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RESUMENES
PREÁMBULO
I. CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DEL CONFLICTO INTERNO
Y ESTRATEGIAS PARA SU APROPIACIÓN SOCIAL
1. Contexto normativo e institucional de la construcción de memoria histórica
en el marco de la justicia transicional
2. Apuestas del Grupo de Memoria Histórica
3. Estudio de caso: Alto Nordeste Antioqueño e informe público «Silenciar la
Democracia. Las Masacres de Remedios y Segovia, 1982 – 1997»
4. Estrategia de socialización e impacto público de la investigación: balance y
perspectivas desde los enfoques de ASD y ESC
II. ALCANCE DE LA MEMORIA HISTÓRICA COMO INSTRUMENTO DE
JUSTICIA TRANSICIONAL
1. Incidencia de las recomendaciones de política pública del Informe sobre las
masacres de Remedios y Segovia
2. Retos y Acciones estratégicas para el fortalecimiento de las experiencias de
exigibilidad de derechos en el caso del Nordeste Antioqueño
III. RECURSO PEDAGÓGICO MULTIMEDIA
1. Planteamiento y pertinencia de un recurso pedagógico multimedia en
perspectiva del enfoque de ASD y Construcción de Paz
2. Guion para la elaboración de un recurso pedagógico multimedia sobre la
recuperación y construcción de la memoria histórica para el Alto Nordeste
Antioqueño
COLOFÓN
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
ANEXO (PROPUESTA DE GUION MULTIMEDIA)
2
RESUMENES
RESUMEN
Este trabajo ofrece una reflexión acerca de la capacidad, los alcances y los límites de
los procesos de construcción de memoria histórica en el marco de la justicia
transicional en Colombia durante el período 2005 – 2011. Puntualmente, se analizan
las estrategias de socialización y apropiación social de las investigaciones llevadas a
cabo por el Grupo de Memoria Histórica (GMH) de la Comisión Nacional de
Reparación y Reconciliación (CNRR), con el fin de precisar desde los aportes de los
3
enfoques de Acción sin Daño y de Sensibilidad al Conflicto, el nivel de incidencia
de la memoria histórica en el ciclo de formulación de política pública orientada a la
satisfacción de derechos vulnerados por efecto del conflicto armado interno, la
definición de criterios para los procesos de exigibilidad de derechos y el
fortalecimiento de los ejes angulares de la justicia transicional: verdad, justicia,
reparación y garantías para la no repetición. Para ello se toma como referente la
investigación llevada a cabo por el GMH en los municipios de Remedios y Segovia
en el Alto Nordeste Antioqueño, cuyo primer producto fue la publicación de un
informe público en 2011.
PALABRAS CLAVES
4
SUMMARY
This work offers a reflection on the capacity, scope and limits of the construction
processes of historical memory in the context of transitional justice in Colombia
during the period 2005-2011. Specifically, we analyze the strategies of socialization
and social appropriation of the investigations carried out by the Historical Memory
Group (GMH) of the National Commission for Reparation and Reconciliation
(CNRR), in order to clarify from the contributions of the approaches no Harm and
conflict sensitivity, the incidence level of historical memory in the development
cycle of public policy aimed at the satisfaction of rights violated as a result of the
armed conflict, the definition of criteria for the process of enforcement of rights and
strengthening of the rotary axes of transitional justice: truth, justice, reparation and
guarantees of non-repetition. This is taken as a reference to research carried out by
GMH in the municipalities of Remedios and Segovia in Upper Northeast
Antioquia, whose first product was the publication of a public report in 2011.
KEY WORDS
5
COORDINACIÓN ESPECIALIZACIÓN
6
PREÁMBULO
El presente trabajo ofrece una reflexión acerca de la capacidad, los alcances y los
límites de los procesos de construcción de memoria histórica en el marco de la
justicia transicional en Colombia durante el período 2005–2011.
7
Para ello se toma como referente la investigación llevada a cabo por el GMH
en los municipios de Remedios y Segovia en el Alto Nordeste Antioqueño, cuyo
primer producto fue la publicación de un informe público en 2011, examinando los
límites y los alcances de las estrategias de impacto público de la investigación
realizada, con el ánimo de contribuir con elementos reflexivos y propositivos que
fortalezcan sus aspectos positivos, reduzcan la generación de daño y permitan una
mayor interacción entre las investigaciones y las necesidades locales para la
transformación del conflicto y la construcción de paz.
8
permitirían un mayor nivel de apropiación, multiplicación y empoderamiento de la
memoria histórica del proceso de violencia?; ¿Qué capacidades y/o posibilidades
para la transformación positiva del conflicto armado y la construcción de paz se
podrían promover con estos recursos o dispositivos?; Con base en la investigación
adelantada sobre la recuperación y construcción de la memoria histórica para el
Alto Nordeste Antioqueño, ¿a partir de qué información concretar la elaboración de
un recurso multimedia? ¿Qué metodología garantiza la concertación y
participación de las víctimas en el proceso e elaboración, diseño y concreción del
recurso pedagógico? ¿Cuál sería la propuesta de guion y a qué criterios políticos e
investigativos respondería?
9
El trabajo está compuesto por cuatro secciones. En la primera, titulada
Construcción de la memoria histórica del conflicto interno y estrategias para su apropiación
social, se presenta el contexto normativo e institucional de la construcción de
memoria histórica en el marco de la justicia transicional en Colombia y las apuestas
ético–políticas del Grupo de Memoria Histórica, se enmarca el estudio de caso
particular como es la investigación sobre la recuperación de memoria histórica en el
Alto Nordeste Antioqueño y se analiza la estrategia de socialización e impacto
público adelantada por el GMH desde los enfoques de ASD y ESC, tratando de
identificar la posible generación de daño dentro de dicha estrategia.
10
y consolidación colectiva. Por último, la cuarta sección, a manera de anexo,
presenta el correspondiente guion.
11
I. CONSTRUCCIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA DEL
CONFLICTO INTERNO Y ESTRATEGIAS PARA SU
APROPIACIÓN SOCIAL
12
misma mediante mecanismos de tipo administrativo. Si bien la Ley de Justicia y Paz
incorporó los principios motores de la justicia transicional, su posterior
implementación sacrificó una real y efectiva actuación de la dimensión simbólica de
la reparación, como también la satisfacción plena de los derechos vulnerados y las
garantías para la no repetición de los hechos violentos. Paradójicamente, en el
contexto particular de los procesos y escenarios judiciales paulatinamente emergió
el ascenso y fortalecimiento de la recuperación de memoria como insumo para la
construcción de la verdad judicial.
13
artículo de la Ley de Justicia y Paz orientado hacia el esclarecimiento de la verdad
histórica del conflicto como medida de reparación simbólica y de satisfacción de
derechos vulnerados.
2
Cf. Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, CNRR. (2008) Plan de Acción 2007-2008.
Bogotá: CNRR, pp. 135-180; Grupo de Memoria Histórica, GMH. (Agosto de 2008) Programa de investigación:
Narrativas y voces del conflicto. Bogotá: GMH.
14
A partir de esta ruta el GMH adelantó procesos de recuperación de la
memoria histórica del conflicto armado interno apoyados metodológicamente en
los casos emblemáticos y transversales. Los primeros son eventos y procesos en los
cuales se condensan elementos particulares del conflicto armado, que se distinguen
no sólo por la naturaleza de los hechos, sino por su capacidad explicativa y su
fuerza ilustrativa. Lo que se busca con el caso emblemático es producir una
memoria histórica basada en eventos y territorios concretos que permitan conectar
las vivencias de los sujetos y las comunidades con los procesos políticos y sociales
más amplios, incorporando así mismo la relación entre las perspectivas local,
regional y nacional3. Por su parte, los casos transversales documentan procesos de
larga duración y en contextos amplios sobre temas como enfoque diferencial y
tratamiento de lógicas de victimización particulares4; análisis conceptual,
historiográfico y jurídico5. La experiencia acumulada también permitió la
sistematización de propuestas metodológicas, pedagógicas y de difusión amplia de
3
Grupo de Memoria Histórica. (2008) Trujillo: Una tragedia que no cesa. Bogotá: Editorial Planeta; (2009)
La masacre de El Salado: Esa guerra no era nuestra. Bogotá: Ediciones Semana; (2010) La Rochela. Memorias de un
Crimen contra la Justicia. Bogotá: Ediciones Semana; (2010) Bojayá: la guerra sin límites. Bogotá: Ediciones Semana;
(2010) La masacre de Bahía Portete: mujeres wayuu en la mira. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) La masacre de El
Tigre. Reconstrucción de la memoria histórica en el Valle del Guamuéz – Putumayo. Bogotá: GMH; (2011)
Desplazamiento forzado en la comuna 13: la huella invisible de la guerra. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) San Carlos:
Memorias del éxodo en la guerra. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) Silenciar la Democracia: Las masacres de Remedios
y Segovia, 1982-1997. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) El orden desarmado. La resistencia de la Asociación de
Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC). Bogotá: Ediciones Semana; (2012) El Placer: mujeres, coca y guerra en el
Bajo Putumayo. Bogotá: Ediciones Semana; (2012) «Nuestra vida ha sido nuestra lucha». Resistencia y memoria en el
Cauca Indígena. Bogotá: Ediciones Semana.
4
Grupo de Memoria Histórica. (2010) La tierra en disputa. Memorias del despojo y resistencias campesinas en
la Costa Caribe, 1960–2010. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) Mujeres y Guerra: víctimas y resistentes en el Caribe
colombiano. Bogotá: Ediciones Semana; (2011) Mujeres que hacen historia. Tierras, cuerpo y política en el Caribe
colombiano. Bogotá: Ediciones Semana.
5
Grupo de Memoria Histórica. (2012) Justicia y Paz: ¿verdad judicial o verdad histórica? Bogotá: Ediciones
Semana; (2012) Justicia y Paz: los silencios y los olvidos de la verdad. Bogotá: Ediciones Semana; (2012) Justicia y Paz:
tierras y territorios en las versiones de los paramilitares. Bogotá: Ediciones Semana; (2012) Encuesta Nacional: ¿qué
piensan los colombianos después de siete años de justicia y paz? Bogotá: Ediciones Semana.
15
la recuperación de memoria histórica en medio del conflicto armado interno y con
opción preferencial por la voz de las víctimas y las comunidades afectadas6.
El GMH desarrolló su labor entre los años 2007 a 2011, momento en el cual
sus competencias son retomadas por el Centro de Memoria Histórica (CMH) en su
nueva condición de establecimiento público creado por el artículo 146 de la Ley
1448 de 20117 —más conocida como Ley de Víctimas y Restitución de Tierras— y
reglamentado en el Decreto Ley 4803 de 20118. Las últimas publicaciones de casos
emblemáticos y transversales del GMH se socializaron en octubre 2012, mientras
que para 2013 se tiene proyectado la publicación y socialización del Informe
General, con lo cual termina definitivamente su vigencia legal de acuerdo con lo
establecido en el Decreto Ley 4158 de 20119.
Dado el contexto de conflicto armado interno que padece el país desde hace más de
medio siglo, los procesos de reconstrucción de la memoria histórica se constituyen
en oportunidades para la expresión de las víctimas, de sus demandas económicas,
legales y culturales en la esfera pública, pero también en instancia de enunciación
6
Grupo de Memoria Histórica. (2009) Recordar y narrar el conflicto. Herramientas para reconstruir memoria
histórica. Bogotá: GMH; (2009) Memorias en tiempo de guerra. Repertorio de iniciativas. Bogotá: Punto Aparte
Editores; (2009) El despojo de tierras y territorios. Aproximación conceptual. Bogotá: Editorial Kimpres; (2011) La
memoria histórica desde la perspectiva de género. Conceptos y herramientas. Bogotá: GMH; (2010) Plataforma
Multimedia La tierra ya no es pa’l que la trabaja. Bogotá: GMH; (2010) Plataforma Multimedia La Rochela. Memorias de
un Crimen contra la Justicia. Bogotá: GMH; (2011) Una historia de paz para contar, recontar y no olvidar. Cartilla sobre
la historia de la ATCC. Bogotá: GMH.
7
Congreso de la República. (2011) Ley 1448 del 10 de junio de 2011, por la cual se dictan medidas de atención,
asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno y se dictan otras disposiciones. Bogotá: Diario
Oficial.
8
Presidencia de la República. (2011) Decreto Ley 4803 del 20 de diciembre de 2011, por el cual se establece la
estructura del Centro de Memoria Histórica. Bogotá: Diario Oficial.
9
Presidencia de la República. (2011) Decreto Ley 4158 del 3 de noviembre de 2011, por el cual se determina la
adscripción del Centro de Memoria Histórica y se fijan otras disposiciones. Bogotá: Diario Oficial.
16
de los discursos y motivaciones de los perpetradores, de balance de las conflictivas
relaciones de estos con la población civil y, desde luego, en oportunidad de
identificación de responsabilidades y deberes del Estado frente al conflicto. Ante
esta realidad, la demanda social de verdad y memoria en Colombia es ante todo
una demanda de democracia cuyos alcances es necesario potenciar bajo los
enfoques y herramientas de la Acción sin Daño para su adecuada transformación
en propuestas de políticas públicas que propendan por la reparación integral de las
víctimas y la superación positiva del conflicto armado interno.
10
Cf. Grupo de Memoria Histórica, GMH. (Agosto de 2008) Programa de investigación: Narrativas y voces
del conflicto. Bogotá: GMH.
17
El esfuerzo sistemático del GMH para la construcción de la memoria
histórica propendió por ofrecer una explicación acerca de la naturaleza del
fenómeno violento en términos de sus causas profundas, de las complejas
interacciones económicas, sociales y políticas (nacionales e internacionales) que han
afectado la emergencia de la violencia, su dinámica y las variaciones en su
intensidad. De igual forma, en ofrecer una aproximación a los daños e impactos
humanos y demográficos de la violencia asociada al conflicto, así como sobre la
estructura social y económica del país. Desde este punto de vista, la construcción de
la verdad y la memoria históricas se perfilan en últimas como un eslabón central, o
mediador, en la transición de la violencia a la paz y la democracia.
18
hechos victimizantes, así como un conjunto de recomendaciones y propuestas de
políticas públicas para su implementación en el mediano y largo plazo.
11
Esta denominación administrativa tiene origen en la distancia entre los municipios y Medellín, la
capital departamental.
12
Pares regionales son aquellas personas que desde su condición de guardianes de la memoria de la
región participaron activamente en la investigación.
13
Silenciar la Democracia…, Op. Cit.
14
Durante el período 1982–1997 en Remedios y Segovia ocurrieron 14 eventos de este tipo que dejaron
147 víctimas fatales. De este conjunto, cuatro masacres son hitos de la violencia contra las disidencias políticas
debido a sus objetivos, la identidad de las víctimas y la de los territorios atacados: 1) veredas Cañaveral y
Continúa en la siguiente página
19
Esta violencia fue articulada por miembros activos de la Fuerza Pública que
operaban en la región (Ejército y Policía), en asociación con civiles y grupos
paramilitares. Como resultado, se restringió el ejercicio pleno de la ciudadanía, los
procesos democráticos y el disenso en medio de la guerra.
20
abandono y padecimiento sin ningún tipo de tratamiento especializado. De la
misma manera, el paulatino empobrecimiento sistemático de la población, la
desarticulación de núcleos familiares, el abandono de niños y adultos mayores, y el
particular impacto sobre las mujeres viudas en un contexto hostil a la emergencia
de la mujer como sujeto social, productivo y político, propio de la predominante
cultura minera de corte machista de los enclaves minero–energéticos.
21
y 1997. Así mismo, la justicia penal militar no profirió fallo alguno por la actuación
de miembros de la Fuerza Pública (acción u omisión) en las cuatro masacres. En
conjunto, existen carencias en la investigación y en las decisiones judiciales que
afectan el adecuado reconocimiento y restablecimiento de los derechos violados. Se
requieren, entonces, de medidas adicionales de justicia y reparación en función de
los daños causados.
El caso del Alto Nordeste es ilustrativo, además, del carácter estructural del
proceso de violencia que padecen varias regiones del país. Se trata de la emergencia
de múltiples conflictos políticos, económicos y socioculturales de larga duración
aún no posicionados dentro de la agenda pública para su adecuada transformación.
Lo particular en este caso, consistió en la delegación de la política a la guerra. Es
decir, el tratamiento de los conflictos de larga duración por parte del Estado
regional y central fue delegado en los actores armados tanto institucionales como
22
ilegales para su tratamiento y resolución, con lo cual los conflictos y demandas
sociales fueron asumidos como problemas de orden público18, más no como
oportunidad para la construcción de la democracia y la ciudadanía dentro de la
institucionalidad civil19.
18
Cf. Zapata, M. L. (2009) Acción sin daño y reflexiones sobre prácticas de paz. Una aproximación a la
experiencia colombiana. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, pp. 7–10.
19
Cf. Galtung, J. (2008) “Visiones de la paz para el siglo XXI”. Paz por medios pacíficos, Paz y conflicto,
desarrollo y civilización. España: Colección Red Gernika, pp. 22–26.
23
Estos daños e impactos de la violencia política sobre las comunidades del
Nordeste se han prolongado y profundizado debido a la continuidad de la
violencia en la región, la cual se reeditó después de 1997 con el incremento de la
violencia guerrillera en 1998, y posteriormente con el establecimiento del Bloque
Metro de las AUC en el año 2000 y el Bloque central Bolívar en 2003, como cambios
propios de la expansión de la segunda generación paramilitar en el país. Desde
2008 se presenta la violencia ejercida por las bandas emergentes como “Los
Urabeños” y “Águilas Negras”, bandas de narcotraficantes como “Los Paisas” y “Los
Rastrojos”, y bandas de delincuentes comunes en abierta disputa por el control
territorial y el dominio de las economía formal e informal de la explotación
aurífera20. En consecuencia, la violencia en esta región minera de Antioquia sigue
siendo hoy una realidad vigente que demanda la atención y respuesta inmediata
del Estado en materia de seguridad, reconstrucción social, reparación integral y
justicia21.
24
como responsables materiales o intelectuales de los hechos), la estigmatización
(señalamiento y descalificación de las personas por su condición de víctimas o por
sus esfuerzos en ser escuchadas o atendidas adecuadamente), o el aislamiento
social (desconocer o silenciar la voz de las personas o condicionar su
fortalecimiento individual o colectivo para los procesos de incidencia en la agenda
pública). De igual manera, un manejo no adecuado del acopio testimonial o de la
realización de un taller de memoria puede generar el recrudecimiento de conflictos
familiares, comunitarios o colectivos; revivir el rol de las víctimas en su eterna
repetición del dolor sin lograr trascenderlo y transformarlo positiva y
constructivamente; generar procesos de tergiversación o alteración de los hechos y,
con ello, potenciar diferencias, posibilitar exclusiones y marginalizaciones22.
25
en el territorio. Ante este escenario, la recuperación y construcción de memoria
histórica estuvo condicionada por procesos de generación de confianzas mutuas
supremamente difíciles de conseguir, lo cual confiere especialmente a la
recuperación del testimonio un valor muy significativo dentro del conjunto de
casos emblemáticos desarrollados por el GMH.
23
El primer evento de este tipo tuvo lugar en septiembre de 2008, paralelo a la Semana por la Paz, con
motivo de la presentación pública del informe Trujillo: Una tragedia que no cesa. Desde entonces se
institucionalizó como el principal mecanismo de difusión y socialización amplia del trabajo investigativo del
GMH hasta su última versión en 2011.
24
Cf. Acevedo Arango, O. (2012) Geografías de la memoria. Posiciones de las víctimas en Colombia en el
período de justicia transicional (2005-2010). Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.
26
La agenda de la Semana por la Memoria contempló actividades como los actos
de presentación pública de los informes y demás productos resultado de las
investigaciones realizadas tanto en Bogotá como en la respectiva región con la
participación de las víctimas, representantes de la institucionalidad nacional y
regional y de la comunidad internacional; ruedas de prensa y posicionamiento
estratégico de los informes en los medios de comunicación con cobertura nacional y
regional; conversatorios y eventos académicos con la participación de las víctimas y
expertos nacionales e internacionales; presentación de exposiciones fotográficas;
presentación de obras teatrales; exposición de iniciativas de memoria y muestras
audiovisuales.
27
significación que como sociedad damos al origen y sentidos del conflicto armado, al
cómo entendemos nuestro presente y a partir de qué presupuestos queremos
construir nuestro futuro25. En este sentido, el ejercicio de recuperar memoria
histórica debe satisfacer plenamente los principios de la justicia transicional, pero al
mismo tiempo debe contribuir a la transformación de las lógicas que alimentan el
conflicto armado y generar posibilidades para la no repetición y la construcción de
paz especialmente desde lo local.
Para las víctimas del Alto Nordeste, la II Semana por la Memoria ofreció la
oportunidad de reunirse y participar tanto del espacio académico y de reflexión del
Foro, como de los actos conmemorativos del 11 de noviembre, fortaleciendo de esta
manera la idea de un acompañamiento a mediano plazo por parte del GMH, que
fuera más allá del acopio testimonial y la colaboración para el trabajo de campo.
También fue significativa la participación de representantes de organizaciones de
25
Cf. Antequera Guzmán, J. D. (2011) La memoria histórica como relato emblemático. Consideraciones en
medio de la emergencia de políticas de memoria en Colombia. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.
26
La investigación se desarrolló entre los años 2008 y 2010 en Bogotá, Medellín, Remedios y Segovia.
27
Evento realizado del 7 al 11 de noviembre de 2009 en la ciudad de Medellín.
28
víctimas del Nordeste (Amalfi, Vegachí, Zaragoza) en el Taller de gestoras y
gestores de memoria.
28
Se trata de las investigaciones realizadas sobre los casos de Comuna 13, San Carlos y La Chinita.
29
Evento realizado del 15 de noviembre al 6 de diciembre de 2011 con actividades en Bogotá, Medellín,
Cartagena, San Carlos (Antioquia), Remedios y Segovia (Antioquia) y La India (Santander).
29
En estos eventos la participación de las víctimas de la región tuvo un carácter
marginal en la medida en que solamente estuvieron presentes algunas de ellas en el
acto de apertura de Bogotá, y solamente una en el acto de lanzamiento de
Medellín. En este último evento hubo presencia de víctimas en condición de
desplazamiento forzado que actualmente viven en dicha ciudad, pero en su
conjunto, no hubo una participación activa en otro tipo de actividades ni a nivel de
medios.
30
psicosocial a las víctimas y reparación material y simbólica de la comunidad
victimizada, y los efectos devastadores del daño social y político para la
democracia32.
32
Cf. Entrevista ASD, N° 3, Hombre y mujer, adultos y desplazados.
33
(5 de noviembre de 2011) Cinco en memoria. Revista Semana, Bogotá.
34
(25 de noviembre de 2011) Segovia, una violencia sin duelo. El Mundo, Medellín.
31
CNRR, especialmente como actores propositivos dentro del escenario político e
institucional del momento, dado también el precario balance de la Ley de Justicia y
Paz como política pública eficaz contra la impunidad y las garantías de no
repetición.
32
II. ALCANCE DE LA MEMORIA HISTÓRICA COMO
INSTRUMENTO DE JUSTICIA TRANSICIONAL
1. Incidencia de las recomendaciones de política pública del Informe sobre las masacres de
Remedios y Segovia
35
Cf. Urrego, J. H. (2011) Contribuciones al análisis y la incidencia en políticas públicas desde el
enfoque de Acción sin Daño. En Bello, M. N. & Vásquez, O. (Comp.) (2011) Acción sin daño: reflexiones para el
contexto colombiano. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la
Paz y la Convivencia (PIUPC), pp. 63–90; (2010) Análisis e incidencias en políticas públicas en el contexto colombiano y
Continúa en la siguiente página
33
reflexiones orientadas a cómo posibilitar desde la construcción de memoria
histórica mayores niveles de incidencia para la reparación integral, la
transformación del conflicto y la construcción de paz desde lo local, a través de la
experiencia concreta del proceso de investigación y la estrategia de impacto público
llevados a cabo en el Alto Nordeste Antioqueño por parte del GMH.
el enfoque de Acción sin Daño. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias
para la Paz y la Convivencia (PIUPC), Serie Acción sin Daño, Módulo N° 11.
36
Silenciar la Democracia…, Op. Cit., pp. 329–336.
34
minero–energéticos del país, considerando que la problemática de Remedios y
Segovia así como la sostenibilidad del modelo de desarrollo minero exportador, se
insertan en un contexto que va más allá de la región para develar lógicas
estructurales que han venido alimentando el conflicto armado interno y la
cronicidad de la victimización en contextos más amplios.
37
Cf. Roth, A.–N. (2007) Conceptos, teorías y herramientas para el análisis de las políticas públicas. En
Políticas públicas. Formulación, implementación y evaluación. Bogotá: Ediciones Aurora, quinta reimpresión, pp. 17–
55.
38
Procuraduría General de la Nación. (2008) Directiva N° 019 del 11 de septiembre de 2008, por la cual se
dictan instrucciones para garantizar los derechos de las víctimas de los hechos violentos sucedidos en el municipio de
Trujillo, Valle del Cauca. Bogotá.
35
Mediante el ejercicio de recordar y de recuperar memoria histórica, se retornó a
una región y un periodo de nuestra historia reciente que se pretenden en el olvido.
Se trata de reconocer un proceso de violencia en una región que ha sido olvidada o
relegada por la institucionalidad civil, la academia, el periodismo —tanto en el
departamento de Antioquia como en el país— desconociendo su fortaleza
productiva alrededor del oro, su álgido conflicto social y su importancia política
como uno de los centros de mayor dinamismo de la movilización y protesta social
entre 1985 y 1995 en toda la Nación. Por tales motivos, el Estado, la sociedad
nacional, el departamento y la sociedad antioqueña, tienen una deuda con el
Nordeste Antioqueño que crece día a día.
Recordar este proceso de violencia significa reconocer que existe una deuda
del Estado, que empieza con la participación activa de miembros de la Fuerza
Pública en los actos de violencia, en su falla en la protección de la vida e integridad
personal de los ciudadanos y en el incumplimiento de las garantías para la libre
elección, la conformación y el ejercicio de sus preferencias políticas. Igualmente, en
las carencias asociadas a un acceso limitado y parcial a la justicia por parte de las
víctimas.
Así mismo, existe una deuda que surge del compromiso con un modelo de
desarrollo que privilegia el aislamiento del enclave minero de empresa extranjera,
por sobre la plena articulación territorial de la región al mercado departamental y
nacional. Este modelo de explotación aurífera monopólica de multinacional —tanto
pasado como presente— genera al mismo tiempo ingentes riquezas y una pobre
redistribución de éstas que se manifiesta en carencias crónicas de bienes públicos, y
que renueva la vigencia de esas búsquedas alternativas que quedaron suspendidas
en medio del terror y el exterminio.
36
Pero también existe una deuda de la sociedad civil colombiana con el
Nordeste y sus víctimas. Por ejemplo, uno de los elementos más tristes e
indignantes es que no se documentan sucesos desconocidos o escondidos a la
opinión pública. Aquí no hay nada nuevo. Todos estos ejercicios de terror fueron
siempre registrados por la prensa nacional y regional. Sin embargo, la valoración
que en su momento se hizo sobre estos hechos nos deja dos elementos para la
reflexión: ¿cuál fue la importancia que se le brindó en los medios de comunicación?
y ¿cuál fue la respuesta de la sociedad ante el conocimiento de estos hechos? Si
siempre se supo qué había pasado, preguntas pertinentes para la actualidad
resurgen al recordar el proceso del Nordeste. Como sociedad, ¿cómo valoramos
nuestros muertos?, ¿qué queremos escuchar?, ¿qué queremos ver?, ¿qué hacemos
como sociedad frente a esa información? Esta interpelación a la sociedad
colombiana, las víctimas del Nordeste la condensan en sus palabras con la siguiente
frase: «hace más daño la indiferencia de los buenos que las acciones de los malos»39.
39
Diario de campo, MH.
37
victimarios. De ahí el papel fundamental de la memoria histórica en los procesos de
democratización en situaciones de conflicto.
38
ciudadanos, creadoras de memorias ciudadanas, sujetos históricos con capacidad
de incidencia en lo político. En Colombia la violencia paraliza y destruye, pero
también ha obligado a la movilización y generación de nuevos liderazgos. En este
sentido, la memoria histórica se constituye como un escenario para el diálogo, la
negociación y el reconocimiento de las diferencias con miras a un proyecto
democrático incluyente.
Para ello, los procesos de concertación adelantados con las víctimas, las
comunidades afectadas y los pares regionales de la investigación proponen la
39
implementación de talleres para la formación de gestoras y gestores de memoria;
acompañamiento permanente para los procesos de recuperación de la memoria a
mediano y largo plazo; la incorporación de una cátedra permanente de memoria y
derechos humanos dentro del pensum de las instituciones educativas formales de
la región; la articulación con redes de apoyo que posibiliten la reconstrucción de las
prácticas e iniciativas de memoria agenciadas a lo largo del tiempo y que fueron
objeto de exterminio, así como la capacitación, financiación y difusión de las nuevas
iniciativas locales de memoria; la concreción de recursos pedagógicos como
cuadernos de memoria y plataformas multimedia, los cuales posibilitarían la
continuidad temporal en la recuperación y preservación de la memoria histórica de
la región a largo plazo.
40
sociedad. Estos derechos suponen, como contrapartida, un deber de memoria para
el Estado; esto es, el deber del Estado de preservar la memoria colectiva,
obedeciendo al principio de que la historia de la violencia de un pueblo es parte de
su patrimonio, y por tanto, debe ser preservado y protegido del olvido.
40
Cf. Montealegre, D. M. Los Derechos Humanos y la democracia como referentes para la Acción sin
Daño. En Bello, M. N. & Vásquez, O. (Comp.) (2011) Acción sin daño: reflexiones para el contexto colombiano.
Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia
(PIUPC), pp. 43–60; (2010) Derechos humanos, democracia y Acción sin Daño. Bogotá: Universidad Nacional de
Colombia, Programa de Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC), Serie Acción sin Daño,
Módulo N° 12.
41
2.1 Retos en materia de exigibilidad política
42
En este sentido, para el periodo 1982–1997 el GMH pudo documentar 347
víctimas civiles fatales del conflicto armado, 103 de los cuales eran gestores de la
movilización social y política. Entre estos, 49 eran líderes comunitarios, 24
sindicalistas, 8 autoridades políticas (alcaldes y concejales) y 5 defensores de
derechos humanos. Gran parte de las víctimas concurrieron en la movilización
social a través de las Juntas Cívicas, el Comité de Derechos Humanos y los
sindicatos, mas no necesariamente a través de una adscripción político–partidista.
Se trata de formas de organización y de exigibilidad de derechos políticos y sociales
objeto de silenciamiento, desnaturalización y proscripción de la región.
43
como las organizaciones comunitarias en barrios y veredas42, constituyeron el
blanco privilegiado de la violencia política que se expresó en grandes masacres,
pero también en asesinatos selectivos y desapariciones forzadas, la cual estuvo
dirigida a aconductar políticamente a la sociedad regional, buscando castigar sus
preferencias electorales, sus proyectos organizativos, políticos y sociales, e impedir
el ejercicio del gobierno local por parte de fuerzas políticas alternativas.
Por ello, el daño político resultante es causado por la violación crónica de los
derechos humanos fundamentales a la vida e integridad personal. Se trata de la
pérdida de la pluralidad política y la limitación del ejercicio de la democracia a
través de la violencia, que se manifestó en la desintegración de procesos
organizativos comunitarios y partidistas, la imposibilidad del ejercicio de los
derechos políticos democráticos para elegir o ser elegido a través del mecanismo
electoral, y la imposibilidad del ejercicio del derecho a la libre expresión con la
proscripción de las manifestaciones públicas de protesta social. Los sobrevivientes
lo condensan de la siguiente forma: «cambiamos nuestros proyectos de vida para
conservar nuestras vidas»43.
42
ORGANIZACIONES EN EL ALTO NORDESTE ANTIOQUEÑO 1983–1997. POLÍTICAS: Partido
Comunista, Movimiento 27 de febrero, Unión Patriótica, Movimiento Cívico (Juntas cívicas); DE DERECHOS
HUMANOS: Corporación de víctimas del 11 de noviembre de 1988, Comité de Derechos Humanos del
Nordeste Antioqueño; DE TRABAJADORES: SINTRAFROMINES, SINTRAMIENERGÉTICA, Asociación de
jubilados de la Frontino, ADIDA, SINTRAOFAN, ASMEDAS, Asociación de choferes; SOCIALES:
ASOCOMUNAL, Asociaciones de padres de familia, Juntas municipales de educación, Comité ecológico,
Voluntarios de la Cruz Roja, Grupo Scouts, Guías cívicos, Grupos de evangelización cristiana, Grupos juveniles,
Asociación de mujeres; GREMIALES: ASOGREMIOS, Comité de arrieros, Comité de pequeños y medianos
mineros, ASONALPECO, Comités veredales de barequeros; COOPERATIVAS: Cooperativa de Conductores,
Cooperativa de Siderúrgica, Cooperativa Don Matías. Cf. Silenciar la Democracia, Op. Cit., p. 131.
43
Diario de Campo, MH.
44
resarcimiento del daño causado en sus dimensiones individual y colectiva; del
compromiso institucional por parte del Estado nacional y regional por garantizar
las mínimas condiciones para la no repetición de los hechos; de garantizar y
respetar el ejercicio pleno de la democracia en la localidad, y en la recuperación y
promoción de una cultura de la legalidad y la confianza en las instituciones
políticas como principio rector de la reconstrucción social de la región.
44
Testimonio MH, N° 18, Hombre adulto y desplazado.
45
movilización social y política liderada especialmente por movimientos políticos y
sociales de la izquierda democrática.
Por tales motivos, el caso del Alto Nordeste también nos ilustra que la
violencia padecida hasta el presente por la población civil ha silenciado las voces
disidentes, empobreciendo y desdibujando los procesos democráticos ante la
imposibilidad de gestar proyectos políticos y sociales alternativos. El resultado es
46
un desarrollo unidireccional y excluyente, que deja irresueltos los conflictos sociales
que dan origen a la disidencia y oposición política, derechos fundamentales del
ejercicio ciudadano. En palabras de las víctimas, «lo más triste es que se acabó con
un proyecto de sociedad»45.
45
Diario de Campo, MH.
46
Cf. Defensoría del Pueblo. Sistema de Alertas Tempranas – SAT (abril de 2012). Informe de Riesgo N°
002-12A.I., municipios de Remedios, Segovia y Zaragoza en Antioquia.
47
En consecuencia, los retos de la reparación integral y la satisfacción plena de
los derechos sociales y culturales vulnerados implica el reconocimiento y
resarcimiento del daño causado en sus dimensiones individual y colectiva; del
compromiso institucional por parte del Estado nacional y regional por garantizar
las mínimas condiciones para la no repetición de los hechos; de garantizar y
respetar el ejercicio pleno de la ciudadanía en la localidad; de emprender y sostener
a largo plazo programas para la atención psicosocial de la población afectada; en
recuperar económica y socialmente a la región mediante inversiones y proyectos
que beneficien al conjunto de la población local; en desarrollar acciones
encaminadas a fomentar los procesos de recuperación y construcción de la
memoria histórica como fundamento para la reconciliación y la emergencia de la
región como parte integral de la Nación.
«A una sobrina mía que le mataron el papá, al otro día fue y puso la
demanda, ¿y qué le tocó hacer? Ahí mismo le tocó retirarla porque
al otro día bajaron a la casa y la llamaron (…) entonces le dijeron
que quitara esa demanda o que no respondían por la vida de ella.
Que ya el que necesitaban ya se lo habían llevado, que contra ella
no tenían nada (…). Entonces acá no se podía hablar, quédese
callado que hiciera lo que hiciera se tenía que quedar callado (…) así
se estuviera muriendo de rabia, se estuviera muriendo de la ira,
pero no podía hacer nada».47
48
reparación y las garantías de no repetición. Las víctimas y demás población
afectada por los hechos violentos han construido una representación de
inaccesibilidad e inoperancia de la justicia institucional determinada por una serie
de factores cuyos principales aspectos planteamos a continuación.
48
Bernardo Jaramillo Uribe, Juez 13 de Instrucción Criminal Ambulante de Medellín asesinado por
paramilitares el 5 de diciembre de 1989 en Medellín. Cf. (7 de diciembre de 1989) Asesinan Juez en Medellín. El
Tiempo, Bogotá.
49
de Segovia, Jairo Luis Álvarez, recordado por su labor de apoyo y
acompañamiento49.
50
insalvable entre las víctimas y el sistema judicial. La práctica común es que las
víctimas otorgan un poder a los abogados y el conocimiento y comprensión del
resto del proceso —independientemente de cuál sea su resolución— depende de
los operadores de justicia y de su voluntad de hacer partícipe o no a las víctimas en
los procesos. Sin embargo, desde la masacre de 1988 se ha conformado en la región
un verdadero mercado de la victimización por parte de los abogados,
especialmente de aquellos que buscan la demanda en el campo de lo contencioso
administrativo. La mayoría de las veces, abogados locales o regionales
comprometidos con la defensa de los derechos humanos, asumen el riesgo de
constituir a las víctimas como parte civil y sortear los procesos penales, mientras
que al momento de asumir la demanda administrativa son cooptados por firmas
del centro regional (Medellín), estableciéndose un procedimiento por medio del
cual estas firmas reúnen a la población victimizada, brindan todos los gastos de
representación e incluso dan “adelantos”; luego, plantean el principio de
“negociación amistosa” con el Estado para llegar a conciliaciones, lográndose
quedar finalmente hasta con el 50% de los rubros de la reparación económica. El
resultado es que a través de las conciliaciones el Estado no asume públicamente la
responsabilidad política de los hechos, ofreciendo a cambio una reparación
monetaria cuya mayor parte va a parar a las arcas de las firmas de abogados,
quedando las familias de las víctimas sin saber cómo se desarrolló el proceso.
51
justicia en las dimensiones individual y colectiva; en la promoción y difusión de la
verdad judicial sobre los hechos; en la recuperación y promoción de una cultura de
la legalidad y la confianza en las instituciones judiciales como principio rector para
la lucha contra la impunidad y la no implementación de las decisiones judiciales en
la región.
52
De manera particular, el elevado número de casos de violaciones de los
derechos humanos en las poblaciones de Remedios y Segovia a lo largo de más de
una década, y el carácter sistemático de la ejecución de tales violaciones en las que
estuvieron involucradas diferentes unidades militares, le confiere un nivel de
responsabilidad singular al poder estatal, pues con ello se habría quebrantado una
de las misiones esenciales del orden jurídico nacional, a saber, la protección de la
vida, honra y bienes de los ciudadanos. Cabe advertir entonces que al comprobarse
plenamente la participación activa de la Fuerza Pública en estos hechos, su
responsabilidad no puede atenuarse recurriendo a un juego de equivalencias entre
la violencia perpetrada por agentes del Estado y la violencia perpetrada por simples
criminales. Estos últimos, aunque como ciudadanos están obligados a respetar los
derechos humanos, no tienen la misión de garantes que le corresponde al Estado y
a sus autoridades. En consecuencia, la tarea de reconstrucción de la democracia en
una sociedad tan afectada como la colombiana pasa necesariamente por un
esfuerzo institucional muy grande de depuración de las Fuerzas Armadas y de los
aparatos de inteligencia del Estado, así como por el restablecimiento de los
derechos conculcados a partir de acciones judiciales contundentes, integrales y
ejemplarizantes.
53
En especial, el ocultamiento, deformación o silenciamiento de los hechos
violentos y la consecuente neutralización de la capacidad crítica de los mismos han
generado paulatinamente en la sociedad colombiana una serie de fracturas que
impiden, en su conjunto, el ejercicio pleno de los derechos políticos —sobre todo
de las minorías— como son la desconfianza en la vía institucional como medio para
tramitar las diferencias y necesidades en el proceso de construcción del Estado y la
Nación, la gradual pérdida de legitimidad del ejercicio ciudadano y la
estigmatización y criminalización del disenso. Se trata de fracturas que han
configurado unas alteraciones y deformaciones de las relaciones sociales, entre las
que sobresale la percepción de naturalización del uso de la violencia, la
polarización social, la estigmatización de las víctimas y comunidades afectadas, la
criminalización de las diferencias y la degradación del conflicto interno como
situaciones normalizadas dentro del conjunto de la población.
54
memoria implica reconocer plenamente la capacidad, protección y respeto de la
dignidad, la autonomía y la libertad de los individuos y sus comunidades en el
esfuerzo común de construir Estado y Nación garantes de derechos. O en otros
términos, la memoria histórica como un escenario para el diálogo, la negociación y
el reconocimiento de las diferencias con miras a un proyecto incluyente.
55
III. RECURSO PEDAGÓGICO MULTIMEDIA
50
Cf. Presidencia de la República. (2011) Decreto Ley 4803 del 20 de diciembre de 2011, por el cual se
establece la estructura del Centro de Memoria Histórica. Bogotá: Diario Oficial.
56
Dentro de los aspectos destacables objeto de mayor reflexión está la
apropiación social tanto del conocimiento construido en los procesos de
investigación, como de las herramientas y procesos pedagógicos que permitan la
reproducción de la memoria histórica desde las distintas localidades y regiones de
forma autónoma y sostenible.
Como hemos indicado, para el caso del Alto Nordeste las actuales
posibilidades para una estrategia de apropiación social a mediano y largo plazo son
limitadas por las condiciones de seguridad tanto para la población victimizada
como para los equipos acompañantes, por la presencia activa del conflicto armado
y las violaciones permanentes a los derechos humanos, por la precariedad de la
institucionalidad local en materia de atención de los problemas estructurales de la
región, por la ausencia de asociaciones o representaciones de víctimas y de todo
tipo de organización comunitaria, por la ausencia de procesos de formación de
gestores de memoria locales que permitan de alguna manera generar condiciones
favorables para la reproducción y la multiplicación de la memoria en términos de
proceso, y por las urgentes necesidades en materia de reparación material y
atención psicosocial a las víctimas y comunidad afectada por los hechos violentos.
57
problemáticas de la región, al tiempo de motivar el empoderamiento de la
recuperación y preservación de la memoria como medio de conocimiento,
transformación o resignificación de las experiencias violentas en los planos
personal, comunitario y local. Lo anterior contribuiría a la formación de una cultura
de paz y potenciaría el papel de las iniciativas locales en la transformación positiva
del conflicto social y armado.
58
institucional del CMH. Este proceso tuvo su punto de partida en el mes de mayo
para concretarse exitosamente en el mes de octubre de 2012. La publicación del
recurso multimedia está proyectada para el mes de febrero de 2013.
El guion está organizado en cinco secciones. Cada una de ellas ofrece información
textual, gráfica y audiovisual de tal forma que el usuario interactúe con los distintos
contenidos y pueda incluso hacer descargas de materiales de su interés. Las
secciones son las siguientes:
Los Hechos, las víctimas y los victimarios. Por medio de cartografía, líneas de
tiempo, galerías fotográficas, textos y cuadros se informa acerca de las cuatro
masacres y los asesinatos selectivos del periodo 1982–1997 en el Alto Nordeste,
dedicando atención especial a la reconstrucción del perfil de las víctimas y las
iniciativas de memoria de los hechos violentos. De igual manera, se abordan
59
aspectos centrales del accionar de los victimarios como el Modelo Paramilitar, las
Redes Criminales, y los Mecanismos de Terror y la Propaganda.
Contexto regional del Alto Nordeste Antioqueño. Por medio de cartografía, líneas
de tiempo, galerías fotográficas, textos y cuadros se informa acerca de los siguientes
temas: La desarticulación territorial y la explosión demográfica del Alto Nordeste
Antioqueño; La minería del oro en las décadas de 1980 y 1990; La crisis social;
El conflicto político; Trayectoria de los Actores Armados en el Alto Nordeste
Antioqueño (FF.MM., ELN y FARC).
60
Para la preparación de este guion se trabajó con la documentación acopiada
y sistematizada durante el proceso de investigación: fuentes primarias y
secundarias de información que incluyeron trabajo de campo en Bogotá, Medellín,
Segovia y Remedios; acopio de testimonios de víctimas, familiares y sobrevivientes,
dentro y fuera de la región; consulta de expedientes judiciales; revista de prensa
nacional y regional; construcción de bases de datos temáticas sobre conflicto
armado, movilización social, participación electoral y universo de víctimas; revisión
de bibliografía secundaria, y recopilación documental y audiovisual (videos,
fotografías, comunicados, informes públicos, entre otros)51.
51
La Bibliografía General de la Investigación estará disponible para su consulta y descarga dentro de la
propio recurso multimedia.
61
COLOFÓN
Durante los años 2007 a 2011 el GMH desarrolló una metodología para la
investigación y difusión de procesos de construcción de memoria histórica en
medio del conflicto armado interno centrada en la recuperación y el
empoderamiento de la voz de las víctimas, a partir de una muy escaza formulación
de política pública en materia de reparación integral a las víctimas de la violencia
política. La incorporación de la memoria histórica en el proceso de Justicia y Paz
respondió no a una formulación explícita de política pública, sino que fue resultado
de la incidencia de sectores de la sociedad civil en la agenda pública que
paulatinamente dinamizaron principios básicos de la Ley de Justicia y Paz, fruto de
lo cual se implementó una apuesta por generar procesos de recuperación de
memoria desde las víctimas y con la intención de incidir concretamente en los
postulados básicos de la justicia transicional: verdad, justicia, reparación y garantías
de no repetición.
62
Si bien parte del trabajo desarrollado por el GMH se orientó a la difusión
amplia de las investigaciones realizadas mediante actos de lanzamiento y
posicionamiento público por medio de una cadena de eventos conocida como la
Semana por la Memoria, ello no necesariamente permitió que las víctimas y las
comunidades afectadas por la cronicidad del conflicto armado se apropiaran
adecuadamente del resultado de las investigaciones, e incluso, generaran procesos
autónomos para la reproducción de la memoria desde lo local a mediano y largo
plazo, a partir de lo cual fortalecer sus procesos de exigibilidad de derechos como
víctimas–ciudadanos. Menos aún que los propios informes escritos tuviesen un
nivel de incidencia en el ciclo de formulación de las políticas públicas orientadas al
tema de la reparación integral y la satisfacción de los derechos vulnerados.
63
empoderamiento de la memoria histórica en términos de proceso, y atender
oportuna y plenamente las urgentes necesidades en materia de reparación material
y atención psicosocial a las víctimas.
52
Cf. Pouligny, B. Ils nous avaient promis la paix. Opérations de l'ONU et populations locales. Paris: Presses
de Sciences Po, p. 59.
64
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
FUENTES PRIMARIAS
Audiovisuales
Entrevistas y Testimonios
65
Testimonio MH, N° 08, Hombre adulto y desplazado, agosto de 2008
Testimonio MH, N° 18, Hombre adulto y desplazado, abril de 2009
Testimonio MH, No 45, Hombre adulto, junio de 2009
Prensa
Documentos
Congreso de la República. (2005) Ley 975 del 25 de julio de 2005, por la cual se dictan
disposiciones para la reincorporación de miembros de grupos armados organizados al
margen de la ley, que contribuyan de manera efectiva a la consecución de la paz
nacional y se dictan otras disposiciones para acuerdos humanitarios. Bogotá: Diario
Oficial.
Congreso de la República. (2011) Ley 1448 del 10 de junio de 2011, por la cual se dictan
medidas de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto
armado interno y se dictan otras disposiciones. Bogotá: Diario Oficial.
66
Defensoría del Pueblo. Sistema de Alertas Tempranas – SAT (abril de 2012). Informe
de Riesgo N° 002-12A.I., municipios de Remedios, Segovia y Zaragoza en Antioquia.
Presidencia de la República. (2011) Decreto Ley 4803 del 20 de diciembre de 2011, por el
cual se establece la estructura del Centro de Memoria Histórica. Bogotá: Diario
Oficial.
Presidencia de la República. (2011) Decreto Ley 4158 del 3 de noviembre de 2011, por el
cual se determina la adscripción del Centro de Memoria Histórica y se fijan otras
disposiciones. Bogotá: Diario Oficial.
FUENTES SECUNDARIAS
Anderson, M. (2009) Acción sin daño: cómo la ayuda humanitaria puede apoyar la paz o la
guerra. Traducción por Jacques Mérat. Bogotá: Universidad Nacional de
Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Trabajo Social.
67
Antequera Guzmán, J. D. (2011) La memoria histórica como relato emblemático.
Consideraciones en medio de la emergencia de políticas de memoria en Colombia.
Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana.
Bello, M. N. & Vásquez, O. (Comp.) (2011) Acción sin daño: reflexiones para el contexto
colombiano. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, Programa de
Iniciativas Universitarias para la Paz y la Convivencia (PIUPC).
Corporación Nuevo Arco Iris. (2007) Recordar para no repetir. Guía para las
organizaciones de víctimas. Bogotá.
Galtung, J. (2008) “Visiones de la paz para el siglo XXI”. Paz por medios pacíficos, Paz y
conflicto, desarrollo y civilización. España: Colección Red Gernika.
68
Grupo de Memoria Histórica. (2010) Plataforma Multimedia La tierra ya no es pa’l que la
trabaja. Bogotá: GMH.
69
Pouligny, B. (2004) Ils nous avaient promis la paix. Opérations de l'ONU et populations
locales. Paris, Presses de Sciences Po.
Roth, A.–N. (2007) Conceptos, teorías y herramientas para el análisis de las políticas
públicas. En Políticas públicas. Formulación, implementación y evaluación.
Bogotá: Ediciones Aurora, quinta reimpresión, pp. 17–55.
Zapata, M. L. (2009) Acción sin daño y reflexiones sobre prácticas de paz. Una
aproximación a la experiencia colombiana. Bogotá: Universidad Nacional de
Colombia.
70
ANEXO (PROPUESTA DE GUION MULTIMEDIA)
71
Guion Multimedia caso emblemático: Silenciar la Democracia. Las Masacres de Remedios y Segovia, 1982 – 1997
Responsable: Ronald Villamil Carvajal
Convenciones
Negro y Rojo: contenido textual
Azul: indica los hipervínculos o enlaces
Verde: versiones para consulta e impresión
Rosado: instrucciones para el diseñador
CONTENIDO OBSERVACIONES
SILENCIAR LA DEMOCRACIA. LAS MASACRES DE REMEDIOS Y SEGOVIA, 1982 – 1997
Slide (insumos digitales JPEG:
Multimedia/Informe/
1
Foto 1 & Foto 2)
En los municipios de Segovia y Remedios (Antioquia) se presentó durante el periodo 1982‐1997 una violencia
política recurrente contra la población civil, dirigida especialmente hacia las disidencias políticas: el
movimiento social (asociaciones comunitarias, sindicatos, juntas cívicas, comité de derechos humanos) y la
72
Unión Patriótica. Esta fue cometida por redes criminales articuladas por miembros activos de la Fuerza
Pública que operaban en la región (Ejército y Policía), en asociación con civiles y grupos paramilitares, y sus
principales hitos fueron cuatro masacres recogidas en este completo informe: Remedios, 4‐12 de agosto de
1983; Segovia, 11 de noviembre de 1988; Segovia, 22 de abril de 1996; y Remedios, 2 de agosto de 1997.
Como resultado, a partir de la violación de derechos humanos fundamentales a la vida y la integridad
personal, se restringió en la región en medio de la guerra tanto el ejercicio pleno de la ciudadanía y los
procesos democráticos como el disenso político.
Descarga el informe en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Informe/Documento 1)
Descarga el resumen ejecutivo en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Informe/Documento 2)
Descarga el texto de la presentación pública en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF:
Multimedia/Informe/Documento 3)
Descarga la Bibliografía General de la Investigación (insumo en Acrobat Reader PDF:
Multimedia/Informe/Documento 4)
Los Hechos, las víctimas y los victimarios (hipervínculo con el Slide 2)
Los daños e impactos de la violencia política (hipervínculo con el Slide 3)
Contexto regional del Alto Nordeste Antioqueño (hipervínculo con el Slide 4)
Documentales e Iniciativas de Memoria en soporte audiovisual (hipervínculo con el Slide 5)
Documentos Judiciales para la construcción de la Verdad y la Memoria (hipervínculo con el Slide 6)
Créditos investigación y multimedia (hipervínculo con el Slide 7)
LOS HECHOS, LAS VÍCTIMAS Y LOS VICTIMARIOS
Las masacres son un lugar común en la historia de los municipios de Segovia y Remedios, en el Alto Nordeste
Antioqueño. Hablar de masacre es tomado por sus habitantes con tanta naturalidad como hablar de la minería
Slide La línea de tiempo debe
o del mal estado de sus carreteras. Parece tan natural como una cicatriz a la que prefieren no ver pero saben
2 ser interactiva.
que les pertenece.
Durante el período 1982–1997 ocurrieron 14 eventos de este tipo que dejaron 147 víctimas fatales. De igual
manera, otras 200 víctimas de asesinato selectivo cierran el funesto balance de la cronicidad de la violencia
73
política durante este lapso. Una de estas masacres, la del 11 de noviembre de 1988 en Segovia y La Cruzada, se
constituyó en la primera gran masacre de la historia del conflicto armado contemporáneo en Colombia
cometida en un casco urbano. Ésta, junto con otros tres episodios del mismo tipo reconstruidos en el presente
informe, se convierten en hitos de la violencia contra las disidencias políticas, debido a sus objetivos, la
identidad de los que murieron y la de los territorios atacados.
Gran parte de las víctimas pertenecían a las disidencias políticas del momento, en especial, simpatizantes y
militantes de la Unión Patriótica asesinados por redes criminales articuladas por miembros activos de la Fuerza
Pública (Ejército y Policía), en asociación con civiles y grupos paramilitares.
Pero además de los tristes recuerdos que acompañan a los habitantes de esta región antioqueña, el daño
también se ve reflejado en el colapso de las relaciones comunitarias y el miedo de la gente para pronunciarse de
una manera diferente. Esto sin contar con el precario desempeño de la justicia: la impunidad es un factor
compartido por casi todas las masacres.
Pero tan notable como el balance judicial es la reparación integral de las víctimas y las garantías para la no
repetición de los hechos violentos. Parece que el tiempo se hubiese detenido a principios de los años noventa,
pues el Nordeste Antioqueño sigue siendo una zona oscura y en el olvido por parte del Estado y la sociedad
nacional. La supervivencia de las víctimas es precaria y siguen a la espera de que la sociedad ponga su atención
sobre ellas.
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/1 Cartograma Ubicación Nordeste)
Descarga el cartograma en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/1
Cartograma Ubicación Nordeste)
74
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/1 Línea Masacres Alto Nordeste 1982‐
1997)
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/1 Línea
Masacres Alto Nordeste 1982‐1997)
75
La masacre de Cañaveral y Manila, Remedios, 4 a 12 de agosto de 1983 (hipervínculo con el Slide 2.1)
La masacre de Segovia y La Cruzada, 11 de noviembre de 1988 (hipervínculo con el Slide 2.2)
La masacre de La Paz y El Tigrito, Segovia, 22 de abril de 1996 (hipervínculo con el Slide 2.3)
La masacre de Remedios, 2 de agosto de 1997 (hipervínculo con el Slide 2.4)
Asesinatos selectivos, Remedios y Segovia, 1982–1997 (hipervínculo con el Slide 2.5)
Los victimarios (hipervínculo con el Slide 2.6)
76
La masacre de Cañaveral y Manila, Remedios, 4 a 12 de agosto de 1983
Galería: masacre de Cañaveral y Manila, 1983
Esta masacre ocurrió en las veredas Cañaveral y Altos de
Manila del municipio de Remedios entre el 4 y el 12 de
agosto de 1983. Representa el punto más crítico de un ciclo
de violencia que comenzó en junio de 1982 en Remedios y
se extendió a los municipios contiguos de Amalfi y Segovia.
Según el Grupo de Memoria Histórica, fue cometida por un
grupo armado conformado por miembros activos del
Batallón de Infantería N° 42 “Batalla de Bombona” de
Segovia, adscrito a la XIV Brigada del Ejército Nacional, y La línea de tiempo debe
por civiles al servicio de Fidel Castaño Gil. ser interactiva.
Slide En su recorrido los victimarios asesinaron a un número no Cada una de las fotos que
2.1 determinado de personas, por cuanto muchos de los restos integran la galería debe ir
fueron arrojados a las aguas de los ríos Manila, Tamar y acompañada de su
Mulatos, y otros enterrados en fosas que posteriormente correspondiente pie de
no pudieron ser ubicadas. Gracias a la investigación judicial foto.
se lograron recuperar los cadáveres de 20 personas
correspondientes a 17 hombres y 3 mujeres, de los cuales 4
eran menores de edad y 2 adultos mayores. Varias de las (ocho insumos digitales JPEG: Multimedia/Los
víctimas fatales eran militantes y simpatizantes del Partido Hechos/Galerías/1983/Foto 1 – Foto 8)
Comunista (PC) y del Movimiento Obrero Independiente y
(insumo en Microsoft Word: Multimedia/Los
Revolucionario (MOIR).
Hechos/Galerías/1983/Pies de fotos, masacre
de 1983)
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/1 Cartograma Ubicación Nordeste)
Descarga el cartograma en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/1
Cartograma Ubicación Nordeste)
77
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/2 Línea Hechos 1983)
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/2 Línea
Hechos 1983)
78
Las víctimas (hipervínculo con el Slide 2.1.1)
Víctimas masacre de Cañaveral y Manila, Remedios, 4 al 12 de agosto de 1983
Efraín Higuita Gallo
Slide 40 años, campesino, militante del MOIR
2.1.
Jesús Emilio Zea Palacio
1
40 años, campesino, militante del MOIR
Jesús Restrepo Montaño
38 años, campesino, militante del MOIR
79
Julio César Vélez Ríos
22 años, campesino, militante del MOIR
Jesús Jaramillo Bedoya
45 años, minero
Saulo Pablo Vergara
34 años, minero
Elcómides de Jesús Castañeda
16 años, minero
Juan Calderón Zuleta
22 años, campesino
Angelmiro Rojas
60 años, campesino
Pedro Gaviria
40 años, campesino
Narciso Calderón Zuleta
20 años, campesino
María Zuleta de Castrillón
67 años, minera, madre de Zoila Álvarez, abuela de Reina Agudelo, Jader Agudelo, Iván Castrillón y Dumar
Castrillón
Zoila Rosa Álvarez de Agudelo
54 años, minera, madre de Reina Agudelo y Jader Agudelo, tía de Iván Castrillón y Dumar Castrillón
Reina del Socorro Agudelo Álvarez
26 años, minera
Jader Luis Agudelo Álvarez
17 años, minero
80
Iván Darío Castrillón
27 años, minero
Dumar Alexander Castrillón Palacio
10 años, estudiante
José Porfirio Suárez
34 años, campesino, padre de José Porfirio Suárez
José Porfirio Suárez
10 años, estudiante
Luis Eduardo Pino Madrid
28 años, campesino
Descarga el universo de víctimas en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Víctimas/1
Víctimas masacre 1983)
La línea de tiempo debe
ser interactiva.
Slide La masacre de Segovia y La Cruzada, 11 de noviembre de 1988 Cada una de las fotos que
2.2 integran la galería debe ir
acompañada de su
correspondiente pie de
foto.
81
La masacre de Segovia y La Cruzada del 11
de noviembre de 1988 fue cometida por un
Galería: masacre de Segovia y La Cruzada, 1988
comando paramilitar que llevó a cabo una
operación bélica en ambos cascos urbanos
que incluyó asesinatos selectivos e
indiscriminados. La investigación judicial
determinó que miembros activos del
Ejército y la Policía de Segovia participaron
en la planeación de la masacre y omitieron
su deber de proteger a la población, siendo
juzgados y condenados por el delito de
terrorismo.
Los ataques cobraron la vida de 46
personas, entre ellas 10 mujeres, 4 menores
de edad y un adulto mayor. También
resultaron heridas 60 personas más. Las
víctimas fatales tenían diferentes
ocupaciones y adscripciones políticas; varias
de ellas eran simpatizantes y militantes de
la Unión Patriótica, de los partidos Liberal y
Conservador, de las Juntas Cívicas y de las
organizaciones sindicales y comunitarias de
la región. (dieciocho insumos digitales JPEG – TIFF: Multimedia/Los
Hechos/Galerías/1988/Foto 1 – Foto 18)
(insumo en Microsoft Word: Multimedia/Los
Hechos/Galerías/1988/ Pies de Fotos, masacre de 1988)
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/3 Cartograma Hechos 1988 Segovia)
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Cartograma Hechos 1988 Segovia)
82
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/4 Cartograma Hechos 1988 La Cruzada)
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Cartograma Hechos 1988 La Cruzada)
83
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/3 Línea Hechos 1988)
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Hechos 1988)
84
Las víctimas (hipervínculo con el Slide 2.2.1)
Víctimas Masacre de Segovia y La Cruzada, 11 de noviembre de 1988
Pablo Emilio Gómez Chaverra
Slide 31 años, minero, simpatizante de la UP, esposo de María del Carmen Idárraga
2.2.
María del Carmen Idárraga de Gómez
1
33 años, ama de casa, simpatizante de la UP
Carlos Enrique Restrepo Pérez
77 años, minero pensionado de la Frontino Gold Mines, simpatizante del Partido Liberal, padre de Carlos
Enrique y Gildardo Antonio Restrepo
85
Carlos Enrique Restrepo Cadavid
26 años, carnicero, simpatizante del Partido Liberal
Gildardo Antonio Restrepo Cadavid
35 años, minero, simpatizante del Partido Liberal
Luis Eduardo Sierra
41 años, mecánico, transportador, militante de la UP, cuñado de Jesús García
Jesús Antonio García Quintero
41 años, minero
Luis Eduardo Hincapié
40 años, cotero, simpatizante de la UP
Fabio de Jesús Sierra Gómez
38 años, albañil
Diana María Vélez Barrientos
21 años, ama de casa
Luis Ángel de Jesús Moreno San Martín
16 años, minero
Henry Albeiro Castrillón
21 años, cotero, tío de Francisco William Gómez
Francisco William Gómez Monsalve
10 años, estudiante
Jesús Eduardo Hernández Sierra
Minero
María Dolly Bustamante
23 años, ama de casa
86
José Danilo Amariles Ceballos
26 años, minero
Jairo Alfonso Gil
Minero
Jairo de Jesús Rodríguez Pardo
46 años, conductor empleado del Municipio de Segovia
Jesús Emilio Calle Guerra
39 años, despachador de vehículos de servicio público, simpatizante de la UP
Guillermo de Jesús Areiza Arcila
32 años, minero
Fabio Arnoldo Jaramillo Fernández
52 años, minero
Jesús Aníbal Gómez García
41 años, minero
Shirley Cataño Patiño
11 años, estudiante
Jorge Luis Puerta Londoño
41 años, secretario del Juzgado de Instrucción Criminal de Segovia
Libardo Antonio Cataño Atehortua
Minero
Luz Evidelia Orozco Saldarriaga
20 años, mesera
Rosa Angélica Masso Arango
20 años, mesera
Jesús Antonio Benítez
87
34 años, minero
Pablo Emilio Idárraga Osorio
31 años, minero
Roberto Antonio Marín Osorio
34 años, empleado de la Frontino Gold Mines, simpatizante de la UP
Luis Adalberto Lozano Ruíz
45 años, tendero
Guillermo Darío Osorio Escudero
52 años, minero pensionado de la Frontino Gold Mines, arrendador de caballos, simpatizante de la UP
María Soledad Patiño
Ama de casa
Juan de Dios Palacio Múnera
Minero
Jesús María David
Minero
NN masculino
31 años, indigente
NN masculino
30 años, indigente
Robinson de Jesús Mejía Arenas
31 años, albañil, vendedor de rifas
Julio Martin Flórez Ortiz
26 años, minero
Regina del Socorro Muñoz de Mestre
34 años, empleada de la Frontino Gold Mines
88
José Abelardo Osorio Betancur
46 años, minero
Oscar de Jesús Agudelo López
49 años, minero
Jesús Orlando Vásquez Zapata
26 años, minero
Jesús Avalo
28 años, transportador
Erika Milena Marulanda
15 años, estudiante
Olga Lucía Agudelo de Barrientos
42 años, ama de casa
Descarga el universo de víctimas en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Víctimas/2
Víctimas masacre 1988)
La línea de tiempo debe
ser interactiva.
Slide La masacre de La Paz y El Tigrito, Segovia, 22 de abril de 1996 Cada una de las fotos que
2.3 integran la galería debe ir
acompañada de su
correspondiente pie de
foto.
89
Galería: masacre de La Paz y El Tigrito, 1996
La masacre de La Paz y El Tigrito ocurrió el 22
de abril de 1996 en la cabecera municipal de
Segovia, siendo perpetrada por un grupo
armado que contó con el apoyo directo de
miembros activos del Batallón de
Contraguerrilla N° 47 “Héroes de Tacines” con
base en Segovia, los cuales fueron juzgados y
condenados en calidad de coautores de
homicidios agravados, unos consumados y
otros tentados.
Los victimarios atacaron dos salones de
billares: “Villa Flay” ubicado en el barrio La Paz
y “El Paraíso” ubicado en el barrio El Tigrito,
causando la muerte a 14 hombres, entre ellos 2 (cinco insumos digitales JPEG: Multimedia/Los
menores de edad, y dejando heridas a otras 13
Hechos/Galerías/1996/Foto 1 – Foto 5)
personas. Otros 2 hombres, un adulto y un
menor, fueron desaparecidos. (insumo en Microsoft Word: Multimedia/Los
Hechos/Galerías/1996/ Pies de Fotos, masacre de 1996)
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/5 Cartograma Hechos 1996 Segovia)
Descarga el cartograma en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/5
Cartograma Hechos 1996 Segovia)
90
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/4 Línea Hechos 1996)
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/4 Línea
Hechos 1996)
91
Las víctimas (hipervínculo con el Slide 2.3.1)
92
Víctimas Masacre de La Paz y El Tigrito, Segovia, 22 de abril de 1996
Octavio de Jesús Castrillón García
46 años, minero
César Darío Valle Londoño
32 años, minero
León Darío Ospina Correa
25 años, agricultor
Ricardo de Jesús Ochoa Puerta
40 años, minero
Wilson Alexander Loaiza Moncada
17 años, estudiante, hermano de Fabián Loaiza
Slide
2.3. Fabián Alonso Loaiza Moncada
1 13 años, estudiante
Omar Alberto Moreno
27 años, minero
Rodolfo de Jesús Botero Palacio
41 años, minero
Nicolás Alberto Álvarez Atehortua
27 años, minero
Gabriel Jaime Jaramillo Macías
45 años, comerciante
Jesús Evelio Pérez
41 años, minero
Pedro Antonio Posada Londoño
93
19 años, minero
Carlos Arturo Zapata Escudero
54 años, minero
Carlos Arturo Montoya Restrepo
32 años, conductor
Elkin Sergio Zapata Uribe
24 años, conductor
Yassir William Silva Cure
15 años, estudiante, ayudante de vehículo
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Víctimas masacre 1996)
La masacre de Remedios, 2 de agosto de 1997
Galería: masacre de Remedios, 1997
La masacre del 2 de agosto de 1997 en
Remedios fue cometida por un grupo
armado que incursionó en el municipio, La línea de tiempo debe
sacó de sus viviendas a las víctimas y las ser interactiva.
obligó a recorrer varios lugares del pueblo
Slide antes de ser asesinadas. Cada una de las fotos que
2.4 integran la galería debe ir
En esta masacre murieron 7 personas, acompañada de su
entre ellas dos miembros de la Junta Cívica correspondiente pie de
de Remedios, el exalcalde de Remedios foto.
Carlos Enrique Rojo Uribe (U.P.) y el
profesor Luis Alberto Lopera Múnera,
miembro del Comité de Derechos Humanos
y presidente de la Junta Cívica de
Remedios.
94
(tres insumos digitales JPEG – TIFF: Multimedia/Los
Hechos/Galerías/1997/Foto 1 – Foto 3)
(insumo en Microsoft Word: Multimedia/Los
Hechos/Galerías/1997/ Pies de Fotos, masacre de 1997)
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/6 Cartograma Hechos 1997 Remedios)
Descarga el cartograma en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Cartogramas/6
Cartograma Hechos 1997 Remedios)
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/5 Línea Hechos 1997)
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/5 Línea
Hechos 1997)
95
Las víctimas (hipervínculo con el Slide 2.4.1)
96
Víctimas Masacre de Remedios, 2 de agosto de 1997
Rosa Angélica Mejía Sánchez
28 años, ama de casa, empleada de servicio doméstico
Alberto de Jesús Silva Maya
58 años, empleado del INDERENA
Jairo de Jesús Pérez
39 años, minero
Ofelia Rivera Cárdenas de Trujillo
Slide
56 años, comerciante, miembro de la Junta Cívica de Remedios
2.4.
1 Luis Alberto Lopera Múnera
37 años, docente, presidente del Comité de DD.HH. de Remedios
Carlos Enrique Rojo Uribe
51 años, minero, comerciante, exalcalde de Remedios por la UP (1988–1990) y por el Movimiento Cívico Popular
(1992–1994)
Efraín Antonio Pérez Trujillo
27 años, minero
Descarga el universo de víctimas en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Víctimas/4
Víctimas masacre 1997)
Asesinatos selectivos, Remedios y Segovia, 1982–1997
De manera particular, durante el año 1997 en los municipios de Segovia y Remedios, un comando paramilitar
Slide perpetró un alto número de asesinatos selectivos. Fueron asesinados líderes cívicos y comunitarios,
2.5 sindicalistas, autoridades locales, exalcaldes, exconcejales, docentes, defensores de derechos humanos,
miembros de la Fuerza Pública. En ocasiones, la muerte de las personas era precedida de secuestro o
desaparición forzada, pues hasta la fecha no se sabe del paradero ni la suerte de varias víctimas.
97
La Fiscalía General de la Nación determinó que hasta septiembre de 1997 habían sido asesinadas por el
comando paramilitar 170 personas en Segovia y Remedios. En concordancia con lo anterior, las defunciones
por homicidio del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) registraron un crecimiento
abrupto en la región para 1997 con un total de 153 homicidios.
Integrantes del Comité de Derechos Humanos de
Segovia.
Cubrimiento periodístico de los asesinatos selectivos en A la izquierda, sentada, Margarita Guzmán Restrepo
Remedios y Segovia durante 1997 (asesinada en Segovia el 25 de marzo de 1997); al centro,
Fuente: El Colombiano, Medellín, 4 de agosto de 1997 sentado, Jaime Ortiz Londoño (asesinado junto con
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los Nazareno de Jesús Rivera García en zona rural de
Hechos/Galerías/Asesinatos selectivos/Foto 1) Remedios el 9 de marzo de 1997); a la derecha, de pie y
con sombrero, Jesús Ramiro Zapata Hoyos (asesinado en
Segovia el 3 de mayo de 2000)
Autor fotografía: Gearóid Ó Loingsigh
(insumo digital JPEG: Multimedia/Los
Hechos/Galerías/Asesinatos selectivos/Foto 2)
98
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/Los Hechos/Gráficos/Asesinatos selectivos/Gráfico 1)
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/Los Hechos/Gráficos/Asesinatos selectivos/Gráfico 2)
99
Descarga el universo de víctimas en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Víctimas/5
Víctimas asesinato selectivo 1982‐1997)
Los Victimarios
Modelo Paramilitar
El caso de Remedios y Segovia durante el lapso 1982–1997 es representativo de una trayectoria particular del
paramilitarismo en la que no se conformaron comandos armados, ejércitos privados o estructuras armadas
locales o regionales (implantadas territorialmente, autónomas y duraderas), sino redes criminales
funcionales, cambiantes y coyunturales que fueron articuladas y promovidas por miembros de la Fuerza
Pública que operaban en la región, en las cuales convergieron civiles y comandos paramilitares de otras
regiones. Sólo hasta 1997 se conformó un comando paramilitar temporal.
Fueron redes funcionales porque una variedad de actores con diferenciados propósitos convergió para atacar
a un mismo blanco. En el caso de la Fuerza Pública, el interés contrainsurgente. En el caso de los civiles, las
venganzas por acciones de la guerrilla (depredación económica, regulación social y persecución política), las
Slide
reacciones a los cambios en el poder local (el ascenso de la UP), el cambio de lealtades dentro de la guerra
2.6
(desertores de la guerrilla) o simplemente el lucro económico.
Fueron redes cambiantes porque su composición interna registró una alta rotación de sus miembros, en
particular de los perpetradores:
1983: acción conjunta entre miembros del Batallón Bomboná de Segovia y empleados de Fidel Castaño,
presentada en su momento como acción del grupo paramilitar Muerte a Secuestradores — MAS.
1988: acción de los grupos paramilitares del Magdalena Medio (ACMM) y miembros de la Fuerza Pública,
promovida por Fidel Castaño y presuntamente por César Pérez García, presentada como acción del supuesto
grupo paramilitar Muerte a Revolucionarios del Nordeste — MRN.
1996: acción conjunta del Capitán Rodrigo Cañas Forero con delincuentes locales que habían sido expulsados
por la guerrilla, desertores de la guerrilla y sicarios contratados en Medellín, presentada como acción del
100
supuesto grupo paramilitar Dignidad Antioqueña.
1997: acción del comando paramilitar Grupo de Autodefensas del Nordeste — GAN.
Se trató de redes coyunturales porque ninguna de ellas perduró en el tiempo y no devinieron en la
constitución de un grupo paramilitar emplazado en el territorio. Sólo el GAN se constituyó en una estructura
armada de mediana duración y relativa autonomía en el año 1997.
No obstante el carácter coyuntural, funcional y cambiante de las redes, es de destacar que lo único que no
varió en su composición interna fue la presencia de miembros de la Fuerza Pública que operaban en la región.
Primero como perpetradores y planeadores en la masacre de 1983, luego como planeadores en las masacres
de 1988 y 1996, y finalmente con una omisión que limitaba difusamente con la coordinación en la masacre de
1997. Esto implicó que el papel de miembros de la Fuerza Pública fue haciéndose progresivamente menos
directo y menos visible para poder eludir su responsabilidad en los hechos.
Redes Criminales
La proliferación de nombres a través de los cuales los victimarios se presentaron como paramilitares a lo
largo del período 1982–1997, constituyó una táctica de distracción y ocultamiento. Por lo menos diez
etiquetas paramilitares se usaron antes y después de las masacres durante el período 1982–1997. Con ellas se
pretendió dar a entender que había no sólo uno sino varios grupos paramilitares asentados en el territorio.
Además del MAS, el MRN, Dignidad Antioqueña y el GAN (asociados a las grandes masacres), entre 1988–
1996 se fueron sucediendo nuevas etiquetas: algunas efímeras como Los Blancos, Los Borradores y Los
Realistas que aparecen y desaparecen en la región entre 1988–1990 superpuestas al MRN; otras de mayor
duración como las Autodefensas del Nordeste Antioqueño (ANA) entre 1991–1992, Fuerza del Pueblo en
Acción entre 1993–1994, Muerte a Comunistas y Guerrilleros (MACOGUE) entre 1995–1996.
Esta pluralidad de rótulos paramilitares no significa que hayan existido diez grupos diferentes, sucesivos o
simultáneos, ni que sean diez nombres para un mismo grupo estable. Como se ha constatado
recurrentemente en las masacres, lo que existieron fueron redes funcionales, coyunturales y cambiantes que
emergieron ante la ausencia de un ejército privado endógeno y asentado en el territorio. Así mismo, la
multiplicidad de los nombres y su variación no alteraron el repertorio de prácticas de quienes operaron
101
detrás de éstas. En este caso, el manejo de las etiquetas respondió a la necesidad del perpetrador de que la
población entendiera la acción violenta de un modo particular, significándola políticamente para que no
fuera confundida con otro tipo de violencia. Estas nominaciones, además, sirvieron como distractor para
generar una imagen pública de actor singular y diferenciado que enmascaraba la participación directa y
recurrente de los miembros de la Fuerza Pública.
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/6 Línea Etiquetas Paramilitares)
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/6 Línea
Etiquetas Paramilitares)
Mecanismos de Terror y la Propaganda (hipervínculo con el Slide 2.6.1)
102
Los eventos de la línea de
La mayoría de los ataques fueron
Galería: Mecanismos de Terror y la Propaganda tiempo resaltados en
acciones expedicionarias, color azul están
acompañados de su
devastadoras y extensivas.
respectivo insumo
documental en formato
Fueron expedicionarias Acrobat Reader PDF, para
porque se trató de lo cual debe incorporarse
comandos armados que el respectivo hipervínculo.
incursionaron y luego se Los insumos PDF están
identificados de la misma
replegaron del territorio en
manera en que aparecen
ataques relativamente
en la línea de tiempo.
rápidos.
Fueron devastadoras por su
elevado número de
víctimas fatales y su alto
grado de destrucción física.
Fueron extensivas porque
se trató de rutas que
recorrieron y atacaron dos (ocho insumos digitales TIFF: Multimedia/Los
o más objetivos dentro del Hechos/Galerías/Mecanismos de Terror y la Propaganda/Foto
territorio. 1 – Foto 8)
(insumo en Microsoft Word: Multimedia/Los
Hechos/Galerías/Mecanismos de Terror y la Propaganda
Las masacres expedicionarias, /Pies de Fotos, Mecanismos de Terror y la Propaganda)
devastadoras y extensivas
constituyeron un mecanismo de terror que se distinguió por romper la cotidianidad de la violencia para
potenciar su acción comunicativa y provocar una desestabilización social y política. Estas acciones tuvieron
una finalidad política que se puso de manifiesto en la identidad política de las víctimas atacadas, las
“etiquetas” políticas sobre los territorios en que se incursionó y los lugares públicos que fueron violentados.
Fueron acciones de terror orientadas a castigar a la izquierda social y política y clausurarle su expresión en el
espacio público.
103
Una característica distintiva del mecanismo de terror, y que además revela su intencionalidad política, es el
recurso a la propaganda. Las masacres no fueron ataques sorpresivos, por el contrario, fueron el desenlace de
una escalada de terror exacerbada por la propaganda, que se inscribió en las paredes a través de los grafitis,
que se masificó con los boletines y los comunicados, y que se volvió invasiva cuando los panfletos llegaron a
las casas. La propaganda, como violencia simbólica, preparó la ocurrencia de la violencia material. El
contenido central de la propaganda consistió en conectar orgánicamente a la izquierda social y política con la
guerrilla a partir de la representación del comunismo como enemigo. En esta dirección, la violencia fue
anunciada y justificada.
El caso más ilustrativo lo constituyó la propaganda del MRN en la masacre de 1988. El nombre mismo de este
grupo armado describe o reconoce a su enemigo desde el plano ideológico, refiriéndose a él como
revolucionario. La orientación de este grupo se reveló igualmente en los volantes y panfletos en los cuales
rechazaron la presencia de la UP en alcaldías y concejos municipales, celebraron el exterminio de comunistas
en otras regiones del país y reconocieron a Estados Unidos como su aliado en la lucha contra el comunismo
internacional. Sin embargo, como esta representación del enemigo no lo volvió peligroso por sí misma, el
MRN progresó discursivamente hacia su criminalización, militarización y degradación.
La criminalización de la izquierda social y política consistió en representarla a través de grafitis y
comunicados como asesinos e individuos sin ética capaces de planear acciones criminales sin
importar sus investiduras públicas.
La militarización como estrategia empleada por el MRN consistió en convertir a la izquierda social y
política en parte orgánica o en prolongación del aparato militar de la guerrilla.
La estrategia de degradación, por su parte, implicó representar al enemigo ideológico como inferior e
incapaz.
El MRN rechazó así la presencia de la UP en el gobierno local, entre otras razones, porque estimó que los
campesinos y los obreros no eran competentes para desempeñar cargos públicos.
En suma, las masacres expedicionarias, devastadoras y extensivas ocurridas en Remedios y Segovia,
104
estructuraron un mecanismo de terror altamente resonante y desestabilizador, reforzado por el uso
sistemático de la propaganda. Uno de los aspectos más relevantes de este tipo de violencia masiva es la
explotación de la memoria traumática de los hechos por parte de los victimarios, con lo cual buscaron
controlar a las poblaciones y dosificar el uso de la violencia tanto en el corto como en el largo plazo.
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/ 7 Línea Acciones y Propaganda MRN)
(insumos complementarios en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Victimarios/1 – 9)
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Los Hechos/Líneas de Tiempo/ 7 Línea
Acciones y Propaganda MRN)
Respecto del supuesto grupo paramilitar Muerte a Revolucionarios del Nordeste — MRN, el Grupo de
Memoria Histórica estableció varias precisiones históricas, fruto de los hallazgos de la investigación sobre
éste caso emblemático.
En primer lugar, el MRN nunca existió como un grupo paramilitar autónomo y diferenciado, se trató más bien
105
de una etiqueta que enmascaró una empresa criminal que operó dentro del Batallón Bomboná en la región.
Fueron los militares de esta unidad militar los que elaboraron los comunicados, los que pintaron los grafitis y
los que enviaron las amenazas del MRN. En consecuencia, el MRN nunca fue un grupo armado sino más bien
una suma de acciones militares encubiertas que fueron presentadas como acciones paramilitares.
En segundo lugar, el MRN nunca fue el grupo paramilitar de Fidel Castaño. Éste nunca logró ni estuvo
interesado en conformar un ejército privado o un comando armado propio para operar en el Alto Nordeste
Antioqueño; su grupo paramilitar “Los Tangueros” lo conformó en el departamento de Córdoba adonde llegó
como terrateniente y narcotraficante en la segunda mitad de los años 1980. De ahí que haya recurrido a los
grupos paramilitares del Magdalena Medio (ACMM) para que ejecutaran la masacre del 11 de noviembre de
1988, así como a miembros del Batallón Bomboná para la masacre de agosto de 1983.
En tercer lugar, el MRN no era una etiqueta para enmascarar acciones expedicionarias de grupos
paramilitares del Magdalena Medio y Córdoba por ser el Alto Nordeste un corredor territorial entre éstas.
Razones socioeconómicas y estructurales de larga duración incidieron para que ninguna de las dos
estructuras paramilitares decidiera implantarse o incursionar en la región antes de 1999.
LOS DAÑOS E IMPACTOS DE LA VIOLENCIA POLÍTICA
En Segovia y Remedios, durante el periodo 1982–1997, fue recurrente la violencia contra la población civil,
especialmente dirigida a la oposición política. En el caso de las grandes masacres, estas la ejercieron redes
criminales que fueron articuladas por miembros activos de la Fuerza Pública que operaban en la región, en
asociación con grupos paramilitares y civiles en calidad de promotores, facilitadores o sicarios. Como resultado
de esta violencia crónica y de la recurrencia al terror en la región, se coartaron el ejercicio pleno de la
Slide ciudadanía, los procesos democráticos y el disenso en medio de la guerra. Se trata de la pérdida de la pluralidad
3 política y la limitación del ejercicio de la democracia a través de la violencia, lo cual se manifiesta en:
La desintegración de procesos organizativos comunitarios y partidistas
La imposibilidad del ejercicio de los derechos políticos democráticos para elegir o ser elegido a través
del mecanismo electoral
La imposibilidad del ejercicio del derecho a la libre expresión con la proscripción de las manifestaciones
106
públicas de protesta social
La organización popular en sus diversas manifestaciones, de carácter político como el Partido Comunista, el
MOIR, la Unión Patriótica, A Luchar; o de carácter social como las Juntas Cívicas, los sindicatos de la Frontino,
del municipio, del magisterio, los comités de Derechos Humanos, así como las organizaciones comunitarias en
barrios y veredas, constituyeron el blanco privilegiado de la violencia.
La violencia política que se expresó en grandes masacres, pero también en asesinatos selectivos y
desapariciones forzadas, estuvo dirigida a aconductar políticamente a la sociedad regional, buscando castigar
sus preferencias electorales, sus proyectos organizativos, políticos y sociales, e impedir el ejercicio del gobierno
local por parte de fuerzas políticas alternativas.
En el caso de la Unión Patriótica surgida de negociaciones de paz, las garantías firmadas en el papel para
permitir su participación política y su ejercicio de gobierno, se encontraron en la región con la realidad del
estigma reproducido por sectores tradicionales y de ideología contrainsurgente, el cual se tradujo en terror y
exterminio.
Este proceso de violencia política contra la población civil en la región ha silenciado las voces disidentes,
empobreciendo y desdibujando los procesos democráticos ante la imposibilidad de gestar proyectos políticos
alternativos. El resultado es un desarrollo unidireccional y excluyente, que deja irresueltos los conflictos sociales
que dan origen a la disidencia y oposición política. En palabras de las víctimas, «lo más triste es que se acabó
con un proyecto de sociedad». Remedios y Segovia son ilustrativos de la forma como la violencia política
sistemática contra la población civil restringe los procesos democráticos y las posibilidades para hacer oposición
política en medio de la guerra.
El proceso reconstruido en clave de memoria histórica ilustra el daño político causado por la violación crónica
de los derechos humanos fundamentales a la vida e integridad personal. Se trata de la pérdida de la pluralidad
política y la limitación del ejercicio de la democracia a través de la violencia, que se manifestó en la
desintegración de procesos organizativos comunitarios y partidistas, la imposibilidad del ejercicio de los
derechos políticos democráticos para elegir o ser elegido a través del mecanismo electoral, y la imposibilidad
del ejercicio del derecho a la libre expresión con la proscripción de las manifestaciones públicas de protesta
107
social. Los sobrevivientes lo condensan de la siguiente forma: «cambiamos nuestros proyectos de vida para
conservar nuestras vidas».
Por otra parte, este daño político estuvo acompañado inexorablemente de otro tipo de impactos. A esto se
sumó el daño social relacionado con el colapso de las relaciones comunitarias como consecuencia del miedo y la
desconfianza generalizada, así como el desarraigo causado por el desplazamiento forzado y en algunos casos la
renuncia a la actividad política. La reunión de los daños políticos y sociales volvió precaria la supervivencia de
las víctimas, lo que se puso de manifiesto en la desestabilización psicosocial, el empobrecimiento y la ruptura de
los proyectos de vida en individuos, familias y comunidades de Remedios y Segovia.
Por otra parte, un impacto importante de la cronicidad de la violencia en la región fue el silenciamiento de las
expresiones de memoria de los hechos, especialmente de aquellas iniciativas cuyos contenidos se centraron en
la reivindicación de un proyecto político alternativo y en la identidad política de las víctimas. Estas iniciativas se
construyeron en medio de la guerra y fueron borradas. Allí la memoria se convirtió en la continuación de la
política para una izquierda que buscaba en ésta una forma de resistir a las embestidas de la guerra y el terror.
Por ello, suprimir estas iniciativas fue parte central del exterminio del proyecto político alternativo.
Valla Conmemorativa de los 7 años de la masacre del 11 de
noviembre de 1988, ubicada en las afueras del área urbana
de Segovia, noviembre de 1995. Posteriormente removida Mural Conmemorativo de los 7 años de la masacre del 11
por la Fuerza Pública. Autor fotografía: Gearóid Ó de noviembre de 1988, ubicado en la Casa Parroquial de
Loingsigh Segovia, noviembre de 1995. Posteriormente borrado por
(insumo digital TIFF: Multimedia/Los Daños e la Fuerza Pública. Autor fotografía: Gearóid Ó Loingsigh.
108
Impactos/Foto 1) (insumo digital TIFF: Multimedia/Los Daños e
Impactos/Foto 2)
Mural Conmemorativo de los 7 años de la masacre del 11 de noviembre de 1988, ubicado en el Palacio
Municipal de Segovia, sede de la Alcaldía, noviembre de 1995. Posteriormente borrado por la Fuerza Pública.
Autor fotografía: Gearóid Ó Loingsigh
(insumo digital TIFF: Multimedia/Los Daños e Impactos/Fotos 3 y 4)
Otro de los principales impactos consiste en reconocer a una región y un periodo de nuestra historia reciente
que se pretenden en el olvido. Con el esfuerzo de construir memoria histórica se rescata una región que ha sido
olvidada o relegada institucionalmente, académicamente, periodísticamente, tanto en el departamento de
Antioquia como en el país, sin importar su fortaleza productiva alrededor del oro y su fortaleza política como
uno de los centros de mayor dinamismo de la movilización y protesta social entre 1985 y 1995 en toda la nación.
El dramático abandono político e institucional se evidencia en la precariedad en materia de garantías para la no
repetición de los hechos violentos, en la ausencia de programas para la adecuada atención de las necesidades
materiales y psicosociales de las víctimas y comunidad afectada, y en la carencia de infraestructura para el
adecuado goce de bienes y servicios públicos primarios para la población.
Los impactos de la violencia sobre las comunidades del Alto Nordeste antioqueño se han prolongado y
profundizado debido a la continuidad de la violencia en la región. Esta se reeditó después de 1997 con el
incremento de la violencia guerrillera en 1998 y posteriormente con el establecimiento del Bloque Metro de las
AUC en el año 2000 y el Bloque central Bolívar en 2003 como cambios propios de la expansión de la segunda
generación paramilitar. Desde 2008 se presenta la violencia ejercida por las bandas emergentes como “Los
109
Urabeños” y “Águilas Negras” así como bandas de narcotraficantes como “Los Paisas” y “Los Rastrojos”.
La justicia a medio camino
El proceso de violencia política en el Alto Nordeste antioqueño fue acompañado por actuaciones parciales y
limitadas de la justicia que no han permitido la satisfacción oportuna del derecho de las víctimas a la justicia, la
verdad, la reparación y la no repetición.
En el campo penal, para las masacres de 1988 y 1996 se profirieron sentencias condenatorias, mientras que la
impunidad es un factor compartido en las masacres de 1983 y 1997. Cuando la justicia penal ordinaria falló
contra los victimarios (1988 y 1996), los procesos penales se demoraron en proferir sus primeras sentencias: en
el caso de 1988 las víctimas tuvieron que esperar casi 16 años, y en el caso de 1996 pasaron 11 años para que
una parte de sus derechos les fuera satisfecha en algún grado. De otro lado, las actuaciones del campo
disciplinario respecto a las faltas de los miembros de la Fuerza Pública en la masacre de 1988 no se ajustaron a
la gravedad de los hechos, mientras que no hubo ningún fallo en relación con los hechos de 1983, 1996 y 1997.
Así mismo, la justicia penal militar no profirió fallo alguno por la actuación de miembros de la Fuerza Pública
(acción u omisión) en las cuatro masacres.
En conjunto, existen carencias en la investigación y en las decisiones judiciales que afectan el adecuado
reconocimiento y restablecimiento de los derechos violados. Se requieren, entonces, de medidas adicionales de
justicia y reparación en función de los daños causados.
CONTEXTO REGIONAL DEL ALTO NORDESTE ANTIOQUEÑO
El modelo de desarrollo minero exportador ha sido privilegiado en muchas regiones de Colombia, algunas con
una historia que se remonta a la Colonia. Esta forma productiva, especialmente en su modalidad de enclave de
empresa extranjera, ha favorecido la inserción en la economía mundial sobre la articulación territorial tanto al
Slide
mercado nacional como al Estado, generando en las regiones fuertes desigualdades entre las empresas de
4
extracción industrial y las poblaciones de trabajadores cuyas condiciones de vida no reflejan la riqueza producto
de la actividad extractiva o del transporte minero energético. Esto significa la emergencia de un conflicto social
agudo y permanente.
En este sentido, la extracción de oro y el transporte del petróleo han determinado históricamente al Nordeste
110
antioqueño (Remedios y Segovia). La minería industrial de la Frontino Gold Mines durante todo el siglo XX y el
paso del oleoducto Colombia construido por OCENSA desde la segunda mitad de la década de 1980, generaron
conflictos sociales y políticos que fueron afrontados por la organización popular en la región, a través de
expresiones partidistas como la Unión Patriótica o sociales como las Juntas Cívicas y los Comités de Derechos
Humanos, cuyos procesos organizativos y expresiones públicas fueron quedando progresivamente insertos en el
conflicto armado.
Entre 1982 y 1997 estos municipios vivieron un periodo de intensa agitación política. Los conflictos sociales
producidos por el auge del oro de principios de los años 1980 y el acelerado crecimiento demográfico, causantes
de carencias de bienes públicos y de vivienda, derivaron en un movimiento social liderado por el sindicalismo de
la región y las organizaciones cívicas, cuya protesta pública empezó a sentirse fuertemente desde 1985. En este
periodo se conformó la Unión Patriótica (UP), que en la región recogió el trabajo previo de larga tradición del
Partido Comunista (PC). Desde la apertura electoral en 1986, fruto de la descentralización político
administrativa del Estado, tanto la UP como el movimiento social regional se transformaron en actores
determinantes del proceso electoral y la protesta social, convirtiéndose en blanco particular del escalamiento
de la violencia del conflicto armado.
Como resultado de esta violencia crónica y de la recurrencia al terror en la región, se coartaron el ejercicio pleno
de la ciudadanía, los procesos democráticos y el disenso en medio de la guerra. Aunque los actores y la forma
de la guerra cambiaron después de 1998, ésta se perpetúa hasta la actualidad cuando al tiempo que se
reconfigura el crimen organizado y el paramilitarismo, se reactualiza el modelo de minería de empresa
extranjera con la venta de la Frontino Gold Mines a la Medoro Resources, conformando la nueva Gran Colombia
Gold Corp.
Así, Segovia y Remedios nos plantean los conflictos de un desarrollo de enclave minero de empresa extranjera
tanto pasado como presente, y que renuevan la vigencia de esas búsquedas alternativas que quedaron
suspendidas en medio del terror y el exterminio.
La desarticulación territorial y la explosión demográfica del Alto Nordeste Antioqueño (hipervínculo con el
Slide 4.1)
111
La minería del oro en las décadas de 1980 y 1990 (hipervínculo con el Slide 4.2)
La crisis social (hipervínculo con el Slide 4.3)
El conflicto político (hipervínculo con el Slide 4.4)
Trayectoria de los Actores Armados en el Alto Nordeste Antioqueño (hipervínculo con el Slide 4.5)
La desarticulación territorial del Alto Nordeste Antioqueño
La conformación territorial del Alto Nordeste Antioqueno (Remedios y Segovia) está relacionada
históricamente con la explotación del oro, primero con la fundación de Remedios en 1560 producto de la
colonización aurífera temprana de los españoles. Mientras que Segovia, municipio que se desprende de
Remedios, presenta un primer poblamiento en 1865, a partir de colonización espontánea de personas
procedentes de Remedios que se consolida con la llegada en 1868 de la Compañía Francesa de Segovia,
primera empresa minera extranjera.
En el siglo XX el Alto Nordeste Antioqueño se desarrolló alrededor del enclave minero de la Frontino Gold
Mines. Así mismo, la región no se articuló fuertemente al mercado departamental con centro en Medellín
constituyéndose en una de las periferias, como frontera agraria abierta que se colonizó tardíamente bajo
Slide
presupuestos económico–políticos totalmente distintos a los del proyecto original, la cual fue acompañada
4.1
por su exclusión del proyecto político y socio cultural antioqueño.
En estas condiciones, el Alto Nordeste Antioqueño pertenece a “la otra Antioquia”, la que se encontraba sólo
a 230 kilómetros de Medellín, pero cuyo viaje duraba dos días en mula en la década de 1920 y 10 horas en
bus intermunicipal en 1997. La que se configuraría desde la mitad del siglo XX en territorio de refugio social,
político y militar (guerrillas liberales, luego revolucionarias), mientras que las instituciones estatales se
construían en medio de la precariedad de recursos y legitimidad.
Se trata, del mismo modo, de una región cuya diferencia ha sido representada desde la Antioquia central por
medio de la consolidación de una serie de estereotipos propios de lo marginal, de tal forma que el Alto
Nordeste ha sido asociado primero como pueblo de brujas, posteriormente como pueblo de guerrilleros, para
finalmente ser representado como pueblo de “paras”.
112
La explosión demográfica
Durante el período 1982‐1997, la población del Alto Nordeste Antioqueño presentó una dinámica de
crecimiento inédita propiciada por el auge de la extracción del oro. Esto representó un aumento del 55,4% de
la población regional entre 1973 y 1993. Esta población se concentró en las áreas urbanas de la región,
principalmente en las cabeceras municipales de Segovia y Remedios, así como en los centros poblados de los
corregimientos La Cruzada y Santa Isabel del municipio de Remedios. De esta manera, el crecimiento
poblacional configuró una importante red urbana regional.
C r e c im ie n to d e la p o b la c ió n d e l A lto N o r d e s te 1 9 7 3 -2 0 0 5
F u en te: D A N E - P ro cesa d o p o r M H
7 0 .0 0 0
6 0 .0 0 0
se
t
n 5 0 .0 0 0
at
i
b
a
h 4 0 .0 0 0
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or
e 3 0 .0 0 0
m
ú
N
2 0 .0 0 0
1 0 .0 0 0
0
C e n so 1 9 7 3 C e n so 1 9 8 5 C e n so 1 9 9 3 C e n so 2 0 0 5
R e m e d io s 1 5 .3 1 4 1 7 .7 3 6 1 5 .4 2 8 2 2 .7 6 9
S e g o v ia 1 2 .2 0 3 2 0 .8 6 2 2 7 .3 4 4 3 5 .0 7 1
T o ta l r e g i o n a l 27517 38598 42772 57840
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La explosión demográfica/Gráfico 1)
113
Crecimiento de la población del municipio de Segovia 1973-2005
Fuente: DANE - Procesado por MH
30.000
se
t 25.000
n
a
ti
b 20.000
a
h
e 15.000
d
o
re
10.000
m
ú
N 5.000
0
Censo 1973 Censo 1985 Censo 1993 Censo 2005
Segovia cabecera 9.976 14.854 24.834 28.048
Segovia resto 2.227 6.008 2.510 7.023
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La explosión demográfica/Gráfico 2)
Crecimiento de la población del municipio de Remedios 1973-2005
Fuente: DANE - Procesado por MH
16.000
se 14.000
t
n 12.000
tá
i
b 10.000
a
h 8.000
e
d
o 6.000
re
m 4.000
ú
N 2.000
0
Censo 1973 Censo 1985 Censo 1993 Censo 2005
Remedios cabecera 2.537 4.115 5.573 8.112
Remedios resto (Incluye los centros
poblados de Santa Isabel y La 12.777 13.621 9.855 14.657
Cruzada)
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La explosión demográfica/Gráfico 3)
La información censal del período 1973‐2005 enseña un crecimiento heterogéneo de población de la región.
De hecho, revela importantes diferencias espaciales para el período intercensal 1985‐1993. En este período,
la población total de Remedios decrece, fenómeno que fue impulsado por una disminución notable de la
114
población que habitaba en la zona rural. De forma simultánea, este mismo fenómeno se presenta en Segovia,
lo cual hace evidente una fuerte emigración rural, pues este municipio no presenta importantes centros
poblados fuera de la cabera municipal. Las fuentes documentales y testimoniales indican que el crecimiento
sostenido de la población urbana se debió tanto a la continua inmigración interregional propiciada por el
auge minero, como a la recepción de la población rural desplazada forzadamente producto del conflicto
armado.
La minería del oro en las décadas de 1980 y 1990
Los municipios de Segovia y Remedios se desarrollaron alrededor de la economía extractiva del enclave
minero. La especialización productiva conllevó a que otras actividades como la agropecuaria y el comercio
fueran subsidiarios a la minería. La minería aurífera en el Alto Nordeste Antioqueño es un proceso extractivo
socialmente complejo, con dos tipos de actores interrelacionados: la minería industrial, representada por la
empresa Frontino Gold Mines (FGM) y la minería informal de emprendimientos colectivos o individuales.
Ambos modelos fueron quedando insertos dentro de las lógicas del conflicto armado, especialmente después
de 1997.
La Frontino Gold Mines
Slide La empresa surge hacia 1854 de
capital extranjero inglés, y su
4.2
importancia se evidencia a finales
del Siglo XIX, cuando la Bolivia and
Frontino Gold Mining Company era
una de las cinco más importantes
empresas del país. En 1910 la
corporación norteamericana
“International Mining Corporation”
compró a los ingleses todos sus
derechos y simplificó su nombre a
Frontino Gold Mines (FGM),
emprendiendo así un proceso de Escudo de la Frontino Gold Mines, Segovia. Cortesía de
modernización de sus tecnologías y Alfonso Villa
(i di it l JPEG M lti di /El C t t /G l í /F t
115
de su administración. La segunda mitad de la década de 1970 significó para la empresa, y para la región, el
final del patronato extranjero. Después de extraer mineral ininterrumpidamente desde la década de 1940 y
sacar una parte de la producción de contrabando, y ante la necesidad de reinversión en bienes de capital y el
incremento del pasivo pensional, el capital norteamericano decide declarase en bancarrota y negocia la
entrega de la empresa al Estado colombiano y a sus acreedores (trabajadores y pensionados). Desde 1977
entra formalmente en concordato y una junta nacional asume la dirección y administración de la empresa
minera.
Para las décadas de 1980 y 1990 la minería industrial de la FGM era una actividad tecnificada que abarca el
proceso de extracción, beneficio y refinación de oro y plata. Además, la empresa contaba con un componente
administrativo y de servicios (salud y educación) y otro agropecuario que se volvió marginal en las décadas
de 1980 y 1990.
La década de 1980 comenzó en una situación precaria: de los 1.346 trabajadores de la empresa en 1960,
quedaban 607 y la maquinaria necesitaba reparación y recambio. Sin embargo, el alza en los precios
internacionales del oro posibilitó la inversión en bienes de capital y el avance en la exploración, lo cual rindió
frutos en la segunda mitad de la década volviendo a fortalecer a la empresa, que para 1986 contaba con 850
empleados, para 1993 con 1.092, y con 1.200 trabajadores para el final de la década en 1999.
116
La minería informal
La minería informal del oro en las décadas
de 1980 y 1990 estaba conformada por el
conjunto de la pequeña minería. Se le
caracteriza de manera amplia porque no
tiene títulos de propiedad ni derechos de
explotación, lo cual genera conflictos con
la FGM que es la poseedora de estos
derechos. Las formas de explotación no
industriales son múltiples y varían entre
sí.
Por un lado, existían emprendimientos
colectivos generalmente denominados
minería de apogeo o tierreros. Estas
explotaciones presentan una
mecanización parcial tradicional y en Actividad del barequeo, práctica minera informal y
algunos casos son actividades no marginal de la región. Autor fotografía: Gearóid Ó
mecanizadas como los primeros tierreros Loingsigh
que realizaban los barequeros. De forma (insumo digital JPEG: Multimedia/El
similar se organizaba la minería de aluvión de retroexcavadora que se presentaba en la zona rural del Alto
Nordeste.
Por otra parte, existía el emprendimiento minero individual. En este tipo de minería se ubican los
machuqueros y los chatarreros o barequeros (en este caso es mazamorreo), que son los actores de las
prácticas mineras informales y marginales en la región. El machuquero es el minero que entra ilegalmente a
la mina de la FGM y permanece bajo tierra varias semanas en los socavones inactivos extrayendo mineral de
manera artesanal. Una vez logra recoger una mina aceptable, sale clandestinamente de los socavones, lleva el
mineral a beneficiar a un entable y vende el producto en una compra de oro. Esta práctica surgió
paralelamente a la conformación y consolidación de la FGM y ha sido históricamente legitimada por las
comunidades de Segovia y Remedios.
117
Por otra parte, el barequeo (mazamorreo), como práctica de minería, se lleva a cabo con batea en los
sedimentos de los ríos, es el emprendimiento individual más artesanal y no existe una diferencia sustancial
de las prácticas coloniales. Sin embargo, en el caso del Alto Nordeste durante las décadas de 1980 y 1990, se
trata de una práctica marginal que se realiza en las corrientes de agua o en los sitios en los cuales se
depositan los residuos del beneficio del mineral de veta de la FGM o de los entables particulares. A esta
actividad de extracción de mineral de los residuos se le denomina comúnmente chatarreo y a quien la realiza
chatarrero o barequero.
Arreglos informales: El güevero
El güevero comenzó tempranamente como una práctica de economía moral por parte de los mineros de la
FGM. Se trataba de la extracción subrepticia de mineral de los frentes de trabajo.
Para realizar esta operación los mineros recogían una buena mina en una bolsa, la cual colocaban bajo sus
genitales. De ahí el nombre de güevero. Una vez lograban sacar el material de la mina, los mineros lo
beneficiaban en un entable particular y vendían el producto en una compra de oro, convergiendo de esta
forma al mercado informal del oro en la región.
Esta práctica escondida estuvo articulada a acciones de resistencia de clase de carácter público, como la
actividad sindical. En este sentido, uno de los logros sindicales históricos fue la restricción de la requisa del
área genital de los mineros, argumentando pudor, y de la restricción a quitar cascos y botas al salir de la
mina, argumentando problemas de salud. Fue así como la bolsa de mina salió más fácilmente en las botas,
bajo el casco, o colgada en los genitales.
Eventualmente a la bolsa pequeña con material para beneficio se le denominó genéricamente güevero, como
también a la práctica general “sacar un güevero”. Así mismo, durante la década de 1980 ésta dejó de ser sólo
una práctica de resistencia a la patronal, más tolerada por el patrón extranjero que por el patrón nacional, y
el objeto mismo se transformó en un don, un bien que vincula a establecidos y forasteros o, en otros casos, al
minero afortunado y los sectores de la comunidad con necesidad de recursos, en el establecimiento de
relaciones de reciprocidad y solidaridad.
118
En medio del auge del oro, 1984‐1990, las familias recién llegadas al Alto Nordeste recibían de algún minero
un güevero que la familia beneficiaba y vendía en la compra de oro. Con esto se aseguraba la supervivencia
de quienes lo recibían, por lo menos hasta que uno o varios de sus miembros se engancharan en la labor
minera. Igualmente, algunos líderes sociales acudían al güevero para conseguir algún dinero, necesario para
solventar algunos gastos comunales como elementos para las escuelas.
De esta manera, el güevero se constituyó en principio en el símbolo oculto de la resistencia obrera, y
posteriormente de la capacidad de incorporación del forastero a la comunidad minera en el Alto Nordeste
antioqueño.
El ciclo productivo del período y el conflicto social
El período 1982‐1997 en el Alto Nordeste
Antioqueño evidencia un ciclo de la
producción de oro. El gran auge de la
producción de oro comienza en 1984 y
termina en 1993, con el pico de
producción del período en el año 1988. Los
precios del oro disparados en 1980
descienden progresivamente en el
transcurso de la década. Sin embargo, este
evento inicial fue lo suficientemente
fuerte como para provocar una migración
masiva de población trabajadora, la cual
llegó al Alto Nordeste en busca de fortuna
con el oro.
Este nuevo contingente impulsó el Monumento al Minero. Parque Central de Segovia.
crecimiento de la producción informal Fuente: Memoria Histórica
hasta que una nueva serie de condiciones (insumo digital JPEG: Multimedia/El
cambió todo el contexto productivo. En C t t /G l í /F t 3)
primer lugar, el precio del oro cae haciendo menos rentable su extracción. En segundo lugar, las vetas de fácil
acceso fueron explotadas de forma predatoria. En tercer lugar, la FGM amparándose en una nueva legislación
119
minera presiona legalmente a la minería informal, lo cual incluyó desalojos y la coerción de la Fuerza Pública.
En cuarto lugar, en la dinámica del conflicto armado, el Ejército restringió el acceso de los mineros a los
explosivos, limitando así las posibilidades de emprendimiento de la minería de apogeo.
De esta forma, se configuraron unas nuevas condiciones de escasez que modificaron las relaciones entre la
minería formal e informal, dando al traste con décadas de precario equilibrio en los arreglos informales entre
las distintas minerías. Así, la producción informal cae desde 1990 y gran parte de la población establecida
durante el auge se encontró desocupada y sin alternativas laborales, situación que haría parte fundamental
de los reclamos de la movilización popular en la región entre 1991 y 1993, y cuya problemática se haría cada
vez más crítica, hasta explotar en el año 2000.
La crisis social
El crecimiento poblacional —asociado a la inmigración atraída por el auge del oro— produce nuevas
condiciones sociales en las concentraciones urbanas, las cuales prácticamente doblan sus poblaciones
durante el período 1982‐1997. Dos grandes implicaciones se desprendieron de este proceso: el incremento de
conflictos por presiones territoriales y la conformación de nuevas dinámicas de integración y diferenciación
Slide
sociales.
4.3
De esta forma, surgen nuevas necesidades como las demandas de vivienda y servicios públicos domiciliarios
que no fueron atendidas apropiadamente, especialmente el saneamiento básico (ver gráficas). Así mismo,
aumenta en cifras absolutas la escasez de bienes públicos como infraestructura, salud y educación. De este
modo, la política regional del período giró alrededor del conflicto proveniente de esta insatisfacción,
interpelando permanente al Estado.
120
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La crisis social/Gráfico 1)
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La crisis social/Gráfico 2)
121
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La crisis social/Gráfico 3)
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La crisis social/Gráfico 4)
Estas nuevas demandas sociales no fueron suplidas efectivamente por el Estado, lo que significó que la
solución parcial a estas nuevas necesidades fuera una mezcla de intermediación política y autogestión. La
122
demanda de vivienda fue solucionada por la vía de las invasiones. La toma de tierras urbanas fue atendida
primero por el Partido Liberal en los primeros años de la década de 1980, especialmente en Segovia con el
Barrio José Antonio Galán o invasión de El Tigrito. Para la segunda mitad de esta década, nuevos actores
tomaron su lugar como intermediarios, fue así como la UP, las FARC y el ELN, promovieron nuevas
concentraciones informales en las áreas urbanas de Segovia y Remedios como los barrios 20 de Julio, 7 de
julio, Camacol, La Paz, 13 de Mayo y Santa Marta.
Por otra parte, se conformaron sociedades periféricas donde convergían muchos individuos en la búsqueda
de ventajas que le permitieran mejorar sus condiciones económicas y sociales, y donde la regulación social
era precaria. Las invasiones eran empresas colectivas entre desconocidos recién llegados, sin vínculos de
parentesco, compadrazgo o vecindad que configuraran una cohesión social, razón por la cual los conflictos en
su ocupación y construcción eran frecuentes. Esto generó conflictos entre establecidos y forasteros, así como
entre los forasteros mismos en el proceso de asentamiento. Lo anterior propició la regulación del orden social
por parte de intermediarios, especialmente de los actores armados, en la resolución de disputas por predios,
linderos y conflictos de convivencia producto de las nuevas relaciones de vecindad.
El conflicto político
El período 1982‐1997 en el Alto Nordeste antioqueño atestiguó cambios políticos importantes que provenían
de un nivel nacional pero que al articularse con los cambios locales generaron características particulares.
Entre los cambios claves para la región se encuentran: la crisis de representación del bipartidismo tradicional
y particularmente del modelo clientelar, así como la implementación de políticas que propendían por una
democratización para la superación de la confrontación armada: el proceso de paz del gobierno Betancur que
propiciaba la apertura del régimen con la conformación de la UP y su ingreso a la competencia electoral, así
Slide La línea de tiempo debe
como la modernización del Estado a través de la descentralización político‐administrativa consolidada con la
4.4 ser interactiva.
Constitución Política de 1991.
La combinación de estos cambios tiene resultados particularmente transformadores y desestabilizadores de
los intereses políticos previamente constituidos en las regiones, especialmente críticos en el caso de la
elección popular de alcaldes. Estos cambios fueron acompañados por la emergencia de la movilización social
y quedaron enmarcados en la lógica de la guerra.
En el Alto Nordeste la competencia electoral cambió con el proceso de descentralización. Este conllevó la
123
entrada nuevos actores, además de la UP y el Movimiento Cívico, se presentaron pequeños grupos de
políticos locales en alianzas coyunturales. Esto hizo que la presión sobre la vieja clientela liberal fuera más
fuerte, siendo desplazada eventualmente por otras facciones del liberalismo. La violencia política sistemática,
especialmente a través de masacres y asesinatos selectivos, sacó a la UP y el Movimiento Cívico de la
competencia electoral en la región.
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/8 Línea Preferencias Electorales)
Descarga la línea en PDF (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/8 Línea
Preferencias Electorales)
El clientelismo liberal
La década de 1970 representó para el Alto Nordeste la consolidación de Cesar Pérez García como una nueva
figura del personal político del liberalismo oficialista en Antioquia. Natural del corregimiento La Cruzada, en
Remedios, Pérez García hizo su carrera política en Medellín para proyectarse posteriormente hacia la región:
124
fue Representante a la Cámara por Antioquía y llegó a presidir esta corporación.
El Alto Nordeste representaba un pequeño porcentaje de los votos totales de la lista: para las elecciones de
1978 el 2,5%, para 1982 el 1,4%, y para 1986 el 0,9%, de tal forma que el volumen de esta votación regional
no era determinante en el conjunto departamental. A pesar de esto, Cesar Pérez García construyó una
clientela en la región. Aprovechando la identidad de partido, desde los directorios liberales oficialistas de
Segovia y Remedios, Pérez García y un grupo de políticos locales leales controlaban los recursos públicos y el
acceso a la burocracia municipal en la región, especialmente en Segovia, en el período comprendido entre la
segunda mitad de la década de 1970 y la primera mitad de la década de 1980. Además, Pérez García utilizaba
sus recursos privados como las becas en la Universidad Cooperativa de Colombia para el mantenimiento de
las relaciones clientelares, aprovechando el déficit educativo de la región.
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/El clientelismo liberal/Gráfico 1)
125
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/El clientelismo liberal/Gráfico 2)
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/El clientelismo liberal/Gráfico 3)
126
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/El clientelismo liberal/Gráfico 4)
127
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/El clientelismo liberal/Gráfico 5)
128
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/El clientelismo liberal/Gráfico 6)
La entrada de la UP en la competencia electoral para 1986 provocó una crisis en las relaciones clientelares de
la región, los resultados electorales le daban una importancia renovada a la relación entre identidad
partidista y lealtad electoral. La pérdida de las mayorías de los consejos y la asignación de alcaldes de la UP
en Segovia y Remedios fue un primer momento crítico para el dominio de la red liberal en la región.
Sin embargo, fue para las elecciones de 1988 que la crisis de la red clientelar se profundizó, tanto por la
incapacidad redistributiva como por el paso del voto de clientela al voto de opinión que propició la campaña
de la UP, dando paso a la derrota de los liberales en los comicios de ese año. No obstante, la ruptura
definitiva de la red clientelar de Cesar Pérez en el Alto Nordeste se presentó cuando la gente relacionó su
nombre con la masacre de Segovia del 11 de noviembre de 1988. Posteriormente, la recomposición de la red
clientelar y su reinstalación en el poder fue un proceso complejo de avances y retrocesos que se prolonga
hasta 1997.
La Unión Patriótica (hipervínculo con el Slide 4.5.1)
129
La movilización social (hipervínculo con el Slide 4.5.2)
La Unión Patriótica
En el Alto Nordeste la conformación de la UP se presentó durante una coyuntura importante de cambio
productivo y social debido al ciclo aurífero. Además, en términos políticos, abrió un espacio importante para
la participación electoral no tradicional, la cual se movilizó ante una perspectiva de cambio frente a la
persistencia de la precariedad social durante la hegemonía de las facciones del Partido Liberal. Un ex‐alcalde
liberal independiente de Remedios lo resume así: “La UP sube porque la gente pedía cambio”.
El trabajo político, la gestión pública y los logros electorales de la UP en el Alto Nordeste durante el período
4.5. La línea de tiempo debe
1985‐1994, hacen parte de una dinámica política regional que se complementa con el desarrollo de la
1 ser interactiva.
movilización social. La conformación de la UP se desarrolló a partir de una convergencia política amplia
encabezada por militantes del Partido Comunista (PC), líderes comunitarios y disidentes de los partidos
tradicionales.
Su éxito electoral estaba ligado al movimiento social, al trabajo de larga duración del PC tanto en la Frontino
Gold Mines como entre campesinos y mineros informales, y al desgaste del liberalismo tradicional y la
ineficacia de su red clientelar. Consiguió las mayorías de los concejos municipales en 1986 y 1988 en Segovia,
y en 1986, 1988 y 1990 en Remedios. Así mismo, consiguió las alcaldías de Segovia en 1988 y Remedios en
1988 y 1992, esta última en coalición con el Movimiento Cívico.
130
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La Unión Patriótica/Gráfico 1)
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La Unión Patriótica/Gráfico 2)
131
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La Unión Patriótica/Gráfico 3)
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La Unión Patriótica/Gráfico 4)
132
(insumo digital Microsoft Excel: Multimedia/El Contexto/Gráficos/La Unión Patriótica/Gráfico 5)
Como respuesta a las condiciones sociales y políticas de la región, la acción política de la UP se desarrolló a
partir de tres tipos de acciones: trabajo sobre el acceso a bienes públicos y vivienda, generación de empleo a
través de la ampliación de la nómina municipal y trabajo político con la población sin distinción de su origen
político. Actualmente en la región aún se recuerdan como positivas las gestiones de los gobiernos locales de
la UP.
La participación de la UP en la competencia electoral en el Alto Nordeste no sobrevivió a la violencia. Desde
1987, fruto del éxito electoral de 1986, se desarrolló un exterminio que se prolongó hasta 1997 en la región.
Este costó la vida de al menos 33 dirigentes, entre los que se encontraron 2 alcaldes y tres concejales. En este
contexto la masacre del 11 de noviembre de 1988 tendría como objetivo castigar a toda la población por el
éxito electoral de la UP, mientras que la masacre del 2 de agosto de 1997 en Remedios fue el momento
culminante del exterminio de la UP en el Alto Nordeste, en ella fue torturado y asesinado Carlos Rojo, dos
veces alcalde de Remedios por la UP, quien en 1988 fue designado ante el asesinato del alcalde electo de la
UP Elkin de Jesús Álvarez en Medellín el 16 de Mayo de 1988, del cual el MRN se hizo responsable
públicamente, y en 1992 cuando fuera cabeza de la coalición de la UP con el Movimiento Cívico.
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/9 Línea Victimización UP 1988)
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Victimización UP 1988)
133
La movilización social
La movilización social en el Alto Nordeste antioqueño fue un proceso de larga duración que respondió a la
presencia histórica del sindicalismo en la región (empleados de la Frontino Gold Mines y trabajadores del
Slide municipio); que dinamizó la construcción de identidades partidistas (relación entre la competencia electoral y
Las líneas de tiempo
4.5. el ejercicio del poder en la conformación de redes clientelares); que empoderó los procesos de apertura
deben ser interactivas.
2 democrática e inclusión ciudadana a nivel local, regional y nacional; y que permitió un avance en la
construcción de un espacio público en la región. Además, con la movilización social una gran parte de las
expresiones de lo político sin acceso a la institucionalidad materializaron sus proyectos, especialmente a
través de la autogestión, convirtiéndose en proveedores de bienes públicos a través de la organización
comunitaria.
134
Para comprender las características de la movilización social en el Alto Nordeste durante el período 1984–
1997, los factores y dinámicas que la hicieron particular, es importante reconstruir la trayectoria de la
organización popular en la región. En este sentido, es posible determinar una periodización que en términos
generales presenta tres momentos distintos de movilización popular:
1919–1963: el origen de la organización popular en el Alto Nordeste se encuentra vinculado a la
implantación del enclave minero de empresa extranjera en Segovia (Company town). Este período se
caracterizó porque la FGM, como centro del enclave, era determinante en la vida de la población. Así,
tanto los trabajadores y sus familias como el comercio local, e incluso la minería informal, dependían
de la actividad de la empresa, de la forma en que ésta establecía las relaciones laborales y de cómo
operaba su seguridad.
1963–1976: este período enseña una nueva ola de organización por fuera de los trabajadores de la
FGM que está relacionado con la construcción regional del PC en el Alto Nordeste. Este trabajo fue
fortalecido posteriormente entre 1977 y 1983, lo que permitió la acumulación de capacidad de
movilización y de capital simbólico, que sería aprovechado por la UP a partir de 1985.
1977–1983: Este período de organización y protesta popular es básicamente el desarrollo del trabajo
realizado durante la década de 1960, especialmente por parte del PC, en la región. Durante este
período el PC se consolidó como partido y se hizo recurrente su presencia en los concejos municipales
a través de diferentes coaliciones, de manera paralela al fortalecimiento de su papel como
dinamizador de la organización social. Paralelamente, este fue el período en el que, brevemente, el
MOIR estableció un trabajo político y organizativo. Este movimiento de orientación maoísta trabajó
tanto a nivel urbano como rural en los dos municipios desde principios de 1977. El trabajo entre los
mineros urbanos se llevó a cabo en Segovia, mientras que en la zona rural de Remedios se
establecieron líderes de las Ligas Campesinas que habían sido desplazados del Magdalena Medio.
1984–1997: Durante el período 1984–1997 se configuró un ciclo de movilización social en el Alto
135
Nordeste antioqueño. Este estuvo marcado por una amplia y diversa organización popular e
importantes manifestaciones de protesta, guiadas por coyunturas y condiciones nacionales y locales‐
regionales. En este sentido, la década de 1980 fue un período de movilización social importante en
toda la nación y tuvo en esta región uno de los focos más dinámicos, aunque, paradójicamente, no
necesariamente uno de los más relevantes ni para el Estado ni para la dirección de la izquierda
nacional en su conjunto.
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/10 Línea Organización y Protesta
Social 1919‐1983)
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Organización y Protesta Social 1919‐1983)
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/11 Línea Organización y Protesta
Social 1984‐1988)
136
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Organización y Protesta Social 1984‐1988)
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/12 Línea Organización y Protesta
Social 1989‐1993)
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Organización y Protesta Social 1989‐1993)
137
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/13 Línea Organización y Protesta
Social 1994‐1997)
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Organización y Protesta Social 1994‐1997)
138
La explosión de la movilización popular: 1984‐1997
Durante la década comprendida entre 1985 y 1995 se presentó un auge de la movilización social en el
Nordeste antioqueño. Este se presentó públicamente en 42 eventos de protesta social registrados por la
prensa que incluyeron manifestaciones como paros cívicos, marchas y foros. El origen de la movilización en la
región tuvo varios componentes: las carencias de bienes públicos como servicios públicos domiciliarios, salud
y educación, así como un gran déficit de vivienda que crecía con el aumento de la población por la
inmigración que produjo la bonanza aurífera y posteriormente por el desplazamiento forzado en las áreas
rurales de ambos municipios.
Esta problemática social cada vez más acuciante produjo diversas respuestas en la sociedad civil,
especialmente la organización social. Organizaciones sociales comunitarias, gremiales, cívicas, de derechos
humanos, convergieron en uno de los movimientos sociales más fuertes del país, sin la publicidad de otros
139
como los del Oriente antioqueño y el Bajo Cauca antioqueño. En este movimiento social convergieron viejos y
nuevos actores políticos, el sindicalismo de industria de la FGM (SINFROMINES), el magisterio (ADIDA), los
trabajadores públicos (SINTRAOFAN), el Movimiento 27 de febrero. Se congregaron en organizaciones
comunitarias como las Juntas Cívicas o en movimientos políticos como la Unión Patriótica y el Movimiento
Cívico. Las Juntas Cívicas trabajaron a partir de la autogestión y autopromoción de las comunidades, mientras
que la UP se organizó como autoridad política participando del gobierno local, al haber ganado las elecciones
de 1986 y 1988 en Segovia y 1986, 1988 y 1992 en Remedios.
Los hombres y mujeres que lideraron este proceso de movilización se constituyeron en las principales
víctimas de la violencia política durante el periodo 1982‐1997. Por lo menos 103 líderes de la movilización
social y política fueron asesinados en esos años en sólo dos municipios: Remedios y Segovia. Para el año de
1997 la movilización social del Alto Nordeste Antioqueño colapsó debido a la violencia letal (masacres y
asesinatos selectivos) y el desplazamiento forzado de sus participantes. La masacre ocurrida en Remedios el 2
de agosto de 1997 en la cual son asesinados el profesor Alberto Lopera líder de la Juntas Cívica y Carlos Rojo 2
veces alcalde de Remedios por la UP, es el momento culminante del exterminio de la izquierda social y
política en la región.
140
ORGANIZACIONES EN EL ALTO NORDESTE ANTIOQUEÑO, 1983‐1997
DE DERECHOS
POLÍTICAS DE TRABAJADORES SOCIALES GREMIALES COOPERATIVAS
HUMANOS
Corporación de
Damnificados
Partido Cooperativa de
11 de SINTRAFROMINES ASOCOMUNAL ASOGREMIOS
Comunista Conductores
noviembre de
1988
Comité de
Derechos Asociaciones de
Movimiento 27 Comité de Cooperativa de
Humanos del SINTRAMIENERGÉTICA Padres de
de Febrero Arrieros Siderúrgica
Nordeste Familia
Antioqueño
Comité de
Asociación de Juntas
Unión Pequeños y Cooperativa
Jubilados de la Municipales de
Patriótica Medianos Don Matías
Frontino Gold Mines Educación
Mineros
Movimiento
Comité
Cívico ADIDA ASONALPECO
Ecológico
(Juntas cívicas)
Comités
Voluntarios de
SINTRAOFAN Veredales de
la Cruz Roja
Barequeros
Comité de
ASMEDAS Grupo Scott
Chanceros
Asociación de
Guías Cívicos
Choferes
Grupos de
Evangelización
Cristiana
Grupos
Juveniles
Asociación de
Mujeres
141
Trayectoria de los Actores Armados en el Alto Nordeste Antioqueño
Trayectoria de las FF.MM.
Durante la mayor parte del siglo XX, la presencia de la Fuerza Pública en el Alto Nordeste antioqueño estuvo
relacionada con el control de situaciones críticas del conflicto social a las que se les dio el tratamiento de
problemas de orden público. En el caso de Segovia respaldó recurrentemente la posición patronal de la FGM
durante las protestas y negociaciones, mientras que la presencia de fuerza nacional (Ejército y/o Policía) se
manifestó en forma discontinua desde la coyuntura de “la masacre de los nacionales” en 1938 hasta el inicio
de la década de 1970.
La región se militarizó a partir de la década de 1970 cuando quedó inserta territorialmente en el desarrollo
nacional de la estrategia contrainsurgente. Esta hizo parte del área de acción de la Operación Anorí, cuyo
objetivo era cercar y acabar al ELN, y en la cual se puso en práctica por primera vez en la región la
combinación de prácticas de cooptación y coerción de la población civil (incluyendo el terror) por parte de las
Slide Fuerzas Armadas. Una vez finalizada la operación, que casi acaba con el ELN, parte de las tropas que
4.6 participaron permanecieron en la región, incluyendo personal del Batallón Bomboná. De esta manera,
durante la primera parte de la década primó el componente militar de la estrategia contrainsurgente en la
implantación de la Fuerza Pública en la región.
En la segunda mitad de la década se implementó el componente cívico militar como complemento de la
fuerza, este se concretaría temporalmente en brigadas cívicas de salud y aseo realizadas por el Batallón
Miguel Antonio Caro. En este mismo período, el Ejército se estableció de modo permanente en la localidad
con la construcción de la base militar en terrenos de la FGM, ubicada entre los cascos urbanos de Segovia y
Remedios. Esta base estaría posteriormente bajo el mando del Batallón No 12 “Batalla de Bomboná” adscrito
a la XIV Brigada durante las décadas de 1980 y 1990.
La FGM, en un primer momento, se comprometería con el sustento logístico de la tropa (alimentación, y
transporte). Así, localmente, la asociación entre la empresa y las Fueras Militares enseñaba un tipo de
vínculos que no son extraños en el contexto nacional: la protección a la inversión extranjera y el intercambio
de seguridad por mantenimiento logístico conforman un modelo históricamente reconocido en Colombia.
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/14 Línea Trayectoria FFMM)
142
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Trayectoria FFMM)
Trayectoria del ELN
La trayectoria del Ejército de Liberación Nacional en el Alto Nordeste Antioqueño es de larga duración y
presenta períodos sucesivos de auge y crisis. Durante la primera fase (1969‐1973), el frente José Antonio
Galán cruza el río Magdalena desde Santander hacia el occidente y comienza a desarrollar trabajo político en
Segovia y Remedios bajo la coordinación de Manuel Vásquez Castaño. En este caso el ELN privilegió el trabajo
político con la población, especialmente campesinos colonos, evitando de manera sistemática el
enfrentamiento con la fuerza pública.
En 1972 comienza un segundo momento enfocado en las labores militares a través de las cuáles se busca
apuntalar el reclutamiento de pobladores locales, en este contexto se realiza la toma simultánea de
143
Remedios, Santa Isabel y Otú, el 6 de enero de 1972, las dos concentraciones de población más importantes
del municipio y el aeropuerto regional . Este período de crecimiento implica también la captación de nuevos
recursos, parte de los cuales se derivaron de secuestros extorsivos de personal extranjero de la FGM.
La segunda fase del ELN en el Nordeste antioqueño es de crisis y prácticamente desaparición (1973‐1982). En
1973 el ELN deja la región con miras de reunirse en el Bajo Cauca, la respuesta de la Fuerza Pública fue la
Operación Anorí que deja al ELN en una situación precaria, solo un pequeño grupo sobrevive a la Operación y
algunos logran resguardarse en Remedios, donde se había llevado a cabo con anterioridad un trabajo político.
En la región sólo queda un pequeño grupo al mando de “René”, el cual desaparece después de la asamblea de
Anacoreto en 1974.
El siguiente período 1983‐1986 se caracterizó por el regreso y fortalecimiento del ELN en el Nordeste. Al final
del período estaban operando en las áreas rurales de Segovia y Remedios tres frentes: José Antonio Galán,
Compañero Tomás, Héroes de Anorí, y una compañía: Compañía Anorí. Al igual que las FARC después de la VII
conferencia, el ELN intenta dar el paso hacia a una guerra de posiciones. Sin embargo la actividad militar
registrada durante el período, en términos de violencia letal, es bastante limitada.
Posteriormente vendría el período de mayor auge del ELN en el Nordeste Antioqueño entre 1987 y 1997.
Durante éste se concreta localmente la nueva dirección política y militar del ELN a nivel nacional: La política
“petrolera” o de regulación de las actividades extractivas (oro y petróleo) como forma de financiación junto
al secuestro extorsivo; la construcción del “poder popular” a partir de la inserción amplia en la política formal
y en la organización social; y la conformación de alianzas militares con otros grupos insurgentes (UC‐ELN,
CNG, CGSB). Esto significó que en este período hubiera un ascenso en el trabajo político con la población, en
el reclutamiento y en las acciones militares.
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/15 Línea Trayectoria ELN)
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Trayectoria ELN)
144
Trayectoria de las FARC
La trayectoria de las FARC en el Alto Nordeste antioqueño es posterior a la del ELN, llega a la zona como
consecuencia del movimiento de su IV Frente que combatía en el sur del Magdalena Medio durante la década
de 1970. Es así como «en un proceso acelerado de crecimiento, del IV frente se pasa a la creación de cinco
frentes más, lo que permite su desplazamiento hacia Puerto Berrío y, de allí hacia el Nordeste y Bajo Cauca
antioqueño».
En una primera etapa, al comenzar la década de 1980, el arribo de las FARC a un territorio histórico del ELN se
realizó mientras éste último se encontraba en un momento de reestructuración, facilitando el proceso. En la
llegada del IV Frente a las áreas rurales de Segovia y Remedios, éste privilegió la actividad militar sobre la
actividad política, las presiones económicas que supusieron el desdoblamiento y el movimiento hacia un
territorio nuevo sin bases políticas marcaron las prácticas de esta guerrilla, su presencia fue en principio
145
clandestina y sus acciones más visibles privilegiaron la obtención de recursos por sobre una reivindicación
política: el secuestro de Jesús Castaño, padre de los hermanos Castaño Gil, el 19 de septiembre de 1980 y «el
asalto al principal comprador de oro de la región, Bernardo Estrada, el 25 de marzo».
El segundo período de las FARC en el Alto Nordeste antioqueño comienza hacia 1985 con la negociación entre
esta guerrilla y el gobierno Betancur. Previamente a la constitución de la UP, las FARC salen de la
clandestinidad y realizan un trabajo político propio convocando a la población de Segovia y Remedios a
audiencias públicas sobre el programa de la organización y el proceso de negociación. Ese momento fue
decisivo para el crecimiento de las FARC tanto en reclutamiento como en captación de recursos. Producto del
fortalecimiento entre 1984 y 1987 y de la política de unidad del ELN en la conformación de la CGSB, el IV
Frente se desdobla y crea el frente XXXVII dentro de la misma región.
Este desdoblamiento a finales de la década estuvo acompañado por la conformación de Milicias Bolivarianas
(urbanas) con posterioridad a la masacre del 11 de noviembre de 1988, en paralelo a la conformación de las
milicias del ELN. Esto significó la profundización del conflicto armado en los cascos urbanos.
Por otra parte, la competencia entre el IV Frente y el nuevo XXXVII Frente por representación política y
recursos en una misma región llevaron consigo tensiones internas que sólo se resolvieron a principios de los
noventa con la reestructuración en bloques producto de la octava conferencia. Así, se presentó el
desplazamiento del Frente XXXVII hacia el norte como parte del bloque Caribe, mientras que el histórico IV
Frente se mantuvo en el Nordeste como parte del bloque Magdalena Medio.
La financiación de las FARC se organizó alrededor las exacciones de recursos a mineros, comerciantes,
ganaderos y contratistas públicos, en muchos casos a través de la extorsión y el secuestro. Estos
constituyeron su fuente de recursos en la región, y se diferenció del ELN únicamente en la política petrolera
de esta última. De otro lado, durante el período 1983‐1997 no existían cultivos ilícitos en la región, los cuales
terminaron por constituirse en una fuente determinante de recursos para las FARC en otras regiones del país,
esto hizo del VI Frente, en su momento, una unidad particular en términos financieros.
(insumo en Microsoft Visio: Multimedia/El Contexto/Líneas de Tiempo/16 Línea Trayectoria FARC)
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Trayectoria FARC)
146
DOCUMENTALES E INICIATIVAS DE MEMORIA EN SOPORTE AUDIOVISUAL
Vídeo N° 1
Fue anunciada (hipervínculo con insumo digital: Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 1)
Documental producido por Beatriz BERMÚDEZ, & Carlos BERNAL. Bogotá: Compañía de Jesús – Programa por la
Slide
Paz & CINEP, noviembre‐diciembre de 1988, videocasete (15 min)
5
Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá
Vídeo N° 2
Masacre de Segovia, Antioquia (hipervínculo con insumo digital: Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 2)
Iniciativa de memoria anónima. Presentación de diapositivas (3 min)
147
http://www.youtube.com
Vídeo N° 3
Refugiados en su propio suelo. Capítulo III: Nordeste Antioqueño (hipervínculo con insumo digital:
Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 3)
Documental producido por la Asociación Campesina de Antioquia – ACA & Producciones El Retorno. Medellín,
2004, vídeo digital (40 min)
http://www.youtube.com
Vídeo N° 4
Nordeste Antioqueño: operativo Sol de Oriente III, julio–septiembre de 2004 (hipervínculo con insumo digital:
Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 4)
Documental producido por la Corporación Sembrar. Medellín: 2005, vídeo digital (43 min)
http://www.youtube.com
Vídeo N° 5
Oro y desarraigo (hipervínculo con insumo digital: Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 5)
Documental producido por Adriana BERNAL RAMÍREZ, & Marcela María HERNÁNDEZ HINCAPIÉ. Material
audiovisual de la tesis de grado: Desplazamiento forzado en Colombia: el caso del Nordeste Antioqueño, en la
zona rural del municipio de Remedios. Medellín: Universidad de Antioquia, Departamento de Sociología, 2007
Biblioteca Central, Universidad de Antioquia, Medellín.
Vídeo N° 6
Segovia: 20 años después (hipervínculo con insumo digital: Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 6)
Iniciativa de memoria recuperada por la Asociación Campesina de Antioquia – ACA & Producciones El Retorno.
Medellín: 2008, vídeo digital (3 min)
http://www.youtube.com
148
Vídeo N° 7
Masacre de Segovia: conmemoración 22 años después (hipervínculo con insumo digital:
Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 7)
Documental producido por la Corporación CAHUCOPANA & Corporación REINICIAR, 2010, vídeo digital (21 min)
http://www.youtube.com
Vídeo N° 8
Julio Daniel Chaparro y Jorge Torres. Impunidad periodistas de El Espectador (Colombia) (hipervínculo con
insumo digital: Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 8)
Documental editado y publicado por Ricardo ROBAYO, abril de 2011, vídeo digital (5 min)
http://www.youtube.com
Vídeo N° 9
Poema sobre la Masacre de Segovia de 1988 (hipervínculo con insumo digital: Multimedia/Audiovisuales/Vídeo
9)
Iniciativa de memoria recuperada en el año 2011 con la entrega del Informe Silenciar la Democracia. Las
Masacres de Remedios y Segovia 1982‐1997 en el Municipio de Segovia, Antioquia. Centro de Memoria
Histórica, 2011, vídeo digital (2 min)
http://www.centrodememoriahistorica.gov.co
Vídeo N° 10
Hagamos memoria: La masacre de Segovia, Antioquia, 11 de noviembre de 1988. Testimonio de la exalcaldesa
de Segovia Rita Ivonne Tobón (hipervínculo con insumo digital: Multimedia/Audiovisuales/Vídeo 10)
Documental producido y transmitido por CANAL CAPITAL, Bogotá, mayo de 2012, vídeo digital (58 min)
http://www.youtube.com
149
DOCUMENTOS JUDICIALES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA VERDAD Y LA MEMORIA
1. COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS (CIDH). Informe N° 140/09, Petición 1470−05.
Admisibilidad Miembros del Sindicato de Trabajadores Oficiales y Empleados Públicos de Antioquia,
(SINTRAOFAN). Colombia: 30 de diciembre de 2009. (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Archivo
Documental/Documento 1)
2. CONSEJO DE ESTADO, SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. Acta de Conciliación (Reparación
Directa), Proceso contra la Nación Colombiana (Ministerio de Defensa Nacional en cabeza del Ejército
Nacional), por los hechos de Segovia, 22 de abril de 1996. Bogotá: Expediente N°
05001−23−31−000−1996−01152−01 (32516), 12 de diciembre de 2007, 46 ff. (insumo en Acrobat Reader
PDF: Multimedia/Archivo Documental/Documento 2)
Slide
6 3. _____. Acta de Conciliación (Reparación Directa), Proceso contra la Nación Colombiana (Ministerio de
Defensa Nacional en cabeza del Ejército Nacional), por los hechos de Segovia, 22 de abril de 1996. Bogotá:
05001−23−31−000−1996−01937−01 (17652), 12 de diciembre de 2007, 9 ff. (insumo en Acrobat Reader PDF:
Multimedia/Archivo Documental/Documento 3)
4. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN PENAL. Recurso de Casación ante Sentencia
Condenatoria proferida por el Tribunal Nacional, Sala de Decisión, contra el procesado Alejandro Londoño
Tamayo y otros, por los delitos de terrorismo, concierto para delinquir y homicidios agravados. Decisión: no
impugnar el fallo casado [caso Segovia 1988]. Bogotá: Proceso N° 18499, 25 de octubre de 2001, 51 ff.
(insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Archivo Documental/Documento 4)
5. _____. Recurso de Casación ante Sentencia Condenatoria proferida por el Tribunal Nacional, Sala de
Decisión, contra el procesado Rodrigo Cañas Forero, por los delitos de homicidio agravado con fines
150
terroristas y tentativas de homicidios agravados. Decisión: no impugnar el fallo casado [caso Segovia 1996].
Bogotá: Proceso N° 16818, 2 de mayo de 2003, 22 ff. (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Archivo
Documental/Documento 5)
6. JUZGADO REGIONAL DE SANTAFÉ DE BOGOTÁ. Sentencia Condenatoria, contra los procesados Alejandro
Londoño Tamayo y otros, por el delito de terrorismo y otros [caso Segovia 1988]. Santafé de Bogotá:
Proceso N° JR2718−136, 31 de marzo de 1998, 120 ff. (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Archivo
Documental/Documento 6)
7. TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DE ANTIOQUIA. Demanda Administrativa, Acta de Conciliación y Acta de
Aprobación, proceso contra la Nación Colombiana (Ministerio de Defensa Nacional en cabeza del Ejército
Nacional y la Policía Nacional) por los hechos de Segovia, 11 de noviembre de 1988. Medellín: octubre de
1990 − marzo y abril de 1999, 28 ff. (insumo en Acrobat Reader PDF: Multimedia/Archivo
Documental/Documento 7)
8. TRIBUNAL NACIONAL, SALA DE DECISIÓN. Apelación Sentencia Condenatoria contra Carlos Mario Ruiz Villa y
otros, por los delitos de terrorismo y homicidio múltiple. Decisión: confirmación de la sentencia apelada
[caso Segovia 1988]. Santafé de Bogotá: Proceso N° 450B, 14 de abril de 1999, 73 ff. (insumo en Acrobat
Reader PDF: Multimedia/Archivo Documental/Documento 8)
9. _____. Revocatoria de Fallo y Sentencia Condenatoria contra el procesado Rodrigo Cañas Forero, por los
delitos de homicidio agravado con fines terroristas y tentativas de homicidios agravados [caso Segovia
1996]. Santafé de Bogotá: Proceso N° 12914, 30 de junio de 1999, 26 ff. (insumo en Acrobat Reader PDF:
Multimedia/Archivo Documental/Documento 9)
151
SILENCIAR LA DEMOCRACIA: LAS MASACRES DE REMEDIOS
Y SEGOVIA, 1982–1997
Vladimir Melo Moreno
Ronald Villamil Carvajal
Relatores de la investigación sobre las masacres de
Remedios y Segovia
Tatiana Rincón Covelli
Andrés Fernando Suárez
Correlatores
Diseño y montaje multimedia
insumos digitales JPEG ‐
Slide
TIFF:
Créditos Fotográficos:
7 Multimedia/Créditos/Log
Gearóid Ó Loingsigh
o 1 – Logo 4
William Restrepo
Jesús Abad Colorado – Centro de Memoria Histórica
Ronald Villamil Carvajal – Centro de Memoria Histórica
Cartogramas:
Ronald Villamil Carvajal – Centro de Memoria Histórica
Gráficos y Líneas de Tiempo:
Ronald Villamil Carvajal– Centro de Memoria Histórica
Vídeos y Audios:
Materiales recopilados por el Centro de Memoria
Histórica, respetando la fuente o el respectivo derecho de
autor.
152