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Estos gérmenes poseen propiedades intermedias entre los virus y las bacterias, y
se caracterizan por ser altamente contagiosos.
El herpes genital es una ETS muy contagiosa, producida por el virus herpes
simplex tipo 2. Afecta fundamentalmente a la piel y las membranas mucosas de
los genitales y del recto, pero también puede presentarse en otras zonas, como la
boca. Se transmite principalmente por contacto físico y por vía sexual.
Cuando ocurre esta infección en los órganos genitales de una mujer embarazada,
existe el riesgo de que su hijo se contagie de la enfermedad durante el parto. Este
virus en el recién nacido puede provocar una infección cutánea crónica, y también
cuadros más graves, como la meningitis herpética.
Coincidiendo con la erupción cutánea pueden aparecer otros síntomas, entre los
que figuran:
La mayoría de las veces basta con inspeccionar las lesiones cutáneas para
realizar el diagnóstico de la infección por el virus herpes simplex.
No existe ningún remedio que cure definitivamente esta infección, y las personas
que la adquieren continúan siendo portadoras toda la vida. No obstante, existen
tratamientos que reducen la duración de la erupción. Además, si se administra el
antiviral aciclovir cuando se está iniciando el cuadro, es decir, antes de aparecer
las vesículas, el proceso puede quedar abortado.
Para evitar el contagio de esta infección es esencial evitar el contacto directo con
las lesiones. Las personas con herpes genital deben evitar mantener relaciones
sexuales cuando la enfermedad esté activa.
Quienes tienen herpes genital, aunque la infección se encuentre inactiva, deben
informar a sus compañeros sexuales del proceso que padecen. Ello
probablemente favorecerá la utilización del preservativo, y con ello disminuirá el
riesgo de transmisión del virus.
Otra medida útil para prevenir la transmisión de la infección por el virus herpes
simplex consiste en evitar compartir toallas.
El sida es la ETS más grave, y está producida por el VIH. Este virus infecta y
destruye las células del sistema inmunológico, que es el encargado de defender al
organismo de las infecciones.
Por tanto, las personas con infección por el VIH están predispuestas a padecer
numerosas enfermedades, entre las que se encuentran determinadas infecciones
que únicamente se presentan en pacientes con el sistema inmunológico dañado.
Estas enfermedades pueden conducir a la muerte.
Las personas adictas a las drogas parenterales (inyectadas) y las que son
promiscuas en sus relaciones sexuales son las que tienen más riesgo de contraer
el VIH.
Los síntomas que pueden presentar los pacientes con infección por el VIH son
muy variados, y entre ellos figuran:
Para efectuar el diagnóstico de un modo más rápido tras una exposición al virus,
puede realizarse la determinación del ARN (ácido ribonucleico) del VIH en la
sangre, ya que su aparición es más precoz que la de los anticuerpos.
No hay ningún tratamiento que cure completamente la infección por el VIH, pero
existen medicamentos en la actualidad que consiguen atenuar al virus, de modo
que los pacientes que los toman correctamente no desarrollan las enfermedades
que se asocian al sida.
Todos los pacientes con infección por el VIH deben usar preservativo en sus
relaciones sexuales, y además deben informar de su estado de portador del virus
a todos los compañeros sexuales que hayan tenido.
Fiebre
Diarrea
Sudor nocturno
Pérdida de peso
Adenopatías (aumento de tamaño de los ganglios linfáticos)
Malestar general.
Verrugas genitales
La sífilis, o lúes, es una ETS producida por la bacteria Treponema pallidum. Las
manifestaciones de esta enfermedad pueden ser muy graves en algunas
ocasiones, ya que tras producirse la infección la bacteria pasa a la sangre y puede
afectar a órganos vitales, como el corazón, el cerebro o la médula espinal.