Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
UNIDAD I
“LA PERSONA Y SU CONTEXTO SOCIAL”
Unidad I: La persona y su contexto social
"Conócete a ti mismo”
Habitualmente se cita esta frase: "Conócete a ti mismo", pero a menudo se pierde de vista su
sentido exacto. A propósito de la confusión que reina con respecto a estas palabras, pueden
plantearse dos cuestiones: la primera concierne al origen de esta expresión, la segunda a su
sentido real y a su razón de ser. Algunos lectores podrían creer que ambas cuestiones son
completamente distintas y que no tienen entre sí ninguna relación. Tras una reflexión y un
examen atento, claramente aparece que mantienen una estrecha conexión.
Si se les pregunta a quienes han estudiado la filosofía griega quién fue el hombre que
pronunció primero esta sabia frase, la mayoría de ellos no dudará en responder que el autor
de esta máxima es Sócrates, aunque algunos pretenden referirla a Platón y otros a
Pitágoras. De estos pareceres contradictorios, de estas divergencias de opinión, estamos en
nuestro derecho de concluir que esta frase no tiene por autor a ninguno de los filósofos
mencionados, y que no es en ellos dónde habría que buscar su origen.
Verdaderamente, el origen de la expresión estudiada se remonta mucho más allá de los tres
filósofos mencionados. Mejor aún: es más antigua que la historia de la filosofía, y supera
también el dominio de la misma.
Se dice que estas palabras estaban inscritas en la puerta del templo de Apolo en Delfos.
Posteriormente fueron adoptadas por Sócrates, así como por otros filósofos, como uno de
los principios de su enseñanza, a pesar de la diferencia que haya podido existir entre estas
diversas enseñanzas y los fines perseguidos por sus autores. Es probable, por lo demás,
que también Pitágoras haya empleado esta expresión mucho antes que Sócrates. Con ello,
estos filósofos se proponían demostrar que su enseñanza no era estrictamente personal, que
provenía de un punto de partida más antiguo, de un punto de vista más elevado que se
confundía con la fuente misma de la inspiración original, espontánea y divina.
Así, como el medio no podría ser tomado por un fin, el amor a la sabiduría no podría
constituir la sabiduría misma. Y debido a que la sabiduría es en sí idéntica al verdadero
conocimiento interior, se puede decir que el conocimiento filosófico no es sino un
conocimiento superficial y exterior. No posee en sí mismo, ni por sí mismo, un valor propio.
Solamente constituye un grado preliminar en la vía del conocimiento superior y verdadero,
que es la sabiduría.
Por todo lo precedente, vemos que el conocimiento real no tiene como vía a la razón, sino al
espíritu y al ser al completo, pues no es otra cosa que la realización de este ser en todos sus
estados, lo que constituye el fin del conocimiento y la obtención de la sabiduría suprema.
Conocimiento de sí mismo
Debes conocerte bien para primeramente ser una persona viva, y así poder llegar a ser una
persona vital. Para esto debes formularte las siguientes preguntas: ¿Qué tanto me conozco?
¿Qué tanto me preocupo por mi desarrollo? ¿Qué quiero? ¿Qué tanto cuido mi salud
(corporal, emocional y mental)?
Estos y otros cuestionamientos deben hacerse por una persona vital que en forma
sistemática se esté retroalimentando para mantenerse siempre alerta, despierta consciente y
conocedora de sí misma, de su contexto y de sus necesidades de crecimiento en todos los
planos. Recordemos a Sócrates en su célebre frase “Conócete a ti mismo”
Es una aceptación cariñosa de mis fuerzas y limitaciones a partir de las cuales puedo ir
construyendo mayores posibilidades de crecimiento, de creatividad, de gozo para mí mismo
y para los que me rodean.
Una aceptación pasiva total lleva a la muerte psicológica, un exagerado desear ser distinto al
que soy, lleva al stress y angustia por no alcanzar los objetivos que me he planteado.
El Conocimiento de sí mismo
Por J. Krishnamurti
El mundo es su relación con el otro. El mundo no es algo que existe aparte de ustedes y de
mí. El mundo, la sociedad, es la relación que establecemos o procuramos establecer entre
unos y otros; de suerte que ustedes y yo somos el problema, no el mundo; porque el mundo
es la proyección de nosotros mismos, y para comprender al mundo primero tenemos que
comprendernos a nosotros mismos.
El mundo no está separado de nosotros; somos el mundo, y nuestros problemas son los
problemas del mundo. Esto debe repetirse con mucha frecuencia, porque somos de
mentalidad tan indolente que no creemos de nuestra incumbencia en los problemas del
mundo. Creemos que deben ser resueltos por las Naciones Unidas o con el reemplazo de
los viejos dirigentes por otros nuevos. Es una mentalidad bien torpe la que piensa de ese
modo, porque nosotros somos responsables de la horrible miseria y confusión que hay en el
mundo, de la guerra que nos amenaza.
Para transformar el mundo, debemos empezar por nosotros mismos y, en ese caso, lo
importante es la intención. La intención tiene que consistir en comprendernos a nosotros
mismos y en no dejar a otros la responsabilidad de transformarse o producir un cambio
mediante la revolución, ya sea de izquierda o de derecha. Es, pues, importante comprender
que ésta es nuestra responsabilidad, la de ustedes y la mía; porque, por pequeño que sea el
mundo en que vivimos, sí podemos transformarnos, sí podemos hacer surgir un punto de
vista radicalmente diferente en nuestra existencia diaria. Sólo entonces, tal vez lograremos
afectar al mundo en general, y a las extensas relaciones de unos con otros.
Como ya se mencionó anteriormente, para poder llegar a ser una persona vital, hay que
mantener un nivel de energía suficiente. Este nivel de energía está necesariamente basado
en un estado de buena salud que permita un adecuado funcionamiento del organismo
humano; tanto en lo físico como en lo fisiológico, psicológico y espiritual.
En el estudio de Abraham Maslow sobre la persona autorealizada, es decir, que han estado
funcionando vitalmente a plenitud, se advierte con eso respecto a la característica de las
personas “Naturalistas” en el sentido de tener una preocupación del cuerpo y espíritu a
quienes les interesa comer bien y gustar la comida, el dormir bien y gozar el sueño y el llevar
una vida sexualmente activa y gozosa, aceptantes estas personas de su naturaleza animal
así como de su trascendencia espiritual. En una palabra orientadas a la promoción de la
salud física, psicológica y espiritual.
La persona que se lanza a la tarea de ser vital es aquella que trata de aprender de cualquier
experiencia que la vida le ponga enfrente, desde la más insignificante hasta la más
trascendente y profunda.
La persona que se plantea sacar provecho, obtener algo, aprender de cualquier experiencia
es aquella a la que puede llamarse sabia.
Nos parece oportuno recordar la diferencia que hacia Heraclito entre el conocimiento y la
sabiduría; el primero como el cúmulo de datos conocidos por la persona – erudito-; y la
segunda, como la capacidad de ser feliz a partir de lo que la vida me enseña- el sabio-. Este
concepto nos lleva de la mano a la concepción del Aprendizaje Significativo como aquel que
me ocasiona una cambio interior (actitudes) y que se refleja en nuevos comportamientos
(conductas). Decimos con plena seguridad que si no hay nuevas conductas, no hubo
aprendizaje.
El aprendizaje significativo desde luego toma en cuenta el concepto teórico-conceptual,
formal, curricular pero creemos que este no es fundamental para una vida sabia y feliz,
es solo un conocimiento complementario.
Para tener un aprendizaje significativo el hombre auto realizado se caracteriza por una
actitud de sorpresa o asombro ante la vida en la que puede contemplar con simplicidad,
humildad, sencillez, los fenómenos cotidianos de la naturaleza y de la relación humana una y
otra vez y gozarlos con nueva frescura, recrearse con ellos y sacar el fruto de la experiencia,
es decir, aprender.
La persona vital es aquella que tiene la capacidad de vivir y procurarse nuevas experiencias,
nuevos valores, nuevos trabajos, nuevos estilos y formas de vida congruentes con sus
deseos y posibilidades.
Cabe aclarar que la resistencia al cambio no es un tópico que se refiere a la edad adulta,
madurez o vejez, es propia del total de las etapas del desarrollo psicológico del ser humano.
Algunas personas dedicadas al estudio de sí mismo como son Maslow, Rogers, McClelland y
otros, han señalado el “Sentido del logro” como uno de los motivadores más importantes que
dirigen la energía física y emocional del ser humano hacia la consecución de objetivos y han
señalado el tema como uno de los problemas actuales en la relación sinérgica hombre-
trabajo-organización.
Aunque no el único, pero si para la persona madura y adulta el trabajo es el fenómeno que
más sentido y realidad de logro le brinda.
No pretendemos profundizar en toda una teoría sobre el trabajo, sin embargo queremos
señalar aquellos aspectos del trabajo, entendiéndolo más como un fenómeno liberador,
actualizador y trascendente para el ser humano. Desde luego, rechazamos todo sistema de
trabajo enajenante que frustra y mata psicológicamente las capacidades y los talentos del
hombre así como una motivación, creatividad y responsabilidad.
“trabajar no será para nosotros un escape de nosotros mismo, sino una expresión creativa
de las fuerzas espontáneas de la persona que ha afirmado conscientemente su relación con
el mundo y con su semejantes”.
Peter Drucker ha insistido que el hombre vital es aquel que imprime un sello personal a su
trabajo, crea su propio puesto y le da un sentido original a su labor cotidiana; trátese de un
carpintero, de un alto ejecutivo o de un artista. Hace suyo el trabajo y lo trasciende. El
trabajo, lo sabemos, no es contrario ni negativo para el hombre. Trabajar significa un
desplazamiento y encauzamiento de nuestra energía vital, física, emocional y mental. Por lo
tanto, trabajar es una forma sana de vivir y una condición de vitalidad.
El hombre tiene dos caminos de trascendencia: el trabajo y las relaciones de amor. El reto
vital consiste en trascender creando, o trascender destruyendo. Por eso se dice que el
hombre vital ejercita y desarrolla sus potencialidades en lugar de arrastrar su existencia
destruyéndose.
Finalmente, el trabajo, es una forma de trascender y ser un autentico “ser humano”. Por ello
se concibió al hombre en una época clásica como el homo Faber. Eric Fromm señala que el
hombre tiene dos caminos de trascendencia: el trabajo y la relación de amor. El reto vital
consiste en trascender creado, o trascender destruyendo. Por eso decimos que el hombre
vital ejercita y desarrolla sus potencialidades en lugar de arrastrar su existencia
destruyéndose.
BIBLIOGRAFÍA
• http://www.mundonuevo.cl/areas/Revista/enero2001/conocimientodesimismo.htm
Unidad I La persona y su contexto social
UNIDAD I LA PERSONA Y SU
CONTEXTO SOCIAL
YO FAMILIAR
YO SOCIAL YO PRIVADO
YO FISICO YO ESPIRITUAL
YO LABORAL
El yo privado
CARACTERISTICAS:
Relación con uno mismo
Construcción de sentimientos hacia uno mismo:
Afecto Autorrechazo
Autoconfianza Devaluación
Fortaleza Inferioridad
Paternidad Pertenencia
EL yo familiar
Refugio Seguridad
Afecto
El yo social
“El hombre es social por naturaleza”
Expansión de sí mismo
NUESTRA IMAGEN
El yo laboral
EL MUNDO DE
Fuerza física Trascendencia
TRABAJO
Inteligencia Aportar
El yo espiritual
Alienta a obrar
Valor
Esfuerzo
La “Fe”
El reto más importante del ser humano es el lograr y mantener un equilibrio vital que le
permita alcanzar su plenitud, el máximo de su desarrollo físico, emocional y espiritual. Este
desarrollo se fundamenta en el conocimiento de uno mismo en el descubrimiento de sus
principales fuerzas. La sabiduría del hombre en la construcción de si mismo, está en fincar
su propio ser, en sus potencialidades y en sus fuerzas, no en sus debilidades.
Este equilibrio significa el compromiso total que asegure a vivir en plenitud sus distintas
facetas humanas. Los psicólogos suelen decir que el ser humano tiene seis dimensiones del
“Yo”:
- Él yo privado o intimo
- El yo familiarel yo social
- el yo físico
- el yo laboral
- El yo espiritual.
EL YO PRIVADO O ÍNTIMO
Estos sentimientos, inicialmente en la vida de cada quien, los introyecta en función de los
sentimientos que recibe uno de los padres, maestros y en general del medio ambiente. De
ahí la importancia de los primeros mese y enseñanzas de la vida y de las primeras
relaciones en la historia de cada quien, sin embargo partir de la adolescencia, uno se va
convirtiendo en una responsable y escultor de esos sentimiento.
En el equilibro vital, el ser humano que busca su auto relación dedicara tiempos de
autorreflexión, de introspección para conocer sus estados de ánimo, las relaciones causadas
de los mismos; para definir sus metas y analizar la congruencia de sus acciones; dedicara
tiempo a fluir sus sentimientos más profundos a estar consigo mismo.
En este proceso ayuda a la meditación, el escuchar música, el estar a solas, el escribir las
propias vivencias y experiencias, el gozar las vivencias y las mismas relaciones
interpersonales profundas de amistad, amor, de auto descubrimiento; pero sobre todo la
capacidad de introspección y auto análisis.
EL YO FAMILIAR
No es una relación fácil: sino que implica compromiso y entrega. La familia puede ser la
relación más destructiva del ser humano.
Todo ser humano tiene la necesidad de una mayor expansión de sí mismos y enriquecerse
más allá de su núcleo familiar. Las amistades, las relaciones con otros grupos, y personas
dan la necesidad de conocer nuevos horizontes y formas de vida. Propicia una mayor
trascendencia de la persona. La vida social ayuda a no encerrarse en un pequeño núcleo
que lo limite; sino que favorezca el incremento político, cultural, recreativo, afectivo y de
nuevas lealtades, proporcionan esquemas de comparación y de crecimiento a la misma vida
de pareja y familia.
EL YO FÍSICO
El cuerpo es el aparato sensible a través del cual captamos el mundo que nos rodea. El sr
humano, primero se acepta a si mismo, a través de sus sentidos, y desarrolla una primera
imagen de si a través de su cuerpo. Un cuerpo sano favorece una mejor imagen de sí
mismo. El conocimiento y el cuidado del propio aparato físico es la base de un crecimiento
sano, a través del cuerpo se manifiestan las necesidades y sentimientos, la agresividad y el
amor. Cuando reprimimos las emociones y nos sobrecargamos de tensión, se manifiesta en
la tensión del tono muscular, y en el largo plazo de los músculos pueden trascender
permanentemente con la consecuente inestabilidad para captar lo bello para sentir y
propiciar el proceso normal de pensamiento y reflexión.
De aquí la importancia del cuidado del cuerpo de una dieta adecuada que no intoxique al
organismo y del ejercicio físico para descargar la tensión y tener un tono muscular
adecuado.
La imagen de uno mismo, sobre todo en los primeros años, es aceptada a través de la
imagen que tenemos de nuestro cuerpo: a tal grado que ningún niño tenga un defecto de
equilibrio en sus piernas, genera una inseguridad para psíquica.
EL YO LABORAL
Nos referimos al trabajo en su sentido más amplio; no solo al trabajo remunerado, sino toda
acción humana que trasforma su medio. La educación formal e informal, la creación artística
y cultural la invención aplicación de la tecnología; la creación del ambiente físico y moral
etc.
EL YO ESPIRITUAL
Es área del encuentro más humano, si puede decirse así. Es la oportunidad de vivenciar y la
facultad de dar sentido y trascendencia; de descubrir el porqué y el para qué de la vida de
cada quien. El área que proporciona la integración total del ser humano en el amor y en el
trabajo. La oportunidad de dar y proyectarse de superar las limitaciones físicas y encontrar la
autorrealización mas allá de lo puramente sencillo y físico, más allá de las habilidades y
capacidades psíquicas.
Es la capacidad del gozo integral del arte, de la naturaleza, del amor y de la amistad; es la
capacidad de sentirse parte del esfuerzo de todo, de la humanidad, del grupo humano.
En la trascendencia los hombres y las mujeres han encontrado su mayor fuerza y las
mayores potencialidades. Han creado las mejores obras de la humanidad; las culturas mas
permanentes, las acciones heroicas, las obras más bellas y grandiosas; la sabiduría que
perdura a través de los siglos; los inventos, descubrimientos; y los actos de generosidad y de
humanismo.
CONCLUSIONES
La transformación del mundo se efectúa, pues, por la transformación de uno mismo; porque
el “yo” es producto y parte del proceso total de la existencia humana. Para transformarse, el
conocimiento de sí mismo es esencial; porque si no se conoce lo que uno es, no hay base
para el verdadero pensar, y sin conocerse a sí mismo, no puede haber transformación. Este
conocimiento de uno mismo, requiere una extraordinaria vigilancia de la mente; porque lo
que es sufre constante transformación, cambio, y, para seguirlo velozmente, la mente no
debe estar atada a ningún dogma ni creencia en particular, a ninguna norma de acción. Si
quieren seguir algo, de nada sirve estar atado. Para conocerse a ustedes mismos, tiene que
existir la vigilancia, la actitud alerta de la mente, en la que se esta libre de toda creencia, de
toda idealización, porque las creencias e ideales no hacen más que dar un color, pervirtiendo
la verdadera percepción. Si quieren saber lo que son, no pueden imaginar o creer en algo
que no son. Si soy codicioso, envidioso, violento, el solo hecho de tener un ideal de “no
violencia”, de “no codicia”, es de escaso valor. Pero el saber que uno es codicioso o violento,
el saberlo y comprenderlo, requiere una extraordinaria percepción. Exige honestidad,
claridad de pensamiento; mientras que perseguir un ideal alejado de lo que es, resulta una
escapatoria. Les impide descubrir y obrar directamente sobre lo que son.
BIBLIOGRAFÍA
• http://www.mundonuevo.cl/areas/Revista/enero2001/conocimientodesmismo.htm