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AYUNO

Sumario
Ayuno desde la Antigüedad 3
1. La cultura del ayuno en la historia 3
Ayunar ha sido una práctica común en buen parte de las civilizaciones a lo
largo de toda la historia de la humanidad. Aunque los objetivos de ayuno
varían entre ellas, se pueden establecer dos categorías básicas: el ayuno por
razones de iluminación espiritual, la autodisciplina y otros motivos
religiosos; y el ayuno para la alcanzar fines políticos. 3
2. Antigüedad clásica 3
4. Siglos XIX et XX 4
El Ayuno en las Religiones 5
Líderes espirituales y el ayuno 6
El ayuno reivindicativo 7
Además de la religión, el higienismo y la terapia, el ayuno se suele relacionar,
sobre todo a partir del siglo XX, con la protesta, la reivindicación, la
desobediencia y demás muestras de desafío a diferentes instituciones. He aquí
que para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente;
no ayunéis como lo hacéis hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. 7
Precedentes del ayuno reivindicativo 7
El ayuno y sus beneficios para la salud 8
Bueno para casi todo 9
Las contraindicaciones del ayuno 9
¿Qué es el ayuno? 10
¿QUÉ ES AYUNAR? 12
Ayunar es provocar en el organismo una serie de reacciones mediante la
supresión del aporte de comida sólida, lo que hace que se viva a costa de las
propias reservas de calorías, desencadenándose por ello una revolución física y
psíquica. 12
Los Beneficios del ayuno 12
¿Qué pasa al ayunar? 13
La investigación moderna 14
Recomendaciones Generales 15
Ayunar no significa pasar hambre 16
Es indudable que el ayuno, practicado correctamente, permite adelgazar de
forma segura, cómoda y para siempre. Aunque pueda parecer lo contrario,
ayunar puede sobrellevarse con una cierta comodidad. Eso sí, siempre que se
esté predispuesto a hacerlo, con ánimo positivo y siguiendo unas sencillas
pautas. 16
Temporada ideal para ayunar 16
Método para ayunar 16
Introducción al ayuno 17
Salida del ayuno 17
Antes del ayuno 18
Durante el ayuno 18
Después del ayuno 19
Qué puede hacer por ti? 21
Por dentro 21
Por fuera 22
Beneficios psicológicos 23
Ayuno y la piel 24
Ayunar de forma segura 25
Ayuno y adelgazamiento 26
El ayuno con motivaciones estéticas 27
¿Cuánto se puede adelgazar ayunando? 27
Ventajas del ayuno vs otras dietas de adelgazamiento 28
Ventajas del ayuno adicionales a la pérdida de peso 28
La Actividad terapéutica del ayuno 30
Introducción al ayuno terapéutico 31
Fases del proceso fisiológico del ayuno 32
Fase 1: 32
Fase 3: 33
Quién puede hacerlo? 34
Terapias del ayuno 34
El ayuno curativo 35
Ayuno intermitente 35
Tipologías de ayuno de frutas 36
El ayuno de una sola fruta 36
El ayuno de jugos 36
Mono-ayuno (o mono-dieta) 37
Ayuno con zumos 38
Ayuno de arroz 38
El ayuno de arroz integral es una práctica vinculada a la medicina aiurvédica,
cuyo origen se remonta a miles de años atrás. Si bien puede parecer más una
dieta (en el sentido popular del término) que un ayuno propiamente dicho, este
método es capaz de ofrecer gran parte 38
Ayuno Absoluto 39
Ayuno con agua o hídrico 40
El ayuno de agua 41
El ayuno asistido 41
Inedia 42
Existen, además de las doctrinas religiosas, el higienismo y las vertientes más
naturalistas del vegetarianismo, otras formas de entender la vida dentro de las
cuales el ayuno, o semiayuno, se concibe como algo natural y llevado a la
práctica en mayor o menor medida. 42
Higienismo 44
“el ayuno es la mejor manera de mantener buena salud, eliminar el dolor y la
enfermedad, de reducir y controlar el peso y en última instancia de prolongar
la vida”. Herbert Shelton, médico en Higiene Natural 44
Historia del Higienismo 45
El Ayuno Higienista 47
Los pequeños ayunos 48
Ayunos de 36 horas 48
Ayunos de 7 a 14 días 49
Ayunos prolongados 49
El Poder del Ayuno Intermitente 49
Historia en Breve 49
Nuestros Ancestros Rara Vez Tenían Acceso a los Alimentos Todo el Día
Durante Toda la Semana 51
Aumente sus Resultados de Fitness y la Pérdida de Peso con el Ayuno
Intermitente 52
El Ayuno Intermitente para la Salud General y Longevidad 53
Comentario Invitado de Ori Hofmekler 54
Pruebas del Ayuno Intermitente Realizadas en Humanos 54
¿Por Qué Difieren los Resultados del Ayuno Intermitente Realizados en
Humanos y los Realizados con Animales? 55
La Alimentación Forzada Destroza su Respuesta de Adaptación al Ayuno 55
La Porción Alimenticia Típica Anula los Beneficios del Ayuno Intermitente 56
La Grasa Generalmente Ayudará a Que Se Adapte Mejor al Ayuno que los
Carbohidratos 57
Casos En los Que la Grasa Alimenticia No Debería Ser el Combustible Principal
58
Tenga Cuidado con las Diferencias de Género y con los Objetivos Individuales
de Salud 58
Conclusiones 59
Ayuno desde la Antigüedad
1. La cultura del ayuno en la historia

Ayunar ha sido una práctica común en buen parte de las civilizaciones a lo largo de toda
la historia de la humanidad. Aunque los objetivos de ayuno varían entre ellas, se pueden
establecer dos categorías básicas: el ayuno por razones de iluminación espiritual, la
autodisciplina y otros motivos religiosos; y el ayuno para la alcanzar fines políticos.

Se cree que el hombre primitivo lo practicaba durante los ritos de fertilidad y


otras ceremonias celebradas normalmente durante los equinoccios de primavera
y de otoño. Los primeros nativos americanos de México y Perú ayunaban para
honrar y apaciguar a sus deidades, mientras que para los asirios y los babilonios
era una forma de penitencia.

2. Antigüedad clásica

En la antigua Grecia, grandes filósofos, pensadores y médicos descubrieron,


experimentaron y promovieron los efectos terapéuticos del ayuno. Hipócrates,
Platón, Sócrates, Aristóteles, Galeno, entre otros, elogiaron los beneficios del
ayuno. Pitágoras exigía a sus estudiantes que ayunasen antes de entrar a sus
clases.
Desde la antigüedad, pues las primeras artes curativas reconocían en el ayuno el
poder de revitalizar y rejuvenecer tanto cuerpo como mente. Los egipcios, por
ejemplo, lo aplicaban como remedio para la sífilis.

Los persas, según Herodoto, mantenían s4u vitalidad y resistencia con una sola
comida al día y absteniéndose de comer carne. Los espartanos entrenaban a sus
hijos con ayunos progresivamente para “endurecerlos”. Los soldados romanos
ayunaban una vez a la semana. Los Hounzas celebraban rituales de ayuno
varias semanas al año. Otro de los más ilustres médicos y filósofos de los
primeros tiempos, Avicena, prescribía a sus pacientes ayunos terapéuticos de 3
primeros tiempos, Avicena, prescribía a sus pacientes ayunos terapéuticos de 3
a 6 semanas como medicina contra sus enfermedades.

3. Edad media

En el siglo XVI, el médico suizo Paracelso, uno de los tres padres de la medicina
occidental, decía que “el ayuno es el mejor remedio; es el médico interior”. En el
siglo XVII, el Dr. Friedrich Hoffmann escribió el tratado Cómo curar
enfermedades graves mediante la moderación y el ayuno, en el cual se exponen
las virtudes de la meditación y el ayuno para sanar las enfermedades del alma.

En el siglo XVIII, el médico y sacerdote Bernardo de Malta, recurre a los ayunos


prolongados de treinta días, acompañados de prácticas naturistas como la
oxigenación, la luz solar y el vegetarianismo.

4. Siglos XIX et XX
A partir del siglo XIX, el estudio del ayuno terapéutico comenzó a vivir su época
de mayor difusión. Cada vez más eran los médicos e investigadores de
tendencia naturalista que dedicaron su tiempo al estudio de los efectos
beneficiosos del ayuno.

En Alemania, nación de los Heilpratikers (médicos curativos o naturópatas),


preconizaron el ayuno los doctores Adolph Mayer, S. Möller, Riedlin, Kapferer y
Buchinger, entre otros. El médico ruso-alemán Dr. Von Seeland escribía que “el
ayuno es un terapia del mayor grado posible”.

El Dr. Christian Gustav Adolph Mayer afirmaba en una de sus obras: “El ayuno
es el medio más eficaz para corregir cualquier enfermedad”. El Dr. Möller
escribió que “el ayuno es el único método evolutivo natural mediante el cual, a
través de una depuración sistémica, se puede recobrar gradualmente la
normalidad fisiológica”.
En Norteamérica, el doctor Edward Hooker Dewey, de quien se dice que llegó a
curar a un enfermo de tifus con un ayuno de 35 días, dedicó buena parte de su
actividad a difundir las bondades de esta práctica, tanto cortos como largos. En
el prefacio a su obra cumbre, El ayuno curativo, podemos leer:

“(…) desorientado por las supersticiones médicas, el autor finalmente se ha


convencido de que sólo la naturaleza cura la enfermedad. (…) Cada línea de
este libro fue escrita con la creencia de que la imposición de alimentos y de
medicamentos agresivos con el organismo pueden ser una práctica profesional
aceptable en tiempos de barbarie, pero indignas en la época en que vivimos”.

Una discípula de Dewey, Linda Hazzard, la cual trabajó para perfeccionar el


método de su maestro, llegó a supervisar ayunos terapéuticos de hasta 75 días.
Es cierto que cuatro de us pacientes murieron. Sin embargo, éstos llegaron a sus
manos tras múltiples tratamientos fallidos y en unas condiciones prácticamente
terminales.

En París, el Dr. Jean Frumusan y el Dr. Guelpa recomendaban a sus pacientes


pequeños ayunos repetidos con bastante frecuencia.

Desde Suiza, el Dr P. Von Segesser, que trabajaba en el sanatorio de


Degersheim, continuó con la práctica del ayuno a partir de comienzos del siglo
XIX. Pero no fue hasta 1927 que el gran Claude Louis Berthollet, químico y
médico suizo, escribió un monumento sobre el tema (prácticamente al mismo
tiempo en que Shelton haría lo mismo en los Estados Unidos). sus ayunos eran
individualizados, de largo o corto plazo, y se asociaban con enemas y regímenes
dietéticos.

Para el alemán Dr. Hellmut Lützner, autor de múltiples publicaciones sobre salud
y ayuno, como las recientes Renacer a través del ayuno y Fasten- und
Ernährungstherapie (ayunoterapia y terapia nutricional) ,”El ayuno es una forma
de vida prescrita por la naturaleza. Ayunar es un comportamiento del ser humano
independiente, libre en cuerpo, alma y espíritu. El ayuno proporciona la pérdida
de peso, una limpieza general del organismo, la eliminación de residuos
provenientes de la contaminación ambiental o de la acumulación de
estimulantes, una piel renovada y un nuevo tono fisiológico y psicológico.”
estimulantes, una piel renovada y un nuevo tono fisiológico y psicológico.”
El Ayuno en las Religiones
Tal vez el ayuno del que a edad más temprana tenemos conocimiento es
el que viene impuesto por las costumbres religiosas: el ayuno,
o abstinencia, concebido como acto de penitencia.

Desde el cristianismo, pasando por todas sus corrientes, hasta


prácticamente todas las religiones conocidas, el ayuno se prescribe
dentro de los calendarios litúrgicos con su finalidad específica para
aquellos fieles que lo practican.
A pesar de las discrepancias existentes entre los cientos de creencias
religiosas y los motivos que cada una de ellas aduce para ayunar, todas
coinciden en asignar unos valores comunes al ayuno: el crecimiento
espiritual, la aproximación a Dios y el poder de hacer al individuo una
mejor persona.

No comer parece ser algo innatamente religioso. El hambre física es una


metáfora demasiado buena del hambre espiritual, y ayunar es proclamar
nuestra hambre por lo que no es físico – por lo divino. Al mismo tiempo,
el hambre física es una metáfora de los deseos del cuerpo, y el ayuno
significa la superación de esos deseos, el intercambio del cuerpo por el
espíritu. En mayor o menor medida, y en algún u otro momento, todas
las grandes religiones esperan que sus seguidores ayunen; pero en
todos los casos es por las mismas razones: para enfocar la mente en
Dios, para controlar el cuerpo, para prepararse para la revelación, y para
ofrecer penitencia o sacrificio.
Líderes espirituales y el ayuno
No fue tras cuarenta días y cuarenta noches de ayuno hasta que Moisés
estuvo preparado para recibir los diez mandamientos. También cuarenta
días con sus noches fueron los que Jesús pasó en el desierto como
preparación para su misión pública.

Estos relatos bíblicos se apoyan en la cifra simbólica del cuarenta (como


los días que duró el diluvio universal, los años de la marcha del pueblo
judío) dan a entender el poder del ayuno en cuanto a fuerza purificadora
del espíritu.

Asimismo, otras religiones mayoritarias (véase el judaísmo, budismo e


islamismo) se refieren a la abstinencia de alimentos como método para
facilitar la aproximación a las divinidades respectivas.

De modo similar, podemos encontrar alusiones a la elevación espiritual


derivada del ayuno en muchas otras creencias y filosofías: el profeta
persa Zoroastro, Platón, Sócrates, Aristóteles, Hipócrates e incluso
Leonardo da Vinci fueron famosos practicantes y predicadores de sus
beneficios espirituales.

Si miramos al antiguo oriente, tampoco Confucio se abstuvo de


promover los poderes del ayuno en sus preceptos, al igual que los
Yoguis de la India. Las religiones Maya y Azteca tampoco fueron una
excepción. El referente moderno más notorio en lo que a ayuno espiritual
se refiere es, sin duda, Mahatma Gandhi, cuya filosofía de vida lo incluía
como elemento esencial y símbolo fundamental en la resistencia
pacífica.
El ayuno reivindicativo
Además de la religión, el higienismo y la terapia, el ayuno se suele relacionar,
sobre todo a partir del siglo XX, con la protesta, la reivindicación, la
desobediencia y demás muestras de desafío a diferentes instituciones. He aquí
que para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente; no
ayunéis como lo hacéis hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto.

¿Es éste el ayuno que yo escogí: que de día aflija el hombre su alma,
que incline su cabeza como un junco y haga cama de telas ásperas y de
ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día agradable a Jehová? El ayuno
que yo escogí, ¿no es más bien desatar las ligaduras de impiedad, soltar
las cargas de opresión, dejar ir libres a los quebrantados y romper todo
yugo? Isaías, 58:4-6

En su libro “Estrategia de la acción no violenta”, el francés Jean-Marie


Muller, del Movimiento por una Alternativa No violenta, distingue entre
ayuno y huelga de hambre. El primero es un asunto estrictamente
privado, mientras que el segundo representa un acto público. Según él, y
como en esta sección vamos a tener la oportunidad de comprobar,
existen dos tipos de huelgas de hambre: la huelga de hambre limitada,
cuyo objeto es alertar a la opinión pública, y la huelga de hambre
ilimitada, cuyo final viene dado por la consecución de los objetivos
marcados.
Precedentes del ayuno reivindicativo
La existencia de la injusticia a nivel social o individual se remonta a los albores
de la civilización humana. Al principio, la manera habitual de resolverlas era
mediante el alzamiento y las armas.

Sin embargo a medida que la civilización iba avanzando, otras formas han ido
sustituyendo al recurso de la guerra.

Si bien aún es frecuente oír sobre revueltas violentas, la protesta pacífica se ha


convertido en un formato adoptado por la mayoría de personas y colectivos
afectados por la injusticia.

En Irlanda, la huelga de hambre se viene practicando desde la era pre-cristiana,


cuando los más indefensos protestaban a fin de llamar la atención de los más
poderosos sobre alguna injusticia o para reclamar la restitución de una deuda.

En algunas culturas, a fin de obtener más tiempo para devolver un préstamo, era
costumbre ayunar en el portal de la casa del prestamista. Si éste dejaba morir de
hambre al ayunante, era objeto de vergüenza pública por falta de hospitalidad y
generosidad.

El ayuno era una forma de protesta pasiva-agresiva, una especie de chantaje


emocional con la deshonra y el sentimiento de culpa como moneda de cambio.
Se utilizaba como una forma de castigo directo, en caso de haber agotado el
resto de recursos. La potestad (y por tanto, la responsabilidad) para acabar con
el ayuno recaía sobre el infractor, de modo que si éste permitía la muerte del
ayunante, la comunidad le podría considerar como culpable de ella. En se caso,
se le condenaba a pagar una deuda a la familia del fallecido.

A partir del siglo 20, la huelga de hambre comenzó a asumir un significado de


índole más política. El ayunante pone su vida al servicio de sus exigencias. Ante
tal dicotomía, los gobiernos capaces de contemplar su muerte sin inmutarse son
descalificados por crueldad y falta de humanidad.
Entre 1972 y 1982, al menos 200 huelgas tuvieron lugar en 52 países. En ellas
murieron veintitrés personas, de las cuales doce eran huelguistas irlandeses en
cárceles del Reino Unido.
El ayuno y sus beneficios para la salud
Cada vez hay más estudios científicos que prueban cómo un ayuno
controlado mejora o cura enfermedades. En Alemania o Suiza, los
médicos lo prescriben.

Mucha gente desconoce que ayunar, siempre de una forma controlada o


bajo supervisión médica, puede ser beneficioso para la salud. Cada vez
hay más estudios y experiencias clínicas que corroboran los aspectos
positivos que tiene no tomar alimentos sólidos con fines terapéuticos, y
más aún si ese ayuno va acompañado de ejercicio físico. Es un
procedimiento poco conocido aún, aunque hay países como Alemania,
Francia, Suiza o Austria, en los que los médicos llegan a prescribir el
ayuno como método de curación en lugar de los medicamentos. En
España son pocos los profesionales que lo utilizan como terapia, más
allá de casos concretos como las clínicas Büchinger de ayuno
terapéutico y medicina integrativa.

El ayuno consiste en ingerir una cantidad máxima de entre 280 y 300


calorías diarias, tomando únicamente líquidos como agua, zumos,
infusiones o caldos de verduras. En esa situación, el cuerpo humano
empieza a consumir sus reservas y a vivir de ellas. El médico Pablo Saz
Peiró asegura que es importante observar a cada persona concreta y su
situación específica. “Mientras la gente tiene reservas, su estado de
salud, su inmunidad y su fuerza se mantienen en buen equilibrio. Pero
cuando se acaban esas reservas y seguimos con el ayuno, el
desequilibrio en el cuerpo es total. Ahí pasamos a perder inmunidad, a
estar enfermos como consecuencia del hambre, y podría haber
alteraciones en algunos órganos del cuerpo, como el hígado o los
riñones”.
Por esa razón, el tiempo que hay que mantener un ayuno depende
principalmente de las reservas. Los periodos varían entre los ayunos
cortos de uno a tres días, en los que apenas se queman calorías de
reserva, hasta ayunos muy largos, llevados a cabo por personas con
graves problemas de obesidad, que han llegado a durar más de 300
días.

Bueno para casi todo
En un análisis realizado por el doctor Pablo Saz Peiró y por Shila Saz
Tejero para la Universidad de Zaragoza sobre las indicaciones
terapéuticas del ayuno, se recuerda que el ayuno voluntario con la
restricción de la ingesta de alimentos sólidos se practica en todo el
mundo por motivos tradicionales, culturales o religiosos. Ahí están, por
ejemplo, el ayuno católico en Cuaresma o el que se realiza durante el
mes del Ramadán en el mundo musulmán. Sin embargo, en las últimas
décadas, se ha hecho más popular como método de prevención o como
estilo de vida saludable. Pablo Saz dice que “la reacción del cuerpo
mientras está viviendo de las reservas y siempre que se disponga de
ellas, es una reacción de reequilibrio, que reajusta muchos sistemas”.
Se ha constatado su eficacia en el tratamiento de enfermedades
reumáticas, dolor crónico, hipertensión, enfermedades inflamatorias y
degenerativas crónicas, o incluso como complemento para paliar los
efectos de la quimioterapia en los procesos contra el cáncer. Sin
embargo, es importante recalcar que para que el ayuno sea efectivo,
debe ser voluntario. “El paciente debe entenderlo y debe aceptarlo”,
asegura el doctor Saz. “El ayuno no se puede imponer como medicación
a ningún paciente, sino que el paciente debe comprender el mecanismo,
asimilarlo y tener voluntad y capacidad de aplicarlo. Es como el ejercicio
físico, que yo, como médico, lo puedo recomendar, pero luego es el
paciente el que debe hacerlo”. Por lo tanto, la voluntariedad es el primer
requisito imprescindible para llevar a cabo un ayuno terapéutico.

Las contraindicaciones del ayuno
Lanzarse al ayuno de buenas a primeras tiene sus riesgos siempre que
no se disponga de toda la información necesaria para iniciar el proceso,
y siempre que no se tenga conciencia de lo que significa y lo que supone
una medida, en cierto modo, drástica al principio. “La principal
contraindicación para empezar un ayuno es que no haya reservas en el
cuerpo”, advierte Pablo Saz. “Hace años también se consideraban
contraindicaciones las insuficiencias hepáticas, renales o cardíacas. Hoy
en día, algunos de estos criterios se están modificando y han pasado de
estar contraindicado a ponerse entre interrogantes tras comprobarse que
ha habido casos en los que ha sido positivo también para algunas de
esas insuficiencias. Un ejemplo: hay estudios que señalan que el ayuno
tiene un efecto digitálico en el corazón, es decir, que da potencia al
corazón”.
El paciente que inicie un ayuno debe controlar sus propios límites. Si en
algún momento surge algún malestar, debe detenerse, ingerir algún
alimento sólido como una fruta y volver a intentarlo más tarde. “Tiene
que saber dónde parar y también conocer sus pequeñas reacciones.
Debe entender el proceso, y su cabeza debe funcionar muy bien en ese
sentido. La persona que ayuna tiene que tomar sensibilidad, entender el
mecanismo del ayuno y las reacciones que va a experimentar su propio
cuerpo" para no asustarse, apunta Saz-Peiró.
Por ejemplo, cuando se empieza a vivir de las reservas del cuerpo, este
expulsa acetona, por lo que aparecerá ese olor característico. Se pueden
llegar a sentir náuseas, dolor de cabeza o irritabilidad, síntomas
pasajeros que desaparecen al poco tiempo. Hay quienes, al
experimentar estas u otras consecuencias del ayuno, se preocupan y lo
dejan.
Los beneficios de un ayuno terapéutico bien llevado y controlado no se
limitan exclusivamente al ámbito de la salud. Se trata de un
procedimiento simple y barato, que podría ahorrar mucho dinero público
en camas de hospital y en tratamientos médicos más o menos costosos.
El doctor Pablo Saz asegura que “se gasta mucho dinero en algunas de
las enfermedades que se resolverían con el ayuno de manera
económica. Michalsen, uno de los mayores investigadores del ayuno,
dice que si las enfermedades que él resuelve con el ayuno las curase un
solo medicamento, sería multimillonario. Porque tendría una publicidad
asombrosa y unas ganancias enormes. El problema es que el ayuno no
es una patente de la industria farmacéutica”.
¿Qué es el ayuno?
Literalmente, ayunar significa abstenerse de ingerir cualquier alimento.
Se trata de un concepto aún hoy en día muy vinculado a tradiciones
religiosas, concretamente a actos de penitencia. Sin embargo, esta
práctica es más común de lo que la mayoría pensamos y, como
veremos, una experiencia más natural, menos dolorosa, más saludable y
con más historia de lo que nos parece.
Desde los inicios de la civilización, el ayuno siempre ha tenido su papel
dentro de la sociedad en mayor o menor medida, ya sea con fines
espirituales, religiosos, reivindicativos como con objetivos terapéuticos.

Desde el punto de vista religioso, el ayuno se establece, por lo general,


como un acto de penitencia cuyo objeto es mostrar arrepentimiento y
redimir los pecados. Las citas bíblicas son numerosas, no sólo en la
religión cristiana sino en la mayoría de las que actualmente conocemos.
Lamentablemente, aún hoy el acto de ayunar está excesivamente
impregnado de estas connotaciones, lo cual hace que lo concibamos
como algo negativo y vinculado al sufrimiento.

Otro de los ayunos más notorios es el que llevan a cabo las personas, en
agrupaciones o individualmente, con el fin de reivindicar ideas o
protestar contra injusticias. Dejando a un lado la eficacia de este tipo de
manifestaciones, lo cierto es que el ayuno reivindicativo, social o
político es otro de los motivos por el que se atribuyen connotaciones
negativas al acto de ayunar: lo que solemos ver en las noticias son
personas con aspecto desnutrido y a menudo en entornos poco
higiénicos.

No obstante, lo que unos utilizan como arma para alcanzar fines


individuales (redención) o sociales (reivindicación), muchos otros lo
emplean con fines de naturaleza más constructiva, y éstos suelen ser los
menos conocidos. Hablamos del ayuno terapéutico.

Como veremos en apartados sucesivos, existen múltiples formas de


practicar el ayuno, así como múltiples beneficios que éste proporciona a
nuestro organismo, desde el más obvio (adelgazamiento) hasta los más
nuestro organismo, desde el más obvio (adelgazamiento) hasta los más
impensables, como por ejemplo la prevención y curación de
enfermedades graves.

Como veremos en apartados sucesivos, existen múltiples formas de


practicar el ayuno, así como múltiples beneficios que éste proporciona a
nuestro organismo, desde el más obvio (adelgazamiento) hasta los más
impensables, como por ejemplo la prevención y curación de
enfermedades graves.


¿QUÉ ES AYUNAR?
Ayunar es provocar en el organismo una serie de reacciones mediante la
supresión del aporte de comida sólida, lo que hace que se viva a costa de las
propias reservas de calorías, desencadenándose por ello una revolución física y
psíquica.
Durante el ayuno no se toma nada sólido; solo se beben líquidos,
procurando que el aporte total no sobrepase las 300 calorías diarias. Es
muy importante también durante el ayuno suprimir lo innecesario, como
el café, tabaco, alcohol, etc., y comportarse de forma natural, ya que el
hecho del ayuno es un acto natural y fisiológico.
Ayunar no es pasar hambre, ya que durante el ayuno desaparece el
apetito; tampoco es morirse de hambre, o tener un estado de inedia
aguda, pues este estado no es vivir de las reservas, sino vivir sin
reservas y por tanto, se corre el peligro de morir; existe una gran
diferencia entre el ayuno y la inedia aguda. Tampoco durante el ayuno
se producen, ni tienen por qué producirse, carencias de elementos
esenciales, ya que nuestro cuerpo los tiene en reserva; quizás lo único
que se produce es la movilización de estas reservas para gastarlas y que
sean sustituidas por otras en el momento de la realimentación.
Los Beneficios del ayuno
El ayuno ha sido llamado por muchos una cura milagrosa, gracias a la
cantidad de disfunciones físicas que es capaz de tratar con éxito. Entre
las más populares figuran alergias, artritis, trastornos digestivos de todo
tipo, enfermedades de la piel, enfermedades cardiovasculares y asma.
Debido a que el ayuno activa los mecanismos internos naturales de
curación, prácticamente cualquier dolencia es susceptible de mostrar
mejorías tras su práctica adecuada.

El ayuno es un antídoto maravilloso para esos hábitos cotidianos con


que progresivamente vamos perjudicando a nuestro cuerpo. No hay
nada malo en disfrutar de la comida, pero su consumo en exceso y
continuado acaba suponiendo una carga nada positiva para el cuerpo.
Cuando introducimos más nutrientes de lo que realmente necesitamos
(lo más común en nuestra sociedad moderna) lo que para nuestro
paladar puede ser un placer, para los órganos internos supone una
sobrecarga con la que debe enfrentarse.

Durante el ayuno, nuestro sistema se libera de esa carga y puede


descansar en cuanto a procesos de digestión, asimilación y metabolismo
se refiere. Estas son actividades que requieren una gran cantidad de
energía. Se estima que alrededor del 65% de la energía corporal se
destina a los órganos relacionados con la digestión tras una comida
copiosa.

Al igual una madre que, aun cuando dispone de tiempo libre, no sabe
estar parada y constantemente encuentra rincones del hogar por limpiar;
el cuerpo en ayunas, eximido de su esfuerzo cotidiano, se entrega a
labores de “autolimpieza”. Es momento de liberar todas esas toxinas
acumuladas en los tejidos, a las que hasta ese momento no había
podido acceder. Esta liberación de las funciones digestivas y la
consecuente capacidad de restitución orgánica, o “puesta al día”, del
organismo es, sin duda, uno de los grandes beneficios del ayuno para la
salud.

El ayuno en sí mismo no es un “medicamento” para cualquier dolencia.


El ayuno en sí mismo no es un “medicamento” para cualquier dolencia.
Lo que en realidad hace es crear un entorno propicio para que se
pongan en marcha los mecanismos naturales de curación, sin la
intervención de agentes externos. Y, dado que el cuerpo sabe cómo
curarse a sí mismo a cualquier nivel, la conclusión es que el ayuno
ayuda a reequilibrar el sistema a nivel general.
¿Qué pasa al ayunar?
En pocas palabras, ayunar es darle un descanso al organismo. Al no
comer, se libera de los esfuerzos digestivos, mecánicos, secretorios y
nerviosos con los que habitualmente gestiona la ingesta de alimentos.

Ayunando, pues, permitimos al cuerpo ahorrar una cantidad inimaginable


de energía y le damos la oportunidad de dedicarla a procesos
emuntorios (limpieza, eliminación, excreción) y reparadores de tejidos
(regeneración y reajuste metabólico).

He aquí el “secreto” del poder del ayuno: la capacidad inteligente del


cuerpo para reutilizar los excedentes de energía en favor de la salud.

Privar al cuerpo de comida es privarlo de calorías. Sin embargo, incluso


en reposo, nuestro metabolismo sigue consumiendo energía (entre 1200
y 1500 calorías diarias). Una vez agotadas las fuentes de glucosa, el
organismo recurre recurre a las fuentes de reserva, que son, en
condiciones normales, los tejidos adiposos (grasa) y musculares. En
condiciones de desequilibrio orgánico, estas fuentes de energía
adicionales pueden ser quistes, lipomas, depósitos de colesterol y otras
excesos de origen patológico.

El intestino, al reducir su actividad prácticamente a cero, deja de recibir


ácidos biliares. Asimismo, el hígado, reconfortado por ese descanso de
toxinas, sigue filtrando la sangre y libera bilis y desechos metabólicos
esparcidos por la mucosa intestinal. Por tanto, este órgano se regenera
profundamente (descamación del epitelio intestinal mucoso, una vez
liberado de otras materias de paso).

Los riñones siguen filtrando la sangre y las toxinas siguen eliminándose


por medio de los órganos excretores. Por su parte, los pulmones pueden
oxigenar con mayor eficacia la las sobrecargas y la piel multiplica su
actividad excretora de toxinas.

El reposo orgánico del ayuno, pues, no es sino una reasignación natural


de tareas que afecta a prácticamente todos los órganos del cuerpo,
de tareas que afecta a prácticamente todos los órganos del cuerpo,
dedicados ahora labores de “reciclaje” y eliminación de desechos. La
intensidad de estas nuevas tareas será inversamente proporcional a la
calidad de los tejidos vitales. Además, la desintoxicación se ejecuta
gradualmente, en orden inverso a la recepción de las toxinas en el
cuerpo: de más reciente a más antiguas.

Esto puede provocar, en algunos ayunantes, una especie de vuelta atrás


en el tiempo, durante la cual se reviven algunos síntomas de patologías
pasadas cuyas toxinas están siendo expulsadas. Del mismo modo, la
mayoría de ayunantes destacan la intensidad de los olores corporales
(respiración, heces, orina, sudor). Esto se explica por la excreción de
toxinas derivadas de moléculas aromáticas ingeridas en el pasado , tales
como café, cacao, carnes asadas, o el tabaco.

Esto demuestra, por lo tanto, que, en primer lugar, una cantidad


significativa de los alimentos tóxicos ingeridos se almacenan en los
tejidos profundos (mayormente los adiposos), y, en segundo lugar, que
el ayuno es capaz de reparar esos tejidos y acabar con los depósitos
tóxicos acumulados con el paso del tiempo.
La investigación moderna
Actualmente, la investigación científica moderna está intentando
descifrar las características exactas fisiológicos de ayuno. Un creciente
interés que involucra a cientos de eruditos y que ha dado lugar a
centenares de artículos científicos sobre el tema.

Los archivos de la mayoría de las universidades famosas están repletos


de datos sobre los procesos orgánicos y los efectos del ayuno en el
cuerpo humano, tanto a nivel físico como psicológico. Entre las
personalidades de mayor reputación en USA figuran los profesores
Child, de la Universidad de Chicago, Langfield de Harvard, Allen del
Instituto Rockefeller, Benedict y Ritzmann del Instituto Carnegie,
Morgulis de la Universidad de Nebraska; junto con un buen número de
fisiólogos europeos.

A pesar de todo, la comunidad científica y médica occidental


convencional no ha aceptado ni adoptado plenamente este recurso de
sanación natural. Es indudable que, por otra parte, la medicina
evoluciona en esta dirección, hacia el “redescubrimiento” del ayuno
como el método de auto-sanación de valor incalculable que es.
Recomendaciones Generales
He aquí una serie de consideraciones básicas extraídas de la
experiencia de múltiples ayunantes, que pueden servir como premisas
motivacionales para todo aquél que se plantee un ayuno.

Compartir

La mayoría de ayunantes admiten haber pasado mejores periodos de


ayuno cuando los realizaban en grupo. Compartir una misma experiencia
con otras personas la vuelve más amena, enriquedecora y gratificante
que cuando se hace en solitario.

Automotivarse

Es importante despejar la mente y eliminar cualquier miedo o duda antes


de emprender un ayuno. La persona debe estar motivada y convencida
de los beneficios que va a obtener, de modo que pueda afrontarla con
ánimo receptivo para incrementar sus efectos positivos.
Prepararse.
Más allá de los preparativos de índole práctica (que tratamos a
continuación), es fundamental estar preparado psicológicamente. La
persona no sólo debe estar motivada, sino asumir el reto y dispuesta a
soportar los momentos más duros.
Ayunar no significa pasar hambre
Es indudable que el ayuno, practicado correctamente, permite adelgazar
de forma segura, cómoda y para siempre. Aunque pueda parecer lo
contrario, ayunar puede sobrellevarse con una cierta comodidad. Eso sí,
siempre que se esté predispuesto a hacerlo, con ánimo positivo y
siguiendo unas sencillas pautas.
A diferencia de lo que sucede con las dietas convencionales, cuando
ayunamos no estamos constantemente sintiendo hambre, ya que el flujo
de los jugos gástricos se reduce a la mínima expresión y las papilas
gustativas no encuentran lugar para tentarnos con la sensación de
apetito.

Es normal sentir hambre durante el primer o segundo día de ayuno, pero


ésta acaba desapareciendo generalmente al final del tercer día. Esa
ausencia de apetito se acaba estabilizando hasta el final del ayuno.
Temporada ideal para ayunar
Tal vez la estación del año más apropiada para garantizar un ayuno
agradable sea la primavera, principalmente gracias a la temperatura
moderada y al buen estado de ánimo que genera en la mayoría de
personas. Las circunstancias climatológicas del invierno y del verano lo
hacen más duro y peligroso.
El exceso de frío puede aumentar el riesgo de sufrir hipotermia. Por otra
parte, unas temperaturas demasiado elevadas podrían provocar la
deshidratación y empeorar el estado de personas con tendencia a la
hipotensión.

A eso habría que añadir el factor psicológico que la meteorología ejerce


sobre las personas: el invierno se considera época de mal tiempo (frío,
lluvia, nieve, días cortos…), y tiende a favorecer estados de ánimo tristes
y melancólicos. En cuanto al exceso de calor, nos hace sentir cansancio,
pesadez y abatimiento físico y anímico.
Método para ayunar
Existen dos modalidades de ayuno en función de la cantidad de
alimentos que se ingieren durante el proceso: el ayuno absoluto, donde
no se ingiere ningún alimento, solido ni líquido, y el ayuno parcial, donde
se ingieren ciertos alimentos (agua, infusiones, caldos, zumos, frutas).
Introducción al ayuno
La duración de un ayuno depende en función de las características
particulares cada persona, así como de su capacidad para adaptarse a
cada una de las fases que, como mostramos a continuación, suelen
acompañar al proceso de un ayuno bien planificado.

1. Abandono progresivo de alimentos sólidos de origen animal y


líquidos, a excepción del agua y de zumos naturales.

2. Dieta a base de verduras, eliminando la ingesta de cereales y


legumbres.

3. Eliminación de las verduras. Ingesta exclusiva de alimentos


crudos (germinados, frutas, zumos, infusiones).

4. Ingesta exclusiva de frutas, acompañada de infusiones, caldos y


zumos de hortalizas.
Salida del ayuno
1. Incorporación de frutas.

2. Alimentos crudos y caldos vegetales.

3. Incorporación de verduras.

4. Incorporación de cereales y legumbres.

Las personas que no sean aptas para realizar un ayuno absoluto pueden
recurrir a una dieta a base de frutas o crudívora (frutas o ensaladas).

Asimismo, lo ideal para un ayuno satisfactorio es disponer de un


ambiente relajado, con largos periodos de reposo combinados con una
suave actividad física al aire libre (estiramientos, paseos, senderismo) y
lejos de las presiones laborales. Dado que esto no es siempre fácil de
disponer en nuestro entorno cotidiano, es aconsejable recurrir a centros
de ayuno guiado, que, aunque no son muchos aún, pueden encontrarse
en el territorio español.

Es importante recordar la importancia de acudir a un médico o experto


nutricionista antes de iniciar un período de ayuno . En casos de ayuno
absoluto, eso debe tomarse como requisito imprescindible, además de
un seguimiento diario.

Existen centros especializados en terapias de salud y en la práctica del


ayuno, que facilitan todas estas medidas preventivas y garantizan la
práctica de un ayuno saludable, acompañado de actividades que
potencian la relajación y favorecen una óptima adaptación al proceso de
ayuno.
Antes del ayuno
Por corto que vaya a ser nuestro período de ayuno, no es nada
aconsejable hacerlo como fruto de una decisión repentina ni ponerlo en
práctica de la noche a la mañana.
Antes de emprenderlo, es imprescindible poner en práctica una serie de
ajustes previos en nuestra dieta para evitar cualquier complicación.

Comer menos y más ligero durante los días previos (al menos dos
días). El tiempo de preparación dependerá de la intensidad y la
duración del ayuno que se pretenda realizad.

Cuanto más duradero e intenso vaya a ser el ayuno, más días de


preparación son necesarios. Si se va ayunar tan sólo 24 horas, es
suficiente con aligerar la la cena de la noche anterior.

Aquellos que fumen y/o consuman bebidas con alcohol o cafeína,


deberían abstenerse de ellas. De esta manera se evitará la
aparición de cefaleas más intensas debido a la abstinencia.
Durante el ayuno
El ayuno ideal es aquel que se practica en condiciones especiales, es
decir, alejados del ajetreo de las actividades rutinarias. Establecemos
aquí un conjunto de pautas muy recomendables para garantizar una
experiencia de ayuno lo más agradable posible.
Agua: Beber por lo menos 2 litros de agua. Se puede añadir unas
gotas de limón recién exprimido, ya que además de darle un poco
de sabor, aportará enzimas beneficiosas.

Actividad física: La actividad física debe existir durante el ayuno,


aunque de forma ligera. Dado que cada persona tiene su
complexión propia y una capacidad para el ejercicio específica, la
recomendación general es la de no excederse. Es recomendable
practicar un ejercicio moderado. Se debe actuar con planificación
y dejar cualquier actividad que requiera grandes esfuerzos para
después del ayuno. Caminatas, paseos, senderismo, así como
ejercicios de estiramiento y relajación, como el el yoga, son
especialmente adecuados durante los períodos de ayuno. En
todos los casos, la actividad al aire libre mucho mejor que en
espacios cerrados.

Facilitar la desintoxicación: Es bueno cepillarse la piel con


frecuencia, a fin de mejorar la secreción de toxinas a través de la
piel y del sistema linfático. Otra práctica recomendada son las
técnicas de respiración, que ayudarán a a limpiar la sangre.

Descanso: El reposo es fundamental. Además de procurar un


lugar tranquilo y sin obligaciones, se debe dormir tanto como el
cuerpo pida, tanto de noche como de día. Si bien el organismo no
necesita dormir mucho durante el ayuno (incluso se cree que sólo
necesita de tres a cinco horas), hay que dejarle a él que decida
cuándo y cuánto dormir. Al levantarse, se debe hacer poco a
poco, sino podrían sentirse mareos.
Limpieza de colon: Muchos recomiendan realizarse enemas
para limpiar el intestino grueso durante cualquier tipo de ayuno,
pero no es necesario. Si los intestinos no se mueven durante la
duración del ayuno, no hay problema. Los intestinos se moverán
cuando se reanude la ingesta de alimentos.
Después del ayuno
La interrupción del ayuno es tanto o más importante que los
preparativos o incluso el mismo proceso. La reanudación de la vida
normal debe hacerse lentamente, poniendo especial atención y cuidado
en la progresión de la dieta.
Al igual que los preparativos, las características del post-ayuno se
regirán por la duración e intensidad del propio período de ayuno. Éste
dictará cuántos días deben pasar antes de aclimatarse plenamente a
una alimentación regular.

Para ayunos de 10 días, lo más habitual son tomarse tres días


adaptación. A partir del cuarto se podría empezar a comer alimentos
normales. En ayunos de uno a tres días, bastará con una adaptación
alimenticia de un día o día y medio. En casos de ayunos superiores a los
10 días, no es aconsejable retomar la dieta habitual antes del cuarto día.

Los primeros alimentos que se ingieran deben ser altamente nutritivos y


fáciles de digerir. Poco a poco se irán añadiendo productos más variados
y de mayor complejidad.

El tipo de ayuno (tanto intensidad como duración) determinará qué clase


de alimentos consumiremos en el período de transición. Mientras que el
jugo o la fruta son buenos para romper un ayuno de agua, obviamente,
no son muy útiles para romper ayuno de jugo o fruta.

La siguiente lista muestra una serie de alimentos apropiados a lo largo


de la fase de readaptación. Están incluidos en función de su facilidad de
digestión por el sistema. Por lo tanto, puede utilizarse como guía
cronológica de interrupción del ayuno.

Fase 1
jugo de frutas y hortalizas

fruta fresca
caldos vegetales o de hueso

Fase 2
yogur (u otros productos lácteos similares), sin azúcar

lechugas y espinacas (se pueden aderezar con yogur natural


y cubrir con fruta fresca)

verduras cocidas y sopas de verduras

verduras crudas

Fase 3
granos y frijoles bien cocidos

nueces y huevos

productos lácteos (no cultivados)

carnes y otros alimentos


Qué puede hacer por ti?
La respuesta rápida a esta pregunta es: puede ayudarte a mejorar tu
salud, tanto física como emocional, y a prevenir enfermedades.

Por dentro
Cuando estamos cansados tras un largo esfuerzo físico, lo que más nos
pide el cuerpo es descanso. Del mismo modo, nuestro organismo interior
necesita descansar de las actividades que lo desgastan, como la
digestión y el tránsito intestinal.

Al ayunar, pues, lo liberamos de esas cargas y él mismo, de manera


natural, lleva a cabo un proceso de desintoxicación gracias al cual
nuestro cuerpo se renueva.

Purga de sustancias nocivas

Mejora la asimilación de los nutrientes

Estimula la memoria

Estimula la producción de células del sistema nervioso central

Las formas de ayunar más efectivas son las que eliminan la ingesta de
alimentos sólidos. En este sentido, el ayuno con agua o hídrico, así
como el ayuno con zumos o infusiones, mantienen nuestro cuerpo
hidratado, dejándolo que se vaya alimentando a partir de sus propias
reservas acumuladas.

Igual que nos sentimos mejor al abandonar cualquier hábito nocivo para
nuestra salud (tabaco, alcohol, café, grasas saturadas, sal…),
la desintoxicación mediante el ayunoreporta múltiples beneficios a
nuestra salud. Actualmente, los efectos positivos del ayuno se han
demostrado con estudios científicos sobre las siguientes áreas:
Trastornos digestivos: dispepsia, estreñimiento, patologías de
colon…

Aparato locomotriz: artritis, artrosis, fibromialgia….

Alteraciones respiratorias: asma, bronquitis, rinitis, sinusitis,


alergias…

Problemas basculares: hipertensión, colesterol, dislipemia…

Por fuera
El ayuno no sólo limpia y regenera el organismo por dentro, sino que,
además de servir como método de adelgazamiento altamente
efectivo, regenera los tejidos de la piel, ayuda a combatir afecciones
alérgicas y retrasa el envejecimiento de las células.

Por todo esto, el ayuno es un recurso cada vez más popular entre las
personas que desean mejorar su condición y aspecto físicos.

Dado que, en principio, el proceso del ayuno tiene lugar en entornos de


tranquilidad y relajación, es más fácil liberarse de hábitos
adquiridos como el tabaquismo y aliviar trastornos físicos y
mentales derivados del estrés por motivos laborales.

Adelgazamiento saludable: reducción de peso y adopción de


hábitos saludables

Afecciones de la piel: alergias, eccemas, abcesos, varices,


cicatrización…

Desintoxicación: tabaco, café, alcohol…

Trastornos psicológicos: estrés, depresión, fatiga crónica,


insomnio…
Beneficios psicológicos
Debido a que el ayuno mejora la claridad mental y la concentración,
puede convertirse en una herramienta muy útil para adquirir una mayor
libertad, flexibilidad y energía que facilita la consecución de objetivos y
proyectos personales y profesionales.

A muchos ayunantes experimentados les resulta útil ayunar como forma


de prepararse mentalmente ante un proyecto de gran envergadura o con
plazos muy apretados, como por ejemplo escribir un ensayo, preparar
una gran presentación, un largo viaje, etc. Algunos artistas y escritores a
menudo confiesan que sus mayores momentos de inspiración surgían
estando tras ciertos períodos en ayunas. Con todo, los no iniciados en
esta práctica no deben esperar este tipo de resultados en sus primeros
ayunos.

A nivel emocional, ayunar proporciona una mayor tranquilidad, claridad y


bienestar. Muchos testimonios afirman sentir mejorías en casos de
depresión. Se experimenta una nueva visión de las cosas, se eliminan
barreras psicológicas y obstáculos, y los objetivos se vuelven más
accesibles. Algunos médicos han observado que sus pacientes tratados
con curas de ayuno terapéutico experimentan una mejor concentración,
menor ansiedad, mejor sueño y un despertar más agradable.

A veces resulta complicado saber si ciertos comportamientos se deben a


causas emocionales o mentales, discernir entre dónde empieza lo uno y
termina lo otro. ¿Estoy triste porque tenía este pensamiento? ¿O tal vez
tengo este pensamiento porque estaba triste? El ayuno suele aclarar
este tipo de cuestiones. La conciencia puede centrarse con más
precisión y determinar el origen las cosas desagradables que nos
afectan. Una vez que la fuente ha sido identificada, es mucho más fácil
encontrar las soluciones.

En definitiva, ayunar hace ver las cosas desde otra perspectiva, con
mayor capacidad de discernimiento. Esto hace reconsiderar el por qué
de la práctica de ciertos hábitos o adicciones más o menos nocivos y, en
muchos casos, encontrar la fuerza de voluntad necesaria para
abandonarlos.

Mejora las facultades mentales:


pensar

estudiar

recordar

concentrarse

Restaura el apetito natural y moderado

Mejora la actitud

Más claridad

Mayor conciencia espiritual

Mejora la planificación

Mejora el sueño

Aumenta la fuerza de voluntad

Facilita el abandono de adicciones en poco tiempo (tabaco, drogas,

alcohol, sobrealimentación…)

Cambio de hábitos

Impulsa la creatividad

Fomenta las nuevas ideas


Ayuno y la piel
La piel es el órgano de mayor extensión en todo nuestro cuerpo y lleva a
cabo una gran cantidad de funciones. Su capacidad aproximada de
regeneración es de una frecuencia mensual, en condiciones normales.
Su estado de salud es el reflejo de nuestra salud interior, de modo que si
queremos mantenerla en perfecto estado, es imprescindible mimar a
nuestros órganos internos.

Con el paso del tiempo y la acumulación de toxinas, nuestra piel pierde


su elasticidad original, se vuelve cada vez más flácida y arrugada. La piel
también es objeto de múltiples afecciones cuyas causas pueden, en
mayor o menor medida, atribuirse a los efectos de una mala nutrición:
espinillas, erupciones, irritaciones, alergias, eczemas, psoriasis,
sequedad…
Síntomas de una piel que pide renovarse
En una piel malnutrida, la epidermis se seca, se escama y resquebraja,
adopta una coloración poco agradable, se vuelve más sensible y
comienza a picar.

Beneficios apreciables tras períodos de ayuno:


– Tono más claro y brillante, tanto de la piel como en el blanco de los
ojos
– Mayor elasticidad, tersura e hidratación
– Incremento exponencial del efecto de lociones y cremas.

Los efectos beneficiosos del ayuno se manifestarán claramente en días


posteriores a un período de ayuno, o incluso a lo largo del proceso (en
ayunos prolongados). La piel vieja y escamada se rejuvenecerá y
adquirirá una lucidez y belleza que casi ni recordábamos.
Sin embargo, al ser una de las principales vías de escape que el
organismo usa para expulsar sustancias residuales, es del todo normal
sentir la emanación de malos olores, o incluso erupciones (aunque esto
último es menos frecuente). Por eso es aconsejable mantener las
habitaciones ventiladas y limpiarse la piel con gasas o trapos húmedos a
fin de favorecer la expulsión de toxinas.
Así pues, ayunar es una manera efectiva y saludable de mejorar el
Así pues, ayunar es una manera efectiva y saludable de mejorar el
aspecto de nuestra piel. Existen estudios científicos que demuestran que
el ayuno favorece la regeneración celular, así como a la curación de
urticarias y dermatitis, entre otras anomalías. En internet cada vez son
más los testimonios que nos permiten comprobar los beneficios del
ayuno sobre la piel. La chica de este video acaba de pasar un ayuno
prolongado a base de frutas y da muestras de una piel envidiable.

En nuestra sección de dietas de ayuno aportamos una serie de métodos


y consejos para ayunar que pueden adoptarse con fines estéticos.
Ayunar de forma segura
Si bien podemos entender un primer ayuno como una terapia de choque
para adelgazar de manera sana y rápida, la práctica del ayuno
intermetente, semiayunos periódicos, o simplemente la adquisición de
unos hábitos alimenticios adecuados es la manera más segura de
mantener el nivel de peso adecuado a largo plazo.

Recomendaciones
Ayuno de jugos antes que ayuno de agua.

Evitar una pérdida de peso diaria superior a 500 grs día.

Tras el ayuno, reeducar nuestros hábitos alimenticios.

Evitarlo en caso de alteraciones hepáticas.

El ayuno es perfectamente seguro y saludable como método para reducir


el peso, pero debe tomarse en serio, ya que el organismo humano es un
entramado complejo.
Ayuno y adelgazamiento
Uno de los mayores negocios de hoy día es el que genera la industria
relacionada con la pérdida de peso, el control de la figura, dietas
milagrosas y demás programas similares. Cada cierto tiempo se pone de
moda una dieta o producto farmacéutico nuevo: cuando no se trata de un
engaño, puede hasta descubrirse que es una
forma de maltrato al organismo (véanse las famosas dietas proteínicas, o
método Dukan).

La verdad es que el sobrepeso se está convirtiendo en un problema


cada vez mayor en los países más desarrollados. Se habla mucho de
obesidad infantil, pero la obesidad adulta es tanto o más presente en
nuestra sociedad actual, debido a la mala sobre-alimentación a unos
hábitos de vida tan cómodos como poco saludables.

Ponerse a dieta sin la tutela de un experto nutricionista es poco menos


que una forma de autoengañarse, por la sencilla razón de que exige una
capacidad de autocontrol mayor de la que habitualmente tenemos.

Lo más común en los “programas de adelgazamiento rápido” es que, tras


un breve período de tiempo en el que perdemos unos cuantos kilos,
pronto volvamos a los hábitos alimenticios anteriores y, por ende,
acabemos recuperando todo el peso perdido, cuando no engordando
aún más.

En cuanto al ejercicio físico, la cantidad necesaria para conseguir una


reducción de peso apreciable es mucho mayor de la que por lo general
estamos dispuestos a asumir. Asimismo, el ejercicio tiene el peligro
adicional de que provoca un aumento del apetito. Durante el ayuno, la
actividad corporal se reduce considerablemente.

Lo más recomendable para el ayunante es, en la medida de sus


posibilidades, realizar actividades de intensidad leve, como por
ejemplo paseos al aire libre, ejercicios de estiramiento, técnicas de
relajación, etc.

Una persona con buena salud que emprende un ayuno exclusivamente


para perder peso podría incluso realizar otros ejercicios de mayor
intensidad. Si bien esto pocas veces revierte en un mayor
adelgazamiento, sí que puede ayudar a fortalecer el tono de los tejidos.
El ayuno con motivaciones estéticas
Hoy en día es habitual leer sobre personajes más o menos populares
que invierten parte de su fortuna en tratamientos médicos para darle un
aspecto más juvenil a su cuerpo. La cirugía estética puede que sea el
caso más común en la actualidad.
También están los que, a fin de paliar los excesos con los que han
maltratado a su organismo durante los años de juventud, recurren a
transfusiones de sangre para “renovarse” por dentro y evitar así la
aparición de enfermedades prematuras.

En la mayoría de las personas, la degradación de los órganos externos


viene dada por patologías o desajustes de origen interno. Una dieta
incorrecta, la sobrealimentación, el exceso de trabajo, la falta de
descanso, y tantos otros malos hábitos de la vida actual nos maltratan
por dentro tanto como nos afean por fuera.

A diferencia de lo que comúnmente nos enseña esta sociedad, una


mayor ingesta de alimentos no sólo no ayuda a prevenir o curar estos
problemas, sino que incrementa sus probabilidades de aparición.

Como hemos comentado en otras secciones, el ayuno, al liberar al


cuerpo de trabajos “adicionales”, le permite centrarse en procesos de
regeneración o autocuración. Por tanto, al rejuvenecer los órganos
internos, el cuerpo se rejuvenece por fuera de manera natural, a la vez
que aumenta nuestra longevidad y nuestras capacidades mentales y
físicas.
¿Cuánto se puede adelgazar ayunando?
Como dicen, cada persona es un mundo. Por eso no podemos esperar
que todo el mundo responda de la misma manera a un mismo tipo de
ayuno. Con todo, se puede estimar que el promedio de adelgazamiento
durante un ayuno prolongado es alrededor de un kilo al día. Ante
semejante dato, cabe plantearse el hecho de que pueda ser algo
peligroso.
La verdad es que siempre que se realice acompañado de un especialista
y siguiendo un descanso adecuado y continuo, no debe plantear ningún
problema a nuestra salud.

Durante el ayuno, el cuerpo “decide” por sí mismo qué pérdida de peso


es la correcta para no dañar a nuestra salud. En personas obesas, el
adelgazamiento suele producirse rápidamente en los primeros días de
ayuno. En personas con un metabolismo más lento, el ritmo de pérdida
desde el comienzo del ayuno es menor.
Obviamente, para quien decide ayunar con el objetivo de adelgazar, es
una gran satisfacción ver lo rápido que empieza a perder peso. Con
todo, la tasa de pérdida no es uniforme, y puede haber períodos en los
que no se adelgace nada durante uno o dos días.

Es imprescindible llevar un control diario del peso, ya que, según los


expertos, no se deben perder mucho más de unos 400-500 gramos al
día, puesto que las grasas invierten en su combustión unos 400 gramos
y si se pierde más puede ser debido a la deshidratación.
Ventajas del ayuno vs otras dietas de
adelgazamiento
Ventajas del ayuno adicionales a la pérdida de peso
Se logra una pérdida de peso rápida y segura.

El ayuno es mucho más llevadero que una dieta alimenticia, dado


que no provoca deseos acuciantes de comer.

La pérdida de volumen corporal va acompañada de un notable


rejuvenecimiento de la piel, sin flacidez o estrías en los tejidos ni
decaimiento de los miembros.

Además de su efectividad como forma de adelgazamiento, el ayuno es


beneficioso para el cuerpo en general, por fuera y por dentro. Después
de practicar un ayuno bien llevado, las personas con sobrepeso suelen
experimentar las siguientes mejorías:

Una respiración más libre.

Una mayor flexibilidad y facilidad de movimiento.

Menor sensación de cansancio.

Menor sensación de saciedad y de malestar abdominal.

Digestiones más suaves.

Reducción de la presión arterial y mejoría de la actividad vascular.

Desaparición de otras molestias.

Para las personas acostumbradas a la sobrealimentación, el ayuno no


suele ser una experiencia tan grata como lo puede ser para aquellas
habituadas a un estilo de vida más saludable. Por eso es imprescindible,
tanto para unos como para otros, someterse a un período de pre-
ayuno para ir adaptando nuestro cuerpo al cambio con el que va a
encontrarse, durante el cual, además, ya empezaremos a adelgazar
considerablemente.

Pese a todo, pocas veces ayunar se convierte en una experiencia tan


desagradable como para hacer que lo abandonemos antes de notar las
primeras mejorías. Muchas personas suelen tener digestiones
molestas tras cada comida, llegando en ocasiones a pasarlo realmente
mal. Para éstas, lo más probable es que el ayuno suponga una
experiencia reconfortante, un alivio tan grande que se convierte en un
placer.

En el resumen de uno de sus muchos experimentos sobre el ayuno, el


doctor Lyon Bloom, del Hospital de Piedmont en Atlanta, Georgia,
declaraba lo siguiente:

La concepción actual de la alimentación como una necesidad de comer


regularmente varias veces a lo largo del día conduce a la idea errónea
de que el ayuno es una práctica desagradable.

Como conclusión a su serie de pruebas, afirmó que el ayuno es tolerado


positivamente por el organismo humano, siempre y cuando no haya
privación de agua, y que ha demostrado ser un método muy eficaz de
control de peso.

Se puede afirmar, pues, que el ayuno es la mejor forma de perder peso.


Durante el ayuno, no sólo se logra adelgazar, sino que al mismo tiempo,
mejoramos nuestra salud y bienestar, gracias a eliminación tóxica.
La Actividad terapéutica del ayuno
Basándonos en los estudios realizados por el reputado naturópata y
promotor de la corriente higienesta, el Dr. Herbert M. Shelton, el
organismo realiza cuatro actividades básicas durante un período de
ayuno:
1. Eliminación de grasas

2. Reaprovechamiento de la energía: la energía habitualmente


dedicada a procesos digestivos puede ser utilizada para la
regeneración de otros tejidos y la desintoxicación de toxinas.

3. Reposo fisiológico: los órganos internos “descansan” y pueden


recargar sus fuerzas.

4. Eliminación de desechos: gracias al incremento de la actividad


desintoxicadora, los órganos excretores incrementan su
actividad.

Procesos de depuración interna

La actividad terapéutica del ayuno abarca múltiples frentes de nuestro


sistema interno. A continuación mencionamos algunas de las funciones
orgánicas asociadas a esta actividad que revierten en una mejoría de la
salud:

Disminución del colesterol: al no ingerir alimentos, tampoco se


añade colesterol al cuerpo. Al permanecer en ayunas, el exceso
de colesterol que teníamos almacenado en los vasos sanguíneos
bien se utiliza para reparar y reconstruir tejidos (membranas
celulares, hormonas adrenales, etc.), o bien es eliminado a través
del hígado.

Durante este proceso pueden liberarse depósitos de colesterol


“dormido”, lo cual explicaría el posible aumento del mismo durante los
primeros días de ayuno.
primeros días de ayuno.

Incremento de la fibrinolisis: la fibrinolisis es el proceso mediante


el cual se disuelve la fibrina y se eliminan los coágulos del
corriente sanguíneo. Tras un día y medio de ayuno, los niveles de
actividad fibrinolítica de la sangre se incrementan
considerablemente. Éstos se mantienen hasta 24 horas después
de la interrupción del ayuno1. Esto previene contra la aparición
de trombosis, embolias o tromboflebitis .

Aceleración de la autolisis: el proceso de autodestrucción de


tejidos enfermos por medio de las enzimas, como los tumores
benignos, se produce más rápidamente gracias al incremento en
la capacidad de limpieza por parte de todos los órganos de
eliminación (riñones, hígado, pulmones y piel).

Aumento de la diuresis: a diferencia de los fármacos diuréticos, al


ayunar, el cuerpo elimina sal y agua de forma espontánea y
automática, sin dañar los tejidos orgánicos. Esta diuresis
tiene tremendos beneficios para la salud.

Aceleración de la fagocitosis: los índices de destrucción de


bacterias y cuerpos extraños por parte de los glóbulos blancos
experimenta un notable crecimiento en períodos de ayuno. Según
un estudio reciente, […] el porcentaje de neutrófilos que participan
en la fagocitosis aumenta con el ayuno. Además, hubo un
incremento en el porcentaje de neutrófilos que demuestran la
reducción de NBT. Aunque hubo una disminución en la
opsonización del suero, el aumento del porcentaje de
opsonización demostró compensar este defecto.

El ayuno terapéutico…

Favorece la desintoxicación y mejora el funcionamiento de los


órganos al mismo tiempo.
Acelera el proceso de curación y permite que el cuerpo se
recupere de enfermedades en un corto período de tiempo.

No requiere la ingesta de fármacos ni intervenciones quirúrgicas.

Puede lograr resultados positivos donde otros métodos han


fracasado.
Introducción al ayuno terapéutico
CUANDO EL ORGANISMO ESTA SATURADO DE HUMORES,
HÁGANLO SOPORTAR HAMBRE PORQUE EL AYUNO
PURIFICA EL CUERPO. Hipócrates

Sin entrar en valoraciones sobre la sonoridad del término en sí, lo


que es cierto es que la palabra “ayuno” sigue provocando, en la
mayoría de personas, una sensación poco agradable, generalmente
seguida de una reacción de rechazo.

Como en tantos otros ámbitos de la vida, la poco favorable reputación


actual del concepto del ayuno se debe sencillamente a la falta de
información, a la desinformación, o a la ignorancia.

Sin embargo, y por suerte son cada vez más, las personas que han
franqueado ese primer “obstáculo” y llegan a descubrir, apreciar y valorar
positivamente el verdadero sentido de esta práctica, que no es sino el de
un acto placentero y altamente saludable.

Si nos ceñimos al significado original del adjetivo “terapéutico”, cuya


etimología deriva del griego, debemos entender el ayuno como una
forma de atender, ayudar y cuidar al enfermo. En definitiva, el ayuno
terapéutico es un acto de salud.
Fases del proceso fisiológico del ayuno
A lo largo de un proceso de ayuno, nuestro organismo prioriza el
consumo de recursos energéticos siguiendo un orden determinado. Este
proceso fisiológico puede dividirse entres fases:
1. Consumo principal de los Hidratos de Carbono de reserva.

2. Consumo principal de las Grasas.

3. Consumo grave de Proteínas.

Fase 1:
Durante el primer día y medio (o dos) se consumen las reservas de
glucosa circulante (sangre), hepática (hígado) y muscular que tenemos
almacenadas. La concentración de glucosa libre en sangre (glucemia)
disminuye al cabo de dos o tres días. A partir de entonces el organismo
recurre a otras materias y comienza la segunda fase.

Cuando el aporte de glucosa comienza a disminuir, el organismo realiza


una serie de reajustes metabólicos para garantizar la disposición de
glucosa y mantener las cantidades de energía requeridas por en el
cerebro y otras células.

Fase 2:

Llegados a este punto, se intensifica el consumo de ácidos grasos y


aumentan los cuerpos cetónicos, una excelente fuente de energía para
estos órganos. En un principio, se consumen proteínas no
indispensables para la vida, que sólo servirán para ayudar con su
neoglucogénesis al proceso de adaptación del cerebro al ayuno hasta
que éste se sienta capaz de consumir cuerpos cetónicos.

Ésta es la fase de mayor duración, básicamente porque el consumo de


grasas es más lento que el de glucosa. Su duración depende de la
constitución de cada individuo, y terminará en el momento en que el
organismo se vea obligado a pasar a la última fase de consumo.

Parece ser que la grasa acumulada en el vientre (epiplón o mesenterio),


los riñones (zona perirrenal) y en las capas inferiores de la piel (tejido
subcutáneo) es la que se consume en primer lugar. Más tarde se toma la
grasa acumulada en la zona de los ojos (grasa retroorbitaria), cara (bola
de Bichat) y la que rodea a las articulaciones (grasa periarticular).

Fase 3:
Tras haberlo perdido a partir del segundo o tercer día, el apetito
reaparece, llegados a esta fase, con una gran intensidad. Esta sensación
suele ir acompañada de un notable adelgazamiento y de una gran
debilidad.

Durante esta fase, el organismo, habiendo quemado ya la mayor parte


de sus reservas de grasa, empieza a consumir proteínas musculares
esenciales para la vida. Los mecanismos de reajuste metabólico
surgidos en la primera fase comienzan a trabajar por encima de los
límites de lo saludable.

Como siempre, la entrada a esta fase dependerá de cada individuo (por


lo general no antes de los 20, 30 o 40 días). Aun así, los síntomas son lo
suficientemente evidentes como para detectar que se ha llegado a ella y
que, por tanto, se debe abandonar el ayuno. Una de sus manifestaciones
más frecuentes es el edema.
Quién puede hacerlo?
Tras un periodo de ayuno, es habitual experimentar síntomas de
desintoxicación y curación, cuya aparición puede hacernos pensar que
algo va mal: nauseas, cefalea, mal aliento, boca seca, olor corporal,
orina más oscura y oliente…

Si bien es cierto que no todo el mundo puede practicar el ayuno, todos


esos síntomas no son más que reacciones naturales de nuestro cuerpo
al proceso de purificación.

Con todo, es desaconsejable el ayuno por parte de los siguientes


sectores de población:
Niños, adolescentes y tercera edad
Embarazadas
Personas muy débiles o con trastornos alimentarios
Tampoco se recomienda, por lo general, practicar un periodo de ayuno
en caso de enfermedad sin antes consultar con un médico o especialista.
Terapias del ayuno
A tenor de lo expuesto hasta ahora, resulta innegable que el acto del
ayuno es una realidad indisociable de la experiencia terapéutica.
Con todo, aún podríamos establecer una subcategorización más, bajo la
cual encontraríamos tres formas de llevarlo a cabo, según la tipología de
enfermedad y la intensidad de la “terapia” que requiere:

A lo largo del ayuno, el cuerpo se ha acostumbrado a la nueva situación


y, por lo tanto, es primordial pasar a los alimentos sólidos muy
lentamente, con cuidado y paciencia. Por tanto, se recomienda
comenzar con jugos de frutas, batidos, frutas y verduras crudas.

Conviene recordar la importancia, tras un ayuno prolongado, de


reincorporarse a una dieta normal de manera paulatina, a fin de no
sobresaltar al organismo.

Pasados unos días, podremos reanudar la ingesta de alimentos sólidos y


continuar con una dieta saludable.
El ayuno curativo
A raíz de los crecientes estudios científicos y de los sorprendentes
resultados obtenidos, el ayuno se ha utilizado no sólo para solucionar
enfermedades agudas sino también para tratar enfermedades crónicas.
De hecho, y como hemos podido ver hasta ahora, pocas son las
patologías susceptibles de ser mitigadas o erradicadas mediante el
ayuno terapéutico. Incluso en enfermedades graves como ciertos tipos
de cáncer en fase avanzada (especialmente de hígado o riñones),
tuberculosis, y graves enfermedades del corazón.
Ayuno intermitente
Se define como el proceso continuo y repetitivo durante el cual se
combinan períodos determinados de alimentación normal con otros
períodos en ayunas. Se trata, pues de una intermitencia ayuno/no-
ayuno.
A diferencia de los ayunos no intermitentes, esta modalidad no obliga a
prescindir de determinados alimentos.

Por lo tanto, permite, en los días de alimentación normal, comer ad


líbitum. Una dieta intermitente es, aparentemente, más fácil de seguir
que otros tipos de ayuno, e incluso más que otras dietas convencionales,
ya que, por un lado, los períodos de ayuno son cortos y llevaderos, y, por
otro, en los días de no-ayuno no exige limitarse a un determinado tipo de
alimentos.

Los beneficios de esta práctica derivan de la diferencia cuantitativa entre


las calorías consumidas en los días de no-ayuno y el consumo de cero
calorías en los días de ayuno, la cual siempre será favorable para el
organismo.

Por lo general, los períodos de ayuno son inferiores a los de de no-


ayuno. Por ese motivo, el metabolismo no llega reducir su actividad de
manera significativa. Asimismo, a diferencia del ayuno tradicional, la
corta duración de los períodos en ayunas no da lugar a la aparición del
“hambre verdadera”, tan dañina para los músculos y la salud en general,
como tampoco a la disminución de los nutrientes y de los niveles de
energía.
Tipologías de ayuno de frutas
El ayuno de una sola fruta
El ayuno monofrutal es un tipo de monodieta o semiayuno en el que
únicamente ingerimos una fruta específica durante todo el período de
ayuno. Las frutas con mayores propiedades depurativas son la manzana,
las uvas y los cítricos.

En este artículo enseñamos las consideraciones a tener en cuenta a la


hora de iniciar un ayuno monofrutal, tomando como ejemplo el de la
manzana.

El ayuno multifrutal

Este método de ayuno permite ingerir cualquier fruta, siempre y cuando


sea fresca y cruda. Como acabamos de mencionar, los cítricos,
manzanas y uvas son los más recomendados por sus cualidades
purificadoras.

Si bien el ayuno multifrutal es una práctica con muy buena acogida por
los que quieren empezar su primer ayuno, hay persones que lo
interrumpen anticipadamente porque no digieren bien la combinación de
ciertos tipos de frutas en ayunas (dulces con ácidos, por ejemplo). Por
eso se aconseja ser moderado en las combinaciones, evitando la
disparidad entre clases de fruta.

Existen frutas, como por ejemplo el melón, cuya combinación con otras
dificulta la digestión, por eso es mejor descartarlas en este tipo de dieta.
El plátano, por su parte, contiene mucho almidón y eso hace que no se
le considere tan depurativo.
El ayuno de jugos
El ayuno de jugos se puede dividir en dos ramas o modalidades:
el ayuno de zumos, donde se beben zumos de frutas naturales; y
el ayuno de vegetales, donde se pueden ingerir jugos de vegetales o
caldos de verdura frescos.
La principal característica de este tipo de ayuno es que, gracias a la
facilidad de asimilación de los alimentos ingeridos, nuestro cuerpo sólo
va “gastar” una mínima parte de sus funciones en procesos digestivos.

Estas dos modalidades permiten mantener una cantidad de nutrientes


suficiente, de modo que no experimentaremos la misma sensación de
cansancio o falta de energía que con el ayuno de agua. Por tanto,
podríamos decir que se trata de una forma de ayunar (en la mayoría de
los casos) compatible con la actividad cotidiana.

El ayuno a base de jugos ofrece una forma de mejorar la salud, depurar


el organismo y aumentar la vitalidad. El aporte nutricional de los jugos
frescos ayuda al cuerpo a sanar, restituir y desintoxicar productos de
desecho. Incluso en ayunos cortos podremos apreciar notables
beneficios y una mayor sensación de bienestar.

A pesar de que este tipo de ayuno sea un poco menos intenso que otros,
eso no debe considerarse como un inconveniente. De hecho, para
muchos profesionales de la salud, el ayuno de jugos es la única
modalidad de ayuno recomendada, ya que es menos “agresiva” que el
ayuno de agua, con el añadido de que proporciona vitaminas, minerales
y enzimas fácilmente asimilables por la sangre sin sobrecargar el
sistema digestivo. Es una manera suave y asequible de iniciarse en el
ayuno terapéutico, tanto para descubrir sus propiedades purificadoras y
curativas, como para notar sus beneficios psicológicos.

Se recomienda, por lo general, prolongar este tipo de ayunos hasta 30


días, un plazo de tiempo que suele bastar para obtener la depuración
necesaria a nivel de regeneración celular y de curación de patologías.
Debido su potente naturaleza, es conveniente diluirlos con agua en una
proporción de 1/4 (1 parte de agua por 3 de jugo). Entre 3 y 5 vasos es la
cantidad diaria recomendada, siempre acompañada de unos 2 litros de
agua. Un par de tazas de té de hierbas suele ser otra de las
recomendaciones en este tipo de ayuno.

En personas con patologías, como hipoglucemia, diabetes,


hipotiroidismo o disfunciones renales, es aconsejable ingerir, entre zumo
y zumo, porciones sólidas de frutas con una cierta densidad, como el
plátano. Aunque reducirá la velocidad del proceso depurativo, esto
permitirá mantener los niveles de azúcar.
Mono-ayuno (o mono-dieta)
Consiste en ingerir una única clase de fruta o de verdura durante el
período de ayuno. Aunque muchos no lo consideran un ayuno en toda
regla, no por ello deja de ser recomendable, ya que va a suponer un
cambio radical en nuestra dieta cotidiana, reduciendo al mínimo la
actividad del sistema digestivo.
Dadas sus características, esta práctica puede ser la más atractiva para
los que deciden emprender un ayuno por primera vez, y podemos
obtener grandes beneficios cuanto más tiempo se mantenga en
práctica.
Ayuno con zumos
Es el ayuno en el que únicamente se consumen zumos de frutas durante
un período variable de tiempo. Es una forma de ayunar mucho más
llevadera que el ayuno con agua o hídrico, ya que aporta una cantidad
suficiente de calorías y vitaminas, tan esenciales para los tejidos (en
muchos casos esa cantidad será mayor de la que consumimos
habitualmente).

Además, al beber de 8 a 10 vasos de zumo diariamente, la sensación de


apetito queda bastante mitigada. Por este motivo, es la modalidad de
ayuno más apropiada para los que se inician en esta práctica, así como
la que puede aguantarse durante un mayor número de días.

Obviamente, lo ideal es prepararse uno mismo sus propios zumos, de


modo que sean 100% naturales. La mayoría de productos envasados, a
pesar de lo que pueda decir en su etiqueta, suelen contener colorantes y
demás ingredientes artificiales para mantener el sabor, cosa que siempre
será contraproducente con relación a nuestro propósito. Además, se
deben ingerir al momento de ser exprimidos, a fin de preservar el
máximo de valores nutricionales.
Ayuno de arroz
El ayuno de arroz integral es una práctica vinculada a la medicina aiurvédica,
cuyo origen se remonta a miles de años atrás.
Si bien puede parecer más una dieta (en el sentido popular del término) que un
ayuno propiamente dicho, este método es capaz de ofrecer gran parte
de las bondades propias de los otros ayunos, y además tiene sus
propias ventajas características.

Consejos para un ayuno de arroz integral:


– Tomar de en 3 a 6 tazas de arroz por día, durante un período de 3 a 7
días.
– Utilizar arroz integral exclusivamente, preferiblemente de tipo basmati,
ya que se considera aceptable para todos.
– Asegurarse de que esté bien cocido. Para facilitar una mejor
asimilación de nutrientes, dejar el arroz en remojo durante al menos 7
horas antes de cocinarlo.
– Se le puede añadir una pizca de sal de mar. También puede agregarse
una tira de alga durante la cocción, o en su defecto un poco de miso
como condimento.
– Un poco de pimienta de cayena ayudará a mantener el cuerpo caliente.
– Una cucharadita de mantequilla o manteca por ración de arroz. Los
vegetarianos pueden usar aceite de coco virgen. Estas grasas aportan
un mínimo de vitaminas y grasas saturadas, que contribuyen a la
eliminación de toxinas y favorecen la reparación de los tejidos.
– No es necesario cocinar el arroz para cada ingesta. Basta con preparar
la cantidad de todo un día por la mañana.
– Para recalentar el arroz, debe evitarse el microondas. En su lugar,
recurrir al baño maría, una vaporera, o al horno.

Un ayuno de arroz integral puede ser menos “traumático” que otros tipos
de ayunos. Al ser un carbohidrato complejo, se metaboliza y aporta
energía en forma de azúcares lentamente. En los ayunos de frutas, en
cambio, abundan los azúcares simples, de asimilación más rápida, lo
cual puede más fácilmente disparar los niveles de glucosa en algunas
personas.
Este tipo de ayuno es un recurso ideal en invierno o en zonas de clima
frío, gracias a que el mantiene el cuerpo más caliente que otros tipos de
ayunos.
Si bien la desintoxicación con un ayuno de arroz requiere más tiempo,
sus características lo hacen específicamente indicado para personas
mayores o de constitución más frágil.
Ayuno Absoluto
Un ayuno total es el tipo de ayuno en el que el cuerpo no ingiere ningún tipo de
nutriente, ni sólido ni líquido. La mayoría de expertos, entre ellos el famoso
higienista Dr. Colbert, no recomiendan este tipo de ayuno más allá de las 48
horas de duración, ya que no comer ni beber durante largos períodos de tiempo
es extremadamente peligroso para la salud.
El cuerpo necesita unos 2 litros de agua diarios para mantener una vida
saludable.
Ayuno con agua o hídrico
Dejando a un lado el ayuno absoluto, el ayuno con agua ofrece la forma
más rápida de desintoxicación y los efectos terapéuticos más potentes.
Por otra parte, es el ayuno más difícil de realizar. Por ese motivo
requiere una preparación física y emocional intensiva durante los días
previos.

Debido a a la intensidad con la que desintoxica al organismo, no todo el


mundo está preparado para llevarlo a cabo y, en todo caso, se
recomienda realizarlo bajo supervisión profesional.

El ayuno con agua representa una dieta de cero calorías. Para los más
puritanos, éste es el único y “genuino” ayuno que existe, bajo la
convicción de que la ingesta de cualquier alimento impide el completo
estado de reposo deseado, y por extensión, una óptima limpieza y
desintoxicación. Si bien es cierto que el hídrico es el tipo de ayuno más
intenso en cuanto a beneficios terapéuticos, es posible obtener los
mismos efectos mediante otros tipos de ayuno parcial, aunque en un
plazo más largo. Lo que difiere entre uno y otro es la intensidad y la
velocidad de la experiencia.

Como acabamos de mencionar, el ayuno de agua no está indicado para


todo el mundo, e incluso para los que estén preparados, tampoco será
apropiado llevarlo a cabo en cualquier momento. Cuanto más
“intoxicado” está un organismo, más fuerte será la limpieza y, sobre todo
durante los primeros días, más y mayores serán los síntomas de
depuración, lo cual se materializa en un mayor malestar. La observación
de un profesional es fundamental para determinar si esos síntomas van
más allá de lo saludable, en cuyo caso se deberá interrumpir el ayuno.

Se recomienda consumir de uno a dos litros del agua más pura


disponible, o incluso usar agua destilada. Aunque el agua destilada no
es buena para su consumo diario, sí que es aconsejable durante un
ayuno por su mayor capacidad de adhesión a las toxinas.
Una vez transcurridos los tres primeros días y pasadas las peores
incomodidades debido al reajuste del organismo, el cuerpo se adapta al
incomodidades debido al reajuste del organismo, el cuerpo se adapta al
nuevo estado de ayuno. La mayoría de las personas dejan de sentir
malestar, e incluso el hambre desaparece.

Después de 2-3 días, el cuerpo entra en un estado llamado cetosis,


donde se empieza a alimentar internamente por la quema de células
grasas. La cetosis suele durar aproximadamente 48 horas en las
mujeres y 72 horas en los hombres. El tiempo que el organismo puede
funcionar con seguridad mediante cetosis es variable en cada persona.
Pasado este tiempo, la sensación de apetito vuelve a aparecer (“el
hambre verdadera”), lo cual es una señal inconfundible de que el cuerpo
necesita volver a alimentarse y, por tanto, una llamada a romper el
ayuno. Los procesos fisiológicos del ayuno se tratan más a fondo en la
sección de ayuno terapéutico.
El ayuno de agua
Como acabamos de comentar, es el formato de ayuno por excelencia,
pero al mismo tiempo el que más reparo puede dar a las personas no
iniciadas. No se aconseja realizar este tipo de ayuno sin la supervisión
de un experto nutricionista, ni prolongarlo más allá de 10 días.
Gracias a la no ingesta de calorías, combinado con la eliminación de sal
del organismo y una menor producción de ácido clorhídrico, los
beneficios son mayores y se obtienen en un lapso de tiempo inferior al
de un ayuno de zumos.
Tras un ayuno hídrico de 10 días, se logra reducir la misma cantidad de
peso que con un ayuno de zumos de 30 días. Las propiedades
depuradoras del agua agilizan la limpieza del organismo y eliminan
toxinas mucho más rápidamente. El agua debe ser destilada, ya que así
evitamos la ingesta de minerales y toxinas.
El ayuno asistido
Entonces, ¿en qué se diferencia un ayuno personal de un ayuno
asistido? El elemento fundamental que establece la distinción entre
ambas formas de ayunar, en este caso, es lo que podría denominarse
como un centro de ayuno.
Un ayuno asistido, o ayuno guiado, es aquél en el que la persona
interesada contrata los servicios de un centro especializado en ayunos.
Allí transcurrirá todo su estancia y estará la mayor parte del día
acompañada por personas especialmente dedicadas a seguir, tutelar y
procurar las óptimas condiciones para cada uno de los ayunantes.
La presencia de este tipo de centros, aún escasa en España, va en
aumento. Algunos países, como Alemania, Estados Unidos, y sobre todo
en Francia, donde el ayuno terapéutico, si bien no plenamente
consolidado, goza de una aceptación mucho mayor, se pueden
encontrar muchos más centros de ayuno.
En cuanto a la tipología, no se puede decir que exista actualmente un
estándar que agrupe a este tipo de centros. La mayoría son centros
dedicados a la salud, donde el ayuno guiado se incluye como uno de los
múltiples servicios ofrecidos al público. También existen centros
específicamente creados para ofrecer estancias de ayuno asistido.

No obstante, y sin entrar en materia de tarifas, cada uno tiene sus


características propias en cuanto a fisonomía (clínica, albergue, casa de
reposo…), filosofía (religioso, naturista, oriental, neutro…), modalidades
de ayuno (hídrico, jugos, monodieta, curas detox, mixtos), actividades
suplementarias (senderismo, yoga, oración y espiritualidad, nutrición,
creatividad…). Otro aspecto distintivo es el equipo de profesionales que
puede haber detrás (médicos, nutricionistas, consejeros espirituales,
fisioterapeutas), el grado de intervención y asistencia que acompaña a
los programas de ayuno asistido (chequeos iniciales y finales, diarios,
análisis de sangre, revisión médica completa…) y el grado de
independencia que ofrecen a cada individuo (autonomía total,
actividades en grupo opcionales, actividades siempre en grupo…).

El rasgo común a todos ellos es el hecho de ofrecer un alojamiento


ubicado en zonas apartadas de las grandes urbes, propicios al retiro, la
ubicado en zonas apartadas de las grandes urbes, propicios al retiro, la
relajación y a una desconexión del ajetreo de la vida cotidiana moderna.
Lo más común, en cuanto a la duración, son estancias de tres días a una
semana, tiempo suficiente para conseguir una depuración del organismo.

En el apartado de centros de ayuno establecemos una aproximación a


los centros actualmente presentes en el territorio español, analizando
con cierto grado de detalle las características y la oferta de cada uno de
ellos, y proporcionando la información necesaria para ponerse en
contacto en caso de interés. Asimismo, ofrecemos un listado de sitios
donde se ofrece ayuno asistido en toda Europa.
Inedia
Existen, además de las doctrinas religiosas, el higienismo y las vertientes más naturalistas del

vegetarianismo, otras formas de entender la vida dentro de las cuales el ayuno, o semiayuno, se

concibe como algo natural y llevado a la práctica en mayor o menor medida.

Se trata de la práctica más radical del ayuno, ya que supone la no ingesta de


comida ni bebida durante prolongados periodos de tiempo. Corresponde,
efectivamente, más a un estilo de vida que a una práctica eventual. Salud
perfecta, libertad, economía, ecología, energía vital, creatividad, crecimiento
espiritual, rejuvenecimiento, curiosidad. Todos estos pueden ser motivos válidos
para una persona que se adhiere la filosofía inedista.

La Inedia (también llamado respiracionismo o autotrofismo) es la supuesta


capacidad de vivir sin alimentos. Es una filosofía muy vinculada a la práctica
espiritual del ayuno, especialmente a la vida de los santos, y no es corto el
número de ellos de cuya práctica se tiene constancia. La bavaresa Teresa
Neumann (1898-1962), afirmaba que “se puede vivir exclusivamente del Santo
Aliento.” De ella se afirma que estuvo entre 1926 y 1962, alimentándose
únicamente a base de pan transubstanciado.

El ayuno nos recuerda nuestras dependencias y debilidades con respecto a lo


material. Según el pensamiento inedista, si la moderación, el autocontrol, y el
ayuno son buenos, entonces la eliminación de todo alimento será aún mejor. Los
seres espirituales no necesitan alimento ni agua ni el sueño. Los inedistas, en su
devoción por ellos y su ansia por convertirse en seres espirituales, realizan el
ayuno a niveles calificables de inhumano.

La práctica de la inedia tiene raíces religiosas, especialmente en el catolicismo


romano y el hinduismo. En la fe católica, Jesús mismo, así como varios santos,
vivieron durante largos periodos de tiempo sin sustento. En la religión hindú,
encontramos ejemplos de personas que han vivido al estilo respiracionista. La
Inedia lleva la idea del ayuno más allá del calendario religioso, a un nivel
Inedia lleva la idea del ayuno más allá del calendario religioso, a un nivel
superior, con el fin de experimentar la espiritualidad en grado sumo, es decir
viviendo únicamente de la espiritualidad.

Una inedista que se ha dedicado a promover la filosofía respiracionistaes la


australiana Ellen Greve, más conocida como Jasmuheen. Según ella, que
anteriormente era asesora financiera, se puede obtener toda la nutrición
necesaria directamente del prana, la fuerza vital universal. En su obra Living on
Light: A Source of Nutrition for the New Millennium, describe un programa de 21
días que permite detener el proceso de envejecimiento corporal y alcanzar la
inmortalidad, viviendo exclusivamente de la luz. Ella misma dice llevar sin comer
desde 1993, aunque admite ingerir infusiones de hierbas con cierta frecuencia,
así como licencias esporádicas con golosinas para el paladar, como el chocolate
o los helados.

Por desgracia, la creencia de que podemos vivir sin comida ha calado en ciertos
sectores de la población aun en la actualidad. Hira Ratan Manek, un ingeniero
mecánico indio jubilado de sesenta y cuatro años de edad, afirma que vive a
base de agua hervida y de la energía solar. De hecho, sostiene que su cuerpo se
ha convertido en una célula fotovoltaica capaz de transformar los rayos del sol en
energía nutricional.

El ejemplo de Manek ha acabado convirtiéndose en un fenómeno de culto, al


igual que el caso de Tapaswi Palden Dorje (Ram Bahadur Bomjan), cuyos
seguidores afirman que no ha comido ni bebido agua desde que fue mordido por
una serpiente venenosa en noviembre de 2005. Sus seguidores creen que esa
mordedura le dio la iluminación, a tenor del halo de luz que vieron salir de la
cabeza del gurú. Desde entonces, Dorje no hace más que meditar por la paz
mundial.

Fuertemente vinculado al misticismo y a la hagiografia, se conocen múltiples


casos de anacoretas, santos y místicos cristianos que practicaron la inedia total
durante varios años. Como curiosidad, parece ser que la mayoría de ellos fueron
mujeres.
Catalina de Siena (8 años de inedia)

Catalina de Raconizzio (10 años)

Rosa María Andriani (28 años)

Luisa Lateau (14 años)

Angela de Foligno (12 años)

Lidwina de Schiedham (28 años)

Domenica del Paradiso (20 años)

Isabel von Reute (15 años)

Nicolás de Flüe (19 años)

Desde el punto de vista científico, hay pocas pruebas de que la inedia sea un
estilo de vida sostenible. El cuerpo humano necesita la comida y el agua para
sobrevivir. Sin ellos, nos arriesgamos a la muerte por inanición y deshidratación.
En realidad, no existen pruebas que demuestren fehacientemente que aquellos
que afirman haber vivido en la inedia no hayan consumido absolutamente nada.
Buen parte de ellos sí que ingerían algunos alimentos y agua; otros tantos
murieron en el intento.
Higienismo
“el ayuno es la mejor manera de mantener buena salud, eliminar el dolor y la enfermedad, de
reducir y controlar el peso y en última instancia de prolongar la vida”. Herbert Shelton, médico

en Higiene Natural

El Higienismo, Higiene Vital u Ortopatía, se ocupa de todo lo beneficioso en la


Naturaleza que es imprescindible para obtener una perfecta salud. Recomienda
el ayuno como forma de prevención y curación, sustituyendo a medicamentos,
tratamientos o curas. Dado que nuestro organismo tiene capacidad propia para
curarse internamente, no es necesario inducirlo mediante agentes externos a lo
mismo que puede hacer por sí solo. Los medicamentos desvían la atención del
organismo y obstaculizan el acto de auto curación.
Historia del Higienismo
El término higienismo proviene de Higea, Higía o Higieia, título asignado
a la diosa griega Atenea por sus múltiples curaciones. Si Esculapio es
conocido como el dios de la medicina, Higea, su hija, es la diosa de la
Salud.

El concepto del higienismo se estableció a probablemente principios del


siglo XIX, como postura para reivindicar la salubridad dentro de las
ciudades.

Promulgado básicamente por médicos y científicos, su objetivo


fundamental era acabar con enfermedades epidémicas causadas por la
insalubridad y la malnutrición en centros urbanos, como la fiebre amarilla
o el cólera.

Así pues, el movimiento higienista parte de una visión de la salud


entendida como un fenómeno social. Esto favoreció la aplicación de
normativas como el alejamiento de industrias, mataderos, y cementerios
de los núcleos urbanos, así como de sistemas públicos para mejorar las
condiciones de vida y garantizar la higiene: alcantarillado, agua corriente,
baños públicos, ventilación de locales, desinfección mediante cloro…

En la Edad Media, los gobiernos proclamaban el ayuno en ocasiones


determinadas, normalmente coincidiendo con acontecimientos siniestros.
Como por ejemplo ante la plaga de peste bubónica de 1563, para
intentar acabar con ella, o como acción de gracias tras el frustrado
asesinato al rey Jacobo I de Inglaterra durante la conspiración de la
pólvora (1605). Con todo, estas “medidas” poco o nada tenían que ver
con el concepto higienista del ayuno.

El nacimiento del higienismo tal y como lo entendemos en la actualidad


está fuertemente ligado al naturismo y la hidroterapia. Su origen suele
vincularse a la experiencia de un labrador checo, Vincent Priessnitz
(1799-1851), tras curarse a sí mismo con compresas de agua fría. Su
tratamiento combinaba la ingestión diaria de 12 a 80 vasos de agua con
duchas de agua fría tras un periodo de sudoración. Esto iba
duchas de agua fría tras un periodo de sudoración. Esto iba
acompañado de una alimentación a base de pan integral, frutas y
verduras; de una actividad física moderada (paseos, ejercicios
respiratorios, fricciones…); y de la exposición a los beneficios del aire
libre y a la luz.

Tras Preissnitz, cabe mencionar el papel que tuvo Sebastián Kneipp


(1821-1897) en la difusión del movimiento higieniesta. Este sacerdote
partió de las enseñanzas de Priessnitz para curarse de la hemoptisis
tuberculosa que padecía. Su método combinaba la aplicación de agua
fría, plantas medicinales y una dieta adecuada (lo que posteriormente
fue denominado “cura Kneipp”). A raíz de su experiencia propia con la
hidroterapia, llegó a crear su propio balneario hidroterapéutico, el cual
alcanzaría un notable reconocimiento. Su filosofía ensalzaba la vida
sencilla, las prácticas naturistas, el empleo de la tierra y de plantas
medicinales inofensivas.

“Cuanto más sencilla y natural sea la vida del hombre, mejor y más feliz
se sentirá” L. Kuhne

El naturópata alemán Luis Kuhne (1835-1903) es otro de los padres de


la filosofía higienista moderna. Seguidor del pensamiento de Kneipp, y
empeñado en continuar los estudios sobre medicina moderna de sus
padres, profundizó en el terreno de la hidroterapia, primero para curar su
propia enfermedad y después en pos del bien común. Fundó un
sanatorio en Leipzig, dio múltiples conferencias y publicó varias obras,
entre las que destaca La nueva ciencia de curar. A diferencia de Kneipp
y Preissnitz, Kuhne prescribía, en su “nuevo arte de curar”, una dieta
clara y exactamente determinada en la ley de la naturaleza. Había
definido un método más específico y simplificado, basado en el
perfeccionamiento de los “baños de asiento”.

No fue hasta la intervención de los doctores Jennings, Graham y Trall


cuando el higienismo experimenta sus mayores avances. A partir de
entonces empezó a relacionarse el ayuno con el higienismo de manera
íntima, asignándole un papel sanador fundamental.

Isaac Jennings comenzó a prescribir el ayuno a sus pacientes de


Isaac Jennings comenzó a prescribir el ayuno a sus pacientes de
manera subrepticia, recetándoles píldoras que, en el fondo, no eran sino
placebos. Durante el período de “medicación” sólo podían beber agua, y
debían prescindir de los alimentos sólidos: es decir, un ayuno hídrico. Su
método de “no-medicación” o de “no hacer nada” (tal y como él lo
llamaba), alcanzó un éxito considerable. Tras investigar las bases
científicas del tratamiento, publicó sus “leyes de la vida”.

Si bien el doctor Jennings enfocaba sus investigaciones con objetivos


puramente médicos (es decir, como métodos curativos), podemos
considerar a Sylvester Graham como el que promulgó lo fundamentos
del higienismo en tanto que forma de vida y como método preventivo.

“El verdadero arte de sanación” fue el título que el doctor Russell


Thacker Trall dio a una famosa y polémica conferencia, desde la cual
cuestionaba al sistema médico tradicional. Este cuestionamiento fue más
allá, llegando a formular su popular “reto”, basado en dos premisas
básicas: la falsedad total del sistema médico y la autenticidad del
sistema higiénico.

Pese a haber fundado su doctrina a partir de los hallazgos de sus


predecesores, el doctor Herbert M. Shelton (1895-1985) es considerado
el recuperador del Higienismo tras el periodo de declive que el
movimiento experimentó entre 1870 y 1920. Shelton fue autor de una
cantidad inmensa de nuevos hallazgos y pensamientos sobre la ciencia y
arte de la vida sana. Entre toda su obra destaca principalmente su libro
La vida humana, su filosofía y leyes (1927). Hoy en día se le considera
uno de los más distinguidos terapeutas nutricionales y el principal
defensor de la corriente higienista.

En la actualidad, y aunque no sea una corriente demasiado conocida por


el gran público, múltiples naturópatas practican y recomiendan estas
prácticas. Algunos nombres relevantes son Joel Fuhrman, Désiré
Mérien, Passebecq, Moseri y André Torcque. En España cabe
mencionar a los doctores Pablo Saz, Eneko Landaburu, Almudena
Moreno, Karmelo Bizkarra y Graciela Cao.
El Ayuno Higienista
De la misma manera que las autoridades sanitarias nos recomiendan
someternos a chequeos médicos periódicos, la corriente higienista aconseja
practicar un programa de ayuno de manera regular (aproximadamente cada seis
meses).

Desde el punto de vista del higienismo, el ayuno consiste en una abstinencia


voluntaria a ingerir cualquier tipo de alimentos, excepto el agua, con el objeto de
conservar la salud, o para recuperarse de una enfermedad. Se trata, pues, de un
ayuno hídrico.

En su máxima extensión, el ayuno no sólo supone evitar la ingestión de


alimentos, sino también la abstinencia de realizar cualquier tipo de actividad
mental, sensorial, emocional, física o psicológica. Los períodos de ayuno deben
establecerse con antelación y llevarse a cabo bajo supervisión de un experto,
especialmente si se trata de la primera vez.

Naturalmente, se desaconseja ayunar a aquellas personas con falta de fuerza


mental o carencia de reservas orgánicas. En estos casos puede ser
recomendable un semi-ayuno o dieta a base de zumos y frutas.
Los pequeños ayunos
Se trata de ayunos de cortos períodos de tiempo, por lo general durante un
mínimo de doce horas. Lo más fácil para el practicante es realizarlo desde la
cena hasta el desayuno. Con todo, es recomendable prolongarlo hasta unas
dieciocho horas. En este caso hablamos de un programa de “no-desayuno”.

Este es el proceso aconsejado por la mayoría de higienistas como primera toma


de contacto con el ayuno. Si no se padece ninguna enfermedad o fragilidad del
organismo, no requiere de una supervisión profesional.

Esta modalidad de ayuno aporta al organismo un ligero descanso. Si queremos


mejorar nuestro estado de salud de forma considerable, será necesario ayunar
durante más de veinticuatro horas a la semana.
Ayunos de 36 horas
Una vez hemos tomado contacto con el ayuno practicándolo en cortos períodos
de duración, se puede continuar con esta forma. Pasadas las primeras
veinticuatro horas, los órganos inician un proceso de limpieza interior, a través
del cual tiene lugar la reparación del organismo.

Si conseguimos prolongarlo hasta dos o tres días, los beneficios serán aún
mayores. Este tipo de ayunos pueden realizarse cada sesenta o noventa días, si
así se desea.

Al finalizar el ayuno, es recomendable retomar la dieta habitual progresivamente,


ingiriendo una pieza de fruta natural en cada comida. Pasadas varias horas, se
puede empezar a comer de manera normal.
Ayunos de 7 a 14 días
Llegados a este nivel, es obligatorio acudir a un especialista antes de comenzar
el proceso por primera vez. Puede realizarse dos veces al año.
Ayunos prolongados
Los ayunos de treinta o más días no deben realizarse con una frecuencia mayor
a un año, a no ser que esté específicamente aprobado por el especialista.

La interrupción de un ayuno prolongado debe hacerse aún más suavemente,


comenzando con un zumo de naranja recién exprimido el primer día cada dos o
tres horas. Se puede retomar la dieta normal a partir del segundo día.

Si bien los ayunos de corta y media duración ayudan a combatir enfermedades


de leves a graves, el ayuno prolongado suele estar indicado en casos de
dolencias crónicas y degenerativas. Según la corriente higienista, pocas
enfermedades se resisten al poder del ayuno, incluso muchas de las
consideradas como irreversibles.

En todos los casos, lo ideal es no beber agua en abundancia, de lo contrario, los


riñones trabajarán en exceso y perjudicará la eliminación de las sustancias
tóxicas. Entre uno y cuatro vasos diarios es la cantidad recomendada.
El Poder del Ayuno Intermitente
Historia en Breve

El ayuno intermitente puede ayudarle a llevar sus objetivos de


fitness al siguiente nivel, si ya sigue un plan saludable para estar
en forma. La ciencia moderna también sugiere que podría ser una
clave para perder peso exitosamente.
Hacer ejercicio en ayunas también ha demostrado tener una
variedad de beneficios para la salud y para estar en forma, ya que
la combinación del ayuno con el ejercicio maximiza el impacto en
los factores y catalizadores celulares que fuerzan la
descomposición de la grasa y del glucógeno en energía, lo que
fuerza efectivamente al cuerpo a quemar grasa sin sacrificar la
masa musculas.

Algunos estudios realizados en seres humanos que han tenido


resultados insignificantes o negativos en el ayuno intermitente
tienen ciertas fallas de diseño, como que los participantes tuvieron
que consumir una cantidad fija de calorías, en vez de seguir las
señales de su hambre, y que se utilizó un diseño alimenticio con
base en la alimentación típica de las personas en Estados Unidos,
alta en carbohidratos y baja en proteína y fibra. El conteo fijo de
calorías y el índice alimenticio de la dieta común de Estados
Unidos son inherentemente contradictorios para la efectividad del
ayuno intermitente, y por lo tanto producen resultados confusos.
Los mismos genes que promueven la longevidad humana también
parecen suprimir la capacidad reproductiva femenina. Ya que los
protocolos de ayuno y ejercicio intenso que son conocidos por
promover la longevidad, también disminuyen los niveles de
estrógeno, por lo que modulan la composición corporal de las
mujeres y suprimen la capacidad reproductiva femenina.
Por el Dr. Mercola

Si está listo para comenzar bien con un plan saludable de ejercicio, y
está buscando formas de llevarlo al siguiente nivel, entonces quizá
está buscando formas de llevarlo al siguiente nivel, entonces quizá
quiera considerar el ayuno intermitente. En esencia, esta estrategia para
mejorar la forma física observa el momento en el que se consumen los
alimentos, en oposición con aquellos planes relámpago en los que sólo
consume una o dos cosas por varios días seguidos.

En el ayuno intermitente, el mayor tiempo que se abstendrá de consumir


alimentos es 36 horas, aunque entre 14 y 18 horas es más común.
También puede simplemente optar por retrasar las comidas. Por
ejemplo, saltarse el desayuno podría ser lo que necesita para darla
variedad a su rutina de ejercicio. El tema del ayuno es un gran cambio
de mis recomendaciones típicas. Nunca he sido un gran defensor de
ello, pero como sabrán muchos de ustedes que han leído esta página
durante años, siempre estoy aprendiendo.

Para ello, he revisado mi horario personal de comidas para eliminar el


desayuno y restringir el tiempo en el que consumo alimentos a un
periodo de entre seis o siete horas al día, que es generalmente desde el
mediodía hasta las 6 o 7pm.
Nuestros Ancestros Rara Vez Tenían Acceso a los
Alimentos Todo el Día Durante Toda la Semana
Así que tiene sentido que sus genes estén optimizados para este tipo de
horario de alimentos. Metabolizar las reservas de glucógeno le toma al
cuerpo alrededor de seis a ocho horas, y después puede comenzar a
quemar grasa. Sin embargo, si repone su glucógeno al comer cada
pocas horas, será mucho más difícil que el cuerpo utilice la grasa
almacenada como combustible.

Los días que hago ejercicio en la mañana, tomo dos cucharadas de Pure
Power Protein más o menos 30 minutos después de mi entrenamiento,
para bridarle nutrientes a mi cuerpo, especialmente leucina, para el
crecimiento y reparación del músculo. Curiosamente, desde que adopté
este acercamiento, durante los meses anteriores, he perdido dos
pulgadas de cintura y aumentado tres libras, lo que significa que he
perdido grasa corporal y aumentado masa muscular. Apenas llegué a las
33 pulgadas de cintura y me he mantenido en mis 180 libras.

Investigaciones crecientes sugieren que el ayuno intermitente puede ser


en verdad una herramienta clave para perder peso. Parece ser
particularmente poderosa cuando se combina con el ejercicio – es decir,
cuando se hace ejercicio en un estado de ayuno. De acuerdo con
algunos expertos del fitness, como Ori Hofmekler- cuyo comentario
invitado se menciona más adelante – el ayuno realmente puede impulsar
su programa de ejercicio al siguiente nivel.
También puede estimular la salud general y la longevidad, pero como
explica Ori más adelante en este artículo, se tiene que hacer algunos
intercambios - no se puede obtener el fitness máximo y la longevidad
máxima al mismo tiempo. Así que hay que elegir entre ambos y diseñar
su régimen de alimentación y fitness para lograr el objetivo deseado.
También hay diferencias de género que entran en escena cuando se
ayuna, que hay que tomar en cuenta.
Durante varios meses he estado experimentando, no he desayunado y
he disminuido el tiempo en el que consumo alimentos a un periodo de 6
a 7 horas. Hago esto casi todos los días de la semana y me ha ayudado
a 7 horas. Hago esto casi todos los días de la semana y me ha ayudado
a disminuir el porcentaje de grasa corporal sin ningún esfuerzo.
Curiosamente, el hambre no es un gran problema, ya que las enzimas
que queman grasa han aumentado. Estoy convencido de que pasar
periodos de 12 a 18 horas de ayuno es altamente benéfico. La otra
variable que estoy evaluando es si sería mejor saltarse la cena. Saltarse
el desayuno es mucho más fácil y más aceptable logística y socialmente,
pero evitar la cena podría ser mejor desde una perspectiva de salud.
Aumente sus Resultados de Fitness y la Pérdida de
Peso con el Ayuno Intermitente
Hacer ejercicio con el estómago vacío ha demostrado tener una variedad
de beneficios para la salud y para estar en forma. Podría ser una clave
para mantener al cuerpo biológicamente joven. Esto es más fácil de
lograr si hace ejercicio a primera hora de la mañana, antes del
desayuno.

Parte de la explicación acerca de por qué hacer ejercicio en ayunas es


benéfico se debe a que este régimen complementa su sistema nervioso
simpático (SNS) además de su capacidad de quemar grasa. Los
procesos para quemar grasa de su cuerpo son controlados por el SNS,
que se activa con el ejercicio y la falta de alimentos. Otra razón es que el
ayuno puede desencadenar un aumento dramático en la hormona de
crecimiento humano (HGH, por sus siglas en inglés), también conocida
como "la hormona del fitness". ¡Investigaciones recientes encontraron
que ayunar aumenta la HGH en un 1,300 por ciento en las mujeres y un
2,000 por ciento en los hombres!1

La combinación de ayuno y ejercicio maximiza el impacto de los factores


y catálisis celulares (AMP cíclico y AMP quinasa), que fuerzan la
descomposición de la grasa y del glucógeno en energía.

Es por esto que entrenar con el estómago vacío forzará efectivamente al


cuerpo a quemar grasa. El ejercicio y el ayuno también producen estrés
oxidativo agudo, que mantiene a la mitocondria, las fibras musculares y
los neuromotores intactos. (Quizá haya escuchado acerca del estrés
oxidativo de forma negativa, y ciertamente, cuando es crónico puede
ocasionar enfermedades. Pero, en realidad, el estrés oxidativo agudo,
que sucede debido al ejercicio corto e intenso o al ayuno periódico,
beneficia al músculo).

Sin importar cuándo elija hacer ejercicio, recuerde que necesita comer
30 minutos después de su entrenamiento, lo que romperá efectivamente
su ayuno. Si hace ejercicio más tarde en la mañana o temprano por la
tarde, podría romper su ayuno con 20 gramos de proteína neta de una
fuente de asimilación rápida, como un concentrado de proteína
lactosuero de alta calidad, 30 minutos antes de que comience su rutina y
luego consuma otra comida de recuperación 30 minutos después.
El Ayuno Intermitente para la Salud General y
Longevidad
Hay bastantes investigaciones que muestran que el ayuno tiene un
impacto benéfico en la longevidad de los animales. Hay una variedad de
mecanismos que contribuyen a este efecto. Normalizar su sensibilidad a
la insulina es uno de los más importantes, ya que la sensibilidad a la
insulina es crítica para la activación de la vía mTOR que, en conjunto
con la IGF-1, juega un papel importante en la reparación y regeneración
de los tejidos, como los músculos, y por lo tanto contrarresta el proceso
de envejecimiento.

El hecho de que mejora una variedad de marcadores poderosos de


enfermedad también contribuye a los efectos generales del ayuno en la
salud de todo el cuerpo. Por ejemplo, la ciencia moderna ha confirmado
que ayunar puede ayudarle a:

Normalizar su sensibilidad a la insulina, que es una clave para la


salud óptima, ya que la resistencia a la insulina (que es cuando la
sensibilidad a la insulina cae en picada) es uno de los factores
principales que contribuyen a casi todas las enfermedades crónicas,
desde la diabetes hasta las enfermedades cardiacas y el cáncer
Normalizar sus niveles de ghrelina, también conocida como la
“hormona del hambre”
Promueve la producción de la hormona de crecimiento humano
(HGH), que juega un papel importante en su salud, fitness y
disminuye la velocidad del envejecimiento
Disminuir sus niveles de triglicéridos
Reducir la inflamación y disminuir el daño de los radicales libres
Mientras que muchas investigaciones son profundamente positivas, se
han planteado interrogantes acerca de ciertos estudios donde los
resultados de los participantes humanos no han sido los ideales. A
continuación, el experto en fitness, Ori Hofmekler, ahonda en algunos de
los inconvenientes que se encuentran en los estudios del ayuno
intermitente realizados con humanos, y que hacen que sus resultados
sean poco confiables.
sean poco confiables.
También brinda algunas advertencias para un ayuno intermitente
exitoso, como la necesidad de evitar la alimentación estándar de
Estados Unidos cuando sí consume alimentos, ya que el cuerpo
necesita nutrientes de alta calidad cuando se hace el ayuno intermitente.
También revisa algunas diferencias de género, y por qué debe elegir un
objetivo - ya sea el máximo fitness o la longevidad máxima.
Comentario Invitado de Ori Hofmekler
Estudios realizados con animales revelan que el ayuno intermitente (IF,
por sus siglas en inglés) puede mejorar su salud y prolongar su
expectativa de vida de forma similar a la restricción calórica. Ambos
regímenes han demostrado protegerlo contra la diabetes, enfermedades
cardiovasculares, trastornos neurodegenerativos y cáncer. Los animales
que hicieron ayuno intermitente demostraron algunos cambios
fisiológicos mayores, como:
Menor insulina plasmática
Menor concentración de azúcar en la sangre
Menor presión sanguínea
Menor índice cardiaco
Mayor función inmunológica
Menor grasa corporal
Pruebas del Ayuno Intermitente Realizadas en
Humanos
Así es como lo animales responden a una alimentación poco frecuente.
¿Pero qué hay de los humanos? ¿Está programado el cuerpo humano
para una alimentación poco frecuente? Ha habido pocos estudios que
hayan analizado el efecto del ayuno intermitente (IF) en seres humanos.
Y aparentemente, ha habido reportes conflictivos acerca de los
resultados.

Hay algunos indicadores de problemas de adaptación entre las personas


que no se 'acostumbraron' a la alimentación poco frecuente -
particularmente al ayuno en días alternativos. Las personas parecían
sentir más hambre y deseo de comer, y menor sensación de saciedad
durante las pruebas.
Los resultados del consumo de una comida al día son especialmente
confusos, ya que indican que, a pesar de que se le atribuyeron a este
régimen algunas mejoras de salud, eran sólo marginales, y venían
unidas a efectos secundarios, tanto adversos como benéficos, como
mayor presión arterial, mayor nivel de colesterol (bueno y malo), menor
cantidad de triglicéridos en circulación, menos cortisol, y menor grasa
corporal, respectivamente.
En general, los descubrimientos demostraron sólo cambios modestos en
la composición corporal, disminución en algunos factores de riesgo
cardiovascular y algunas mejoras en la función cognitiva. Estos parecen
ser beneficios mínimos, en comparación con los resultados dramáticos
que mostraron los estudios realizados con animales.
¿Por Qué Difieren los Resultados del Ayuno
Intermitente Realizados en Humanos y los
Realizados con Animales?
Aunque una posible explicación podría ser que la respuesta humana al
ayuno es diferente a aquella en los animales, la razón real parece radicar
en los estudios mismos. Aparentemente, un par de errores de diseño
han hecho que estos estudios sean inadecuados para el análisis del
ayuno intermitente. Veamos por ejemplo el estudio humano inicial,
acerca de una menor frecuencia en el consumo de alimentos, realizado
por la American Society for Nutrition – tres comidas al día en
comparación con una comida al día.
El estudio tuvo dos fallas notables:

1. Las personas que hicieron una comida al día consumieron


forzadamente una cantidad fija de calorías, a menudo a pesar de su
tendencia espontánea a dejar de comer, debido a una sensación de
saciedad.
2. El diseño de la alimentación del estudio se basó en el índice de la
dieta típica de Estados Unidos – alta en carbohidratos, baja en
proteína y en fibra (carbohidratos 50 por ciento, proteína 14.5 por
ciento, fibra 1 por ciento).
El punto es que: el conteo fijo de calorías y el índice alimenticio de la
dieta común de Estados Unidos contradicen inherentemente la
efectividad del ayuno intermitente, y por lo tanto producen resultados
confusos en las pruebas del ayuno intermitente. He aquí por qué...
La Alimentación Forzada Destroza su Respuesta
de Adaptación al Ayuno
El ayuno tiene un efecto profundo en los antojos, ya que ha demostrado
modificar los alimentos a un sabor más sutil, mayor densidad de
nutrientes y que promueven la saciedad, lo que puede ocasionar la
disminución espontánea en su consumo calórico general.
Probablemente, esto sea parte de un mecanismo de adaptación a la
escasez de alimentos, que estimula el consumo de un máximo número
de nutrientes en los mínimos alimentos.

Y cuando sucede esta respuesta de adaptación, transforma al cuerpo


para que sea más delgado, saludable y más resistente al hambre y al
ayuno. La alimentación forzada suprime esta característica de
adaptación.
Esto significa que bajo los términos del estudio, las personas sometidas
al plan de una comida al día, no tenían la posibilidad de adaptarse a tal
régimen. Sin embargo, si se les hubiera permitido elegir libremente sus
alimentos y dejar de comer al sentir saciedad, probablemente se habrían
adaptado cada vez más al ayuno, y los resultados del estudio habrían
sido muy diferentes. La segunda falla del diseño alimenticio fue que
estaba basado en el índice de la dieta típica de Estados Unidos, y ese
índice alimenticio va en contra de la efectividad del ayuno intermitente.
La Porción Alimenticia Típica Anula los
Beneficios del Ayuno Intermitente
La alimentación típica y su alto índice glucémico jamás complementarán
al ayuno intermitente, y ciertamente no al consumir una comida al día.
Consumir 40 por ciento de las calorías diarias tan sólo de carbohidratos
refinados de una sentada afectará su insulina y su salud más que
cuando esa cantidad se divide en tres o varias comidas.

Sí, si consume las porciones típicas de chocolate, pay, malteada o


helado, será mejor que las divida en tantas comidas como sea posible. Y
tenga en cuenta que, la alimentación típica con su índice alto en
carbohidratos y bajo en proteína y fibra, es conocido por promover el
hambre y el aumento de peso; y ciertamente disminuye su capacidad de
resistir el ayuno.
¿Entonces, qué puede aprender de estos estudios? ¿Cuál debe ser el
índice alimenticio correcto al seguir un régimen de ayuno intermitente?
¿Cuáles deben ser las elecciones correctas de alimentos? ¿Cuál debe
ser el combustible alimenticio correcto?

•Índice Adecuado de Alimentos: alto en proteína, bajo en


carbohidratos y alto en fibra. Es crucial tener un bajo índice
glucémico alimenticio para la viabilidad del ayuno intermitente. El
índice ideal sería: alto en proteína- bajo en carbohidratos - alto en
fibra. Ese índice ha demostrado ser el más efectivo para promover la
saciedad y resistir el hambre. La parte alta en proteína ayuda a nutrir y
retener los tejidos magros, mientras que el índice bajo en
carbohidratos y alto en fibra ayuda a optimizar su insulina y a apoyar
un metabolismo saludable. Este índice alimenticio también ha
demostrado ser el más efectivo para disminuir la grasa corporal,
mientras que conserva el tejido muscular.

•Elecciones Alimenticias Adecuadas: proteína de calidad,


vegetales verdes y fibrosos, frutas altas en nutrientes, grasa
saludable. Su proteína debe venir preferiblemente de fuentes
alimenticias orgánicas y enteras – pescado, huevos de pastoreo,
leguminosas y lácteos. Hay que notar que la proteína de los lácteos,
especialmente de lactosuero de leche, no sólo está bien para el ayuno
intermitente, sino que aumenta sus beneficios a través de su contenido
de nutrientes que apoyan al sistema inmune, son antiinflamatorios y
regeneran los tejidos, entre los cuales encontramos los péptidos
bioactivos, la leucina y el calcio.

Para la fibra y los carbohidratos utilice alimentos vegetales enteros


y fibrosos, como los vegetales de hojas verdes, crucíferos, raíces,
leguminosas, maíz de grano entero, arroz salvaje, avena y cebada.

Para apoyar sus defensas antiinflamatorias y antioxidantes, utilice


frutas altas en nutrientes, como moras, cerezas, cítricos, papayas y
manzanas; otras opciones poderosas de esta categoría son
el chocolate amargo (sin azúcar), té verde y proteína de lactosuero
de leche de alta calidad sin desnaturalizar. Su combustible graso
debería venir de frutos secos, semillas, aguacates, aceitunas,
aceite de oliva extra virgen, aceite de coco y lácteos enteros.
La Grasa Generalmente Ayudará a Que Se
Adapte Mejor al Ayuno que los Carbohidratos
El combustible proveniente de las grasas generalmente se adaptará
mejor al ayuno que el combustible de los carbohidratos, ya que tiene un
efecto más duradero y profundo en su saciedad y su habilidad para
mantener su energía durante el ayuno. El combustible proveniente de la
grasa aumenta la cetogénesis – una vía de energía que involucra la
producción de los cuerpos cetónicos, subproductos del metabolismo de
la grasa – conocidos por funcionar como el combustible preferido del
cuerpo durante el ayuno, cuando las reservas de glucógeno están
vacías, y el suministro de glucosa es limitado.

Los cuerpos cetónicos han demostrado mantener las funciones


cerebrales y corporales; e increíblemente, también han demostrado su
capacidad para proteger contra las enfermedades neuronales, ataques
epilépticos y enfermedades cerebrales relacionadas con el
envejecimiento, como el Alzheimer, enfermedad de Huntington y de
Parkinson. Sin embargo, lo anterior tiene algunas excepciones.
Casos En los Que la Grasa Alimenticia No Debería
Ser el Combustible Principal
La grasa no debería ser el combustible principal si padece alguna
condición que disminuye el metabolismo de la grasa, como:

Hiperlipidemia
Trastorno del colesterol
Obesidad relacionada con la resistencia a la insulina
Enfermedad hepática
La otra razón para no utilizar la grasa como combustible principal se
relaciona a su tipo de ejercicio. Si hace levantamiento de pesas o si hace
puro entrenamiento de fuerza, no debe utilizar la grasa como su
combustible principal. El desempeño de fuerza máximo necesita
combustible de los carbohidratos, ya que utiliza predominantemente sus
fibras rápidas oxidativas glucolíticas (fibras blancas tipo IIB), que son
inherentemente dependientes de los carbohidratos y tienen una
capacidad muy limitada para utilizar la grasa.
Tenga Cuidado con las Diferencias de Género y
con los Objetivos Individuales de Salud
El género es otro factor importante en los estudios realizados con
humanos y animales. Las respuestas específicamente femeninas
plantean un fenómeno científico interesante. Los investigadores han
encontrado evidencias de que ciertamente hay un intercambio entre los
organismos de la virilidad y la longevidad.

Aparentemente, los mismos genes que promueven la longevidad


humana también pareen suprimir la capacidad reproductiva femenina.
Por lo tanto, los protocolos de ayuno y ejercicio intenso, conocidos por
promover la longevidad, también disminuyen los niveles de estrógeno,
por lo que modulan la composición corporal y suprimen la capacidad
reproductiva femenina. Esto es aparentemente parte del mecanismo
temprano de adaptación a las condiciones primordiales de escasez y
privación alimenticia, que requieren mayor fuerza y durabilidad a costa
de la capacidad reproductiva. Por lo tanto, las condiciones de privación
no son apropiadas biológicamente durante el embarazo y en la edad
fértil.
Hace algunos años, hablé de este tema con el Dr. Marc Mattson,
profesor de neurociencias en la Universidad Johns Hopkins. De acuerdo
con Mattson, las mujeres que ayunan o que siguen la restricción calórica,
tienen la tendencia a adelgazar y a volverse cada vez más adictas al
ejercicio físico, por lo que pierden su ciclo menstrual. No obstante,
parecen ganar mejoras substanciales en todos los marcadores
biológicos de la longevidad – es decir, mayor sensibilidad a la insulina,
mayor secreción de GH, mejor perfil lipídico, mejor perfil de citosinas
antiinflamatorias, mejor función cognitiva, etc.

Tenga en cuenta que el ayuno desencadena el gen SIRT-1 de la


longevidad, que regula la producción mitocondrial de energía en conjunto
con la proteína PGC-1α, que promueve la transcripción de los genes, y
que aumenta la biogénesis mitocondrial y la densidad muscular. Sí, la
eficiencia de la utilización de la energía mitocondrial es la clave de la
longevidad.

Uno de los beneficios más notables del ayuno es su profundo efecto


antiinflamatorio. El ayuno aumenta la producción de citosinas
antiinflamatorias, mientras que reprime las citosinas proinflamatorias,
como la TNF-α y la IL-6. Tenga que en cuenta que las citocinas
proinflamatorias producidas por las células de grasa (adipocinas) están
relacionadas a la resistencia a la insulina, obesidad, síndrome
metabólico, y una menor expectativa de vida; mientras que las citosinas
antiinflamatorias, como la adiponectina y la IL-15, están relacionadas con
una mejor sensibilidad a la insulina, mayor termogénesis, menor
almacenamiento de grasa, mayor regeneración muscular y mayor
expectativa de vida.

Finalmente, en vista del exceso epidémico actual de estrógeno en


mujeres y hombres, ocasionado por las sustancias estrogénicas y los
alimentos (como los petroquímicos y la soya), el ayuno y el ayuno
intermitente puede ser utilizado como una estrategia terapéutica efectiva
para equilibrar el estrógeno y prevenir los trastornos metabólicos
relacionados y el cáncer.
Conclusiones
No confíe ciegamente en los estudios del ayuno intermitente
realizados en seres humanos, ya que algunos de ellos muestran
resultados confusos debido a las grandes fallas en su diseño.
Ni siquiera piense en el ayuno intermitente si consume las porciones
típicas, de alimentos chatarra de alto índice glucémico de la
alimentación estadounidense.
Cuando siga un régimen de ayuno intermitente necesita que sea de
bajo índice glucémico y alto en proteína y fibra. Consuma alimentos
enteros, posiblemente altos en lácteos y proteína de lactosuero, en
conjunto con alimentos llenos de antioxidantes.
Ajuste su combustible alimenticio de acuerdo a su condición
específica y tipo de entrenamiento.
Su régimen de ayuno intermitente tiene que tener sentido. La
longitud de los intervalos de ayuno deben ser óptimos para lograr el
máximo impacto biológico. Lo que realmente cuenta es el tiempo
neto de ayuno (periodo entre comidas menos el tiempo de
digestión). El cuerpo necesita aproximadamente 5 a 8 horas para
digerir completamente una comida y cambiar al modo de ayuno.
Tres a seis horas de “no comer” entre comidas no serán suficientes
para poner al cuerpo en modo de ayuno y por lo tanto no logrará los
resultados que espera.
La respuesta específicamente femenina al ayuno o al ayuno
intermitente no es diferente a la respuesta femenina del ejercicio
intenso. Por lo que ciertamente hay un intercambio entre beneficios
y efectos secundarios. Y la pregunta “¿deberían ayunar las
mujeres?” plantea los mismos problemas que la pregunta
“¿deberían las mujeres hacer ejercicio intenso?”.

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