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RECURSOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA

DEL CONFLICTO INTERNO EN CLAVE DE ACCIÓN SIN DAÑO Y


CONSTRUCCIÓN DE PAZ

RONALD EDWARD VILLAMIL CARVAJAL


Historiador, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá
Código 04868293

Trabajo Final para optar al título de


Especialista en Acción sin Daño y Construcción de Paz

Coordinadora del Programa Académico


Martha Nubia Bello Albarracín
Profesora Asociada, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA, SEDE BOGOTÁ


FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS
DEPARTAMENTO DE TRABAJO SOCIAL
ESPECIALIZACIÓN EN ACCIÓN SIN DAÑO Y CONSTRUCCIÓN DE PAZ

CIUDAD UNIVERSITARIA, BOGOTÁ D.C.


DICIEMBRE DE 2012
ÍNDICE

RESUMENES
PREÁMBULO
I. CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DEL CONFLICTO INTERNO
Y ESTRATEGIAS PARA SU APROPIACIÓN SOCIAL
1. Contexto normativo e institucional de la construcción de memoria histórica
en el marco de la justicia transicional
2. Apuestas del Grupo de Memoria Histórica
3. Estudio de caso: Alto Nordeste Antioqueño e informe público «Silenciar la
Democracia. Las Masacres de Remedios y Segovia, 1982 – 1997»
4. Estrategia de socialización e impacto público de la investigación: balance y
perspectivas desde los enfoques de ASD y ESC
II. ALCANCE DE LA MEMORIA HISTÓRICA COMO INSTRUMENTO DE
JUSTICIA TRANSICIONAL
1. Incidencia de las recomendaciones de política pública del Informe sobre las
masacres de Remedios y Segovia
2. Retos y Acciones estratégicas para el fortalecimiento de las experiencias de
exigibilidad de derechos en el caso del Nordeste Antioqueño
III. RECURSO PEDAGÓGICO MULTIMEDIA
1. Planteamiento y pertinencia de un recurso pedagógico multimedia en
perspectiva del enfoque de ASD y Construcción de Paz
2. Guion para la elaboración de un recurso pedagógico multimedia sobre la
recuperación y construcción de la memoria histórica para el Alto Nordeste
Antioqueño
COLOFÓN
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
ANEXO (PROPUESTA DE GUION MULTIMEDIA)

2
RESUMENES

TITULO DEL TRABAJO DE GRADO

RECURSOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA


DEL CONFLICTO INTERNO EN CLAVE DE ACCIÓN SIN DAÑO Y
CONSTRUCCIÓN DE PAZ

RESUMEN

Este trabajo ofrece una reflexión acerca de la capacidad, los alcances y los límites de
los procesos de construcción de memoria histórica en el marco de la justicia
transicional en Colombia durante el período 2005 – 2011. Puntualmente, se analizan
las estrategias de socialización y apropiación social de las investigaciones llevadas a
cabo por el Grupo de Memoria Histórica (GMH) de la Comisión Nacional de
Reparación y Reconciliación (CNRR), con el fin de precisar desde los aportes de los

3
enfoques de Acción sin Daño y de Sensibilidad al Conflicto, el nivel de incidencia
de la memoria histórica en el ciclo de formulación de política pública orientada a la
satisfacción de derechos vulnerados por efecto del conflicto armado interno, la
definición de criterios para los procesos de exigibilidad de derechos y el
fortalecimiento de los ejes angulares de la justicia transicional: verdad, justicia,
reparación y garantías para la no repetición. Para ello se toma como referente la
investigación llevada a cabo por el GMH en los municipios de Remedios y Segovia
en el Alto Nordeste Antioqueño, cuyo primer producto fue la publicación de un
informe público en 2011.

El ejercicio concluye con la formulación de un recurso pedagógico multimedia que


potencie en el mediano y largo plazo la socialización, la apropiación, la
multiplicación y el empoderamiento de la memoria histórica por parte de las
víctimas directas, la comunidad afectada y la sociedad civil nacional, y contribuya
con el fortalecimiento de los procesos de exigibilidad de derechos y formulación de
políticas públicas orientadas a la reparación simbólica, las capacidades locales para
la transformación del conflicto social y armado, y la construcción de paz.

PALABRAS CLAVES

Conflicto Armado Interno, Justicia Transicional, Memoria Histórica, Pedagogía y


Apropiación Social, Acción Sin Daño y Construcción de Paz

TITLE OF THE DISSERTATION OF GRADE

RESOURCES FOR THE CONSTRUCTION OF HISTORICAL MEMORY THEY


INTERNAL CONFLICT IN DO NO HARM KEY AND PEACE BUILDING

4
SUMMARY

This work offers a reflection on the capacity, scope and limits of the construction
processes of historical memory in the context of transitional justice in Colombia
during the period 2005-2011. Specifically, we analyze the strategies of socialization
and social appropriation of the investigations carried out by the Historical Memory
Group (GMH) of the National Commission for Reparation and Reconciliation
(CNRR), in order to clarify from the contributions of the approaches no Harm and
conflict sensitivity, the incidence level of historical memory in the development
cycle of public policy aimed at the satisfaction of rights violated as a result of the
armed conflict, the definition of criteria for the process of enforcement of rights and
strengthening of the rotary axes of transitional justice: truth, justice, reparation and
guarantees of non-repetition. This is taken as a reference to research carried out by
GMH in the municipalities of Remedios and Segovia in Upper Northeast
Antioquia, whose first product was the publication of a public report in 2011.

The exercise concludes with the formulation of a multimedia educational resource


that enhances the medium and long term socialization, appropriation,
multiplication and empowerment of historical memory by the direct victims, the
affected community and national civil society, and contribute to strengthening the
process of claiming rights and public policy oriented symbolic reparation, local
capacity to transform the social and armed conflict, and peacebuilding.

KEY WORDS

Internal Armed Conflict, Transitional Justice, Historical Memory, Pedagogy and


Social Ownership, Do No Harm and Peacebuilding.

5
COORDINACIÓN ESPECIALIZACIÓN

Martha Nubia Bello Albarracín

NOMBRE COMPLETO DEL AUTOR (AÑO DE NACIMIENTO)

Ronald Edward Villamil Carvajal (1976)


Contacto Autor: revillamilc@unal.edu.co

6
PREÁMBULO

El presente trabajo ofrece una reflexión acerca de la capacidad, los alcances y los
límites de los procesos de construcción de memoria histórica en el marco de la
justicia transicional en Colombia durante el período 2005–2011.

Puntualmente, se analizan las estrategias de socialización y apropiación


social de las investigaciones llevadas a cabo por el Grupo de Memoria Histórica
(GMH) de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR), con el fin
de precisar desde los aportes de los enfoques de Acción sin Daño y de Sensibilidad
al Conflicto, el nivel de incidencia de la memoria histórica en el ciclo de
formulación de política pública orientada a la satisfacción de derechos vulnerados
por efecto del conflicto armado interno, así como la definición de criterios para los
procesos de exigibilidad de derechos y el fortalecimiento de los ejes angulares de la
justicia transicional: verdad, justicia, reparación y garantías para la no repetición.

7
Para ello se toma como referente la investigación llevada a cabo por el GMH
en los municipios de Remedios y Segovia en el Alto Nordeste Antioqueño, cuyo
primer producto fue la publicación de un informe público en 2011, examinando los
límites y los alcances de las estrategias de impacto público de la investigación
realizada, con el ánimo de contribuir con elementos reflexivos y propositivos que
fortalezcan sus aspectos positivos, reduzcan la generación de daño y permitan una
mayor interacción entre las investigaciones y las necesidades locales para la
transformación del conflicto y la construcción de paz.

De esta manera, y con base en la reflexión propuesta, nuestro objetivo


central consiste en construir el guion para un recurso pedagógico multimedia que
potencie en el mediano y largo plazo la socialización, la apropiación, la
multiplicación y el empoderamiento de la memoria histórica por parte de las
víctimas directas, la comunidad afectada y la sociedad civil nacional, y contribuya
con el fortalecimiento de los procesos de exigibilidad de derechos y formulación de
políticas públicas orientadas a la reparación simbólica, las capacidades locales para
la transformación del conflicto social y armado, y la construcción de paz.

En este sentido, el presente trabajo aspira dar respuestas específicas a los


siguientes interrogantes: ¿Cómo fue el proceso de socialización e impacto público
llevado a cabo para el Informe sobre las masacres de Remedios y Segovia a nivel
local, regional y nacional? ¿Se generó daño en la implementación de dicha
estrategia?; ¿Qué incidencia institucional han logrado las recomendaciones de
política pública del Informe para la reparación integral de los daños identificados
con la investigación adelantada?; A partir de las características y condiciones
actuales del contexto regional, y de la situación puntual de las víctimas en materia
de exigibilidad y garantía de derechos, y condiciones para la no repetición de los
hechos violentos, ¿qué recursos o dispositivos pedagógicos y/o metodológicos

8
permitirían un mayor nivel de apropiación, multiplicación y empoderamiento de la
memoria histórica del proceso de violencia?; ¿Qué capacidades y/o posibilidades
para la transformación positiva del conflicto armado y la construcción de paz se
podrían promover con estos recursos o dispositivos?; Con base en la investigación
adelantada sobre la recuperación y construcción de la memoria histórica para el
Alto Nordeste Antioqueño, ¿a partir de qué información concretar la elaboración de
un recurso multimedia? ¿Qué metodología garantiza la concertación y
participación de las víctimas en el proceso e elaboración, diseño y concreción del
recurso pedagógico? ¿Cuál sería la propuesta de guion y a qué criterios políticos e
investigativos respondería?

De esta forma, a partir de la investigación adelantada sobre la recuperación


de la memoria histórica del proceso de violencia política ocurrido en los municipios
de Remedios y Segovia durante el lapso 1982–1997 por parte del GMH, y con base
en la resolución de las anteriores preguntas, el presente trabajo posibilitará
encuentros, permitirá diálogos y facilitará intercambio de conceptos y herramientas
entre los procesos de construcción de memoria histórica y los enfoques de
Sensibilidad al Conflicto (ESC), Acción sin Daño (ASD) y Construcción de Paz.

Consideramos que es pertinente fortalecer las articulaciones e interacciones


entre la construcción de memoria histórica con el reconocimiento de capacidades
para la transformación positiva del conflicto y la construcción de paz en contextos
diversos; con la dimensión psicosocial del daño en la medida en que la memoria es
un instrumento que posibilita el diagnóstico, la identificación y la valoración del
daño individual y colectivo causado por la violencia; con la construcción de
democracia y de ciudadanía; con la exigibilidad y la satisfacción oportuna de los
derechos de las víctimas a la justicia, la verdad, la reparación y la no repetición.

9
El trabajo está compuesto por cuatro secciones. En la primera, titulada
Construcción de la memoria histórica del conflicto interno y estrategias para su apropiación
social, se presenta el contexto normativo e institucional de la construcción de
memoria histórica en el marco de la justicia transicional en Colombia y las apuestas
ético–políticas del Grupo de Memoria Histórica, se enmarca el estudio de caso
particular como es la investigación sobre la recuperación de memoria histórica en el
Alto Nordeste Antioqueño y se analiza la estrategia de socialización e impacto
público adelantada por el GMH desde los enfoques de ASD y ESC, tratando de
identificar la posible generación de daño dentro de dicha estrategia.

En la segunda sección denominada Alcance de la memoria histórica como


instrumento de justicia transicional, se identifican los factores de incidencia de las
recomendaciones de política pública del Informe sobre las masacres de Remedios y
Segovia, así como los retos y acciones estratégicas para el fortalecimiento de las
experiencias de exigibilidad de derechos en el caso del Nordeste Antioqueño. Se
trata de reconocer el impacto que dichas recomendaciones propiciaron para la
incidencia dentro del ciclo de política pública del período 2005–2011 orientado a la
reparación integral de los daños individuales y colectivos identificados en el
proceso de recuperación de memoria histórica de la región. De la misma manera,
plantear los criterios que potencien los procesos de exigibilidad de derechos y las
capacidades locales para la construcción de memoria histórica como aportes a la no
generación de daño, a la transformación del conflicto social y armado, y a la
construcción de paz.

En la sección tercera titulada Recurso pedagógico multimedia, se plantea la


pertinencia de un recurso pedagógico multimedia en perspectiva del enfoque de
ASD y Construcción de Paz para el contexto específico del Alto Nordeste
Antioqueño, y se presenta sus características, estructura y proceso de construcción

10
y consolidación colectiva. Por último, la cuarta sección, a manera de anexo,
presenta el correspondiente guion.

En el presente trabajo intervienen activamente las víctimas directas e


indirectas que aportaron su testimonio para la investigación, los pares regionales
que acompañaron y retroalimentaron la elaboración del Informe público, las
personas pertenecientes al GMH que aportaron con su trabajo en el proceso de
investigación e impacto público del Informe escrito y personas colaboradoras de
otros espacios e instituciones cuyo aporte ha sido fundamental para el desarrollo de
la investigación.

11
I. CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DEL
CONFLICTO INTERNO Y ESTRATEGIAS PARA SU
APROPIACIÓN SOCIAL

1. Contexto normativo e institucional de la construcción de memoria histórica en el marco


de la justicia transicional

Los procesos institucionales en temas de construcción de memoria histórica del


conflicto armado interno en Colombia tienen su epicentro con la formulación de la
Ley 975 de 2005 o de Justicia y Paz1. Partimos de la base que las políticas públicas
implementadas con dicho instrumento se orientaron principalmente a la
desmovilización de grupos armados ilegales y la reincorporación a la vida civil de
sus integrantes, dejando el tema de la reparación integral de las víctimas de la
violencia política circunscrita casi exclusivamente a la dimensión económica de la
1
Congreso de la República. (2005) Ley 975 del 25 de julio de 2005, por la cual se dictan disposiciones para la
reincorporación de miembros de grupos armados organizados al margen de la ley, que contribuyan de manera efectiva a la
consecución de la paz nacional y se dictan otras disposiciones para acuerdos humanitarios. Bogotá: Diario Oficial.

12
misma mediante mecanismos de tipo administrativo. Si bien la Ley de Justicia y Paz
incorporó los principios motores de la justicia transicional, su posterior
implementación sacrificó una real y efectiva actuación de la dimensión simbólica de
la reparación, como también la satisfacción plena de los derechos vulnerados y las
garantías para la no repetición de los hechos violentos. Paradójicamente, en el
contexto particular de los procesos y escenarios judiciales paulatinamente emergió
el ascenso y fortalecimiento de la recuperación de memoria como insumo para la
construcción de la verdad judicial.

No obstante, la incorporación de la memoria histórica como elemento


articulador de los postulados básicos de la justicia transicional: verdad, justicia,
reparación y garantías de no repetición obedeció más a procesos de movilización y
demanda social que a una formulación explícita de política pública derivada de la
propia Ley de Justicia y Paz. La incidencia de sectores de la sociedad civil ―en
particular la academia, organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos,
medios de comunicación y agencias de cooperación internacional― dentro del
debate público acerca de los límites de la Ley de Justicia y Paz en materia de
reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno, paulatinamente
dinamizaron y posicionaron el papel de la memoria como eje articulador de los
procesos de construcción y esclarecimiento de verdad histórica del conflicto
armado interno.

Es así como dentro de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación


(CNRR) —organismo de carácter mixto e interinstitucional encargado de regular,
implementar y ejecutar muchos de los mandatos de la Ley de Justicia y Paz— se
creó el Grupo de Memoria Histórica (GMH) como una de sus áreas funcionales
encargada de la presentación de «un informe público sobre las razones para el
surgimiento y evolución de los grupos armados ilegales» [Art. 51, Parág. 52.2], único

13
artículo de la Ley de Justicia y Paz orientado hacia el esclarecimiento de la verdad
histórica del conflicto como medida de reparación simbólica y de satisfacción de
derechos vulnerados.

El desarrollo de la labor del GMH estuvo inscrito dentro de los marcos


normativos de la Ley 975 de 2005, de la jurisprudencia de la Corte Constitucional y
de los estándares jurídicos internacionales en torno a los derechos de las víctimas a
la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición.

A partir de estos mínimos normativos, el GMH se constituyó como un


equipo de investigación con autonomía académica y operativa, rigor científico y
veracidad que implementó una metodología interdisciplinaria e independiente
para adelantar procesos de recuperación de la memoria histórica del conflicto
armado interno con opción preferencial por las voces silenciadas y/o suprimidas de
la escena pública; con énfasis en la perspectiva regional de las víctimas y los actores
del conflicto teniendo en cuenta la temporalidad de los hechos e incluyendo
enfoques diferenciales de género, etnicidad y etáreo en el análisis; realizando una
priorización sobre las violaciones de Derechos Humanos y del Derecho
Internacional Humanitario, de tal forma que la reconstrucción de la memoria de los
hechos y la consecuente identificación, diagnóstico y valoración de los daños e
impactos contribuyera de forma constructiva a la recuperación del tejido social en
las zonas más afectadas por el conflicto armado en el país. De igual manera, el
GMH incluyó recomendaciones o propuestas de política pública que propiciarían el
ejercicio efectivo de los derechos a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías
de no repetición, principios inscritos dentro de la Ley de Justicia y Paz de 20052.

2
Cf. Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, CNRR. (2008) Plan de Acción 2007-2008.
Bogotá: CNRR, pp. 135-180; Grupo de Memoria Histórica, GMH. (Agosto de 2008) Programa de investigación:
Narrativas y voces del conflicto. Bogotá: GMH.

14
A partir de esta ruta el GMH adelantó procesos de recuperación de la
memoria histórica del conflicto armado interno apoyados metodológicamente en
los casos emblemáticos y transversales. Los primeros son eventos y procesos en los
cuales se condensan elementos particulares del conflicto armado, que se distinguen
no sólo por la naturaleza de los hechos, sino por su capacidad explicativa y su
fuerza ilustrativa. Lo que se busca con el caso emblemático es producir una
memoria histórica basada en eventos y territorios concretos que permitan conectar
las vivencias de los sujetos y las comunidades con los procesos políticos y sociales
más amplios, incorporando así mismo la relación entre las perspectivas local,
regional y nacional3. Por su parte, los casos transversales documentan procesos de
larga duración y en contextos amplios sobre temas como enfoque diferencial y
tratamiento de lógicas de victimización particulares4; análisis conceptual,
historiográfico y jurídico5. La experiencia acumulada también permitió la
sistematización de propuestas metodológicas, pedagógicas y de difusión amplia de

3
Grupo de Memoria Histórica. (2008) Trujillo: Una tragedia que no cesa. Bogotá: Editorial Planeta; (2009)
La masacre de El Salado: Esa guerra no era nuestra. Bogotá: Ediciones Semana; (2010) La Rochela. Memorias de un
Crimen contra la Justicia. Bogotá: Ediciones Semana; (2010) Bojayá: la guerra sin límites. Bogotá: Ediciones Semana;
(2010) La masacre de Bahía Portete: mujeres wayuu en la mira. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) La masacre de El
Tigre. Reconstrucción de la memoria histórica en el Valle del Guamuéz – Putumayo. Bogotá: GMH; (2011)
Desplazamiento forzado en la comuna 13: la huella invisible de la guerra. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) San Carlos:
Memorias del éxodo en la guerra. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) Silenciar la Democracia: Las masacres de Remedios
y Segovia, 1982-1997. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) El orden desarmado. La resistencia de la Asociación de
Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC). Bogotá: Ediciones Semana; (2012) El Placer: mujeres, coca y guerra en el
Bajo Putumayo. Bogotá: Ediciones Semana; (2012) «Nuestra vida ha sido nuestra lucha». Resistencia y memoria en el
Cauca Indígena. Bogotá: Ediciones Semana.
4
Grupo de Memoria Histórica. (2010) La tierra en disputa. Memorias del despojo y resistencias campesinas en
la Costa Caribe, 1960–2010. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) Mujeres y Guerra: víctimas y resistentes en el Caribe
colombiano. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) Mujeres que hacen historia. Tierras, cuerpo y política en el Caribe
colombiano. Bogotá: Ediciones Semana.
5
Grupo de Memoria Histórica. (2012) Justicia y Paz: ¿verdad judicial o verdad histórica? Bogotá: Ediciones
Semana; (2012) Justicia y Paz: los silencios y los olvidos de la verdad. Bogotá: Ediciones Semana; (2012) Justicia y Paz:
tierras y territorios en las versiones de los paramilitares. Bogotá: Ediciones Semana; (2012) Encuesta Nacional: ¿qué
piensan los colombianos después de siete años de justicia y paz? Bogotá: Ediciones Semana.

15
la recuperación de memoria histórica en medio del conflicto armado interno y con
opción preferencial por la voz de las víctimas y las comunidades afectadas6.

El GMH desarrolló su labor entre los años 2007 a 2011, momento en el cual
sus competencias son retomadas por el Centro de Memoria Histórica (CMH) en su
nueva condición de establecimiento público creado por el artículo 146 de la Ley
1448 de 20117 —más conocida como Ley de Víctimas y Restitución de Tierras— y
reglamentado en el Decreto Ley 4803 de 20118. Las últimas publicaciones de casos
emblemáticos y transversales del GMH se socializaron en octubre 2012, mientras
que para 2013 se tiene proyectado la publicación y socialización del Informe
General, con lo cual termina definitivamente su vigencia legal de acuerdo con lo
establecido en el Decreto Ley 4158 de 20119.

2. Apuestas del Grupo de Memoria Histórica

Dado el contexto de conflicto armado interno que padece el país desde hace más de
medio siglo, los procesos de reconstrucción de la memoria histórica se constituyen
en oportunidades para la expresión de las víctimas, de sus demandas económicas,
legales y culturales en la esfera pública, pero también en instancia de enunciación

6
Grupo de Memoria Histórica. (2009) Recordar y narrar el conflicto. Herramientas para reconstruir memoria
histórica. Bogotá: GMH; (2009) Memorias en tiempo de guerra. Repertorio de iniciativas. Bogotá: Punto Aparte
Editores; (2009) El despojo de tierras y territorios. Aproximación conceptual. Bogotá: Editorial Kimpres; (2011) La
memoria histórica desde la perspectiva de género. Conceptos y herramientas. Bogotá: GMH; (2010) Plataforma
Multimedia La tierra ya no es pa’l que la trabaja. Bogotá: GMH; (2010) Plataforma Multimedia La Rochela. Memorias de
un Crimen contra la Justicia. Bogotá: GMH; (2011) Una historia de paz para contar, recontar y no olvidar. Cartilla sobre
la historia de la ATCC. Bogotá: GMH.
7
Congreso de la República. (2011) Ley 1448 del 10 de junio de 2011, por la cual se dictan medidas de atención,
asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno y se dictan otras disposiciones. Bogotá: Diario
Oficial.
8
Presidencia de la República. (2011) Decreto Ley 4803 del 20 de diciembre de 2011, por el cual se establece la
estructura del Centro de Memoria Histórica. Bogotá: Diario Oficial.
9
Presidencia de la República. (2011) Decreto Ley 4158 del 3 de noviembre de 2011, por el cual se determina la
adscripción del Centro de Memoria Histórica y se fijan otras disposiciones. Bogotá: Diario Oficial.

16
de los discursos y motivaciones de los perpetradores, de balance de las conflictivas
relaciones de estos con la población civil y, desde luego, en oportunidad de
identificación de responsabilidades y deberes del Estado frente al conflicto. Ante
esta realidad, la demanda social de verdad y memoria en Colombia es ante todo
una demanda de democracia cuyos alcances es necesario potenciar bajo los
enfoques y herramientas de la Acción sin Daño para su adecuada transformación
en propuestas de políticas públicas que propendan por la reparación integral de las
víctimas y la superación positiva del conflicto armado interno.

Ante este panorama, la labor del GMH se fundamentó en la reconstrucción


de la memoria y la verdad históricas de lo sucedido en el conflicto armado interno
siguiendo criterios de independencia académica, rigor científico y veracidad. Este
ejercicio se sustentó en la convicción de que es posible establecer un vínculo
indisoluble entre la construcción de la memoria y la construcción democrática. Se
trata de un proceso que parte del reconocimiento de unos mínimos ético–políticos,
entre los que sobresalen: a) el carácter político de la memoria; b) el papel
fundamental de la memoria histórica en los procesos de democratización en
situaciones de conflicto; c) la memoria histórica como un escenario para el diálogo,
la negociación y el reconocimiento de las diferencias con miras a un proyecto
democrático incluyente; d) la memoria en sí misma como una forma de justicia; e)
la memoria histórica como una forma de reparación simbólica que complementa
pero no sustituye las obligaciones de reparación y garantía de derechos del Estado
y la sociedad; f) la memoria como un mecanismo de empoderamiento de las
víctimas y la sociedad; y, g) el derecho a la memoria y el reconocimiento de la
verdad como derechos inalienables de las víctimas y de la sociedad10.

10
Cf. Grupo de Memoria Histórica, GMH. (Agosto de 2008) Programa de investigación: Narrativas y voces
del conflicto. Bogotá: GMH.

17
El esfuerzo sistemático del GMH para la construcción de la memoria
histórica propendió por ofrecer una explicación acerca de la naturaleza del
fenómeno violento en términos de sus causas profundas, de las complejas
interacciones económicas, sociales y políticas (nacionales e internacionales) que han
afectado la emergencia de la violencia, su dinámica y las variaciones en su
intensidad. De igual forma, en ofrecer una aproximación a los daños e impactos
humanos y demográficos de la violencia asociada al conflicto, así como sobre la
estructura social y económica del país. Desde este punto de vista, la construcción de
la verdad y la memoria históricas se perfilan en últimas como un eslabón central, o
mediador, en la transición de la violencia a la paz y la democracia.

A partir del trabajo adelantado por el GMH se hace necesario reforzar el


papel estructurante de la memoria en la lucha por los derechos humanos, la justicia
y la construcción de la democracia. Y ese papel se expresa por lo menos en tres
aspectos diferenciables: a) en la reapropiación crítica del pasado con sentido de
futuro; b) en la resignificación del tiempo del conflicto que se puede concretar en
conmemoraciones, rituales y recursos pedagógicos, c) en la resignificación de los
lugares asociados a los patrones de victimización, a saber, lugares de memoria,
monumentos públicos, iconografía o archivos, con el fin de darle dimensión y
visibilidad pública a la memoria del conflicto.

En suma, la construcción de memoria histórica lucha contra las políticas y


estrategias del silencio y del olvido, al tiempo que fortalece la construcción de
democracia y ciudadanía. Por tal razón, las investigaciones del GMH también
ofrecieron —además de la reconstrucción de los hechos, el análisis de los contextos
donde se inscriben tales hechos, los diagnósticos y valoración de los daños e
impactos, el análisis de las iniciativas y prácticas de memoria— el estudio
pormenorizado de la actuación de la justicia y las instituciones del Estado sobre los

18
hechos victimizantes, así como un conjunto de recomendaciones y propuestas de
políticas públicas para su implementación en el mediano y largo plazo.

3. Estudio de caso: Alto Nordeste Antioqueño e informe público «Silenciar la Democracia.


Las Masacres de Remedios y Segovia, 1982 – 1997»

El GMH definió el proceso de violencia política desatado en el Alto Nordeste


Antioqueño (municipios de Remedios y Segovia11) durante el período 1982–1997,
como uno de los casos emblemáticos que caracterizan al conflicto armado interno
colombiano, razón por la cual desarrolló un proyecto de investigación en
concertación con las víctimas, las comunidades afectadas y pares regionales12 cuyo
propósito general fue la recuperación de la memoria histórica de la región. Como
primer producto de dicha investigación, el GMH publicó y socializó en noviembre
de 2011 el Informe escrito: Silenciar la Democracia. Las masacres de Remedios y Segovia,
1982-199713.

A través de este Informe fue posible reconstruir un proceso regional


emblemático de la violencia contra las disidencias políticas y sus consecuentes
afectaciones a la democracia. En efecto, en Segovia y Remedios durante el periodo
1982–1997, fue recurrente la violencia contra la población civil especialmente
dirigida a la oposición política, la organización comunitaria y la movilización social,
expresada por la recurrencia a las masacres de grandes dimensiones e impactos14.

11
Esta denominación administrativa tiene origen en la distancia entre los municipios y Medellín, la
capital departamental.
12
Pares regionales son aquellas personas que desde su condición de guardianes de la memoria de la
región participaron activamente en la investigación.
13
Silenciar la Democracia…, Op. Cit.
14
Durante el período 1982–1997 en Remedios y Segovia ocurrieron 14 eventos de este tipo que dejaron
147 víctimas fatales. De este conjunto, cuatro masacres son hitos de la violencia contra las disidencias políticas
debido a sus objetivos, la identidad de las víctimas y la de los territorios atacados: 1) veredas Cañaveral y
Continúa en la siguiente página

19
Esta violencia fue articulada por miembros activos de la Fuerza Pública que
operaban en la región (Ejército y Policía), en asociación con civiles y grupos
paramilitares. Como resultado, se restringió el ejercicio pleno de la ciudadanía, los
procesos democráticos y el disenso en medio de la guerra.

A partir del proceso de investigación15 y con base en los enfoques de Acción


sin Daño16 y Sensibilidad al Conflicto17, la metodología de divisores y conectores
para la paz sobre este caso arroja los siguientes indicadores. En primer lugar la
violencia política desatada en el Alto Nordeste durante el período 1982–1997 tuvo
como desenlace el exterminio de las Juntas Cívicas, el Comité de Derechos
Humanos y los movimientos políticos alternativos como el Movimiento Obrero
Independiente y Revolucionario (MOIR), el Partido Comunista (PC) y la Unión
Patriótica (UP), así como la desnaturalización de los sindicatos y la proscripción de
la movilización social.

La cronicidad del conflicto armado y de su consecuente victimización o


revictimización provocó en las comunidades la agudización de las afectaciones
psicosociales, manifestadas en actitudes colectivas de dolor, desesperanza,

Manila, Remedios, 4 a 12 de agosto de 1983; 2) Segovia y La Cruzada, 11 de noviembre de 1988; 3) La Paz y El


Tigrito, Segovia, 22 de abril de 1996, y 4) Remedios, 2 de agosto de 1997.
15
La investigación se desarrolló entre los años 2008 y 2010 en Bogotá, Medellín, Remedios y Segovia.
16
Cf. Bello, M. N. (2011) El contexto colombiano: el conflicto armado, las crisis humanitarias y la Acción
sin Daño. En Bello, M. N. & Vásquez, O. (Comp.) (2011) Acción sin daño: reflexiones para el contexto colombiano.
Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia
(PIUPC), pp. 19–41; (2010) Introducción, contexto y perspectivas sobre Acción sin Daño y Construcción de Paz. Bogotá:
Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia
(PIUPC), Serie Acción sin Daño, Módulo N° 1.
17
Cf. Vásquez, O. (2011) Sensibilidad al conflicto y Acción sin Daño: retos de su aplicación en nuestro
contexto. En Bello, M. N. & Vásquez, O. (Comp.) (2011) Acción sin daño: reflexiones para el contexto colombiano.
Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia
(PIUPC), pp. 93–118; (2010) Sensibilidad al conflicto: principios, estrategias metodológicas y herramientas. Bogotá:
Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia
(PIUPC), Serie Acción sin Daño, Módulo N° 13.

20
abandono y padecimiento sin ningún tipo de tratamiento especializado. De la
misma manera, el paulatino empobrecimiento sistemático de la población, la
desarticulación de núcleos familiares, el abandono de niños y adultos mayores, y el
particular impacto sobre las mujeres viudas en un contexto hostil a la emergencia
de la mujer como sujeto social, productivo y político, propio de la predominante
cultura minera de corte machista de los enclaves minero–energéticos.

Las iniciativas y prácticas de la memoria de los hechos violentos agenciadas


y promovidas por las víctimas también fueron objeto de silenciamiento y
proscripción, imponiéndose la memoria hegemónica de los victimarios. En
consecuencia, actualmente la población en general —y las víctimas en particular—
carecen del mínimo espacio de representación, asociación o acompañamiento. Los
lazos sociales y comunitarios, así como los espacios de debate público se encuentran
totalmente deslegitimados por la acción de la violencia política.

Este agudo proceso de violencia política en la región fue acompañado por


actuaciones parciales y limitadas de la justicia que no han permitido la satisfacción
oportuna del derecho de las víctimas a la justicia, la verdad, la reparación y la no
repetición. La actuación de la justicia está a medio camino. En el campo penal, para
las masacres de 1988 y 1996 se profirieron sentencias condenatorias, mientras que la
impunidad es un factor compartido en las masacres de 1983 y 1997. Cuando la
justicia penal ordinaria falló contra los victimarios (1988 y 1996), los procesos
penales se demoraron en proferir sus primeras sentencias: en el caso de 1988 las
víctimas tuvieron que esperar casi 16 años, y en el caso de 1996 pasaron 11 años
para que una parte de sus derechos les fuera satisfecha en algún grado. De otro
lado, las actuaciones del campo disciplinario respecto a las faltas de los miembros
de la Fuerza Pública en la masacre de 1988 no se ajustaron a la gravedad de los
hechos, mientras que no hubo ningún fallo en relación con los hechos de 1983, 1996

21
y 1997. Así mismo, la justicia penal militar no profirió fallo alguno por la actuación
de miembros de la Fuerza Pública (acción u omisión) en las cuatro masacres. En
conjunto, existen carencias en la investigación y en las decisiones judiciales que
afectan el adecuado reconocimiento y restablecimiento de los derechos violados. Se
requieren, entonces, de medidas adicionales de justicia y reparación en función de
los daños causados.

De otra parte, el Alto Nordeste actualmente es una de las regiones más


aisladas de la política institucional regional y nacional, a pesar de su condición
histórica de enclave, de frontera abierta y de epicentro de la apertura democrática
de la década de 1980 en toda la nación. Sus condiciones estructurales en materia de
vías de comunicación, agroindustria, servicios públicos, salud, educación y
vivienda son precarias y deficientes. Representa una de las zonas más
contaminadas del mundo por efecto de la contaminación ambiental, producto del
vertimiento de insumos químicos (cianuro y mercurio) y desechos de la explotación
minera sobre las fuentes de agua. Problemas como la corrupción, la cooptación de
las instituciones públicas locales por parte de los actores armados ilegales y el
impacto desestabilizador del conflicto armado en las políticas públicas locales han
obstaculizado seriamente el proceso de modernización política y socioeconómica en
la zona.

El caso del Alto Nordeste es ilustrativo, además, del carácter estructural del
proceso de violencia que padecen varias regiones del país. Se trata de la emergencia
de múltiples conflictos políticos, económicos y socioculturales de larga duración
aún no posicionados dentro de la agenda pública para su adecuada transformación.
Lo particular en este caso, consistió en la delegación de la política a la guerra. Es
decir, el tratamiento de los conflictos de larga duración por parte del Estado
regional y central fue delegado en los actores armados tanto institucionales como

22
ilegales para su tratamiento y resolución, con lo cual los conflictos y demandas
sociales fueron asumidos como problemas de orden público18, más no como
oportunidad para la construcción de la democracia y la ciudadanía dentro de la
institucionalidad civil19.

Sobre la base del reconocimiento del carácter estructural, sistemático y de


larga duración del proceso de violencia política en la región, resulta concluyente
afirmar que sus daños e impactos son más profundos y complejos. Estos han
ocasionado rupturas y transformaciones en los proyectos individuales y colectivos
de la población, incluyendo la alteración de una trayectoria de cambio político que
se venía forjando a partir de las oportunidades creadas por las aperturas políticas,
las reformas democráticas del Estado y el auge de la movilización social y política
de la izquierda en los años 1980.

En efecto, la violencia del período 1982–1997 se caracterizó por el daño


causado por la estigmatización y el exterminio de la disidencia social y política. Éste
se expresó en la negación del ejercicio pleno de la ciudadanía, la restricción del
proceso democrático y la construcción precaria de una institucionalidad civil del
Estado regional. A esto se sumó el daño social relacionado con el colapso de las
relaciones comunitarias como consecuencia del miedo y la desconfianza
generalizada. La reunión de los daños políticos y sociales volvió precaria la
supervivencia de las víctimas, lo que se puso de manifiesto en la desestabilización
psicosocial, el empobrecimiento y la ruptura de sus proyectos de vida.

18
Cf. Zapata, M. L. (2009) Acción sin daño y reflexiones sobre prácticas de paz. Una aproximación a la
experiencia colombiana. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, pp. 7–10.
19
Cf. Galtung, J. (2008) “Visiones de la paz para el siglo XXI”. Paz por medios pacíficos, Paz y conflicto,
desarrollo y civilización. España: Colección Red Gernika, pp. 22–26.

23
Estos daños e impactos de la violencia política sobre las comunidades del
Nordeste se han prolongado y profundizado debido a la continuidad de la
violencia en la región, la cual se reeditó después de 1997 con el incremento de la
violencia guerrillera en 1998, y posteriormente con el establecimiento del Bloque
Metro de las AUC en el año 2000 y el Bloque central Bolívar en 2003, como cambios
propios de la expansión de la segunda generación paramilitar en el país. Desde
2008 se presenta la violencia ejercida por las bandas emergentes como “Los
Urabeños” y “Águilas Negras”, bandas de narcotraficantes como “Los Paisas” y “Los
Rastrojos”, y bandas de delincuentes comunes en abierta disputa por el control
territorial y el dominio de las economía formal e informal de la explotación
aurífera20. En consecuencia, la violencia en esta región minera de Antioquia sigue
siendo hoy una realidad vigente que demanda la atención y respuesta inmediata
del Estado en materia de seguridad, reconstrucción social, reparación integral y
justicia21.

4. Estrategia de socialización e impacto público de la investigación: balance y perspectivas


desde los enfoques de ASD y ESC

Recuperar y construir memoria histórica en medio del conflicto armado es una


labor difícil, por los potenciales riesgos que implica tanto para los testimoniantes
como para los equipos de investigación que acompañan estos procesos.

En efecto, el ejercicio de recuperar memoria histórica puede producir daños,


implícitos o explícitos, como la re-victimización (exponer a las personas a nuevas
situaciones de riesgo psicológico o físico ante las amenazas de posibles implicados
20
Noticias RCN. (22 de octubre de 2012) La Guerra Del Oro.
http://www.youtube.com/watch?v=ypahnPg4EaE&feature=youtu.be
21
Defensoría del Pueblo. Sistema de Alertas Tempranas – SAT (abril de 2012). Informe de Riesgo N° 002-
12A.I., municipios de Remedios, Segovia y Zaragoza en Antioquia.

24
como responsables materiales o intelectuales de los hechos), la estigmatización
(señalamiento y descalificación de las personas por su condición de víctimas o por
sus esfuerzos en ser escuchadas o atendidas adecuadamente), o el aislamiento
social (desconocer o silenciar la voz de las personas o condicionar su
fortalecimiento individual o colectivo para los procesos de incidencia en la agenda
pública). De igual manera, un manejo no adecuado del acopio testimonial o de la
realización de un taller de memoria puede generar el recrudecimiento de conflictos
familiares, comunitarios o colectivos; revivir el rol de las víctimas en su eterna
repetición del dolor sin lograr trascenderlo y transformarlo positiva y
constructivamente; generar procesos de tergiversación o alteración de los hechos y,
con ello, potenciar diferencias, posibilitar exclusiones y marginalizaciones22.

Entonces, ¿cómo no producir daño desde este ejercicio?, ¿cómo prevenir


posibles daños?, ¿cómo atenuar los efectos de posibles daños causados?

El caso del Alto Nordeste contempla un escenario en el cual no hay


presencia de organizaciones de víctimas como tampoco de organizaciones sociales
que las acompañen debido a la cronicidad del conflicto en la región desde hace tres
décadas. Lo anterior significó superar varios desafíos metodológicos en la medida
en que el interlocutor no fue una comunidad o una organización social y/o política,
sino personas aisladas y fragmentadas entre sí y con actitudes de desconfianza ante
sus pares y hacia los desconocidos. Esto incrementó los riesgos de seguridad y
acrecentó el impacto emocional tanto para el equipo de investigación como para las
personas que colaboraron en la investigación, lo cual sumado a las características
adversas del contexto local condicionó la realización de talleres colectivos y el
abordaje de temas que representaban riesgos para los actores armados emplazados
22
Cf. Grupo de Memoria Histórica. (2009) Recordar y narrar el conflicto. Herramientas para reconstruir
memoria histórica. Bogotá: GMH.

25
en el territorio. Ante este escenario, la recuperación y construcción de memoria
histórica estuvo condicionada por procesos de generación de confianzas mutuas
supremamente difíciles de conseguir, lo cual confiere especialmente a la
recuperación del testimonio un valor muy significativo dentro del conjunto de
casos emblemáticos desarrollados por el GMH.

Pero no solamente estas condiciones impactaron el proceso de investigación,


haciéndolo aún más complejo y adverso, sino que también determinó las acciones
encaminadas a potenciar el tema de la socialización y apropiación social de la
investigación, las cuales de por sí poseen unos alcances limitados en el marco de la
vigencia de la Justicia Transicional en Colombia.

Al respecto, el GMH implementó una estrategia de impacto público para cada


una de las investigaciones realizadas, concretada en eventos para la visibilización
amplia de los resultados de las investigaciones a nivel local, regional y nacional.
Dicha estrategia, más conocida como la Semana por la Memoria23, fue posible gracias
al decidido esfuerzo económico y técnico de la cooperación internacional, y se
constituyó en un esfuerzo significativo para la presentación pública de los procesos
de recuperación de memoria histórica adelantados, dado un escenario institucional
y un contexto político y social adverso para la promoción y visibilización de la
memoria como instrumento de política pública con sentido de transformación
social y reparación integral24.

23
El primer evento de este tipo tuvo lugar en septiembre de 2008, paralelo a la Semana por la Paz, con
motivo de la presentación pública del informe Trujillo: Una tragedia que no cesa. Desde entonces se
institucionalizó como el principal mecanismo de difusión y socialización amplia del trabajo investigativo del
GMH hasta su última versión en 2011.
24
Cf. Acevedo Arango, O. (2012) Geografías de la memoria. Posiciones de las víctimas en Colombia en el
período de justicia transicional (2005-2010). Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.

26
La agenda de la Semana por la Memoria contempló actividades como los actos
de presentación pública de los informes y demás productos resultado de las
investigaciones realizadas tanto en Bogotá como en la respectiva región con la
participación de las víctimas, representantes de la institucionalidad nacional y
regional y de la comunidad internacional; ruedas de prensa y posicionamiento
estratégico de los informes en los medios de comunicación con cobertura nacional y
regional; conversatorios y eventos académicos con la participación de las víctimas y
expertos nacionales e internacionales; presentación de exposiciones fotográficas;
presentación de obras teatrales; exposición de iniciativas de memoria y muestras
audiovisuales.

No obstante lo anterior, desde el análisis de políticas públicas y del enfoque


de ASD, cabe cuestionar si una estrategia de difusión amplia de los procesos de
recuperación de memoria garantiza o permite su real y adecuada socialización,
apropiación, multiplicación y empoderamiento especialmente por parte de las
víctimas y las comunidades afectadas, garantizando con ello la continuidad
temporal en la recuperación de la memoria desde lo local para contrarrestar olvidos
y desatenciones que lleven a la no satisfacción oportuna y plena de los derechos
vulnerados, a la no reparación integral individual y colectiva de los daños
causados, y a no permitir las garantías para la no repetición de los procesos de
victimización padecidos. Se trata de desafíos que el actual marco institucional
derivado de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras está llamado a potenciar
dentro de los esfuerzos encaminados hacia la formulación de política pública con
alcance de reparación integral.

Esto es especialmente pertinente en momentos donde la valoración social


sobre la memoria histórica no debe centrarse únicamente con el reconocimiento del
sufrimiento de las víctimas, sino que también es un asunto que comprende la

27
significación que como sociedad damos al origen y sentidos del conflicto armado, al
cómo entendemos nuestro presente y a partir de qué presupuestos queremos
construir nuestro futuro25. En este sentido, el ejercicio de recuperar memoria
histórica debe satisfacer plenamente los principios de la justicia transicional, pero al
mismo tiempo debe contribuir a la transformación de las lógicas que alimentan el
conflicto armado y generar posibilidades para la no repetición y la construcción de
paz especialmente desde lo local.

Para el caso de la investigación del Alto Nordeste su estrategia de impacto


público fue materializada en dos grandes momentos. En primer lugar, durante el
proceso de investigación26 se realizaron tres eventos enmarcados dentro de la II
Semana por la Memoria en Antioquia27: un taller para gestoras y gestores de memoria
con la participación de varias organizaciones sociales y defensoras de DD.HH. de
Medellín y Antioquia; un foro académico con la participación de víctimas, expertos
académicos y organizaciones sociales y defensoras de DD.HH. que acompañaron
en algún momento los procesos de exigibilidad de derechos de las comunidades del
Nordeste, y un acto de conmemoración pública a propósito de los 21 años de la
masacre del 11 de noviembre de 1988.

Para las víctimas del Alto Nordeste, la II Semana por la Memoria ofreció la
oportunidad de reunirse y participar tanto del espacio académico y de reflexión del
Foro, como de los actos conmemorativos del 11 de noviembre, fortaleciendo de esta
manera la idea de un acompañamiento a mediano plazo por parte del GMH, que
fuera más allá del acopio testimonial y la colaboración para el trabajo de campo.
También fue significativa la participación de representantes de organizaciones de
25
Cf. Antequera Guzmán, J. D. (2011) La memoria histórica como relato emblemático. Consideraciones en
medio de la emergencia de políticas de memoria en Colombia. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.
26
La investigación se desarrolló entre los años 2008 y 2010 en Bogotá, Medellín, Remedios y Segovia.
27
Evento realizado del 7 al 11 de noviembre de 2009 en la ciudad de Medellín.

28
víctimas del Nordeste (Amalfi, Vegachí, Zaragoza) en el Taller de gestoras y
gestores de memoria.

Para el GMH la realización del evento en su conjunto posibilitó estrategias


de articulación para fortalecer los espacios públicos de formación, reflexión y
sensibilización en torno a los retos y posibilidades de la memoria histórica de las
víctimas o afectados del conflicto armado interno, en el empeño por alcanzar
verdad, justicia y reparación integral. En un escenario heterogéneo y fructífero en
términos políticos y organizativos como Medellín, se logró establecer y consolidar
respaldos que a futuro vigorizaron y fortalecieron canales de comunicación e
intercambio de información importantes para el posterior desarrollo de los demás
casos emblemáticos que sobre Antioquia fueron adelantados por GMH28. No
obstante, a pesar de que se trató de actividades que innovaron la agenda de la
Semana por la Memoria —en la medida en que se superó el esquema base de la
socialización para incidir en el campo de la apropiación social de la memoria—
institucionalmente no tuvieron continuidad para las experiencias de los demás
casos emblemáticos presentados en 2010 y 2011.

El segundo momento consistió en la presentación pública del informe escrito


dentro de la IV Semana por la Memoria29, mediante la realización de cuatro
actividades: una rueda de prensa en Bogotá donde se expusieron los contenidos y
apuestas generales del informe; acto de inauguración general de la IV Semana por la
Memoria en Bogotá; lanzamiento y presentación nacional del Informe en Medellín,
y entrega oficial del Informe a las víctimas y comunidad afectada en Remedios y
Segovia.

28
Se trata de las investigaciones realizadas sobre los casos de Comuna 13, San Carlos y La Chinita.
29
Evento realizado del 15 de noviembre al 6 de diciembre de 2011 con actividades en Bogotá, Medellín,
Cartagena, San Carlos (Antioquia), Remedios y Segovia (Antioquia) y La India (Santander).

29
En estos eventos la participación de las víctimas de la región tuvo un carácter
marginal en la medida en que solamente estuvieron presentes algunas de ellas en el
acto de apertura de Bogotá, y solamente una en el acto de lanzamiento de
Medellín. En este último evento hubo presencia de víctimas en condición de
desplazamiento forzado que actualmente viven en dicha ciudad, pero en su
conjunto, no hubo una participación activa en otro tipo de actividades ni a nivel de
medios.

Dificultades de tipo logístico, técnico y humano —pero sobre todo de


ausencia en la decisión institucional por posicionar públicamente el caso—, se
conjugaron en este tipo de resultado. Además, los eventos no generaron una
apropiación social adecuada de los resultados de la investigación, provocando que
el proceso de investigación adelantado esté en mora de ser multiplicado y
empoderado especialmente por parte de las víctimas y demás comunidad
afectada30.

En rigor, se trató de eventos que persiguieron la presentación y difusión


amplia del resultado de la investigación, pero que descuidaron significativamente
el posicionamiento estratégico de las tesis y apuestas del Informe tanto en los
medios de comunicación como en la agenda pública31, así como las realidades y
problemáticas actuales de la región como son la presencia activa del conflicto
armado y las violaciones permanentes a los Derechos Humanos y el Derecho
Internacional Humanitario, el abandono institucional de parte de los gobiernos
regional y nacional, las carencias asociadas a un acceso limitado y parcial a la
justicia por parte de las víctimas, las urgentes necesidades en materia de atención
30
Cf. Entrevista ASD, N° 2, Mujer adulta.
31
Cf. Entrevista ASD, N° 1, Hombre adulto.

30
psicosocial a las víctimas y reparación material y simbólica de la comunidad
victimizada, y los efectos devastadores del daño social y político para la
democracia32.

Lo anterior se evidencia en la medida en que el Informe sobre el Alto


Nordeste no tuvo una incidencia significativa en los medios, a pesar de que este es
uno de los objetivos centrales de la Semana por la Memoria. La rueda de prensa en
Bogotá contó con una muy escaza presencia de medios de cobertura nacional, y los
mensajes del Informe y la región no tuvieron eco. Por otro lado, a nivel nacional, la
prensa escrita sólo registró una alusión general33, mientras que la regional dedicó
un único artículo34. Por su parte, la radio y la televisión a nivel nacional y regional
no registraron siquiera una nota informativa. Con ello se sacrificó el mínimo
posicionamiento de las apuestas del Informe en los espacios de construcción del
debate público a mediano y largo plazo.

En gran medida, lo anterior fue motivado por la poca capacidad de


posicionar un Informe público cuyas tesis, apuestas y mensajes cuestionan
fuertemente la responsabilidad del Estado —en cabeza de la Fuerza Pública y las
élites regionales— en un proceso crónico y sistemático de victimización,
especialmente en un contexto y una coyuntura política y social adversa a este tipo
de debates. De la misma manera, se trataba de develar las lógicas de un conflicto
armado regional con proyección nacional, en las cuales emergen responsabilidades
de sectores tradicionalmente significativos en la esfera del poder político y
económico nacional. Pero también en estos resultados jugó un papel determinante
la escaza incidencia dentro del ciclo de política pública tanto del GMH como de la

32
Cf. Entrevista ASD, N° 3, Hombre y mujer, adultos y desplazados.
33
(5 de noviembre de 2011) Cinco en memoria. Revista Semana, Bogotá.
34
(25 de noviembre de 2011) Segovia, una violencia sin duelo. El Mundo, Medellín.

31
CNRR, especialmente como actores propositivos dentro del escenario político e
institucional del momento, dado también el precario balance de la Ley de Justicia y
Paz como política pública eficaz contra la impunidad y las garantías de no
repetición.

32
II. ALCANCE DE LA MEMORIA HISTÓRICA COMO
INSTRUMENTO DE JUSTICIA TRANSICIONAL

1. Incidencia de las recomendaciones de política pública del Informe sobre las masacres de
Remedios y Segovia

En la medida en que el análisis de política pública y el enfoque de ASD busca


posicionar como prioritaria la protección y respeto de la dignidad, la autonomía y la
libertad de los individuos y sus comunidades, para de esta manera mantener
vigentes la defensa y promoción de los derechos humanos y el Estado social de
derecho de forma integral, tanto para las intervenciones humanitarias en
situaciones de conflicto como para las iniciativas dirigidas al desarrollo y a la
construcción de paz35, consideramos pertinente en este acápite plantear algunas

35
Cf. Urrego, J. H. (2011) Contribuciones al análisis y la incidencia en políticas públicas desde el
enfoque de Acción sin Daño. En Bello, M. N. & Vásquez, O. (Comp.) (2011) Acción sin daño: reflexiones para el
contexto colombiano. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la
Paz y la Convivencia (PIUPC), pp. 63–90; (2010) Análisis e incidencias en políticas públicas en el contexto colombiano y
Continúa en la siguiente página

33
reflexiones orientadas a cómo posibilitar desde la construcción de memoria
histórica mayores niveles de incidencia para la reparación integral, la
transformación del conflicto y la construcción de paz desde lo local, a través de la
experiencia concreta del proceso de investigación y la estrategia de impacto público
llevados a cabo en el Alto Nordeste Antioqueño por parte del GMH.

En efecto, el informe Silenciar la Democracia planteó una serie de


recomendaciones orientadas a garantizar los derechos de las victimas a la verdad, la
justicia, la reparación y las garantías de no repetición y, en este sentido, se
propusieron una serie de acciones dirigidas a las entidades competentes de orden
local, departamental, nacional e incluso internacional36.

RECOMENDACIONES DE POLÍTICA PÚBLICA, INFORME SILENCIAR LA DEMOCRACIA


JUSTICIA TRANSICIONAL ENTIDADES ESTATALES E INTERNACIONALES
VERDAD 4 NACIONAL 18
JUSTICIA 6 DEPARTAMENTAL – MUNICIPAL 2
REPARACIÓN 7 NACIONAL – DEPARTAMENTAL – MUNICIPAL 3
NO REPETICIÓN 7 INTERNACIONAL 1
24 24

Fue claro en dichas recomendaciones la necesidad de diferenciar y, al mismo


tiempo, complementar aquellas medidas orientadas a la reparación integral de las
víctimas de la violencia política, de las políticas sociales regulares del Estado en
materia de garantía de derechos ciudadanos. De igual manera se enfatizó en la
necesidad de contemplar una serie de acciones de carácter regional y nacional que
recogieran la situación del Alto Nordeste como emblemática de los enclaves

el enfoque de Acción sin Daño. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias
para la Paz y la Convivencia (PIUPC), Serie Acción sin Daño, Módulo N° 11.
36
Silenciar la Democracia…, Op. Cit., pp. 329–336.

34
minero–energéticos del país, considerando que la problemática de Remedios y
Segovia así como la sostenibilidad del modelo de desarrollo minero exportador, se
insertan en un contexto que va más allá de la región para develar lógicas
estructurales que han venido alimentando el conflicto armado interno y la
cronicidad de la victimización en contextos más amplios.

No obstante, el acompañamiento y compromiso de la institucionalidad


estatal dentro de los procesos de socialización e incidencia de los informes
producidos por el GMH dentro del ciclo de formulación de política pública37
paulatinamente se vio disminuido, primero por su gradual ausencia de los actos
públicos de lanzamiento, y segundo por el nulo eco al conjunto de
recomendaciones de política pública que todos los informes publicados hasta el año
2011 incorporaron como instrumentos para la incidencia de los procesos de
recuperación de memoria histórica en el ciclo de política orientada a la superación
del conflicto armado, la reparación integral de las víctimas y las garantías para la no
repetición de los hechos violentos. Al respecto, la única decisión institucional, sin
que necesariamente se haya implementado en acciones concretas, fue la elevación a
nivel de directiva de las recomendaciones planteadas por el primer informe Trujillo:
Una tragedia que no cesa, por parte de la Procuraduría General de la Nación en 200838.

1.1 Condiciones y criterios para la incidencia

37
Cf. Roth, A.–N. (2007) Conceptos, teorías y herramientas para el análisis de las políticas públicas. En
Políticas públicas. Formulación, implementación y evaluación. Bogotá: Ediciones Aurora, quinta reimpresión, pp. 17–
55.
38
Procuraduría General de la Nación. (2008) Directiva N° 019 del 11 de septiembre de 2008, por la cual se
dictan instrucciones para garantizar los derechos de las víctimas de los hechos violentos sucedidos en el municipio de
Trujillo, Valle del Cauca. Bogotá.

35
Mediante el ejercicio de recordar y de recuperar memoria histórica, se retornó a
una región y un periodo de nuestra historia reciente que se pretenden en el olvido.
Se trata de reconocer un proceso de violencia en una región que ha sido olvidada o
relegada por la institucionalidad civil, la academia, el periodismo —tanto en el
departamento de Antioquia como en el país— desconociendo su fortaleza
productiva alrededor del oro, su álgido conflicto social y su importancia política
como uno de los centros de mayor dinamismo de la movilización y protesta social
entre 1985 y 1995 en toda la Nación. Por tales motivos, el Estado, la sociedad
nacional, el departamento y la sociedad antioqueña, tienen una deuda con el
Nordeste Antioqueño que crece día a día.

Recordar este proceso de violencia significa reconocer que existe una deuda
del Estado, que empieza con la participación activa de miembros de la Fuerza
Pública en los actos de violencia, en su falla en la protección de la vida e integridad
personal de los ciudadanos y en el incumplimiento de las garantías para la libre
elección, la conformación y el ejercicio de sus preferencias políticas. Igualmente, en
las carencias asociadas a un acceso limitado y parcial a la justicia por parte de las
víctimas.

Así mismo, existe una deuda que surge del compromiso con un modelo de
desarrollo que privilegia el aislamiento del enclave minero de empresa extranjera,
por sobre la plena articulación territorial de la región al mercado departamental y
nacional. Este modelo de explotación aurífera monopólica de multinacional —tanto
pasado como presente— genera al mismo tiempo ingentes riquezas y una pobre
redistribución de éstas que se manifiesta en carencias crónicas de bienes públicos, y
que renueva la vigencia de esas búsquedas alternativas que quedaron suspendidas
en medio del terror y el exterminio.

36
Pero también existe una deuda de la sociedad civil colombiana con el
Nordeste y sus víctimas. Por ejemplo, uno de los elementos más tristes e
indignantes es que no se documentan sucesos desconocidos o escondidos a la
opinión pública. Aquí no hay nada nuevo. Todos estos ejercicios de terror fueron
siempre registrados por la prensa nacional y regional. Sin embargo, la valoración
que en su momento se hizo sobre estos hechos nos deja dos elementos para la
reflexión: ¿cuál fue la importancia que se le brindó en los medios de comunicación?
y ¿cuál fue la respuesta de la sociedad ante el conocimiento de estos hechos? Si
siempre se supo qué había pasado, preguntas pertinentes para la actualidad
resurgen al recordar el proceso del Nordeste. Como sociedad, ¿cómo valoramos
nuestros muertos?, ¿qué queremos escuchar?, ¿qué queremos ver?, ¿qué hacemos
como sociedad frente a esa información? Esta interpelación a la sociedad
colombiana, las víctimas del Nordeste la condensan en sus palabras con la siguiente
frase: «hace más daño la indiferencia de los buenos que las acciones de los malos»39.

A través de estas deudas se reconoce del carácter político de la memoria


histórica y su aporte invaluable en la definición, implementación y ejecución de
políticas públicas con sentido de construcción de ciudadanía, reparación integral y
satisfacción de derechos vulnerados por la violencia política. Esto es especialmente
válido en la medida en que la memoria es un campo de lucha en el que se dirime
qué versión del pasado debe prevalecer en función del futuro que se quiere
construir, aceptando que la memoria se construye desde relaciones asimétricas, es
decir, no todas las memorias acceden en igualdad de condiciones a la escena
política. Por ejemplo, indígenas y campesinos no están en posiciones equivalentes a
las élites, y las víctimas no tienen los mismos recursos para decir su verdad que los

39
Diario de campo, MH.

37
victimarios. De ahí el papel fundamental de la memoria histórica en los procesos de
democratización en situaciones de conflicto.

1.2 Fortalecimiento de procesos organizativos

Las recomendaciones del informe Silenciar la Democracia insisten en la necesidad de


potenciar las capacidades locales de paz con miras al restablecimiento de las
garantías para el ejercicio pleno de la democracia y la ciudadanía, la recomposición
social y económica de la región, y la ejecución de procesos de reparación integral a
las víctimas y comunidad afectada, lo cual se constituye en los principales retos que
la experiencia del Alto Nordeste plantea a una política pública y las experiencias de
exigibilidad de derechos orientadas hacia la transformación del conflicto social y
armado desde lo local.

Las condiciones para una paz sostenible, positiva y duradera en la región


serán posibles cuando el Estado atienda los conflictos y violencias del presente,
comenzando por el desmantelamiento de los actores criminales que han emergido
de la desmovilización del Bloque Central Bolívar, y los otros grupos armados
ilegales que han arribado a la competencia por el territorio, como garantía para la
no repetición de los hechos violentos y contribuir así al establecimiento de
condiciones para la realización de una reparación y una satisfacción viables y
efectivas, sobre la base del reconocimiento de los derechos civiles y políticos de las
víctimas y comunidad afectada de la región y su capacidad de incidencia válida y
legítima en la definición y construcción de Estado y sociedad.

De esta manera, la memoria histórica fortalece su rol en tanto mecanismo de


empoderamiento de las víctimas. En el ejercicio de memoria las víctimas
individualizadas, locales y regionales, pasan a víctimas organizadas, víctimas–

38
ciudadanos, creadoras de memorias ciudadanas, sujetos históricos con capacidad
de incidencia en lo político. En Colombia la violencia paraliza y destruye, pero
también ha obligado a la movilización y generación de nuevos liderazgos. En este
sentido, la memoria histórica se constituye como un escenario para el diálogo, la
negociación y el reconocimiento de las diferencias con miras a un proyecto
democrático incluyente.

1.3 Documentación, sistematización, investigación y comunicación

Con el caso del Alto Nordeste resulta imperativo el concurso de propuestas de


intervención, acompañamiento, desarrollo o ayuda humanitaria que involucren
directamente a las personas y comunidades de la región, y que contribuyan con la
reproducción de la memoria histórica a largo plazo, con miras a sensibilizar y
propiciar acciones para la construcción colectiva de conocimiento y la
transformación positiva del conflicto social y armado, el fortalecimiento de la
identidad y el reconocimiento de los hechos y de la verdad, especialmente
importante en regiones que como el Alto Nordeste se pretenden en el olvido por
parte del Estado regional y nacional, la sociedad civil y la academia.

En este sentido, incentivar la cultura del recuerdo, en contraposición a los


dispositivos del olvido imperantes, se constituye en un recurso valioso para poner
de presente las relaciones entre los problemas y las posibilidades de transformación
hacia una paz positiva, desarrollando potencialidades y construyendo cultura de
paz desde un ejercicio pedagógico basado en una construcción de memoria social
de lo individual a lo colectivo.

Para ello, los procesos de concertación adelantados con las víctimas, las
comunidades afectadas y los pares regionales de la investigación proponen la

39
implementación de talleres para la formación de gestoras y gestores de memoria;
acompañamiento permanente para los procesos de recuperación de la memoria a
mediano y largo plazo; la incorporación de una cátedra permanente de memoria y
derechos humanos dentro del pensum de las instituciones educativas formales de
la región; la articulación con redes de apoyo que posibiliten la reconstrucción de las
prácticas e iniciativas de memoria agenciadas a lo largo del tiempo y que fueron
objeto de exterminio, así como la capacitación, financiación y difusión de las nuevas
iniciativas locales de memoria; la concreción de recursos pedagógicos como
cuadernos de memoria y plataformas multimedia, los cuales posibilitarían la
continuidad temporal en la recuperación y preservación de la memoria histórica de
la región a largo plazo.

De la misma manera, y teniendo en cuenta el nuevo escenario político e


institucional que posibilita la Ley de Víctimas, resulta necesario articular una
estrategia de comunicaciones que no solamente incluya el posicionamiento de los
procesos de recuperación de memoria adelantados en los medios de comunicación,
sino que diversifique e incluya otros mecanismos y espacios vitales para su efectiva
incorporación dentro de la agenda pública y para su adecuada divulgación,
apropiación y empoderamiento político, social e institucional. Una mayor
articulación e interacción con las universidades y centros de pensamiento; con la
cooperación y comunidad internacional; con las redes de bibliotecas públicas y
privadas; con las organizaciones sociales y de víctimas; con redes y comunidades
de política; con las instituciones culturales y aquellas encargadas de velar por la
reparación integral de las víctimas, se constituye en un primer paso en esta
dirección.

Se trata de procesos y acciones para garantizar el derecho a la memoria y el


reconocimiento de la verdad como derechos inalienables de las víctimas y de la

40
sociedad. Estos derechos suponen, como contrapartida, un deber de memoria para
el Estado; esto es, el deber del Estado de preservar la memoria colectiva,
obedeciendo al principio de que la historia de la violencia de un pueblo es parte de
su patrimonio, y por tanto, debe ser preservado y protegido del olvido.

2. Retos y Acciones estratégicas para el fortalecimiento de las experiencias de exigibilidad de


derechos en el caso del Nordeste Antioqueño

Una estrategia de exigibilidad integral de derechos para este caso40, implica


necesariamente que el Estado asuma como imperativo el compromiso de adoptar y
cumplir las recomendaciones de política pública planteadas en el respectivo
Informe, las cuales cuentan con mecanismos aún más eficaces para su
implementación dado el nuevo marco político e institucional perfilado con la nueva
Ley de Víctimas y Restitución de Tierras. Con ello, tanto el Estado como la sociedad
colombiana abonan esfuerzos para garantizar uno de los pilares de la construcción
de memoria histórica como es su papel fundamental en los procesos de
democratización en situaciones de conflicto. Como ya se ha advertido, memoria y
democracia están íntimamente ligadas; se recupera memoria y se construye verdad
para que les sirva a las víctimas y a la sociedad, para la transformación del pasado
que se quiere superar en virtud del futuro que se desea construir. Una ruta inicial
se expone a continuación, donde se indican los retos a transformar en materia de
exigibilidad política, social y jurídica.

40
Cf. Montealegre, D. M. Los Derechos Humanos y la democracia como referentes para la Acción sin
Daño. En Bello, M. N. & Vásquez, O. (Comp.) (2011) Acción sin daño: reflexiones para el contexto colombiano.
Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia
(PIUPC), pp. 43–60; (2010) Derechos humanos, democracia y Acción sin Daño. Bogotá: Universidad Nacional de
Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC), Serie Acción sin Daño,
Módulo N° 12.

41
2.1 Retos en materia de exigibilidad política

«El contexto de esa época era un contexto organizativo de todo.


Para el 86, 87, 88... Un contexto organizativo pues: allá ya estaba la
Junta Cívica. Empezaron todas las expresiones sociales de
campesinos: acciones comunales, juntas barriales, comités de
campaña... Bueno... Pero, a la par, los partidos tradicionales también
fueron respetados en el juego político. Nunca, en ese contexto, se le
prohibió al Partido Liberal, al Partido Conservador, hacer
proselitismo. Nada. Era todo un debate político, la gente
organizada… Esa fue una época interesante que nunca volverá» 41

Entre 1982 y 1997 Remedios y Segovia vivieron un periodo de intensa agitación


política. Por un lado, los conflictos sociales propios de la condición histórica de
enclave incrementados por el auge de los precios internacionales del oro de
principios de los años 1980, así como el acelerado crecimiento demográfico —
causantes de carencias de bienes y servicios públicos y de vivienda— derivaron en
un movimiento social liderado por el sindicalismo histórico de la región y las
organizaciones cívicas, cuya protesta pública empezó a sentirse fuertemente desde
1985. Paralelamente, en este periodo se conformó la Unión Patriótica (UP), que en
la región recogió el trabajo previo de larga tradición del Partido Comunista (PC). En
este movimiento político convergieron personas con algún grado de simpatía y/o
militancia con el PC, A Luchar, el Partido Liberal, el Partido Conservador y líderes
sociales que nunca habían tenido una adscripción político–partidista. Desde la
apertura electoral en 1986, fruto de la descentralización político administrativa del
Estado, tanto la UP como el movimiento social regional se transformaron en actores
determinantes del proceso electoral y la protesta social, convirtiéndose a la postre
en blanco particular del escalamiento de la violencia del conflicto armado.
41
Testimonio MH, N° 08, Hombre adulto y desplazado.

42
En este sentido, para el periodo 1982–1997 el GMH pudo documentar 347
víctimas civiles fatales del conflicto armado, 103 de los cuales eran gestores de la
movilización social y política. Entre estos, 49 eran líderes comunitarios, 24
sindicalistas, 8 autoridades políticas (alcaldes y concejales) y 5 defensores de
derechos humanos. Gran parte de las víctimas concurrieron en la movilización
social a través de las Juntas Cívicas, el Comité de Derechos Humanos y los
sindicatos, mas no necesariamente a través de una adscripción político–partidista.
Se trata de formas de organización y de exigibilidad de derechos políticos y sociales
objeto de silenciamiento, desnaturalización y proscripción de la región.

De la misma manera, 51 de las 103 víctimas eran militantes: 33 de la Unión


Patriótica (UP), 8 del Partido Comunista (PC), 5 del Partido Liberal, 4 del
Movimiento Obrero Independiente Revolucionario (MOIR) y 1 del Partido
Conservador. Estas cifras son parciales respecto a la violencia política porque
personas que no eran portadoras de una identidad política fueron atacadas en
territorios que eran representados como bastiones sociales y políticos de la
izquierda, situación que se repitió en las masacres de 1983, 1988 y 1996. Mientras
que en otros casos, especialmente durante la escalada de violencia del año 1997, se
presentaron ataques intencionales a personas en razón de sus vínculos familiares
con quienes eran portadores de una identidad política de izquierda.

En consecuencia, la organización popular en sus diversas manifestaciones,


de carácter político como el Partido Comunista, el MOIR, la Unión Patriótica, A
Luchar; o de carácter social como las Juntas Cívicas, los sindicatos de la Frontino
Gold Mines, del municipio, del magisterio, los comités de Derechos Humanos, así

43
como las organizaciones comunitarias en barrios y veredas42, constituyeron el
blanco privilegiado de la violencia política que se expresó en grandes masacres,
pero también en asesinatos selectivos y desapariciones forzadas, la cual estuvo
dirigida a aconductar políticamente a la sociedad regional, buscando castigar sus
preferencias electorales, sus proyectos organizativos, políticos y sociales, e impedir
el ejercicio del gobierno local por parte de fuerzas políticas alternativas.

Por ello, el daño político resultante es causado por la violación crónica de los
derechos humanos fundamentales a la vida e integridad personal. Se trata de la
pérdida de la pluralidad política y la limitación del ejercicio de la democracia a
través de la violencia, que se manifestó en la desintegración de procesos
organizativos comunitarios y partidistas, la imposibilidad del ejercicio de los
derechos políticos democráticos para elegir o ser elegido a través del mecanismo
electoral, y la imposibilidad del ejercicio del derecho a la libre expresión con la
proscripción de las manifestaciones públicas de protesta social. Los sobrevivientes
lo condensan de la siguiente forma: «cambiamos nuestros proyectos de vida para
conservar nuestras vidas»43.

En consecuencia, los retos de la reparación integral y la satisfacción plena de


los derechos políticos vulnerados pasa necesariamente por el reconocimiento y

42
ORGANIZACIONES EN EL ALTO NORDESTE ANTIOQUEÑO 1983–1997. POLÍTICAS: Partido
Comunista, Movimiento 27 de febrero, Unión Patriótica, Movimiento Cívico (Juntas cívicas); DE DERECHOS
HUMANOS: Corporación de víctimas del 11 de noviembre de 1988, Comité de Derechos Humanos del
Nordeste Antioqueño; DE TRABAJADORES: SINTRAFROMINES, SINTRAMIENERGÉTICA, Asociación de
jubilados de la Frontino, ADIDA, SINTRAOFAN, ASMEDAS, Asociación de choferes; SOCIALES:
ASOCOMUNAL, Asociaciones de padres de familia, Juntas municipales de educación, Comité ecológico,
Voluntarios de la Cruz Roja, Grupo Scouts, Guías cívicos, Grupos de evangelización cristiana, Grupos juveniles,
Asociación de mujeres; GREMIALES: ASOGREMIOS, Comité de arrieros, Comité de pequeños y medianos
mineros, ASONALPECO, Comités veredales de barequeros; COOPERATIVAS: Cooperativa de Conductores,
Cooperativa de Siderúrgica, Cooperativa Don Matías. Cf. Silenciar la Democracia, Op. Cit., p. 131.
43
Diario de Campo, MH.

44
resarcimiento del daño causado en sus dimensiones individual y colectiva; del
compromiso institucional por parte del Estado nacional y regional por garantizar
las mínimas condiciones para la no repetición de los hechos; de garantizar y
respetar el ejercicio pleno de la democracia en la localidad, y en la recuperación y
promoción de una cultura de la legalidad y la confianza en las instituciones
políticas como principio rector de la reconstrucción social de la región.

2.2 Retos en materia de exigibilidad social

«¿Con los paros y la movilización? Se consiguió pavimentación para


varios barrios. Se consiguió unos proyectos para los indios, para la
gente de Machuca, los negros de Machuca. Mucha cosita se
consiguió. Y se consiguió, también parar un poquito la corrupción
administrativa, eso también se consiguió. Se consiguió, por un
tiempo, cambiar el ambiente de Segovia en cuestión de seguridad.
Pidiendo seguridad para el pueblo. Mucha cosita se consiguió:
arreglos de carreteras, construcción de escuelas, electrificación de
zonas rurales y urbanas. También la legalización de algunos
terrenos e invasiones. Pero todo eso paró, porque así lo quisieron
los armados…»44

La larga duración del proceso de violencia política en el Alto Nordeste Antioqueño


ha provocado que sus impactos sean más profundos y complejos. Estos han
ocasionado rupturas y transformaciones en los proyectos individuales y colectivos
de la población, incluyendo la alteración de una trayectoria de cambio social que se
venía forjando desde la década de 1980 a partir de las oportunidades creadas por
las aperturas políticas y las reformas democráticas del Estado, y el auge de la

44
Testimonio MH, N° 18, Hombre adulto y desplazado.

45
movilización social y política liderada especialmente por movimientos políticos y
sociales de la izquierda democrática.

La violencia del período 1982–1997 también se distinguió por el daño


causado por la estigmatización y el exterminio de las disidencias políticas y las
manifestaciones de protesta social de la región. Éste se expresó en la restricción del
proceso democrático y la construcción precaria de una institucionalidad civil del
Estado en la región, lo cual desembocó en una delegación de la política a la guerra,
lo que se tradujo en que la tramitación del conflicto social quedara en manos de los
actores armados como problema militar, de orden público, mas no como
oportunidad para la construcción de la democracia y la ciudadanía dentro de la
institucionalidad civil.

A esto se sumó el daño social relacionado con el colapso de las relaciones


comunitarias como consecuencia del terror y la desconfianza generalizada.
Actualmente, los lazos sociales y comunitarios, así como los espacios de debate
público, se encuentran totalmente deslegitimados por la cronicidad de la violencia
política.

La reunión de los daños políticos y sociales volvió precaria la supervivencia


de las víctimas, lo que se puso de manifiesto en la desestabilización psicosocial, el
empobrecimiento y la ruptura de los proyectos de vida en individuos, familias y
comunidades de Remedios y Segovia.

Por tales motivos, el caso del Alto Nordeste también nos ilustra que la
violencia padecida hasta el presente por la población civil ha silenciado las voces
disidentes, empobreciendo y desdibujando los procesos democráticos ante la
imposibilidad de gestar proyectos políticos y sociales alternativos. El resultado es

46
un desarrollo unidireccional y excluyente, que deja irresueltos los conflictos sociales
que dan origen a la disidencia y oposición política, derechos fundamentales del
ejercicio ciudadano. En palabras de las víctimas, «lo más triste es que se acabó con
un proyecto de sociedad»45.

Por otra parte, un impacto importante de la cronicidad de la violencia en la


región fue el silenciamiento de las expresiones de memoria de los hechos,
especialmente de aquellas iniciativas cuyos contenidos se centraron en la
reivindicación de un proyecto político alternativo y en la identidad política de las
víctimas. Estas iniciativas se construyeron en medio de la guerra y fueron borradas.
Allí la memoria se convirtió en la continuación de la política para una izquierda que
buscaba en ésta una forma de resistir a las embestidas de la guerra y el terror. Por
ello, suprimir estas iniciativas fue parte central del exterminio del proyecto político
alternativo, imponiéndose la memoria hegemónica de los victimarios.

Los impactos de la violencia sobre las comunidades del Alto Nordeste


antioqueño se han prolongado y profundizado debido a la continuidad de la
violencia en la región. Esta se reeditó después de 1997 con el incremento de la
violencia guerrillera en 1998 y posteriormente con el establecimiento del Bloque
Metro del las AUC en el año 2000 y el Bloque central Bolívar en 2003 como cambios
propios de la expansión de la segunda generación paramilitar. Desde 2008 hasta la
actualidad se presenta la violencia ejercida por las bandas emergentes como “Los
Urabeños” y “Águilas Negras” así como bandas de narcotraficantes como “Los
Paisas” y “Los Rastrojos” 46.

45
Diario de Campo, MH.
46
Cf. Defensoría del Pueblo. Sistema de Alertas Tempranas – SAT (abril de 2012). Informe de Riesgo N°
002-12A.I., municipios de Remedios, Segovia y Zaragoza en Antioquia.

47
En consecuencia, los retos de la reparación integral y la satisfacción plena de
los derechos sociales y culturales vulnerados implica el reconocimiento y
resarcimiento del daño causado en sus dimensiones individual y colectiva; del
compromiso institucional por parte del Estado nacional y regional por garantizar
las mínimas condiciones para la no repetición de los hechos; de garantizar y
respetar el ejercicio pleno de la ciudadanía en la localidad; de emprender y sostener
a largo plazo programas para la atención psicosocial de la población afectada; en
recuperar económica y socialmente a la región mediante inversiones y proyectos
que beneficien al conjunto de la población local; en desarrollar acciones
encaminadas a fomentar los procesos de recuperación y construcción de la
memoria histórica como fundamento para la reconciliación y la emergencia de la
región como parte integral de la Nación.

2.3 Retos en materia de exigibilidad jurídica

«A una sobrina mía que le mataron el papá, al otro día fue y puso la
demanda, ¿y qué le tocó hacer? Ahí mismo le tocó retirarla porque
al otro día bajaron a la casa y la llamaron (…) entonces le dijeron
que quitara esa demanda o que no respondían por la vida de ella.
Que ya el que necesitaban ya se lo habían llevado, que contra ella
no tenían nada (…). Entonces acá no se podía hablar, quédese
callado que hiciera lo que hiciera se tenía que quedar callado (…) así
se estuviera muriendo de rabia, se estuviera muriendo de la ira,
pero no podía hacer nada».47

El proceso de violencia política en el Alto Nordeste Antioqueño fue acompañado


por actuaciones parciales y limitadas de la justicia que no han permitido la
satisfacción oportuna del derecho de las víctimas a la justicia, la verdad, la
47
Testimonio MH, No 45, Hombre adulto.

48
reparación y las garantías de no repetición. Las víctimas y demás población
afectada por los hechos violentos han construido una representación de
inaccesibilidad e inoperancia de la justicia institucional determinada por una serie
de factores cuyos principales aspectos planteamos a continuación.

El miedo por la posibilidad de ser victimizado(a) o revictimizado(a) si se acude a


denunciar ante las autoridades. La revictimización siempre fue una posibilidad, pues
denunciar ponía en riesgo de nuevo la vida de las víctimas sobrevivientes y de los
testigos. Por ejemplo, 26 años después de los hechos, los sobrevivientes de la
masacre de Remedios de 1983 al ser entrevistados por el GMH se sentían inseguros
y atemorizados al hablar de ello y sus consecuencias, especialmente porque
atestiguaron que los victimarios eran en su mayor parte miembros de la Fuerza
Pública (específicamente del recién llegado Batallón Bomboná perteneciente a la
XIV Brigada del Ejército Nacional).

La revictimización como hecho. Hubo asesinatos selectivos y amenazas a


testigos y a representantes legales de las víctimas después de las grandes masacres
documentadas en el Informe. En el caso de 1988 uno de los abogados litigantes de
las víctimas y el primer juez penal que llevó el proceso fueron asesinados48. Estos
hechos de terror tuvieron un efecto global ejemplarizante que disuadió a algunas
de las víctimas sobrevivientes, quienes prefirieron no denunciar ni demandar,
como ocurrió en los casos de la masacre de 1996 y los asesinatos y pequeñas
masacres de 1997. Esta situación se agudizó con el asesinato en 2008 del personero

48
Bernardo Jaramillo Uribe, Juez 13 de Instrucción Criminal Ambulante de Medellín asesinado por
paramilitares el 5 de diciembre de 1989 en Medellín. Cf. (7 de diciembre de 1989) Asesinan Juez en Medellín. El
Tiempo, Bogotá.

49
de Segovia, Jairo Luis Álvarez, recordado por su labor de apoyo y
acompañamiento49.

La representación de fallas sistemáticas de la justicia institucional del Estado. Existe


en la gran mayoría de las víctimas la representación de carencia de respuestas
efectivas a la mayor parte de las denuncias realizadas, especialmente en los casos
de violación de derechos humanos que ocurrían por fuera de las grandes masacres.
Dicha representación se asienta en las faltas al debido proceso y la ausencia de
sanciones a los responsables por la violencia contra la población (sobre todo los
responsables políticos), lo cual conllevó una percepción de impunidad generalizada
que se acompañó de la desconfianza en los procesos judiciales y en la imposibilidad
de obtener resultados positivos en términos de justicia.

La implantación de regulación social y política por parte de los actores armados


ilegales. Las guerrillas del ELN y FARC en las décadas de 1980 y 1990 incentivaron y
presionaron a la población civil para canalizar el trámite de sus conflictos y
querellas a través de sus aparatos armados. Para la gente resultaba más expedito y
ágil recurrir al comandante guerrillero que compadecer ante el personero o el juez
en la búsqueda de soluciones prácticas a sus problemas cotidianos. Con ello, el
concepto de justicia quedó supeditado a la voluntad y poder del actor armado,
trastornando aún más la capacidad de la justicia institucional y alterando
gravemente la legitimidad del Estado regional.

La conformación de un mercado de la victimización. El acceso a la justicia requiere


de una intermediación necesaria por parte de los especialistas. No obstante, en el
caso del Nordeste Antioqueño, dicha intermediación generó una distancia
49
(31 de octubre de 2008) Asesinan a personero de Segovia (Antioquia) Jairo Luis Álvarez Ruiz. El
Tiempo, Bogotá.

50
insalvable entre las víctimas y el sistema judicial. La práctica común es que las
víctimas otorgan un poder a los abogados y el conocimiento y comprensión del
resto del proceso —independientemente de cuál sea su resolución— depende de
los operadores de justicia y de su voluntad de hacer partícipe o no a las víctimas en
los procesos. Sin embargo, desde la masacre de 1988 se ha conformado en la región
un verdadero mercado de la victimización por parte de los abogados,
especialmente de aquellos que buscan la demanda en el campo de lo contencioso
administrativo. La mayoría de las veces, abogados locales o regionales
comprometidos con la defensa de los derechos humanos, asumen el riesgo de
constituir a las víctimas como parte civil y sortear los procesos penales, mientras
que al momento de asumir la demanda administrativa son cooptados por firmas
del centro regional (Medellín), estableciéndose un procedimiento por medio del
cual estas firmas reúnen a la población victimizada, brindan todos los gastos de
representación e incluso dan “adelantos”; luego, plantean el principio de
“negociación amistosa” con el Estado para llegar a conciliaciones, lográndose
quedar finalmente hasta con el 50% de los rubros de la reparación económica. El
resultado es que a través de las conciliaciones el Estado no asume públicamente la
responsabilidad política de los hechos, ofreciendo a cambio una reparación
monetaria cuya mayor parte va a parar a las arcas de las firmas de abogados,
quedando las familias de las víctimas sin saber cómo se desarrolló el proceso.

En consecuencia, los retos de la reparación integral y la satisfacción plena de


la exigibilidad jurídica de los derechos vulnerados pasa necesariamente por el
reconocimiento y resarcimiento del daño causado en sus dimensiones individual y
colectiva; del compromiso institucional por parte del Estado nacional y regional por
garantizar las mínimas condiciones para la no repetición de los hechos; de
garantizar y respetar el acceso oportuno y efectivo de las víctimas al aparato de
justicia; de obtener resultados efectivos, positivos y expeditos en términos de

51
justicia en las dimensiones individual y colectiva; en la promoción y difusión de la
verdad judicial sobre los hechos; en la recuperación y promoción de una cultura de
la legalidad y la confianza en las instituciones judiciales como principio rector para
la lucha contra la impunidad y la no implementación de las decisiones judiciales en
la región.

2.4 Acciones estratégicas para el fortalecimiento de las experiencias de exigibilidad de


derechos

El proceso de violencia política en el Alto Nordeste fue acompañado, como ya se ha


indicado, de actuaciones parciales y limitadas de la justicia que no han permitido la
satisfacción oportuna del derecho de las víctimas a la justicia, la verdad, la
reparación y la no repetición. En conjunto, existen carencias en la investigación y
en las decisiones judiciales que afectan el adecuado reconocimiento y
restablecimiento de los derechos violados. Se requieren, entonces, de medidas
adicionales de justicia y reparación en función de los daños causados.

Este aspecto de la exigibilidad de derechos resulta importante para indicar


dos aspectos focales de los procesos de construcción de memoria que dialogan
recíprocamente. Por un lado, la memoria histórica no es de ningún modo sustituto
de la justicia, es más bien un escenario de reconocimiento de las diferencias con
miras a un proyecto incluyente, y en ese sentido es también una plataforma para el
diálogo y la negociación. Pero, de otra parte, la memoria es en sí misma una forma
de justicia, y esto es particularmente válido en casos donde la institucionalidad ha
fallado de manera protuberante. A través de la memoria se responsabiliza a los
perpetradores y se hacen visibles las impunidades y los silencios. Cuando flaquea la
verdad judicial, se eleva el papel de la memoria: ésta se convierte en el nuevo juez.

52
De manera particular, el elevado número de casos de violaciones de los
derechos humanos en las poblaciones de Remedios y Segovia a lo largo de más de
una década, y el carácter sistemático de la ejecución de tales violaciones en las que
estuvieron involucradas diferentes unidades militares, le confiere un nivel de
responsabilidad singular al poder estatal, pues con ello se habría quebrantado una
de las misiones esenciales del orden jurídico nacional, a saber, la protección de la
vida, honra y bienes de los ciudadanos. Cabe advertir entonces que al comprobarse
plenamente la participación activa de la Fuerza Pública en estos hechos, su
responsabilidad no puede atenuarse recurriendo a un juego de equivalencias entre
la violencia perpetrada por agentes del Estado y la violencia perpetrada por simples
criminales. Estos últimos, aunque como ciudadanos están obligados a respetar los
derechos humanos, no tienen la misión de garantes que le corresponde al Estado y
a sus autoridades. En consecuencia, la tarea de reconstrucción de la democracia en
una sociedad tan afectada como la colombiana pasa necesariamente por un
esfuerzo institucional muy grande de depuración de las Fuerzas Armadas y de los
aparatos de inteligencia del Estado, así como por el restablecimiento de los
derechos conculcados a partir de acciones judiciales contundentes, integrales y
ejemplarizantes.

Por otra parte, el reconocimiento y resarcimiento de los daños e impactos


implica para la sociedad colombiana en su conjunto incluir dentro de los criterios
de reparación integral y satisfacción de derechos vulnerados unos límites éticos y
morales a la violencia, o en otras palabras, propender por un proceso de restitución
moral de la sociedad. La reparación también debe propender por la transformación
de las estructuras institucionales, políticas, socioeconómicas y culturales que de una
u otra forma alentaron y/o propiciaron las lógicas del conflicto y la cronicidad de la
victimización.

53
En especial, el ocultamiento, deformación o silenciamiento de los hechos
violentos y la consecuente neutralización de la capacidad crítica de los mismos han
generado paulatinamente en la sociedad colombiana una serie de fracturas que
impiden, en su conjunto, el ejercicio pleno de los derechos políticos —sobre todo
de las minorías— como son la desconfianza en la vía institucional como medio para
tramitar las diferencias y necesidades en el proceso de construcción del Estado y la
Nación, la gradual pérdida de legitimidad del ejercicio ciudadano y la
estigmatización y criminalización del disenso. Se trata de fracturas que han
configurado unas alteraciones y deformaciones de las relaciones sociales, entre las
que sobresale la percepción de naturalización del uso de la violencia, la
polarización social, la estigmatización de las víctimas y comunidades afectadas, la
criminalización de las diferencias y la degradación del conflicto interno como
situaciones normalizadas dentro del conjunto de la población.

Lo que narran Remedios y Segovia, su gente, le recuerda al Estado que una


democracia vigorosa es la que reúne diferentes voces en una misma comunidad
política en torno a un conjunto institucional y permite gestar proyectos políticos
alternativos. Y le recuerda a la sociedad colombiana que una sociedad civil sana,
humanista y solidaria es aquella que reconoce a sus muertos por encima de los
dispositivos de la estigmatización y el olvido.

En este sentido, la memoria histórica es una forma de reparación. Ella hace


parte de los reclamos esenciales de las víctimas y de la sociedad. En otros términos,
la memoria es una instancia de reconocimiento del sufrimiento social que fue
negado, ocultado o suprimido de la escena pública bajo el impacto mismo de la
violencia. No se trata sólo o preponderantemente de la compensación económica,
sino de respuestas a las preguntas que persiguen la mente de las víctimas: ¿qué
pasó?, ¿quién lo hizo?, ¿por qué lo hizo?, ¿dónde, cómo y cuándo? Reparar desde la

54
memoria implica reconocer plenamente la capacidad, protección y respeto de la
dignidad, la autonomía y la libertad de los individuos y sus comunidades en el
esfuerzo común de construir Estado y Nación garantes de derechos. O en otros
términos, la memoria histórica como un escenario para el diálogo, la negociación y
el reconocimiento de las diferencias con miras a un proyecto incluyente.

55
III. RECURSO PEDAGÓGICO MULTIMEDIA

1. Planteamiento y pertinencia de un recurso pedagógico multimedia en perspectiva del


enfoque de ASD y Construcción de Paz

El anterior recorrido permite evidenciar la necesidad de replantear y/o fortalecer


aspectos centrales del trabajo de recuperación y construcción de la memoria
histórica del conflicto armado interno colombiano, especialmente en momentos
donde el nuevo marco institucional de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras
plantea al Centro de Memoria Histórica (CMH) el reto de contribuir con la
definición de una política pública que garantice la satisfacción de derechos
vulnerados desde acciones concretas de reparación simbólica, donde la memoria
histórica es eje angular de la reflexión y el trabajo concertado con víctimas y
comunidades afectadas50.

50
Cf. Presidencia de la República. (2011) Decreto Ley 4803 del 20 de diciembre de 2011, por el cual se
establece la estructura del Centro de Memoria Histórica. Bogotá: Diario Oficial.

56
Dentro de los aspectos destacables objeto de mayor reflexión está la
apropiación social tanto del conocimiento construido en los procesos de
investigación, como de las herramientas y procesos pedagógicos que permitan la
reproducción de la memoria histórica desde las distintas localidades y regiones de
forma autónoma y sostenible.

Como hemos indicado, para el caso del Alto Nordeste las actuales
posibilidades para una estrategia de apropiación social a mediano y largo plazo son
limitadas por las condiciones de seguridad tanto para la población victimizada
como para los equipos acompañantes, por la presencia activa del conflicto armado
y las violaciones permanentes a los derechos humanos, por la precariedad de la
institucionalidad local en materia de atención de los problemas estructurales de la
región, por la ausencia de asociaciones o representaciones de víctimas y de todo
tipo de organización comunitaria, por la ausencia de procesos de formación de
gestores de memoria locales que permitan de alguna manera generar condiciones
favorables para la reproducción y la multiplicación de la memoria en términos de
proceso, y por las urgentes necesidades en materia de reparación material y
atención psicosocial a las víctimas y comunidad afectada por los hechos violentos.

Se trata de situaciones que si bien obstaculizan o dificultan los procesos, no


pueden constituirse en excusa para la ausencia en la región de propuestas de
intervención, acompañamiento, desarrollo o ayuda humanitaria, especialmente por
parte del Estado como garante de derechos.

En este orden de ideas, la concreción de un recurso multimedia hace parte


de un ejercicio colectivo que pretende potenciar la apropiación social de la memoria
histórica sobre el proceso de violencia política desatado en el Alto Nordeste durante
los últimos 27 años, posibilitando una mayor visibilidad de las distintas

57
problemáticas de la región, al tiempo de motivar el empoderamiento de la
recuperación y preservación de la memoria como medio de conocimiento,
transformación o resignificación de las experiencias violentas en los planos
personal, comunitario y local. Lo anterior contribuiría a la formación de una cultura
de paz y potenciaría el papel de las iniciativas locales en la transformación positiva
del conflicto social y armado.

De esta forma, con el recurso multimedia se aspira a concretar futuros


procesos pedagógicos de sensibilización y de construcción de democracia y
ciudadanía propiciando con ello la apropiación, multiplicación y empoderamiento
de la memoria histórica individual y colectiva sobre el proceso de violencia política
a largo plazo. La continua multiplicación pedagógica de la memoria histórica
posibilitaría lecturas actualizadas de la realidad de una violencia política que
constituye parte de las experiencias de vida de las víctimas y sus comunidades, así
como la construcción de las herramientas necesarias para que la recuperación de la
memoria individual y colectiva sea un ejercicio constante y duradero.
Particularmente, la apropiación social de la memoria histórica estimularía en la
comunidad del Alto Nordeste y en la sociedad nacional una conciencia social crítica
frente a la no repetición de los hechos violentos y la necesidad de legitimar los
procesos de exigibilidad de derechos de las víctimas y la inclusión de la región
dentro del ciclo de formulación política pública nacional desde los enfoques de
ASD y ESC, cuyos aspectos centrales se expusieron previamente.

La construcción del respectivo guion para la concreción del recurso


multimedia es el resultado de un proceso de consulta, concertación y validación en
dos frentes distintos: a nivel institucional, y con las víctimas y pares regionales de la
investigación. En el primer nivel, el proceso consistió en garantizar la viabilidad
académica, técnica y financiera del proyecto dentro del nuevo escenario

58
institucional del CMH. Este proceso tuvo su punto de partida en el mes de mayo
para concretarse exitosamente en el mes de octubre de 2012. La publicación del
recurso multimedia está proyectada para el mes de febrero de 2013.

Paralelamente, el proceso de consulta, concertación y validación con las


víctimas y pares regionales de la investigación del Alto Nordeste estuvo articulado
sobre la base de cuatro encuentros formales donde se desarrollaron talleres para la
discusión colectiva de la propuesta: el primero en el mes de noviembre de 2011 en
Medellín; el segundo en el mes de abril de 2012 en Bogotá; el tercero en el mes de
julio de 2012 en Medellín; el cuarto en el mes de octubre de 2012 en Bogotá. Fruto
de estos talleres fue la paulatina construcción y retroalimentación de los contenidos
y recursos documentales específicos que componen el guion, cuyos aspectos
centrales comentamos a continuación.

2. Guion para la elaboración de un recurso pedagógico multimedia sobre la recuperación y


construcción de la memoria histórica para el Alto Nordeste Antioqueño

El guion está organizado en cinco secciones. Cada una de ellas ofrece información
textual, gráfica y audiovisual de tal forma que el usuario interactúe con los distintos
contenidos y pueda incluso hacer descargas de materiales de su interés. Las
secciones son las siguientes:

Los Hechos, las víctimas y los victimarios. Por medio de cartografía, líneas de
tiempo, galerías fotográficas, textos y cuadros se informa acerca de las cuatro
masacres y los asesinatos selectivos del periodo 1982–1997 en el Alto Nordeste,
dedicando atención especial a la reconstrucción del perfil de las víctimas y las
iniciativas de memoria de los hechos violentos. De igual manera, se abordan

59
aspectos centrales del accionar de los victimarios como el Modelo Paramilitar, las
Redes Criminales, y los Mecanismos de Terror y la Propaganda.

Los daños e impactos de la violencia política. Se establecen y describen los daños


políticos, sociales y morales causados por el desarrollo de la guerra en la región,
dando un lugar preferente a la recuperación de las iniciativas de memoria que
fueron objeto de destrucción y silenciamiento como elemento de resistencia y
construcción de futuro, así como al balance de las actuaciones de la justicia sobre la
responsabilidad penal y política de los hechos.

Contexto regional del Alto Nordeste Antioqueño. Por medio de cartografía, líneas
de tiempo, galerías fotográficas, textos y cuadros se informa acerca de los siguientes
temas: La desarticulación territorial y la explosión demográfica del Alto Nordeste
Antioqueño; La minería del oro en las décadas de 1980 y 1990; La crisis social;
El conflicto político; Trayectoria de los Actores Armados en el Alto Nordeste
Antioqueño (FF.MM., ELN y FARC).

Documentales e Iniciativas de Memoria en soporte audiovisual. Donde se


presentan y disponen para su adecuada visualización diez piezas en formato de
vídeo digital cuyos contenidos corresponden a distintas iniciativas y prácticas de
memoria agenciadas durante los últimos 27 años por distintos actores sociales,
entre ellos, víctimas, gestores de memoria y medios de comunicación.

Documentos Judiciales para la construcción de la Verdad y la Memoria. Donde se


presentan y disponen para su adecuada visualización y descarga nueve sentencias
judiciales emitidas por distintas ramas del poder judicial en Colombia que dan
cuenta de la actuación judicial sobre el proceso de victimización en la región.

60
Para la preparación de este guion se trabajó con la documentación acopiada
y sistematizada durante el proceso de investigación: fuentes primarias y
secundarias de información que incluyeron trabajo de campo en Bogotá, Medellín,
Segovia y Remedios; acopio de testimonios de víctimas, familiares y sobrevivientes,
dentro y fuera de la región; consulta de expedientes judiciales; revista de prensa
nacional y regional; construcción de bases de datos temáticas sobre conflicto
armado, movilización social, participación electoral y universo de víctimas; revisión
de bibliografía secundaria, y recopilación documental y audiovisual (videos,
fotografías, comunicados, informes públicos, entre otros)51.

51
La Bibliografía General de la Investigación estará disponible para su consulta y descarga dentro de la
propio recurso multimedia.

61
COLOFÓN

Durante los años 2007 a 2011 el GMH desarrolló una metodología para la
investigación y difusión de procesos de construcción de memoria histórica en
medio del conflicto armado interno centrada en la recuperación y el
empoderamiento de la voz de las víctimas, a partir de una muy escaza formulación
de política pública en materia de reparación integral a las víctimas de la violencia
política. La incorporación de la memoria histórica en el proceso de Justicia y Paz
respondió no a una formulación explícita de política pública, sino que fue resultado
de la incidencia de sectores de la sociedad civil en la agenda pública que
paulatinamente dinamizaron principios básicos de la Ley de Justicia y Paz, fruto de
lo cual se implementó una apuesta por generar procesos de recuperación de
memoria desde las víctimas y con la intención de incidir concretamente en los
postulados básicos de la justicia transicional: verdad, justicia, reparación y garantías
de no repetición.

62
Si bien parte del trabajo desarrollado por el GMH se orientó a la difusión
amplia de las investigaciones realizadas mediante actos de lanzamiento y
posicionamiento público por medio de una cadena de eventos conocida como la
Semana por la Memoria, ello no necesariamente permitió que las víctimas y las
comunidades afectadas por la cronicidad del conflicto armado se apropiaran
adecuadamente del resultado de las investigaciones, e incluso, generaran procesos
autónomos para la reproducción de la memoria desde lo local a mediano y largo
plazo, a partir de lo cual fortalecer sus procesos de exigibilidad de derechos como
víctimas–ciudadanos. Menos aún que los propios informes escritos tuviesen un
nivel de incidencia en el ciclo de formulación de las políticas públicas orientadas al
tema de la reparación integral y la satisfacción de los derechos vulnerados.

En el caso concreto de la investigación del Alto Nordeste Antioqueño, los


procesos de recuperación de memoria y las estrategias para su apropiación social
exigen no solamente eventos de visibilización amplia de los resultados de la
investigación, sino ante todo, procesos y/o estrategias que involucren directamente
a las comunidades y que permitan la reproducción, apropiación, multiplicación y
empoderamiento de la memoria a largo plazo, con miras a desarrollar mayores
niveles de incidencia en la política pública para la satisfacción de derechos
vulnerados, la reparación integral de las víctimas, y la transformación del conflicto
y la construcción de paz desde lo local. En ello resulta imperativo que el Estado y la
sociedad nacional garanticen el desmantelamiento de actores, lógicas y mecanismos
que ejercen la violencia en la región; el reconocimiento y resarcimiento de las
violaciones permanentes a los derechos humanos; contrarrestar el abandono
institucional de parte de los gobiernos regional y nacional; fortalecer las
capacidades de organización comunitaria; garantizar acceso oportuno, digno y
efectivo a la justicia por parte de las víctimas; promover estrategias que permitan a
las comunidades generar condiciones favorables para el ejercicio de apropiación y

63
empoderamiento de la memoria histórica en términos de proceso, y atender
oportuna y plenamente las urgentes necesidades en materia de reparación material
y atención psicosocial a las víctimas.

En este orden de ideas, la formulación y concreción de un recurso


pedagógico multimedia se constituye en un esfuerzo valioso encaminado a
potenciar la socialización amplia y la apropiación social de los procesos de
recuperación de memoria histórica de la violencia política, al tiempo que permite el
fortalecimiento de las capacidades locales para la transformación positiva del
conflicto armado y la construcción de paz.

Se trata en últimas de advertir que los procesos de construcción de memoria


histórica en escenarios de conflicto armado interno carecerían de sentidos si no
llevan implícitos una propuesta de futuro, o como lo plantea la politóloga Beatrice
Pouligny, «permitir que el presente sea vivible y el futuro pueda ser imaginado»52.
En este sentido, la memoria está llamada a potenciar los esfuerzos actuales de las
víctimas y la población sobreviviente por la recuperación de sus vidas y territorios,
respetando su dignidad, autonomía y libertad, como un deber ético y político de
memoria en el presente y hacia el futuro. Propender por una memoria que hace eco
de los dolores y los sufrimientos de las víctimas, pero que reivindica al mismo
tiempo el derecho a construir democracia en función de una paz duradera y un
futuro realizable sobre la base del ejercicio de la ciudadanía, es en último término,
uno de los legados más sobresalientes de la articulación y diálogo entre los
enfoques de ASD y ESC y los procesos de construcción de memoria histórica para el
contexto colombiano♣

52
Cf. Pouligny, B. Ils nous avaient promis la paix. Opérations de l'ONU et populations locales. Paris: Presses
de Sciences Po, p. 59.

64
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

FUENTES PRIMARIAS

Audiovisuales

Noticias RCN. (22 de octubre de 2012) La Guerra Del Oro.


http://www.youtube.com/watch?v=ypahnPg4EaE&feature=youtu.be

Entrevistas y Testimonios

Entrevista ASD, N° 1, Hombre adulto, septiembre de 2012


Entrevista ASD, N° 2, Mujer adulta, septiembre de 2012
Entrevista ASD, N° 3, Hombre y mujer, adultos, septiembre de 2012
Entrevista ASD, N° 4, Mujer adulta, septiembre de 2012
Entrevista ASD, N° 5, Hombre adulto, septiembre de 2012
Diario de campo, MH.

65
Testimonio MH, N° 08, Hombre adulto y desplazado, agosto de 2008
Testimonio MH, N° 18, Hombre adulto y desplazado, abril de 2009
Testimonio MH, No 45, Hombre adulto, junio de 2009

Prensa

El Colombiano, Medellín, 2011.


El Espectador, Bogotá, 2011.
El Mundo, Medellín, 2011.
El Tiempo, Bogotá, 2011.
Revista Semana, Bogotá, 2011.

Documentos

Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, CNRR. (2008) Plan de Acción


2007-2008. Bogotá: CNRR

Congreso de la República. (2005) Ley 975 del 25 de julio de 2005, por la cual se dictan
disposiciones para la reincorporación de miembros de grupos armados organizados al
margen de la ley, que contribuyan de manera efectiva a la consecución de la paz
nacional y se dictan otras disposiciones para acuerdos humanitarios. Bogotá: Diario
Oficial.

Congreso de la República. (2011) Ley 1448 del 10 de junio de 2011, por la cual se dictan
medidas de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto
armado interno y se dictan otras disposiciones. Bogotá: Diario Oficial.

66
Defensoría del Pueblo. Sistema de Alertas Tempranas – SAT (abril de 2012). Informe
de Riesgo N° 002-12A.I., municipios de Remedios, Segovia y Zaragoza en Antioquia.

Grupo de Memoria Histórica, GMH. (Agosto de 2008) Programa de investigación:


Narrativas y voces del conflicto. Bogotá: GMH.

Presidencia de la República. (2011) Decreto Ley 4803 del 20 de diciembre de 2011, por el
cual se establece la estructura del Centro de Memoria Histórica. Bogotá: Diario
Oficial.

Presidencia de la República. (2011) Decreto Ley 4158 del 3 de noviembre de 2011, por el
cual se determina la adscripción del Centro de Memoria Histórica y se fijan otras
disposiciones. Bogotá: Diario Oficial.

Procuraduría General de la Nación. (2008) Directiva N° 019 del 11 de septiembre de


2008, por la cual se dictan instrucciones para garantizar los derechos de las víctimas
de los hechos violentos sucedidos en el municipio de Trujillo, Valle del Cauca.
Bogotá.

FUENTES SECUNDARIAS

Anderson, M. (2009) Acción sin daño: cómo la ayuda humanitaria puede apoyar la paz o la
guerra. Traducción por Jacques Mérat. Bogotá: Universidad Nacional de
Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Trabajo Social.

Acevedo Arango, O. (2012) Geografías de la memoria. Posiciones de las víctimas en


Colombia en el período de justicia transicional (2005-2010). Bogotá: Pontificia
Universidad Javeriana.

67
Antequera Guzmán, J. D. (2011) La memoria histórica como relato emblemático.
Consideraciones en medio de la emergencia de políticas de memoria en Colombia.
Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.

Bello, M. N. (2010) Introducción, contexto y perspectivas sobre Acción sin Daño y


Construcción de Paz. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa
de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC), Serie
Acción sin Daño, Módulo N° 1.

Bello, M. N. & Chaparro, R. (2010) El daño desde el enfoque psicosocial. Bogotá:


Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias
para la Paz y la Convivencia (PIUPC), Serie Acción sin Daño, Módulo N° 9.

Bello, M. N. & Vásquez, O. (Comp.) (2011) Acción sin daño: reflexiones para el contexto
colombiano. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de
Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC).

Corporación Nuevo Arco Iris. (2007) Recordar para no repetir. Guía para las
organizaciones de víctimas. Bogotá.

Galtung, J. (2008) “Visiones de la paz para el siglo XXI”. Paz por medios pacíficos, Paz y
conflicto, desarrollo y civilización. España: Colección Red Gernika.

Grupo de Memoria Histórica. (2009) Recordar y narrar el conflicto. Herramientas para


reconstruir memoria histórica. Bogotá: GMH.

68
Grupo de Memoria Histórica. (2010) Plataforma Multimedia La tierra ya no es pa’l que la
trabaja. Bogotá: GMH.

Grupo de Memoria Histórica. (2010) Plataforma Multimedia La Rochela. Memorias de


un Crimen contra la Justicia. Bogotá: GMH.

Grupo de Memoria Histórica. (2011) Silenciar la Democracia: Las masacres de Remedios


y Segovia, 1982-1997. Bogotá: Ediciones Semana.

Instituto Popular de Capacitación, IPC. (2009) Juguemos en serio a la paz. Caja de


Herramientas. Medellín, IPC.

Lederach, J. P. (2008) La imaginación moral: el arte y el alma de construir la paz. Bogotá:


Editorial Norma.

Lederach, J. P. (2009) El pequeño libro de transformación de conflictos. Colombia:


Secretariado Nacional de Pastoral Social.

Montealegre, D. M. (2010) Derechos humanos, democracia y Acción sin Daño. Bogotá:


Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias
para la Paz y la Convivencia (PIUPC), Serie Acción sin Daño, Módulo N° 12.

Paladini, B. (2010) Construcción de paz, transformación de conflictos y enfoques de


sensibilidad a los contextos conflictivos. Bogotá: Universidad Nacional de
Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la
Convivencia (PIUPC), Serie Acción sin Daño, Módulo N° 5.

69
Pouligny, B. (2004) Ils nous avaient promis la paix. Opérations de l'ONU et populations
locales. Paris, Presses de Sciences Po.

Rodríguez, A. L. (2010) El enfoque ético de la Acción sin Daño. Bogotá: Universidad


Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y
la Convivencia (PIUPC), Serie Acción sin Daño, Módulo N° 2.

Roth, A.–N. (2007) Conceptos, teorías y herramientas para el análisis de las políticas
públicas. En Políticas públicas. Formulación, implementación y evaluación.
Bogotá: Ediciones Aurora, quinta reimpresión, pp. 17–55.

Urrego, J. H. (2010) Análisis e incidencias en políticas públicas en el contexto colombiano y


el enfoque de Acción sin Daño. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia,
Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC),
Serie Acción sin Daño, Módulo N° 11.

Vásquez, O. (2010) Sensibilidad al conflicto: principios, estrategias metodológicas y


herramientas. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de
Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC), Serie Acción
sin Daño, Módulo N° 13.

Zapata, M. L. (2009) Acción sin daño y reflexiones sobre prácticas de paz. Una
aproximación a la experiencia colombiana. Bogotá: Universidad Nacional de
Colombia.

70
ANEXO (PROPUESTA DE GUION MULTIMEDIA)

71
Guion Multimedia caso emblemático: Silenciar la Democracia. Las Masacres de Remedios y Segovia, 1982 – 1997 
Responsable:  Ronald Villamil Carvajal 
Convenciones 
 
Negro y Rojo: contenido textual 
Azul: indica los hipervínculos o enlaces 
Verde: versiones para consulta e impresión 
Rosado: instrucciones para el diseñador 
CONTENIDO  OBSERVACIONES 
SILENCIAR LA DEMOCRACIA. LAS MASACRES DE REMEDIOS Y SEGOVIA, 1982 – 1997 
 

Slide  (insumos digitales JPEG: 
Multimedia/Informe/ 

Foto 1 & Foto 2) 

En los municipios de Segovia y Remedios (Antioquia) se presentó durante el periodo 1982‐1997 una violencia 
política recurrente contra la población civil, dirigida especialmente hacia las disidencias políticas: el 
movimiento social (asociaciones comunitarias, sindicatos, juntas cívicas, comité de derechos humanos) y la 

72
Unión Patriótica. Esta fue cometida por redes criminales articuladas por miembros activos de la Fuerza 
Pública que operaban en la región (Ejército y Policía), en asociación con civiles y grupos paramilitares, y sus 
principales hitos fueron cuatro masacres recogidas en este completo informe: Remedios, 4‐12 de agosto de 
1983; Segovia, 11 de noviembre de 1988; Segovia, 22 de abril de 1996; y Remedios, 2 de agosto de 1997. 
Como resultado, a partir de la violación de derechos humanos fundamentales a la vida y la integridad 
personal, se restringió en la región en medio de la guerra tanto el ejercicio pleno de la ciudadanía y los 
procesos democráticos como el disenso político. 
 
Descarga el informe en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Informe/Documento 1) 
Descarga el resumen ejecutivo en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Informe/Documento 2) 
Descarga el texto de la presentación pública en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: 
Multimedia/Informe/Documento 3) 
Descarga la Bibliografía General de la Investigación (insumo en Acrobat Reader PDF: 
Multimedia/Informe/Documento 4) 
 
 Los Hechos, las víctimas y los victimarios (hipervínculo con el Slide 2) 

 Los daños e impactos de la violencia política (hipervínculo con el Slide 3) 

 Contexto regional del Alto Nordeste Antioqueño (hipervínculo con el Slide 4) 

 Documentales e Iniciativas de Memoria en soporte audiovisual (hipervínculo con el Slide 5) 

 Documentos Judiciales para la construcción de la Verdad y la Memoria (hipervínculo con el Slide 6) 

 Créditos investigación y multimedia (hipervínculo con el Slide 7) 

LOS HECHOS, LAS VÍCTIMAS Y LOS VICTIMARIOS 
 
Las masacres son un lugar común en la historia de los municipios de Segovia y Remedios, en el Alto Nordeste 
Antioqueño. Hablar de masacre es tomado por sus habitantes con tanta naturalidad como hablar de la minería 
Slide  La línea de tiempo debe 
o del mal estado de sus carreteras. Parece tan natural como una cicatriz a la que prefieren no ver pero saben 
2  ser interactiva. 
que les pertenece. 
 
Durante el período 1982–1997 ocurrieron 14 eventos de este tipo que dejaron 147 víctimas fatales. De igual 
manera, otras 200 víctimas de asesinato selectivo cierran el funesto balance de la cronicidad de la violencia 

73
política durante este lapso. Una de estas masacres, la del 11 de noviembre de 1988 en Segovia y La Cruzada, se 
constituyó en la primera gran masacre de la historia del conflicto armado contemporáneo en Colombia 
cometida en un casco urbano. Ésta, junto con otros tres episodios del mismo tipo reconstruidos en el presente 
informe, se convierten en hitos de la violencia contra las disidencias políticas, debido a sus objetivos, la 
identidad de los que murieron y la de los territorios atacados. 
 
Gran parte de las víctimas pertenecían a las disidencias políticas del momento, en especial, simpatizantes y 
militantes de la Unión Patriótica asesinados por redes criminales articuladas por miembros activos de la Fuerza 
Pública (Ejército y Policía), en asociación con civiles y grupos paramilitares. 
 
Pero además de los tristes recuerdos que acompañan a los habitantes de esta región antioqueña, el daño 
también se ve reflejado en el colapso de las relaciones comunitarias y el miedo de la gente para pronunciarse de 
una manera diferente. Esto sin contar con el precario desempeño de la justicia: la impunidad es un factor 
compartido por casi todas las masacres. 
 
Pero tan notable como el balance judicial es la reparación integral de las víctimas y las garantías para la no 
repetición de los hechos violentos. Parece que el tiempo se hubiese detenido a principios de los años noventa, 
pues el Nordeste Antioqueño sigue siendo una zona oscura y en el olvido por parte del Estado y la sociedad 
nacional. La supervivencia de las víctimas es precaria y siguen a la espera de que la sociedad ponga su atención 
sobre ellas. 
 
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/1 Cartograma Ubicación Nordeste) 
Descarga el cartograma en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/1 
Cartograma Ubicación Nordeste) 

74
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/1 Línea Masacres Alto Nordeste 1982‐
1997) 
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/1 Línea 
Masacres Alto Nordeste 1982‐1997) 

75
 
 La masacre de Cañaveral y Manila, Remedios, 4 a 12 de agosto de 1983 (hipervínculo con el Slide 2.1) 

 La masacre de Segovia y La Cruzada, 11 de noviembre de 1988 (hipervínculo con el Slide 2.2) 

 La masacre de La Paz y El Tigrito, Segovia, 22 de abril de 1996 (hipervínculo con el Slide 2.3) 

 La masacre de Remedios, 2 de agosto de 1997 (hipervínculo con el Slide 2.4) 

 Asesinatos selectivos, Remedios y Segovia, 1982–1997 (hipervínculo con el Slide 2.5) 

 Los victimarios (hipervínculo con el Slide 2.6) 

76
La masacre de Cañaveral y Manila, Remedios, 4 a 12 de agosto de 1983 
 

Galería: masacre de Cañaveral y Manila, 1983 
Esta masacre ocurrió en las veredas Cañaveral y Altos de 
Manila del municipio de Remedios entre el 4 y el 12 de 
agosto de 1983. Representa el punto más crítico de un ciclo 
de violencia que comenzó en junio de 1982 en Remedios y 
se extendió a los municipios contiguos de Amalfi y Segovia. 
Según el Grupo de Memoria Histórica, fue cometida por un 
grupo armado conformado por miembros activos del 
Batallón de Infantería N° 42 “Batalla de Bombona” de 
Segovia, adscrito a la XIV Brigada del Ejército Nacional, y  La línea de tiempo debe 
por civiles al servicio de Fidel Castaño Gil.  ser interactiva. 
   
Slide  En su recorrido los victimarios asesinaron a un número no  Cada una de las fotos que 
2.1  determinado de personas, por cuanto muchos de los restos  integran la galería debe ir 
fueron arrojados a las aguas de los ríos Manila, Tamar y  acompañada de su 
Mulatos, y otros enterrados en fosas que posteriormente  correspondiente pie de 
no pudieron ser ubicadas. Gracias a la investigación judicial  foto. 
se lograron recuperar los cadáveres de 20 personas   
correspondientes a 17 hombres y 3 mujeres, de los cuales 4 
eran menores de edad y 2 adultos mayores. Varias de las  (ocho insumos digitales JPEG: Multimedia/Los 
víctimas fatales eran militantes y simpatizantes del Partido  Hechos/Galerías/1983/Foto 1 – Foto 8) 
Comunista (PC) y del Movimiento Obrero Independiente y 
(insumo en Microsoft Word: Multimedia/Los 
Revolucionario (MOIR). 
Hechos/Galerías/1983/Pies de fotos, masacre 
de 1983) 
 
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/1 Cartograma Ubicación Nordeste) 
Descarga el cartograma en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/1 
Cartograma Ubicación Nordeste) 

77
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/2 Línea Hechos 1983) 
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/2 Línea 
Hechos 1983) 

78
 
 Las víctimas (hipervínculo con el Slide 2.1.1) 

Víctimas masacre de Cañaveral y Manila, Remedios, 4 al 12 de agosto de 1983 
 
 
Efraín Higuita Gallo 
Slide  40 años, campesino, militante del MOIR 
 
2.1.  
Jesús Emilio Zea Palacio 

40 años, campesino, militante del MOIR 
 
Jesús Restrepo Montaño 
38 años, campesino, militante del MOIR 
 

79
Julio César Vélez Ríos 
22 años, campesino, militante del MOIR 
 
Jesús Jaramillo Bedoya 
45 años, minero 
 
Saulo Pablo Vergara 
34 años, minero 
 
Elcómides de Jesús Castañeda 
16 años, minero 
 
Juan Calderón Zuleta 
22 años, campesino 
 
Angelmiro Rojas 
60 años, campesino 
 
Pedro Gaviria 
40 años, campesino 
 
Narciso Calderón Zuleta 
20 años, campesino 
 
María Zuleta de Castrillón 
67 años, minera, madre de Zoila Álvarez, abuela de Reina Agudelo, Jader Agudelo, Iván Castrillón y Dumar 
Castrillón 
 
Zoila Rosa Álvarez de Agudelo 
54 años, minera, madre de Reina Agudelo y Jader Agudelo, tía de Iván Castrillón y Dumar Castrillón 
 
Reina del Socorro Agudelo Álvarez 
26 años, minera 
 
Jader Luis Agudelo Álvarez 
17 años, minero 
 

80
Iván Darío Castrillón 
27 años, minero 
 
Dumar Alexander Castrillón Palacio 
10 años, estudiante 
 
José Porfirio Suárez 
34 años, campesino, padre de José Porfirio Suárez 
 
José Porfirio Suárez 
10 años, estudiante 
 
Luis Eduardo Pino Madrid 
28 años, campesino 
 
 
Descarga el universo de víctimas en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Víctimas/1 
Víctimas masacre 1983) 
La línea de tiempo debe 
ser interactiva. 
 
Slide  La masacre de Segovia y La Cruzada, 11 de noviembre de 1988  Cada una de las fotos que 
2.2    integran la galería debe ir 
acompañada de su 
correspondiente pie de 
foto. 

81
La masacre de Segovia y La Cruzada del 11 
de noviembre de 1988 fue cometida por un 
Galería: masacre de Segovia y La Cruzada, 1988 
comando paramilitar que llevó a cabo una 
operación bélica en ambos cascos urbanos 
que incluyó asesinatos selectivos e 
indiscriminados. La investigación judicial 
determinó que miembros activos del 
Ejército y la Policía de Segovia participaron 
en la planeación de la masacre y omitieron 
su deber de proteger a la población, siendo 
juzgados y condenados por el delito de 
terrorismo. 
 
Los ataques cobraron la vida de 46 
personas, entre ellas 10 mujeres, 4 menores 
de edad y un adulto mayor. También 
resultaron heridas 60 personas más. Las 
víctimas fatales tenían diferentes 
ocupaciones y adscripciones políticas; varias 
de ellas eran simpatizantes y militantes de 
la Unión Patriótica, de los partidos Liberal y 
Conservador, de las Juntas Cívicas y de las 
organizaciones sindicales y comunitarias de 
la región.  (dieciocho insumos digitales JPEG – TIFF: Multimedia/Los 
Hechos/Galerías/1988/Foto 1 – Foto 18) 
(insumo en Microsoft Word: Multimedia/Los 
Hechos/Galerías/1988/ Pies de Fotos, masacre de 1988) 
 
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/3 Cartograma Hechos 1988 Segovia) 
Descarga el cartograma en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/3 
Cartograma Hechos 1988 Segovia) 

82
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/4 Cartograma Hechos 1988 La Cruzada) 
Descarga el cartograma en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/4 
Cartograma Hechos 1988 La Cruzada) 

83
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/3 Línea Hechos 1988) 
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/3 Línea 
Hechos 1988) 

84
 
 Las víctimas (hipervínculo con el Slide 2.2.1) 

Víctimas Masacre de Segovia y La Cruzada, 11 de noviembre de 1988 
 
 
Pablo Emilio Gómez Chaverra 
Slide  31 años, minero, simpatizante de la UP, esposo de María del Carmen Idárraga 
 
2.2.  
María del Carmen Idárraga de Gómez 

33 años, ama de casa, simpatizante de la UP 
 
Carlos Enrique Restrepo Pérez 
77 años, minero pensionado de la Frontino Gold Mines, simpatizante del Partido Liberal, padre de Carlos 
Enrique y Gildardo Antonio Restrepo 

85
 
Carlos Enrique Restrepo Cadavid 
26 años, carnicero, simpatizante del Partido Liberal 
 
Gildardo Antonio Restrepo Cadavid 
35 años, minero, simpatizante del Partido Liberal 
 
Luis Eduardo Sierra 
41 años, mecánico, transportador, militante de la UP, cuñado de Jesús García 
 
Jesús Antonio García Quintero 
41 años, minero 
 
Luis Eduardo Hincapié 
40 años, cotero, simpatizante de la UP 
 
Fabio de Jesús Sierra Gómez 
38 años, albañil 
 
Diana María Vélez Barrientos 
21 años, ama de casa 
 
Luis Ángel de Jesús Moreno San Martín 
16 años, minero 
 
Henry Albeiro Castrillón 
21 años, cotero, tío de Francisco William Gómez 
 
Francisco William Gómez Monsalve 
10 años, estudiante 
 
Jesús Eduardo Hernández Sierra 
Minero 
 
María Dolly Bustamante 
23 años, ama de casa 
 

86
José Danilo Amariles Ceballos 
26 años, minero 
 
Jairo Alfonso Gil 
Minero 
 
Jairo de Jesús Rodríguez Pardo 
46 años, conductor empleado del Municipio de Segovia 
 
Jesús Emilio Calle Guerra 
39 años, despachador de vehículos de servicio público, simpatizante de la UP 
 
Guillermo de Jesús Areiza Arcila 
32 años, minero 
 
Fabio Arnoldo Jaramillo Fernández 
52 años, minero 
 
Jesús Aníbal Gómez García 
41 años, minero 
 
Shirley Cataño Patiño 
11 años, estudiante 
 
Jorge Luis Puerta Londoño 
41 años, secretario del Juzgado de Instrucción Criminal de Segovia 
 
Libardo Antonio Cataño Atehortua 
Minero 
 
Luz Evidelia Orozco Saldarriaga 
20 años, mesera 
 
Rosa Angélica Masso Arango 
20 años, mesera 
 
Jesús Antonio Benítez 

87
34 años, minero 
 
Pablo Emilio Idárraga Osorio 
31 años, minero 
 
Roberto Antonio Marín Osorio 
34 años, empleado de la Frontino Gold Mines, simpatizante de la UP 
 
Luis Adalberto Lozano Ruíz 
45 años, tendero 
 
Guillermo Darío Osorio Escudero 
52 años, minero pensionado de la Frontino Gold Mines, arrendador de caballos, simpatizante de la UP 
 
María Soledad Patiño 
Ama de casa 
 
Juan de Dios Palacio Múnera 
Minero 
 
Jesús María David 
Minero 
 
NN masculino 
31 años, indigente 
 
NN masculino 
30 años, indigente 
 
Robinson de Jesús Mejía Arenas 
31 años, albañil, vendedor de rifas 
 
Julio Martin Flórez Ortiz 
26 años, minero 
 
Regina del Socorro Muñoz de Mestre 
34 años, empleada de la Frontino Gold Mines 

88
 
José Abelardo Osorio Betancur 
46 años, minero 
 
Oscar de Jesús Agudelo López 
49 años, minero 
 
Jesús Orlando Vásquez Zapata 
26 años, minero 
 
Jesús Avalo 
28 años, transportador 
 
Erika Milena Marulanda 
15 años, estudiante 
 
Olga Lucía Agudelo de Barrientos 
42 años, ama de casa 
 
 
Descarga el universo de víctimas en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Víctimas/2 
Víctimas masacre 1988) 
La línea de tiempo debe 
ser interactiva. 
 
Slide  La masacre de La Paz y El Tigrito, Segovia, 22 de abril de 1996  Cada una de las fotos que 
2.3    integran la galería debe ir 
acompañada de su 
correspondiente pie de 
foto. 

89
Galería: masacre de La Paz y El Tigrito, 1996 
La masacre de La Paz y El Tigrito ocurrió el 22 
de abril de 1996 en la cabecera municipal de 
Segovia, siendo perpetrada por un grupo 
armado que contó con el apoyo directo de 
miembros activos del Batallón de 
Contraguerrilla N° 47 “Héroes de Tacines” con 
base en Segovia, los cuales fueron juzgados y 
condenados en calidad de coautores de 
homicidios agravados, unos consumados y 
otros tentados. 
 
Los victimarios atacaron dos salones de 
billares: “Villa Flay” ubicado en el barrio La Paz 
y “El Paraíso” ubicado en el barrio El Tigrito, 
causando la muerte a 14 hombres, entre ellos 2  (cinco insumos digitales JPEG: Multimedia/Los 
menores de edad, y dejando heridas a otras 13 
Hechos/Galerías/1996/Foto 1 – Foto 5) 
personas. Otros 2 hombres, un adulto y un 
menor, fueron desaparecidos.  (insumo en Microsoft Word: Multimedia/Los 
Hechos/Galerías/1996/ Pies de Fotos, masacre de 1996) 
 
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/5 Cartograma Hechos 1996 Segovia) 
Descarga el cartograma en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/5 
Cartograma Hechos 1996 Segovia) 

90
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/4 Línea Hechos 1996) 
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/4 Línea 
Hechos 1996) 

91
 
 Las víctimas (hipervínculo con el Slide 2.3.1) 

92
Víctimas Masacre de La Paz y El Tigrito, Segovia, 22 de abril de 1996 
 
 
Octavio de Jesús Castrillón García 
46 años, minero 
 
César Darío Valle Londoño 
32 años, minero 
 
León Darío Ospina Correa 
25 años, agricultor 
 
Ricardo de Jesús Ochoa Puerta 
40 años, minero 
 
Wilson Alexander Loaiza Moncada 
17 años, estudiante, hermano de Fabián Loaiza 
Slide   
2.3. Fabián Alonso Loaiza Moncada   
1  13 años, estudiante 
 
Omar Alberto Moreno 
27 años, minero 
 
Rodolfo de Jesús Botero Palacio 
41 años, minero 
 
Nicolás Alberto Álvarez Atehortua 
27 años, minero 
 
Gabriel Jaime Jaramillo Macías 
45 años, comerciante 
 
Jesús Evelio Pérez 
41 años, minero 
 
Pedro Antonio Posada Londoño 

93
19 años, minero 
 
Carlos Arturo Zapata Escudero 
54 años, minero 
 
Carlos Arturo Montoya Restrepo 
32 años, conductor 
 
Elkin Sergio Zapata Uribe 
24 años, conductor 
 
Yassir William Silva Cure 
15 años, estudiante, ayudante de vehículo 
 
 
Descarga el universo de víctimas en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Víctimas/3 
Víctimas masacre 1996) 
La masacre de Remedios, 2 de agosto de 1997 
 
Galería: masacre de Remedios, 1997 
La masacre del 2 de agosto de 1997 en 
Remedios fue cometida por un grupo 
armado que incursionó en el municipio,  La línea de tiempo debe 
sacó de sus viviendas a las víctimas y las  ser interactiva. 
obligó a recorrer varios lugares del pueblo   
Slide  antes de ser asesinadas.  Cada una de las fotos que 
2.4    integran la galería debe ir 
En esta masacre murieron 7 personas,  acompañada de su 
entre ellas dos miembros de la Junta Cívica  correspondiente pie de 
de Remedios, el exalcalde de Remedios  foto. 
Carlos Enrique Rojo Uribe (U.P.) y el 
profesor Luis Alberto Lopera Múnera, 
miembro del Comité de Derechos Humanos 
y presidente de la Junta Cívica de 
Remedios. 

94
(tres insumos digitales JPEG – TIFF: Multimedia/Los 
Hechos/Galerías/1997/Foto 1 – Foto 3) 
(insumo en Microsoft Word: Multimedia/Los 
Hechos/Galerías/1997/ Pies de Fotos, masacre de 1997) 
 
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/6 Cartograma Hechos 1997 Remedios) 
Descarga el cartograma en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/6 
Cartograma Hechos 1997 Remedios) 

(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/5 Línea Hechos 1997) 
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/5 Línea 
Hechos 1997) 

95
 
 Las víctimas (hipervínculo con el Slide 2.4.1) 

96
Víctimas Masacre de Remedios, 2 de agosto de 1997 
 
 
Rosa Angélica Mejía Sánchez 
28 años, ama de casa, empleada de servicio doméstico 
 
Alberto de Jesús Silva Maya 
58 años, empleado del INDERENA 
 
Jairo de Jesús Pérez 
39 años, minero 
 
Ofelia Rivera Cárdenas de Trujillo 
Slide 
56 años, comerciante, miembro de la Junta Cívica de Remedios 
2.4.    
1  Luis Alberto Lopera Múnera 
37 años, docente, presidente del Comité de DD.HH. de Remedios 
 
Carlos Enrique Rojo Uribe 
51 años, minero, comerciante, exalcalde de Remedios por la UP (1988–1990) y por el Movimiento Cívico Popular 
(1992–1994) 
 
Efraín Antonio Pérez Trujillo 
27 años, minero 
 
 
Descarga el universo de víctimas en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Víctimas/4 
Víctimas masacre 1997) 
Asesinatos selectivos, Remedios y Segovia, 1982–1997 
 
De manera particular, durante el año 1997 en los municipios de Segovia y Remedios, un comando paramilitar 
Slide  perpetró un alto número de asesinatos selectivos. Fueron asesinados líderes cívicos y comunitarios, 
 
2.5  sindicalistas, autoridades locales, exalcaldes, exconcejales, docentes, defensores de derechos humanos, 
miembros de la Fuerza Pública. En ocasiones, la muerte de las personas era precedida de secuestro o 
desaparición forzada, pues hasta la fecha no se sabe del paradero ni la suerte de varias víctimas. 
 

97
La Fiscalía General de la Nación determinó que hasta septiembre de 1997 habían sido asesinadas por el 
comando paramilitar 170 personas en Segovia y Remedios. En concordancia con lo anterior, las defunciones 
por homicidio del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) registraron un crecimiento 
abrupto en la región para 1997 con un total de 153 homicidios. 

 
Integrantes del Comité de Derechos Humanos de 
Segovia. 
Cubrimiento periodístico de los asesinatos selectivos en  A la izquierda, sentada, Margarita Guzmán Restrepo 
Remedios y Segovia durante 1997  (asesinada en Segovia el 25 de marzo de 1997); al centro, 
Fuente: El Colombiano, Medellín, 4 de agosto de 1997  sentado, Jaime Ortiz Londoño (asesinado junto con 
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los  Nazareno de Jesús Rivera García en zona rural de 
Hechos/Galerías/Asesinatos selectivos/Foto 1)  Remedios el 9 de marzo de 1997); a la derecha, de pie y 
con sombrero, Jesús Ramiro Zapata Hoyos (asesinado en 
Segovia el 3 de mayo de 2000) 
Autor fotografía: Gearóid Ó Loingsigh 
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los 
Hechos/Galerías/Asesinatos selectivos/Foto 2) 

98
 
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/Los Hechos/Gráficos/Asesinatos selectivos/Gráfico 1) 

(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/Los Hechos/Gráficos/Asesinatos selectivos/Gráfico 2) 

99
 
Descarga el universo de víctimas en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Víctimas/5 
Víctimas asesinato selectivo 1982‐1997) 
Los Victimarios 
 
Modelo Paramilitar 
 
El caso de Remedios y Segovia durante el lapso 1982–1997 es representativo de una trayectoria particular del 
paramilitarismo en la que no se conformaron comandos armados, ejércitos privados o estructuras armadas 
locales o regionales (implantadas territorialmente, autónomas y duraderas), sino redes criminales 
funcionales, cambiantes y coyunturales que fueron articuladas y promovidas por miembros de la Fuerza 
Pública que operaban en la región, en las cuales convergieron civiles y comandos paramilitares de otras 
regiones. Sólo hasta 1997 se conformó un comando paramilitar temporal. 
 
Fueron redes funcionales porque una variedad de actores con diferenciados propósitos convergió para atacar 
a un mismo blanco. En el caso de la Fuerza Pública, el interés contrainsurgente. En el caso de los civiles, las 
venganzas por acciones de la guerrilla (depredación económica, regulación social y persecución política), las 
Slide 
reacciones a los cambios en el poder local (el ascenso de la UP), el cambio de lealtades dentro de la guerra   
2.6 
(desertores de la guerrilla) o simplemente el lucro económico. 
 
Fueron redes cambiantes porque su composición interna registró una alta rotación de sus miembros, en 
particular de los perpetradores: 
 
1983: acción conjunta entre miembros del Batallón Bomboná de Segovia y empleados de Fidel Castaño, 
presentada en su momento como acción del grupo paramilitar Muerte a Secuestradores — MAS. 
 
1988: acción de los grupos paramilitares del Magdalena Medio (ACMM) y miembros de la Fuerza Pública, 
promovida por Fidel Castaño y presuntamente por César Pérez García, presentada como acción del supuesto 
grupo paramilitar Muerte a Revolucionarios del Nordeste — MRN. 
 
1996: acción conjunta del Capitán Rodrigo Cañas Forero con delincuentes locales que habían sido expulsados 
por la guerrilla, desertores de la guerrilla y sicarios contratados en Medellín, presentada como acción del 

100
supuesto grupo paramilitar Dignidad Antioqueña. 
 
1997: acción del comando paramilitar Grupo de Autodefensas del Nordeste — GAN. 
 
Se trató de redes coyunturales porque ninguna de ellas perduró en el tiempo y no devinieron en la 
constitución de un grupo paramilitar emplazado en el territorio. Sólo el GAN se constituyó en una estructura 
armada de mediana duración y relativa autonomía en el año 1997. 
 
No obstante el carácter coyuntural, funcional y cambiante de las redes, es de destacar que lo único que no 
varió en su composición interna fue la presencia de miembros de la Fuerza Pública que operaban en la región. 
Primero como perpetradores y planeadores en la masacre de 1983, luego como planeadores en las masacres 
de 1988 y 1996, y finalmente con una omisión que limitaba difusamente con la coordinación en la masacre de 
1997. Esto implicó que el papel de miembros de la Fuerza Pública fue haciéndose progresivamente menos 
directo y menos visible para poder eludir su responsabilidad en los hechos. 
Redes Criminales 
 
La proliferación de nombres a través de los cuales los victimarios se presentaron como paramilitares a lo 
largo del período 1982–1997, constituyó una táctica de distracción y ocultamiento. Por lo menos diez 
etiquetas paramilitares se usaron antes y después de las masacres durante el período 1982–1997. Con ellas se 
pretendió dar a entender que había no sólo uno sino varios grupos paramilitares asentados en el territorio. 
 
Además del MAS, el MRN, Dignidad Antioqueña y el GAN (asociados a las grandes masacres), entre 1988–
1996 se fueron sucediendo nuevas etiquetas: algunas efímeras como Los Blancos, Los Borradores y Los 
Realistas que aparecen y desaparecen en la región entre 1988–1990 superpuestas al MRN; otras de mayor 
duración como las Autodefensas del Nordeste Antioqueño (ANA) entre 1991–1992, Fuerza del Pueblo en 
Acción entre 1993–1994, Muerte a Comunistas y Guerrilleros (MACOGUE) entre 1995–1996. 
 
Esta pluralidad de rótulos paramilitares no significa que hayan existido diez grupos diferentes, sucesivos o 
simultáneos, ni que sean diez nombres para un mismo grupo estable. Como se ha constatado 
recurrentemente en las masacres, lo que existieron fueron redes funcionales, coyunturales y cambiantes que 
emergieron ante la ausencia de un ejército privado endógeno y asentado en el territorio. Así mismo, la 
multiplicidad de los nombres y su variación no alteraron el repertorio de prácticas de quienes operaron 

101
detrás de éstas. En este caso, el manejo de las etiquetas respondió a la necesidad del perpetrador de que la 
población entendiera la acción violenta de un modo particular, significándola políticamente para que no 
fuera confundida con otro tipo de violencia. Estas nominaciones, además, sirvieron como distractor para 
generar una imagen pública de actor singular y diferenciado que enmascaraba la participación directa y 
recurrente de los miembros de la Fuerza Pública. 
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/6 Línea Etiquetas Paramilitares) 
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/6 Línea 
Etiquetas Paramilitares) 

 
 Mecanismos de Terror y la Propaganda (hipervínculo con el Slide 2.6.1) 

Slide  Los Victimarios  La línea de tiempo debe 


2.6.   ser interactiva. 
1  Mecanismos de Terror y la Propaganda   

102
  Los eventos de la línea de 
La mayoría de los ataques fueron 
Galería: Mecanismos de Terror y la Propaganda tiempo resaltados en 
acciones expedicionarias,  color azul están 
acompañados de su 
devastadoras y extensivas. 
respectivo insumo 
  documental en formato 
 Fueron expedicionarias  Acrobat Reader PDF, para 
porque se trató de  lo cual debe incorporarse 
comandos armados que  el respectivo hipervínculo. 
incursionaron y luego se  Los insumos PDF están 
identificados de la misma 
replegaron del territorio en 
manera en que aparecen 
ataques relativamente 
en la línea de tiempo. 
rápidos. 

 Fueron devastadoras por su 
elevado número de 
víctimas fatales y su alto 
grado de destrucción física. 

 Fueron extensivas porque 
se trató de rutas que 
recorrieron y atacaron dos  (ocho insumos digitales TIFF: Multimedia/Los
o más objetivos dentro del  Hechos/Galerías/Mecanismos de Terror y la Propaganda/Foto
territorio.  1 – Foto 8)
(insumo en Microsoft Word: Multimedia/Los
  Hechos/Galerías/Mecanismos de Terror y la Propaganda
Las masacres expedicionarias,  /Pies de Fotos, Mecanismos de Terror y la Propaganda)
devastadoras y extensivas 
constituyeron un mecanismo de terror que se distinguió por romper la cotidianidad de la violencia para 
potenciar su acción comunicativa y provocar una desestabilización social y política. Estas acciones tuvieron 
una finalidad política que se puso de manifiesto en la identidad política de las víctimas atacadas, las 
“etiquetas” políticas sobre los territorios en que se incursionó y los lugares públicos que fueron violentados. 
Fueron acciones de terror orientadas a castigar a la izquierda social y política y clausurarle su expresión en el 
espacio público. 

103
 
Una característica distintiva del mecanismo de terror, y que además revela su intencionalidad política, es el 
recurso a la propaganda. Las masacres no fueron ataques sorpresivos, por el contrario, fueron el desenlace de 
una escalada de terror exacerbada por la propaganda, que se inscribió en las paredes a través de los grafitis, 
que se masificó con los boletines y los comunicados, y que se volvió invasiva cuando los panfletos llegaron a 
las casas. La propaganda, como violencia simbólica, preparó la ocurrencia de la violencia material. El 
contenido central de la propaganda consistió en conectar orgánicamente a la izquierda social y política con la 
guerrilla a partir de la representación del comunismo como enemigo. En esta dirección, la violencia fue 
anunciada y justificada. 
 
El caso más ilustrativo lo constituyó la propaganda del MRN en la masacre de 1988. El nombre mismo de este 
grupo armado describe o reconoce a su enemigo desde el plano ideológico, refiriéndose a él como 
revolucionario. La orientación de este grupo se reveló igualmente en los volantes y panfletos en los cuales 
rechazaron la presencia de la UP en alcaldías y concejos municipales, celebraron el exterminio de comunistas 
en otras regiones del país y reconocieron a Estados Unidos como su aliado en la lucha contra el comunismo 
internacional. Sin embargo, como esta representación del enemigo no lo volvió peligroso por sí misma, el 
MRN progresó discursivamente hacia su criminalización, militarización y degradación. 
 
 La criminalización de la izquierda social y política consistió en representarla a través de grafitis y 
comunicados como asesinos e individuos sin ética capaces de planear acciones criminales sin 
importar sus investiduras públicas. 

 La militarización como estrategia empleada por el MRN consistió en convertir a la izquierda social y 
política en parte orgánica o en prolongación del aparato militar de la guerrilla. 

 La estrategia de degradación, por su parte, implicó representar al enemigo ideológico como inferior e 
incapaz. 

 
El MRN rechazó así la presencia de la UP en el gobierno local, entre otras razones, porque estimó que los 
campesinos y los obreros no eran competentes para desempeñar cargos públicos. 
 
En suma, las masacres expedicionarias, devastadoras y extensivas ocurridas en Remedios y Segovia, 

104
estructuraron un mecanismo de terror altamente resonante y desestabilizador, reforzado por el uso 
sistemático de la propaganda. Uno de los aspectos más relevantes de este tipo de violencia masiva es la 
explotación de la memoria traumática de los hechos por parte de los victimarios, con lo cual buscaron 
controlar a las poblaciones y dosificar el uso de la violencia tanto en el corto como en el largo plazo. 
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/ 7 Línea Acciones y Propaganda MRN) 
(insumos complementarios en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Victimarios/1 – 9) 
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/ 7 Línea 
Acciones y Propaganda MRN) 

Respecto del supuesto grupo paramilitar Muerte a Revolucionarios del Nordeste — MRN, el Grupo de 
Memoria Histórica estableció varias precisiones históricas, fruto de los hallazgos de la investigación sobre 
éste caso emblemático. 
 
En primer lugar, el MRN nunca existió como un grupo paramilitar autónomo y diferenciado, se trató más bien 

105
de una etiqueta que enmascaró una empresa criminal que operó dentro del Batallón Bomboná en la región. 
Fueron los militares de esta unidad militar los que elaboraron los comunicados, los que pintaron los grafitis y 
los que enviaron las amenazas del MRN. En consecuencia, el MRN nunca fue un grupo armado sino más bien 
una suma de acciones militares encubiertas que fueron presentadas como acciones paramilitares. 
 
En segundo lugar, el MRN nunca fue el grupo paramilitar de Fidel Castaño. Éste nunca logró ni estuvo 
interesado en conformar un ejército privado o un comando armado propio para operar en el Alto Nordeste 
Antioqueño; su grupo paramilitar “Los Tangueros” lo conformó en el departamento de Córdoba adonde llegó 
como terrateniente y narcotraficante en la segunda mitad de los años 1980. De ahí que haya recurrido a los 
grupos paramilitares del Magdalena Medio (ACMM) para que ejecutaran la masacre del 11 de noviembre de 
1988, así como a miembros del Batallón Bomboná para la masacre de agosto de 1983. 
 
En tercer lugar, el MRN no era una etiqueta para enmascarar acciones expedicionarias de grupos 
paramilitares del Magdalena Medio y Córdoba por ser el Alto Nordeste un corredor territorial entre éstas. 
Razones socioeconómicas y estructurales de larga duración incidieron para que ninguna de las dos 
estructuras paramilitares decidiera implantarse o incursionar en la región antes de 1999. 
 

LOS DAÑOS E IMPACTOS DE LA VIOLENCIA POLÍTICA 
 
En Segovia y Remedios, durante el periodo 1982–1997, fue recurrente la violencia contra la población civil, 
especialmente dirigida a la oposición política. En el caso de las grandes masacres, estas la ejercieron redes 
criminales que fueron articuladas por miembros activos de la Fuerza Pública que operaban en la región, en 
asociación con grupos paramilitares y civiles en calidad de promotores, facilitadores o sicarios. Como resultado 
de esta violencia crónica y de la recurrencia al terror en la región, se coartaron el ejercicio pleno de la 
Slide  ciudadanía, los procesos democráticos y el disenso en medio de la guerra. Se trata de la pérdida de la pluralidad 
 
3  política y la limitación del ejercicio de la democracia a través de la violencia, lo cual se manifiesta en: 
 
 La desintegración de procesos organizativos comunitarios y partidistas 

 La imposibilidad del ejercicio de los derechos políticos democráticos para elegir o ser elegido a través 
del mecanismo electoral 

 La imposibilidad del ejercicio del derecho a la libre expresión con la proscripción de las manifestaciones 

106
públicas de protesta social 

 
La organización popular en sus diversas manifestaciones, de carácter político como el Partido Comunista, el 
MOIR, la Unión Patriótica, A Luchar; o de carácter social como las Juntas Cívicas, los sindicatos de la Frontino, 
del municipio, del magisterio, los comités de Derechos Humanos, así como las organizaciones comunitarias en 
barrios y veredas, constituyeron el blanco privilegiado de la violencia. 
 
La violencia política que se expresó en grandes masacres, pero también en asesinatos selectivos y 
desapariciones forzadas, estuvo dirigida a aconductar políticamente a la sociedad regional, buscando castigar 
sus preferencias electorales, sus proyectos organizativos, políticos y sociales, e impedir el ejercicio del gobierno 
local por parte de fuerzas políticas alternativas. 
 
En el caso de la Unión Patriótica surgida de negociaciones de paz, las garantías firmadas en el papel para 
permitir su participación política y su ejercicio de gobierno, se encontraron en la región con la realidad del 
estigma reproducido por sectores tradicionales y de ideología contrainsurgente, el cual se tradujo en terror y 
exterminio. 
 
Este proceso de violencia política contra la población civil en la región ha silenciado las voces disidentes, 
empobreciendo y desdibujando los procesos democráticos ante la imposibilidad de gestar proyectos políticos 
alternativos. El resultado es un desarrollo unidireccional y excluyente, que deja irresueltos los conflictos sociales 
que dan origen a la disidencia y oposición política. En palabras de las víctimas, «lo más triste es que se acabó 
con un proyecto de sociedad». Remedios y Segovia son ilustrativos de la forma como la violencia política 
sistemática contra la población civil restringe los procesos democráticos y las posibilidades para hacer oposición 
política en medio de la guerra. 
 
El proceso reconstruido en clave de memoria histórica ilustra el daño político causado por la violación crónica 
de los derechos humanos fundamentales a la vida e integridad personal. Se trata de la pérdida de la pluralidad 
política y la limitación del ejercicio de la democracia a través de la violencia, que se manifestó en la 
desintegración de procesos organizativos comunitarios y partidistas, la imposibilidad del ejercicio de los 
derechos políticos democráticos para elegir o ser elegido a través del mecanismo electoral, y la imposibilidad 
del ejercicio del derecho a la libre expresión con la proscripción de las manifestaciones públicas de protesta 

107
social. Los sobrevivientes lo condensan de la siguiente forma: «cambiamos nuestros proyectos de vida para 
conservar nuestras vidas». 
 
Por otra parte, este daño político estuvo acompañado inexorablemente de otro tipo de impactos. A esto se 
sumó el daño social relacionado con el colapso de las relaciones comunitarias como consecuencia del miedo y la 
desconfianza generalizada, así como el desarraigo causado por el desplazamiento forzado y en algunos casos la 
renuncia a la actividad política. La reunión de los daños políticos y sociales volvió precaria la supervivencia de 
las víctimas, lo que se puso de manifiesto en la desestabilización psicosocial, el empobrecimiento y la ruptura de 
los proyectos de vida en individuos, familias y comunidades de Remedios y Segovia. 
 
Por otra parte, un impacto importante de la cronicidad de la violencia en la región fue el silenciamiento de las 
expresiones de memoria de los hechos, especialmente de aquellas iniciativas cuyos contenidos se centraron en 
la reivindicación de un proyecto político alternativo y en la identidad política de las víctimas. Estas iniciativas se 
construyeron en medio de la guerra y fueron borradas. Allí la memoria se convirtió en la continuación de la 
política para una izquierda que buscaba en ésta una forma de resistir a las embestidas de la guerra y el terror. 
Por ello, suprimir estas iniciativas fue parte central del exterminio del proyecto político alternativo. 
 

 
Valla Conmemorativa de los 7 años de la masacre del 11 de 
noviembre de 1988, ubicada en las afueras del área urbana   
de Segovia, noviembre de 1995. Posteriormente removida  Mural Conmemorativo de los 7 años de la masacre del 11 
por la Fuerza Pública. Autor fotografía: Gearóid Ó  de noviembre de 1988, ubicado en la Casa Parroquial de 
Loingsigh  Segovia, noviembre de 1995. Posteriormente borrado por 
(insumo digital TIFF: Multimedia/Los Daños e  la Fuerza Pública. Autor fotografía: Gearóid Ó Loingsigh. 

108
Impactos/Foto 1) (insumo digital TIFF: Multimedia/Los Daños e 
Impactos/Foto 2) 

Mural Conmemorativo de los 7 años de la masacre del 11 de noviembre de 1988, ubicado en el Palacio 
Municipal de Segovia, sede de la Alcaldía, noviembre de 1995. Posteriormente borrado por la Fuerza Pública. 
Autor fotografía: Gearóid Ó Loingsigh 
(insumo digital TIFF: Multimedia/Los Daños e Impactos/Fotos 3 y 4) 
 
Otro de los principales impactos consiste en reconocer a una región y un periodo de nuestra historia reciente 
que se pretenden en el olvido. Con el esfuerzo de construir memoria histórica se rescata una región que ha sido 
olvidada o relegada institucionalmente, académicamente, periodísticamente, tanto en el departamento de 
Antioquia como en el país, sin importar su fortaleza productiva alrededor del oro y su fortaleza política como 
uno de los centros de mayor dinamismo de la movilización y protesta social entre 1985 y 1995 en toda la nación. 
El dramático abandono político e institucional se evidencia en la precariedad en materia de garantías para la no 
repetición de los hechos violentos, en la ausencia de programas para la adecuada atención de las necesidades 
materiales y psicosociales de las víctimas y comunidad afectada, y en la carencia de infraestructura para el 
adecuado goce de bienes y servicios públicos primarios para la población. 
 
Los impactos de la violencia sobre las comunidades del Alto Nordeste antioqueño se han prolongado y 
profundizado debido a la continuidad de la violencia en la región. Esta se reeditó después de 1997 con el 
incremento de la violencia guerrillera en 1998 y posteriormente con el establecimiento del Bloque Metro de las 
AUC en el año 2000 y el Bloque central Bolívar en 2003 como cambios propios de la expansión de la segunda 
generación paramilitar. Desde 2008 se presenta la violencia ejercida por las bandas emergentes como “Los 

109
Urabeños” y “Águilas Negras” así como bandas de narcotraficantes como “Los Paisas” y “Los Rastrojos”. 
 
La justicia a medio camino 
 
El proceso de violencia política en el Alto Nordeste antioqueño fue acompañado por actuaciones parciales y 
limitadas de la justicia que no han permitido la satisfacción oportuna del derecho de las víctimas a la justicia, la 
verdad, la reparación y la no repetición. 
 
En el campo penal, para las masacres de 1988 y 1996 se profirieron sentencias condenatorias, mientras que la 
impunidad es un factor compartido en las masacres de 1983 y 1997. Cuando la justicia penal ordinaria falló 
contra los victimarios (1988 y 1996), los procesos penales se demoraron en proferir sus primeras sentencias: en 
el caso de 1988 las víctimas tuvieron que esperar casi 16 años, y en el caso de 1996 pasaron 11 años para que 
una parte de sus derechos les fuera satisfecha en algún grado. De otro lado, las actuaciones del campo 
disciplinario respecto a las faltas de los miembros de la Fuerza Pública en la masacre de 1988 no se ajustaron a 
la gravedad de los hechos, mientras que no hubo ningún fallo en relación con los hechos de 1983, 1996 y 1997. 
Así mismo, la justicia penal militar no profirió fallo alguno por la actuación de miembros de la Fuerza Pública 
(acción u omisión) en las cuatro masacres. 
 
En conjunto, existen carencias en la investigación y en las decisiones judiciales que afectan el adecuado 
reconocimiento y restablecimiento de los derechos violados. Se requieren, entonces, de medidas adicionales de 
justicia y reparación en función de los daños causados. 
CONTEXTO REGIONAL DEL ALTO NORDESTE ANTIOQUEÑO 
 
El modelo de desarrollo minero exportador ha sido privilegiado en muchas regiones de Colombia, algunas con 
una historia que se remonta a la Colonia. Esta forma productiva, especialmente en su modalidad de enclave de 
empresa extranjera, ha favorecido la inserción en la economía mundial sobre la articulación territorial tanto al 
Slide 
mercado nacional como al Estado, generando en las regiones fuertes desigualdades entre las empresas de   

extracción industrial y las poblaciones de trabajadores cuyas condiciones de vida no reflejan la riqueza producto 
de la actividad extractiva o del transporte minero energético. Esto significa la emergencia de un conflicto social 
agudo y permanente. 
 
En este sentido, la extracción de oro y el transporte del petróleo han determinado históricamente al Nordeste 

110
antioqueño (Remedios y Segovia). La minería industrial de la Frontino Gold Mines durante todo el siglo XX y el 
paso del oleoducto Colombia construido por OCENSA desde la segunda mitad de la década de 1980, generaron 
conflictos sociales y políticos que fueron afrontados por la organización popular en la región, a través de 
expresiones partidistas como la Unión Patriótica o sociales como las Juntas Cívicas y los Comités de Derechos 
Humanos, cuyos procesos organizativos y expresiones públicas fueron quedando progresivamente insertos en el 
conflicto armado. 
 
Entre 1982 y 1997 estos municipios vivieron un periodo de intensa agitación política. Los conflictos sociales 
producidos por el auge del oro de principios de los años 1980 y el acelerado crecimiento demográfico, causantes 
de carencias de bienes públicos y de vivienda, derivaron en un movimiento social liderado por el sindicalismo de 
la región y las organizaciones cívicas, cuya protesta pública empezó a sentirse fuertemente desde 1985. En este 
periodo se conformó la Unión Patriótica (UP), que en la región recogió el trabajo previo de larga tradición del 
Partido Comunista (PC). Desde la apertura electoral en 1986, fruto de la descentralización político 
administrativa del Estado, tanto la UP como el movimiento social regional se transformaron en actores 
determinantes del proceso electoral y la protesta social, convirtiéndose en blanco particular del escalamiento 
de la violencia del conflicto armado. 
 
Como resultado de esta violencia crónica y de la recurrencia al terror en la región, se coartaron el ejercicio pleno 
de la ciudadanía, los procesos democráticos y el disenso en medio de la guerra. Aunque los actores y la forma 
de la guerra cambiaron después de 1998, ésta se perpetúa hasta la actualidad cuando al tiempo que se 
reconfigura el crimen organizado y el paramilitarismo, se reactualiza el modelo de minería de empresa 
extranjera con la venta de la Frontino Gold Mines a la Medoro Resources, conformando la nueva Gran Colombia 
Gold Corp. 
 
Así, Segovia y Remedios nos plantean los conflictos de un desarrollo de enclave minero de empresa extranjera 
tanto pasado como presente, y que renuevan la vigencia de esas búsquedas alternativas que quedaron 
suspendidas en medio del terror y el exterminio. 
 
 La desarticulación territorial y la explosión demográfica del Alto Nordeste Antioqueño (hipervínculo con el 
Slide 4.1) 

111
 La minería del oro en las décadas de 1980 y 1990 (hipervínculo con el Slide 4.2) 

 La crisis social (hipervínculo con el Slide 4.3) 

 El conflicto político (hipervínculo con el Slide 4.4) 

 Trayectoria de los Actores Armados en el Alto Nordeste Antioqueño (hipervínculo con el Slide 4.5) 

La desarticulación territorial del Alto Nordeste Antioqueño 
 
La conformación territorial del Alto Nordeste Antioqueno (Remedios y Segovia) está relacionada 
históricamente con la explotación del oro, primero con la fundación de Remedios en 1560 producto de la 
colonización aurífera temprana de los españoles. Mientras que Segovia, municipio que se desprende de 
Remedios,  presenta un primer poblamiento en 1865, a partir de colonización espontánea de personas 
procedentes de Remedios que se consolida con la llegada en 1868 de la Compañía Francesa de Segovia, 
primera empresa minera extranjera. 
 
En el siglo XX el Alto Nordeste Antioqueño se desarrolló alrededor del enclave minero de la Frontino Gold 
Mines. Así mismo, la región no se articuló fuertemente al mercado departamental con centro en Medellín 
constituyéndose en una de las periferias, como frontera agraria abierta que se colonizó tardíamente bajo 
Slide 
presupuestos económico–políticos totalmente distintos a los del proyecto original, la cual fue acompañada   
4.1 
por su exclusión del proyecto político y socio cultural antioqueño. 
 
En estas condiciones, el Alto Nordeste Antioqueño pertenece a “la otra Antioquia”, la que se encontraba sólo 
a 230 kilómetros de Medellín, pero cuyo viaje duraba dos días en mula en la década de 1920 y 10 horas en 
bus intermunicipal en 1997. La que se configuraría desde la mitad del siglo XX en territorio de refugio social, 
político y militar (guerrillas liberales, luego revolucionarias), mientras que las instituciones estatales se 
construían en medio de la precariedad de recursos y legitimidad. 
 
Se trata, del mismo modo, de una región cuya diferencia ha sido representada desde la Antioquia central por 
medio de la consolidación de una serie de estereotipos propios de lo marginal, de tal forma que el Alto 
Nordeste ha sido asociado primero como pueblo de brujas, posteriormente como pueblo de guerrilleros, para 
finalmente ser representado como pueblo de “paras”. 

112
La explosión demográfica 
 
Durante el período 1982‐1997, la población del Alto Nordeste Antioqueño presentó una dinámica de 
crecimiento inédita propiciada por el auge de la extracción del oro. Esto representó un aumento del 55,4% de 
la población regional entre 1973 y 1993. Esta población se concentró en las áreas urbanas de la región, 
principalmente en las cabeceras municipales de Segovia y Remedios, así como en los centros poblados de los 
corregimientos La Cruzada y Santa Isabel del municipio de Remedios. De esta manera, el crecimiento 
poblacional configuró una importante red urbana regional. 
C r e c im ie n to d e la p o b la c ió n d e l A lto N o r d e s te 1 9 7 3 -2 0 0 5
F u en te: D A N E - P ro cesa d o p o r M H
7 0 .0 0 0

6 0 .0 0 0
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0
C e n so 1 9 7 3 C e n so 1 9 8 5 C e n so 1 9 9 3 C e n so 2 0 0 5
R e m e d io s 1 5 .3 1 4 1 7 .7 3 6 1 5 .4 2 8 2 2 .7 6 9
S e g o v ia 1 2 .2 0 3 2 0 .8 6 2 2 7 .3 4 4 3 5 .0 7 1
T o ta l r e g i o n a l 27517 38598 42772 57840

 
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La explosión demográfica/Gráfico 1) 

113
Crecimiento de la población del municipio de Segovia 1973-2005
Fuente: DANE - Procesado por MH

30.000
se
t 25.000
n
a
ti
b 20.000
a
h
e 15.000
d
o
re
10.000
m
ú
N 5.000

0
Censo 1973 Censo 1985 Censo 1993 Censo 2005
Segovia cabecera 9.976 14.854 24.834 28.048
Segovia resto 2.227 6.008 2.510 7.023

 
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La explosión demográfica/Gráfico 2) 
Crecimiento de la población del municipio de Remedios 1973-2005
Fuente: DANE - Procesado por MH
16.000
se 14.000
t
n 12.000

i
b 10.000
a
h 8.000
e
d
o 6.000
re
m 4.000
ú
N 2.000
0
Censo 1973 Censo 1985 Censo 1993 Censo 2005
Remedios cabecera 2.537 4.115 5.573 8.112
Remedios resto (Incluye los centros
poblados de Santa Isabel y La 12.777 13.621 9.855 14.657
Cruzada)

 
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La explosión demográfica/Gráfico 3) 
La información censal del período 1973‐2005 enseña un crecimiento heterogéneo de población de la región. 
De hecho, revela importantes diferencias espaciales para el período intercensal 1985‐1993. En este período, 
la población total de Remedios decrece, fenómeno que fue impulsado por una disminución notable de la 

114
población que habitaba en la zona rural. De forma simultánea, este mismo fenómeno se presenta en Segovia, 
lo cual hace evidente una fuerte emigración rural, pues este municipio no presenta importantes centros 
poblados fuera de la cabera municipal. Las fuentes documentales y testimoniales indican que el crecimiento 
sostenido de la población urbana se debió tanto a la continua inmigración interregional propiciada por el 
auge minero, como a la recepción de la población rural desplazada forzadamente producto del conflicto 
armado. 
 

La minería del oro en las décadas de 1980 y 1990 
 
Los municipios de Segovia y Remedios se desarrollaron alrededor de la economía extractiva del enclave 
minero. La especialización productiva conllevó a que otras actividades como la agropecuaria y el comercio 
fueran subsidiarios a la minería. La minería aurífera en el Alto Nordeste Antioqueño es un proceso extractivo 
socialmente complejo, con dos tipos de actores interrelacionados: la minería industrial, representada por la 
empresa Frontino Gold Mines (FGM) y la minería informal de emprendimientos colectivos o individuales. 
Ambos modelos fueron quedando insertos dentro de las lógicas del conflicto armado, especialmente después 
de 1997. 
La Frontino Gold Mines 

 
Slide  La empresa surge hacia 1854 de 
capital extranjero inglés, y su   
4.2 
importancia se evidencia a finales 
del Siglo XIX, cuando la Bolivia and 
Frontino Gold Mining Company era 
una de las cinco más importantes 
empresas del país. En 1910 la 
corporación norteamericana 
“International Mining Corporation” 
compró a los ingleses todos sus 
derechos y simplificó su nombre a 
Frontino Gold Mines (FGM), 
emprendiendo así un proceso de  Escudo de la Frontino Gold Mines, Segovia. Cortesía de
modernización de sus tecnologías y  Alfonso Villa
(i di it l JPEG M lti di /El C t t /G l í /F t

115
de su administración. La segunda mitad de la década de 1970 significó para la empresa, y para la región, el 
final del patronato extranjero. Después de extraer mineral ininterrumpidamente desde la década de 1940 y 
sacar una parte de la producción de contrabando, y ante la necesidad de reinversión en bienes de capital y el 
incremento del pasivo pensional, el capital norteamericano decide declarase en bancarrota y negocia la 
entrega de la empresa al Estado colombiano y a sus acreedores (trabajadores y pensionados). Desde 1977 
entra formalmente en concordato y una junta nacional asume la dirección y administración de la empresa 
minera. 
 
Para las décadas de 1980 y 1990 la minería industrial de la FGM era una actividad tecnificada que abarca el 
proceso de extracción, beneficio y refinación de oro y plata. Además, la empresa contaba con un componente 
administrativo y de servicios (salud y educación) y  otro agropecuario que se volvió marginal en las décadas 
de 1980 y 1990. 
 
La década de 1980 comenzó en una situación precaria: de los 1.346 trabajadores de la empresa en 1960, 
quedaban 607 y la maquinaria necesitaba reparación y recambio. Sin embargo, el alza en los precios 
internacionales del oro posibilitó la inversión en bienes de capital y el avance en la exploración, lo cual rindió 
frutos en la segunda mitad de la década volviendo a fortalecer a la empresa, que para 1986 contaba con 850 
empleados, para 1993 con 1.092, y con 1.200 trabajadores para el final de la década en 1999. 

116
La minería informal 
 
La minería informal del oro en las décadas 
de 1980 y 1990 estaba conformada por el 
conjunto de la pequeña minería. Se le 
caracteriza de manera amplia porque no 
tiene títulos de propiedad ni derechos de 
explotación, lo cual genera conflictos con 
la FGM que es la poseedora de estos 
derechos. Las formas de explotación no 
industriales son múltiples y varían entre 
sí. 
 
Por un lado, existían emprendimientos 
colectivos generalmente denominados 
minería de apogeo o tierreros. Estas 
explotaciones presentan una 
mecanización parcial tradicional y en  Actividad del barequeo, práctica minera informal y
algunos casos son actividades no  marginal de la región. Autor fotografía: Gearóid Ó
mecanizadas como los primeros tierreros  Loingsigh
que realizaban los barequeros. De forma  (insumo digital JPEG: Multimedia/El
similar se organizaba la minería de aluvión de retroexcavadora que se presentaba en la zona rural del Alto 
Nordeste. 
 
Por otra parte, existía el emprendimiento minero individual. En este tipo de minería se ubican los 
machuqueros y los chatarreros o barequeros (en este caso es mazamorreo), que son los actores de las 
prácticas mineras informales y marginales en la región. El machuquero es el minero que entra ilegalmente a 
la mina de la FGM y permanece bajo tierra varias semanas en los socavones inactivos extrayendo mineral de 
manera artesanal. Una vez logra recoger una mina aceptable, sale clandestinamente de los socavones, lleva el 
mineral a beneficiar a un entable y vende el producto en una compra de oro. Esta práctica surgió 
paralelamente a la conformación y consolidación de la FGM y ha sido históricamente legitimada por las 
comunidades de Segovia y Remedios. 

117
 
Por otra parte, el barequeo (mazamorreo), como práctica de minería, se lleva a cabo con batea en los 
sedimentos de los ríos, es el emprendimiento individual más artesanal y no existe una diferencia sustancial 
de las prácticas coloniales. Sin embargo, en el caso del Alto Nordeste durante las décadas de 1980 y 1990, se 
trata de una práctica marginal que se realiza en las corrientes de agua o en los sitios en los cuales se 
depositan los residuos del beneficio del mineral de veta de la FGM o de los entables particulares. A esta 
actividad de extracción de mineral de los residuos se le denomina comúnmente chatarreo y a quien la realiza 
chatarrero o barequero. 
 
Arreglos informales: El güevero 
 
El güevero comenzó tempranamente como una práctica de economía moral por parte de los mineros de la 
FGM. Se trataba de la extracción subrepticia de mineral de los frentes de trabajo. 
 
Para realizar esta operación los mineros recogían una buena mina en una bolsa, la cual colocaban bajo sus 
genitales. De ahí el nombre de güevero. Una vez lograban sacar el material de la mina, los mineros lo 
beneficiaban en un entable particular y vendían el producto en una compra de oro, convergiendo de esta 
forma al mercado informal del oro en la región. 
 
Esta práctica escondida estuvo articulada a acciones de resistencia de clase de carácter público, como la 
actividad sindical. En este sentido, uno de los logros sindicales históricos fue la restricción de la requisa del 
área genital de los mineros, argumentando pudor, y de la restricción a quitar cascos y botas al salir de la 
mina, argumentando problemas de salud. Fue así como la bolsa de mina salió más fácilmente en las botas, 
bajo el casco, o colgada en los genitales. 
 
Eventualmente a la bolsa pequeña con material para beneficio se le denominó genéricamente güevero, como 
también a la práctica general “sacar un güevero”. Así mismo, durante la década de 1980 ésta dejó de ser sólo 
una práctica de resistencia a la patronal, más tolerada por el patrón extranjero que por el patrón nacional, y 
el objeto mismo se transformó en un don, un bien que vincula a establecidos y forasteros o, en otros casos, al 
minero afortunado y los sectores de la comunidad con necesidad de recursos, en el establecimiento de 
relaciones de reciprocidad y solidaridad. 
 

118
En medio del auge del oro, 1984‐1990, las familias recién llegadas al Alto Nordeste recibían de algún minero 
un güevero que la familia beneficiaba y vendía en la compra de oro. Con esto se aseguraba la supervivencia 
de quienes lo recibían, por lo menos hasta que uno o varios de sus miembros se engancharan en la labor 
minera. Igualmente, algunos líderes sociales acudían al güevero para conseguir algún dinero, necesario para 
solventar algunos gastos comunales como elementos para las escuelas. 
 
De esta manera, el güevero se constituyó en principio en el símbolo oculto de la resistencia obrera, y 
posteriormente de la capacidad de incorporación del forastero a la comunidad minera en el Alto Nordeste 
antioqueño. 
El ciclo productivo del período y el conflicto social 
 
El período 1982‐1997 en el Alto Nordeste 
Antioqueño evidencia un ciclo de la 
producción de oro. El gran auge de la 
producción de oro comienza en 1984 y 
termina en 1993, con el pico de 
producción del período en el año 1988. Los 
precios del oro disparados en 1980 
descienden progresivamente en el 
transcurso de la década. Sin embargo, este 
evento inicial fue lo suficientemente 
fuerte como para provocar una migración 
masiva de población trabajadora, la cual 
llegó al Alto Nordeste en busca de fortuna 
con el oro. 
 
Este nuevo contingente impulsó el  Monumento al Minero. Parque Central de Segovia.
crecimiento de la producción informal  Fuente: Memoria Histórica
hasta que una nueva serie de condiciones  (insumo digital JPEG: Multimedia/El
cambió todo el contexto productivo. En  C t t /G l í /F t 3)
primer lugar, el precio del oro cae haciendo menos rentable su extracción. En segundo lugar, las vetas de fácil 
acceso fueron explotadas de forma predatoria. En tercer lugar, la FGM amparándose en una nueva legislación 

119
minera presiona legalmente a la minería informal, lo cual incluyó desalojos y la coerción de la Fuerza Pública. 
En cuarto lugar, en la dinámica del conflicto armado, el Ejército restringió el acceso de los mineros a los 
explosivos, limitando así las posibilidades de emprendimiento de la minería de apogeo. 
 
De esta forma, se configuraron unas nuevas condiciones de escasez que modificaron las relaciones entre la 
minería formal e informal, dando al traste con décadas de precario equilibrio en los arreglos informales entre 
las distintas minerías. Así, la producción informal cae desde 1990 y gran parte de la población establecida 
durante el auge se encontró desocupada y sin alternativas laborales, situación que haría parte fundamental 
de los reclamos de la movilización popular en la región entre 1991 y 1993, y cuya problemática se haría cada 
vez más crítica, hasta explotar en el año 2000. 
 

La crisis social 
 
El crecimiento poblacional —asociado a la inmigración atraída por el auge del oro— produce nuevas 
condiciones sociales en las concentraciones urbanas, las cuales prácticamente doblan sus poblaciones 
durante el período 1982‐1997. Dos grandes implicaciones se desprendieron de este proceso: el incremento de 
conflictos por presiones territoriales y la conformación de nuevas dinámicas de integración y diferenciación 
Slide 
sociales.   
4.3 
 
De esta forma, surgen nuevas necesidades como las demandas de vivienda y servicios públicos domiciliarios 
que no fueron atendidas apropiadamente, especialmente el saneamiento básico (ver gráficas). Así mismo, 
aumenta en cifras absolutas la escasez de bienes públicos como infraestructura, salud y educación. De este 
modo, la política regional del período giró alrededor del conflicto proveniente de esta insatisfacción, 
interpelando permanente al Estado. 

120
 
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La crisis social/Gráfico 1) 

 
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La crisis social/Gráfico 2) 

121
 
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La crisis social/Gráfico 3) 

 
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La crisis social/Gráfico 4) 
Estas nuevas demandas sociales no fueron suplidas efectivamente por el Estado, lo que significó que la 
solución parcial a estas nuevas necesidades fuera una mezcla de intermediación política y autogestión. La 

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demanda de vivienda fue solucionada por la vía de las invasiones. La toma de tierras urbanas fue atendida 
primero por el Partido Liberal en los primeros años de la década de 1980, especialmente en Segovia con el 
Barrio José Antonio Galán o invasión de El Tigrito. Para la segunda mitad de esta década, nuevos actores 
tomaron su lugar como intermediarios, fue así como la UP, las FARC y el ELN, promovieron nuevas 
concentraciones informales en las áreas urbanas de Segovia y Remedios como los barrios 20 de Julio, 7 de 
julio, Camacol, La Paz, 13 de Mayo y Santa Marta. 
 
Por otra parte, se conformaron sociedades periféricas donde convergían muchos individuos en la búsqueda 
de ventajas que le permitieran mejorar sus condiciones económicas y sociales, y donde la regulación social 
era precaria. Las invasiones eran empresas colectivas entre desconocidos recién llegados, sin vínculos de 
parentesco, compadrazgo o vecindad que configuraran una cohesión social, razón por la cual los conflictos en 
su ocupación y construcción eran frecuentes. Esto generó conflictos entre establecidos y forasteros, así como 
entre los forasteros mismos en el proceso de asentamiento. Lo anterior propició la regulación del orden social 
por parte de intermediarios, especialmente de los actores armados, en la resolución de disputas por predios, 
 
linderos y conflictos de convivencia producto de las nuevas relaciones de vecindad. 
El conflicto político 
 
El período 1982‐1997 en el Alto Nordeste antioqueño atestiguó cambios políticos importantes que provenían 
de un nivel nacional pero que al articularse con los cambios locales generaron características particulares. 
Entre los cambios claves para la región se encuentran: la crisis de representación del bipartidismo tradicional 
y particularmente del modelo clientelar, así como la implementación de políticas que propendían por una 
democratización para la superación de la confrontación armada: el proceso de paz del gobierno Betancur que 
propiciaba la apertura del régimen con la conformación de la UP y su ingreso a la competencia electoral, así 
Slide  La línea de tiempo debe 
como la modernización del Estado a través de la descentralización político‐administrativa consolidada con la 
4.4  ser interactiva. 
Constitución Política de 1991. 
 
La combinación de estos cambios tiene resultados particularmente transformadores y desestabilizadores de 
los intereses políticos previamente constituidos en las regiones, especialmente críticos en el caso de la 
elección popular de alcaldes. Estos cambios fueron acompañados por la emergencia de la movilización social 
y quedaron enmarcados en la lógica de la guerra. 
 
En el Alto Nordeste la competencia electoral cambió con el proceso de descentralización. Este conllevó la 

123
entrada nuevos actores, además de la UP y el Movimiento Cívico, se presentaron pequeños grupos de 
políticos locales en alianzas coyunturales. Esto hizo que la presión sobre la vieja clientela liberal fuera más 
fuerte, siendo desplazada eventualmente por otras facciones del liberalismo. La violencia política sistemática, 
especialmente a través de masacres y asesinatos selectivos, sacó a la UP y el Movimiento Cívico de la 
competencia electoral en la región. 
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/8 Línea Preferencias Electorales) 
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/8 Línea 
Preferencias Electorales) 

El clientelismo liberal 
 
La década de 1970 representó para el Alto Nordeste la consolidación de Cesar Pérez García como una nueva 
figura del personal político del liberalismo oficialista en Antioquia. Natural del corregimiento La Cruzada, en 
Remedios, Pérez García hizo su carrera política en Medellín para proyectarse posteriormente hacia la región: 

124
fue Representante a la Cámara por Antioquía y llegó a presidir esta corporación. 
 
El Alto Nordeste representaba un pequeño porcentaje de los votos totales de la lista: para las elecciones de 
1978 el 2,5%, para 1982 el 1,4%, y para 1986 el 0,9%, de tal forma que el volumen de esta votación regional 
no era determinante en el conjunto departamental. A pesar de esto, Cesar Pérez García construyó una 
clientela en la región. Aprovechando la identidad de partido, desde los directorios liberales oficialistas de 
Segovia y Remedios, Pérez García y un grupo de políticos locales leales controlaban los recursos públicos y el 
acceso a la burocracia municipal en la región, especialmente en Segovia, en el período comprendido entre la 
segunda mitad de la década de 1970 y la primera mitad de la década de 1980. Además, Pérez García utilizaba 
sus recursos privados como las becas en la Universidad Cooperativa de Colombia para el mantenimiento de 
las relaciones clientelares, aprovechando el déficit educativo de la región. 

 
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/El clientelismo liberal/Gráfico 1) 

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La entrada de la UP en la competencia electoral para 1986 provocó una crisis en las relaciones clientelares de 
la región, los resultados electorales le daban una importancia renovada a la relación entre identidad 
partidista y lealtad electoral. La pérdida de las mayorías de los consejos y la asignación de alcaldes de la UP 
en Segovia y Remedios fue un primer momento crítico para el dominio de la red liberal en la región. 
 
Sin embargo, fue para las elecciones de 1988 que la crisis de la red clientelar se profundizó, tanto por la 
incapacidad redistributiva como por el paso del voto de clientela al voto de opinión que propició la campaña 
de la UP, dando paso a la derrota de los liberales en los comicios de ese año. No obstante, la ruptura 
definitiva de la red clientelar de Cesar Pérez en el Alto Nordeste se presentó cuando la gente relacionó su 
nombre con la masacre de Segovia del 11 de noviembre de 1988. Posteriormente, la recomposición de la red 
clientelar y su reinstalación en el poder fue un proceso complejo de avances y retrocesos que se prolonga 
hasta 1997. 
 
 La Unión Patriótica (hipervínculo con el Slide 4.5.1) 

129
 La movilización social (hipervínculo con el Slide 4.5.2) 

La Unión Patriótica 
 
En el Alto Nordeste la conformación de la UP se presentó durante una coyuntura importante de cambio 
productivo y social debido al ciclo aurífero. Además, en términos políticos, abrió un espacio importante para 
la participación electoral no tradicional, la cual se movilizó ante una perspectiva de cambio frente a la 
persistencia de la precariedad social durante la hegemonía de las facciones del Partido Liberal. Un ex‐alcalde 
liberal independiente de Remedios lo resume así: “La UP sube porque la gente pedía cambio”. 
 
El trabajo político, la gestión pública y los logros electorales de la UP en el Alto Nordeste durante el período 
4.5. La línea de tiempo debe 
1985‐1994, hacen parte de una dinámica política regional que se complementa con el desarrollo de la 
1  ser interactiva. 
movilización social. La conformación de la UP se desarrolló a partir de una convergencia política amplia 
encabezada por militantes del Partido Comunista (PC), líderes comunitarios y disidentes de los partidos 
tradicionales. 
 
Su éxito electoral estaba ligado al movimiento social, al trabajo de larga duración del PC tanto en la Frontino 
Gold Mines como entre campesinos y mineros informales, y al desgaste del liberalismo tradicional y la 
ineficacia de su red clientelar. Consiguió las mayorías de los concejos municipales en 1986 y 1988 en Segovia, 
y en 1986, 1988 y 1990 en Remedios. Así mismo, consiguió las alcaldías de Segovia en 1988 y Remedios en 
1988 y 1992, esta última en coalición con el Movimiento Cívico. 

130
 
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Como respuesta a las condiciones sociales y políticas de la región, la acción política de la UP se desarrolló a 
partir de tres tipos de acciones: trabajo sobre el acceso a bienes públicos y vivienda, generación de empleo a 
través de la ampliación de la nómina municipal y trabajo político con la población sin distinción de su origen 
político. Actualmente en la región aún se recuerdan como positivas las gestiones de los gobiernos locales de 
la UP. 
 
La participación de la UP en la competencia electoral en el Alto Nordeste no sobrevivió a la violencia. Desde 
1987, fruto del éxito electoral de 1986, se desarrolló un exterminio que se prolongó hasta 1997 en la región. 
Este costó la vida de al menos 33 dirigentes, entre los que se encontraron 2 alcaldes y tres concejales. En este 
contexto la masacre del 11 de noviembre de 1988 tendría como objetivo castigar a toda la población por el 
éxito electoral de la UP, mientras que la masacre del 2 de agosto de 1997 en Remedios fue el momento 
culminante del exterminio de la UP en el Alto Nordeste, en ella fue torturado y asesinado Carlos Rojo, dos 
veces alcalde de Remedios por la UP, quien en 1988 fue designado ante el asesinato del alcalde electo de la 
UP Elkin de Jesús Álvarez en Medellín el 16 de Mayo de 1988, del cual el MRN se hizo responsable 
públicamente, y en 1992 cuando fuera cabeza de la coalición de la UP con el Movimiento Cívico. 
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/9 Línea Victimización UP 1988) 
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/9 Línea 
Victimización UP 1988) 

133
 
 
La movilización social 
 
La movilización social en el Alto Nordeste antioqueño fue un proceso de larga duración que respondió a la 
presencia histórica del sindicalismo en la región (empleados de la Frontino Gold Mines y trabajadores del 
Slide  municipio); que dinamizó la construcción de identidades partidistas (relación entre la competencia electoral y 
Las líneas de tiempo 
4.5. el ejercicio del poder en la conformación de redes clientelares); que empoderó los procesos de apertura 
deben ser interactivas. 
2  democrática e inclusión ciudadana a nivel local, regional y nacional; y que permitió un avance en la 
construcción de un espacio público en la región. Además, con la movilización social una gran parte de las 
expresiones de lo político sin acceso a la institucionalidad materializaron sus proyectos, especialmente a 
través de la autogestión, convirtiéndose en proveedores de bienes públicos a través de la organización 
comunitaria. 

134
 
Para comprender las características de la movilización social en el Alto Nordeste durante el período 1984–
1997, los factores y dinámicas que la hicieron particular, es importante reconstruir la trayectoria de la 
organización popular en la región. En este sentido, es posible determinar una periodización que en términos 
generales presenta tres momentos distintos de movilización popular: 
 
 1919–1963: el origen de la organización popular en el Alto Nordeste se encuentra vinculado a la 
implantación del enclave minero de empresa extranjera en Segovia (Company town). Este período se 
caracterizó porque la FGM, como centro del enclave, era determinante en la vida de la población. Así, 
tanto los trabajadores y sus familias como el comercio local, e incluso la minería informal, dependían 
de la actividad de la empresa, de la forma en que ésta establecía las relaciones laborales y de cómo 
operaba su seguridad. 

 
 1963–1976: este período enseña una nueva ola de organización por fuera de los trabajadores de la 
FGM que está relacionado con la construcción regional del PC en el Alto Nordeste. Este trabajo fue 
fortalecido posteriormente entre 1977 y 1983, lo que permitió la acumulación de capacidad de 
movilización y de capital simbólico, que sería aprovechado por la UP a partir de 1985. 

 
 1977–1983: Este período de organización y protesta popular es básicamente el desarrollo del trabajo 
realizado durante la década de 1960, especialmente por parte del PC, en la región. Durante este 
período el PC se consolidó como partido y se hizo recurrente su presencia en los concejos municipales 
a través de diferentes coaliciones, de manera paralela al fortalecimiento de su papel como 
dinamizador de la organización social. Paralelamente, este fue el período en el que, brevemente, el 
MOIR estableció un trabajo político y organizativo. Este movimiento de orientación maoísta trabajó 
tanto a nivel urbano como rural en los dos municipios desde principios de 1977. El trabajo entre los 
mineros urbanos se llevó a cabo en Segovia, mientras que en la zona rural de Remedios se 
establecieron líderes de las Ligas Campesinas que habían sido desplazados del Magdalena Medio.  

 1984–1997: Durante el período 1984–1997 se configuró un ciclo de movilización social en el Alto 

135
Nordeste antioqueño. Este estuvo marcado por una amplia y diversa organización popular e 
importantes manifestaciones de protesta, guiadas por coyunturas y condiciones nacionales y locales‐
regionales. En este sentido, la década de 1980 fue un período de movilización social importante en 
toda la nación y tuvo en esta región uno de los focos más dinámicos, aunque, paradójicamente, no 
necesariamente uno de los más relevantes ni para el Estado ni para la dirección de la izquierda 
nacional en su conjunto. 

(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/10 Línea Organización y Protesta 
Social 1919‐1983) 
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Organización y Protesta Social 1919‐1983) 

(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/11 Línea Organización y Protesta 
Social 1984‐1988) 

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Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/11 Línea 
Organización y Protesta Social 1984‐1988) 

(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/12 Línea Organización y Protesta 
Social 1989‐1993) 
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/12 Línea 
Organización y Protesta Social 1989‐1993) 

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(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/13 Línea Organización y Protesta 
Social 1994‐1997) 
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/13 Línea 
Organización y Protesta Social 1994‐1997) 

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La explosión de la movilización popular: 1984‐1997 
 
Durante la década comprendida entre 1985 y 1995 se presentó un auge de la movilización social en el 
Nordeste antioqueño. Este se presentó públicamente en 42 eventos de protesta social registrados por la 
prensa que incluyeron manifestaciones como paros cívicos, marchas y foros. El origen de la movilización en la 
región tuvo varios componentes: las carencias de bienes públicos como servicios públicos domiciliarios, salud 
y educación, así como un gran déficit de vivienda que crecía con el aumento de la población por la 
inmigración que produjo la bonanza aurífera y posteriormente por el desplazamiento forzado en las áreas 
rurales de ambos municipios. 
 
Esta problemática social cada vez más acuciante produjo diversas respuestas en la sociedad civil, 
especialmente la organización social. Organizaciones sociales comunitarias, gremiales, cívicas, de derechos 
humanos, convergieron en uno de los movimientos sociales más fuertes del país, sin la publicidad de otros 

139
como los del Oriente antioqueño y el Bajo Cauca antioqueño. En este movimiento social convergieron viejos y 
nuevos actores políticos, el sindicalismo de industria de la FGM (SINFROMINES), el magisterio (ADIDA), los 
trabajadores públicos (SINTRAOFAN), el Movimiento 27 de febrero. Se congregaron en organizaciones 
comunitarias como las Juntas Cívicas o en movimientos políticos como la Unión Patriótica y el Movimiento 
Cívico. Las Juntas Cívicas trabajaron a partir de la autogestión y autopromoción de las comunidades, mientras 
que la UP se organizó como autoridad política participando del gobierno local, al haber ganado las elecciones 
de 1986 y 1988 en Segovia y 1986, 1988 y 1992 en Remedios. 
 
Los hombres y mujeres que lideraron este proceso de movilización se constituyeron en las principales 
víctimas de la violencia política durante el periodo 1982‐1997. Por lo menos 103 líderes de la movilización 
social y política fueron asesinados en esos años en sólo dos municipios: Remedios y Segovia. Para el año de 
1997 la movilización social del Alto Nordeste Antioqueño colapsó debido a la violencia letal (masacres y 
asesinatos selectivos) y el desplazamiento forzado de sus participantes. La masacre ocurrida en Remedios el 2 
de agosto de 1997 en la cual son asesinados el profesor Alberto Lopera líder de la Juntas Cívica y Carlos Rojo 2 
veces alcalde de Remedios por la UP, es el momento culminante del exterminio de la izquierda social  y 
política en la región. 

140
 

 
ORGANIZACIONES EN EL ALTO NORDESTE ANTIOQUEÑO, 1983‐1997 
 
DE DERECHOS 
POLÍTICAS  DE TRABAJADORES  SOCIALES  GREMIALES  COOPERATIVAS
HUMANOS 
Corporación de 
Damnificados 
Partido  Cooperativa de 
11 de  SINTRAFROMINES  ASOCOMUNAL  ASOGREMIOS
Comunista  Conductores 
noviembre de 
1988 
Comité de 
Derechos  Asociaciones de 
Movimiento 27  Comité de  Cooperativa de 
Humanos del  SINTRAMIENERGÉTICA Padres de 
de Febrero  Arrieros  Siderúrgica 
Nordeste  Familia 
Antioqueño 
Comité de 
Asociación de  Juntas 
Unión  Pequeños y  Cooperativa 
  Jubilados de la  Municipales de 
Patriótica  Medianos  Don Matías 
Frontino Gold Mines  Educación 
Mineros 
Movimiento 
Comité 
Cívico    ADIDA  ASONALPECO  
Ecológico 
(Juntas cívicas) 
Comités 
Voluntarios de 
    SINTRAOFAN  Veredales de   
la Cruz Roja 
Barequeros 
Comité de 
    ASMEDAS  Grupo Scott   
Chanceros 
Asociación de 
    Guías Cívicos     
Choferes 
Grupos de 
      Evangelización     
Cristiana 
Grupos 
         
Juveniles 
Asociación de 
         
Mujeres 
141
Trayectoria de los Actores Armados en el Alto Nordeste Antioqueño 
 
Trayectoria de las FF.MM. 
 
Durante la mayor parte del siglo XX, la presencia de la Fuerza Pública en el Alto Nordeste antioqueño estuvo 
relacionada con el control de situaciones críticas del conflicto social a las que se les dio el tratamiento de 
problemas de orden público. En el caso de Segovia respaldó recurrentemente la posición patronal de la FGM 
durante las protestas y negociaciones, mientras que la presencia de fuerza nacional (Ejército y/o Policía) se 
manifestó en forma discontinua desde la coyuntura de “la masacre de los nacionales” en 1938 hasta el inicio 
de la década de 1970. 
 
La región se militarizó a partir de la década de 1970 cuando quedó inserta territorialmente en el desarrollo 
nacional de la estrategia contrainsurgente. Esta hizo parte del área de acción de la Operación Anorí, cuyo 
objetivo era cercar y acabar al ELN, y en la cual se puso en práctica por primera vez en la región la 
combinación de prácticas de cooptación y coerción de la población civil (incluyendo el terror) por parte de las 
Slide  Fuerzas Armadas. Una vez finalizada la operación, que casi acaba con el ELN, parte de las tropas que 
 
4.6  participaron permanecieron en la región, incluyendo personal del Batallón Bomboná. De esta manera, 
durante la primera parte de la década primó el componente militar de la estrategia contrainsurgente en la 
implantación de la Fuerza Pública en la región.  
 
En la segunda mitad de la década se implementó el componente cívico militar como  complemento de la 
fuerza, este se concretaría temporalmente en brigadas cívicas de salud y aseo realizadas por el Batallón 
Miguel Antonio Caro. En este mismo período, el Ejército se estableció de modo permanente en la localidad 
con la construcción de la base militar en terrenos de la FGM, ubicada entre los cascos urbanos de Segovia y 
Remedios. Esta base estaría posteriormente bajo el mando del Batallón No 12 “Batalla de Bomboná” adscrito 
a la XIV Brigada durante las décadas de 1980 y 1990. 
 
La FGM, en un primer momento, se comprometería con el sustento logístico de la tropa (alimentación, y 
transporte). Así, localmente, la asociación entre la empresa y las Fueras Militares enseñaba un tipo de 
vínculos que no son extraños en el contexto nacional: la protección a la inversión extranjera y el intercambio 
de seguridad por mantenimiento logístico conforman un modelo históricamente reconocido en Colombia. 
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/14 Línea Trayectoria FFMM) 

142
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Trayectoria FFMM) 

Trayectoria del ELN 
 
La trayectoria del Ejército de Liberación Nacional en el Alto Nordeste Antioqueño es de larga duración y 
presenta períodos sucesivos de auge y crisis. Durante la primera fase (1969‐1973), el frente José Antonio 
Galán cruza el río Magdalena desde Santander hacia el occidente y comienza a desarrollar trabajo político en 
Segovia y Remedios bajo la coordinación de Manuel Vásquez Castaño. En este caso el ELN privilegió el trabajo 
político con la población, especialmente campesinos colonos, evitando de manera sistemática el 
enfrentamiento con la fuerza pública. 
 
En 1972 comienza un segundo momento enfocado en las labores militares a través de las cuáles se busca 
apuntalar el reclutamiento de pobladores locales, en este contexto se realiza la toma simultánea de 

143
Remedios, Santa Isabel y Otú, el 6 de enero de 1972, las dos concentraciones de población más importantes 
del municipio y el aeropuerto regional . Este período de crecimiento implica también la captación de nuevos 
recursos, parte de los cuales se derivaron de secuestros extorsivos de personal extranjero de la FGM. 
 
La segunda fase del ELN en el Nordeste antioqueño es de crisis y prácticamente desaparición (1973‐1982). En 
1973 el ELN deja la región con miras de reunirse en el Bajo Cauca, la respuesta de la Fuerza Pública fue la 
Operación Anorí que deja al ELN en una situación precaria, solo un pequeño grupo sobrevive a la Operación y 
algunos logran resguardarse en Remedios, donde se había llevado a cabo con anterioridad un trabajo político. 
En la región sólo queda un pequeño grupo al mando de “René”, el cual desaparece después de la asamblea de 
Anacoreto en 1974. 
 
El siguiente período 1983‐1986 se caracterizó por el regreso y fortalecimiento del ELN en el Nordeste. Al final 
del período estaban operando en las áreas rurales de Segovia y Remedios tres frentes: José Antonio Galán, 
Compañero Tomás, Héroes de Anorí, y una compañía: Compañía Anorí. Al igual que las FARC después de la VII 
conferencia, el ELN intenta dar el paso hacia a una guerra de posiciones.  Sin embargo la actividad militar 
registrada durante el período, en términos de violencia letal, es bastante limitada. 
 
Posteriormente vendría el período de mayor auge del ELN en el Nordeste Antioqueño entre 1987 y 1997. 
Durante éste se concreta localmente la nueva dirección política y militar del ELN a nivel nacional: La política 
“petrolera” o de regulación de las actividades extractivas (oro y petróleo) como forma de financiación junto 
al secuestro extorsivo; la construcción del “poder popular” a partir de la inserción amplia en la política formal 
y en la organización social; y la conformación de alianzas militares con otros grupos insurgentes (UC‐ELN, 
CNG, CGSB). Esto significó que en este período hubiera un ascenso en el trabajo político con la población, en 
el reclutamiento y en las acciones militares. 
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/15 Línea Trayectoria ELN) 
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/15 Línea 
Trayectoria ELN) 

144
Trayectoria de las FARC 
 
La trayectoria de las FARC en el Alto Nordeste antioqueño es posterior a la del ELN, llega a la zona como 
consecuencia del movimiento de su IV Frente que combatía en el sur del Magdalena Medio durante la década 
de 1970. Es así como «en un proceso acelerado de crecimiento, del IV frente se pasa a la creación de cinco 
frentes más, lo que permite su desplazamiento hacia Puerto Berrío y, de allí hacia el Nordeste y Bajo Cauca 
antioqueño». 
 
En una primera etapa, al comenzar la década de 1980, el arribo de las FARC a un territorio histórico del ELN se 
realizó mientras éste último se encontraba en un momento de reestructuración, facilitando el proceso. En la 
llegada del IV Frente a las áreas rurales de Segovia y Remedios, éste privilegió la actividad militar sobre la 
actividad política, las presiones económicas que supusieron el desdoblamiento y el movimiento hacia un 
territorio nuevo sin bases políticas marcaron las prácticas de esta guerrilla, su presencia fue en principio 

145
clandestina y sus acciones más visibles privilegiaron la obtención de recursos por sobre una reivindicación 
política: el secuestro de Jesús Castaño, padre de los hermanos Castaño Gil, el 19 de septiembre de 1980 y «el 
asalto al principal comprador de oro de la región, Bernardo Estrada, el 25 de marzo». 
 
El segundo período de las FARC en el Alto Nordeste antioqueño comienza hacia 1985 con la negociación entre 
esta guerrilla y el gobierno Betancur. Previamente a la constitución de la UP, las FARC salen de la 
clandestinidad y realizan un trabajo político propio convocando a la población de Segovia y Remedios a 
audiencias públicas sobre el programa de la organización y el proceso de negociación. Ese momento fue 
decisivo para el crecimiento de las FARC tanto en reclutamiento como en captación de recursos. Producto del 
fortalecimiento entre 1984 y 1987 y de la política de unidad del ELN en la conformación de la CGSB, el IV 
Frente se desdobla y crea el frente XXXVII dentro de la misma región. 
 
Este desdoblamiento a finales de la década estuvo acompañado por la conformación de Milicias Bolivarianas 
(urbanas) con posterioridad a la masacre del 11 de noviembre de 1988, en paralelo a la conformación de las 
milicias del ELN. Esto significó la profundización del conflicto armado en los cascos urbanos. 
 
Por otra parte, la competencia entre el IV Frente y el nuevo XXXVII Frente por representación política y 
recursos en una misma región llevaron consigo tensiones internas que sólo se resolvieron a principios de los 
noventa con la reestructuración en bloques producto de la octava conferencia. Así, se presentó el 
desplazamiento del Frente XXXVII hacia el norte como parte del bloque Caribe, mientras que el histórico IV 
Frente se mantuvo en el Nordeste como parte del bloque Magdalena Medio. 
 
La financiación de las FARC se organizó alrededor las exacciones de recursos a mineros, comerciantes, 
ganaderos y contratistas públicos, en muchos casos a través de la extorsión y el secuestro. Estos 
constituyeron su fuente de recursos en la región, y se diferenció del ELN únicamente en la política petrolera 
de esta última. De otro lado, durante el período 1983‐1997 no existían cultivos ilícitos en la región, los cuales 
terminaron por constituirse en una fuente determinante de recursos para las FARC en otras regiones del país, 
esto hizo del VI Frente, en su momento, una unidad particular en términos financieros. 
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/16 Línea Trayectoria FARC) 
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/16 Línea 
Trayectoria FARC) 

146
 

DOCUMENTALES E INICIATIVAS DE MEMORIA EN SOPORTE AUDIOVISUAL 
 
 
Vídeo N° 1 
Fue anunciada (hipervínculo con insumo digital: Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 1) 
Documental producido por Beatriz BERMÚDEZ, & Carlos BERNAL. Bogotá: Compañía de Jesús – Programa por la 
Slide 
Paz & CINEP, noviembre‐diciembre de 1988, videocasete (15 min)   

Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá 
 
 
Vídeo N° 2 
Masacre de Segovia, Antioquia (hipervínculo con insumo digital: Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 2) 
Iniciativa de memoria anónima. Presentación de diapositivas (3 min) 

147
http://www.youtube.com 
 
 
Vídeo N° 3 
Refugiados en su propio suelo. Capítulo III: Nordeste Antioqueño (hipervínculo con insumo digital: 
Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 3) 
Documental producido por la Asociación Campesina de Antioquia – ACA & Producciones El Retorno. Medellín, 
2004, vídeo digital (40 min) 
http://www.youtube.com 
 
 
Vídeo N° 4 
Nordeste Antioqueño: operativo Sol de Oriente III, julio–septiembre de 2004 (hipervínculo con insumo digital: 
Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 4) 
Documental producido por la Corporación Sembrar. Medellín: 2005, vídeo digital (43 min) 
http://www.youtube.com 
 
 
Vídeo N° 5 
Oro y desarraigo (hipervínculo con insumo digital: Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 5) 
Documental producido por Adriana BERNAL RAMÍREZ, & Marcela María HERNÁNDEZ HINCAPIÉ. Material 
audiovisual de la tesis de grado: Desplazamiento forzado en Colombia: el caso del Nordeste Antioqueño, en la 
zona rural del municipio de Remedios. Medellín: Universidad de Antioquia, Departamento de Sociología, 2007 
Biblioteca Central, Universidad de Antioquia, Medellín. 
 
 
Vídeo N° 6 
Segovia: 20 años después (hipervínculo con insumo digital: Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 6) 
Iniciativa de memoria recuperada por la Asociación Campesina de Antioquia  – ACA & Producciones El Retorno. 
Medellín: 2008, vídeo digital (3 min) 
http://www.youtube.com 
 

148
 
Vídeo N° 7 
Masacre de Segovia: conmemoración 22 años después (hipervínculo con insumo digital: 
Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 7) 
Documental producido por la Corporación CAHUCOPANA & Corporación REINICIAR, 2010, vídeo digital (21 min) 
http://www.youtube.com 
 
 
Vídeo N° 8 
Julio Daniel Chaparro y Jorge Torres. Impunidad periodistas de El Espectador (Colombia) (hipervínculo con 
insumo digital: Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 8) 
Documental editado y publicado por Ricardo ROBAYO, abril de 2011, vídeo digital (5 min) 
http://www.youtube.com 
 
 
Vídeo N° 9 
Poema sobre la Masacre de Segovia de 1988 (hipervínculo con insumo digital: Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 
9) 
Iniciativa de memoria recuperada en el año 2011 con la entrega del Informe Silenciar la Democracia. Las 
Masacres de Remedios y Segovia 1982‐1997 en el Municipio de Segovia, Antioquia. Centro de Memoria 
Histórica, 2011, vídeo digital (2 min) 
http://www.centrodememoriahistorica.gov.co 
 
 
Vídeo N° 10 
Hagamos memoria: La masacre de Segovia, Antioquia, 11 de noviembre de 1988. Testimonio de la exalcaldesa 
de Segovia Rita Ivonne Tobón (hipervínculo con insumo digital: Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 10) 
Documental producido y transmitido por CANAL CAPITAL, Bogotá, mayo de 2012, vídeo digital (58 min) 
http://www.youtube.com 
 

149
DOCUMENTOS JUDICIALES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA VERDAD Y LA MEMORIA 
 
 
1. COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS (CIDH). Informe N° 140/09, Petición 1470−05. 
Admisibilidad Miembros del Sindicato de Trabajadores Oficiales y Empleados Públicos de Antioquia, 
(SINTRAOFAN). Colombia: 30 de diciembre de 2009. (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Archivo 
Documental/Documento 1) 

 
 
2. CONSEJO DE ESTADO, SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. Acta de Conciliación (Reparación 
Directa), Proceso contra la Nación Colombiana (Ministerio de Defensa Nacional en cabeza del Ejército 
Nacional), por los hechos de Segovia, 22 de abril de 1996. Bogotá: Expediente N° 
05001−23−31−000−1996−01152−01 (32516), 12 de diciembre de 2007, 46 ff. (insumo en Acrobat Reader 
PDF: Multimedia/Archivo Documental/Documento 2) 

 
Slide 
   
6  3. _____. Acta de Conciliación (Reparación Directa), Proceso contra la Nación Colombiana (Ministerio de 
Defensa Nacional en cabeza del Ejército Nacional), por los hechos de Segovia, 22 de abril de 1996. Bogotá: 
05001−23−31−000−1996−01937−01 (17652), 12 de diciembre de 2007, 9 ff. (insumo en Acrobat Reader PDF: 
Multimedia/Archivo Documental/Documento 3) 

 
 
4. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN PENAL. Recurso de Casación ante Sentencia 
Condenatoria proferida por el Tribunal Nacional, Sala de Decisión, contra el procesado Alejandro Londoño 
Tamayo y otros, por los delitos de terrorismo, concierto para delinquir y homicidios agravados. Decisión: no 
impugnar el fallo casado [caso Segovia 1988]. Bogotá: Proceso N° 18499, 25 de octubre de 2001, 51 ff. 
(insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Archivo Documental/Documento 4) 

 
 
5. _____. Recurso de Casación ante Sentencia Condenatoria proferida por el Tribunal Nacional, Sala de 
Decisión, contra el procesado Rodrigo Cañas Forero, por los delitos de homicidio agravado con fines 

150
terroristas y tentativas de homicidios agravados. Decisión: no impugnar el fallo casado [caso Segovia 1996]. 
Bogotá: Proceso N° 16818, 2 de mayo de 2003, 22 ff. (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Archivo 
Documental/Documento 5) 

 
 
6. JUZGADO REGIONAL DE SANTAFÉ DE BOGOTÁ. Sentencia Condenatoria, contra los procesados Alejandro 
Londoño Tamayo y otros, por el delito de terrorismo y otros [caso Segovia 1988]. Santafé de Bogotá: 
Proceso N° JR2718−136, 31 de marzo de 1998, 120 ff. (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Archivo 
Documental/Documento 6) 

 
 
7. TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DE ANTIOQUIA. Demanda Administrativa, Acta de Conciliación y Acta de 
Aprobación, proceso contra la Nación Colombiana (Ministerio de Defensa Nacional en cabeza del Ejército 
Nacional y la Policía Nacional) por los hechos de Segovia, 11 de noviembre de 1988. Medellín: octubre de 
1990 − marzo y abril de 1999, 28 ff. (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Archivo 
Documental/Documento 7) 

 
 
8. TRIBUNAL NACIONAL, SALA DE DECISIÓN. Apelación Sentencia Condenatoria contra Carlos Mario Ruiz Villa y 
otros, por los delitos de terrorismo y homicidio múltiple. Decisión: confirmación de la sentencia apelada 
[caso Segovia 1988]. Santafé de Bogotá: Proceso N° 450B, 14 de abril de 1999, 73 ff. (insumo en Acrobat 
Reader PDF: Multimedia/Archivo Documental/Documento 8) 

 
 
9. _____. Revocatoria de Fallo y Sentencia Condenatoria contra el procesado Rodrigo Cañas Forero, por los 
delitos de homicidio agravado con fines terroristas y tentativas de homicidios agravados [caso Segovia 
1996]. Santafé de Bogotá: Proceso N° 12914, 30 de junio de 1999, 26 ff. (insumo en Acrobat Reader PDF: 
Multimedia/Archivo Documental/Documento 9) 

151
SILENCIAR LA DEMOCRACIA: LAS MASACRES DE REMEDIOS 
Y SEGOVIA, 1982–1997 
 
Vladimir Melo Moreno 
Ronald Villamil Carvajal 
Relatores de la investigación sobre las masacres de 
Remedios y Segovia 
   
Tatiana Rincón Covelli 
Andrés Fernando Suárez 
Correlatores 
 
 
 
Diseño y montaje multimedia 
insumos digitales JPEG ‐ 
Slide   
TIFF: 
Créditos Fotográficos: 
7  Multimedia/Créditos/Log
Gearóid Ó Loingsigh 
o 1 – Logo 4 
William Restrepo 
Jesús Abad Colorado – Centro de Memoria Histórica 
Ronald Villamil Carvajal – Centro de Memoria Histórica 
 
Cartogramas: 
Ronald Villamil Carvajal – Centro de Memoria Histórica 
 
Gráficos y Líneas de Tiempo: 
Ronald Villamil Carvajal– Centro de Memoria Histórica 
 
Vídeos y Audios: 
 
Materiales recopilados por el Centro de Memoria 
Histórica, respetando la fuente o el respectivo derecho de 
 
autor. 
 

152

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