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© Biblioteca Nacional de España


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DON FRANCISCO ROllO YGAJIBO!,


DIPUTADO Á CORTES.

IMPI\BNTA Y FONDICION Dll D. llUSilOIO AGUADO.

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N o siempre es señal segm·a de gran mér·ito en un hombre el ha-
ber mandado ejér·citos, dír·ígido gabinetes de Estado, ó haber
ocupado altas dignidades; ni tampoco lo es de tenerlo escaso el no
haber subido tanto, particularmente sí heridas, enfer·medades ú
otras desgr•acias han cortado el curso de su carrera, impidiéndo-
le desplegar· el lleno de sus facultades. Precisamente esta ha sido
la suer·te que ba tocado al querido amigo y compañero de la ju-
ventud que bemos per·dído. Damos desahogo á nuestro cor·azon
escribiendo estos pocos y desaliñados renglones, para dar· á co-
nocer el talento, valor y vír·tudes del que no vm·émos mas en el
mundo, do D. Francisco Romo y Gamboa.
Nació este caballeeo en Cañizar·, pueblo de la provincia de
Guadalajara, el dia 29 de erwo de 178!:>, de una familia noble y
antí~ua en el país, mas iluSLre por sus merecimientos que por
sus blasones y riquezas, sin que pot• esto le faltasen los prime-
ros, ni mayorazgo con que vivir decente y hol"'adamente. Su pa-
dre, del mismo nombre, Caballero del hábito ae Santiago, SÍI'VÍÓ
en Milicias provinciales, beneméritos cuerpos donde la nobleza
acomodada que no tenia necesidad de seguir carr-er·as lucrativas
buscaba solo peligros y honor. Siguiendo esta senda llegó á ob-
tener el mando de la columna de Gr·anadoros Provinciales de Cas-
tilla la Vieja, y al fr·ente de este distinguido cuer·po, en la batalla
de Cardcdcn en Cataluña, lo hícícr·on pr·isíonero los f,·anC(>.ses en
1808 ya en clase de Brigadier·, y conducido á Francia murió en
Semur, víctima de su lealtad, en lmzos de su hijo primogénito
D. Lor·cnzo, bizarro Capítan del mismo cuerpo, que estaba enton-
ces tambíen prisionero en aquel depósito, y que hoy retirado en
su hogar es cabeza de la familia. Fue su madre Doña Ramona

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Fel'llandc-L Manrique. Además del citado D. Lorenzo tenia ota·os
dos hermanos; ma)'Ot' que él el Excmo. Sa·. D. Judas José, en
la actualidad Arzobispo de Sevilla y Senador del reino, cuya
alta a·epulacion, sabiduría y via·tud son bien conocidas en nues-
lt•a querida España y fuera de ella. El menoa·, D. José, sub-
siste en la casa por no haberle pet·mitido su salud empa·ender
ninguna carrera. Tambien tuvo dos hermanas: la ma:yoa· religio-
sa en el convento de Gerónimas de la villa de Bl'ihqega, y la
segunda casó con el Ba·igadiea· de caballería D. Andrés Ba·ioncs,
Coronel del regimiento de Granadet•os á caballo de la Guardia
Real.
Despues de habet· a·ccibido en su casa y en la Escuela Pia
una escelente educacion, muy joven aún ganó en la Universidad
de Alcalá de Henares tres cursos de Filosofía, dos de Leyes, y
pa·incipió otro de Cánones; pct•o llamtíndole su inclinacion á la
cara·ea·a militaa·, fue á estudiar Matemáticas, i\lecáuica, Estática,
fortificacion y otras materias secundar·ias á la Real Academia
militaa· de Zamoa·a.
Concluidos estos estudios, despues de habet· hecho un ba·illan-
le exámen, siendo ya Oficial de Milicias pr·ovinciales, obtuvo su
ingr·eso en el Real cuer·po de Ingeniet·os del ejéa·cito en clase de
Subteniente por Real despacho de 13 de julio de '1805. Siguió
en la Academia militar del cuea·po, establecida entonces en Al-
calá de Henares, los estudios superiores con gt•an aprovecha,..
miento, hasta que ascendió á Teniente del mismo cuet·po en 25
de febt·er·o de 1806. Era tal la cl:u·idad de su entendimiento y
la facilidad de aprenderlo todo, que andando pot· aquel tiempo
muy embelesado con la música, en la que era muy inteligerue,
daba poco lugar al estudio ; pero no necesitaba para aprendea·
las lecciones tan bien como el pr·irnero sino oit· la csplicacion dol
pt·ofesot· y dar en casa un pequeño r·epaso. En una ocasion se le
estt•avi6 el libt·o que servía de testo, y estuvo algun tiempo sin
él, y sin curat·se de buscaa· olt·o hasta que pareciese, bastándolc
el lomar algun rato el del compañea·o cuando éste no le necesitaba.
El grito nacional de 1808, que en pocos días mudó los pací-
ficos españoles de obsequiosos aliados en tenibles é implaca bies
enemigos de los ft·anceses, encontr·ó á D. Francisco en Valladolid,
donde tenia su destino como ingeniero. Se reunió entonces en

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aquella <:iudad una Junta de Genct•ales pat·a tt·~tar de la fot·ma-
cion de un ejét·cito, combinat· un plan de campaña y dnt· princi-
pio á la guerra .
En aquella Junta t·espctable fue muy bien escuchada ~a. pa-
labra del joven ingcniet·o, al cual dió desd.e luego com•s•oncs
imp01-tantes que desempeñó á su satisfa ccion, llevándole su pa -
triotismo hasta el punto de encargarse de una secreta fuera del
sct·vicio ordinal'io, que estuvo en poco no le coEtase la vida, y
fue el i•· disl'razado á reconocer varios puntos que ocupaban los
enemigos en las montaña:> de Guadat-rama y Segov ia. Oeher es
del militat· arrostra•· toda clase de peligros que van anejos al
uso del uniform e, pero no lo es tomar un trage villano, y con él
esponerse á se•· aho•·cado como misc•·a blc espía: verdad es que
ejempla•·es de comisiones de esta especie no eran ¡·aros en aquel
tiempo de hcroismo ; y asi como los cristianos de los p•·ime•·os
siglos de la Iglesia todo lo sacrifi caban á la fe, hasta el honor,
asi tambien en •! 808 los acto•·es de aquella sublim e epoptya todo
lo sacrificaban á la pat•·ia, hasta el honor. Andaba muy ligero el
carro de la guert·a ; ya en junio se halló Romo como único inge-
niero en la batalla de Cabezon, y sin descalzarse las espuelas en
julio en la de Hio..~, •·etirada del ejér·cit o desde Leon ;í Zamo-
r·a y Salamanca, pasando por medio de los enemi gos, en cuyas
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operaciones no es de cr·eer que holgase.
A grand es pérdidas se seguian gr·and es esfuetozos; la tier·ra
J. bt•otaba hombt·es armados: la dificultad no e.staba en cncont•·ar
soldado:>, caballos, granos ni dinero; organizado todo y ¡ll'onto
era lo dificil: para conseg uirlo mas facilmentc se procuraba co -
locar en los cueqlos nuevos alguno s oficiales vetet•anos. A Homo
se le bt·indó con la compañía de granaderos del batallan de Lc-
desma, que estaba formando sobre la marcha D. Luis Lacy, dig-
no español que abandonó el ejé•·cito ft·ancés, donde tenia el man -
do de un batallan y una g•·an reputacion , para unirse á sus
compa triotas y vence•· 6 mo•·it• con ellos. Fuerte es la tenlacion
para un joven Teniente á quien se le ofr·ece una compañía de
granad et·os, y mas cuando hie•·ve la sangt·e de entusiasmo. . No
la resistió Romo, y pasó á infantería, llevando los conoci mientos
necesa rios para se•· algun día buen genet·al.
Sor•pt•cndió á los r.·aneeses, que Cl'eian llana la conquista de
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España, el cambio que tuvo en pocos dias, ver surgir por toúas
partes ejércitos, abnlnnzarse por· todos lados contr·a ellos pobla-
ciones enteras, y mas que todo no podían concebir· cónro un tan
lucido ejér·cito cual era el de Dupont hubiese tenido que rendir·
las armas en Bailén, sin que saliese mas que un solo edecán del
Gener·al que con pasaporte del General Castaños, y acompañado
de un Ayudante suyo, se le permitió llevar· la noticia á ll'ladrid;
noticia que coincidió con la de haber· sido rechazados los cuer·-
pos que mandaban los l\Iar·iscales Leffebre y Moncey de Zarago-
za y Valencia. Asombrados de tamaños acontecimientos, que no
cr·eian posibles, se aproximar·on á evacuar· las Caslillas, lleván-
dose á su pobre Rey, que solo dur·mió en 1\Iadrid once noches,
al otro lado del Ebro, con tanta prontitud que á fines de agosto
ya no había franceses mas que en Cataluña, Navar·ra y Pro-
vincias Vasconga das. Avanzar·on en su seguimiento los ejércitos
improvisados <1rdiendo en patl'iotismo, no ar·tificial y pasajero
sino de íntima r·esolucion, como lo pr·obar'On despues con su su-
frimiento y constancia en las desgracias; pero mal or~anizados,
despr•ovistos, y sin ninguna instruccion. El de Castilla ruc el en-
cargado de la defensa del Ebro por la parte de Logr·oño, y el
batallon de Ledesma vestido de paño pardo, sin mas distintivo
militar que la escarapela, la fornitura y el fusil, lo fue de cu-
brir los puntos avanzados, donde se distinsuió en varios en-
cuentros nuestro Capitan de granaderos, parttcular·mentc cuando
refot•tados los enemigos tornaron la ofensiva: batióse entonces en
retir·ada á la vista de todo el ejército con tal serenidad y va-
lor·, que mereció los elo~ios mas lisonjeros del mayor General
D. José de Zayas, el cual le encargó la defensa del puente si los
enemi~os se resolvían á ~tacarle (1).
ll110ntras esto sucedía atravesaban la ft·onlCJ'a numerosos y
brillantes regimientos de infanlel'Ía, caballería, artillería, trenes y
pertrechos de guet•ra de toda clase, conducidos por los Mariscales
franceses de mas nombradía, y por· úllimo el Emperador•, que con
la flor· del ejét·cito francés se lanzó como un tor·rente sobre Cas·

(1) Todo lo qt,ac SC! espreaa en ClllC escrito rclnllvo á O. Fr11ncisto Rdtno e.tlri conGrot:-.Ju
en documentos ju.stifie:uivos, 01lguuo1 oliei:.lc.s. que eonscrvn su ramilia; 1 de mlguuot hechos 1~.
uoudos btuU. abor.a. In. sido testi¡n Jlresucial d que le dediu esta Memoria.

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tilla, batió y dispersó en pocos di as sucesivamente el ejé1·cito de
la izquim·d a en Zomoza y Espinosa de los Monteros, el de Es-
tremadura en Bu1·gos, el de Castilla y~ l'eunido con el de Anda-
lucía, formandg el llamado del centro, en Tudela y Cascante el
25 de noviemb1·e, no sin dejar los campos abundantemente rega·
dos con sangre de vencedores y vencidos. Avanzó sobre Madrid,
y allanando las defensas levantadas en Somosier1•a y dest•·ozan-
do las tropas que las defendían, entró en la capital el dia 4 de
diciembre.
El ejército del centi'O, al que como hemos dicho pertenec ía el
batallon de Ledesma, se retiró por Al'agon y Castilla á guarece1··
se en las montañas de Cuenca, at1·avesando un país míser·o por
rodeos y caminos int1·ansitables, sin subsistencias, mal vestido,
descalzo, estenuado de necesidad, abatido de cansancio, pe1•segui-
do J e ce1•cn por la division f1·aocesa del General Mauricio Mathieu,
y, lo que es peor que touo, desconfiando injustamente de la fide-
lidau de sus gcfes, y casi en dispcrsion en una marcha de mas
cl.e sesenta le~uas. En ella vimos varias veces al Capitan Romo,
1·obusto, sufr1do y se,·eno, bien ataviado con su sencillo uniforme,
conducir su compañ ía con el posible o1·den en tao míseras cir-
cunstancias, alentando á su tropa mas con el ejemplo que con las
palab1·a s: en él se descub1·ian cualidades de buen caudillo, y lo hu-
biera sido indudab lemente si una he1·ida fatal no hubiese inuti-
lizado sus felices disposiciones.
Protegidos los restos del ejército del centro por las escabr·osi-
dades y nieves de Cuenca, en cuyos hospitales no cabían los en-
fermos, aprovechando el patriotismo de los pueblos que daban de
buen grado en las requisiciones cuanto tenían, se medio reorga-
nizaba ¡)l'ontamente : pero el tiempo a¡wcmiaba, se Cl'eia t1·aicion
el no combatir, y el di a '15 de enero de 1809 ya se p1·escntó en
campaña, y en Uclés se dió una batalla sangrienta y desg¡·acia-
da en la cual estuvo Romo, port<lndose como de costumbre. Si ·
guióse nueva retirada y nuevos trabajos; llovía tanto y estaban
tan intransitables los caminos, que fue preciso abandonar la arli-
lleda, que quedó atascada en los bar1·izales sin que se pudiese sacar
hasta el ve1·aoo. Rodeando la Mancha y pasando por Chinchilla,
se reunió el ejército en Santa Cru1. de Modela. Se recibieron de
Andalu cía refue1·zos y abundantes auxilios de toda especie, con

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lo cual y :1lgun mas espacio se le dió otra organizacion mas con-
veniente. Los cuer•pos reducidos á cuadr·os se reunier·on para vol-
ver á formar los antiguos regimientos de infantei'Ía: el batallon
de Ledesma se incorpor·ó al reaimiento de Burgos, cuyo mando
se dió á D. Luis Lacy, digno de obtenerlo por· todos títulos , el
cual desde luego dió la compañía de granaderos del primer· bata-
llon á D. Francisco n omo. Se formar·on de todo el ejército cinco
uivisiones de infantería y una de caballería. L:l primcr·a divi$iOn
de infantería se confió al Br·igadier· Lacy, y su regimiento de
Burgos era el pr·imero de ella: t:on esto se comprenderá que
Horno ocupaba el punto dd primer sold~do del ejéi'Cito, y er·a el
pr·imero para entr·ar en todas las refriegas de la pr·imera divi~ion.
Con ellas estuvo en los reconocimientos del Viso y Visillo en últi-
mos de mayo, y en la sorpresa de Torr·alba en la noche dd 28 de
junio, por· la cual se concedió ü su regimiento un escudo de dis-
tincion con el lema: Disciplina y valor· venció la (uerza.
Avanzando todo el cjér·cito la línea del Tajo, la ¡wimer·a di-
vision pasando por Mora fué á caer· sobre Toledo, y per·maneció
á la vista de la plaza desde el 26 al 29 de julio, siempre en con-
tinuas escaramuzas, que si bien foguean á los reclutas y en poco
tiempo los convierten en soldados aguerr·idos no es gratuitamente,
sino que siempre cuesta sangre, y al¡¡unas veces pier·den la vida
gefes y oficiales de mér·ito que con diticultad se reemplazan.
No tardaron los franceses en venir á atajar la marcha del
ejército y aun lÍ atacarlo: el Gerwal en gefe D. Francisco Javier
Venegas dispusó que la primer·a, segunda y tercera division de-
fendiesen el paso de AranjUC'"l, colocándose con bs restantes :í re-
taguardia camino de Ocaña. Atacaron efectiv amente con el vigor·
que acostumbraban el dia o de agosto á las dos de la tanle si-
multáneamente el jardín del Infante D. Antonio y los tr·cs puen-
tes, Verde, Bar·cas y de la Reina: de todas partes fueron vigorosa-
mente rechazados, retirándose al anochecer con pér·dida de 500
hombres. Ni en Toledo ni en Aranjuez faltó de su puesto Romo,
portándose siempr·e con la misma bizar·ría.
Siguióse á pocos di:1s, el '11 del mismo mes, la batalla de Al·
monacid, en la cual 26.000 infantes y 4.000 caballos fr:1nceses
ni mando del General Sebastiani por una parte, y por· otr·a 19.000
infantes y 5.000 caballos españoles, pelearon obstinadamente. Es-

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tuvo por· nlgun tiempo no solo indecisa la batalla sino muy aven-
tajada para nosotr·os: en la izquierda, donde estaba lo mas recio
de la peleo, cedieron algunos cucq>os, pero lo r·cmcdió prontamen-
te el Gener·~ l Lacy con un opor·tuno despliegue de columnas que
contuvo y r·cchnzó al enemigo. Casi lo mismo sucedió á la derecha
con la caballería; pero acudiendo con presteza las reservas france-
SllS se decidió la jol'llada á su favor. Per·dimos en ella 4.000
hombres, 2.000 los franceses; se batió la primcr·a division como
nunca, Homo br·illó como siempr·e.
No siguicr·on los fr·anceses el alcance, y retir·adas las divisiones
{, lejanos acantonamientos rcpusier·on las pér·didas con nuevos t'C·
fuerzos, se rcor·ganizaron de nuevo, y adquir·ieron alguna mas ins-
tr·uccion de la que tenian. En este intermedio de r·eposo se pnso
:1 cargo de Romo la enseñanza de los cadetes del regimiento, :i
la que se entr·egó con el entusiasmo y actividad pr·opia de su
genio.
La guer·ra se hacia ya en mayor escala: :1 este reposo siguió
el movimiento, reuniéndose en la l\1ancba en el mes de octubre
del mismo año 55. 000 homlwes de infantería, 5.700 de caballe-
t•ía y 55 piezas de artillería, con el cor·respondient e mater·ial,
municiones, hospitales, víveres, ele. Toda esta fuer·za estaba so-
br·e Ocaila el 1'l de noviembr·e; per·o en vez Jo marchar sin de-
tencion sobre Madrid, se per·dió un tiempo pr·ecioso en una
marcha de fl anco, subiendo el Tajo par·a pasar·lo por· Villamanri-
que, en cuyo punto se llegaJ•on á colocar dos pucntecillos y :\
pasar una parte de la primera division con su General Lacy.
Contento este con ser el primer·o que hubiese pasado el rio dijo
;í Romo: "Pasado mañana enlrar·emos en Madr·id ;" :\ lo que
contestó: •l\Je alegr·aré entr·ar• pr•isioner·o, por·9ue lo mas proi.Jn-
" ble es ser muerto." Replicó Lacy: "¿Por qué?- Por·que hemos
• perdido tiempo, y aunque no tenemos fuerzas considerables á
• la vista, est:wán marchando á estas horas de distintos puntos,
• y tal Vfn estén muy cerca de nc¡ui cubiertos ¡)()¡• los cer·r·os de
"enfr·entc. Si nos disputan el paso tendremos que per·der por la
• naturaleza de las orillas 8 ó 10.000 hombr·es para pasado á
.. viva fuer•za, y si nos lo dejan pasar tranquilamente será para
.. ataca!'l1os y envolvernos antes de concluir• la operacion." Al
otro dia d cc.~ mpó el ejército dir·igiéndose otra vez á Ocaña, des-
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pues de haber levantado los puentes; y el 18 ya de noche llegó
:1 aquel funesto campo, tan aciago par·a España como lo fue el
de Canas par·a Roma.
Al romper el dia '19 aparecieron al fr·ente 28.000 infantes
con 6.000 caballos mandados por los Generales Sebastiani y Mor-
tier, y sobre el flnnco derecho otros 14.000 mandados por· el
Mar·iscal Víctor·, total 48.000 fr·anceses. Solo dimmos de este dia
ter·rible lo pr·eciso para dar :1 conocer la par·tc que en él tuvo
nuestro amigo. Lo mas fuerte de la pelea cargó sobre la derecha,
defendida por la ¡wimera division, que se batió heróicamente. El
Gener·al Lacy que la mandaba avanzó contt•n el Gencr·3l fr·ancés
Lava!, y empuñando la bander·a del primer· hatallon de Burgos y
atr·opellándo lo todo, tomó una batería que estaba al fr·cnte : en
este ataque marchaba por supuesto Romo el pr·imero á la cabeza
de su compañí:~ de granaderos. Si este movimiento hubier:~ sido
sostenido, los fr•anceses, rotos por aquel lado, no hubier·an conse-
guido tan facilmente la victor·ia; pero no lo fue: cargar·on sobr·f~
la primera division mas y mas fuer·zas, tuvo que ceder·, y á poco
entró el desorden; cargó por último con ímpetu la caballería,
que hizo gran destrozo en los nuestros. Aquí recibió Romo un
sablazo que le destr•o;~,ó el br·azo izquier·do: mal herido lo cojieron
pt•isionero, y conducido á 1\hclr·id lo tuvieron por mucho tiempo
en un hospital curándole, per·o con poca probabilidad de conse-
guirlo; y seguros de que aun cuando consi"uiese curarse nunca
podr·ia volver á poder servir en el ejército, fe permitier·on salir á
una casa particular, donde estaba cuando se rescató la capital.
Esta her·ida ter·r·ible, que por sus circunstancias no per·mitia el
ar•t•iesgado remeuio de la arnputacion, le sujetó para siempre á
un continuo padecer, sin podcr·se vestir ni v~lcrse para nada del
br·azo, haciéndole sufr·ir· crueles dolores cuando mudaba el tiem-
po, ó r·ecibia el mas pequeño golpe ó impresion esterior de cual-
quiera especie, á que estaba espuesto por· su cortedad de vista.
Estaba mandado por punto genet·al que ningun Oficial que
hubiese estado en pais ocupado por los enemigos, aunque fuese
en clase de prisionero, se incorporase en las filas sin justificar an-
tes la conducta política que había observado en un consejo de
s uerra for·mado al intento' el cual, examinada la conducta de
non Francisco Romo le declaró libre de todo cargo, y npr·obado

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este fallo por la Regencia del reino en 24 de abril de 1814, le
concedió relief y habilitacion al ejercicio de su empleo, mandando
que se le agregase á uno de los cuerpos de la guarnicion de
l\Iadr·id para que pudiese obtener su retiro como deseaba , y
que se le hiciese el abono de sus sueldos con al'l'eglo ~í lo que
estaba pr·evenido pal'a los demás de su clase. Efectivamente así
se ejecutó, y en 25 de febr·ero ele •181!) obtuvo su Real despa -
cho de Capitan retir·ado en la provincia de Guadalajara con
8.400 t'S. de sueldo anuales. Aquí concluyó su historia militar·:
esta terrible herida, nunca bien curada, le cor·tó una car·r·cra de
gloria y br·illantcz. ¿Quién sabe si ha privado á la patria de un
ilustre Gener·al c1ue la hubiera hecho ser·vicios eminentes, igua-
lando ó escediendo á los que mas se han distinguido en nuestra
antigua monarquía? De scgur·o el nombr·e de Gonzalo de Cór·do-
ba no hubier·a pasado á la posteridad si en el sitio de Gr·anada
le hubier·an inutilizado para siempre. Por· último, 1ma que no
se cr·ea que exageramos el mér·ito de nucstr·o amigo encomiámlo-
le mas de lo justo, copiamos un escrito que tenemos á la vista
del digno General Laey, autot·idad competente en la materia,
que dice: •Hallándome de gefe de la primm·a division del ejér·-
" cito del centr·o, siendo a1 mismo tiempo Cor·onel del regimiento
• de infantería de Bur·~os, del que er·a Cnpitan de gr·anaderos Don
• Fr·ancisco Romo y t;amboa, fue éste br·avamenle her·ido :í mi
• lado en la batalla de Ocaña, quedando prisionero y absoluta-
• mente inútil para continuar en el Real servicio, por lo que pos-
• teriormente ha obtenido su retiro. La conduela privada, mili-
• tar y política de este Oficial ha sido ejemplar·; sus conocimien.
• tos vastísimos y c.straordinar·ios en su edad y graduacion, ha-
• hiéndole dotado la natur·aleza de un talento particulat·; y aun
• cuando no tuviese mas mér·ito que el que contrajo el dia de
"Ocaña, atacando á la bayoneta y á la cabeza de su compañía
• de gr·anader·os á la línea for·midable enemiga de masas casi con-
• líguas, infundiendo con su arrojo toda la r·esolucion y valentía
• con que se ver·ificó aquel desatinado ataque, en que se acr·editó
• tanto la obediencia por· lo mismo que no habia mas esperanza
• que la de sacrificarse, sería el mejor ejemplo de estímulo que
• el benemérito, el intr·épido y el tan dcsgr·aciado Ca pitan Romo
• fuese de los p1·imer·os á disft·utar de las pensiones y gracias

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• con que la beni~oidad de S. M. quie•·e alivia•· y distinguit· á
· los que han sauioo derramar su sang•·e con heroísmo."
Permaneció reti•·ado en su casa, y dedicado al estudio hasta
el año de 1821, que el General D. Estanislao Sanchez Salvado•·,
entonces .1\iinist•·o de la Guerra , le llamó y ag•·egó á la seccion
central de la Scc•·etaría del Despacho, depositando en él gran
confianza, encm·gándole muchos asuntos rese•·vados y cOI'I'espon-
deocias delicadas, que siguió á su satisfaccion hasta feb•·ero de
1822, que fue nombrado gefe político de Tei'Uel. Aqui desplegó
la ene•·gía de su ca•·ácter cuando se vió acometida la ciudad por
numerosas bandas armadas enemigas del gobierno que •·ejia, y
que creyeron pencu·ar facilmente en ella, porque ni estaba forti-
ficada, ni tenia gual'llicion, sino un co•'lo número de milicianos
nacionales que no era estraño es tu viesen intimidados. En tonces,
cuando lodos andaban ocultando sus unilbrmes, sacó sus allliguas
charrete•·as de Ocaña, y adornado con ellas salió :í dar una vuel-
ta po•· las afue•·as del pueblo, para examinar los puntos mas ac-
cesibles y barricarlos mejor, despreciando el fuego y amenazas
del enemigo, que no se atrevió á da•· una embestida porque el
gefe político con su actividad, inteligencia y serenidad habia in-
fundido ánimo en los vecinos, y bien se puede asegu•'a•· que libró
la capital de su provincia de una dcsolacion. La misma entc•·eza
que tenia en los asuntos de guerra practicaba en la administr·acion
cuando el caso lo requería; y donde él mandaba, es bien seguro
que no se cometían desórdenes. Aportó po1· aquel tiempo á Teruel
D. Tadeo Calomarde, natural de la provincia, conocidísimo en
toda ella por enemigo de todo Gobierno que no fuese puramente
despótico, y además se le atribuía se•· el fomenLador de la in-
surreccion, y director de las ope•·aciones de los insmTectos. La in-
tencion que allá llevó él la sab•·ia, no nosotros; pero es lo
cierto que su presencia despe•·ló te•Tiblcs sospechas y temores en
las personas comp1·ometidas con el nuevo Gobiel'llo. Estas se rcu-
niet·on en corrillos que pasaron á grupos, y concluye•·on po•· un
gran motín contra la villa de Caloma•·de, que seguramente la
hubiera perdido (tal e•·a la enemiga I.'Ontra él) :í no haberse inter-
puesto la autoridad del gefe político, que á riesgo de perder la
suya salvó la del que sin temeridad podía crec•·se su adversa-
rio. Este nunca desconoció el servicio, y en algunas ocasiones en

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que despucs se viet·on siempre se complacía en decirle que era
su libertador y que le debia la vida, pero nunca hizo nada por
él, ni tampoco Romo le pidió nada. En tiempos de t·evueltas,
partidos y peligros inminentes no da populat·idad el oponerse á
los designios de los que se apropian el nombre del pueblo, por
injustos y cr·iminales que sean; al contr·ario, In mullitud se in·ita
contr·a las autoridades que la tienen á •·aya, y procuran desha-
cerse de ellas ó suplantarlas con ot•·as mas condescendientes y ave-
nibles; y hasta los mismos Gobiei'I10S no pueden algunas veces
pasat· por otro camino. Como quie•·a que fuese, el gefe político de
Ter·uel fu e depuesto y reemplazatlo con ot•·o en noviembre del
mismo año; espresando sin embargo la Real or·deo ser la volun -
tad de S. M. que se tuviesen presentes sus mé•·itos, y el Ayun-
tamiento en su último oficio fecha clel 7 le decía: • que testigo
• de su patr•iolismo y virtudes cívicas en las penosas circunstan-
• cías de su gobierno, sen tia la pérdida de tan digno presidente
• y gefe.•
Volvió al año de 1823 D. Francisco Romo á su anterior si-
tuacion de ca pitan retit·ado en la provincia de Guadalnjara, con
solo la mitad del sueldo hasta que se put·ificase. En aquella época
infeliz de persecuciones, calumnias y venganzas pasó sinsabores
y tr·abajos gt·andes, pero nadie se at.t•evió á atac:~r su fidelidad y
¡wobidad , pot· mas reprobadas que fuesen sus opiniones políticas,
y asi obtuvo la purificacion en '10 de marzo de '1827. Siete años
pasó en este t'etiro como anteriormenle, añadiendo la gt·ata ocu -
pacion de educar é instruir á sus hijas, con un amot·, una pa-
ciencia y unos métodos tan sencillos que facilmente adelantaban
sin mortificat·se. Por Real orden de 5 de marzo de 1850 tuvo á
bien S. M. encargar á D. José Lopcz Juana Pinilla, Dit·ectot· ge-
neral de rentas, varios trabajos estraordinarios que debían ejecu-
tarse con urgencia, autorizándole para valerse de personas de su
confianza que considerase útiles pam este objeto.
Desde luego pidió este señor pat•a que le ayudase á D. Fran-
cisco Romo, y le encargó los importantes tr·abajos del arrenda-
miento de las r·entas decimales del reino, de los cualeS se ocupó
esclusivamente por espacio de cuatro años " con el celo y pr·obi-
• dad, el ice Pinilla, que le son pr·opios, dando r•epetidas pr·uebas
•• de sus conocimientos, aplicacion y otras circunstancias que re-
4

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H.
• comieodao su mérito, por lo que la Direccion de rentas le pro-
• puso á S. M. para varios destinos de gefe de provincia y de es-
• tablecimientos de la Real hacienda, á que por justicia le con-
• sideraba act·eedor, y que aun eslinguida la comision se ocu-
• paba con el mismo celo de los incidentes que ocurrían en ella,
• por todo lo cual le contemplaba con derecho á set· atendido en
• sus solicitudes."
En el año de •1834, en que se or·ganizó el gobierno civil de las
provincias separando las att·ibuciones puramente administrativas
de las militares, judiciales y económicas, que hasta entonces an-
daban mas ó menos confundidas, y se crearon las subdelegaciones
de Fomento, puso el Gobierno especial cuidado en elegir para
ellas sugetos de saber , bien opinados y de influencia per·sonal,
tanto por su clase y pr·opiedades en las mismas , como pot· su ca-
tegoría y buen desempeño, ya acreditado en otros destinos impo•··
tantes. Si no todos los nombrados reunían algunas de dichas cir-
cunstancias, debido era á la imperfcccion que llevan consigo los
establecimientos nuevos y exigencias impresciudibles de per-sonas
r-espetables, á quienes aconsejaba la política no disgustar por los
servicios importantes que en aquella época crítica estaban pr·es-
tando con riesgo de sus bienes y per·sonas; pero si se examinan
imparcialmente las Gacetas ele aquel tiempo, se verá que los 49
subdelegados primet·os de Fomento las tenían en su mayor· núme-
ro. Si no nos hubiéramos propuesto ser muy mirados en nombr·ar
personas, podríamos aquí hacerlo de muchos, que ni solicitaron
los destinos, ni despues han querido admitir· otros; pero arrecian·
do los temporales forzosamente habían de ocuparse por· hombres
mas bien enérgicos y vigilantes que atendidos y laboriosos. Por
Real decreto de 20 de enero de aquel aiio fue nombrado D. Fran-
cisco Romo subdelegado de Fomento de la pr·ovincia de Hucsca.
Todo hombre medianamente versado en cosas de gobiei'IIO sabe
cuántas dificultades se encuentran en la práctica al plantear teo-
rías nuevas en materia tan delicada; y si {\ estas dificultades que
podemos llamar· naturales, se agr·egan las accidentales de una
revolucion y de una guerra civil, parecerán insuperables. Con todo,
á fuerza de trabajo, mE2-Clando la energía con la prudencia , las
venció el nuevo subdelegado, que planteó perfectamente la secreta·
l'ia, en términos que todos los asuntos se despachaban al dia,

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15
aunque á costa de su preciso descanso: trabajo oscuro, sin bri-
llantez ni testigos, pe1·o de inmenso beneficio para los administra-
dos, y por lo mismo tanto mas meritorio. Encendida la guerra en
Navarra, en el liode~·o de la misma p1·ovincia, estaba continua-
mente en peligro de ser invadida, como lo fue efectivamente por
una division en la que iba la misma augusta persona en cuyo fa -
VOl' se hacia. P1·eciso era que el subdelcpado tuviese la espada al
lado de la pluma, y organizase una delcnsa popula1· á la par de
la adminiwacion civil. Asi lo hizo Horno: tenia tan bien prepara -
dos los ánimos, y publicó tan opo1•tunamente una ené•·gica pro-
clama á los pueblos, que los invaso1·es, en vez de encontrar des-
aliento en unos y favor y auxiliadores en la muchedumbre, en-
contraron una oposicion amenazadora en todos, y se retiraron sin
llegar á la capital.
En estas épocas de revueltas, asi como los ciudadanos se
p•·estan á sacrificios voluntarios, tambien se creen autorizados para
faltar al cumplimiento de las leyes ordimu·ias, y nunca faltan
díscolos que se ponen á la cabeza de resistencias ilegales. Esta
escelenle autoridad sufrió una muy grave que le fue muy sensi-
ble, le puso ~í 1·iesgo de perecer, y le obligó á renunciar el desti-
no. Lo refe•·ircmos brevemente. Fue el caso que los vendedores de
comestibles se habian dispensado á sí mismos de pagar la cuota es-
tablecida po1· la licencia de vender: el anterior gobel'llador militar
y político lo babia tolerado. El recaudado•· se quejó, y el subde-
legado antes de providenciar consultó al Gobierno, si en el de-
creto de ft·~nquicias de géneros de comer, beber y arder se com-
prendía el uso de las licencias, ó debían continuar sacándose. La
resolucion fue que debían continuar, y exigi•·se á los vendedores
la cuota establecida. T•·ató de llevarlo á electo usando con pru-
dencia de una escala de medios suaves, persuasivos y conciliado-
res sin ceder de la ejecucion, que bastaría refer·i•·los para acredi-
tarle de hombre de pulso y ente1·eza. Po1• desgracia del negocio
los remisos eran urbanos decididos por la causa de la Reina : al-
gunos se allanaron y sacaron sus licencias sin oposicion; pe1·o un
tabel'llero, capitaneador de motines y b1·utal en sus costumbres,
se negó, insultó á los dependientes del Gobiemo, y amenazó que
acabaría con ellos. El subdelegado, ·que por otra parte era muy
considerado en el pueblo , lo llamó pa1•a ensayar el reducirlo con

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su autoridad y razones, pero en vano: en lugar de apr·eeiar como
debier·a esta suavidad se insolentó, prorumpiendo en denuestos
y amenazas, jactándose con que los ur·banos no consentirían tal
afrenta. Revestido el subdelegado de su autoridad sacó un tesli ·
monio del acto, y mandó que se le formase causa : con dificultad
se encontr·ó escr·ibano que se tomase este tr·abajo, y esto, obligado
y con timidez. Requerido varias veces el gobernador· militar· so-
bre si sostendría á la autoridad civil siempre dijo que sí, y lo mis-
mo el comandante de urbanos, pero á la entrada de la noche se
reunier•on en la plaza 500 hombres entre ur·bauos y paisanos, gri-
tando tumultuariamente para que pusier·an en libertad dos pr·esos
refr·actarios: el gobernador militar no pareció, tampoco los !?efes
de la milicia, ni ninguna fuer·za para auxiliar á la autorrdad
civil.
El subdelegado se encontró aislado, y los pocos que se le ar·-
rimaron le instaban á que cediese pronto, porque el tumuiLo se
aumentaba, se propagaba á las calles inmediatas, y llegaba ya
cerca de su casa, temiendo que des pues de haber· cometido el
primer atentado se propasasen á otr·os, y hubiese aquella noche
una desolacion en el pueblo. Repugnábalo aún su entereza; su es-
posa, hijas y amigos en la mayor· afliccion le pedían que no se
obstinase: solo, sin ninguna fuerza con que contar, no tuvo mas
remedio que someterse á la dura ley de la necesidad; tanto lo
sintió que le costó una enfermedad. Se hizo una informacion de
todo, la remitió á la superioridad, y pidió que se le formase causa
ó se le trasladase desde luego á otro destino. Convencido el Go-
bierno de que su subdelegado no solo había obr·ado en este caso
con toda la p•·udencia y entereza que debía. sino que una y otra
las babia llevado mas allá del límite ordinario, contestó por el
mioister·io de lo Interior con fecha 1.' de abr·il de ''183o: •S. M.
" no ha hallado ningun motivo par·a que se forme á V. S. causa,
• segun ha solicitado repetidas veces, y sí se halla muy satisfecha
• de su comportamiento en los .sucesos indicados, siendo la volun-
• tad de S. M. que V. S. continúe manteniendo y haciendo •·es-
• petar su autoridad, para remover la idea que pudier·an concebir·
• los revoltosos de considerar el desor·den como un medio eficaz de
• que se exoneren los gefes superiores que no condesciendan con
• sus estravíos. En cuanto ;í los procedimientos del ca pitan gene-

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• ral con respecto á la sep:ll'acion del gobernador, habrá él mismo
• dado cuenta al ministerio de la Guerra, por el cual resolverá
• S. M. lo conveniente."
Insistiendo sin embargo en que se le trasladase á otro desti-
no, respecto á que una autoridad vilipendiada no debía subsistir
en el mismo teatro del escándalo, ni podía mandat· con energía
por·quc se atr·ihuiria á venganza, de que estaba muy lejos, cual-
quiera providencia fuerte que conviniese tomar, tuvo á bien S.l\1.
confer·ir·le el gobierno civil de Murcia por Real decreto de 9 del
mismo mes, previniéndole en la Real ot•den de comunicacion "que
• se pusiese en camino sin la menor dilacion, á fin de hacerse cargo
" de este gohiemo, que no podía permanecet' vacante muchos días
• sin ~··aves inconvenientes, atendidas las actuales circunstancias."
Ctet'lamente eran graves y de tal oatut·aleza, que no babia
Gobemador civil que pudiese evitar sus consecuencias. Se traba-
jaba pot· los revolucionarios con gran actividad por medio de so-
ciedades secretas, muy estendidas á la sazon en todo el reino, y
puestas en comuoicacion unas con ott·as, de la libertad de impt·en-
ta, y aun (sensible es decirlo) de la Tr·ihuna legislativa, para per-
vcrtit· la opinion pública, particularmente de la juventud, que
pct·tenecia á la Milicia urbana. La guerra de Navarra, en vez de es-
tinguirse iba tomando proporciones colosales, y era auxiliada por mo-
vimientos análogos en otros puntos estt·emos de la Península, que
clistt·aian la atencion del Gobierno, sin olvidar tampoco el medio
insidioso de fomentar la anarquía interior. Estt·aviada la opinion
hasta de hombres honrados y de suyo pacíficos con las noticias
alarmantes que se publicaban, exagerando los peligros reales y
verdadet·os de los defensores de Isabel 1I , y calumniando al mi-
nislet'io, suponiéndole intenciones torcidas de que estaba muy lejos,
se fue preparando el pronunciamiento ó rebelion de setiembre de
aquel año. Con tanto elemento conjurado contra sí poco podía
hacer el Gobernador de Murcia en bien de la provincia, fuera de
mantener el orden público en la capital; y es preciso t•econocer que
si no lo consiguió del todo hizo cuanto era posible para evitar los
escándalos y desastres que ocurt'ieron en otras partes. Llegó el
dia fatal en que debia instalat•se la Junta de gohiet·no; y como
los mismos que por. la ley estaban llamados á evitarlo eran pre-
cisamente los que la deseaban, pedian y estaban designados para

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componerla, se formó efectivamente, pero sin desórdenes en la
poblacion, y respetando en el Gefe de la provincia mas la persona
que la autoridad, aunque no la desconoció del todo: y por su in-
flujo, en lugar de tomar el título de Junta di1'ectiva de gobiei'IIO,
y como tal sobreponerse á la autor·idad del · Gober·nador, solo se
tituló Junta consultiva de gobiemo, y en esta forma reconocía
su superior·idad. E~ta consider·acion se debió en parte (es necesa-
rio hacer justicia} á que la mayorla er·a de eren te sensata , que
dando cr·édito á falsedades, :mastr•ada por tr~unos violentos , y
aun algo intimidados por ellos, consintieron en ser miembros de
la misma. Si delicada y espuesta er·a antes su situacion, subió
ahora de punto al frente de una Junta ilegal, creada y sostenida
por la única fuerza militar de la c~pital, llegando al es tremo el
compr·omiso con la cir·cular del Gobiei'Do de 5·1 de agosto y Real
decreto de 5 de setiembre, en que se mandaba terminantemente á
los Gober·nadores civiles que hiciesen cesa1· las Juntas, y si care-
cían de fuerza para verificarlo salieran de la capital, y tr·asladán-
dose al punto de la provincia que les pareciese mas á propósito,
llevasen á efecto las enérgicas pr·ovidencias que se espresan en los
mismos documentos publicados en la Gaceta del Gobierno del 5
de setiembre.
Don Fr·ancisco Romo, que á una gr·ande encr·gía reunía tambien
la r·ar·a cualidad que pocas veces la acompaña de mucha pi'Uden-
cia y sagacidad, empleándolas oportunamente segun lo exijian las
cir·cunstancias, tomó tales medidas, conciliadoras unas y enérgi-
cas otr·as, que los junteros acordaron no volver·se á reunir, pen-
sando los prohombres de ella que el Gobernador era muy capn de
hacer lo que decía, par·a lo cual no estaban prepar·ados, y necesi-
taban tiempo para hacerlo: entretanto veían lo que pasaba en las
demás provincias, y obrarían en consecuencia. El hecho es que la
Junta de Murcia se disolvió, y que no quedó en la provincia mas
autoridad política que el Gobernador· civil, publicándose la noti -
cia en la Gacela del Gobierno del ·12 del mismo mes. Nos dice el
mismo artículo que en las provincias de Lér·ida, Albacete, Cuen-
ca y otras (no las espresa} no se había altet·ado la forma de go-
bierno, ni se alteraría; pero no espresa que ninguna otra Junta se
hubier·a disuelto mas que la de Mur·cia, la que, cuando menos,
tuvo el mérito de ser la primera, aunque creemos. que fuese la

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única, hasta que despues de haber conseguido el principal objeto
que se pr·opusieron de der·ribar el ministerio, se disolvieron todas.
Bien se deja conocer que tal estado de obediencia al Gobierno se-
ría muy precario, y que se alteraría al menor impulso esterior, ó
cuando los depuestos combinasen los medios de volver· á entroni-
zarse. No se le ocultaba al Gobernador· civil, que con fecha del11
nos escr·ibia (entonces lo hacia diariamente} en carta que con-
servamo~ : "Seguimos con la cr·uz acuestas, y casi puedo decir
ȇ V. que deseando llegar al Calvario, por.que esto no es vivir."
En otra del 12 clecia: e< Aunque hay pasquines, los bullangueros
" murmuran á su placer·, y á cada instante esparcen voces de que
,, ha llegado un COJTeo de Madrid ó de Valencia con noticias alar-
• mantes, no se ha alterado la tranquilidad; ¿seguiremos con ella?
• Es muy dificil; son innumerables los paquetes de proclamas, ór·-
,, denes y disposiciones que se reciben de Valencia y de varios
• puntos de Andalucía, que producen como es natural los mas
"perniciosos efectos. La Junta de Valencia ha suprimido el medio
• diezmo, ha quitado los derechos señor•iales, trata de hacer contra -
" las para surtir de fusiles , etc."
En medio de tantas amarguras tenia la satisfaccion que el
Gobierno aprobaba su conducta, y se manifestaba tan convencido
de su mér·ito. que le agració con la cr·uz de la Real y distinguida
Orden Española de Car·los III. Con este motivo nos escribía:
"¿Con que el mundo está tan corrompido, que pMque un Gober-
, nador civil no se ha rebelado se considera conveniente agraciar-
" le con la ·cruz de Carlos lil? ¡Pobre patria! Quiera la Pr·oviden-
" cia salvarla, ya que tantos de sus hijos la están despedazando.
• Me alegr·o de que S. M. se halle satisfecha de mi comportamien-
,, to, pero quisiera que no hubiera tenido la dignacion de conde-
" corarme, porque no será sino pr·etesto para munnuraciones. Es-
" toy lleno de r·econocimiento, pero á fe de hombre de bien repito
• á V. que lo siento sobr·e manera." Cuando Romo decia una cosa
bien podía creérsele; este modo de pensar era el suyo, y en la
confianza con que se desahogaba con un amigo íntimo se ve la
prueba de la severidad de sus principios. Nunca pidió la confir-
macion de tal gr·acia, ni sacó el diploma, ni volvió á hacer men-
cion de ella; ocupaban su pensamiento otros asuntos mas serios,
relativos al bien del Estado y no á su provecho.

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La bol'l'asca política que pesaba sob1·e nuestra querida patJ·ia
arreciaba por momentos: en Ca1'tagena se suscita un alboroto,
deponen al Gobernador militar, nomb1·an otro, fo1·man Junta, y en
la plaza pt•incipal en vez de let1·ero de Plaza Real ponen el de
Plaza de la libel'lad. Vuelan emisa1·ios á Murcia; no quieren los
murcianos quedarse atrás; se forma espontáneamente el 4.' bata-
llan de la Milicia urbana; fijan en el Principal un cartel con el
Viva la Conslitucion; va1·ios grupos que se habian reunido I'C-
piten el g1·ito, y era ya imposible conjurar la tempestad. A pesar
de todo el Gobernador civil mandó 1·eunir el Ayuntamiento, las
demás autoridadr.s y otras personas notables para las doce del dia,
con el objeto de probar á contenet· el movimiento, siquiera hasta
la llegada del correo de Mad1·id; pero solo concurrieron muy
pocos, "unos por miedo y otros por cómplices," dice en una car-
ta que refiere el caso. Eran ya las dos de la tarde, y se retiraron
convocando nuevamente á los que fa ltaron para ·las cinco, á cuya
hora debe1·ia estar formado enfrente de las Casas consistoriales
el1.•r batallan ele la Milicia, que era el mejor organizado. Vol-
vieron á la hora fijada, y sucedió lo mismo que po1· la mañana:
la mayor parte de los convocados no asistie1·on: la Milicia no . se
fo1·mó; se fijaron otros carteles de Viva la Constitucion; pantlillas
de pillos y muchachos la iban proclamando por las calles, alter-
nando con muel'an los pastclel'os; y como todo estaba ya ama-
sado, los grupos, y algunos que en lo sucesivo se les agregaron,
quitaron el resguardo de las puertas, invadieron las salas consis-
toriales, y pidieron ó decretaron la formacion ele una Junta, no
consultiva sino gubernativa, compuesta de cinco sugetos que de-
signaron, y que se instaló en el acto en la Sala capitular, y pro-
clamó la Constitucion del año 18·12. Una de las aut01·idades de
la provincia ( po1' debilidad, no por ot1'a cosa ) se confo1·mó en
presidirla, y las demás se allanaron á reconoced a; solo quedó el
Gobel'llador civil sin tomar parte en aquel atentado, y los direc-
tores de él estaban tan convencidos de su rectitud y valor pa1·a
no dejarse intimidar por nada, que le respetaron sin exijide nin-
crun sacrificio de su honot·. A las seis de la tarde salió del edi-
Rcio solo, y absolutamente solo atravesó pausadamente los sitios
mas públicos de la poblacion donde estaba reunido el pueblo, y
se fue á su casa. Tal era la serenidad y el respeto que le tenían

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las gentes, que uadie le dir·igió el menor· insulto. En 5eguida,
despidiéndose de su familia, que queda ha anegada en lágrimas, y
acompañado del secretario del Gobierno, que le csper·aba , volvió
tí salir, y pasando otra vez por los sitios públicos de la poblacion
á pie hasta Espina reJo, donde le aguar·daba una tartana. Sabia
que su ausencia de la capital había de alarmar á la Junta y á los
que habían tomado pa1·te en su formacion, por· cuanto no er·a
efecto de miedo sino el primer paso par:. la ejecucion del Real
decreto del dia 2, y que por lo tanto, asi que se divulgase le
buscarían ~JOr' todas partes, para tenerle á buen recaudo cuando
menos. A hn de librarse de caer en sus manos, aunque Espinar-
do no dista mas que media legua de lllurcia, rodeó por la huerta
ccr·ca de dos, oyendo la algnza¡•a, vivas y tiros de regocijo con qne
celebraban los ciudadanos la fortuna que se les había entrado po1·
las puer·tas.
De Espinardo fue :\ Cieza¡·, siete leguas mas :.cá, desde donde
espedia ci1·culares á los pueblos de la provincia para que no obe-
deciesen á la Junta ni á las autoridades que le estaban supedita-
das, ni p;~gasen las cont1•ibuciones mas que á las legítimas fieles
al Gobierno. La ausencia del Gobernador civil y la acLitud que iba
tornando la provincia alar·maron sobre manera á la Junta, que co-
nocía lo deleznable de su situacion, y p!'OCUI'Ó por medios conci-
liato¡·ios, haciéndole escribir por personas respetnbles que regresase
~ la capital, donde su autoridad sería reconocida. ¡Como si fuese
posible que subsistier·an dos autoridades superiores, de origen,
medios y fines tan dive¡·gentcs! No habiendo producido efecto este
ll'imer paso de la Junta, comisionó al comandante. de uno de los
l >a tallones de la Milicia para que pasase á Ciezar, y persuadiese
al Gobernador civil á que regresase á la capital , dándole toda
<:Jase de segur·idadcs, de que scr·ía bien recibido y considerado de-
bidamente. No era la intencion del Gobernador· corta1• la retirada
:í la .1unta, al contrario, su objeto era, si se podía, tr·aerla á hu en
p:u·tido; y despues de manifestar al comisionado la responsabilidad
en que incurrían, los peligros que les amenazaban, la justicia y
medios que le asistían para estrecharlos, y lo dispuesto que es-
taba á preferir medios conciliatorios á los violentos, lodo con un
resultado legal , al paso que se negó á regresar· se convino en
dar· parte .al Gobierno del deseo de In Junta, disculpando en lo

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posible lo hecl~o, y pidiendo permiso pat·a volver á la capital,
en el concepto de que tal vez su presencia atenuaría los males que
amenazaban. Envió esta comunicacion por eslt·aoruinario, y el
ministerio contestó en 18 de setiemb1·e: •Que S. l\'I. aprobaba
»cual merecía su prudente conducta; que se t•estituyese á la ca -
• pita!; que en ella se condujese con la eordut·a y prudencia que
"tenia acreditada; que hiciese cesar del todo la Junta; y que en
,. esto ·insistiese, con tanto mayor fundamento cuanto que ella
,. misma había ya visto que habían cesado del todo los pretestos
"pat·a la sublevacion (ya había ca ido el ministerio )." Esto est:1
muy bien dicho, y es lo que procedía en ,justicia; pero en este
mundo miserable no siempre prevalece la justicia, y en muchos
casos la atropella la fuerza, como sucedió en este, que estaba de
pa1·te de la Junta y no quería cesar en sus funciones. Entonces
nos escribía enu·e ott·as cosas con fecha del 22: •Deseo salit· de
• aquí, bajo el supuesto que mientt·as haya riesgos no quiero huit'
'de ellos; abandónenos el Gobierno , apedréennos los pueblos si
• quieren, pero no nos envilezcamos. Podrá decÍI'scme que lo dejé,
• pero P''escindienuo de que me repugna ohra1· con debilidad, ¿á
., quién he de dejar el mando si todos mis dependientes est¡ín
"proscritos? A nadie." Por fin las Juntas ganaron segun él ha-
bia previsto, y nos escribía con mucha anticipacion; la de Murcia
continuó, D. Francisco Romo no volvió mas á la m1pital, y ot,·o
Gefe fué el que postcriot·mente, mudadas enteramente las circuns-
tancias, restableció el antiguo orden de cosas.
Apreciando el nuevo ministerio la leal, prudente y enérgica
conducta de Romo, y conociendo lo útiles que son hombt·es de su
temple para el desempeño de mandos supet·io,·es, lo sacó honorífi-
camente del com¡)l'omiso en que estaba, confiriénuolc el Gobierno
civil de Válladolid en 26 del mismo mes. Todo cuanto pudiét·amos
decir del comportamiento de esta autoridad en el nuevo destino lo
espresa un documento oficial que copiamos á continuacion, y solo
tocarémos muy pot• encima un asunto que en él no se menciona,
ocurrido en el mes de febrero siguiente, y que pudo haber teni-
do malas consecuencias si se hubiera manejado de otra manera.
Los estudiantes, como gente ,joven, son f<íciles de entusiasmar y
de inducir á tomar resoluciones atropelladas y violentas por in -
justas que sean. Corria entre ellos por cosa cierta, y tambien por

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otras personas mas p•·ovectas, que de los catedráticos de la Uni-
ve•·sidad solo muy pocos e1•an afectos á la causa de nuestra augus-
ta Reina. Con este motivo querían exiji•· del Gobernador civil po1·
medio de una pm·sona que los representaba una proviuencia vio-
lenta contr·a los indicados catedráticos, amenazando, si no accedían
:1 ella, con un motín, :1 que estaban muy dispuestos, y que estuvo
muy próximo á ejecutarse; pero la dest•·ezn de la autoridad, su
entereza y la prudencia del Gefe de la Milicia nacional consiguie-
ron cortarlo todo sin ruido, tropelías ni escándalos.
Con esto estaba muy querido en la provincia. La Real Aca-
demia de matemáticas y Nobles A•·tes de la misma le nombró su
académico honorario. Tambien estaba inscrito como carabinero
del batallan de la Guardia nacional, cuando tuvo ú bien S. M.
tr·asladarlo con igual destino á Zaragoza en 8 de junio de 1856.
Ca usó la noticia una consternacion gene•·al en la ciudad, como si
OCUfl'iese una gran calamidad; se reunió la Diputacion r··ovincial
el dia '10; acordó dirigir y dirigió con fecha del '12 á S. i\1. la
f'.Sposicion siguiente. •Señora : La Diputacion provincial de esta
• capital ha recibido con el mas profundo sentimiento la noticia
• de la Real 01·den de V. M., en que se manda trasladar al Go-
• hiemo civil de Zaragoza á D. Francisco Romo y Gnmboa, que
• tan dignamente ha estado desempeñando el de esta provincia
"central de Castilla. Jamás, Señora, se vió mas u·istemente afee-
• tadn esta Corporacion que en el momento de sabe•· esta resolu-
• cían de V. i\1. Respetando como debe todas las determinaciones
• que emanan del trono augusto de la digna sucesora de la in-
• mortal Isabel, sin embargo no puede menos de elevar á su alta
• consideracion los g•·aves perjuicios que va :í suf•·i•· necesariamen-
•te la inte•·esante p•·ovincia central de Castilla la Vieja con scme-
»jante traslacion. Fo•·zoso es, Seño•·a, para ello manifestar á V. M.
•las distinguidas p1·endas y recomendables ci•·cunstancias de Don
• Ji'•·ancisco Horno y Gamhoa, el pall·iota mas eminente, el defen -
• sor mas celoso de los de~·echos y prerogativas del uono de V. M.,
• el hombre, en fin, mas amante del o•·den y de las leyes, y de
• mas firmeza y c:ll'acter pa•·a bacer conservar aquel y gua1•dar
• y respeta•· estas. Estn Corporacion no encuent•·a elogios que
• puedan hacer debidamente la justa y desinteresada apología de
• tan •·espetable funcionario: desinteresada , Señora, porque los

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24
" diputados que suscr·ibcn, tan impar·cialcs é i)](Jependienles de to-
" da consider·acion y miramiento como V. M. debe conocer', no
• acostumbran :\ elogiar' mas que al ver·dadero mérito, á la vjr·-
" tud, é impelidos por' sus propias concieocias, por· el convencí-
• miento que tienen de que en ello cumplen con su deber, y favo-
• r'eccn y contribuyen al bienestar y conveniencia de sus rcpr·esen-
" tantes. Seguros de la enter·eza y sublime civismo de su Gober-
" nador civil , per·manecier·on tr·anquilos en sus casas en los rno-
• mentos de espantosa cr·isis, cuando los enemigos inter·iores del
" tr·ono de V. M. en mayo anterior amenazaban turbal' la tr·an-
• quilidad de los leales castellanos , cuando con siniestros y de tes-
• tables flnes querían osa1' oponerse al cumplimiento de la vol un-
• tad sober·ana , y obcecados é intrépidos intentaban hollar·
• sacrílegamente las leyes, por·que no dudaban que el Gober·nador
•civil de Valladolid sabría precave•· y evitar tamañas tentativas.
, Sus p•·onósticos salie1'on cumplidos; con faz ser·en:~, con fl•·meza
• heróica ha mostrado á los malos el camino de la justicia, les ha
• arr·edr·ado, les ba hecho sucumbir. Ni un instante solo, desde
• que tomó el mando de la provincia, se ha per·turbado la pn en-
" vidiable que r·eina de comun en lo5 lugares de Castilla ; nunca
"esta se ha visto mejor' administrada; nunca llegat·on á conoce1' los
"castellanos que empezaban á vivir bajo P.l •·cinauo de la ley y de
. Ja justicia hasta que su Gobel'llad01· civil se lo ha hecho conocer' .
• Sus ob1·as solo demuest1·an estas verdades, porque solo hechos
• positivos pueden hacerlas demostr·ablcs y sensibles. Infatigable en
• su bufete, abierta la puer•ta :\ los infelices, á los menester·osos,
• nadie acude á pedirle justicia que no vuelva bendiciendo su jus-
» tificacion, su acrisolada probidad, su honr·adez sin límites. A
"todas ho1·as, todos Jos días, en todos los instantes se le ve con·
• sagrado y sac•·ificado esclusivamente al se•·vicio público, y á su
•actividad y celo nada es comparable. El ha sabido corregí•· al-
• gunos envejecidos abusos que tantos daños producen, y que
• inutilmente t1·ataron otr·os de •·emover; él ha organizado una
uoflcina completamente dislocada ; y para que el curso de los
, negocios no se paralizase, ha pagado de su propio bolsillo, y en la
• actualidad está sosteniendo cuatro ó cinco auxiliares con el ob-
• jeto solo de servir puntualmente al público; él, Señora, abando-
. na su salud' todo Jo deja cuanuo el intcr·és general le llama. y

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2i)
• podr·á la Di¡mtacion provincial mostrar·se indiferente á tanto
• bien? ¿ Dejar·ia de elevar su voz al tr·ono de V. M., cuando ve
" en la pérdida de su digno Presidente malogr·adas los mas hala-
" güeñas esperanzas de prosperidad y ventura para la provincia, y
• acaso acaso fundados motivos de que el or·den y la tranquilidad
• pública se conmuevan? ¿Sería posible que hubiese olvidado esta
• Coq>oracion los desvelos, las inmensas fa tigas que el Sr. Romo
"y Gamboa nrr·ostró con la mayor constancia hasta que ingres:Hon
• en las filas del ejército los 1528 quintos que cupieron á esta pro-
" vincia par·a el armamen to de los •100.000 hombres, llegando su
"exactitud hasta el estr·emo de :1sistir á la Diputacion casi baldado,
• haciéndose conducir en un coche y llevado en brazos á la silla
• de la presidencia. circunstancia que mas de una vez hizo en-
• tcrneccr á esta Corporacion? Y en fin, ¿ podr·á desenlender·se en
• las espinosas circunst:mcias que nos rodean de la scgur·idad de
• este país, que alterado el orden por cualquier causa, como es te-
• mible. no teniendo al frente al Sr. Romo y Gamboa quedaba
• comprometida toda la nacion por· ser· la centr·al pr·ovincia de
• Castilla, en donde se estrellan las funestas intrigas de los ene-
• migos interiores y esteriores del trono de V. M.? No por· cier'lo.
• La Diputacion ha tenido mil ocasiones par·a per·suadirse que
• ninguno puede ser mas á propósito para hacer feliz este pais que
• su actual Gobernador· civil; ha visto en él con júbilo un emplea-
• do austero, integro, ilustrado, y el Gefe mas digno de los graves
• y leales castellanos. Si pues V. M. lo que efectivamente apetece
"es el bienestar· de sus súbditos, el que sus empleados conozcan
•las necesidades de los pueblos para que V. lll.· las pueda socor-
· r·cr, el que mer·ezcan su aprecio, consideracion y deferencia, se-
• guro garante de su respeto y obediencia, nada mas puede desear
• su Real ánimo que el que permanezcan en los puntos en donde
• tanto interés reportan, que es comun á la nacion entera. En es-
• te caso, Señora, la pr·ovincia de Castilla la Vieja, por medio de
• la Diputacion lll'ovincia l, su ór·gano. rue~a encarecidamente :í
• V. M. se digne suspender los electos de la Real orden en que
• se ha servido disponer la traslacion de su Gobernador civil á la
• de Zaragoza, y que dando otr·a pr·ueba mas de afecto de las in-
" finitas con que diariamente está colmando á los españoles, se
»digne mandar continúe en este Gobierno civil D. Francisco Ro-

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26
• mo y Gamboa. Asi se calmará la imp1·esion que ha causado en
• los castellanos la traslacion indicada: el 01·den, la seguridad indi-
" vidual, el respeto á las leyes quec.la1·án completamente asegu1·a-
• dos, y esta Co1·poracion se sac1·ificará con doble sntisfaccion por
• los inte1·eses públi1:os al lado de un P1·esidente que tanto la hon-
" ra y .tantas gtll'antías la of•·ece. Asi lo espera de la maLemal
• solicitud de V. M. esta Diputacion p1·ovincial, que ruega al cie-
•lo conserve la importante vida de V. M. los muchos años que
•la nacion necesita.=Señora. =A L. R. P. de V. M.=El presi-
·dente interino, N., diputado por Rio-Scco.=N. , diputado po1·
• Valoria.=N., diputado por La Mota.=N., diputado po•· Medí-
• na.=N. , diputado po1' Villalon.=N. , diputado por Nava del
• Rey.=N., diputado po1· Valladolid. = N., diputado por Olmedo."
Tan repelidas l1'aslaciones de destinos y tan f1·ecuentes unas
de otras causaban g1·an perjuicio á sus intereses, obligándole á
empeñarse cada vez mas y mas p~ra sufl·aga1' los gastos q uc llev:1n
consigo; asi se lo manifestó en carta particular á un Señor secre-
tario del Despacho, su amigo, rogándole que si no era absolut:unen-
te precisa su traslacion á Zaragoza hiciese lo posible para evitar-
lo, en razon á los pc1·juicios que le causaba, y que continuase en
Valladolid ¡~ucsto que no babia dado ningun motivo pan\ remo-
verle. El caballeroso minist1·o' le contestó {1 vuelta de correo, tam-
bien en ca 1'ta pa1·ticulm· muy atenta, manifestándole el estado
crítico de A1•aaon, los trastornos de que estaba amenazada la ca-
pital, que no ~labia en ella Gobernador civil, y que era urgente
enviar uno de g1·an p•·udencia y ene1·gía ; que era punto de ries-
go y honor; que añadiese este sac1·ificio :í los muchos <1uc había
hecho; que tiempo vendría en que S. M. se lo remunerase, pr·o-
porcionándole un descanso honorífico. Inmediatamente que recibió
esta contestacion partió para Madrid, llevando una respetuosa y
tiema despedida que le di1·ijieron po1· esc1·ito los individuos de la
Secretaría, que no copiamos por no cansar al lector, en la cual
espresan su sentimiento por perder un Gefc tan tole1·ante, y un
maestro que los ilustraba en la CMI'era de la administracion.
Desde la corte esc1·ibió al Ca pitan gene1·al interino de Aragon,
y á la sazon encargado tambien del Gobierno civil de Za1·agoza,
pa1ticip:índole que el 29 del mismo mes snldria pam tomar pose-
sion de su destino. En 27 del propio le contestó que con aquella

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27
misma fecha decía al Sr. Jllinistr·o de la Gobernacion lo que si~uc.
•He recibido hoy un oficio del Sr·. D. Fr·ancisco Romo y GambOa,
" nombrado Gobernador civil de esta provincia, par·ticipándome que
• se pone en marcha desde l\ladr·id el 29 del cor·r·iente para tomar
• posesion de su destino. Convencido de que el Gobierno de S. J\1.
• hace justicia :í mis verdaderos sentimientos, y aprecia cuantas
• medidas tomo para conser·var en esta capital el orden y la tran-
• quilidad que nos son tan pr·eciosas sobr·e todo en las actuales
• circunstancias, creería falta r· :í un deber· si no clijera á V. E.
• fr·ancamente que sería perjudicial separ·ar hoy los dos mandos
• <1ue yo solo ejerzo desde el 15 del actual, en c¡ue S. 1\f. tuvo ;í
• bien confiarme el mando civil de esta pr·ovincia. Sé que la per-
• sona del Sr·. Homo y Gamboa es digna de lodo aprecio por su
• mérito y ser·vicios ; mas autoridad nueva en el pais tal ' 'ez pu-
• diera entender las cosas ó dar un giro á los negocios en di ver·-
•• so sentido con que yo los considero, por lo que ruego á V. E.
• que, teniendo pr·esente esta consideracion y elevándola á la
• de S. 1\J. , tenga á bien disponer· que mientras yo permanezca de
• Capitan gener·al interino, y duren estas circunstancias de crisis y
• sorda agitacion, se suspenda la venida del referido Gobernador
• civil, y l1nya en los mandos la unidad que en mi opinion consi-
• dero indispensable.
• Al hacer· esta manifestacion al Gobierno de S. M. y tras·
• cribirla á V. S., protesto que no es mi ánimo rebajar lo mas mí-
• nimo del alto concepto que me mereces u nombre, sino que lo hago
• pot· las críticas circunstancias de este pais, que sabidas por
• V. S. se vería en el triste caso de ejecutar lo mismo que yo."
Con fecha del 30 siguiente se le comunicó una Real orden en
que se le decia: "que siendo necesario tener en la secr·etaría del
• despacho un conocimiento exacto del estado en que se hallaba la
• provincia de Valladolid, cuyo gobierno había desempeñado con
• tanto acierto, suspendiese el viaje á Zaragoza, permaneciendo
• en esta corte hasta tanto que sus luces y especial conocimiento
• de aquel pais llenasen el objeto que se había pr·opuesto el Go-
" bierno." Suspendió el viaje, y antes de pasar dos meses, á con-
secuencia de los sucesos de la Granja y J\1adr·id , se mudó el mi-
nisterio, y con fecha 8 de octubre se le comunicó otra Real orden
en que se le mandaba, que habiendo tenido á bien S. M. confer·ir

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28
en comtston la gefatura política de Zat·ngoza á otra pet•sona en
resolucion de 23 del mes anterior· quedaba en clase de cesante,
con el haber que le cor•·espondiese po1· clasi6cacion. Asi terminó
la tr·aslacion de Valladolid :\ Za•·ag<Yta sin haber llegado á toma¡·
posesion del destino.
Permaneció en la co1'1e en esta clase, hasta que por Real de-
c•·cto de 50 de diciembre de 1857 se si•·vió S. l\1. nombrarle gefe
político inte1·ino de l\Iadrid , y por· ot1·o de 8 de febre1·o del año si·
guicnte concedel'le la propiedad del destino, " atendiendo á sus
" mé•·itos y servicios , y teniendo en conside•·acion el celo é in te-
" ligencia con que lo desempeñaba inte•·inamente."
La gefatura política de Mad1·id, sobre los cargos generales de
todas las demás, tiene ot1·as atenciones propias de la vista inme-
diata del Gobierno y del lugar de las discusiones de Cortes, que
acaloran las pasiones produciendo agitaciones con mas frecuencia
y vehemencia que en las provincias.
Con motivo de una espresion de un señor diputado que le fa-
vo•·ccia poco, hizo dimision del destino en '15 de mano del mismo
año; pe•·o no se sirvió admitida S. M. po•· •halla•·se muy satis-
• fecha de su lealtad , celo é in teligencia, pOI' cuya razon lejos de
• admitirle la •·enuncia espe1·aba que continuase en el desempeiío
• del enca•·go, ¡)!'estando cada día nuevos se•·vicios á la causa del
" t1·ono, que es la de la libel'lad y el orden." Obediente al man-
dato continuó con una carga muy pesada , comp1·ometida y des-
propo•·ciooada al estado de su salud, ya queb•·antada por demás.
Pasadas aquellas circunstancias volvió á repeli1· la súplica pa•·a
que se le exonerase del dcst ino, :\ lo que tuvo á bien acceder·
S. l\1., admitiéndole la renuncia po•· Real orden de 12 de alwil, que
cspr·esa •se halla muy satisfecha de su honradez, lealtad y acic•·-
• to, siendo su Real voluntad que se utilicen en destino con ve-
• niente los importantes servicios <¡ue podía continua•· prestando
• al Estado tan luego como se hallase restablecido .• La diputacion
¡)l'ovincial de i\Iad•·id en cuanto supo la admision de la renuncia
nombró una comision de su seno, que pasó á manifestar al dimi-
sionario en nomb•·e de la co•·poracion lo sensible que le e•·a,
• atendiendo á la independencia de su caracter, á su firQle adhesion
• al tr·ono constitucional, y al celo que había manifes tado en el
• desempeño de su destino.•

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29
A los cuatro días de admitida la ¡•enuncia se dignó S. M.
nombrarle Dit·ector genet•al de montes y plantíos por· Real decreto
de '16 de abt·il.
Este importantísimo ramo de la riqueza pública, y de pr·imera
necesidad pa1·a la existencia de la sociedad , pa¡•ticulat·mente en
España, donde la esplotacion de ca1·bon fosil es hasta ahot·a casi
insignificante, hace muchos años que está en tanta decadencia
que amenaza una espantos~ ruina, si desde luego no dedica el
Gobiei'J1o un particula1· esmet·o, continuado con constancia po1·
muchos años, para repoblar los yermos, collados y sierras. Pocas
pet·sonas habría mas á pt·opósito para el destino que la nombrada,
no destituida de conocimientos agrónomos y de selvicultura, in-
cans;~ble en el trabajo, y de una lwseve1·ancia invencible para
llevat· ú cabo un bien meditado sistema de t•eplantacion por mas
dificullades que hubiese que vencer en la J>l'áctica; pero hemos
dicho que se necesita mucho tiempo, y él nuevo director no lo
tuvo, ni las cit·cunstancias le favorecieron para hacer cosa de
provecho. .
En '15 de octubre de '184.0 el secretario de la Junta de go-
bierno provisional le comunicó la orden siguiente. "Esta Junta ha
" tenido á bien suspender :i V. S. pt·ovisionalmente en el destino
• de director de montes y plantíos. Dios guarde, &c."
Sin duda la Junta consideraría á la patria en peligro, y ne-
cesaria esta medida para salvarla . En 25 de noviembt·e siguiente
se le comunicó pot· el ministerio de la Gobernacion otra orden de
la t•egencia pt·ovisional del t•eioo, avisándole "que había conferido
"á otra persona la direccion crenet·al de montes y plantíos, decla-
" rando en clase de cesante :i f3. Francisco Romo c:on el haber que
- »le correspondiese por clasificacion." Este fue el último destino
que desempeñó; ya no volvió á tenet' otro, y pasó en clase de ce-
santo el resto de su vida. ¡En esto pararon los estudios, la san-
~~·e derramada, y un leal y patriótico comportamiento, nunca
desmentido!
No estuvo tampoco ocioso en esta clase : de muy antiguo es
estimada y ¡·espetada su familia en la provincia de Guadalajara, y
ya el año de '1854 nombró su procurado¡· en las Cortes del Esta-
tuto Real á su señor hermano D. Lorenzo, que hemos nombrado
ott•a vez. En noviembre de 1857 eligió á D. Ft·ancisco diputado .

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30
suplente. En el año 1840 lo propuso en terna para senador del
reino : S. l\1. la Reina Gobemadora se sir·vió nombrarle por Real
decr·eto de '15 de febr·er·o, y entró á jurar· y á tomar· asiento en el
Senado en '10 de marzo siguiente. Disuelto el Senado el año
de '1845 volvió Guadalajara á pr·oponerle en terna para aquel
honor·ífico car·go, y S. M. la Reina le nombró tambien por Real
decreto de 50 de setiembre del mismo año: admitido en el Senado,
jur·ó y lomó asiento en el '13 de octubre siguiente. Reformada la
Constitucion política en '1845, y reconstituido el Senado vitalicio
por eleccion esclusiva de S. l\1., eon arr·eglo á las condiciones que
la misma previene que tengan los elegido.s, no tuvo colocacion en
el nuevo D. Fr·anciseo Romo por no reunirlas; per·o en las elec ·
ciones de diputados del año de 1846 fue elegido por el partido
de Brihuega. Apr·obados los poder·es, j ur•ó y tomó asiento en el
Congreso el 23 de enero de ·1847.
En los cuer·pos colegisladores mostr·ó la misma circunspeccion,
independencia de car·acter , sevcr·idad de pr·incipios y asidua
asistencia que le eran habituales.
Tenia una facilidad para hacer-se cargo en los negocios graves
de dónde estaba el punto de la dificultad, de lo que procedia en
.iusticia, y sin fa ltar· (t esta, qué er·a lo mas conveniente al Estado.
Formado su juicio no habia flor·es or·alor·ias, ni sutilezas, por in-
geniosas que fuesen, que lo desviasen de su propósito , y votaba
segun su leal saber· y entender , sin atenerse al lado der·echo, iz-
quierdo ni centro.
En cierta ocasion de cr·isis minisler·ial fue buscado por sus
amigos para for·mar parle de un ministerio, á que se n~ó por el
mal estado de su salud. Rabia ya mucho tiempo que iba en nota-
ble decadencia; los clolor·es del brazo no le dejaban, estaba casi
ciego , oia con dificul tad , sufria fr·ecuentes y terr·ibles accesos de
gota, y por fin cayó .gr·avemente enfcr·mo el dia de Pascua de
Navidad.
Sobrellevó con valor y paciencia esta última prueba, y des-
pues de haber recibido con edificante resignacion los santos sa-
cramentos espiró el día 1·L de enero de este año de gracia
de 1849, faltánclole 18 dias para cumplir· 61 de edad. Dos dias
antes de morir so le concedió la jubilacion que le correspondiese
eon arreglo á la ley de clases pasivas, que habia solicitado con

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31
mucha antelacion; pero no llegó á saberlo, porque cuando cor-
r·ieron las órdenes ya descansaba de todos sus trabajos en mejor·
vida .
Era alto de cuerpo, recio, bien for·mado y pr·oporcionado en
sus miembros, de constilucion fuerte, de cnracter serio, andar·
magestuoso, sensible, activo y vivo de genio; scver·o consigo mis-
mo y tolerante con los demás; constante en In amistad, tan lo que
conser·vaba amigos muy antiguos, contempor:ineos de sus prime-
ros años ; unos ocupan hoy dia los primeros destinos del Estado,
otros con menos mérito ó menos fortuna no brillan tanto: á nin-
guno nombramos porque nos hemos pr·opuesto ser muy parcos en
escribir nombres, y hasta en los documentos oficiales los sustitui-
mos con el destino. Era naturalmente magn:lnimo; nunca olvidaba
ningun servicio ó favor que se le hiciese, por pequeño que fuese;
ni se acordaba de ningun agr·avio ni estor·sion que no lastimase
su honor'. Al llegar aquí dirán algunos : ¿era perfecto en todo?
¿_No tenia falta ni defecto ninguno? A esto contestamos que solo
Dios es perfecto·; que todo lo que es de barro sabe á barro, y no
dudamos que allá en sus inter·ior·es tendria aberraciones, anoma-
lías, y pequeñeces inseparables de la mísera humanidad; pero po-
demos asegurar por nuestro honor que no le conocimos ningun
vicio ni defecto notable que le hiciese desmer·eccr·, y aun podl'ia-
mos añadir muchas cosas laudables de sus costumbres privadas y
domésticas que realzarían su mérito ; pcr·o nos paramos en el
umbr·al de la casa, que respetamos como es debido, sin entrome-
ternos en ella, contentándonos con decir que fue casado dos veces,
la primera con Doña Juana Lagunez, que vivió poco tiempo, la
segunda con Doña Teresa Balanzat, señora de gran mérito, viuda
con dos niños y dos niñas, de la cual tuvo dos hijas, la mayor
Doña María del Car·men ¡wmanece solter·a, y la menor Doña Ma-
ría de Sopetr·án está casada con el teniente cor·onel D. l\far·iano
Bardají, comandante del cuerpo de Est:rtlo mayor·. A todos amaba
igualmente, á todos educó con el mismo esmero : á los varones dió
car·reras honoríficas, y estado á la mayor de las entenadas; ele
todos ha sido querido y de todos es í~ualmente sentido y llorado.
Una cosa singular· habrá observado el lector en esta biosrafía,
y es que con tantos mér·itos como contrajo D. Francisco Romo
en el ejército y en la car·r·era administratrva, no parece que es-

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32
tuviese condecorado con ninguna banda ni cruz grande ni chica.
Efectivamente, á escepcion de dos cr·uces <le distincion que conce-
dió la Junta ccnl!·al en •J809 á los que estuvieron en las batallas
de Aranjuez y Almonacid, y la gr·acia de la chica de Cal'los HI de
que queda hecho mencion al referir los sucesos de Murcia, jamás
obtuvo ninguna t'eGompensa. Habiendo empezado la guer·r·a de la
Independencia de ca pitan, y no habiendo dejado las armas de la
mano ·hasla se puede decir· que se la cor·t<H'On, se t•etiró de ca pi-
tan sencillo, sin tener· siquiera el gr·ado de teniente cor·onel que
ent.onces er·a el inmediato. En la car·r·era administr·ativa tampoco
ha obtenido nunca honores superiores al empleo que desempeñaba,
ni pension, ni ayuda de costa, ni dislincion de ninguna clase. Es
verdad que él tampoco las ha solicitado: repugnaba á la sever·i-
dad de sus pr·incipios. Enteramente conS<Igr·ado al mejor cumpli-
miento de sus deberes, dejaba al cuidado de los super·ior·es el gr·a-
duar· y recompensar su mé1·ito; siendo tambien una de sus bue-
nas cualidades el nunca queja1•se, hablar de sí, ni jacta1•se, ni aun
1·efer·i1' sencillamente ningun hecho meritorio de su vida como
oo viniese al caso de la conversacion. Hoy se encuent1·a su familia, -
que c:onsumido su patr·imonio en estudios, viajes, r·etir·os y cesan-
tías está 1·educida á la estricta pension de viudedad que po1·
1·eglamento le corresponde; y todos saben con qué indiferencia
miran nuestros ministros de Hacienda estas sagt·adas obligaciones,
los tt•abajos y angustias que pasan los que han consnmido su ju-
venlud, su salud y su vida en set·vicio del Estado, y qué legado
dejan á sus infelices familias. Triste pm·spectiva para los que si-
guen el mismo camino en todas las carreras de ma1· y tier·1·a.
Dios mejo1·e las hor·as y nos cobije <Í todos.

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