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LAS MATEMATICAS, EL LENGUAJE Y EL MUNDO

José Luis Abreu

Una aseveración, repetida constantemente por hombres de ciencia y pedagogos, es que debemos detenernos a pensar
en lo que hacemos. . . Debe hacerse precisamente lo contrario. La humanidad progresa por el número de actividades
que puede realizar sin pensar.

Alfred North Whitechead

Introducción darwiniana

El hombre tiene la facultad de hablar. En algún punto de la evolución de la especie humana, algún
hombre o mujer habrá asociado un sonido producido por su boca con algún objeto o persona,
creando la primera representación simbólica, la primera palabra. Debiera crearse una escena
fílmica que inmortalizara ese momento, como aquella de 2001 Odisea del Espacio en que el
hombre mono descubre la primera herramienta, un hueso, y la lanza al aire, convirtiéndose ésta en
una nave espacial.
Mediante el habla el hombre primitivo asoció símbolos sonoros a las cosas y a las
personas, lo que le permitió, con la ayuda de gestos y señas, comunicarse con otros hombres.
Deben haber transcurrido muchos miles de años entre la creación de las primeras
palabras, que eran símbolos verbales de individuos concretos (personas o lugares), a la de
palabras para designar clases de objetos como animales y plantas. Tal vez la primera palabra fue
mamá. No sabemos cuántas mamás concretas hubo antes de que la palabra significara algo más
que un nombre propio. Los nombres genéricos o de clases de objetos, requieren un mayor
esfuerzo de abstracción que los nombres propios. Para aplicarlos con algún beneficio social es
necesario reconocer no aun individuo solamente, sino a una clase y poder distinguir los elementos
de esa clase de los de otras. Es probable que el lenguaje haya evolucionado abarcando primero lo
concreto e incluyendo poco a poco abstracciones cada vez más complejas.
Es notoria la abundancia de palabras con significados muy concretos en los lenguajes
primitivos y la ausencia de otras con significados más abstractos. Puede haber, por ejemplo,
nombres específicos para cada variedad de árbol, sin que exista a veces palabras para árbol. Los
lapones, por ejemplo, no tienen palabra para nieve, pero sí para cada uno de sus diferentes
estados y formas.
El estudio de la gramática en el lenguaje de los bebés ha revelado una regla muy precisa,
que probablemente surgió en tiempos muy remotos. Se observa que en cierta etapa del desarrollo
del lenguaje, hay solamente dos tipos de palabras: las abiertas o de tipo A como piedra, árbol, y
frío; y las de pivote o de tipo P como verde, mío y un. La regla dice que una frase se forma
mediante una sola palabra de tipo A, o juntando dos palabras de tipo A, o una de tipo A con una de
tipo P, pero nunca con una sola palabra de tipo P o juntando dos de ellas. Esta distinción indica la
aparición primero de las palabras abiertas, que simbolizan conceptos más o menos concretos, y
luego las de pivote, que se refieren a conceptos más abstractos o relaciones.
El lenguaje de los adultos es mucho más complicado que el de los bebés. Su gramática no
puede describirse dividiendo las palabras en dos clases, sino que es necesario distinguir entre
muchos tipos diferentes de palabras que tienen funciones muy variadas.
A pesar de numerosos intentos realizados, no se ha podido lograr una descripción
completa del lenguaje ordinario y, probablemente, la tarea sea imposible. Sin embargo, se han
logrado descripciones completas de algunas porciones del lenguaje de las matemáticas. Los
sorprendentes y profundos descubrimientos realizados en este campo muestran que cualquier
descripción simbólica del lenguaje tendrá, inevitablemente, ciertas limitaciones. El objeto de este
artículo es describir dichas limitaciones y señalar algunas consecuencias de su existencia.
No es necesario adentrarse en las matemáticas para comprender la esencia de un
lenguaje matemático. Esto lo ha demostrado Douglas Hofstadter con su famoso libro Gödel. Escher
y Bach. En las siguientes secciones intentaré presentar en forma resumida, pero sin ocultar los
detalles importantes, las características esenciales de un lenguaje matemático, escogiendo, como
ejemplo, el de la geometría plana.

Gramática de la geometría plana

La geometría plana tiene dos tipos de objetos elementales: puntos y rectas. Usaremos letras
mayúsculas A, B,..., H para denotar los puntos y letras minúsculas a, b,…, h para denotar rectas.
Expresiones como A´, C” y B”” podrán usarse también para denotar puntos y expresiones como d”,
h “” y b´para las rectas.
Para expresar las relaciones que guardan entre sí los puntos y las rectas usaremos los
símbolos =, EN y ENTRE, que indicarán respectivamente igualdad de puntos y rectas, pertenencia
de un punto a una recta y el que un punto sobre una recta reencuentre entre otros dos de la
misma. Las expresiones simbólicas de estas relaciones pueden interpretarse como reglas de
formación de proposiciones elementales, y son las primeras reglas gramaticales de la geometría
plana.
A partir de los objetos elementales pueden definirse otros más complejos llamados figuras,
que son
Agregaciones de puntos y rectas. Las figuras más sencillas que se utilizan en la geometría plana
son los segmentos, los rayos y los ángulos. El lector interesado podrá encontrar las definiciones de
estas figuras en el apéndice.
Los símbolos x, y, z, así como x´, x”, y””, z”,… se utilizarán para denotar figuras. Se dice
que dos figuras son congruentes cuando se pueden suponer moviéndolas sin deformarlas. La
relación de congruencia entre figuras la representaremos con el símbolo CONGRUENTE.
Utilizando los símbolos para puntos, rectas, figuras y relaciones, podemos expresar las
reglas gramaticales de la geometría plana (ver cuadro siguiente).
Los símbolos para puntos, rectas, figuras y relaciones se combinan mediante estas reglas
para formar las proposiciones atómicas del lenguaje de la geometría plana. Para formar
proposiciones diferentes de las atómicas, se requiere de otros símbolos y otras reglas: los de la
lógica.

La gramática de la lógica

Los objetos de la lógica son las proposiciones y las variables que intervienen en ellas. Para denotar
todas las proposiciones usaremos los símbolos P, Q, R, P´, Q´, R´, P”, Q”, R”,… Estos símbolos
representan las proporciones “abstractas” de la lógica.
Las proposiciones pueden combinarse para formar otras mediante los símbolos lógicos -,
o, &, =>, < = >, EXISTE y PARACADA, de acuerdo con las reglas de formación de proposiciones
que describiremos a continuación y que podemos denominar reglas gramaticales de la lógica:

Reglas gramaticales de la geometría plana:

RG.1 igualdad de puntos…………………………….. A = B


RG.2 igualdad de rectas…………………………....... a = b
RG.3 pertenencia de un punto a una recta………… A EN b
RG.4 que un punto B se encuentre entre
dos puntos A y C de una misma recta……………… B ENTRE A
RG. 5 x, y son figuras congruentes………................ x CONGRUENTES y

Reglas gramaticales de la lógica

RL.1. negación……............................. -P
RL.2. disyunción………………………. P o Q
RL.3. conjunción………………………. P & Q
RL.4. implicación…............................. P=>Q
RL.5. equivalencia…………………….. P< = > Q
RL.6. cuantificador existencial……….. EXISTE X: P
RL. 7. cuantificador universal…………. PARACADA X, P
-P se lee “no es cierto que P”. P o Q se lee “P o Q”. P & Q se lee “P y Q”. P=> se lee “P implica Q”
o “si P entonces Q”. P < = > Q se lee “P si y sólo si Q”. EXISTE X: P se lee “existe X tal que P”.
PARACADA X, P se lee “para toda X, P” o “para cada X, P”. En estas reglas el símbolo X se
denomina variable y puede representar puntos o rectas, es decir, objetos de la gramática de
nuestra geometría.
Los símbolos EXISTE y PARACADA se llaman cuantificadores. Su uso puede ilustrarse
con la proposición:

PARACADA b, EXISTE a: A EN b

que significa “para toda recta b existe un punto A que pertenece a b”.
Junto con los cuantificadores introdujimos además dos signos de puntuación, que son la
coma y el doble punto, los cuales forman, con los paréntesis, la totalidad de los signos de
puntuación que usaremos. Los paréntesis no se leen, solamente se utilizan para encerrar
proposiciones que han de combinarse con otras mediante los símbolos lógicos. Aunque los
paréntesis son dispensables en el lenguaje simbólico, resultan convenientes para dar mayor
claridad a las expresiones largas y complicadas. La coma también es “muda”, no se lee, solamente
sirve para separar la variable de la proposición. El doble punto se lee “tal que”.
Es importante notar que las reglas gramaticales de la lógica utilizan los símbolos de
proposiciones P, Q,… sin descomponerlos en elementos más concretos. Sin embargo, RL.6. y
RL.7. involucran a la variable X que se supone interviene en la composición de la proposición P. A
veces, para hacer esto explícito, en lugar de P se escribe P (X), indicando con ello que la
proposición P depende de la variable X.

El lenguaje de la geometría plana

El lenguaje de la geometría plana utiliza ocho clases de símbolos:

A B C A’ B”… los puntos


a b c a’ a’”… las rectas
x y z x” y’”… las figuras
= EN ENTRE CONGRUENTE las relaciones
X Y Z X’ Z’ Y’”… las variables
P Q R Q’ P’” R’’’’’… las proposiciones
- o & => < = > EXISTE PARACADA los símbolos lógicos
():, los signos de puntuación

Estos símbolos pueden combinarse unos con otros siguiendo las reglas gramaticales RG.1.,…,
RG.5, RL.1.,…, RL.7.
Llamamos proposiciones atómicas a las formadas únicamente con los símbolos para
puntos, rectas, figuras y relaciones, siguiendo las reglas Rg.1., …, RG.5. Se llaman proposiciones
concretas o gramaticalmente correctas, a las proposiciones atómicas y a las que pueden formarse
a partir de ellas, combinándolas con las reglas RL.1., …, RL.7.
Las proposiciones concretas del lenguaje de la geometría plana se forman a partir de las
proposiciones abstractas de la lógica, substituyendo en ellas los símbolos proposicionales y las
variables por proposiciones atómicas y objetos de la geometría, respectivamente.
Por ejemplo, en “P & Q=: P”, P y Q son proposiciones abstractas. Si las substituimos por las
proposiciones atómicas (A EN a) y (A ENTRE B C), obtenemos:

(A EN a) & (A ENTRE B C)= > (A ENTRE B C)

que es una proposición concreta, pero no atómica. Cuando en las secciones posteriores hablemos
de proposiciones, siempre nos referimos a proposiciones concretas o gramaticalmente correctas,
como las que acabamos de describir.
Los axiomas son una colección bien definida de proposiciones concretas del lenguaje que
se consideran verdaderas. Todas aquellas proposiciones que puedan deducirse de ellos siguiendo
las reglas de la lógica se denominan teoremas. El lector podrá encontrar en el apéndice una
descripción detallada de los axiomas de la geometría plana.
El lenguaje simbólico de otras ramas de las matemáticas resulta muy semejante al de la
geometría.

Curiosidades y perversiones de los lenguajes simbólicos

Antes del siglo XIX se pensaba que el lenguaje de la geometría o algún futuro refinamiento suyo,
tendría varias características importantes:

1. Ser perfectamente riguroso, de manera que lo que llegase a demostrarse siguiendo sus
reglas sería indudable.
2. Sus axiomas, de los que se derivarían los teoremas, serían verdades intuitivamente
evidentes que nadie podría negar sin caer en contradicción. Los teoremas serían
afirmaciones verdaderas.
3. Siguiendo las reglas de la lógica y partiendo de los axiomas, sería imposible llegar a
demostrar una proposición falsa. Esta propiedad se denomina la consistencia de la teoría.
4. Cualquier proposición verdadera debía poderse demostrar, es decir cualquier proposición
verdadera debería ser un teorema. Esta característica se denomina la plenitud de la teoría.
5. cualquier proposición gramaticalmente correcta debía ser verdadera o falsa, es decir toda
proposición del lenguaje, o su negación, debería se un teorema. En otras palabras, toda
proposición del lenguaje debería ser decidible.

Pues bien, al finalizar el primer tercio del siglo XX ya se sabía que todas estas características,
excepto la primera, son inalcanzables.
Un lenguaje no muy diferente al descrito en las secciones anteriores para la geometría
elemental puede hacerse perfectamente riguroso, pero el precio que debe pagarse para
conseguirlo es alto. Estas son las consecuencias del rigor absoluto:

a) Los axiomas dejan de ser verdades intuitivas y se convierten en proposiciones arbitrarias,


con el único requisito de que no deben contradecirse entre sí. Este hecho que queda de
manifiesto en al obra de David Hilbert, Los fundamentos de la geometría, publicada a
finales del siglo pasado, excluye la verdad de la teoría, la expulsa.
b) La consistencia de una teoría que no sea muy simple, no puede demostrarse. Esto se
muestra en la obra de Kurt Gödel Sobre las proposiciones formalmente indecidibles de
Principia Mathematicae y sistemas relacionados, publicada en 1931.
c) El resultado principal de la obra de Gödel mencionada en el párrafo anterior, es que en
cualquier sistema axiomático que sea lo suficientemente amplio para abarcar a los
números enteros, existen proposiciones verdaderas que no son teoremas, es decir, que no
se pueden demostrar. Esto niega la posibilidad de obtener la plenitud.
d) Finalmente, y también como consecuencia del trabajo de Gödel, resulta que en todo
lenguaje que abarque a los números enteros, existe alguna proposición concreta tal que ni
ella ni su negación pueden demostrarse, es decir, ni ella ni su negación son teoremas. En
otras palabras, en cualquier teoría axiomática que incluya a los números enteros existen
proposiciones indecidibles.

Gödel y las paradojas

En esta sección describimos las ideas fundamentales del trabajo de Gödel, que destruyó las
preconcepciones sobre el lenguaje riguroso y los sistemas axiomáticos.
El lenguaje nos permite hablar de lo que no existe, y nos permite decir cosas
aparentemente inteligentes sobre ello. La proposición anterior ejemplifica lo que firma.
Lo que no existe existe puesto que hablo de ello, pero por otro lado no existe puesto que
en eso radica su propia existencia.
Cualquier lenguaje suficientemente rico puede hacer afirmaciones sobre sí mismo y
expresar paradojas. Estas paradojas se han interpretado erróneamente como jugueteos sin
importancia, que no resisten un análisis serio. La realidad sobre las paradojas es muy distinta.
Supongamos que logramos construir una proposición concreta que denominamos P y que
satisface la igualdad lógica:

P = “P no puede demostrarse”.

Si P pudiera demostrarse entonces sería falsa y por lo tanto tendríamos una proposición
demostrada pero falsa, lo cual es imposible. Por lo tanto P no puede demostrarse.
Si –P = “P sí puede demostrarse” pudiera demostrarse, entonces –P sería verdadera y por
tanto también P podría demostrarse, con lo que tendríamos que –P y P serían verdaderas, lo cual
es una contradicción. Por lo tanto –P no puede demostrarse.
Esto nos lleva a que P es una proposición indecidible, es decir ni ella ni su negación
pueden demostrarse. De este mismo hecho y de su definición, resulta que P es una proposición
verdadera.
Kurt Gödel logró construir con absoluto rigor una proposición P como la que acabamos de
describir. Con ello logró demostrar que los conceptos de proposición verdadera y proposición
demostrable no son equivalentes. Hay proposiciones verdaderas que no se pueden demostrar y,
como tampoco se puede demostrar su negociación, resulta que tales proposiciones son
indecidibles.
El lenguaje nos permite hablar de verdad, pero hay, y siempre habrá, verdades
indemostrables. ¿Qué clase de verdades son esas? ¿Qué concepción del lenguaje ordinario
podemos tener ante estos hechos? Repasemos las teorías desarrolladas por uno de los filósofos
más destacados del siglo XIX.

Wittgenstein: el lenguaje como reflejo del mundo

Ludwig Wittgenstein fue uno de los pensadores de este siglo que más ha reflexionado sobre el
lenguaje. En sus dos obras principales, el Tractatus Logico-Philosophicus y las Investigaciones
Filosóficas, presentó dos teorías diferentes del lenguaje que vale la pena describir brevemente.
En el Tractatus dice que el lenguaje es una imagen o reflejo del mundo. Los objetos se
representan por nombres y los hechos por proposiciones. Las proposiciones que pueden decirse
con algún sentido son las que representan hechos observados, previsibles o falsificables (en el
sentido de Popper, por ejemplo). Las proposiciones que no representan hechos, no tienen sentido.
En esta concepción del lenguaje tienen una consecuencia lógica de gran trascendencia
filosófica: que le lenguaje no tiene la posibilidad de expresar nada que no sea un hecho en el
mundo real, es decir, que los problemas filosóficos no tienen sentido.
El mismo Wittgenstein aclaró en su obra posterior al Tractatus que el “no tener sentido” de
los problemas filosóficos no significa que no existan o no sean importantes. Los problemas
filosóficos son algo así como proposiciones gramaticalmente incorrectas.
La interpretación que dieron al Tractatus los filósofos más destacados de principios de siglo
como Russell, Moore y Frege, fue que negaba la posibilidad de la filosofía especulativa. Parece
haberles dado mucho placer la idea. Esta interpretación indignó a Wittgenstein a tal grado que lo
obligó a salir de su retiro autoimpuesto, durante el cual se había dedicado, por varios años, a
enseñar matemáticas a los niños austriacos.
Una de las consecuencias de su regreso a la filosofía es una nueva teoría del lenguaje,
que quedó plasmada en las Investigaciones Filológicas, una de sus obras póstumas.
Esta segunda teoría dice que el lenguaje es como una caja de herramientas o un juego de
instrumentos. Cada palabra y cada frase se caracteriza por el uso que de ellas se hace. Una
palabra debe verse como un instrumento y su significado como la manera de emplearse.
Las dos teorías parecen incompatibles porque, mientras el significado en la primera se
encuentra en los hechos del mundo, en la segunda lo determina el uso; mientras en la primera el
significado viene de algo completamente objetivo e independiente del usuario, en la segunda
depende exclusivamente de éste.
Se ha especulado mucho acerca de este aparente cambio de opinión. Continuando con la
tradición, me atrevo a sugerir que no huno tal cambio. Wittgenstein siempre tuvo en mente la
misma concepción del lenguaje.

Wittgenstein #2, otra vez, el lenguaje como reflejo del mundo

La verdadera descripción del lenguaje debe constar de proposiciones del mismo lenguaje y debe
describirlo totalmente; por tanto, debe hacer referencia a sí misma. Esta es una de las dificultades
que presenta toda teoría del lenguaje. Wittgenstein logró en el Tractatus construir una descripción
verdadera del lenguaje, pero que, como la proposición de Gödel, resultó indemostrable. Quienes
leyeron el Tractatus lo consideraron una demostración que validaba la descripción. Esta
interpretación no era la que Wittgenstein había pretendido. Aceptarla obligaba a incluir la
descripción en la teoría como un nuevo axioma, con lo que cambiaban completamente las reglas
del juego.
Wittgenstein sabía que era posible construir una descripción del nuevo lenguaje y que otra
vez sería una verdad indemostrable y su construcción volvería a interpretarse como una
demostración de la descripción y volvería a agregarse al lenguaje como un nuevo axioma y así
podría continuarse indefinidamente. Lo sabía porque conocía el trabajo de Gödel y reconocía la
relación que guardaba con su Tractatus. Por eso Wittgenstein escogió otro camino para describir el
lenguaje.
Su nuevo método no pretendía una descripción definitiva, puesto que ya se había
demostrado la imposibilidad de la tarea. El nuevo método de Wittgenstein consistió en mirar el
lenguaje no como un ente estático, sino como un ser vivo. Con este enfoque que no deja de ser
necesaria la utilización del lenguaje en su propia descripción, pero la idea genial de Wittgenstein
consistió en utilizarlo de una manera completamente distinta. No se trataba de construir una
descripción, sino mostrar por medio de analogías las relaciones entre el lenguaje y el mundo en
general. Sigue apareciendo la misma idea de que el lenguaje es un reflejo del mundo y que los
hechos en los nombre. La idea es la misma, sólo que ahora está consciente en Wittgenstein no es
su concepción del lenguaje, sino su concepción del mundo.
En efecto, descubrir que el lenguaje habita el mismo mundo que habitan los hombres, los
animales y las cosas, obliga a modificar muchas ideas y a ampliar en profundidad nuestra
concepción del mundo. El mundo no está ahí para que lo estudiemos sin alterarlo. Estudiarlo lo
modifica.
¿Cómo es posible el aprendizaje entonces? Aprender, dice Wittgenstein, es desarrollar una
habilidad. Enseñar es entrenar a alguien en el dominio de un método. Saber es ser capaz de actuar
con efectividad y destreza. Entender significa entender un lenguaje. Entender un lenguaje significa
saber usarlo.

Conclusión al estilo de Ortega

Y alguien que supo usar el lenguaje era un español que escribió muchas mentiras y con ellas dijo
su verdad. Inventó un hombre que sin sangre en las venas ni carne en los huesos es tan real como
su creador, y es además, inmortal. “Nuestro Señor Don Quijote”, le llamaba Unamuno sin distinguir
la creación del creador.
Otro que supo usar el lenguaje y era también español, escribió en algún lado que la
realidad radical es la vida, y si le hubiesen preguntado por el lenguaje habría dicho que vive.
La lógica matemática, los lenguajes simbólicos y los sistemas axiomáticos son parte de la
vida, de la realidad radical. Y lo que éstos intentan describir son también trozos de una realidad
vital. Las matemáticas del siglo XX nos han enseñado que una descripción perfecta puede
lograrse, pero pagando un precio muy alto que consiste en perder lo que se deseaba describir.
Esta es la gran lección del formalismo matemático.
El anhelo de entender, en el sentido de adquirir un modelo simbólico de lo que queremos
entender, ha contribuido al progreso del conocimiento científico. Pero el ideal es inalcanzable.
Desgraciadamente nuestro sistema educativo todavía no ha asimilado esta verdad y continúa
impulsando a los jóvenes únicamente a “entender” el mundo con base en modelos simbólicos, sin
reconocer la importancia del entrenamiento para la adquisición de habilidades y destreza en el
manejo de las herramientas y los instrumentos, tanto materiales como simbólicos, que nos ha
legado la historia. ¿No valdría la pena incorporar las enseñanzas de las matemáticas modernas a
nuestro sistema pedagógico?
Apéndice: Definiciones y axiomas de la geometría plana

Las axiomas son una colección de proposiciones concretas del lenguaje, que se consideran
verdaderas. Todas ellas proposiciones que puedan deducirse de ellos siguiendo las reglas de la
lógica se denominan teoremas.
Dividimos los axiomas de la geometría plana en dos grupos, el de la lógica por un lado y el
de la geometría plana propiamente dicha por otro.
Los axiomas de la lógica son los siguientes:

Axiomas de la lógica:

AL. 1. P o P= > P
AL. 2. P = > P o Q
AL. 3. P o Q => Q o P
AL. 4. (P=>Q) => [P o R) =: (Q O R)]
AL. 5. PARACADA X, P(X)=> P(Y)
AL. 6. PARACADA X, 8Q o P) => Q o PARACADA X, P
AL. 7. – (PARACADA X, P) < = > EXISTE X: - P

Algunos autores consideran AL. 7 como la definición de EXISTE a partir de PARACADA.


Las reglas gramaticales y los axiomas de la lógica están soportadas por las tres
definiciones siguientes:

P =: Q … es equivalente a…-P o Q
P&Q … es equivalente a…-(P o -Q)
P< = > Q … es equivalente a… (P=>Q) & (Q= >P)

que pueden emplearse en el curso de las demostraciones igual que si fueran otros axiomas.
Para poder enunciar los axiomas de la geometría plana debemos antes definir, a partir de
los puntos, las rectas y sus relaciones, otros objetos y otras relaciones.
DEFINICION 1. Dados tres puntos A, B y B’ sobre una recta, se dice que B y B’ se
encuentran del mismo lado con respecto a A, si A no está entre B y B’.
DEFINICIÓN 2. Un segmento AB se define a partir de una pareja de puntos A y B, y consta
de los puntos A, B y todos los puntos C tales que C se encuentra entre A y B.
DEFINICIÓN 3. Sean A y A’ dos puntos distintos sobre una recta a. El rayo que emana de
A y pasa por A’ es una figura que denotamos por RAYO(A, A’) y que consta de la totalidad de los
puntos C que se encuentran sobre la recta a del mismo lado que A´ con respecto a A.
DEFINICION 4. Un ángulo es una pareja de rayos que emanan del mismo punto. Dado tres
puntos A, B y C que no se encuentran sobre una misma recta, la expresión ABC denota el ángulo
formado por los dos rayos que emanan de B, uno de los cuales contiene al punto A y el otro
contiene al punto C.
La forma simbólica de estas definiciones aparecerá más adelante.
Los axiomas de la geometría plana, adaptados de los de Hilbert, son los siguientes.

Axiomas de la geometría plana:

AG. 1. Por cada par de puntos pasa una recta que los contiene.
AG. 2. Por cada par de puntos no pasa más que una recta que los contiene.
AG. 3. Cada recta tiene al menos dos puntos distintos.
AG. 4. Hay al menos tres puntos que no se encuentran en una misma recta.
AG. 5. Si B se encuentra entre A y C
AG. 6. Dados dos puntos A y B siempre hay un punto C en la línea que pasa por A y B, tal que B
está entre A y C.
AG. 7. Dados tres puntos sobre una recta no hay más que uno que se encuentra entre los otros
dos.
AG. 8. Si A y B son dos puntos sobre una recta a y A’ y C’ son puntos sobre una recta a’ entonces
existe un punto B’ en a’ tal que B’ y C’ están del mismo lado de A’ en a’ y AB es congruente con
A’B’.
AG. 9. Dos segmentos congruentes a un tercero son congruentes entre sí.
AG. 10. Si A, B y C son puntos de una recta y A’, B’ y C’ son puntos de otra recta; si AB y BC no
tienen puntos en común más que B y también A’B’ y B’C’ no tienen puntos en común más que B’;
y si AB es congruente a A’B’ y BC es congruente
AG. 11. Dados: un ángulo ABC, un rayo que emana de un punto B’ contenido en una recta d y un
punto cualquiera D que no se encuentra en la recta d, existe un único ángulo A’ B’, C’ se
encuentran del mismo lado de c que D.
AG. 12. Si dados seis puntos A, B, C, A’, B’, C’ se tiene que; AB es congruente a A’B’, AC es
congruente a A’C’ y el ángulo BAC es congruente al ángulo B’C’A’, entonces también el ángulo
ABC es congruente al ángulo A’B’C’.
AG. 13. Sea a una recta que no pasa por un punto A. Hay a lo más una recta b que pasa por A y
que no tiene ningún punto en común con a. (Axioma de Euclides.)
AG. 14. Si AB y Cd son dos segmentos, entonces existe un número n tal que n segmentos
congruentes con Cd construidos contiguamente a partir de A sobre el rayo que emana de A y pasa
por B, terminan en un punto E tal que E no se encuentra entre A y B. (Axioma de Arquímedes.)
AG. 15. A un conjunto de puntos sobre una recta, que satisfaga todos los axiomas de orden,
congruencia y el de Arquímedes, es decir: AG.4, …, AG. 10 y Ag.14, no se le puede agregar otro
punto sobre la misma recta de manera que sigan satisfaciéndose los mismos axiomas. (Axioma de
completud.)

Todos estos axiomas pueden escribirse utilizando únicamente el lenguaje simbólico. Para hacerlo
de manera eficiente se requieren las formas simbólicas de las definiciones 1, 2, 3, 4, y otras dos.

DEFINICIÓN 1.
(B B’ MISMOLADO A) < = > [EXISTE a: (A EN a) & (B EN a) & (B’EN A) 6 –(A ENTRE B B’)]
DEFINICIÓN 2.
x = AB < = > [(C EN x) < = > (C ENTRE A B) o (C = A) O (c= b)]
DEFINICIÓN 3.
x = RAYO (A, A’) < = >
C EN x < = > (A EN a) & (A´ EN a) & (C A´ MISMOLADO A)
DEFINICIÓN 4.
ABC = [RAYO (B, A), RAYO (B, C)]
DEFINICIÓN 5.
AB = CD +EF < = > EXISTE A’: (A’ ENTRE A B) & AA´(CONGRUENTE CD) & (A´B
CONGRUENTE EF)
DEFINICIÓN 6.
AB = nCD < = > AB = (…[(CD + CD] … + CD) donde Cd aparece n veces.

Para definición nCD fue necesario hacer uso de los números naturales, lo cual en realidad requiere
de otros cinco axiomas llamados los axiomas de Peano, los cuales no expondremos. Así mismo,
para representar simbólicamente el último axioma, se requieren los conceptos de la teoría de
conjuntos, que tampoco incluiremos. No hemos incluido la expresión simbólica de AG.11 para
dejarlo como ejercicio al lector interesado.
Para expresar este axioma es necesario también dar una definición. ¿Cuál es?
Los teoremas de la geometría plana son aquellas proposiciones que pueden obtenerse
utilizando únicamente los axiomas AG. 1., …, AG. 15. como proposiciones concretas,
combinándolos mediante las reglas lógicas RL. 1., …, Rl. 7. y utilizando los axiomas de la lógica
al.1., …, al. 7.
Es importante mencionar que el lenguaje que realmente se utiliza en la geometría cuando
se está trabajando en ella no se parece casi nada al lenguaje simbólico que hemos descrito. El
formalismo simbólico se ha desarrollado para estudiar el lenguaje de la geometría y no la
geometría misma.
Axiomas de la geometría plana en forma simbólica:

AG. 1. PARACADA A, PARACADA B, EXISTE c: (A EN c) & (B EN c9


AG. 2. –(A = B) & (A EN c) & (B EN c) & (A EN d) & (B EN d) => (c=d)
AG. 3. PARACADA a, EXISTE A: EXISTE B: (A EN a) & (B EN a) & -(A=B)
AG. 4. EXISTE A: EXISTE B: EXISTE C: PARACADA a, -[A EN a) & (B EN a) & (C EN a)]
AG. 5. B ENTRE A C = > - (A = B) & - (B = C) & - (C=A) & (B ENTRE C A)
AG. 6. (A EN a) & (B EN a) & -(A = B => EXISTE C: [C EN a) & (B ENTRE A C)]
AG. 7. (A EN a) & (B EN a) & (C EN a) => -[(A ENTRE B C) & (B ENTRE C A)]
AG. 8. (A EN a) & (B EN a) & (A´EN a´) & (C’ EN a’) & -(A = B) & -(A’ = C’) = > EXISTE B’: (B’ EN
a’) & (AB CONGRUENTE A’ B’) 6 (B´ C´ MISMOLADO A’)
AG. 9. (AB CONGRUENTE A’ B’) & (AB CONGRUENTE A” B”)=> A’ B’ CONGRUENTE A” B”
AG. 10. (B ENTRE A C) & (B’ ENTRE A’ C’) & (AB CONGRUENTE A’ B’) & (BC CONGRUENTE
B’ C’) => AC CONGRUENTE A’ C’
AG. 11. …
AG. 12. (AB CONGRUENTE A’ B’) & (AC CONGRUENTE A’ C’) & (BAC CONGRUENTE B’A’C’) =
> ABC CONGRUENTE A’ B’ C’
AG. 13. –(A EN A) => EXISTE b: PARACADA C, -[(C EN a) & (C EN b)]
AG. 14. PARACADA A, PARACADA B, PARACADA C, PARACADA D, EXISTE n: EXISTE E: (B
ENTRE A E) & (AE = nCD)
Ag. 15. …

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