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El mensaje a Laodicea

Apocalipsis 3:14-22
Introducción a la ciudad de Laodicea
La ciudad de Laodicea estaba ubicada a 69 km al sureste de Filadelfia. Era la puerta de
entrada a Éfeso, y hasta mediados del s. III a.C. se le conocía como Dióspolis (la ciudad
de Zeus). Alrededor del año 250 a.C. el gobernante sirio Antíoco II conquisto la ciudad
y le puso por nombre Laodicea, en honor a su esposa Laodice. La palabra Laodicea
significa "el juicio del pueblo," o "un pueblo justo."

1.- Los romanos convirtieron la ciudad en un centro judicial y administrativo, y


construyeron un sistema de carreteras en el que Laodicea se encontraba en una
encrucijada. Esto la hizo volverse un centro comercial importante, aumentar en tamaño
y conseguir riqueza e influencia.
2.- Dentro de sus productos principales estaba el préstamo de dinero, la lana con la cual
se fabricaban ropas costosas y la invención de un colirio eficaz para los ojos.
3.- Fue una ciudad destruida más de una vez por terremotos, pero sus recursos le
permitían volver a levantarse. De hecho, en una oportunidad rechazaron la ayuda
económica romana, argumentando que tenían suficientes recursos, e incluso ayudaron a
levantar las ciudades vecinas.
4.- En cuanto a la iglesia de Laodicea, se cree que su fundador fue Epafras, colaborador
del Apóstol Pablo. En Col. 4:13
5.- En la carta a los laodicenses no se hace ni una mención a los judíos, que habían sido
tan hostiles a las iglesias de Esmirna y Filadelfia. Esto hace suponer que la predicación
de los laodicenses resultaba inofensiva y tolerable para los numerosos judíos de la
ciudad.
6.- La iglesia de Laodicea estaba libre de problemas y persecuciones, tenían una vida
pareja, regular, sin los peligros relacionados con predicar el Evangelio como en la
Iglesia de Pergamo, ni los estragos provocados por los falsos maestros como la Iglesia
de Efeso, una iglesia acomodada en lo material, que disfrutaba de la riqueza de la
ciudad.
7.- Jesús no pronunció ni una palabra de alabanza o de consideración hacia esta iglesia,
en sus obras no había nada digno de destacar.
8.- Por último, el suministro de agua de Laodicea llegaba desde la ciudad de Hierápolis,
a una distancia de unos 10 km, por medio de un acueducto subterráneo. La fuente
contenía aguas termales, lo que hacía que al llegar a Laodicea, la temperatura del agua
fuera tibia y algo turbia. Estas aguas tenían valor medicinal, pero eran repulsivas al
viajero sediento que buscaba refrescarse.

I.- Saludo y presentación


Como ocurre en las 6 cartas anteriores, el Señor comienza presentándose, con títulos
que revelan su carácter y sus atributos.
(v. 14) Vemos que el Señor usa 3 títulos: El Amén, el Testigo Fiel y Verdadero; y el
Principio de la Creación de Dios.
A. El Amén: “Amén” es una palabra hebrea. Significa “ciertamente”, “en verdad”, “así
sea”, “verdaderamente”. (to amén = la certeza). Proviene de raíz de tres letras hebrea,
que significa “firme”, “confiable”, “confirmado”, “fiel”, “creer” (verbo). Is. 65:16, 2
Cor. 1:20,
B. El Testigo Fiel y Verdadero: el Señor Jesús ya se había presentado con este título al
principio de libro de Apocalipsis 1:5. Esto porque los términos “fiel” y “verdadero” son
ambos traducciones de la palabra hebrea “Amén” . Apocalipsis 22:6, Mt. 5:37, Mt.
12:36.
C. El principio de la creación de Dios: En Él todo se origina, y en Él todo se cumple.
En Él todo se inicia, y en Él todo se consuma. Él es el comienzo y el fin, el alfa y la
omega, el principio y el amén. Juan 1:1,3,14 y Col. 1:15-17, Is. 43:12-13.

II.- El reproche
(vv. 16-17) Para los laodicenses, tanto como para los de Sardis, sólo tuvo palabras de
reproche y ningún elogio.

Eran creyentes sin compromiso, sin determinación, con los brazos caídos y la mirada
perdida por desinterés y apatía. Para ellos daba igual ser frío o caliente, daba lo mismo
consagrarse o no, vivir por Cristo o no, servir a los hermanos o no, de hecho ni siquiera
habían falsos maestros. No eran ni decididamente falsos ni decididamente celosos de la
verdad, ni decididamente consagrados ni entregados completamente al mundo; No se
podía decir nada de esto sobre ellos. Sólo que eran tibios como el agua de su ciudad que
producía nauseas porque era tibia y cargada de carbonato de calcio. Una iglesia tibia es
una iglesia indefinida y ambigua. Él vomitará de su boca a quienes quieren tener un pie
en el camino angosto y otro en el camino ancho.

Sera que en nuestros días habremos cristianos como los Laodicenses?

 Creyentes que dicen venir a la iglesia porque necesitan recibir, pero no están dispuestos
a servir.
 Personas que quieren todos los beneficios de una congregación, como ser consolados,
aconsejados y enseñados, pero que no están dispuestos a trabajar y poner sus dones a
disposición del Señor y de los hermanos.
 Cristianos nominales que dicen creer en Jesús, pero que no quieren perder su reputación
ante los hombres, no están dispuestos a ser mal mirados como Jesús lo fue, ni
despreciados, ni perseguidos, ni insultados ni menospreciados como lo fue Jesús y
nuestros hermanos.
 Personas que se identifican con la fe cristiana pero que no quieren crecer en el
conocimiento de Cristo y de su Palabra, ni quieren crecer en consagración por miedo a
perder lo que aman en el mundo.
 Personas que se disgustan con quienes se guardan y santifican para el Señor, o con
quienes los exhortan a la fidelidad y la obediencia, acusándolos de graves y de
fanáticos.
 Creyentes a quienes les gusta escuchar la Palabra del Señor, pero que a la hora de
aplicarla a sus vidas oponen toda clase de excusas y justificaciones; y se escudan en que
su contexto los obliga, las circunstancias los presionan.

El problema principal de “Laodicea” es que no siente la necesidad de cambiar! Ella


dice: “Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad…” Ap.
3:17. “Laodicea” se cree justa, tal como indica la traducción de su nombre “pueblo
justo”.

Jesús dijo: “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No
he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento”. Lucas 5:31, 32.

La iglesia profética de “Laodicea” se encuentra en la condición del fariseo.


Recordemos la parábola del fariseo y del publicano. Lucas 18:9-14

III.- La solución (vv.18-19)


Yo te aconsejo que de mí compres:

Oro refinado en fuego: Por su vasta comodidad esta iglesia necesitaba un poco de
persecución para que su fe fuese refinada. 1 Pedro 1.7 RVR60

para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque
perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea
manifestado Jesucristo,

Vestiduras blancas: Apocalipsis 19.8 RVR60

Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el


lino fino es las acciones justas de los santos.

Colirio: Lucas 4.18 RVR60

El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a
los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a
los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;
Debemos ver el pecado como lo ve Dios y veremos nuestra verdadera condición
para luego poder arrepentirnos.

Conclusion: El Apóstol Pablo describe lo que debe ser nuestra actitud: “El amor de
Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por
consiguiente todos murieron. 15 Y él murió por todos, para que los que viven ya no
vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado” (2 Co. 5:14-15).
“Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo” (Ef.
5:14).

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