícil de romper que implica un tipo
específico de internalización de las externalidades (positivas y negativas) que se
perpetúa por la interacción de su propia infraestructura institucional. Las políticas de
choque posteriores tampoco lograron modificarlo y perpetuaron un sistema de
desigualdad posiblemente tan agudo como el de la era SI.

El nudo histórico de la transición a partir de los años sesenta


Lo que es necesario subrayar es que el marco mundial del desarrollo había cambiado
dramáticamente con el inicio de la década del sesenta, pero sobre todo del setenta en
adelante y ese cambio parece conformar tres etapas distintas en términos de
posibilidades del desarrollo de la periferia.
a) Los sesenta y principios de los setenta: que corresponde al inicio de la
instalación del nuevo paradigma tecnológico y la madurez terminal del fordismo
17

(Pérez, 1992). Hay un cambio en la estrategia de las empresas transnacionales


que es analizado bajo la óptica del ciclo de vida por Vernon o Hirsch; ambos
autores perciben las implicaciones de la estandarización de los métodos
productivos en términos de ampliación del radio de acción de las empresas
transnacionales y algunos de los efectos concomitantes en países en desarrollo.
A partir de la maduración tecnológica pero específicamente de la
estandarización de los métodos productivos en algunas industrias, las EMN y
sus filiales se convierten, para bien o para mal, en actores centrales del
desarrollo de la periferia.17
b) Mediados de los setenta y principios de los noventa. Ocurren transformaciones
en el papel del estado, el mercado mundial y la organización de la producción
que inciden decisivamente en las posibilidades del desarrollo económico. La raíz
de esos cambios se encuentra al menos en los inicios del setenta, pero su
desarrollo más acabado se verifica en los siguientes veinte años.
c) Años noventa y el inicio de la siguiente década. Es patente el pasaje de la
producción organizada sobre bases nacionales a la producción organizada sobre
bases globales.18 Para fines de los noventa casi una tercera parte del valor
agregado mundial en la manufactura proviene de los países en desarrollo y de
reciente industrialización, lo que expresa la extensión de cadenas globales de
producción hacia Asia Oriental incluyendo China, Sur de Asia (India y Pakistán),
Irlanda, Europa central y Oriental, Rusia, México, Costa Rica, Brasil y Argentina
(ver cuadro). Las implicaciones en la organización de la producción, el espacio y
el uso del conocimiento son enormes. En esta etapa es en general más difícil
para las empresas de PED competir en industrias dinámicas en los noventa en
comparación con los ochenta, ya que el acortamiento de los ciclos de
innovación y la ampliación dramática del radio de acción de los especialistas
globales en manufactura aumenta los requisitos de ingreso. Por otra parte hacia
fines de los noventa es evidente que al fragmentarse internacionalmente la
producción, las vías de inserción internacional dependen de la creciente
especialización en la producción industria, quedando sepultada la posibilidad de
la autarquía o incluso de autonomía en materia industrial como se concibió en
los setenta. La competencia es más encarnizada también porque un nuevo
grupo de países en desarrollo encabezados por China se integran o reintegran
casi simultáneamente a la economía global como exportadores de productos
intensivos en mano de obra. Finalmente, las iniciativas que culminan con la
creación de la Organización Mundial de Comercio erradican la mayor parte de
las iniciativas de política industrial activa características del milagro asiático.
17
. Carlota Pérez del SPRU trató de sintetizar varios aspectos de ese primer cambio histórico (abarcando incluso el
siguiente) bajo el concepto de periodo de transición y doble ventana de oportunidades; Pérez subrayó no sólo las implicaciones
de la maduración de las industrias fordistas sino también la apertura de nuevas ramas industriales ligadas a un nuevo paradigma
tecno-económico, que impulsan la internacionalización de la producción. Igualmente el concepto de nueva división
internacional propuesto por Frobel et al (1980) capta la traducción de este cambio tecno-productivo en el mercado mundial y en
el nuevo papel de los países en desarrollo como productores y exportadores de productos intensivos en mano de obra.
18
. Una medida de esa consolidación es el fortalecimiento mundial de los contract manufacturers, de mediados de los noventa,
en correspondencia con la rápida propagación entre las CMN del modelo de empresa sin plantas fabriles.
18

Valor y Participación Añadido Manufacturero Mundial, 1980-2002


Países en Desarrollo
(Miles de millones de dólares)
1980 1985 1990 1995 2000
Valor Porcentaje Valor Porcentaje Valor Porcentaje Valor Porcentaje Valor Porcentaje

Con
525.8 14.2 628.3 15.1 808.7 16.7 1127.6 21.6 1497.3 24.1
China

Sin
472.3 12.7 543.5 13 680.5 14 851.1 16.3 1059.1 17
China

Fuente: UNIDO, 2004.

En los ochenta se imponen una nueva visión normativa del papel del estado, que
significativamente confluyen con transformaciones objetivas en las capacidades de
acción pública, sobre todo en los países en desarrollo. Centrando la atención en los
cambios objetivos, podemos enfocarnos a la declinación del poder territorial del
estado, en beneficio de instituciones como las CMN que son los principales promotores
de la integración global de la producción. Por otra parte, el fin de guerra fría
repercutió también en la capacidad estatal para movilizar a la sociedad.19 El fin de la
guerra fría y el culto a la democracia formal casi invalidaron al estado desarrollista
corporativo, de modo que quedó un vacío en términos de fuerzas disciplinadoras que
son indispensables en condiciones de fuerte atraso económico. Esas fuerzas
disciplinadoras tendieron a quedar en manos de otro agente que experimentó grandes
transformaciones: las CMN desintegradas verticalmente y ligadas ampliamente a
fuentes externas de abastecimiento local. La empresa insignia (flagship), como la
denomina Ernst, al conectar a multitud de empresas de PED, disemina un tipo de
disciplina que puede considerarse el relevo de la disciplina estatal que se relaja
considerablemente.
Las CMN se convierten en centros de comando de extensas cadenas o redes de
producción global que conectan a empresas con una acumulación muy alta de
capacidades tecnológicas con empresas “recién llegadas”. Hay acuerdo en que ese

19
. El caso de China y la limitación de libertades civiles en Malasia y Singapur constituyen una excepción a esa regla, pero
como señala Stiglitz, hoy en día una reforma no puede ser impuesta desde afuera y la combinación entre democracia, voz,
consenso y equidad es reconocida crecientemente como la clave del éxito a largo plazo (2001, p. 31).
19

caudal de conocimiento que se traspasa internacionalmente es enorme, pero junto con


ello habría que subrayar el papel disciplinador ejercido por la empresa insignia.20 Lo
que es inquietante es que esa diseminación de conocimiento y el efecto disciplinador
tiene incidencia más bien local que nacional.

Las principales líneas de estudio actuales sobre la nueva industrialización y


el milagro asiático
La agrupación de las corrientes y teorías exploratorias y ordenadoras de las
enseñanzas del proceso asiático, que parece más adecuada es la siguiente:
a) El revisionismo que ofrece la primera contra-crítica a la interpretación ortodoxa
del milagro asiático (adhesión al libre comercio), identificando una estrategia de
intervención estatal selectiva. Esta extensión del desarrollismo se inscribe en el
marco de la transferencia internacional de tecnología y nueva división
internacional del trabajo. El autor más representativo de esta primera corriente
es Larry Westphal, cuyos trabajos empiezan a ser ampliamente conocidos
desde fines de los setenta.
b) La reflexión tecnologista del milagro asiático: o sea, la amalgama de
evolucionismo moderno y la teoría neoschumpeteriana del cambio tecnológico.
Su objetivo es el estudio de los determinantes de un nuevo tipo de
acumulación: la tecnológica como actividad empresarial.
c) Los enfoques institucionalistas que se despliegan a partir de fines de los
setenta, desde varias tradicionales disciplinarias (economía política, teoría del
estado, sociología política, etc.). Entre ellos destacan dos: el que sitúa las
instituciones en un marco histórico siguiendo la tradición alemana y en
particular la concepción de atraso económico de Gerschenkron (desarrollo
tardío); a este enfoque se le debe la aplicación inicial del concepto de
aprendizaje al estudio del proceso asiático. El otro enfoque es el que se centra
en el papel del estado en la industrialización asiática, para llegar al concepto de
estado desarrollista (developmental state).21
d) Los estudios de las cadenas o redes globales de producción o actividad
empresarial, que al interconectar a agentes económicos internacionales y
locales conciben una re-determinación del desarrollo. Existen dos enfoques de
la producción integrada globalmente, que se diferencias por sus puntos de

20
. Se verifican también crecientes flujos de conocimiento técnico y de ingeniería ligado sobre todo a lo que Saxenian
caracteriza como comunidades transnacionales de expatriados de países en desarrollo que se ubican en el corazón de la
revolución microelectrónica, California.
21
. Nos concentraremos en el primero, pero sin negar la importancia del segundo, cuyo enfoque podemos
identificar también como economía política del nuevo industrialismo en Asia, para darle el nombre del influyente
libro coordinado por Frederic Deyo en 1987; se identifican con este enfoque o son parte de él Chang, Henderson,
Appelbaum, Johnson, Wade, Evans, Haggard, etc.
20

partida teóricos (Gereffi y Ernst) y la conceptualización del nexo


interempresarial (organizativo/cognoscitivo).
e) Las inferencias provenientes de la teoría de las revoluciones tecnológicas que
concibe el desarrollo de los países periféricos en el marco de los ciclos de vida
de las tecnologías, con su implicación de acceso y elevación de barreras la
entrada a los recién llegados. Su marco teórico general es schumpeteriano,
pero incorpora nociones muy variadas desde el ciclo de vida del producto
(Leontief, Kindleberger, Vernon y Hirsch), de la tecnología (Utterback y
Abernathy), teoría de las ondas largas y del enfoque francés de la regulación.
f) El paradigma de la información formulado por Stiglitz y sus seguidores, sobre el
cual se ha edificado una nueva teoría del desarrollo, que ve la transformación
de los países atrasados menos como un proceso de acumulación de capital y
más como un cambio organizacional. En decir, el cambio social se efectúa a
través de procesos políticos.

El enfoque de filiación desarrollista con su inclinación hacia la estrategia (inciso a)


se fue diluyendo a medida que la visión evolucionista-neoschumpeteriana del cambio
tecnológico centralizó los nuevos estudios. Esto estuvo asociado a dos cambios
adicionales: el énfasis en la acumulación tecnológica-cognoscitiva más que la
acumulación de capital como el principal determinante del crecimiento económico; la
unidad de análisis tendió a centrase en la empresa, manteniendo a la economía
nacional como marco de referencia.22
Estas seis concepciones han experimentado cierto grado de integración, pero
existen incomunicación y desfases importantes. La principal línea de integración se da
en torno al concepto de aprendizaje tecnológico, inspirándose en el monumental
estudio de Amsden de 1989. El artículo de Bell y Pavitt de 1992 es sin duda el mejor
producto de esa integración parcial. La síntesis de Bell y Pavitt prepara el terreno para
pasar de la empresa a la red de empresas y de allí al sistema de innovación. Esto
último debe considerablemente al libro de Von Hippel de 1988.23 Los estudios sobre
cadenas o redes empresariales empieza a ejercer cierto efecto integrador al conectar
desarrollo local (o endógeno) con los procesos empresariales globales, pero subsisten
22
. Dosi, Pavitt y Soete trasladando el problema de la innovación empresarial al país en su conjunto, plantean la pregunta: ¿por
qué unos países innovan más que otros? Responden porque existen factores nacionales que moldean a las empresas y
condiciones especificas de cada sector o de empresa (1993. p. 113). Hecha esta aclaración metodológica, su tratamiento de las
brechas tecnológicas tiende a equiparar empresa con país.
23
. En el sentido que la innovación interrelaciona a las empresas, por ejemplo los casos en los cuales es el usuario del producto,
no el productor es quien reconoce una necesidad, resuelve el problema a través de la invención, construyendo un prototipo y
verifica el valor del mismo al usarlo (p. 25).
21

puntos de debate, primordialmente si el conocimiento tiene una adhesión definitiva al


territorio. Esta enorme ampliación del foco de estudio del desarrollo económico ha
marchado paralelamente a intensos brotes teóricos que abrieron, en los noventa,
nuevas líneas de estudio y disciplinas: Las más destacadas son posiblemente la nueva
teoría de la empresa como organizadora del conocimiento y la teoría del aprendizaje
en las organizaciones, que se aproximan. Veremos que Ernst y Kim aplican ambas
teorías al estudiar la transferencia de conocimiento y la formación de capacidades
locales.

Los herederos de la tradición de la ED y el nuevo análisis de la


industrialización asiática
Lo que podemos llamar el segundo desarrollismo se identifica primordialmente con el
trabajo de Larry Westphal sobre la industrialización en Corea del Sur. Su artículo
publicado originalmente en 1978 y ampliado posteriormente (en inglés en 1990 y en
español en 1992), definió líneas estudio claves que influyeron en muchos autores que
escribieron en ese tiempo y posteriormente como Amsden, Lall, Fajnzylber, Wade,
Johnson y varios más. En otro artículo fundacional en co-autoría con Howard Pack,
Industrial Strategy and Technological Change (1986) señala que una nueva
teoría de la estrategia industrial exige entender la industrialización en términos
también de cambio tecnológico. Como se advierte la unidad de análisis sigue siendo la
economía nacional, pero empieza a apuntar hacia una redefinición que afecta la
manera como se concibe el núcleo endógeno. A partir de los revisionistas se añade el
componente tecnológico del núcleo endógeno y se elabora de manera crecientemente
sofisticada. Una posible pérdida en esa trayectoria concierte al nivel nacional de
integración.
Westphal argumenta que debido a que Corea cambió el eje de su estrategia de
industrialización hacia 1960 después de un modesto avance en sustitución de
importaciones, su política industrial buscó dos objetivos: a) incentivar las
exportaciones tradicionales y b) promover las industrias nacientes. Para las industrias
que tenían o podían alcanzar fácilmente ventajas comparativas, se utilizaron medidas
22

neutrales, es decir, aquellas que aíslan a la actividad exportadora de las consecuencias


de otras medidas de promoción (algo semejante a lo que Balassa llama anulación del
sesgo anti-exportador). Lo anterior se complementaba con un régimen de libre
comercio para que los exportadores tengan acceso a sus insumos y bienes de capital,
que se aplicó tanto a las exportaciones tradicionales como a las nuevas exportaciones
(electrónica, acero, automóviles, etc.).
En cuanto al fomento de las industrias nacientes mediante políticas no
neutrales, el estudio pionero de Westphal analiza las medidas que después fueron
reconocidas como la base de la transformación de las economías de Corea y Taiwán.
El proteccionismo temporal fue la principal medida. Pero el gobierno, señala el autor,
obligó a las industrias nacientes a elevar aceleradamente la productividad, obligando a
que vendiesen una parte creciente en el mercado internacional. En el caso de estas
industrias el gobierno llevó la intervención selectiva a mayor profundidad al promover
a agentes de mercado a los que otorgó monopolios temporales (o sea, los chaebol).
El artículo con Pack, se apoya primordialmente en el concepto de intervención
selectiva para contra-argumentar a los neoclásicos, pero su objetivo primordial es
extraer una teoría de la estrategia industrial reflexionando sobre la experiencia de
Corea. Sus principales conclusiones en esa última dirección pueden sintetizarse así:
a) la diferencia entre Japón, Corea y Taiwán y los países en desarrollo menos
exitosos no radica en el uso de diferentes políticas; la diferencia está más bien
en las diferentes formas de utilizar la misma política;
b) Una intervención estatal eficiente está determinada primeramente por factores
sociopolíticos. Lo anterior no sólo se refiere a la intervención estatal en sí, sino
que también involucra al sector privado, la relación entre ambos y la acción de
grupos de presión. Esa capacidad de intervención eficiente no está al alcance
de todos y la mayoría de los gobiernos carecen de ella, señalan;
c) El objetivo de una intervención selectiva es la obtención de eficiencia dinámica
en el sentido de lograr competitividad internacional (la habilidad de competir
exitosamente en el mercado mundial y no simplemente maximizar las
exportaciones).
d) Para alcanzar y mantener la competitividad internacional se requiere un
esfuerzo tecnológico, de modo que el desarrollo industrial significa la
adquisición de capacidad tecnológica.
23

Su identificación con el primer desarrollismo se define por la relación que


establecieron entre inversión y cambio tecnológico. Tomando como inspiración el caso
asiático, señalan que el reto para un país en desarrollo consiste en invertir para
adquirir capacidad tecnológica. Técnica y organizativamente la inversión en capacidad
tecnológica plantea los mismos problemas de externalidad ya estudiados por los
24
primeros desarrollistas; el problema primordial es como mantener la cohesión
política que requiere la intervención selectiva.
En su artículo de 1990 Westphal subraya en un tono menos optimista que las
exigencias políticas para llevar a cabo la intervención selectiva son muy difíciles de
reproducir y se declara extremadamente escéptico sobre la posibilidad de repetir en
otras partes del mundo un modelo exitoso de intervención selectiva. ¿Por qué? porque
la intervención selectiva es la expresión funcional de una compleja dicotomía: el
gobierno dirige el desarrollo, como dirá Mason, pero el principal agente es la empresa
privada. En apariencia se trata de un problema de comunidad de metas en las cuales
el gobierno ejerce un papel de inductor-promotor y el sector privado otro con el fin de
alcanzar la competitividad internacional y distribuir con cierta equidad esos frutos.
Pero el estudio sociopolítico del proceso concreto revela la importancia de la represión
y militarización de la sociedad, como veremos más adelante. Pero aún así es una
represión y militarización distinta, por sus resultados, a las de otras partes del mundo.
En esa constatación queda compendiadas las principales dudas y reservas en
términos de estrategia que se observan en la generalidad de los últimos enfoques
desarrollistas y tecnologistas de fines de los ochenta en adelante.25 Ambos sitúan al
estado y al sistema político como exógeno a su análisis, de modo que se dificulta la
solución normativa y prefieren eludir el tema, dejando de lado las reflexiones

24
. Pack y Westphal parten de la exposición clásica de Scitovsky de 1963 y la de Chenery de 1959, adicionando la posibilidad
de exportación. En dicha exposición se demuestran que las externalidades pecuniarias recíprocas en presencia de rendimientos
crecientes conduce a una falla de mercado. En el ejemplo modificado de Scitovsky en la que dos industrias nacientes son
interdependientes (la industria A produce un insumo para B), queda de manifiesto que si una industria se estableciera en
ausencia de la otra el beneficio (interno y externo) seria negativo. Sólo en el caso de que las dos industrias se establecieran
simultáneamente habría un beneficio social positivo igual a la suma de: a) el beneficio captado por otros (ni A ni B), el
beneficio de los usuarios domésticos de B y el beneficio ganado por la industria B. (op. cit. 114-115).
25
. Podríamos llamarlo pesimismo político, haciendo eco del otro tipo de pesimismo de los años cincuenta: el del mercado
mundial.
24

estratégicas. La solución que dan algunos institucionalistas es francamente intrigante:


estilizan los rasgos del intervencionismo para llegar al concepto de estado desarrollista
(o de dirección estatal del mercado), prestándolo frecuentemente como modelo
normativo para el mundo en desarrollo, pero sin explicar como se resolverán los
problemas políticos de su constitución.26
Al tener que hacer hincapié que la intervención selectiva requirió una gran
disciplina social que llegó al grado de la militarización, estos autores llegaron a una
encrucijada comprometedora que no animó las inferencias estratégicas, debido a que
estas podían interpretarse como una justificación de la dictadura. Con el cambio en las
condiciones políticas del mundo con el fin de la guerra fría, las caídas o disolución de
las dictaduras, la pregunta que quedó planteada es por qué en otras partes del mundo
el poder político no se unificó espontáneamente (por vía no dictatorial) en torno al
objetivo de la industrialización. Un intento de respuesta tendría que partir de una
teoría de la información y del cambio organizacional (inciso d).

La sistematización evolucionista y organizacional. La convergencia con la


teoría de la industrialización tardía
Cambio tecnológico y desarrollo económico
Dentro de emergente literatura heterodoxa orientada al estudio de la industrialización
en Asia Oriental, fue predominando la concepción evolucionista y neoschumpeteriana
que entendía la industrialización, no en términos de acumulación de capital, sino de
cambio tecnológico.27 El gran interés en la transferencia internacional de tecnología de
26
. Este problema se refleja en el planteamiento efectuado por Wade (1990) que es ambiguo. Para Wade el gobierno tendrá
mayores posibilidades de “guiar al mercado” donde el poder político este relativamente unificado y unificado en torno a grupos
de personas comprometidas con la industrialización (p. 70). En otras palabras: si el poder político está distribuido de manera
pluralista o fragmentada, que diferentes grupos nacionales o extranjeros ejercen presión sobre la política pública o si el poder
político está unificado en torno a personas con intereses opuestos a la industrialización, entonces no habrá posibilidades de
guiar al mercado. Pero al analizar el sistema político de Taiwán en el capítulo VIII de ese libro constata que el estado en ese
país es autoritario y corporativo y el éxito en la industrialización acelerada se relaciona al igual que con Corea con la
militarización de la sociedad. Continúa: El papel de los militares es determinante, por un lado porque fijan las reglas de
reclutamiento al partido que no dependen principalmente de la riqueza, lo que bloquea la transformación de las ganancias de los
industriales en verdadero poder político; los militares además inculcan a la sociedad sus conceptos de disciplina y respeto a la
autoridad, así como su derecho de vigilarla de manera policial (op. cit. 336-337). La justificación última de una dictadura
orientada al desarrollo es que la barrera más efectiva a la insurrección comunista es la prosperidad derivado de un desarrollo
capitalista equilibrado e equitativo. Por eso es que Wade, citando a Winckler dice: los tres pilares institucionales del poder del
estado en Taiwán son: uno para el desarrollo, otro para la legitimización y otro para la seguridad (op. cit. p. 306).
27
. Con el declive de la obra de Schumpeter, fue a partir del trabajo de Solow, Denison y otros que se postuló que el cambio
tecnológico es el principal determinante del crecimiento económico. Pero la insatisfacción con los presupuestos del análisis
25

los ochenta parece ser uno de los propulsores de los nuevos estudios, como lo revela
la convocatoria abierta por Rosenberg para discutir el tema (Rosenberg y Frischtak,
1985). En 1980, Linsu Kim, uno de los pioneros, propuso un modelo de la
transferencia de tecnología de los países desarrollados hacia Corea del Sur; ese
modelo puede ser considerado como el punto de partida de lo que hemos llamado
reflexión tecnologista del milagro asiático. El modelo de Kim se inspira en la literatura
heterodoxa sobre el cambio tecnológico y el crecimiento económico, remitiéndose a la
concepción schumpeteriana de difusión tecnológica con elementos de la teoría del ciclo
de vida de las tecnologías de Utterback y Abernathy. Kim sostiene la hipótesis de que
la tecnología transferida desde el exterior es captada inicialmente por un puñado de
empresas domésticas que tienen nexos comerciales con empresas extranjeras;
posteriormente, esa tecnología se adecua a las necesidades nacionales y se disemina a
estratos más amplios de la economía interna, para experimentar finalmente mejoras
endógenas (p. 13). Es evidente que Kim tiene una sólida adhesión al principio de
núcleo endógeno al situar en el centro a la empresa doméstica.
En la segunda mitad de los ochenta habiéndose publicado el libro de Nelson y
Winter (1982), que sentó las bases del evolucionismo moderno, se amplificaron los
presupuestos teóricos para el estudio del cambio tecnológico en los países
desarrollados, pero se extendieron para explicar el éxito de los tigres asiáticos,
primordialmente Corea y Taiwán que basan su desarrollo en empresas domésticas.28 El
evolucionismo se aproximó al proceso de aprendizaje a través del proto concepto de
imitación (ver Nelson y Winter, p. 123). Pero el concepto de aprendizaje se integró al
análisis desde varias perspectivas, empujado por la propia experiencia asiática, tanto
por vía institucional como por vía cognoscitiva.

neoclásico llevó a la constitución de una línea de estudio heterodoxa, de la que se perfilaron dos vertientes principales, la
neoschumpeteriana y la evolucionista. Ambas asumen la herencia común de Schumpeter centrada en el proceso innovación-
difusión, pero con diferencias en el tratamiento. Los evolucionistas adoptan un enfoque empresarial o microeconómico
apoyados en una analogía biológica, aunque no necesariamente darwinista, siguiendo el eje conceptual de variedad, selección y
retención de las innovaciones por la empresa. En contraste los neoschumperianos, principalmente los de la escuela de Sussex,
visualizan el proceso de innovación-difusión desde una perspectiva sistémica, haciendo hincapié en las transformaciones socio-
productivas y en la trayectoria cíclica de largo plazo provocada por las innovaciones de mayor trascendencia (revoluciones
tecnológicas).
28
. No así en el caso de Singapur y Malasia, donde las CMN han dejado un espacio mucho más reducido a la
empresa nacional. Ver una comparación interesante entre ambas modalidades en Hobday, 2000).
26

Adoptando como marco el modelo de Kim, el enfoque tecnologista hizo énfasis


en la idea de que al menos una parte del conocimiento contenido en tecnologías
transferida desde el exterior es tácito,29 lo cual dificultando la imitación y asimilación a
la par que la incertidumbre sobre los resultados del esfuerzo. Ello condujo a los
autores que se situaron en este paradigma a hacer énfasis en la necesidad de un
esfuerzo explicito para asimilar la tecnología externa, primordialmente el contacto
directo y la interacción con las fuentes donde reside el conocimiento tecnológico, lo
que exige el desarrollo de capacidad de asimilación o a aprender a aprender (Cohen y
Levinthal, 1990)
Posiblemente uno de los primeros estudios que desarrollaron los conceptos
schumpeterianos y evolucionistas aplicados a los países de reciente industrialización
fue el de Dahlman, Ross-Larson y Westphal (1988). En dicho estudio estos autores
proponen el concepto de capacidad tecnológica para designar el conjunto de
habilidades de organización e ingeniería que requieren las empresas de un país
atrasado para usar eficientemente una tecnología ya existente en el mercado
mundial.30 Subrayaron que la adquisición de esa capacidad no deriva meramente de la
experiencia sino de un esfuerzo conciente y prolongado que implica anudar numerosos
elementos ligados a la observación y la práctica (p. 413). Se advierte que el concepto
de cambio tecnológico en este contexto no significa la generación de innovaciones en
sentido estricto, sino el proceso escrito por Kim, esto es, la asimilación de una
tecnología por las empresas domésticas y la generación posterior de mejoras
incrementales.
Los autores citados prestan especial atención al contexto o ambiente en el que
se produce del cambio tecnológico en un país de reciente industrialización, lo que
marca una diferencia con los estudios de los años cincuenta. La idea del contexto o
medio ambiente es considerada crucial porque sostienen que el cambio tecnológico
debe ser encauzado en la dirección correcta, es decir, debe ir acompañado de una
asignación eficiente de los recursos. Esa asignación eficiente está incentivada y
29
. A partir de la noción legada por Polanyi, ver Nelson y Winter, p. 76.
30
. El concepto de capacidad de acumulación es decisivo para sustentar mejor la noción de núcleo endógeno que
como veremos se consolidará con el concepto de capacidad de absorción.
27

penalizada por cuatro tipos de interacción: entre actividades de una misma firma,
entre las firmas de un sector, entre sectores en la economía nacional e
internacionalmente entre países (p. 433). A este último se le atribuye el papel principal
para incentivar o penalizar las actividades de las empresas (p. 433).
La otra aportación fundamental de Dahlman et al consistió en distinguir varios
umbrales en la constitución de capacidades en las empresas. La capacidad básica es la
de producción, pero ésta no le posibilita a la empresa ir más allá de un nivel dado de
producción, organización y combinación de insumos (p. 422). Pero a medida que las
empresas incrementan su capacidad en producción pueden avanzar en otro tipo
superior de capacidad: la de inversión que comprende evaluación, diseño,
construcción y puesta en marcha de nuevos proyectos. Para adquirir capacidad de
inversión es necesario interactuar con los proveedores externos de tecnología, ya que
parte del conocimiento que se requiere para acumular capacidad de inversión no
forma parte explícita de los paquetes llave en mano adquiridos en el exterior (aquí
aparece el concepto de conocimiento tácito y la identificación rudimentaria de la
estrategia para asimilarlo). Gracias a ello, la empresa doméstica irá controlando más
ampliamente la expansión de la planta original para efectuar posteriormente la
construcción de nuevas plantas por sí sola. Otra vía es la imitación basada
principalmente en la ingeniería de reversa (pp. 423-424).
Sin embargo, señalan los autores citados, la capacidad superior es la de
innovación. En cierto modo la adquisición de capacidad de producción y de inversión le
permite a la empresa desarrollar cierta capacidad de innovación, pero para el
despliegue de esta última se requiere un mayor esfuerzo, que implica movilizar
adicionales recursos para resolver problemas mayores de ingeniería y organización (p.
424).
Desafortunadamente, en el estudio de Dalhman et al, la elaboración sobre el
papel del estado del tema es más bien pobre. Se limitan a señalar que el papel más
importante del gobierno es el establecimiento del entorno que estimule a las empresas
y a los agentes especializados a desarrollar las capacidades tecnológicas necesarias
para elevar la productividad y mejorar el desempeño económico. Reconocen las fallas
28

de mercado en el proceso de cambio tecnológico (poder monopólico de los


proveedores internacionales de tecnología y las dificultades que confronta la empresa
doméstica para obtener información sobre sus alternativas), pero en la medida que su
foco de atención es la empresa no conectan con una teoría de la intervención pública
(pp. 432-433). El tratamiento es más restringido que el efectuado por Pack y Westphal
aunque este último se pública un año antes.

La nueva teoría de la industrialización tardía y el aprendizaje


Si los autores de orientación tecnologista centraron su atención en la dimensión
empresarial del cambio tecnológico, hacia falta conceptualizar la nueva
industrialización desde una perspectiva histórico-institucional. Esta fue la aportación al
tema efectuada principalmente por discípulos de Gerschenkron a partir de fines de los
ochenta. Gracias a esas aportaciones se logró profundizar desde una perspectiva más
amplia la comprensión del proceso que estaba transformando aceleradamente las
economías asiáticas; igualmente quedó abierta la puerta para profundizar la
compresión epistemológica del cambio tecnológico a partir del replanteamiento del
concepto de aprendizaje, que ya tenía antecedentes en Posner y Arrow. 31 Pero
Amsden es el primer autor en integrarlo al estudio de la industrialización en su libro
1989. Amsden y sus seguidores formulan también una visión mucho más elaborada
del papel del estado, que compartiendo elementos normativos con el estructuralismo
superando de manera manifiesta la ingenuidad política característica de las
concepciones de los años cincuenta-sesenta.32

31
. La primera connotación del concepto de aprendizaje (años cincuenta-sesenta) en organizativo por cuanto denota una
relación empíricamente observable entre el proceso de producción y mejoras de desempeño. Como herramienta de gestión o
curva de aprendizaje indica una caída del costo unitario real de producción que acompaña o deriva de la acumulación de
experiencia en trabajadores, equipos de trabajadores y organizaciones (lo anterior proceso de David, 2000, p. 119). Esta
connotación, influida por la sicología del comportamiento está en la base de la contribución fundacional de Arrow y parece que
tiene influencia en el concepto de uprading de Gereffi. La otra connotación del concepto de aprendizaje es cognosctiva y parte
de contribuciones efectuadas por Simon, Polanyi tomando como punto de partida formulaciones kantianas. Esta visión
cognoscitiva del aprendizaje de hecho borra la diferencia entre conocimiento y aprendizaje. Cuando Amsden propone el
concepto de aprendizaje para centrar el estudio de la industrialización tardía, lo hace bajo la influencia de Nelson-Winter ya que
otorga una importancia especial a la asimilación de conocimiento tácito que explora detalladamente en los métodos coreanos de
interacción con los proveedores de la tecnología (industria naviera, automotriz y acero).
32
. Expresada muy atinadamente por Chang (1996, p. 173), al decir que los estructuralistas veían al estado como el guardián
social todopoderoso que todo lo sabe (el equivalente moderno de rey-filósofo, Platón).
29

Alice Amsden tomó como punto de partida el concepto de desarrollo tardío


propuesto por Gerschenkron para el estudio de la industrialización de Europa
Continental en la segunda mitad del siglo XIX (1962/2002). La esencia del
planteamiento del padre del concepto de desarrollo o industrialización tardía es que
después de la revolución industrial inglesa, las condiciones del desarrollo de las
naciones seguidoras se han modificado. Si el país pionero tuvo que pasar por un largo
periodo histórico para generar un conjunto de prerrequisitos que sostuvieran su
transformación estructural, los que llegan después (latecomers) no dependen de esos
prerrequisitos, ya que pueden iniciar su industrialización utilizando avances
tecnológicos y organizativos ya creados por los primeros en llegar, o sea, las ventajas
del atraso (pp. 6-11). Por ello es que la industrialización de los seguidores de
Inglaterra es susceptible de brotes bruscos, ya que comprimen el tiempo requerido
para desarrollar las industrias de frontera (Ibíd).
Sin embargo, los latecomers de siglo XX, sobre todo los de la segunda mitad,
aunque disfrutan de las ventajas del atraso, presentan diferencias importantes señala
Amsden (1989, pp. 3-5; Hikino y Amsden, 1998). No poseen capacidad de innovación
debido a la aparición de barreras institucionales a la entrada que se reflejan en la
creciente brecha entre el conjunto de los PD y los PED que se amplió continuamente
en doscientos años. Las posibilidades de desarrollo de estos países radican en su
imitación o aprendizaje de la tecnología generada por las naciones innovadoras. A
diferencia también de los latecomers del siglo XIX, los actuales cuentan con reservas
abundantes de fuerza de trabajo obra relativamente calificada que favorece su proceso
de (catch-up) y su capacidad para competir en el mercado mundial (1989, p. 18).
Amsden subraya que la competitividad basada en la abundancia de fuerza de trabajo
relativamente educada y capacitada fue un factor enteramente desconocido en la
industrialización del siglo XIX (Ibíd).
Gerschenkron dejó claramente establecida la relación entre el atraso económico
y la intervención del estado y más en general, la necesidad de instituciones específicas
para afrontar los nuevos obstáculos a la industrialización. Tomando el postulado
anterior como punto de partida, Amsden y sus seguidores enfatizan el hecho de que el
30

aprendizaje tiene un soporte institucional indispensable: el apoyo estatal sistemático y


bien coordinado (1988, p. 14). Pero en esta teoría, el papel del estado explica no sólo
la superación de atraso, sino a atraso mismo. Esta autora señala que el primer paso
para entender como los países atrasados en el siglo XX eventualmente se expandieron
es preguntarse primeramente como quedaron detrás en la industrialización mundial.
Habiendo interrelaciones muy complejas en el proceso de desarrollo, la autora citada
señala que el inicio de la industrialización de esos países tendió a retrazarse debido a
la debilidad del estado para actuar, pero igualmente que la aceleración de la
industrialización se relaciona con el fortalecimiento de la iniciativa del estado, lo que
corresponde históricamente a la segunda mitad del siglo XX (1989, p. 11). Esta última
hipótesis se enmarca en una nueva respuesta a la critica neoclásica de que la
industrialización depende de la fijación correcta de los precios.
Amsden señala que la equiparación en el siglo XX requiere una mayor
intervención estatal debido a la magnitud relativa del atraso. Los instrumentos de la
intervención son muy amplios, yendo de la protección a la industria naciente al
otorgamiento de incentivos a la inversión, pero lo más distintivo es la estrategia de
subsidios para distorsionar, deliberadamente, el mecanismo de los precios. Esta autora
señala que los países de baja productividad, requieren bajas tasas de interés para
estimular la inversión, pero altas tasas de interés para inducir a la gente a ahorrar;
algo equivalente se aplica al tipo de cambio, a los bienes de capital y en general a los
precios de los bienes claves para el desarrollo (1989, p. 13; Hikino y Amsden, 1998).
Sin embargo, apunta Amsden, esa intervención debe ser interpretada como un factor
de mediación de las fuerzas de mercado,33 lo que equivale a reconocer que el estado
debe mantener el principio de la eficiencia, aunque por la mediación de lo que
podemos llamar factores estratégicos. El éxito de la industrialización tardía depende de
que el estado discipline a la clase empresarial que se beneficia del subsidio (1988, p,
14 e Hikino y Amsden, 1988, p. 68). A su vez, el instrumento disciplinario fundamental
es la exposición regulada de la empresa doméstica a la competencia internacional
(Ibíd).
33
. Esta observación moldea la visión estado-mercado que desplaza definitivamente la concepción estructuralista.
31

La citada autora distingue dos agentes más de la industrialización tardía en


Asia, primordialmente en Corea: la moderna empresa industrial diversificada y con
poder de monopolio y el ingeniero asalariado que desplaza al gerente corporativo
como protagonista de la industrialización acelerada (1989, pp. 159 y ss.). De la
integración de ambos depende el aprendizaje. En lugar de la empresa abstracta de los
estudios evolucionistas aparece en Amsden una entidad especificada histórica e
institucionalmente que encadena un conjunto de factores para apropiarse, por medio
del aprendizaje, la tecnología extranjera. El chaebol debe verse, en consecuencia,
como una respuesta organizativa e institucional a los obstáculos al aprendizaje, de
mismo modo que el dominio de la tecnología extranjera exige una actividad laboral,
técnica y profesional especializada que demanda un ejercito de ingenieros de
producción. La creación de un sistema educativo y de formación laboral es una
exigencia más que debe asumir el estado.
Este enfoque institucionalista aporta nuevos elementos para concebir el núcleo
endógeno, en particular la idea de que el estado apoya la generación de las
capacidades sociales (educación, capacitación, interconexión de actores,
financiamiento, etc.). Ciertamente la duda que subsiste es sobre la cohesión política y
la habilidad para que el estado promueva las capacidades sociales.34

La integración analítica de SPRU


Apoyado en su arraigada tradición schumpeteriana y su adhesión al enfoque sistémico,
un grupo liderado por Martín Bell tomó la iniciativa de integrar las aportaciones
efectuadas por los evolucionistas con elementos de la propuesta institucionalista del
desarrollo tardío que se esbozan arriba.35 Bell y Pavitt en su artículo fundacional
34
. Del enfoque de economía política del milagro asiático (en cierto modo incluyendo también a Amsden) se desprende que el
estado que apoya la formación de capacidades sociales es el estado desarrollista; desgraciadamente ese concepto es ambiguo, ya
que no resuelve su dualidad entre los atributos del estado para acelerar el desarrollo disciplinando a la sociedad e imponiendo
cierta equidad social y los instrumentos usados para ese fin (autoritarismo, supresión o limitación de libertades, represión
sindical, militarización de la sociedad, etc.). Además de la ambigüedad normativa (¿es un ejemplo a seguir?), está el
compromiso de defenderlo de las acusaciones de corrupción (capitalismo de “compinches”), que formó parte del debate sobre
la crisis asiática de 1997. En ese debate la opinión más lúcida parece ser la de Chang, 2000. La observación hecha por Kim
(200, p. 337) de que la corrupción ya es endémica en Corea a fines de los setenta y que el gobierno está extraviado desde los
ochenta, preocupado primordialmente preservar su poder burocrático abre una línea de estudio que tiene mucha importancia
para América Latina que no puede ser explorada aquí.
35
. Quedan así constituidos los tres puntales del estudio de la acumulación de capacidades tecnológicas en un país de reciente
industrialización: epistemológico (teoría del conocimiento y el aprendizaje), evolucionista (teoría de la innovación empresarial)
32

publicado en 1992 proponen efectuar esa integración tomando la perspectiva de los


países en desarrollo.36 Reconocen que es un campo de estudio relativamente joven,
pero existen los elementos suficientes para una consolidación parcial que facilite el
esbozo de los temas por desarrollar. En un artículo posterior Bell y Albu (1999)
profundizan en el proceso de aprendizaje tecnológico en países en desarrollo desde la
perspectiva de una teoría del conocimiento y de la aglomeración industrial. La
preocupación principal en este segundo material es también de integración, pero
destaca el tono crítico a los enfoques tradicionales sobre la industrialización. Veremos
primero las aportaciones del artículo de 1992.
Su punto de partida es que el pensamiento convencional en el que se inscribe
principalmente la ortodoxia neoclásica, ha propuesto un marco teórico inadecuado
para el estudio del cambio tecnológico al nivel mundial. Primero la distinción entre
innovación y difusión aplicada a la relación entre los países desarrollados y en
desarrollo no es correcta (p. 259). Bell y Pavitt señalan que la difusión conlleva
elementos de innovación de naturaleza primeramente incremental, en tanto implica
adaptar la tecnología ya existente a requerimientos y recursos domésticos o locales (p.
260). Una vez que se inicia el proceso de adaptación podría verificarse una
acumulación continua de conocimientos y habilidades en países y empresas. Lo
anterior esta enmarcado en la reiteración de la importancia de distinguir dos tipos de
capacidades que se crean en el proceso de industrialización: la de producción y la de
innovación. Como vimos esta idea no es nueva, el mérito de ambos autores radica en
subrayar sus consecuencias en el terreno del análisis y la política.
Una de las principales razones para distinguir entre capacidad de producción y
tecnológica, señalan, tiene que ver con el debate sobre opciones de política. Durante
dos siglos, apuntan, el debate sobre la industrialización se centró en las medidas para
estimular la acumulación (incremento de la capacidad productiva). El dinamismo
tecnológico quedaba excluido de este enfoque porque se le consideraba comúnmente
como un producto automático de las decisiones de inversión en capacidad productiva

e histórico-institucional (papel del estado dictado por condiciones históricas).


36
. La influencia histórica decisiva proviene de la experiencia asiática, pero influye en ellos la caída del bloque
socialista que deja varias lecciones sobre la relación entre conocimiento científico y tecnológico.
33

(P. 262). Para los que invocaban políticas de protección, el dinamismo tecnológico era
visto como inherente a la propia protección e iba a surgir como derivado del
surgimiento de un sector doméstico de bienes de capital. Igualmente, pero desde otro
ángulo, se consideraba que el dinamismo tecnológico surgiría como una consecuencia
inevitable de la orientación exportadora o de la presión competitiva generada por los
regimenes liberalizadores del comercio. Obviamente el régimen comercial es
importante, sin embargo, a medida que los recursos para el cambio industrial se
vuelven más complejos es menos posible que el comercio o las decisiones de inversión
en capacidad productiva aseguren la inversión en capacidades generadoras de
dinamismo tecnológico (Ibíd).
Siguiendo a Amsden señalan la necesidad de distinguir conceptualmente entre
cambio tecnológico y aprendizaje tecnológico. Para los países en desarrollo es más
relevante el segundo concepto es tanto hace referencia a las capacidades
acumulativas que se requieren para manejar el cambio tecnológico (p. 261). Subrayan
que el aprendizaje tecnológico requiere un conjunto de activos intangibles que no
pueden considerarse una simple adición a la capacidad de producción existente.
Los subsecuentes temas se agrupan en tres rubros:
a) Los rasgos más importantes del cambio tecnológico: aquí destaca la gran
contribución de Pavitt sobre las diferencias sectoriales del proceso de
innovación (sectores dominados por el oferente, intensivos en escala y
determinados por la ciencia) que se traslada al contexto internacional para
evaluar su efecto en los países en desarrollo.
b) Acumulación tecnológica y competitividad: donde retoman la incidencia de los
determinantes sectoriales; obviamente la principal inferencia es que los países
en desarrollo pueden acceder primero a los sectores dominados por el oferente,
debido a que la tecnología está universalmente disponible y la elección de la
técnica se efectúa en base a la dotación de factores.
c) Acumulación tecnológica en países en desarrollo. Las principales conclusiones
sobre el tratamiento de este punto son: i) existen en la actualidad nuevas
barreras a la acumulación tecnológica para los países en desarrollo, debido a la
institucionalización del cambio tecnológico; ii) la integración entre capacidad
productiva y capacidad tecnológica que prevaleció en la industrialización del
siglo XIX (evidente en la industria textil de EEUU) parece no regir para los
países atrasados actuales. Lo anterior se debe a la creciente especialización y
desintegración vertical en industrias dominadas por el oferente, por lo que es
más difícil pasar los avances competitivos de las ramas viejas a las nuevas. El
34

sector automotriz puede haber sustituido al textil en ese papel, al mismo tiempo
que las comunicaciones pueden actuar como impulsores hacia la electrónica. iii)
los sectores más dinámicos en la actualidad: los basados en la ciencia e
intensivos en escala están controlados por grandes empresas mundiales que
antes de ceder la tecnología de productos y proceso prefieren efectuar
inversiones directas o establecer acuerdos de licencia. Ante esas restricciones
se recurre con mucha frecuencia a la ingeniería de reversa y a los gastos de
investigación y desarrollo con fines imitativos. Esto último ayuda a explicar por
qué las condiciones de difusión de tecnología han cambiado tan radicalmente
entre fines del siglo XIX y la época actual.

En términos de las fuerzas que puede impulsar a los PED a superar las nuevas
barreras estructurales y organizativas, hay una importante convergencia con el análisis
institucionalista del desarrollo tardío, pero ha desaparecido la centralidad del estado
desarrollista al que no hay referencia. Reconociendo la excepcionalidad de Japón y los
tigres asiáticos en términos de acumulación de capacidad tecnológica, no se identifica
un factor o conjunto de factores determinantes que explique ese progreso. Su método
consiste en referirse al repertorio de factores que tienen incidencia en el proceso de
aprendizaje tecnológico, empezando por el papel de las empresas (“dada la naturaleza
especifica, acumulativa y parcialmente tácita del aprendizaje tecnológico la mayor
parte del mismo tiene lugar en las firmas”, p. 270), la importancia de las presiones
competitivas, la acción del gobierno para corregir fallas de mercado y la intervención
estatal sectorial. Apuntan finalmente a que habrá una persistente tendencia general a
subinvertir en acumulación tecnológica, debido a los principios que rigen la actuación
del mercado (p. 274). En el caso de los PED los riesgos giran en torno a las
dificultades del aprendizaje en sus etapas decisivas. Su conclusión definitiva, que se
puede considerar válida hasta la fecha, es que no se ha podido establecer
definitivamente las condiciones que se requieren para un aprendizaje tecnológico
exitoso, por lo cual invitan a abrir una agenda de investigación.
Es significativo que a principios de los noventa ya está solidamente
constituida la propuesta de sistema nacional de innovación (El libro coordinado por
Nelson es de 1993 y el de Lundvall de 1992). Tal concepto surge de dos percepciones
cruciales: a) de que el estudio de la innovación no puede girar exclusivamente en
35

torno a la empresa, sino a una red de relaciones más compleja entre una multitud de
agentes que intervienen en el proceso de innovación y b) las diferencias nacionales en
capacidad de innovación y direccionalidad de la misma, tan acusadas si se compara a
EEUU de un lado y Alemania y Japón de otro, desde la óptica de principios de los
noventa. Al explorar las diferencias nacionales se llega a la conclusión de que las
instituciones específicas de cada cultura, país o tradición nacional ha jugado un papel
decisivo. Sin embargo, se abre una controversia de sí el marco de análisis debe ser
nacional, sectorial o regional. Bell y Pavitt se muestran escépticos a delimitar
nacionalmente los sistemas de innovación dadas las fuerzas globales que opera
actualmente, pero en 1999 Bell en co-autoría con Albu resuelven ese escepticismo al
reconocer la importancia de las redes sectoriales y locales.
Enfatizando la importancia del cambio de percepción sobre la naturaleza
del cambio tecnológico en los PED, sobre todo la idea de que la tecnología es una
composición compleja y se materializa en una amplia variedad de artefactos, personas,
procedimientos y arreglos organizativos, Bell y Albu abordan el papel de las redes (p.
1717). La configuración en red del proceso de cambio y aprendizaje tecnológico,
señalan ambos autores, no equivale a desconocer la importancia de las empresas,
pero apunta a rescatar la importancia de las fuentes externas de los insumos (Ibíd).
Tendríamos entonces una estructura dual, de un lado lo interno y de otro la
vinculación a fuentes externas constituidas a partir de la participación de múltiples
agentes. Aquí queda perfilada la principal contribución de ambos autores. Asumiendo
que las interrelaciones que conducen a la innovación y al aprendizaje es más intenso
en las aglomeraciones territoriales o cluster, abordan la discusión de cuáles son los
flujos determinantes entre las empresas ubicadas en los cluster de PED. Señalan que
tradicionalmente se hizo hincapié en los flujos materiales, esencialmente maquinaria e
insumos físicos, subestimando los flujos de conocimiento. A fin de estudiar la actividad
innovativa Bell y Albu coronan esa discusión con la propuesta de dos conceptos claves:
sistema de producción y sistema de innovación, en los que queda sintetizada su
aportación principal al estudio del aprendizaje tecnológico (pp.1722-1726).
36

La ampliación del estudio de las interrelaciones empresariales: las cadenas


o redes cadenas de producción globales (Gereffi y Ernst)
En los noventa surgieron dos propuestas innovadoras que tomaron como unidad de
análisis las interrelaciones empresariales, pero bajo un marco de producción global,
amplificando la visión del desarrollo económico. Ese enmarcamiento global ha
permitido ir más lejos que los estudios anteriores al integrar las transformaciones
tecnológicas, organizativas, institucionales y espaciales en curso, así como las
implicaciones para los PED. Podemos hablar de dos versiones que analizan la
producción global integrada, llegando a conclusiones muy similares en términos
posibilidades del desarrollo. Su diferencia está en las tradiciones intelectuales de que
parten y el énfasis en ciertos de aspectos de la integración global de la producción y
difusión del conocimiento. Gereffi ofrece una tipología más amplia, ya que incluye al
equivalente global del “capital industrial” (dirigidas por el productor) así como al
equivalente global del “capital comercial” (dirigidas por el comprador), haciendo
hincapié en la cadena de valor global y en el ascenso a lo largo de la misma
asumiendo una connotación organizativa del aprendizaje, según lo señalado
previamente aquí (Gereffi, 1995, p. 133 y 103). Ernst por su parte, centrando su
análisis en las redes dirigidas por el productor, interrelaciona difusión internacional de
tecnología (amplificada por la transformación de las empresas mundiales) y asimilación
por las empresas locales (Ernst y Kim 2002 y Ernst, 2003). Este último autor asume
una visión cognoscitiva del aprendizaje empresarial. 37 Como se indicó previamente la
relación entre difusión internacional de tecnología y capacidades locales de asimilación
es una contribución decisiva a la ampliación del concepto de núcleo endógeno.
De acuerdo a ambos análisis, las cadenas o redes empresariales globales tienen
las siguientes características:

37
. Aparentemente el punto de partida comúnmente aceptado por varias subdisciplinas de una teoría cognoscitiva es que el
conocimiento es acción interiorizada, pero el individuo interpreta al mundo de acuerdo a categorías sociales, producto de la
interacción social. El papel central de las organizaciones es crear categorías sociales para posibilitar la percepción,
interpretación y evaluación a fin de obtener resultados en efectividad, eficiencia y rentabilidad. Así, las organizaciones, las
empresas entre ellas, son creadoras de significado o medios de concentración o focusing devises (ver Nooteboom 2000, pp. 34-
37). Trabajando sobre ese marco, Ernst integra distintas aportaciones para explicar la formación de capacidades locales,
principalmente la teoría de la conversión del conocimiento (Nonaka y Takeuchi, 1995) y la capacidad de asimilación (Cohen y
Levinthal, 1990).
37

a) En el marco de una transformación global impulsada por la difusión de una


nueva tecnología, cambios institucionales, financieros e intensificación de la
competencia, la CMN se transforma en un nuevo tipo de organización
empresarial que capitaliza las transformaciones anteriores;
b) Sus capacidades o activos tradicionales sufren un cambio que les dota de una
gran flexibilidad para operar en redes, subcontratar e integrar diversas fuentes
de abastecimiento.
c) Las nuevas capacidades derivadas de los cambios tecnológicos y operativos en
curso, les permiten a los agentes centrales dispersar globalmente la producción,
pero también centralizarla.
d) Convertidas en centros de comando de las cadenas o redes globales, coordinan
e integran las actividades de otros agentes empresariales que cumplen
funciones subordinadas, principalmente de manufactura. Por su parte, los
agentes centrales retienen las actividades estratégicas, diseño y mercadeo que
elevan su rentabilidad.
e) Al operar sobre una dinámica de dispersión/concentración que relaciona a
agentes con capacidades tecnológicas y productivas distintas, los agentes
centrales propagan internacionalmente conocimiento tecnológico. Esto último
tiene una gran importancia para las empresas de los PED o de reciente
industrialización.

La tradición intelectual38 de la que parte Gereffi (la obra de Braudel y Wallerstein) le


lleva a poner énfasis en la cadena de valor y en la estructura de comando y poder
detrás de la misma. Sobre esa base recurre a un enfoque empresarial-global que le
permitirá superar la connotación dependentista y de sistema mundo propia del
planteamiento previo. El paso decisivo consistió en concebir los aspectos medulares de
la nueva organización global de la producción y las posibilidades de inserción para
empresas de PED.
Consecuentemente, la aportación de Gereffi a una estrategia de desarrollo se
encuentra en el concepto de papeles exportadores y en la idea consustancia de
upgrading (op. cit. pp. 120-132), principalmente en su connotación funcional (1999).39
38
. Gereffi y sus co-autores toman de Braudel (1984) no tanto la propuesta de fundir historia y proceso social, sino por integra
la actividad humana en tres planos, que dan cabida a una base productiva, comercial y en la cúspide la organización mundial del
poder. Wallerstein actúa obviamente como enlace para hacer desembocar ese legado hacia dos direcciones que no integra: las
cadenas de comerciales pre-industriales y las relaciones centro-periferia conformadas a partir de la reorganización de las
relaciones capitalistas de mediados del siglo XX (Hopkins y Wallesterin, 1994). Gereffi parece distanciarse de la segunda parte
ese legado a partir de su libro Manufacturing Miracles (1990), donde propone un estudio comparativo entre Asia Oriental y
América Latina. Las cadenas pre-industriales de Wallerstein le sirven como fundamento para llegar al concepto de producción
mundial integrada expuesta primeramente en el libro que coordinó con Korzeniewicz de 1994.
39
. Fue cuando Gereffi identificó los papeles exportadores que se perfiló el concepto upgrading, primero como moving-up
(1995), siendo ese quizás su principal aportación a una nueva teoría del desarrollo; previamente en su capítulo 1994 formuló un
pro-concepto de movimiento de los productores de PED a partir de la generación enlaces anteriores y posteriores (1994, pp.
38

A partir de un análisis estilizado del milagro asiático y la incorporación de algunos


rasgos del desarrollo latinoamericano, identifica 5 papeles exportadores progresivos:
a) exportación de productos primarios,
b) exportación basada en el ensamble simple,
c) abastecimiento contractual de componentes,
d) manufactura de equipo original, y
e) manufactura de marca.

El pasaje de un rol exportador a otro autor es el “upgrading” o escalamiento en la


cadena de valor y se identifica con un ascenso en el nivel de desarrollo nacional (1995,
p. 120). Obviamente la inserción de las empresas domésticas a una cadena global se
da en el marco de la economía local o en clusters, por lo que no queda
suficientemente clara la relación entre el upgrading de la empresa local y el desarrollo
economía nacional y local en la progresión de los papeles exportadores. Tampoco está
claro que la relación organizativa sean suficientes para que avance la empresa local.40
Aunque tenía una perspectiva menos optimista en 1994 (ver p. 116 donde
señala que las oportunidades para América Latina no son muy alentadoras), de 1995
en adelante Gereffi ve condiciones más favorables para integrarse a las cadenas de
producción en tanto se prosigan estrategias de upgrading que tengan como referente
lo logrado como por las empresas en Asia Oriental. Señala que eso requiere como foco
políticas microeconómicas que afecten las pautas de operación de las empresas en
sectores específicos (p. 134). El énfasis en las exportaciones debe formar parte de una
estrategia más amplia que privilegie el escalamiento hacia actividades de mayor valor
agregado, estableciendo encadenamientos anteriores y posteriores; una
industrialización orientada a las exportaciones puede combinarse con ciertas fases de
la sustitución de importaciones, lo que ayudaría a eludir la dependencia en el mercado
externo o en el interno. El ascenso se ve impulsado por tres factores: a) la capacidad
local de innovación incremental, b) la disponibilidad de tecnología extranjera que

114).
40
. Como lo plantean Humphrey y Schmitz (2000, p. 12) al discutir la idea de Gereffi de upgrading por “sucesión”, ¿se trata de
un aprendizaje haciendo (exportando) o requiere un esfuerzo de parte del productor?
39

puede ser adaptada por las empresas locales y c) los cambios organizativos que ponen
al alcance de las empresas locales la operación en redes. 41
Por su parte Ernst hace hincapié en que la operación de las redes globales (RG)
empresariales implican la diseminación de un importante conocimiento a proveedores
locales que puede dar lugar a la constitución de capacidades locales, o sea al
desarrollo local (Ernst y Kim, 2002, p. 1424). Pero, insiste, esa transferencia de
conocimiento no es automática; requiere un nivel importante de capacidad de
absorción y de allí de internalización del conocimiento recibido.42
Para explicar esa relación entre transferencia y absorción, Ernst recurre a la
integración entre teoría evolutiva y teoría del conocimiento, destacando los siguientes
elementos:
a) la RP y su empresa insignia (la nueva multinacional desintegrada), al verse en
la necesidad de transferir conocimiento a los agentes subalternos, transforman
la producción y uso del mismo al diversificar los canales que le dan mayor
movilidad.
b) La asimilación del conocimiento requiere una base previa y de una continua
transformación del mismo de genérico a tácito, de tácito a tácito y de tácito a
genérico.43
c) El protagonista de la asimilación y por ende de la conversión del conocimiento
es la firma local.
d) Para que la conversión de lugar a un aprendizaje productivo se necesita,
además de la base previa de conocimiento, un esfuerzo conciente que Cohen y
Lavinthal llaman capacidad de absorción.

41
. El estudio de Gereffi y co-autores animó investigaciones adicionales en dos direcciones relevantes para este análisis; a) el
estudio de la dinámica local en conexión con las redes globales y b) los efectos de la interacción mutua entre los PED al
insertarse simultáneamente como proveedores de bajo rango (rol b), que significa salarios reales a la baja, mayor intensidad
laboral, etc. (ver Kaplisnky, 2000). Otros estudios del desarrollo local no como el de Vázquez Barquero sólo insertan
tangencialmente en un macro global (1999, p. 43).
42
. En este punto de su análisis Ernst reconoce que comprensión actual de esa transferencia de conocimiento y la formación de
capacidades locales es limitado (p. 1418).
43
. La empresa insignia, provee a su proveedor local de conocimiento codificado (maquinaria, planos, manuales de control,
especificaciones, etc.), para que con ello este último cree las capacidades que exige su inserción a la cadena de proveedores. El
proveedor local trata de asimilar el conocimiento explícito transferido para convertirlo en conocimiento tácito que se requiere
para capacidad operacional. En la medida que la conversión anterior exige una base tácita de conocimiento que supera los
estándares de las empresas locales en PED, debe haber interacción directa (los ingenieros y gerentes del proveedor local visitan
las instalaciones de la matriz o filial y esta envía a sus ingenieros para apoyar in situ a los ingenieros locales (de Ernst y Kim,
pp. 1425-1427, basado a su vez en Nonaka y Takeuchi, 1995).
40

Aunque ambos autores hacen aportaciones de primer orden, su reflexión desemboca


en el desarrollo local no en el nacional.44 Además, la capacidad de absorción está
definida estrechamente al tomar exclusivamente en cuenta los elementos
cognoscitivos y organizativos al nivel de la empresa.45 Tampoco consideran las
barreras a la difusión del conocimiento debido a la transformación de la producción
global integrada (entrada de los proveedores globales de manufactura, que Ernst-Kim
definen como el centro de otra red global, ver p. 1421). Tanto el problema de la
capacidad de absorción como de las barreras a la entrada remiten a las dos escuelas
que nos resta analizar.

Revoluciones tecnológicas, ondas de crecimiento y desarrollo como blanco


móvil
Freeman y Pérez (1988) y luego Pérez (1992 y 2002) desarrollaron una teoría de las
revoluciones tecnológicas que parte de la concepción de destrucción creativa de
Schumpeter. La propagación de las revoluciones tecnológicas tiene implicaciones
decisivas, afirman estos autores, para los países en desarrollo. Su unidad de análisis es
sistémica en tanto se apoyan en una reelaboración del concepto marxista de
estructura económica, en la que integran dos subsistemas: paradigma tecnoeconómico
y sistema socioinstitucional, siguiendo el precedente conceptual del regulacionismo
francés (Rivera y Caballero, 2005).
Las opciones de desarrollo entendido como proceso de acumulación de
capacidades tecnológicas y sociales cambiarán a medida que las revoluciones
tecnológicas siguen un curso de cuatro fases, alternando condiciones de acceso
favorable con barreras a la entrada (Pérez, 2001). A su vez, las fases de difusión de
las tecnologías pueden interpretarse como ondas de crecimiento, ya que se presentan
comportamientos dinámicos diferenciados en términos tecnológicos, institucionales y
espaciales.
44
. Las cadenas o redes globales impulsan un desarrollo preponderantemente local pero la estrategia debe ser nacional. De
hecho como lo sugirió Perraoux, podría interpretarse como un polo lo que exige interacciones de afuera hacia adentro y
viceversa.
45
. Esta básicamente ausente el sistema educativo y tecnológico nacional más otros elementos definidos más allá del espacio
local o regional.
41

La primera fase o instalación de una revolución tecnológica, es de transición


porque coexiste la vieja tecnología o viejo paradigma tecnoeconómico (producción
fordista) con el nuevo (manufactura flexible o economía de redes). En referencia al
período actual esa transición abarcaría los años 70 y parte 80. Partiendo de que en la
transición culmina la maduración del viejo paradigma, los PED tuvieron el beneficio de
los procesos productivos sumamente estandarizados y automatizados, así la demanda
de calificaciones laborales comparativamente bajas, que favorecen su localización en la
periferia desde comienzos de los sesenta (p. 117). Esa subetapa, en tanto no implique
saturación (colapso de la rentabilidad), puedes ser el punto de partida de la
plataforma industrial básica de un país en desarrollo (1992. p. 31).
La otra faceta de la transición es la instalación del nuevo paradigma que implica
intensa innovación y optimización. El paso de un paradigma a otro transforma los
criterios de gestión en todos los campos y exige el abandono de la experiencia previa,
lo que perjudica o retrasa a los PD y beneficia a los recién llegados, que pueden
orientar sus esfuerzos al aprendizaje de nuevas prácticas (2001, p. 123).
En la segunda etapa, la fase de crecimiento temprano, esto es, tras la
emergencia del diseño dominante, los que generan la tecnología adquieren ventajas
no sólo mediante patentes, sino fundamentalmente gracias a experiencia acumulada;
tienden adicionalmente a encerrar en si y en sus proveedores sus conocimientos,
haciéndolos relativamente inaccesibles para los nuevos participantes (2001, p.130).
Parece que ese periodo caracteriza a los noventa y parte de la década actual (Ibíd).
Las barreras a la entrada tienden a bajar en la etapa de crecimiento tardío a
medida que hay mayor fluidez en las tecnologías, predomina la ampliación de
mercados y las economías de escala (2001, p. 124). El acercamiento a la madurez
nuevamente difunde de nuevo el proceso a la periferia, mientras que en los PD se está
gestando la próxima oleada de innovación (Ibíd).
Las implicaciones para una estrategia de desarrollo, serían las siguientes:
a) las oportunidades y restricciones son cambiantes de fase a fase, de modo que
para construir y dirigir el proceso, los PED deben entender la lógica temporal en
que están inmersos;
42

b) los periodos de transición, donde coexiste temporalmente ambos paradigmas es


el periodo más favorable, en particular porque la necesidad de abandonar la
experiencia previa favorece a los recién llegados;
c) la transferencia de estrategias que fueron exitosas en el pasado, como la de
sustitución de importaciones de los años cincuenta, a otros periodos puede
resultar en desastres económicos y desperdicios enormes de recursos;
d) La entrada directa o el ascenso industrial en la fase 2, donde hay una intensa
innovación y experimentación, es posible en general a partir de la acumulación
previa lograda en las fases anteriores. Sin esa acumulación previa el proceso es
básicamente fallido.

Posiblemente la principal aportación de esta línea de estudio consiste en preservar la


visión sistémica del desarrollo, ofreciendo un modelo analítico-deductivo de la relación
entre revoluciones tecnológicas, factor central del desarrollo mundial, y las
oportunidades para los países “periféricos”; dentro de esa relación es fundamental la
sucesión de etapas de barreras altas y bajas, que son determinantes para los PED;
como se vio, ese elemento está virtualmente ausente de los enfoques de Gereffi y
Ernst y limita a cierto grado las inferencias de ambos sobre estrategia para el
desarrollo. Como todo modelo deductivo tiene, sin embargo, puntos débiles como la
hipótesis de que durante la instalación de un nuevo paradigma se debe abandonar la
experiencia previa. (o leapfroging argument). Hobday ha cuestionado la validez de
esta hipótesis en la discusión del caso de Singapur que por sus condiciones históricas
califica como modelo para su verificación.46

Desarrollo económico como cambio organizacional: Stiglitz y coautores


El formidable trabajo de Stiglitz para renovar el paradigma científico de la ciencia
económica, cristalizó en la formulación de una nueva teoría del desarrollo económico.
Su método consistió en elegir un punto de partida fundamental (aportaciones claves

46
. Sugerido primero por Soete en 1985, pero luego criticado por Pavitt, el argumento del salto de rana, que carece
de validación empírica, pasa por alto que la adquisición de capacidades en una nueva tecnología es un proceso
gradual y costoso en la cual los elementos nuevos se edifican a partir de los preexistentes. En el caso de Singapur,
las firmas empezaron con actividades pre-electrónicas, principalmente de ensamble y prueba de producto; de allí
pasaron de ingeniería mecánica a ingeniería de sistemas informáticos. Sobre todo las firmas empezaron con e
producto estandarizado y maduro para avanzar de manera gradualmente productos más complejos (todo procede de
Hobday, pp. 1995, pp. 137, 155, 157 y 160-161).
43

de la ED) e integrar una variedad de aportaciones que tuvieron como hilo conductor la
critica al modelo de equilibrio competitivo (Stiglitz, 2002).
Su unidad de análisis es el sistema económico y socio-político, modelado como
totalidad para incorporar la acción individual y colectiva y los referentes institucionales
de la misma. Esa totalidad, defina por fuerzas históricas, (o dependientes de la
historia), determina el aprovechamiento de las oportunidades, tanto tecnológicas o
cognoscitivas que en los anteriores análisis son considerados la fuente primordial del
progreso. A continuación se hará una síntesis de sus principales soportes teórico-
analíticos, para pasar a discutir brevemente su principal aportación a una nueva teoría
del desarrollo.47
a) Partiendo de Rosenstein-Rodan, propone de concepto de falla de
coordinación; en éste el fracaso para coordinar los acciones
complementarias de los individuos se consolida socialmente, es decir, da
lugar a un equilibrio permanente y sub óptimo. Se trata básicamente del
“equilibrio del subdesarrollo” elaborado por Nurkse, Myrdal y otros
desarrollistas, con la diferencia de que hoy podemos hablar de una variedad
de causas de desbordamientos o externalidades y por ende de fallas de
coordinación (tecnológicos, por interacción política, por información, por
búsqueda, etc.).
b) Rompiendo con la extensión del análisis neoclásico de que las instituciones
superiores eliminan a las instituciones inferiores, un equilibrio disfuncional
posee por definición una estructura institucional que provoca un círculo
vicioso, en el cual perduran las asimetrías de información (caso de
sharecropping48 ); en esas condiciones el desarrollo se ve impedido porque
no hay soporte institucional adecuado. Incluso, una “mutación” institucional,
puede no sobrevivir porque requiere el acompañamiento de otras
instituciones sociales que no se presentan.
c) Los eventos económicos son históricamente dependientes, de modo que es
determinante el punto de partida que a su vez condiciona el resultado
futuro. La distribución de la riqueza es uno de los canales más importantes
de esa determinación histórica, ya que tiende a imponer un conjunto de
47
. Esa síntesis toma como fuente a Hoff y Stiglitz 2001; Hoff, 2001 y Stiglitz 2001 y 2002.
48
. Es la modalidad típica de equilibrio ineficiente pero reacio a modificarse en un PED, señala Stiglitz. Representa
un compromiso entre el riesgo y los incentivos. El problema subyacente de información deriva de que el uso de los
insumos del mediero no puede se monitoreado, sólo el producto que no está perfectamente correlacionado con los
insumos. El contrato entre mediero y terrateniente puede ser pensado como un contrato de renta más un contrato de
seguro, en el cual se contempla implícitamente que el terrateniente recibirá una parte variable del producto, lo cual
atenúa el efecto de malas cosechas. No hay seguro integral (que equivaldría a un contrato salarial) porque podría
debilitar los incentivos. La solución del problema de información, contractual, de incentivos, de riesgo moral,
selección adversa, etc., exige un mercado eficiente, pero imposible de lograr si la sociedad no se moviliza
políticamente y genera un sistema eficaz de guía estatal (2002, pp. 465 y 471 y ss.).
44

prácticas, asimetrías de información e imperfección de mercados que hacen


perdurar la que inequidad de acceso (por ejemplo, la alta mortalidad de
pequeñas empresas derivado de las condiciones de acceso al crédito, a la
información, etc.).
d) La economía es como un ecosistema en el sentido de que la conducta de los
individuos no está determinada solamente por el entorno, sino por la
interacción con otros individuos o agentes. De lo anterior se desprende de
que si las acciones de los agentes son estratégicamente interdependientes,
existirán varios posibles equilibrios, dependiendo de su historia. Esta
situación se puede ejemplificar a través de cuatro tipos de externalidades:
por conocimiento, por innovación, por búsqueda de rentas y por
cumplimiento de la ley. En todos los casos, los antecedentes históricos
determinan la fuente de la externalidad, (búsqueda de rentas en lugar de
innovación, por ejemplo), induciendo la aglomeración de los agentes en un
determinado equilibrio sub optimo que anula o restringe la innovación.
e) En contra de la suposición de la teoría del public choice, existe un papel
potencialmente positivo para el estado en dos direcciones: una consiste en
promover, mediante la educación, una actitud positiva ante el cambio y otra
consiste en romper con el condicionamiento histórico (programas
anticorrupción, cambio legal, ley basada en normas sociales, etc.).

La aportación de Stiglitz y sus coautores es enorme en dos sentidos: permite


comprender bajo el concepto de cambio organizacional las fuerzas endógenas al
sistema económico y sociopolítico que bloquean el desarrollo. Ese bloqueo persistirá
aunque haya grandes aportaciones de capital, transferencia externa de tecnología,
reformas supervisadas internacionalmente, etc. En segundo lugar, para promover el
cambio se requiere modificar la visión de los individuos y los canales de interacción
existentes. Como se señala en el último inciso, ello implica acciones en la cúspide de la
sociedad, pero también en su base. La educación cobra una gran importancia, no
tanto porque incremente el “capital humano”, sino porque expande la aceptación al
cambio (2001, p. 25). Stiglitz subraya que el desarrollo requiere un consenso en torno
a las políticas de reforma, que no puede imponerse externamente (de allí el fracaso de
la condicionalidad). Los procesos democráticos, continua, que promueven la equidad
pueden contribuir al consenso en tanto proporcionen “voz”, promuevan la equidad, el
sentido de inclusión y creen el capital social necesario (2001, p. 31). Como se advierte
45

esta formulación interdisciplinaria ayuda a sustentar mejor la argumentación analítica


de la faceta socio-institucional de núcleo endógeno.
La parte medular de su visión estratégica del desarrollo se encuentra en los
determinantes políticos de la acción pública. Si no ha logrado sustentarse la dinámica
del cambio es porque en última instancia la acción pública está viciada, sea como
causa o como consecuencia de la dinámica socio-política. La aportación decisiva de
Stiglitz es que si no hay un cambio en el funcionamiento de la sociedad (que implica
cambio de normas, valores y conductas), mediado políticamente, la integración global
de la producción y la intensificación de los flujos de tecnología y conocimiento tendrán
un efecto limitado al nivel nacional y local.
Siendo un problema de conducta social o de acción colectiva y de fuerzas
inductoras a equilibrios ineficientes, pero que generan grandes rentas a sus pocos
beneficiarios, lo que queda sin responder es por qué el sistema gubernamental se
habrá de auto-reformar. Esta situación supuestamente se agudizará si el marco
internacional brinda grandes oportunidades para la especulación y alienta la
corrupción.
Otra posible falla del análisis radica en suponer, al igual que los neoclásicos que
el conocimiento y la tecnología son bienes públicos. Ello desestima, la aparición de
barreras internacionales a la entrada y los esfuerzos domésticos de asimilación que se
requieren en respuesta al elemento tácito en el conocimiento.

Conclusión: balance final y posibles líneas de integración analítica y


estratégica
La revisión de aportaciones efectuadas por distintas corrientes y escuelas heterodoxas
revela avances teóricos muy importantes, pero con cierto grado de dispersión y como
señala Ernst, con una falta de comunicación que ha impedido integrar aportaciones
que provienen de distintas especialidades. A su vez, los cambios en la unidad de
análisis han tendido a situar la problemática del desarrollo en un ámbito local, lo que
en sí es una avance, pero no se ha conciliado con las implicaciones al nivel nacional
que sigue siendo el marco para articular el núcleo endógeno. Gracias a numerosas
46

aportaciones tenemos un sustento tecnológico, institucional, cognoscitivo y


organizativo de la teoría del desarrollo, pero con vacíos intermedios y falta de
integración definitiva. Una aproximación estratégica a los problemas comunes del
atraso que de margen a la flexibilidad y reconozca la diversidad, parece estar en
suspenso en tanto no se logré esa consolidación teórica.
Teniendo en mente la valoración anterior y a nivel puramente tentativo se
sugiere la siguiente concatenación teórico analítica.
El desarrollo económico debe ser concebido aun como un proceso nacional
sustentado en torno a la constitución de un núcleo endógeno. Partiendo de esa
determinación, es decisiva la ubicación en su marco global-dinámico y abierto
constituido por el capitalismo mundial como totalidad, que tomé en cuenta las
transformaciones territoriales, espaciales y organizativas introducidas por la
globalización. Considerando esta relación es indispensable profundizar en la
comprensión del cambio global del capitalismo como primera condición para
comprender las posibilidades de los PED, privilegiando la visión de las
transformaciones de estructura, las relaciones de complementaridad y conflicto, fases,
transiciones, ritmos evolutivos, etc. El aparato teórico-analítico de las revoluciones
tecnológicas puede actuar como marco referencial más general en el cual puede
situarse la contribución decisiva al estudio de las cadenas o redes empresariales
globales.
Al centrar la atención en las cadenas o redes globales se revela una conjunto de
interrelaciones que permiten un avance en la visión de los elementos sustentadores
del desarrollo: conocimiento y capacidad de organización. Igualmente decisiva es la
idea de poder (capacidad empresarial de comando derivada de la posesión de activos
superiores para la producción), así como la delimitación geográfico-espacial de ese
proceso.
Al abrir la dimensión geográfico-espacial de advierte que la incidencia en el
núcleo endógeno es limitada ya que los efectos de las cadenas o redes globales es
más local que nacional. Aun así la interconexión es poderosa pero susceptible de
diluirse si no existe capacidad de asimilación, tanto local como nacional. En problema
47

parece traducirse en cómo fortalecer la capacidad de asimilación. Los elementos


discutidos apuntan a la conclusión de que no habrá posibilidades de elevar
cualitativamente la capacidad de asimilación si no se moviliza a la sociedad en su
conjunto. Este parece ser el punto en que se interconecta las aportaciones teóricas de
base cognoscitiva con la de base organizativa (la preponderancia del proceso político).
Al llegar a este punto se forma un nudo, ya que la concepción del desarrollo
experimenta una transformación de un proceso definido por la capacidad de
acumulación tecnológica a un proceso definido institucional y políticamente. En otras
palabras, la constitución del núcleo endógeno es a la vez, un proceso tecnológico,
cognoscitivo, institucional y político. A este nivel juega un papel decisivo el concepto
clásico de trampa del atraso. La trampa del atraso significa que los recursos y
capacidades sociales potenciales están desconectadas del núcleo endógeno, pero al
mismo están equilibradas (equilibrio ineficiente). Esto último remite a que el proceso
tiende a auto-perpetuarse, posee un firme sustento político y patrón apropiativo
específico. ¿Cómo romperlo?
Desgraciadamente no existe una heurística del proceso, pero se sabe que si no
se rompe con su patrón de internalización de las externalidades (alta concentración de
las externalidades positivas y socialización de las externalidades negativas), no hay
solución. Sin que exista una fórmula se tiene certidumbre de que la participación
conjunta, la educación, el liderazgo juegan un papel determinante.
El estado nacional como agente colectivo, aun cuando se encuentra debilitado,
cumple una función crucial de centralizador y coordinador. Deben tenerse
precauciones básicas para integrarlo al cuadro, porque el mayor riesgo consiste en
atribuir capacidades exógenas. Tiene más poder explicativo el concepto de liderazgo y
de su sustentación popular y progresiva (hegemonía gramsciniana) que el de estado
desarrollista. No existir un poder metapolítico, sino vías de acción social que pueden
magnificarse al tomar control de capacidades político-adminstrativas y legales; de
darse esa integración puede generarse el plano arquitectónico para sustentar el núcleo
endógeno. De ese plano, que puede llamarse política industrial, de coordinación social,
48

de gestión pública, etc., surgen líneas operativas. La última determinación parece


imponerla la ventana de oportunidades, es decir, el blanco móvil.

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