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DESARROLLO PERSONAL Y PROFESIONAL

UNIDAD I
“LA PERSONA Y SU CONTEXTO SOCIAL”
Unidad I: La persona y su contexto social

1.2 CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO

"Conócete a ti mismo”

Habitualmente se cita esta frase: "Conócete a ti mismo", pero a menudo se pierde de vista su
sentido exacto. A propósito de la confusión que reina con respecto a estas palabras, pueden
plantearse dos cuestiones: la primera concierne al origen de esta expresión, la segunda a su
sentido real y a su razón de ser. Algunos lectores podrían creer que ambas cuestiones son
completamente distintas y que no tienen entre sí ninguna relación. Tras una reflexión y un
examen atento, claramente aparece que mantienen una estrecha conexión.

Si se les pregunta a quienes han estudiado la filosofía griega quién fue el hombre que
pronunció primero esta sabia frase, la mayoría de ellos no dudará en responder que el autor
de esta máxima es Sócrates, aunque algunos pretenden referirla a Platón y otros a
Pitágoras. De estos pareceres contradictorios, de estas divergencias de opinión, estamos en
nuestro derecho de concluir que esta frase no tiene por autor a ninguno de los filósofos
mencionados, y que no es en ellos dónde habría que buscar su origen.

Verdaderamente, el origen de la expresión estudiada se remonta mucho más allá de los tres
filósofos mencionados. Mejor aún: es más antigua que la historia de la filosofía, y supera
también el dominio de la misma.

Se dice que estas palabras estaban inscritas en la puerta del templo de Apolo en Delfos.
Posteriormente fueron adoptadas por Sócrates, así como por otros filósofos, como uno de
los principios de su enseñanza, a pesar de la diferencia que haya podido existir entre estas
diversas enseñanzas y los fines perseguidos por sus autores. Es probable, por lo demás,
que también Pitágoras haya empleado esta expresión mucho antes que Sócrates. Con ello,
estos filósofos se proponían demostrar que su enseñanza no era estrictamente personal, que
provenía de un punto de partida más antiguo, de un punto de vista más elevado que se
confundía con la fuente misma de la inspiración original, espontánea y divina.

Así, como el medio no podría ser tomado por un fin, el amor a la sabiduría no podría
constituir la sabiduría misma. Y debido a que la sabiduría es en sí idéntica al verdadero
conocimiento interior, se puede decir que el conocimiento filosófico no es sino un
conocimiento superficial y exterior. No posee en sí mismo, ni por sí mismo, un valor propio.
Solamente constituye un grado preliminar en la vía del conocimiento superior y verdadero,
que es la sabiduría.

Por todo lo precedente, vemos que el conocimiento real no tiene como vía a la razón, sino al
espíritu y al ser al completo, pues no es otra cosa que la realización de este ser en todos sus
estados, lo que constituye el fin del conocimiento y la obtención de la sabiduría suprema.
Conocimiento de sí mismo

“El conocimiento de sí mismo es el principio de la sabiduría y, por lo tanto, el


comienzo de la transformación o regeneración. El conocimiento de nosotros no puede
dárnoslo nadie ni habrá de hallarse en libro alguno. Consiste en verse de instante en instante
en el espejo de la convivencia, en ver la propia relación con los bienes, las cosas, las
personas y las ideas.” (J. Krishnamurti)

Debes conocerte bien para primeramente ser una persona viva, y así poder llegar a ser una
persona vital. Para esto debes formularte las siguientes preguntas: ¿Qué tanto me conozco?
¿Qué tanto me preocupo por mi desarrollo? ¿Qué quiero? ¿Qué tanto cuido mi salud
(corporal, emocional y mental)?

En nuestras sociedades pluralistas, urbanas y tecnológicas, estamos viviendo un proceso de


enajenación tal que no nos permite pensar, sentir y desear aquello que nos beneficie real,
personal y vitalmente. Los problemas del mundo son tan colosales, tan complejos, que para
comprenderlos y resolverlos hay que abordarlos de un modo muy sencillo y directo; y la
sencillez y visión directa no dependen de las circunstancias exteriores ni de nuestros
prejuicios y estados de ánimo individuales. La solución no ha de encontrarse, por ejemplo,
mediante conferencias o proyectos, ni substituyendo a los viejos dirigentes por otros nuevos.
Es evidente que la solución está en el creador del problema, en el creador de la maldad, del
odio y de la enorme falta de comprensión que existe entre los seres humanos. El causante
de estos daños, el creador de estos problemas, es el individuo y no el mundo, como
creemos.

Para ayudarnos a apartarnos de este torbellino, hay que hacer un autoanálisis y


autocuestionamiento sobre quién es y que necesita para ser o seguir siendo. Para esto
también podemos formular ciertas preguntas como: ¿Qué tanto me interesa mi crecimiento
profesional? ¿Qué debo hacer para vivir tranquilo? ¿Qué tanto me preocupa y qué debo
hacer para mi seguridad económica? ¿Qué tanto pienso en mí y qué tanto me quiero a mí
mismo?

En el conocimiento de mí mismo como persona vital en proceso de realización, tiende a ser


un conocimiento objetivo y realista en el cual me percibo a mí mismo como soy y no como
quiero ser. Es una aceptación cariñosa de mis fuerzas y limitaciones a partir de las cuales
puedo ir construyendo mayores posibilidades de crecimiento, de creatividad y gozo para mí
mismo y para los que me rodean.

Estos y otros cuestionamientos deben hacerse por una persona vital que en forma
sistemática se esté retroalimentando para mantenerse siempre alerta, despierta consciente y
conocedora de sí misma, de su contexto y de sus necesidades de crecimiento en todos los
planos. Recordemos a Sócrates en su célebre frase “Conócete a ti mismo”
Es una aceptación cariñosa de mis fuerzas y limitaciones a partir de las cuales puedo ir
construyendo mayores posibilidades de crecimiento, de creatividad, de gozo para mí mismo
y para los que me rodean.

Quizá el problema fundamental de la aceptación de mi mismo sea la conjugación dinámica


entre lo que actualmente soy y tengo y lo que quiero y puedo llegar a ser.

Una aceptación pasiva total lleva a la muerte psicológica, un exagerado desear ser distinto al
que soy, lleva al stress y angustia por no alcanzar los objetivos que me he planteado.

Carl Rogers expresa claramente este crecimiento dinámico y aceptación de la persona al


hablar de la distancia entre el yo real y el yo ideal.

El Conocimiento de sí mismo

Por J. Krishnamurti

El conocimiento de sí mismo es el principio de la sabiduría y, por lo tanto, el comienzo de la


transformación o regeneración. El conocimiento de nosotros no puede dárnoslo nadie ni
habrá de hallarse en libro alguno. Consiste en verse de instante en instante en el espejo de
la convivencia, en ver la propia relación con los bienes, las cosas, las personas y las ideas.
Los problemas del mundo son tan colosales, tan complejos, que para comprenderlos y
resolverlos hay que abordarlos de un modo muy sencillo y directo; y la sencillez y visión
directa no dependen de las circunstancias exteriores ni de nuestros prejuicios y estados de
ánimo individuales. Como ya lo he señalado, la solución no ha de encontrarse, por ejemplo,
mediante conferencias o proyectos, ni sustituyendo a los viejos dirigentes por otros nuevos.
Es evidente que la solución está en el creador del problema, en el creador de la maldad, del
odio y de la enorme falta de comprensión que existe entre los seres humanos. El causante
de estos daños, el creador de estos problemas, es el individuo; ustedes y yo, no el mundo,
como creemos.

El mundo es su relación con el otro. El mundo no es algo que existe aparte de ustedes y de
mí. El mundo, la sociedad, es la relación que establecemos o procuramos establecer entre
unos y otros; de suerte que ustedes y yo somos el problema, no el mundo; porque el mundo
es la proyección de nosotros mismos, y para comprender al mundo primero tenemos que
comprendernos a nosotros mismos.

El mundo no está separado de nosotros; somos el mundo, y nuestros problemas son los
problemas del mundo. Esto debe repetirse con mucha frecuencia, porque somos de
mentalidad tan indolente que no creemos de nuestra incumbencia en los problemas del
mundo. Creemos que deben ser resueltos por las Naciones Unidas o con el reemplazo de
los viejos dirigentes por otros nuevos. Es una mentalidad bien torpe la que piensa de ese
modo, porque nosotros somos responsables de la horrible miseria y confusión que hay en el
mundo, de la guerra que nos amenaza.

Para transformar el mundo, debemos empezar por nosotros mismos y, en ese caso, lo
importante es la intención. La intención tiene que consistir en comprendernos a nosotros
mismos y en no dejar a otros la responsabilidad de transformarse o producir un cambio
mediante la revolución, ya sea de izquierda o de derecha. Es, pues, importante comprender
que ésta es nuestra responsabilidad, la de ustedes y la mía; porque, por pequeño que sea el
mundo en que vivimos, sí podemos transformarnos, sí podemos hacer surgir un punto de
vista radicalmente diferente en nuestra existencia diaria. Sólo entonces, tal vez lograremos
afectar al mundo en general, y a las extensas relaciones de unos con otros.

ENERGÍA VITAL Y SALUD

Como ya se mencionó anteriormente, para poder llegar a ser una persona vital, hay que
mantener un nivel de energía suficiente. Este nivel de energía está necesariamente basado
en un estado de buena salud que permita un adecuado funcionamiento del organismo
humano; tanto en lo físico como en lo fisiológico, psicológico y espiritual.

Conviene reflexionar en este punto sobre la importancia de una buena alimentación, un


régimen ordenado de vida y trabajo, un interés permanente sobre las necesidades que el
cuerpo y el espíritu demandan. Recordemos otra cita clásica “mente sana en cuerpo sano”.

En el estudio de Abraham Maslow sobre la persona autorealizada, es decir, que han estado
funcionando vitalmente a plenitud, se advierte con eso respecto a la característica de las
personas “Naturalistas” en el sentido de tener una preocupación del cuerpo y espíritu a
quienes les interesa comer bien y gustar la comida, el dormir bien y gozar el sueño y el llevar
una vida sexualmente activa y gozosa, aceptantes estas personas de su naturaleza animal
así como de su trascendencia espiritual. En una palabra orientadas a la promoción de la
salud física, psicológica y espiritual.

UNA ACTITUD DE APRENDIZAJE

La persona en crecimiento es aquella que se dice a sí misma: “nunca acabaré de aprender”,


esto es, la conciencia clara de que es inagotable la dosis y necesidad de aprendizaje en la
vida. Este tema se tocara más profundamente en la parte de “aprendizaje experiencial”.

La persona que se lanza a la tarea de ser vital es aquella que trata de aprender de cualquier
experiencia que la vida le ponga enfrente, desde la más insignificante hasta la más
trascendente y profunda.

La persona que se plantea sacar provecho, obtener algo, aprender de cualquier experiencia
es aquella a la que puede llamarse sabia.

Nos parece oportuno recordar la diferencia que hacia Heraclito entre el conocimiento y la
sabiduría; el primero como el cúmulo de datos conocidos por la persona – erudito-; y la
segunda, como la capacidad de ser feliz a partir de lo que la vida me enseña- el sabio-. Este
concepto nos lleva de la mano a la concepción del Aprendizaje Significativo como aquel que
me ocasiona una cambio interior (actitudes) y que se refleja en nuevos comportamientos
(conductas). Decimos con plena seguridad que si no hay nuevas conductas, no hubo
aprendizaje.
El aprendizaje significativo desde luego toma en cuenta el concepto teórico-conceptual,
formal, curricular pero creemos que este no es fundamental para una vida sabia y feliz,
es solo un conocimiento complementario.

Para tener un aprendizaje significativo el hombre auto realizado se caracteriza por una
actitud de sorpresa o asombro ante la vida en la que puede contemplar con simplicidad,
humildad, sencillez, los fenómenos cotidianos de la naturaleza y de la relación humana una y
otra vez y gozarlos con nueva frescura, recrearse con ellos y sacar el fruto de la experiencia,
es decir, aprender.

Esta actitud de frescura y asombro se combina con la profunda necesidad de encontrarle


sentido a la vida y crear una filosofía propia que explique y de congruencia al fenómeno vital.

CAPACIDAD Y ACTITUD PARA EL CAMBIO

La capacidad de cambiar, ha llegado a ser la única determinante de supervivencia. Estamos


como lo hemos dicho, en una época de cambios, la capacidad para cambiar han dicho varios
pensadores, ha llegado a ser la única determinante de supervivencia.

Todos decimos, el cambio es equivalente a la vida, la vida es cambiar y el cambiar es signo


de vitalidad.

La persona vital es aquella que tiene la capacidad de vivir y procurarse nuevas experiencias,
nuevos valores, nuevos trabajos, nuevos estilos y formas de vida congruentes con sus
deseos y posibilidades.

“Lo único permanente es el cambio”.

Nosotros decimos el cambio es equivalente a la vida, la vida es cambio y el cambiar es signo


de vitalidad. No se trata, desde luego, del cambio por el cambio o de cambiar porque está de
moda; nos referimos al cambio evolutivo y al no evolutivo, a partir de lo cual la persona crece
y madura.

En este punto cobra singular importancia el tema de la resistencia al cambio, que se


transforma en una incapacidad para fomentar o aceptar la innovación de los diversos planos
de vida humana.

Cabe aclarar que la resistencia al cambio no es un tópico que se refiere a la edad adulta,
madurez o vejez, es propia del total de las etapas del desarrollo psicológico del ser humano.

Es muy importante en la capacidad y aptitud frente al cambio, el tema de la “clarificación de


valores” que pueden entenderse como un camino por el cual las personas vitales en forma
sistemática cuestiona, analizan, rechazan, adoptan o bien confirman sus valores tanto
teórica como vivencialmente y al decir sus valores, nos referimos a los suyos realmente, no
aquellos que viven en función de su educación temprana, o de algunas otras influencias que
les impidieron una adopción libre y consciente de sus valores.

Pero recordemos, que lo único permanente es el cambio.


EL SENTIDO DE LOGRO, VITALIDAD Y TRABAJO

Algunas personas dedicadas al estudio de sí mismo como son Maslow, Rogers, McClelland y
otros, han señalado el “Sentido del logro” como uno de los motivadores más importantes que
dirigen la energía física y emocional del ser humano hacia la consecución de objetivos y han
señalado el tema como uno de los problemas actuales en la relación sinérgica hombre-
trabajo-organización.

Aunque no el único, pero si para la persona madura y adulta el trabajo es el fenómeno que
más sentido y realidad de logro le brinda.

No pretendemos profundizar en toda una teoría sobre el trabajo, sin embargo queremos
señalar aquellos aspectos del trabajo, entendiéndolo más como un fenómeno liberador,
actualizador y trascendente para el ser humano. Desde luego, rechazamos todo sistema de
trabajo enajenante que frustra y mata psicológicamente las capacidades y los talentos del
hombre así como una motivación, creatividad y responsabilidad.

En primer término, el trabajo es natural al hombre, es decir, es una forma natural de


establecer un contacto con la naturaleza, con el cosmos.

“trabajar no será para nosotros un escape de nosotros mismo, sino una expresión creativa
de las fuerzas espontáneas de la persona que ha afirmado conscientemente su relación con
el mundo y con su semejantes”.

Peter Drucker ha insistido que el hombre vital es aquel que imprime un sello personal a su
trabajo, crea su propio puesto y le da un sentido original a su labor cotidiana; trátese de un
carpintero, de un alto ejecutivo o de un artista. Hace suyo el trabajo y lo trasciende. El
trabajo, lo sabemos, no es contrario ni negativo para el hombre. Trabajar significa un
desplazamiento y encauzamiento de nuestra energía vital, física, emocional y mental. Por lo
tanto, trabajar es una forma sana de vivir y una condición de vitalidad.

El hombre tiene dos caminos de trascendencia: el trabajo y las relaciones de amor. El reto
vital consiste en trascender creando, o trascender destruyendo. Por eso se dice que el
hombre vital ejercita y desarrolla sus potencialidades en lugar de arrastrar su existencia
destruyéndose.

El trabajo en nuestra orden de ideas es una forma de conocerme a mí mismo. El tipo de


trabajo que realizo, la calidad y motivación que le imprimo son medios de saber quién soy,
como soy, que me hace a mí lo que hago, como lo hago, porque lo hago, para que lo hago,
con quien lo hago. Además de lo anterior, el trabajo es un medio de sobrevivir y no solo nos
referimos al trabajo o tarea remunerada o asalariada, sino a todo tipo de labor estructurada y
organizada en un ambiente socioeconómico. En este sentido el trabajo es una forma de
responder a nuestra naturaleza social, lo que quiere decir es que a través de nuestras
labores podemos ayudar solidariamente, cuando los resultados de nuestro trabajo beneficien
a otros.

Finalmente, el trabajo, es una forma de trascender y ser un autentico “ser humano”. Por ello
se concibió al hombre en una época clásica como el homo Faber. Eric Fromm señala que el
hombre tiene dos caminos de trascendencia: el trabajo y la relación de amor. El reto vital
consiste en trascender creado, o trascender destruyendo. Por eso decimos que el hombre
vital ejercita y desarrolla sus potencialidades en lugar de arrastrar su existencia
destruyéndose.

BIBLIOGRAFÍA

• Casares, D. Y Silicio, A. PLANEACIÓN DE VIDA Y CARRERA. México,


Limusa/Noriega, 1990

• Berumen, Gomar y Gómez. ÉTICA DEL EJERCICIO PROFESIONAL. Ed. F. H.


Hesselhbein Marchal Goldsmith, USA, 2000.

• http://www.mundonuevo.cl/areas/Revista/enero2001/conocimientodesimismo.htm
Unidad I La persona y su contexto social

1.2.1 Dimensiones del yo

UNIDAD I LA PERSONA Y SU
CONTEXTO SOCIAL

I.2.1 DI MEN S I ON ES DEL YO


Dimensiones del “Yo”

YO FAMILIAR

YO SOCIAL YO PRIVADO

DIMENSIONES DEL “YO”

YO FISICO YO ESPIRITUAL

YO LABORAL

El yo privado

CARACTERISTICAS:
 Relación con uno mismo
 Construcción de sentimientos hacia uno mismo:
 Afecto  Autorrechazo

 Autoconfianza  Devaluación

 Fortaleza  Inferioridad

 Seguridad personal  Autodesconfianza


El yo familiar

Paternidad Pertenencia

EL yo familiar
Refugio Seguridad

Afecto

El yo social
“El hombre es social por naturaleza”

Expansión de sí mismo

Relaciones con grupos Amistades


El yo físico
Desarrollo y cuidado del propio cuerpo y la salud

NUESTRA IMAGEN

SENTIMIENTOS RELACIÓN CON EL MUNDO

El yo laboral

Relación humana Utilidad

EL MUNDO DE
Fuerza física Trascendencia
TRABAJO

Inteligencia Aportar
El yo espiritual

Alienta a obrar

Valor

Esfuerzo

La “Fe”

Unidad I: La persona y su contexto social

1.2.1 DIMENSIONES DEL YO

El reto más importante del ser humano es el lograr y mantener un equilibrio vital que le
permita alcanzar su plenitud, el máximo de su desarrollo físico, emocional y espiritual. Este
desarrollo se fundamenta en el conocimiento de uno mismo en el descubrimiento de sus
principales fuerzas. La sabiduría del hombre en la construcción de si mismo, está en fincar
su propio ser, en sus potencialidades y en sus fuerzas, no en sus debilidades.

Este equilibrio significa el compromiso total que asegure a vivir en plenitud sus distintas
facetas humanas. Los psicólogos suelen decir que el ser humano tiene seis dimensiones del
“Yo”:

- Él yo privado o intimo
- El yo familiarel yo social
- el yo físico
- el yo laboral
- El yo espiritual.
EL YO PRIVADO O ÍNTIMO

Es la relación con uno mismo, de la que ya se ha tratado en el tema de vitalidad que es la


capacidad de autoconocimiento, de relación con uno mismo. Este yo íntimo se construyen
los sentimientos más profundos hacia uno mismo: de aprecio, afecto, auto confianza,
fortaleza, seguridad personal, auto comprensión, exigencia, perdón etc.; o los sentimientos
autoconstructivos de rechazo; devaluación, inferioridad, auto desconfianza.

Estos sentimientos, inicialmente en la vida de cada quien, los introyecta en función de los
sentimientos que recibe uno de los padres, maestros y en general del medio ambiente. De
ahí la importancia de los primeros mese y enseñanzas de la vida y de las primeras
relaciones en la historia de cada quien, sin embargo partir de la adolescencia, uno se va
convirtiendo en una responsable y escultor de esos sentimiento.

En el equilibro vital, el ser humano que busca su auto relación dedicara tiempos de
autorreflexión, de introspección para conocer sus estados de ánimo, las relaciones causadas
de los mismos; para definir sus metas y analizar la congruencia de sus acciones; dedicara
tiempo a fluir sus sentimientos más profundos a estar consigo mismo.

En este proceso ayuda a la meditación, el escuchar música, el estar a solas, el escribir las
propias vivencias y experiencias, el gozar las vivencias y las mismas relaciones
interpersonales profundas de amistad, amor, de auto descubrimiento; pero sobre todo la
capacidad de introspección y auto análisis.

EL YO FAMILIAR

El ser humano tiene la necesidad de pertenecida; de convivir en su grupo primario en el cual


siente permanencia, seguridad identificación, afecto y refugio. En su núcleo familiar se da la
maternidad y paternidad, el sentido de trascendencia entre los hijos, la necesidad de
transmitir la propia experiencia y transmitir no solo la vida física, sin propiciar el crecimiento
total de los suyos. Se da la hermandad, los lazos de sangre, la lealtad. De manera
sobresaliente, se da la relación amorosa, la relación en pareja y la vida sexual trascendente.

En el núcleo familiar y en la relación de pareja se procura la educación crecimiento, no solo


en los hijos, sino de los mismos padres, se facilita el intercambio amoroso, afectivo de
manera cotidiana y permanente. En este entorno se da el descanso y el juego.

Desde luego, la risa que se obtiene no se da gratuitamente, es necesario consumirla


construirla, alimentarla y acrecentarla.

No es una relación fácil: sino que implica compromiso y entrega. La familia puede ser la
relación más destructiva del ser humano.

Una familia enferma produce la neurosis y la psicosis y las psicopatías. En el seno de la


vivencia familiar encontramos la génesis de las guerras, de las dictaduras, del progreso y de
la democracia.
EL YO SOCIAL

Todo ser humano tiene la necesidad de una mayor expansión de sí mismos y enriquecerse
más allá de su núcleo familiar. Las amistades, las relaciones con otros grupos, y personas
dan la necesidad de conocer nuevos horizontes y formas de vida. Propicia una mayor
trascendencia de la persona. La vida social ayuda a no encerrarse en un pequeño núcleo
que lo limite; sino que favorezca el incremento político, cultural, recreativo, afectivo y de
nuevas lealtades, proporcionan esquemas de comparación y de crecimiento a la misma vida
de pareja y familia.

EL YO FÍSICO

El desarrollo y el cuidado del propio cuerpo y la salud, ya ha sido tratado ampliamente en el


tema de la vitalidad, por lo que solo haremos hincapié en la importancia de la relación del yo
fisco, es decir, de la relación que yo tenga de mi cuerpo y de su impacto con los demás “yo”.

El cuerpo es el aparato sensible a través del cual captamos el mundo que nos rodea. El sr
humano, primero se acepta a si mismo, a través de sus sentidos, y desarrolla una primera
imagen de si a través de su cuerpo. Un cuerpo sano favorece una mejor imagen de sí
mismo. El conocimiento y el cuidado del propio aparato físico es la base de un crecimiento
sano, a través del cuerpo se manifiestan las necesidades y sentimientos, la agresividad y el
amor. Cuando reprimimos las emociones y nos sobrecargamos de tensión, se manifiesta en
la tensión del tono muscular, y en el largo plazo de los músculos pueden trascender
permanentemente con la consecuente inestabilidad para captar lo bello para sentir y
propiciar el proceso normal de pensamiento y reflexión.

De aquí la importancia del cuidado del cuerpo de una dieta adecuada que no intoxique al
organismo y del ejercicio físico para descargar la tensión y tener un tono muscular
adecuado.

La imagen de uno mismo, sobre todo en los primeros años, es aceptada a través de la
imagen que tenemos de nuestro cuerpo: a tal grado que ningún niño tenga un defecto de
equilibrio en sus piernas, genera una inseguridad para psíquica.

Un niño con algún defecto físico notable, desarrollara un sentimiento de inferioridad..

La fealdad genera sentimientos de auto rechazo, etc.

Estos sentimientos, a su vez producen sentimientos auto compensados que favorezcan el


desarrollo de otras facultades.

EL YO LABORAL

Es nuestra prolongación y transformación en nuestro mundo. Es una fuente de crecimiento


personal y desarrollo de nuestras cualidades. Las mejores horas de nuestros días y los
mejores días de nuestra vida transcurren en el trabajo.
El trabajo nos da la oportunidad de ser útiles, de sentir la fuerza y potencial humana de
modificar y crear el medio de aportar y trascender; de sentir el poder de la inteligencia, de la
fuerza física y de la relación humana, aunque también, mal encausado destruya a las
personas, a las naciones y al medio ambiente; destruye la auto estima y la seguridad
personal.

Nos referimos al trabajo en su sentido más amplio; no solo al trabajo remunerado, sino toda
acción humana que trasforma su medio. La educación formal e informal, la creación artística
y cultural la invención aplicación de la tecnología; la creación del ambiente físico y moral
etc.

EL YO ESPIRITUAL

Es área del encuentro más humano, si puede decirse así. Es la oportunidad de vivenciar y la
facultad de dar sentido y trascendencia; de descubrir el porqué y el para qué de la vida de
cada quien. El área que proporciona la integración total del ser humano en el amor y en el
trabajo. La oportunidad de dar y proyectarse de superar las limitaciones físicas y encontrar la
autorrealización mas allá de lo puramente sencillo y físico, más allá de las habilidades y
capacidades psíquicas.

Es la capacidad del gozo integral del arte, de la naturaleza, del amor y de la amistad; es la
capacidad de sentirse parte del esfuerzo de todo, de la humanidad, del grupo humano.

Es la capacidad de encontrar el sentido y la dirección; de encontrar las decisiones que


orienten y vinculen el destino personal. Que orienten e integren las acciones, los impulsos y
los sentimientos. Esta es la capacidad de vincular el esfuerzo y la vida personal con los
otros, con la naturaleza y con dios.

En la trascendencia los hombres y las mujeres han encontrado su mayor fuerza y las
mayores potencialidades. Han creado las mejores obras de la humanidad; las culturas mas
permanentes, las acciones heroicas, las obras más bellas y grandiosas; la sabiduría que
perdura a través de los siglos; los inventos, descubrimientos; y los actos de generosidad y de
humanismo.

CONCLUSIONES

El conocimiento de sí mismo es el principio de la sabiduría y, por lo tanto, el comienzo de la


transformación o regeneración. El conocimiento de nosotros no puede dárnoslo nadie ni
habrá de hallarse en libro alguno. Consiste en verse de instante en instante en el espejo de
la convivencia, en ver la propia relación con los bienes, las cosas, las personas y las ideas.

Como se ha dicho, se trata de descubrir el proceso de la comprensión de nosotros mismos,


que no es un proceso de aislamiento. No es el retiro del mundo, porque aislados no
podemos vivir. Ser es estar relacionado, y el vivir en el aislamiento es cosa inexistente. Es la
falta de verdadera convivencia lo que causa conflictos, miseria y lucha; y, por pequeño que
sea nuestro mundo, si podemos transformar nuestras relaciones dentro de ese pequeño
mundo, ello será como una onda que se extiende constantemente hacia afuera. Creo que es
importante ver eso, o sea, que el mundo es nuestra interrelación, por estrecha que sea; y si
ahí podemos producir una transformación –no superficial sino radical- entonces
empezaremos activamente a transformar el mundo.

La verdadera revolución no se realiza conforme a una norma determinada, de izquierda o de


derecha. Buscamos una revolución de valores, una revolución que lleva de los valores
sensorios a los que no son sensorios ni creados por influencias ambientales. Para encontrar
esos verdaderos valores que traerán una revolución radical, una transformación o una
regeneración, es esencial que uno se comprenda a sí mismo. El conocimiento de sí mismo
es el principio de la sabiduría y, por lo tanto, el comienzo de la transformación o
regeneración. Por consiguiente, es importante descubrir esas cosas por nosotros mismos,
pues el conocimiento de nosotros no puede dárnoslo nadie ni habrá de hallarse en libro
alguno. Tenemos que descubrir, y para descubrir, tiene que haber intención, búsqueda e
investigación. Mientras esa intención de descubrir, de inquirir hondamente, sea débil o no
exista, una simple aseveración, o un deseo casual de investigar sobre sí mismo, tienen muy
escasa significación.

La transformación del mundo se efectúa, pues, por la transformación de uno mismo; porque
el “yo” es producto y parte del proceso total de la existencia humana. Para transformarse, el
conocimiento de sí mismo es esencial; porque si no se conoce lo que uno es, no hay base
para el verdadero pensar, y sin conocerse a sí mismo, no puede haber transformación. Este
conocimiento de uno mismo, requiere una extraordinaria vigilancia de la mente; porque lo
que es sufre constante transformación, cambio, y, para seguirlo velozmente, la mente no
debe estar atada a ningún dogma ni creencia en particular, a ninguna norma de acción. Si
quieren seguir algo, de nada sirve estar atado. Para conocerse a ustedes mismos, tiene que
existir la vigilancia, la actitud alerta de la mente, en la que se esta libre de toda creencia, de
toda idealización, porque las creencias e ideales no hacen más que dar un color, pervirtiendo
la verdadera percepción. Si quieren saber lo que son, no pueden imaginar o creer en algo
que no son. Si soy codicioso, envidioso, violento, el solo hecho de tener un ideal de “no
violencia”, de “no codicia”, es de escaso valor. Pero el saber que uno es codicioso o violento,
el saberlo y comprenderlo, requiere una extraordinaria percepción. Exige honestidad,
claridad de pensamiento; mientras que perseguir un ideal alejado de lo que es, resulta una
escapatoria. Les impide descubrir y obrar directamente sobre lo que son.

BIBLIOGRAFÍA

• Casares, D. Y Silicio, A.PLANEACIÓN DE VIDA Y CARRERA. México,


Limusa/Noriega, 1990

• Berumen, Gomar y Gómez. ÉTICA DEL EJERCICIO PROFESIONAL. Ed. F. H.


Hesselhbein Marchal Goldsmith, USA, 2000.

• http://www.mundonuevo.cl/areas/Revista/enero2001/conocimientodesmismo.htm

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