Vous êtes sur la page 1sur 10

1

EL PORVENIR DE UNA ILUSIÓN SIGMUND FREUD (1)

Partiendo de argumentaciones y reflexiones sobre el origen de la civilización, Sigmund


Freud construyó a principios del siglo XX un breve pero certero ensayo sobre las causas de
la existencia de la religión en las sociedades occidentales desde la perspectiva del
psicoanálisis.
Pero con “El porvenir de una ilusión” Freud pretendía algo más; convencernos de la
idoneidad de construir una civilización irreligiosa para superar así una fase
intelectualmente arcaica de la Historia. Transcribimos a continuación, en orden progresivo
y siguiendo la secuencia de capítulos del ensayo, algunos de sus pasajes más penetrantes.
1. “Experimentamos así la impresión de que la civilización es algo impuesto a una
mayoría contraria a ella por una minoría que supo apoderarse de los medios de poder
y coerción.” (Con “una mayoría contraria a la civilización” Freud se refiere al hecho de
que los individuos sienten como un peso intolerable los sacrificios que la civilización
les impone)
2. “El hecho que solo mediante cierta coerción puedan ser mantenidas las instituciones
culturales es imputable a dos circunstancias ampliamente difundidas entre los
hombres: la falta de amor al trabajo y la ineficacia de los argumentos contra las
pasiones.” (Entendidas las pasiones como instintos a los que al ser humano le resulta
imposible renunciar. Pero según Freud, eso se debe a que ninguna cultura “ha
acertado aún con las instituciones capaces de influir sobre los hombres en tal sentido y
precisamente desde su infancia”)
3. “Cuando una civilización no ha logrado evitar que la satisfacción de un cierto número
de sus participantes tenga como premisa la opresión de otros, de la mayoría quizá -y
así sucede en todas las civilizaciones actuales-, es comprensible que los oprimidos
desarrollen una intensa hostilidad contra la civilización que ellos mismos sostienen con
su trabajo, pero de cuyos bienes no participan sino muy poco.” (Y por lo tanto
renieguen de las prohibiciones, controles, mandamientos e imperativos que se les
imponen e incluso se sientan impelidos a la rebelión)
4. “La satisfacción narcisista extraída del ideal cultural es uno de los poderes que con
mayor éxito actúan en contra de la hostilidad adversa a la civilización, dentro de cada
sector civilizado. No solo las clases favorecidas que gozan de los beneficios de la
civilización correspondiente, sino también las oprimidas, participan de tal satisfacción,
en cuanto al derecho a despreciar a los que no pertenecen a su civilización les
compensa de las limitaciones que la misma les impone a ellos.” (Es decir, que la lucha,
guerra u oposición cultural que existe entre las naciones o las civilizaciones del mundo
no es sino el mecanismo que relega a un segundo plano la insatisfacción que produce
la opresión y la desigualdad interna. Freud recalca que sin la satisfacción narcisista
“sería incomprensible que ciertas civilizaciones se hayan conservado tanto tiempo, a
pesar de la justificada hostilidad de grandes masas de hombres”.)
2

5. “Nos decimos que sería muy bello que hubiera un dios creador del mundo y providencia
bondadosa, un orden moral y una vida de ultratumba; pero encontramos harto
singular que todo suceda así tan a medida de nuestros deseos. Y sería más extraño aún
que nuestros pobres antepasados, ignorantes y faltos de libertad espiritual, hubiesen
descubierto la solución de todos estos estigmas del mundo.” (Y al mismo tiempo nos
dice “la ignorancia es la ignorancia. Ningún hombre razonable se conducirá tan
ligeramente en otro terreno ni basará sus juicios y opiniones en fundamentos tan
pobres”. A lo que cabría añadir: “e inexistentes”. No olvidemos que Freud en última
instancia es un científico.)
6. “De los hombres cultos y de los trabajadores intelectuales no tiene mucho que temer la
civilización. La sustitución de los motivos religiosos de una conducta civilizada por otros
motivos puramente terrenos se desarrollaría en ellos calladamente. Tales individuos,
son, además, de por sí, los más firmes substratos de la civilización. Otra cosa es la gran
masa inculta y explotada, que tiene toda clase de motivos para ser hostil a la
civilización. Mientras no averigüe que ya no cree en dios, todo irá bien. Pero ha de
llegar indefectiblemente a averiguarlo, aunque este ensayo mío no sea publicado.” (En
otras palabras, la religión frena la hostilidad de los explotados contra la civilización. Y
sin un dios ya no existen motivos para obedecer, respetar, cumplir las normas. Por
esta razón, no puede haber un vacío de valores. Solo los cultos y los irreligiosos
pueden proveerse de un sistema moral propio, beneficioso para él y para el prójimo.
Luego, el nivel cultural de la civilización es esencial a los propósitos de superar la
religión como fuente moral y social de una civilización desigual.)
7. “Me parecería insensato querer desarraigar de pronto y violentamente la religión.
Sobre todo, porque sería inútil. El creyente no se deja despojar de sus argumentos ni
con prohibiciones. Y si ello se consiguiera en algún caso sería una crueldad. Un
individuo habituado a los narcóticos no podrá ya dormir si le privamos de ellos.”
(Claramente vemos cómo la construcción de un nuevo sistema moral ha de producirse
desde abajo, es decir, en la infancia, el lugar en el que se construyen todos)
8. “El hombre no puede permanecer eternamente niño; tiene que salir algún día a la vida,
a la dura ‘vida enemiga’. Esta sería la ‘educación para la realidad’.” (Asimismo, el
estado de ignorancia y puerilidad en el que la religión sume al ser humano debe
terminar. Hay suficientes elementos de conocimiento para enfrentarse al mundo.
Existe un bagaje suficiente como para superar los relatos toscos que lo explican,
tratando de edulcorarlo. La vida es enemiga, la vida nos aniquila, la vida no conspira
para protegernos y mecernos. Tan solo por medio de la construcción de nuevas
escalas de valores podrá el hombre superar el status actual y perfeccionar el confort
colectivo de la sociedad que ningún dios va, nunca, a procurar)
9. “¿De qué puede servirle el espejismo de vastas propiedades en la Luna, cuyas rentas
nadie ha recibido jamás? Cultivando honradamente aquí en la tierra su modesto
pegujal, como un buen labrador, sabrá extraer de él sustento, Retirando sus
3

esperanzas del más allá y concentrando en la vida terrena todas las energías así
liberadas, conseguirá, probablemente, que la vida se haga más llevadera a todos y que
la civilización no abrume ya a ninguno, y entonces podrá decir, con uno de nuestros
irreligiosos: ‘El cielo lo abandonamos, a las aves y a los ángeles’.”
EL PORVENIR DE UNA ILUSIÓN SIGMUND FREUD (2)

Freud se dedicó siempre a mirar el pasado del hombre, el sujeto, la cultura; pero
también se preguntó en un momento por el futuro que le aguardaba, tanto al sujeto,
como a la cultura por el recorrido que debía seguir, por lo que debería pasar con ellos, por
lo que rondaría su presente y lo que de él seguiría; por aquellas cosas que nunca se
borraran pero no por eso nos impedirán vivir el ahora.

En este libro se nos habla de cultura humana, termino un poco confuso y


redundante teniendo en cuenta que la cultura es humana, (se podría pensar que es por la
traducción, pero no es algo en lo que se ahondará) pero al hablarnos de tal cosa, se nos
hace reflexionar, sobre como la cultura implica abandonar las condiciones propias de los
animales y su estilo de vida. Se habla de todo lo que el hombre puede hacer, de todo lo
que sabe, de todos los controles que genera en la naturaleza y en el contacto con el otro,
de cómo busca siempre satisfacer sus necesidades, de generar relaciones y de también
como se plantea a su vez como un enemigo potencial de la cultura “…la cultura debe ser
protegida contra los individuos, y sus normas, instituciones y mandamientos cumplen esa
tarea...” (Freud, 1927-35).

Pero no se debe tomar esto, como un empoderamiento de unos cuantos sobre


algo que es de todos, aunque por supuesto se sabe es algo que suele pasar en todas las
culturas, comunidades o congregaciones de personas.

Al estar inmerso en una cultura, el individuo deberá sofocar sus deseos, renunciar
a sus pulsiones, poner límites a sus compulsiones, pero el problema está en si todo
individuo está dispuesto a hacer esto, y a solo llevar a cabo aquellos deseos que la cultura
le permite y le dice que debe tener, deseos que llevaran a un bienestar común y a la
producción de bienes, todo esto teniendo en cuenta que dentro de cada ser humano está
la capacidad y tendencia a ser destructivo “antisocial y anticultural”.

Todas estas prohibiciones se hacen teniendo en cuenta que el otro tiene los
mismos deseos que en mi surgen, y así como yo no permitiré que los suyos sean llevados
acabos, el otro tampoco permitirá que los míos salgan.

El ser humano empieza a ver entonces el trabajo como algo necesario y


culturalmente todos empiezan a concebirlo como un deseo común que puede generar
tanto odios y deseos de venganza, como también esto claro dependiendo de cómo sean
educadas las nuevas generaciones, de como se les transmita el sentimiento hacia cierto
tipo de relaciones.
4

También se empieza a ver la necesidad de tener “un gobierno para la masa” que
por supuesto será una pequeña minoría porque “…solo mediante el influjo de individuos
arquetípicos que las masas admitan como sus conductores es posible moverlas a las
prestaciones de trabajo y las abstinencias que la pervivencia de la cultura exige…” (Freud,
1927-31) “.

Estos individuos deben aprender a generar más cosas en la masa que la masa en
ellos para poder ser independiente de ella aun estando inmersa en sus costumbres. La
cultura también ofrece diferentes elementos para recompensar y reconciliar al ser
humano por sus sacrificios esto conocido como “…patrimonio anímico de la cultura…”
(Freud, 1927-31).

Se generan frustraciones, prohibiciones y frustraciones, todas estas se han venido


dando siglos atrás y aunque muchos de estos deseos pulsionales de “origen animal”
vienen con cada niño, la cultura sabe cómo controlarlos. Cuando el ser humano logra
renunciar o mejor controlar sus pulsiones, logra un “progreso anímico” cuando se va
interiorizando la compulsión externa, esa instancia anímica interna en cada uno conocida
como “el superyó” la acoge dentro de sus mandamientos. “…este fortalecimiento del
superyó es un patrimonio psicológico de la cultura de supremo valor…” (Freud, 1927-31).

Quienes empiezan a vivir este nuevo estado, ya no son un peligro para la cultura
por el contrario son “portadores de ella” y mientras más gente allá así, mas protegida
estará la cultura y “…más podrá prescindir de los medios de compulsión externa…” pero
también nos damos cuenta que muchos seres humanos, solo pueden vivir en la cultura
bajo la presión externa.

Las restricciones impuestas por la cultura en muchas ocasiones afectan a


determinados grupos sociales más que a otros lo que genera dentro de la sociedad,
choques, rencores, envidias y en determinados momentos la rebelión de una clase.
Situaciones aumentadas y fundamentadas por la desigualdad de jornadas de trabajo y
distribución de los bienes, lo que por supuesto atraerá consigo poco respeto hacia la
cultura, más bien conlleva a un deseo de destrucción de esta.

Para la existencia de un “bien anímico”, no basta con “la moral de sus miembros”,
también se necesita tener un patrimonio de ideales y de creaciones artísticas y la
satisfacción obtenida por ambas. Todo esto le podrá recordar y confirmar a un grupo sus
mayores logros, estos logrados gracias a los “…dotes interiores y las circunstancias
externas de una cultura…” (Freud, 1927-31).

Todo esto aportara al sentido narcisista del grupo y generara sentimientos de


comparación con otras culturas creando enemistades, todo este sentimiento se vuelve en
algo común que no discrimina clases. El arte, aunque limitado para ciertas personas, crea
5

también un fuerte sentimiento de identificación ya que dan “…ocasión a vivenciar en


común sensaciones muy estimadas…” (Freud, 1927-31).

Pero definitivamente la pieza más importante en el psiquismo de una cultura, son


sus “representaciones religiosas” que hacen alusión a sus “ilusiones”. Estas
representaciones son dadas de generación en generación, son una herencia y un regalo de
un individuo a otro.

Se crea la cultura para protegernos del peligro al que estamos expuestos


constantemente a causa de la naturaleza, ella nos ataca despiadadamente en muchas
ocasiones y la humanidad tiene la capacidad de olvidar todas sus desigualdades para
apoyarse y protegerse de las consecuencias de aquellos daños catastróficos que genera la
naturaleza al ser humano, creando en el ser humano una resistencia a ella, resistencia que
también se ve en los individuos cuando la cultura y sus prójimos le generan daños.

Pero para poder crear un sentimiento de seguridad entre todos, el ser humano
“humaniza la naturaleza” intenta darle las características de un hombre violento contra el
que puede protegerse y al que puede sobornar de una u otra manera, pero también es
consciente de que la naturaleza es superior y sus características de grandeza no pueden
ser eliminadas, por lo que hace de ella “dioses” sobrenaturales y con diferentes poderes,
crea una relación con ella, como sabe debe crearla con todo aquello que le rodea. Todo
esto viene como un arquetipo infantil donde el niño que le teme al padre también se da
cuenta que es este quien le protege, lo que lo hace verse obligado a tener que igualar
estas situaciones.

Al crear a esos dioses, el ser humano espera poder equilibrar las situaciones
desagradables que la naturaleza le impone, ellos están inalcanzables para el ser humano y
rara vez intervienen el curso de la vida de las personas, cuando lo hacen será visto como
un milagro, pero no pasan mucho, ya que el destino ya está escrito y sea cual sea, el ser
humano nunca estará complacido. Los dioses son quienes imponen la moral y quienes
deberán velar porque el ser humano cumpla a cabalidad con estos preceptos.

Se empieza a ver que este patrimonio de representaciones se crea para proteger a


los hombres en dos direcciones “…de los peligros de la naturaleza y el destino, y de los
prejuicios que ocasiona la propia sociedad humana…” (Freud, 1927-31). Se cree que
vivimos para un fin superior que es el del perfeccionamiento del ser humano, un
perfeccionamiento que se dará muy posiblemente en su alma y así será porque “…todo
cuanto acontece en este mundo es cumplimiento de los propósitos de una inteligencia
superior a nosotros, que, aunque por caminos y rodeos difíciles de penetrar, todo lo guía
en definitiva hacia el Bien, o sea, hacia nuestra bienaventuranza…” (Freud, 1927-31).

La muerte no es un final, es el comienzo de un nuevo camino hacia un estado


superior, y en ella se pagara lo bueno o lo malo de nuestra existencia. De dioses pasamos
6

a un Dios, lo que crea vínculos más poderosos y estrechos, y se puede recuperar “…la
intimidad e intensidad de las relaciones del niño con su padre…” (Freud, 1927-31). Se
sigue viendo protegido por ese ser superior, que será su protector por el resto de su
existencia, pero también su libido encuentra caminos a seguir donde mantendrá su
narcicismo pero también se adhiere a los objetos que aseguran su satisfacción.

Las representaciones religiosas son originadas porque “…son enseñanzas, enunciados


sobre hechos y constelaciones de la realidad exterior (o interior), que comunican algo que
uno mismo no ha descubierto y demandan creencia...” (Freud, 1927-31). Claro está que
todas estas enseñanzas demandan “creencia”.

EL PORVENIR DE UNA ILUSIÓN SIGMUND FREUD (3)

Como una disculpa a este ambicioso texto, Freud afirma en el Prefacio que
estamos limitados en nuestra predicción del futuro por cómo percibimos el presente y lo
poco que sabemos acerca del pasado. Dicho esto, hay dos aspectos de la civilización
humana: el primero es la manera en que intentamos controlar las fuerzas de la naturaleza
para nuestro beneficio; el segundo es cómo podemos controlar las relaciones con los
demás.[BR]Los seres humanos somos en general hostiles a la civilización, lo que limita
nuestras facultades de adquisición.

Por lo tanto, la civilización debe ser defendida contra las personas. Los líderes usan
la coacción para frenar los impulsos antisociales humanos. A pesar de que nos gusta creer
que nuestras grandes civilizaciones reposan sobre lo contrario, la gente no está
inherentemente aficionada de trabajo, y es imposible argumentar en contra de las
pasiones de alguien. Las experiencias de la primera infancia son cruciales porque forman a
los niños para amar a la civilización. La clave para mantener las civilizaciones juntas,
entonces, no es la economía sino la psicología.

Freud introduce algunas palabras clave aquí para explicar cómo es esto posible. Las
tácticas de coerción utilizadas por los dirigentes son consideradas como los activos
mentales de la sociedad. Una regulación social (es decir, una moral o una ley) es una
prohibición. Los resultados de los impulsos insatisfechos por las prohibiciones son las
frustraciones. La condición producida cuando un individuo experimenta frustración debido
a la prohibición es la privación. A través de generaciones de condicionamientos externos
las prohibiciones son internalizadas y forman el superyó. Esto presta un cierto grado de
estabilidad a la civilización, aunque las revueltas de clase pueden ser creadas por las
prohibiciones que limitan excesivamente a las clases más desfavorecidas, especialmente si
no reciben un porcentaje suficiente de la riqueza.

La hostilidad hacia la civilización también se manifiesta de este modo cuando las


naciones tratan una con la otra.[BR]Otros pacificadores son los ideales culturales en las
formas del arte y la ciencia. Los ideales culturales conducen a una satisfacción narcisista
7

de la civilización, incluso para los menos privilegiados, porque también tienen una cuota
por simplemente pertenecer a dicha civilización. El aspecto más importante de la
psicología colectiva de una cultura son sus ilusiones, o ideas religiosas. Sin la civilización
necesaria para protegernos de los demás, todos estaríamos en un estado de la naturaleza
hobbesiano. La naturaleza cruel aún existe y ocasiona daños inevitables, aunque en la
forma de destino y tormentas, terremotos y tifones.

En un intento de aliviar nuestra ansiedad, le hemos atribuido características


humanas a esa parte de la naturaleza que no podemos controlar. Esto no sólo hace
nuestra impotencia más tolerable, sino que también nos da algo para apaciguarnos y
engañarnos. Nuestros primeros dioses fueron animales, pero rápidamente los cambiamos
por dioses-madre, como la figura de la madre es el primer amor para nosotros como
niños. Eventualmente, los cambiamos por padre-dioses, y luego por un padre-dios, como
la figura del padre pronto se demuestra más fuerte que la figura de la madre en la
infancia.

Como bebés tenemos que aprender rápidamente que si queremos amor, vamos a
mamá; si queremos protección, vamos a papá. La civilización tiene el mismo proceso de
maduración que el de un niño. Las ideas religiosas de una cultura dan credibilidad a las
prohibiciones, porque puede atribuirse a la voluntad de un dios. Pese a las privaciones, los
niños y las civilizaciones sufrirán restricciones para complacer a su padre y dios. El dios con
figura de padre también presta un elemento de miedo a la relación, asegurando así que
las prohibiciones queden más firmemente adheridas. La importancia de las ilusiones en
una cultura es que la falta de pruebas creíbles provoca problemas psicológicos. Surgen
muchas defensas como un intento de demostrar que hay un dios mirando por encima de
nosotros, pero todas ellas carecen de sustancia.

Algunos ejemplos son: nuestros antepasados creían; y, cuestionar la fe es contrario


a la doctrina religiosa. Los deseos crean ilusiones, y aunque la satisfacción del deseo como
un medio para la creación no refuta la posibilidad de la verdad, ciertamente no la
demuestra, tampoco. El hecho de que existan tantas defensas ilógicas de la religión debe
significar que las creencias de muchas personas son bastante inseguras. Las influencias
científicas han comenzado a remplazar a las ideas religiosas sobre cómo podemos
aprender más acerca del funcionamiento del mundo. Freud sugiere que aquellos sin otro
punto de anclaje moral excepto las leyes podrían ser peligrosos si algún otro ideal no toma
el lugar de la religión antes de que sea completamente desmantelada. Las prohibiciones
contra las matanzas, por ejemplo, siguen siendo buenas incluso si no proceden de dios.

Si las prohibiciones son entendidas como procedentes de los hombres, podrían ser
mejoradas más fácilmente que si proceden de lo divino. La religión es como una neurosis
cultural: los niños sufren la misma neurosis cuando aprenden a reprimir sus instintos por
su propio bien. Y Freud considera que los niños brillantes permanecerán inquisitivos e
8

inteligentes como adultos en lugar de estandarizados si se les enseña el amor cívico y la


razón científica en lugar de la religión. Mientras Freud podría proponer una nueva ilusión
para ser adoctrinada y perpetuada, está seguro de que se conducirá a un estado en que la
ciencia pueda prevalecer. Y la ciencia no es una ilusión.

EL PORVENIR DE UNA ILUSIÓN SIGMUND FREUD (4)

Introducción

En el Porvenir de una Ilusión de las obras completas de Sigmund Freud, el autor explica el
surgimiento de la religión y describe que es una ilusión de las personas que esperan algo
de la vida, basados en un ser superior y sus promesas.

Es una conformación que se desarrolla en una cultura de manera que las personas, actúan
en conjunto para concebir la religión. Dentro de una cultura hay reglas para regular las
relaciones humanas y los bienes, pero independientemente, la religión también tiene este
papel. Una persona se puede regir individualmente con el comportamiento que espera el
ser superior, para alcanzar sus promesas y es amenazado por el castigo.

Son una gran cantidad de gente que tienen estas creencias religiosas, pero de cualquier
modo, es una ilusión que los domina y a la vez una expectativa. En sí, son varios razones
(aparte de las promesas) del por qué profesan una religión.

Desarrollo

Al hacer un perjuicio del porvenir, se requerirá conocer el presente, tanto como del
pasado. Entre más se conoce, será posiblemente más acertado el juicio que se le atribuye
al futuro. Por esta razón es que en El Porvenir de una Ilusión de Sigmund Freud se remonta
desde el origen de la cultura para explicar el fenómeno del porvenir.

La cultura se conformó con la finalidad de controlar la Naturaleza para que se pueda


utilizar para subyacer las necesidades de las personas, regular las relaciones entre ellos y
que se distribuya de manera adecuada los bienes en la población. Para dominar a la
Naturaleza, se necesitaba desarrollar la ciencia para saber manipularla. Se ha enseñado
que la ciencia es muy valiosa por ese poder que se busca, más bien no hay una forma
directa que haga que se aprecien las relaciones humanas. La ciencia ha progresado pero
no se ha hecho avances de las relaciones dentro de la cultura. Sería diferente si los
infantes experimentaran “desde muy temprano los beneficios de la cultura, (ya que)
adoptarán también una distinta actitud ante ella, la considerarán como su más preciado
9

patrimonio” (Freud, 1927). La manera que se enseña a los hijos de cómo vivir y mirar al
mundo, perjudica su vida posterior.

Justo en la infancia es cuando se vive por primera vez la sensación de abandono o de


nostalgia. Del objeto de la madre, el sujeto se inclina en la busca de la figura paterna. Por
esto se le nombra a un Dios superior con la figura paterno, cómo un rellenar de esa
angustia que proviene de la niñez. De acuerdo a Freud, “Todas las religiones muestran
profundamente impresos los signos…de la relación con el padre”. Al principio en las
culturas del totemismo, se basaban en un animal como su superior, pero no llega a tal
grado de efectividad.

La ilusión es lo que los seres humanos creen que ofrece la religión. Se cree el Dios
padre ofrece una protección contra las fuerzas de la Naturaleza y apoyo incondicional.
También promete que si se comporta bien, habrá una recompensa al terminar su vida, de
lo contrario se espera el castigo. Esto es una manera de cómo se regularizan la sociedad y
se unifican en masas. Hay una restricción de deseos instintivos que no se permite su
realización.

Las ideas religiosas se enseñan a los niños en la infancia interesantemente en una


edad en la que a la mayoría no se preocupan por tener alguna creencia en alguien
superior. Se les instala en el niño una religión y posiblemente no lo comprenden.
Simplemente lo deben creer porque sus padres lo indican. Esto se puede relacionar al
evento que a partir del año 1521, los sacerdotes españoles impusieron la religión en los
indígenas de lo que hoy es México. Regresando al tema, el hecho de imponer, causa una
debilidad mental ya que no se le permita hacer críticas o escoger si hacerlo o no. A pesar
de que no se le permite la voz, en el país como México, las personas continúan este hábito
de decirle a sus hijos de que religión son. Va afectando individualmente pero
considerando que la población es una cantidad muy grande, se convierte este efecto en
masas. De hecho cuando hay una minoría que tiene el poder adquisitivo, los demás que
sobran (que es mayoría) no se detienen a ser críticos y se quedan en un conformismo.

Una de las razones de por qué funciona la religión, es por la fuerza del deseo del
sujeto. Como mencionado anteriormente, lo que busca es alivio en una figura que
promete recompensa (tratando de alcanzarlo) pero que puede recurrir a la alternativa que
es el castigo. Si una persona cree en que hay un castigo, se comportará de tal manera y
evitará hacer crimines (ejemplo). Será como un auto regulador de uno mismo el concepto
de Dios, ya que la sociedad no es el que necesariamente le esté diciendo que es lo
correcto y que no. Pero si descubre que no hay un Dios, no verá la razón de tener una
buena conducta excepto que se regirá ahora más por la sociedad.

Otra razón es que son indemostrables las ideas religiosas, sin embargo persisten los
creyentes. La ciencia ha tratado de investigar de alguna manera este asunto, pero de
10

todas formas lo que ha encontrado de escritos, enfrentan posibles modificaciones.


Además por ser la mayoría personas religiosas, es difícil realizar una transición hacia una
minoría de creyentes. El medio por el cual se ha intentado bajar la cantidad de creyentes
han sido criticas hacia dichos escritos. Puede que haya debilitado la fuerza con el cual
creía en las promesas de Dios o el poder que tenía los escritos, de todos modos costará
mucho tiempo para poder convencer y cambiar los modos de pensar.

Freud considera que la religión “sería la neurosis obsesiva de la colectividad humana”


que se produce desde el complejo de Edipo. Le causa a una persona angustia el hecho de
tener que vivir desamparado y por ello, las personas recurren a la religión para desahogar
sus sentimientos de lo que ha vivido para poder soportar la vida. Estos con lleva una
ilusión de algo que se predispone que existe por los factores antes mencionados. Pero si
se llegará a descubrir que no hay tal existencia de un ser superior, causaría un caos que
pueda seguirle una decepción por la vida, así como cualquier otro ilusión, pero más fuerte.

Conclusión

La religión ha evolucionado en base de las necesidades de las personas. De acuerdo a


las experiencias que van avanzando a niveles más altos (por el progreso de la tecnología o
intereses), se va modificándose. Es posible que posteriormente conforme vaya pasando
los siglos, la religión seguirá cambiando. Precisamente es diferente cómo se considera
hoy, a cómo se consideraba hace siglos atrás. Pero la gente sigue recurriendo a la religión
cómo algo en que respaldarse.

Por las creencias tan firmes de las personas, hay una dificultad para cambiales el
parecer. Pero por si se pudiera hacer esto y se descubriera que no hubiera dicho ser
superior, la caída de esa ilusión sería muy grande. Se debe al tanto tiempo (mayormente
desde la infancia) de creer en estas cuestiones que reconfiguraría su estructura de
pensamiento casi por completo. Habría una decepción de lo que esperaba de la vida que
creía que era.

Vous aimerez peut-être aussi