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T-623/2017

El debido proceso se puede entender como un principio por el cual el Estado debe
garantizar los derechos de toda la sociedad en procesos judiciales, esto con el fin de
otorgarle a las personas la oportunidad de ser oídos, de obtener una legítima defensa y la
capacidad de controvertir las pruebas existentes en su contra; Colombia tiene un amplio
desarrollo normativo en relación con el debido proceso, tanto en el conjunto de normas
interno como en los tratados internacionales acreditados por el Estado.

La constitución política siendo la norma de normas del marco normativo interno del
Estado colombiano en el artículo 29 nos habla del debido proceso argumentando lo
siguiente:

ARTÍCULO 29: “El debido proceso se aplicará a toda clase de actuaciones


judiciales y administrativas. Nadie podrá ser juzgado sino conforme a leyes preexistentes al
acto que se le imputa, ante juez o tribunal competente y con observancia de la plenitud de
las formas propias de cada juicio. En materia penal, la ley permisiva o favorable, aun
cuando sea posterior, se aplicará de preferencia a la restrictiva o desfavorable. Toda persona
se presume inocente mientras no se la haya declarado judicialmente culpable. Quien sea
sindicado tiene derecho a la defensa y a la asistencia de un abogado escogido por él, o de
oficio, durante la investigación y el juzgamiento; a un debido proceso público sin dilaciones
injustificadas; a presentar pruebas y a controvertir las que se alleguen en su contra; a
impugnar la sentencia condenatoria, y a no ser juzgado dos veces por el mismo hecho. Es
nula, de pleno derecho, la prueba obtenida con violación del debido proceso”. (Const.,1991,
art.29).

Comprendiendo el artículo 29 de la constitución colombiana, el debido


proceso se debe implementar tanto en los procesos judiciales como en los procesos
administrativos, esto con el fin de que las personas sean juzgadas ante los jueces con
una calidad de leyes desarrolladas con anterioridad al hecho por el cual se acusa,
garantizando un correcto acceso a la justicia y buscando por último que esta sea
oportuna; el debido proceso en la constitución política además hace especial énfasis
en la capacidad que tiene toda persona para realizar una legítima defensa sin ninguna
equivocación, sin ser juzgados dos veces por el mismo hecho y a impugnar las
decisiones si no se está de acuerdo con ella (solo una vez). La constitución
colombiana como se puede evidenciar al realizar el análisis pertinente al artículo 29
es bastante significativa y explícita pues, busca que las instituciones judiciales
realicen su trabajo imparcialmente y otorgando lo mejor para las partes que
intervienen en los procesos.

El Estado colombiano además ha ratificado diversos acuerdos internacionales


buscando la protección de los derechos humanos, uno de los tratados que firmó el
Estado colombiano es el pacto de San José en Costa Rica con el cual se buscaba que
los países de América latina ratificaran su compromiso con la protección de los
derechos humanos dentro de su territorio. Siguiendo con el debido proceso el pacto de
San José o Convención Americana Sobre Derechos Humanos se pronuncia de la
siguiente manera en su artículo 8:

“GARANTÍAS JUDICIALES: 1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con


las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley,
en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la
determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de
cualquier otro carácter.
2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda
persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
a) derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traductor o
intérprete, sino comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal;
b) comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada;
c) concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la
preparación de su defensa;
d) derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un
defensor de su elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor;
e) derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el
Estado, remunerado o no según la legislación interna, si el inculpado no se
defendiera por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por
la ley;
f) derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de
obtener la comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que
puedan arrojar luz sobre los hechos;
g) derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable,
y
h) derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior.
3. La confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de
ninguna naturaleza.
4. El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo
juicio por los mismos hechos.
5. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para
preservar los intereses de la justicia”. (Pacto de San José, 1969, art.8)

Como podemos observar, Colombia tiene un amplio marco normativo con el cual
busca garantizar la protección y debida aplicación del debido proceso a todas las
actuaciones judiciales y administrativas pues, en la constitución como en los acuerdos
internacionales Colombia ha demostrado su interés en que la justicia se lleve a cabo por
un proceso oportuno y sin dilaciones.
La Corte Constitucional por su parte se ha pronunciado al respecto en diversas
sentencias con el fin de explicar que es el debido proceso, su función y aplicación en los
diversos procesos judiciales. La sentencia T-623/2017 nos habla sobre la violación del
debido proceso y otros derechos fundamentales que la corte decidió analizar.
Los hechos de la sentencia T-623 de 2017

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