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Transgénicos

Nueva técnica para la seguridad de los


transgénicos
Una técnica de análisis permite detectar posibles cambios en
las variedades transgénicas que puedan afectar el contenido
nutricional del alimento o las rutas metabólicas de la planta
21 de junio de 2007
MERCÈ FERNÁNDEZ
Un grupo de investigación español del Instituto de Fermentaciones
Industriales (IFI) del CSIC ha desarrollado una nueva técnica analítica
que sirve para ayudar a garantizar la calidad y seguridad de los
alimentos transgénicos. La técnica se basa en el análisis quiral de los
aminoácidos de los transgénicos y en su comparación con los
alimentos no transgénicos. Se trata, básicamente, de comparar y
detectar si en los aminoácidos (que son los ladrillos que forman las
proteínas) de un alimento transgénico se ha producido alguna
variación respecto a la variedad natural.
Los primeros resultados de este trabajo de investigación han sido
publicados en la revista Analytical Chemistry. En el trabajo, los
investigadores han analizado los aminoácidos del grano de diversas
variedades de maíz transgénico y de sus
respectivas contrapartes nativas.
«Hemos visto que en algunos casos hay
diferencias y en otros no», explica el
investigador principal, Alejandro
Cifuentes, profesor de investigación del
CSIC. Pero, advierte, aún es pronto para
saber si esas diferencias implican algo. Primero hay que confirmar que
las diferencias halladas son estadísticamente significativas, lo que
supone que hay que analizar más muestras. Y en segundo lugar, hay
que descubrir el origen de esas diferencias.

Mano izquierda, mano derecha

Lo que los investigadores analizan


en los aminoácidos es su quiralidad Los cambios
o su configuración espacial.
Algunas moléculas, como por
hallados son tan
ejemplo los aminoácidos, pueden pequeños que
presentarse en dos formas «nutricionalmente
espaciales que son la imagen
especular la una de la otra. Es lo
no parecen
que se denomina «de mano relevantes»
derecha» o «de mano izquierda»
(también se denominan de
configuración D o L). Son como la
mano izquierda y derecha de cada
persona: las mismas manos pero que no son superponibles al ser una
la imagen especular de la otra. En el caso de los aminoácidos, que
estén en la forma L o D va a afectar por ejemplo al modo en que el
organismo digiere las moléculas, porque en función de cómo sea su
configuración espacial la molécula podrá encajar o no con los
receptores moleculares del organismo humano.

Cuando las moléculas están en la naturaleza y son resultado de un


proceso biológico natural, pueden ser de «mano derecha»
(configuración D) o de «mano izquierda» (configuración L). Por
ejemplo, la vitamina C que reconoce nuestro organismo como tal es
siempre de «mano izquierda». Pero en las preparaciones en
laboratorio, al sintetizar vitamina C, suelen formarse moléculas de
mano izquierda y de mano derecha; estas últimas no serían
reconocidas por el organismo como vitamina C.

«Las moléculas de aminoácidos aparecen en la naturaleza en la forma


L mayoritariamente», detalla Alejandro Cifuentes. Se ha dicho, añade
este experto, que las moléculas de aminoácidos con configuración D
están asociadas a problemas nutricionales y de envejecimiento,
aunque este aspecto no está suficientemente demostrado. De
cualquier forma, lo que persigue la técnica analítica desarrollada por
los investigadores del IFI es detectar si ha habido algún cambio en la
quiralidad de los aminoácidos, si los aminoácidos que en sus
variedades nativas son de configuración L han pasado en los
transgénicos a ser de configuración D.

Pocas diferencias

Los investigadores en su trabajo han analizado los aminoácidos libres,


es decir, los que no forman parte de ninguna proteína, porque son un
buen indicador de posibles cambios. Desarrollando una nueva técnica
de análisis, han podido separar los aminoácidos quirales en cada
muestra, lo que les ha permitido determinar el contenido de las
configuraciones «derecha» o «izquierda» de cada aminoácido en las
variedades naturales y las transgénicas.

El resultado de esta investigación, financiada por el Ministerio de


Educación y Ciencia y la Comunidad de Madrid, destaca que las
variedades nativas de maíz tienen bastantes diferencias entre ellas, lo
que era esperable dada la variabilidad de la naturaleza. Lo curioso es
que la comparación entre las variedades
nativas y sus contrapartes transgénicas
muestra que hay casos en los que no
existen diferencias y otros casos en los Danellesheree
que estas diferencias son apreciables,
dice Cifuentes. Por otro lado, los cambios
hallados son tan pequeños que «nutricionalmente no parecen
relevantes». No obstante, advierte el investigador, aún se deben
corroborar estos resultados con nuevos experimentos. El objetivo final
es tener una herramienta que detecte esos posibles cambios y, una
vez detectados, saber qué significan, si estos cambios implican
cambios nutricionales o si está afectada alguna ruta metabólica
vinculada a los aminoácidos.

Es la primera vez que se desarrolla y aplica esta metodología para el


análisis de alimentos transgénicos pero no para otros. El mismo
equipo ha estudiado el uso de esta técnica para zumos de naranja y
vinagres. La técnica propuesta podría convertirse en un futuro en un
buen método analítico para la detección de posibles alteraciones no
esperadas en transgénicos.

TAMBIÉN EN ZUMOS Y VINAGRES

No es la primera vez que el grupo de investigadores del


Instituto de Fermentaciones Industriales (IFI) de Madrid estudia
la quiralidad de los aminoácidos para analizar alimentos.
Anteriormente ya lo habían aplicado a zumos de naranja
comerciales y varios tipos de vinagre.
En el primer caso, los investigadores
usaron este análisis para clasificar
tres tipos de zumo comercial de
naranja (néctares, zumos
reconstituidos de concentrado y
zumos pasteurizados no procedentes de concentrado). Después
de analizar muestras de hasta 26 productos comerciales, los
investigadores pudieron ver que los cambios más significativos
se daban en tres aminoácidos concretos, lo que podría servir
como una técnica de análisis discriminatorio y un buen sistema
para clasificar y diferenciar de forma fiable la calidad y el
procesado de los zumos comerciales.

Más recientemente, la misma técnica fue aplicada por el equipo


para comparar los aminoácidos de vinagres balsámico, de jerez,
de vino blanco y de manzana. Los resultados, publicados el año
pasado, mostraban diferencias entre los aminoácidos de
configuración L y D de los diferentes vinagres. La formación de
aminoácidos de configuración D (o de mano derecha) en
alimentos fermentados, explican los investigadores, depende
entre otros factores de las condiciones de fermentación y de los
microorganismos implicados. En este sentido, el análisis de la
quiralidad de los aminoácidos podría ser usado como marcador
de la actividad de esos microorganismos y podría ayudar a
controlar la calidad y origen del producto, así como a detectar
adulteraciones o contaminaciones microbiológicas.

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