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¿Qué son las enfermedades de transmisión sexual?

Se conoce con el nombre de enfermedades de transmisión sexual (ETS) a


aquéllas cuyo contagio se produce por medio de las relaciones sexuales.

¿Cómo se pueden prevenir las ETS?

A continuación se describen brevemente las ETS más comunes.

Cuantos más compañeros sexuales se tiene, mayor es el riesgo de contraer ETS.


La mayoría de ETS pueden evitarse si se practica sexo seguro, por ejemplo,
utilizando el preservativo.
La mayoría de ETS se curan si se diagnostican y se tratan en las fases iniciales.
Infecciones por clamidias

Las clamidias se encuentran entre los principales gérmenes responsables de ETS


en los países desarrollados. Chlamydia trachomatis es el representante de este
grupo de microorganismos que mayor importancia tiene.

Estos gérmenes poseen propiedades intermedias entre los virus y las bacterias, y
se caracterizan por ser altamente contagiosos.

Aunque las clamidias producen fundamentalmente ETS, también pueden


transmitirse de madre a hijo durante el parto, y provocar infecciones en los niños
recién nacidos.

Las infecciones por clamidias suelen comenzar a manifestarse de 7 a 21 días


después de producirse el contagio, y los síntomas que provocan son diferentes en
los hombres, las mujeres y los niños.
Estas infecciones, como el resto de ETS, generalmente las diagnostica el
dermatólogo, o bien el urólogo en el caso de los varones o el ginecólogo en el
caso de las mujeres.

Las infecciones por clamidias habitualmente se diagnostican tomando una


muestra de las secreciones de los órganos infectados, que seguidamente se envía
al laboratorio para su análisis.

El tratamiento consiste en antibióticos, que deben administrarse también a los


compañeros sexuales del paciente. Una vez concluido el tratamiento, es
conveniente repetir el análisis de las secreciones de los órganos afectados, para
ver si se ha producido la curación o no.

Uretritis (inflamación de la uretra)


Sensación de escozor al orinar
Secreción de mucosidad de color claro y prurito en el pene
Dolor en los testículos.
Gonorrea

La gonorrea es una infección producida por Neisseria gonorrhoeae, una bacteria


que crece y se multiplica rápidamente en las zonas del cuerpo donde existe
humedad, como por ejemplo el cuello del útero, la uretra, la boca o el recto.

En las mujeres la gonorrea ocurre principalmente en el cuello del útero, pero en


ocasiones la infección se extiende al propio útero y las trompas de Falopio,
causando la denominada enfermedad pélvica inflamatoria, que a su vez puede
provocar infertilidad.

La gonorrea se contagia sobre todo mediante el contacto de los genitales, pero


también es posible la transmisión desde los genitales a la garganta, al practicar el
sexo oral. En las personas que practican el coito anal puede presentarse la
gonorrea en el recto.
Las mujeres embarazadas pueden transmitir la infección a sus hijos durante el
parto, pero dichos niños únicamente desarrollarán la enfermedad si no reciben
tratamiento.

Los síntomas de la gonorrea aparecen normalmente de dos a diez días después


de producirse el contagio. No obstante, en muchas ocasiones, sobre todo en las
mujeres, la infección pasa completamente inadvertida o bien provoca muy pocas
molestias.

A continuación figuran los síntomas más comunes de la gonorrea en las mujeres:

Los principales síntomas que provoca la gonorrea en los varones son:

Cuando la gonorrea afecta al recto se produce:

El diagnóstico de la gonorrea se realiza mediante la detección de la bacteria


responsable en muestras de secreciones obtenidas de la uretra, el cuello del
útero, la garganta o el recto.

El tratamiento consiste en antibióticos, que deben administrarse también a los


compañeros sexuales del paciente. Una vez concluido el tratamiento es
conveniente repetir el análisis de las secreciones de los órganos afectados, para
ver si la curación es total.

Dolor y escozor al orinar


Flujo vaginal amarillento o sanguinolento
Metrorragias (hemorragias uterinas)
Dolor abdominal.
Herpes genital

El herpes genital es una ETS muy contagiosa, producida por el virus herpes
simplex tipo 2. Afecta fundamentalmente a la piel y las membranas mucosas de
los genitales y del recto, pero también puede presentarse en otras zonas, como la
boca. Se transmite principalmente por contacto físico y por vía sexual.

Cuando ocurre esta infección en los órganos genitales de una mujer embarazada,
existe el riesgo de que su hijo se contagie de la enfermedad durante el parto. Este
virus en el recién nacido puede provocar una infección cutánea crónica, y también
cuadros más graves, como la meningitis herpética.

Los síntomas de la infección por el virus herpes simplex suelen comenzar


alrededor de una semana después de producirse el contagio, aunque en
ocasiones tardan más en aparecer.

Inicialmente, en la piel de la región afectada, puede notarse un aumento de la


sensibilidad, hormigueos, quemazón y dolor. Seguidamente dicha zona se
enrojece, y en la misma aparecen múltiples vesículas que contienen un líquido
amarillento claro. Posteriormente las vesículas se rompen y se transforman en
úlceras dolorosas, sobre las que se forma una costra. Finalmente, tras siete a
catorce días de evolución, se produce la cicatrización de las lesiones.

Coincidiendo con la erupción cutánea pueden aparecer otros síntomas, entre los
que figuran:

La mayoría de las veces basta con inspeccionar las lesiones cutáneas para
realizar el diagnóstico de la infección por el virus herpes simplex.

No existe ningún remedio que cure definitivamente esta infección, y las personas
que la adquieren continúan siendo portadoras toda la vida. No obstante, existen
tratamientos que reducen la duración de la erupción. Además, si se administra el
antiviral aciclovir cuando se está iniciando el cuadro, es decir, antes de aparecer
las vesículas, el proceso puede quedar abortado.

Para evitar el contagio de esta infección es esencial evitar el contacto directo con
las lesiones. Las personas con herpes genital deben evitar mantener relaciones
sexuales cuando la enfermedad esté activa.
Quienes tienen herpes genital, aunque la infección se encuentre inactiva, deben
informar a sus compañeros sexuales del proceso que padecen. Ello
probablemente favorecerá la utilización del preservativo, y con ello disminuirá el
riesgo de transmisión del virus.

Otra medida útil para prevenir la transmisión de la infección por el virus herpes
simplex consiste en evitar compartir toallas.

Tumefacción y dolor en los ganglios linfáticos de la región inguinal


En la mujeres, flujo vaginal y dolor al orinar
En los hombres también puede producirse dolor al orinar, si aparecen lesiones en
las proximidades de la uretra.
Fiebre.
VIH y sida

El sida es la ETS más grave, y está producida por el VIH. Este virus infecta y
destruye las células del sistema inmunológico, que es el encargado de defender al
organismo de las infecciones.

Por tanto, las personas con infección por el VIH están predispuestas a padecer
numerosas enfermedades, entre las que se encuentran determinadas infecciones
que únicamente se presentan en pacientes con el sistema inmunológico dañado.
Estas enfermedades pueden conducir a la muerte.

Las personas adictas a las drogas parenterales (inyectadas) y las que son
promiscuas en sus relaciones sexuales son las que tienen más riesgo de contraer
el VIH.

El sida está especialmente presente en el África sub-sahariana, en Asia y en las


islas del Caribe. En la mayoría de países desarrollados afecta especialmente a
varones homosexuales o bisexuales. En España se presenta principalmente en
personas adictas a las drogas, si bien la transmisión heterosexual es cada vez
más común, especialmente entre los jóvenes.
El VIH se encuentra fundamentalmente en la sangre y algunos otros fluidos
biológicos, como el semen o las secreciones vaginales, y es capaz de pasar de
una persona a otra a través de pequeñas lesiones de la piel o de las mucosas,
como las que se producen normalmente durante el coito.

Los síntomas que pueden presentar los pacientes con infección por el VIH son
muy variados, y entre ellos figuran:

El diagnóstico de la infección por el VIH se realiza generalmente mediante la


detección del anticuerpo del virus en la sangre. Su detección es posible dos a
ocho semanas después de producirse el contagio.

En caso de exposición al VIH se recomienda realizar lo más pronto posible una


determinación de dichos anticuerpos. Si el resultado es positivo ya en ese
momento, significa que el paciente debió contagiarse previamente. Si es negativo,
se aconseja repetir el análisis a los tres y a los seis meses. Si en alguna de las
dos ocasiones el resultado es positivo, debe realizarse un análisis complementario
para confirmar la infección, y si en ambas ocasiones es negativo, puede
descartarse la infección.

Para efectuar el diagnóstico de un modo más rápido tras una exposición al virus,
puede realizarse la determinación del ARN (ácido ribonucleico) del VIH en la
sangre, ya que su aparición es más precoz que la de los anticuerpos.

Cuando se haya producido una exposición al VIH, y hasta que se descarte


completamente la infección por el mismo, es fundamental la utilización de
preservativo en las relaciones sexuales.

No hay ningún tratamiento que cure completamente la infección por el VIH, pero
existen medicamentos en la actualidad que consiguen atenuar al virus, de modo
que los pacientes que los toman correctamente no desarrollan las enfermedades
que se asocian al sida.

Todos los pacientes con infección por el VIH deben usar preservativo en sus
relaciones sexuales, y además deben informar de su estado de portador del virus
a todos los compañeros sexuales que hayan tenido.
Fiebre
Diarrea
Sudor nocturno
Pérdida de peso
Adenopatías (aumento de tamaño de los ganglios linfáticos)
Malestar general.
Verrugas genitales

Las verrugas genitales, o condilomas acuminados, están producidas por el


papillomavirus humano. Tras producirse esta infección, puede tardar hasta nueve
meses en manifestarse.
En las mujeres el papillomavirus humano puede producir también cáncer del cuello
del útero, por lo que es muy importante el diagnóstico y tratamiento adecuado de
esta infección.
Las verrugas genitales aparecen como excrecencias rugosas de la piel. Puede
presentarse una única verruga, o bien muchas de ellas.
En los hombres suelen aparecer en la punta del pene.
En las mujeres suelen presentarse en la vagina o en la vulva, aunque también es
posible su extensión hacia el ano. Igualmente pueden ocurrir en el cuello del útero,
aunque en esta localización generalmente tienen un aspecto aplanado y son de
color blanquecino, y su diagnóstico sólo es posible mediante colposcopia
(modalidad de exploración que permite la visualización directa del cuello del
útero).
Tanto en el hombre como en la mujer estas verrugas pueden presentarse también
en la boca y en la garganta.
Las verrugas genitales se manifiestan con mayor intensidad en pacientes con
trastornos del sistema inmunitario, en personas diabéticas y en mujeres
embarazadas.
Estas verrugas son muy contagiosas, por tanto las personas que les padezcan
deben tener relaciones sexuales protegidas con preservativo.
El diagnóstico de esta enfermedad se realiza simplemente por la inspección de las
verrugas. Cuando las lesiones no son claramente visibles, su diagnóstico también
es posible, mediante la aplicación de ácido acético al 5%, con lo cual la piel
afectada adquiere un color blanco.
Las verrugas genitales pueden tratarse con podofilina (un extracto de resina)
aplicada directamente sobre las verrugas, con la extirpación quirúrgica, con
crioterapia (destrucción de las verrugas por medio de la congelación), y de
algunas otras formas más. Generalmente estos tratamientos los aplica el
dermatólogo.
Debe tenerse en cuenta que la curación de las verrugas genitales no siempre es
fácil, y muchas veces no es posible eliminarlas completamente.
Sífilis primaria

Ocurre en las 12 primeras semanas después de producirse el contagio.


Aparecen una o más úlceras rojas en el pene, labios de la vulva, ano o más
raramente en la boca o los labios.
Las úlceras se curan sin tratamiento en una semana.
Sífilis secundaria

Quienes presenten este conjunto de síntomas deben acudir al médico lo más


pronto posible.

Si un paciente con sífilis secundaria no recibe tratamiento, en principio la


enfermedad se resuelve, pero la infección permanece atenuada en el organismo, y
puede reaparecer posteriormente, a veces incluso hasta 20 años más tarde, del
modo que se describe a continuación, como sífilis terciaria.

Ocurre en los 6 primeros meses después de producirse el contagio.


Aparece una erupción cutánea en el tórax, espalda, piernas, palmas de las manos
y plantas de los pies.
Fiebre alta
Faringitis
Dolores musculares
Malestar general.
Sífilis terciaria o tardía

Afectación de la arteria aorta (aortitis sifilítica) en forma de aneurismas


(dilataciones de la arteria en forma de globo que pueden romperse dando lugar a
una hemorragia masiva y fatal)
Afectación de la válvula aórtica (insuficiencia aórtica)
Insuficiencia cardiaca
Parálisis
Demencia
Muerte.
Sífilis

La sífilis, o lúes, es una ETS producida por la bacteria Treponema pallidum. Las
manifestaciones de esta enfermedad pueden ser muy graves en algunas
ocasiones, ya que tras producirse la infección la bacteria pasa a la sangre y puede
afectar a órganos vitales, como el corazón, el cerebro o la médula espinal.

Las manifestaciones de la sífilis se clasifican en tres estadios:

El diagnóstico de la sífilis se realiza mediante la detección del germen responsable


en las secreciones obtenidas de las lesiones cutáneas, o bien mediante la
detección de anticuerpos contra dicho germen en la sangre.

En los estadios iniciales la sífilis puede tratarse fácilmente con antibióticos.

Prevención de las ETS

Las ETS se previenen eficazmente evitando las exposiciones de riesgo y


practicando las relaciones sexuales con las precauciones adecuadas. Las
siguientes recomendaciones son aplicables en todos los casos:
Aunque resulte obvio decirlo, y no siempre sea la conducta más deseable, la
abstinencia es la única manera segura de prevenir las ETS.
Es muy conveniente evitar tener relaciones sexuales con muchas personas
diferentes.
Es muy aconsejable usar preservativo cada vez que se tengan relaciones
sexuales.

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