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La utopía posible

Principios que orientan el


socialismo en Nuestra América

José Gregorio Linares


La utopía posible
Principios que orientan el
socialismo en Nuestra América

José Gregorio Linares


La utopía posible
Principios que orientan el
socialismo en Nuestra América

Autor UNIVERSIDAD
© José Gregorio Linares CATÓLICA SANTA ROSA

III / 2013 Dr. Alí Ramón Rojas Olaya


Rector
Segunda Edición
Prof. Jorge Luis Ramirez
Edición Vicerector Académico
Instituto Internacional de Integración Dra. Elba Pérez Pulido
Dr. David Mora Vicerectora de Postgrado
Director Ejecutivo y asesor académico
Prof. Ramón Guevara
Corrección Vicerector Administrativo
Duilio Medero y Ángel Daniel González
Prof. Ricardo Aldazoro
Ilustraciones Secretario
Douglas Muñoz
MSc. Candelaria Martín
Diseño y Diagramación Decana de la Facultad de Ciencias de la Educación
Javier Quispe
Dr. Clemente Medina
DL: 4-1-472-13 Decano de la Facultad de Ciencias Teologicas

ISBN: 978-99954-849-3-4 MSc. Mario Corro W.


Decano de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales
Instituto Internacional de Integración
Av. Sánchez Lima Nº 2146 Prof. Henry Rodríguez
Casilla 7796/Fax (591) 2411741/Tel (591) Decano de Desarrollo Pastoral Social y Estudiantil
(2) 2410401 - (591) (2) 2411041
La Paz - Bolivia

Su reproducción con fines educativos requiere citar fuente, el nombre del autor y al III.
Dedicatoria

A mis padres, Ángela y Fabián, quienes, aun sin


proponérselo, formaron un hogar basado en principios
comunitarios.

A Edgar González, Ángel González, Alí Ramón Rojas


Olaya, y Ramón Villegas,amigos que me confirman
cada día que la amistad es el invento más bello del
hombre.

A Érika, amada, quien acompañó cada minuto de este


libro con un gesto de amor y ternura.

A Juan Carlos, mi hijo, con la esperanza de que sus


hijos se formen en una sociedad donde la utopía
socialista sea una realidad.
Índice

Introducción: Los principios, manantial que


brota de las entrañas de nuestra tierra...............................................17
1. La Decolonización......................................................................25
2. Valoración de los Liderazgos......................................................37
2.1. Los líderes brotan del corazón de nuestro pueblo
y trabajan para servirle........................................................38
2.2 Los líderes, una muralla......................................................39
2.3 Los líderes del presente.......................................................43
2.4 Contra el culto a la personalidad.......................................46
2.5 Alerta contra la traición de los espíritus menores................49
3. Contra la Gran Propiedad..........................................................61
3.1 La gran propiedad privada contra todas las
formas de propiedad...........................................................62
3.2 La matemática de la miseria en América Latina..................64
3.3 El Socialismo versus la Gran Propiedad..............................65
3.4 La acumulación originaria de la gran propiedad
en nuestra América: “Detrás de cada gran
fortuna hay un delito”........................................................68
3.5 Simón Bolívar se enfrenta a los oligarcas.............................76
· La libertad absoluta de los esclavos.....................................77
· Distribución de tierras entre los indígenas .........................79
· Distribución de propiedades entre los soldados
libertadores........................................................................84
3.6 Simón Rodríguez: “Cuidar de TODOS, sin excepción”......85
3.7 Antonio José de Sucre: “Tierras de comunidad
repartible a los naturales”....................................................89
3.8 Ezequiel Zamora: “Oligarcas, temblad”..............................91
3.9 Francisco Bilbao y Santiago Arcos: “Quitar sus
tierras a los ricos y distribuirlas entre los pobres”................94
3.10 Emiliano Zapata: “Tal organización económica,
tal sistema administrativo… un asesinato en
masa para el pueblo”..........................................................96
3.11 Propiedad y Poder..............................................................97
4. El Antidogmatismo...................................................................105
4.1 El Socialismo no es una doctrina cerrada: José
Carlos Mariátegui, Julio Antonio Mella, Ernesto
Che Guevara....................................................................106
4.2 Ejemplos de Antidogmatismo: Simón
Rodríguez, Marinaleda...............................................110
4.3 César Vallejo: Escritor de alas abiertas..............................113
5. El Servicio.................................................................................121
5.1 “Si quieres mandar tienes que servir”................................122
5.2 Mujeres, vientre de servicio..............................................129
5.3 Daniel De León, “uno de los socialistas
modernos más grandes”....................................................133
5.4 Fabricio Ojeda: “Convoque, pues, Señor Presidente”........136
5.5 Jacinto Convit: “Ser humano es un deber”.......................138
6. El Antiburocratismo ................................................................145
6.1 Una casta burocrática ......................................................146
6.2 Bolívar: “Lejos de hacer ningún bien, embarazan
la administración” ...........................................................148
6.3 José Martí, Vladimir Lenin, el Che Guevara y
Albert Einstein enfrentan el burocratismo........................150
6.4 La Ley de Simplificación de Trámites
Administrativos, “Acátese pero no se cumpla”...................154
7. La Individualidad.....................................................................161
7.1 “Sea yo más yo cada día, tú cada día más tú” ...................162
7.2 Socialismo versus colectivismo.........................................165
7.3 Los prejuicios anticomunistas, ideología del capitalismo...170
8. Contra el Individualismo, a favor de la solidaridad................177
8.1 “Es una carrera de lobos: solamente se puede
llegar sobre el fracaso de otros”.........................................178
8.2 La solidaridad ..................................................................180
· Los dos Simón y Antonio José..........................................180
· Pío Tamayo y Miguel Hernández, ejemplos de
corazón purísimo.............................................................183
8.3 Los revolucionarios y las revolucionarias: “Los
que no se cansan ni descansan”.........................................188
9. La espiritualidad.......................................................................195
9.1 De los oprimidos soy la redención....................................196
9.2 Los cristianos al servicio de las mejores causas..................199
9.3 Oscar Arnulfo Romero “carbón que ha sido
brasa con nada que sople prende”.....................................207
10. Defensa de los derechos humanos y de la vida de
todos los seres.........................................................................213
10.1 “La Carta de los Derechos Humanos. Está todo ahí”........214
10.2 La oligarquía colonial y republicana viola los
derechos del ser humano..................................................216
10.3 “No le pegue a la negra” ..................................................217
10.4 Etnocidio y ecocidio.........................................................219
10.5 América Latina: Tierra de defensores de la humanidad.....221

· Fray Antonio de Montesinos y Fray Bartolomé
De Las Casas, pioneros de los derechos humanos ............222
· Miranda penitenciarista....................................................226
· Alejandro Petión y Simón Bolívar, unidos en
defensa de los derechos humanos......................................230
· Sucre, adalid de los derechos humanos.............................231
· El joven José Martí y los derechos humanos.....................234
10.6 Los derechos humanos se violan en tantas
partes… en América Latina, domingo, lunes y martes….236
10.7 Las democracias dictatoriales............................................238
11. El trabajo creador ..................................................................245
11.1 El trabajo creador contra la alienación en el trabajo..........246
11.2 El trabajo en América Latina ...........................................253
11.3 Concepción del trabajo entre los pueblos
precolombinos y los africanos...........................................255
11.4 Venezuela: Mujeres y hombres trabajadores......................258
· El intelectual decolonial Andrés Bello...............................258
· El arquitecto popular Juan Félix Sánchez..........................260
· El tecnólogo popular Luis Zambrano...............................261
· El científico Humberto Fernández Morán.......................262
· La maestra Belén Sanjuán.................................................264
· La cantora popular Lilia Vera ..........................................266
· Mi gente..........................................................................268
12. El ocio liberador.....................................................................275
12.1 El derecho al ocio.............................................................276
12.2 El ocio y el trabajo en el “Socialismo real”........................277
12.3 El ocio, un negocio..........................................................278
12.4 Paul Lafargue y el derecho al ocio.....................................280
12.5 África: vientre universal de la alegría.................................281
12.6 Reforma o reacción..........................................................284
12.7 Manuel Rodríguez Cárdenas y el Retablo de maravillas....285
13. La Justicia ..............................................................................291
13.1 ¡Que se haga justicia! .......................................................292
13.2 El combate contra la impunidad......................................294
13.3 Sucre y la justicia .............................................................295
13.4 La injusticia social en cifras..............................................298
13.5 Capitalismo agonizante versus socialismo en ascenso........307
· Estados Unidos................................................................307
· Cuba................................................................................308
14. La lucha contra la corrupción................................................315
14.1 Páez y Santander versus Bolívar y Sucre............................316
14.2 Bolívar contra la difamación.............................................323
14.3 El Mariscal Antonio José de Sucre: “Ruego pues,
que se examine escrupulosamente toda mi conducta”.......324
14.4 Juan Germán Roscio, un magistrado íntegro....................327
14.5 Fisiología de la corrupción. Retrato del corrupto..............329
14.6 Revolución o corrupción. Revolución o difamación.........333
15. La Integración de los pueblos y naciones
del “Tercer Mundo”...............................................................337
15.1 “Es necesario ir acercando lo que ha de acabar
por estar junto” ...............................................................338
15.2 Ni sometimiento ni afán de supremacía............................340
15.3 ¿El socialismo en un solo país o en toda Latinoamérica?...341
15.4 Sandino y el “Plan de Realización del Supremo
Sueño de Bolívar”.............................................................343
15.5 La “Integración” imperial y la verdadera integración.........345
15.6 Eugenio María Hostos, viajero por la integración.............346
16. El Internacionalismo..............................................................351
16.1 Alejandro Petión, “el autor de nuestra libertad”................352
16.2 Sucre y Bolívar quisieron liberar Cuba y Puerto Rico.......355
16.3 Solidaridad e internacionalismo........................................356
16.4 El cubano Tony Guiteras y el venezolano Carlos
Aponte Hernández: “Yanquis, go home”..........................360
· Antonio Guiteras.............................................................360
· Carlos Aponte Hernández................................................364
16.5 Jesús Rivero con los Sandinistas........................................372
17. El Antiimperialismo...............................................................379
17.1 El Imperialismo, lanza de punta muy filosa......................380
17.2 Bolívar, precursor del antiimperialismo............................383
17.3 José Martí antiimperialista y crítico de la
sociedad estadounidense...................................................389
17.4 Francisco Bilbao contra las mandíbulas sajonas................392
17.5 Augusto César Sandino: “Venid, gleba de morfinómanos”.393
17.6 José Carlos Mariátegui, “una nueva luz de América”........395
17.7 Intelectuales contra el imperialismo yanqui......................397
17.8 Experimentos “científicos” con la gente de Latinoamérica.402
17.9 Contra el gobierno estadounidense, no contra el pueblo...403
17.10 Contra el Nuevo Imperialismo, ¿Qué hacer?....................405
Anexo: Cronología de intervenciones militares
de EE.UU. en América Latina 1823-2002 .....................................407
18. El Desarrollo Endógeno.........................................................417
18.1 Tres hechos históricos: ¿Qué aprendemos?........................418
18.2 Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, pionero de la
independencia y el desarrollo endógeno...........................421
18.3 Paraguay independiente....................................................423
18.4 Simón Rodríguez y Bolivia...............................................424
18.5 José Martí y Cecilio Acosta, hermanados en un
mismo ideal......................................................................428
18.6 Algunas experiencias recientes..........................................430
19. La conciencia y la cultura de la paz........................................435
19.1 La paz: única condición y único camino para el
adelanto de los pueblos....................................................436
19.2 A problemas graves, soluciones sencillas...........................440
19.3 Socialismo o Barbarie.......................................................443
19.4 ¡Viva la vida!.....................................................................445
20. El Pueblo en armas ................................................................453
20.1 Los saberes militares de nuestros pueblos..........................454
20.2 Chile: una lección............................................................427
20.3 Víctor Jara y Enrique Maza Carvajal: Un aprendizaje.......459
· Víctor: “Yo no quiero la Patria dividida”...........................459
· Enrique Maza Carvajal, un ejemplo.................................462
20.4 No podemos decir: “Adiós a las Armas”............................466
21. La creatividad.........................................................................473
21.1 “O inventamos o erramos”...............................................474
21.2 Los intelectuales latinoamericanos y la creatividad............477
21.3 Revolución y creatividad..................................................482
· Cuba una revolución que se revisa a sí misma...................482
· México y los zapatistas: “venimos a pedirles ayuda”..........485
· Bolivia y la revolución con los pueblos originarios............487
· La Revolución Ciudadana Ecuatoriana: 5 ejes centrales....491
· La Revolución Bolivariana Venezolana:
“Necesario es vencer”.......................................................493
· Nicaragua y los sandinistas...............................................498
21.4 ¿Adónde va la América?....................................................501
22. Poder Popular, Poder constituyente..........................................505
22.1 Poder constituyente y poderes constituidos......................506
22.2 El Poder Popular..............................................................509
23. El Amor...................................................................................525
23.1 “El Hombre es una fuerza que ama”.................................526
23.2 Luis Mariano Rivera: “Sin amor no hay vida”...................537
Conclusiones: El Nuevo Socialismo, obra de todos.....................543
Bibliografía...................................................................................549
La utopía posible

Introducción: Los principios, manantial que


brota de las entrañas de nuestra tierra

“Los hombres no son nada, los principios lo son todo”.


Benito Juárez

“Los socialistas revolucionarios deben embestir contra la


moral y las teorías sociales del capitalismo; deben desterrar
de las cabezas de la clase llamada a la acción, los prejuicios
sembrados por la clase dominantes”.
Paul Lafargue

“Una Revolución sólo puede llevarse adelante cuando


está mantenida por un grupo de hombres identificados
ideológicamente, poderosos por su unión inquebrantable,
aunados por los mismos principios”.
Antonio Guiteras

17
José Gregorio Linares

La sociedad socialista que estamos construyendo, y por la cual luchamos,


debería apuntar hacia la materialización de algunos principios, sin cuya
aplicación dicha sociedad no podría llamarse ni nueva ni socialista. Esta
sociedad se construye a partir de la puesta en práctica de una nueva
ética, de tipo socialista, opuesta a la ética ideológica del capital. Ha de
estar basada en principios y valores que se correspondan con el ideario
de sociedad justa que deseamos erigir. Además, no existe una ética al
margen de la historia y ajena a la lucha de clases. Según Federico Engels
(1820-1895):
“Hasta hoy toda teoría moral ha sido, en última instancia, producto de
la situación económica de la sociedad en que se formuló. Y como hasta
la fecha la sociedad ha avanzado siempre en medio de antagonismos de
clase, la moral ha sido siempre también, forzosamente, una moral de
clase; unas veces, construida para justificar la hegemonía y los intereses
de la clase dominante, y otras veces, cuando la clase oprimida se hace
bastante poderosa para rebelarse contra la clase opresora, construida
para defender y legitimar la rebelión y los intereses del futuro, de la
clase oprimida”.1

Hay que avanzar en la construcción de los principios que rigen esta


nueva ética socialista. Distinta a la ética del capital, donde los principios
son una mercancía más; de modo que se confunde valor y precio y, al
decir de Carlos Marx, “la desvalorización del mundo humano crece en
razón directa de la valorización del mundo de las cosas”. Sólo mediante
esta lucha en el terreno ético podremos construir una sociedad nueva,
basada en valores humanistas y revolucionarios. Por ello, la formación
ética socialista reviste una importancia fundamental.
Así lo concebía el Che Guevara, quien ha sido uno de los
revolucionarios que más énfasis ha hecho en lo relativo a la conformación
de una ética socialista y en lo atinente a la pedagogía que hay que ejercer
para lograr su masificación:
“Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de
las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como
1 Federico Engels: El Anti-Dühring, Edición digital de http://www.archivochile.com,
pp. 30-31
18
La utopía posible
célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como
palanca, etcétera) se puede llegar a un callejón sin salida (…). Es
necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores adquieran
categorías nuevas. La sociedad en su conjunto debe convertirse en una
gigantesca escuela (…). El estímulo moral, la creación de una nueva
conciencia socialista, es el punto en que debemos apoyarnos y hacia
donde debemos ir, y hacer énfasis en él”.2

El Che expone sus reflexiones sobre lo difícil del proceso de


construcción del socialismo, acerca de la batalla por la formación del
hombre y la mujer nuevos; contra la ideología burguesa, que impide
que insurja la sociedad nueva porque lo viejo se resiste a morir:
“El socialismo es joven y tiene errores. Los revolucionarios carecemos,
muchas veces, de los conocimientos y la audacia intelectual necesarios
para encarar la teoría del desarrollo de un hombre nuevo por métodos
distintos a los convencionales y los métodos convencionales sufren de
la influencia de la sociedad que los creó (…). La sociedad vieja pesa, los
conceptos de la sociedad vieja pesan, constantemente en la conciencia
de los hombres. Y es allí donde el factor de profundización de la
conciencia socialista adquiere tanta importancia”.3

Para lograr ese cambio en la conciencia y los sentimientos es necesario


mirar dentro de nuestros propios corazones .A lo mejor debemos buscar
en nuestras raíces. Retomar, entre otros, el código de ética incaico, el
cual se resumía en tres preceptos:
1. No mentir; 2. No robar; 3. No holgazanear ni explotar a nadie.
En estos tres sencillos mandatos se fundamentaba la sociedad
integrada por millones de seres que vivían en armonía consigo mismos,
con los otros y con la Pachamama, la madre Tierra.
De lo que se trata es de asumir, tanto en la vida pública como en
la privada, una conducta ética congruente, basada en los más elevados

2 Ernesto Che Guevara: “El Socialismo y el Hombre en Cuba”, en Pensamiento Pedagógico


Emancipador Latinoamericano, Ediciones de la Universidad Bolivariana de Venezuela,
Caracas, p. 3.
3 Ibid., p. 4.
19
José Gregorio Linares

principios de la humanidad, donde pensamientos, palabras y obras


estén en armonía; de modo que, como quería José Martí, nuestra mejor
manera de decir sea el hacer.
A continuación expondremos algunos de estos principios socialistas
y comunitarios. Son fruto de las vivencias, el estudio, la reflexión y el
debate. Un registro de la praxis de nuestros pueblos. Un aporte para la
construcción práctica del Socialismo del Siglo XXI en nuestras asoleadas
tierras. Letras de emergencia, escritas en tiempos de transformación.
Pinceladas en el lienzo de los sueños. Una mirada desde la otra orilla: la
que ha sido ignorada. Una invocación por la felicidad de los pueblos del
Nuevo Mundo, esos que construirán un Mundo Nuevo. Una apuesta
por la vida.
Los puntos de vista aquí expresados deben ser entendidos como
sugerencias para ser debatidas. Lineamientos para la discusión.
Respuestas a un mandato ancestral.
Estos principios sobre los que debatiremos no se alimentan del aire:
se nutren de la tierra, especialmente de la sudamericana y caribeña. Son
como la savia que recorre un tallo: su potencia depende de la tierra que
les da vigor. Lo decía José Martí: “Las ideas, como los árboles, han de
venir de larga raíz, y ser de suelo afín, para que prendan y prosperen”.
Creemos que los preceptos que enarbola el socialismo latinoamericano
tienen, en lo fundamental, su origen en el ideario y las experiencias
de los hombres y las mujeres de nuestras patrias, en aquellos que han
luchado por la felicidad, el bienestar y la justicia.
Nuestra América es el lugar sin límites donde existen condiciones
óptimas para que estas ideas “prendan y prosperen”. Muchas veces
buscamos en recipiente ajeno el agua que calme nuestra sed. Nos
olvidamos de buscar en nuestros propios cántaros. Ignoramos el
manantial que brota de las entrañas de nuestra tierra. Debemos
enmendar este error. En América latina y el Caribe están las simientes
del socialismo latinoamericano y caribeño. Nuestro ideario socialista
emerge del surco más profundo de la historia. Sus raíces se sustentan
20
La utopía posible
en cada acto de sacrificio y heroísmo del pueblo. Aquí fructificarán
esas ideas y esos sueños. Del mundo entero incorporaremos diversas
nociones y experiencias porque no somos una aldea aislada, reticente a
los aportes universales; pero la esencia de lo que construiremos se hará
con nuestro propio barro, en sintonía con nuestra idiosincrasia, con el
adobe de lo aprendido en nuestra original historia, asentados en nuestra
particular geografía, con las manos astrosas de nuestra gente, con la
vista puesta en nuestro horizonte.
Por tanto, la bibliografía básica de este libro está conformada por las
obras de los creadores de la nación latinoamericana y caribeña: Nuestra
América. La lectura con criterio “independiente” de los textos de estos
autores y autoras nos permite encontrar lo que otros no encontraron,
simplemente porque desde su perspectiva sociohistórica no lo querían
o no lo podían ver, o porque no lo andaban buscando. Todo esto,
enriquecido con el aporte de los líderes sociales suramericanos y caribeños
de los siglos XX y XXI —varios de los cuales afortunadamente están vivos
y siguen dando aportes fundamentales— permite que desentrañemos y
percibamos mejor las fuentes ideográficas del socialismo en nuestras
tierras.
Deseamos que los principios que orientan el socialismo en
Nuestra América sean sistematizados y queden registrados porque “El
pensamiento escrito tiene más importancia que los pertrechos”, según
Bolívar. Queremos, por tanto, dejar constancia de los principios que
estremecen los corazones de nuestra gente. Grabarlos en el papel tal
como hacen los enamorados en los tallos de los árboles, en las piedras
y en los muros, para dejar testimonio de sus sentimientos y emociones.
Al fin y al cabo, los principios y valores son, en esencia, una promesa
de amor. Por consiguiente, este texto no es otra cosa que una declaración
de amor por nuestra América y sus pueblos. Por las revoluciones que
cabalgan en su lomo. De amor por la tierra que nos sostiene y el aire
que nos eleva. Por los horizontes que vislumbramos juntos. Por la
madre que nos besó al nacer y en ese instante creó un lazo indisoluble
de esperanza en el porvenir de la humanidad. Por el padre que nos
21
José Gregorio Linares

levantó en sus brazos y con ese gestó nos comunicó todas las fuerzas
que necesitábamos para luchar en lo sucesivo. Por las revolucionarias y
revolucionarios que armados con la adarga de los ideales han entregado
su vida para construir un mundo mejor que el que encontraron.

22
Andrés Bello / José Martí
La utopía posible

1. La Decolonización

“En Europa todo se hace por la tiranía, acá es por la


libertad (…). Ellos sostienen a los tronos, a los reyes;
nosotros a los pueblos, a las repúblicas; ellos quieren la
dependencia, nosotros la independencia”.
Simón Bolívar

“Por grande que esta tierra sea, por ungida que esté para
los hombres libres la América en que nació Lincoln, para
nosotros, en el secreto de nuestro pecho, sin que nadie ose
tachárnoslo ni nos lo pueda tener a mal, es más grande,
porque es la nuestra y porque ha sido más infeliz, la
América en que nació Juárez”.
José Martí

“Está llegando la hora de la destrucción paradigmática


europea y norteamericana; viene una conga arrollando
desde América Latina y el Caribe buscando inserción en
el pensamiento universal”.
Luis Antonio Bigott

25
José Gregorio Linares

Los europeos colonizaron nuestras tierras y nuestras mentes. Nuestra


economía y nuestro pensamiento. Establecieron con nosotros, los
latinoamericanos, una relación signada por el menosprecio. Ellos son
ciudadanos; nosotros, pobladores. Tienen patria; nosotros, territorio.
Profesan una religión; nosotros, varios cultos. Escriben historia;
nosotros, mitos y leyendas. Tienen sentimientos; nosotros, instintos.
Hacen cultura y bellas artes; nosotros, “folklore” y curiosidades. Ellos
escriben literatura; nosotros inventamos fábulas. Practican la medicina;
nosotros, la hechicería. Ellos ejercen derechos; nosotros cumplimos
los deberes. Las de ellos son revoluciones; las nuestras, sediciones y
revueltas. Rinden culto a sus héroes; nosotros, a unos bandoleros. Ellos
profesan principios, defienden valores; nosotros ignoramos la ética,
la moral y los convencionalismos sociales. Ellos son emprendedores
y visionarios; nosotros, fanáticos y caprichosos. Ellos son generosos;
nosotros, desagradecidos. Ellos son valientes; nosotros, atrevidos. Ellos
crean normas jurídicas; nosotros las infringimos.
Los europeos son pueblos laboriosos; los latinoamericanos, una partida de
holgazanes. Ellos son fuertes y vigorosos; nosotros, enclenques y enfermizos.
Ellos hacen la historia; nosotros formamos parte de su cortejo. Ellos son
cosmopolitas; nosotros, pueblerinos y aldeanos. Ellos son estudiosos y
aplicados; nosotros, perezosos y erráticos. Ellos son civilizados; y nosotros,
salvajes, buenos o malos, pero salvajes. Ellos son una fuente de luz; nosotros
permanecemos en la oscuridad. Poseen un idioma; nosotros debemos
callar. Ellos razonan; nosotros no. Hacen ciencia; nosotros la compramos.
Formulan teorías; nosotros las copiamos. Tienen pensamientos; nosotros
creencias. Son cultos y civilizados; nosotros, ignorantes y atrasados. Ellos
son superiores y nosotros aún no lo hemos comprendido.
El pensador francés Joseph-Ernest Renán (1823-1892), un verdadero
renovador en el campo de la filosofía y la historia, escribía:
“La regeneración de las razas inferiores o bastardas por las razas
superiores, entra en el orden providencial de la humanidad (…). Raza
de amos y de soldados es la raza europea”.4
4 Ernesto Renán: “Razas inferiores”, en Antología de la Violencia, Schapire Editor, Buenos
Aires, p. 42.
26
La utopía posible
En el mismo sentido, el filósofo alemán Immanuel Kant (1724-
1804), llegó a afirmar:
“Los americanos son una subraza no bien formada todavía (…) su fuerza
vital se encuentra casi extinguida (…). El pueblo de los americanos
no es susceptible de forma alguna de civilización. No tiene ningún
estímulo, pues, carece de afecto y de pasiones. Los americanos no
sienten amor, y por eso no son fecundos. Casi no hablan, no se hacen
caricias, no se preocupan de nada y son perezosos. Las razas americanas
representan el escalón más bajo de la humanidad”. 5

Otro alemán, Arthur Schopenhauer (1788-1860), dice que los


americanos son
“…descendientes de hombres de una estirpe civilizada que se extravió y
fue arrojada a aquellas comarcas, y que no fueron capaces de conservar
su civilización (…). El mestizo es una naturaleza pútrida y nociva del
continente. Toda América está podrida”. 6

El francés Auguste Comte (1798-1857), padre del positivismo,


cuando se refiere a los americanos asevera que son “voraces, escasamente
eróticos, imprevisores, invenciblemente reacios a todo trabajo regular,
están privados de religión y su vida es profundamente triste”.7
Y Federico Hegel (1770-1831) afirma:
“América es inmadura e impotente. América siempre se ha mostrado
y sigue mostrando física y espiritualmente impotente (…). Lo que
en América acontece sale de Europa; América es un anexo que ha
absorbido la superabundancia de Europa”. 8

Todos estos calificativos se refieren a Latinoamérica y sus habitantes.


En cambio, con respecto a la América anglosajona, el juicio fue muy
distinto; lo contrario de lo que se pensaba de nuestra América mestiza.
Uno de los personajes de la novela Job del escritor Joseph Roth (Galitzia
rusa, 1894-1939) lo traza con ingeniosidad:
5 Fausto Reinaga: Tesis india, Wa-Gui, La Paz, p. 13.
6 Ibid., p. 14.
7 Ídem.
8 Ibid., p. 16.
27
José Gregorio Linares

“Estados Unidos era la tierra de Dios; Nueva York, la ciudad de los


milagros, y el inglés, el idioma más bello del mundo. Los estadounidenses
eran sanos y las estadounidenses bonitas; el deporte, muy importante; el
tiempo, algo muy valioso; la pobreza, un vicio; la riqueza, un mérito; la
virtud, un éxito a medias, y la fe en uno mismo, un éxito completo; el
baile, higiénico; patinar, una obligación; la beneficencia, una inversión
de capital; el anarquismo, un crimen; los huelguistas, enemigos de la
humanidad; los rebeldes, aliados de Satanás; las máquinas modernas,
una gracia del cielo”.9
En cambio, para Suramérica y los suramericanos todo es censura
y reprobaciones. El proceso de subestimación comenzó al inicio de la
Conquista. Los europeos llegaron al Abya Yala, hoy el continente de
Nuestra América, en búsqueda de riquezas, figuración y poder. Fueron
bien recibidos por los habitantes de estas tierras, quienes a cambio, en la
lógica de la dominación, fueron perseguidos, torturados, esclavizados,
sometidos a trabajos forzados, asesinados en masa, y relegados cultural
e intelectualmente.
Entre europeos se desarrolló un debate —al cual no fuimos
invitados— sobre la existencia o no de alma en los indios. El sentido de la
argumentación era sencillo. Si los indígenas carecen de alma y no poseen
raciocinio ni inteligencia, no son seres humanos; en consecuencia, son
inferiores, no gozan de ningún derecho, entre ellos el de libertad, el de
igualdad, el de gobernarse a sí mismos, el de propiedad.
Todo este aparato ideológico justifica el genocidio de que fueron
víctimas las comunidades aborígenes desde el comienzo de la Conquista
y luego, también, los pueblos africanos traídos por la fuerza. Explica
la desvalorización y el menosprecio por toda forma de manifestación
intelectual o cultural de procedencia indígena, africana y, posteriormente,
latinoamericana.
De acuerdo al axioma europeo, heredado por los estadounidenses, los
indios no piensan, los africanos tampoco. Y los mestizos latinoamericanos
9 Joseph Roth: Job, Editorial Bruguera, Barcelona, p. 122.
28
La utopía posible
producen un tipo de pensamiento de inferior categoría. Porque para
los europeos —y aun para muchos de los nuestros— el pensamiento
es, por excelencia, una mercancía de exportación del “primer mundo”.
Las concepciones de la sociedad, la literatura, la filosofía, las artes, la
tecnología, las disciplinas científicas, especialmente las ciencias sociales,
son europeas y gringas.
El británico Edward Tylor (1832-1917), uno de los padres de la
antropología cultural, lo expresa con claridad eurocéntrica:
“La historia nos enseña que más razas han adelantado en la civilización,
mientras otras se han estancado al llegar a cierto límite o han retrocedido,
y una explicación parcial de este fenómeno la hallamos al observar las
distintas capacidades intelectual y moral de los naturales de África y de
América, en comparación con las naciones del viejo mundo, que las
vencieron y dominaron”.10

En fin, en el “patio trasero” se trabaja, no se producen ideas,


ni conceptos. Latinoamérica no tiene raciocinio; no piensa. Los
latinoamericanos no estamos dotados para ello. Acá se extrae materia
prima y se importan productos elaborados de procedencia europea o
estadounidense. Y ellos, los europeos y estadounidenses producen los
modelos universalmente aceptados de pensamiento y representación
de la sociedad, así como las concepciones políticas, jurídicas, estéticas,
éticas, religiosas del mundo y de la vida, las cuales se difunden hacia el
resto del planeta.
En América Latina el acto de pensar se limita, a lo sumo, al hecho
de asimilar cualquier doctrina o corriente nacida en otras latitudes, para
luego verterla en las mentes de la “intelectualidad” hasta que llega a ser
política de Estado o, mejor aún, opinión pública, costumbre, sentido
común.
Lo que comenzó como la justificación ideológica de uno de los mayores
crímenes de la historia —como lo ha sido el saqueo físico, intelectual
y espiritual de América y de África— se convierte en el fundamento
10 Esteban Ticona Alejo: Lecturas para la Decolonización, Plural Editores, La Paz, p. 20.
29
José Gregorio Linares

de un enclave intelectual “euro-etno-imperio-céntrico” que perpetúa la


dominación, porque logra el desprecio por nosotros mismos. Nos hace
sumisos intelectualmente. Serviles ante el otro. Inseguros en el plano
teórico. Víctimas de la neocolonización ideológica. Nos castra la mente.
Nos convierte en oficiantes del culto a unos dioses intelectuales que nos
ignoran y nos desprecian. Esto lo denuncia, entre otros, el brasileño
Darcy Ribeiro (1922-1997), quien dijo que los pueblos colonizados:
“Sufrieron la degradación de asumir como imagen propia lo que no era
más que un reflejo de la visión europea del mundo que los consideraba
racialmente inferiores por ser negros, indígenas o mestizos (…). Aun
las capas más lúcidas de los pueblos extraeuropeos se acostumbraron a
verse a sí mismas y a sus pueblos como infrahumanidad destinada a un
papel subalterno, por ser intrínsecamente inferior a la europea”. 11

Los colonizadores y sus cipayos intelectuales parten de dos premisas:


1. Los latinoamericanos no pensamos o, a lo sumo, producimos
un pensamiento de categoría inferior.
2. Alguien tiene que pensar por nosotros, o nosotros asimilar y
reproducir las concepciones colonizadoras para que adquieran
validez científica o aceptación social.
La resistencia política contra la dominación adopta modelos de
pensamiento nacidos y desarrollados en las naciones dominantes.
Concepciones sociales que tienen como telón de fondo la realidad de
los países coloniales e imperialistas, y que ignoran el devenir histórico
latinoamericano. Paradigmas del mundo y la sociedad embebidos en su
propio universo, que asumen que sólo en Europa y los Estados Unidos
se pueden producir respuestas intelectuales a los males de cualquier
parte del mundo.
Frente a esta manera de apreciar y de pensar debemos oponer
un pensamiento y una sensibilidad desde la perspectiva de la
decolonización; que reivindique el aporte indígena, africano, asiático,
mestizo, latinoamericano, en la construcción de proyectos de liberación
11 Darcy Ribeiro: Las Américas y la Civilización, Biblioteca Ayacucho, Caracas, p. 63.
30
La utopía posible
socialistas. Propuestas teóricas y proyectos políticos autónomos, que no
se hagan eco de complejos de inferioridad colonizadores, que valoricen
la grandeza de nuestros pueblos en todas sus dimensiones: espiritual,
cultural, tecnológica, económica, cognitiva e intelectual.
“En ese sentido es oportuno considerar la elaboración de una
metodología general para la descolonización, que facilite el estudio
de aquellos pueblos que hayan sido colonizados, o que hayan sido
sometidos violentamente a formas de vida diferentes a las de su
originaria tradición histórica. ¡Descolonizar las ciencias sociales! Es el
gran reto para los verdaderos científicos sociales de comienzos de este
nuevo milenio. (…). Los investigadores de nuestro tiempo, debemos
asumir la responsabilidad de producir un nuevo conocimiento que se
diferencie de la larga cadena de prejuicios étnicos culturales impuestos
por la dominación”. 12

Incluso las teorías sociales más profundamente renovadoras, como


las marxistas, deben ser sometidas a la criba de la decolonización.
Sólo así nos pueden ser útiles en Latinoamérica. Con esto —como lo
veremos más adelante— no queremos decir que debamos renunciar al
materialismo histórico como método de interpretación de la realidad,
ni a las experiencias de luchas socialistas. Hay que evitar esa trampa
liberal “posmoderna”. Simplemente insistimos en que al marxismo hay
que enriquecerlo desde una perspectiva decolonial.
De Europa, los Estados Unidos y las naciones “desarrolladas” en
general tomaremos lo que haya que tomar, sin genuflexiones ni espíritu
servil. De sus movimientos sociales aprenderemos lo que haya que
aprender. La grandeza no habita una sola geografía y ningún pueblo ha
sido elegido como maestro o guía universal de los demás. Sin embargo,
a América y el Caribe la Historia le tiene reservado un importante papel:
liberarse para liberar, amarse para poder enamorar.
La humanidad entera se beneficiará con la prosperidad, la justicia,
la felicidad que habremos de forjar. Tenía razón Juan Germán Roscio,
aquel mestizo nacido en la ciudad de Calabozo, un rincón de los llanos
12 Luis Beltrán Acosta: El pensamiento revolucionario del cacique Guaicaipuro, Fondo
Editorial IPASME, Caracas, p. 28.
31
José Gregorio Linares

de Venezuela donde el cielo parece una gaviota con las alas abiertas,
cuando vaticinó:
“La revolución más útil al género humano será la de América cuando,
constituida y gobernada por sí misma, abra los brazos para recibir a los
pueblos de Europa, hollados por la política, ahuyentados por la guerra
y acosados por el furor de todas las pasiones; sedientos entonces de paz
y tranquilidad, atravesarán el océano los habitantes del otro hemisferio,
sin la ferocidad ni la perfidia de los héroes del siglo xvi; como amigos, y
no como tiranos…no para destruir, sino para edificar”. 13
Así como luchamos por la soberanía política y económica, del mismo
modo debemos conquistar la soberanía cognitiva y cultural. Uno de
los primeros en planteárselo fue Andrés Bello. Se propuso estudiar con
cristales nuevos la realidad del Nuevo Mundo. Alcanzar la independencia
intelectual de los americanos como requisito para el logro de la plena
independencia de América, y como vía para una original respuesta
ante los nuevos retos. Éste es, quizás, el aspecto más importante y
menos difundido del pensamiento de este venezolano, quien cantó la
grandeza de la zona tórrida y en cada una de sus obras quiso mostrar a
América no desde el otro lado del Atlántico sino desde las riberas del
Aconcagua; no desde el Monte Olimpo sino desde el Guaraira Repano.
Fue un precursor de la Decolonización del pensamiento, única vía para
poder entender nuestra original realidad y así no sólo interpretarla sino
transformarla sobre bases también nuevas. Insistía en la necesidad de
conseguir la “autonomía cultural”. Alertaba:
“Quisiéramos sobre todo precaver a la juventud de una servilidad
excesiva a la ciencia de la civilizada Europa. (…) Jóvenes…, aprended a
juzgar por vosotros mismos; aspirad a la independencia de pensamiento.
(…) ¿Estaremos condenados a repetir servilmente las lecciones de la
ciencia europea, sin atrevernos a discutirlas?”
Exponía:
“Es una especie de fatalidad la que subyuga las naciones que empiezan
a las que las han precedido. Grecia avasalló a Roma; Grecia y Roma
a los pueblos modernos de Europa, cuando en ésta se restauraron
13 Juan Germán Roscio: Manifiesto al Mundo de la Confederación de Venezuela, 1811, en http://
constitucionweb.blogspot.com/2010/04/manifiesto-al-mundo-de-la-confederacion.html
32
La utopía posible
las letras; y nosotros somos ahora arrastrados más allá de lo justo por la
influencia de la Europa, a quien, al mismo tiempo que nos aprovechamos
de sus luces, debiéramos imitar en la independencia del pensamiento.(…)
Nuestra civilización será también juzgada por sus obras; y si se la ve copiar
servilmente a la europea aun en lo que ésta no tiene de aplicable, ¿cuál será
el juicio que [Europa ]se formará de nosotros, (…) Dirá: la América no
ha sacudido aún sus cadenas; se arrastra sobre nuestras huellas con los
ojos vendados; no respira en sus obras un pensamiento propio, nada
original, nada característico; remeda las formas de nuestra filosofía, y
no se apropia su espíritu. Su civilización es una planta exótica que no
ha chupado todavía sus jugos a la tierra que la sostiene”. 14

Igualmente, José Martí insiste en la necesidad de descolonizar nuestro


pensamiento, liberarlo de las ataduras europeas y estadounidenses.
Toda su obra se orienta hacia ese propósito. En un categórico artículo
titulado “Mente Latina” reclama: “Se abren campañas por la libertad
política; debieran abrirse con mayor vigor por la libertad espiritual; por
la acomodación del hombre a la tierra en que ha de vivir”.
En fin, insisto, la única manera de conocer para poder transformar
América Latina consiste en descolonizar nuestro pensamiento, nuestra
mirada y nuestro quehacer político y cultural.
En este proceso descolonizador vamos conquistando nuestra
autoestima colectiva y nuestro amor propio. Y somos capaces de gritar
junto con Martí: “Calle el pedante vencido; que no hay patria en que
pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas
americanas”.
A partir de este proceso de descolonización cognitivo e intelectual,
y de esta recuperación de nuestro respeto por nosotros mismos
como pueblo latinoamericano, viene una respuesta original frente
a los problemas propios que debemos enfrentar. El reto es crear. Dar
respuestas originales a nuestra problemática.
Por tanto, mirar América desde América es la única manera de ver su
rostro y sus cicatrices. Buscar América desde América es la única manera
14 Andrés Bello: “Modo de estudiar la Historia”, en El Araucano N° 912, Santiago de
Chile, 1848. [Itálicas nuestras].
33
José Gregorio Linares

de encontrarla y entenderla. Pensar en América desde una perspectiva


americanista significa descubrir América para los latinoamericanos.
Conocer América amando América es la condición para que nuestros
pueblos la abracen como unos hijos a su madre, y se abracen entre sí
como los enamorados. Oír los latidos de ese corazón de América que
siente y lucha es indispensable para que nos sensibilicemos y luchemos
por América, lo cual significa ponerse al lado de la mayoría de los
americanos, que son los pobres, e instaurar con ellos, los desheredados,
un mundo mejor en nuestras tierras.

34
Alejandro Petión / Simón Bolívar / José Leonardo Chirinos
La utopía posible

2. Valoración de los Liderazgos

“Guaicaipuro, su nombre fue siempre tan formidable a


sus contrarios, que aún después de muerto parecía que
infundía temores su presencia”.
José de Oviedo y Baños, Cronista de Indias.

“Los bienhechores de la humanidad no nacen cuando


empiezan a ver la luz sino cuando empiezan a alumbrar
ellos”.
Simón Rodríguez

“Triunfar o servir de trinchera a los demás. Hasta después


de muertos somos útiles. Nada de nuestra obra se pierde”.
Julio Antonio Mella

37
José Gregorio Linares

2.1. Los líderes brotan del corazón de nuestro


pueblo y trabajan para servirle
En el desarrollo de la lucha revolucionaria y en el proceso de construcción
del socialismo hay que reconocer los liderazgos que surgen al calor de las
luchas sociales y nacionales. En nuestra América, donde se ha sufrido
de una especie de amnesia histórica es indispensable dar a conocer y
divulgar a nuestros héroes y heroínas del pasado y del presente, quienes
han sido capaces de darlo todo por su pueblo y por su patria.
El revolucionario cubano José Martí insistía en no dejarse cautivar
por “héroes de colorín”, y valorizar a “los héroes verdaderos de la vida,
los que padecemos por los demás, y queremos que los hombres sean
mejores de lo que son”.
Contando con sólo 15 años, Martí publicó el drama patriótico en
verso titulado Abdala. Allí se habla de Nubia, una nación imaginaria de
nuestra América, asediada por un imperio extranjero y defendida por
un pueblo valeroso conducido por un líder, el joven Abdala. En esta
obra el revolucionario cubano nos describe el alma de los conductores
populares, cuyo ejemplo debemos emular. Veamos algunas escenas:
Escena II
Abdala.
Por fin mi frente se ornará de gloria
¡seré quien libre a mi angustiada patria,
y quien le arranque al opresor el pueblo
que empieza a destrozar entre sus garras!
¡Y el vil tirano que amenaza a Nubia
perdón y vida implorará a mis plantas!
¡Y la gente cobarde que lo ayuda
a nuestro esfuerzo gemirá espantada!
Y en el cieno hundirá la altiva frente,
y en cieno vil enfangará su alma.
¡Y la llanura en que su campo extiende
38
La utopía posible
será testigo mudo de su infamia!
¡Y el opresor se humillará ante el libre!
¡Y el oprimido vengará su mancha!
Escena III
Un guerrero
Ya la hora de la lucha sonó:
la gente aguarda por su noble caudillo
los corceles ligeros corren por la extensa plaza:
Arde en los pechos el valor, y bulle
en el alma del pueblo la esperanza:
Si vences, noble jefe, el pueblo nubio
Coronas y laureles te prepara.
Y si mueres luchando, te concede
¡La corona del mártir de la patria!
Los líderes brotan del corazón de nuestro pueblo y trabajan para
servirle. Se ponen al frente de las luchas para defender los intereses de
la patria y ayudar a los más necesitados. Se integran a las más auténticas
batallas de los pueblos en cada momento histórico, y contribuyen a
forjar un mejor destino para sus países. En cada momento histórico hay
decenas de Abdalas en estas naciones americanas.
2.2. Los líderes, una muralla
El educador venezolano, quien también fue socialista, Luis Beltrán
Prieto Figueroa (1902-1993) dijo en una conferencia:
“Los niños aprenden cuando al atravesar la esquina se quedan parados
con la luz roja del semáforo esperando que se prenda la luz verde para
seguir su camino. ¡Y cuántos nos quedamos parados, aún sin prenderse la
luz roja, porque nos falta el camino!”

Creemos que con la valoración de los verdaderos líderes del pasado


y del presente se inicia la construcción de la senda, la vía o rutas de las
cuales nos hablara el maestro Prieto. Porque la creación de una nueva

39
José Gregorio Linares

sociedad, guiada por principios humanistas y transformadores debe partir


del conocimiento de la vida de nuestros personajes, de la divulgación
de su ideario, de la difusión de los principios que defendieron, de la
reivindicación de su aporte específico en la formación de la conciencia
nacional y latinoamericana, del rescate de su nombre como parte de
la pléyade de líderes que han enaltecido a las naciones del sur, de la
valoración de su afán por un mejor porvenir.
Si queremos alcanzar elevados ideales y anhelamos acompañar la
lucha de los pueblos de América Latina y el Caribe, que están decididos
a llegar a las estrellas y tomar el cielo por asalto, encontraremos en el
pensamiento y obra de los personajes de la historia de nuestro continente
los mejores ejemplos a emular.
Y es que para poder alcanzar el cielo de nuestros sueños tenemos que
apoyarnos en nuestro propio suelo, en la consistencia de nuestra tierra,
en la fortaleza de nuestra gente, en los personajes de carne y hueso
cuyo ejemplo y anhelos, hoy más que nunca, nos sirven de fuente de
inspiración para continuar la obra social que dejaron inconclusa y que
nosotros, sus hijos e hijas, sangre de su sangre, estamos dispuestos a
continuar.
Pero no se puede amar lo que no se conoce. En casi toda América
Latina fue eliminada de los programas escolares la enseñanza de la
historia nacional y latinoamericana. Y en lo que medianamente se
enseña están ausentes los verdaderos líderes del pasado. A los niños
y jóvenes se les habla de una historia pseudoestructural donde jamás
aparece la gente. Una historia anónima, sin nombres, sin ejemplos a
seguir, donde nuestros héroes y heroínas, en los raros casos donde son
mencionados, carecen de alma y de pasión. Son figuras vacías, sombras
de la nada. Nos toca reparar este daño a la formación y a la conciencia.
Nos corresponde hacer justicia.
Los hombres y mujeres, los jóvenes de estos pueblos desconocen
su propia historia. Ignoran aquellos personajes y hechos que los
enaltecen. Esto no es casual ni inocente. Destruyendo nuestra
40
La utopía posible
memoria, los imperios y sus cipayos pretenden despojarnos hoy de la
fuerza con que construiremos una sociedad justa mañana. Ocultando
o deformando la historia intentan exorcizar los espíritus rebeldes que
desde el pasado iluminan el porvenir. Promoviendo entre nosotros el
complejo de inferioridad buscan encubrir nuestra grandeza. Ocultando
en el anonimato a nuestros líderes quieren evitar que su nombre, como
una chispa, encienda la llama de nuestras conciencias. Tanto nos han
mentido que la verdadera historia parece una invención; el pasado, una
leyenda; la memoria, un acto de rebelión.
Por eso creemos en la reivindicación de los hombres y mujeres de
nuestra historia. Es indispensable conocer lo esencial de cada personaje,
los rasgos de su carácter, los desafíos que asumieron, las dificultades que
enfrentaron, sus limitaciones personales, los logros que alcanzaron y,
sobre todo, establecer la vigencia de sus enseñanzas cardinales.
No para que les erijamos nuevas estatuas, les construyamos otros
panteones o los subamos a los pedestales. Nada de eso. No son
superhombres. Al contrario, la justa valoración de estos personajes
permite entender que los grandes hombres y mujeres no son distintos
de nosotros, que en cada persona de nuestro pueblo está el germen de
la grandeza que ellos alcanzaron. Que nosotros también, si vivimos una
vida impulsada por elevados principios e ideales, seremos merecedores
de haber nacido y de vivir en la misma tierra donde nacieron Francisco
de Miranda, Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, José de San Martín,
José Martí, Tupac Katari, Emiliano Zapata, Augusto César Sandino,
Farabundo Martí, José Artigas, Bernardo O’Higgins, Manuela Sáenz,
Manuela Espejo, Juana Azurduy, Rosa Campuzano, Francisco Morazán,
Frida Kahlo, Ernesto Che Guevara, Camilo Torres, Juana Ramírez “La
Avanzadora”, María Anastasia Perón, Josefa Camejo, Mariana Grajales,
Policarpa Salavarrieta, Bartolina Sisa, José Carlos Mariátegui, Fabricio
Ojeda, Argelia Laya, Luis Carlos Prestes, Julio Antonio Mella, Gabriela
Mistral, Flora Tristán, Helder Cámara, Aimé Césaire, George Padmore,
Américo Silva, Jorge Rodríguez, Carmelo Laborit, Ronald Morao
Salgao, Livia Gouverneur, Francisco Alberto Caamaño Deñó, Jesús
Rivero, Carmen Clemente Travieso, y tantas y tantos otros.
41
José Gregorio Linares

Por eso me imagino a cada maestro y maestra resucitando a los


héroes y heroínas de nuestra patria, leyendo con sus estudiantes acerca
de la vida de nuestros personajes, repitiendo sus anécdotas, destacando
los hechos fundamentales de su trayectoria, investigando aspectos poco
explorados de su obra, haciendo poesía, montando obras de teatro.
Para que estos héroes, que alguna vez fueron jóvenes y niños, se sienten
con nuestros hijos y nietos en las escuelas, y juntos escriban la nueva
historia, los enseñen a multiplicar las esperanzas, y dibujen con ellos un
continente con los colores de la alegría y la justicia. Para que estos héroes
tomen las calles, las plazas y las tribunas, y su espíritu nos acompañe a
todos en este momento histórico de grandes transformaciones en que
necesitamos su brío y su conciencia.
De lo que se trata, entonces, es de construir con nuestra gente
una muralla contra el olvido y el desprecio. Una muralla sostenida
por nuestros héroes y heroínas. Una muralla hecha con el ejemplo de
nuestros auténticos líderes, con el amor, la dignidad y la esperanza de
nuestro pueblo. En palabras del poeta cubano Nicolás Guillén (1902-
1989):
“Para hacer esta muralla,
tráiganme todas las manos
los negros, sus manos negras
los blancos, sus blancas manos.
Una muralla que vaya
desde la playa hasta el monte
desde el monte hasta la playa,
allá sobre el horizonte”.
Porque no hay mejor muralla contra los enemigos de la patria y de
los pueblos que el ideario y la obra de nuestros líderes. El conocimiento
de cada personaje se convierte así en antorcha contra la oscura
desfiguración a que es sometida nuestra memoria histórica, en luz que
ilumina las nuevas propuestas de reivindicación social. Luchamos por
un mundo mejor, y éste sólo será posible si como pueblo somos capaces
42
La utopía posible
de recoger la herencia de grandeza de nuestros líderes, de multiplicar su
semilla en los nuevos surcos de la historia.
2.3 Los líderes del presente
Estamos en tiempos de revolución y una revolución es, sobre todo, la
oportunidad de hacer justicia, de promover a la gente que nos guía
con su ejemplo y de valorar a los hombres y mujeres que han dado
aportes sustanciales para construir una mejor nación, un continente de
esperanza, un mundo más humanitario para todos, especialmente para
los de abajo, los excluidos, los condenados de la Tierra.
Ciertamente, es necesario reivindicar a los personajes del pasado, los
que ya están muertos y cuyos nombres y enseñanzas hay que difundir
entre nuestro pueblo, pero con prioridad hay que reconocer, enaltecer
a quienes están vivos, y han dedicado sus vidas a servir a los demás.
Los que han contribuido a crear conciencia de patria, sentimientos de
dignidad. Aquellos que han combatido la injusticia y la desigualdad.
Lamentablemente, en América Latina, según Simón Rodríguez: “Cada
uno en su tiempo escandalizó al vulgo. Ahora lo enterrarán sus coetáneos
de limosna: después vivirá entre sus contemporáneos con honores”.
De uno de los personajes más importantes de la historia de nuestro
continente la prensa de la época dijo:
“Que es un monstruo. Y sigue: Ladrón, loco, tigre, ignorante, grosero,
bajo, villano, cobarde; violento, insolente, atrevido, desvergonzado,
déspota, tirano; altivo, imperioso, vano, presuntuoso, pedante, orgulloso,
ambicioso; cabalista, aspirante, astucioso, intrigante, entremetido,
intruso, aventurero, usurpador, inmoral, seductor indecente, obsceno,
libertino, impío, francmasón, hereje, ateo, rencoroso, vengativo, cruel,
sanguinario, asesino, exterminador, destructor, azote, plaga, verdugo,
inconsecuente, falso, hipócrita, embustero, pérfido, traidor, perverso,
depravado, calumniador, impostor, descarado, inicuo, abominable,
execrable, criminal, reo, delincuente. Total, 67: ¡qué colección!…”. 15

15 Alfonso Rumazo González: Ideario de Simón Rodríguez, Fundación Editorial El perro y


la rana, Caracas, p. 125.
43
José Gregorio Linares

La persona de quien los periódicos de su tiempo hablaban así, era ¡el


Libertador Simón Bolívar! Pareciera que la historia se repite. Cualquier
parecido con lo que hoy acontece no es casualidad.
De igual manera, cuando el Padre de la Patria muere, la noticia es
divulgada en Venezuela con notorio beneplácito. El gobernador de
Maracaibo Juan Antonio Gómez se apresura a comunicársela (21 de
enero de 1831) al ministro del Interior Antonio Leocadio Guzmán:
“…la confirmación de la muerte del general Bolívar… de cuyo
acontecimiento no hay la más pequeña duda, pues todos los informes
y noticias son cónsonos. Un acontecimiento de tanta magnitud y que
debe producir bienes innumerables a la causa de la libertad y el bien
de los pueblos, (…). Bolívar, el genio del mal, la tea de la discordia,
o mejor diré el opresor de su patria, ya dejó de existir, y de promover
males que refluían siempre sobre sus conciudadanos”.16

Por su parte, el ex vicepresidente Francisco de Paula Santander


escribió complacido: “Yo he tenido graves motivos de sentimiento
contra él [Bolívar] (…) y bastante hice por libertarlo de la malhadada
senda que tomó”.
Por consiguiente, si la oligarquía y los testaferros imperiales de la
época fueron capaces de calumniar y denigrar del Libertador, ¿qué no
se atreverán a difundir contra los dirigentes políticos y comunitarios de
la actualidad que luchan por construir sociedades más justas y ponen
en peligro sus intereses? Por ello es indispensable que, en el proceso de
formación de la conciencia de clases y de identidad latinoamericana y
caribeña, nos mantengamos alerta; que los nombres y el ejemplo de
nuestros dirigentes del pasado y del presente se crucen y entremezclen
para formar un modelo a seguir: el de la dignidad y la grandeza.
Insisto, al capitalismo no le interesa que se conozca el pensamiento y
la obra de las personas que en el pasado lucharon para crear conciencia
de clase o de patria. Los reemplaza por una caterva de “héroes de

16 Citado por Salcedo Bastardo, en Bolívar, un continente y un destino, Ediciones de la


Presidencia de la República,Caracas, p. 382.
44
La utopía posible
colorín” y produce seres humanos enajenados, sin identidad, sin alma
y sin esperanza. Huérfanos del pasado, ajenos al presente, ciegos ante
el futuro.
Al capitalismo, así como no le interesa que se valorice a los grandes
personajes del pasado, menos le agrada que se conozcan los nombres, se
escuche la voz o se muestre el rostro de las mujeres y hombres ejemplares
del presente. Quieren evitar que sus nombres, como chispas, enciendan
la llama de nuevas conciencias. De este modo, pretenden evitar que el
ejemplo de estas mujeres y estos hombres se propague de casa en casa,
de pueblo en pueblo, de nación en nación a lo largo de toda América
Latina.
Pero es que a los capitalistas tampoco les interesa que tomemos
conciencia del presente, del importante momento histórico que estamos
viviendo en toda América Latina. Como lo dice el líder ecuatoriano
Rafael Correa: “No somos los protagonistas de una época de cambios, sino
de un cambio de época”. En este momento histórico Latinoamérica habrá
de ser lo que nosotros como pueblo decidamos. Continuaremos la obra
iniciada por nuestros libertadores. En eso consiste el patriotismo actual:
el de la patria chica, la nación donde nacimos; el de la patria grande,
nuestra América.
Y en esta nueva época es fundamental que visibilicemos, que
recordemos los nombres, que nos familiaricemos con los rostros,
que reconozcamos expresamente a las mujeres y a los hombres que
han sido protagonistas de estos procesos contemporáneos de lucha.
Personajes que son una referencia para el pueblo. Han dedicado sus
vidas a construir este presente y hoy, en este crucial período histórico,
continúan aportando sus enseñanzas, nos impulsan a seguir estudiando
y luchando para que las utopías se concreten.
Los líderes del presente, han abrevado en el pensamiento y la obra
de los más nobles personajes del pasado. Si son fieles servidores de su
pueblo, si están impregnados de grandes sentimientos de amor y de
respeto hacia su pueblo, serán recordados como grandes constructores
45
José Gregorio Linares

del camino que conduce hacia la definitiva liberación de la humanidad,


ese camino que, como dijo Argimiro Gabaldón, es largo, muy largo y
difícil, pero es el camino.
2.4. Contra el culto a la personalidad
Ahora bien, valorar los liderazgos no significa promover el culto a la
personalidad. La valoración de los líderes es una conducta revolucionaria
porque asume que los y las líderes son expresión de un sentimiento
popular, responden a las necesidades de un período histórico y favorecen
la vocación de poder del pueblo. En cambio el culto a la personalidad
es profundamente retrógrado por cuanto deifica a los líderes, a quienes
convierte en una especie de superhéroes, alienta el criterio de autoridad,
limita el papel de los pueblos al de simples seguidores acríticos, e
impide que se fortalezca el liderazgo colectivo como expresión del Poder
Popular.
Simón Bolívar era ajeno a cualquier manifestación de culto a su
persona. Del extraordinario libro de Luis Britto García, El Pensamiento
del Libertador, Economía y Sociedad, hemos tomado los siguientes
ejemplos. Bolívar, en carta dirigida a Luis Eduardo Azuola [9 de marzo
de 1821] le pide “instalar lo más pronto el Congreso con un discurso
muy sencillo, pero noble, sin frases estudiadas ni palabras anticuadas”,
advirtiéndole que “mucho menos debe haber elogios míos”. Del mismo
modo, en misiva que dirige a Pedro Gual (16 de septiembre de 1821) le
dice: “Porque me han visto dirigir una barca en una tempestad, creen que
yo sirvo para almirante de una escuadra”.17 Ante la poesía apologética
del escritor Joaquín de Olmedo, quien lo exaltaba hasta hacerlo aparecer
a él y a los otros militares patriotas como héroes de la mitología, alega:
“Ud., pues, nos ha sublimado tanto, que nos ha precipitado al abismo
de la nada, cubriendo con una inmensidad de luces el pálido resplandor
de nuestras opacas virtudes. (…) Ud. es poeta y sabe muy bien (…)
que de lo heroico a lo ridículo no hay más que un paso”.18 Desde el
17 Citado por Luis Britto García: El Pensamiento del Libertador, Economía y Sociedad,
Banco Central de Venezuela, Caracas, Colección Venezuela Bicentenaria, 2010, p. 82.
18 Ibid., p. 84. Carta a José Joaquín Olmedo, El Cuzco, 27 de junio de 1825.
46
La utopía posible
comienzo de su carrera mantiene esta línea de conducta. Cuando le
designan con el título de Libertador, acepta el nombramiento…sin
embargo, en la comunicación para la Municipalidad de Caracas de 18
de octubre de 1813 en la cual agradece el honor, enaltece a los oficiales
distinguidos y soldados y añade que ellos “son verdaderamente estos
ilustres libertadores. Ellos, señores, y no yo, merecen las recompensas
con que a nombre de los pueblos quieren premiar V.S.S. en mí, servicios
que éstos han hecho.19
Igual actitud asume José Martí en relación con el culto a su persona.
Se cuenta que cuando regresó a Cuba para, junto a los Maceo y Máximo
Gómez, ponerse al frente de los combates por la independencia, la gente
del pueblo comenzó a tratarlo como a un ser superior y a llamarlo “El
Presidente”. El líder cubano rechazó el calificativo elogioso, se opuso a
esa mitificación de su persona porque “Mi alma es sencilla. En vez de
aceptar, siquiera en lo íntimo de la conciencia soberbia, este título con
que desde mi aparición en estos campos me saludaron, lo pongo aparte,
y ya en público lo rechacé, y lo rechazaré oficialmente.20
Los socialistas también combaten el culto a la personalidad. Carlos
Marx se opuso terminantemente a la deificación de los dirigentes. En
una carta dirigida a W. Bloss [10 de noviembre de 1877] le explica:
“Por odio a todo culto de la personalidad, en tiempos de la Internacional
jamás permití que se publicaran los numerosos mensajes laudatorios
con que me molestaban desde distintos países. Es más: nunca contesté
a ellos y de tarde en tarde reprendía a sus autores. Al ingresar Engels
y yo a la sociedad secreta de los comunistas pusimos como condición
que se suprimiera de los Estatutos cuanto contribuyera a la veneración
supersticiosa de las autoridades”.21

Del mismo modo, el Che Guevara rechazaba todo culto a la


personalidad. Decía: “No soy un libertador. Los libertadores no existen.
Son los pueblos quienes se liberan a sí mismos”. En un acto donde
pretendían homenajearlo dijo a los asistentes:
19 Ibid., p. 80.
20 Carta a Carmen Miyares de Mantilla y sus hijos, abril de 1895.
21 Disponible en http://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/m101177.htm
47
José Gregorio Linares

“Ustedes no entienden lo que yo escribo y repito en mis conferencias.


Aquí lo que hace falta no son homenajes, sino trabajo. En cuanto a
los honores, se los agradezco, pero les voy a responder en francés, que
es más delicado, para no ofenderlos: Les honneurs ça m’emmerde! (Los
honores son una mierda)”.22
Esa clase de culto es un resabio del caudillismo, en el cual un jefe
carismático es seguido por unas masas acríticas incondicionales. En
cuanto el jefe muere, el movimiento popular se adormece. Los cultos a
los dirigentes no propician el protagonismo colectivo ni la emergencia
de nuevos líderes. Dificultan el libre desenvolvimiento de las luchas
sociales.
Dicho culto había sido promovido por el llamado “socialismo
real”, el cual distorsionó el concepto de pueblo y el de líder. Allí los
máximos dirigentes del partido o del gobierno se convirtieron en un
“Estado Mayor” y la gente común en tropa. Solamente en una sociedad
o en un movimiento político conservador, la figura de un personaje
específico, es más importante que la de una colectividad que construye
comunitariamente, o la de un partido o movimiento con base popular.
El culto a la personalidad conduce a los movimientos populares
“…a esperar su liberación exclusivamente de la iniciativa y del genio
de un superhombre. Reduce a los proletarios a la calidad de esclavos
espirituales, creyentes en la infalibilidad de un ser humano, en
masoquistas del pensamiento. Alienta la pereza intelectual. Y la pereza
que los métodos de organización crea en los militantes, inclina a éstos
a no escuchar más que aquéllos que, en su concepto, hablan porque
tienen derecho a hablar. Se crea así una organización jerarquizada, con
desigualdad de derechos y obligaciones para jefes y plebe. (…) Con el
criterio servil de sometimiento a los jefes tengan o no tengan razón. Eso
no es el socialismo, ni la concepción de la libertad que los socialistas
han anhelado siempre”.23
En este momento de la historia, cuando nos planteamos la
construcción de sociedades socialistas de nuevo tipo, es indispensable
22 Isidro Calzada: Che Guevara, Folio Editores, Buenos Aires, p. 434.
23 Juan Andrade: “El problema de la educación socialista de la nueva generación”, artículo
publicado en Generación Roja, Revista Teórica de la Juventud Comunista Ibérica, No 1,
mayo de 1937.
48
La utopía posible
estar prevenidos contra el culto a la personalidad, cuyas consecuencias
resultan nefastas para el impulso de un socialismo democrático y
humanista como el que queremos en Latinoamérica y el Caribe.
El culto a la personalidad es ajeno a nuestra idea del socialismo,
sobre todo al nuevo socialismo que ha cuestionado la sacralización de
los dirigentes de los partidos de izquierda o de los altos funcionarios
de los Estados “socialistas”. Debido a ello, cuando muchos “Estados
socialistas” del oriente de Europa cayeron, el pueblo no salió a la calle
a defenderlos.
Debemos construir un nuevo concepto de líder, que se nutra de la
sabiduría ancestral y de la experiencia reciente, las cuales nos enseñan
que los líderes no son seres superiores que emergen gracias a sus
facultades excepcionales o sobrenaturales. Son, sencillamente, personas
comprometidas con un ideal, incapaces de pretender la ciega adoración
o alcanzar algún privilegio a cambio de sus esfuerzos. No aspiran a ser
vistos como distintos del pueblo del cual forman parte. Son mujeres y
hombres intensamente humanos y no dioses, diosas o superhéroes. Los
verdaderos líderes son unos servidores del pueblo, se constituyen en sus
voceros y aplican, en la práctica, el criterio del “poder obediencial” que
consiste, básicamente, en el proceso de ayudar a articular y promover
liderazgos a partir de las comunidades y de las luchas sociales, aplicando
la premisa de “mandar obedeciendo”, en un proceso colectivo donde
quienes se destacan son gente de carne y hueso que aciertan y se
equivocan, pero sobre todo mantienen un compromiso con el bien
común y la justicia que es, a la larga, lo que los reivindica ante la historia.
2.5. Alerta contra la traición de los espíritus menores
Los líderes revolucionarios de cada momento de la historia están
propensos a ser blanco de calumnias de parte de los gobiernos imperiales
y de las oligarquías locales. El propósito es descalificarlos para poder
destruirlos. Deformar su imagen para evitar que otros sigan su ejemplo.
Francisco de Miranda fue sentenciado por “traidor” y los mantuanos
se confabularon para adversarlo; Manuela Sáenz recibió el calificativo
49
José Gregorio Linares

de “pecaminosa” e, incluso, hubo quien —pasados los años—, prestó


su pluma para injuriarla; a Simón Rodríguez lo tildaron de “loco”, y
sus planes de “formar republicanos para que haya Repúblicas”, aún
aguardan para ser puestos en práctica; a Ezequiel Zamora lo acusaron
de ser “jefe de montoneras”, a pesar de que al momento de su muerte
lideraba a 23.500 soldados, razón por la cual, luego de la Batalla de
Santa Inés, la oligarquía caraqueña preparaba planes urgentes para
huir hacia las Antillas; y Augusto César Sandino fue denunciado como
“bandolero” y desde los Estados Unidos los Marines llegaron al suelo
de Nicaragua.
Ninguna buena opinión podemos esperar de los gobiernos imperiales
y sus representantes locales. Esperan la muerte de los líderes populares
para sacralizarlos como pasa con Simón Bolívar; para encumbrarlos
sin estudiar ni divulgar su ideario como ocurre con Miranda; para
deslastrarlos de su pensamiento anticolonial como ha ocurrido con
Andrés Bello; para mellar su filo antiimperialista, como ha sucedido
con Gabriela Mistral; para minimizarlos como figura histórica, como
han hecho con Antonio José de Sucre; para intentar confundirnos
como ocurre con Pedro Gual (quien ocupa un lugar tan importante
en la historia de Venezuela como su pariente Manuel Gual); para hacer
negocios con su memoria como ha ocurrido con el Che Guevara; o
para borrarlos de la historia como ha pasado con Juana Ramírez “La
Avanzadora”, Marta Cumbale, Anastasia Perón, Josefa Camejo, Daniel
De León, Carlos Aponte Hernández, Pío Tamayo, Antonio Guiteras,
así como tantos otros y otras.
También hay que estar alerta contra los seres de espíritu menor dentro
del mismo bando que, llenos de envidia, intrigan y calumnian contra
los grandes personajes en vida de éstos. Su pequeña estatura moral les
impide ver la grandeza de los otros. Necesitan encontrarles vicios y
defectos para disimular los suyos. Se sienten incómodos al lado de los
personajes que brillan con luz propia. Son como fríos asteroides que
no quieren que se vea el sol. Desean que los grandes desaparezcan para
competir “entre iguales”. Son seres de las sombras. Buscan su ocasión

50
La utopía posible
en medio de la mediocridad. Allí nadie los opaca. Incluso hallan quien
les adule.
Muchos de los personajes de nuestra historia han sido víctimas
de esta clase de gente. Cuñas del mismo palo, oscuridad para la casa.
Simón Bolívar en la última carta que le escribió a su prima Fanny du
Villars, pocos días antes de morir, se queja de esta infamia, y le confiesa:
“Muero despreciable, proscrito, detestado por los mismos que gozaron
mis favores; víctima de intenso dolor, preso de infinitas amarguras”.
Antes, en 6 de marzo de 1830, le había dicho a su amigo José Fernández
Madrid:
“El hecho es que mi situación se está haciendo cada día más crítica, sin
tener esperanza siquiera de poder vivir fuera de mi país de otro modo
que de mendigo; (…) porque tal es el encono que hay contra mí de
parte de aquellos jefes. (…) Por fortuna, no se dirá que he abandonado
a la patria, siendo ella la que me ha renegado del modo más escandaloso
y criminal que se ha visto nunca”. 24

Igualmente, en carta que envía al señor Gabriel Camacho (11 de


mayo de 1830), le informa de su decisión de exiliarse en Curazao o
Jamaica para seguir rumbo a Europa, y le dice:
“Mucho he servido a Venezuela, mucho me deben todos sus hijos, y
mucho más todavía el jefe de su gobierno [José Antonio Páez]; por
consiguiente, sería la más solemne y escandalosa maldad que se me
hubiese de perseguir como a un enemigo público. (…). También estoy
decidido a no volver más, ni a servir otra vez a mis ingratos compatriotas.
La desesperación sola puede hacerme variar de resolución. Digo la
desesperación al verme renegado, perseguido y robado por los mismos
a quienes he consagrado veinte años de sacrificios y peligros”.25

Muchos de estos personajes menores no habrían sido mencionados


en la historia si alguna vez no hubieran recibido el apoyo de los grandes
líderes a los que después traicionaron. No brillan con luz propia. Sin
embargo, como hongos que crecen a la sombra de un gran árbol,
24 En Simón Bolívar: Obras completas. Vicente Lecuna (Comp.), Caracas, (S/d), Tomo
III, pp. 404-406.
25 Ibid., p. 422.
51
José Gregorio Linares

llegan a pensar que merecen poder, fama y reconocimientos. Que están


predestinados por la Providencia para ocupar roles estelares. Que los
verdaderos líderes son ellos. Que los personajes a quienes cuestionan
son transitorios, equivocaron el camino y que —esta táctica es bastante
común— burlaron los principios originarios que ellos encarnan ahora.
Ellos, los probos; ellos, los iluminados.
No ven más allá de sus ambiciones personales o las de su tolda. Pero
llegan a hacer creer que todo lo hacen por la patria. Es el destino que
ahora se manifiesta en forma de oportunidad ante ellos que se creen
los adalides del bien común y el progreso; que las fuerzas vivas los
reclaman y son el instrumento de Dios, la encarnación del pueblo. Se
sienten talentosos. Las cualidades demostradas por los líderes que ahora
adversan, no son sino excentricidades; ocurrencias en un momento
de suerte. Allí no hay proyecto de país ni programas sostenibles. Puro
realismo mágico propio del subdesarrollo. Asumen, por consiguiente,
que ha llegado la hora de sacrificarse por la nación y por los ilusos que
antes fueron engañados. Es el momento. Ahora la historia, presumen,
se divide en dos: antes y después de ellos. El porvenir lo agradecerá.
Gente así, intrigante y veleidosa, fue Francisco de Paula Santander
(1792-1840), quien por algún tiempo fue hombre de confianza de
Bolívar, y con su apoyo ocupó el cargo de Vicepresidente de la Gran
Colombia. Sin embargo, fue artífice del atentado que sufriera Simón
Bolívar la noche del 25 de septiembre de 1828. Antes y después de
aquel hecho, fue un pertinaz enemigo y saboteador de los proyectos de
nuestro héroe. De él escribió Bolívar, cuando descubre su verdadera faz:
“Ya no pudiendo soportar más la pérfida ingratitud de Santander, le
he escrito hoy que no me escriba más porque no quiero responderle
ni darle el título de amigo. Sepa Vd. esto para que lo diga a quien
corresponda. Los impresos de Bogotá tiran contra mí, mientras yo
mando a callar los que tiran contra Santander. ¡Ingrato mil veces!!!”.26

26 Carta enviada desde Caracas a Carlos Soublette el 16 de marzo de 1827. Véase en


Simón Bolívar: Obras completas. Vicente Lecuna (Comp.), Tomo II, p. 584.
52
La utopía posible
Al coronel José Félix Blanco le escribe:
“Vd. me pregunta si será posible que aquel hombre
[Santander] se haya convertido en enemigo mío, ¿y
aún tiene Vd. la bondad de dudarlo, después de las
pruebas con que ha sellado su enemistad, su venganza,
su envidia para conmigo? El general Santander no es
ya mi amigo…”.27
Al General Mariano Montilla le confiesa:
“En cuanto a Santander, este hombre perverso ya
nada le queda que hacer, toca todos los resortes de
la intriga, de la maldad, y la maldad para dañarme
y formarse su partido: entra en una chichería como
entraba antes a palacio y, en fin, se ha quitado la
máscara enteramente; no tiene consideración por
mí, ni vergüenza de sus acciones”. 28
Y al propio Santander, el 14 de octubre de 1826, le escribe:
“Vd. no quiere que yo lo desautorice con el público,
en tanto que Vd. lo hace conmigo. Ud. no quiere que
yo abrace ningún partido hasta no verme con Vd.,
y Vd. está tomando los suyos sin consulta mía. No
dudo que mi proclama le habrá parecido a Vd. mal:
sepa Vd. que la he dado sospechando esto mismo,
pero usando de mi libertad para hacerlo, ya que Vd.
me ha dado tantos ejemplos de esta especie”.29
De esta misma estirpe es también José Antonio Páez (1790-1873)
quien de Centauro de los Llanos se convierte en jefe de la nueva
oligarquía aldeana. A él le escribe Bolívar en 1826, en plena “Cosiata”:

27 bid., Tomo II, p. 629. Carta fechada el 6 de junio de 1827.


28 Fuscas, 7 de enero de 1828.
29 Simón Bolívar: Obras completas. Vicente Lecuna (Comp.), Tomo II, p. 487.
53
José Gregorio Linares

“¿Quién, pues, me arrancará las riendas del mando? ¿los amigos de


Vd. y Vd. mismo?!!! La infamia sería mil veces más grande por la
ingratitud que por la traición. No lo puedo creer. Jamás concebiré
que Vd. lleve hasta ese punto la ambición de sus amigos y la
ignominia de su nombre. No es posible, general, que Vd. me quiera
ver humillado por causa de una banda de tránsfugas que nunca
hemos visto en los combates. No pretenda Vd. deshonrar a Caracas
haciéndola aparecer como el padrón de la infamia y el ludibrio de
la ingratitud misma. ¿Qué no me deben todos en Venezuela, y hasta
Vd. no me debe la existencia? El Apure sería la habitación del vacío,
el sepulcro de sus héroes sin mis servicios, sin mis peligros, y sin
las victorias que he ganado a fuerza de perseverancia y de penas
sin fin. Vd. mi querido general, y los bravos de aquel ejército, no
estarían mandando en Venezuela, y los puestos que la tiranía les
habría asignado serían escarpias y no las coronas de gloria que ahora
ciñen sobre sus frentes (…). El origen del mando de Vd. viene de
municipalidades, data de un tumulto causado por tres asesinatos.
Nada de esto es glorioso, mi querido general (…). Crea Vd., general,
que a la sombra del misterio no trabaja sino el crimen”. 30

Semanas después, el 4 de enero de 1827, en ocasión de la que fuera


la última visita del Libertador a Caracas, Páez acompañado de “los
cosiateros” y los negociantes que intrigaban contra Bolívar, le hacen
un agasajo de recibimiento para quedar bien con él. Pero, en medio
del evento, el Coronel Matías Escuté, Jefe del Estado Mayor de Páez,
hace un desaire a los amigos y oficiales que venían con el Libertador. Al
percatarse de la afrenta, Bolívar lo increpa:
“Está Ud. todavía, Señor Escuté, con las manos tintas de sangre
americana, pues acaba Ud. de salir de las filas españolas, ¿y se
atreve Ud. a insultar a mi capellán y a faltarme el respeto a mí
que soy el Presidente de Colombia? ¿Piensa Ud. que no recuerdo
que en Semen mandaba Ud. una compañía de cazadores realistas?
Aquí no hay más autoridad ni más poder que el mío, yo soy
como el sol entre todos mis tenientes que si brillan es por la luz
que yo les presto”. 31

30 Carta a José A. Páez, Coro, 23 de Diciembre de 1826.


31 En Obras completas de Simón Bolívar, (4 Tomos), FIDES, Caracas, Tomo IV, p. 399.
54
La utopía posible
Aprendamos de la historia. El enemigo tiene muchas caras. Páez
cuando traicionaba a Bolívar, e internamente fomentaba la ruptura del
nexo grancolombiano, le escribe con aires de inocencia al Libertador:
“Véngase usted a ser el piloto de esta nave que navega en un mar
proceloso, condúzcala a puerto seguro, y permítame que después de
tantas fatigas vaya a pasar una vida privada en los llanos de Apure,
donde viva entre mis amigos, lejos de rivales envidiosos, y olvidado
de una multitud de ingratos que comienzan su servicio cuando yo
concluyo mi carrera”.32

Un año antes Páez le advierte a Bolívar:

“Querido general, Ud. no puede figurarse los estragos que la intriga


hace en este país (…). Los intrigantes van a perder la patria, vamos a
salvarla”.

El mismo Páez que poco después intenta confiscar los bienes de


Bolívar, le difama en la prensa, prohíbe su entrada a Venezuela, y le
declara enemigo público de la nación, le dice:
“¡Mi general! Ésta no es la tierra de Washington, aquí se hacen obsequios
al poder por temor e interés (…), y el fundador de la República sería
insultado por los hombres más viles el día que volviese al recinto de su
casa”.33

Páez, quien luego va a acusar a Bolívar de abuso de poder y


despotismo, antes le había propuesto hacerse emperador, pues…
“…falto de todo elemento para montar una República Ud. y un puñado
más de valientes lo han hecho todo: el día que Ud. lo deje, deja de ser
lo que Ud. lo ha hecho; por consiguiente, la existencia de un orden de
cosas aquí, que pueda llamarse gobierno, es consustancial con Ud.”

Bolívar le responde: “El título de Libertador es superior a todos los


que ha recibido el orgullo humano (…). Un trono espantaría”… (6 de
marzo de 1826). Sí, el mismo Páez —que después obliga a Bolívar a
exiliarse, prepara un ejército para combatirlo y una vez que éste muere
32 Mayo de 1826.
33 Octubre de 1825.
55
José Gregorio Linares

es implacable con quienes fueran aliados o amigos del Libertador— es


quien antes le invita taimadamente a que
“…complete su obra, que no consiste sólo en haber destruido los
enemigos exteriores, falta que hacer lo mismo con los domésticos,
cuya guerra es algo más complicada, cuanto que se hace con
armas más desconocidas, en nombre de la misma libertad y bien
general”. 34

También Santander se muestra leal y dadivoso con Bolívar, a quien


dice: “…sabe, en fin, que mi carácter es franco y sincero (…). Soy de
Ud., mi general, su más agradecido servidor y fiel amigo”. Al poco
tiempo este hombre “franco y sincero” se coloca al frente de una conjura
y ordena matar al Libertador. Casi lo logra.
No se puede subestimar a los pequeños enemigos. A los mediocres
les incomoda la grandeza. Les aburren los principios. Ellos se reconocen
en medio de la sombra y, faltos de todo escrúpulo, se unen para poder
destruir a los auténticos líderes. La fuerza les viene de su capacidad
para ser arteros. La premeditación, la alevosía, la nocturnidad, el
agavillamiento —acciones que en Derecho penal son vistas como
agravantes en cualquier delito— aquí se convierten en el modus operandi
cotidiano. La historia está llena de ejemplos. Stalin, pasando por sobre
la voluntad de Lenin, quien había advertido acerca de la propensión
de éste al despotismo, eliminó física y moralmente a toda la dirigencia
bolchevique, entre ellos a hombres claramente más capaces como
Nicolás Bujarín y León Trotsky.
Muchas veces los personajes de alma noble desestiman el poder
oculto de sus enemigos y los juzgan con base a su propia condición
humana. Su nobleza les dificulta percatarse de la abyección de los otros;
su desinterés no les permite apreciar el egoísmo de sus contrincantes; su
magnanimidad les impide usar las armas de los miserables. Decía Martí:
“…yo confieso que no tengo ni voluntad ni paciencia para andar
husmeando intrigas ni deshaciéndolas. ¡Yo estoy por encima de todo

34 Caracas, 1º de octubre de 1825.


56
La utopía posible
eso! Yo no sirvo más que al deber, y con éste seré siempre bastante
poderoso”.35

Bolívar, lamentablemente, subestimó a sus adversarios. Escribe:


“Parece que la Providencia condena a la perdición a mis enemigos
personales, sean americanos o españoles”.36

Antes le decía a Santander:


“No dudo de que Páez quiera ser libertador de Venezuela como
Vd. dice (…). Páez no puede nada si no abraza el partido de la
canalla, que él teme porque tiene qué perder. Tampoco dudo que
[Francisco] Carabaño y [Miguel] Peña sean mis enemigos, pero
¿qué hacen dos gotas de agua dentro del océano?”. 37

Pues hacen mucho: conspiran, siembran intrigas, destruyen una


imagen, manipulan gente, compran conciencias, confunden a los
incautos, crean una matriz de opinión, se van apoderando del poder,
enturbian el agua hasta lograr que un remolino de calumnias se lleve
todo, y que después de toda una vida de sacrificios Bolívar tenga que
reconocer: “He arado en el mar” y “La independencia es el único bien
que hemos alcanzado a costa de todos los demás”.
Que no se repita la historia. La felonía puede acabar con los sueños
más nobles y con las obras mejor cimentadas. Debemos estar alertas.
Los más grandes enemigos casi nunca vienen de fuera, pues, conocemos
sus rostros. No nos engañan. En cambio, entre los nuestros se esconden
los insidiosos. Debemos estar precavidos. Los traidores se encuentran
entre nosotros, asisten a las marchas, vocean nuestras consignas,
repiten nuestras divisas, entonan nuestros cantos, pero ignoramos sus
propósitos.
Vivimos un momento histórico especial en América Latina.
Repetimos con José Martí: “Bolívar tiene que hacer en América todavía”.
35 Alfonso Rumazo González: José Martí Libertador, Ediciones de la Presidencia de la
República, Caracas, 2007, p. 91.
36 Carta a José Antonio Páez, Cúcuta, 11 de diciembre de 1826.
37 Carta a Francisco de P. Santander, Pasto, 14 de octubre de 1826.
57
José Gregorio Linares

Los pueblos se levantan para reclamar sus derechos y están dispuestos a


cumplir con su deber histórico: la conquista de la plena independencia.
Acompañemos a aquellos líderes que expresan a nuestros pueblos
porque conocen sus necesidades y respaldan sus luchas. Seamos parte de
estos pueblos que combaten por un mundo mejor, pues de allí surgen
los líderes que conforman el verdadero Poder Popular, los cuales jamás
traicionan porque su fuerza les viene de su apego a los más nobles ideales
y a los más elevados principios. ¡Sigamos ese ejemplo!

58
Eduardo Galeano
La utopía posible

3. Contra la Gran Propiedad

“Vale, pero millones de veces más, la vida de un solo ser


humano, que todas las propiedades del hombre más rico
de la Tierra”.
Ernesto “Che” Guevara

“Las penas y las vaquitas se van por la misma senda. Las


penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”.
Atahualpa Yupanqui

“Toda riqueza es injusta.


Todo bien,
mal adquirido.
Si no por ti, por otros.
Tú puedes tener la escritura correcta. Pero
¿compraste la hacienda a su legítimo dueño?
¿Y él la compró a su dueño? ¿Y el otro...?
Ernesto Cardenal (“Las riquezas injustas”)

61
José Gregorio Linares

3.1. La gran propiedad privada contra todas las


formas de propiedad
Existen tres tipos de propiedad de los medios de producción:
Propiedad Privada (pequeña, mediana o grande)
Propiedad Estatal (capitalista o “socialista”)
Propiedad Colectiva (social o comunitaria).
En América Latina la gran propiedad privada, ha surgido como
producto del saqueo a los pueblos originarios, de la explotación a
las masas trabajadoras obreras o campesinas —indígenas, africanas y
mestizas— y del establecimiento de lazos de dependencia en relación
con las metrópolis colonizadoras e imperialistas. Ha generado unas
clases dominantes profundamente retrógradas que difunden antivalores
en relación con lo local, lo nacional, lo latinoamericano y con respecto
a los habitantes de las naciones donde se enriquecen.
Estas élites combaten y desfiguran cualquier proyecto que enarbole
las banderas de la identidad y la justicia social. Han creado Estados
policiales que reprimen todo intento de regular, controlar o suprimir
la gran propiedad. Como dueños de las grandes fábricas, de la gran
propiedad territorial, de los grandes bancos, de los medios de
comunicación, compiten con los medianos propietarios hasta lograr su
ruina o que formen parte de sus monopolios y consorcios. Liquidan la
pequeña propiedad, que es sometida a las presiones de la sobrevivencia
y al mito del éxito, porque no le genera réditos. Desacredita la
propiedad estatal capitalista para apoderarse de las empresas del Estado,
a las cuales acusan de ineficientes y burocráticas, para de este modo
ampliar su propio radio de influencia, vulnerar la soberanía nacional
y maniatar los gobiernos a los poderosos grupos económicos foráneos.
Se enfrenta a quienes promueven la propiedad social— campesinos
sin tierra, obreros que se plantean la gestión de sus fábricas, indígenas
que reclaman la propiedad comunal— e, independientemente de las
razones que esgriman, a todos acusan de enemigos de la civilización,
62
La utopía posible
la patria, la familia, las buenas costumbres, la democracia, el progreso,
y a todos tildan, en el más puro lenguaje maccarthista, de “rojos y
subversivos”. A los grandes propietarios se refería el anarquista francés
Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865) cuando frente a la pregunta ¿qué
es la propiedad?, respondía categóricamente: “La propiedad es un robo”.
En el folleto ¿Por qué Socialismo? Albert Einstein explica los sin
sentidos económicos, políticos y éticos que genera en la sociedad la
existencia de la gran propiedad privada sobre los medios de producción.
Dice:
“El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos (…) El
resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo
enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una
sociedad organizada políticamente de forma democrática. Esto es así
porque los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por
los partidos políticos, financiados en gran parte o influidos de otra
manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos
prácticos, separan al electorado de la legislatura. La consecuencia es que
los representantes del pueblo, de hecho no protegen suficientemente los
intereses de los grupos no privilegiados de la población. Por otra parte,
bajo las condiciones existentes, los capitalistas privados inevitablemente
controlan, directa o indirectamente, las fuentes principales de
información (prensa, radio, educación). Es así extremadamente difícil,
y de hecho en la mayoría de los casos absolutamente imposible, para
el ciudadano individual obtener conclusiones objetivas y hacer un uso
inteligente de sus derechos políticos (…) La producción está orientada
hacia el beneficio, no hacia el uso”.38

Un reducido número de familias criollas o transnacionales son las


dueñas de la gran propiedad privada. Ésta, como hemos visto, se opone
a todas las otras formas de propiedad. Es contraria a todo aquello que
va en desmedro de la acumulación de su capital y de la maximización de
sus ganancias. En ese sentido, los grandes propietarios son enemigos de
la mayoría de la población, de los desheredados. No quieren que haya
otros propietarios. Pretenden el acaparamiento de la propiedad. Sólo
desean que existan trabajadores a su servicio, sometidos a su explotación,
38 Albert Einstein: ¿Por qué Socialismo?, Fondo Editorial IPASME, Caracas, pp.12-14.
63
José Gregorio Linares

con derecho simbólico, pero sin posibilidad real de poseer medios de


producción propios. Hombres y mujeres que produzcan plusvalía, para
quienes el fruto de su trabajo le es ajeno. El gran capital es enemigo
de la pequeña y mediana propiedad privada, de la propiedad estatal y,
especialmente, de la propiedad colectiva social o comunitaria. Auspicia
los trusts y los monopolios. A través de sus ideólogos escamotea la
expropiación de que han sido víctima los desheredados. Siguen vigentes
aquellas lapidarias frases de Marx y Engels, del Manifiesto Comunista,
dirigidas a los grandes capitalistas y sus ideólogos:
“Os horrorizáis que queramos abolir la propiedad privada. Pero en
vuestra sociedad actual, la propiedad privada está abolida para las
nueve décimas partes de sus miembros. Precisamente porque no existe
para esas nueve décimas partes existe para vosotros. Nos reprocháis,
pues, el querer abolir una forma de propiedad que no puede existir
sino a condición de que la inmensa mayoría de la sociedad sea privada
de la propiedad. En una palabra, nos acusáis de querer abolir vuestra
propiedad. Efectivamente, eso es lo que queremos”.39
3.2. La matemática de la miseria en América Latina
El ecólogo brasileño Leonardo Boff nos indica en el discurso pronunciado
el 22 de abril de 2008 en la Asamblea General de la ONU:
“El PNUD40 del año pasado lo confirma: el 20% de los más ricos
absorbe el 82,4% de las riquezas mundiales mientras que el 20% de
los más pobres tiene que contentarse solamente con el 1,6%. Es decir,
una ínfima minoría
3monopoliza el consumo y controla los procesos económicos que
implican devastación de la naturaleza y gran injusticia social”.41
Según datos de organizaciones como la FAO, de las Naciones
Unidas, el 50% de la riqueza planetaria lo detenta tan sólo el 2% de la
población mundial.
En lo relativo a Latinoamérica, el escritor uruguayo Eduardo Galeano
es suficientemente preciso y descarnado:
39 Karl Marx y Federico Engels: El Manifiesto Comunista, p. 39.
40 Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
41 Véase en http://latinoamericana.org/2010/info/docs/Boff090422DiaDeLaMadreTierra.rtf
64
La utopía posible
“Nunca ha sido menos democrática la economía mundial, nunca ha
sido el mundo tan escandalosamente injusto. En 1960, el veinte por
ciento de la humanidad, el más rico, tenía treinta veces más que el
veinte por ciento más pobre. En 1990, la diferencia era de sesenta
veces. Desde entonces, se ha seguido abriendo la tijera: en el año 2000,
la diferencia será de noventa veces”.42

Y sigue la brecha. Diez personas, los diez opulentos más opulentos


del planeta, tienen una riqueza equivalente al valor de la producción
total de 50 países, y 447 multimillonarios suman una fortuna mayor
que el ingreso anual de la mitad de la humanidad. Las diez mayores
multinacionales amasan actualmente un ingreso mayor que el de cien
países juntos. América latina es la región más injusta del mundo.
Ejemplos: un solo mexicano posee una riqueza equivalente a la que
suman 17 millones de mexicanos pobres. Brasil fue bautizado por
expertos como Belindia,
“…donde una minoría consume como los ricos de Bélgica, mientras la
mayoría vive como los pobres de la India”.43

Sobre la distribución del ingreso en América Latina, Eduardo


Galeano afirma:
“La miseria masiva es el precio que los países pobres pagan para
que el seis por ciento de la población mundial pueda consumir
impunemente la mitad de la riqueza que el mundo entero genera.
Es mucho mayor la distancia, el abismo que en América Latina se
abre entre el bienestar de pocos y la desgracia de muchos”. 44

3.3. El Socialismo versus la Gran Propiedad


El socialismo sólo se opone de manera decidida a la gran propiedad, por
los males que ésta acarrea a la economía y a la humanidad. Promueve
los distintos tipos de propiedad, especialmente la social porque

42 Eduardo Galeano: Patas arriba, la escuela del mundo al revés, Siglo XXI de España
Editores, 1998 (1ª. edic.), p. 28.
43 Ibid., p. 30.
44 Eduardo Galeano: “En defensa de la palabra”, en Nosotros decimos no (Crónicas 1963-
1988, Editorial Siglo XXI, 1988.
65
José Gregorio Linares

beneficia a las mayorías. A todos nos convierte en dueños de los medios


de producción y, en consecuencia, en usufructuarios del producto del
trabajo.
“En el régimen capitalista quien labra la tierra, maneja máquinas,
construye edificios, mantiene transportes y comunicaciones, sabe que
las obras de sus manos y de su inteligencia no son para él, sino para los
propietarios del dinero y de los instrumentos de trabajo. En el sistema
socialista el que se dedica a cualquier labor sabe que su esfuerzo al
aumentar el patrimonio de la colectividad, aumenta el suyo. Bajo el
capitalismo, la inmensa mayoría de los individuos son constructores de
lo ajeno. En el socialismo son creadores de lo propio”. 45

El gran capital termina asfixiando el desarrollo de las fuerzas


productivas, el avance de la ciencia; por tanto, la calidad de vida de
la mayoría de la población y el progreso de la humanidad. Razones
económicas se anteponen a cualquier otra consideración. En manos del
gran capital la sociedad tiende a estancarse. Así lo veía el peruano José
Carlos Mariátegui:
“El capitalismo ha dejado de coincidir con el progreso (…). En el
período de la libre concurrencia, el aporte de la ciencia hallaba enérgico
estímulo en las necesidades de la economía capitalista. El inventor, el
creador científico, concurrían al adelanto industrial y económico, y la
industria excitaba el proceso científico. El régimen del monopolio tiene
distinto efecto. La industria, las finanzas, comienzan a ver un peligro en
los descubrimientos científicos. El progreso de la ciencia se convierte en
un factor de inestabilidad industrial. Para defenderse de este riesgo, un
trust puede tener interés en sofocar o secuestrar un descubrimiento”.46

Las transnacionales son propietarias de todo. El gran capital se traga


el mundo. En tiempos de globalización, cuando el poder financiero se
une a la tecnología informática, el planeta entero es la comida de unos
pocos propietarios insaciables. Su ambición es un inmenso estómago
que todo lo digiere. Todo es triturado por sus gigantescas mandíbulas.
45 Rodolfo Quintero: El padre del Sindicalismo norteamericano. Las luchas de un venezolano
en Estados Unidos, FACES, UCV, Caracas, pp. 77-78.
46 José Carlos Mariátegui: Defensa del marxismo y otros escritos, Fundación Editorial El
perro y la rana, Caracas, p. 24.
66
La utopía posible
El planeta es el vertedero donde botan sus desechos. A todas partes
llegan sus toxinas. La humanidad vive en un basurero producido por la
codicia de los grandes ricos. Los pobres recogen los desperdicios.
Lo más grave de todo esto es que el gran capital en su fase de máxima
concentración ya no tolera, como en los comienzos de su desarrollo, la
existencia de formas de gobierno democráticos; exige, por el contrario,
novedosas modalidades de gobiernos “fuertes” que, amparados en la
supuesta defensa de los intereses de la nación y la ciudadanía promueven
políticas de Estado de corte fascistas donde reina el “pensamiento
único” y la obediencia absoluta al poder. Así, la concentración de la
propiedad de los medios de producción en muy pocas manos demanda
la concentración del poder político y cultural en una élite intolerante y
violenta. Entre las características de esta sociedad dominada por el gran
capital y por el neofascismo se encuentran: rechazo al avance del saber,
irracionalismo, la cultura es sospechosa de fomentar actitudes críticas,
el desacuerdo con lo hegemónico es una traición, miedo a la diferencia
y racismo, surge de la frustración individual o social, xenofobia, los
enemigos son simultáneamente demasiado fuertes y demasiado débiles,
la vida es una guerra permanente, elitismo aristocrático, sacrificio
individual para el beneficio de la causa, machismo, populismo
cualitativo difundido por televisión, “neo lengua” (de léxico pobre y
sintaxis elemental).
En abierta oposición al gran capital se encuentran las distintas formas
de propiedad social y comunitaria. En América Latina existe una larga
tradición de lucha por reconquistar la propiedad social de los medios
de producción, y por redistribuir la gran propiedad entre pequeños
propietarios o entre los miembros de las comunidades involucradas.
De lo que se trata es de ejercer nuestros derechos a tomar lo que nos
arrebataron.

67
José Gregorio Linares

3.4. La acumulación originaria de la gran propiedad


en nuestra América: “Detrás de cada gran
fortuna hay un delito”.
En efecto, cuando indagamos en las formas originarias de acumulación de
riquezas de los grandes propietarios en todo el territorio latinoamericano
y caribeño no podemos sino estar de acuerdo con Honorato de Balzac
cuando decía: “Detrás de cada gran fortuna hay un delito”. El modus
operandi de quienes han llegado a ser grandes propietarios consiste en:
1. Expropiación de los medios de producción de los propietarios
originales e instauración de una nueva clase de propietarios.
2. La transformación por la fuerza de los “propietarios originarios”
en manos de obra esclava o “feudal”, a la cual se le niega el
derecho a la propiedad.
3. Legalización de la “expropiación” y readjudicación de
propiedades mediante el uso de leyes que avalan el arribo de
las nuevas clases propietarias.
4. Difusión de una “ideología” y de “aparatos ideológicos” que
justifican el despojo y la condición de los explotados.
5. Uso de la violencia y la represión cuando se considera necesario
para impedir que los “expropiadores” sean expropiados.
Expliquemos un poco cada punto:
1. Todo se inicia —y luego se acentúa— con la expropiación de los
bienes de otros; de este modo los legítimos propietarios originales
se convierten en desposeídos, y los expropiadores en legales
propietarios. Al respecto, nos dice el escritor mexicano José de
Vasconcelos (1882-1959):
“Un examen siquiera superficial de los títulos de propiedad de nuestros
grandes terratenientes, bastaría para demostrar que casi todos deben su
haber, en un principio, a la merced de la Corona española, después a
concesiones y favores ilegítimos acordados a los generales influyentes
de nuestras falsas repúblicas. Las mercedes y las concesiones se han
68
La utopía posible
acordado, a cada paso, sin tener en cuenta los derechos de poblaciones
enteras de indígenas o de mestizos que carecieron de fuerza para hacer
valer su dominio”.47

En el Ecuador, por ejemplo, los encomenderos se las arreglaron para


quitarles las tierras a los indígenas. De acuerdo a testimonios de la época:
“El mecanismo más usado para ello por los blancos era el hacer un falso
denuncio de “tierras realengas” (baldías) y pedir su asignación, cuando
en realidad se trataba de tierras comunales indígenas, o denunciar
falsamente que los indios de cierta comunidad eran muy pocos y
tenían demasiadas tierras, por lo que se pedía que se le quitasen las
sobrantes”.48

En El Salvador, para citar otro caso, el despojo de la propiedad


comunitaria de la tierra comenzó con el período de la Conquista
española (1524-1530) y su proceso de concentración se acentuó con
las leyes sobre propiedad territorial de 1881-1882. En efecto, a fines
del siglo XIX, durante el gobierno de Rafael Zaldívar (1876-1885)
fueron expropiadas las tierras comunales propiedad de los indígenas
y campesinos, y los ejidos que son bienes públicos, para dejar libres
grandes extensiones de tierra en manos de la oligarquía cafetalera.
“De inmediato, los cafetaleros expropiaron el 40% de las propiedades
comunales. En el caso de los ejidos, el 73% de la tierra pasó a manos
del 5,65% de los nuevos dueños. El despojo de las tierras comunales y
ejidales afectadas por los decretos de esos años fue violento y provocó
revueltas campesinas en Izalco, Atiquizaya, Cojutepeque, Santa Ana y
otros lugares. Todas fueron reprimidas por el Ejército de la época.(…)
Así surge la llamada oligarquía cafetalera, a la que el Estado, además
de darles las tierras, también les redujo los impuestos para producir
café y le entregó insumos baratos. (…) Los mismos cafetaleros se
pusieron directamente al frente del Gobierno. Para 1895 una mayoría
de diputados en la legislatura salvadoreña eran cafetaleros”.49

47 http://www.yachay.com.pe/especiales/7ensayos/ENSAYOS/Ensayo3G.htm
48 Jorge Núñez sánchez: De la Noche al Alba, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 2009, p. 58.
49 En Equipo Maíz: Vida de Farabundo Martí, Editorial Equipo de Maíz, San Salvador,
pp.4-5.
69
José Gregorio Linares

2. La explotación de mano de obra ajena, a la cual no se le permite o se


le limita el ejercicio del derecho a la propiedad. De este modo, los
propietarios originales son privados de su propiedad —la tierra— y
pasan a ser fuerza de trabajo —“enfeudada” o esclava— al servicio
de los nuevos dueños de los medios de producción. A partir del
momento de la expropiación el rol de los propietarios originarios
se limita a ser mano de obra encadenada al nuevo régimen de
explotación, sin posibilidad alguna de poseer propiedades o
recuperar sus posesiones sin enfrentarse a los “usurpadores legales”.
Durante la Colonia, por ejemplo, los indígenas fueron sometidos
al régimen de las encomiendas, por medio de las cuales a los
conquistadores se les asignaba un lote de tierra y una cantidad de
indios para que las trabajasen gratuitamente. Luego se estableció
un nuevo tipo de encomienda por medio de la cual se les impuso el
pago de tributos en especie y en trabajo. Posteriormente, durante
la República, se les contrata como peones de hacienda y más
tarde, como trabajadores en las fábricas o como sirvientes en las
casas de los “ricos”. Siempre con el mismo desprecio y siempre con
la impronta racista la explotación ha sido inmisericorde y ha estado
asociada a la gran propiedad. Así lo explica José Carlos Mariátegui:
“Las leyes del Estado no son válidas en el latifundio, mientras no
obtienen el consenso tácito o formal de los grandes propietarios. La
autoridad de los funcionarios políticos o administrativos, se encuentra
de hecho sometida a la autoridad del terrateniente en el territorio de
su dominio. Este considera prácticamente a su latifundio fuera de la
potestad del Estado, sin preocuparse mínimamente de los derechos
civiles de la población que vive dentro de los confines de su propiedad.
Cobra arbitrios, otorga monopolios, establece sanciones contrarias
siempre a la libertad de los braceros y de sus familias. Los transportes,
los negocios y hasta las costumbres están sujetos al control del
propietario dentro de la hacienda. Y con frecuencia las rancherías que
alojan a la población obrera, no difieren grandemente de los galpones
que albergaban a la población esclava. El “gamonalismo”.50 invalida
inevitablemente toda ley u ordenanza de protección indígena. El
hacendado, el latifundista, es un señor feudal. Contra su autoridad,
50 Latifundismo con connotaciones racistas.
70
La utopía posible
sufragada por el ambiente y el hábito, es impotente la ley escrita. El
trabajo gratuito está prohibido por la ley y, sin embargo, el trabajo
gratuito, y aun el trabajo forzado, sobreviven en el latifundio. El juez, el
subprefecto, el comisario, el maestro, el recaudador, están enfeudados
a la gran propiedad.51

3. El uso de los mecanismos de poder para cohonestar estas


expropiaciones. La “legalización del saqueo” por medio de los
títulos de propiedad. Ahora bien, la voracidad de los propietarios
usurpadores no terminó durante la Colonia. A lo largo de la historia
hubo reacomodos de la propiedad, la cual fue pasando de unos a
otros propietarios de acuerdo a las correlaciones de fuerza de las
clases y sectores de clase en conflicto. Por ejemplo, la Iglesia fue
una gran propietaria durante la época colonial y la dimensión de
sus propiedades —que por razones legales podían acrecentarse mas
no dividirse debido al régimen de “manos muertas” que prohibía
su venta— y a veces sus políticas, demasiados “independientes”
en algunos casos entre algunas órdenes, generaron molestias entre
la monarquía y los sectores civiles y políticos que codiciaban sus
bienes. Tal fue el caso de los jesuitas, los cuales fueron expulsados
de América por orden real, en abril de 1767. Sus propiedades
fueron confiscadas y vendidas al mejor postor. Para encargarse
del cumplimiento de tales medidas se instituyó en cada una de
las colonias españolas a una “Dirección de Temporalidades”. El
Estado español aspiraba a vender preferentemente al contado las
propiedades jesuíticas, pero en América,
“Esas propiedades fueron vendidas a crédito, generalmente a amigos
o allegados de las autoridades. Así, pues, no fue casual que entre los
adquirientes de los “bienes de temporalidades” hayan figurado a la
cabeza los patriarcas de las familias aristocráticas que se destacaban
por su audacia empresarial o habilidad política, junto a comerciantes
“ennoblecidos” por su fortuna y empleados chapetones influyentes o
enriquecidos en la función pública.(…) Sospechoso fue, sin duda, el
hecho de que los mismos Directores Generales de Temporalidades,

51 José Carlos Mariátegui: Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Fundación


Biblioteca Ayacucho, Caracas, pp. 26 y 71.
71
José Gregorio Linares

encargados de dirigir esa “privatización”, fuesen los compradores de


algunas de las mejores propiedades rematadas”. 52
Por otra parte, en la medida en que iban acumulando y concentrando
propiedades, los nuevos dueños se preocuparon de idear mecanismos
que garantizasen, a largo plazo, el mantenimiento de la gran propiedad
y el respectivo poder y prestigio que ésta les confería a sus familias. Así
instituyeron, por ejemplo, el mayorazgo, figura jurídica de origen feudal
mediante la cual sólo hereda el hijo varón primogénito la totalidad
de la herencia, la cual no podía ser vendida, embargada o enajenada.
Todos los bienes que formaban parte del mayorazgo eran heredados
indisolublemente por un solo heredero. Los restantes hijos sólo podían
heredar los bienes libres que los padres poseyeran, usualmente escasos.
El propósito principal era perpetuar en una familia la gran propiedad,
al impedir expresamente el fraccionamiento de los más grandes
patrimonios y la disolución social de las grandes familias. El mayorazgo
estaba dirigido a beneficiar exclusivamente a los grandes propietarios
y sus descendientes. De este modo, la gran propiedad se cuidaba a sí
misma. En efecto:
“El mayorazgo era una institución excepcional, a la que sólo tenían
acceso las grandes familias aristocráticas, y eso, siempre que poseyeran
una base económica sólida, saneada y suficiente como para sostener
las obligaciones propias de tal entidad legal. Tan excepcional era
el mayorazgo que para constituirlo, hacía falta cédula real y expresa
confirmación posterior de la corona, que de este modo se aseguraba
que se beneficiara de tal institución legal únicamente las familias que
fueran, a la vez, de gran riqueza y de gran alcurnia”.53
Por otro lado, cada gobierno en Latinoamérica sirvió para convertir
en grandes propietarios a sus favoritos. Por ejemplo, en Venezuela el
proceso de acumulación y concentración de la propiedad ha estado
íntimamente ligado al Poder. De acuerdo al estudioso del tema José
Monsalve Cáceres:
“Como ejemplo resaltante, por los años 20 ó 30 del siglo pasado se
registra el caso de la familia Max Valladares, compadre del presidente
52 Jorge Núñez Sánchez: Op.cit., pp.123-124.
53 Ibid., p. 95.
72
La utopía posible
de la República para entonces, Juan Vicente Gómez, el cual le dio en
“concesión petrolera” más de la mitad del territorio nacional y luego el
señor Max Valladares se las vendió a las trasnacionales del petróleo al
día siguiente de su obtención. La familia en cuestión de inmediato se
residenció en Francia para siempre”.54

También las aristocracias extranjeras se han beneficiado de las dádivas


de los gobiernos complacientes y entreguistas. En Perú, por ejemplo, en
los albores del siglo XX:
“Los intereses extranjeros no se limitaron al control de la minería,
sino que también se extendieron hacia las plantaciones de azúcar,
producto que ya ocupaba un lugar destacado en el conjunto de las
exportaciones peruanas. Un ejemplo emblemático de esa explotación
fue la construcción de Casa Grande, una de las haciendas azucareras
más grandes del planeta, una especie de ciudad-factoría proyectada
en Alemania, y que era propiedad de la familia Gildemeister. La
corrupción y la complicidad de los gobiernos peruanos con los
monopolios facilitaron también la entrega del petróleo y la instalación
de compañías como la Petroleum Co., filial de la Standard Oil, que
había logrado no pagar impuestos gracias al laudo de un tribunal
internacional que olvidó considerar los intereses del Estado peruano.
A tal extremo llegó ese sometimiento que, durante muchos años, en
Europa diversos documentos consideraban al Perú una provincia de la
Standard Oil”.55

4. La difusión de una ideología que justifica el despojo y defiende el


nuevo status quo. En el caso de los pobladores originarios, a quienes
se les llamó “vasallos libres del Rey”, el simple argumento de que
no tenían alma ni razón era suficiente para negarles el derecho a la
propiedad y a gobernarse; a eso se le agregó la opinión de que eran
flojos e indolentes. En el caso de la medida de expulsión contra los
jesuitas y de la incautación de sus bienes, según los “ideólogos” la
decisión obedecía:

54 José Monsalve Cáceres: La oligarquía venezolana y el fetiche de la propiedad privada,


Universidad Bolivariana de Venezuela, Caracas, p. 8.
55 Luis Sicilia: José Carlos Mariátegui, un marxismo indígena, Edic. Capital Intelectual,
S.A., Buenos Aires, 2007, p. 22.
73
José Gregorio Linares

1º A la usurpación de diezmos o violación de ellos hecha a las


iglesias.
2º A la quema realizada por la Compañía de muchos libros
sagrados.
3º Al régimen independiente y “despótico” de las Misiones del
Paraguay.
4º A la constante intromisión en política.
5º A su participación en rebeliones indígenas.
6º A la predicación contra el gobierno.
De igual manera, tratándose de la expropiación de las tierras de
propiedad comunitaria, el argumento “ideológico” que sirvió para
enmascarar el despojo fue éste:
“La existencia de tierras bajo la propiedad de las comunidades impide
el desarrollo agrícola, estorba la circulación de la riqueza y debilita los
lazos familiares y la independencia del individuo. Su existencia contraría
los principios económicos y sociales que la República ha adoptado”.56

En lo relativo a la entrega de nuestras riquezas a las casas extranjeras,


el argumento ideológico es muy sencillo: Nuestras oligarquías y sus
respectivos gobiernos pensaban que las “inversiones extranjeras”
son indispensables en el proceso civilizatorio, y en la lucha contra la
barbarie. Siempre ha estado presente la idea del “destino manifiesto” de
las grandes naciones sobre las colonias o semicolonias.
5) El uso de la violencia y la fuerza por parte de los “expropiadores”
para evitar la “expropiación de los expropiadores”; es decir, para
impedir que les quiten lo que “legítimamente” no es de ellos,
alegando el “derecho a la propiedad” que ellos han burlado. En otras
palabras, los intentos de los propietarios originarios —dirigidos
a recuperar sus antiguas propiedades, a cuestionar los derechos
56 “Ley de Extinción de comunidades, Febrero de 1881”, en Equipo maíz, Vida de
Farabundo Martí, cit., p. 4.
74
La utopía posible
de los “nuevos propietarios”, o a conquistar espacios de poder
que les permitan el usufructo de la propiedad— son severamente
interferidos y reprimidos. Esto ocurrió, por ejemplo, en Nicaragua
en tiempos de Sandino. Éste, como parte de la política dirigida
a rescatar la soberanía nacional y el empoderamiento del pueblo,
comenzó a organizar cooperativas de producción agrícola, minera,
artesanal e industrial en algunas regiones del país.
La oligarquía se alarmó: unos cuantos campesinos y proletarios
se atrevían a usufructuar pequeñas parcelas privadas, a colectivizar
la propiedad territorial, a trabajar las minas, a tomar las fábricas y a
establecer relaciones de producción de tipo cooperativo y ayuda mutua.
Y lo que es peor: estaban siendo exitosos y contagiaban con su ejemplo
al resto de la población. Así que le dieron muerte al promotor de tan
peligrosa iniciativa y acabaron cruentamente con la experiencia de
redistribución de la propiedad:
“…patrullas de la Guardia nacional cayeron sorpresivamente sobre
los campamentos de las cooperativas agrícolas del río Coco y más de
trescientos campesinos fueron masacrados”. 57

Por tanto, la expropiación de los grandes propietarios y la


democratización de la propiedad es un acto de justicia histórica. La
expropiación de los latifundistas y la redistribución de las tierras ha sido la
motivación de gran parte de los movimientos sociales en América Latina
y el Caribe, donde la riqueza tiene como base la gran propiedad territorial
y la explotación del trabajo. También la lucha contra los monopolios de
cualquier tipo ha incitado a los pueblos a emprender el combate.
Este enfrentamiento contra la gran propiedad tiene importantes
antecedentes en los distintos movimientos sociales en pro de la redistribución
de la propiedad, por el rescate de las tierras comunales, y por la socialización
de la propiedad que se ha dado a lo largo de toda la historia de América
Latina y el Caribe. Muchos personajes de la historia, cuyo verdadero aporte
ha sido desfigurado, nos indican el camino a seguir.

57 Idem.
75
José Gregorio Linares

Me voy a permitir reiterar sólo seis de ellos: Simón Bolívar, Antonio


José de Sucre, Simón Rodríguez, Ezequiel Zamora, Francisco Bilbao y
Emiliano Zapata.
No se puede ensalzar a ninguno de estos protagonistas de la historia
del continente sin destacar sus puntos de vista y sus medidas contra
los grandes propietarios, sus luchas por la redistribución de la gran
propiedad y su pasión por la justicia social.
3.5. Simón Bolívar se enfrenta a los oligarcas
A pesar de su origen mantuano, Simón Bolívar va superando los estrechos
intereses de su clase, la cual defendía la gran propiedad territorial y los
privilegios que de ella se desprenden, como por ejemplo la esclavitud,
la servidumbre de los indígenas, los prejuicios antipopulares propios de
los “ricos”.
Su mentalidad no se corresponde a la del mantuanaje, del cual se
deslinda al calor de la lucha emancipadora. Por eso la clase social a la cual
pertenece no le perdona. Mientras dura la lucha por la independencia le
apoya, siempre y cuando no afecte sus intereses económicos. En virtud
de que la principal fuerza de trabajo en sus latifundios era la mano de
obra esclava, los mantuanos se opusieron a los proyectos abolicionistas
de Bolívar. Porque necesitaban a los indios en calidad de siervos se
opusieron a sus decretos de reparto de tierras y de nuevas condiciones
de trabajo para ellos. Querían el poder político pero sin afectar las
relaciones de producción predominantes. Anhelaban la independencia
de España mas no deseaban alterar los beneficios que le aportaban sus
grandes propiedades.
Una vez concluida la independencia, al viejo “mantuanaje” se le unió
una nueva “aristocracia de la lanza”, tan ambiciosa de propiedad, de
esclavos y de siervos indígenas como la antigua, con la que se integró
hasta hacer un solo bloque cuya única ambición era explotar a los
negros y a los indios, acumular riquezas, y mantenerse en el poder para
desde allí seguir acrecentando su fortuna a través de los nuevos caminos
que se le abrían, entre ellos el peculado, las comisiones, los negocios con
76
La utopía posible
el gobierno, la banca, el comercio internacional, los lazos de familia.
No se crea que, como nos lo quiere hacer ver cierta historiografía
de ojos vendados, la oposición a Bolívar por parte de Páez y Santander,
por ejemplo, tiene carácter personal. Por supuesto que en todo hecho
humano el elemento individual tiene alguna importancia en los
conflictos, pero la razón profunda de la contradicción es de clase:
una oligarquía integrada por antiguos y nuevos grandes propietarios,
enfrentada a un sector encabezado por Bolívar quien había superado
sus estrechos intereses de clase y ya comenzaba a defender los intereses
de un pueblo que se había sacrificado en las batallas y que, una vez
finalizada la contienda militar, seguía tan pobre y tan despreciado como
antes.
Por eso Bolívar fue vilipendiado, traicionado, condenado al exilio.
Por eso sus planes fueron boicoteados y sus bienes confiscados. Por esa
razón se le intentó matar en varias oportunidades. Al Libertador
“…su clase social lo perseguía, como si hubiese sido un animal dañino.
Sólo porque no se había plegado a las ambiciones de los antiguos y
nuevos gobernantes, porque había querido constantemente la libertad
de los esclavos, la redención de los indígenas, la economía organizada
racionalmente”.58

Las propuestas de Bolívar socavaban el poder de la oligarquía,


minaban las relaciones de producción sobre las que se fundaba la gran
propiedad, le quitaban sus prerrogativas sobre la fuerza de trabajo
esclava e indígena, atentaban contra la gran propiedad territorial.
• La libertad absoluta de los esclavos
Bolívar decretó en junio de 1816 al regresar de Haití: “La libertad
absoluta de los esclavos que han gemido bajo el yugo español en los tres
siglos pasados”, su única condición era que se enrolaran en el ejército
patriota y junto con sus hermanos lucharan por la independencia.
Luego, en julio del mismo año ratifica: “La naturaleza, la justicia y
la política piden la emancipación de los esclavos”. En el Congreso de
58 Miguel Acosta Saignes: Dialéctica del Libertador, Ediciones de la UCV, Caracas, p. 101.
77
José Gregorio Linares

Angostura en 1819 dijo a los legisladores: “Yo imploro la confirmación


de la libertad absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la
vida de la República”. En julio de 1821 formula la siguiente petición al
Congreso de Cúcuta:
“El Congreso General (…) puede decretar la libertad absoluta de
todos los [esclavos] colombianos al acto de nacer en el territorio de la
República (…). Sírvase V.E. elevar esta solicitud de mi parte al Congreso
de Colombia, para que se digne concedérmela en recompensa de la
batalla de Carabobo, ganada por el Ejército Libertador, cuya sangre ha
corrido sólo por la libertad”.
Luego, en el mensaje introductorio del proyecto de Constitución de
la República de Bolivia (1825) señaló:
“…he conservado intacta la ley de las leyes, la igualdad (…). A
sus pies he puesto cubierta de humillación, a la infame esclavitud.
Legisladores: la infracción de todas las leyes es la esclavitud. La ley
que la conservara sería la más sacrílega. Qué derecho se alegaría para
su conservación? Mírese este delito por todos los aspectos y no me
persuado que haya un solo boliviano tan depravado que pretenda
legitimar la insigne violación de la dignidad humana. ¡Un hombre
poseído por otro! ¡Un hombre propiedad! (…). ¡Dios ha destinado
al hombre a la libertad!”.
Cada medida de Bolívar en materia social era mirada con recelo y
antipatía por los oligarcas. Ni siquiera las conveniencias políticas del
momento los hacían renunciar a sus intereses de clase. De inmediato
desencadenaban toda su sapiencia legal para desnaturalizar cualquier
medida popular, o todo el poder de la arrogancia y la burocracia para
entorpecerla. Los grandes propietarios —herederos de los conquistadores
que les arrebataron sus tierras a los indígenas—, y los nuevos dueños —
usurpadores de los derechos de los soldados de la Independencia y de los
pequeños propietarios que se habían levantado— constituyen una sólida
oligarquía, propietaria de los latifundios y de la mano de obra esclava
que constituye la fuerza de trabajo que produce las riquezas. De allí que,
cualquier decisión que tomara el Libertador con respecto a los esclavos,
afectaba a la gran propiedad y en consecuencia sería adversada por los
terratenientes y los políticos que les servían.
78
La utopía posible
• Distribución de tierras entre los indígenas
Otro tanto puede decirse de los decretos que promulgó Bolívar en
contra de la servidumbre y el cobro de tributos a los indígenas, y a
favor de repartirles tierras. Así:
“Deseando corregir los abusos introducidos en Cundinamarca en la
mayor parte de los pueblos de naturales,59 así contra sus personas como
contra sus resguardos y aun contra sus libertades, y considerando que
esta parte de la población de la República merece las más paternales
atenciones del gobierno por haber sido la más vejada, oprimida y
degradada durante el despotismo español…”.60

Tales decretos son:


a) El de Cundinamarca (Colombia), del 20 de mayo de 1820;
b) el de Trujillo (Perú) del 8 de abril de 1824;
c) el del Cuzco (Perú) del 4 de julio de 1825, y
d) el de Chuquisaca (Bolivia) del 14 de diciembre de 1825.
El 20 de mayo de 1820 desde Cúcuta, Bolívar decreta la restitución
de los resguardos comunales a sus legítimos propietarios:
“Artículo 1°:  Se devolverá a los naturales, como propietarios legítimos,
todas las tierras que formaban los resguardos según sus títulos, cualquiera
que sea el que aleguen para poseerlas los actuales tenedores”. [Itálicas
nuestras]

“Artículo 3°: Integrados los resguardos en lo que se les haya usurpado,


los jueces políticos repartirán a cada familia tanta extensión de terreno
cuanto cómodamente pueda cultivar cada una, teniendo presente el
número de personas de que conste la familia y la extensión total de los
resguardos”. [Itálicas nuestras]

“Artículo 12: Ni los curas, ni los jueces políticos, ni ninguna otra persona
empleada o no, podrán servirse de los naturales de ninguna manera, ni
59 Esto es, indígenas.
60 Decreto de Protección a los naturales de Cundinamarca, 20 de mayo de 1820. Véase en
Decretos del Libertador, Tomo I, Biblioteca de Autores y Temas Mirandinos, Los Teques,
1983, p. 194.
79
José Gregorio Linares

en caso alguno, sin pagarles el salario que antes estipulen en contrato


formal celebrado a presencia y con consentimiento del juez político. El
que infringiere este artículo pagará el doble del valor del servicio hecho
y los jueces políticos exigirán esta multa irremediablemente a favor del
agraviado por la menor queja que tengan; cuando los jueces mismos
sean los delincuentes, serán los gobernadores políticos los que exigirán
la multa dicha”.
“Artículo 13: La misma disposición del artículo 12 comprende a las
cofradías cuyos ganados no pastarán en los resguardos si no pagan
arrendamiento, ni serán guardados por los naturales sino del modo
dicho en el artículo precedente”.
“Artículo 14:  Cesarán absolutamente desde este momento, como
escandalosas y contrarias el espíritu de la religión, a la disciplina de
la Iglesia y a todas las leyes, las costumbres de no administrar los
sacramentos a los feligreses mientras no han pagado los derechos de
cofradía y congrua, la de obligarlos a que hagan fiestas a los santos y la
de exigirles derechos parroquiales de que están exentos los naturales por
el estipendio que da el Estado a los curas. Los curas que contravinieren
a este artículo, continuando los mismos abusos, sufrirán el rigor de
las leyes en un juicio severo, y al efecto los jueces políticos velarán la
conducta de los curas para dar cuenta al gobierno de la menor falta que
noten en esta parte y que se provea lo que corresponden”.
“Artículo 15:  Los naturales, como todos los demás hombres libres de la
República, pueden ir y venir con sus pasaportes, comerciar sus frutos y
efectos, llevarlos al mercado o feria que quieran, y ejercer su industria
y talentos libremente del modo que ellos elijan sin que se les impida”.
“Artículo 16:  El presente decreto no sólo se publicará del modo
acostumbrado, sino que los jueces políticos instruirán de su contenido
a los naturales, instándolos a que representen sus derechos aunque sea
contra los mismos jueces y a que reclamen cualquiera infracción que
se cometa”.
Desde Bogotá, el 16 de enero de 1821, Bolívar exige que se respete la
propiedad, “que se ampare a estos indios (…) para que no se les estreche en
sus heredades, y por el contrario se les ensanche cuanto sea necesario. Siendo
ésta la voluntad del Gobierno porque así lo exige la justicia”. Insiste, el
12 de febrero de 1821, en que el propósito del Estado es “hacer entrar

80
La utopía posible
a los indios en posesión de sus territorios y procurarles una cómoda y
fácil subsistencia”. Conmina al destinatario a que “En cualquier caso de
duda, consulte Ud. el interés y ventaja de los indios”. El espíritu de estas
leyes y decretos es mantenido por Bolívar a lo largo de toda su vida.
El 8 de abril de 1824 decreta en la ciudad peruana de Trujillo repartos
de tierras entre los indígenas. Este histórico decreto se inicia advirtiendo
“la decadencia de la agricultura de estas provincias”, que el Libertador
atribuye principalmente al desaliento con que se labran las tierras por
hallarse la mayoría de ellas “en posesión precaria o en arrendamiento”.
Bolívar ordena: (Art. 2) que sean vendidas las tierras pertenecientes al
Estado, pero excluye de la venta “las tierras que tienen en posesión los
denominados indios; antes bien, se los declara propietarios”; (Art. 3) que
se repartan “las tierras llamadas de comunidad entre todos los indios que
no gocen de alguna otra suerte de tierra, quedando dueños de ellas”;
(Art. 4) que el reparto de tierras se haga de modo justo, asignándole más
terrenos al indígena casado y con familia que al que no lo sea; (Art. 5)
asimismo dispone que en la mensura de los terrenos deberán considerarse
las circunstancias de cada provincia y las tierras que con perjuicio de unos
indios se hubiere dado a otros en vía de posesión.
En el decreto del 4 de julio de 1825 de la ciudad del Cuzco en Perú,
Bolívar amplía aquellas disposiciones y declara que para siempre los indios
quedaban exentos de cualquier clase de servicio personal obligatorio. Al
respecto, explica Daniel Florencio O´Leary (1801-1854) en sus Memorias:
“El trabajo de la mita que desde el año anterior había abolido, no era
la única carga bajo la cual gemía el indio miserable; un sinnúmero de
injusticias le oprimían y cualquiera de ellas hubiese bastado a abrumarle. 
El corregidor, el cura, el agricultor, el minero, el mecánico, todos y cada
uno de ellos eran sus opresores, obligándole a cumplir los contratos más
onerosos y fraudulentos; la vida para él era una maldición bajo tamaña
servidumbre; hasta los consuelos de la religión se le vendían a precio de oro. 
Pero en defensa de los indios impuso el Libertador su autoridad expidiendo
decretos para extirpar tantos abusos; prohibiendo bajo las penas más
severas que se les emplease en ningún trabajo sin que precediese un ajuste
libremente estipulado. En las obras públicas de utilidad general, en que

81
José Gregorio Linares

hasta entonces habían sido ocupados indios exclusivamente, ordenó que los
demás ciudadanos compartiesen con ellos la carga por iguales partes, y que
cesasen las extorsiones a que antes se les habían compelido”.61
Pero el Libertador no se queda allí: El 14 de diciembre de 1825, en
la ciudad boliviana de Chuquisaca, Bolívar decreta la distribución de
tierras para los indígenas. Entre los considerandos establece:
1º Que a pesar de las disposiciones de las leyes antiguas nunca se ha
verificado la repartición de las tierras con la proporción debida; 2º Que
la mayor parte de los naturales han carecido del goce y posesión de ellas;
3º Que mucha parte de dichas tierras, aplicables a los llamados indios,
se hallan usurpadas con varios pretextos… 4º Que el uso precario que
se les concedió en el gobierno español ha sido sumamente perjudicial a
los progresos de la agricultura y a la prosperidad del Estado.
En virtud de lo antes dicho, Bolívar decreta: 1º Que se ponga en
ejecución lo mandado en los artículos 3º, 4º y 5º del decreto dado
en Trujillo (Perú) a 8 de abril de 1824 sobre repartición de tierras de
comunidad. 6º Cada indígena, de cualquier sexo o edad que sea, recibirá
un topo de tierra en los lugares pingües y regados. 7º En los lugares
privados de riego y estériles, recibirán dos topos.62 8º Los indígenas que
fueron despojados de sus tierras en tiempo del gobierno español para
recompensar con ellas a los llamados pacificadores de la revolución del
año 14, se les compensará en el repartimiento que se haga de las tierras
de comunidad con un tercio más de terreno que el que se asigne a los
demás que no hayan experimentado este perjuicio. 9º Que la propiedad
absoluta, declarada a los denominados indios en el artículo 2º del citado
decreto, se entienda con la limitación de no poderlos enajenar hasta el
año 50 y jamás en favor de manos muertas63 [la Iglesia], so pena de
nulidad.
Esta última precaución no era infundada, pues la Iglesia era
propietaria de latifundios a lo largo y ancho de toda América del Sur.
61 Alfonso Rumazo González: Daniel Florencio O’Leary, Edecán del Libertador, Ediciones
de la Presidencia de la República, Caracas, p.120.
62 Un topo equivale a legua y media.
63 Se refiere a la Iglesia.
82
La utopía posible
Por ejemplo: “En 1854 un viajero extranjero consigna que los conventos
poseían casi la mitad de la propiedad raíz en Bogotá”.64

En fin, para Bolívar los indígenas eran ciudadanos a quienes debía


otorgárseles el derecho al uso y disfrute de la propiedad:
“La declaración de que los indios son propietarios individualmente
de las tierras que poseen reviste gran importancia, pues establece
el principio según el cual la posesión equivale al título de propiedad
y que ésta implica la libertad de disponer del bien sin limitación
alguna.(…) Bolívar no consideró a los indios ocupantes precarios
sino implícitamente legítimos poseedores y propietarios (…)
Además, Bolívar afirma el derecho de los indios como condóminos a
la justa partición de dichas tierras en parcelas familiares. De manera
que mientras no se ejecutara la partición ordenada, el conjunto
de indios continuaba teniéndolas en propiedad. Finalmente, es de
verdad notable que Bolívar concibiera como postulado jurídico
que las tierras debían ser adjudicadas de preferencia a quienes
las trabajaban tanto si se trataba de los indios como de cualquier
otra persona.(…) En síntesis, puede concluirse que la legislación
bolivariana sobre reparto de tierras y derechos de los indios estaba
orientada a una transformación de la estructura agraria de la
América andina basada en la difusión y consolidación equilibrada
de la pequeña propiedad campesina y de la mediana propiedad
directamente conducida, libres de trabas feudales, para detener el
latifundio y elevar la producción y productividad agropecuarias”.65
[Itálicas nuestras]

Esta normativa bolivariana que restituye el derecho de propiedad a sus


dueños originarios es mal vista y adversada por los oligarcas. Los indios
no tienen propiedades. La tierra es de los gamonales, los estancieros y
los mantuanos aunque Bolívar diga lo contrario y se haya atrevido a
decretarlo. ¿Pero a quién le importan las circulares y los papeles? Total,
esos indios no saben leer ni escribir. Por tanto, los decretos de Bolívar
serán, también, letra muerta.

64 Víctor Manuel Patiño: La tierra en la América Equinoccial.


65 Guillermo Figallo: Los decretos de Bolívar sobre los derechos de los indios y la venta de
tierras de las comunidades, pp. 115-131
83
José Gregorio Linares

• Distribución de propiedades entre los soldados libertadores


Algo similar ocurrió con los decretos de Bolívar tendientes al fomento
de la pequeña y mediana propiedad privada como recompensa a los
servicios prestados a favor de la República. De fecha 10 de octubre de
1817, un decreto estableció la Ley de Repartición de Bienes Nacionales:
“Considerando que el primer deber del Gobierno es recompensar
los servicios de los virtuosos defensores de la República, que
sacrificando generosamente sus vidas y propiedades por la libertad
y felicidad de la patria, han sostenido y sostienen la desastrosa guerra
de la Independencia, sin que ni ellos ni sus familias tengan los medios
de subsistencia; y considerando que existen en el territorio ocupado
por las armas de la República, y en el que vamos a libertar, poseído
hoy por los enemigos, multitud de propiedades de españoles, y
americanos realistas, (…) que (…) deben secuestrarse y confiscarse,
he venido en decretar y decreto lo siguiente: Artículo 1°: Todos los
bienes raíces e inmuebles, que (…) se han secuestrado y confiscado,
o deben secuestrarse y confiscarse, y no se hayan enajenado ni
puedan enajenarse a beneficio del erario nacional, serán repartidos y
adjudicados a los generales, jefes, oficiales y soldados de la República.
(…) Artículo 4º: Si hecho el cómputo del valor de las propiedades
partibles, no alcanzare éste a cubrir todas las partes, el Gobierno ofrece
suplir la falta con cualesquiera otros bienes nacionales y principalmente
con las concesiones de terrenos baldíos”.

En el artículo 7 Bolívar, en actitud francamente cooperativista prevé que


“…el Gobierno cuidará de que las particiones se hagan del modo más
conforme a los intereses de todos, para lo cual podrán acomunarse o
acompañarse muchos, y solicitar se les conceda tal finca”.

El mayor contingente de militares de las filas patriotas lo conformaba


gente del pueblo sin bienes ni propiedades; por consiguiente, era
justo que esta gente que arriesgaba su vida por la República fuera
recompensada con un patrimonio apropiado del que pudiese valerse
para vivir dignamente una vez finalizada la contienda.
Pero, si los decretos de Bolívar a favor de los esclavos y los indios
fueron letra muerta, sus decretos en pro del reparto de tierras entre el
84
La utopía posible
pueblo que luchaba por la independencia se convirtieron en letras de
cambio. Muchos oficiales provenientes de la oligarquía y los militares
oportunistas que procedían de las clases bajas y medias querían
consolidarse como latifundistas y grandes propietarios. Compraron los
títulos de propiedad a los soldados y militares pobres, y se quedaron
con sus tierras.
Así surgió una nueva oligarquía, tan enemiga de Bolívar y sus sueños
de justicia social, como lo era la vieja clase de hacendados y ricos a los
que Bolívar, con su pasión de igualdad, había enfrentado a pesar de su
propio origen social.
De haberse respetado los decretos de Bolívar en defensa de la propiedad
comunal (los resguardos) de los indígenas, eliminada la servidumbre,
abolida la esclavitud, repartido las tierras entre los militares que lucharon
por la Independencia, entonces la distribución de la propiedad y de las
riquezas en América Latina habría sido quizás más equitativa y justa y, en
consecuencia, habría habido más prosperidad y estabilidad.
Si en lugar de esa concentración de la propiedad en manos de
unos pocos se hubiera respetado el espíritu de las leyes bolivarianas en
relación con la propiedad tendríamos —en vez de una inmensa masa
de trabajadores empobrecidos y descontentos, explotados y burlados
por unas minorías codiciosas y mezquinas— un continente con una
población próspera, conformada por pequeños y medianos propietarios,
y por gente “con capacidad de asociarse “del modo más conforme a
los intereses de todos, para lo cual podrán acomunarse o acompañarse
muchos”, según lo decretado.
3.6. Simón Rodríguez: “Cuidar de TODOS, sin excepción”
“Don Simón Rodríguez era un verdadero reformador, cuyo puesto
estaba al lado de Owen, de Saint-Simón y de Fourier”. Esto lo dice J.
V. Lastarria, quien conoció a Simón Rodríguez en casa de Andrés Bello.
Sin duda, Simón Rodríguez tuvo afinidad con el socialismo, y como
socialista se opuso a la gran propiedad privada.

85
José Gregorio Linares

En alegato contra los grandes propietarios, decía: “el país no es,


ni será jamás, propiedad de una persona, de una familia, ni de una
jerarquía, ante familias y jerarquías que se creen dueñas no sólo del
suelo sino de sus habitantes”. Y agregaba:
“No es país libre el que teme la desigualdad de derechos, ni próspero el
que cuenta millones de miserables. No hay libertad donde hay amos, ni
prosperidad donde la casualidad dispone de la suerte social”.

Explica que “EN TODA OCUPACIÓN… EN TODA EMPRESA,


ha de regir la idea de la Sociabilidad”. Y es que para nuestro Robinson
la propiedad debía tener un fin social y estar sometida al control de
las autoridades. Se oponía a las grandes empresas que aprovechándose
de la libre competencia acababan con sus pequeños y medianos
competidores. Fue un adelantado en contra de los monopolios.
Enfatizaba: “Nadie tiene derecho para arruinar la industria ajena por
establecer la suya”. Asimismo denuncia las perversiones del modo de
producción y distribución predominante, el cual propiciaba el atraso de
nuestras naciones, afirmando:
“En el sistema antieconómico (…) de concurrencia o de oposición, el
productor es la víctima del consumidor, y ambos lo vienen a ser del
capitalista especulador”.

Contra los que ya para entonces sacralizaban el derecho a la propiedad


les recrimina su deseo de
“…convertir la usurpación en posesión natural o civil; la posesión, en
propiedad y, de cualquier modo, gozar con perjuicio de tercero, sea
quien fuere el tercero, a título de legitimidad (y la legitimidad es un
abuso tolerado), todo en virtud de enredos evasivos, dilatorios y otros,
de juicios posesorios, petitorios, y otros”.

Simón Rodríguez critica el espíritu de codicia de los propietarios que


olvidan la justicia social,
“El deseo de enriquecerse ha hecho todos los medios legítimos y todos
los procedimientos legales; no hay cálculo ni término en la Industria –
el egoísmo es el espíritu de los negocios y los negocios la causa de un
desorden que todos creen natural y de que todos se quejan”.
86
La utopía posible
Agrega:
“…la práctica de las naciones cultas, que amparan en la actual posesión
y protegen la propiedad de cosas mal adquiridas, mal transmitidas y
mal empleadas, por leyes que atienden más al por conviene que al porque
es justo”.

Pero no sólo se enfrenta a los oligarcas sino que propone alternativas


para sustituir la propiedad privada de los medios de producción por la
propiedad social de dichos medios. Nos decía:
“Si los americanos quieren que la revolución política (…) les traiga
verdaderos bienes, hagan una revolución económica (…) Venzan
la repugnancia a asociarse para emprender y el temor de aconsejarse
para proceder. Formen sociedades económicas que establezcan escuelas de
agricultura y maestranzas (…). Designen el número de aprendices, para
que los maestros no hagan de sus discípulos sirvientes domésticos. No
consientan que el comercio asalarie por su cuenta a los obreros, para
reducirlos a la condición de esclavos”.

Insiste —y esto es sumamente importante como medida para


romper la espina dorsal de la gran propiedad territorial mediante la
redistribución de la tierra— en que:
“…la intención no era (como se pensó) llenar al país de artesanos
rivales o miserables, sino instruir, y acostumbrar al trabajo, para hacer
hombres útiles, asignarles tierras y auxiliarlos en su establecimiento”.

Expresa de una manera muy particular su noción de la lucha de


clases:
“No hay simpatía verdadera sino entre Iguales. Simpatizan en apariencia
los Súbditos con los Superiores, porque el que obedece protege las
ideas del que manda; pero la antipatía es el Sentimiento natural de la
Inferioridad, que nunca es agradable”.

También dice metafóricamente:


“…por mucha razón que tenga un pastor para vender sus ovejas al
carnicero, ellas tendrán mucha más para escaparse, y harían muy bien
en defenderse si pudieran”.

87
José Gregorio Linares

Simón Rodríguez insiste en que la propiedad no es asunto exclusivo


de los propietarios y los comerciantes, sino que debe estar puesta al
servicio social; por consiguiente, el Estado debe establecer controles en
defensa de los ciudadanos y el bien común. La noción de propiedad no
puede estar al margen de la ética.
“Todos los que compran y venden son comerciantes; pero los gobiernos
deben considerar el comercio de otro modo que el mercader. El mercader
observa las necesidades, y para satisfacerlas calcula sus ganancias. El
gobierno considera las conveniencias económicas, morales y políticas
del comercio, para no exponer los intereses del productor, del
consumidor y del propagador mismo”.66

Simultáneamente con su propuesta de “socialización” de la economía


desarrolló visionariamente sus puntos de vista contra la alienación.
Decía:
“La división de trabajos, en la confección de las obras, embrutece a
los obreros. Si por tener tijeras superfinas y baratas hemos de reducir al
estado de máquinas a quienes las hacen, más valdría cortarnos las uñas
con los dientes”.

Simón Rodríguez cuestiona a la gran propiedad, la cual desde


las naciones imperiales avasalla a las naciones pobres, perjudica su
economía y le hace daño a la población. No se come el cuento de que
las metrópolis realizan una misión “civilizatoria”.
“No sé lo que entienda por civilización el que habla de pueblos
civilizados, tal vez creerá que deban reputarse por tales, porque
son cultos, ilustrados o sabios. Tal vez tomará por prosperidad la
preponderancia que adquieren algunas naciones en MASA a costa de la
conveniencia individual”.67

Simón Rodríguez fue un profundo crítico de las depravaciones


de la propiedad privada, de los males inherentes a la gran propiedad.
Vislumbró el camino a seguir para superar el sistema económico
basado en la explotación. Nos enseñó que la alternativa era eso que en
66 Alfonso Rumazo González: Ideario de Simón Rodríguez.
67 Idem.
88
La utopía posible
aquella época él llamaba “Socialización”, y que hoy nosotros llamamos
“Socialismo”, donde “debemos emplear medios TAN NUEVOS como
es NUEVA la idea de ver por el bien de TODOS”, donde la misión del
Gobierno sea “Cuidar de TODOS, sin excepción para que…cuiden
de sí MISMOS después, y cuiden de su GOBIERNO”. ¡Excelente
definición de socialismo! Y los socialistas seguimos luchando por el
mismo propósito: Cuidar de TODOS, sin excepción.
3.7. Antonio José de Sucre: “Tierras de comunidad
repartible a los naturales”
Antonio José de Sucre, siendo Presidente de Bolivia, se opuso al
acaparamiento de minas por parte de los monopolios. Expresó:
“Yo creo que tanto para la felicidad de las rentas, como para el provecho
del país y la seguridad del gobierno, sería conveniente prohibir la venta
de todas las minas a una sola compañía”. 68

También prohibió las usurpaciones de las tierras indígenas, y además


se planteó el rescate de la propiedad comunal y el reparto de tierras
entre las comunidades originarias. “Los pueblos indios prefieren ser
gobernados por el sistema anterior al de la constitución española y por
lo tanto mandan que V.S. comunique las órdenes necesarias para que se
restablezca aquel sistema puesto que ellos lo desean” (12 de octubre de
1820). Ordenó:
“Que los gobernadores de los cantones (…) formen un cómputo de las
tierras de comunidad repartible a los naturales, para saber si después de
dada a cada uno la cantidad de tierras que determinen los artículos 5,
6, 7 y 8, quedan algunas sobrantes y cuántas son, para que el gobierno
determine sobre ellas, bien haciendo alguna repartición o bien
aplicándolas a establecimientos en beneficio de los mismos pueblos”.69

Efectivamente, en lo que respecta a la propiedad de la tierra, Sucre


estableció las normas que debían cumplir los indígenas para solicitar
la dotación o consolidación de sus terrenos y, en ese sentido, por  Ley
68 Carta al secretario general del Libertador, fechada el 10 de noviembre de 1825.
69 Circular a los presidentes de los Departamentos, 26 de noviembre de 1825.
89
José Gregorio Linares

del 27 de septiembre de 1826, señaló de manera terminante que “el


indígena que quiera adquirir en perpetuidad los terrenos que hoy
ocupa y otros baldíos, podrá pedirlos por escrito ante el Gobernador
de su provincia” sin necesidad de recurrir a las autoridades burocráticas
centralizadas y evitando de esa forma trámites dilatados y engorrosos.
La dotación de esos terrenos sería naturalmente gratuita.
En virtud del enorme poder de la Iglesia —dueña de latifundios y de
esclavos, aunado a la prerrogativa de someter a los indios a condiciones
de servidumbre con sus correspondientes abusos— el Mariscal dispone
una serie de medidas, entre ellas, en 1826, la prohibición de obligar a
los indígenas a pagar las fiestas religiosas.
“No puede Ud. pensar las infamias que hacían los curas para exigir
a los indios el pago de estas fiestas; llegaba el caso de que cuando
un pobre no podía pagar los cincuenta o cien pesos de su fiesta, le
quitaban una hija, la más bonita, para venderla al uso del primero
que pagara (…) Estoy convencido de que [a los curas] no les satisface
sino dejarles sus inmunidades, las riquezas todas del país, y aun creo
que sería preciso entregarles el Gobierno mismo para que fueran
bien contentos”.

Sucre se enfrentó a los detentadores de la gran propiedad: a los


dueños de las minas, a los latifundistas. Respaldó a los trabajadores,
a los indígenas, a los más pobres. Afirmó la necesidad de acabar con
el trabajo gratuito a que eran sometidos los indígenas, impuso —
siguiendo a Bolívar—, la práctica del pago del trabajo en dinero y dictó
la orden suprema de fecha 17 de julio de 1826 por la cual dispuso
que “el soldado que tome a cualquier indio o lo ocupe, sea en lo que
fuese, sin pagarle, será castigado con 200 palos”, enérgica medida que
mostraba la decisión con que se quería aplicar el nuevo régimen de
producción.
Éste es el Sucre que nos quieren ocultar, el revolucionario
que fue asesinado en Berruecos por representantes de las mismas
oligarquías que hoy pretenden emboscar nuestros anhelos de justicia
y redención.
90
La utopía posible
3.8. Ezequiel Zamora: “Oligarcas, temblad”
En Venezuela, el “General del Pueblo Soberano”, Ezequiel Zamora
(1817-1860) movilizado por profundos ideales de justicia, lidera una
revolución campesina que intenta acabar con las desigualdades sociales
y repartir equitativamente las tierras entre quienes las trabajan. Afirma:
“La propiedad es un robo cuando no es consecuencia del trabajo. No
es lo mismo la propiedad del Marqués de Pumar que las propiedades
de los vegueros de El Totumal; en una tiene que haber robo, porque
cómo consiguieron estas tierras los señores del Pumar y cómo las
consiguieron nuestros amigos compañeros, los vegueros de El Totumal;
es una cosa que tenemos que averiguar (…). La tierra no es de nadie,
es de todos en uso y costumbres, y además, antes de la llegada de los
españoles (los abuelos de los godos de hoy) la tierra era común, como
lo es el aire, el agua y el sol (…). La propiedad del pueblo se respeta,
es sagrada, lo que debe secuestrarse son los bienes de los ricos porque
con ellos hacen la guerra al pueblo (…). Venezuela no será patrimonio
de ninguna familia ni persona (…). Luchamos para proporcionar una
situación feliz a los pobres (…). Los pobres nada tienen que temer,
no tienen nada que perder, que tiemblen los oligarcas, no habrá ricos
ni pobres, la tierra es libre, es de todos. No habrá pobres ni ricos, ni
esclavos ni dueños, ni poderosos ni desdeñados, sino hermanos que
sin descender la frente se traten bis a bis, de quien a quien. (...) todo
con el propósito de infundir a la tropa amor al pueblo y odio a los
ricos, aunque fueran liberales”. 70

Recoge el descontento de los campesinos, a quienes la oligarquía


goda les había arrebatado las tierras. Partiendo de la premisa de que
“los explotados forman parte de una sola familia”, enarbola la consigna
“Tierra y hombres libres”, y lanza el grito que aún hoy infunde miedo
a los enemigos de la igualdad social: “¡Oligarcas, temblad, viva la
libertad!”.
Entre las medidas de orden práctico que impulsa Ezequiel Zamora
están las siguientes:

70 Federico Brito Figueroa: Tiempo de Ezequiel Zamora. Fondo Editorial Lola Fuenmayor
de la Universidad “Santa María”, Caracas, 1986.
91
José Gregorio Linares

1. Prohibición del pago de rentas por el cultivo de la tierra, con


lo cual, en los hechos, les estaba cediendo la propiedad a los
jornaleros y limitando el derecho a la propiedad a los latifundistas,
quienes le demandan y combaten por atentar contra sus intereses.
2. Confiscación de las tierras de los latifundistas para distribuirlas
entre los campesinos, medida dirigida no sólo contra los
terratenientes del partido enemigo sino contra todos los
terrófagos, fuesen del bando que fuesen. Unas pocas familias,
descendientes de la antigua oligarquía criolla y unos cuantos
caudillos salidos de la guerra de independencia, reunieron en
sus manos inmensas propiedades y sometieron a la explotación
y al desprecio a los campesinos. El ejército dirigido por Zamora
se proponía acabar con esta oligarquía. Proclama la necesidad
de “Confiscar tierras para distribuirlas después (…) para eso,
hay que hacer la revolución”.
3. Aniquilación del peonaje y la “tienda de raya”, ya que este
sistema convierte a los campesinos en una suerte de siervos de
la gleba atados de por vida a las haciendas por medio de un
régimen de trabajo y deudas que los mantiene en la miseria.
Sustitución de estas inicuas relaciones de producción por otras,
basadas en la justicia social. En efecto, los esclavos liberados en
1854, se encontraron sin tierras, sin instrumentos de trabajo, y
sin ayuda para incorporarse activamente a la vida económica.
Estos ex esclavos, ahora convertidos en peones, tuvieron que
permanecer al servicio de sus antiguos amos, quienes fijaron
los salarios y las condiciones de trabajo a su antojo. Frente a
esta situación, Zamora predica:
“No haya más un veguero esclavo o medio esclavo (…). El veguero
también es un esclavo, tan esclavo como lo era el negro Mindonga o
Manuel Camejo hasta el decreto de marzo de 1854 (…). Los indios
sin sus resguardos y tierras de comunidad también son esclavos. La
papeleta de libertad sin libertad económica lleva a los manumisos
nuevamente al botalón del amo”. 71
71 Idem.
92
La utopía posible
4. Creación de espacios comunales para el usufructo de toda la
población. “Cinco leguas de tierra a la redonda y por los cuatro
puntos cardinales” para uso común de los habitantes de cada
pueblo, villa o caserío. Con ello promovía la estructuración de
una mentalidad y una praxis orientada al bien común.
5. Incluso algunos decretos parecen más un acto de amor y de
preocupación por los niños y niñas desposeídos que unas
medidas de carácter político. Entre ellas:
“Que los amos del hato empotren diez vacas paridas, de modo
permanente, en las tierras del común, para suministrar diariamente y
de modo gratuito, una botella de leche a los hogares pobres”.72

Todo ello iba a generar un certero golpe contra la gran propiedad


territorial y las relaciones sociales de producción que allí se desarrollan.
Tal como lo explica Luis Britto García, guionista de la excelente película
“Zamora” dirigida por Román Chalbaud:
“Tales consignas plantean una transformación total del modo de
producción: el paso de la propiedad privada sobre hombres y tierras
detentadas por una clase minoritaria, a la propiedad colectiva o bien
en pequeñas parcelas trabajadas por hombres libres en su propio
beneficio”.73

Esto significaba un lanzazo dirigido al corazón de los grandes


propietarios y por ello Zamora es traicionado por representantes de la
oligarquía de su propio partido. Muere asesinado por la espalda.
“Zamora tenía bajo su mando, al momento de su muerte, a 23.500
soldados de los tres ejércitos federales que lo habían reconocido como
Jefe. Luego de Santa Inés la oligarquía caraqueña inició planes urgentes
para huir hacia las Antillas”.74

Los federalistas llegan al poder sin Zamora, es decir, sin propuestas


sociales. Las consignas que había enarbolado no se convierten en
72 Idem.
73 Luis Britto García: “Zamora Socialista”, en Nuestro rol ante la historia. Cuaderno de
Formación Ideológica, Nº 1, PSUV, Caracas, p. 22.
74 Federico Brito Figueroa, Tiempo de Ezequielo Zamora.P. 435.
93
José Gregorio Linares

programa de gobierno. Los luchadores campesinos que le siguieron


perdieron al líder de una revolución que se planteaba liquidar la gran
propiedad territorial y transformar las relaciones de producción basadas
en la injusticia.
El grito de guerra de Zamora contra los oligarcas retumba en el
corazón de todos los explotados de América que combaten la gran
propiedad.
Frente a esta gran propiedad territorial —que ha generado baja
productividad de los suelos, pobreza de los jornaleros, mayor dependencia
alimentaria en relación con las metrópolis— el pueblo campesino lucha
por trabajo, mejoras salariales, y por establecer distintas formas de
propiedad social y comunitaria.
3.9. Francisco Bilbao y Santiago Arcos: “Quitar sus tierras a los
ricos y distribuirlas entre los pobres”
Un pensador fundamental para la comprensión y revalorización de
América es el chileno Francisco Bilbao (1823-1865), quien apenas
vivió cuarenta y dos años. Discípulo de Andrés Bello, su pensamiento
es profundamente original. Fue él quien en una conferencia en
París (1856) usó por primera vez el concepto de “América Latina”,
incluyendo México y la América Central. Es recordado como el
Apóstol de la libertad.
Propone lo que años después José Martí va a exigir a los políticos
del continente: “Soluciones originales a problemas originales”. Escribió
varios textos entre los que destacan: Sociabilidad Chilena (1844),
Iniciativa de la América (1856), La América en Peligro (1862), El
Evangelio Americano (1864). Fundó, en 1850, una organización, cuyo
solo nombre es una invitación a la justicia social: La Sociedad de la
Igualdad. Su vocero periodístico fue El Amigo del Pueblo.
Luchó por la abolición de la esclavitud y de la mita, formas de
explotación precapitalistas que convivían para empobrecer aún más
a los americanos. Al referirse al tema de la propiedad suscribe el
94
La utopía posible
planteamiento de su copartidario el socialista chileno Santiago Arcos
Arlegui (1822-1874), quien le escribe desde la cárcel en 1852:
“Mientras dure el inquilinaje en las haciendas, mientras el peón
sea esclavo en Chile como lo era el siervo en Europa en la Edad
Media, mientras exista esa influencia omnímoda del patrón sobre
las autoridades subalternas, influencia que castiga la pobreza con la
esclavitud, no habrá reforma posible.

EL PAÍS ESTÁ DIVIDIDO EN RICOS Y POBRES. Hay 100.000


ricos que labran los campos, laboran las minas y acarrean el producto de
sus haciendas con 1.400.000 pobres.

Diré de una vez cuál es mi pensamiento, pensamiento que me


traerá el odio de todos los propietarios, pensamiento por el cual
seré perseguido y calumniado, pensamiento que no oculto porque
en él está la salvación del país y porque su realización será la base de
la prosperidad de Chile:

Es necesario quitar sus tierras a los ricos y distribuirlas entre los pobres.

Es necesario quitar sus ganados a los ricos para distribuirlos entre los
pobres.

Es necesario quitar sus aperos de labranza a los ricos para distribuirlos


entre los pobres.

He dicho quitar, porque aunque la república compre a los ricos sus


bienes, y aunque los ricos reciban una compensación justa, esta medida
será tildada de robo para ellos, y a los que la proponen no les faltarán
los epítetos de ladrones y comunistas”.75

Entonces, no nos sorprendamos de que hombres como Francisco


Bilbao y Santiago Arcos Arlegui sean prácticamente desconocidos
por el hombre común en América latina, incluso en su patria, incluso
entre socialistas. Los grandes propietarios han echado tierra sobre sus
memorias. Nuestro deber como socialistas es rescatar su legado.

75 Francisco Bilbao: El Evangelio Americano, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1988, pp. XXI.
95
José Gregorio Linares

3.10. Emiliano Zapata: “tal organización económica, tal sistema


administrativo… un asesinato en masa para el pueblo”
La trágica historia de México queda sintetizada en la siguiente acusación:
“La nación mexicana es demasiado rica. Su riqueza, aunque virgen, es
decir todavía no explotada, consiste en la agricultura y la minería; pero
esa riqueza, ese caudal de oro inagotable, perteneciendo a más de quince
millones de habitantes, se halla en manos de unos cuantos miles de
capitalistas y de ellos una gran parte no son mexicanos. Por un refinado
y desastroso egoísmo, el hacendado, el terrateniente y el minero,
explotan esa pequeña parte de la tierra, del monte y de la vera,
aprovechándose ellos de sus cuantiosos productos y conservando la
mayor parte de sus propiedades enteramente vírgenes, mientras un
cuadro de indescriptible miseria tiene lugar en toda la República. Es
más, el burgués, no conforme con poseer grandes tesoros de los que a nadie
participa, en su insaciable avaricia, roba el producto de su trabajo al obrero
y al peón, despoja al indio de su pequeña propiedad y no satisfecho aún,
lo insulta y golpea haciendo alarde del apoyo que le prestan los tribunales,
porque el juez, única esperanza del débil, háyase también al servicio de la
canalla; y ese desequilibrio económico, ese desquiciamiento social, esa
violación flagrante de las leyes naturales y de las atribuciones humanas,
es sostenida y proclamada por el gobierno, que a su vez sostiene y
proclama pasando por sobre su propia dignidad, la soldadesca execrable.

El capitalista, el soldado y el gobernante habían vivido tranquilos, sin ser


molestados, ni en sus privilegios ni en sus propiedades, a costa del sacrificio
de un pueblo esclavo y analfabeta, sin patrimonio y sin porvenir, que estaba
condenado a trabajar sin descanso y a morirse de hambre y agotamiento,
puesto que, gastando todas sus energías en producir tesoros incalculables,
no le era dado contar ni con lo indispensable siquiera para satisfacer sus
necesidades más perentorias. Semejante organización económica, tal
sistema administrativo que venía a ser un asesinato en masa para el
pueblo, un suicidio colectivo para la nación y un insulto, una vergüenza
para los hombres honrados y conscientes, no pudieron prolongarse por
más tiempo y surgió la revolución, engendrada, como todo movimiento
de las colectividades, por la necesidad”.76

76 Emiliano Zapata: Antología, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México,


1988, p.18.
96
La utopía posible
Éstas son las palabras que Emiliano Zapata pronuncia en el Manifiesto
a la Nación (1912) para explicar los orígenes y razones de la Revolución
Mexicana. El problema central es el monopolio de la propiedad por
parte de unos pocos, y la consiguiente explotación a que eran sometidas
las clases populares, a las que se les niega el derecho a poseer propiedades
y a disfrutar del fruto de su trabajo. El problema se mantiene aún hoy,
y la solución sigue siendo la misma: La revolución.
Los “Sin tierra” del Brasil, los cholos de Bolivia y Perú, los “rotos”
de Chile, los “espaldas mojadas” de México, los desheredados de todos
los países han comenzado a preguntarse por qué unos cuantos se han
apoderado de inmensos territorios, por qué la tierra no ha de ser para
quien la trabaja. Luchan por destruir la gran propiedad territorial, y
suplantarla por la pequeña propiedad privada o por el rescate de formas
comunales o sociales de propiedad. En palabras del cantautor Daniel
Viglietti con la canción “A desalambrar”:
“Yo pregunto a los presentes
si no se han puesto a pensar
que esta tierra es de nosotros
y no del que tenga más...

Yo pregunto si en la tierra
nunca habrá pensado usted
que si las manos son nuestras
es nuestro lo que nos den…”

Esta lucha contra la gran propiedad tiene importantes antecedentes


en los distintos movimientos sociales, que por el rescate de las tierras
comunales y en pro de la redistribución de la propiedad, se ha dado a
lo largo de toda la historia de América Latina y el Caribe. Como hemos
visto, muchos personajes de la historia cuyo aporte ha sido desfigurado
por la historiografía antipueblo, nos han indicado el camino a seguir.
3.11. Propiedad y Poder
Del mismo modo como se ha luchado contra la gran propiedad de la
tierra, la lucha ha estado dirigida, también, contra la gran propiedad en
97
José Gregorio Linares

otras áreas de la economía. En América Latina los grandes propietarios


han controlado todos los poderes públicos. Los gobernantes han sido sus
marionetas. Los congresistas sus amanuenses. Los jueces sus cómplices.
El ejército y la policía sus perros bravos. El poder electoral, cuando lo
hay, no es más que el instrumento de sus designios. Igualmente, los
medios de comunicación, voceros de sus intereses de clase y de su odio
por los humildes, manipulan, mienten, desfiguran, ocultan, adoctrinan.
Y el aparato escolar, especialmente la Universidad, se ha convertido
en el gran productor de ideología que, por medio de un “currículo
oculto”, reproduce los valores y prejuicios que favorecen los intereses
de las oligarquías y dificulta que se devele su carácter antinacional,
antiecológico, antipopular e incluso ineficaz, si nos regimos por
parámetros exclusivamente administrativos y económicos.
Resulta vergonzoso observar cómo los grandes propietarios asumen
que las naciones latinoamericanas son sus haciendas o empresas
privadas. Los ciudadanos, sus peones u obreros. Los políticos, sus
caporales y gerentes. Y los revolucionarios que se les oponen, forajidos
que pretenden robarles lo que es de su exclusiva propiedad: la riqueza
de la nación, sus recursos naturales, los grandes contratos, las ganancias
exorbitantes, el lujo y el bienestar.
Ésa es la razón por la que combaten a cualquier gobierno de corte
nacionalista, progresista o socialista: el miedo a perder sus grandes
propiedades y sus canonjías. Cualquier otro argumento no es más que
sofisma. Pura argucia y superchería para ocultar los verdaderos motivos
del lobo capitalista y terrófago que se alimenta del despojo que hace a
las mayorías.
Ésta es la verdadera causa del golpe de Estado propinado contra
el gobierno democrático de Jacobo Arbenz en Guatemala (1951 y
1954), quien propuso impulsar la reforma agraria que consistía en
expropiar tierras ociosas de grandes latifundistas para poder darlas
en usufructo a quienes no las tuvieran, en una nación donde la gran
propiedad territorial estaba en manos de los terratenientes nacionales y
estadounidenses, sobre todo de la United Fruit Company.

98
La utopía posible
Con la Reforma Agraria, Arbenz firmó expropiaciones de medio
millón de hectáreas ociosas, lo que significó que 500.000 campesinos se
vieran beneficiados, otorgándoseles (para fomento del mercado interno)
créditos por 18 millones de dólares. El producto bruto, el consumo
personal y la importación de maquinarias (tres rubros en ascenso),
demostraban la eficacia del plan.
Los oligarcas nacionales y las compañías extranjeras se opusieron
a las medidas, que fueron catalogadas de “comunistas”. No obstante,
Jacobo Arbenz, acusado de seguir una doctrina comunista, en realidad
impulsaba reformas más moderadas que las leyes norteamericanas que
estaban vigentes para entonces. Lo que era bueno para el agricultor
estadounidense no lo era para el desheredado guatemalteco.
Pero lo más escandaloso es que todos los miembros del gobierno
norteamericano y de la CIA que decidieron que tales medidas eran
“comunistas” estaban ligados económicamente en forma directa a la
United Fruit Co., lo que en cualquier litigio se llama conflicto de intereses
grave. Nadie investigó al Director de la CIA, Allen Dulles, quien había
sido abogado de la United Fruit Co. Nadie dijo que la United Fruit era
de las mismas familias que dirigían la CIA en esos momentos. Además
nadie investigó acerca de la relación de los latifundistas con la mafia
estadounidense, la cual no quería ver en peligro su patio trasero para el
“lavado de dólares”.
Desde los Estados Unidos, el 19 de febrero de 1954, la CIA comienza
la Operación WASHTUB, un plan para plantar armas soviéticas falsas
en Nicaragua que demostrarían los nexos de Guatemala y Moscú. En
mayo de 1954, armas checoslovacas arriban secretamente a Guatemala
a bordo del barco sueco Alfhem. El manifiesto del buque está falseado
asimismo como su carga. Estados Unidos toma esto como prueba
irrefutable de los nexos de Arbenz con los soviéticos. Los checoslovacos
suministraron un arsenal de armas alemanas de la Segunda Guerra
mundial, por un pago efectivo hecho por la CIA.
Con el apoyo de los Estados Unidos, el Teniente Coronel
guatemalteco Carlos Castillo Armas invadió su propio país con tropas
99
José Gregorio Linares

pertrechadas por Estados Unidos. La invasión fue respaldada por cuatro


aviones norteamericanos. La noche del 27 de junio de 1954, Arbenz fue
obligado a renunciar a la presidencia y a exiliarse. En el discurso antes
de abandonar el país dijo:
“Ellos usaron el pretexto del anticomunismo (...) La verdad es muy
diferente. La verdad se encuentra en los intereses comerciales de la
United Fruit Company y otros monopolios que han invertido dinero
en Latinoamérica y temen que el ejemplo de Guatemala podría ser
seguido por otros países latinoamericanos. Yo fui elegido por la
mayoría de la población de Guatemala, pero he tenido que lidiar con
condiciones difíciles. La verdad es que la soberanía de un pueblo no
puede ser defendida sin los materiales económicos necesarios”.77

El golpe de Estado contra Arbenz y el pueblo trabajador


guatemalteco, además de permitir mantener intacta la gran propiedad
extranjera y nacional inauguró un prolongado período de décadas de
terror sangriento contra trabajadores, campesinos pobres, estudiantes
que dejó un saldo de cuando menos 200.000 asesinatos y desaparecidos
políticos.
Algo similar ocurrió en Chile durante el gobierno democrático
de orientación socialista de la Unidad Popular (1970-1973) liderado
por Salvador Allende (1908-1973). Éste en uno de sus discursos (5 de
noviembre de 1970) anunció medidas contra el gran capital criollo e
internacional:
“Acabaremos con los monopolios, que entregan a unas pocas docenas
de familias el control de la economía. Acabaremos con un sistema fiscal
puesto al servicio del lucro, y que siempre ha gravado más a los pobres
que a los ricos; que ha concentrado el ahorro nacional en manos de los
banqueros y su apetito de enriquecimiento. Vamos a nacionalizar el
crédito para ponerlo al servicio de la prosperidad nacional y popular.
Acabaremos con los latifundios, que siguen condenando a miles de
campesinos a la sumisión, a la miseria, impidiendo que el país obtenga
de sus tierras todos los alimentos que necesitamos. Una auténtica

77 http:// www. afehc – historia - centroamericana. org/ index.php?action = fi_aff&id =


2087
100
La utopía posible
reforma agraria hará esto posible. Terminaremos con el proceso de
desnacionalización, cada vez mayor, de nuestras industrias y fuentes
de trabajo, que nos somete a la explotación foránea. Recuperaremos
para Chile sus riquezas fundamentales. Vamos a devolver a nuestro
pueblo las grandes minas de cobre, de carbón, de hierro, de salitre.
Conseguirlo está en nuestras manos, en las manos de quienes ganan su
vida con su trabajo y que están hoy en el centro del poder”. 78

Lo demás es historia conocida: sabotaje económico, guerra


comunicacional, intervención de la CIA, golpe de Estado, torturas,
asesinatos en masa, persecuciones, dictadura, Chicago boys, impulso
del sistema neoliberal, asesinos que se pasean libremente por las calles,
mayor concentración de las riquezas, historia que no absuelve.
Repito, los grandes empresarios no sólo son enemigos de los
socialistas sino también de los medianos y pequeños empresarios, de los
propietarios comunitarios y sociales, de los trabajadores en general, de
los gobiernos nacionalistas y soberanos, del planeta y sus recursos, del
futuro inmediato de la humanidad. Esto debiera ser evidente para todo
aquel que quisiera analizar este tema de manera objetiva.
El mundo es como una inmensa balanza. De un lado, un pequeño
grupo de familias insaciables movidas por la codicia; del otro, el resto
de la humanidad, víctima de su ambición e inconsciencia. Por tanto, la
pregunta fundamental es la siguiente: ¿Qué intereses defendemos, los
de una minoría indolente y depredadora que actúa en contra del resto
de la humanidad, o los de la población mayoritaria de cada país y el
mundo? Casi es una cuestión de matemáticas.

78 Salvador Allende: La vía chilena al socialismo, pp. 33-34.


101
José Carlos Mariátegui
La utopía posible

4. El Antidogmatismo

“Yo no soy marxista”.


Carlos Marx

“La pregunta curiosa sigue al dogma, y el dogma que


vive de autoridad, muere de crítica. La idea nueva se abre
paso”.
José Martí

“No pretendemos implantar en nuestro medio, copias


serviles de revoluciones hechas por otros hombres en
otros climas. En algunos puntos no comprendemos
ciertas transformaciones, en otros nuestro pensamiento es
más avanzado”.
Julio Antonio Mella

105
José Gregorio Linares

4.1. El socialismo no es una doctrina cerrada: José Carlos


Mariátegui, Julio Antonio Mella, Ernesto Che Guevara
El antidogmatismo es otro de los principios fundamentales en el proceso
de construcción del nuevo socialismo. Nos oponemos, parafraseando a
José Carlos Mariátegui, a quienes están “más preocupados de la rigidez
del dogma que de la eficacia y la fecundidad de la acción (…) a las
mentalidades dogmáticas que quieren petrificar e inmovilizar la vida en
una fórmula rígida”.
En política no existen postulados indiscutibles ni verdades eternas,
mucho menos partidos u hombres infalibles. La Historia está llena de
trágicos ejemplos que lo demuestran. Los puntos de vista se convierten
en evangelios; la disidencia, en herejía; y el castigo frente a opiniones
contrarias, en norma. Por la vía del terror o de la manipulación, es
liquidado el debate y se imponen dogmas a los que les suceden otros
dogmas. La política se convierte en teología y a su alrededor se va
estructurando una especie de clero secular, una burocracia que como un
coro recita en estribillo los artículos de fe, premia a los salmodiadores
del nuevo rosario, castiga por apóstatas a los que se atreven a pensar con
cabeza propia y formulan propuestas distintas. Son los guardianes del
templo del poder. Disfrutan prebendas amparados en una retórica que
suplanta el pensamiento por la fe, el debate por la ortodoxia.
El dogmático se plantea resolver los problemas sociales con recetas,
algoritmos, citas, parábolas y proverbios. No quiere pensar o investigar.
Hace uso del criterio de autoridad. En el fondo es profundamente
conservador. Le teme al cambio porque éste no se amolda a sus
prejuicios. En sus manuales está el pasado; en la vida, el reto de construir
creadoramente el porvenir.
En el desarrollo del proceso de edificación del socialismo y en las
nuevas comunidades socialistas que surjan, se debe auspiciar la dialéctica
de las ideas; promover el pensamiento original, divergente, abierto,
flexible, que siempre será más constructivo que los gastados ladrillos
endurecidos, rígidos, a punto de resquebrajarse, con los que se levantan
106
La utopía posible
los muros que le restan luz a la existencia e impiden ver el dinamismo
de la realidad. Como decía Goethe, citado en múltiples oportunidades
por Lenin: “Grises son las teorías, pero verde es el árbol de la vida”.
El nuevo socialismo debe estar en capacidad de percibir y auspiciar la
enorme riqueza de la vida en movimiento. Tantear, buscar por distintos
derroteros entender la realidad, captarla en la multiplicidad de su
desarrollo, interpretarla en su variedad, pintarla en todos sus matices.
Sólo mediante esta apertura dialéctica es posible entender; condición
indispensable para valorar y transformar. Porque más allá de cualquier
teoría o axioma, de lo que se trata es de reivindicar el regalo de la vida, la
grandiosidad del cosmos y el poder creador del ser humano. Hacernos
merecedores del supremo don de vivir, que sólo podremos alcanzar si
creamos y renovamos la vida a nuestro alrededor; y si construimos un
tipo de sociedad que restituya la vida como supremo derecho, y el acto
de vivir como un tránsito hacia la felicidad suprema.
El marxismo es una ruta. Aporta una metodología indispensable
para interpretar y transformar la realidad. Para los que nos planteamos
la conquista del poder político y la lucha por el socialismo, el marxismo
es una referencia indispensable. No única pero sí necesaria. Los que
aspiramos a construir una sociedad socialista no podemos ignorar sus
aportes. Lo decía Ludovico Silva: “Con Marx o contra Marx, pero no sin
Marx”. Pero este marxismo no puede ser un fósil, sino una metodología
viva y dinámica.
El socialismo no es una doctrina cerrada que se circunscribe a los
postulados “clásicos” o que se agota en los lineamientos de los marxistas
europeos consagrados. El socialismo es una propuesta universal que
se nutre de las particularidades de cada región, se constituye en una
alternativa frente al modelo capitalista y asume, también, rasgos
específicos en cada país donde se implanta. El socialista peruano José
Carlos Mariátegui (1894-1930), uno de los pensadores latinoamericanos
que más ha aportado en la sustanciación de un socialismo específicamente
nuestro, dijo:
107
José Gregorio Linares

“El socialismo no es, ciertamente, una doctrina indoamericana. Pero


ninguna doctrina, ningún sistema contemporáneo lo es ni puede serlo.
Y el socialismo, aunque haya nacido en Europa, como el capitalismo, no
es tampoco específica ni particularmente europeo. Es un movimiento
mundial al cual no se sustrae ninguno de los países que se mueven
dentro de la órbita de la civilización occidental”. 79

En esa misma línea de pensamiento marxista creativo han estado


también otros latinoamericanos como el cubano Julio Antonio Mellan
(1903-1929) cuya acción política nos muestra lo que significa asimilar
los postulados marxistas, integrarlos al ideario martiano y aplicarlos con
criterio independiente en el proceso de lucha de clases en Latinoamérica.
Este muchacho de quien se ha dicho “nadie ha hecho tanto en tan poco
tiempo” se alejó de la repetición de fórmulas y de recetas:
“Y así, por el camino del antidogmatismo que Mella postulara y
defendiera, llegamos a otro aspecto de la vigencia de Julio Antonio
Mella, la vigencia del pensador audaz, del dirigente que partía de la
realidad y no de la literatura, que tomaba de la vida la base de las
ideas, y de las ideas el método con que enjuiciar la vida, sin pretender
conformar esta a aquella, sino adecuando aquélla a ésta”.80

Igualmente, el Che Guevara dio aportes en función de darle un sesgo


antidogmático al marxismo que preconizaba. De allí su distanciamiento
con el dogmatismo manualesco y con los “socialismos reales” que estaban
en boga para entonces. Al respecto, decía el venezolano Ludovico Silva:
“El Che Guevara siempre anduvo empeñado en construir un socialismo
original, no sólo en el sentido de adaptar la idea general socialista a las
condiciones específicas de los pueblos latinoamericanos, sino también
en el sentido de no cometer los mismos errores que han arrastrado
durante décadas los diversos socialismos existentes. Uno de los errores
más graves que han cometido casi todas las revoluciones socialistas es el
de descuidar, o dejar en un segundo plano de importancia, el problema
de desarrollo de la conciencia”.81

79 Luis Sicilia: Op. cit., p. 7.


80 Ana Cairo: Mella 100 años, La Habana, Editorial Oriente, 2003, pp.32-33.
81 Ludovico Silva: Belleza y Revolución (Ensayos temporales), Vadell Hermanos Editores,
Valencia-Caracas, 1979, p. 388.
108
La utopía posible
Lamentablemente, como lo explica el mismo Ludovico Silva:
“Ha costado mucha sangre y no pocas confusiones teóricas, la aplicación
indiscriminada de un marxismo abstracto, hierático y marmolizado,
por completo aislado de nuestras circunstancias históricas específicas,
exento de categorías especialmente diseñadas para nuestro medio”.82

En su obra, Antimanual…, agrega:


“El dogmatismo sigue siendo uno de los grandes enemigos del
pensamiento de Marx y de su libre desarrollo crítico. No es tanto un
enemigo teórico como un enemigo práctico”.83

Esto ocurre porque distorsiona la realidad y, en consecuencia, la


táctica política a seguir. Muchos de los que dicen cuestionar a Marx
se limitan a polemizar con los catequizadores de su pensamiento, con
los exégetas de sus escritos o con sus idólatras. Olvidan que en Marx
lo verdaderamente importante es la metodología y el espíritu de sus
postulados. Ignoran que en los últimos años de su vida, cuando comenzó
a estudiar las regiones “atrasadas” de Europa y Asia —especialmente
Rusia— sometió a proceso de revisión varias de sus conclusiones
anteriores.
En América Latina el marxista dogmático extrapola las enseñanzas
de los “clásicos”. Estudia los manuales y sigue sus instrucciones, como si
la vida se pudiera manejar como un aparato electrodoméstico. Conoce
mejor la historia de las naciones donde se ha hecho la revolución que la
suya propia. El movimiento revolucionario de otras latitudes que el de
nuestros países. Añora participar en la “larga marcha” o asaltar el palacio
de invierno. Se cree un héroe incomprendido. La realidad social de su
país, su gente, le resultan extrañas; las ve fuera de foco. No se ajustan a
su visión de los hechos. Todo le es ajeno. Nada se parece a lo que dicen
sus libros. Las masas no lo siguen. Los transeúntes que lo ven pasar no
lo reconocen como su líder. Nadie los aplaude. La historia social de su
país marcha sin advertir su presencia. Los hechos no responden a sus
82 Ludovico Silva: Teoría del Socialismo. Editorial Ateneo de Caracas, Caracas, 1980, p. 12.
83 Ludovico Silva: Anti-Manual para uso de marxistas, marxólogos y marxianos, Fondo
Editorial IPASME, Caracas, p. 33.
109
José Gregorio Linares

mandatos. El movimiento, signo molesto de la realidad, transcurre por


cauces distintos a los previstos. Al dogmático la gente con la que tiene
contacto, la gente real, le incomoda. El pueblo al que admiran es el de
las grandes epopeyas, el de los libros.
Pasa el tiempo y en los textos de historia no aparece su nombre. Otros
ocupan su lugar. La vida les juega una broma. Hacen la revolución en
un escenario; pero la realidad está afuera. Tienen dos opciones: o se
quedan allí desempeñando el mismo papel o se integran con un público
al que jamás miraron.
En tiempos de cambio los dogmáticos siempre llegan un poco tarde
o demasiado temprano. No obstante, pretenden hacer ver que fueron
los propulsores del proceso. Si alguna revolución triunfa, cobran por
sus enseñanzas. El pueblo les debe algo; la nación se los debe todo.
Por tanto, aspiran a dirigir, a gobernar; a ser el epicentro de un gran
terremoto social. El núcleo alrededor del cual giran los demás. El héroe
de la historia. Leyenda viva que da paso al culto a una personalidad
predestinada. El gran demiurgo.
Por el contrario, los nuevos movimientos sociales que están
insurgiendo en América Latina poseen un carácter antidogmático
y renovador. En los territorios situados al sur del río Bravo, estamos
dispuestos a aprender de todas las experiencias y concepciones
liberadoras, sin rendirle culto a ninguna teoría ni seguir ningún modelo
“universal”, pero sin menospreciar ninguna propuesta o ignorar las
luchas y los aprendizajes de otros pueblos, por muy localizadas y
extemporáneas que nos puedan parecer. No habitamos feudos aislados.
Vivimos en un cosmos integrado. En la medida en que conozcamos e
incorporemos con flexibilidad lo aprendido por cualquier pueblo del
mundo en cualquier momento de su historia, estaremos enriqueciendo
nuestros propios proyectos emancipadores aquí y ahora.
4.2 Ejemplos de Antidogmatismo: Simón Rodríguez, Marinaleda
Un buen ejemplo fue Simón Rodríguez, quien a pesar de que
constantemente hizo llamados a ser originales, no desdeñó las prácticas
110
La utopía posible
comunitarias de los países por donde anduvo. Las tomó en cuenta para
la elaboración de su propio plan de reforma para la América Meridional.
Al respecto dice Jesús Andrés Lasheras:
“Es incluso probable que Simón Rodríguez entrara en España por Cádiz
y que hubiera conocido, en su viaje hacia el norte, las nuevas poblaciones
de Sierra Morena, creadas por el peruano Pablo de Olavide y crecidas
no al azar y por aluvión, sino en base a un plan específico y racional,
consecuencia de una determinada concepción —uno de los primeros
intentos de sociedad planificada como sociedad agraria y artesanal
de base igualitaria— pobladas inicialmente con colonos alemanes y,
después, ante el fracaso de éstos, con españoles (…). La concepción
central — campesinado y artesanado autónomo— y algunas de las
normas sobre las que se crearon estas poblaciones aparecerán después
en el Proyecto de Colonización de Simón Rodríguez”.84
Antes que Simón Rodríguez, otras experiencias comunitarias
exitosas, como la emprendida por Vasco de Quiroga con sus hospitales
pueblos en México, compendiaron los saberes preexistentes de los
pueblos originarios de la región, las experiencias populares de la
tradición hispánica y el imaginario del cristianismo primitivo. Son
varias vertientes las que alimentan el caudaloso manantial de este
proyecto utópico. Las propuestas van mucho más allá de los postulados
expuestos en el texto la Utopía de Tomás Moro:
“Entroncan también con la tradición democrática del municipio
castellano; con su pensamiento, de origen humanista y escolástico, que
destacaba la importancia de la urbe para la correcta civilización; con
su finalidad, eminentemente cristiana, de lograr una renovada Iglesia
similar a la apostólica, donde la persecución del bien común lograra
la virtud y el concierto de la república; y con costumbres y formas
económicas de los indios purépuchas que el obispo mantuvo, siguiendo
su tesis de la necesidad de adaptar los ideales a las peculiaridades del
Nuevo Mundo, para lograr la perfecta simbiosis entre esa perfecta
política que proponía y las buenas costumbres que ya tenían… El
proyecto gozó de aceptación entre los indígenas y no fue ajeno a ello la
recuperación de algunos aspectos de su tradición económica”.85
84 Simón Rodríguez: Cartas, Universidad “Simón Rodríguez”, Caracas, 2001, p. 32.
85 Paz Serrano Gassent, “Introducción”, en Vasco de Quiroga: La Utopía en América,
Edit. Dastin, S.L., Madrid, 2002, pp. 41-42.
111
José Gregorio Linares

En el mundo de las revoluciones nada humano nos puede ser


ajeno. Ninguna revolución puede hacerse ignorando los aportes
de otras revoluciones. Volviendo a España, a cien kilómetros de
Sevilla, en Andalucía, se ha desarrollado una experiencia comunitaria
hermosa en Marinaleda, un pueblo fundado por jornaleros sin tierra,
quienes decidieron ocupar por la fuerza latifundios de la nobleza para
convertirlos en el hogar de cientos de familias humildes organizadas
comunalmente. La lucha comenzó en el siglo xx, a mediados de los
ochenta. Hubo que enfrentar innumerables obstáculos, combatir a
los propietarios ausentistas y al Estado que los protegía; pero a pesar
de ello, en los noventa lograron su propósito: la tierra para el que la
trabaja.
Ahora en ese lugar la propiedad es social, se comparten las labores, se
realiza trabajo voluntario, se distribuyen con criterio de justicia el fruto
del esfuerzo y los beneficios. Las decisiones se toman colectivamente,
y comunitariamente se ejecutan las medidas que permiten mejorar
la calidad de vida de todos los pobladores. Las calles y plazas llevan
nombres como Salvador Allende, Che Guevara, Pablo Neruda, Miguel
Hernández, Antonio Machado, Federico García Lorca.
Hoy Marinaleda es un ejemplo a seguir por millares de desheredados
del mundo que aspiran a trabajar su propia tierra y a vivir con dignidad.
Como el viento sopla también desde América hacia Europa, los jornaleros
asimilaron el categórico mensaje de Emiliano Zapata: “La tierra no se
consigue ni de rodillas ni con llantos; la tierra se consigue de pie y
por la fuerza”. También oyen nuestros cantos. Muchos se inspiraron
en “Cuando tenga la tierra”, una de las canciones interpretadas por
Mercedes Sosa. En los actos públicos se escuchan las estrofas de esta
canción de esperanza:
“Cuando tenga la tierra sembraré las palabras
que mi padre Martín Fierro puso al viento,
cuando tenga la tierra la tendrán los que luchan
los maestros, los hacheros, los obreros”.
112
La utopía posible
Nuestro deber como revolucionarios latinoamericanos es divulgar
ensayos comunitarios como este de Marinaleda. Entusiasmarnos,
aprender de ellos y seguir su ejemplo. Todo con sentido de la realidad.
Con espíritu flexible. Sin dogmatismos. Sin intentar imponer modelos
ni recetas, y sin ignorar las experiencias comunitarias exitosas de
otros, vengan de donde vengan. Al fin y al cabo, las revoluciones se
nutren hasta del canto y la poesía de distintos pueblos. En tiempos
de polinización, las semillas de libertad y justicia son llevadas por el
viento, el agua, las alas y las hojas hacia tierras fértiles: aquellos lugares
donde hombres y mujeres siembran y aguardan la cosecha. Y esto
solamente seremos capaces de verlo si interrogamos directamente a
la realidad y la vida, no los prejuicios ni los dogmas. Esto es lo que
muchos movimientos sociales y comunitarios están haciendo, lo que
algunos partidos políticos están intentando, lo que algunos gobiernos
de “izquierda” están descubriendo, lo que muchos hombres y mujeres
de nuestros pueblos ya saben. Hoy se está cumpliendo la premonición
de José Martí:
“Le está naciendo a América, en estos tiempos reales, el hombre real.
(…) ¡Porque ya suena el himno unánime; la generación actual lleva a
cuestas, por el camino abonado por los padres sublimes, la América
trabajadora; del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor,
regó el Gran Semí, por las naciones románticas del continente y por las
islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva!”

4.3. César Vallejo: escritor de alas abiertas


En el texto “Arte y Revolución” César Vallejo afirmó:
“El literato de puerta cerrada no sabe nada de la vida. La política,
el amor, el problema económico, el desastre cordial de la esperanza,
la refriega directa del hombre con los hombres, el drama menudo e
inmediato de las fuerzas y las direcciones contrarias de la realidad, nada
de esto sacude personalmente al escritor de puertas cerradas”.

Él, por el contrario, se estremeció con el dolor de todos. Sus alas


abrazaron a todos los seres que sufrieron. Su vuelo se detuvo a contemplar
hasta las más simples formas de la alegría. Aspiraba a “despertar nuevos
113
José Gregorio Linares

temples nerviosos, profundas perspicacias sentimentales, ampliando


videncias y comprensiones y densificando el amor”.
César Vallejo (1892-1938) fue un revolucionario, un socialista, un
marxista heterodoxo. Por los caminos del amor llegó al socialismo. Guiado
por su sensibilidad auroral se hizo revolucionario. Sus convicciones
sociales procedían, en sus palabras, del horno de mi corazón, antes que
del frío análisis intelectual de la realidad. Su espíritu disentidor no se
sometió a ningún dogma que le impidiera apreciar el mundo con sus
propios sentimientos. Se hizo marxista heterodoxo. En él, como en una
comunión, la ciencia social revolucionaria se articuló con la compasión.
El poeta nació en Santiago de Chuco, Perú, en 1892. En 1918 publica
su primer poemario: Los heraldos negros. En este libro se manifiesta
lo que será una constante en su obra: la solidaridad del poeta con los
sufrimientos de la humanidad, que se transforma en voz de rebelión
contra la injusticia estructural que causa estos males.
En 1920 es encarcelado durante 112 días, víctima de una infamia
donde se le acusa de haber participado en el incendio y saqueo de una
casa. En prisión escribe su segunda obra, Trilce, la cual será impresa, en
1922, en los talleres de la propia cárcel. En 1923 partió para Europa,
y no regresaría jamás a su país “porque en su tierra le dieron de palos,
lo maltrataron”. Vivió en París, donde trabaja como periodista con su
compañera la poetisa Georgette Philippart Travers (1908-1984) a cuya
devoción se debe, en buena medida, la publicación póstuma de su obra
inédita.
César Vallejo publica en 1923 Escalas melografiadas, y Fabla salvaje.
En París conoció al pintor cubista español Juan Gris (1887-1927) y
al poeta y comunista chileno Vicente Huidobro (1893-1948). En
1928 visitó la Unión Soviética, participó en el Congreso Internacional
de Escritores Solidarios con el Régimen Soviético y alternó con M.
Maiakovski (1893-1930) a quien le criticó precisamente su dogmatismo
en el campo de la literatura.

114
La utopía posible
A su regreso a París rompe con el APRA, el partido pseudoizquierdista
dirigido por Haya de la Torre, con quien también polemizaron José
Carlos Mariátegui y Julio Antonio Mella. En 1929 regresa a la Unión
Soviética y un año después viaja a España. Vuelve a París pero es
expulsado por razones políticas; se traslada entonces de nuevo a España.
En 1930 aproximadamente culmina la obra en prosa Contra el secreto
profesional y El arte y la Revolución, textos claves para entender su
pensamiento antidogmático y creador. Escribe para varias revistas, entre
ellas para Amauta, dirigida por José Carlos Mariátegui.
En 1931 publica su novela de denuncia social El Tungsteno. Viaja
otra vez a la Unión Soviética, edita su libro Rusia en 1931. Reflexiones
al pie del Kremlin y se inscribe en el Partido Comunista de España. En
1932 regresa a París donde vivió en la clandestinidad, y donde, tras
estallar la Guerra Civil Española en 1936, reunió fondos para la causa
republicana. Escribe España, aparta de mí este cáliz, y Poemas humanos,
conmovedora visión de la guerra de España y de su fe en el porvenir;
poesía de compromiso y de esperanza militante.
En 1937, César Vallejo funda junto a Pablo Neruda el “grupo
hispanoamericano de ayuda a España” en el contexto de la Guerra
Civil Española (1936-1939) y ese mismo año asiste al “Congreso de
Escritores Antifascistas” en Madrid. Tiempo después viaja a Rusia y
luego vuelve a Francia. En 1938, sufre una descompensación y muere
en París “con aguacero”.
El poeta socialista peruano César Vallejo quizás por el hecho de
llevar una existencia donde el dolor siempre estuvo presente como una
sombra, y por el hecho de apreciar desde el lado oscuro del corazón los
problemas sociales de los peones, los campesinos y los mineros de su
tierra, no tenía tendencia a ver la vida y la sociedad desde los dogmas
que predican los tratados teóricos, sino desde los parajes de la dialéctica
y la poesía, que andan en la calle y a la intemperie, como anduvo él.
Su sensibilidad ante la vida lo llevó a convertirse en revolucionario
marxista. Era amigo del amauta José Carlos Mariátegui, profesaba su
115
José Gregorio Linares

“filiación y su fe” y de él aprendió que el socialismo debía ser “creación


heroica”. Conoció al intelectual peruano Manuel González Prada y al
salir de la primera entrevista dijo: “siento los nervios en tensión inefable,
como lanzas acabadas de afilar para el combate”. De Lenin escribió:
“su gloria crece morosamente, digo, regularmente, luz a luz. Hablo de
la gloria del triunfador, de la gloria del jefe del gobierno bolchevique.
Hablo de la gloria del hombre del destino”. De León Trotsky y el
trotkismo afirma: “es lo más rojo de la bandera roja de la revolución y,
consecuentemente, lo más puro y ortodoxo de la nueva fe” (19 de enero
de 1929).
Su marxismo era profundamente crítico y renovador. En un artículo
denominado “Las lecciones del Marxismo” (1929), Vallejo expresaba su
heterodoxia marxista:
“Hay hombres que se forman una teoría o se la prestan al prójimo, para
luego tratar de meter y encuadrar la vida, a horcajadas y a mojicones,
dentro de esa teoría. La vida viene, en este caso, a servir a la doctrina,
en lugar de que ésta —como quería Lenin— sirva a aquélla.

Los marxistas rigurosos, los marxistas fanáticos, los marxistas


gramaticales, que persiguen la realización del marxismo al pie de la letra,
obligando a la realidad histórica y social a comprobar literal y fielmente
la teoría del materialismo histórico —aún desnaturalizando los hechos
y violentando el sentido de los acontecimientos— pertenecen a esta
clase de hombres.

A fuerza de querer ver en esta doctrina la certeza por excelencia, la verdad


definitiva, inapelable y sagrada, una e inmutable, la han convertido en
un zapato de hierro, afanándose por hacer que el devenir vital —tan
preñado de sorpresas— calce dicho zapato, aunque sea magullándose
los dedos y hasta luxándose los tobillos”.86

En materia de arte y literatura, la voz de Vallejo se dejó oír como


una nota discordante frente a los dogmáticos que desde entonces
proclamaban un supuesto “arte proletario al servicio de la causa
revolucionaria”. Les replicaba: “El poeta es un hombre que opera en

86 César Vallejo: Crónicas de poeta, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1996, pp.180-181.


116
La utopía posible
campos altísimos, sintetizantes. Posee también naturaleza política,
pero la posee en grado supremo y no en actitudes de capitulero o de
sectario”. En el artículo “Literatura Proletaria” denuncia la ordenanza
administrativa soviética promulgada en julio de 1925 que declaraba
oficialmente que “en una sociedad de clase no existe ni puede existir un
arte neutro”. Responde:
En mi calidad de artista, no acepto ninguna consigna o propósito,
propio o extraño, que aún respaldándose de la mejor buena intención,
someta mi libertad estética al servicio de tal o cual propaganda política.
Una cosa es mi conducta política de artista, aunque, en el fondo, ambas
marchan siempre de acuerdo, así no lo parezca a la simple vista. Como
hombre puedo simpatizar y trabajar por la Revolución pero, como
artista, no está en manos de nadie ni en las mías propias, el controlar
los alcances políticos que pueden ocultarse en mis poemas.87

César Vallejo, ese poeta que salió de su tierra y nunca más regresó,
llevaba en su alma las alas extendidas de los cóndores de la altiplanicie
andina; en su piel la huella de los indios que ascienden la cordillera en
búsqueda del sol; y en la mirada una llovizna que anuncia un reverdecer
de la vida.

87 Ibid., p. 72.
117
Jacinto Convit
La utopía posible

5. El Servicio

“Todos huyen de los POBRES, los desprecian y los


maltratan, alguien ha de pedir LA PALABRA por ellos”.
Simón Rodríguez

“Lo que hay que ser es mejor


y no decir que se es bueno
ni que se es malo,
lo que hay que hacer es amar
lo libre en el ser humano.
Lo que hay que hacer es dar más
sin decir lo que se ha dado,
lo que hay que dar es un modo
de no tener demasiado
y un modo de que otros tengan
su modo de tener algo”.
Andrés Eloy Blanco

“Ayuda al niño que te necesita, ese niño que será socio


de tu hijo. Ayuda a los viejos, y los jóvenes te ayudarán
cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura,
como gozar de la naturaleza y cuidarla para el que vendrá.
Da sin medida y te darán sin medida”.
Facundo Cabral

121
José Gregorio Linares

5.1. “Si quieres mandar tienes que servir”


El servicio es un principio clave en la construcción del socialismo, y
podemos definirlo como la vocación y la praxis dirigidas a resolver con
amor, respeto y empatía, las necesidades de los demás. Es un acto de
entrega que consiste en dar lo mejor de cada uno, a fin de evitar el
sufrimiento de otros.
En nuestros pueblos abundan las penurias de toda índole: sociales,
económicas, ambientales, de seguridad, etc. El rol prioritario de los
dirigentes en estas sociedades consiste en servir; es decir, en desarrollar
la sensibilidad frente a las carencias de las mayorías, y contribuir
diligentemente a encontrar soluciones a sus problemas. La Biblia nos
recuerda: “Siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a
todos”. (Galatas 6:10). Servir es, en consecuencia, la condición básica
para llegar a ser líder. Jesucristo lo dijo, lo que podemos condensar así:
“El que quiera ser el primero debe antes ser servidor. Si quieres mandar
tienes que servir”.
El servicio es semilla que una vez plantada se convierte en árbol
frondoso que a todos beneficia. De lo que se trata es de hacer “con
todos y para el bien de todos”, enseñaba José Martí. Así también lo
indica el obispo africano Moacyr Grechi: “Gentes sencillas, haciendo
cosas pequeñas en lugares poco importantes, unidas, hacen cosas
extraordinarias”.
Ésta es la lección. La disposición de servir y el espíritu de sacrificio
caracterizan a los revolucionarios y las revolucionarias de todos los
tiempos. Arriesgan su comodidad, sus bienes y sus vidas en aras de
conquistar el bienestar y la felicidad de los humildes. Servir es la razón de
ser de sus vidas. Su propósito existencial. Bolívar lo dijo: “Por la libertad
de mi patria he abandonado los blasones de una distinguida nobleza;
me he privado de las delicias de una grande fortuna; he expuesto mi
existencia por salvar la vida de mis conciudadanos, y únicamente he
conservado las que pueden contribuir a la destrucción de nuestros
enemigos”. Lo demostró con su ejemplo: “El que lo abandona todo
122
La utopía posible
por ser útil a su país, no pierde nada, y gana cuanto le consagra”. En
los últimos días de su vida afirmó con serenidad, seguro de haber
cumplido su deber: “Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear
la libertad donde antes reinaba la tiranía. He trabajado con desinterés,
abandonando mi fortuna y aún mi tranquilidad”. Del Libertador dijo
su amada Manuela Sáenz: “Él no hizo otra cosa que dar; vivía en otro
mundo muy fuera del suyo. No hizo nada, nada para él”.
El sacerdote mexicano, líder de la Independencia, José María Morelos
(1765-1815) rechazó los títulos de Su Alteza y Generalísimo, concedidos
por el Congreso de Chilpancingo (1813); en cambio, se hizo llamar
Siervo de la Nación.
De igual manera, el líder de la revolución federal campesina en
Venezuela, el “Valiente Ciudadano” Ezequiel Zamora (1817-1860) en
1859 se declara: “fiel a los principios republicanos, y siempre dispuesto
al sacrificio de mis bienes y de mi vida por la santa causa del pueblo”.
En alusión al venezolano Cecilio Acosta (1818-1881) dice el cubano
José Martí:
“…es la ley maravillosa de la naturaleza que sólo esté completo el que
se da; y no se empieza a poseer la vida hasta que no vaciamos sin reparo
y sin tasa en bien de los demás la nuestra... [Cecilio Acosta] Cuando
tenía que dar, lo daba todo: y cuando nada ya tenía, daba amor y libros”.

Asimismo, en otro extremo del mundo, el líder de la Revolución


Vietnamita Ho Chi Minh (1890-1969), al llegar a la vejez, después
que ha dedicado su vida entera a la lucha revolucionaria, afirma en su
testamento:
“¿Quién puede decir cuánto tiempo más seré capaz de servir a la
revolución, la Patria y el pueblo? Toda mi vida he servido a mi Patria, a
la revolución y al pueblo con todas mis fuerzas y con todo mi corazón.
Si ahora debo partir de este mundo, no tengo nada de qué lamentarme,
salvo de no ser capaz de servir más y mejor”.88

88 Ho Chi Minh: Escritos Políticos, Comisión Ejecutiva Nacional del Partido del lTrabajo,
México, 2010, p. 408.
123
José Gregorio Linares

También Ernesto Che Guevara insistió en la importancia de


conocer las necesidades del pueblo y servirle incondicionalmente, como
requisito indispensable para convertirse en “cuadro” de la revolución y
para garantizar el éxito de una gestión socialista:
“La Revolución, hoy, exige que se aprenda, exige que se comprenda
bien que mucho más importante que una retribución buena, es el
orgullo de servir al prójimo, que mucho más definitivo, mucho más
perenne que todo el oro que se pueda acumular, es la gratitud de un
pueblo (…). Ya no importan las horas de trabajo, no importa lo que se
vaya a ganar, no importan los premios en efectivo, lo que importa es la
satisfacción moral de estar poniendo algo de uno en esa tarea colectiva
y ver cómo gracias a su trabajo, gracias a esa pequeña parte individual,
que se junta en millones y millones de trabajos individuales, se hace un
trabajo colectivo armónico, que es reflejo de una sociedad que avanza”.

El revolucionario venezolano Argimiro Gabaldón (1919-1964),


conocido como “Chimiro” o el Comandante Carache, uno de los
hombres más extraordinarios en la historia contemporánea de Venezuela
(poeta, pintor, deportista, explorador, viajero, arquitecto), nacido en el
seno de una familia de condición revolucionaria, decía89:
“Mucho deseo tener los conocimientos que se requieren para mejor
servir a la revolución, pero por ninguna razón me apartaré ahora de mi
pueblo, él ha sido siempre el gran maestro de sus conductores, él me
enseñará a servirle”.90

De él se cuenta la siguiente anécdota relatada por Francisco Jesús, un


compañero que estuvo preso con él:
“Una noche tocaron ¡alerta, todos contra la pared! La guardia iba a
entrar en el calabozo, fue falsa alarma, se trataba de un grupo de nuevos
prisioneros. En la mañana, saludamos a los nuevos colegas: un viejo
y dos muchachos, eran campesinos de Lara, parcos en el hablar, pero
cordiales, su olor a humo me impresionó, era el olor de la montaña, eso
lo supe después. Me senté en el suelo a desayunar junto a ellos, hicimos

89 (Ernesto Guevara: El Pensamiento del Che, pp. 21-22 y 34).


90 Édgar Gabaldón Márquez y otros: Encuentro con Argimiro Gabaldón, Fondo Editorial
del IPASME, Caracas, 2010, p.15.
124
La utopía posible
una rueda, alguien se acercó y le obsequió al viejo un vaso de gaseosa.
El viejo se paró y la repartió entre los cinco presos que formábamos
la rueda, a cada uno nos tocó un sorbito, y al viejo el sorbito menor.
Aquello me estremeció, yo que venía de un barrio donde escupíamos
los raspados para que no nos pidieran, o nos comíamos las empanadas
escondidos, y sacábamos los cigarros Fortuna de uno en uno para no
compartir. En la tarde se llevaron a los tres nuevos, antes de irse le
pregunté al viejo por qué había repartido el refresco, él me contesto:
“Es muy simple, somos socialistas, y el bienestar de todos es el bienestar
de cada uno”. Desde ese día me hice socialista. Con el tiempo supe que
aquel viejo se llamaba Argimiro”.91
En la actualidad, Evo Morales también nos recuerda: “Hermanas
y hermanos, nuestras autoridades originarias saben exactamente que
cuando uno asume ser autoridad, es para servir al pueblo”. Y esto se
entronca con la tradición milenaria de nuestras comunidades indígenas
para las cuales el servicio es el fin de quienes ejercen la autoridad.
Por tanto, si en las sociedades basadas en la explotación, el egoísmo
es el principal móvil que impulsa la actuación de las personas, el
servicio constituye, en cambio, el aliento que anima al hombre nuevo.
El valor cardinal en el que se cimienta la nueva sociedad. La cualidad
fundamental a ser cultivada por los ciudadanos en el proceso de
edificación del socialismo. Sin servicio no hay revolución. Sin vocación
de servicio no se puede ser revolucionario. Sin calidad en el servicio no
puede construirse una sociedad socialista. La misión cardinal de una
gestión que aspire a ser socialista es servir a la gente, especialmente a los
más necesitados.
En América Latina, en lo más profundo del imaginario popular, está
anclada la noción de que servir es la más importante cualidad de un ser
humano. Para nosotros los personajes que valen la pena ser recordados
y reverenciados son, en esencia, servidores. Solamente los que han
manifestado amor y cuidados hacia los demás llegan a formar parte de
la iconografía popular y se integran a esa cosmovisión donde coexisten
personajes disímiles, pero unidos a un elemento común: el servicio. El
pueblo no olvida a los que le han servido.
91 “Recuerdos de un Prisionero”, 11 de febrero de 2007, en Un Grano de maíz.
125
José Gregorio Linares

En estas latitudes, los mitos y leyendas tienen como base real la


ayuda. En Venezuela no se reverencia al Dr. José Gregorio Hernández
(1864-1919) por haber fundado los estudios de Medicina experimental
en el país ni por haber traído el primer microscopio, sino por su obra
en favor de los más humildes. Mientras más tarde la Iglesia oficial en
canonizarlo, mayor será el fervor de los venezolanos por el médico de
los pobres.
De igual manera, en Brasil el pueblo le rinde culto a João de Camargo
(1868-1942) un negro ex esclavo creador de la “Asociación Espíritu
Buen Jesús de Bonfim de Agua Roja”, culto religioso que congrega
a los santos católicos, al candomblé y al espiritismo. Su creador, en
una revelación recibió el siguiente mandato: “Deja de mirar dentro de
ti. Tu vida será ayudar a otras personas, amenizar el dolor, curar las
enfermedades”. A pesar de que muchas veces es apresado, no se rinde:
“No hay cadena que aprisione el espíritu. Todo lo que quiero es cumplir
mi misión. Ayudar al prójimo”.92
Ésta es la misma lección que nos está dando el movimiento
revolucionario mexicano. Basándose en la tradición de lucha indígena y
campesina enarbola siete principios zapatistas:
1. Servir y no servirse
Servir como puente de la palabra de la comunidad, del pueblo, sin
servir intereses individuales y sin usar la autoridad para promoverse a
uno mismo.
2. Representar y no suplantar
Representar a la comunidad, al pueblo, para que su pensamiento se
comunique. No suplantarlo con el pensamiento de un individuo. Ser
puente para que la palabra salga del pueblo y regrese al pueblo.

92 De la película “Cafundó” dirigida por Clovis Bueno y Paulo Betti, que trata sobra la
vida y obra del mencionado personaje, la cual se basa en la obra literaria João Camargo
de Sorocaba, o nascimento de uma religião.
126
La utopía posible
3. Construir y no destruir
Construir un espacio para el diálogo y el encuentro del pueblo. Sin
destruir otros espacios donde se intenta trabajar para el bien de la
comunidad.
4. Mandar obedeciendo
Para estar el frente de una organización del pueblo hay que seguir el
mandato del pueblo.
5. Proponer y no imponer
Proponer las palabras y pensamientos sin intentar imponerse. Proponer
tareas y dejar que la razón y el sentimiento se escuchen como base de
las propuestas.
6. Convencer y no vencer
Informar y convencer de la necesidad de unir pensamiento y lucha para
impulsar un proceso dialectico en el cual la formación desempeña un
papel fundamental.
7. Bajar y no subir
Las comunidades y sus luchas se construyen de la base para arriba y no
de la cúpula hacia abajo.
De acuerdo a Simón Rodríguez las revoluciones se hacen para servir a
los necesitados:
“Para dar de comer al hambriento
Para dar de vestir al desnudo
Para dar posada al peregrino
Para dar remedio al enfermo
Y para distraer de sus penas al triste”.

127
José Gregorio Linares

El Mariscal Antonio José de Sucre también se planteó el servicio


como principio fundamental entre los funcionarios del Estado. Fustigó
a aquellos que se apartaban de este deber. El 21 de septiembre de 1822
reprendió a las autoridades municipales:
“Me ha sido muy doloroso conocer el poco interés del cabildo por el
bien público (…) cuando el pueblo a quien representa esa corporación
exige mejor método, y más cuidado y aplicación en promover todo lo
que conduzca a su prosperidad y adelantamiento”.
Igualmente en circular del 25 de junio de 1826 alerta:
“En vano el gobierno se desvelará para conseguir la posible perfección
en todos los ramos, si las autoridades subalternas no obran de consuno
con aquel, y si cada funcionario, en el puesto que le ha colocado la ley,
no hace hasta más de lo que debiera por el bien público”.
Con igual firmeza condenó en su tiempo José Martí a los funcionarios
municipales que no cumplían con sus deberes para con los ciudadanos y
las ciudades de su jurisdicción. Se preguntaba:
“Por qué tardan tanto los munícipes en hacer el bien, cuando es hacerlo
deber suyo (…). No es que hace la corporación municipal favor gratuito
con reparar las calles, cuidar los paseos, y favorecer empeñosamente
las condiciones higiénicas de la ciudad; es que para eso fueron los
miembros de la corporación ensalzadas al puesto que ocupan”.93

La vocación de servicio, por consiguiente, es una condición, un


requisito, un propósito. Quien no tenga esto claro no puede aspirar a ser
revolucionario. No debe pretender formar parte de ningún movimiento
popular. Lo decía Bolívar: “Hacer bien no cuesta nada y vale mucho”.
Quien no aplique este principio no debe asumir ningún cargo en un
Estado que se perfila hacia el socialismo, ni militar en ningún partido
u organización socialista o revolucionaria. Quien no asuma una praxis
acorde con este principio no puede emprender ningún tipo de trabajo
social. Para servir hay que aprender a oír, estar dispuesto a ponerse en
el lugar del otro y a entender sus necesidades y problemas.

93 Revista Universal, México, Sept. 1875 en Enciclopedia martiana.


128
La utopía posible
Ser revolucionario significa convertirse en un servidor. Servir a los
demás es la mejor manera de hacer una revolución y consolidarla.
El espíritu de servicio y la práctica correspondiente constituyen un
principio clave para construir una nueva sociedad, basada en la ayuda
a nuestros semejantes y a los que son distintos a nosotros, para forjar
mujeres y hombres de alma superior que lleven hasta sus últimas
consecuencias aquel viejo mandamiento que contiene, en menos de
una línea, todas las doctrinas sobre el bien que en el mundo ha habido:
“Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
5.2. Mujeres, vientre de servicio
Las mujeres son unas servidoras. Nadie mejor que ellas para el acto de
servir incondicionalmente. Nadie con más predisposición para ayudar
a otros. Nadie con más espíritu de entrega y solidaridad. Nadie más
alegre cuando otros son felices. Nadie más desdichado si otros sufren.
Y si hay que sacrificarse ellas son las primeras, y a veces, las únicas. Son
vientre que germina en vida. Arco iris de luceros en la cuna. Melodía
que duerme los sueños. Aroma de los recuerdos. Campanario que
anuncia los besos. Latido de nuestra sangre. Aguacero huracanado en el
peligro. Diluvio de naves negras en el dolor. Horizonte infinito de amor
bajo el arco iris.
Si hay un modelo a seguir en el servicio es el de la mujer. Si ha
de haber una fuente de inspiración para convertirnos en servidores y
servidoras habrá que buscarlo en la madre, la hermana, la hija, la amada,
la aldeana, la trabajadora, la luchadora. Ellas son el mejor ejemplo.
No resulta extraño, por tanto, que haya sido una mujer, la madre
Teresa de Calcuta (1910-1997), quien haya afirmado: “El que no vive
para servir, no sirve para vivir”.
Éste fue, también, el mensaje que predicó una chilena extraordinaria,
Gabriela Mistral. Poetisa, maestra, activista política, periodista, y mujer
solidaria. Ella escribió el poema titulado “El placer de servir”:

129
José Gregorio Linares

“Toda naturaleza es un anhelo de servicio.


Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;
donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;
donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé el que aparta la piedra del camino, el odio entre los
corazones y las dificultades del problema.
Hay una alegría del ser sano y la de ser justo,
pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir.
Qué triste sería el mundo si todo estuviera hecho,
si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.
Que no te llamen solamente los trabajos fáciles
¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan!
Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito
con los grandes trabajos;
hay pequeños servicios que son buenos servicios:
ordenar una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña.
Aquél el que critica, éste es el que destruye,
sé el que sirve.
El servir no es faena de seres inferiores.
Dios que da el fruto y la luz, sirve.
Pudiera llamarse así: “El que Sirve”.
Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos
pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién?
¿al árbol, a tu amigo, a tu madre?”
Muchas han sido las mujeres que en nuestra América han dado todo
por las mejores causas. El amor por los otros y su abnegada entrega las
distingue. “Las campañas de los pueblos sólo son débiles, cuando en
ellas no se alista el corazón de la mujer”, nos recordaba José Martí.
“Mujer fue aquella hija de Juan de Mena, la brava paraguaya, que al
saber que a su paisano Antequera lo ahorcaban por criollo, se quitó

130
La utopía posible
el luto del marido que vestía, y se puso de gala, porque «es día de
celebrar aquel en que un hombre bueno muere gloriosamente por su
patria»; —mujer fue la colombiana, de saya y cotón, que antes que los
comuneros, arrancó en El Socorro el edicto de impuestos insolentes
que sacó a pelear a veinte mil hombres; —mujer la de Arismendi [Luisa
Cáceres], para la cual la mejor perla de la Margarita, que a quien la
pasea presa por el terrado de donde la puede ver el esposo sitiador,
dice, mientras el esposo riega de metralla la puerta del fuerte: «Jamás
lograréis de mí que le aconseje faltar a sus deberes»; —mujer aquella
soberana Pola [Salavarrieta], que armó a su novio para que se fuese
a pelear, y cayó en el patíbulo junto a él; —mujer Mercedes Abrego
de trenzas hermosas, a quien cortaron la cabeza porque bordó, de su
oro más fino, el uniforme del Libertador; —mujeres lo que el piadoso
Bolívar llevaba a la grupa, fieras indómitas de sus soldados, cuando a
pechos juntos vadeaban los hombres el agua enfurecida por donde iba
la redención a Boyacá, y de los montes andinos, siglos de la naturaleza,
bajaban torvos y despedazados los torrentes.94

Son muchas las heroínas del servicio en América; de origen humilde


muchas de ellas, cuyas huellas desaparecen en los médanos de la historia.
Tantas que es imposible hacer la semblanza de las más representativas.
Por consiguiente, sólo mencionaremos algunas servidoras de tiempos
de la creación de la República.
Jonatás y Nathán, desde niñas acompañaron a Manuela Sáenz en
todos los avatares de su vida. Crecieron como sus amigas, compañeras
de aventuras y confidentes. Habían sido sus esclavas a quienes luego dio
la libertad, pero se quedan a vivir con ella, y a su lado combaten por
conquistar y consolidar la emancipación: luchan en diversas batallas,
arman con las esclavas y placeras redes de espionaje contra el enemigo,
se disfrazan de soldados para cumplir mejor sus objetivos, reparten
volantes a favor de la República, socorren a los enfermos, confeccionan
uniformes y morrales, funden hierro para hacer armas, sepultan a
los muertos, organizan los archivos durante la campaña, colaboran
en la logística, arengan a los combatientes, llevan y traen mensajes
clandestinos.
94 Discurso de José Martí sobre Simón Bolívar, 14 de noviembre de 1893.
131
José Gregorio Linares

Luego, cuando los enemigos internos de Bolívar se van adueñando


del poder, éstas se mantienen firmes en la defensa de sus ideales. Forman
parte de ese pueblo consecuente con el ideal bolivariano, incluso si
ello significa el sacrificio y el desprecio. Cuando Manuela Sáenz es
desterrada, la acompañan estas dos mujeres servidoras. Les espera una
larga travesía. Nathán se queda viviendo en Jamaica y allí se casa con un
esclavo liberto con quien tuvo una hija. Jonatás la sigue acompañando.
En Paita, una costa desértica al norte de Perú donde Manuela sufre
el último exilio, siempre estará a su lado ayudando: Elabora dulces y
bordados y vende tabaco. El pueblo es azotado por la peste. Jonatás
muere de difteria y un mes después sucumbe también de la misma
enfermedad Manuela Sáenz. Estas tres mujeres —Jonatás, Nathán y
Manuela— son un ejemplo de abnegación, heroísmo y servicio.
Josefa Joaquina Sánchez de España (1765-1813). Esposa de
José María España (1761-1799), fue una ferviente activista por la
Independencia y la justicia social. Participó en la sublevación contra
el Imperio Español, donde además de su marido figuran su hermano
Domingo Sánchez, Manuel Gual, Juan Bautista Picornell y otros
líderes revolucionarios. Con ellos compartió sus momentos peligrosos
y ayudó en la organización y sublevación del pueblo, en la difusión
de la propaganda, en la copia de los documentos de la Revolución,
en la confección de las primeras escarapelas de los patriotas y de la
bandera del movimiento emancipador, que es considerada por muchos
la primera bandera de Venezuela. Por enfrentarse a los realistas y al
mantuanaje, Josefa Joaquina fue arrestada y condenada a más de ocho
años de reclusión. Salió casi ciega de la cárcel y con el pelo blanco.
Fue deportada a Cumaná en donde vivió en la miseria. Hacía y vendía
dulces para subsistir. Nunca se arrepintió de sus ideales. Su vida es un
ejemplo de entrega a la causa. Vivió lo suficiente para ver que la causa
por la que murió su esposo y por la que ella se sacrificó era ya la causa
de todo un pueblo.
También debemos recordar a otra patriota venezolana, Ana Francisca
Pérez de León (n. 1737). Estaba casada con Baltasar León, hijo de

132
La utopía posible
Juan Francisco de León, precursor de nuestra Independencia. Durante
muchos años la pareja practicó la solidaridad y el altruismo en El Hatillo,
donando tierra de su propiedad para que en ese sector se levantaran la
iglesia, la plaza y las calles del pueblo. A la muerte de su esposo, Ana
Francisca se muda a una hacienda de su propiedad en Petare y allí funda
un Hospital de caridad, primer centro de salud de la zona, para darle
asistencia médica a la población de menores recursos, la cual sufrió las
calamidades del terremoto de Caracas y la Guerra de Independencia.
Legó buena parte de su patrimonio, incluyendo su casa, para el
mantenimiento de este centro asistencial. “Es mi voluntad —dijo—
que se dote un hospital con seis camas, puchero y médico. Así mismo
es mi voluntad que se compre una casa con ese destino y que se pongan
dos salas incomunicables de hombres y mujeres. Que se asalarien los
asistentes necesarios al cuido de los enfermos”. Ana Francisca Pérez de
León respaldó a los patriotas durante la gesta libertadora dedicando toda
su vida, su fuerza y su fortuna a sostener el centro sanitario petareño.
No obstante, allí se atendía, sin discriminación alguna, a todos, fuesen
del bando que fuesen. Al finalizar la Guerra de Independencia, este
Hospital de caridad es bautizado con el nombre de Ana Francisca Pérez
de León, en honor a su fundadora y benefactora. Y lo injusto es que
muchos piensan que “Pérez de León” es un hombre, pues no se ha
difundido el nombre y la labor de esta gran servidora de la patria.
5.3. Daniel De León, “uno de los socialistas
modernos más grandes”
Podríamos citar muchos ejemplos de personas dedicadas a servir. Una
de ellas es Daniel De León (Caracas, 1852-Nueva York, 1914), un
venezolano prácticamente desconocido entre los latinoamericanos de
hoy, pero que dio un gran aporte a las luchas revolucionarias del mundo,
en especial de los Estados Unidos, donde fue líder del Partido Socialista
Obrero y es considerado el padre del sindicalismo de avanzada. El
dirigente comunista Rodolfo Quintero afirma en su libro sobre este
personaje, que el periodista estadounidense John Reed (autor de las
obras México Insurgente y Los diez días que estremecieron el mundo),
afirma que Vladimir Lenin al referirse al revolucionario venezolano dijo:
133
José Gregorio Linares

“Daniel de León, a quien considero como uno de los socialistas


modernos más grandes, es el único que ha agregado algo al pensamiento
socialista de Marx. El Estado Industrial en la forma concebida por De
León, deberá finalmente ser la forma de gobierno en Rusia”.95

Daniel De León nació en Caracas a mediados del siglo xix. Procedía


de una familia adinerada. Razones políticas obligaron al padre, el médico
Salomón De León, a salir de Venezuela y residenciarse en Curazao.
Más tarde envía a su hijo a estudiar en Europa y éste se residencia en
Holanda y Alemania. En la Universidad de Leyden cursó Derecho
“destacándose por su inteligencia y aplicación”. En 1872 se dirige a los
Estados Unidos, atraído por el efervescente clima político de la nación
del norte para aquel momento.
Cursa estudios en la Escuela de Derecho de la Universidad de
Columbia, y seis años después se gradúa de Doctor en Ciencias Políticas.
En dicha Universidad obtiene el primer premio al mejor ensayo sobre
Historia y Derecho constitucionales, más un segundo premio por
otro ensayo sobre Derecho Internacional. Catedráticos y autoridades
académicas le predicen un porvenir brillante, con todos los destellos
áureos que el término tenía en Estados Unidos, entonces aún más que
hoy. Los diplomados de su promoción hicieron, en efecto, carrera y
amasaron grandes fortunas.
Daniel De León mientras es estudiante, también trabaja: se gana la
vida enseñando latín, griego y matemáticas en la Escuela de Thomas
Harrington. Al mismo tiempo, junto con José Martí y otros patriotas
cubanos, desarrolla acciones revolucionarias y escribe para un periódico
editado en español, dirigido a conquistar la independencia de Cuba.
En esa época, publica medulosos trabajos sobre temas de Derecho
Internacional. A los veintiséis años, gana el concurso para designar al
profesor de esa cátedra.

95 Rodolfo Quintero: Op.cit., pp. 33-34.


134
Fabricio Ojeda
José Gregorio Linares

A este revolucionario se le consideraba una autoridad en historia


y jurisprudencia, y se le admiraba por su capacidad de trabajo. Sin
embargo, Daniel De León tuvo que renunciar al ejercicio de la docencia
en la Universidad de Columbia, donde tenía asegurado el puesto de
catedrático titular y una situación económica muy privilegiada, debido
a las presiones de que era víctima por sus ideas socialistas y por su
compromiso en defensa de los derechos de los obreros y del pueblo.
Hacia 1886, su incorporación al movimiento socialista norteamericano
era notoria, lo que le valió la hostilidad del medio docente en que
se encontraba, y en particular la de las autoridades académicas. Sin
vacilar, Daniel De León renunció para consagrarse por entero a la causa
revolucionaria de la clase trabajadora.
Daniel De León, hombre de origen acaudalado, como profesional
pudo haber servido a los intereses de los poderosos y vivir con
holgura; sin embargo, prefirió dedicar su vida y talento a defender a
los trabajadores. A difundir las ideas socialistas y emancipadoras en
Estados Unidos, nación donde la confrontación entre el capital y el
trabajo adquiría notable virulencia. Su trayectoria es un ejemplo de vida
integrada a las luchas revolucionarias, a fin de contribuir al progreso de
la humanidad. No olvidemos su nombre ni su ejemplo.
5.4. Fabricio Ojeda: “Convoque, pues, Señor Presidente”
Podríamos referirnos a muchos revolucionarios o revolucionarias que
han sido modelo de servicio porque servir es la condición primordial
para hacer revolución. De entre esos cientos de personajes nos ha
parecido justo destacar la figura ejemplar de otro venezolano: Fabricio
Ojeda.
Fabricio Ojeda (1929-1966) fue el Presidente de la Junta Patriótica,
la organización política que coordinó la resistencia popular y posterior
derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez el 23 de enero
de 1958. Fabricio Ojeda era el líder más popular y querido. En las
elecciones que se realizaron al caer la tiranía, fue electo, con la mayor
cantidad de votos, diputado al Congreso Nacional.

136
La utopía posible
Las expectativas que se habían generado con el advenimiento de
la democracia fueron muy altas. Lamentablemente no hubo cambios
sustanciales en la realidad venezolana. Los parlamentarios de la recién
inaugurada “democracia representativa”, gozaban de una serie de
prebendas y privilegios. Poseían poder y prestigio. No obstante, Fabricio
Ojeda renuncia a su curul el 30 de julio de 1962; asume el sacrificio
que implica irse a la montaña y emprender el duro camino de la lucha
armada, como vía para alcanzar el Poder Popular.
“Ahora a mí, sólo me queda, como decía un insigne pensador
latinoamericano [José Martí], “cambiar la comodidad por la miasma
fétida del campamento, y los goces suavísimos de la familia por los
azares de la guerra, y el calor del hogar por el frío del bosque y el cieno
del pantano, y la vida muelle y segura por la vida nómada y perseguida
y hambrienta y llagada y enferma y desnuda”…
Es por ello, colegas diputados, que vengo ante ustedes a expresar la
decisión de dejar el Parlamento —este recinto que pisé por voluntad del
glorioso pueblo caraqueño, hoy oprimido y humillado—, para subir a
las montañas e incorporarme a los compañeros que ya han iniciado el
combate y con ellos continuar la lucha revolucionaria para la liberación
de Venezuela, para el bienestar futuro del pueblo, para la redención de
los humildes (…).
Estoy consciente de lo que esta decisión implica, de los riesgos, peligros
y sacrificios que ella conlleva; pero no otro puede ser el camino de un
revolucionario verdadero (…). Convoque, pues, Señor Presidente, al
suplente respectivo porque yo he salido a cumplir el juramento que
hice ante ustedes de defender la Constitución y las leyes del país. Si
muero no importa, otros vendrán detrás que recogerán nuestro fusil y
nuestra bandera para continuar con dignidad lo que es ideal y saber de
nuestro pueblo”. 96
En junio de 1966 Fabricio Ojeda fue detenido y luego asesinado en
un calabozo del SIFA (Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas),
cuya sede estaba en el actual Palacio Blanco, frente al Palacio de
Miraflores, sede del Poder Ejecutivo.

96 Fabricio Ojeda: Alzamos tu bandera, Escritos y discursos, Fondo Editorial Metropolitano


de la Alcaldía Metropolitana de Caracas, Caracas, 2007, pp. 29-39.
137
José Gregorio Linares

Fabricio Ojeda es un ejemplo de servidor público. Toda su vida


estuvo dedicada al bien común y a la justicia social. Inspirémonos en su
pensamiento y en su obra. En su congruencia y su espíritu de sacrificio.
En su valentía y su ética.
5.5. Jacinto Convit: “Ser humano es un deber”
Este médico y científico venezolano inventó la vacuna contra la lepra
y la Leishmaniasis; además, ha desarrollado una cura contra diversos
tipos de cáncer. Nació en La Pastora, Caracas, el 11 de septiembre de
1913. Sus estudios de secundaria los realizó en el Liceo “Andrés Bello”,
donde recibió clases del autor de Doña Bárbara. “Gallegos era excelente
en matemáticas y filosofía —recuerda—. Muy poca gente sabe esto.
Me enseñó una cantidad de cosas y salí bien en su materia. Saqué 20
puntos”.
Su inmenso amor por los pacientes de lepra, quienes eran sometidos
a desprecio y maltratos, lo llevó a ayudarlos y a protegerlos, tal como lo
hiciera en su oportunidad otro médico solidario: Ernesto Guevara de la
Serna. Convit estudió acuciosamente dicho mal, unió esfuerzos, junto a
seis médicos venezolanos y dos italianos, para encontrar su cura.
Cuando aún no se había graduado, en 1938, el doctor Martín Vegas
le invita a visitar la leprosería de Cabo Blanco, en el litoral central, que
era una inmensa casona hecha durante el gobierno de Cipriano Castro.
A partir de allí unió su destino a la curación del bíblico mal. Recuerda:
“No sé qué era más impresionante, si la enfermedad en sí o el rostro
de dolor de aquellos seres. La lepra no tenía cura. A la gente la cazaban
en la calle. Nadie se preguntaba qué pasaría con el alma de aquellas
personas, con sus familias. Los hospitalizaban tan sólo por sospechar
que padecían la enfermedad. Se tapaban los espejos, como si el reflejo
del mal fuese a contaminar hasta las sombras. Era un desastre”. 97

Durante siete años Convit convivió con los leprosos. “Aprendí


a cuidar a los pacientes desempeñando labores de médico, juez,
97 Melanny Hernández R.: “Jacinto Convit: el lado humano de la medicina”. Véase en:
http://caibco.ucv.ve/vitae/VitaeDieciseis/Personaje/ArchivosPDF/convit.pdf
138
La utopía posible
odontólogo y consejero, que sirvieron ampliamente para enriquecer
mi conocimiento sobre la enfermedad y profundizar sobre el aspecto
humano de los enfermos”. Cabo Blanco pasó a ser otra universidad y
una escuela de servicio para Convit. Allí aprendió la verdadera razón
de ser de cualquier profesión: “Un médico es un ser que se debe al
otro. Humanista no es estudiar literatura, ni latín ni griego; humanista
es saber lo que la persona tiene y poderse poner en su lugar. Tener un
concepto global”.
Ese leprosorio oprimía a los enfermos no sólo por el cautiverio
sino, también, por la soledad y el olvido del que eran víctimas. “Había
gente extraordinaria, pero contagiada. Más que una medicina, a veces
necesitaban una conversación”. De ese tiempo guarda dos recuerdos
imborrables. Uno es el de un campesino, atado con cadenas, que le
entregó la policía, por ser portador del mal. El otro, el rostro de dicha
infinita de un hombre con varios años de reclusión cuando descubrió
que se encontraba sano y podía volver a la libertad.
Gracias a la dedicación solidaria en función de ayudar a otros,
Convit y su equipo logra descubrir la cura contra la lepra, un mal que
venía aquejando a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Fue en
nuestro país donde se logró tal proeza médica. La primera consecuencia
del descubrimiento de la cura contra la lepra fue la eliminación del
aislamiento compulsivo y por tanto de las leproserías. Así, Venezuela
se convirtió en la primera nación del mundo en cerrar ese tipo de
establecimientos.
En virtud del trascendental descubrimiento, Jacinto Convit es
postulado en 1988 para el Premio Nobel de Medicina.
De igual manera, desde el año 2010, lidera un equipo que desarrolla
en el Instituto de Biomedicina, dependiente del Ministerio para el
Poder Popular para la Salud, una autovacuna contra el cáncer de seno,
estómago, colon y cerebro, el cual ha dado resultados esperanzadores.
Se trata de una autovacuna curativa que se formula a partir de las células
tumorales del mismo paciente.

139
José Gregorio Linares

Jacinto Convit es Director del Instituto Nacional de Biomedicina


y del Centro Panamericano de Investigación y Adiestramiento en
Lepra y Enfermedades Tropicales. Ha publicado, hasta el presente,
cerca de cuatrocientos trabajos científicos. Constantemente participa
en congresos y seminarios. Ha sido galardonado con el Premio
“Príncipe de Asturias” de Investigación Científica y Técnica de 1987.
Posee alrededor de 45 condecoraciones otorgadas por diversos centros
científicos venezolanos y extranjeros.
A pesar de que ha sido nominado al Premio Nobel de la Medicina,
distinción que podría haber logrado con uno solo de sus descubrimientos,
aún no ha conseguido dicho galardón. No se crea que a la Academia
sueca le sea fácil entregarle el Nobel a un científico venezolano durante
la gestión gubernamental de un líder socialista como Hugo Chávez
Frías. No se crea que están dispuestos a avalar a un médico del “Tercer
Mundo” que a lo largo de su vida se negó a trabajar en clínicas privadas
por considerar que son animadas por el espíritu de lucro y violan el
juramento hipocrático. Prefieren otorgar los galardones a intelectuales
e investigadores que, de alguna manera, refuerzan el establishment. De
todas maneras, esta injusticia no le quita el sueño a nuestro médico,
quien continúa su infatigable labor, convencido de que aún, y no
obstante su avanzada edad, tiene mucho que ofrecerle a la humanidad.
Al final de sus días, quiere ser recordado “como un médico que
hizo su esfuerzo”. Creemos que de eso se trata, de hacer el esfuerzo. El
esfuerzo de prepararse para servir mejor. El esfuerzo por romper con la
ideología individualista y convertirnos en seres solidarios. El esfuerzo
por trascender la inmediatez como profesional. El esfuerzo para dejar
una obra a través de la cual podamos seguir ayudando por los siglos de
los siglos.
Los socialistas debemos reconocer y valorar la labor desempeñada por
gente que hace esos esfuerzos. Respaldar incondicionalmente a quienes
realizan honestamente una labor social. Apoyar su labor, que redunda
en beneficio de la población. Nunca podemos detenernos a preguntarles
por quién votó en las elecciones o cuál es su filiación política. No
140
La utopía posible
podemos cometer el error de los sistemas políticos inquisitoriales que
exigen carnet de partido a cambio de cualquier apoyo; y son capaces
de invisibilizar a quienes no profesan activamente su ideología política.
“Por sus frutos los conoceréis”, dice el proverbio bíblico. El verdadero
socialista cree, precisamente, que “obras son amores”; en consecuencia,
establece la diferencia entre quienes predican el socialismo y no son
capaces de ayudar a nadie, y otros, que sin autoproclamarse como tales,
son en la práctica socialistas ejemplares. La camisa roja no es ninguna
garantía.
Al fin y al cabo, lo importante es emular a los servidores, luchar a su
lado, agradecer su ayuda a personas concretas, su sacrificio por otros.
Wolfang Goethe decía, y lo repite Jacinto Convit: “Ser humano es un
deber”. Y la más hermosa manera de cumplir con ese deber es servir a
la humanidad. ¿No es ésta, acaso, la razón de la lucha de los socialistas?
¿No es éste el ideal que nos ha impulsado a seguir luchando, a pesar de
los sacrificios y las dificultades?

141
José Martí
La utopía posible

6. El Antiburocratismo

“El sistema de administración debe, entre nosotros,


reducirse a la mayor sencillez, de donde nacerá también
su fuerza y su celeridad”.
Simón Bolívar

“Aquí le muestro un legajo


de sello, tinta y papel,
éste sí que es cascabel
que suena con desparpajo,
diez mil quinientos carajos
pueblan las casas legales,
y allí están los tal por cuales
en un sillón silloneado”.
Violeta Parra
“Décimas autobiográficas”

“No me digan que los médicos se fueron


no me digan que no tienen anestesia
no me digan que el alcohol se lo bebieron
y que el hilo de coser fue bordado en un mantel
No me digan que las pinzas se perdieron
que el estetoscopio está de fiesta
que los rayos x se fundieron y
que el suero ya se usó para endulzar el café”.
Juan Luis Guerra
“El Niágara en bicicleta”
145
José Gregorio Linares

6.1. Una casta burocrática


El antiburocratismo, como principio es una noción cardinal en el
proceso de construcción del socialismo suramericano. La burocracia
creció como una de las degeneraciones más aberrantes de la mayoría
de las experiencias “socialistas” del siglo xx. Una casta burocrática se
erigió en representante del pueblo, suplantó a las clases trabajadoras.
Paulatinamente, esta casta exclusivista se fue divorciando de los pueblos
a los que decía representar. Fue acumulando privilegios y consolidando
poder. Ofició una praxis de la sumisión. Con ella cualquier diligencia
se convierte en vía crucis; y los procedimientos, en alcabalas; los
ciudadanos, en potenciales enemigos. Todo ministerio crea su propio
laberinto. Cada departamento es un eslabón de una cadena de suplicios.
El burócrata disfruta encontrando escollos, agregando trámites,
poniendo celadas, negando peticiones, engavetando, haciendo esperar.
Siempre está ocupado. Es inaccesible. La distancia es su protección. La
demora, su método para hacer sentir su superioridad; la parafernalia del
cargo, su estrategia para causar indefensión en el solicitante. Se comunica
en un solo idioma: el autismo. Detrás de su aparente ecuanimidad y
aplomo no se esconde más que indolencia y desgano. Imputa a otros,
especialmente a los subalternos, sus propias faltas. Idolatra las normas y
procedimientos administrativos. Le rinde culto al papel, especialmente
si ha de llevar su firma. Se ampara en la letra de la ley para violar su
espíritu. Ignora que, como afirmara Bolívar “Son ciudadanos virtuosos,
más que las leyes, los que construyen una república”. El funcionario
burócrata maneja un sin fin de razones para quedar bien con la estructura
y mal con quien lo necesita.
No le interesa la gente. Nunca asume compromisos con la labor
encomendada. Jamás corre riesgos por nadie. No resuelve problemas, los
remite. Su única preocupación es complacer al que aprueba sus ascensos.
Es un dique en el fluir de los procesos. Ésta es su manera de validarse. Su
hábitat natural es la inercia. El cosmos gira alrededor de su escritorio.
Desde un pedestal contempla el mundo terrenal como un estorbo. Lo
único que le importa es subir porque mientras más arriba llega, más
146
La utopía posible
prebendas obtiene. Defiende el sistema que lo sostiene, no porque
tenga ideales, sino porque esconde intereses. Cuando hace favores, no
lo hace para ayudar, sino para mostrar su poder y encumbrarse aún más.
De esa manera todo el aparato estatal llega a ser como uno de esos
viejos edificios carcomidos que ya no pueden ser habitados, pero a los
que aún no les llega la orden de demolición. No sirven para vivir, pero
son el refugio de los pequeños burócratas, el asiento de su poderío.
Sobre sus columnas se levantan las tapias que separan al funcionario del
ciudadano. Un muro que habrá que demoler.
En efecto, hay que tomar por asalto el Estado y transformarlo.
Desalojar las perversas “prácticas burocráticas” y a sus oficiantes. En
una verdadera colectividad socialista, la estructura del Estado debe ser
sencilla, fluida. Debe estar diseñada para ponerse al servicio de la gente
y no del aparato o el funcionario. El Estado debe estar bajo el control
de una ciudadanía que disponga de medios e instrumentos efectivos
para dinamizar los procesos. Puesto que “quizás —indicaba Bolívar—
el grito de un ciudadano puede advertir la presencia de un peligro
encubierto o desconocido (…) el que manda debe oír aunque sean las
más duras verdades y, después de oídas, debe aprovecharse de ellas para
corregir los males que produzcan los errores”.
El Estado debe ser la expresión de una ciudadanía con poder para
diagnosticar, planificar, ejecutar y evaluar la gestión. Con autoridad
para cuestionar y poder así abolir normas y procedimientos que
entorpecen el bien común. Con la atribución de crear, revisar y adecuar
las normas. Sin temor a equivocarse y volverlo a intentar. Con potestad
para contratar, formar, evaluar, promover y revocar funcionarios. Un
pueblo que participe en la toma de decisiones, maneje presupuestos
y vigile el uso de los dineros públicos a través de la contraloría social.
Lo advertía Bolívar: “Es el deber de todo ciudadano vigilar sobre la
legítima inversión de las rentas públicas en beneficio de la sociedad”.
Nuestro propósito es forjar una ciudadanía comprometida, con
conciencia de clase, de comunidad y de país. Hombres y mujeres
147
José Gregorio Linares

orientados hacia la solución de los problemas. Constructores activos a


los que no se les pueda ignorar, postergar, engañar, comprar, ni someter.
Protagonistas de la historia. Gente con poder verdadero. Nunca más
en la sala de espera. Jamás espectadores de la gestión pública. Ni gente
inerme a la sombra de burócratas omnipotentes e insensibles.
Hay que dar una dura batalla contra el burocratismo. Estudiarlo,
describirlo, denunciarlo y vencerlo. Hay que tratarlo como lo que es:
una fiera de mil cabezas, sin corazón, de escasa inteligencia, carente
de imaginación, enemiga de la gente. Así lo ha presentado el cineasta
cubano Tomás Gutiérrez Alea (1928-1996) en la película “La muerte
de un burócrata” (1966). El film es una sátira de la burocracia, una
comedia de absurdos que comienza cuando entierran a un trabajador
junto con su carnet laboral, el cual resulta ser uno de los requisitos
exigidos para que la viuda pueda cobrar la pensión. A partir de allí se
despliega toda una maraña burocrática:
“Decidí hacer la película a partir de una experiencia personal. Puede
sucederle a cualquiera. Me vi de pronto atrapado en los laberintos de
la burocracia a partir de unos problemas muy simples y elementales
que quise resolver. Perdí mucho tiempo en eso y decidí hacer justicia
por mis propias manos. Pensándolo bien —me dije— mejor hago una
película y así me evito líos con la policía. De esa resolución salió una
comedia, porque ¿no es ése el tono más apropiado para expresar el
carácter absurdo que adquieren las deformaciones burocráticas, los
formalismos y los formulismos vacíos que no tienen nada que ver con
la práctica revolucionaria?”. 98

6.2. Bolívar: “Lejos de hacer ningún bien, embarazan la


administración”
Bolívar puso en práctica una serie de medidas tendientes a someter
al burocratismo. En primer lugar se propuso reducir la cantidad de
funcionarios públicos innecesarios. Contar sólo con la cantidad de
personas necesarias para el óptimo desempeño de la Administración

98 Tomás Gutiérrez Alea, en “Un apoyo moral a las víctimas del burocratismo”, entrevista
de Gary Crowdus, Cineaste, Nueva York, 1979.
148
La utopía posible
Pública. En carta dirigida a Santander, fechada el 23 de mayo de 1826,
le expresa:
“…veo que el estado de nuestras rentas no alcanza a llenar el numerario
que se necesita para pagar la inmensidad de nuestros empleados; no
hay pueblo, por pequeño que sea, que no tenga un juez de derecho y
otros empleados absolutamente inútiles; (…) Yo soy de opinión que no
sólo no se deben nombrar más empleados, sino que es absolutamente
indispensable anular una infinidad que, lejos de hacer bien, embarazan
la administración y absorben las pocas rentas del Estado”.99

En este sentido promulgó en 1827 un decreto mediante el cual


cesaban los sueldos de todos los funcionarios públicos que no realizasen
ningún trabajo o que no se hallasen al frente de su puesto de servicio
activo; también estableció que se dejarían sin efecto pensiones y
jubilaciones que no estuviesen plenamente justificadas. Bolívar no se
andaba con contemplaciones en su combate contra el exceso de gente
inútil en la Administración Pública.
También le interesaba al Libertador simplificar los procesos y trámites
administrativos para, de este modo, darles una adecuada atención a
los ciudadanos. En comunicación dirigida al Gobernador de Barinas,
Manuel Antonio Pulido, el 12 de agosto de 1813, le expresa que la
Administración Pública debe funcionar como una máquina y le señala
la necesidad de la simplificación de sus resortes para hacerla más útil y
eficiente. Bolívar escribe como si se estuviese adelantando a los textos
de Fraz Kafka:
“Mientras más resortes haya que mover en una máquina, tanto más
lenta será su acción; mas si no hay sino un solo resorte, giran con
rapidez y son más sus efectos. Simplifiquemos, pues, los elementos del
Gobierno, reduzcámosle a un resorte, si es posible, y hará en menos
tiempo más utilidades que los perjuicios reales que con muchos resortes
haría por dilatado tiempo”.

Bolívar nos enseña que el Estado tiene como finalidad primordial


enfrentar a los enemigos de la patria y servir a los ciudadanos. No
99 En Simón Bolívar: Obras completas, Vicente Lecuna (Comp.), Tomo II, p. 374.
149
José Gregorio Linares

debe, de ninguna manera, crecer inmoderadamente para satisfacer


los intereses clientelares de los partidos o los dirigentes. Tampoco
el Estado y la Administración Pública pueden convertirse en un
tejido intrincado que dificulta las tramitaciones y se distancia del
ciudadano común. Esto nos lo enseña Bolívar. No podemos dar
pasos firmes hacia el socialismo si no aprendemos estas importantes
lecciones.
6.3. José Martí, Vladimir Lenin, el Che Guevara y Albert
Einstein enfrentan el burocratismo
Es tal el poder del burocratismo que logra desvirtuar cualquier proyecto
por transformador que sea. Descompone el agua pura; contamina el
aire fresco; calcina la semilla apenas brota. Los revolucionarios que
han asumido la conducción del gobierno en países que se plantean la
“transición hacia el socialismo”, han advertido acerca de este mal y se
han propuesto extirparlo.
No pretendo canonizar a algunos líderes, mucho menos rendir
culto a sus palabras; pero vale la pena advertir que muchos de ellos
se plantearon seriamente crear Estados no fosilizados, manejados
directamente por el pueblo. En sus memorias, la compañera de Lenin,
Nadia Kruskaya, recuerda que a él le preocupaba este problema, e
intentó desde los mismos comienzos de la Revolución, enfrentarlo y
buscar soluciones:
“Vladimir Ilich reflexionaba constantemente acerca de las nuevas
formas de gobierno. Meditaba en la manera de organizar un aparato
estatal de tal índole que no tuviera nada de burocratismo, que supiera
encontrar el apoyo de las masas, que supiera organizarlas para que le
ayudasen en su labor, que supiera preparar en esa labor a funcionarios de
un nuevo tipo. En la disposición del II Congreso de los Soviets “Acerca
de la formación del Gobierno Obrero y Campesino”, se expresa tal idea
con las siguientes palabras: ‘Se encomienda la gestión de determinadas
ramas de la vida del Estado a comisiones, cuyos componentes deben
asegurar la realización del programa promulgado por el Congreso en
estrecha ligazón con las organizaciones de masas de los obreros, de los
marineros, de los soldados, de los campesinos y de los empleados. El
150
La utopía posible
Poder gubernamental pertenece al colegio de los presidentes de esas
comisiones, es decir, al Consejo de Comisarios del Pueblo”. 100

Del mismo modo, ya antes en Latinoamérica José Martí había


advertido contra el peligro del exceso de poder por parte del Estado y
sus burócratas. Advirtió:
“¡Mal va un pueblo de gente oficinista! Todo el poder que iría adquiriendo
la casta de funcionarios, ligados por la necesidad de mantenerse en una
ocupación privilegiada y pingüe, lo iría perdiendo el pueblo, que no
tiene las mismas razones de complicidad en esperanzas y provechos,
para hacer frente a los funcionarios enlazados por intereses comunes.
Como todas las necesidades públicas vendrían a ser satisfechas por el
Estado, adquirirían los funcionarios entonces la influencia enorme que
naturalmente viene a los que distribuyen algún derecho o beneficio.
(…) De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser siervo del
Estado.(…) El funcionarismo autocrático abusará de la plebe cansada
y trabajadora”. 101

Asimismo, el Che Guevara dedicó enormes esfuerzos al diagnóstico


y combate del burocratismo. En 1963 escribió un original estudio
titulado “Contra el burocratismo”, que vale la pena tener presente en
los momentos actuales,102 cuando en distintos países de América nos
planteamos la destrucción del Estado capitalista y su sustitución por un
Estado que sea expresión de los intereses de los “condenados de la Tierra”.
Según el Che, el burocratismo, evidentemente, no nace con la
sociedad socialista ni es un componente obligado de ella. La burocracia
estatal ya existía en la época de los regímenes burgueses, puesto que a la
sombra del presupuesto medraba un gran número de aprovechados que
constituían la “corte” del político de turno. De acuerdo con lo dicho por
el Che, el mal del burocratismo comenzó a desarrollarse con fuerza. Si
fuéramos a buscar sus raíces en el momento actual, agregaríamos a causas
viejas nuevas motivaciones, encontrando tres razones fundamentales:

100 Nadia Kruskaya, Las lecciones de octubre, 1925. En: Communist Party of Great
Britain, London.
101 José Martí: La América, Nueva York, abril de 1884.
102 Se publicó inicialmente en la Revista Cuba Socialista, N° 18, febrero 1963.
151
José Gregorio Linares

1. La falta de motor interno. Con esto queremos decir, la falta


de interés del individuo por rendir su servicio al Estado y por
superar una situación dada. Se basa en una falta de conciencia
revolucionaria o, en todo caso, en el conformismo frente a lo
que anda mal.
2. La falta de organización. Se producen disloques, cuellos de
botella que frenan innecesariamente el flujo de las informaciones
de las bases y de las instrucciones u órdenes emanadas de los
aparatos centrales. A veces éstas, o aquéllas, toman rumbos
extraviados y, otras, se traducen en indicaciones mal vertidas,
disparatadas, que contribuyen más a la distorsión. La falta de
organización tiene como característica fundamental la falla en
los métodos para encarar una situación dada.
3.
La falta de conocimientos técnicos suficientemente
desarrollados como para poder tomar decisiones justas y en
poco tiempo.
En estos casos, el burocratismo, es decir, el freno de los papeles y de las
indecisiones al desarrollo de la sociedad, es el destino de los organismos
afectados. Si conocemos las causas y los efectos del burocratismo,
estaremos en capacidad de corregir el mal.
1. De todas las causas fundamentales, podemos considerar a la
organización como nuestro problema central y encararla con
todo el rigor necesario.
2. Simultáneamente, debemos desarrollar con empeño un trabajo
político para liquidar las faltas de motivaciones internas, es
decir, la falta de claridad política, que se traduce en una falta
de ejecutividad. Los caminos son: la educación continuada
mediante la explicación concreta de las tareas, mediante la
inculcación del interés a los empleados administrativos por
su trabajo concreto, mediante el ejemplo de los trabajadores
de vanguardia, por una parte, y las medidas drásticas de
eliminar al parásito, ya sea el que esconde en su actitud una
152
La utopía posible
enemistad profunda hacia la sociedad socialista o al que está
irremediablemente reñido con el trabajo.
3. Por último, debemos corregir la inferioridad que significa la
falta de conocimientos. Hemos iniciado la gigantesca tarea de
transformar la sociedad de una punta a la otra en medio de
la agresión imperialista, de un bloqueo cada vez más fuerte
—en el caso de Cuba—, de un cambio completo en nuestra
tecnología, de aguda escasez de materias primas y artículos
alimenticios y de una fuga en masa de los pocos técnicos
calificados que tenemos. En esas condiciones debemos
plantearnos un trabajo muy serio y muy perseverante con
las masas, para suplir los vacíos que dejan los traidores y las
necesidades de fuerza de trabajo calificada que se producen
por el ritmo veloz impuesto a nuestro desarrollo. De allí que
la capacitación ocupe un lugar preferente en todos los planes
del Gobierno Revolucionario.
Finalmente, el Che llega a la siguiente conclusión: si nosotros
logramos desentrañar, bajo la maraña de los papeles, las intrincadas
relaciones entre los organismos y entre secciones de organismos, la
duplicación de funciones y los frecuentes “baches” en que caen nuestras
instituciones, encontramos las raíces del problema y elaboramos
normas de organización, primero elementales, más completas luego,
damos la batalla frontal a los displicentes, a los confusos y a los vagos,
reeducamos y educamos a esta masa, la incorporamos a la Revolución
y eliminamos lo desechable y al mismo tiempo, continuamos sin
desmayar, cualesquiera que sean los inconvenientes confrontados, una
gran tarea de educación a todos los niveles, estaremos en condiciones de
liquidar en poco tiempo el burocratismo.
Igualmente, Albert Einstein en su folleto ¿Por qué socialismo?
indicaba:
“La realización del socialismo requiere solucionar algunos problemas
sociopolíticos extremadamente difíciles: ¿cómo es posible, con una
centralización de gran envergadura del poder político y económico,
153
José Gregorio Linares

evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante? ¿Cómo


pueden estar protegidos los derechos del individuo y cómo asegurar un
contrapeso democrático al poder de la burocracia?”.

Combatir el burocratismo es, en fin, condición indispensable para


construir el mejor sistema de gobierno, que será aquel que, como quería
Simón Bolívar, propicie la mayor suma de seguridad social, la mayor
suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad posibles.
6.4. La Ley de Simplificación de Trámites Administrativos:
“Acátese pero no se cumpla”.
En tiempos de la Colonia, cuando una norma emitida por la Corona
iba en contra de los intereses de los gobernantes locales, éstos aplicaban
la máxima: “Acátese pero no se cumpla”. Era una manera de mantenerse
en el terreno de la legalidad sin salirse de los linderos de la conveniencia.
Una forma de decir sí pero no. Un resquicio para desobedecer leyes
que interpretaban anhelos de gentes distintas a los encomenderos,
pelucones103 o mantuanos. La expresión de la molicie y la resistencia al
cambio. Una socarronería para mantener privilegios.
En Venezuela, en un intento memorable por acabar con el
burocratismo y prestar una mejor atención al ciudadano, el Gobierno
Nacional aprobó una ley cuya aplicación haría salir corriendo a los
burócratas de sus madrigueras. Una ley que como una tea liberadora
convertiría en cenizas tanto papel innecesario para ejecutar cualquier
tramitación. Una ley que de ponerse en práctica haría del sector
público un modelo a seguir en materia de calidad y eficiencia. Una ley
que convertiría a los funcionarios en servidores públicos, y a la gente
descontenta en ciudadanos felices. La empatía reemplazaría el egoísmo,
y la sensibilidad a la indolencia. Al fin la solidaridad y el bien común
tendrían forma de normativa. Nos referimos al Decreto-Ley Sobre
Simplificación de Trámites Administrativos, aprobado en octubre de
1999, uno de cuyos artículos dice:

103 Designación usada en el lenguaje político de Ecuador para referirse a los sectores
oligárquicos. También se emplea en Chile.
154
La utopía posible
“Artículo 4. La simplificación de los trámites administrativos tiene por
objeto racionalizar las tramitaciones que realizan los particulares ante
la Administración Pública; mejorar su eficacia, pertinencia y utilidad, a
fin de lograr mayor celeridad y funcionalidad en las mismas; reducir los
gastos operativos; obtener ahorros presupuestarios; cubrir insuficiencias
de carácter fiscal y mejorar las relaciones de la Administración Pública
con los ciudadanos”.

Entre los lineamientos generales que establece esta ley están los
siguientes:
1. Suprimir los trámites innecesarios que incrementen el costo
operacional de la Administración Pública, hagan menos eficiente su
funcionamiento y propicien conductas deshonestas por parte de los
funcionarios.

2. Simplificar y mejorar los trámites realmente útiles.

Los principios generales que regulan la simplificación de trámites


administrativos son verdaderamente revolucionarios, se ponen del lado
del ciudadano y no del burócrata. Son éstos:
1. La presunción de buena fe del ciudadano; 2. La simplicidad,
transparencia, celeridad y eficacia de la actividad de la Administración
Pública; 3. La actividad de la Administración Pública al servicio de los
ciudadanos; 4. La desconcentración en la toma de decisiones por parte
de los órganos de dirección.

Pero los avances no se quedan allí. Se establece un órgano de


control cuya finalidad será velar que en cada ente público se aplique
la mencionada ley. Ello estará a cargo del Ministerio de Planificación y
Desarrollo. Incluso se prevén sanciones:
“Los funcionarios y empleados al servicio de los órganos y entes sujetos
a la aplicación de este Decreto-Ley, que sean responsables de retardo,
omisión o distorsión de los trámites… así como del incumplimiento
de las disposiciones del mismo, serán sancionados con multa cuyo monto
se determinará entre el veinticinco (25) y cincuenta (50) por ciento de su
remuneración total correspondiente al mes en que cometió la infracción,
según la gravedad de la misma. (…) La multa prevista se establecerá

155
José Gregorio Linares

sin perjuicio de la responsabilidad civil, penal y administrativa en que


puedan incurrir los funcionarios por el ejercicio de la función pública.
(…) La imposición de dos multas de las previstas en el lapso de un año,
será causal de destitución del funcionario o empleado público”.

En virtud de los graves daños ocasionados por el burocratismo se


plantean medidas inmediatas, urgentes, impostergables que por su rigor
recuerdan al célebre Dracón. Entre las disposiciones finales de la ley se
establece que:
“Las máximas autoridades de los órganos y entes sujetos a la aplicación
de este Decreto-ley, dentro de los noventa (90) días siguientes a su
entrada en vigencia, deberán presentar al Ministerio de Planificación y
Desarrollo,104 los planes de simplificación de trámites administrativos
que se realicen ante los mismos. Los funcionarios que incumplan con
esta disposición serán sujetos de la sanción prevista en el artículo 56 de
este Decreto-Ley, sin perjuicio de la posibilidad de remoción del cargo
que ostenten”.

Este Decreto-Ley sobre simplificación de trámites administrativos


fue refrendado en octubre de 1999. Ya ha pasado más de una década
desde su aprobación. El mal que dio origen a esta ley se extiende por
todo el organismo de la Administración Pública y afecta seriamente su
salud. Los responsables siguen arrellanados en sus poltronas y desde sus
escritorios fijan el destino de los ciudadanos. Nadie, que sepamos, ha
sido encarcelado, ni siquiera sancionado o por lo menos amonestado.
Desde tiempos de la Colonia una burocracia glotona se come a los
ciudadanos en apuros, se alimenta de sus esperanzas, diluye sus ilusiones.
Esa misma burocracia se burla de la ley que como dinamita amenazaba
con pulverizarla. Hoy, al referirse a dicha normativa, esta burocracia
pareciera decirnos: “Acátese pero no se cumpla”.
La gente, en cambio, debe apropiase esta Ley, hacerla suya:
conocerla, defenderla, difundirla, garantizar su cumplimiento. Quizás,
en la aplicación de esta ley humanista y humanitaria, está la fuerza y
el poder que nos está haciendo falta para interpretar las verdaderas

104 Véase en: marval.tripod.com.ve


156
La utopía posible
necesidades del pueblo y contribuir a satisfacerlas. Quizá este invisible
hilo nos sirva de guía para salir del laberinto de procedimientos inútiles
que es la Administración Pública. Quizás, de este delgado hilo legal
está pendiendo el futuro del Estado y de la Revolución en nuestro
país. Entonces, decidámonos de una vez a enfrentar el burocratismo,
ese monstruo devorador de gentes, con esa arma legal que unos
jurisconsultos visionarios pusieron en nuestras manos. Esperemos
que no sea tarde. Y ojalá nunca tengamos que repetir aquella frase de
Francisco Bilbao, cuando fue derrotado el movimiento revolucionario
que encabezaba: “La revolución se perdió porque no fue revolución”.

157
Ludovico Silva
La utopía posible

7. La Individualidad

“Marx hablaba de la sociedad socialista como aquella en la


que tendría lugar el desarrollo pleno de la individualidad
creadora”.
Ludovico Silva

“Yo soy como soy, y tú eres como eres. Construyamos


un mundo donde yo pueda ser sin dejar de ser yo, donde
tú puedas ser sin dejar de ser tú, y donde ni yo ni tú
obliguemos al otro a ser como yo o como tú”.
Subcomandante Marcos del EZLN.

“Ninguna fuerza abatirá tus sueños,


porque ellos se nutren con su propia luz.
Se alimentan de su propia pasión.
Renacen cada día, para ser.
Sí, la tierra señala a sus elegidos.
El alma de la tierra, como una sombra,
sigue a los seres indicados para traducirla en la esperanza,
en la pena, en la soledad.
Si tú eres el elegido, si has sentido el reclamo de la tierra,
si comprendes su sombra,
te espera una tremenda responsabilidad.
Puede perseguirte la adversidad,
aquejarte el mal físico, empobrecerte el medio,
desconocerte el mundo, pueden burlarse y negarte
los otros, pero es inútil, nada apagará la lumbre de tu
antorcha, porque no es sólo tuya.
Es de la tierra, que te ha señalado”.
Atahualpa Yupanqui
161
José Gregorio Linares

7.1. “Sea yo más yo cada día, tú cada día más tú”


Un principio clave para la construcción del socialismo es la
individualidad. Es un principio controversial. En el pasado, el debate
socialista estuvo planteado en los falsos términos de contraponer el
colectivo frente al individuo. En consecuencia, en aras de un supuesto
bien común, se erigieron fuertes Estados colectivistas que pretendían
estandarizar la mente, los gustos y las conductas de los individuos,
suprimiendo cualquier perfil propio. Se hizo creer que individualidad
es equivalente a individualismo y, en consecuencia, se le atacó como
un valor del antiguo régimen. Ésta es una deformación grave. El
socialismo humanista auspicia la individualidad a la vez que combate el
colectivismo y el individualismo.
El socialismo humanista estimula la individualidad; es decir, impulsa
el desarrollo del talento y potencialidades de cada quien. Promueve
así lo más auténtico de cada persona. Salvaguarda el desarrollo de su
misión personal, de su proyecto de vida. En líneas generales, los talentos
pueden desarrollarse más efectivamente en la medida en que interpretan
y dan respuestas a las necesidades históricas objetivas de la sociedad de
su época. El revolucionario ruso Jorge Plejanov (1857-1918) afirmaba:
“El individuo no puede poner de manifiesto su talento sino cuando
ocupa en la sociedad la situación necesaria para poderlo hacer (…).
Los talentos aparecen, siempre y en todas partes, allá donde existen
condiciones sociales favorables para su desarrollo (…). Si no fuera por
eso, nunca habrían podido cruzar el umbral que separa lo potencial de
lo real”. 105

En realidad, el encanto y vitalidad de una sociedad reside en el poder


de cada individuo de llegar a realizarse socialmente, en consonancia con
su propia naturaleza, única e irrepetible. Un milagro del cosmos en un
destello de la eternidad. No admite clones y menos en manada. Así,
cuando una persona es motivada a desarrollarse plenamente, en contacto
con otros individuos realizados a plenitud, se erige una colectividad

105 Jorge Plejanov: El papel del individuo en la Historia, Editorial Grijalbo, México, 1969,
pp. 58 y 72.
162
La utopía posible
sólida, entusiasta y renovadora. Se desarrolla una individualidad que
crece en contacto con el otro y adquiere pleno sentido en su interacción
con los demás; en el servicio hacia el colectivo, en el bien común. Lo
decía, como en un juego de palabras, el escritor español Don Miguel de
Unamuno (1864-1936):
“Ahondémonos, procurando ser más personales cada día (…). Sea yo
más yo cada día, tú cada día más tú y llegaremos mejor a compenetrar
nuestras almas que si me empeño en modelarme a tu imagen o en
modelarte a la mía. Sin diferenciación no hay integración posible, y
a la vez es el fondo último de homogeneidad, lo que hace posible las
diferenciaciones y la integración de ellas”.106
José Martí insistía en la necesidad de que cada persona desarrollara
sus facultades y ejerciera la misión que debía cumplir en la vida.
Consideraba necesario “…hacer de cada hombre una antorcha”,
convertirlo en “autor de sí”; e insistía: “la cruzada se ha de emprender
ahora para revelar a los hombres su propia naturaleza”.
El papel de la sociedad socialista es garantizar un ambiente social
que despierte y promueva la individualidad de cada persona e incite el
poder creador que posee cada individuo. En el socialismo, decía el Che
Guevara, “Se trata, precisamente de que el individuo se sienta más pleno,
con mucho más riqueza interior y con mucho más responsabilidad”.
Consideraba que:
“La Revolución no es, como pretenden algunos, una estandarizadora de
la voluntad colectiva, de la iniciativa colectiva, sino todo lo contrario,
es una liberadora de la capacidad individual del hombre. Lo que sí es
la Revolución, es al mismo tiempo orientadora de esa capacidad. El
hombre, en el socialismo, a pesar de su aparente estandarización, es
más completo; a pesar de la falta del mecanismo perfecto para ello,
su posibilidad de expresarse y hacerse sentir en el aparato social es
infinitamente mayor”. 107
La sociedad socialista como sistema debe estimular la
individualidad creadora. De lo contrario, la gente se sentirá
106 Miguel de Unamuno: Americanidad, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 2002, p.169.
107 Ernesto Guevara: “El Socialismo y el Hombre en Cuba”, en El Pensamiento del Che, pp.
20 y 65.
163
José Gregorio Linares

atrapada en un molde que no le permite ser. Entonces, le quedarían


dos opciones: mimetizarse o evadirse. De este modo el cartabón
sustituye el placer de vivir. La sociedad pierde dinamismo, sucumbe
bajo su propia sombra, o derrumba muros en búsqueda de la fibra
creadora de cada individuo.
El enorme poder que significa adquirir conciencia del talento que
cada uno posee y de la necesidad de que dicha potencia individual puede
ser útil a los otros en algún ámbito del saber o del hacer, multiplica aún
más esta energía individual, porque la direcciona hacia el propósito que
cada quien ha de trazarse en función de lo social, océano donde las
aguas de cada uno se encuentran con las aguas del otro, en un intento
por encauzar la corriente hacia donde cada individuo quiere que fluya
la humanidad entera.
Cada persona debe estar consciente de su individualidad, de la
misión que se propone cumplir en la sociedad y del desafío que ello
significa. Un ejemplo de ello lo tenemos en el revolucionario peruano
José Carlos Mariátegui (1894-1930), hombre de origen muy humilde,
con impedimentos físicos y de frágil salud quien, no obstante las
dificultades, estaba consciente de su original aporte en la interpretación
marxista de la realidad peruana y latinoamericana, y en la construcción
del socialismo continental. En 1924, cuando apenas tiene treinta años
de edad, el destino le depara una prueba terrible: se agrava seriamente
su estado de salud, una infección invade su cuerpo, le diagnostican un
tumor en una pierna y se la amputan. Su firme voluntad le permite
sobrevivir y desde una silla de ruedas continúa su labor. Logra prolongar
su vida seis años más, y durante ese período realizará su labor teórica y
política más fructífera. Recuerda:
“En el instante más álgido de mi agonía yo sabía que no podía morir
aún. Yo sabía que mi destino no estaba aún terminado y ello me daba
una fuerza inaudita. Creo que nuestras vidas son como las flechas
que deben alcanzar un blanco, y la mía no había llegado todavía al
suyo”.108

108 Luis Sicilia: Op.cit., p. 95.


164
La utopía posible
Pero la estructura capitalista dificulta o imposibilita el desarrollo de
la individualidad porque es excluyente y clasista. No ofrece igualdad
de oportunidades a todos los seres humanos. Su aparente apoyo a los
talentos tiene que ver más con el propósito de lucro que con el deseo de
potenciar la capacidad creadora de cada quien; de este modo resulta
que tienen más posibilidad de desarrollar su talento las personas de las
clases poderosas que los pobres y marginados. Esto es especialmente
cierto en América Latina y los llamados países del Tercer Mundo. El
escritor uruguayo Eduardo Galeano, se pregunta:
“¿Cuántos talentos se extinguen en América Latina, antes de que
puedan llegar a manifestarse? ¡Cuántos profesionales y artistas no
llegan ni siquiera a enterarse de que lo son?”.

7.2. Socialismo versus colectivismo


Precisamente porque favorece la individualidad, el socialismo
verdadero combate el colectivismo, el cual suprime la identidad, asfixia la
personalidad de seres humanos específicos, en aras de un ente artificial
que supuestamente representa a las mayorías. El colectivismo simboliza
unos intereses pretendidamente superiores, que a la larga no son más
que la expresión ideológica de una clase, un Estado, un partido, un
ejército, una casta, una familia o un individuo.
El tema fue motivo de reflexión para el escritor venezolano Ludovico
Silva, quien desde una perspectiva marxista heterodoxa cuestionó las
prácticas “colectivistas” del “socialismo real”.
“Marx hablaba de la sociedad socialista como aquella en la que tendría
lugar el desarrollo pleno de la individualidad creadora. No hablaba para
nada de colectivismo, sino por el contrario, hablaba de un principio
según el cual la única forma en la que un individuo puede integrarse
creadoramente a su sociedad es mediante el desarrollo de su propia
individualidad”.109

El marxismo clásico jamás propuso un tipo de sociedad colectivista que


cercenara la individualidad, impusiera la colectivización forzosa de la
109 Ludovico Silva: Letra y Pólvora, Fondo Editorial de la Alcaldía Metropolitana de
Caracas, Caracas, 2007, p. 229.
165
José Gregorio Linares

economía ni formara individuos unidimensionales orientados por un


pensamiento único, donde no hubiese espacio para la individualidad y
la disidencia. Al contrario, Carlos Marx habló siempre de la importancia
que tenía el pleno desarrollo de cada individuo; por su mente nunca
pasó la idea de colectivizar toda la economía y la sociedad. Propuso,
en cambio, que la sociedad comunista creara las condiciones para que
todos los seres humanos pudiesen desarrollar sus talentos y gustos en
plena libertad, que las ideas fueran debatidas dialécticamente en un
clima de democracia.
La desviación absurda hacia el colectivismo de las ideas y de la
propiedad es producto de una táctica específica de los bolcheviques
en la URSS en una coyuntura histórica determinada; que luego,
para sorpresa de muchos de ellos, se convirtió en “ley universal” del
socialismo, especialmente a partir del gobierno totalitario de Stalin.
La colectivización forzosa de la propiedad que se dio en el marco de
una economía de guerra (1918-1921) como una medida de emergencia
—que luego fue suplantada por la Nueva Política Económica (1921)—
,y la estandarización de la conciencia (instigada por los órganos del
Partido y el Estado) fueron combatidas por algunos dirigentes. En su
autobiografía León Trotsky recuerda:
“Había que ir pensando en abandonar el comunismo de guerra. Los
métodos del comunismo de guerra, tal como nos fueran impuestos
por la situación del país durante la Guerra Civil (1918-1921) estaban
agotados, y para levantar la economía de nuestro pueblo no había más
remedio, costase lo que costase, que volver a introducir el elemento
del interés personal, restableciendo hasta cierto punto el mercado
interno. Inspirándome en esta necesidad presenté al Comité central
un proyecto de supresión de reparto forzoso de suministros que
había de ser sustituido por un sistema de impuestos sobre los cereales,
introduciendo en relación con esto el reparto de mercancías”. 110

A pesar de los reparos que muchos líderes le pusieron a las prácticas


colectivistas, este modelo fue retomado, en mayor o menor medida,

110 León Trotsky: Mi Vida, Editorial pluma, Bogotá, 1979, pp. 366-367.
166
La utopía posible
en Rusia y en las naciones que estaban bajo la influencia soviética, a
partir del gobierno de Stalin, el cual impulsó planes de colectivización e
industrialización, que tuvieron como punto de partida la expropiación
masiva de las tierras de los hacendados capitalistas (kulaks), y la
confiscación de la producción; luego estas colectivizaciones se
extendieron a la mediana y pequeña propiedad, todo lo cual trajo
como consecuencias la oposición del campesinado a la revolución, una
reducción drástica de la producción agrícola y la hambruna generalizada.
Mediante los planes quinquenales que daban prioridad a una
industrialización acelerada, basada en el desarrollo de los sectores
energéticos y la industria pesada, se creó una economía “desarrollista”
donde los grandes números de la macroeconomía se obtenían a costa de
sacrificar el bienestar de la población, la cual fue sometida a durísimas
condiciones de trabajo y a grandes privaciones en materia de consumo
en aras de un supuesto porvenir mejor para todos. La represión impedía
que se expresara el malestar de la ciudadanía, apenas compensada con
la mejora de los servicios estatales de transporte, sanidad y educación.
Para Stalin (1878-1953) lo esencial era la ambición de poder. Los
máximos dirigentes que habían llevado a cabo la Revolución de Octubre
fueron deportados a campos de concentración o ejecutados. Stalin
eliminó a Trotsky (al que mandó al exilio en 1929 y luego hizo asesinar
en México en 1940), se desembarazó también del ala “izquierda” del
partido (Zinoviev y Kamenev, ejecutados en 1936) y del ala “derecha”
(Bujarin y Rikov, ejecutados en 1938), realizó “purgas” dentro del
ejército, en la Komintern y en la policía política.
Stalin gobernó la Unión Soviética de forma tiránica desde los años
treinta hasta su muerte ocurrida en 1953. Acabó de eliminar del proyecto
marxista-leninista todo rastro de ideas democráticas o emancipadoras:
anuló todas las libertades, negó el más mínimo pluralismo y aterrorizó
a la población instaurando un régimen policial, donde gente como el
director de la policía política decidía el destino de cualquier ciudadano.
Uno de los argumentos predilectos de Stalin para atacar a otros
miembros del Partido, fue la lucha contra la existencia de facciones,
167
José Gregorio Linares

que habían sido prohibidas temporalmente en el Partido Bolchevique


durante la Guerra Civil, pero que formaban parte de la historia del
bolchevismo (en el cual siempre hubo libertad de tendencias) y del
movimiento comunista internacional hasta entonces. En efecto, los
bolcheviques liderados por Lenin promovieron una serie de medidas
políticas coyunturales dirigidas a mantener la Revolución en tiempos
especialmente difíciles, cuando las potencias imperiales y los enemigos
internos se les oponían; sin embargo, mantuvieron la democracia
hasta donde les fue posible, mediante la aplicación del principio del
centralismo democrático: libertad en el debate y férrea disciplina de
partido en la ejecución. Principio que fue suplantado en la práctica por
el “centralismo burocrático”· Lenin, no obstante su autoridad admitía la
libertad; por el contrario, Stalin la asfixiaba, y colocaba el poder central
al servicio de sí mismo y sus adláteres. En tiempos de Lenin,
“La disciplina y la discusión no se excluían. Unidad de partido
imprescindible hacia afuera, pero en las Asambleas del Partido se
discutía aún muy abiertamente hasta 1920. También aconteció que a
menudo quedara en la minoría.

En consecuencia, centralismo democrático significaba, expresándolo


con sus propias palabras, libertad de crítica en tanto no perjudique la
unidad de las acciones sobre las cuales ya se ha decidido y prohibición
de la crítica tan pronto socave y estorbe la unidad en las acciones ya
resueltas. Sin duda, Lenin destacó con frecuencia más el centralismo
que la democracia, [todo lo contrario de Rosa Luxemburgo] pero
con Stalin la discusión interna en el partido sólo tuvo como respuesta
medidas administrativas y castigos disciplinarios.

Por consiguiente, a fin de expresarlo con toda claridad: el bolchevismo


no es ninguna forma preliminar del stalinismo”.111

En vida de Lenin, el poder estaba en manos de los soviets, que eran


organizaciones populares profundamente democráticas, cuyos líderes se
constituyeron en “voceros” de las inquietudes y necesidades del pueblo.
De acuerdo con una opinión autorizada, la del escritor estadounidense
John Reed (1887-1920), testigo presencial de los hechos, la consigna
111 Kuhn Dieter: Los límites de la Oposición, p. 96.
168
La utopía posible
“Todo el poder para los soviets” expresaba el sentir de los revolucionarios
rusos:
“Las elecciones de los delegados están basadas en la representación
proporcional, lo que significa que los partidos políticos están
representados en proporción exacta al número total de votantes de la
ciudad. Y son los partidos políticos y los programas los que se votan,
no los candidatos. Los candidatos son designados por los comités
centrales de los partidos políticos, que pueden reemplazarlos por
otros miembros del partido. Asimismo, los delegados no son elegidos
por un plazo de tiempo determinado, sino que pueden ser revocados
en cualquier momento. Nunca antes se creó un cuerpo político más
sensible y perceptivo a la voluntad popular. (…) Las organizaciones que
he descrito, los soviets, se reproducen en casi todas las comunidades
de Rusia. Y si una parte considerable de Rusia se opusiera seriamente al
gobierno soviético, los Soviets no durarían ni una hora”.112

En cambio, mediante la manipulación y la fuerza, Stalin controló


la sociedad en su conjunto, no permitiendo la disensión dentro ni
fuera del partido. Instauró una sangrienta dictadura personalista que
hoy no puede ser un modelo a seguir por ningún socialista ni por
ningún gobierno de transición hacia el socialismo. Ya es hora de que
los defensores del socialismo marquemos distancia con respecto a ese
“socialismo estalinista” que de socialista tuvo muy poco. Ya es hora de
que los socialistas y comunistas dejemos de cargar las culpas de Stalin
y sus epígonos. Es el momento de estudiar la Historia y denunciar las
falsificaciones y mixtificaciones. Ha llegado el momento de dejar claro
que el ideal socialista se opone a cualquier reminiscencia del stalinismo.
El socialismo democrático que impulsamos no tiene nada que ver
con supresión de la libertad, con campañas de represión y persecución
políticas, con exclusiones, deportaciones, etc. Estas prácticas son más
propias del capitalismo: del capitalismo nazi alemán de Adolfo Hitler,
del fascismo capitalista italiano de Mussolini, del gobierno capitalista
español de Francisco Franco y sus falangistas; del capitalismo
macarthista estadounidense, de los capitalismos subdesarrollados

112 John Reed, Los Soviets en acción, 1918 http://www.marxists.org/espanol/reed/sovacc.htm


169
José Gregorio Linares

dictatoriales de Latinoamérica y el Caribe, y de los gobiernos capitalistas


pseudodemocráticos de todo el mundo.
Ese colectivismo de corte stalinista es lo que la tendenciosa propaganda
“anticomunista” quiere hacer ver como equivalente del socialismo. Pero
nada más ajeno al verdadero socialismo que el colectivismo, el cual no cree
en los individuos particulares y los sacrifica en función de los intereses de
una burocracia que, como el “hermano Mayor” de que nos habla George
Orwell en su obra “Mil Novecientos Ochenta y Cuatro”, no reconoce los
rostros, las inclinaciones, ni las potencialidades individuales.
7.3. Los prejuicios anticomunistas, ideología del capitalismo
Marx y Engels decían en el Manifiesto Comunista que el fantasma del
comunismo recorría el mundo. En lo que no hicieron énfasis es en que
otro fantasma también circula desde entonces por el planeta entero: el
fantasma del anticomunismo. Ese espectro ha penetrado intencionalmente
en la conciencia de muchas personas y las ha inducido a actuar contra
cualquiera que se plantee reformas o cambios en la estructura económica
y política capitalistas. De allí que Pablo Neruda haya afirmado:
“Vemos desatarse en América fuerzas que aún pretenden levantar la
manchada bandera del anticomunismo, esa bandera que se ha alzado
siempre, en tantos sitios, antes de un desmán o de una traición”.

Según el investigador venezolano Luis Cipriano Rodríguez, en


original estudio sobre el tema, el anticomunismo
“…representa un ejercicio propagandístico, una especulación
informativa, una denuncia policial y un pretexto para reprimir
(…) El anticomunismo se utiliza para defender los intereses y
valores establecidos: propiedad privada, religión católica, tradición,
familia, orden, paz, moral, etc. (…) El anticomunismo es, en lo
básico, un pretexto para perseguir a los enemigos o activistas más
radicales de cada gobierno, en vez de una herramienta teórica para
proponer alternativas sociopolíticas.(…) Los epítetos, etiquetas y
manipulaciones propagandísticas nunca han faltado como pretextos.
Esta vez, la función de estereotipo le tocó a la práctica anticomunista.
(…) Es una horadante gota de agua, vertida día a día (…)Representa
170
un factor que contribuye a “legitimar” el Estado, reforzando el orden
establecido y mediatizando la conciencia del pueblo”.113
El anticomunismo se alimenta de prejuicios y lugares comunes donde
se repite hasta el cansancio que el socialismo implica la supresión de las
libertades, la imposición de un pensamiento único y la expropiación de
todos los bienes del ciudadano común. Estas nociones introyectadas en el
imaginario popular se constituyen en un obstáculo para la formación de
la conciencia de clase entre los oprimidos. Es necesario combatirlas con
la verdad.
Y la verdad es que, al contrario de lo que la manipulación
anticomunista ha querido hacer ver, si algún régimen ha intentado
estandarizar y masificar al ser humano, éste ha sido el régimen capitalista,
especialmente en tiempos de globalización, cuando los mass media y
otros aparatos ideológicos del Estado y las organizaciones capitalista
imponen una suerte de “uniformización” de la cultura a escala mundial,
denominada “cultura de masas” y, además, la dictadura del “pensamiento
único”, que tiene como propósito suprimir la individualidad, promover
el más feroz egoísmo, y formar “colectivos humanos” que, a manera de
rebaños, repiten las mismas creencias, atienden a los mismos estímulos,
responden de igual manera ante acontecimientos preconcebidos, poseen
los mismos gustos y alberguen los mismos miedos.
Como socialistas nos oponemos a ese proceso de “uniformación”
obligatoria de la gente, de su conciencia, su imaginario y su conducta.
Creemos en el desarrollo de la individualidad, la cual debe ser puesta
al servicio de la plena realización de cada persona y del logro del bien
común. Una cosa no está reñida con la otra. Solamente una visión
simplista de lo que es el individuo y del rol que debe jugar el Estado
en una sociedad socialista puede generar esta confusión. El individuo
se realiza plenamente en tanto y cuanto descubre su talento personal y
lo orienta socialmente en función del avance de su localidad, el país, la
región, el planeta; pero sin perder sus contornos personales ni diluirse
en el océano humano donde estamos todos.
113 Luis Cipriano Rodríguez: Historia de las Ideas Anticomunistas, Fondo Editorial
IPASME, Caracas, 2010, pp. 7-15.
Luis Cipriano Rodríguez
La utopía posible
Los socialistas no podemos respaldar la “colectivización de la
cultura” ni del “pensamiento único” porque en ninguna parte del
mundo existe una sola cultura ni debe existir una forma “universal” de
conciencia. La diversidad es el elemento común a la humanidad. Somos
variados y múltiples. Heterogéneos y disímiles, incluso dentro de una
misma comunidad o nación. El capitalismo globalizador —heredero
del nazismo, el fascismo, el franquismo, el macarthismo y ciertas
reminiscencias del stalinismo— pretende la creación de sociedades
uniformadas, habitadas por seres humanos unidimensionales para los
cuales el mundo se reduce a unos pocos conceptos absolutos y a unos
sentimientos básicos donde los hombres no son más que productores
y consumidores de una cultura estandarizada, y la vida no es creación
sino obediencia.
No nos sigamos haciendo eco de la desviación colectivista que
tanto daño ha hecho en el campo socialista. No les demos argumentos
a los ideólogos anticomunistas del capital, los cuales no creen en los
individuos ni les interesa su bienestar. Evitemos que se siga difundiendo
esa falsa especie que preconiza que los socialistas promueven un modelo
de sociedad colectivista y uniformada donde se castiga la disensión y
se controla la participación. Al contrario, defendamos la variedad y la
diversidad, lo uno y lo múltiple, la interculturalidad y lo multiétnico, lo
plurinacional y la identidad nacional, la democracia política y la libertad
de pensamiento, la pluralidad y el respeto, los derechos humanos y los
de la Madre Tierra; apoyemos las minorías y a las mayorías, la libertad
y la justicia, los principios y la dialéctica, las tácticas y las estrategias a
favor de la vida, la realidad como campo para la lucha y el deber ser
como esperanza, los orígenes y el porvenir, la diacronía y la sincronía,
la inclusión y la complementariedad, lo africano y lo indígena sin
menospreciar lo europeo, el pensamiento y la acción renovadoras; lo
individual, lo local y lo universal; los derechos y la obligación de hacerlos
respetar, los deberes como forma de servir a los otros, la alteridad, que
no está sólo del otro lado sino también en nuestro interior.
De lo que se trata es de combatir cualquier forma de globalización,
dictadura o colectivismo cultural. Según el antropólogo venezolano
173
José Gregorio Linares

Esteban Emilio Mosonyi, hoy más que nunca es necesario


comprender:
“Que lo que enriquece son los matices, los claroscuros, las dimensiones
múltiples, las adivinanzas, esas formas de saber ignorando y de ignorar
sabiendo. (…) y esto quiere decir bastante en un mundo masificado,
donde lo uniforme, lo simplificado y lo absoluto, han sido las reinas
de la fiesta. (…) Debemos superar los límites de nuestro tiempo: no
sólo referirnos a lo histórico como lo original, sino como algo que nos
está influyendo ahora. Entender las relaciones entre pasado, futuro
y presente. Asumir el espacio compartido así como las diferencias
reconocidas y por reconocer. Tratar de buscar la diversidad donde hasta
ahora no la hemos hallado, y declararle la guerra a cualquier simplismo
y a cualquier fundamentalismo. El pensamiento fundamentalista de
ver las verdades únicas como si las cosas se manifiestan de una sola
manera es una visión errada. Si logramos vencer esas tentaciones vamos
a superar ese síndrome de la muerte en vida. Una sociedad apática, tan
poco ilusionada, parece más que vive del otro lado que en el epicentro
de lo existente, de lo dinámico, de lo realmente importante para
realizarnos como seres”.114

Ésta es la visión que los socialistas de nuestra América compartimos.


Está enraizada con lo más noble de nuestros orígenes indígenas,
africanos e hispanos. Se articula con los momentos de felicidad que
hemos vivido como pueblo. Con ese carnaval de alegría que ha sido
la vida cuando el compartir ha prevalecido sobre la imposición, y la
libertad sobre el despotismo.

114 Entrevista a Esteban Emilio Mosonyi, en Así somos, Nº 4, Año 3, pp. 111-113.
174
Argimiro Gabaldón
La utopía posible

8. Contra el Individualismo, a favor de la


solidaridad

“Yo antepongo siempre la comunidad a los individuos”.


Simón Bolívar

“En este mundo no hay más que una raza inferior; la de


los que consultan, antes que todo, su propio interés, bien
sea el de su vanidad o el de su soberbia, o el de su peculio”.
José Martí

“No buscábamos ni buscamos la pobre satisfacción del


medro personal, ni anhelábamos la triste vanidad de los
honores, ni queremos otra cosa que no sea el verdadero
triunfo de la causa, consistente en la implantación de los
principios, la realización de los ideales y la resolución de
los problemas, cuyo resultado tiene que ser la salvación y
el engrandecimiento de nuestro pueblo”.
Emiliano Zapata

177
José Gregorio Linares

8.1. “Es una carrera de lobos: solamente se puede


llegar sobre el fracaso de otros”
Los socialistas combaten el individualismo, que es el motor que impulsa
el quehacer de la mayoría de las personas en las formaciones sociales
fundadas en la explotación de unas clases por otras. Sociedades que se
sustentan en la egolatría. El individualismo es el sustrato ideológico en
que se fundan las sociedades basadas en la desigualdad. El espíritu de
riqueza, prestigio, seguridad o poder personal alienta la conducta de la
gente. En estas sociedades se promueve un paradigma del éxito basado
en los logros personales, sin tomar en cuenta si benefician o no a la
colectividad y al ecosistema:
“Así lo presenta la propaganda capitalista que pretende extraer del caso
Rockefeller —verídico o no— una lección sobre las posibilidades de
éxito. La miseria que es necesario acumular para que surja un ejemplo
así y la suma de ruindades que conlleva una fortuna de esa magnitud, no
aparecen en el cuadro (…) De todos modos, se muestra el camino con
escollos que aparentemente, un individuo con las cualidades necesarias
puede superar para llegar a la meta. El premio se avizora en la lejanía;
el camino es solitario. Además, es una carrera de lobos: solamente se
puede llegar sobre el fracaso de otros”.115

Lo había explicado Carlos Marx cuando todavía era un muchacho.


En “Consideraciones de un joven al elegir profesión”, expone:
“Si el hombre trabaja sólo para sí, puede, quizá, ser un científico famoso,
un gran sabio, un excelente poeta, pero jamás podrá ser un hombre
perfecto y verdaderamente grande. La historia considera grandes a los
hombres que, trabajando para el fin común, se ennoblecen a sí mismos;
la experiencia destaca como más feliz al hombre que ha proporcionado
la felicidad al mayor número de personas”.116

Al individualista no le importa para nada el otro, salvo para sacar


provecho de él. La sociedad es el escenario donde, superando a los
competidores, conquista sus propios designios. Allí se proclama la
supremacía del más hábil. Reina el “darwinismo social”.
115 Ernesto Che Guevara: “El Socialismo y el hombre en Cuba”...cit.
116 Franz Mehring: Carlos Marx, Grijalbo, México, 1960, p. 37.
178
La utopía posible
Ésta es la razón por la que el socialismo latinoamericano se opone a
toda expresión del individualismo y de competición, tanto en la vida
privada como en los proyectos sociales y nacionales. El egoísmo conspira
contra el bienestar social, obstaculiza el bien común y empobrece el
alma de los seres humanos que lo practican.
“El individualismo en cuanto tal, como acción aislada de una persona
en el ambiente social, debe desaparecer (…). Uno de los objetivos
fundamentales del marxismo es eliminar el interés, el factor “interés
individual” y el lucro desde las motivaciones psicológicas”.117

Precisamente porque en el capitalismo predomina el “ego” en las


relaciones entre los seres humanos, sucumbe la sociedad como un todo,
son maltratados especialmente los más humildes, y es degradado el
ambiente, que es el asiento de la vida. De seguir por este camino la
humanidad perderá definitivamente la noción de alteridad y romperá
los lazos de cooperación, que constituyen la esperanza de regeneración
de la sociedad y la naturaleza.
Y es que el egoísta cree que los otros no forman parte de sus vidas.
Lo que le suceda al otro no le importa en tanto no afecte sus intereses y
comodidad. Cuando oye sonar las campanas que anuncian desgracia no
presiente ningún peligro para él, y no se apresta a ayudar a nadie. No
doblan por él las campanas. Lo de otros le es ajeno, no es su problema.
Aprendamos. No es pasando por encima de los otros que alcanzaremos
éxito y felicidad. No es manteniéndonos aislados en una torre de marfil
como los seres humanos desarrollamos talento y somos útiles. Es
mediante la cooperación que podemos realizarnos y encontrar pleno
sentido a la existencia. Es en el apoyo a los otros como encontramos
nuestro fin en la vida y nos dignificamos.
Los revolucionarios socialistas han puesto su talento individual al
servicio de las luchas sociales. Su vida para ayudar a otros. Su aporte
personal, hebra de un tejido articulado al resto de la sociedad, para
producir el bien colectivo. El progreso de la humanidad es el fin último
117 Ernesto Che Guevara: “El socialismo y el hombre en Cuba”...cit.
179
José Gregorio Linares

de su existencia. Han hecho suyas aquellas palabras de José Martí: “El


egoísmo es la mancha del mundo, y el desinterés su sol”.
8.2 La Solidaridad
• Los dos Simón y Antonio José
Esta oposición al individualismo nos conduce a la solidaridad. La
acción de toda persona con sensibilidad debe ir dirigida al bien
común y la justicia social. La solidaridad es una constante en su vida.
Solidaridad para las grandes obras. Solidaridad en las pequeñas acciones.
Solidaridad integrada a la vida cotidiana. Por eso, una persona que no
ejerza constantemente la solidaridad, aunada a su acción política, no
puede ser catalogada de ejemplar. No se puede ser revolucionario si
no se es solidario. Y ejercer la solidaridad no es dar lo que nos sobra
sino compartir lo que tenemos, aun a costa de nuestro propio bienestar
inmediato.
En esto el Libertador fue un máximo ejemplo. Simón Rodríguez,
quien escribió una de sus primeras biografías decía de él:
“Bolívar (…) es dadivoso en exceso: su caudal y su sueldo, sin pasar por
sus manos, se invierten en el sostén de muchas familias patrióticas y de
individuos que han servido o se han invalidado en la guerra; y cuanto
le dan por obsequio, lo cede”.118

En carta privada, dirigida a don José María del Castillo desde el


Cuzco el 10 de julio de 1825, explica:
“A pesar de mis sueldos, no tengo ya un peso de qué disponer, pues
todas las rentas de mis haciendas y de mi empleo eran distribuidas
anticipadamente”.

El maestro Simón Rodríguez, quien veía en el discípulo el rasgo


de la solidaridad, poseía también esa cualidad. Todo lo que tenía lo
ponía al servicio de la causa social. La riqueza que acumuló en Europa
la dejó íntegra en su proyecto de creación de escuelas para niños
pobres, quienes serían los futuros republicanos. Sus preceptos son una
118 Alfonso Rumazo González: Ideario de Simón Rodríguez, cit., p.138.
180
La utopía posible
invitación a romper con el individualismo y apoyar a los demás. “La
mayor fatalidad del hombre —decía— en el estado social, es no tener
con sus semejantes, un común sentir de lo que conviene a todos”. Es
necesario, según Simón Rodríguez,
“…ver en los intereses del prójimo los suyos propios, en sustitución de
la máxima más perversa que pueda haber inventado el egoísmo: cada
uno para sí, y Dios para todos”.

Otro ejemplo extraordinario de solidaridad fue Antonio José de


Sucre. Se preocupaba por el bienestar de todas las personas, en especial
de los más humildes y necesitados. El 1º de abril de 1822 escribe:
“La ciudadana Juana Soto, madre del mayor Torrero, que ha prestado
importantes servicios a la República, está en una suma indigencia.
Nuestro deber nos obliga a socorrerla. Sírvase disponer que
mensualmente se le socorra en Tesorería con veinte pesos, los cuales se
cargarán sobre los ajustes de mis pagos”.

En carta dirigida a la rectora de huérfanas de Cochabamba, fechada


el 21 de marzo de 1826 se compromete:
“Nada dejará por hacer en adelante para mejorar la suerte de tantas
infelices, hasta ahora víctimas de los vicios y de la miseria”.

En circular del 10 de mayo de 1826 indica que:


“…no puede tolerar por más tiempo, el que con agravio de la moral
pública y de la religión, la miseria desvalida se pase por las calles de esta
capital [La Paz] y para evitarlo ha resuelto que se establezca un hospicio
de mendigos en el beaterio de Santa Rita”.

Sucre se propuso
“…poner escuelas de primeras letras en todos los pueblos, y la enseñanza
de aquellos rudimentos que destierren los sentimientos serviles y las
ideas de esclavitud”.119

El Mariscal es un hombre desprendido. En palabras de un


contemporáneo suyo, Juan Crisóstomo Torrico:
119 Carta al coronel José Videla, 20 de junio de 1825.
181
José Gregorio Linares

“Jamás dejó de manifestar sentimientos de humanidad cuando era


preciso ejercerlos a favor de los desgraciados”.120
Al morir su padre le corresponde a Sucre compartir la herencia con
sus familiares; sin embargo, “…yo no quiero nada de herencia —dice—
, voy a disponer que lo que me toque se lo repartan mis hermanos”
121
. Hermanos que, por cierto, también eran grandes patriotas y gente
solidaria. En vista de que se encuentra lejos de Venezuela solicita
permiso para encontrarse con sus parientes, pero no lo consigue y “ya
que no puedo ir donde mi familia, quiero por lo menos auxiliarla con
lo que esté a mi alcance” [carta a Santander, 27 de septiembre de 1825].
En carta a Bolívar (12 de abril de 1826) le dice:
Me dijo Ud. dos o tres veces que del millón de pesos que decretó esta
asamblea general al ejército me tocaban veinticinco mil pesos, y yo
los he ofrecido a las viudas e hijos de los soldados colombianos que
murieron en Ayacucho…Todo mi haber nacional de Colombia y sus
productos lo he librado totalmente a mis hermanos, y les he cedido
toda mi herencia.
El vencedor de Ayacucho ejercía la solidaridad incondicional a pesar
de que, según cuenta al coronel Galindo (1° de junio de 1826):
“Para mantenerme he tenido que pedir aquí dinero prestado a
comerciantes, satisfaciéndoles un interés de tres por ciento mensual”.
El Libertador le caracterizó en pocos trazos; dijo en el resumen que
escribió en 1825 sobre la vida del Gran Mariscal:
“Para el general Sucre todo sacrificio por la humanidad y por la patria
le parece glorioso. Ninguna atención bondadosa es indigna de su
corazón”.
Como hemos visto, hay que reivindicar la individualidad como un
principio fundamental en la construcción del socialismo y además,
es necesario combatir el individualismo. La solidaridad es, quizás, un
camino para alcanzar estos propósitos, de modo que ninguna atención
bondadosa sea indigna de nuestros corazones.

120 En Domingo Alcalá: Defensa de Sucre, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1995, p.47.
121 Carta a Simón Bolívar, 23 de enero de 1825.
182
La utopía posible
• Pío Tamayo y Miguel Hernández, ejemplos de corazón purísimo
José Pío Tamayo (1898-1935) es el pionero del marxismo en Venezuela.
Su vida constituye un ejercicio permanente de solidaridad. La dedicó
a la poesía y a la lucha revolucionaria, no sólo en el país, sino en toda
Centroamérica y el Caribe.
En 1910, con apenas 12 años, dirige el periódico El Juvenil y en
1911 los periódicos Saltos Brincos y Ayacucho. A los 14 años se traslada
a Barquisimeto. Fue un soñador y un emprendedor social. Durante su
adolescencia fundó en Barquisimeto una imprenta, una sala de cine y
un bar, que se convirtió en sitio de reunión de intelectuales; creó una
línea de transporte, la primera entre El Tocuyo y Barquisimeto; trató de
explotar aceite de tártago e indujo a los campesinos de la región a formar
cooperativas. Cuando en el país se presentó la gripe española creó una
especie de Cruz Roja, donde atendía a los enfermos y los dotaba de
medicinas. Su casa fue centro de promoción de obras benéficas y en
más de una oportunidad junto a los mismos miembros de su familia
organizaban obras teatrales y tertulias literarias o musicales.

En esa época organizó el centro cultural “El tonel de Diógenes”,


donde se leía a los poetas vanguardistas de la época y se conversaba sobre
la Revolución Mexicana y otros hechos trascendentales de ese tiempo.
A los 16 años, a raíz de la muerte de su padre, regresa a El Tocuyo y
se pone al frente de los negocios familiares. A pesar de formar parte
de una familia acomodada, plantea la organización de cooperativas de
campesinos. Ante las injusticias que observa en el país, decide tomar
partido como intelectual y luchador político. Escribe la novela El dolor
de los granujas, obra por la cual el dictador Juan Vicente Gómez lo
manda a apresar.
En 1922 se ve obligado a salir del país a causa de sus actividades.
“Necesitamos cantar con las letras de una canción mil veces más musical
que la canción”, le decía por esa época al poeta Alcides Losada. Se traslada
a San Juan de Puerto Rico, para trabajar en una planta azucarera. Funda
la organización revolucionaria marxista denominada Unión Obrera
183
José Gregorio Linares

Venezolana. Inmediatamente, en 1923, sale a Nueva York, donde se


relaciona con los opositores a Gómez y trabaja en una imprenta. En
septiembre del mismo año, emigra hacia La Habana donde sabe que
están buena parte de los exiliados comunistas venezolanos, como
Gustavo Machado, Salvador de la Plaza, entre otros, a los que se une
para discutir la situación del país, y el socialismo mundial. Con ellos
escribe el vocero de los exiliados “Venezuela libre”. Durante su estancia
en la isla se familiariza con los postulados del marxismo, participa en la
fundación del Partido Comunista Cubano, así como en la formación
de un grupo venezolano de orientación socialista que lucha contra el
dictador. Luego, en 1924, teniendo conocimiento del movimiento
antigomecista encabezado por Arévalo Cedeño, Pío es comisionado
para llegar a las fronteras colombianas y ayudar en lo que fuera posible.
El movimiento no logra sus objetivos. No obstante, en Barranquilla
Pío se incorpora a la lucha social, funda la Unión Obrera y redacta sus
estatutos.
En 1925 acude a Panamá. En ese país se organiza un congreso de
estudiantes donde participa activamente y conoce algunos dirigentes
comunistas juveniles latinoamericanos; luego ayuda a organizar una
huelga de inquilinos. Es detenido y expulsado. De allí sale rumbo a
Costa Rica, pasando algunos días por Guatemala y El Salvador. En
diciembre de ese año, llega a la capital del país y desde allí escribe, en
1926, una emotiva carta a la Federación de Estudiantes de La Habana,
en la cual expresa su apoyo al movimiento de liberación. Dice:
“Si mi vida fuera suficiente, ya estuviese entregada, pero hay mucho
que hacer allí, en el campo enemigo y yo voy a entrar en él. Sé que si
me descubren me fusilan. No importa, nosotros somos los deudores de
la humanidad. Los cuatro tiros que rompan mi pecho serán las cuatro
rosas que esa humanidad colocará como adorno sobre mi tumba”.

En 1926 logra regresar a Venezuela, a pesar de los peligros que ello


implica. Durante algún tiempo permanece en el estado Lara. Viene a
Caracas en diciembre de 1927. Contribuye a organizar la Semana del
Estudiante de 1928. En el acto inaugural lee un poema suyo titulado

184
La utopía posible
“Homenaje y demanda del Indio”, en el cual ataca a la dictadura y hace
un subrepticio llamado a la libertad.
Pío es detenido y encarcelado, junto con otros dirigentes
estudiantiles, en el castillo de Puerto Cabello. Ni aun en prisión ceja
en su actividad revolucionaria: dicta clases de marxismo. Alrededor
de doscientos estudiantes habían sido detenidos. Casi todos salen en
libertad, entre ellos Rómulo Betancourt y Jóvito Villalba, pero no él: el
tirano Gómez lo considera un peligro y lo quiere preso. “Supe que mi
condena obedece a que el gobierno ha tenido noticias de que mantengo
una escuela de comunismo en el castillo. No de comunismo pero sí de
idealidad avanzada”, explica. Desde la cárcel, donde estuvo siete años
preso, escribe a su hermano Juan, el 10 de agosto de 1942:
“Pensamos como hombres nuevos; nuevos en la virilidad dinámica
para el trabajo rudo y sostenido; nuevos en la orientación ideológica;
nuevos en la inquietud fecunda cuando se la torna acción y veremos
que otra vez, como la planta a la que faltó por un momento el
agua, el pueblo nuestro se alzará lozano, desafiador de vientos y
tormentas, prometedor de frutos granados que los hijos nuestros y
los hijos de ellos cosecharán y harán multiplicar mañana con nuevas
sementeras”. (10 de agosto de 1932)

Durante su detención en el castillo, se le agudiza una sinusitis


crónica y contrae tuberculosis. En diciembre de 1934, y después que
los médicos le certificaron a Gómez que el estado de Pío Tamayo era
irreversible y que estaba al borde de la muerte, se lo entregaron a sus
familiares.
Algo similar le ocurriría algunos años después a otro poeta en
España. Miguel Hernández es apresado por el régimen franquista y
dejado en libertad cuando ya su muerte es cosa segura. Este “arcángel
de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la
luz!”, como lo recordó Pablo Neruda, fue víctima del odio.
Volviendo a Pío Tamayo, éste sale en libertad en diciembre de
1934. Es trasladado a Barquisimeto para recibir cuidados médicos,
pero muere, con apenas 37 años de edad, a los pocos meses: el 5 de
185
José Gregorio Linares

octubre de 1935. En sus últimos momentos escribió a su hermano


José Antonio, su última epístola, del 28 de septiembre de 1935,
donde le dice:
“No tengo nada de que arrepentirme. Seguía los mandatos de mi
conciencia y si alguna vez me equivoqué hay que culpar a la imperfección
humana, pero nunca a la intención. Muero sereno y conforme con mi
conciencia. ¿Por qué te escribo hoy? Porque quiero decirte que me voy
amándote como el hermano bueno, amándoles con toda la fuerza de
mi corazón afectivo. ¿Qué te he de recomendar? Cultivar en el predio
rico de tu espíritu las cualidades nobles que te distinguen; húyele a las
satisfacciones mezquinas de los egoístas”.

Allí evoca las frases que dijera Juliano, en los últimos momentos de
su vida de emperador:
“Oh Helios, oh Sol, cuán bello eres. Un día seré como tú, porque
en el destino pleno de todas sus criaturas, está el día en que han de
confundirse con la divinidad. Y todos seremos dioses”.

En iguales circunstancias Miguel Hernández (1910-1942) escribió


en los muros de la cárcel poco antes de morir, con apenas 31 años de
edad:
“Aunque el otoño de la historia cubra vuestras tumbas con el aparente
polvo del olvido, jamás renunciaremos ni al más viejo de nuestros
sueños”.

Afirmó:
“Quien se para a llorar, quien se lamenta contra la piedra hostil del
desaliento, quien se pone a otra cosa que no sea el combate, no será un
vencedor, será un vencido lento”.

En Cancionero y romancero de ausencias dijo: “Adiós, hermanos,


camaradas y amigos. Despedidme del sol y de los trigos”.
¡Qué vidas paralelas las de Miguel Hernández y Pío Tamayo! ¡Qué
grandeza de alma la de estos dos seres de la luz! En palabras dichas en
homenaje a uno de ellos, pero que parecen haber sido escritas para
cualquiera de los dos, Miguel o Pío, nos demandaba un poeta:
186
Domingo León
José Gregorio Linares

“¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con


su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo!
¡Darle la luz!”.

Hermoso compromiso con la poesía y la revolución, las cuales suelen


andar juntas. Grandioso ejemplo el de estos dos poetas que, aun en las
condiciones más adversas, lucharon por el bien de toda la humanidad
y de su pueblo.
8.3. Los revolucionarios y las revolucionarias: “los
que no se cansan ni descansan”
El Che Guevara decía que el revolucionario pertenece a un estadio
superior de evolución del ser humano. Es brújula y astrolabio. Nos señala
el arquetipo a seguir. El tipo de hombre y mujer que ha de redimir a la
humanidad. El modelo supremo que nos justifica como especie. El tipo
de personas que puestas en la balanza, en contraposición con los seres
que por sus acciones nos han avergonzado, hacen que recuperemos la
fe en que vinimos a este planeta a producir más beneficios que maldad.
En todas las etapas de la historia ha habido hombres y mujeres de ese
tipo. Son aquellos dispuestos a sacrificarse por el prójimo. Los que se
imaginan que el futuro ha de ser mejor que el presente. Los que sueñan
con un mundo justo y trabajan para construirlo. Los que sostienen sus
convicciones mientras los demás defienden prejuicios. Los que actúan
con coraje mientras los otros muestran miedo o albergan dudas.
No se crea que están hechos de una materia distinta a la del resto de
los humanos. Son de carne y hueso. Tienen debilidades como cualquier
persona. Lo que los distingue es su espíritu de entrega a las causas más
nobles, su altruismo. La existencia los va acrisolando. Se van haciendo
grandes al calor de la lucha. En contacto con los más humildes;
aprendiendo de las experiencias.
Los revolucionarios no se mimetizan con los convencionalismos
propios de su época. Atacan cualquier forma de injusticia. No les interesan
las prebendas personales. Su corazón, como un sol, nos ilumina a todos.
Son optimistas. Fomentan la alegría compartida; buscan lo mejor que
188
La utopía posible
hay en el ser humano. Nunca los mueve el odio o la retaliación. Los
guía un sentido ético de la vida. Auguran que los revolucionarios que
vendrán han de ser mejores que ellos. Estudian constantemente para
estar en capacidad de comprender la realidad y poder transformarla.
Son congruentes: palabras, sentimientos y acciones brotan del mismo
manantial… su amor infinito. Son persistentes; no se rinden, no se
entregan, no traicionan. Aman la vida. La renuncia a sus ideales es la
única forma de muerte que conocen.
De no ser por ellos, aún viviríamos en las cavernas o seríamos
anacoretas. De no ser por ellos la historia de la humanidad habría
marchado en medio de una oscuridad absoluta, sin destellos que nos
iluminaran. No existiría la contraparte de la mediocridad. A lo mejor
hallaríamos algunos personajes famosos, mas no ejemplares. Exitosos,
pero no íntegros.
En una sociedad donde reina la injusticia, seríamos más dados a
aceptar que a cuestionar. A acomodarnos que a rebelarnos; a ser
cómplices y no rebeldes. Conformistas en vez de visionarios. Sería
el fin de las utopías. Y en lugar de memoria persistiría el olvido y la
genuflexión.
A veces estos revolucionarios andan solitarios. Son rara avis que
vuela más alto que la parvada. Juegan el rol de adelantados: anuncian
un porvenir que otros ni se imaginan. Con el paso de los años volvemos
la mirada atrás y vamos a su encuentro. No comprendemos por qué sus
contemporáneos los ignoraron. Nos sorprende que no los apoyaran,
que incluso los condenaran. De haberlos respaldado nos habríamos
ahorrado mucho dolor. Disfrutaríamos de un mundo menos torcido.
Pero en otros momentos históricos los revolucionarios y
revolucionarias no están solos. Son como la punta de un iceberg. Bajo
la superficie una mole aguarda la oportunidad para emerger. Cuando
las aguas se calienten. En estas circunstancias los revolucionarios son
la parte más visible de un torbellino. El epicentro de un huracán en
movimiento. Nada los detiene. Avanzan en multitud. A su paso iconos
189
José Gregorio Linares

y murallas son derribados. Su voz es un eco que retumba y se multiplica.


Avanzan en masa. Si caen, otros ocupan de inmediato su puesto y
enarbolan su bandera. Al morir, nunca se van del todo: quedan flotando
en el aire y su espíritu alienta el alma de los pueblos que luchan. Dejan
de ser “yo” y se convierten en “nosotros”. Toman el cielo por asalto
y siembran de horizontes los poblados. Construyen nuevos senderos
de esperanza. En palabras de José Martí: “Otros lamenten la muerte
necesaria: yo creo en ella como la almohada y la levadura, y el triunfo de
la vida (…). La muerte da jefes, da lecciones y ejemplos, la muerte nos
lleva el dedo por sobre el libro de la vida: ¡así, de esos enlaces continuos
invisibles, se va tejiendo el alma de la patria!”
Así son los revolucionarios. Así son las revolucionarias. Muchachas y
muchachos, mujeres y hombres, ¡seguid el ejemplo!
Entre estos ejemplos a seguir está el de Domingo León (1939-2011),
un latinoamericano nacido en Venezuela, quien levantó las banderas de
la rebelión en una etapa de la historia en que ello significaba arriesgar
la vida y la libertad. Un revolucionario íntegro que desde su silla de
ruedas y desde su soledad militante nos recordaba que el amor a los
otros es una condición para superar la adversidad. Por eso escribió el
libro Disparando el Corazón, donde dice:
“Soy el sueño vivo
de los constructores
del alba,
de los conquistadores
de las voces musicales
del pueblo,
de la mirada firme
en el horizonte
de los que no se cansan
ni descansan
hoy como ayer.

Soy de los que por convicción


creen en la victoria
y nuestros nombres
190
La utopía posible
no pueden estar unidos
al de los derrotados”.

Su ejemplo y su obra, como la de tantos otros revolucionarios,


contribuyen a ir forjando la mente y el corazón de los jóvenes de
Hispanoamérica, quienes habrán de enfrentar el reto de transformar
América Latina, de patio trasero del imperialismo en continente de la
esperanza.

191
Oscar Arnulfo Romero
La utopía posible

9. La espiritualidad

“Busca al cura de parroquia


no busques al Cardenal
dile que la lucha es larga
que hay que aligerar la carga
que la misa de domingo
con pueblo libre, es mejor.
Dile que en la sacristía
haremos la reunión
dile que Dios no se arrecha
que él está contento
con revolución”.
Alí Primera

“No hacemos nada si no formamos comunidad, con


crítica participativa solidaria, que es la esencia de ser
cristiano. El amor a Dios y al prójimo, tiene que ser
también el amor político”.
Juan Vives Suriá

“El cristianismo es, fundamentalmente, una propuesta


revolucionaria y está llamado a participar en todo proceso
que implica cambios hacia una sociedad más justa. De no
hacerlo se estaría traicionando a sí mismo como fuerza
de transformación”.
Rev. Ramón Castillo.

195
José Gregorio Linares

9.1. De los oprimidos soy la redención


El cultivo de la espiritualidad es indispensable en la creación y
fortalecimiento de una sociedad nueva. No tiene nada que ver con Iglesias
institucionalizadas ni con sectas enajenantes. Se trata, simplemente,
de reconocer que existe una esfera espiritual en el ser humano, y ésta
tiene diversas formas de expresarse. Muchas de ellas apuntan hacia la
formación de seres humanos íntegros, capaces de convivir en un clima
de armonía, preconizar valores superiores, y asumir una praxis, tanto
en la vida personal como colectiva, que les permita transitar por los
caminos de la evolución interior y la convivencia social, de modo que
podamos decir con fundamento que estamos llevando a la práctica
aquella hermosa idea del Che, cuando insistía en que el principal papel
del socialismo es la creación del Hombre Nuevo.
Están vigentes las palabras de José Martí:
“¿Que se derriben templos? Aquellos donde se predique el odio, o la
intolerancia, vénganse abajo en buena hora; pero ¿templos? Ahora se
necesita más que nunca, templos de amor y humanidad que desaten
todo lo que hay en el hombre de generoso, y sujeten todo lo que hay
en él, de crudo y vil”.122

Un ser humano que sea arquetipo de nuevos valores, y pueda decir


de sí mismo, lo que expresó el personaje de una canción interpretada
por Un Solo Pueblo, escrita por el poeta Jesús Rosas Marcano (1930-
2001):
“Con mis enemigos parto el pan, y con mis amigos el dolor. Nunca
guardo odio en mi corazón. Yo alegro al que sufre con una canción.
De los que andan mudos yo soy la opinión. De los oprimidos soy la
redención. Quien me pide techo yo techo le doy. En tierra soy faro de
navegación. Yo soy de la herida cicatrización. Conmigo no hay tablas
siempre hay decisión. No temo a la muerte, de la muerte soy. Como
vine al mundo así yo me voy”.

Hay que formar conciencias y alimentar el espíritu. De lo contrario,


participaremos en los procesos revolucionarios y en la edificación de la sociedad
122 Cartas de Martí, 5 de septiembre de 1884.
196
La utopía posible
socialista con las mismas actitudes y emociones que destruyeron interiormente
al hombre y a la mujer del capitalismo, que no tuvieron espacio para el perdón,
la gratitud, la compasión, la tolerancia, el altruismo, la empatía, la verdad, la
paz, la sensibilidad, el respeto, el compromiso y el amor.
Si no contribuimos a transformar el corazón de las personas desde
adentro, por más cambios que haya en la base económica, y por más
reestructuraciones que experimente el Estado, no daremos pasos firmes en
función de crear seres humanos auténticamente íntegros y felices que es, al
fin de cuentas, el propósito de cualquier sistema verdaderamente socialista.
Los pueblos de América Latina, por nuestra idiosincrasia, estamos
en las mejores condiciones para imprimirle ese contorno espiritual al
proyecto socialista que emprendamos. Somos hombres y mujeres de
maíz. Espiga que brota de la tierra nutricia, con un penacho que ondea
hacia el cielo. Grano que germina en esperanza. Corazón tierno al
servicio de la vida. Fermento de revoluciones. Harina que se transforma
en masa tostada como nuestra piel. A Dios gracias, el colonialismo
cultural no ha logrado matar nuestra esencia, ni adulterar nuestra savia
ni quebrantar nuestro espíritu. No han podido convertirnos en seres
pragmáticos. El paradigma materialista que privilegia las cosas sobre
las personas, justifica todos los medios para alcanzar cualquier fin, y es
indolente frente al sufrimiento ajeno, ha encontrado resistencia entre
los pueblos latinoamericanos. Somos de naturaleza noble, propensos
a las más elevadas acciones, a ejercitar principios superiores. Como lo
afirmaba el escritor chileno Francisco Bilbao:
“Vive en nuestras regiones algo de esa antigua humanidad y hospitalidad
divinas; en nuestro pecho hay espacio para el amor del género humano.
No hemos perdido la tradición de la espiritualidad del destino del hombre.
Creemos y amamos todo lo que une; preferimos lo social a lo individual…
la justicia al poder, el espíritu puro al cálculo, el deber al interés (…). No
vemos en la tierra, ni en los goces de la tierra el fin definitivo del hombre; y
el negro, el indio, el desheredado, el infeliz, el débil, encuentra en nosotros
el respeto que se debe al título y a la dignidad del ser humano”.123
123 Francisco Bilbao: Iniciativa de la América. Idea de un Congreso Federal de las Repúblicas
en Memorias de América Latina, Fondo Editorial de la Facultad de Humanidades y
Educación, UCV, Caracas, 2002
197
José Gregorio Linares

Las distintas culturas que integran nuestra diversidad latinoamericana


proporcionan importantes aportes en función de afianzar esta
espiritualidad. Para los pueblos indígenas, por ejemplo, la espiritualidad
es un componente integrado a todos los actos de la vida. No es un
compartimiento aparte. De allí que debamos volver la mirada hacia
las etnias indígenas con la actitud humilde de quien está dispuesto a
aprender, a ver con los ojos que quisieron vendarnos.
“No se ha entendido que entre nuestros pueblos nativos, la religiosidad
era el todo y las partes. Sobre la base de sus creencias o la fe en sus
cosmogonías, se desarrollaba la división social del trabajo, lo mismo
que su organización política, social y militar”.124

Por eso, tiene razón Saúl Rivas Rivas cuando expresa:


“Resulta asombroso que se quiera asumir un papel protagónico y no se
le dé ninguna importancia a la espiritualidad indígena como brújula
prioritaria e imprescindible en la lucha por la liberación”.125

De igual manera, las diferentes culturas de origen africano le otorgan


una importancia cardinal a la espiritualidad. Ésta se convierte en una
manifestación de resistencia de la cultura africana y de reafirmación
de la identidad caribeña y americana. En palabras del afrodescendiente
venezolano Jesús “Chucho” García:
“Aferrarse a la fe, es aferrarse a la vida para poder combatir todas las
formas de opresión (…). Para nosotros la afroespiritualidad es lo más
profundo, ya que es la decisión por la que optamos para el encuentro
de uno mismo donde las energías ancestrales nos sirven como guía. El
espíritu es quien puede resistir a los maltratos físicos, morales, materiales
(…). La religión fue y es el lugar de refugio más extraordinario que
los africanos y sus descendientes pudieron reconstruir y redimensionar
para oxigenar sus identidades y así recuperar la noción de persona así
como sus respectivos sistemas culturales”.126

124 Luis Beltrán Acosta: El pensamiento revolucionario del Cacique Guaicaipuro…cit., p. 119.
125 Saúl Rivas-Rivas: El lugar de la espiritualidad indígena en tiempos de globalización.
126 Jesús “Chucho” García: Caribeñidad, Fondo Editorial El perro y la rana, Caracas,
2007, pp. 51-54.
198
La utopía posible
Como puede verse, el pueblo latinoamericano y caribeño —al
igual que las raíces que lo nutren— es profundamente espiritual. Su
espiritualidad ha sido y será un instrumento de redención. Y si bien
es cierto que las cúpulas de las Iglesias expelen un tufo “sotánico-
satánico” y le han dado la espalda a Dios y al pueblo, también es verdad
que históricamente ha habido sectores de las distintas religiones que
con visión ecuménica han establecido una relación de respeto con las
distintas expresiones espirituales del universo, y marchan junto a los
pueblos en sus luchas por alcanzar la justicia y establecer un mundo
mejor.
Las personas verdaderamente consustanciadas con los primigenios
postulados cristianos, indoamericanos y afroamericanos siempre han
estado y estarán del lado de los humildes y a favor de los cambios
que generen justicia social y Poder Popular. En estos momentos de la
historia no se conforman con predicar la salvación individual, también
se plantean la redención colectiva; en consecuencia denuncian el
capitalismo globalizador que empobrece a la humanidad y degrada la
tierra:
“Por eso duele cuando uno ve a ciertas Iglesias convertidas en empresas
privadas, desprovistas de amor y compromiso social, emulando el
modelo capitalista, presas de la ideología del crecimiento numérico,
del caudillismo y el mesianismo; atadas a la idolatría de la prosperidad
económica como un valor fundamental. En realidad, las Iglesias
ni siquiera pueden estar satisfechas con ser espacios de servicio y
consuelo individual, orientadas al mantenimiento del status. Necesitan
convertirse en espacios de resistencia a todo tipo de opresión e idolatría
del mercado y del dinero, en espacios de anuncio de la esperanza del
Reino de Dios, que ya está entre nosotros; y de denuncia y rechazo al
neoliberalismo globalizado y opresor”.127

9.2. Los cristianos al servicio de las mejores causas


Al lado de los indígenas estuvieron Fray Antonio de Montesinos,
Bartolomé de Las Casas y muchos otros más. Junto a los africanos
127 Ramón Castillo: Chávez, los cristianos y la Revolución Bolivariana, Fondo Editorial
IPASME, Caracas, 2010, p.125.
199
José Gregorio Linares

esclavizados estuvo Pedro Claver, quien dedicó buena parte de su


existencia a mitigar el dolor de los esclavos en Cartagena de Indias.
En el mismo sentido las proclamas del movimiento
“preindependentista” liderado por Manuel Gual (1759-1800), José
María España (1761-1799) y Juan Bautista Picornell (1759-1825)
comenzaban con “¡Viva la Ley de Dios, viva el pueblo americano, y
muera el mal gobierno!”. Éste fue un movimiento genuinamente
revolucionario y popular que se planteó acabar con la injusticia social
y alcanzar la Independencia. Entre sus ordenanzas se destaca aquella
donde “se declara la igualdad natural entre todos los habitantes de las
provincias y distritos: y se encarga que entre blancos, indios, pardos y
morenos reine la mayor armonía, mirándose todos como hermanos en
Jesucristo, iguales por Dios”
En la misma línea de pensamiento se ubica Juan Germán Roscio
(1763-1821), quien jugó un papel protagónico en el debate ideológico-
espiritual durante la lucha por la Independencia. Escribió los libros El
triunfo de la libertad sobre el despotismo, o la confesión de un pecador
arrepentido de sus errores políticos, dedicada a desagraviar en esta parte a
la religión ofendida con el sistema de la tiranía y El Patriotismo de Nirgua
y Abuso de los Reyes. Estas obras ejercieron gran influencia en su época,
ya que en ella Roscio explica por qué apoyar la República y luchar
por la independencia no son acciones contrarias a la religión católica
que profesaban los americanos. Se propuso demostrar que la Biblia y
la doctrina de la Iglesia se oponen a la tiranía y al despotismo; por
consiguiente, aporta elementos para la acción revolucionaria contra los
que vulneran la soberanía popular apoyando la “teología feudal”. En
ese sentido le da basamento conceptual a las medidas del Libertador,
quien pide al Arzobispo de la Arquidiócesis de Caracas, intime:
“…a todos los párrocos, predicadores y confesores de la arquidiócesis
expliquen semanalmente los justos principios de la emancipación
americana, persuadan la obligación de abrazarla y defenderla al precio
de los intereses y de la vida…”.128
128 En carta al Arzobispo, el 10 de agosto de 1813. En: Simón Bolívar: Obras completas,
Vicente Lecuna (Comp.), Tomo I, p. 59.
200
La utopía posible
De la misma forma, un cura, José Joaquín Liendo y Larrea, dirige el
sector más radical de los patriotas venezolanos: El Club de los Sincamisa.
“Era un ardiente republicano; tenía para España, los españoles y las
autoridades reales los epítetos más infamantes… En una ocasión,
precisamente en la celebración aniversario del 19 de abril, condujo
una manifestación hasta las orillas del Guaire, portando un retrato de
Fernando VII. Al llegar al río lo sumergió tres veces en el agua para
ahogar al infame rey. Luego, con peculiares ceremonias, enterró la efigie
en la ribera para simbolizar con ella el cese del dominio español”.129

También en Quito, Ecuador, varios sacerdotes se convencieron


de que entre religión y revolución no hay contradicción. Pusieron sus
convicciones espirituales al servicio de la lucha por la Independencia.
El fraile chileno Camilo Henríquez (1769-1825) redactó las obras
Catecismo de los patriotas, y Catecismo político Cristiano. En dichos
textos
“...rescataba la idea cristiana de la igualdad entre los hombres;
proclamaba el amor a la patria (en este caso la Patria Americana) como
una lección de solidaridad social enseñada por Cristo; cuestionaba el
poder monárquico como viciado por su base y naturalmente proclive al
despotismo; denunciaba el sistema colonial como ilegítimo, violento,
absurdo y el peor método de gobierno, y sostenía, con ejemplos bíblicos,
que Dios se inclinaba por el sistema republicano. Adicionalmente,
reivindicaba como “derechos naturales y eternos”, que fueron otorgados
por Dios a los hombres, los de “la igualdad, la libertad, la seguridad, la
propiedad y la resistencia a la opresión”.130

Y el sacerdote, Don José Riofrío (1764-1810), promovió espiritual y


políticamente la lucha por la independencia —sostenía que el propósito
de la emancipación era “defender los derechos de la Patria y sobre todo
el sostenimiento y la unidad y pureza de la religión”; además, se puso
al frente del movimiento militar y pronto llegó a ocupar el grado de
“Comisario de Guerra”.

129 Vinicio Romero Martínez: El despertar de la conciencia, Fondo Editorial IPASME,


Caracas, 2009, pp.72-73.
130 Jorge Núñez Sánchez: “El catecismo de Fray Camilo” en De la Noche al alba.
201
José Gregorio Linares

Igualmente, al frente de las luchas independentistas en México,


estuvo el padre Miguel Hidalgo (1753-1811) quien, el 16 de septiembre
de 1810, enarboló un estandarte con la imagen de Nuestra Señora de
Guadalupe, patrona de México, en el que al lado del “Viva la religión,
Viva nuestra madre Santísima de Guadalupe” añadía: “¡Viva la América
y muera el mal gobierno!”. Hidalgo lanzaba así el llamado Grito de
Dolores, que supuso el inicio de la lucha por la Independencia. Decretó
la abolición de la esclavitud, la supresión de los tributos pagados por los
indígenas a la Corona y la restitución de las tierras usurpadas por los
hacendados.
Acompañando a la gente de las favelas en Brasil, vivió el Obispo
Rojo, Helder Cámara (1909-1999) quien dijera:
“…los que tratamos de tomar la antorcha y seguir los pasos de
Jesucristo, no debemos descansar hasta que los muros de la injusticia,
la exclusión y la mentira caigan en nuestra preciosa tierra americana
ancha y enajenada”.

Agregaba:
“Si le doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo. Pero si
pregunto por qué los pobres pasan hambre y están tan mal, me dicen
que soy un comunista”.

Empuñando un fusil liberador en Colombia, murió el padre Camilo


Torres Restrepo (1929- 1966) quien señalaba:
“Sabemos que el hambre es mortal, y si lo sabemos, ¿tiene sentido
perder el tiempo discutiendo si es inmortal el alma?”.

Entregando la hostia a los campesinos de El Salvador, antes de ser


asesinado, vivió Oscar Arnulfo Romero (1917-1980) quien no le tuvo
miedo ni a la cárcel ni a las amenazas. Decía:
“Si denuncio y condeno la injusticia es porque es mi obligación como
pastor de un pueblo oprimido y humillado. El Evangelio me impulsa a
hacerlo y en su nombre estoy dispuesto a ir a los tribunales, a la cárcel
y a la muerte”.

202
La utopía posible
Diluido entre los habitantes de la parroquia La Vega, en Caracas,
vivió el padre Francisco Wuytack, quien por su compromiso de proteger
a los pobres fue expulsado por los primeros gobiernos de Rafael Caldera
y Carlos Andrés Pérez. Años después, al volver al país dijo: “Yo no
digo muchas cosas, no hablo mucha paja, le digo a mi gente en los
barrios que los pobres, el pueblo, liberarán a los ricos”. Igualmente,
en la Urbanización Ruiz Pineda, al suroeste de Caracas, el Padre Pablo
de la Iglesia “La Insurrección”…, digo “La Resurrección” promueve la
justicia social y la dignidad del ser humano.
Animando la Revolución Sandinista, está el poeta Ernesto Cardenal
(n.1925) Escribió un libro de salmos. El número 5 dice así:
“Escucha mis palabras oh Señor
Oye mis gemidos
Escucha mi protesta
Porque no eres tú
un Dios amigo de los dictadores
ni partidario de su política
ni te influencia la propaganda
ni estás en sociedad con el gánster”.

Poniendo en práctica y sistematizando la Teología de la Liberación


ha estado el peruano Gustavo Gutiérrez Merino (Lima, 8 de junio de
1928). Él es un convencido de que la pobreza atenta contra la dignidad
humana:
“Vengo de un continente en el cual más del 60% de la población vive
en situación de pobreza, y el 82% de ésta se encuentra en pobreza
extrema. La pobreza es para la Biblia un estado escandaloso que atenta
contra la dignidad humana y, por consiguiente, contrario a la voluntad
de Dios (…). La pobreza no es una fatalidad, es una condición; no es
un infortunio, es una injusticia. Es resultado de estructuras sociales
y de categorías mentales y culturales, está ligada al modo como se ha
construido la sociedad, en sus diversas manifestaciones”. 131

131 www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol32/127/127_gutierrez.pdf.
203
José Gregorio Linares

En Venezuela, enfrentándose a las “misiones nuevas


Tribus” —poderosa maquinaria estadounidense de transculturación y
alienación religiosa que ha servido de agencia de espionaje y saqueo de
riquezas minerales estratégicas en las regiones habitadas por los pueblos
originarios— han estado pastores evangélicos y protestantes como Ramón
Castillo, Exeario Sosa Luján, José Gregorio Uzcátegui, Gustavo Aztudillo,
Argenis León, Carlos Lugo, entre muchos más. Estos líderes cristianos
junto a los dirigentes indígenas Simeón Jiménez, Alfredo Chamanare,
Tomás Guerra, Manuel Velásquez y otros, asumieron una posición firme
en defensa de la soberanía nacional y de nuestras minorías, en tiempos
en que ello significaba la persecución, el descrédito y el acoso.
Pero no sólo han sido “religiosos” quienes han incorporado el
elemento espiritual en las luchas sociales de América Latina y el Caribe.
El movimiento revolucionario del continente ha estado imbuido de
la espiritualidad. Sus líderes han invocado el nombre de Dios, y han
luchado en defensa de los principios que enarboló Jesús de Nazareth,
cuya doctrina es una fuente de amor y de aprendizaje para los luchadores
sociales de todos los tiempos y lugares. Incluso ha habido hombres
como el compañero de armas de Bolívar, el brasileño José Ignacio
Abreu e Lima (1794-1869) quien afirmaba que el socialismo como
nivel superior de desarrollo social de la humanidad es un mandato de
Dios, es “la tendencia del género humano a formar una sola e inmensa
familia (…) es un designio de la Providencia”. Tiempo después José
Carlos Mariátegui recordaba que el revolucionario francés George Sorel,
decía: “Se ha encontrado una analogía entre la religión y el socialismo
revolucionario que se propone la preparación y aun la reconstrucción
del individuo para una obra gigantesca”.
Igualmente el “General de Hombres Libres”, Augusto César
Sandino (1895-1934), quien luchó contra los Marines norteamericanos
y contra los apátridas que los apoyaban, funda su lucha en el Dios de
los humildes. En el manifiesto titulado “Luz y Verdad” (1931), le dice
a sus soldados:
“Impulsión divina es la que anima y protege a nuestro Ejército, desde
su principio y así lo será hasta su fin (…). Todos vosotros presentís una
204
La utopía posible
fuerza superior a sí mismos y a todas las fuerzas del Universo. Esa fuerza
invisible tiene muchos nombres, pero nosotros los hemos conocido con
el nombre de Dios (…). El principio de todas las cosas es el Amor: o
sea Dios. También se le puede llamar Padre Creador del Universo. La
única hija del Amor, es la Justicia Divina (…). Cuando la mayoría de la
humanidad conozca de que vive por el espíritu, se acabará para siempre
la injusticia y solamente podrá reinar la Justicia Divina: única hija del
Amor (…). Lo que ocurrirá es lo siguiente: Que los pueblos oprimidos
romperán las cadenas de la humillación, con que nos han querido tener
postergados los imperialistas de la tierra. Las trompetas que se oirán
van a ser los clarines de guerra, entonando los himnos de la libertad
de los pueblos oprimidos en contra de las injusticias de los opresores.
La única que quedará hundida para siempre es la injusticia y quedará
el reino de la Perfección, el Amor; con su hija predilecta la Justicia
Divina…”.132

Desde esta perspectiva que nos dignifica como pueblo arraigado en


lo espiritual forjaremos en Latinoamérica nuestro proyecto socialista.
Sin falsas autoimágenes colectivas que nos denigren. Sin hacernos
eco de las ideologías materialistas enajenantes ni de los dogmatismos
pseudorrevolucionarios que exaltan en otras latitudes, sino fortalecidos,
más bien, en la certeza de que hemos sido y seguiremos siendo un
pueblo hermoso, y construiremos un socialismo con base espiritual, de
elevados ideales. Un socialismo con alma y corazón, donde entonemos
salmos de esperanza y oraciones de protesta. Un socialismo que exprese
la sensibilidad ante la injusticia, y eleve nuestra fe en que construiremos
un mundo que no haya condenado a Dios al exilio, a la cárcel o a la
muerte. Un socialismo cuyas iglesias glorifiquen a un Dios de calle y
de hogares, y no de santuarios y ferias manejadas por mercaderes con
sotanas y apóstoles de la muerte.
Elevamos nuestras plegarias al cielo para que aquí en la tierra reine la
justicia, la humanidad viva en paz, las mayorías sean felices. Como dice
la canción de León Gieco, interpretada por nuestra amada Mercedes
Sosa: “Sólo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente”.

132 http://www. lospobresdelatierra.Org/ textos/luzverdad.html.


205
José Gregorio Linares

La espiritualidad está presente en las cosas más sencillas, de lado


del bien y la justicia. Entre la gente más humilde, se encuentra Dios:
con los que viven en las favelas y los barrios, cuyos hijos escapan a la
muerte por hambre y enfermedades, los nuevos Herodes que azotan
a los niños pobres; con los pescadores que esperan que se haga, otra
vez, el milagro solidario de la multiplicación de los peces y los panes;
con los hombres indignados que se enfrentan cada día a los mercaderes
de templos promotores de un consumismo delirante; con los que se
oponen a quienes venden a los hijos del Hombre por unas monedas;
entre modestos empleados gubernamentales que aprenden la lección
de humildad y se han convertido en servidores públicos; entre los
campesinos que trabajan tierras ajenas y luchan porque la tierra
prometida sea para quienes directamente las trabajan; entre los que
estaban muertos en vida y siguieron el mandato de “levántate y anda” ,
y han resucitado como pueblo; entre los hijos de carpinteros, albañiles,
obreros, y de humildes muchachas de nombre María, Anahís, Luz
Marina, Yulimar o Alcira , de cuyo vientre saldrán los liberadores de la
humanidad.
Nuestro pueblo se ha defendido siempre de las arremetidas de la
maldad invocando a Dios y a los santos protectores. En momentos
de apuro hemos recurrido a las fuerzas del cielo para demandar ayuda
para los pobres de la tierra. Así nos lo recuerda Florentino en su
enfrentamiento con el Diablo:
“Sácame de aquí con Dios
Virgen de la Soledad,
Virgen del Carmen bendita,
sagrada Virgen del Real,
tierna Virgen del Socorro,
dulce Virgen de la Paz,
Virgen de la Coromoto,
Virgen de Chiquinquirá,
piadosa Virgen del Valle,
santa Virgen del Pilar,
206
La utopía posible
Fiel Madre de los Dolores
dame el fulgor que tú das,
¡San Miguel! dame tu escudo,
Tu rejón y tu puñal,
Niño de Atocha bendito,
Santísima Trinidad”.

En fin, con “Dios por compañero cuando se lucha por un amor


militante, por el hombre”, como quería Alí Primera, construiremos un
mundo fundado en una ética con base espiritual, un mundo como el
que metafóricamente imaginaba Helder Cámara…“un charco de agua
para reflejar el cielo”.
9.3. Oscar Arnulfo Romero “carbón que ha sido brasa con nada
que sople prende”
El 15 de agosto de 1917 a las tres de la madrugada nace Óscar Arnulfo
Romero; el 24 de marzo de 1980 hacia las seis y media de la tarde muere
asesinado mientras oficiaba una misa. Pero como él mismo lo anunció
cuando durante meses le amenazaban: “A la voz de la justicia nadie la
puede matar ya”.
La situación política en El Salvador era de gran tensión social. La
gente luchaba por mejores condiciones de vida y la oligarquía a través
del gobierno y las bandas armadas respondían con represión. Entre
enero y marzo de 1980 cerca de mil campesinos y luchadores sociales
fueron asesinados por fuerzas de seguridad o grupos paramilitares. Un
sector de la Iglesia asumió la defensa de los derechos de los humildes.
La represión no respetó el ministerio del Señor. También fue derramada
sangre de sacerdotes: Rutilio Grande (12 de marzo de 1977), Alfonso
Navarro Oviedo (11 de mayo de 1977), Ernesto Barrera Motto (26 de
noviembre de 1978), Octavio Ortiz Luna (20 de enero de 1979), Rafael
Palacios (20 de junio de 1979) y Alirio Napoleón Macías (4 de agosto
de 1979).
Entonces Óscar Arnulfo Romero se hizo cuerpo de Cristo entre los
pobres. En sus homilías que daba desde la Catedral todos los domingos
207
José Gregorio Linares

y que eran transmitidas en vivo a todo el país por la radio, expresaba la


voz del pueblo, que es la voz del Cielo. Allí siempre estaban presentes
unas palabras de solidaridad y consuelo con los que sufren, unas
palabras de repudio al crimen y la violencia, un mensaje de apoyo a los
justos reclamos del pueblo, y un compromiso de esperanza y optimismo
para que nadie desfalleciera en la búsqueda de solución ante los
graves problemas. Su último sermón había terminado con una firme
admonición al ejército, la policía y el Gobierno. Les increpó:
“De nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre. En
nombre de Dios y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos
suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les
ordeno en nombre de Dios, ¡Cese la represión!”.

Óscar Arnulfo Romero es un ejemplo de que tanto como la formación


teórica es indispensable el cultivo de la sensibilidad social y el cuidado
del alma entre las personas que se plantean la lucha en defensa de los
derechos de los oprimidos. Si no se desarrolla una sensibilidad que
nos haga estremecer por lo que sufren los oprimidos no hay teología
o doctrina política que valgan. La conciencia se incuba con rabia y
pena en el corazón, antes de que comience a fortalecerse con ideas y
conceptos en el cerebro.
Este personaje, aunque de origen humilde, desde muy joven se
integra a la vida eclesiástica en condiciones que lo alejan de las duras
condiciones de vida del pueblo. Esto, aunado a una formación teológica
convencional, va haciendo mella en su conciencia. Representa a los
sectores conservadores de la Iglesia. Critica los lineamientos progresistas
abiertos por el Concilio Vaticano II (1962-1965) y cuestiona la
“Teología de la Liberación” que difundían sacerdotes, monjas y pastores
en las comunidades de base. Como un ensimismado devoto cristiano
no conocía la vida.
Cuando es casi un sexagenario sus ojos le permiten ver lo que la
Iglesia Oficial y los tratados de teología no mostraban; y su corazón se
conmueve no sólo con lo que sufrió el Cristo Redentor en la Antigüedad
sino con lo que padecen sus hijos hoy. Entra en contacto estrecho con la
208
La utopía posible
convulsionada realidad social de su país y experimenta una reconversión
que lo coloca el resto de sus días al lado de los más necesitados. Buena
parte de su vida fue un religioso de pensamiento conservador, pero su
sensibilidad hizo que se convirtiera en un vicario de Dios, en guía de
su pueblo. Él mismo explica en una entrevista cómo operó el cambio:
“Es que uno tiene sus raíces. Yo nací en una familia pobre. Yo he
aguantado hambre, sé lo que es trabajar de cipote. Cuando me voy al
seminario y le entro a mis estudios y me mandan a terminarlos a Roma,
paso años y años metido entre libros y me voy olvidando de mis orígenes.
Me fui haciendo de otro mundo. Después regreso a El Salvador y me
dan responsabilidad de secretario del obispo en San Miguel. Veintitrés
años de párroco allá, también muy sumido entre papeles. Y cuando ya
me traen a San Salvador de obispo auxiliar, ¡caigo en manos del Opus
Dei y ahí quedó todo! Me mandan después a Santiago de María y allí sí
me vuelvo a topar con la miseria, con aquellos niños que se morían no
más por el agua que bebían, con aquellos campesinos maltratados en
las cortas. Ya sabe, padre, carbón que ha sido brasa con nada que sople
prende. Y no fue poco lo que nos pasó al llegar al arzobispado, lo del
padre Grande, que fue asesinado. Usted sabe que mucho lo apreciaba
yo. Cuando yo miré a Rutilio muerto, pensé: si lo mataron por hacer lo
que hacía, me toca a mí andar por el mismo camino. Cambié sí, pero
también es que volví de regreso”.133

Monseñor Romero se hizo eco del dolor y “voz de los sin voz”.
Ya nunca más el Evangelio se quedaría en los altares. Ahora bajaba a
las calles de los barrios, se metía entre los hogares de los humildes, y
se integraba a la vida cotidiana del pueblo. Reflexionaba en voz alta.
Expresaba en sus homilías su definitiva opción por los pobres:
“Una Iglesia que no se une a los pobres para denunciar desde los
pobres las injusticias que con ellos se cometen, no es verdadera Iglesia
de Jesucristo. Toda persona que lucha por la justicia, que busca
reivindicaciones justas en un ambiente injusto, está trabajando por el
Reino de Dios. Nuestro país no puede seguir así. Hay que superar la
indiferencia entre muchos que se colocan como meros espectadores
ante la terrible situación, sobre todo en el campo. Hay que combatir
el egoísmo que se esconde en quienes no quieren ceder de lo suyo para
133 Equipo Maíz: Vida de Óscar Romero, p. 13.
209
José Gregorio Linares

que alcance a los demás. Hay que volver a encontrar la profunda verdad
evangélica de que debemos servir a las mayorías pobres”.134

Hoy Monseñor Romero desde un púlpito eterno sigue reclamando


justicia y abriendo caminos de esperanza. El pueblo lo lleva en su
corazón, los religiosos lo tienen como ejemplo. Cuando hay nobleza en
el alma, Dios se encarga de que sus hijos tomen el sendero del verdadero
Evangelio y compartan el pan con sus hermanos.
Así lo hicieron miles de sacerdotes, monjas, pastores y feligreses. Jesús
obrero y sus apóstoles fueron a predicar el credo de una Iglesia liberadora
que no se congrega en las catedrales sino en las plazas, que convierte
las escalinatas en púlpito, los programas políticos en catecismos, las
procesiones en marchas. Una Iglesia que no acata la mansedumbre y la
resignación, sino proclama la rebeldía y la esperanza. Una Iglesia que
frente al conformismo reivindica la utopía, sí, la utopía posible.

134 Oscar Arnulfo Romero: Homilías, UCA Editores, El Salvador, 2005.


210
Francisco de Miranda
La utopía posible

10. Defensa de los derechos humanos y de la


vida de todos los seres

“La buena causa, la causa de los Derechos del Hombre,


ha ganado con vuestras armas su terrible contienda contra
los opresores”.
Simón Bolívar (en arenga a sus soldados)

“Me mandaron una carta


por el correo temprano,
en esa carta me dicen
que cayó preso mi hermano,
y sin compasión, con grillos,
por la calle lo arrastraron, sí.

Yo que me encuentro tan lejos


esperando una noticia,
me viene a decir la carta
que en mi patria no hay justicia,
los hambrientos piden pan,
plomo les da la milicia, sí…”
Violeta Parra (“La carta”)

“Prohibieron ir a la escuela e ir a la universidad.


Prohibieron las garantías y el fin constitucional.
Prohibieron todas las ciencias, excepto la militar.
Prohibiendo el derecho a queja,
prohibieron el preguntar.
Hoy te sugiero, mi hermano, pa’ que no vuelva a pasar,
¡Prohibido olvidar!”
Rubén Blades (“Prohibido olvidar”)
213
José Gregorio Linares

10.1. “La Carta de los Derechos Humanos. Está todo ahí”


La defensa de los derechos humanos y de la vida en todas sus
manifestaciones es otro de los principios cardinales del nuevo socialismo
en nuestra América. A lo largo de la historia, los regímenes basados en la
explotación del hombre, y las organizaciones políticas alimentadas por
el odio, han cometido las atrocidades más infames contra los individuos
y las colectividades: asesinatos, deportaciones, guerras, prisión, torturas,
destrucción del ecosistema, secuestros, persecuciones, desplazamientos
masivos, trabajo forzado, sexismo, violaciones, etnocidio, segregación,
censura, manipulación, aislamiento, terrorismo, intimidación,
desprecio, escarnio, intolerancia, racismo y abusos de toda especie. Ésa
es su praxis en relación con los adversarios. El fin, alcanzar o mantenerse
en el poder, justifica los medios, aun los más crueles.
El conocimiento de estas iniquidades fue creando en nuestras
conciencias un espíritu justiciero. Porque la sensibilidad social es
la principal condición para ser revolucionario. Decía el Che: “Sean
capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia
realizada contra cualquiera en cualquier parte del mundo”. Incluso
antes de que comprendiéramos, de manera “científica”, los mecanismos
de funcionamiento de la sociedad de clases, fueron estas ignominias
las que sirvieron de germen para forjar nuestros primeros atisbos de
conciencia social.
Precisamente contra estas acciones inhumanas nos rebelamos.
Practicarlas, aceptarlas o justificarlas equivaldría a convertirnos en
nuestros opuestos y, como resultado, reproduciríamos nuevamente
un tipo de sociedad igual o parecida a la que estamos cuestionando.
Albergamos elevados ideales; debemos, por tanto, inspirarnos en nobles
sentimientos, y ejecutar acciones correctas desde el punto de vista ético.
Creemos que ninguna circunstancia o razón justifica que empleemos
métodos y procedimientos que atenten contra la dignidad e integridad
del ser humano, cualquiera sea su situación o su postura política. “La
libertad sólo para los que apoyan al gobierno, sólo para los miembros
214
La utopía posible
de un partido (por numeroso que éste sea) no es libertad en absoluto.
La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de
manera diferente”, decía la comunista polaca Rosa Luxemburgo.
En consecuencia, asumimos que los hombres y mujeres que edifican
un nuevo modelo de sociedad, basado en una ética humanista, no
pueden actuar del mismo modo que sus contrarios. Lo destacaba el
Subcomandante Marcos:
“No es ético que la toma del poder cubra de bondad las acciones de
cualquier organización revolucionaria. No creemos eso de que el fin
justifica los medios. Finalmente nosotros pensamos que el medio es el
fin”.

Y así como han quedado atrás en la historia formas de violentar la


condición humana, tales como la esclavitud, la servidumbre y la tienda
de raya, del mismo modo, en ese estadio superior de la humanidad
que es el socialismo del nuevo siglo, no puede haber violaciones de
los derechos humanos individuales y colectivos, sean éstos de primera,
segunda o tercera generación.
Compartimos, en lo esencial, la opinión del novelista portugués José
Saramago (1922-2010) quien, para desconcierto de algunos doctrinarios
dogmáticos de izquierda, afirma que la Declaración Universal de los
Derechos Humanos (1948) constituye el programa fundamental a ser
defendido por los socialistas:
“La izquierda tiene el instrumento que necesita, y se llama Carta de
los Derechos Humanos. Está todo ahí. Todo lo que la izquierda ha dicho
desde siempre que había que hacer en el mundo está ahí (…). Pero aquí
hay un problema, y es que el cumplimiento de los derechos humanos es
incompatible con lo que está pasando en el mundo. Pues, entonces, si
los reivindicas vas a tener que oponerte a lo que está pasando.135
En el socialismo los derechos humanos no se limitarán a una
declaración de principios. La sociedad garantizará su obligatorio
ejercicio en beneficio de todos. En la nueva sociedad no habrá lugar
135 José Saramago: “Soy un comunista hormonal”, en Conversaciones con Jorge Halperín,
Capital Intelectual, S.A., Buenos Aires, 2003, p. 20.
215
José Gregorio Linares

para los verdugos. No se lesionará a los hombres, mujeres, niños, niñas


o adolescentes, pues se respetará su condición de personas. No habrá
víctimas de un sistema. Inexorablemente se preservarán los derechos
humanos de todas y todos. De las mayorías, de las minorías. De los
excluidos, de los distintos, de los que no se nos parecen. La ley basada
en la justicia, un sistema penal que propicie la prevención e incentive
cambios positivos en el ser humano, y una educación centrada en
elevados principios y en el respeto hacia el otro, regirán las relaciones
entre los individuos.
10.2. La oligarquía colonial y republicana viola los
derechos del ser humano
En América Latina y el Caribe se han perpetrado los crímenes más
abominables contra las personas. Para las estructuras que violentan los
derechos humanos (el colonialismo, el imperialismo y las oligarquías
locales en general) los indígenas, los africanos, los gauchos y los pardos
no son “gente”. La única razón por la que se les permite existir es
porque constituyen fuerza de trabajo para ser usada bajo condiciones
de explotación.
El prejuicio racista se mantuvo a lo largo de los siglos sobre todo entre
los opresores y sus plumíferos. El escritor argentino Domingo Faustino
Sarmiento (1811-1888), promotor del positivismo y propagandista
de la idea de la civilización contra la barbarie, se preguntaba, aun en
tiempos de la América republicana:
“¿Lograremos exterminar los indios? Por los salvajes de América siento
una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa calaña no son
más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si
reapareciesen (…). Su exterminio es providencial y útil, sublime y
grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño,
que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado”.136

El razonamiento racista dio pie en la época colonial a que se


cometiera el más feroz genocidio de la historia. Millones de mujeres,
hombres, niñas y niños amerindios han sido asesinados, explotados y
136 http://www.katari.org/color-de-la-palabra/
216
La utopía posible
relegados de las más variadas formas. Nuestros indios fueron sometidos
a sanguinarios tormentos por parte de los conquistadores. No había
piedad. No hubo arrepentimiento. Nadie pecó. La violencia era un
modo natural de vivir.
Pero esto no ocurrió solamente en tiempos de la Conquista y la
Colonia. Durante la República, las violaciones de los derechos de los
indígenas se mantuvieron, en lo esencial, idénticas. A pesar de los
intentos de algunos visionarios como Bolívar y Sucre, la Independencia
y el establecimiento de repúblicas no trajo consigo el respeto por el
indio, su cultura y su organización económico-social. Al indígena se
le arrebató la tierra y se le sometió a un régimen de servidumbre y
maltratos. Al despojarle de la tierra le sustrajeron no sólo su fuente de
trabajo sino el hilo que los conecta con el tejido de la vida y la alegría.
En palabras de José Carlos Mariátegui:
“La República ha pauperizado al indio, ha agravado su depresión y
ha exasperado su miseria. La República ha significado para los indios
la ascensión de una nueva clase dominante que se ha apropiado
sistemáticamente de sus tierras. En una raza de costumbre y de alma
agrarias, como la raza indígena, este despojo ha constituido una causa
de disolución material y moral. La tierra ha sido siempre toda la alegría
del indio. El indio ha desposado la tierra. Siente que “la vida viene de
la tierra” y vuelve a la tierra. Por ende, el indio puede ser indiferente a
todo, menos a la posesión de la tierra que sus manos y su aliento labran
y fecundan religiosamente. La feudalidad criolla se ha comportado, a
este respecto, más ávida y más duramente que la feudalidad española”.137

10.3. “No le pegue a la negra”


Tampoco los africanos tenían alma. No eran gente, no merecían ser
tratados como humanos. Para lo único que servían era para trabajar y
servir a los amos. Eran sometidos a crueles maltratos. Entre los castigos
físicos aplicados a los esclavos negros, estipulados en la legislación
colonial, se encuentran los siguientes:

137 José Carlos Mariátegui: “Sobre el Problema Indígena”, en Siete ensayos de interpretación
de la realidad peruana...cit.
217
José Gregorio Linares

1. El negro o negra que ande ausente y no vuelva a su amo después de


un mes de ausencia y una vez capturado se le corta el miembro genital.

2. El negro o negra que se ausente de su amo por quince días cumplidos,


se le den cien azotes de la siguiente manera: en la mañana el negro
o negra lo trasladen a la picota de la ciudad, amarrado o amarrada,
poniéndole un pedestal de cascabeles atado al cuerpo y de esta manera
se le den los cien azotes, después se quede allí durante todo el día sin
que ninguna persona le ayude.

3. La negra que anduviese ausente por tiempo de quince días le den


doscientos azotes.138

Aún en la actualidad se pueden recoger testimonios de los


descendientes de los esclavos. En un relato de vida un anciano
afroamericano cuenta la vida de su abuelo esclavo:
“Mi agüelito tenía el mismo apellido que yo: Chalá, de los morenos
puros, había sido esclavo de la hacienda Carpuela de los jesuitas… El
viejito había sido melero… Decía que vivía en unos grandes galpones
de techo de caña, donde dos o tres guardias con grandes boyeros de
espina y largos cabestros de res vigilaban las faenas. Negro que se
retrasaba en los trabajos recibía dos o tres azotes. Cuando alguno
trataba de huir y le descubrían a tiempo, soltaban grandes perros hasta
dar con él, si es que era la primera vez que había recibido el castigo le
salaban con sal molida, quedando boca abajo, echado al sol, algunos
morían agusanados o volvían a las faenas, todavía con la caracha de las
heridas… Si intentaba escapar por segunda vez, le cortaban el corvejón
y las orejas para encerrarle luego en un cuartito chiquito que tenían
todos los trapiches, llamado infiernillo, dejándole en el cepo. Este cepo,
decía mi agüelo que era terrible, porque le hacían sentar al moreno en
cuclillas y le cruzaban los brazos bajo las piernas y allí le metían un
palo al través y le amarraban los dedos gordos y luego los guardianes
le volteaban de lado. En esa dolorosa postura estaban dos o tres días,
oyéndose hasta los galpones los quejidos y los gritos del pobre negro.
Esos dos días no se les daba de comer ni beber nada, de suerte que
regresaba al trabajo con fuerza apenas para pararse. El ronzal, cabestro
muy grueso y con nudos dizque usaban para azotar, lo mismo la roseta,
el rebenque y hasta el garrote. Cuando volvía a huir por tercera vez lo
138 Recopilación de las Leyes de los Reinos de las Indias. Madrid, 1681, Ley 21, Libro 7, título 5.
218
La utopía posible
azotaban hasta dejarlo por muerto, luego sobre las heridas le echaban
sebo hirviendo o brea derretida y antes de que pudiera reponerse le
cortaban los compañeritos (testículos)”.139

Tengamos siempre presente que la violencia en América Latina y el


Caribe contra los indígenas y africanos fue descomunal. Fueron varios
millones de personas las que murieron o fueron lesionadas a consecuencia
de la esclavitud y la servidumbre. Un porcentaje elevado del total de la
población mundial de entonces murió víctima de la Conquista y el
colonialismo. Posteriormente los indios, negros y mestizos pobres que
se oponían a las nuevas formas de explotación han sido perseguidos,
torturados y asesinados. Ha llegado la hora de hacer justicia.
10.4. Etnocidio y ecocidio
La matanza fue gigantesca y de las mismas proporciones ha sido
el etnocidio continental. Las manifestaciones culturales indígenas,
africanas, mestizas, fueron exterminadas, silenciadas o distorsionadas.
Un ejemplo: El menosprecio y destrucción de las manifestaciones
culturales mayas. En 1549 llega a la península de Yucatán en México el
sacerdote Fray Diego de Landa quien, a pesar de la magnificencia cultural
que se evidencia entre los mayas, y desde la perspectiva etnocéntrica y
teocéntrica, en autos de fe inquisitoriales mandó a quemar templos,
altares, pinturas, esculturas, y los “biombos” o libros —en tela de árbol
llamado amatl, o pirograbadas en cuero de venado— que guardaban la
memoria y eran considerados sagrados por los mayas. Según Gustavo
Pereira, con esta acción etnocida:
“Las sombras de la destrucción velaron para nosotros rasgos, perfiles,
hechuras, prodigios asentados en grandes libros que eran como fiestas
de la razón, segaron miles y maravillosas historias y fábulas y tal vez
descubrimientos, revelaciones, fórmulas, alquimias, canciones, poesía.
El coloniaje destruyó dioses, palacios, señores; avasalló con nuevo látigo
al pueblo, persiguió al espíritu y quiso extirpar hasta la lengua”.140
139 Testimonio recopilado en Costales, Ecuador, en 1964. John Antón, Afrodescendientes,
Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2005, p. 30.
140 Gustavo Pereira: Historias del Paraíso, Los Seres Inferiores, Fondo Editorial El perro y la
rana, Caracas, 2007, p. 201.
219
José Gregorio Linares

Además se le ha dado muerte a la naturaleza. Flora, fauna, suelos, ríos


han sido víctimas de una devastación que no se ha detenido ni siquiera
cuando ha puesto en peligro los propios intereses de los asoladores. La
muerte lo devora todo, incluso a sus sepultureros.
Y es que los sistemas sociales basados en la explotación, exterminan
y degradan a millares de seres humanos, para que unos pocos se
beneficien. Devastan el ambiente y agotan sus recursos para satisfacer
la codicia inmediata de una élite social o un imperio ecocida. Para ello
hubo que ignorar y desfigurar la relación que el indígena y el africano
mantuvieron con su tierra y sus semejantes; deformar su cosmovisión
de la vida.
En la carta de 1855 del cacique Seattle al presidente de los Estados
Unidos Franklin Pierce, en la cual da respuesta a la solicitud de compra
de una extensión de sus tierras a cambio de asignarle una “reservación”,
se expresa una visión integral de los derechos del ser humano y del
resto de los seres vivos, no exclusivamente de las personas y mucho
menos de una parte de ellas, sino de todo lo que da origen y mantiene la
existencia. Ésta es la visión que recoge e incorpora el nuevo socialismo,
para el cual la tierra no es solamente un recurso para ser explotado, sino
la Pachamama, la madre de todos:
“Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi gente. Cada aguja
brillante de pino, cada ribera arenosa, cada niebla en las maderas
oscuras, cada claridad y zumbido del insecto es santo en la memoria y
vivencias de mi gente.
Somos un pedazo de esta tierra; estamos hechos de una parte de ella.
La flor perfumada, el ciervo, el caballo, el águila majestuosa: todos son
nuestros hermanos. Las rocas de las cumbres, el jugo de la hierba fresca,
el calor de la piel del potro: todo pertenece a nuestra familia.
El agua de nuestros ríos y pantanos no es sólo agua, sino la sangre de
nuestros antepasados. Los reflejos misteriosos de las aguas claras de los
lagos narran hechos de la vida de mi pueblo. El murmullo del agua es la
voz del padre de mi padre. Los ríos son hermanos nuestros, porque nos
libran de la sed. Los ríos arrastran nuestras canoas y nos dan sus peces.
Tendríais que tratar a los ríos con el corazón.
220
La utopía posible
El indio es conocedor del valor inapreciable del aire ya que todas las
cosas respiran su aliento: el animal, el árbol, el hombre.

Si todos los animales desapareciesen, el hombre tendría que morir


con gran soledad de espíritu. Porque todo lo que les pasa a los
animales, bien pronto le pasa también al hombre. Todas las cosas
están ligadas entre sí.

La tierra es la madre de todos nosotros. Cualquier estrago causado a la


tierra lo sufren sus hijos. El hombre que escupe la tierra, a sí mismo se
está escupiendo. De una cosa estamos seguros: la tierra no pertenece
al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. El hombre no ha
tejido la red que es la vida, sólo es un hijo. El sufrimiento de la tierra
se convierte a la fuerza en sufrimiento para sus hijos. Estamos seguros
de esto. Todas las cosas están ligadas como la sangre de una misma
familia”.

Los socialistas del continente, que hemos abrevado en el manantial de


sabiduría de nuestros antepasados indígenas y africanos, declaramos que
somos guardianes de la vida en todas sus manifestaciones. Defensores de
los seres humanos y de todos los seres, que son parte de la vida, porque
todo está entrelazado. Nuestro alegato de defensa es integral. No se
limita exclusivamente a la especie humana. No podemos defender a
unos seres humanos si no cuidamos de todos los seres humanos; y no
podemos cuidar de todos los seres humanos si no cuidamos de los otros
seres del planeta; y no podremos hacer eso si no preservamos la tierra,
madre de todas las criaturas y del universo en el cual vivimos. De lo
contrario la muerte se apoderará de todo, y de todos, de las mujeres y
los hombres, y de todo, del presente y del futuro.
10.5. América Latina: Tierra de defensores de la humanidad
En América Latina hay varios ejemplos de adalides defensores de los
derechos humanos. Si en nuestras tierras se han violentado los derechos
contra las personas de aquí, también han surgido las mujeres y hombres
de mentes lúcidas y corazones sensibles cuyas vidas han estado dedicadas
a defender los derechos, a luchar para que no haya mártires, y para que
los victimarios sean castigados.
221
José Gregorio Linares

• Fray Antonio de Montesinos y Fray Bartolomé de las Casas,


pioneros de los derechos humanos
Fray Antonio de Montesinos (1480-1540) fue un sacerdote dominico
que llegó a la isla La Española (actual Haití y República Dominicana)
acompañando a los primeros conquistadores. Era un hombre justo,
sensible, de recio carácter y gran valor. Ha sido, probablemente, el pionero
en la defensa de los derechos humanos en el Nuevo Mundo. Con su pluma,
sin miedo y con una visión humanista, describe y denuncia los ultrajes y
violaciones que se cometían contra las personas que habitaban las islas a
manos de la invasión europea, de allí que es considerado el iniciador de la
obra que más tarde retomaría Bartolomé de las Casas. Fustigó duramente
a los encomenderos, y llegó a considerarse “la voz de Cristo en el desierto
de esta isla”. En el sermón que pronunció el 11 de noviembre de 1511,
recriminó el trato que los conquistadores daban a los indios:
“Todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y
tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho
y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos
indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas
gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas
de ellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo
los tenéis tan opresos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos en
sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren
y se os mueren, y por mejor decir, los matáis, por sacar y adquirir oro
cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine, y conozcan a
su Dios y creador, sean bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y
domingos? ¿éstos, no son hombres? ¿No tienen almas racionales? ¿No
estáis obligados a amarlos como vosotros mismos?”.141
El sermón de Montesinos estaba dirigido a todos los habitantes de
la isla, incluyendo a su gobernador, Diego Colón (hijo de Cristóbal
Colón). Luego de finalizado el mismo, Colón y la orden de los
franciscanos realizan una denuncia ante la Corona, solicitando la
expulsión de Montesinos y los dominicos, a quienes acusaban de
promover una rebelión y desconocer los derechos de la Corona sobre
las tierras antillanas.
141 http://usuarios.advance.com.ar/pfernando/DocsIglLA/Montesinos.htm
222
La utopía posible
Cuando Montesinos fue presionado para que se retractase
públicamente, volvió a la carga con más pasión y espíritu justiciero que
antes y, en un segundo sermón, frente a una devota feligresía integrada
casi exclusivamente por conquistadores con mentalidad medieval —de
ésos cuyos únicos haberes eran, cuando cruzaron el Atlántico, “un saco
y un puñal”, pero que en las Antillas pretendían un linaje inexistente
y adquirir una fortuna de manera súbita—amenazó con no oír su
confesión ni absolverlos de sus pecados hasta tanto se arrepintieran de
su trato a los indios y rectificaran su conducta.
Pero no hubo por parte de los españoles acto de contrición ni
remordimiento ni conversiones. Al contrario, arreciaron las intrigas
y los intentos de amedrentamiento contra el Padre Montesinos y los
dominicos. Simultáneamente, los actos de violencia contra la población
indígena continuaban al punto que ésta fue exterminada en pocos años.
Al final las autoridades españolas convocaron una junta especial en
la ciudad de Burgos, integrada por intelectuales, teólogos y una serie de
personajes ilustres, para conocer los puntos de vista contrarios y tomar
una decisión. De allí surgieron las “Leyes de Burgos” (1512), quizás
el primer documento que, aún con limitaciones, se planteó dentro de
la sociedad colonial la protección y defensa de los oprimidos de estas
tierras.
Otro de los pioneros en la defensa de los derechos humanos en el
Nuevo Mundo fue Fray Bartolomé de Las Casas. La Biblia nos habla de
la conversión de Pablo de Tarso el cobrador de impuestos y perseguidor
de cristianos en el gran difusor y organizador del cristianismo. Bartolomé
de Las Casas (1474-1566) experimenta una transformación aún más
radical. De licenciado experto en latines a encomendero, y de allí a
sacerdote protector de los indígenas, denunciante de los abusos de los
españoles y organizador de sociedades comunitarias basadas en elevados
principios humanitarios.
Escuchó el Sermón de fray Antonio de Montesinos. En algún
momento su alma sensible sintió que su deber no era acumular riquezas

223
José Gregorio Linares

ni imponer por la fuerza el credo cristiano, sino defender con la razón


y el sentimiento a los indígenas que eran víctima de la explotación y de
los crímenes por parte de los conquistadores y los encomenderos. Lo
primero que hizo fue renunciar a las encomiendas y a los esclavos que
le habían otorgado. No se podía hablar en nombre de Dios y hacer de
la vida en la tierra un infierno.
“¡Pero aquellos conquistadores asesinos debían de venir del infierno, no
de España! Español era él también, y su padre, y su madre; pero él no
salía por las islas Lucayas a robarse a los indios libres; ¡porque en diez
años ya no quedaba indio vivo de los tres millones, o más, que hubo
en la Española!: él no los iba cazando con perros hambrientos, para
matarlos a trabajo en las minas; él no les quemaba las manos y los pies
cuando se sentaban porque no podían andar, o se les caía el pico porque
ya no tenían fuerzas; él no los azotaba, hasta verlos desmayar, porque
no sabían decirle a su amo donde había más oro; él no se gozaba con
sus amigos, a la hora de comer, porque el indio de la mesa no pudo con
la carga que traía de la mina, y le mandó cortar en castigo las orejas; él
no se ponía el jubón de lujo, y aquella capa que llamaban ferreruelo,
para ir muy galán a la plaza, a las doce, a ver la quema que mandaba
hacer la justicia del gobernador, la quema de los cinco indios. Él los vio
quemar, los vio mirar con desprecio desde la hoguera a sus verdugos; y
ya nunca se puso más que el jubón negro, ni cargó caña de oro, como
los otros licenciados ricos y regordetes, sino que se fue a consolar a los
indios por el monte, sin más ayuda que su bastón de rama de árbol”.142
Bartolomé de Las Casas se planteó, por la vía jurídica, la defensa
integral del indígena, y la denuncia de las violaciones de sus derechos.
Él mismo cuenta que un día de la Pascua de 1514, mientras preparaba
un sermón para el domingo de Pentecostés, en la colonia del Santo
Espíritu, Cuba:
“Comencé a meditar sobre algunos principios de las Sagradas
Escrituras. En una parte del libro encontré esto que dice: “el pobre no
posee nada como no sea el pan; quien se lo quite es un asesino. Quien
no le dé su salario al trabajador, es un criminal”... Entonces pensé en
las penalidades y la esclavitud en que vive el pueblo aborigen aquí...
Y tanto más pensaba, tanto más me iba convenciendo de que todo
142 José Martí: La Edad de Oro.
224
La utopía posible
lo que afligía y sucedía a los indígenas hasta la fecha, no era más que
tiranía e injusticias. Y por tanto que iba estudiando, encontrando en
cada libro que leía, fuera latín o en español, cada vez más pruebas y
motivos y teorías fundadas en apoyo al derecho de los pueblos de las
indias Occidentales y contra el salvajismo y las injusticias y los robos
que contra ellos se cometen”.143
Bartolomé de Las Casas fue un hombre perseverante. Como
consecuencia de sus diligencias, se promulgaron el 20 de noviembre de
1542, las Leyes Nuevas. En ellas se prohibía la esclavitud de los indios
y se ordenaba que todos quedaran libres de los encomenderos y fueran
puestos bajo la protección directa de la Corona. Se disponía además
que, en lo concerniente a la penetración en tierras hasta entonces no
exploradas, debían participar siempre dos religiosos, que vigilarían que
los contactos con los indios se llevaran a cabo en forma pacífica dando
lugar al diálogo que propiciara su conversión.
A finales de ese mismo año terminó de redactar su obra más conocida,
Brevísima relación de la destrucción de las Indias, la cual, por ser escrita
a mediados del siglo xvi, constituye el primer informe moderno de
derechos humanos. Escribió este texto “porque la maldad no se cura
sino con decirla, y hay mucha maldad que decir, y la estoy poniendo
donde no me la pueda negar nadie, en latín y en castellano”. En la obra
describe las atrocidades a las que fueron sometidos los indígenas de las
Américas por los conquistadores españoles.
Bartolomé de Las Casas participó en el célebre debate de Valladolid
que tuvo lugar entre 1550 y 1551, donde defendió los derechos humanos
de los indígenas, contra la postura de Juan Ginés de Sepúlveda, quien era
partidario de la “guerra justa” contra los indios a partir del argumento
de que eran seres inferiores y, además, pecadores e idólatras. De Las
Casas consideró que los indígenas tenían uso de razón, y que como
criaturas racionales eran seres humanos. Como tales, los indígenas
estaban cobijados por el Derecho natural y eran titulares de los derechos
a la libertad y a nombrar sus autoridades.

143 Beatriz Fernández Herrero: La Utopía de América. p. 202.


225
José Gregorio Linares

Se ha repetido hasta la saciedad que fray Bartolomé de Las Casas


propuso la esclavitud de los africanos en sustitución de los amerindios.
Es cierto. Pero luego que vio el maltrato a que eran sometidos se
arrepintió de haber formulado semejante propuesta, y defendió también
los derechos de los esclavos negros. Repetía: “¡Con mi sangre quisiera
pagar el pecado de aquel consejo que di por mi amor a los indios!”
Bartolomé de Las Casas fue un tenaz luchador por los derechos
humanos de los débiles. Él fue un hombre grande. Nunca un hombre
luchó con tan pocos aliados a favor de los derechos humanos de tanta
gente. Jamás un hombre, prácticamente solo, se enfrentó a un imperio
tan poderoso y a tanta gente malvada y codiciosa. Pocas veces un solo
hombre luchó tanto y tan tenazmente contra un mundo de prejuicios
y de intereses. Ninguna vez en la historia un hombre ha sufrido tanto
por otros aparentemente tan distintos a él. En la vida nadie se había
enfrentado contra hermanos tan insensibles y despiadados. Nunca un
religioso había elevado al cielo unas plegarias desde una tierra tan impía.
Pocas veces una causa justa ha tenido al frente un adalid tan noble.
Su nombre está unido a la defensa de los derechos de los americanos.
No por casualidad Simón Bolívar, quien lo llamó el Apóstol de la
América, propuso en el Congreso de Angostura que la capital de la
Gran Colombia llevara el nombre de Bartolomé de las Casas, y que su
memoria siempre fuera enaltecida. ¿Será posible que le hagamos justicia
a este hombre que tanto luchó por la justicia? ¿Dios mío, será posible?
• Miranda Penitenciarista
Miranda fue un activista a favor de los derechos humanos. Acusado de
conspirador, desde 1799, el Imperio Español anduvo tras los pasos de
Miranda. Junto a otros líderes anticoloniales de esta parte del mundo
(los peruanos Pablo de Olavide, José del Pozo y Sucre, y el chileno
Manuel José de Salas) el caraqueño fue condenado a muerte y esta
orden fue comunicada a todas las autoridades de las colonias españolas,
a quienes se ordenaba actuar con prudencia para poder capturar a los
conjurados que andaban con el traidor Miranda.

226
La utopía posible
Aquel ciudadano del mundo en cualquier lugar del planeta donde
se encontrara fue vehemente en la denuncia contra el genocidio de
nuestros pueblos originarios, la represión contra los sublevados de las
colonias, la discriminación racial, la xenofobia del régimen español
en América.
“Tres siglos ha que los españoles se apoderaron por fuerza de este
continente. Los horrores que cometieron en su conquista son
conocidos de todo el mundo, mas la tiranía que han ejercido después,
y que continúan ejerciendo hasta hoy no es conocida ni sentida sino
por nosotros. Nuestros derechos como nativos de América, o como
descendientes de los conquistadores, como Indios, como Españoles
han sido violados de mil maneras (…) La España sólo se acuerda de
nosotros para imponernos tributos, para enviarnos un enjambre de
tiranos que nos insultan y nos despojan de nuestros bienes para ahogar
nuestra industria, para prohibir nuestro comercio, para embarazar
nuestra instrucción, y para perseguir todos los talentos del país. Es un
crimen para ella el nacer en América”.144

Miranda era un convencido de la lucha por la libertad de los


pueblos del mundo y, en particular de Hispanoamérica, y un luchador
por la justicia y los derechos humanos. Escribió: “La conservación de
los derechos naturales, y, sobre todo, de la libertad de las personas
y de los bienes, es incuestionablemente la piedra fundamental de
toda sociedad humana, bajo cualquier forma política en que ésta sea
organizada”. En ocasión del desembarco que hiciera en las costas de
Venezuela en 1806, dice:
“La empresa es grande y gloriosa tanto más debéis temer el mancharla
con procedimientos irregulares. Detestando los crímenes de toda especie,
evitad con sumo cuidado los movimientos de la anarquía. Acordaos que
la venganza de los delitos no pertenece sino a los tribunales de justicia;
que un homicidio siempre es un homicidio cualquiera que sea su origen.
Al momento de confundir a vuestros opresores no imitéis su tiranía. No
es vuestra idea la de reemplazar un gobierno irregular, por otro semejante,
de sustituir un régimen opresor por otro opresor; de destruir una tiranía

144 Francisco de Miranda: “Por la patria el vivir es agradable y el morir glorioso”, en


Documentos Fundamentales, Fundación Ayacucho, Caracas, 1992, p. 94.
227
José Gregorio Linares

antigua por una tiranía nueva (…), no olvidaréis jamás que, de la misma
manera que una buena causa engendra bellos efectos, así un principio
impuro, conduce necesariamente a los más funestos resultados”.145

Esto contrasta con la conducta de las autoridades españolas. En la


exposición de motivos del Gobernador español se declaraba expresamente
que “no hay respetos humanos que valgan”. Diez expedicionarios
fueron llevados a la horca, decapitados y descuartizados, y sus cabezas
expuestas en parajes públicos para escarmiento de los colonos. Miranda
fue condenado a muerte, una vez más, por traición.
Por otra parte, un aspecto poco estudiado de la obra de Francisco
de Miranda es el relativo a su interés por la humanización del sistema
penitenciario en el mundo. El caraqueño viaja por distintos países y
cada vez que llega a una nación diferente solicita que lo lleven a conocer
los museos y bibliotecas, los prostíbulos y las cárceles. Es un hombre
que necesita saberlo todo, verlo todo, para conocer mejor la realidad
que se propone interpretar y transformar.
Miranda es un enciclopedista que no sólo conoce los salones y
los teatros. Penetra en las oscuras bóvedas donde los gobiernos y la
Inquisición torturan y encierran criminales e inocentes, luchadores
políticos junto con malhechores. Su espíritu de investigación,
sensibilidad social y anhelo de justicia lo llevan a proponer una
transformación de las cárceles, del sistema judicial y penitenciario. En
ese sentido, Francisco de Miranda es un pionero no sólo de los derechos
del común de las personas sino de los presos; es decir, los seres más
despreciados y olvidados de la sociedad en todas las épocas.
De acuerdo con el penitenciarista venezolano Elio Gómez Grillo,
Miranda conoce a fondo la obra de los principales reformadores del
sistema carcelario de la época: John Howard (1726-1790) y Cesare
Beccaria (1738-1794). El primero escribió un libro titulado Estado
de las prisiones en Inglaterra y Gales. Habló sobre las condiciones
145 Francisco de Miranda: “Proclamación a los pueblos del continente colombiano, alias
Hispanoamérica”, en Memorias de América Latina, Fondo Editorial de la Facultad de
Humanidades y Educación, UCV, Caracas, 2002.
228
La utopía posible
deplorables de las prisiones en Inglaterra. Apresado por piratas camino
a Lisboa para ayudar a las víctimas de un terremoto, sufre en carne
propia el escarnio de la prisión y, una vez liberado, se dedica a narrarle
al mundo la geografía del dolor: dramas, miseria, promiscuidad, vicios,
enfermedades. Además, propone que se reforme el sistema penitenciario.
Por su parte, Cesare Beccaria a los veintiséis años publica en latín,
en forma anónima, su libro De los delitos y de las penas, causando gran
conmoción en el sector de intelectuales de su época, y gran enojo por
parte del Santo Oficio que a partir de ese momento lo mantuvo bajo
observación y le amenazó con excomulgarlo y apresarlo. Propone que:
“Para que cualquier pena no sea violencia de uno o de muchos contra
alguien en particular, debe ser esencialmente pública, pronta, necesaria,
la mejor posible dadas las circunstancias, proporcional a los delitos y
dictada por las leyes. Es mejor prevenir los delitos que penarlos…”.
Miranda se interesó por poner en práctica las ideas aprendidas en
ambos autores acerca de la humanización del sistema penitenciario y
elaboró un proyecto de reforma para Dinamarca. Según el especialista
Elio Gómez Grillo:
“El resultado fue que el gobierno danés acogió totalmente el proyecto de
reforma penitenciaria presentado por Miranda y lo aplicó a todo el país
(…). De modo que nuestro prócer Francisco de Miranda es precursor,
no sólo de la independencia venezolana y aun hispanoamericana, sino
que es precursor del mejor penitenciarismo de hoy. Un blasón más para
añadir a su grandeza (…) su pasión libertaria le hizo llevar la búsqueda
y el encuentro de esa libertad hasta en las mismas mazmorras carcelarias
que constituyen la máxima negación de toda forma de liberación”.146

Miranda fue un hombre universal. Su lucha por la Independencia


de América no fue más que una extensión de su lucha por la libertad
del hombre contra cualquier tipo de yugo y contra cualquier forma de
atropello. Su defensa de los derechos de América, una defensa de los
derechos de los americanos. Su lucha por la libertad una lucha por la
libertad de todos. Si miramos bien, Miranda no sólo fue el precursor
146 Elio Gómez Grillo: Prosa de prisa para presos, Fondo Editorial IPASME, Caracas, p. 101.
229
José Gregorio Linares

de la Independencia de América, sino el utopista cuyos mundos justos


apenas estamos comenzando a construir. De modo que para entender
el aporte de Miranda no hay que ver hacia atrás sino hacer un esfuerzo
y mirar hacia adelante, hacia muy adelante.
• Alejandro Petión y Simón Bolívar, unidos en defensa de los
derechos humanos
Cuando estalla la Revolución Francesa (1789), Alejandro Petión,
de 19 años, es uno de los primeros en respaldar los principios de la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, y reclamar
su aplicación en la colonia, así como la igualdad civil y política de la
gente de color en relación con los blancos. Alejandro Petión, junto con
Toussaint L’ Ouverture, Jean Dessalines y los demás dirigentes de la
emancipación en Haití, se convierte en uno de los pioneros de la lucha
contra la discriminación y la segregación racial y en un activista en pro
de los derechos humanos.
Alejandro Petión participó, al lado de los criollos, en el primer gran
combate contra los franceses de la Metrópoli. Éstos llevaron a cabo la
Revolución Francesa, pero para ellos los principios de libertad, igualdad,
propiedad y fraternidad no incluían a las personas que no fueran de tez
blanca. Estaban excluidos los negros, los indios, los mestizos, todos los
habitantes de color de las colonias. Petión y otros dirigentes haitianos,
en cambio, enarbolan la bandera de los derechos humanos para todos,
en igualdad de condiciones. En 1804 funda la República y da al país
su primera Constitución (por cierto, Estados Unidos como represalia
prohíbe el comercio con la nueva República Haitiana). Elegido
Presidente el 9 de marzo de 1807, y reelecto en 1811 y 1816, ocupó la
primera magistratura hasta su muerte, ocurrida en 1818.
Para combatir la esclavitud en el Caribe, estableció en la Constitución
de 1816 que “todo africano, indio, así como sus descendientes en las
colonias que vendrían a establecerse en la República serían reconocidos
como haitianos”. Más tarde, cuando ayuda económica y militarmente a
Bolívar y al resto de los refugiados que luchaban por la Independencia,

230
La utopía posible
sólo les pide, a cambio de la solidaridad ofrecida, que proclamen la
abolición de la esclavitud en las naciones que sus armas libertaran. “Pido
a Ud. —le dice a Bolívar— que cuando llegue a Venezuela, su primera
orden sea la Declaración de los Derechos del Hombre y la libertad de
los esclavos… Vais a jurarme que cuando reconquistéis vuestras tierras
aboliréis la esclavitud para siempre”.
Bolívar lo intentó. En múltiples oportunidades clamó por la
abolición de la esclavitud. Triunfante en Carúpano en 1816, lanza una
proclama: “La naturaleza, la justicia y la política piden la emancipación
de los esclavos; de aquí en adelante sólo habrá una clase de hombres,
todos serán ciudadanos”. Más tarde, en 1819, ante los legisladores del
Congreso de Angostura, dijo: “imploro por la abolición de la esclavitud
como lo haría por mi vida”.
Pero el mantuanaje criollo no cede sus privilegios. Mantiene la práctica
de que unos seres humanos son propiedad de otros supuestamente
superiores. No será sino varias décadas después que, en condiciones
beneficiosas para esa misma oligarquía, la esclavitud será abolida.
Por eso, cuando se habla de la defensa de los derechos humanos como
opción práctica a favor de los de abajo, y no como simple expediente
retórico eurocéntrico, debemos recordar, como ejemplos a seguir, a
Alejandro Petión y a Simón Bolívar.
• Sucre, adalid de los derechos humanos
Otro de los pioneros en la defensa de los derechos humanos fue
Antonio José de Sucre (1795-1830). En la guerra de Independencia,
Sucre, por mandato del Libertador Simón Bolívar, redacta el Tratado
de Regulación de la Guerra de 1820. La contienda bélica que se venía
desarrollando era marcadamente cruenta y sanguinarios los métodos
que se venían empleando por parte de ambos bandos. No obstante,
Sucre propuso unas condiciones que respetaban la dignidad humana.
Fue tan magnánimo el contenido de aquel documento que el Libertador
afirmó:

231
José Gregorio Linares

“Este Tratado es digno del alma del General Sucre: la benignidad, la


clemencia, el genio de la beneficencia lo dictaron; él será eterno como
el más bello monumento de la piedad aplicada a la guerra; él será eterno
como el nombre del vencedor de Ayacucho”.

Entre las cláusulas de este tratado están las siguientes:


- La guerra entre España y Colombia se hará como la hacen los
pueblos civilizados.
- Todo militar tomado en el campo de batalla se guardará como
prisionero de guerra y será respetado, hasta lograr su canje.
- Los heridos no serán prisioneros de guerra.
- Los militares o empleados que hayan desertado de sus banderas
no pueden ser castigados con pena capital.
- El canje de prisioneros será obligatorio.
- Los habitantes de los pueblos que alternativamente se ocuparen
por las armas de ambos gobiernos serán altamente respetados
y gozarán de absoluta libertad y seguridad.
- Los cadáveres, en los campos de batalla, recibirán los últimos
honores de la sepultura.
De igual manera, como militar victorioso y como gobernante, la
conducta de Sucre estuvo siempre apegada a la defensa incondicional
de los derechos humanos de todos: partidarios y enemigos. “La victoria
no da derechos”, afirmaba.
Sucre había vivido en carne propia la ferocidad de la contienda: la
mayoría de sus hermanos y muchos de sus familiares habían muerto a
manos del enemigo. Como lo recuerda ese maestro de la Historia que
fue Vinicio Romero:
“Al vencer en Ayacucho, tanto o más gloria le da a Sucre la capitulación
concedida a los realistas, que la misma batalla. Él pudo acabar con
todos los enemigos en el campo; él pudo acordarse de la carnicería
232
La utopía posible
que en diez años hicieron los españoles con su propia familia. Catorce
parientes suyos fueron víctimas (…). Sí, éste es Antonio José de Sucre,
el que en Pichincha y en Ayacucho se olvida de que eran españoles los
asesinos de sus hermanos”.147

De hecho, estando en ventaja es capaz de perdonar a sus contrarios


cuando pudo haber ejercido la venganza.
“Generoso por carácter, olvido mis agravios personales cuando
media la causa pública —dice de sí mismo Sucre— y en lugar de
venganzas y los estragos de la guerra, ofrezco… la concordia entre
los pueblos”.148

Así fue en muchas oportunidades.


El español Sarabia había sido condenado a la pena de muerte y
Sucre aboga por él aduciendo que se celebraba la reciente victoria de
Guayaquil, por tanto “no debe afligirse a la humanidad derramando la
sangre de un hombre…, yo imploro, señor, con las tropas de Colombia
por la vida de este infortunado” (Julio 29 de 1821). También Valentín
Matos fue objeto de su clemencia. Había intentado asesinar a Sucre;
sin embargo éste hace todo lo posible para que se tuviera clemencia
con él. Solicita (14-12-1826) “que dicho Matos sea reconocido por un
facultativo, y si en efecto se encontrase enfermo podrá pasar a curarse a
casa de sus padres”.
En Bolivia, al decretar la amnistía contra los enemigos de la
Independencia, declara: “Un velo impenetrable pone en perpetuo
olvido los sucesos políticos de la revolución; por consiguiente nadie es
responsable de sus opiniones pasadas” (Decreto, 24 de mayo de 1826).
De allí que, en 1828, en su último mensaje público Sucre declara: “No
he hecho gemir a ningún boliviano: ninguna viuda, ningún huérfano
solloza por mi causa; he levantado del suplicio porción de víctimas
condenadas por la ley; y he señalado mi gobierno por la clemencia,
la tolerancia y la bondad. En el retiro de mi vida veré mis cicatrices y
147 Vinicio Romero M.: Antonio José de Sucre, Ejemplo de Juventud, Editorial Panapo de
Venezuela, S.A., Caracas, 2008, pp. 14-15.
148 Carta al Mariscal La Mar, 28 de enero de 1829.
233
José Gregorio Linares

nunca me arrepentiré de llevarlas cuando me recuerde que para formar


a Bolivia preferí el imperio de las leyes a ser el tirano o el verdugo que
lleva una espada pendiente sobre las cabezas de los ciudadanos”. Años
antes, también había confesado:
“A ningún hombre se ha perseguido, ninguna propiedad se ha atacado;
ningún ciudadano ha sido arrestado si no ha sido por la ley”.149
Sucre fue un alma grande. De su nobleza debemos aprender. La
mejor manera de recordarlo es respetar los derechos humanos tal como
él lo hizo. Con razón Bolívar, cuando supo del asesinato del Mariscal,
escribió su biografía y llegó a afirmar de él: “Como soldado fuiste la
Victoria. Como magistrado, la Justicia. Como vencedor, la Clemencia.
Como ciudadano, el Patriotismo. Como amigo, la Lealtad”. Nadie
que valore la memoria de Sucre podrá mancillar jamás con violencia
e ira el legado de respeto por los otros que éste demostró en todos los
momentos de su vida.
• El joven José Martí y los derechos humanos
La extraordinaria sensibilidad de José Martí lo convierte en denunciante
de los atropellos y crímenes cometidos contra los seres humanos por la
metrópoli española, los colonizadores y el imperio estadounidense en su
época. Una frase resume su actitud ante la violación de la integridad de
cualquier ser humano: “Todos los hombres verdaderos deben sentir en
su mejilla el golpe dado a cualquier mejilla de otro hombre”.
Cuando era niño se estremeció al presenciar los vejámenes a que
eran sometidos los esclavos. En una ocasión, mientras caminaba con su
padre vio pendiendo de un árbol a un esclavo que había sido ahorcado.
“¡Rojo, como en el desierto, salió el sol al horizonte
y alumbró a un esclavo muerto,
colgado a un ceibo del monte,
un niño lo vio: tembló
de pasión por los que gimen;
y, al pie del muerto, juró
lavar con su sangre el crimen!”
149 Memoria a la Asamblea General del Alto Perú, 1° de julio de 1825.
234
La utopía posible
Con apenas 15 años de edad es condenado a seis años de cárcel. En
prisión es sometido a trabajos forzados y su salud se ve quebrantada.
Gracias a la intermediación de un amigo de su padre la pena le es
conmutada por la de destierro y luego es deportado a España. Allí escribe
una obra clave en lo relativo a la defensa de los derechos humanos:
El presidio político en Cuba (1871), libro pionero en la denuncia del
trato inhumano a que son sometidos en la cárcel los que se oponen al
régimen colonial.
En la misma época cuando Martí hace esta denuncia, en Cuba el
régimen colonialista español realiza una serie de atropellos y crímenes
contra la población. El más recordado: el fusilamiento, el 27 de
noviembre de 1871, de ocho estudiantes de Medicina casi adolescentes,
bajo el pretexto de haber profanado una tumba, asunto que no pudieron
probar. Carlos de la Torre, Anacleto Bermúdez, Alonso Álvarez, Carlos
Verdugo, Ángel Laborde, José de Marcos Medina, Pascual Rodríguez y
Eladio González, son los nombres de los muchachos que las autoridades
españolas decidieron ajusticiar, para hacer escarmentar a los luchadores
independentistas de la isla. Tenían entre 16 y 21 años de edad. ¿Su único
pecado? Amar a la patria, tal como confesaron antes de ser asesinados.
José Martí, indignado y adolorido, escribe sobre los sucesos:
“Hace once años la plebe española de La Habana, instigada por un
desvergonzado funcionario que obtuvo luego en España altos honores,
cometió, con aprobación y ayuda del Gobierno, uno de esos crímenes
fríos que de vez en cuando espantan al mundo. Ocho adolescentes, ocho
estudiantes de medicina, acusados de haber puesto mano profanadora
en el cadáver intacto de un ídolo de la turba, fueron después de dos
días de orgía sanguinaria fusilados contra un muro, y sin nombre ni
cruz, “cuatro hacia el Sur y cuatro hacia el Norte”, tendidos en una fosa
vergonzante”.150

Ante la andanada de crímenes del colonialismo español, Martí hace


las respectivas denuncias, pero se niega a aplicar la ley del “ojo por ojo,
diente por diente”. En El presidio político en Cuba dijo a los colonialistas:
“Yo no puedo odiar a nadie; dejadme que os compadezca en nombre
150 El Economista Americano, agosto de 1887.
235
José Gregorio Linares

de mi Dios. Ni os odiaré, ni os maldeciré. Si yo odiara a alguien, me


odiaría por ello a mí mismo”.
Esta línea de conducta la mantendrá a lo largo de toda su vida.
Incluso en los momentos más duros del combate, en la fase final de la
lucha por la independencia se pregunta: “¿Con qué derecho nos odiarán
los españoles, si los cubanos no los odiamos?”
10.6. Los derechos humanos se violan en tantas partes…
en América Latina, domingo, lunes y martes…
Muchas han sido las violaciones de los derechos humanos en América
Latina y el Caribe en la época contemporánea. No pretendemos acá
hacer una historia de ese lado oscuro de la conducta humana, lo que
deseamos destacar es que en nuestro continente tanto los gobiernos
dictatoriales como los “democráticos”, han convertido la política en una
excusa para cometer toda suerte de atropellos contra los luchadores y
luchadoras sociales. Desde el Estado, o con la anuencia del Estado, se
han puesto en práctica todas las formas de odio y ensañamiento de
que son capaces quienes detentan el poder, el aparato policial y las
riquezas. En el “Norte” se diseñan las políticas del “terror”. La Escuela
de las “Américas”, y otros centros de adiestramiento se especializaron en
convertir a los humanos en bestias. Gabriel García Márquez, en ocasión
de recibir el Premio Nobel de Literatura en 1982, presenta un resumen
de esta geografía del horror:
“Los desaparecidos por motivos de la represión son casi 120.000, que
es como si hoy no se supiera donde están todos los habitantes de la
ciudad de Upsala. Numerosas mujeres encintas fueron arrestadas,
dieron a luz en cárceles argentinas, pero aún se ignora el paradero y
la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o
internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que
las cosas siguieran así han muerto cerca de 200.000 mujeres y hombres
en todo el continente, y más de 100.000 perecieron en tres pequeños
y voluntariosos países de la América Central: Nicaragua, El Salvador y
Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional
sería de un millón 600 muertes violentas en cuatro años. De Chile,
país de tradiciones hospitalarias, han huido un millón de personas: el
236
La utopía posible
12% por ciento de su población. El Uruguay, una nación minúscula
de dos y medio millones de habitantes que se consideraba como el país
más civilizado del continente, ha perdido en el destierro a uno de cada
cinco ciudadanos. La guerra civil en El Salvador ha causado desde 1979
casi un refugiado cada 20 minutos. El país que se pudiera hacer con
todos los exiliados y emigrados forzosos de América Latina, tendría una
población más numerosa que Noruega”.151

En el cuento “La certeza” del escritor salvadoreño Roque Dalton


(1935-1975) se ilustra esta fisiología del terror que era y sigue siendo
cosa común en América Latina y el Caribe:
“Después de cuatro horas de tortura, el Apache y los otros dos cuilios le
echaron un balde de agua al reo para despertarlo y le dijeron: “Manda a
decir el coronel que te va a dar un chance de salvar la vida. Si adivinas
quién de nosotros tiene un ojo de vidrio, te dejaremos de torturar”.
Después de pasear una mirada sobre los rostros de sus verdugos, el
reo señaló a uno de ellos: “El suyo. Su ojo derecho es de vidrio”. Y
los cuilios asombrados dijeron: “¡Te salvaste! Pero, ¿cómo has podido
adivinarlo? Todos tus cheros fallaron, porque el ojo es americano, es
decir, perfecto”. “Muy sencillo —dijo el reo sintiendo que le venía otra
vez el desmayo— fue el único ojo que no me miró con odio”.

Desde esta fisiología del odio, los funcionarios policiales y militares,


y los organismos paramilitares, aprendieron a conjugar seis verbos:
perseguir, encarcelar, torturar, incomunicar, desaparecer, matar. Ante
la denuncia del movimiento popular y la súplica de los parientes, las
autoridades sólo saben hacer dos cosas: mentir u ocultar. El sistema
judicial se comporta como una alcahueta: protege a los delincuentes.
A la larga, el movimiento popular persevera en un solo propósito:
hacer justicia. Aprende una lección: superar el miedo. Cuenta Rigoberta
Menchú que cuando se encontraba paralizada por los asesinatos
políticos contra sus seres más queridos, quienes eran luchadores
comunitarios (un hermano fue torturado y asesinado en presencia de
todos; su madre, violada, torturada, asesinada y profanada una vez

151 Gabriel García Márquez: Yo no vengo a decir un discurso, Editorial Sudamericana,


Buenos Aires, 2010.
237
José Gregorio Linares

muerta; su padre, quemado vivo) se encontró con una hermana menor


de apenas doce años y medio, quien le dijo:
“Lo sucedido es señal de triunfo, eso es una más de nuestras razones
de luchar. Tenemos que actuar como mujeres revolucionarias. Un
revolucionario no nace a causa de algo bueno, nace a causa de algo
malo, de algo doloroso. Esto es una de nuestras razones. Tenemos que
luchar sin límites, sin medir lo que nos toca sufrir o lo que nos toca
vivir, sin pensar que nos tocan cosas monstruosas en la vida”.152

¡Qué lección! ¡Qué grandeza!

10.7. Las democracias dictatoriales


Ahora bien, uno de los mitos más generalizados consiste en creer
que las dictaduras han sido los regímenes más represivos y violentos
en América Latina. Ciertamente los gobiernos dictatoriales han sido
cruentos e inhumanos. Pero, para vergüenza de los mistificadores de
la “democracia representativa”, los gobiernos democráticos han violado
los derechos humanos tanto o más que las tiranías. Y en Venezuela, por
ejemplo, durante los “gobiernos democráticos puntofijistas” de Rómulo
Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez y Luis
Herrera Campíns, se cometieron crímenes de lesa humanidad.
En Venezuela se ensayaron los más refinados métodos de tortura
y los más envilecidos procedimientos judiciales contra los dirigentes
partidistas, estudiantiles y comunitarios. En este país nacieron los
Teatros de Operaciones (TO), verdaderos centros de terror. Fue desde
acá que la criminal clase política en el poder puso en práctica la política
de los “desaparecidos”, estrategia que les permitía borrar la huella de
sus crímenes, y los “gangs de la muerte”, organizaciones paramilitares
con licencia para matar. Fue en Venezuela que un Presidente, Rómulo
Betancourt, ordenó “disparar primero y averiguar después”. Fue en
nuestro país que cuando se dio “El Caracazo” (rebelión popular del 27F
de 1989 contra el paquete económico neoliberal del gobierno de Carlos
Andrés Pérez) la matanza contra la población civil fue tan descomunal

152 http://www.envio.org.ni/articulo/759
238
La utopía posible
que los muertos no cabían en las morgues y el gobierno hubo de
habilitar clandestinamente una de las más gigantescas fosas comunes de
que se tenga memoria. También fue desde Venezuela que un criminal
como Luis Posada Carriles, con la aquiescencia del gobierno de turno,
planificó y ejecutó la voladura de un avión de Cubana de Aviación que
transportaba a deportistas de la isla cuyo único delito era ser nativos de
la Cuba socialista. Y fue desde el mismísimo Congreso de la República
que un parlamentario, David Morales Bello, exigió públicamente
la aplicación de la “pena de muerte” contra los protagonistas de la
rebelión militar del 4F, dirigida por el Comandante Hugo Chávez,
desconociendo el artículo 58 de la Constitución de 1961.
José Vicente Rangel, autor del libro Expediente Negro, obra en donde
se describen los crímenes cometidos por los gobiernos “democráticos”,
afirma:
“Durante la democracia puntojista hubo más violaciones de los derechos
humanos en comparación con la dictadura de Marcos Pérez Jiménez,
lo cual no exculpa a este gobernante de sus crímenes (…). Es peor, más
abyecta, más inmoral y más ilegal, la violación de los derechos humanos
en una democracia que en una dictadura (…). Los gobernantes de la
democracia puntojista estaban obligados, por su historial democrático,
por provenir su mandato de una consulta popular, a respetar al ser
humano; a impedir cualquier agravio a la dignidad de las personas y,
en todo caso, a sancionar a cualquier responsable de abusos. Pero no
ocurrió así: los crímenes se multiplicaron, la vida de un preso político
o de un manifestante dejó de merecer respeto, los antivalores se
apoderaron del mundo carcelario y la impunidad, fruto de la alianza
espuria entre un poder político y moral y un poder militar y policial
desbordado, sustituyó de facto, al Estado de Derecho”.153

Los mayores responsables de estos crímenes, que son los gobernantes


de la época y sus ministros y jefes militares y policiales —a diferencia
de lo que está ocurriendo con muchos de los criminales del Cono
Sur y de Centroamérica— no han sido procesados por la justicia
nacional o internacional. Se mantienen impunes, andan libres. Algunos
153 José Vicente Rangel: “Jorge Rodríguez: Todo o Nada”, en Pensamiento de Jorge
Rodríguez, Asamblea Nacional, Caracas, pp. 32-33.
239
José Gregorio Linares

han muerto muy tranquilitos en sus camas, rodeados del afecto de


sus familiares, oportunidad que ellos no les dieron a sus adversarios
políticos. Los medios de comunicación privados les rinden honores y
nunca falta quien los llore ante las cámaras de televisión. Nuestro deber
es desenmascararlos. Está prohibido olvidar.
El pueblo que ha tomado conciencia de la criminalidad de las
oligarquías y de sus aparatos policiales; los familiares y amigos de
las víctimas que no se consuelan sólo con llorar; las organizaciones
defensoras de los derechos humanos que no se acobardan ante los
riesgos, todos demandan justicia.
No crean que sólo desde el gobierno se violan los derechos humanos.
Los mismos instintos y la misma mala sangre que desde el poder lleva
a los gobernantes de las oligarquías del terror a activar los resortes de la
represión policial, militar, laboral; esos mismos resortes los impulsan,
cuando han sido desalojados del poder, a ejercer desde la oposición
una doble actuación: por un lado, con piel de cordero, se erigen en
defensores de los mismos principios que desde el poder violaron, y en
denunciantes de supuestas violaciones de los derechos humanos, y,
por otro —a través de sus partidos políticos, organizaciones de corte
paramilitares, las campañas mediáticas que impulsan desde sus propios
medios de comunicación, y de las cuotas de poder que aún les quedan
en los órganos del Estado, principalmente en los gobiernos locales— se
convierten en instigadores de la violencia y la inconstitucionalidad para
crear crisis de gobernabilidad, desestabilizar a los gobiernos populares y
pretender tomar nuevamente el poder.
Así lo hicieron en Guatemala con Jacobo Arbenz; en Perú con
Velasco Alvarado; en Haití con Jean-Bertrand Aristide; en Chile con
Salvador Allende; en Nicaragua con el Frente Sandinista, por citar
unos pocos ejemplos. Así lo hacen actualmente en los diferentes países
donde gobiernos de avanzada se proponen acabar con los privilegios
de los grandes propietarios y lograr una más equitativa distribución
de las riquezas. En Bolivia, por ejemplo, han llegado a los extremos
de desencadenar todo su odio racista contra los activistas indígenas
240
La utopía posible
que apoyan a Evo Morales. En Pando, campesinos que respaldan al
gobierno fueron emboscados, torturados y salvajemente ametrallados
por opositores.
“Ahora corre la sangre de campesinos en Pando, a manos de las huestes
prefecturales, montadas en la maquinaria del Servicio Prefectural
de Caminos, con las que el Jueves 11 de Septiembre a las tres de la
madrugada en la localidad de Tres Barracas, cerca de la población de
Porvenir, fueron emboscados y salvajemente ametrallados, cuando se
dirigían a un ampliado de su organización departamental.

Hombres, mujeres y niños corrieron para salvar sus vidas, pero fueron
acribillados, heridos o tomados por la fuerza para ser torturados y luego
cínicamente entregados por los grupos ilegales de la Prefectura a la
policía, pretendiendo que las víctimas de la barbarie, son los culpables.

‘La carretera estaba bloqueada con camiones de la Prefectura, allí


comenzaron a dispararnos, a los que escaparon hacia el río los
persiguieron y terminaron de matarlos en la orilla. Algunos de los
heridos que llegaron al hospital de Riberalta, los asesinaron”, relató uno
de los sobrevivientes. Denunciaron que varias mujeres secuestradas,
incluso ancianas y madres con sus bebés o embarazadas, fueron
obligadas a desnudarse para ser torturadas’.154

Las más grandes violaciones a los derechos humanos han


sido cometidas por las oligarquías y los imperios a través de sus
representantes, llámense gobiernos “democráticos” o dictatoriales,
contra el movimiento popular y comunitario o contra los gobiernos
revolucionarios o nacionalistas que han surgido en distintas naciones
de la geografía latinoamericana y caribeña. La “derecha” se ha opuesto
por todos los medios a que el pueblo tome o consolide su poder. Incluso
en los países donde ha habido tradición “democrática” no han dudado
en hacer uso de la violencia para mantener su hegemonía antipopular.
ése fue el caso en Chile contra el gobierno de la Unidad Popular. Miles
fueron asesinados y desaparecidos. A los “gorilas” de todas las épocas
y lugares les repetimos las últimas palabras del compañero Salvador
Allende, pronunciadas en la mañana del 11 de septiembre de 1973, en
154 http://www.youtube.com/watch?v=9LzYj-VSsB4
241
José Gregorio Linares

momentos en que el Palacio Presidencial de La Moneda estaba siendo


bombardeado:
“La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Ésta
es una etapa que será superada, éste es un momento duro y difícil.
Es posible que nos aplasten, pero el mañana será del pueblo, será de
los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida
mejor (…). Podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos
sociales ni con el crimen, ni con la fuerza. La historia es nuestra y la
hacen los pueblos”.155

Por estas razones, nosotros los socialistas nos mantenemos en pie


de lucha contra cualquier forma de violencia hacia el ser humano y el
planeta. Repitámoslo: La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

155 Salvador Allende: La vía chilena al socialismo. Ministerio del Poder Popular para la
Comunicación y la Información, Caracas, 2009.
242
Juan Félix Sánchez
La utopía posible

11. El Trabajo Creador

“He pretendido excitar la prosperidad nacional por


las dos más grandes palancas de la industria: el trabajo
y el saber. Estimulando estos dos poderosos resortes de
la sociedad se alcanza lo más difícil entre los hombres:
hacerlos honrados y felices”.
Simón Bolívar

“Cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida,


sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo
de los individuos en todos sus aspecto, crezcan a chorro
lleno los manantiales de la riqueza colectiva, solo
entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte
del derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en su
bandera. De cada cual, según su capacidad; a cada cual,
según sus necesidades”.
Carlos Marx

“El trabajo es cosa buena,


es lo mejor de la vida;
pero la vida es perdida
trabajando, en campo ajeno.
Unos trabajan de trueno,
y es para otros la llovida”.

Atahualpa Yupanqui

245
José Gregorio Linares

El trabajo creador combinado con el ocio liberador constituyen dos


principios que enriquecen el nuevo socialismo latinoamericano. Ambos
deben coexistir: el trabajo no alienado unido al disfrute del tiempo
libre. Separados deshumanizan y envilecen. El trabajo crea alienados;
y el ocio, parásitos. En cambio los dos, aunados, cumplen una función
superior: enaltecer al ser humano. Dice Schumacher:
“El trabajo y el ocio son partes complementarias de un mismo proceso
vital y no pueden ser separados sin destruir el gozo del trabajo y la
felicidad del ocio”.156

11.1. El trabajo creador contra la alienación en el trabajo


El trabajo es la principal fuente de desarrollo del talento personal y
del bienestar colectivo. Propicia el desarrollo de las facultades de cada
individuo y la prosperidad de los pueblos. Según Federico Engels:
“El trabajo es la primera condición fundamental de toda la vida
humana, hasta tal punto que, en cierto sentido, deberíamos afirmar
que el hombre mismo ha sido creado por obra del trabajo”.157

El trabajo es, fundamentalmente, una fuerza creadora. Potencia al


ser humano y a las naciones. Fomenta la prosperidad y el desarrollo.
Pero en las sociedades basadas en la explotación, el trabajo pasa a
ser la principal fuente de enajenación del individuo y los pueblos.
Ocasiona desolación y atraso. El trabajo no tiene como propósito servir
al trabajador y a la colectividad, en armonía con la naturaleza, sino a
los intereses inmediatos de las clases explotadoras, sin tomar en cuenta
ninguna otra consideración.
“Todos los sistemas de producción conocidos hasta ahora no tenían
otra mira que el sacarle un rendimiento directo e inmediato al trabajo.
Se hacía caso omiso de todos los demás efectos (…). Todas las formas
superiores de producción se tradujeron en la división de la población
en clases y, con ello, en el antagonismo entre clases dominantes y
oprimidas; y esto hizo que el interés de la clase dominante pasara a ser
156 E. F. Schumacher: Lo pequeño es hermoso, Ediciones Orbis, Barcelona, p. 57.
157 Federico Engels: El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre. Véase en
http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1876trab.htm, p. 1.
246
La utopía posible
el resorte propulsor de la producción (…). Los capitalistas individuales,
en cuyas manos se hallan los resortes de mando sobre la producción y
el cambio, sólo pueden preocuparse de una cosa: de la utilidad más
directa que sus actos le reporten (…). Allí donde la producción y el
cambio corren a cambio de capitalistas individuales que no persiguen
más fin que la ganancia inmediata, es natural que sólo se tomen en
consideración los resultados inmediatos y directos. El fabricante o el
comerciante se dan por satisfechos con vender la mercancía fabricada
o comprada con el margen de ganancia usual, sin que les preocupe en
lo más mínimo lo que mañana pueda suceder con la mercancía o con
su comprador. Y lo mismo sucede con las consecuencias naturales de
estos actos”.158

En las sociedades de clase, el trabajo pierde su facultad para hacer


que se desarrollen plenamente los seres humanos y las colectividades,
en concordancia con la sociedad y el ecosistema. Se convierte en una
palanca para servir a los intereses inmediatos de las clases dominantes,
en desmedro del trabajador mismo, la sociedad y el ambiente. El trabajo
deja de ser una vía para la humanización y el crecimiento. Se transforma
en un instrumento de enajenación y atraso.
No es casual, por tanto, el origen etimológico de la palabra trabajo,
que nació asociada a las penalidades y al sufrimiento. Así lo documenta
Ángel Rosenblat:
“En latín, al menos en el del siglo VI, se llamaba tripalium un cepo
o instrumento de tortura formado por tres palos o maderos. A los
condenados, a los esclavos, a los gladiadores, se les sometía al tripalium.
En el bajo latín el tripalium era un aparejo de tres palos para atar los
caballos que no se dejaban herrar. Del sustantivo se formó un verbo
tripaliare (…) con el sentido de someter a alguien al tripalium, y luego,
en general, ‘torturar, atormentar´. De ahí el francés travailler, el italiano
travagliare, el español trabajar”.159

De modo que, históricamente, el trabajo apareció asociado a la


tortura y al dolor, porque en las sociedades donde una clase o una
158 Idem.
159 Ángel Rosenblat: “El hispanoamericano y el trabajo”, en Ensayos Diversos, Tomo VI,
Monte Ávila Editores Latinoamérica, Caracas, 1984, p. 123.
247
José Gregorio Linares

nación someten a otras clases y a otras naciones, el proceso del trabajo


se realiza en condiciones que le son hostiles al trabajador y a los pueblos.
Además, el trabajador, como fruto de sus esfuerzos, enriquece a otros, y
a cambio sólo obtiene pobreza y degradación. Es a esto a lo que Marx
llamó alienación en el trabajo.
Combatir la alienación en el trabajo es el propósito de una sociedad
que se plantee instaurar un sistema económico basado en relaciones de
producción socialistas. Esto significa varias cosas:
1. Antes que nada garantizar el derecho al trabajo, que es una
condición para el desarrollo del talento individual y la
prosperidad de la sociedad. El trabajo no es solamente un medio
de vida, sino la primera necesidad vital. Sin ello no es posible que
las personas se realicen plenamente y satisfagan sus necesidades
materiales, sociales y espirituales.
“En la sociedad socialista deberá implantarse una organización
de la producción en la que, de un lado, ningún individuo pueda
desentenderse de su parte en el trabajo productivo, que es condición
natural de la existencia humana, y en la que, de otra parte, el trabajo
productivo se convierta de medio de esclavizamiento en medio de
emancipación del hombre, brindando a todo individuo la posibilidad
de desarrollar y ejercitar en todos los sentidos todas sus capacidades, así
físicas como espirituales, y convirtiendo de ese modo lo que hoy es una
carga en un goce”.160

2.
El deber de trabajar, una contraprestación que los individuos
están obligados a reintegrar a la sociedad por los servicios
que ésta le presta. Así se combate la “cultura de la holgazanería”
que ha sido promovida históricamente sobre todo por “sectores
parasitarios” de las clases privilegiadas, acostumbrados a la riqueza
fácil, por un cierto “lumpen” de cuello blanco a quien gusta
medrar sin ningún esfuerzo y por el “lumpen proletariado” de las
clases bajas. Lenin lo decía en un lenguaje poco académico: “que ni
un solo pillo (incluyendo a cuantos huyen del trabajo) se pasee en
160 Federico Engels: Anti-Dühring, cit., pp. 34-35.
248
La utopía posible
libertad (…). El que no trabaja, no come: éste es el mandamiento
práctico del socialismo. Y a igual cantidad de trabajo, igual cantidad
de producto.161
Asimismo, el Che Guevara es rigurosamente firme en lo relativo a la
necesidad y al deber de trabajar, única forma de producir los bienes y
servicios que la población requiere. En charlas y conferencias dirigidas
a los trabajadores y estudiantes, les decía:
“Y eso es lo que hay que hacer, acordarse de que el trabajo es lo más
importante. Perdónenme si insisto una y otra vez, pero es que sin
trabajo no hay nada. Todas las riquezas del mundo, todos los valores
que tiene la humanidad son nada más que trabajo acumulado. Sin eso
no puede existir nada”.162

“El trabajo debe ser una necesidad moral nuestra, el trabajo debe
ser algo al cual vayamos cada mañana, cada tarde o cada noche, con
entusiasmo renovado. Tenemos que aprender a sacar del trabajo lo que
tiene de interesante o lo que tiene de creador, a conocer el más mínimo
secreto de la máquina o del proceso en el que nos toca trabajar. Si no
nos gusta ese trabajo, a capacitarnos para poder hacer aquel que nos
gusta”.163

“Nosotros podemos calificar como el contrarrevolucionario más


tenebroso, más sutil al ausentismo (…). El ausentismo se combate
también con medidas de carácter social, con las medidas colectivas,
con la discusión con la gente, con la explicación razonada de los daños
que provoca y, en definitiva, compañeros, creo que hemos llegado al
momento en que cuando todo esto falle, también se usen medidas
compulsivas (…) que lo sienta en el lugar donde seguro le va a doler,
que es en su propio bolsillo: ¡que gane menos!”.164

El mismo criterio lo había expresado antes en América Latina José


Martí, cuando sostenía que ninguna persona con capacidad podía
disfrutar de beneficio alguno si no trabajaba. Decía:

161 “De cómo debe organizarse la emulación, p.13.


162 “Lo que debe ser un joven comunista”, Octubre 1962.
163 El Pensamiento del Che, p. 40.
164 Íbid., pp. 40-45.
249
José Gregorio Linares

“Es inútil, y generalmente dañino, el hombre que goza del bienestar


de que no ha sido creador; cada cual viva de su sudor, o no viva, y ni
indirectamente debe la sociedad humana alimentar a quien no trabaja
directamente en ella”.165

Antes, el Mariscal Sucre ya había insistido en la necesidad de tomar


rigurosas medidas contra la holgazanería. En una circular establece:
“Destínense los vagos todos sin contemplaciones de ninguna especie a
los trabajos públicos (…). La laboriosidad reemplazará a los vicios, la
utilidad a la holgazanería”. 166

En relación con este deber de trabajar, los revolucionarios promueven,


insistentemente, el trabajo voluntario como praxis fundamental en la
construcción del socialismo. Es una manera de servir a la comunidad
en la solución de sus problemas, de avanzar en el proceso de formación
de una conciencia revolucionaria colectiva. Una forma de mostrar
el compromiso, de dar el ejemplo. Esta modalidad de trabajo es la
prefiguración de la sociedad comunista, en la cual todos trabajan para
servir a todos. Al respecto, el Che Guevara dice lo siguiente:
“La importancia que tiene el trabajo voluntario no se refleja en la
parte directamente económica que pudiera reportar a las empresas
o al Estado. Se refleja en la conciencia que se adquiere frente al
trabajo y en el estímulo y ejemplo que significa esa actitud para
todos los compañeros de las distintas unidades de trabajo. (…) ¿Por
qué insistimos tanto en el trabajo voluntario? Económicamente
significa casi nada. (…) lo importante es que una parte de la vida del
individuo se entrega a la sociedad sin esperar nada, sin retribución
de ningún tipo”.167

3.
Crear condiciones dignas para el trabajador en el proceso de
producción, de modo que su ambiente de trabajo propenda
a la humanización del ser humano. Esto es, que las relaciones
de producción predominantes sean de cooperación y no de

165 José Cantón Navarro: José Martí y los trabajadores, FIDES, Caracas, 2006, p. 31.
166 Circular, 26 de enero de 1827.
167 El Pensamiento del Che, cit., p. 46.
250
La utopía posible
explotación, para que, finalmente, el trabajo pierda su condición de
maquinaria de tormento y se transforme en vía para la realización
individual y la prosperidad colectiva.
Entre nuestros libertadores hubo conciencia acerca de la necesidad de
dictar medidas en defensa de los derechos laborales. Los más avanzados
atacaron duramente la esclavitud y el trato dado a los esclavos, la
servidumbre a que eran sometidos los peones por medio de la tienda
de raya y las distintas formas de explotación de los trabajadores de las
minas. En el Reglamento sobre el Trabajo en las Minas, aprobado por
Sucre en Bolivia en 1826, se dice lo siguiente:
1. Los dueños de minas, arrendatarios, o mayordomos pagarán a los
trabajadores su jornal en dinero efectivo.

2. La alanota y los jornales, deberán darse a los operarios en tabla y


mano propia, en presencia de los mismos o de dos testigos.

3. Ninguno podrá maltratar a los trabajadores de minas con palos,


azotes, ni de otro modo.

4. Que los prefectos designen los víveres sanos y nutritivos, con que
puedan los azogueros proveer a los jornaleros…”.168

4. Que la actividad productiva que se realice sea útil y


beneficiosa para quien trabaja, para el individuo concreto
que lleva a cabo una labor. En ese sentido, debe recibir una
remuneración “acorde” con su trabajo. El propósito es que el
trabajador disfrute de las “ganancias” producto de su trabajo,
de modo que pueda alcanzar el máximo bienestar integral en
contraprestación por su praxis laboral. Estaríamos poniendo en
práctica el precepto socialista: “de cada cual según su capacidad;
a cada cual, según su trabajo”. De esta manera los trabajadores
podrán adquirir los productos y servicios necesarios para vivir
dignamente. Todo esto sin caer en el patrón consumista que
crea necesidades artificialmente.

168 Reglamento sobre el Trabajo en las Minas, 27-09-1826.


251
José Gregorio Linares

El pleno disfrute del trabajo ocurre cuando la labor que se realiza es


la plena expresión del talento de cada persona, y esta tarea es valorada
por el sector de la sociedad con el que nos comprometemos. La
identificación con el trabajo y con la obra es proporcional al gusto en
su realización por parte de cada persona o colectivo; a la retribución
material o espiritual que éste aporta.
5.
Que el trabajo sea útil a la sociedad, que beneficie a otros.
Dice Carlos Marx :“Si elegimos una profesión en la que podamos,
más que en ninguna otra, trabajar para la humanidad, no nos
doblaremos bajo su peso porque será un sacrificio en bien de
todos; entonces no experimentaremos una alegría mezquina;
limitada, egoísta, sino que nuestra felicidad pertenecerá a millones
de seres”… (Carlos Marx, Consideraciones de un joven al elegir
profesión)
6.
Que la actividad productiva garantice la conservación del
ecosistema. Es de éste de donde se obtienen los recursos primarios
para la actividad productiva y constituye, además, el hábitat para
el goce de la vida. El trabajo no puede hacerse a expensas de la
naturaleza, sino en concordancia con ésta, porque sus recursos no
son infinitos. No se trata ya de dominar la naturaleza —como lo
expresaba un cierto marxismo mecanicista en el pasado— sino de
integrarnos a ella, tomar con respeto lo que necesitemos e intentar
conservarla para bien de todas las especies animales y vegetales, y
para el uso y disfrute de las venideras generaciones humanas y de
los otros seres vivos, tal y como lo decía Engels:
“Cada día aprendemos a comprender mejor las leyes de la naturaleza
y a conocer tanto los efectos inmediatos como las consecuencias
remotas de nuestra intromisión en el curso natural de su desarrollo.
Sobre todo después de los grandes progresos logrados en este siglo por
las Ciencias Naturales, nos hallamos en condiciones de prever, y, por
tanto, de controlar cada vez mejor las remotas consecuencias naturales
de nuestros actos en la producción, por lo menos de los más corrientes.
Y cuanto más sea esto una realidad, más sentirán y comprenderán los
hombres su unidad con la naturaleza, y más inconcebible será esa idea
252
La utopía posible
absurda y antinatural de la antítesis entre el espíritu y la materia, el
hombre y la naturaleza, el alma y el cuerpo”.169

7. Acabar con la división social del trabajo y establecer una


sociedad donde las personas desarrollen sus múltiples talentos
laborales y creativos. De este modo se logra que el trabajo
productivo se convierta, de medio de esclavización, en instrumento
de emancipación del hombre, que brinde a todo individuo la
posibilidad de desarrollar y ejercitar todas sus capacidades, tanto
físicas como intelectuales y espirituales; y transforme el trabajo de
una carga en un goce.
En las sociedades de clase, especialmente en la capitalista, mediante
la división del trabajo se limitó el proceso de pleno desarrollo del
individuo, pues cada uno debe dedicarse a una actividad distinta,
obstaculizando las posibilidades de desarrollar libremente sus múltiples
capacidades creativas. El propio proceso del trabajo, deja de ser, así,
un instrumento de reafirmación plena del hombre para convertirse en
dispositivo de su atomización.
La sociedad socialista, por el contrario, apunta mediante el trabajo a
sustituir al individuo parcial, producto de una función laboral de detalle, por
el individuo desarrollado en su totalidad, para quien las diversas funciones
sociales no son más que otras tantas manifestaciones de actividad que se
turnan y relevan. El carácter esencialmente humano de la sociedad futura
estará dado en las posibilidades que tendrán las personas de desplegar todo
su potencial humano, hacerse verdaderamente pluridimensionales, abrazar
una esfera de variadas actividades de relaciones prácticas con el mundo que
propicien una vida rica y multilateral. El hombre nuevo es el individuo
que corresponde a la sociedad comunista, sociedad que permitirá el libre
desarrollo pleno y armónico del ser humano.
11.2. El Trabajo en América Latina
En lo concerniente al trabajo en América Latina, podemos decir que
para los conquistadores españoles el trabajo era una afrenta. Vinieron a
169 Federico Engels: El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, cit., p. 17
253
José Gregorio Linares

América a obtener rápidamente riqueza y poder. Venían como guerreros,


clérigos u hombres de gobierno, no como fuerza de trabajo. Aunque en
la Península realizasen alguna labor, en nuestras tierras se comportaban
como hidalgos; por tanto, para ellos cualquier trabajo manual era un
oficio infamante, propio de seres inferiores como los judíos, los moros,
los protestantes o los guanches, todos infieles con quienes no querían
ser confundidos. Según Ángel Rosenblat:
“El español llegó a las Indias movido por el mismo ímpetu que le
había llevado a la conquista del reino de Granada y a las campañas por
Italia y Flandes. A las Indias trajo su estilo de vida y aún lo extremó.
Soldados y artesanos aspiraban a ennoblecerse, y la hazaña personal
les abría las puertas de la riqueza y el poder. Hubo desde la primera
hora una hidalguización general. Colón, que era genovés, no estaba
compenetrado con el espíritu de su gente española. Acostumbrado a
la dura disciplina de las navegaciones, se quejaba a cada paso de la
resistencia de los pobladores españoles al trabajo”.170
Los indígenas se daban perfecta cuenta de la “flojera” de los
conquistadores. He aquí el razonamiento de don Gonzalo, cacique de
los nicaraguas:
“¿Qué cosa es cristiana en los cristianos?
Piden el maíz, la miel, el algodón, la manta,
la india para hacer el hijo;
piden oro y plata.
Los cristianos no quieren trabajar,
son mentirosos, jugadores, perversos, blasfemos”.171

Estos mismos conquistadores para quienes “la riqueza puede ser


apetecible como botín de conquista o por providencia divina, pero no
amasada en el oscuro esfuerzo cotidiano”, protestan por la holgazanería
y poca disposición al trabajo de indios y negros. El trabajo, según ellos,
era para el explotado indígena o africano, no para el explotador europeo.
“El conquistador se quejó muchas veces de la pereza del indio (…).
Según esa leyenda, América era el continente somnoliento, y el animal
que lo representaba simbólicamente era la pereza (…). Aun un filósofo

170 Ángel Rosenblat: Op. cit., p. 132.


171 Antología general de la poesía nicaragüense, Managua, 1984.
254
La utopía posible
tan seriamente interesado por todas las cosas del mundo como Kant,
creía que el indio tenía una fuerza vital semi-apagada, que carecía
de afectos y pasiones, que era indiferente, débil, poco industrioso e
incapaz de gobernarse”.172

El colonizador europeo se opone a ejecutar cualquier trabajo; no


obstante, con el cinismo propio de todo imperialista, exige que la
población indígena nativa y la población africana que fue arrancada
a la fuerza de sus tierras, trabajen disciplinada y entusiastamente para
ellos, sin obtener ningún beneficio a cambio. Nace así un mito de dos
vertientes: los europeos son laboriosos; y los indios, negros y mestizos
son flojos.
Es la ideología del imperio y las metrópolis: quieren obtener el
máximo provecho del trabajo de los pobladores de las colonias, al
mismo tiempo que los repudian, maltratan y desacreditan. Ésa es la
mentalidad de los oligarcas, viven como rentistas y pretenden que los
trabajadores realicen un esfuerzo cuyo fruto le es ajeno.
11.3. Concepción del trabajo entre los pueblos
precolombinos y los africanos
A diferencia de los europeos, los pueblos indígenas y africanos
establecen una relación armónica con el trabajo, el cual es concebido
como sagrado, inherente en la vida de todos y un aporte obligatorio
para con la comunidad. En el caso de la América andina, por ejemplo:
“En lo que se ha llamado, con mucha propiedad, el imperio socialista
de los incas, el trabajo era un deber. Trabajaba el Inca, que desempeñaba
activas funciones administrativas, religiosas y guerreras. Trabajaban los
niños desde que tenían cinco años, en labores apropiadas a sus fuerzas.
Trabajaban las mujeres en las casas y en los campos, e hilaban hasta por
los caminos. Los ciegos ayudaban a desgranar el maíz. El Imperio era
una vasta organización del trabajo (…). El indio trabajaba con toda
su familia. El trabajo del campo, sobre todo, estaba unido a grandes
fiestas”.173

172 Ángel Rosenblat: Op.cit., p. 136.


173 Ibid., p. 133.
255
José Gregorio Linares

Por su parte, los investigadores Mario Sanoja e Iraida Vargas señalan


en lo relativo al trabajo en la sociedad precolombina venezolana:
“En el occidente de Venezuela, existían para la época de la conquista
sociedades jerárquicas con un alto grado de sedentarismo y organización
sociopolítica. La materialidad de dichas sociedades se evidencia en
la inversión de trabajo productivo para construir un paisaje agrario
con sistemas de terrazas, montículos, y camellones para el cultivo en
pendiente o en zonas de inundación, sistemas de canales de regadío,
embalses artificiales para almacenar el agua, silos subterráneos, sistemas
de calzadas que servían tanto para la comunicación durante las épocas
de inundación, como para preservar y orientar las aguas de lluvia y de
los ríos desbordados, viviendas construidas sobre montículos y terrazas
artificiales, entre otros rasgos. Esta materialidad socio-técnica permitió
la obtención de un producto agrícola suficiente no sólo para mantener
y reproducir el grupo social, sino también para el intercambio de
productos agrícolas por bienes terminados u otros bienes naturales
procesados: tejidos, tallas en piedra o hueso, plumas de pájaros,
alfarería, carne de venados o de báquiros, pescado seco, etc. En este
caso, los españoles tuvieron la oportunidad de asimilar a su programa
de colonización una infraestructura agraria avanzada y un contingente
de fuerza de trabajo aborigen que ya poseía hábitos de disciplina laboral
y política”.174

Esta actitud hacia el trabajo no se expresó de igual modo en toda la


América precolombina, porque hay diversidad de culturas originarias en
el continente, pero es un indicador de una realidad que, quienes difunden
el mito de la holgazanería del indio, han querido ocultar. La verdad es
que, en general, los pueblos indígenas no establecen una relación de
“deificación” ni de menosprecio con respecto al trabajo. Para ellos la
noción de trabajo va asociada a otras actividades también trascendentes
como el descanso, el placer, la contemplación, los ritos, las celebraciones,
la socialización. Todo, para ellos, forma parte de una cosmogonía donde
no necesariamente existe una escala de valoración del quehacer, similar a
la existente en las sociedades enajenadas por el trabajo o en aquellas donde
las élites se niegan a realizarlo. Para los indígenas “todo es importante”. El
174 Mario Sanoja e Iraida Vargas: La Revolución Bolivariana, Historia, Cultura y Socialismo,
Monte Ávila Editores Latinoamericana, C.A., Caracas, 2008, p. 14.
256
La utopía posible
trabajo, como parte de la vida, también lo es, pero en condiciones que no
signifiquen explotación ni abuso.
En la América colonial se impuso al indígena, al africano y luego
al mestizo en general, un sistema de trabajo que llevaba a la extrema
degradación del ser humano. “Los indios y los negros no trabajarán
siempre para satisfacer escasamente sus propias necesidades y, con
exceso, las muchas de sus amos”, decía Simón Rodríguez.
No es de extrañar, entonces, que éstos ingeniaran diferentes
mecanismos para burlar las inhumanas exigencias de sus amos o patronos.
Entre estos ardides están: pereza, boicot, lentitud, desobediencia,
enfermedad, impericia, descuido, intratabilidad, fuga, daño de las
herramientas, consumo clandestino de los productos. Son formas de
resistencia de la gente explotada de nuestros pueblos frente a la opresión
y las inmisericordes condiciones de trabajo de que eran víctimas. ¿Qué
otra cosa podían esperar a cambio los explotadores?
Asimismo, queremos recordar que en el África existió una cultura
de trabajo.
“Si nos referimos a los Nupe, por ejemplo, esta civilización se caracterizó
por su laboriosidad, pues preferían el cultivo en la tierra antes que la
vida militar. Se dedicaron además al artesanado, al trabajo del cuero,
de la madera, del cobre y del estaño. Igualmente, desde mediados del
siglo XIV de la era cristiana, el uso del hierro y la domesticación de
cultivos como el ñame y el banano permitieron que pueblos como los
yorubas, benin y nupe se fortalecieran. De los Benin se puede decir que
“su principal característica fue la tradición en el arte del bronce, por
eso se le considera la “cima del arte negro africano”. En cuanto a los
monomotapa “se trató de un reino de grandes minas, de las cuales aún
quedan sus vestigios en Rhodesia del Sur, antigua Zimbawe. También
los lubas eran trabajadores mineros”.175

En América Latina hemos demostrado que cuando el trabajo se


basa en relaciones sociales de producción no explotadoras, de tipo
comunitarias, que tienen como propósito el bien común, nuestra
productividad, compromiso con la obra y creatividad se potencian.
175 John Antón: Op.cit., pp. 22-23.
257
José Gregorio Linares

11.4. Venezuela: Mujeres y hombres trabajadores


En América abundan los ejemplos de mujeres y hombres con una gran
inventiva y capacidad para el trabajo, con una fuerte compenetración
con su obra. Podría citar muchos ejemplos de científicos, artistas,
políticos, docentes, trabajadores comunitarios, tecnólogos, pero nos
limitaremos a unos cuantos casos. Hemos puesto el énfasis en nuestro
gentilicio porque los venezolanos somos, quizás, uno de los pueblos
más laboriosos, pero más injustamente calificados de holgazanes y
negligentes.
• El Intelectual anticolonial Andrés Bello
Humanista, poeta, legislador, filósofo, educador, crítico y filólogo;
quizás una de las figuras humanistas latinoamericanas más completas
del siglo xix, quien se planteó “americanizar” el pensamiento de los
americanos. Es, quizás, uno de los padres de eso que ahora llamamos
decolonialidad. Hacia 1850, a los 70 años de edad desempeñaba en
Chile, al mismo tiempo, las funciones de rector de la Universidad, de
Subsecretario de Relaciones Exteriores, de consultor del gobierno, de
senador, de redactor de El Araucano y, además, trabajaba intensamente
en la elaboración del Código Civil y en sus textos de derecho, de filología
y en sus producciones literarias. Escribió, con espíritu enciclopédico, un
elevado número de obras acerca de los más disímiles temas que estudió
con acuciosidad, y de las que hoy, lamentablemente, poco se habla, salvo
entre especialistas, cuando deberían ser material de consulta escolar por
cuanto contribuyen a cimentar una conciencia americanista. En ella se
dedicó a promover el trabajo como fuente de prosperidad y riqueza,
tal como lo hizo cuando publicó el texto “Descripción de la cochinilla
misteca y de su cría y beneficio”. Allí habló sobre este parásito y su
aprovechamiento en la industria textil. De él se obtiene un colorante
llamado carmín o grana cochinilla, apreciado por su intenso color rojo.
Andrés Bello fue un hombre extremadamente laborioso. Entre sus
trabajos destacan:

258
La Maestra Belén San Juan
José Gregorio Linares

1. Calendario Manual y Guía Universal de Forasteros en


Venezuela para el año de 1810.
2. Venezuela consolada y España restaurada.
3. Resumen de la Historia de Venezuela (1808).
4. Alocución a la Poesía.
5. Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida.
6. Himno de Colombia, (Londres).
7. Poesía “Carta de Londres a Paris por un americano a otro”.
8. Poesía “Canción a la disolución de Colombia”.
9. Principios de Derecho de Gentes (1832).
10. Cosmografía o Descripción del Universo (1848).
11. Compendio de la Historia de la Literatura (1850).
12. Gramática de la Lengua Castellana (1847).
13. Principios de Derecho Internacional.
14. Proyecto de Código Civil de Chile (1856).
• El arquitecto popular Juan Félix Sánchez
El arquitecto popular Juan Félix Sánchez (1900-1997). Hombre
multifacético: fue agricultor, arriero, pintor, mago, equilibrista,
maromero, titiritero, payaso, escultor, ingeniero empírico, narrador,
presidente de la Junta Comunal y Juez Municipal de su pueblo San
Rafael de Mucuchíes en el estado Mérida, y, entre otras cosas, construyó
y puso en funcionamiento la primera turbina que daría electricidad al
pueblo natal. Su talento y esfuerzo estuvieron dirigidos principalmente
hacia la arquitectura. Construyó diversas obras arquitectónicas de gran
originalidad en el páramo andino donde transcurrió su vida. Entre sus
obras más reconocidas destacan la Capilla de San Rafael, erigida en
honor a la patrona de Venezuela, la Virgen de Coromoto; el complejo
del Tisure, proyecto formado por capillas de piedra, terrazas, plazas,
pesebre y calvario.

260
La utopía posible
Trabajó también en la talla de madera, con la que expresó la esencia de
lo natural, sin olvidar lógicamente sus tallas históricas, en las que incluye
las representaciones de Bolívar y el indio Tinjacá, héroe indígena local.
Además se dedicó a los tejidos, fue un creativo tejedor de ruanas, cobijas
y sombreros; construyó un telar de tres pedales, único en Venezuela
y probablemente en toda América. Fue también un audaz diseñador
de muebles que rompían con los criterios tradicionales de la simetría
y la comodidad. En 1988 se le otorga el Premio Nacional de Artes
Plásticas y un año antes se le confiere el Premio Nacional de Cultura
Popular “Aquiles Nazoa”. En 1990 es designado “Símbolo del Ambiente
y los Recursos Naturales” y Doctor Honoris Causa de la Universidad
de los Andes, entre otros reconocimientos. Ese mismo año su obra
arquitectónica es declarada Patrimonio Cultural de los venezolanos.
En 1991 es postulado al Premio de Artesanía de la UNESCO, en La
Habana; en 1996 el Instituto Universitario de Ejido, estado Mérida
le otorga la mención Técnico Superior en Turismo Honoris Causa.
Murió a los 97 años. Dejó un legado de trabajo creador, de amor por la
naturaleza y las gentes. Reveló: “Yo no hice esto por facha, ni para nada,
sino ideas mías para tener una obra aquí, porque uno por donde pasa
debe, más que sea, dejar rastro, una huella…Y cuando yo me muera me
voy a ir al sitio de los sueños, en donde sabré si los sueños míos eran
verdades”.
• El tecnólogo popular Luis Zambrano
En su taller de Valle Nuevo, aldea Mariño de Bailadores, de manera
empírica e intuitiva adquirió este hombre ejemplar (1901-1990)
suficientes conocimientos de electricidad y de mecánica como para
aplicarlos en la solución de problemas concretos. Decía él: “Lo
imposible no existe, los imposibles lo hacemos nosotros”. Guiado por
esta convicción desarrolló más de 50 inventos.
Entre estos inventos están: máquina peladora de fresas y zanahorias,
trapiches eléctricos para moler caña de azúcar, 20 turbinas generadoras
de electricidad (instaladas en pueblos andinos cuando faltaban
cuatro décadas para conocer el alumbrado eléctrico) generador de
261
José Gregorio Linares

600 amperios para soldar varillas de 3/8, un torno con 13 roscas de


precisión para fabricar piezas, roscas, repuestos para motores, etc.;
un horno para fundición de hierro, 5 secadoras de café, secadoras de
estiércol para producir abono, tres teleféricos montacargas con turbinas
con una capacidad para transportar media tonelada y un recorrido
de varios kilómetros, lo que alivió el transporte de las cosechas de los
pueblos cordilleranos; máquina clasificadora, cernidora y limpiadora
de ajos con capacidad para 1.400 kg por hora; bicicletas moledoras
de granos y huesos, taladro vertical con la adaptación de un motor de
automóvil, transformación de motores de gasolina a gas. Su invento más
trascendente fue un motor no convencional al que llamó “Turbozam”
(por “turbina” y “Zambrano”) o “motor criollo”. Mientras que un
motor convencional tiene miles de piezas, el Turbozam sólo tenía cerca
de 20. Funcionaba con una sola bujía y una sola cámara en donde se
realizaban los 4 tiempos.
Gracias a la abnegación y el desprendimiento de Fruto Vivas y René
Estévez, sus grandes conocimientos fueron dados a conocer: En un
evento de “Asovac” (Asociación Venezolana para el avance de la Ciencia)
le fueron reconocidos sus innegables méritos, en noviembre de 1980.
Ambos promovieron la creación de la Fundación “Luis Zambrano”, y
la Universidad de los Andes le confirió el Doctorado Honoris Causa
en 1984. También el Conicit creó el galardón “Luis Zambrano” para
estimular y premiar la tecnología popular. Este hombre sencillo quien
al final de su vida declaraba, como quien habla consigo mismo: “Me
gustaba leer algo de historia y casi siempre de mecánica. La mecánica era
lo que más leía. Algo de aritmética. Estaba pendiente de los números,
me gustaban. No es que yo me adelanté tanto, pero sí, me gustaban”.
• El científico Humberto Fernández Morán
Fernández Morán, (Maracaibo 1924 - Estocolmo 1999). Científico
pionero de varias técnicas importantes de microscopía electrónica, y de
sus aplicaciones en la biología, la medicina y la ciencia de los materiales.
Afectado por las muertes causadas por los tumores malignos se orienta
hacia la investigación básica para aprender más sobre la organización de
262
La utopía posible
las células tumorales e inventa el bisturí de diamante. Este instrumento
permite hacer cortes finos ultraestructurales, como cortar un cabello
humano de forma vertical en 10.000 partes iguales. Cabe señalar que
el bisturí de diamante es utilizado también en la producción de lentes
ópticos de alta precisión y como escalpelo en microcirugía.
Funda el Instituto Venezolano de Investigaciones Neurológicas
y Cerebrales (IVNIC) que luego pasará a llamarse IVIC (Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas) donde nace la Biblioteca
Científica de Latinoamérica y donde se instala el primer reactor nuclear
de Latinoamérica; también crea la Cátedra de Biofísica de la UCV.
La miopía de los dirigentes políticos de la “Cuarta República”
impidió que siguiera realizando su labor científica en Venezuela. Fue
obligado a someterse al “exilio”. No obstante, en 1967, recibe el Premio
“John Scott”, otorgado también entre otros, a Jonas Salk por la vacuna
antipoliomielítica, a Marie Curie por el descubrimiento del Radio y la
determinación de sus propiedades radiactivas, a Thomas Edison por la
lámpara incandescente y a Alexander Fleming por el descubrimiento de
la penicilina.
A pesar de sus aportes no fue postulado al Premio Nobel. De acuerdo
a sus biógrafos: “A él el gobierno de Suecia le dijo que lo quería postular
al premio, pero para ello debía tener la nacionalidad sueca y él dijo
que no; así que nunca fue postulado y lo comprobamos leyendo las
anotaciones que envió en las 247 cajas que contenían su vida familiar
y científica”. Esas cajas llegaron a Venezuela después de su muerte (17
de marzo de 1999). “Las cerró en 1996 y dejó dicho que el envío a su
país se hiciera luego de su fallecimiento”. La desidia ha permitido que
el contenido de estas cajas haya sido tratado con negligencia y descuido
en nuestro país. Invitamos a que la ciudadanía vea y discuta el video
que se encuentra en la página web http://www.lamaracucharadio.com/
NOTICIAS/HFernandezMoran.htm.
Nos sentimos orgullosos del gentilicio, y consternados por las
injusticias que se cometieron contra este gran venezolano, por quienes
263
José Gregorio Linares

hicieron del poder un arma para la retaliación y el odio. ¡No volverán!


• La maestra Belén Sanjuán
Belén Sanjuán (1917-2004), docente entregada a su labor. Estudió en
la Escuela Normal de Mujeres, de donde egresó como maestra en 1936.
Es una de las fundadoras de la Federación Venezolana de Maestros
y de la Escuela Experimental Venezuela. Trabajó en la Escuela “José
Gervasio Artigas”, un modelo de enseñanza experimental que se había
usado en Uruguay. Ayudó a organizar la Escuela Experimental América.
El régimen de Marcos Pérez Jiménez cerró el plantel, lo que mantuvo a
Sanjuán alejada de las aulas durante varios años. En 1955, con mucho
esfuerzo, crea el Instituto de Educación Integral. Para adquirir el
mobiliario le planteó al dueño del aserradero Caracas: “Vengo a hacerle
una proposición deshonesta. Hágame este mobiliario para una escuela
y le empiezo a pagar dentro de 4 meses”.
Este centro de enseñanza se constituyó en la mejor demostración
de cómo enseñar para la libertad y la responsabilidad. “Belén rescató la
República Escolar, era una forma de autogobierno de los muchachos que
constaba de cuatro poderes: Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Moral”.
Belén Sanjuán involucraba a los estudiantes en el funcionamiento del
plantel, en la construcción de la ciudadanía y la venezolanidad. Afirmaba
que la educación debía ser integral; es decir, preparar para la vida. La
educación era un camino para la construcción del pensamiento en el
ciudadano, en su constante relación social, siendo crítica de su contexto.
Tal como lo exige la ética, y en correspondencia con planteamientos
que luego serían retomados por la Ley Orgánica de Educación actual:
“Jamás se inculcó ninguna inclinación política, se inculcaba el poder
del razonamiento. Todos sabemos lo que está bien o no está bien con
sólo observar por un momento, de creer en sí mismo y luchar por lo
que es justo y hermoso”.
Dedicó su vida a la formación de seres pensantes y amantes de su
entorno, su patria y la gente. Su obra ha sido recopilada por América
Bracho en el libro La Educación Integral en el Pensamiento de Belén
Sanjuán. En una oportunidad, en una semblanza autobiográfica, dijo:
264
La utopía posible
“Si pudiera lograr para mí una nueva vida, me esforzaría en dar
más de lo que he dado hasta ahora, y en volver a vivir con idéntica
plenitud, porque con ellos he sido y soy feliz, en tres momentos del
panorama económico, social y político de Venezuela… 1.- El momento
privilegiado en que fui designada como maestra de primer grado en la
escuela Federal Bolívar, situada en la esquina de Peláez de la ciudad de
Caracas, allí realicé mi primera experiencia de gobierno escolar... 2.-
De no haber coincidido mi ingreso a la escuela Normal de Caracas con
el surgimiento de la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción
Primaria, yo no hubiera podido reconocer desde aquel instante histórico
hasta el presente, la importancia de las luchas gremiales para beneficio
de la docencia... 3.- Aprendí que sólo es maestro verdadero quien es
capaz de crear, tener su estilo propio, su método, y aún trabajando con
los métodos ajenos, con las ideas de otros, les imprime una fisonomía
propia, un color propio que emerge del intelecto y del sentimiento de
quien los usa”.

Esta hermosa maestra venezolana nos dice, con su ejemplo, que


el trabajo y el estudio ennoblecen al ser humano, y que la mejor
lección que podemos dar a los niños y jóvenes es el aprendizaje de la
noción de deber ciudadano unido al ejercicio de los derechos de la
ciudadanía. Estaba convencida de que Gandhi tenía razón cuando
expresaba:
“La verdadera fuente de los derechos es el deber. Si todos
cumplimos con nuestros deberes, no habrá que buscar los
derechos muy lejos”.

Allí está precisamente una de las fortalezas de los socialistas.


Quieren construir ciudadanía; por tanto, asumen que es indispensable
cumplir y hacer cumplir los deberes. Ésa es la condición para
reclamar los derechos. Los capitalistas, por el contrario, no conocen
de deberes sino de imposiciones, prerrogativas y privilegios. Quieren
mucho a cambio de poco. Pretenden imponer una ley de la selva
donde los pequeños tienen obligaciones; y los grandes, preferencias.
Contra todo esto luchó Belén Sanjuán. Seamos dignos discípulos de
esta pedagoga venezolana

265
José Gregorio Linares

• La cantora popular Lilia Vera


Esta extraordinaria mujer nace en la caraqueña Parroquia San Juan,
un 19 de octubre de 1951. Sus primeros pasos musicales los da de la
mano de su padre, el comunista andino Marcelino Ramírez, tocador del
popular tiple de su tierra, y del Maestro Ángel Guanipa en la escuela
primaria del Barrio El Cementerio de Caracas. De ella dice el periodista
Juan Carlos Roque:
“Quienes la conocen personalmente hablan de su militancia, que ha
sido tan intensa como su voz. Su canto es su expresión; expresión
que se nutre una y otra vez del aporte de los compositores, que han
encontrado en su voz el vehículo”.

Desde los ocho años de edad, participa en los programas infantiles


de radio y televisión de la época. En 1972, participa en el Homenaje a
Solemtiname, en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela,
iniciando su contacto con el público universitario. En ese recinto, graba
su primer disco de larga duración, Pueblos Tristes, bajo patrocinio de
la U.C.V. acompañada al piano por Juan Carlos Núñez. El repertorio
estuvo constituido por el cancionero del compositor yaracuyano Otilio
Galíndez (1935-2009).
“Uno de los autores que he cantado por más de 34 años, es Otilio
Galíndez, porque para mí, él es un pintor, pues siendo yaracuyano
no es regionalista sino latinoamericanista que le canta al verde, a la
tristeza, a la angustia, a la pobreza. Tengo más de 3 décadas cantando
“Pueblos Tristes” que es una realidad latinoamericana, pero estamos
comenzando a renunciar a la tristeza; los procesos políticos que se viven
en América Latina han hecho que se renuncie a la pobreza”.

Desde 1968, incorporada al movimiento político liceísta,


interpretaba el repertorio latinoamericano: Violeta Parra, Atahualpa
Yupanqui, Pablo Neruda, Víctor Jara. En 1974, ya con dos producciones
independientes, graba para un sello comercial, dedicado exclusivamente
al cantar popular y folclórico nacional. Luego, dirige otras producciones
independientes, una de ellas como homenaje al Libertador Simón
Bolívar en su Bicentenario. Comparte algunas otras grabaciones con
266
Lilia Vera
José Gregorio Linares

artistas latinoamericanos, destacando entre ellas el larga duración Lilia


Vera y Pablo Milanés, grabado en La Habana, Cuba, y que obtiene el
Premio Egrem como Disco del Año. Lilia ha grabado dos producciones
dedicadas al cantar navideño. Su producción discográfica Pajarillo Verde
ha sido editada por el sello Network, en Berlín, Alemania.
Como exponente del cantar popular venezolano y latinoamericano,
Lilia ha participado en numerosos festivales nacionales e internacionales.
Motivo de orgullo lo constituye su participación en encuentros
homenaje a compañeros artistas e intelectuales. Ha recibido el
reconocimiento del pueblo, artistas y autoridades a través de distintas
condecoraciones. Desde 1998, hace el programa “Siempre... Lilia Vera”,
actualmente transmitido por el Sistema Nacional de Radio Nacional de
Venezuela (RNV). Ha participado activamente en defensa del proceso
revolucionario con su presencia en diferentes actos y conmemoraciones.
Lilia Vera vuelve la vista atrás, reflexiona y nos dice:
“Los profesionales de la política de este país, atraparon la cultura y a los
cantores, trataron de desmembrar a hombres y mujeres que veníamos
trabajando por ese movimiento popular y eso se tradujo en 40 años de
tener a la cultura popular represada. Hasta que este hermoso proceso
revolucionario desde hace años está empeñado en hacer de la Cultura
un quehacer político, cotidiano, estar unido al pueblo y ser parte de
este cambio de país”.

• Mi gente
Muchas y muchos han sido y son trabajadores insignes en Venezuela,
este pedazo del planeta donde las revoluciones tienen su origen y su
destino. Podría mencionar mucha gente laboriosa nuestra y siempre me
quedaría corto. El médico Francisco Torrealba, el músico Antonio Lauro,
el pedagogo cultural Efraín Valenzuela, la artesana Zobeida Jiménez
“la muñequera”, la cantora ecóloga Leonor Fuguet, el compositor
Antonio Estévez, el dramaturgo César Rengifo, el contable Ramón
Villegas Blanco, el historiador Luis Cipriano Rodríguez, el cantor Alí
Primera, el compositor Otilio Galíndez, el actor Antonio Machuca,
el pedagogo Luis Antonio Bigott, el trabajador comunitario Ángel
268
Sobeida La Muñequera
José Gregorio Linares

González, la cantautora Gloria Martín, el promotor de todas las artes


Edgard González, el arquitecto Fruto Vivas, la cineasta Lilian Blaser,
el escritor Luis Britto García, la profesora Rosa Becerra, la luchadora
revolucionaria Olga Luzardo, el pedagogo Luis Beltrán Prieto Figueroa,
el cultor teatral Yorlando Conde, la empleada universitaria Luiselena
Tábata, el camarada Alí Rojas Olaya, el historiador Salvador de la Plaza,
el filósofo Ludovico Silva, la Directora del Banco de la Mujer Nora
Castañeda, el militante Ramón Rojas, el pedagogo crítico David Mora,
la luchadora social Lídice Navas, el “Quijote de Angostura” Eucario
García, el artista enciclopédico Darío Yánez, el periodista popular
Humberto “caracola” Gómez, la cantante Morella Muñoz, el director
de cine Román Chalbaud, el maestro de Escuela de Valencia Pedro
Álvarez, la cronista de Caripe Leonor Gutiérrez, el médico Luis Gazzotti,
la gente de la comuna de Sanare “Argimiro Gabaldón” ,el editor Duilio
Medero, los mandarineros de Araira, los trabajadores de la ruta del
chocolate en Barlovento, el baterista José Antonio Matos, la servidora
pública Verónica Pinto, el trabajador bancario Roberto Carmona, la
muchacha eterna Alcira Perales de Villegas, la maestra Ana Cova, los
campesinos de los Andes, los arrieros de las sabanas, los obreros de las
fábricas de producción social comprometidos con el país, los inventores
que están creando tecnologías para acabar con la dependencia, la gente
que se levanta en la madrugada para tomarse un café y luego irse a sus
trabajos. Mi mamá, quien nunca ha dejado de hacer sus arepas y sus
sopas; mi papá, quien jamás faltó a su trabajo y siempre dio más que
aquello por lo que se le pagaba.
Sí, somos de una estirpe de gente trabajadora. Las venezolanas y
los venezolanos: pueblo luminoso al que la “cultura del petróleo”
quiso restarle su vocación para el trabajo. Al que el burocratismo y la
indolencia de Estados de espaldas a su deber, quisieron despersonalizar
para menguarles su disposición al servicio. Venezolanos y venezolanas
que hoy día con sus manos y con su alma construyen una nueva
República, y recuperan su natural sentido de laboriosidad. Gente que
reivindica el trabajo como palanca de ayuda mutua.

270
La utopía posible
Las venezolanas, los venezolanos, mujeres y hombres que ahora
creen que el trabajo no sólo es un derecho sino un deber, porque sus
frutos benefician a todas y todos. Que no es sólo un deber sino, sobre
todo, un placer, porque a través del trabajo creador los colectivos
humanos se realizan, alcanzan la máxima felicidad y prosperan. Un
pueblo trabajador que al igual que a muchos pueblos de esta América
una mala prensa ha querido desprestigiar. Un pueblo de cuya actuación
estamos orgullosos. Un pueblo que está reivindicando lo mejor de su
esencia. Un pueblo —y lo mismo podríamos decir de cualquier pueblo
de Nuestra América— que trabaja incansablemente en la construcción,
diría más bien, en la invención de un mundo mejor: la utopía posible.

271
Manuel Rodríguez Cárdenas
La utopía posible

12. El Ocio Liberador

“El patrón de la riqueza no será ya el tiempo de trabajo,


sino el ocio”.
Carlos Marx

“Sin razonable prosperidad, la vida, para el común de


las gentes, es amarga; pero es un cáncer sin los goces del
espíritu”.
José Martí

“A mí me llaman el negrito del batey


porque el trabajo para mí es un enemigo
el trabajar yo se lo dejo todo al buey
porque el trabajo lo hizo Dios como castigo.
A mí me gusta el merengue apambichao
Con una negra retrechera y buena moza
A mí me gusta bailar de medio lao
Bailar medio apretao
Con una negra bien sabrosa”.

Alberto Beltrán
(“El negrito del batey”)

275
José Gregorio Linares

12.1. El derecho al ocio


El ser humano no se realiza a plenitud solamente a través del trabajo.
No somos hormigas obreras ni abejas melíferas. Necesitamos el ocio
para desarrollarnos integralmente. Disponer de tiempo libre para hacer
lo que nos venga en gana: meditar, jugar, hacer el amor, pasear, leer,
escribir, practicar deportes, asistir al cine o al teatro, compartir con la
familia y los amigos, estar solos, coleccionar tuercas, cultivar nuestros
pasatiempos, mirar el techo, hacer silencio, aprender nuevas cosas,
desaprender otras; en fin, crear, crecer.
El socialismo revaloriza el ocio. Según el teórico marxista venezolano
Ludovico Silva:
“Toda la sociedad deberá disponer de un tiempo libre o de ocio lo
suficientemente grande como para que cada individuo pueda realizar
lo que antes era privilegio de un solo sector, a saber, la adquisición de
conocimientos, tanto humanísticos como científicos”.176

Así como los físico-culturistas saben que por más esfuerzo muscular
que realicen, es durante el descanso que su cuerpo se desarrolla, del
mismo modo, es sobre todo durante el uso del tiempo libre que se
conquistan las riquezas del espíritu, y el mundo interior del ser humano
se hace más grande y enriquecedor.
En las formaciones sociales basadas en la explotación de unas clases
por otras, las clases privilegiadas han dispuesto de tiempo libre para
recrearse, pero les han negado a los trabajadores la posibilidad de contar
con tiempo libre para el ocio. A lo largo de la historia, los ideólogos de
las clases privilegiadas han profesado su aversión al disfrute del ocio por
parte de los más humildes.
En efecto, durante el régimen esclavista las clases dominantes eran
dueñas de hombres, mujeres y niños, a quienes no dejaban tiempo ni
oportunidad para divertirse o descansar. Eran fuerza laboral sometida
al trabajo como sinónimo de tripalium. Durante el feudalismo los

176 Ludovico Silva: Teoría del socialismo,…cit., pp. 43-44.


276
La utopía posible
campesinos estaban sujetos a la tierra. No tenían horarios. Debían
trabajar hasta la puesta del sol. Descansaban sólo el tiempo indispensable
para reponer sus fuerzas y volver al campo como siervos de la gleba.
Con el correr del tiempo el sistema se fue flexibilizando hasta el punto
de que fue instaurada una cantidad considerable de días feriados para
celebrar las fiestas religiosas, pero con la llegada del capitalismo este
tiempo libre dedicado al culto y al jolgorio fue eliminado.
En el capitalismo, no ha sido sino después de cruentas luchas, que
los trabajadores lograron reducir de dieciséis a ocho horas la jornada
laboral, obtener vacaciones remuneradas, gozar de los beneficios de la
jubilación y acceder a instalaciones especiales para disfrutar del tiempo
libre. De modo tal que el tiempo libre que hoy disfrutan los ciudadanos
en los países capitalistas desarrollados no han sido dádivas del sistema
sino conquistas de los trabajadores.
12.2. El ocio y el trabajo en el “Socialismo real”
En la Unión Soviética y demás naciones donde hubo socialismo real
se rindió culto al trabajo en desmedro del ocio. Se llevaron a cabo
campañas a favor de éste, se trabajaba largas jornadas, se pontificó a
los héroes del trabajo, los estajanovistas, y se desestimaron las bondades
del tiempo libre. En fin, tanto el capitalismo como el “socialismo real”
promovieron la “religión del trabajo”.
Todo esto, a pesar de que hubo experiencias en las que los socialistas
enarbolaron la bandera del ocio como reivindicación fundamental de las
clases trabajadoras, tal como lo hizo el revolucionario francés León Blum
(1872-1950) quien, en 1936, se atrevió a crear en Francia durante su
gobierno de corte socialista, el “Subsecretariado de Estado para los Deportes
y Ocios”, a través del cual se introdujeron importantes reformas sociales,
como la reducción de la jornada laboral a 40 horas, las vacaciones pagadas,
la negociación colectiva de los contratos de trabajo y el turismo social. Por
primera vez “la dicha fue inscrita en el programa de un gobierno”.
En fin, para los capitalistas el disfrute del ocio es un crimen; para los
estalinistas, una traición; para los revolucionarios, una conquista y un
derecho.
277
José Gregorio Linares

12.3. El ocio, un negocio


Luego los capitalistas encontraron una forma de hacer rentable el ocio:
lo convirtieron en un negocio (lo cual es una contradicción en sí misma
porque negocio etimológicamente quiere decir no-ocio). Se ha creado
una industria del ocio donde se programa qué hacer con el tiempo libre,
de modo que genere ganancias para un sector del capital. Todo está
programado como si cada individuo entrara en una suerte de cadena de
montaje que obliga, hasta en los momentos de relax, a producir dividendos.
Es una diversión externa que no permite profundizar en la vida interior y
en el desarrollo más íntimo. No tiene nada que ver con el verdadero ocio.
Además, en esto de la diversión programada también existen estratos
y clasismo. Los que gozan de mayor poder adquisitivo disfrutan de más
y mejores opciones para hacer uso de su tiempo libre. En la base de la
pirámide social existen menos posibilidades reales de disfrutar, porque
el goce y el descanso tienen un precio. Muchos no pueden pagarlo.
Pero lo más importante es destacar que en las sociedades capitalistas
el tiempo libre es el momento ideal para generar y difundir eso que
Ludovico Silva bautizó con el nombre de “plusvalía ideológica”,
una suerte de “currículo oculto”, de “falsa conciencia” en el que,
de una manera aparentemente inocente, se afianzan las creencias,
representaciones, valores y conductas propias del capital.
A través de los aparatos ideológicos del ocio y las superestructuras
para uso del tiempo libre del capital se difunden mitos como la debilidad
congénita del indio, la flojera del latinoamericano, la superioridad de
los anglosajones, la idea de que los negros poseen mejores condiciones
para el trabajo manual que para el intelectual, la especie de que todos
los ciudadanos tenemos igual responsabilidad en lo que ocurre en la
sociedad, la creencia en que la privatización es la panacea, de que el
éxito es cuestión de actitud, de que existe igualdad de oportunidades
para todos, del carácter ilimitado de los recursos naturales, de que
ocio es sinónimo de holgazanería, de que el tiempo es oro, y de que
nuestro propósito como latinoamericanos y caribeños no debe ser
278
La utopía posible
otro, si queremos ser felices, que copiar el modo de vida y de diversión
“americanos”, etc.
El ocio es patrimonio del capital y el imperio. Y esto es grave porque
es fundamentalmente durante el tiempo de ocio que se crea la cultura.
El uso que hacemos del tiempo libre nos hace esclavos de un modo
de producción y consumo enajenantes. Nos encadena al capitalismo
por su eslabón más seductor: el consumismo, un patrón creador de
necesidades artificiales que genera competitividad, egoísmo y mitos
enajenantes. El sistema capitalista
“…tiene el consumo como el único fin y propósito de toda actividad
económica, considerando los factores de producción (tierra, trabajo
y capital) como los medios. (…) la economía moderna trata de
maximizar el consumo por medio de un modelo óptimo de esfuerzos
productivos”.177

De lo que se trata, entonces, es de romper los grillos que


encadenan el ocio al modo de producción y consumo capitalistas
y a su ideología. Por tanto, el propósito de la sociedad socialista
es reivindicar el derecho al ocio como una conquista, restituir el
enorme poder liberador del tiempo libre, capaz de desencadenar una
diversidad de formas de dicha.
En la sociedad socialista se deben crear condiciones objetivas para
que cada persona pueda elegir libremente las actividades a las que
desea consagrar su tiempo libre, sin necesidad de sentirse atado a la
obligación de producir y consumir. Porque sólo durante el tiempo que
voluntariamente dedica a lo que desea hacer, el ser humano es capaz de
explorar su mundo íntimo, infinitamente más grande y sugestivo que el
que encuentra afuera. En esos momentos es capaz de soñar plenamente.
Es sólo mediante el libre uso del tiempo de ocio que los seres humanos
exploran su mundo interior, y es en ese andar dentro de sí mismos que
construyen los sueños que algún día se harán realidad. El ocio es el territorio
donde sembramos la utopía. Por tanto, para el socialismo es indispensable
177 F. Schumacher: Lo Pequeño es hermoso, …cit., p. 60.
279
José Gregorio Linares

crear las condiciones para el uso del tiempo libre. Más que una simple
reivindicación, es la puerta de acceso a la plena libertad del ser humano.
12.4. Paul Lafargue y el derecho al ocio
Para los socialistas es vital denunciar la alienación del trabajo y revalorizar
el ocio. El comunista francés de origen cubano Paul Lafarge (1842-
1911) ha sido uno de los primeros marxistas que ha tenido el coraje de
reivindicar abiertamente, sin complejos, el valor del ocio, y desnudar el
mito del trabajo en la sociedad capitalista. Su propuesta, formulada en
El Derecho a la Pereza, consiste básicamente en:
1. Acabar con la absurda idea de ejercitar la “religión del trabajo”
como fuente de prosperidad.
“Las sociedades de clase crean su ideología, que conviene a sus intereses de
clase. En este caso crearon el mito del trabajo como fuente de prosperidad.
En realidad en la sociedad capitalista, el trabajo es la causa de toda
degeneración intelectual, de toda deformación orgánica. Allí no reina el
trabajo creador sino la enajenación del trabajo (…). Este mito del trabajo
ha sido difundido especialmente por el protestantismo y el judaísmo”.

2. Incorporar a la faena laboral a las clases “improductivas”, entre las


que incluye a la burguesía, a los terratenientes y a sus colaboradores
inmediatos.
“La clase capitalista se vio condenada a la pereza y al disfrute forzados, a la
improductividad y al sobreconsumo. Para ser aliviada de su penoso trabajo,
la burguesía retiró de la clase obrera una masa de hombres muy superior a
la que permanece dedicada a la producción útil, y la condenó a su vez a la
improductividad y al sobreconsumo. Una vez acurrucada en la pereza absoluta
y desmoralizada por el goce forzado, la burguesía (…) aumentaba también su
repulsión por toda imposición de trabajo y por toda restricción del goce”.

3. Disminuir la jornada de trabajo a un máximo de tres horas diarias.


“El trabajo no se tornará un condimento de los placeres de la pereza,
un ejercicio bienhechor para el organismo humano, una pasión útil
para el organismo social hasta que haya sido sabiamente reglamentado
y limitado a un máximo de tres horas por día”.
280
La utopía posible
4. Promover el uso del tiempo libre como espacio para el goce de la
vida, y “practicar las virtudes de la pereza”.
“¡Oh, pereza, apiádate de nuestra larga miseria! ¡Oh, Pereza, madre
de las artes y de las nobles virtudes, sé el bálsamo de las angustias
humanas!”. Los hechos demuestran irrefutablemente que, para
potenciar la productividad humana, es necesario reducir las horas de
trabajo y multiplicar los días de pago y los feriados”.

Aclaremos las cosas para evitar malentendidos. Los socialistas


promovemos el ocio, no la “ociosidad”. Enfrentamos la inacción, la
vagancia o la holgazanería. Ocio no es sinónimo de abulia, flojera,
indiferencia, desidia, indolencia, molicie o dejadez. Estas prácticas
nocivas deben ser desterradas de la conducta de cualquier trabajador,
debido a que se oponen al servicio y al compromiso. No deben, de
ninguna manera, estar presentes en el trabajo. Son una rémora de la
cual debe deslastrarse el proceso laboral en la nueva sociedad.
Los socialistas abogamos por la reducción de la jornada laboral y
por el incremento del tiempo libre. Pero las horas de trabajo deben
ser empleadas en eso: en trabajar, que es una manera de realizarse a sí
mismos y de servir a los demás. La materialización de una voluntad y
una energía para reconstruir la sociedad y el universo. Una forma de
entrega que se convierte en obra útil a todos.
12.5. África: vientre universal de la alegría
De África fueron arrancadas por la fuerza millones de personas. Los
colonizadores europeos asumieron que los africanos cuando se les trajo
a América no tenían alma, ideas ni sentimientos; sólo reflejos e instintos.
Ninguno se detuvo a pensar que eran seres humanos con sensibilidad.
Mujeres y hombres con necesidades espirituales que satisfacer. Gente
con emociones que buscan distintas vías de expresión. Pueblo con
capacidad creadora.
Según los colonizadores, para lo único que servían los esclavos era
para trabajar duro. No tenían mundo interior ni pasiones, mucho
menos derecho a expresarlos. Ninguno pensó que entre esas mujeres
281
José Gregorio Linares

y hombres que trabajaban en la zafra o en los socavones de las minas


había escultores, artesanos, pintores, músicos, filósofos y poetas.
A ninguno le interesó si debajo de la piel que arrancaban a latigazos
se escondía el alma de un sabio o un artista. A nadie le importó si el
trabajo embrutecedor a que eran sometidos los negros, obnubilaba su
conciencia o cercenaba su talento natural.
Pero entre los africanos traídos violentamente a las tierras americanas
había gente de distintas partes del África con una cultura y sensibilidad
especiales. Pueblos que integraban creadoramente su tiempo libre al
resto de sus actividades. Entre ellos están los yorubas:
“Este pueblo de agricultores, guerreros, y comerciantes se constituyó en
un verdadero foco clásico de civilización africana al sur del Sajara por
el alto nivel alcanzado en el desarrollo de las fuerzas productivas, las
técnicas, la organización política, cosmogonía, usos y costumbres, y por
haber creado uno de los estilos artísticos más refinados e importantes
de África y del mundo: los bronces y terracotas de Ifé. (…) Maestros en
el trabajo de los metales, de la madera, de la piedra dura y la terracota,
fueron un pueblo músico y poeta; poseyeron una filosofía profunda y
humana”.178

Llama la atención que la poesía, esa forma superior de expresión


de los seres humanos, sea cultivada por la nación yoruba de modo
cotidiano y esté presente en todas las actividades de la vida de ese
pueblo: en las ceremonias religiosas o estadales, en los encuentros entre
amigos o parientes, en las actividades productivas y comerciales, en los
ritos funerarios, en las terapias sanadoras, en los cánticos de protección,
en las festividades de nacimiento e iniciación, en las pláticas de los
enamorados, en las acciones guerreras.
“Mientras en la cultura occidental burguesa la poesía ha dejado de
desempeñar esta función social para convertirse en goce de minorías,
entre los yorubá (…) no está reservada sólo para las ocasiones solemnes
o festivas, sino que forma parte de la vida cotidiana. Los vendedores
poseen poemas especiales para anunciar sus productos en el mercado;

178 Rogelio Martínez Furé: Poesía anónima africana, Fundación Editorial El perro y la
rana, Caracas, 2007, pp. 5-6.
282
La utopía posible
los cazadores para cantar mientras marchan por los senderos del
intrincado monte o en sus reuniones nocturnas; los niños para
acompañar sus juegos. Mientras los campesinos cultivan sus campos
o los herreros ejecutan sus diversas labores, ahuyentarán la fatiga
entonando fragmentos del ìjalá; una recién casada camino de su nuevo
hogar cantará un rárà; al despertar los niños en la mañana se inclinarán
frente a sus mayores y los saludarán con algún aríkì en honor de los
antepasados familiares. En los momentos de sosiego y descanso, en
medio de las conversaciones, de las risas y la ingestión de bebidas,
también estará presente la poesía”.179
También en otros pueblos africanos que aportaron su sangre y su
visión de la vida en la formación del pueblo latinoamericano, el ocio se
convierte en arte y cultura. Uno de ellos es el pueblo de los fulbe o fula.
“Entre el casi centenar de grupos y subgrupos africanos llegados en
cautiverio a América durante la época colonial, encontramos a los fula
o fulbe, una de las más importantes etnias del occidente de África,
protagonistas de grandes acontecimientos históricos en esa parte del
continente durante los últimos cuatrocientos años”.180
Son creadores de poesía épica, bucólica, pastoral, de poemas
funerarios, y de cuentos, proverbios y sátiras. Entre la nación fulbe la
poesía ha estado presente en los diferentes actos de la vida. Su modo
de vida no conspira con el tiempo como condición para que surja la
creatividad y la cultura. Allí hay tiempo para la meditación, la danza, el
canto. En muchas aldeas se oye el rumor de la poesía que escapa de los
labios y abriga los corazones.
“El poema se escribe, sobre todo, para ser dicho, recitado y escuchado.
El poeta, que se dice yimoowo, es decir, cantor, compone poemas o
cantos (…) En cuanto a la poesía se dice yimoore o yimre, es decir,
canción o música. El poema queda así como esa música antes que todo,
es decir, una voz, una sonoridad que se desea agradable al corazón y
dulce al oído”.181

Entendemos que por eso a los colonialistas europeos les moleste


tanto la idiosincrasia africana, pues mientras que para ellos el tiempo
179 Ibid.,p. 7.
180 Ibid, p. 95.
181 Ibid., p. 101.
283
José Gregorio Linares

es oro y por tanto debe traducirse en productividad, para los africanos


el tiempo es canto y literatura. Muchos especialistas “dedicaron sus
vidas a la amorosa tarea de restituir ante los ojos europeos alienados
por el colonialismo, el verdadero rostro de los pueblos africanos”.
En América Latina esta labor ha sido llevada a cabo por una serie de
escritores y luchadores sociales que entienden que si no nos sentimos
orgullosos de nuestros antepasados africanos no será posible rescatar
nuestra autoestima como pueblos mestizos, los cuales sólo alcanzarán
su plenitud cuando se liberen de los prejuicios racistas y endorracistas
del pasado y del presente.
Uno de los prejuicios que hay que desmontar es el relativo a la noción
de ocio para los pueblos africanos y afrodescendientes. Quizás haya que
buscar en las raíces de esos pueblos africanos, en ese vientre universal de
la alegría que es el África, la convicción de que no hay nada de malo en
eso de divertirse y disfrutar de la vida, de que la sonrisa es la expresión de
un alma dichosa, y de que sin ocio no hay poesía y música para todos. Y,
si no hay poesía y canto en el mundo, ¿para qué vale la pena vivir?
12.6. Reforma o reacción
El ocio es elemento generador de la vida. Válvula por donde se manifiesta
el espíritu. Ruta de la creación. Territorio del alma.
El disfrute del tiempo libre es un asunto individual. Cada cual escoge
su manera de cultivarse, descansar y divertirse; pero la infraestructura,
la legislación y la logística para hacer uso de dicho derecho es una
cuestión de Estado. Corresponde a los gobiernos y a las comunidades
organizadas crear y dirigir dichas políticas.
El pueblo latinoamericano por su idiosincrasia es proclive al canto,
la danza, la poesía, el bochinche, la festividad, la tertulia, la celebración,
el encuentro amistoso, las artes del fuego, el deporte. Incluso el número
de días que de manera natural tomamos para el asueto resulta extraño a
la gente de otras latitudes y otras culturas más atadas a la “religión del
trabajo”.

284
La utopía posible
Nuestro carácter más cercano a la sonrisa que a la seriedad es
condición favorable para el ocio, noción cardinal en la propuesta
socialista por la que abogamos. Paul Lafargue, este revolucionario
de origen cubano, yerno de Carlos Marx e intenso activista político,
nos recuerda que sólo a través del trabajo no enajenado y del cultivo
del ocio, los seres humanos podemos llegar a ser plenamente libres.
En Venezuela, en plena Revolución Bolivariana hubo en 2004 una
propuesta de Reforma Constitucional que, entre otras cosas, proponía
la reducción de la jornada laboral para, de este modo, ganar tiempo libre
para la recreación, el descanso y la formación. Poca gente se detuvo a
ponderar lo revolucionario de esta propuesta. El debate se centró en
otros asuntos. Los adversarios de la Reforma no se detuvieron ni por un
momento a considerar los beneficios de la incorporación del “tiempo
libre” en la vida de los ciudadanos. Los partidarios del Gobierno se
mantuvieron a la defensiva, como si no hubiese terminantes argumentos
para defender esta “Revolución del Ocio” que se estaba proponiendo.
La discusión se desvió. En el momento de votar, los escrutinios, por
primera vez en mucho tiempo, favorecieron a la oposición. Nadie
volvió a hablar del tema.
Con el pasar de los años nos convencemos, no sin cierta tristeza,
de que perdimos una oportunidad histórica para emprender el camino
hacia la verdadera liberación latinoamericana y caribeña, íntimamente
asociada con el ocio, con la alegría de disfrutar intensamente la vida.
Así, ganó la reacción y perdió el pueblo. Venció la miopía. Aún estamos
a tiempo de corregir la falta y llevar las propuestas de reivindicación
creadora del tiempo libre a otros escenarios de debate. ¡Viva Paul
Lafarge! ¡De origen cubano tenía que ser!
12.7. Manuel Rodríguez Cárdenas y el Retablo de maravillas
Ha sido precisamente en Venezuela donde se desarrolló una de las
experiencias más valiosas y originales en relación con el buen uso del
tiempo libre, el ocio y la recreación: El Retablo de Maravillas, creado
por el Ministerio del Trabajo a finales de 1949. Y fue precisamente un

285
José Gregorio Linares

hombre extraordinario nacido en estas tierras, quien también fue un


escritor de gran talento, el principal impulsor de esta iniciativa: Manuel
Rodríguez Cárdenas (1912-1991).
El “Retablo de Maravillas”, fue un proyecto que se planteó sentar
las bases de una “cultura del ocio” a partir de la cual cada hombre o
mujer del pueblo podía encontrar la mejor forma de expresar el arte de
su tierra. Para Manuel Rodríguez Cárdenas el tiempo libre tenía una
función personal: promover el talento de cada quien. Y una función
social: difundir la cultura popular latinoamericana. El Retablo de
Maravillas era escuela, compañía de arte, instituto de investigación,
escenario. La música, la danza, el baile, el canto, la ejecución de
instrumentos, la declamación eran las disciplinas que allí se aprendían.
El joropo, la fulía, el vals, el merengue y cuanto ritmo fue engendrado
en las entrañas de esta tierra encontraba allí su expresión. Millones de
espectadores vieron y aplaudieron con delirio al Retablo de Maravillas
en Venezuela y en el exterior.
De allí salieron Yolanda Moreno, “la bailarina del pueblo venezolano”,
con la agrupación “Danzas Tierra Firme”, que posteriormente pasaría a
llamarse “Danzas Venezuela”. La agrupación ha ganado muchos premios.
En el Retablo de Maravillas se formó también Víctor Morillo,
el “Tricolor de Venezuela”, de quien dijo el cubano Luis Carbonell:
“Víctor ha sido uno de los más grandes declamadores de habla hispana
en todos los tiempos”. Éste evoca sus años de formación y dice:
“El Dr. Rodríguez Cárdenas, siempre apasionado y siempre amante de
la perfección, comenzó a motivarme hacia la poesía (…) Viví muchas
horas de duros ensayos, de aprendizaje, de reconvenciones. De protesta
silenciosa de mi parte, porque como una regla inviolable en el “Retablo
de maravillas”, no se admitían quejas ni negativas de parte de los
aspirantes a participar como artistas, en cualquiera de las especialidades.
Allí las cosas se hacían bien o mejor y punto. Cero complacencias. Cero
favoritismos. Cero impertinencias. Nada de vedetismo. Calidad y sólo
calidad, eran el lema y la meta”.182
182 Freddy Best González: Sacven, pasado, presente y futuro, [Edición mimeografiada],
Caracas, p. 43.
286
La utopía posible
Allí estudiaron actrices como América Alonso. Allí ensayaron
Jesús Sevillano, Morella Muñoz, Héctor Cabrera, Rafael Suárez, José
Delgado, Marina Auristela Guánchez, Domingo Mendoza. Por allí
pasó en calidad de invitado Alfredo Sadel. Allí practicaron Jacinto Pérez
“el rey del cuatro”, el guitarrista Aldrey, y Freddy Reyna quien además
de cuatrista fabricaba juguetes artesanales. Allí ensayaron el primer
bailarín Miguel Valderrama e Ismael Ochoa “el sabanero porteño”, y
las bailarinas Nery Johnson y Patricia Moreno. Desde allí recibieron
apoyo, cultores populares como Luis Mariano Rivera y muchos otros.
Todo esto lo hizo Manuel Rodríguez Cárdenas conjuntamente con
un grupo de enamorados del uso del tiempo libre como palanca de la
cultura. Todo eso lo hicieron con el mínimo apoyo de un gobierno que
ni siquiera era “progresista”. Todo esto fue relegado o minusvalorizado
cuando llegaron al poder otros hombres para quienes todo lo que se hacía
en administraciones gubernamentales pasadas debía ser desechado.
Es hora de que los socialistas reivindiquemos la grandeza de
personajes como Manuel Rodríguez Cárdenas, de experiencias como el
Retablo de Maravillas. Ha llegado el momento de que recuperemos para
nuestro quehacer comunitario y para el diseño de políticas de Estado
socialistas nutridas en nuestra tierra, la esencia espiritual de lo que nos
enseñó Manuel Rodríguez Cárdenas y aprendimos con el Retablo de
Maravillas. Decenas de Yolandas Moreno y Morellas Muñoz, cientos de
Víctor Morillo y Freddys Reyna volverían a nacer.
Si retomamos este legado, emprenderemos una verdadera revolución
cultural a partir del buen uso del tiempo libre. De este modo, nuestro
aporte en la construcción de un mundo mejor será imperecedero
porque forjaremos la autoestima colectiva y una auténtica emancipación
cultural, condiciones indispensables para sentirnos merecedores del
hermoso porvenir por el cual estamos luchando, porque estamos
convencidos de que una verdadera revolución para que sea irreversible
debe ser cultural.

287
Víctor Morillo
Antonio José de Sucre
La utopía posible

13. La Justicia

“El Dios de los Ejércitos concede siempre la victoria a


los que combaten por la justicia; y jamás protege largo
tiempo a los opresores de la humanidad”.
Simón Bolívar

“Cuando la América ha derramado su sangre por afianzar


la libertad, entendió también que lo hacía por la justicia”.
Antonio José de Sucre 

“Todo hombre verdadero debe sentir en la mejilla el golpe


dado a cualquier mejilla de hombre”.
José Martí

291
José Gregorio Linares

13.1. ¡Que se haga justicia!


La justicia es un principio fundamental en el proceso de construcción
socialista. Decía el Libertador, que la justicia: “Es la reina de las virtudes
republicanas, y con ella se sostienen la igualdad y la libertad”. Y agregaba:
“La libertad práctica no consiste en otra cosa que en la administración
de la justicia y en el cumplimiento de las leyes, para que el justo y el
débil no teman, y el mérito y la virtud sean recompensados”.
El Derecho Romano definió la justicia a partir de tres preceptos: 1.
Dar a cada uno lo suyo, 2. Vivir honradamente, y 3. No hacer daño a
nadie.
En eso consiste, básicamente, la justicia. En proveer a cada quien de
los bienes materiales y espirituales que le corresponden por el simple
hecho de ser persona, sin discriminación de ninguna naturaleza. Bolívar
lo dijo en el discurso de Angostura (1819):
“Haz a los otros el bien que quisieras para ti. No hagas a otro el mal
que no quieras para ti; son los dos principios eternos de justicia natural
en que están encerrados todos los derechos respecto a los individuos”.

Proponía:
“Elevemos un Templo a la Justicia; y bajo los auspicios de su santa
inspiración, dictemos un Código de leyes”.

En lo atinente a la justicia, al igual que en cuanto a los otros


principios, el buen ejemplo de los líderes es fundamental. Como
enfatiza un antiguo adagio persa: “Si el rey arranca una manzana en el
parque público, la gente se llevará hasta las raíces del árbol”.
Bolívar fue un buen ejemplo. Estando en la cima del poder debió
acudir a los tribunales para resolver un litigio personal. Algunos
esperaban que hiciera uso de sus influencias para ganar el juicio, pero
el Libertador fue congruente al respetar al Poder Judicial y salvaguardar
la independencia de éste con respecto al Ejecutivo. Le dice en abril de
1825 a su hermana María Antonia:

292
La utopía posible
“Yo no le escribiré a ningún juez sobre el pleito…por más que tú te
empeñes. No quiero exceder los límites de mis derechos, que, por lo
mismo que mi situación es elevada, aquéllos son más estrechos. La
suerte me ha colocado en el ápice del poder; pero no quiero tener otros
derechos que los del más simple ciudadano. Que se haga justicia y que
ésta se me imparta si la tengo. Si no la tengo recibiré tranquilo el fallo
de los tribunales”.
Además, la justicia consiste en no lesionar, de ningún modo, a ser
vivo alguno, y en poner especial énfasis en ayudar a los más débiles o
indefensos. No siempre coinciden la justicia y las leyes. En consecuencia,
nuestro deber es buscar la justicia. Así lo explica Juan Pablo Vizcardo y
Guzmán (1748-1798), uno de los precursores de la Independencia de
nuestra América:
“Toda ley que se opone al bien universal de aquellos para quienes está
hecha, es un acto de tiranía, y el exigir su observancia es forzar a la
esclavitud; que una ley que se dirigiese a destruir directamente las bases
de la prosperidad de un pueblo sería una monstruosidad superior a
toda expresión”.183
En las sociedades de clase, la normativa jurídica es expresión de
los intereses de unas minorías, las élites que usufructúan el poder. Lo
enfatiza Bolívar: “La más terrible tiranía la ejercen los tribunales por el
tremendo instrumento de las leyes”.
La verdadera justicia es la expresión de lo más hermoso del corazón
del ser humano. Está siempre del lado de los desvalidos. Se guía por el
altruismo hacia los más necesitados. Hay que forjarla. Se construye a
partir de la sensibilidad.
En ese mismo orden de ideas, el Che Guevara insistía en la
sensibilidad como base de la justicia: “Si usted es capaz de temblar de
indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos
compañeros”. Y en carta de despedida a sus hijos les decía: “…sean
siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida
contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más
linda de un revolucionario”.
183 En Antepara, José María. Miranda y la emancipación suramericana.
293
José Gregorio Linares

Una de las experiencias más interesantes en lo relacionado con la


aplicación de la justicia, desde una perspectiva comunitaria, la tenemos
en México en las regiones controladas por el Ejército Zapatista de
Liberación Nacional e inspirada en el legado indígena ancestral. El
EZLN establece entre sus principios:
“En una primera instancia están las autoridades municipales
autónomas, los jueces municipales y los Consejos de Ancianos. Si
el conflicto no es resuelto, pasa a la segunda instancia de las Juntas
de Buen Gobierno. No utiliza cárcel más que en casos y momentos
extremos, pues se considera que el encierro tiene efectos negativos
físicos y mentales. Se prefiere casi siempre la “reparación del daño”,
mediante el trabajo comunal, el convencimiento y la reflexión de
quienes mantienen conductas o realizan acciones no aprobadas por la
comunidad (alcoholismo, prostitución, violencia intrafamiliar). Para
los casos graves, homicidio, violación, narcotráfico, se remite a los
infractores a las autoridades oficiales, con el acompañamiento de las
organizaciones de derechos humanos. Así, el peor castigo es separar el
presunto culpable de su comunidad y dejarlo en manos de la justicia
estatal o federal, en las que no hay conciliación, ni reparación del daño
y el encierro es la pena establecida”.184

13.2. El combate contra la impunidad


Pero el ideal de justicia tiene sus enemigos. La impunidad es, quizás, el
mayor de ellos. “La impunidad de los delitos —decía Bolívar— hace
que éstos se cometan con más frecuencia: al fin llega el caso en que el
castigo no basta para reprimirlos”. Además advertía:
“…la clemencia con el malvado es un castigo del bueno: y si es una
virtud la indulgencia, lo es, ciertamente, cuando es ejercida por un
particular, pero no por un gobierno”.185

En América Latina ha habido impunidad para proteger a los


privilegiados y relegar a los humildes. Impunidad para evadir sanciones
y penas. Impunidad que permite al malhechor pavonearse y ostentar
184 http://www.movimientoalsocialismo.com.mx/archivos/revista/tres/caracoles.htm
185 Carta a Hipólito Unanue, Bolivia, 25 de noviembre de 1825. Simón Bolívar: Obras
completas, Vicente Lecuna (Comp.). Vol. II, p. 278.
294
La utopía posible
las riquezas fruto de su delito. Impunidad para que haya delitos
sin delincuentes. Impunidad que descompone el sistema judicial.
Impunidad que se burla del sentido común e ignora las más claras
evidencias del enriquecimiento ilícito o del crimen. Impunidad que
pervierte los valores y suele ir acompañada del aplauso social. Impunidad
que recompensa al delincuente y convierte su proceder en un modelo
de éxito a seguir. Impunidad que en los círculos de confianza se burla
de las personas íntegras y de las conductas probas.
De allí que sea tan importante combatir el delito y la impunidad,
mediante ejemplar castigo. Para que no sigan siendo verdad las palabras de
un pseudo dirigente del pasado, de cuyo nombre no quisiéramos acordarnos,
quien afirmara: “En el país se roba porque no hay razones para no hacerlo”.
Los socialistas debemos ser firmes contra la impunidad, que es una
grieta capaz de seguirse extendiendo hasta resquebrajar el piso ético de
una nación.
13.3. Sucre y la Justicia
Sucre se propuso la reforma del sistema de administración de justicia.
Soñando en voz alta anunció [01-07-1825]: “La administración de
justicia, sin la cual no puede haber sociedad, recibirá en adelante todas
las mejoras de que es susceptible; de ella depende la seguridad de los
ciudadanos en sus propiedades y libertad”.
Hacer justicia significa para él, colocar el fiel de la balanza de modo
que los beneficios se inclinen hacia los más pobres. En carta que envía
al obispo de Santa Cruz (17-01-1826) le expone:
“Los habitantes de Mojos y Chiquitos son bien acreedores a salir de
la miseria y abyección a que hasta ahora han estado sumidos, más
por el capricho de gobernadores, administradores y curas que de las
leyes; tantos abusos tiempo es ya que desaparezcan, y así lo demanda la
religión, la moral y la política”.

Del mismo modo, en las instrucciones que da al presidente de Potosí


(6-2-1826) le insta a que sean acatadas las medidas que ha decretado
contra la usura, porque:
295
José Gregorio Linares

“El Gobierno de Bolivia no ha querido legar a los ciudadanos ese


oneroso sistema de empréstitos que no sirviendo en general más
que para engrosar a una docena, pone a los pueblos en tutela de los
prestamistas y más si son extranjeros”.

También se plantea el Mariscal la eliminación de los impuestos


para alimentos de primera necesidad pues, de este modo, ayuda a la
economía de los más humildes. En el decreto del 7 de febrero de 1826
establece:
“Quedan suprimidos todos los derechos, pensiones, cargas, alcabalas y
contribuciones de cualquier especie que existan establecidos sobre los
víveres de primera necesidad, bien sea a favor del erario público, de las
municipalidades o de otro establecimiento”.

Igualmente Antonio José de Sucre combate la impunidad, procura


el castigo a los infractores de la ley, especialmente cuando se trata
de defender a los más débiles y a la patria. En carta al prefecto del
departamento del Cuzco (11-01-1825) le recuerda:
“Se ha dado la orden para que el soldado que tome a un vecino el valor
de un real o un peso sufra quinientos palos, y de un peso arriba pena
de muerte: que al que tome a un indio para ningún servicio recibirá
doscientos palos. Para hacer efectiva esta disposición es menester que
recomiende a los alcaldes de barrio, o a los ciudadanos mismos que
aprehendan y aseguren al soldado que cometa algún daño”.

Asimismo, decide castigar al presidente de Cochabamba, doctor


Mariano Guzmán, porque éste, inconsultamente había exonerado el
pago del impuesto sobre harinas y molinos que componían parte de las
rentas propias del Departamento.
“No debiendo sufrir un abuso tan escandaloso que Ud. ha hecho de
su autoridad, es menester castigarlo; por consiguiente, ya que tomó
esa medida se cumplirá exactamente, pero Ud. pagará de su peculio al
tesoro público como una multa el producto que debía dar al Estado ese
impuesto”.

Luego, en carta a la municipalidad de Cochabamba (16-03-1825)


les informa: “He mandado buscar preso al señor Guzmán y será juzgado
296
La utopía posible
para enseñarle a servir mejor a su patria y para que aprenda los principios
que deben constituir a un jefe”.
También Sucre se interesó, como antes lo había hecho Miranda, en
la reforma del sistema penitenciario. Su gran sensibilidad y profundo
sentido de justicia lo lleva a proponer soluciones que humanizan el
régimen carcelario y agilizan los procesos judiciales. Su voz es de una
impresionante actualidad:
“Parece que nuestra mala legislación civil y criminal es un escudo de los
jueces para demorar las causas contra las reclamaciones del gobierno,
porque a pesar de varias disposiciones para abreviarlas, el hecho es que
nuestras cárceles tienen presos que llenan calabozos meses y años sin
condenarlos o libertarlos.
Tales dilaciones están llamando a todas horas la atención del Gobierno
(…) Los retrasos, dicen, consiste en los trámites que la Ley establece
y no en la indolencia, el cohecho o la prevaricación. (…) Sólo el
Congreso puede evitar tamaños males, capaces ellos solos de destruir
la República o cuando menos su moral. Sírvase su sabiduría dictar un
código criminal y otro de procedimientos, aplicables a esta situación
y entonces, sólo entonces, desaparecerán los embrollos del foro: y ni
la rutina ni la mala fe, o la ignorancia, tendrán pretexto para dilatar o
entorpecer lo que de suyo es claro y sencillo”. [8-1-1826]186
Sucre propone una medida verdaderamente revolucionaria: el
aprendizaje y ejercicio de trabajos manuales en las cárceles, aunado a la
venta de la mercancía para provecho del reo y beneficio de la institución.
“Si el Gobierno tuviera fondos de que disponer, fácil le sería preparar
las cárceles de manera que los presos trabajasen dentro de ellas mismas
para mantenerse: mas no siendo ello posible por ahora, Su Excelencia el
Presidente urge necesario el que una disposición del Congreso determine
si se les puede ocupar en obras de policía y de una manera segura a los
presos que no tengan con qué mantenerse, y esto es tanto más urgente
cuando los tribunales, por desgracia, ocupan muchos meses en formar
y sustanciar las causas aun de los más insignes malhechores. [8-1-1826]
Se establecerán en el presidio algunos oficios, que el gobierno protegerá;
y se procurará inclinar a los presidiarios a que los aprendan; y los que
186 Carta al Libertador 5-1-1826.
297
José Gregorio Linares

sepan alguno, lo ejercerán precisamente, siendo la mitad de lo que


ganen para ellos, y la otra mitad para el establecimiento”.187

Sucre estuvo pendiente de la probidad de los jueces y de su


supervisión. “Me es sensible manifestar —acota— que no es la primera
ocasión que están reconvenidos los jueces por sus demoras y abusos en
la sustentación de las causas criminales”. “La Corte Superior, encargada
especialmente de velar por la conducta de los jueces que le están
subordinados, deberá tomar las medidas que destruyan tales males y
abusos”.188
Repetimos, Sucre y Bolívar se propusieron la reforma del sistema
de administración de justicia y del sistema penitenciario. Los más
modernos penitenciaristas claman hoy por las soluciones que el Mariscal
y el Libertador proponían en su época. Son los mismos proyectos que
los socialistas estamos empeñados en llevar a cabo en la actualidad. Una
deuda de varios siglos, que es hora de saldarla.
13.4. La injusticia social en cifras
A comienzos de la década de 1960 hasta los años 2010 - 2011 el joven
líder de una flamante revolución pronunció un discurso en donde mostró
unas cifras acerca de la realidad latinoamericana que estremecerían de
indignación a las personas sensibles que lo escucharon. Fidel Castro en
la Segunda Declaración de La Habana, del año 1962, dijo:
“En este continente de semicolonias, mueren de hambre, de
enfermedades curables o vejez prematura alrededor de cuatro personas
por minuto, de cinco mil quinientos al día, de dos millones por año,
de diez millones cada cinco años. Esas muertes podrían ser evitadas
fácilmente, pero sin embargo se producen. Las dos terceras partes de
la población latinoamericana vive poco, y vive bajo la permanente
amenaza de muerte. Holocausto de vidas que en quince años ha
ocasionado dos veces más muertes que la guerra de 1914, y continúa...
Mientras tanto, de América Latina fluye hacia los Estados Unidos un

187 J.J. Cordero Ceballos: Entrevista al Gran Mariscal de Ayacucho, Talleres de Italgráfica,
Caracas, p. 72.
188 Ibid., pp. 72-73.
298
La utopía posible
torrente continuo de dinero: unos cuatro mil dólares por minuto,
cinco millones por día, dos mil millones por año, diez mil millones
cada cinco años. Por cada mil dólares que se nos van, nos queda un
muerto. Mil dólares por muerto: ese es el precio de lo que se llama
imperialismo! ¡MIL DÓLARES POR MUERTO, CUATRO VECES
POR MINUTO!”.

Pocas veces en la historia los datos numéricos han servido, de una


manera tan lacerante, para sintetizar la miseria y el dolor de un pueblo.
Raras veces los números, como proyectiles de denuncia y armas para la
conciencia, han sido tan contundentes.
Si en muchas ocasiones los números manejados por tecnócratas
sin moral han servido para enmascarar el dolor y maquillar terribles
realidades sociales, también han de ser útiles entre luchadores sociales
para promover la ética y enseñar la verdad.
En América Latina y el Caribe, detrás de cada cifra hay una injusticia,
y en cada número está contenido un torrente de rabia y de esperanza.
Si no cambiamos la realidad no podremos cambiar los números ni
las emociones que involucran. La deuda social es inmensa. Estamos
en saldo rojo, y roja será inexorablemente, por tanto, la solución que
demos a nuestra problemática.
Uno de los más completos programas para “medir la calidad de
vida de la ciudadanía” es el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD). Mediante el mismo se ayuda a los países con los
conocimientos, la experiencia y los recursos necesarios para forjar una
vida mejor. Contribuye a encontrar soluciones a los retos mundiales y
nacionales de desarrollo y favorece el cumplimiento de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio (ODM), como disminuir la pobreza a la mitad,
reducir la mortalidad infantil y mejorar el acceso al agua potable, entre
otras.
Todos los años el PNUD lanza su Informe sobre Desarrollo Humano,
que incluye indicadores sobre calidad de vida en los países y no las
tradicionales mediciones sobre poder económico. Presenta un índice
299
José Gregorio Linares

que se calcula con base en tres factores para el desarrollo humano: vivir
una vida larga y saludable, tener acceso a la educación, y mantener
un nivel de vida digno. Se le han formulado críticas a ciertos aspectos
de la metodología, pero en general dicho programa es respaldado por
aquellos para quienes importan más las mayorías que las élites, y las
personas más que las cifras macroeconómicas.
A continuación transcribo algunos datos, tomados en general del
PNUD, que nos permiten mirar el lado oscuro de la existencia del
continente latinoamericano:
• El 10% de las personas más ricas recibe entre el 40% y el 47% de los
ingresos totales generados por la región, mientras que al 20% más pobre
sólo le toca entre el 2% y el 4%. Es decir, la riqueza está concentrada
en muy pocas manos. De acuerdo al informe del 2010 “la región
sigue entrampada por la desigualdad de ingresos más elevada y
sesgada del mundo”.
• En América Latina la pobreza es extremadamente alta, 40,6% de
la población vive en condiciones de pobreza y de ellos 16% se halla
en la indigencia. La desigualdad en la región está en promedio 15
puntos porcentuales por encima de los países de Asia y 20 puntos
sobre las naciones desarrolladas.
• Al revisar las estadísticas del PNUD, se observa que las naciones
latinoamericanas ocupan los puestos de mayor disparidad en el planeta,
incluso por encima de varios países africanos que se encuentran entre
los de menor ingreso. Nuestra región es la más desigual del mundo.
Aunque el nivel de Índice de Desarrollo Humano para América
Latina y el Caribe haya aumentado en casi un tercio desde el año
1970, éste queda muy por debajo del promedio mundial. De los
15 países más desiguales del mundo, 12 están en América latina. De
acuerdo al informe del 2010 Bolivia, Haití, Ecuador y Brasil son,
en ese orden, los países con más desigualdades de Latinoamérica,
mientras que Uruguay, Costa Rica, Venezuela y Argentina son los
más igualitarios.

300
La utopía posible
• El informe resalta el problema de la desigualdad en Latinoamérica,
como uno de los factores que impiden el desarrollo humano. Un
ejemplo es el de Brasil —registrado como el más desigual en la
región— en donde 10% de la población reúne el 0,7% del ingreso
nacional, mientras que el 10% de la población más rica recibe el 47,2%
del ingreso total. En este país cuatro empresas, o en algunos rubros
menos, son las encargadas de más del 40% de las exportaciones de
soya, jugo de naranja, aves de corral y carne.
• El caso de Chile, segundo en la lista de los más desiguales, puede
llegar a sorprender. La décima parte de la población se queda con
el 47% de los ingresos.
• El Perú tiene a más de la mitad de la población en pobreza (51,6%),
ocupa el puesto 79 (de 177) en desarrollo humano según el PNUD,
y el 10% de la sociedad peruana con más riqueza acumula casi 40%
de los ingresos o consumo de Perú.
• En Honduras cerca del 67% de los habitantes sufren la más brutal
miseria.
• Otro caso es Bolivia: dos millones de personas trabajan unas cinco
millones de hectáreas en el país, mientras que unas 100 familias son
propietarias de 25 millones de hectáreas.
• Otros países en donde la desigualdad es escandalosa son Guatemala,
cuyo 10% de la población concentra el 46,8% de los ingresos,
Colombia (46,5%), México (43,1%), Argentina (38,9%) y
República Dominicana (38,6%).
• La lista de los más desiguales está encabezada por Brasil, Chile y
Guatemala, mientras que la de los más equitativos está liderada por
Uruguay y Costa Rica.
• En México el 34% de los niños de menos de cinco años son
afectados por malnutrición crónica. En Guatemala esa cifra
alcanza el 50%.

301
José Gregorio Linares

• En América Latina sólo el 40% de los trabajadores están protegidos


por las legislaciones laborales y tienen garantizada una seguridad
social.
• En materia de comercio interno, los productores rurales pierden
terreno ante las grandes cadenas de supermercados. Durante los
años de 1980, el 20% de las ventas de alimentos se realizaban
en estos enormes establecimientos comerciales, mientras que
actualmente esta proporción ha aumentado a un 60%. Los
campesinos están quedando arrinconados y se ven obligados a
vender a precios arbitrarios el producto de su trabajo.
• Un elemento común en toda Latinoamérica es que las mayores
víctimas de la desigualdad son las mujeres, así como los indígenas y
afrodescendientes.
• El Índice de Desigualdad de Género (IDG), que capta las brechas
de género en salud reproductiva, empoderamiento y participación
en la fuerza laboral de 138 países, revela que la discriminación
por motivos de género es también bastante superior al promedio
mundial, principalmente debido a las altas tasas de embarazo
adolescente y la baja participación de la mujer en la fuerza laboral
remunerada.
• El sistema político de la región refuerza la reproducción de la
desigualdad, pues en la mayoría de los países, por ejemplo, los
sistemas fiscales son “asimétricos”, es decir, con una fuerte carga en
el consumo en lugar de gravar el ingreso. Otros factores que inciden
en la elevada desigualdad latinoamericana son la corrupción, el
diseño de políticas públicas pensadas sólo para reducir la pobreza
y no para producir riquezas, y el débil compromiso ciudadano con
la acción pública.
No obstante, hay cifras optimistas. En general, la región mejoró en
aproximadamente un tercio en el Índice de Desarrollo Humano (IDH)
desde 1970.

302
La utopía posible
• Desde 1970, la esperanza de vida promedio aumentó de 60 a 74
años. Incluso llega a 79 años en Costa Rica, Chile y Cuba.
• Hace 40 años, apenas la mitad de los niños de la región en edad
de asistir a la escuela tenía la oportunidad de hacerlo; hoy la cifra
supera el 80% y en algunos países, alcanza casi a la totalidad.
• Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua han sido declarados territorios
libres de analfabetismo.
• En Nicaragua, según la Encuesta de Medición de Vida 2005-2009,
la pobreza general se redujo del 48,3 al 42,5%, o sea, 5,8 puntos,
y la pobreza extrema con una cifra del 17,9%, bajó en 2,6 puntos.
• La República Bolivariana de Venezuela figura como el segundo
país con mayor matrícula de educación universitaria, entre todas
las naciones de América Latina. Así lo reflejaron las estadísticas de
la Unesco. En esta medición, el pueblo de Cuba ocupa el primer
lugar, con 109% de matriculación, seguido de Venezuela con
83%; Argentina con 67%; Uruguay con 64% y Chile con 52%.
La tasa bruta de matriculación universitaria de Venezuela es 2,5
veces el promedio de América Latina y el Caribe, que se ubica en
una tasa de 34%. Venezuela se encuentra, a escala mundial, en el
quinto lugar con 83% de inscritos en el sistema universitario. En
esta medición, Cuba se sitúa nuevamente en el primer escaño con
109%, luego la República de Corea (95%), Finlandia (94%) y
Grecia (91%).
• Alfredo Missair, representante del PNUD en Venezuela, afirmó:
“Venezuela está entre los países que han avanzado de forma contundente
en varias de las Metas del Milenio”, fijadas por la Asamblea General
de la ONU en 2000 para ser cumplidas en 2015, tomando como
referencia los datos de 1990. Venezuela escaló tres puestos en el Índice
de Desarrollo Humano (IDH) del PNUD desde 2007, reconoció
el representante adjunto de dicha institución, Yves Sassenrath.
La nación se encuentra actualmente en el puesto 75 en la escala

303
José Gregorio Linares

mundial, con un indicador de 0,696. Este cumplimiento ratifica


al Estado venezolano en el segmento de los países con un desarrollo
humano alto. Además, el documento registra que la tasa promedio
de crecimiento anual del IDH en Venezuela ha sido de 0,90 en
los últimos diez años, es decir entre 2000 y 2010. El delegado del
PNUD subrayó que la nación se encuentra en buena dirección hacia
el desarrollo social. El informe “Nuestra Democracia”, elaborado por
la Organización de Estados Americanos (OEA) y el PNUD señaló
que Venezuela encabeza la lista de países de América Latina que más
redujo la pobreza. La tabla de indicadores de pobreza, indigencia
y desigualdad económica en América Latina (1999-2008), reseñó
que Venezuela disminuyó de un 49,4% a un 27,6% el nivel de
miseria. En cuanto a la situación de indigencia, el informe destaca
que en 1999 vivían en situación de calle 21,% de los venezolanos,
esta cifra descendió para el 2008 y se situó en un 9,9%. Por otro
lado, en relación al índice GINI, Venezuela se coloca de primero en
América Latina con una reducción de 17,9%, quintuplicando la tasa
de la región que se ubica en 3,9%.189
• El informe sostiene que, en los últimos 40 años la matrícula escolar
pasó de 52% a 83%.
• Hace 40 años, apenas la mitad de los niños de la región en edad
de asistir a la escuela tenía la oportunidad de hacerlo; hoy, la cifra
supera el 80% y en algunos países, alcanza casi a la totalidad.
• Desde 1970, la esperanza de vida promedio aumentó de 60 a 74
años, según el Informe. Incluso llega a 79 años en Costa Rica,
Chile y Cuba.
• Varios de los países latinoamericanos consiguieron algunos de
los mayores avances jamás logrados en el mundo. Por ejemplo,
la esperanza de vida aumentó 20 años en Bolivia, de 46 en 1970
189 El índice GINI calcula el nivel de desigualdad de ingresos económicos. En tanto, un
número más alto establece mayor grado de desigualdad. Venezuela bajó de 0,498 en
1999 a 0,412 en el 2008, lo que significa una mejoría. (http://www.patriagrande.com.
ve/temas/venezuela-cifras/)
304
La utopía posible
a los actuales 66 años. El crecimiento de la matriculación escolar
fue incluso más notable en las últimas cuatro décadas: de 52% en
1970 a 83% en 2010.
Así andan las cosas en el mundo
• Las desigualdades internacionales juegan un rol importante, con el
40% de la población mundial compartiendo sólo el 5% del ingreso
global.
• Cada tres segundos, en algún lugar de planeta, muere un niño
como resultado de la pobreza, lo que totaliza unos 1.200 infantes
cada hora. De manera que “el hambre sigue siendo la mayor
tragedia y el mayor escándalo del mundo”.
• El PNUD calcula que de no cumplirse los objetivos trazados
para reducir la mortalidad infantil, unos 41 millones de infantes
adicionales podría verse en peligro de muerte.
• Seis de los 10 países más pobres del mundo, están mucho peor que
hace 20 años.
` • Los 10 países más pobres están en África.
• Cerca de 900 millones de campesinos en el mundo viven con
menos de un dólar al día. De esta forma “la gente que produce
alimentos ni siquiera puede alimentar a sus hijos, ni tampoco
darles educación o pagarles servicios médicos”.
• Los países que tienen menor desarrollo y más enfermedades
disponen de menos médicos: uno por cada 5 mil, 10 mil, 15 mil,
20 mil o más habitantes.
• Cuando surgen nuevos virus de transmisión sexual como el
SIDA que, en apenas 20 años ha privado de la vida a millones
de personas, la padecen decenas de millones, entre ellas muchas
madres y niños. Para la cual existen ya paliativos, pero el precio
de los medicamentos por persona puede ser 5 mil, 10 mil o hasta
305
José Gregorio Linares

15 mil dólares cada año. Son montos inaccesibles para las grandes
mayorías de los países del Tercer Mundo.
• Las cifras de personas que carecen de lo básico para sobrevivir con
un mínimo que garantice un nivel elemental de salud son altas,
como por ejemplo: más de 1.000 millones de seres humanos
no tienen acceso a agua potable; 1.000 millones carecen de
vivienda. 880 millones de personas no tienen acceso a servicios
básicos de salud; y 2.000 millones de personas carecen de acceso
a medicamentos esenciales. En el año 2010, 925 millones de
personas padecen hambre crónica. Para resumir, nada menos que
el 80% de la población mundial vive en la pobreza. Se estima que
para el año 2011 la población mundial sea de 7 mil millones de
seres humanos.
Frente a la realidad de la pobreza ha aumentado la insensibilidad
y la indiferencia. El dolor es visto como un signo de debilidad. Para
la nueva tecnocracia empresarial y para los políticos herederos de los
“Chicago boys” condolerse de las penurias ajenas es, para decirlo en el
lenguaje de los muchachos, “una raya”. Es sensiblería, la expresión de
un izquierdismo absurdo y trasnochado, con el cual no contribuimos
al “desarrollo nacional” ni a la “paz social”. No estamos en tiempos
de los sentimentalismos —dicen— con los cuales alimentábamos
resentimientos y esperanzas vanas. Es la época en que cada quien debe
ocuparse de sí mismo y evitar encontrarse con esa molestia que son los
pobres, esos infelices que están así porque “no han hecho el esfuerzo que
yo he hecho, y por tanto merecen permanecer así”. En relación con esta
actitud, dice Eduardo Galeano:
“Recuerdo que cuando escribí Las venas abiertas a finales de 1970 había
una cierta unanimidad universal en torno a algunas cosas elementales:
la pobreza era resultado de la injusticia, lo proclamaba la izquierda,
el centro lo admitía, la derecha no lo discutía. Había pobreza porque
había injusticia, un reparto injusto de los panes y de los peces. Treinta
años después ya quedan muy poquitos que digan que la pobreza es
resultado de la injusticia. No digamos en la derecha o en el centro pero
hasta en la izquierda ha prosperado esta suerte de certeza de fin del
306
La utopía posible
siglo xx y comienzos del siglo xxi de que la pobreza es el castigo que la
ineficiencia merece y por lo tanto no es el resultado de la injusticia, es
un acto de justicia. Se jode el que no trabaja o el que no sabe defenderse
y el que no sabe competir y el que no es eficiente ni rentable. En ese
sentido me parece que hay un retroceso, sí, se ha involucionado”.190

13.5. Capitalismo agonizante versus socialismo en ascenso


Ahora comparemos la calidad de vida de la persona promedio de la
primera potencia del mundo, con los mayores recursos y con absoluta
libertad para actuar, como es el caso de los Estados Unidos, con los de
Cuba, una isla de escasos recursos, bloqueada y asediada por el imperio.
Para ser más justos deberíamos haber comparado Cuba con Puerto
Rico, dadas las afinidades históricas de ambas naciones, pero quisimos
colocar a David frente a Goliat.
• Estados Unidos
En un informe oficial publicado el 16 de septiembre de 2010 se aportan
los siguientes datos oficiales emanados de la Oficina del censo:
La pobreza en Estados Unidos aumentó en el año 2009, en medio
de la recesión económica, hasta alcanzar al 14,3 % de la población, el
mayor índice desde 1994.
De esta manera, la mayor economía del mundo cuenta con 43,6
millones de personas que viven en condiciones de pobreza, la mayor
cifra desde que se comenzaron a elaborar estas estadísticas, hace 51 años.
En 2008 el índice de pobreza era de 13,2%, esto es 39,8 millones
de personas.
En el mismo informe, el Censo dio a conocer también cómo
evolucionaron los ingresos medios de los estadounidenses, y también
el porcentaje de personas sin seguro médico, una de las prioridades que
marcó Obama al llegar a la Casa Blanca.
En el 2009 el número de personas sin cobertura médica creció de
46 millones, a más de 50, es decir, lo que corresponde al 16,7% de
190 http://www.revistapueblos.org/spip.php?article306
307
José Gregorio Linares

la población. La ley ciega del mercado rige la prestación de ese vital


servicio, y los precios se vuelven inaccesibles para muchas personas aun
dentro de los países desarrollados.
La evolución de los ingresos entre los distintos grupos demográficos
fue diferente. Los hispanos lograron un incremento del 0,7% en sus
ganancias, hasta alcanzar una media de 38.039 dólares anuales (pero
con un nivel de pobreza del 25,3%).
Por su parte, la población blanca, como media, vio reducidos sus
ingresos en un 0,5%, hasta los 51.861 dólares (su pobreza aumentó
hasta 9,4%). Las personas de raza negra sufrieron un descenso más
agresivo, un 4,4% hasta los 32.584 dólares (se incrementó la pobreza al
25,8%).Todo esto empeorará en los años subsiguientes.
• Cuba
No queremos que parezca que hacemos una apología incondicional de
Cuba y de su gobierno. Tampoco queremos ocultar nuestra admiración
por la Revolución Cubana, sus líderes y su pueblo. Naturalmente, se
han cometido errores, omisiones e injusticias. Pero los aciertos son
innegables para aquel que quiera ver y no esté cegado por la propaganda
anticubana.
Los cubanos no pretenden convertir su revolución en un modelo
para el resto de América Latina o el mundo. Saben perfectamente que
Cuba no es un paraíso. En la historia real, que está fuera del campo de
la teología, no existen paraísos terrenales. Cristóbal Colón, que fue el
último que creyó en ello, convirtió el paraíso que se figuró encontrar
en un infierno real. De modo tal que lo que queremos destacar es el
inmenso esfuerzo que por encontrar su propio camino hacia la justicia
social realiza un pueblo decidido a ser libre y a vivir con dignidad.
Veamos algunos datos.
• El índice de mortalidad infantil en Cuba es menor que el de
EE.UU.

308
La utopía posible
• Puede asegurarse que no existe ciudadano alguno sin asistencia
médica gratuita. Un médico/170 habitantes.
• Todo el mundo estudia y nadie carece de oferta de trabajo útil,
a pesar de casi medio siglo de bloqueo económico y el intento
de los gobiernos de los EE.UU. de rendir por hambre y asfixia
económica al pueblo cubano.
• La esperanza de vida al nacer es de 77 años. Una de las más altas
del mundo.
• Cuba ocupa el primer lugar como la sociedad más igualitaria
de América Latina y el Caribe, en términos de género. Hoy las
mujeres en Cuba constituyen el 66% de la fuerza técnica del
país, y participan mayoritariamente en casi todas las carreras
universitarias. Antes, la mujer apenas figuraba en las actividades
científicas. En ese campo también son hoy mayoría.
• Cuba es el país del mundo con mayor tasa de matrícula universitaria
según la UNESCO.
También vale la pena comparar los índices de “calidad de vida” de
Cuba con el resto del continente latinoamericano, que es ahora
cuando está despertando de siglos de dominio económico, político
y cultural.
• En Cuba el analfabetismo es de 0,2% mientras el de América
Latina es del 11,7%.
• La tasa de mortalidad infantil es de 6,2 por mil en Cuba y en
América Latina 32 por mil.
• La esperanza al nacer es de 76,5 años en Cuba y de 70 años en
América Latina.
• La tasa de educación primaria en Cuba es del 100% y en América
Latina del 92%.

309
José Gregorio Linares

• La enseñanza secundaria es en Cuba de un 99,7% y en América


Latina un 52%.
• Mientras el 100% de los niños en Cuba alcanzan el nivel del
colegio sólo el 76 % de los niños latinoamericanos lo hacen.
• En América Latina el 12% de la Población es Analfabeta, o sea 42
millones de iletrados. Ninguno de ellos es cubano.
• En América Latina hay 110 millones de personas jóvenes que no
han logrado concluir la educación primaria. Ninguno de ellos es
cubano.
• Hoy en el mundo existen 860 millones de analfabetas. Ninguno de
ellos es cubano.
• Cada 100.000 habitantes Cuba cuenta con 590 médicos, mientras
que América Latina cuenta con 160. Cuba es el país que tiene el
más elevado número de médicos en el mundo por habitante.
• SIDA 0,05 % en Cuba; en América Latina 0,5%.
• La Unesco en el informe sobre la educación en 13 países de
América Latina clasifica a Cuba en el primer lugar en todas las
asignaturas. Sobre 11.000.000 de habitantes en Cuba más de
500.000 disponen de un grado universitario.
• La CEPAL señala que en América Latina y el Caribe hay 102
millones de seres humanos en completa indigencia, o sea un 20%
de la población. Ninguno de ellos es cubano.
• En América Latina, 54 millones de personas padecen de
malnutrición. Ninguno de ellos es cubano.
• En el mundo cada 7 segundos un niño de menos de diez años se
muere de hambre. Ninguno de ellos es cubano.
• Según la FAO, 842 millones de personas sufren de malnutrición
crónica. Ninguno de ellos es cubano.191
191 http://wsw.taringa.net/posts/info/8087401/Cuba-cifras-y-datos-del-logro-socialista.html
310
La utopía posible
Leyendo las cifras nos damos cuenta de la cruda realidad del
capitalismo. Está condenado a fracasar en su intento de ser el modelo
de desarrollo a seguir, el paradigma de la prosperidad. En cambio, el
socialismo latinoamericano es una esperanza de que la justicia social se
impondrá. Algunos indicadores señalan que estamos dando los primeros
pasos. Los gobiernos con vocación social enarbolan las banderas de la
justicia y sostienen el escudo del bien común. Sus líderes pueden repetir
aquella frase de Juan Germán Roscio cuando los opositores criticaban
las acciones gubernamentales de las repúblicas recién construidas: “me
parecen muy leves nuestras faltas políticas —respondía— y ellas mismas
son nuestros maestros”.
En fin, ha llegado la hora de que la justicia social sea la prioridad en
América Latina. Los pueblos con conciencia de su poder, y los gobiernos
con sensibilidad harán realidad este sueño.

311
Simón Bolívar
La utopía posible

14. La lucha contra la corrupción

“El modo de hacerse popular y gobernar bien es el de


emplear hombres honrados, aunque sean enemigos”.
Simón Bolívar

“Urge ya, en estos tiempos de política de mostrador, dejar


de avergonzarse de ser honrado (…) La política virtuosa
es la única útil y durable”.
José Martí

“Ya yo no quiero que me digan quién se robó los reales,


yo sé que se los robaron, me consta, pero ya no me basta
con eso. El problema es que esas personas que llamamos
corruptos son denunciadas, son colocadas ante la picota
y la opinión pública; pero todos o casi todos están en sus
casas”.
José Ignacio Cabrujas

315
José Gregorio Linares

14.1. Páez y Santander versus Bolívar y Sucre


En lo relativo al manejo de la hacienda pública por parte de los
luchadores políticos una vez que han llegado al poder, dos han sido las
concepciones que se han manejado en América Latina desde el siglo
xix hasta la actualidad: la de José Antonio Páez y Francisco de Paula
Santander en oposición a la de Simón Bolívar y Antonio José de Sucre.
En su Autobiografía el mismo Páez caracteriza su visión del asunto: el
erario público es un botín al que tienen derecho los que han luchado por
una causa. Los políticos merecen una recompensa. Son, en palabras de
Páez: “los que con la espada o la pluma merecieron bien de la patria en
las épocas de la contienda y que aspiran a recoger el premio de sus afanes
y fatigas, pues no todos suelen contentarse (…) con la gloria póstuma y el
aprecio de las generaciones”. A confesión de partes… De allí que hacer
política se convierte, en la práctica, en un negocio extremadamente
lucrativo. Llega a ser mal visto quien no saca provecho monetario de su
quehacer en las funciones públicas. La lucha es un medio para obtener
riquezas. Los cargos públicos, la oportunidad para amasar grandes
fortunas.
Páez es un ejemplo de ello. De simple peón de hacienda que entra
en la guerra por la independencia con una lanza como único bien, se
convierte en gran hacendado, comerciante y dueño de esclavos.
Santander, pese a sus aparentes diferencias con Páez, en una cosa se
le parece: viene a cobrar. La hacienda pública es su caja de caudales.
De allí, como de su propia faltriquera, saca el dinero que necesita. De
él decía Bolívar, en un artículo de prensa en el que pasa a la ofensiva
contra sus detractores:
“¿Se nos negará que el Vicepresidente [Santander] se ha enriquecido a
costa de la República y que es tan avariento como el más vil hebraico?
(…) Todos quieren riquezas; todos quieren obligaciones nacionales.
Indemnizaciones, porque el Congreso las decreta y el Vicepresidente
[Santander] las negocia (…) El General Santander nos aborrece, le
perdonamos esta desgraciada pasión y le haremos la debida justicia,

316
La utopía posible
diciendo que sin su avaricia, es el mejor Magistrado y que el pueblo
granadino, sin Santander, es el mejor de la tierra”.192

De acuerdo a opiniones de observadores contemporáneos:


“… prevalece el parecer entre los hombres de orden, los militares
y las gentes del pueblo que sufren con la existencia de tan extensa
corrupción, de que el Gobierno está monopolizado por el General
Santander y por una facción de negociantes de Bogotá que tienen sus
criaturas en el Congreso y que las instigan y ayudan efectivamente a
aumentar fortunas inmensas a expensas del país”.193

Hubo un incidente en especial que marcó las diferencias entre


Bolívar y Santander: el asunto de los empréstitos. En virtud del estado
de ruina en que habían quedado las finanzas públicas a consecuencia
de la Guerra de Independencia, algunos personeros del gobierno
decidieron negociar préstamos con entidades privadas y con gobiernos
extranjeros. Fueron nombradas delegaciones afectas a Santander que a
cambio de su “sacrificio” cobraban cuantiosas comisiones. Los términos
de los acuerdos resultaron claramente lesivos contra el interés nacional.
En especial el endeudamiento con el exterior recibió contundentes
críticas por parte de la gente proba. Los montos de las comisiones que
se repartieron entre los dos testaferros de Santander
“… igualaban casi exactamente el presupuesto educativo de la Gran
Colombia. El empréstito en cuestión fue gastado fundamentalmente
en equipos y armas inservibles. De aparejo para la marina en cantidades
exorbitantes, en estado tal de deterioro, que fue necesario dejarlos
abandonados en los muelles, por inútiles, así como en pagar las deudas
contraídas con cierto tipo de acreedores pertenecientes a la naciente
plutocracia neogranadina”.194

La reacción de Bolívar fue terminante:


“La deuda pública es un caos de horrores, de calamidades y de crímenes
(…) Cualquiera que sea el partido que se tome con esta deuda, es
192 Citado por Carlos Edsel, en Simón Bolívar, Lucha contra la Corrupción y el Contrabando,
Documentos fundamentales, [Edición mimeografiada], Caracas, p. 28.
193 Ibid., p. 29.
194 Ibid., p. 26.
317
José Gregorio Linares

horrible: Si la reconocemos dejamos de existir, si no… el oprobio de


esta nación… Infames… Ligaron a la Patria a un yugo ignominioso y
miserable…Consumirán la sustancia de nuestros hijos… Abominación
execrable”.195

El odio de Santander y de sus testaferros contra el Libertador no


se hizo esperar. Planificaron el magnicidio, el cual no pudieron llevar
a cabo; sin embargo, desataron contra él una campaña periodística
ignominiosa donde le acusaban de ambicioso, draconiano y… corrupto.
Bolívar abogó por un Poder Moral que consistía en un tribunal
compuesto de dos cámaras, una encargada en vigilar la moral pública,
otra de dirigir la educación de los niños. Este Poder Moral, lo quiso crear
Bolívar con el fin de que un organismo, no dependiente del gobierno
central, se encargara tanto de la educación de los “ciudadanos” como
de la moral en sí de toda la república. Años antes, Miranda insinuaba la
institución de censores “que vigilasen la instrucción pública y cuidaran
la conservación de las buenas costumbres”. Todo esto tenía como fin
fundamental combatir la corrupción en todas sus manifestaciones: la
pecuniaria y la moral.
Bolívar emprendió una profunda reforma de la Administración
Pública para garantizar transparencia en el uso de los recursos, su
equitativa distribución en beneficio de los habitantes de todo el territorio
y no sólo de las principales ciudades, y el combate contra la corrupción
en cualquiera de sus manifestaciones. “… si no se hace una reforma
completa en todo el sistema de nuestra Hacienda, nos vamos a arruinar
y la república morirá de consunción” [carta a Santander, 23 de mayo de
1826]. En mensaje dirigido al General Rafael Urdaneta el 14 de marzo
de 1827 le escribe: “… se va a mandar un reglamento de hacienda que
dará bastante dinero, de suerte, que quitando pícaros, ahorrando gastos
y aumentando la renta iremos para adelante…”.
La postura de Bolívar en lo atinente a la corrupción dentro de la
Administración Pública fue intachable. Denuncia, amenaza, fustiga,

195 Idem.
318
La utopía posible
legisla, vigila, castiga, da el ejemplo, hace reconocimientos, educa.
Desde la temprana fecha de 1814 ya había advertido: “La hacienda
nacional no es de quien os gobierna. Todos los depositarios de vuestros
intereses deben demostrar el uso que han hecho de ellos”.
En diciembre de 1826 le escribe al General Urdaneta: “Parece que
quieren saquear la República para abandonarla después. ( …) No
hay más que bandoleros en ella. ¡Esto es un horror¡ ( …) Entiendo
y aún veo que los pérfidos o más bien los viles que han manejado los
créditos contra el gobierno de esta provincia han robado a la Patria
cruelmente”. Posteriormente, en abril de 1827, señala: “Las malas leyes
y una administración deshonesta ha quebrado la República; ella estaba
arruinada por la guerra; la corrupción ha venido después a envenenarla
hasta la sangre, y a quitarnos hasta la esperanza de mejorar”.
Bolívar fustigó con todo la corrupción. Cuando sospechaba que
algún funcionario de la República había incurrido en peculado,
malversación de fondos o cualquier otra falta le increpaba directamente.
En 1817, por ejemplo, el general de brigada Lino de Clemente y
Palacios (1767-1834) fungía como Agente Comisionado Especial ante
el gobierno de los Estados Unidos, con el objeto de adquirir armas y
otros pertrechos. Franqueando las inicuas leyes estadounidenses que
prohibían la venta de armas a los patriotas, logró comprar el material
bélico. El Libertador aplaudió el logro por cuanto esto le reportaría
beneficios a la causa republicana; no obstante, le pareció que hubo en
la compra un sobreprecio exagerado. En carta del 21 de enero de 1818
le expresa su molestia y le reclama: “En las colonias vecinas y aun en
nuestros mismos puertos, yo he contratado y comprado los mismos
objetos por una tercera parte o la mitad de lo que valen los que Ud.
remite”.
De igual manera, Bolívar se opuso a que se destinara dineros de las
arcas públicas a fines distintos a aquellos a los que estaban destinados,
especialmente si ello aparentemente iba en su beneficio. En 1825,
durante su recorrido por los pueblos del Alto Perú, el Libertador llegó
a Puno donde fue agasajado por el general de brigada William Miller,
319
José Gregorio Linares

primera autoridad del Departamento. El evento fue sufragado con


recursos del Estado, lo cual incomodó sensiblemente al Libertador,
recibiendo en carta Antonio José de Sucre el encargo siguiente:
“… su voluntad no es gravar en un maravedí los fondos del Estado en
toda la marcha que tiene que hacer sólo con el objeto de trabajar en la
felicidad de los pueblos, y que si el señor Guillermo Miller ha dado esta
misma orden en todos esos Departamentos, haga V.E., que se suspenda
inmediatamente, y que se reintegre al Tesoro Público cualquiera
cantidad que se hubiese extraído con el fin indicado.196

Siguiendo una línea intachable de conducta, el Libertador se negó a


participar en calidad de particular en los negocios del Estado a los que
se le invitaba. A finales de 1825, Santander le propone que se asocie en
el proyecto de construcción del canal de Panamá, expresándole:
“La obra se ha calculado en 10 millones de pesos y contamos con
algunos capitalistas extranjeros…muchos amigos de usted tomarán
parte (…) Me atrevo a pedirle a usted dos cosas: 1º.- Que usted de
oficio recomendará muy eficazmente al Gobierno que favorezca a
la empresa: 2º.- Que usted consintiese en que se pusiese a usted en la
asociación como protector de la sociedad” [22 de septiembre de 1825].

El Padre de la Patria le responde con firmeza:


“Mi querido general: He visto la carta de usted en que me propone
sea yo el protector de la compañía que se va a establecer para la
comunicación de los dos mares por el istmo [de Panamá]. Después
de haber meditado mucho cuanto usted me dice, me ha parecido
conveniente no sólo no tomar parte en el asunto, sino que me adelanto
a aconsejarle que no intervenga usted en él. Yo estoy cierto que nadie
verá con gusto que usted y yo, que hemos estado y estamos a la cabeza
del Gobierno, nos mezclemos en proyectos puramente especulativos;
y nuestros enemigos, particularmente los de ustedes que están más
inmediatos, darían una mala interpretación a lo que no encierra más
que el bien y la prosperidad del país. Ésta es mi opinión con respecto
a lo que usted debe hacer, y por mi parte estoy bien resuelto a no
mezclarme en este negocio, ni en ninguno otro que tenga un carácter
comercial”.
196 Decretos del Libertador, cit., Tomo I, pp. 431-432.
320
La utopía posible
Por cierto que después de leer esta carta en un “Aló, Presidente” (23
de febrero de 2007), Hugo Chávez comentó:
“Esto tiene que ser norma para todos los que estemos ocupando puestos
en el Gobierno, en el Estado. No nos metamos en esas cosas, en cosas
comerciales, en cosas de negocio, a protectores de empresarios, nada
de eso. Cuidemos los intereses del país, ése es nuestro compromiso.
Y más allá, el mensaje a todo el país de luchar a muerte contra los
distintos mecanismos de corrupción que nos dejó como herencia el
nefasto capitalismo de más de cien años, sembrado como cáncer hasta
los huesos de la República”.

Volviendo al Libertador vale la pena destacar que Bolívar se opuso,


también, a esa forma de corrupción que es el nepotismo, el cual podemos
definir como la desmedida preferencia que algunos gobernantes o
funcionarios dan a sus familiares y amigos para asignarlos a cargos
públicos, para ascender o recibir gratificaciones, sin tomar en cuenta
la capacidad de los mismos para la labor. Siempre criticó la práctica de
Napoleón Bonaparte de colocar en puestos claves a sus familiares, entre
ellos a su hermano José, a quien nombró Rey de España. En el Diario de
Bucaramanga, el 2 de mayo de 1828, Luis Perú de Lacroix (1780-1837)
recuerda estas palabras de Bolívar:
“Yo no he colocado, dijo, casi ningún pariente en los altos destinos
de la República (…) No se me acusará de haber elevado y puesto en
altos destinos del Estado a individuos de mi familia; al contrario, se
me puede reprochar el haber sido injusto para con algunos de ellos,
que seguían la carrera militar. Por ejemplo, mi primer edecán, Diego
Ibarra, que me acompaña desde el año de 1813, ¡cuántos años ha
quedado de capitán, de teniente coronel y de coronel! Si no hubiera
sido mi pariente, estuviera ahora de general en jefe como otros que
quizás han hecho menos que él; hubiera entonces premiado sus
largos servicios, su valor, su constancia a toda prueba, su fidelidad y
patriotismo, su consagración tan decidida, y hasta la estrecha amistad
y la alta estimación que siempre he tenido por él: pero era mi pariente,
mi amigo, estaba a mi lado, y estas circunstancias son causa de que no
tenga uno de los primeros empleos en el ejército. Mi sobrino, Anacleto
Clemente, se ha quedado en el grado de teniente coronel”.

321
José Gregorio Linares

En su combate al nepotismo Simón Bolívar era inflexible. Su sobrino


el capitán Guillermo Palacios murió en la batalla de la Hogaza, el 2 de
diciembre de 1817, y Juana Bolívar, madre de éste y hermana suya,
solicitó ante el Estado la pensión que le correspondía como madre; pero
a fin de que le otorgasen una mayor cantidad de dinero mintió acerca
del grado militar de su hijo y, además, se valió de falsos testigos para
fundamentar su solicitud. El coronel Pedro Briceño Méndez, encargado
de procesar los trámites se percató del dolo y rechazó la petición, lo cual
le trajo roces con la solicitante. Bolívar se hallaba en Trujillo (Perú) y
tan pronto fue informado del caso escribe (21 de diciembre de 1823):
“Dígale Ud. a Don Perucho [Pedro Briceño Méndez] que me ha
alegrado mucho de que haya peleado con mi hermana por cumplir con
su deber, y que si hubiera hecho otra cosa me hubiera parecido infame,
como me han parecido los testigos falsos [generales Santiago Mariño
y Pedro Zaraza] de la tal justificación. Añado que mis hermanas no
necesitan de nada porque yo les he señalado todas las rentas de mi
caudal para que vivan, y que no merece llevar mi nombre la que ha
pretendido, por una impostura, manchar la muerte de su hijo que ha
perecido gloriosamente por su patria”.

Bolívar se negó a hacer uso del poder para obtener privilegios personales.
Cuando a fines de 1823, el Congreso le asigna pensión y sueldo, rechaza
la propuesta. Le escribe a Santander [30 de octubre de 1823]: “Siempre
he pensado que el que trabaja por la libertad y la gloria no debe tener otra
recompensa que gloria y libertad”. Algunos años más tarde debe reconocer
ante su hermana María Antonia (10 de julio de 1826): “Te advierto, para
tu gobierno, que yo no tengo un peso en este mundo…”.
En virtud del enorme daño que la corrupción estaba ocasionando
tanto en las finanzas como en la ética ciudadana, el Libertador no dudó
en ser firme contra los “delincuentes que se alimentan de la sangre de
sus conciudadanos”. Estableció: “Todo funcionario público, a quien se
le comprobase en juicio sumario de haber malversado o tomado para sí
de los fondos públicos de diez pesos para arriba, queda sujeto a la pena
capital”. El mismo castigo propuso contra los jueces venales. El rigor de
la condena tenía un propósito aleccionador.
322
La utopía posible
14.2. Bolívar contra la difamación
Sin embargo, Bolívar fue cuidadoso en el momento de acusar a alguien
de actos de corrupción. Conocía el daño que a la reputación y a la
carrera política de un individuo se le hacía si se enlodaba su nombre
a partir de conjeturas, sospechas, indicios, medias verdades o falsas
acusaciones. Estaba consciente de que no se podía acusar sin pruebas
contundentes; de que no se podía crear sin fundamento una corriente
de opinión negativa contra nadie. Estaba en la convicción de que “más
hace en un día un intrigante que cien hombres en un mes”.
Bolívar era un hombre íntegro. Se negaba a actuar con bajeza.
Jamás usó la intriga, la calumnia o la difamación para combatir a sus
enemigos. Siempre dio la cara e hizo acopio de argumentos categóricos,
a través de los órganos jurisdiccionales competentes, para enfrentar a
los presuntos corruptos. Sabía que un error en esta materia traía graves
consecuencias. Era firme, por supuesto, pero muy responsable y serio al
momento de formular o respaldar una imputación contra cualquiera.
Se negaba a hacerse eco de rumores maledicentes contra las personas.
No desconocía que una vez que se disemina la duda contra alguien, aún
después de haberse demostrado su inocencia, el daño ya está hecho.
Cuando la intriga ha sido sembrada, nada ni nadie puede restablecer
plenamente la confianza ni borrar del todo una duda.
Él mismo, alguna vez, fue acusado de actos de corrupción, difamado y
sometido al escarnio público por compañeros suyos de las filas patriotas.
Las cosas fueron como sigue: En virtud de la carencia de recursos y
de dinero para financiar la lucha por la independencia y enfrentar al
ejército realista durante la Segunda República, en 1814 Bolívar decidió
la requisición de las alhajas de los particulares y de las reliquias de los
templos, para ser transformadas en monedas. En la huída a Oriente al
caer la Segunda República este tesoro fue a parar a manos de corsarios al
servicio de los patriotas que pretendían llevarse esa fortuna como pago
por su apoyo. Bolívar decide perseguirlos para impedir que se salieran
con la suya y para rescatar los bienes, pero algunos compañeros de
armas, bien sea por maledicencia o por rivalidad, le acusan de ¡desertor!,
323
José Gregorio Linares

¡ladrón!, y de repartirse el botín con los piratas en alta mar; luego le


enjuician y ¡le condenan! Así,
“Bolívar es prácticamente un proscrito cuando en 1814 abandonó
Venezuela. En Pampatar lo rechazaron a cañonazos (…) Los jefes
militares lo destituyeron del mando supremo. Piar lo buscaba en
Carúpano para someterlo a un pelotón de fusilamiento. José Félix
Ribas, su tío y Mariscal de Campo de la República, formuló contra
él un iracundo libelo de gravísimas acusaciones. (…) Sindicado como
ladrón, desertor y bandolero, Bolívar fue arrestado”.197

A punto estuvo Bolívar de perder la vida a manos de estos “guardianes


de la ética”, que querían dejar fuera a quien había conducido con éxito
la Campaña Admirable y ostentaba el honroso título de Libertador. Este
hombre era grande y talentoso, por eso tuvo enemigos que quisieron
apagar su estrella u ocultar su luz en la penumbra de la infamia.
En relación con este tema de la difamación, años después Martí
dijo: “La lengua de un hombre ha de caerse en pedazos, y ser polvo y
ceniza, antes de esparcir por odio o ambición cuentos que ofendan en
la vida privada a su enemigo”.
Como visionario que era, Bolívar quiso destruir el mal de la corrupción
en la América republicana cuando el mal estaba aún en germen. La
quiso destruir con las siguientes armas: el rigor en los procedimientos,
y la grandeza de alma y el espíritu de justicia en la actitud. Cualquier
práctica distinta no puede llamarse bolivariana… ni martiana.
14.3. El Mariscal Antonio José de Sucre: “Ruego pues, que se
examine escrupulosamente toda mi conducta”
Antonio José de Sucre sigue los postulados anticorrupción de Bolívar.
En carta a Daniel Florencio O’Leary [1-7-1829] le dice: “El apego
al dinero sólo cabe en almas mezquinas; la mía es más apegada a los
respetos y consideraciones que creo haber merecido por mis servicios”.
Para los cargos públicos señala los rasgos de quienes aspiren a ellos, “los
197 Guillermo García Ponce: Bolívar y las armas en la guerra de independencia, Publicaciones
Monfort, Caracas, p.192.
324
La utopía posible
propuestos deben ser hombres de un patriotismo acreditado, de una
honradez sin tacha y de capacidad suficiente, y que gocen de la confianza
pública”. Advierte: “la buena o mala elección de los empleados, es
de una trascendencia fatal al bien general (…) serán responsables al
público si no trabajan en su favor con todo el interés que demanda este
grave asunto. Los ciudadanos que han de optar los destinos [empleos]
tendrán como cualidades especiales: capacidad para desempeñarlos, ser
americanos y de patriotismo conocido, una honradez justificada, y el
interés debido por el Gobierno”.
Sucre establece una serie de medidas tendientes a sanear el Estado,
mediante “La supresión de una porción de empleos inútiles, y la rebaja
de algunos sueldos fuertes” (Carta al secretario general del Libertador,
8-6-1825)”. “Durante su administración de más de dos años [en
Bolivia], la Hacienda Pública duplicó sus rentas, mediante una severa
economía, y sin el mayor gravamen de los bolivianos”.198
Sucre, siendo Presidente de Bolivia determina “… que el sueldo de
36.000 pesos señalados al presidente del Estado es enorme para un país
que, despedazado por la revolución, necesita de la más grande economía
en sus gastos” (carta al Presidente del Congreso Constituyente, 12-06-
1826). Ya antes le había dicho a Simón Bolívar que él estaba de acuerdo
con todo “excepto el sueldo del presidente en 36.000 pesos, pues yo
creo suficiente veinte mil” (carta a Bolívar, 6-6-1826). Sucre, en su
condición de Presidente, se manda a rebajar su propio sueldo, a pesar
de que: “hay días que no tengo un real; pero sin embargo vivo por la
misericordia de Dios, y tal vez de mi mujer”.199
Combatió el pago de comisiones por parte de los funcionarios
públicos. “He prohibido —dijo— que los presidentes y gobernadores
exijan gaje alguno por decretos y todo acto gubernativo, [gestiones],
quitando así esa abusiva práctica de obvenciones” (1°-7-1825).
Asimismo, cuando se enteró de que algunos gobernadores y jueces
exigían contribuciones a los vecinos, bajo el pretexto de agasajar a las
198 José M. Losa, en Domingo de Alcalá: Defensa de Sucre, Biblioteca Ayacucho, Caracas,
1995, p. 78.
199 Carta a Bolívar, Quito, 1829.
325
José Gregorio Linares

autoridades que les visitaban y se quedaban con parte de lo exigido,


prohibió expresamente que se continuasen tales prácticas con las que
“roban al pueblo infamemente”. Comentó: “Un gobernador pidió
cien carneros sólo para recibirme a mí; y así se conducen muchos.
Estoy resuelto a ahorcar un gobernador si los presidentes me ayudan a
descubrir sus picardías”.200
Del mismo modo, Sucre no acepta el privilegio que de acuerdo a
la ley le permitía gozar de la inmunidad y la “irresponsabilidad”. Dice:
“La Constitución me hace inviolable, ninguna responsabilidad me cabe
por los actos de mi gobierno. Ruego pues, que se me destituya de esta
prerrogativa y que se examine escrupulosamente toda mi conducta”
(Mensaje al Congreso Extraordinario de Bolivia, 1828). Sucre estaba
pidiendo que se evaluara su desempeño con absoluta libertad. Todo un
ejemplo de grandeza.
Sucre fue un modelo de probidad. Su conducta estuvo regida por el
principio de que los cargos públicos no deben convertirse en canonjías.
Un contemporáneo suyo, José Ballivian, refiere que en el manejo de
los intereses fiscales el Gran Mariscal era la pureza personificada. “Por
prueba de este desinterés, baste decir que al separarse de [la Presidencia
de] Bolivia tuvo que pedir prestadas unas cuantas onzas para su viaje”.201
Y otro coetáneo, Benito Laso afirma de él: “Apenas se podría encontrar
un sujeto más contraído en el despacho de los negocios públicos, ni más
inteligente para manejarlos bien”.202
El Gran Mariscal y el Libertador actúan guiados por los mismos
principios éticos. Esto les granjeó la animadversión de los corruptos,
malversadores e intrigantes al frente de los cuales estaban Santander y
Páez. De modo que hoy podemos decir que siguen enfrentados Páez y
Santander contra Bolívar y Sucre. Cada vez que actuamos en nombre
de la ciudadanía, desempeñamos algún cargo público o invocamos los
intereses de la patria debemos preguntarnos, simplemente, a quién nos
parecemos.
200 Carta al General Guillermo Miller, 20-6-1825.
201 Domingo de Alcalá: Op.cit., p. 71.
202 Ibid., p. 68.
326
La utopía posible
14.4. Juan Germán Roscio, un magistrado íntegro
Uno de los hombres más importantes en tiempos de creación de la
República fue el abogado venezolano Juan Germán Roscio (1763.1821).
Llama la atención que, salvo por especialistas y oriundos de Guárico,
estado donde nació, pocas veces se señale el rol fundamental que jugó
como jurista, doctrinario, propagandista de la lucha independentista y
como estadista constructor de repúblicas.
Fue el principal redactor del Acta de la Independencia en julio
de 1811. Participó asimismo en la elaboración de la Constitución de
Venezuela, sancionada el 21 de diciembre del mismo año. Su vida da
material para escribir una novela. Durante la primera República ocupa
el cargo de Secretario de Relaciones Exteriores de la Junta de Gobierno
de Caracas. Al caer el gobierno patriota es perseguido, encarcelado,
enviado a España. De allí se fuga a Gibraltar, pero el gobernador inglés
de dicho lugar lo entregó de nuevo a las autoridades españolas. Al fin,
gracias a la intervención del gobierno inglés, logra la libertad. Vuelve de
nuevo a las Antillas y de allí a Venezuela. En la cárcel había escrito un
libro: “El triunfo de la libertad sobre el despotismo”.
En 1818 se encuentra en Angostura, donde participa junto a
Bolívar en la reconstitución de la República de Venezuela y la creación
subsiguiente de la Gran Colombia. Durante este lapso se desempeñó
como Director General de Rentas (equivalente hoy al de Ministro de
Hacienda), miembro del Consejo de Estado, integrante de la comisión
encargada de redactar el reglamento para las elecciones de representantes
para el Congreso, Presidente del Congreso de Angostura y Director del
Correo del Orinoco. Establecida la Gran Colombia y bajo la presidencia
de Bolívar, es designado Vicepresidente del Departamento de Venezuela
y Vicepresidente de Colombia la Grande. Ocupaba este último cargo
cuando murió, en vísperas de celebrarse el Congreso de Cúcuta.
Fue un tenaz luchador por la justicia y un firme defensor de las leyes
republicanas. Fue excepcional ejemplo de honradez y opuesto a toda
corrupción, lo que le trajo enemigos.
327
José Gregorio Linares

Al morir, el Libertador decretó veinte días de luto entre oficiales y


soldados. El Correo del Orinoco del 21 de abril de 1821 expresa:
“… el más acerbo dolor nos recuerda la pérdida de un Sabio ilustre,
de un Magistrado íntegro, de un Patriota eminente, y de un virtuoso
Ciudadano. (…) mil graves y difíciles empleos ocuparon de tal suerte su
vida, que puede decirse con verdad, que, ni un momento respiró, sino
en servicio de la Patria. Su constancia en la adversidad excede a todo
encarecimiento: ni las cadenas y mazmorras, ni las miserias y trabajos
llegaron a abatir jamás su impávida firmeza o a desviarle un punto
de la senda del honor; y aun los déspotas mismos que le oprimían, se
vieron obligados a admirar la grandeza de su alma, y la superioridad
de su virtud. Aunque ya no existe entre nosotros, su memoria vivirá
eternamente; y sus escritos elocuentes, en que confundió e hizo temblar
a los tiranos, defendió la causa de la libertad, y sostuvo los derechos
de la humanidad, serán siempre leídos con placer y entusiasmo por
nuestras más distantes generaciones”.203

Juan Germán Roscio fue un hombre íntegro que se enfrentó a todas


las formas de corrupción y promovió la eficiencia y la virtud entre los
funcionarios públicos. Insistía:
“Por grave que sea el delito de una persona privada, no puede tener
una trascendencia tan perjudicial a la comunidad como el de aquellas
que amparadas del mando y de la fuerza pública, abusan de todo
obsequio de sus inclinaciones individuales, creyendo que de nada
deben responder en este mundo”.204

Una montaña de olvido ha sepultado a Juan Germán Roscio. Su vida


y “sus escritos elocuentes” que podrían ser “leídos con placer y entusiasmo”
por las nuevas generaciones, son desconocidos por el pueblo e ignorados
por muchos de sus dirigentes.
Él fue, quizás, el principal propagandista de la Revolución Americana.
Propuso la creación de bibliotecas republicanas, la edición de catecismos

203 En Adolfo Rodríguez: Juan Germán Roscio, El Máximo Constituyente venezolano,


Ediciones de la Alcaldía del Municipio Juan Germán Roscio, p. 118.
204 En Reinaldo José Bolívar: Los Olvidados del Bicentenario, Biblioteca Nacional de
Venezuela, Colección Bibliográfica General, p. 206.
328
La utopía posible
difusores de las ideas de libertad e independencia, de cancioneros
patriotas; animó el montaje de obras de teatro, la organización de
tertulias literarias, de círculos de estudio revolucionarios, a todos los
cuales llamó “instrumentos de persuasión”. Este hombre, que para
su tiempo fue un verdadero genio de la propaganda a favor de las
causas justas, tiene mucho que enseñarnos y, sin embargo, las nuevas
generaciones no están familiarizadas con su nombre y con su obra. Los
revolucionarios de la actualidad debemos aprender de su integridad y
rectitud. Y difundir, con la misma fuerza con que él lo hacía, la idea de
la creación de un Mundo Nuevo.
14.5. Fisiología de la Corrupción, Retrato del Corrupto
La corrupción, en sus distintas facetas, degrada y envilece a hombres y
mujeres que dicen estar en función del bien común. Pervierte y degenera
personas que otrora fueron honestos e íntegros. Vicia y contamina almas
que alguna vez la combatieron.
La corrupción es un enemigo silencioso, así como lo es, según
se dice, la hipertensión arterial. Se va metiendo poco a poco en el
interior del funcionario público o del revolucionario y va matando
imperceptiblemente su vocación. Paulatinamente se va apoderando de
él un afán de éxito y comodidad que lo hace necesitar más riquezas
y poder. La recompensa es grande: figuración, bienestar, placeres,
aplausos.
Entra en un carrusel de apetencias y allí gira alrededor de su propia
codicia. En medio de la bonanza se apodera de él una especie de vértigo
y pierde el sentido de las proporciones. Su pensamiento y emociones
dejan poco a poco de estar dirigidos a ejecutar la obra encomendada y
comienza a vivir sólo para acumular más o para llegar más arriba. No
tiene límites. Quiere más y lo quiere ya.
Se aleja de la gente común, esa “plebe” que habita en los barrios
o en los arrabales de miseria, y que podrían quitarle algún día lo
suyo. Renuncia a sus amigos, salvo a aquellos que se transforman en
cómplices, contactos, testaferros o socios. Todo se convierte en negocio.
329
José Gregorio Linares

Hasta el más mínimo movimiento es sometido a las reglas del cálculo y


la conveniencia. Forma mafias donde el leit motiv es el dinero y el éxito
material. Una plétora de allegados, como satélites de una misma órbita,
le acompañan. Sus códigos morales se van degradando. Su conducta se
acomoda a cada circunstancia. El corrupto es un pez de aguas turbias,
porque allí no quedan rastros de sus movimientos.
De pronto sus gustos se hacen más refinados. Olvida su historia
de vida personal. Sus orígenes, su lugar de procedencia, el asombro
ante lo ajeno. Quisiera congraciarse con las familias de linaje. Adecuar
sus modales. Borrar la vergonzosa marca de plebeyo oportunista. Ser
aceptado. No advierte el desprecio con que es mirado. Quiere ser uno
de ellos. Mezclarse. Que no se note que está llegando, que parezca que
ya estaba allí. Desea pasar inadvertido. Integrarse al salón de los brindis.
Aparecer como uno más en las páginas sociales. Dejar de ser ese pájaro
pintado que en todas partes llama la atención.
No se plantea la lucha de clases; el enfrentamiento con los de
arriba. Experimenta más bien una suerte de envidia de clases. Los
que antes eran sus enemigos ahora son modelo a seguir. Imita sus
técnicas y persigue los mismos resultados. Aspira a vivir como ellos.
Quiere ser y parecer exitoso. Que lo admiren, lo respeten, lo quieran
y… le teman. En el fondo es un resentido, un desclasado. Un anfibio
que desesperadamente quiere salir del medio social donde se halla,
que aspira a llegar a un hábitat distinto, pero que presiente que ese
es un ambiente peligroso y desconocido, donde al menor descuido
podría sucumbir.
Le molestan las personas honestas, cáfila de fracasados, porque le
recuerdan que alguna vez fue iluso y perdía el tiempo ayudando a otros.
Época en la que era pobre y desventurado. Además no cree realmente
en la probidad de los demás. Todos quieren su parte en el botín. Le
parece que fingen, que son mejores actores que él, que ya conocen sus
procedimientos, sus coartadas; que se ríen de sus ganancias, que en algún
momento pisará en falso y lo atraparán. Será el chino de RECADI. El
pretexto para que el sistema se salve. La hebra más delgada y colorida.
330
La utopía posible
También están los que proceden de las clases altas. Allí han aprendido
los métodos para seguir engordando sus ambiciones. Hacen dinero con
facilidad. Entre sus familiares y amigos aprenden las artimañas para
trepar y mantenerse arriba. Que otros trabajen. Lo de ellos son las
relaciones públicas. Los grandes negocios a la sombra del poder. Bajo
su mando están sus testaferros y corsarios. Nunca les faltan bufones
y adulantes. Son exitosos y sonrosados. Un inmenso estómago en
constante proceso de digestión. Parecen personas respetables. Llegan
a ser un “ejemplo” para la sociedad. Nadie los culpa de nada. No se
sospecha de ellos. Siempre han tenido riquezas. Su habilidad ha
consistido en agrandarla y disimularla. Sus antecesores se encargaron de
la “acumulación originaria de capital”; ellos tienen la misión de seguir
usando el apellido como chequera.
Para el corrupto el discurso revolucionario es como una picardía, un
telón de fondo para los negociados. La jerga adecuada para interpretar el
papel. Un guión del cual no puede salirse mientras haya público frente
al escenario. Un conjunto de frases hechas, cargadas de neologismos.
Fonemas que vuelan como hojas secas. Tatuajes en el habla para no
despertar sospechas. Son capaces de repetir aquellas condenas de Bolívar:
“Todo funcionario público, a quien se le comprobase en juicio sumario
de haber malversado o tomado para sí de los fondos públicos de diez
pesos para arriba, queda sujeto a la pena capital. Yo sé que las penas
capitales participan de la crueldad; pero la existencia del Estado es
preferente a todo. Así no he vacilado en mostrarme severo contra los
delincuentes que se alimentan de la sangre de sus conciudadanos”.

O cuando afirmó: “El talento sin probidad es un azote”. Citan y


luego, entre el círculo de sus cómplices, alardean de su buena memoria
y se ríen.
Incluso hay corruptos que se convierten en adalides contra la
corrupción… de los otros. Ésta es una estrategia para despistar. Para
que otros sean blancos de averiguaciones, objetos de sospecha. El
mensaje subliminal es éste: todos son corruptos, no hay gente proba; el
propósito de todo político es el poder y el enriquecimiento individual.
331
José Gregorio Linares

No se equivocó el veleidoso político francés José Fouché quien afirmaba:


“Todo hombre tiene su precio, lo que hace falta es saber cuál es”.
Así se destruyen algunas reputaciones. Se dinamita la ética ciudadana.
De este modo se va gastando la opinión pública y los órganos judiciales
con denuncias sin fundamento. Al mismo tiempo se fortalecen las mafias
de los “denunciantes de oficio”, generalmente nulidades engreídas, seres
acomplejados que emplean los mismos métodos de la Inquisición, que
consisten en difamar a quienes envidian por su talento o a los que les
resultan molestos en su afán de consolidar poder, riqueza y gloria. De
ésos hay bastantes y a la menor oportunidad actúan con saña desmedida,
y hasta con deleite. Casi siempre su diligencia para desacreditar es
inversamente proporcional a su capacidad para hacer el bien, pero se
disfrazan de puros e íntegros y algunos encuentran quienes les creen,
especialmente entre gente ingenua, pusilánime o mediocre que se presta
fácilmente para crear matrices de opinión negativas y creen obtener algún
beneficio si otros son cuestionados y condenados, mientras con ellos
nadie se mete. Juntos forman una especie de Tribunal de la Inquisición
revolucionario integrado por supuestos “incorruptibles”. Son jueces
supremos que deciden a conveniencia y sin necesidad de pruebas
quiénes son merecedores de su apoyo y quiénes no. Hacen un daño
terrible porque actúan arbitraria y discrecionalmente. Con hipocresía se
valen de argumentos éticos para alcanzar sus fines personales.
Hay otra especie de corrupto: el que lo es en potencia, aquel que
defiende la lucha contra la corrupción y enaltece la virtud y a los
políticos incorruptibles… siempre y cuando esto no afecte sus intereses
y su modo de vida.
Pese a que pareciera que la corrupción campea y los corruptos
manejan la vida política en nuestras repúblicas, no debemos olvidar que
en toda América y el Caribe ha habido hombres probos en el ejercicio
de la Administración Pública y que éstos han combatido duramente la
corrupción, la impunidad, los privilegios y la mentira. Es su ejemplo el
que debemos seguir.

332
La utopía posible
14.6. Revolución o corrupción
La corrupción es enemiga de las revoluciones latinoamericanas. En el
seno de cada revolución se anida la codicia individualista que permea el
alma de muchos dirigentes y socava los principios de probidad, justicia
social y el bien común. Hay que crear los mecanismos para evitar,
combatir y castigar la corrupción.
Inspirado en el ideario y la lucha de Augusto César Sandino, el
primer gobierno sandinista debió enfrentar no sólo a los EE.UU
y a los “contras” (ejército ultraderechista financiado por la CIA y el
Pentágono), sino también a la propia ideología del capitalismo que va
tentando las almas de los dirigentes con el señuelo del bienestar y el
poder personal. En un valioso documento, el analista Marcelo Colussi
enjuicia ese primer gobierno del FSLN:
“Hubo corrupción, autoritarismo, excesivo centralismo. Que estas
cosas se dieran en la Nicaragua de la dinastía Somoza (la gran finca de
los peores dictadores de la historia del país) no asombra; pero duele, sin
dudas, que se haya dado en el paraíso que se intentó construir sobre los
escombros de esa dictadura. Duele que 26 años después de la entrada
triunfal de los revolucionarios en Managua, muchos de aquellos jóvenes
soñadores armados de fusiles y ansias de justicia sean hoy los nuevos
ricos del país, que hayan hecho de la política una prostituida profesión
más, que puedan seguir viviendo sin una genuina autocrítica.

La historia sigue, y ahí están las incontables luchas populares a lo largo


de toda Latinoamérica tratando de forjar otra mañana (…). Recuperar
la Revolución Sandinista, es recuperar la lucha por un mundo más
justo”.205

En Venezuela, las evidencias muestran signos de corrupción en los


distintos estratos de la Administración Pública, a pesar de las prédicas y
el ejemplo de probidad del Presidente Chávez y de personeros claves del
gobierno y el partido. Lamentablemente, ha ido creciendo una especie
de plutocracia que se viste de rojo, asiste a las marchas y entre negocio
y negocio repite: “Patria socialista o muerte”, o cualquier otra consigna.
205 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=17876.
333
José Gregorio Linares

Considero que aunada a la preventiva formación ética de toda


la ciudadanía y al castigo a los responsables de incurrir o alentar la
corrupción, hay que crear mecanismos, controles, que la dificulten o
impidan. Lo decía Paolo Freire:
“Considerando que somos seres finitos, sujetos a la tentación, lo
que debemos hacer es perfeccionar las instituciones, reduciendo las
facilidades para las prácticas antiéticas”. 206

Esto es especialmente necesario en sociedades donde predomina


una cultura mercantil altamente consumista, cuyo patrón del éxito
está asociado a la riqueza material, y donde la exhibición de bienes y
riquezas, sin importar su origen, no obstaculiza, en la mayoría de los
casos, la carrera política de la gente “de izquierda”.
Por tanto, combatir y erradicar la corrupción es un reto. O
la revolución acaba con la corrupción o la corrupción se devora
la revolución. No pueden coexistir. Ambas se estructuran sobre
paradigmas de vida opuestos. Mientras la revolución cultiva los valores,
la corrupción envilece los principios. Una se erige sobre el cohecho; la
otra, sobre la probidad. Una se basa en la verdad y la transparencia; la
otra, en la mentira y la argucia. Una exhibe la riqueza individual como
el mayor logro; la otra, el bienestar colectivo como supremo propósito.
Una busca la adquisición; la otra, el servicio, el compartir. Una profesa
la calidad; la otra, la mediocridad. La revolución construye un mundo
mejor, en tanto que la corrupción preserva lo peor de un mundo
corrompido. La revolución crea, la corrupción socava y aniquila.

206 Cartas a Cristina, p. 19.


334
Eugenio María Hostos
La utopía posible

15. La Integración de los pueblos y


naciones del “Tercer Mundo”

“Poseemos el continente más fértil, más inexpugnable


y más rico de la Tierra. (…) la unión nos asegurará
permanencia y felicidad perpetuas”.
Francisco de Miranda

“La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de


los hombres, sino inexorable decreto del destino”.
Simón Bolívar

“Para arrancar a la conciencia de un continente sus


secretos, al porvenir sus misterios, para crear nuestros
destinos, la unión es necesaria; unidad de ideas por
principio y la asociación como medio”.
Francisco Bilbao

337
José Gregorio Linares

15.1. “Es necesario ir acercando lo que ha de acabar


por estar junto”
En la integración de los pueblos y naciones del llamado “Tercer
Mundo”, la unión es la única garantía de desarrollo y prosperidad. “Es
necesario ir acercando lo que ha de acabar por estar junto —aconsejaba
José Martí—. Si no, crecerán odios, se estará sin defensa apropiada
para los colosales peligros, y se vivirá en perpetua e infame batalla entre
hermanos”.207
En la sociedad capitalista las relaciones entre los países se basan en la
desigualdad. En la hegemonía que ejercen las naciones poderosas sobre
las débiles, mediante pactos leoninos que empobrecen a sus pueblos,
agotan sus recursos naturales y crean un complejo de inferioridad entre
sus habitantes.
Jamás nación alguna ha prosperado bajo la sombra de un imperio.
Entre los países desarrollados y las naciones pobres no existe integración
sino extorsión. En cambio, para los socialistas la integración es el arma
más poderosa para vencer a los imperios enemigos.
El imperialismo internacional y las oligarquías locales pretenden
mantenernos divididos. En las relaciones entre países “subdesarrollados”
entre sí, que pudiesen ser de cooperación porque viven las mismas
calamidades y se enfrentan a los mismos retos, reina el aislamiento y
la desconfianza. Al imperio y sus cipayos les conviene mantenernos
apartados o fraccionados. Rumiando prejuicios o temores respecto a los
otros. Distantes a pesar de la vecindad. Recelosos pese a ser hermanos.
Ajenos a la vida de otras comunidades nacionales, aunque tengamos
una historia común y probablemente un mismo destino. Indiferentes
ante sus luchas. Nos olvidamos de que, como enfatizaba el chileno
Francisco Bilbao (1823-1865) en El Congreso Normal Americano:
“Uno es nuestro origen y vivimos separados. Uno mismo nuestro bello
idioma y no nos hablamos. Tenemos un mismo principio y buscamos
aislados el mismo fin. Sentimos el mismo mal y no unimos nuestras
207 Agrupamiento de los Pueblos de América, 1883.
338
La utopía posible
fuerzas para conjurarlo. Columbramos idéntica esperanza y nos
volvemos las espaldas para alcanzarla, tenemos el mismo deber y no
nos asociamos para cumplirlo”.

La misma idea es expresada por José Martí, quien decía:


“¡Tan enamorados que andamos de pueblos que tienen poca liga y
ningún parentesco con los nuestros!, y tan desatendidos que dejamos
otros países que viven de nuestra misma alma”.208

La integración es, por tanto, la clave en el progreso de las naciones y


en el bienestar de sus gentes. No se circunscribe a los acuerdos políticos
ni a los tratados comerciales entre gobiernos. Abarca a los pueblos en
el ejercicio de todas sus facetas: económica, cultural, política, militar,
turística, energética, lúdica, comunicacional, educativa, culinaria,
etc. Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse
enfatizaba José Martí, y “¡Los árboles han de ponerse en fila, para que no
pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento y de la marcha
unida, y hemos de andar en cuadro apretado”. (Nuestra América, 1891).
A comienzos del siglo xix, el peruano Juan Pablo Vizcardo y Guzmán
—cuyo nombre debería ser familiar a todo latinoamericano— publica
un memorial de agravios titulado “Carta a los Españoles Americanos”,
donde recuerda las vejaciones a que eran sometidos los habitantes de
este hemisferio, y de manera premonitoria plantea:
“El Nuevo Mundo es nuestra patria, y su historia es la nuestra, y
en ella es que debemos examinar nuestra situación presente, para
determinarnos, por ella, a tomar el partido necesario a la conservación
de nuestros derechos propios, y de nuestros sucesores” y concluye su
documento: “… la América reunirá las extremidades de la tierra, y
sus habitantes serán atados por el interés común de una sola Grande
Familia de Hermanos”.

Este anhelo de integración sigue siendo el sueño de los socialistas


latinoamericanos, convencidos como estamos de que las burguesías
nacionales no están en capacidad de materializarlo porque dependen o

208 Idem.
339
José Gregorio Linares

se encuentran dócilmente atadas a los imperios que no quieren la unión


de Latinoamérica, o porque carecen de proyectos políticos nacionales
capaces de articularse entre sí para consolidar una sola América
continental y caribeña. Lo decía José Carlos Mariátegui:
“Hispanoamérica, Latinoamérica, como se prefiera, no encontrará su
unidad en el orden burgués. Este orden nos divide, forzosamente, en
pequeños nacionalismos. Los únicos que trabajamos por la comunidad
de estos pueblos, somos, en verdad, los socialistas, los revolucionarios”.209

15.2. Ni sometimiento ni afán de supremacía


Y para que haya verdadera integración debe respetarse y valorarse la
identidad de cada pueblo. La plena soberanía de cada nación. De lo
contrario, tras el discurso de la cooperación, caeremos en la búsqueda
de la hegemonía. Como ocurrió con algunas “potencias socialistas”,
que promovieron el expansionismo y la dependencia en las relaciones
con sus aliados, a muchos de los cuales convirtieron en “satélites” que
giraban alrededor de sus intereses geopolíticos. Intervencionismo con
atuendo marxista.
Mas la integración bajo un verdadero esquema socialista no implica
sometimiento ni afán de supremacía. Marx, de su encuentro con el
indio Dionisio Inka Yupanki, diputado ante las Cortes de Cádiz, hace
arrancar el principio en que descansa su teoría sobre las nacionalidades
oprimidas: “Un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre”.
Igualmente nuestros ejércitos independentistas practicaron el respeto
por las naciones y pueblos que liberaban.
“Preferiría mil muertes —expresaba Sucre— antes que por mí se
introdujese en América el ominoso derecho del más fuerte; que ningún
pueblo americano dé el abominable ejemplo de intervención… jamás
se ultraja impunemente a una nación”. 210

El tema del respeto a la identidad y soberanía de cada pueblo es una


idea que también ha sido desarrollada por Evo Morales, quien afirma:
209 José Carlos Mariátegui, en un reportaje de la revista Variedades, 13 de octubre de 1928.
210 Carta al general Gamarra, 10-05-1828.
340
La utopía posible
“En el mundo existen países grandes y países chicos; en el mundo
existen países ricos y países pobres, pero en lo que sí somos iguales es
en nuestros derechos, a ser dignos y soberanos… Acá no necesitamos
sometimientos, ni condicionamientos, queremos tener relaciones con
todo el mundo, no solamente con gobiernos, sino también con los
movimientos sociales”.211

Para los socialistas no hay naciones, culturas, pueblos, gobiernos u


hombres superiores. Todos somos iguales. Y la igualdad es una premisa
indispensable para que haya una auténtica integración. Igualdad dentro
de la diversidad. Diversidad en condiciones de igualdad. En palabras
de Cecilio Acosta: “La unidad en la pluralidad y la pluralidad en la
unidad”.
De este modo, la integración, desde una perspectiva socialista, ni
siquiera puede basarse exclusivamente en el mutuo beneficio, ni en
el principio de ganar-ganar. Éste es apenas un primer paso. Muchas
veces las naciones más pobres tienen muy poco que aportar en términos
materiales. En consecuencia, nuestra praxis debe estar orientada hacia
la ayuda mutua y la solidaridad que, como leyéramos alguna vez, es la
ternura de los pueblos. No se trata, como alguien ha declarado, por
tanto, de aportar lo que nos sobra, sino de compartir lo que se tiene.
Sólo así podremos ir construyendo un hemisferio unido e integrado
que avance hacia la creación de una América socialista. “Para nosotros,
la Patria es la América”, proclamaba Bolívar en la temprana fecha de
1814. Hoy repetimos esa consigna e intentamos llevarla a la práctica.
15.3. ¿El socialismo en un solo país o en toda Latinoamérica?
De igual modo, no es posible el socialismo en un solo país, aislado del
resto del continente y del mundo. La Historia lo ha demostrado: el
aislamiento es la muerte. Esto es indispensable tenerlo claro. La lucha
por la revolución es continental e internacional. Por tanto, es vital el
apoyo a los movimientos que luchan por la soberanía nacional y, además,
respaldar los organismos regionales e internacionales conformados por
211 Discurso en acto de la Toma de Posesión.
341
José Gregorio Linares

gobiernos que efectivamente promueven la integración y ejecutan


programas de cooperación. Así como el Ejército Libertador traspasó
las fronteras para crear repúblicas, el ideario socialista debe propagarse
entre los pueblos americanos y del resto del “Tercer Mundo”.
En efecto, los revolucionarios socialistas somos herederos del legado
de Bolívar, quien declaraba en la Carta de Jamaica, fechada en Kingston,
el 6 de septiembre de 1815: “Seguramente la unión es lo que nos falta
para completar la obra de nuestra regeneración (…) mas esta unión, no
nos vendrá por prodigios divinos sino por efectos sensibles y esfuerzos
bien dirigidos”. Y este sueño de una América unida se convierte en la
utopía a realizarse. En el porvenir a conquistar. En el futuro que todo
socialista debe soñar construir.
Los socialistas promovemos la integración del continente americano.
El propósito sigue siendo: “Yo deseo más que otro alguno ver formar
en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y
riqueza que por su libertad y gloria”.212
Luchamos por un socialismo continental, que respete las
particularidades de cada país, el ritmo de cada proceso, los caminos de
cada pueblo, los liderazgos locales, la soberanía nacional. Un socialismo
que acepte las diferencias y no pretenda imponer modelos. Aspiramos a
establecer una comunidad de naciones americanas socialistas, donde se
promueva, en fin, la igualdad dentro de la diversidad, y la diversidad en
condiciones de igualdad. Ni neocolonialistas ni sumisos, sino naciones
y pueblos soberanos, unidos por el bien común, albergando una
esperanza compartida, e integrados en un proyecto de engrandecimiento
colectivo. Por eso apoyamos todas las iniciativas que se están llevando
a cabo en función de crear instituciones supranacionales de unión e
integración, como la UNASUR, el ALBA y la CELAC (Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños). Sólo así podemos articularnos
para hacer más felices a nuestros pueblos, y juntos, formando un solo
escudo, enfrentar a los imperios que nos acechan.

212 Carta de Jamaica, Kingston, 6 de septiembre de 1815.


342
La utopía posible
15.4. Sandino y el “Plan de realización del
supremo sueño de Bolívar”
Otro de los proyectos de alcance continental fue el concebido por el
“General de Hombres Libres”, Augusto César Sandino (1895-1934),
el cual se conoce como “Plan de realización del supremo sueño de
Bolívar”, donde se establecen propuestas concretas para la unidad del
continente. Allí se plantean claramente las vías factibles para materializar
este proyecto integracionista, “al que sólo pueden oponerse teorías de
un lamentable escepticismo y de escaso alcance en la política interna y
exterior de nuestros Estados”. La propuesta de Sandino data de marzo
de 1929. No dejan de asombrar la audacia, firmeza y vigencia de sus
planteamientos.
En primer lugar, habla de una alianza entre naciones americanas
conformada por todos los países del continente, de la cual se desprende…
“una sola nacionalidad, denominada Nacionalidad Latinoamericana,
haciéndose de este modo efectiva la Ciudadanía latinoamericana”. Se
plantea la conformación de un ejército continental que será la… “base
fundamental de los efectivos con que habrá de contar la Nacionalidad
latinoamericana para la defensa y sostenimiento de su Soberanía”.
En caso de agresión imperialista a cualquiera de las naciones
latinoamericanas se procederá a “…la confiscación automática de los
intereses e inversiones que la o las potencias agresoras tuvieren dentro
de los límites de la Nacionalidad Latinoamericana, sosteniendo con el
producto de tal expropiación la guerra a que diere lugar la agresión de la
o las potencias extranjeras”. También se propone “el boicot económico
contra la o las potencias que originaran la fricción, cancelando tanto
la adquisición como la venta de productos con la o las potencias que
provocasen el empleo de esta medida”.
Igualmente exige “la desocupación inmediata y total de los Estados
que se hallen intervenidos, recuperándose inmediatamente las porciones
territoriales empleadas por los Estados Unidos de Norteamérica como
Bases Navales, centros de aprovisionamiento, o en otras obras utilizadas
343
José Gregorio Linares

para posibles agresiones y que entrañen menoscabo de la Soberanía de


los Estados Latinoamericanos”.
Por otra parte, se plantea en ese extraordinario documento: “realizar la
unificación de las Tarifas aduanales de los veintiún Estados, efectuando
además, sobre el arancel ya unificado, un descuento del 25% para las
exportaciones e importaciones de los productos de los veintiún Estados
en los mercados de la Nacionalidad Latinoamericana. Las expresiones
de cultura, libros, revistas y demás obras necesarias para el desarrollo
de las ciencias y artes, gozarán de la más absoluta franquicia en los
veintiún Estados Latinoamericanos”. Asimismo, se propone fomentar
“…el turismo latinoamericano, de manera de promover el acercamiento
y mutuo conocimiento entre los ciudadanos de los veintiún Estados
Latinoamericanos, concediéndoles a los turistas, entre otras ventajas,
una rebaja del 10%”.
Del mismo modo “acuerda adoptar las medidas conducentes a que
el ingreso de ciudadanos de los Estados Unidos de Norte América en
territorio latinoamericano, no entrañe, por ningún motivo, una amenaza
a los intereses de cualquier género de la Nacionalidad Latinoamericana,
evitando, asimismo, que el capital financiero penetre en los Estados
Latinoamericanos en forma de inversiones, o en otras formas distintas,
liquidando, de este modo, el empleo por el gobierno yanqui del
socorrido recurso de `proteger las vidas e intereses de norteamericanos´
para violar la Soberanía de los Estados Latinoamericanos”.
De idéntica manera, se plantea
“…la constitución de un Comité de Banqueros Latinoamericanos,
oficialmente respaldados, que tenga por objeto elaborar y realizar el
plan por medio del cual la Nacionalidad Latinoamericana logre, con
fondos propios, cancelar los contratos que existan entre los Estados
Latinoamericanos y los Estados Unidos de Norteamérica, haciéndose
cargo dicho comité de Banqueros de la construcción de obras materiales
y vías de comunicación y transporte, así como de la flotación de
empréstitos que, en virtud de los tratados ya existentes entre los Estados
Unidos de América, los Gobiernos de los primeros necesitasen”.,

344
La utopía posible
15.5. “Integración”. La imperial y la verdadera
Ahora bien, debemos estar alerta contra las falsas banderas
“integracionistas” enarboladas desde los centros imperiales. En el pasado,
el panamericanismo (doctrina imperial que busca sojuzgar a los países
del continente americano bajo la égida de los Estados Unidos) y en el
presente la globalización neoliberal se plantean una pseudointegración
de contenido comercial, basada en acuerdos leoninos, de puertas abiertas
que acaba con las economías nacionales y desarticula los vínculos entre
los distintos países de la región. Ésta es la idea del ALCA (Alianza
de Libre Comercio para las Américas) y los TLC (Tratados de Libre
Comercio) bilaterales.
Frente a este proyecto desintegrador los socialistas oponemos
propuestas justicieras de integración alternativas. En muchos sentidos,
el ALBA, UNASUR, se sustentan en principios que son radicalmente
opuestos a los de esa colonización globalizadora maquillada de
integración.
Afortunadamente en América Latina estamos enfrentando con éxito
los proyectos “integracionistas” imperiales. De lo contrario habríamos
tenido que repetir aquellas palabras que el peruano Juan Pablo Vizcardo
y Guzmán escribió a propósito de la relación de las colonias con las
metrópolis. Dijo que esta relación se resume en cuatro palabras:
“ingratitud, injusticia, servidumbre y desolación”. No otro ha sido el trato
que desde el siglo xviii hemos recibido las naciones latinoamericanas
que hoy aspiran a retomar el camino de la integración y la dignidad que
le trazaron nuestros Libertadores. Frente a esta “ingratitud, injusticia,
servidumbre y desolación”, que hemos sufrido de las metrópolis, nosotros
los hispanoamericanos estamos dispuestos a luchar para así alcanzar
unos nexos fundados en la igualdad. Cinco palabras definen nuestras
aspiraciones: Independencia, soberanía, respeto, libertad e integración.
Cinco a cuatro a favor del porvenir. Hasta los números nos favorecen.
Con esfuerzos superaremos cualquier obstáculo. ¡Vencerermos!

345
José Gregorio Linares

15.6. Eugenio María Hostos, viajero por la integración


Uno de los hombres que con más tesón luchó a lo largo de toda su vida
por ayudar a la liberación, tanto de su patria como de cualquier nación
que fuese sojuzgada, fue el puertorriqueño Eugenio María Hostos
(1839-1903).
Entre sus obras más importantes se encuentran Moral Social, Lecciones
de Derecho Constitucional, Tratado de Lógica, Geografía Evolutiva y
Tratado de Sociología. Lucha por la independencia de Cuba y Puerto
Rico, primero del colonialismo español, y luego del imperialismo
estadounidense, el cual había tomado ambas islas como botín a raíz
de su victoria contra España en la Guerra Hispano-americana de
1898. Vivió en distintos países de América y en todos ellos se integró
activamente en las luchas sociales y nacionales, pero sin perder de vista la
noción continental. En Colombia logra la aprobación por el Congreso
de una ley en beneficio de la emigración cubana. En Panamá propone la
creación de un canal interoceánico neutral pero latinoamericano, y libre
de las pretensiones de dominio imperialistas. En Argentina proyecta la
creación de un mercado común suramericano y el ferrocarril trasandino
que se construyó de hecho más tarde. En Perú funda las Sociedades
de Auxilio a Cuba y la de Amantes del Saber. En Chile pronuncia un
discurso sobre La enseñanza científica de la mujer, en el cual propone
una innovación al sistema educativo chileno que hasta entonces no
permitía el ingreso de mujeres a las aulas universitarias. En República
Dominicana y Venezuela, y en todos los países por donde pasa, propone
reformas profundas a la pedagogía y al sistema educativo. En los
Estados Unidos organiza la Liga de Patriotas Puertorriqueños y varias
expediciones en apoyo a la independencia de Cuba y Puerto Rico.
Eugenio Hostos se consideraba “patriota en toda patria”. Buscaba
la unificación de Latinoamérica. En ese sentido se propuso crear la
Confederación Antillana para estrechar lazos entre las Antillas hispanas
—Cuba, República Dominicana y Puerto Rico—, a fin de que se
independizaran plenamente y constituyeran un solo frente ante sus
enemigos. Se le ha llamado el “Ciudadano de América” por haber
346
La utopía posible
entregado su existencia a la lucha por la emancipación de su patria,
la unidad de las naciones antillanas y de América Latina. Sin lugar a
dudas, este puertorriqueño universal buscaba forjar un pensamiento y
una praxis en los que el denominador común fuese la solidaridad y
la integración entre pueblos hermanos, en oposición a sus enemigos
imperialistas. De allí que cuando Estados Unidos invade Puerto Rico,
Eugenio Hostos escribe:
“Ejerciendo nuestro derecho natural de hombres, que no podemos
ser tratados como cosas; ejerciendo nuestro derecho de ciudadanos
accidentales de la Unión Americana, que no pueden ser compelidos
contra su voluntad a ser o no ser lo que no quieren ser (…). En los
Estados Unidos no hay autoridad, ni fuerza, ni poder, ni voluntad
que sea capaz de imponer a un pueblo la vergüenza de una anexión
llevada a cabo por la violencia de las armas, sin que maquine contra la
civilización más completa que hay actualmente entre los hombres, la
ignominia de emplear la conquista para domeñar las almas”.213

Cuando ya no puede hacer nada para enfrentar desde su tierra el


alevoso ataque imperial contra su Borinquen, se marchó alegando que
no podría vivir en un “territorio prisionero”. Murió al poco tiempo.
Pedro Henríquez Ureña nos narra los últimos años de Hostos en los
siguientes términos:
“Volvió a Santo Domingo en 1900, a reanimar su obra. Lo conocí
entonces: tenía un aire hondamente triste, definitivamente triste.
Trabajaba sin descanso, según su costumbre. Sobrevinieron trastornos
políticos, tomó el país aspecto caótico, y Hostos murió de enfermedad
brevísima, al parecer ligera. Murió de asfixia moral”. 214

Las emociones de un revolucionario están ligadas a los destinos de su


patria y de su pueblo: es feliz con los logros de su nación y de su gente;
se entristece con sus reveses y penurias.
En América Latina y el Caribe estamos viviendo un momento
extraordinario porque asistimos a las transformaciones más profundas
213 Carlos N. Carreras: Hostos, apóstol de la libertad, Editorial Cordillera, San Juan de
Puerto Rico, p. 45.
214 Pedro Henríquez Ureña: La Utopía de América, Biblioteca Ayacucho, Caracas, p. 265.
347
José Gregorio Linares

desde los tiempos de la Independencia. Que la tristeza que alguna vez


experimentó Eugenio Hostos, al presenciar que su patria era pisada por
la bota imperial, sea sólo un recuerdo en esta época en la que en nuestro
territorio todas las utopías de redención y justicia se hallan en plena
lucha para hacerse posibles.

348
Carlos Aponte Hernández
La utopía posible

16. El Internacionalismo

“Mientras haya en América una nación esclava, la libertad


de todas las demás corre peligro”.
José Martí

“Internacionalismo significa, en primer término,


liberación nacional del yugo extranjero imperialista
y, conjuntamente, solidaridad, unión estrecha con los
oprimidos de las demás naciones”.
Julio Antonio Mella

“No hay fronteras en esta lucha a muerte; no podemos


permanecer indiferentes frente a lo que ocurre en
cualquier parte del mundo”.
Ernesto Che Guevara

351
José Gregorio Linares

El internacionalismo revolucionario es condición fundamental para


conquistar y afianzar la revolución en nuestra América y el mundo.
Todos debemos estar dispuestos a ayudar a los pueblos hermanos en
sus luchas por alcanzar la plena independencia y la soberanía nacional.
En todo el continente y las Antillas a lo largo de la historia
se ha tejido una inmensa red de solidaridad y ayuda mutuas.
No ha habido una sola revolución verdadera en la que no hayan
participado personas de distintas nacionalidades. No ha habido una
sola lucha importante donde gentes de distintas partes no hayan
estado presentes aportando ideas y esperanzas. No es posible en
Latinoamérica que lo que le suceda a un ser humano en una nación
hermana no nos duela a muchos. No ha habido una sola victoria
donde no hayan actuado gentes nacidas en otras patrias chicas. No
hay suelo de América que no guarde las cenizas de quienes murieron
luchando por ideales que sobrepasaban las fronteras de su país. Y en
las escuelas de cada nación se confunde la nacionalidad de quienes
luchan en todo el continente.
16.1. Alejandro Petión, “el autor de nuestra libertad”
Veamos, con un ejemplo histórico, cómo se ha aplicado el principio del
internacionalismo en los pueblos y naciones del continente americano.
Me refiero a la relación entre Simón Bolívar y Alejandro Petión.
En 1816, cuando Bolívar llega a Haití en busca de ayuda, Petión
tiene 46 años, está en la cumbre de su carrera política, y por supuesto,
nadie imaginaba que le quedaban apenas dos años de vida. Bolívar,
de 33 años, atraviesa momentos difíciles, su liderazgo es cuestionado,
sufre un serio revés militar, pero su energía no se mitiga.
Petión es pionero en el ejercicio de la solidaridad como instrumento
de integración de los pueblos en Latinoamérica. El líder caribeño recibió
por primera vez a Bolívar en Haití el 2 de enero de 1816, y le prometió
su más amplio apoyo en la expedición que iba a preparar en Los Cayos.
Puso a la disposición del Libertador más de 6.000 fusiles con sus
bayonetas, municiones, plomo, víveres, una imprenta completa, el flete
352
La utopía posible
de algunas goletas y una importante suma de dinero. Además permitió
que ciudadanos haitianos se alistasen en la expedición.
Derrotado en Ocumare y rechazado en Güiria por sus compañeros
de armas, el Libertador vuelve a Haití donde, por segunda vez,
recibió de Petión toda su generosa ayuda para emprender un segundo
desembarco, que salió del Puerto de Jacmel el 18 de diciembre de
1816:
“Perdida Venezuela en la Nueva Granada la isla de Haití me recibió
con hospitalidad: el magnánimo presidente Petión me prestó su
protección y bajo sus auspicios formé una expedición de trescientos
hombres comparables en valor, patriotismo y virtud a los compañeros
de Leonidas”.

Además todos los patriotas hispanoamericanos que, desde el


destierro, pensaban reanudar la lucha por la liberación de su país,
encontraron el apoyo y la ayuda más decidida de Petión. El general
José Francisco Bermúdez recibió auxilio económico para que volviera
con sus amigos a Costa Firme. El coronel Pedro Labatut estuvo dos
años preparando en Puerto Príncipe y Los Cayos una expedición
contra los españoles de Nueva Granada. Por su parte, el general
Gregorio Mac Gregor hizo de los puertos haitianos base para realizar
sus empresas contra la isla Amelia, Portobelo y la costa de Mosquitos.
Así mismo, Petión proporcionó ayuda personal y del Estado haitiano a
los numerosos desterrados de Venezuela y Nueva Granada, entre ellos,
al general Manuel Piar, a las familias de Bolívar y Soublette. Además,
permitió que numerosos corsarios patriotas de Luis Brión, José Padilla,
Felipe Estévez, Agustín Gustavo Villeret se armaran y aprovisionaran en
los puertos haitianos. La solidaridad de Alejandro Petión, del general
Ignacio Marión (Gobernador militar de Los Cayos) y de todo el pueblo
haitiano fue ilimitada:
“Se presenció un espectáculo verdaderamente conmovedor: las
principales familias de Los Cayos ofrecieron cada una un albergue en
su propia casa a familias enteras, especialmente a las que tenían hijos
menores. No hubo en Los Cayos, en aquellos días, casa de haitiano en
la que no estuviesen hospedados dos o tres venezolanos o granadinos;
353
José Gregorio Linares

y con los que carecían de todo, los haitianos compartían la comida y


hasta la ropa”.215

Petión, en el ejercicio de la solidaridad, nos recuerda con hechos


que las revoluciones requieren el apoyo de sus hermanos. Fue líder en
la solidaridad en la lucha independentista. No es una casualidad que la
primera vez que la bandera venezolana ondeara en tierras de América,
lo hiciera en Haití. Bolívar conservó su agradecimiento eterno para con
Petión, y así lo testimonia [8-2-16]
“En el fondo de mi corazón, digo que Vuestra Excelencia es el primero
de los bienhechores de la tierra: un día América proclamará a Vuestra
Excelencia su Libertador… No sé si me será permitido expresar los
sentimientos de mi corazón hacia Vuestra Excelencia y dejar a la
posteridad un monumento irrecusable de vuestra filantropía. No sé, si
debiera nombrarlo como el autor de nuestra libertad”.

Una faceta en la que hay que insistir: Cuando Simón Bolívar estuvo
en Haití, Petión le regaló el símbolo de su fe en la causa independentista
latinoamericana: su espada, conocida como la “espada libertadora”,
porque fue la que empuñó durante la guerra contra los franceses, y la
que permitió instaurar, junto a otros próceres, en 1804, la República
Libre de Haití. Ésta fue la espada que emblemáticamente entregó a
Miranda en sus dos fallidos intentos por libertar a su patria.
En Venezuela, cuando el pueblo sale a la calle a defender o vitorear a
la Revolución Bolivariana, vocea la consigna: “¡Alerta, alerta, alerta que
camina la espada de Bolívar por América Latina!”. Ahora sabemos que
esa espada que camina por América Latina, fue la que le regalara Petión
a Bolívar cuando éste fue a pedirle apoyo. La espada con la que Petión
contribuyó a darle la independencia a Haití. La misma con la que el
Libertador luchó en decenas de batallas a lo largo de toda América del
Sur. La que le ha entregado a los pueblos del continente para enfrentar a
sus enemigos. Por eso hoy podemos también decir con orgullo: “¡Alerta,
alerta, alerta que camina la espada de Petión por América Latina!”.

215 Paul Verna: Bolívar y los emigrados patriotas en el Caribe, Gráficas La Bodoniana,
Caracas, p. 60.
354
La utopía posible
Y esta espada es la misma que simbólicamente han empuñado las
mujeres y hombres que a lo largo de la historia han luchado por la unidad
y contra la injerencia imperialista en nuestras naciones latinoamericanas
y en el resto del llamado “Tercer Mundo”.
16.2. Sucre y Bolívar quisieron liberar Cuba y Puerto Rico
Bolívar, desde su visión integral de la emancipación del Nuevo Mundo,
proyecta la liberación de las colonias españolas de Puerto Rico y Cuba.
Planifica una expedición para alcanzar ese propósito. En 1827, en carta
a los generales José Padilla y Mariano Montilla, les dice
“Es, pues, llegado el momento de que nosotros salgamos al mar y
llevemos la guerra a los españoles arrancándoles primero la isla de
puerto Rico, que nos servirá de escala para ir a la Habana…”. 216

Luego, el 5 de octubre de 1827, escribe a Sucre:


“Yo creo que poco nos costará apoderarnos de Puerto Rico. Después
veremos qué es lo que se puede hacer sobre la Habana”.

Ésta era la convicción de muchos visionarios de la Independencia.


Sucre, por ejemplo, una vez concluida militarmente la emancipación
del continente americano del colonialismo español, se plantea, al
parecer antes que el mismo Bolívar, liberar las dos islas que aún estaban
sometidas a la Corona.
En relación con Puerto Rico, Sucre consideraba: “Sería muy útil
despojar a los españoles de ese punto de apoyo para sus operaciones
hostiles en cualquier evento contra la pobre Venezuela”. En concordancia
con el Libertador, plantea: “Después de Ayacucho, nuestro ejército
ofreció al gobierno ocuparse de la libertad de La Habana”.217 Unos
meses antes le había manifestado a Bolívar:
“…todos los cuerpos están pues reunidos para que Ud. resuelva de
ellos lo que guste; se hallan los cuerpos en muy buen pie; yo creo que

216 Carta desde Caracas. Simón Bolívar: Obras completas, Vicente Lecuna (Comp.), Tomo II,
p. 542.
217 Carta a José Antonio Páez, fechada el 27 de abril de 1826.
355
José Gregorio Linares

puestos en La Habana darían a Colombia y la América un día de tanta


gloria como el nueve de diciembre [victoria en Ayacucho]”.218

Sucre era firme en la defensa militar de la “América toda”. De allí


las instrucciones que da a los Comisionados que asisten al Congreso de
Panamá:
“Solicitar la formación de un ejército y de una escuadra federal: el
primero de 25.000 hombres y la segunda de 30 buques de guerra. El
ejército constará de los contingentes de tropa que debe suministrar
cada Estado según su población; la escuadra será también tripulada
bajo la misma base…

El objetivo primordial de la liga de las fuerzas de mar y tierra que debe


solicitarse ardientemente es: Primero, defender cualquier punto de los
aliados que sea invadido. Segundo, expedicionar contra las islas de
Cuba y Puerto Rico. Tercero, expedicionar contra España, si tomadas
estas islas no hicieran la paz con los confederados”.219

Y aquel internacionalismo anticolonial y valeroso no se reduce al


campo político o militar. Está impregnado de amor por las naciones
y pueblos adonde va llegando. Su propósito es constructivo. Así pues,
Sucre una vez que es designado Presidente de la República de Bolivia,
afirma:
“Amo a Bolivia como al cielo en que vi la luz; ella tiene multiplicados
derechos a mi estimación (…), mi deber es cuidar la dignidad de este
pueblo generoso”.220

16.3. Solidaridad e internacionalismo


Muchos hombres y mujeres arriesgan sus vidas y sus bienes por ayudar
a la liberación de un pueblo o de una nación. Incluso gentes del pueblo
español, se solidarizaron con la causa de la libertad e independencia de
América. En carta a Luis López Méndez (1758-1831), Encargado de
Negocios de Venezuela en Londres, Bolívar reconoce:
218 Carta enviada a Simón Bolívar, fechada el 1° de agosto de 1825.
219 Instrucciones a los diputados de Bolivia en el Congreso de Panamá, 13 de julio de
1826.
220 Carta a Simón Bolívar, de 1826.
356
La utopía posible
“Después de las armas, municiones y vestuarios, nos serían muy útiles
algunos buenos oficiales, cabos y sargentos españoles de los muchos
adictos a nuestra causa que residen en Inglaterra y Francia, prefiriendo
la proscripción a la esclavitud. Éstos son infinitamente más útiles que
los extranjeros que ignoran el idioma, y necesitan de mucho tiempo
para aprenderlo, en cuyo intervalo no pueden servir. (…) La venida del
general Renovales y de algunos oficiales españoles produciría un grande
efecto en la opinión pública en España. (…) Mucho contribuiría para
hacernos de oficiales españoles, y sacar recursos de la misma España,
proclamar altamente el principio que debe ser la base de nuestra
política: «Paz a la nación española, y guerra de exterminio a su gobierno
actual»”.221

El internacionalismo ha sido la práctica común en todas las luchas


latinoamericanas por la libertad, la independencia y la justicia. El
cubano Francisco Javier Yánez es firmante del Acta de Independencia
de Venezuela.
El dominicano Máximo Gómez, el norteamericano Henry Reeve, y
el polaco Carlos Roloff, luchan por la independencia de Cuba (1868-
1898).
El padre del líder cubano Antonio Maceo, Marcos Maceo, también
era venezolano, mientras que su madre, la heroína Mariana Grajales
Coello, era hija de emigrados dominicanos.
Los hermanos cubanos Rafael de Quesada (1836-1896) y Manuel
de Quesada (1830-1884) lucharon a las órdenes de Benito Juárez en
México contra la invasión francesa al territorio mexicano.
Igualmente un importante grupo de venezolanos se solidariza
con Cuba y lucha en todos los campos —el ideológico, el político y
el militar— por la independencia de la isla. Entre estos “mambises”
se destacan Narciso López, creador de la bandera cubana; Amadeo
Manuit (primer venezolano en sumarse al ejército libertador cubano),
los hermanos José María Aurrecoechea Irigoyen (Jefe del Ejército
221 Simón Bolívar: Obras completas, Vicente Lecuna (Comp.), Tomo I. Carta desde
Angostura, 12 de junio de 1818.
357
José Gregorio Linares

Libertador de Occidente) y Enrique Aurrecoechea (Comandante


del Ejército Libertador), los hermanos Cristóbal Mendoza Durán
(Secretario de Estado o Relaciones Exteriores) y Tomás C. Mendoza
Durán (escritor y comandante del Ejército Libertador), José Miguel
Barreto Pérez (Secretario de Guerra), Manuel M. Garrido Páez (sobrino
de José Antonio Páez), Salomé Hernández Villega (General), Cristóbal
Acosta Páez (vicedirector del colegio “El Salvador”), Fernando Pedro
Álvarez Saavedra (escritor de biografías de revolucionarios cubanos),
Pedro Bermúdez Cousin (organizador de clubes de solidaridad y de
expediciones). Por esta razón Manuel de Quesada dijo: “El pueblo
de Venezuela es cubano por el amor que nos profesa”. Y el líder
revolucionario Carlos Manuel Céspedes habla de
“…las simpatías y la poderosa cooperación de todas las Repúblicas
hermanas, en especial la de Venezuela (…) Cuba pues agradece, en
sumo grado, la solicitud y las inequívocas muestras de simpatías y
adhesión que la invicta Venezuela le prodiga”. 222
Es de destacar la grandeza ética del patriota Máximo Gómez Báez
(República Dominicana, 1836-Cuba, 1905), quien arriesgó su vida por
la causa independentista de Cuba. Fue General en Jefe de las tropas
revolucionarias cubanas.
Pocos años antes, esta vez en Venezuela, un grupo de revolucionarios
europeos de filiación socialista y comunista, después de la Revolución
de 1848 (primera revolución obrera ocurrida en el mundo), ayudaron
a grupos políticos que habían levantado las banderas de la revolución
social (“Tierras y Hombres Libres, Hagamos la Patria para los Pobres”).
De esta manera el alsaciano Juan Gaspers, los franceses Henrique
Morton y Napoleón Avril, y el británico José Brandford, asesoran y le
traducen los textos de los socialistas utópicos y de los revolucionarios
de Europa (Saint-Simon, Lerox, Robert Owen, Luis Blanqui, Gracus
Babeuf, Saint-Just) al líder de la Revolución Agraria venezolana
Ezequiel Zamora, quien muchas veces repitió aquella frase de Babeuf:
“La insurrección es el más indispensable de los deberes”.
222 José Antonio Quintana G.: Venezuela y la Independencia de Cuba 1868-1898,
Fundación Editorial El perro y la rana, Caracas, 2008, p. 151.
358
La utopía posible
Igualmente, a comienzos del siglo XX, al lado de Sandino se
congregan luchadores de distintos lugares de América y el Caribe
para defender la soberanía nicaragüense y enfrentar la intromisión
estadounidense. Hubo voluntarios de México, Argentina, El Salvador,
Guatemala, Costa Rica, República Dominicana, Venezuela, Colombia,
Honduras, entre ellos Gustavo Machado y Carlos Aponte Hernández,
dos militantes del internacionalismo socialista nacidos en Venezuela. A
Machado, en reconocimiento a sus méritos el mismo Sandino le entrega
“la primera cantimplora capturada a un aviador norteamericano por un
combatiente sandinista”.
Asimismo, de América salió para España durante la Guerra Civil
(1936-1939) un contingente de escritores, milicianos y brigadistas
internacionales (entre los cuales se encontraban el poeta chileno
Pablo Neruda, el poeta peruano César Vallejo, los milicianos cubanos
Rodolfo de Armas Soto, Alberto Sánchez y Pablo de la Torriente Brau,
el militante venezolano Eduardo Machado y el pintor mexicano David
Alfaro Siqueiros), quienes se pusieron al servicio de la causa republicana.
Uno de estos brigadistas, como he dicho, fue el cubano-
puertorriqueño Pablo de la Torriente Brau (1901-1936), quien muere
luchando con los milicianos en España. Su amigo, el poeta Miguel
Hernández, escribe su elegía:
“Me quedaré en España compañero”
me dijiste con gesto enamorado.
Y al fin sin tu edificio tronante de guerrero
en la hierba de España te has quedado …”

De estas Brigadas Internacionales dirá la líder comunista Dolores


Ibarruri “La Pasionaria” (1895-1989), en su discurso de despedida en
noviembre de 1938:
“Cuando pasen los años y las heridas de la guerra se hayan restañado,
hablad a vuestros hijos de las Brigadas Internacionales. Decidles cómo
estos hombres lo abandonaron todo y vinieron aquí y nos dijeron:
estamos aquí porque la causa de España es la nuestra. Millares de ellos se
quedarán en tierra española. Podéis iros con orgullo pues sois historia,
359
José Gregorio Linares

sois leyenda. Sois el ejemplo heroico de la solidaridad y universalidad


de la democracia. No os olvidaremos, y cuando el olivo de la paz eche
de nuevo sus hojas! volved! Volved a nuestro lado, que aquí encontraréis
patria los que no tenéis patria, amigos los que tenéis que vivir privados
de amistad, y todos, todos, el cariño y el agradecimiento de todo el
pueblo español, que hoy y mañana gritará con entusiasmo: ¡Vivan los
héroes de las Brigadas Internacionales! Podéis marchar orgullosos. Sois
la historia, sois la leyenda, sois el ejemplo heroico de la solidaridad”. 223

Del mismo modo, cuando el pueblo guatemalteco dirigido por


Jacobo Arbenz decide impulsar una revolución nacionalista (1951-
1954), que luego sería atacada y derrocada por el gobierno imperialista
gringo, un joven médico, Ernesto Guevara, se solidariza con la lucha.
Le escribe a su madre:
“Arbenz es un tipo de agallas... el espíritu del pueblo es muy bueno...
ya estoy apuntado para hacer servicio de socorro médico de urgencia y
me apunté en las Brigadas Juveniles para recibir instrucción militar e
ir a lo que sea”.

Esta solidaridad internacionalista es la que promueven los


revolucionarios socialistas en todos los momentos de la historia.
16.4. El cubano Tony Guiteras y el venezolano Carlos Aponte
Hernández: “Yanquis, go home”
Otros latinoamericanos que se destacaron en la lucha contra el
imperialismo fueron el cubano Antonio Guiteras Holmes (1906-
1935), y el venezolano Carlos Aponte Hernández (1901-1935).
Lucharon juntos para enfrentar al coloso del Norte; juntos murieron
combatiéndolo. Son dos héroes de corta vida e intensa actividad
revolucionaria, paradigmas de nuestra América.
• Antonio Guiteras
La actividad política del cubano Antonio Guiteras comenzó desde su
época de estudiante de nivel medio. En la Universidad, donde estudió
223 Del discurso de Dolores Ibarruri “La Pasionaria”, en la despedida a las Brigadas
Internacionales. 1° de noviembre, 1938.
360
La utopía posible
farmacia, conoció y admiró a Julio Antonio Mella, apoyó al líder
estudiantil en su conocida huelga de hambre (diciembre de 1925) y
participó en el movimiento por la libertad de aquel joven con el objeto
de salvar su vida. En su pensamiento político se evidenció una profunda
convicción antiimperialista. En 1927, integra el Directorio Estudiantil
Universitario (DEU) contra la prórroga de poderes de Gerardo
Machado. A partir de entonces integró la primera fila en la lucha contra
la tiranía y enarboló los ideales democráticos y antiimperialistas.
Tony Guiteras enfrentó la dictadura proimperialista de Gerardo
Machado, mediante la organización de huelgas y movilizaciones
populares. Cuando el dictador cae, llega al poder el Dr. Ramón Grau
de San Martín (1887-1969), quien hace el gobierno de los 100 días,
en el cual se llevan a cabo una serie de reformas populares. Nombra a
Antonio Guiteras como Secretario de Gobernación, Ministro de Guerra
y Marina, y Ministro de Obras Públicas y de Comunicaciones. Muchos
no aquilataron sus palabras, cuando le aceptó al presidente Ramón Grau
San Martín la Secretaría de Gobernación, en septiembre de 1933: “Seré
firme defensor del Gobierno, hasta tanto no se convierta en lacayo fiel
de Washington”. De esta forma, Antonio Guiteras Holmes fijaba su
posición de principios, que no abandonaría hasta su muerte.
Desde esos cargos Guiteras toma una serie de medidas enérgicas y
radicales de carácter popular y antiimperialista: creó la Secretaría del
Trabajo, implantó la jornada laboral de 8 horas, estableció el jornal
mínimo, aprobó el derecho de los obreros a sindicalizarse, proclamó
la autonomía universitaria, estableció el sistema de seguros y retiros
para los obreros, rebajó los precios a los artículos de primera necesidad,
ordenó la intervención de la Compañía Cubana de Electricidad —
uno de los principales monopolios norteamericanos que existían en
el país— y redujo en un 45% el precio de la energía eléctrica y del
gas, distribuyó tierras a campesinos, incautó los bienes robados por la
tiranía, logró la depuración de la deuda contraída fraudulentamente
con banqueros de Miami, y realizó la convocatoria para realizar una
Asamblea Constituyente, alzó su voz contra el intervencionismo y la

361
José Gregorio Linares

Enmienda Platt. De estas medidas, el mismo Guiteras expresó: “...


tengo la satisfacción de haber llevado a la firma del presidente Grau, los
decretos que atacaban más duro al imperialismo yanqui...”.
Antonio Guiteras era “el secretario que en mangas de camisa
intervenía empresas yanquis, cuando no transigían con las demandas
populares, y luego se ponía a trabajar con los obreros”. A los portuarios
les dio la razón en su conflicto con la patronal; igual pasó en los centrales
Chaparra y Delicias, en los que el Gobierno Provisional Revolucionario
tomó la dirección de las empresas.
Solía contar el combatiente Luis María Buch Rodríguez (1913-2000)
—quien luchó primero al lado de Antonio Guiteras y luego junto a Fidel
Castro—, que en el central Australia los obreros arriaron la bandera
norteamericana. El jefe de la Guardia Rural le pidió a Tony Guiteras
autorización para desalojarlos. Aguardaba la aprobación del Ministro
a las medidas antiyanquis, pero éste pidió hablar con el segundo al
mando. “Desarme al jefe del puesto —le ordenó—, y garantice la toma
del central por los obreros”.
La compañía estadounidense de electricidad no cumplía lo prometido
a los trabajadores y estalló la huelga. La Habana quedó a oscuras.
Guiteras intentó mediar, pero cuando comprendió que la patronal no
abogaba por solución alguna, dijo: “Sigan ustedes discutiendo, que yo
voy a dar agua y luz al pueblo”. Y decretó la intervención de la compañía.
En Washington crecía la preocupación y su Embajador en La
Habana, en el colmo de la prepotencia, exigió a Cuba la excarcelación
de contrarrevolucionarios presos que se habían alzado en armas en
la sedición del 8 de noviembre de 1933. Tony le dijo: “Le doy diez
minutos para abandonar mi despacho, de lo contrario le disparo”. El
yanqui le amenazó con su Gobierno, con la intervención... “Ya han
transcurrido tres minutos del plazo”, replicó el cubano.
En entrevista que se le realizara el 7 de diciembre de 1933, días
antes de la caída del gobierno, ratificaría nuevamente la importancia
de conquistar la independencia económica, pues la independencia
362
La utopía posible
política sola no significaba nada. “Nosotros podemos conseguir la
independencia política fácilmente, pero la perderíamos enseguida”.
Por independencia económica entendía Guiteras “...una sociedad
productora, con los medios productores en manos del pueblo cubano,
no controlados por el capital extranjero ausente, protegido por un
gobierno servil basado en la tiranía militar”. “La producción —agregará
Guiteras con definitoria precisión— irá a manos de todos los cubanos
que trabajen y produzcan”… “Para que la nación alcance estabilidad,
precisa que el Estado cubano se estructure conforme a los postulados
del socialismo”, declaró a la prensa.
Pero el Gobierno de los cien días fue derrocado el 15 de enero de
1934 por un golpe de Estado contrarrevolucionario organizado por el
traidor Fulgencio Batista y la Embajada yanqui. En el balance de los
hechos Guiteras señaló:
“Nuestro programa no podía detenerse simple y llanamente en el
principio de No Intervención. Tenía que ir forzosamente hasta la raíz
de nuestros males: al imperialismo económico, el que hizo retroceder
a muchos... Un estudio somero de la situación político-económica de
Cuba nos había llevado a la conclusión de que un movimiento que
no fuese antiimperialista en Cuba no era una Revolución. Se servía
al imperialismo yanqui o se servía al pueblo, pues sus intereses son
incompatibles”.224

“Fracasamos —valoró Guiteras—, porque una Revolución solo puede


llevarse adelante cuando está mantenida por un grupo de hombres
identificados ideológicamente, poderoso por su unión inquebrantable,
aunados por los mismos principios”.

Inmediatamente después del golpe de Estado se instauró la tiranía


de Fulgencio Batista-Jefferson Caffery-Carlos Mendieta (el Jefe del
ejército, el embajador yanqui, el “presidente” títere); y Tony Guiteras
decidió pasar a la clandestinidad y organizar la insurrección armada
para enfrentársele. Con un grupo de revolucionarios creó, en abril de
1934, el TNT; luego, en junio de ese año, la organización Joven Cuba.
En su programa Guiteras precisó:
224 http://www.cubasocialista.cu/texto/cs0166.htm
363
José Gregorio Linares

“Cuba reúne los elementos indispensables para integrar una nación pero
no es aún Nación... Cuba permanece en estado colonial. Supeditada al
capital extranjero, la estructura económica cubana es un aparato que no
sirve a necesidades colectivas de dentro, sino a rendimientos calculados
por y para los de fuera”.
“Mientras no se organice al país sobre una base socialista, Cuba
estará abierta a la voracidad del imperialismo financiero”, afirmó
en el programa de la organización. Y mientras se enfrascaba en los
preparativos de su marcha para México, desde donde pensaba regresar
a la isla luego en una expedición militar para crear un foco guerrillero
en Oriente, conoció al venezolano Carlos Aponte, y desde entonces
lucharon juntos.
El Gobierno que conoce su prestigio, su capacidad organizacional
y su poder de convocatoria pone precio a su cabeza. Guiteras decidió
salir hacia México con el objetivo de organizar allí una expedición para
reemprender la lucha contra la dictadura. Precisamente en unión de
otros revolucionarios, entre los que se encontraba el venezolano Carlos
Aponte Hernández, se hallaba el 8 de mayo de 1935 en El Morrillo en
espera del barco que los llevaría hacia el territorio mexicano cuando,
producto de una delación, se presentó en el lugar un gran contingente
de fuerzas del gobierno y en desigual combate se produjo su caída.
Como resultado “...así se perdió la figura más empinada, el ánimo
mejor templado, la voluntad más indomeñable, el brazo más enérgico y
el espíritu más puro del movimiento nacional revolucionario”, al decir
de Raúl Roa (1907-1982). Agrega que Antonio Guiteras reunía todas
las aptitudes del dirigente y el líder:
“…talento, sentido político, formación teórica, coraje sin tasa,
abnegación sin límites, desinterés sin medida. En él se operó el insólito
fenómeno de aunarse, en dinámica armonía, el hombre de pensamiento
y el hombre de acción. Lo mismo servía para la barricada que para el
gabinete”.
• Carlos Aponte Hernández
Carlos Aponte Hernández, fue un heroico internacionalista venezolano.
Fue coronel del ejército sandinista en Nicaragua; compañero de
364
La utopía posible
luchas de Julio Antonio Mella y Antonio Guiteras en Cuba; luchador
antigomecista al lado de los hermanos Machado y Salvador de la Plaza;
activo revolucionario en diferentes partes del continente y el Caribe.
Nació en Caracas en diciembre de 1901. Vivió en la parroquia La
Pastora en la casa nº 54, calle norte 10. A los 19 años se incorpora a los
grupos que organizaban la resistencia y caída del dictador Juan Vicente
Gómez. Sigue los ideales de su hermano Elías Aponte Hernández
quien, en 1920, se había alzado con el general Arévalo Cedeño contra
la tiranía, y se encontraba luchando en los llanos donde en 1921 logran
derrotar al terrible Funes, en San Fernando de Atabapo. Va tras su
hermano, pero no consigue encontrarlo. Entonces, junto a un grupo de
estudiantes comprometidos con el conato de rebelión militar de enero
de 1919, decide iniciar las operaciones de guerra y asalta la comisaría de
Tucupido donde logra apoderarse de algunas armas. Toman rumbo al
sur con el propósito de unirse a las guerrillas dirigidas por su hermano
y Arévalo Cedeño. A finales de 1922 se incorpora a un grupo que
se plantea invadir Venezuela por la frontera de Colombia, y que es
comandado por el general Marcial Azuaje. Participa en varios combates:
Chiquinán, las Hermanas. En los altibajos de la lucha pierde el contacto
con Azuaje. No obstante:
“Asume el mando de una tropilla de treinta hombres a caballo que
lo reconocen como jefe. Ahora tiene el grado de Capitán. A machete
limpio asalta el pueblo de San José de Guaribe apoderándose de fusiles
y municiones. Con este parque estuvo enguerrillado más de un año.
Después se acoge a un decreto de amnistía y entrega las armas en
Altagracia de Orituco. Lo amarran con mecate como si fuera una bestia
y lo encierran en La Rotunda con un par de “grillos” en los tobillos”.225

Está diez meses preso. Por uno de esos motivos inexplicables el


Dictador lo deja en libertad. Se marcha a Nueva York. Allí se une a los
grupos de exiliados que luchan contra las dictaduras en Latinoamérica
y el Caribe.
225 Guillermo García Ponce: “Carlos Aponte Hernández, revolucionario venezolano
Coronel del ejército de Sandino”, en Santander contra Bolívar, Ediciones Diario Vea,
Caracas, 2008, p. 161.
365
José Gregorio Linares

“Las relaciones en Nueva York lo condujeron a Cuba. Cuando le


hablaron de proyectos para derrocar a Gerardo Machado, no lo pensó
mucho. Al llegar a La Habana fue a vivir a la “Covacha Roja”, instalada
en el taller del pintor venezolano Luis López Méndez, ubicado en la
calle Teniente Rey nº 22. Era el lugar de reunión de los revolucionarios
cubanos y venezolanos”.226

Llega a Cuba en 1925. En la isla vivía un conjunto de revolucionarios


que desde este bastión luchaban contra las tiranías latinoamericanas.
Entre ellos se encontraban Gustavo Machado (1898-1983), Eduardo
Machado (1902-1996), Salvador de la Plaza (1896-1970), Luis Alfredo
López Méndez (1901-1996), Francisco Laguado Jayme (1898-1929),
José Pío Tamayo (1898-1935), entre otros.
En Cuba se incorpora a la Liga Antiimperialista de las Américas
fundada por los cubanos Julio Antonio Mella (1903-1929), Rubén
Martínez Villena (1899-1934), Carlos Baliño (1848-1926), Juan
Marinello (1898-1977), y por los venezolanos Gustavo Machado y
Eduardo Machado, y otros más, los cuales también habían fundado el
Partido Comunista Cubano, dictaban cátedras en la Universidad Libre
“José Martí” y escribían la revista Venezuela Libre, órgano opositor al
gobierno de Juan Vicente Gómez.
Tras el injusto arresto de Julio Antonio Mella en septiembre de
1925 por parte de la dictadura machadista, éste se declara en huelga
de hambre. Los estudiantes formaron un “Comité por la Libertad
de Mella” y Carlos Aponte participa activamente en su organización
y propaganda. Gracias a la presión nacional e internacional, el líder
cubano es puesto en libertad, pero los sicarios del régimen ya le han
puesto precio a su vida. Carlos Aponte, consciente de la importancia de
proteger al líder se convierte en su custodio personal, y en más de una
ocasión le previene del peligro.
El año de 1927, con motivo de la visita a Cuba del Ministro del
Interior de Venezuela, Laureano Vallenilla Lanz, Carlos Aponte es
expulsado de Cuba por la dictadura machadista, acusado de haberle
226 Ibid., p. 163.
366
La utopía posible
propinado unos fuetazos en el rostro al ideólogo del régimen gomecista
cuando éste visitaba la isla. Hecho que realmente fue llevado a efecto
por parte de Carlos Aponte, en protesta contra el creador de la tesis de
“El gendarme necesario”, en la cual se justificaba sociológicamente el
tiránico gobierno de Gómez y demás dictadores suramericanos como
necesidad histórica.
Aponte es arrestado por la policía, estuvo a punto de que lo
repatriaran para Venezuela, mas gracias a la oportuna intervención
de sus amigos que le evitan una muerte segura en las mazmorras del
régimen gomecista, logra viajar a México donde compatriotas suyos,
Gustavo Machado y Salvador de la Plaza, acababan de fundar (1926)
el Partido Revolucionario venezolano, de orientación marxista. En
Ciudad de México conviven todos: ocupan una vivienda de dos pisos.
El primer piso es ocupado por los hermanos Machado, Salvador de
la Plaza, entre otros; y el segundo por Julio Antonio Mella, su esposa
Olivar Zandívar, quien acababa de dar a luz, y Carlos Aponte, quien
continuaba sus labores de custodio y activista político.
En México participa en las labores de la liga Antiimperialista de
América y en la redacción de la revista El Libertador, en cuyo consejo de
redacción están sus compatriotas venezolanos, el cubano Julio Antonio
Mella y los mexicanos José de Vasconcelos, Diego Rivera y David
Siqueiros.
Luego, en 1927, viaja a Nicaragua donde se incorpora al ejército del
general Augusto César Sandino con el grado de capitán. Allí lucha bajo
las órdenes del “General de hombres libres”, en defensa de la soberanía
nacional en momentos en que el territorio era invadido por las fuerzas
militares norteamericanas. En abril de ese año publica en México, en El
libertador, su primera carta desde un campamento rebelde, donde dice:
“Hoy después de diez días de caminar por montañas, hemos logrado
incorporarnos en el patriótico ejército del General Sandino. (…)
Respecto de los horrores de los piratas americanos, tengo que decirles
que por donde he pasado no se oyen sino lamentos y el odio de los
campesinos por los horrores que cometen esas bestias humanas contra
367
José Gregorio Linares

los pueblos indefensos (…) El General Sandino es un verdadero tipo


campechano de nuestras llanuras venezolanas. Todos lo quieren y lo
admiran por su valor y el trato que les da”.227

Incorporado al ejército de Augusto César Sandino enfrentó a los


ocupantes norteamericanos y ganó el grado de coronel en el campo de
batalla. Entre los comunicados que se difunden está uno escrito por
Gustavo Machado, el cual dice:
“Nosotros, luchadores venezolanos contra una de las más largas y
crueles tiranías de América, estamos obligados a prestar a Nicaragua
—en esta hora de intensa tragedia— la ayuda solidaria que hemos
solicitado nosotros mismos de los pueblos hermanos (…) En
Nicaragua combaten las fuerzas imperialistas opresoras de los
pueblos latinoamericanos y las fuerzas de liberación que defienden
la soberanía de toda América Latina. Que los pueblos de América
conozcan el espíritu de los revolucionarios venezolanos y sepan que
su lucha no se circunscribe a las fronteras estrechas de la tierra natal,
que el espíritu que los anima es el mismo de los LIBERTADORES
derramando sangre de libertad desde Colombia hasta Bolivia, en la
primera guerra de independencia”. 228

Carlos Aponte Hernández enfatiza su compromiso con todos los


pueblos de América Latina. Ya es un convencido internacionalista
enfrentado al imperio y promotor de la patria Grande. Afirmó:
“Estaba luchando con las armas en la mano no solo por el pueblo de
Nicaragua, sino por Venezuela y por todo el continente (…) Debemos
comprender que todo el continente no es sino un mismo campo de
batalla con muchos frentes distintos contra un enemigo común: el
imperialismo yanqui”. 229

Su participación al lado del ejército defensor de la soberanía nacional


de Nicaragua es relevante: Participa en los combates, ejerce funciones
de paramédico, organiza la resistencia y llega a ser primer ayudante del
227 Ibid., pp. 167-168.
228 http://www.scribd.com/doc/41079271/Gustavo-Machado-Los-Origenes-Del-
Marxismo-en-Venezuela
229 José Antonio Quintana García: A paso vivo. Carlos Aponte en Cuba, Editorial Oriente,
Santiago de Cuba, 2008, p. 97.
368
La utopía posible
Estado Mayor del “General de hombres libres”. A comienzos de 1929 se
le encomiendan misiones en otros frentes de lucha en nuestra América.
Entonces, Augusto César Sandino escribe un comunicado donde hace
constar:
“Que el teniente coronel Carlos Aponte Hernández, ciudadano
venezolano, ha prestado sus servicios a nuestro Ejército desde el cuatro
de marzo del año próximo pasado, en la lucha sostenida por nuestras
fuerzas contra la invasión yanqui, distinguiéndose en muchos de los
combates en nuestra campaña libertadora y que en esta fecha se retira
de nuestras filas por convenirle así a la causa de América Latina contra
el imperialismo yanqui.

Cuartel general de El Chipotón, Nicaragua, 1º de febrero 1929”.230

Posteriormente, en 1929, es enviado a cumplir una misión en


Venezuela. El plan consistía en atacar al gobierno dictatorial por
dos puntos extremos: por la Vela de Coro, al occidente del país,
desembarcaría un grupo liderado por Gustavo Machado y el general
Rafael Simón Urbina; mientras, por las costas de Paria, en el oriente,
debían hacerlo Carlos Aponte, Eduardo Machado, el general Bartolomé
Ferrer, para lo cual estos últimos partirían de Trinidad.
Para cumplir con ese propósito el primer grupo se reúne en Curazao
y participa en el asalto al Fuerte “Amsterdam” para proveerse de
armamento y un barco que los lleve a tierras venezolanas. Con pocas
armas, el asalto se lleva a cabo el 8 de junio de 1929. El Fuerte se
rinde y cae preso el gobernador de Curazao. Los insurgentes, 250
hombres, entre ellos Miguel Otero Silva, obtienen un barco, el vapor
norteamericano Maracaibo, e invaden a Venezuela por La Vela de Coro
en junio de 1929. Las tropas gubernamentales hacen fracasar el intento.
El segundo grupo, donde se encontraba Aponte, hace todos los
intentos por armar en Trinidad una expedición que desembarque en
el oriente del país. La vigilancia de las autoridades y la ausencia de
voluntarios impiden la consumación del hecho. Entonces, siguiendo

230 Ibid., p. 41.


369
José Gregorio Linares

órdenes del PRV, decide viajar a Panamá para armar un barco y


organizar un contingente y, de este modo, reforzar la invasión de Coro.
Los planes fracasan. Entonces, decide entrar a Venezuela por Cúcuta en
la frontera con Colombia. Está en esos planes cuando le llega la noticia
de la derrota de sus compañeros expedicionarios de la Vela.
Frustrado el movimiento por la traición de su compatriota el
capitán Barroso, Carlos Aponte es apresado por más de dos años en
Colombia tras el intento de asaltar el cuartel de Arauca desde donde
pensaba iniciar, nuevamente, la lucha de guerrillas contra la tiranía en
Venezuela. Esta vez tampoco fue repatriado a Venezuela —donde lo
esperaba la cárcel, la tortura y la muerte—, gracias a las gestiones de sus
amigos colombianos.
Luego se marcha al Ecuador donde enfrentó mediante artículos en
la prensa a la corporación gringa United Fruit, y la campaña contra
Augusto César Sandino que las oligarquías lacayas estaban llevando a
cabo.
Posteriormente se va al Perú alentado por la noticia de que se fraguaba
un levantamiento popular, allí vivió ocho meses y tras distintos sucesos
sufrió casi un año de cárcel. Su actuación en el terreno de la lucha le
permitió conocer de cerca a los apristas y a su líder Víctor Raúl Haya de
la Torre. Llegó a la conclusión de que:
“…en el Perú no hay ideología revolucionaria y sí sólo un grupo de
hombres encabezados por Haya de la Torre, dispuestos a explotar la
ignorancia del indio”.231

Más tarde pasó por Chile y Ecuador, de donde regresó a Cuba a


comienzos de 1934. En la isla se une a la organización Joven Cuba,
fundada por el líder socialista Antonio Guiteras Holmes que se enfrentaba
a la nueva dictadura que había depuesto el gobierno de los cien días,
en el que Antonio Guiteras había jugado un papel relevante. Sellaron
un compromiso: lucharían por la independencia y la democracia de
Cuba, como paso previo a la liberación de todo el continente americano
231 Ibid., p.100.
370
La utopía posible
del neocolonialismo estadounidense. A Carlos Aponte le impresionó la
proyección ideológica del ex ministro y su modestia. “Vestía un traje
usado, tenía las suelas rotas”, comentó luego.
A fines de abril de 1934, Guiteras y Aponte decidieron viajar a
México para regresar a Cuba con una expedición armada, que contaba
con apoyo del general Lázaro Cárdenas. Fueron delatados. Un pelotón
del ejército y la marina se les vino encima. De acuerdo a los informes de
la época, cuando el líder cubano aseveró en medio de la refriega: “Yo no
me dejo coger vivo”, el caraqueño Carlos Aponte le apoyó: “Compay,
antes de rendirnos, nos morimos”. Y ambos cayeron en combate contra
la soldadesca. Fueron enterrados juntos, en el panteón de la familia
Guiteras.
De Carlos Aponte Hernández, dijo su biógrafo Pablo de la Torriente
Brau, en marzo de 1936:
“¡Venezolanos, un recuerdo para Carlos Aponte, que no oigo hablar
de él lo suficiente. Hay hombres tales de los cuales los pueblos no
sólo pueden sino deben enorgullecerse. Y Carlos Aponte Hernández,
el coronel Carlos aponte, el ayudante de Sandino y compañero en el
combate y la muerte de Antonio Guiteras, es uno de tales hombres.
( …) Carlos Aponte es, nada menos, que un símbolo de la juventud
de América en su lucha contra la opresión imperialista (…) Tomó
como escenario todo el continente. (…) Por último, mientras otros
no conservan, cuando más, sino parte de las virtudes ejemplares del
pueblo venezolano, él las reunía todas: era generoso, cordial y lleno de
simpatía humana, como Sucre; tenía el valor impetuoso, y en combate
la tremenda cólera arrasadora de Páez; y la pasión por la libertad y el
sentimiento americano de Bolívar de acercamiento y hermandad entre
los pueblos de idéntico origen, luchas y sufrimientos. ¿Quién mejor
que él para representar a su pueblo?”. 232
Parece un destino histórico. El cubano Antonio Guiteras el “más
completo hombre de acción” y el venezolano Carlos Aponte Hernández
quien “como nadie, encarnó la juventud antiimperialista y combativa
de la América”, luchan y mueren por un mismo ideal. Antonio Guiteras
232 Ibid., pp.113-116.
371
José Gregorio Linares

y Carlos Aponte acompañándose hasta el último sueño, “buenos para


morir juntos, sobre el suelo suave y dulce, dramático y sangriento de
Cuba”. Uno cubano, el otro de Venezuela. Son Cuba y Venezuela, dos
naciones hermanas, combatiendo unidas por la dignidad y la vida.
Venezuela y Cuba levantando banderas en las luchas continentales
contra la opresión. Acompañadas, asumiendo las consecuencias,
negativas o positivas, de sus actos.
Parece como si Bolívar y Martí se encontraran cada vez que hay
una causa justa que defender. Parece que sus herederos se hubieran
concertado para acompañarse en los momentos cruciales de la historia
de Latinoamérica y el Caribe, y que ambas naciones estuvieran fundidas
en un mismo ideal. Por consiguiente, hoy más que nunca las dos patrias
deben seguir unidas, asumiendo los compromisos históricos de los
nuevos tiempos, en los que, al fin, podremos decir que valió la pena
el sacrificio de los combatientes Antonio Guiteras y Carlos Aponte
Hernández, en la larga lucha por la independencia definitiva de América
y por la redención de la humanidad.
16.5. Jesús Rivero con los sandinistas
De igual forma, de toda América Latina y el Caribe salen decenas de
muchachas y muchachos a respaldar las revoluciones nacionalistas y
antiimperialistas que se desarrollan en distintas naciones en diferentes
momentos de la historia. Cuando en Nicaragua en 1979 se levantó
un pueblo guiado por el Frente Sandinista, de Venezuela partió un
contingente de revolucionarios y revolucionarias a dar su contribución
para instaurar un nuevo Estado de orientación popular, guiado por los
principios de la justicia social y la dignidad humana.
Entre estas personas estaba Jesús Rivero (1938- 2004) quien dedicó
su vida a dirigir las luchas gremiales y comunitarias, y al estudio de
temas tan importantes como la educación popular, la universidad de
los trabajadores, la metodología de investigación-acción- participativa,
el currículum bolivariano, y, especialmente, todo lo relacionado con el
tema de la construcción del Poder Popular y la gestión gubernamental
desde un Estado nacionalista independiente. Escribió una serie de
372
La utopía posible
textos acerca de la administración y la planificación públicas desde una
perspectiva social. No quería que estos conocimientos se quedaran en
las aulas sino que se propuso aplicarlos en las experiencias que surgían
en la lucha popular. Prestó su apoyo académico militante en la UCV,
la Universidad Central de Ecuador, la Universidad de Panamá y en la
Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua.
Vio en la revolución nicaragüense la oportunidad de aportar
sus conocimientos y capacidades en una circunstancia concreta, a
pesar de los peligros que entrañaba en aquel momento apoyar una
revolución asediada externamente por los enemigos imperialistas e
internamente por los contras y sus aliados. Siguió los pasos de Carlos
Aponte Hernández. Estuvo en Nicaragua con otros educadores e
intelectuales revolucionarios (entre los que estaban Luis Antonio
Bigott, Adina Bastidas, Nora Castañeda, Edgar González, Fruto Vivas,
David Mora y otros, colaborando en el proceso de reconstrucción de
la nación) y concretamente formando a los servidores públicos de la
Revolución Sandinista, asunto clave en el proceso de transformación
de una sociedad dependiente y subdesarrollada en una nación soberana
y libre. Contribuyó a formar la Primera Promoción de Técnicos en
Administración Pública de la Revolución Nicaragüense. Dictó una serie
de conferencias en el I Curso de Planificación Administrativa y, fruto de
ese trabajo, publicó el libro Planificación Administrativa y Compromiso
Social editado (así es el destino), por el Fondo Editorial “Carlos
Aponte”, en el cual explica un modelo de planificación y gestión en
plena correspondencia con los proyectos de liberación integral y justicia
social que se estaban adelantando desde la Nicaragua sandinista. Se
planteó construir la nueva administración revolucionaria articulando
las experiencias que nos muestran los pueblos que emprendieron el
camino de la liberación y el proyecto político-económico concreto de
la Revolución. Trabaja en función de que la administración sandinista,
como respuestas a sus exigencias y a su propio devenir histórico, se
caracterice por ser una administración antiimperialista, liberadora,
democrática popular, internacionalista, y esencialmente comunitaria y
humana. Subraya en la obra mencionada:
373
José Gregorio Linares

“La tierra de Sandino hoy se convierte en un escenario real y objetivo


de reivindicación y dignificación profesional; en laboratorio nacional
y centro generador de ciencia y tecnología para hacer patria. Frente
a esta realidad tendrán que confrontarse los que no supieron apreciar
la oportunidad histórica que la Revolución puso en sus manos y se
enterraron en la oscuridad del ayer superado”. 233
Como lo recuerda su compañera Nora Castañeda, otra revolucionaria
integral, Jesús Rivero anduvo con los camaradas nicaragüenses
construyendo conocimientos y saberes para contribuir con una
revolución y un pueblo hermano.
“Durante la Revolución Sandinista actuó como asesor del Ministerio de
Planificación de Nicaragua. Entre 1980 y 1984 participó intensamente
en la reforma administrativa pública; en la formación acelerada de
funcionarios y funcionarias del nuevo Estado sandinista; en la gestión
administrativa pública; en la reactivación de economías locales; así
como en la administración de empresas de propiedad del pueblo. La
Nicaragua Sandinista, agredida desde dentro y desde fuera, vivía a la
par un proceso de reconstrucción revolucionaria y de heroica resistencia
a una contrarrevolución de origen imperial que demandaba de los
pueblos del mundo su solidaridad para enfrentarla. Jesús, sintiéndose
desafiado por la idea bolivariana de ser Patriota de América, se anotó
al lado de los y las nicas como un soldado más. Un hijo de Bolívar se
hacía, de esta manera, hijo de Sandino”. 234
Y es que, como había afirmado el argentino José de San Martín (1778-
1850): “No hay revolución sin revolucionarios; los revolucionarios de
todo el mundo somos hermanos”.
Ahora bien, si estar dispuestos a enfrentar militarmente a los
enemigos de la soberanía nacional y morir en respaldo de una causa justa
fuera de nuestra tierra nativa es una actitud revolucionaria ejemplar;
comprometerse profesionalmente con un pueblo hermano que impulsa
un proyecto en aras de generar bienestar colectivo es también una
conducta digna de emular.
233 Jesús Rivero: Planificación Administrativa y Compromiso Social. Fondo Editorial “Carlos
Aponte”, Caracas, 1983, p. 40.
234 Nora Castaneda: “Semblanza de Jesús Rivero”, en Diálogo de Saberes, Nº 3, Sept.-Dic.,
Imprenta de la Universidad Bolivariana de Venezuela, Caracas, pp. 8-11.
374
La utopía posible
Sobre todo cuando se trata de destruir un aparato burocrático y
productivo de espaldas al pueblo, manejado por unos funcionarios
insensibles a sus demandas, y construir modelos de gestión donde hay
que reinventarlo todo para alcanzar la plena independencia nacional
y la prosperidad de las mayorías, lo cual supone, en palabras de Jesús
Rivero, orientarnos por los siguientes postulados:
“En primer lugar, la satisfacción de las necesidades de los explotados (a
diferencia de las economías capitalistas); en segundo lugar, la necesidad
de crear nuevas posibilidades de producción (lo cual implica elevar la
productividad, incrementar la creatividad, la técnica y la búsqueda
de nuevas opciones antes vedadas); en tercer lugar, el requerimiento
histórico de eliminar la injusta diferencia campo-ciudad; en cuarto
lugar, asegurar una mayor acumulación que permita la antes señalada
satisfacción de necesidades de la mayoría, la expansión y reproducción,
así como la finalidad última: la independencia económica del país”. 235
En efecto, de lo que se trata es de promover un internacionalismo
de la gestión y del servicio. Porque una vez tomado el poder, de lo que
se trata es de poner todo el aparato del Estado, todo el Poder Popular al
servicio de las más nobles causas. Para ello es indispensable el ejercicio
de un tipo de internacionalismo que se expresa en la ayuda profesional
y técnica de los revolucionarios de distintas partes del mundo allí donde
se les necesita.
Podríamos mencionar muchos casos recientes donde el gobierno
bolivariano viene ejecutando sistemáticamente el internacionalismo de
los “intelectuales orgánicos” en distintos países de América latina y el
Caribe. Pero en esta oportunidad quisiéramos destacar tres acciones de
solidaridad profesional emblemáticas impulsadas desde Cuba:
1) La difusión del programa de Alfabetización “Yo sí puedo”, por
medio del cual brigadas de cubanos, conjuntamente con voluntarios
de los respectivos países, han enseñado a leer y escribir a millones
de personas dentro y fuera del continente hispanoamericano;
2) El programa de salud donde decenas de miles de jóvenes de América
Latina y el Caribe se forman gratuitamente como médicos;
235 Jesús Rivero: Op. cit., p. 36.
375
José Gregorio Linares

3) Las campañas de operaciones quirúrgicas de la vista, gracias a


las cuales cientos de miles de latinoamericanos y caribeños son
operados una parte en Cuba, y la mayor parte en sus respectivos
países, por oftalmólogos cubanos.
Así nos enseña Cuba, una isla caribeña que debe cuidar hasta
el más mínimo recurso para garantizar el mejor nivel de vida para
sus pobladores, que la solidaridad no es un asunto de riquezas sino
de principios y valores; y que siempre es posible ayudar a otros. Así
reaprendemos que los conocimientos y los saberes deben ser puestos
al servicio de quienes lo necesitan, vivan donde vivan. Éste es parte del
legado de Jesús Rivero.

376
Francisco Bilbao
La utopía posible

17. El Antiimperialismo

“Debemos comprender que todo el continente no es sino


un mismo campo de batalla con muchos frentes distintos
contra un enemigo común: el imperialismo yanqui”.
Carlos Aponte Hernández

Tiburón
“Sólo el tiburón sigue despierto
Sólo el tiburón sigue buscando
Sólo el tiburón sigue intranquilo
Sólo el tiburón sigue asechando…”
Rubén Blades

Tío Caimán
“Yo tenía mi casa chica
clavada entre mar y mar
pero vino la tormenta
y con ella tío caimán.
De repente el territorio
de sur a norte se abrió
la parcela que allí estaba
tío caimán se la tragó.
Puso el caimán su bandera
y la mía me la quitó
yo le dije: “tío caimán,
eso no lo aguanto yo”...
Carlos Francisco Chang Marín

379
José Gregorio Linares

17.1. El Imperialismo, lanza de punta muy filosa


La lucha contra el imperialismo es una condición indispensable del
movimiento revolucionario socialista, de todo gobierno que defienda la
soberanía nacional, de las organizaciones que promueven la integración
de las naciones “subdesarrolladas”, de todo luchador del “Tercer
Mundo”.
El socialismo, por su misma naturaleza, es antiimperialista. Los
socialistas nos enfrentamos al imperialismo en cualquiera de sus
variantes y modalidades. En América Latina el daño que ha ocasionado el
imperialismo, especialmente el estadounidense, ha sido de proporciones
gigantescas. El imperialismo se viste con distinto ropaje: es político, es
militar, es religioso, es cultural. En cualquier área que penetre, como un
parásito maligno, lo va enfermando todo. Invade el organismo, extrae
toda la vida, causa la muerte.
La voracidad del imperialismo y los imperialistas no tiene límites.
Se han apoderado de territorios nuestros, de recursos nuestros, de
nuestra soberanía. Han derrocado gobiernos e impuesto sus agentes.
Han privatizado la política: invierten y van por sus reales. Para ellos no
existen servicios públicos sino áreas de negocios. La democracia no es
su objetivo; sólo les interesa el poder.
Los imperialistas manejan los medios de comunicación y las
estrategias de incomunicación. Unas veces usan sotanas; otras, uniformes
de militar, bata de socorristas o lentes de intelectual. Los gobiernos
imperiales han vendido armas, instalado bases militares, protegido a
terroristas, impuesto bloqueos, vendido mercancías inservibles, atizado
la guerra entre países hermanos. Los gobiernos imperiales exportan
gratuitamente desechos tóxicos; y a altos precios manufacturas obsoletas.
Los emisarios imperiales han envilecido el gusto, maltratado nuestras
culturas, y nos han impuesto sus iconos. Se han erigido en defensores
de la civilización y no han tenido problema alguno en destruir cualquier
forma de civilización distinta a la suya. Han deformado la historia,
secuestrado el futuro, amenazado el presente.

380
La utopía posible
Los imperialistas han comprado cerebros y corrompido conciencias.
Los portavoces del imperio han calumniado insignes personajes y
enaltecido a terribles delincuentes. Nos han saqueado y después
se sorprenden de que permanezcamos pobres. Los organismos
internacionales de los imperios nos han prestado dinero para que
salgamos del subdesarrollo y después nos cobran altos intereses para que
no salgamos del subdesarrollo. Los imperialistas nos han desangrado,
nos han invadido; pero se ofenden cuando alguien les grita en su
idioma: “Yankee, go home!”.
Los gringos imperialistas nos muestran sus bellezas naturales y sus
lujosos jardines donde, por televisión, se aprecia el “modo de vida
norteamericano”, los balnearios y las muchachas bronceadas. Cuando
nos convencen de que viven en el mejor mundo posible, no nos dejan
vivir allí, nos niegan la visa y si hemos logrado entrar, nos persiguen
con sus leyes migratorias, nos discriminan, nos castigan, nos expulsan:
quieren la libre circulación de capitales y mercancías, ¡nunca de personas!
Los imperialistas hablan sin pasión y atacan con violencia. El
capitalismo imperialista ha transformado el clima, creado el efecto
invernadero y ahora quiere convertir las tierras cultivables, en áreas
productoras de agrocombustibles: las hectáreas sembradas de maíz,
sorgo, soya, semillas de girasol son un espejismo frente a los ojos de
los hambrientos; en realidad son inmensas factorías procesadoras de
metanol para los motores de los automóviles. Los genios imperialistas
siembran semillas transgénicas: primero nos muestran las colosales
cosechas, después ocultan los inmensos desiertos que quedan donde
una vez hubo fértiles terrenos.
Dentro de su propia casa los gobiernos imperiales han jugado a
mantener limpia la fachada, a condición de que no resurja un movimiento
crítico que se plantee la transformación del sistema. En los Estados Unidos,
por ejemplo, se alternan en el poder los partidos republicano y demócrata
pero, según informes desclasificados de la CIA, si atisban alguna amenaza
a sus intereses son infiltradas las organizaciones pacifistas que denuncian el
espíritu guerrerista de los gobiernos de turno, se espía a luchadores civiles
381
José Gregorio Linares

y periodistas, se organizan complots con el propósito de asesinar dirigentes


nacionales incómodos.
En los Estados Unidos se avala a los laboratorios farmacológicos que
producen drogas con nocivos efectos secundarios para la población, se
manipula al pueblo con falsedades acerca de supuestos enemigos de la
patria que fabrican armas de exterminio masivo, se inventan historias
para mantener a la población civil en actitud de continua paranoia. Los
mandatarios invierten en armas para hacer la guerra fuera de su país; y
en medios de comunicación para hacer aparecer como héroes a miles de
muchachos a quienes el horror los convierte luego en asesinos, de modo
que decir “veteranos” es como decir expresidiarios: nadie los quiere, todos
desconfían.
Mientras, históricamente en América Latina las fuerzas políticas
orientadas a promover cambios sociales adoptaron programas “de
liberación nacional” abiertamente antiimperialistas. Entre ellos se
destacaron los Diez Años de Primavera de Guatemala (1944-1954)
dirigido por el maestro Juan José Arévalo (1904-1990) y Jacobo
Arbenz (1913-1971); la Revolución Boliviana del Movimiento
Nacional Revolucionario en la década de 1950; la Revolución Cubana
dirigida por Fidel Castro; Revolución Panameña (1968-1981) liderada
por Omar Torrijos (1929-1981); el gobierno del socialista Salvador
Allende en Chile (1970-1973) y la Revolución Nicaragüense (1979)
dirigida por el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Del mismo
modo, nuevos gobiernos nacionalistas y de tendencias “izquierdistas”
irrumpen en la escena internacional —aunque por razones prácticas
mantienen relaciones políticas y económicas con los imperios—
intentan establecer relaciones más equitativas con éstos y con el resto
de las naciones; trabajan por la autodeterminación y la autarquía y
por romper cualquier lazo de dependencia externa, contribuyendo a
eliminar los mundos unipolares y a instaurar sociedades multipolares
basadas en relaciones de cooperación y no de sometimiento.
En fin, el imperialismo es una lanza de punta muy filosa que perfora
las entrañas del planeta. Si queremos la sobrevivencia y la felicidad
382
La utopía posible
de los seres humanos hay que enfrentarlo con nuestras defensas y
nuestro ingenio. Si en el pasado nuestros pueblos derrotaron al más
poderoso imperio de la época, ¿por qué nosotros habríamos de aceptar
el sometimiento en el presente?; ¿por qué, si contamos con el ejemplo
de quienes derrotaron los imperios de entonces, habríamos de aceptar
algún yugo?; ¿por qué, en fin, no seguir luchando para que nuestra
América sea un continente soberano y libre de cualquier forma de
avasallamiento? La espada libertadora de Bolívar ha sido desenvainada,
el puño de nuestro pueblo la sostiene. Esa espada recorre América Latina
cortando las cuerdas que pretenden sujetarnos al dominio imperial.
17.2. Bolívar, precursor del antiimperialismo
A veces las cartas o los diarios personales revelan más acerca del verdadero
pensamiento de un personaje que sus manifiestos o declaraciones
públicas. Quien desee conocer acerca del ideario antiimperialista
de Bolívar debe recurrir más a sus cartas que a sus proclamas. En
correspondencia enviada a Santander reconoce que no le gustan los
mensajes oficiales de éste
“…porque se parecen a los del presidente de los regatones americanos.
Aborrezco a esa canalla de tal modo, que no quisiera que se dijera que
un colombiano hacía nada como ellos”.236

Y en otra misiva le recomendaba


“…tener la mayor vigilancia sobre estos [norte] americanos que
frecuentan las costas: son capaces de vender a Colombia por un real”.237

En otra ocasión dijo:


“Cuando extiendo la visión sobre este continente, veo que está a la
cabeza una nación muy belicosa y capaz de todo como los Estados
Unidos”.

Este antiimperialismo de Bolívar no se limitaba al imperio del Norte.


De Inglaterra, con quien debía negociar por razones tácticas habida
236 Carta del 21 de octubre de 1825.
237 Carta del 13 de junio de 1826.
383
José Gregorio Linares

cuenta de que su principal enemigo era el imperio español, decía: “No


he visto el tratado de comercio y navegación con Gran Bretaña, que,
según Ud. dice es bueno; pero yo temo mucho que no lo sea tanto,
porque los ingleses son terribles para estas cosas” [21 de octubre de
1825). Bolívar es extremadamente dialéctico. Entiende que en la lucha
contra los imperios se hace necesario aprovechar las contradicciones
que hay entre ellos y establecer alianzas para irnos consolidando como
naciones independientes. A propósito de la necesaria alianza con
Inglaterra:
“Nacer y robustecerse es lo primero; lo demás viene después.
En la infancia necesitamos apoyo, que en la virilidad sabremos
defendernos. Ahora nos es muy útil, y en lo futuro ya seremos otra
cosa”. 238

Antes de esto Bolívar se opone a establecer una confederación armada


de las naciones de la América española, tutelada por Gran Bretaña, para
enfrentar a la Santa Alianza, la cual se proponía restablecer al Antiguo
Régimen y ocupar las ex colonias españolas, recién liberadas entre 1817
y 1823, porque: “Los españoles, para nosotros ya no son peligrosos, en
tanto que los ingleses lo son mucho, porque son omnipotentes; y, por
lo mismo, terribles”.
“Luego de que Inglaterra se ponga a la cabeza de esta liga de naciones
americanas seremos sus humildes servidores, porque formando el pacto
con el fuerte ya es eterna la obligación del débil, todo bien considerado
tendremos tutores en la juventud, amos en la madurez y en la vejez
seremos como amos libertos”.239

Volviendo a los “vecinos del Norte”, no se crea que los enfrentamientos


de Bolívar con el imperialismo estadounidense son eventuales o de tipo
exclusivamente teórico. El juego diplomático de los Estados Unidos, del
cual se esperaba una cierta solidaridad habida cuenta de que recientemente
se habían liberado de su propia metrópoli colonial consistió en hacer

238 Carta a Rafael Revenga, 17 de febrero de 1826.


239 Simón Bolívar, 5 de agosto de 1823. Carta destinada a Bernardo Monteagudo.
Guayaquil.
384
La utopía posible
creer que mantenía una postura neutral, ya de por sí censurable, en el
conflicto de España contra las naciones latinoamericanas. Pero en la
práctica respaldó política y militarmente a España, boicoteó la lucha
independentista, y estableció con los luchadores latinoamericanos una
relación exclusivamente mercantil, de modo que si no pagábamos no
recibíamos las armas que necesitábamos. Todo esto a pesar de que
gente como Miranda y otros hispanoamericanos habían luchado por
la independencia de los EEUU con respecto a la metrópoli británica.
A propósito de las armas, su adquisición en el exterior era clave para
el triunfo de los patriotas. Buena parte de los esfuerzos diplomáticos
de Bolívar iban dirigidos a alcanzar este fin. Sin embargo, los Estados
Unidos pusieron todo tipo de trabas para su venta a los independentistas,
al mismo tiempo que las vendían libremente al gobierno español, y
promulgaban leyes que castigaban con multa y cárcel el comercio de
armamentos con los insurgentes suramericanos. El Libertador denunció
esta parcializada política exterior:
“Hablo de la conducta de los Estados Unidos del Norte con respecto a
los independientes del Sur y de las rigurosas leyes promulgadas con el
objeto de impedir toda especie de auxilio que pudiéramos procurarnos
allí. Contra la lenidad de las leyes americanas se ha visto imponer una
pena de diez años de prisión y diez mil pesos de multa, que equivale
a la de muerte, contra los virtuosos ciudadanos que quisiesen proteger
nuestra causa, la causa de la justicia y la libertad, la causa de América”.240
Ahora bien, esta política exterior estadounidense —la cual contradice
los postulados con que alcanzaron su propia independencia— obedece
a razones imperiales. Los EEUU se habían liberado de la corona
británica, pero sus razones —que no eran filosóficas sino económicas
y geopolíticas— no lo impulsaban a convertirse en promotor de las
independencias de las naciones suramericanas. Tenía otros planes:
someterlas y explotarlas.
“La negativa de vender armas a los patriotas venezolanos y la aceptación
de los pedidos de España no eran, pues, una actitud casual de las
autoridades norteamericanas. Obedecía al desarrollo de una política
240 Carta de Bolívar a Irvine, Angostura, 20 de agosto de 1818.
385
José Gregorio Linares

expansionista, que entraba en contradicción con el movimiento de


independencia nacional de las colonias españolas. Los gobernantes
norteamericanos aspiraban a suceder a los españoles en el dominio
colonial. (…) La política exterior norteamericana estaba embargada en
aquellos años por la idea de la expansión de sus fronteras, a costa de los
territorios vecinos, pero querían hacerlo sin provocar demasiado a las
potencias europeas”.241
Hubo un episodio que Bolívar no pudo olvidar nunca. En 1810 su
hermano mayor, Juan Vicente, fue enviado a Washington por la Junta
Suprema de Caracas en representación del movimiento insurgente
para demandar el reconocimiento oficial de parte de los EEUU, y
comprar un lote de armas que nos permitiera continuar la lucha. Su
misión fracasó: 1º. Los Estados Unidos se declararon neutrales y, en
consecuencia, no reconocieron a las nuevas naciones. 2º. Las armas que
le habían prometido a la comisión que presidía Juan Vicente Bolívar
fueron vendidas a los españoles, quienes ofrecieron algo más de dinero.
3º. De vuelta a la Patria, sin haber conseguido nada de lo que había ido
a buscar a los EEUU, Juan Vicente muere ahogado en un naufragio.
Otro suceso importante que caldea los ánimos entre Bolívar y el
gobierno estadounidense es el relativo a la conducta asumida por los
norteamericanos en ocasión de la proclamación de la República de
Florida como territorio patriota venezolano arrebatado al imperio
español. En efecto, el 29 de junio 1817, en una osada acción militar, un
grupo de 150 hombres, en su mayoría venezolanos, desembarca y ocupa
la Isla Amelia, en la costa atlántica de los Estados Unidos, y proclaman
la República de Florida, con capital en Fernandina.
Tomar el control de la Florida, que era posesión española, resultaba
clave en la lucha por conquistar la victoria contra España. La Florida
era un puerto clave para abastecimientos de tropas, controlaba el acceso
al Caribe. Desde allí se puede controlar la zona de tránsito marino que
lleva a los principales puertos de Estados Unidos, desde donde salen
y entran barcos con pertrechos y municiones para los españoles que
combaten en el Continente; pero, además, La Florida constituía un
241 Guillermo García Ponce: Bolívar y las armas en la Guerra de Independencia, …cit., p. 80.
386
La utopía posible
punto estratégico fundamental para los futuros planes del Libertador
para liberar Cuba, las Bahamas, Puerto Rico, Guatemala, Nicaragua,
Panamá; y brindar apoyo en la independencia de México. Por lo tanto,
liberar a La Florida era una acción estratégica para Simón Bolívar.
Al tomar Florida los oficiales designados por Simón Bolívar (doctor
Pedro Gual, el General de Brigada Lino de Clemente, Juan Germán
Roscio, Agustín Codazzi, Vicente Pazos) constituidos en un Junta de
Gobierno Provisional, convocan a elecciones para legitimar el nuevo
gobierno revolucionario que se instalaba en Florida. Conforme a los
planes, designan las autoridades civiles y militares; y de inmediato se
organizan para elaborar la Constitución. Lino de Clemente es designado
como representante diplomático de la nueva República ante el gobierno
de Washington, para hacer valer los derechos de la nueva nación. Por su
parte, Bolívar celebra la rebelión civil que había depuesto a los españoles
y ahora se erigía como un gobierno libre y autónomo que apoyaba la
independencia contra la metrópoli española.
La respuesta de los Estados Unidos no se hizo esperar. Por orden
del Presidente Monroe, tropas estadounidenses desembarcan y, en
diciembre de 1817, se apoderaran de la isla que tan útil era a Bolívar
en sus planes por liberar el continente americano y expulsaron a los
patriotas. Esto fue una clara violación del derecho internacional y de la
soberanía nacional del nuevo Estado. Los patriotas intentan hacer valer
sus derechos. Envían notas diplomáticas donde declaran:
“Ni su República (…) ni ninguna otra de Suramérica estaba en guerra
con los Estados Unidos (…). Desde el momento en que tomamos a
Fernandina… entramos en posesión de todos los derechos pertenecientes
a nuestro enemigo [España]. (…) Profesamos muchísima veneración a
vuestra Constitución para creer siquiera por un instante que ustedes,
supuesto que ya estuvieran en posesión de esta isla, que nunca ha
sido cedida por el Rey de España, ni por sus habitantes, a los Estados
Unidos, puedan traer un tribunal competente para decidir sobre este
asunto. La única ley que ustedes pueden aducir es la de la fuerza”. 242
242 Harold Bierck: Vida pública de Don Pedro Gual, Ministerio de Relaciones Exteriores de
Venezuela, pp. 94-95.
387
José Gregorio Linares

El Libertador ya lo había previsto cuando dijo: “La América del


Norte, siguiendo su conducta aritmética de negocios, aprovechará la
ocasión de hacerse de las Floridas”.
Posteriormente, para evitar la retaliación del Gobierno español por
ese acto de arbitrariedad, ilegalidad e ilegitimidad, hicieron un contrato
de compra venta por la cantidad de 15 millones de dólares que enviaron
a las autoridades españolas, para que se finiquitara el asunto de la
posesión de Florida, lo cual quedó “resuelto” en 1819 con la firma del
Tratado de Adams-Onís entre Estados Unidos y España. A los patriotas
venezolanos a quienes se les había arrebatado su naciente República,
simplemente los ignoraron.
Poco tiempo después, en 1823, fue proclamada la “Doctrina Monroe”
en la cual los Estados Unidos se preservaban el derecho de controlar y
someter a las naciones suramericanas y a las islas circunvecinas. Su lema
era “América para los [norte] americanos”. Esto entraba en contradicción
con los postulados de independencia y soberanía que desde el comienzo
de la lucha Bolívar se había planteado. Su propósito no era liberarse
de un amo imperial para pasar a manos de otro. Pretendía alcanzar la
soberanía.
Un ejemplo de ello lo tenemos en 1818 en el caso de las goletas
“Tigre” y “Libertad” de banderas estadounidenses, las cuales violaron
el espacio marítimo nacional, burlaron el bloqueo impuesto por los
patriotas e intentaron vender armas a los realistas. Las embarcaciones
fueron confiscadas. Ante los reclamos y amenazas por parte de los
EEUU que exigían que sus naves le fueran devueltas Bolívar responde:
“Olvidando lo que se debe a la fraternidad… y a los principios
liberales… han intentado y ejecutado burlar el bloqueo… para dar
armas a unos verdugos y para alimentar a unos tigres que por tres siglos
han derramado la mayor parte de la sangre americana” [a su enviado Mr.
Irvine, 29 de julio de 1818] “no permitiré que se ultraje ni desprecie el
Gobierno y los derechos de Venezuela. Defendiéndolos contra España
ha desaparecido una gran parte de nuestra población y el resto que
queda ansía por merecer igual suerte. Lo mismo es contra Venezuela
388
La utopía posible
combatir contra España que contra el mundo entero, si todo el mundo
la ofende”. [7 de octubre de 1818].
Por ello desde los Estados Unidos se desarrolla una campaña contra
Bolívar apoyada por las autoridades norteamericanas. Al respecto,
Bedford Wilson, un oficial inglés a las órdenes de Simón Bolívar, le
confiesa (1827):
“No he encontrado un solo norteamericano que hable bien de Usted;
los papeles públicos que circulan del uno al otro extremo de los Estados
Unidos sólo hacen calumniar y denigrar los actos y su reputación. Sería
inútil empeñarse en contener el torrente de mentiras que se publican
cada día; y si es que se presentan ocasiones de desmentirlas con los
hechos, los directores de periódicos salen del apuro diciendo que
ellos nada tienen que ver con los hechos, que lo importante son los
principios, y siguen con la campaña de difamación”.

Bolívar sabía qué esperar del imperialismo estadounidense. En


temprana fecha, el 25 de mayo de 1820, afirma: “jamás conducta ha
sido más infame que la de los norteamericanos con nosotros”. Poco
tiempo antes de morir expresa su definitiva convicción antiimperialista.
En carta dirigida a Patrick Campbell [Guayaquil, 5 de agosto de 1829.]
escribe una frase lapidaria, con la que han sido pintadas miles de paredes
desde el sur del Río Bravo hasta la Patagonia: “Los Estados Unidos
parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias
en nombre de la libertad”.
17.3. José Martí antiimperialista y crítico de la sociedad
Estadounidense
Otro libertador, José Martí (1853-1895) se declara antiexpansionista
y antiimperialista. El estudioso de la obra martiana, Pedro Pablo
Rodríguez, lo resume fehacientemente:
“Si ustedes revisan sus crónicas sobre Europa, pues encontrarán que
Martí se situó del lado de los árabes frente a los franceses; se situó al lado
de los egipcios frente a los ingleses; se situó al lado de los vietnamitas
frente a los franceses; proclamó los derechos de los pueblos de la India

389
José Gregorio Linares

a ser independientes frente a la Gran Bretaña e insistió una y otra vez


en la necesidad de que la libertad del hombre a escala universal sólo era
posible reconociendo la verdadera libertad de los pueblos”.243

Martí, por razones geopolíticas, centra su praxis antiimperialista


en su oposición a los Estados Unidos. Nunca se deja cautivar con la
propaganda pro estadounidense; desde muy joven denuncia el modo
de vida americano. Cuando tenía menos de veinte años de edad Martí
proclama: “Las leyes americanas han dado al Norte alto grado de
prosperidad, y lo han elevado también al más alto grado de corrupción.
Lo han metalificado para hacerlo próspero. ¡Maldita sea la prosperidad
a tanta costa!”244
Cuando los Estados Unidos, en 1889, convocaron a distintas
naciones latinoamericanas a un congreso internacional con el propósito
de deslumbrarlas con su prosperidad y someterlas a su dominio, Martí
denuncia la intención que se escondía detrás de todo el llamado y, ante
la gravedad de la situación, alerta:
“Jamás hubo en América, de la independencia acá, asunto que requiera
más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y
minucioso, que el convite que los Estados Unidos potentes, repletos
de productos invendibles, y determinados a extender sus dominios en
América, hacen a las naciones americanas de menos poder (…). De la
tiranía de España supo salvarse la América española; y ahora, después
de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite,
urge decir, porque es la verdad, que ha llegado para la América española
la hora de declarar su segunda independencia”.245

El apóstol cubano denuncia en ese artículo la política exterior de los


Estados Unidos con respecto a los pueblos del sur del continente.
“… la política secular y confesa de predominio de un vecino
pujante y ambicioso, que no los ha querido fomentar jamás, ni se
ha dirigido a ellos sino para impedir su extensión, como en Panamá,
243 En Seminario Latinoamericano “Precursores del Antiimperialismo”, p. 85.
244 “Cuaderno de Apuntes personales”, 1871.
245 “Congreso Internacional de Washington. Su historia, sus elementos y sus tendencias”,
1889, en Nuestra América, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1985, 2ª. edic., p. 48.
390
La utopía posible
o apoderarse de su territorio, como en México, Nicaragua, Santo
Domingo, Haití y Cuba, o para cortar por la intimidación sus tratos
con el resto del universo, como en Colombia, o para obligarlos,
como ahora, a comprar lo que no puede vender, y confederarse para
su dominio.(…)

Estados Unidos, un pueblo que comienza a mirar como privilegio


suyo la libertad, que es aspiración universal y perenne del hombre, y a
invocarla para privar a los pueblos de ella.246

En su texto emblemático, Nuestra América, escrito en 1891, Martí


enfatiza el significado que tiene para las naciones suramericanas la
presencia de los Estados Unidos, ese país arrogante y codicioso. Dice:
“El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor
de nuestra América; y urge, porque el día de la visita está próximo, que
el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no la desdeñe. Por
ignorancia llegaría, tal vez, a poner en ella la codicia. Por el respeto,
luego que la conociese, sacaría de ella las manos”.

En distintas oportunidades Martí compara las dos Américas, y


a diferencia de los pitiyanquis de entonces y de siempre, resalta los
antivalores que imperan en la América anglosajona, denuncia la actitud
imperialista de ésta contra la América española, y destaca los valores
humanistas que enaltecen a nuestros pueblos suramericanos. Manifiesta:
“En América hay dos pueblos, y no más que dos, de alma muy diversa
por los orígenes, antecedentes y costumbres, y sólo semejantes en la
identidad fundamental humana. De un lado está nuestra América, y
todos sus pueblos son de una naturaleza y de cuna parecida o igual,
e igual mezcla imperante; de la otra parte está la América que no es
nuestra, cuya enemistad no es cuerdo ni viable fomentar, y de la que,
con el decoro firme y la sagaz independencia, no es posible y es útil ser
amigo”.247

En la última carta que escribe (mayo de 1895), poco antes de su


muerte, dice a manera de testamento político:

246 Ibid., pp. 48-49.


247 Honduras y los Extranjeros, diciembre de 1894.
391
José Gregorio Linares

“Yo estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por
mi deber... de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se
extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza
más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy y haré, es
para eso... En silencio ha tenido que ser y como indirectamente, porque
hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse
en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar
sobre ellas el fin. (…) Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas –y
mi honda es la de David”.

Bolívar y Martí previeron que el “gigante de siete suelas” quería


aplastar a las pequeñas naciones latinoamericanas y caribeñas para
someterlas a sus designios. Ambos tuvieron conciencia de que en la
unión y en la estrategia reside la fuerza que nos permitirá enfrentarlo.
Veremos caer al Goliat de nuestros tiempos, y nunca más podrá
levantarse.
En América latina y el Caribe, mencionar a Bolívar y a Martí es
recobrar las banderas del antiimperialismo de dos David que sostienen
las poderosas hondas de la independencia y la dignidad.
17.4. Francisco Bilbao contra las mandíbulas angloamericanas
El escritor y político chileno Francisco Bilbao (1823-1865) denunció
en su momento el avance destructivo, a costa de las naciones
latinoamericanas, de los imperios, especialmente del estadounidense.
Llama la atención la temprana fecha en que lo hace: la primera mitad del
siglo XIX. También sorprende el temple con que habla. Este visionario
alertó:
“Los Estados-Unidos están cerca. Los Estados-Unidos extienden sus
garras cada día en esa partida de caza que han emprendido contra el
Sur. Ya vemos caer fragmentos de América en las mandíbulas sajonas
del boa magnetizador, que desenvuelve sus anillos tortuosos. (…)

Los Estados Des-Unidos de la América del Sur, empiezan a divisar el


humo del campamento de los Estados-Unidos. Ya empezamos a sentir
los pasos del coloso que sin temer a nadie, cada año, con su diplomacia,
con esa siembra de aventureros que dispersa; con su influencia y su
392
La utopía posible
poder crecientes que magnetiza a sus vecinos, con las complicaciones
que hace nacer en nuestros pueblos; con tratados precursores, con
mediaciones y protectorados; con su industria, su marina, sus empresas;
acechando nuestras faltas y fatigas; aprovechándose de la división de
las Repúblicas; cada año más impetuoso y más audaz, ese coloso (…)
avanza como marea creciente que suspende sus aguas para descargarse
en catarata sobre el Sur. (…) Y esa nación que debía haber sido nuestra
estrella, nuestro modelo, nuestra fuerza, se convierte cada día en una
amenaza de la AUTONOMÍA de la América del Sur. (…)Todo está
amenazado en un porvenir y no remoto por la invasión ayer jesuítica,
hoy descarada de los Estados-Unidos”.248

El chileno Bilbao veía claramente las opciones: Suramérica pobre,


dividida y sometida a la unión de Estados del norte, o Suramérica
próspera, unida y autónoma. Ha pasado más de siglo y medio y el
pronóstico no ha cambiado. Podríamos decir que Bilbao también tiene
mucho que hacer en América todavía.
17.5. Augusto César Sandino: “Venid, gleba de morfinómanos”
Veamos un ejemplo de lo que ha hecho el imperialismo: Nicaragua
a mediados del siglo XIX. Allí un filibustero norteamericano llamado
William Walker (1824-1860), acompañado de una banda de
delincuentes invade Nicaragua, se proclama Presidente de la República
(1856), con el deseo expreso de anexar esta nación a los Estados Unidos.
Su consigna era “hacer de cada pueblo una tumba”. Su Programa de
gobierno se resumía en cuatro puntos, a saber: 1) Un empréstito por el
que cedió en garantía todo el territorio nicaragüense; 2) la confiscación
indiscriminada de los bienes de los opositores para ser rematados entre
ciudadanos estadounidenses; 3) el establecimiento del inglés como
idioma oficial, y 4) la reimplantación de la esclavitud.
Años después (entre 1926 y 1931), en estas mismas tierras, un
puñado de patriotas nicaragüenses liderados por Augusto César Sandino
(1893-1934) se enfrenta a un poderoso ejército norteamericano que
pretende adueñarse de Nicaragua, controlar el poder político, anexarse
248 Francisco Bilbao: Iniciativa de la América. Idea de un Congreso Federal de las Repúblicas,
1856.
393
José Gregorio Linares

parte de su territorio, establecer bases navales, imponer empréstitos


usurarios, manejar sus riquezas, trazar un canal interoceánico acorde a
sus intereses, humillar al pueblo.
Pero este pueblo no está dispuesto a rendirse. Al pie de cada
proclama aparece la consigna “Patria y Libertad”, y a su lado un sello
que representaba a un campesino con un machete decapitando a un
soldado yanqui. En su primer manifiesto (julio de 1927), el líder de
esta lucha de resistencia antiimperial, Augusto César Sandino, afirma:
“El hombre que de su patria no exige más que un palmo de tierra para
su sepultura, merece ser oído, y no sólo ser oído sino también creído
(…). Juro ante la Patria y ante la historia que mi espada defenderá
el decoro nacional y que será redención para los oprimidos. Acepto
la invitación a la lucha y yo mismo la provoco y al reto del invasor
cobarde y de los traidores de mi Patria, contesto con mi grito de
combate, y mi pecho y el de mis soldados formarán murallas donde
se lleguen a estrellar legiones de los enemigos de Nicaragua. Podrá
morir el último de mis soldados, que son los soldados de la libertad
de Nicaragua, pero antes, más de un batallón de los vuestros, invasor
rubio, habrán mordido el polvo de mis agrestes montañas. Venid, gleba
de morfinómanos, venid a asesinarnos en nuestra propia tierra, que yo
os espero a pie firme al frente de mis patriotas soldados, sin importarme
el número de vosotros”.

La postura de Sandino frente a los imperialistas y sus representantes


siempre fue firme y digna. Cuando en 1927 el jefe militar Gilbert
Hatfield le conmina a rendirse, habida cuenta de la “superioridad” del
ejército invasor, Sandino le responde: “Recibí su comunicación ayer y
estoy entendido de ella. No me rendiré y aquí los espero. Yo quiero patria
libre o morir. No les tengo miedo; cuento con el ardor del patriotismo
de los que me acompañan. Patria y Libertad”.
Sandino promulga el “Acuerdo sobre los traidores a la Patria” que
nos recuerda el decreto de Guerra a Muerte del Libertador Simón
Bolívar en momentos en que otro colonialismo pretendía sojuzgarnos.
El acuerdo establece que son traidores a la Patria:

394
La utopía posible
1. Todo nicaragüense que con miras políticas traficare con la honra
de la nación, solicitando apoyo oficial de los conquistadores de
Nicaragua, así como del gobierno de la Casa Blanca y el que saliere
del país como representante del gobierno espurio del traidor
Adolfo Díaz.
2. El que haya celebrado pactos secretos con el enemigo, ya sea como
jefe militar o como jefe civil.
3. El que prestare ayuda a los invasores y traidores para asesinar a
los patriotas nicaragüenses que están defendiendo la soberanía
nacional.
4. El que suministrare informes, verbalmente o por escrito, declarando
contra sus conciudadanos.
5. El que solicitare protección de los invasores con el pretexto de
defender sus intereses, ya sea nacional o extranjero.
Un balance histórico del aporte de Sandino a la lucha antiimperialista
y por la soberanía nacional, nos permite sentirnos orgullosos de aquellos
hombres que organizaron una resistencia exitosa y se convirtieron en
modelos a seguir en la lucha por la independencia.
17.6. José Carlos Mariátegui, “una nueva luz de América”
Uno de los socialistas que más firmemente se ha enfrentado al
imperialismo ha sido José Carlos Mariátegui (1894-1930). Vale la pena
conocer algunos apuntes autobiográficos para conocer mejor a este
peruano que se enfrentó al Imperio y delineó una manera propiamente
latinoamericana de interpretar y transformar la realidad desde una
perspectiva marxista.
“Desde 1918, nauseado de política criolla me orienté resueltamente
hacia el socialismo, rompiendo con mis primeros tanteos de literato
inficionado de decadentismo y bizantinismo finiseculares, en pleno
apogeo. De fines de 1919 a mediados de 1923 viajé por Europa. Residí
más de dos años en Italia, donde desposé una mujer y algunas ideas.
Anduve por Francia, Alemania, Austria y otros países. Mi mujer y mi
395
José Gregorio Linares

hijo me impidieron llegar a Rusia. Desde Europa me concerté con


algunos peruanos para la acción socialista. Mis artículos de esa época
señalan estas estaciones de mi orientación socialista. A mi vuelta al Perú,
en 1923, en reportajes, conferencias en la Federación de Estudiantes,
en la Universidad Popular, artículos, etc., expliqué la situación europea
e inicié mi trabajo de investigación de la realidad nacional, conforme
al método marxista. En 1924 estuve, como ya lo he contado, a punto
de perder la vida. Perdí una pierna y me quedé muy delicado. Habría
seguramente ya curado del todo con una existencia reposada. Pero ni
mi pobreza ni mi inquietud espiritual me lo consienten”. 249

En 1929 José Carlos Mariátegui tituló “Punto de vista anti-


imperialista” una ponencia suya. A fines de 1929 Mariátegui es
elegido, junto con el nicaragüense Augusto César Sandino y el pintor
mexicano Diego de Rivera, miembro del Consejo General de la Liga
Antiimperialista. No llega a ocupar el cargo. Muere el 16 de abril de
1930. Había nacido 36 años antes. Su corta vida, estuvo dedicada
a la construcción de una propuesta original de socialismo para
Latinoamérica, y a enfrentarse a toda expresión de imperialismo que
maniatara a los pueblos del continente. Expresó:
“A Norteamérica capitalista, plutocrática, imperialista, sólo es posible
oponer eficazmente una América Latina o íbera, socialista. La época
de la libre concurrencia en la economía capitalista ha terminado en
todos los campos y todos los aspectos. Estamos en la época de los
monopolios, vale decir de los imperios. Los países latinoamericanos
llegan con retardo a la competencia capitalista. Los primeros puestos
están ya definitivamente asignados. El destino de estos países, dentro
del orden capitalista, es de simples colonias.
La revolución latinoamericana sólo podrá ser una revolución socialista
que incluya objetivos agrarios y antiimperialistas; en el continente
sometido a la dominación de imperios, ya no hay lugar para un
capitalismo independiente: la burguesía local llegó demasiado tarde
para la historia. Ni la burguesía, ni la pequeña burguesía en el poder
pueden hacer una política antiimperialista.
La lucha antiimperialista se presenta absolutamente vinculada a la lucha
revolucionaria. El socialismo europeo se encuentra en la necesidad
249 José Carlos Mariátegui: “La Vida Literaria”, 1930.
396
La utopía posible
de sostener y apoyar las reivindicaciones antiimperialistas aunque no
sean vigorosamente proletarias. El nacionalismo que en las naciones
de Europa tiene forzosamente objetivos imperialistas y por ende
reaccionarios, en las naciones coloniales o semicoloniales adquiere una
función revolucionaria cuando existe real y activamente y no constituye
una mera etiqueta conservadora y tradicionalista”.250

Combatió al político peruano Haya de la Torre, dirigente partidista


quien manejaba un ardiente discurso antiimperialista pero en la práctica
respaldaba las acciones imperialistas en Latinoamérica.
Mariátegui se sumó a la lucha antiimperialista liderada por Augusto
César Sandino en Nicaragua, levantó su voz de enérgico repudio por el
asesinato del líder juvenil cubano Julio Antonio Mella quien se enfrentó
a la dictadura proimperialista de Gerardo Machado; retó al imperio y
atacó las injusticias que se cometían en el propio corazón de los Estados
Unidos, pues desde el Perú desarrolló una enérgica campaña por la
vida da Sacco y Vanzetti, los dos luchadores anarquistas que fueron
injustamente acusados de un delito y condenados a muerte por una
justicia reaccionaria manipuladora; asimismo, desarrolló una campaña
por la liberación de siete jóvenes negros de Scottsboro, condenados a
muerte por tribunales racistas.
Con razón cuando Mariátegui murió, su amigo el escritor Henri
Barbuse expresó: “¿Ustedes no saben quién es Mariátegui? Es una nueva
luz de América, es un espécimen nuevo del hombre americano”.
17.7. Intelectuales de Nuestra América contra
el imperialismo yanqui
Una de las grandes falacias de la historia intelectual de nuestro continente
reside en la creencia de que muchos de nuestros grandes escritores, han
sido hombres y mujeres de estrecha o casi ninguna formación política e
ideológica, dedicados al “arte puro” y desvinculado de los movimientos
sociales de su época. Todo eso es falso.

250 José Carlos Mariátegui: “Aniversario y balance”, p. 192.


397
José Gregorio Linares

Muchos de estos intelectuales de comienzos del siglo XX fueron


impactados principalmente por la sucesión de intervenciones
norteamericanas en Cuba y Puerto Rico en 1898, en Panamá en 1903,
la intromisión por parte de potencias extranjeras en Venezuela en
1902-1903, los desembarcos de tropas yanquis en Nicaragua (1912),
México (1914), Haití (1915) y República Dominicana (1916). Estos
intelectuales no se mantuvieron al margen. Tomaron partido en contra
del ave rapaz.
A Rubén Darío (1867-1916) lo han presentado como un poeta
aislado en su torre de marfil. Ocultan sus alegatos en contra de la
segregación racial, su reivindicación de la grandeza africana y sus
posiciones políticas, especialmente su antiyanquismo. Su palabra es una
saeta contra el águila imperial. Su verbo se hace parodia contra el modo
de vida de los “estadounidenses”. De ellos nos dice:
“NO, NO PUEDO, no quiero estar de parte de esos búfalos de dientes
de plata. Son enemigos míos, son los aborrecedores de la sangre latina,
son los Bárbaros (…). Colorados, pesados, groseros, van por sus calles
empujándose y rozándose animalmente, a la caza del dollar. El ideal de
esos calibanes está circunscrito a la bolsa y a la fábrica. Comen, comen,
calculan, beben whisky y hacen millones. (…) Nos miran, desde la
torre de sus hombros, a los que no nos ingurgitamos de bifes y no
decimos all right, como a seres inferiores (…). Tienen templos para
todos los dioses y no creen en ninguno (…). En el arte, en la ciencia,
todo lo imitan y lo contrahacen, los estupendos gorilas colorados. Mas
todas las rachas de los siglos no podrá pulir la enorme Bestia”. 251

Y en relación con el expansionismo estadounidense, que ya había


arrebatado una extensa región del territorio de México y merodeaba,
como si fuesen suyas, en las pequeñas repúblicas centroamericanas,
advierte:
“…sobre el peligro que entrañan esas mandíbulas de boa todavía
abiertas tras la tragada de Tejas; la codicia del anglosajón, el apetito
yankee demostrado, la infamia política del gobierno del Norte; lo útil,

251 Rubén Darío: “El triunfo de Calibán”, en Retratos y Figuras. Fundación Biblioteca
Ayacucho, Caracas, 1993.
398
La utopía posible
lo necesario que es para las nacionalidades españolas de América estar
a la expectativa de un estiramiento del constrictor. (…) Cuando lo
porvenir peligroso es indicado por pensadores dirigentes, y cuando a
la vista está la gula del Norte, no queda sino preparar la defensa”. 252
Los cipayos del imperio yanky quisieran eliminar su poema “A
Roosevelt”, texto abiertamente antiimperialista donde de manera
específica combate al presidente expansionista Teodoro Roosevelt
(1858-1919), quien promoviera la política del “Gran Garrote” contra
las naciones suramericanas. Le dice:
“Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla español…

Se necesitaría, Roosevelt, ser, por Dios mismo,


el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.
Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!”

También el uruguayo José Enrique Rodó (1871-1917) autor de


Ariel, Los motivos de proteo y otras obras donde se descubre el alma
latinoamericana en contraste con la idiosincrasia estadounidense, fue
antiimperialista en el terreno de la ética y la cultura. No sólo mostró
la esencia expansionista y pragmática del arquetipo Calibán (Estados
Unidos) contra Ariel (América Latina) y denunció la “nordomanía”
cultural, que es lo que llamamos pitiyanquismo o mayamerismo. Al
referirse a los Estados Unidos dice:
“Los admiro, pero no los amo, porque la brutalidad de su progreso está
seduciendo también a muchos que en América Latina encontraron en
la “nordomanía” una salida para el desorden y la falta de ideales” (…)
Niego al utilitarismo norteamericano ese carácter típico con que quiere
imponérsenos como suma y modelo de civilización”.253
Rodó contrapuso la cultura espiritual latinoamericana a la civilización
mercantil y utilitarista de EE.UU; asumió que esa suerte de “conquista moral”
que pretendía expandirse desde el Norte era ajena y perjudicial para el Sur.
252 Idem.
253 José enrique Rodó: Ariel-Los motivos de Proteo.
399
José Gregorio Linares

Igualmente la escritora chilena Gabriela Mistral (1889-1957),


Premio Nobel de Literatura, asumió firmes posiciones contra las
políticas del imperialismo estadounidense, en defensa de los luchadores
latinoamericanos, en pro del internacionalismo revolucionario y de la
integración continental. Cuando Herbert Clark Hoover, Presidente de
los Estados Unidos entre 1929 y 1923, declara al luchador nicaragüense
Augusto César Sandino “fuera de la ley y bandolero”, la insigne chilena
le responde en un artículo titulado “La cacería de Sandino”:
“Lástima grande que la cabeza enlodada del herrero que la prensa
yanqui llama bandido, sea, por rara ocurrencia, una cabeza a la cual
sigue anhelante el continente donde vive toda su raza y una pieza que
desde Europa llaman de héroe nato y de criatura providencial los que
saben nombrar bien”.254

Otro intelectual firmemente antiimperialista fue el argentino


José Ingenieros (1877-1925). En 1922 propuso la formación de
la “Unión Latinoamericana”, un organismo de lucha que difundió
continentalmente las ideas antiimperialistas. Igualmente, en 1925,
pocos meses antes de su muerte, fundó la revista Renovación, entre
cuyos propósitos fundamentales está la lucha contra el imperialismo.
Este intelectual que respalda la Revolución Bolchevique, enjuicia a los
“magnates petroleros, el dólar todopoderoso, los empréstitos externos
y el capitalismo invasor”, y, dando cuenta del imperialismo no sólo en
términos económicos sino también culturales, afirma: “… poseemos un
tesoro espiritual que no cambiamos por ninguna cantidad de dólares”.
De igual modo se planteó la
“… defensa del derecho de autodeterminación de los pueblos, contra
todo imperialismo político y económico, y, además, la solidaridad
moral con los pueblos que luchan por la extinción de los privilegios y
tienden a organizar un nuevo régimen social fundado en la cooperación
de los productores”.255

254 Luis Damiani y Omaira Bolívar (Comps.): Bolívar, Pensamiento pedagógico emancipador
latinoamericano, Universidad Bolivariana de Venezuela, Caracas, p. 195.
255 Néstor Kohán: De Ingenieros al Che, Ensayos sobre el Marxismo argentino y
latinoamericano, Biblos, Buenos Aires, p. 93.
400
La utopía posible
Otro antiimperialista de afilada pluma, ya más avanzado el siglo XX,
es Mario Briceño Iragorry (1897-1958), uno de los más importantes de
los ensayistas venezolanos. No está de más decir que está de moda, entre
algunos intelectuales antidialécticos y maniqueos, censurar al maestro
Mario Briceño Iragorry. No entienden que él, a diferencia de muchos,
comenzó su vida siendo un hombre de pensamiento conservador y, a
medida que avanzaba en edad y experiencias, se fue haciendo progresista
y de avanzada. Para desprestigiarlo acuden a algunas anécdotas o a
ciertos escritos que, sacados de contexto, hacen aparecer a este gran
personaje como un hombre mediocre. Están equivocados. El trujillano
Mario Briceño Iragorry fue un pionero en la defensa de lo nacional y
en la lucha contra el imperialismo. Si fuese suficiente una obra para
destacar este hecho, tenemos ese hermoso libro llamado El Caballo de
Ledesma (1942), donde destaca el enfrentamiento de un solo hombre, el
anciano Alonso Andrea de Ledesma contra el corsario Amyas Prestonn
y sus filibusteros, cuando éstos intentaban apoderarse de la ciudad
de Caracas. En ese texto se refiere a los piratas y saqueadores de ayer
y, de este modo, acusa a los imperialistas y sus cómplices de hoy. Su
antiimperialismo es integral: político, económico y cultural. No se
limita a denunciar el secuestro de nuestros recursos por parte de las
potencias extranjeras, ni a nombrar a los gobernantes que les sirven
de barrenderos, sino que en palabras que recuerdan a José Enrique
Rodó —no en balde su primer grupo literario se llamó Ariel— fustiga
el avasallamiento cultural yanqui y nos incita a recuperar el espíritu de
lo propiamente nacional y latinoamericano. Dice:
“No es por ello obra de resentidos, ni ridícula labor de majaderos
levantar la voz contra el peligro que nos viene de afuera y contra el
peligro que representa en lo interior la conducta antipatriótica de los
pitiyanquis. Necesario es vocearlo y repetirlo: el nuevo invasor no
penetra donde tropieza con voluntades recias que le cierran las puertas
de las ciudades. El imperialismo empieza por corromper a los hombres
de adentro. A unos por unirlos a una comparsa de beneficiados, a otros,
por borrarles la imagen de la propia nacionalidad”.256

256 Ideario Político, p. 32.


401
José Gregorio Linares

Mario Briceño Iragorry conmina principalmente a los venezolanos


a tomar conciencia nacional y a estar a la altura de nuestro pasado
histórico y del compromiso con el presente. Nos recuerda:
“Contrajimos un serio compromiso con la Historia y con América.
Fuimos los paladines de la libertad y de la autonomía del mundo
hispanoamericano. Crimen sin nombre sería desertar aquella altiva
posición y dar espaldas a la libertad, para gozarnos en el amaño de la
nueva esclavitud”.257

También el venezolano César Rengifo (1915-1980) como pensador


y político de avanzada, acusó acertadamente al imperialismo de adaptar
“…sus formas de penetración a las realidades dadas en cada país objeto
de su voracidad. Cuenta él con patrones generales a poner en uso para
llevar a cabo el dominio absoluto en lo económico, político, cultural
e ideológico de aquellos pueblos débiles cuya conquista y dominio
requiere. (…) Penetra paulatinamente en todos aquellos servicios
indispensables a la vida del país, mediante capital, personal de oficio
o técnicos; mercados de alimentos, transporte de carga y pasajeros,
etc. De esa manera amplía su control económico, su influencia y
naturalmente sus ganancias”.258
17.8. Experimentos “científicos” con la gente de Latinoamérica
No es sólo mediante el uso de la fuerza bruta, los golpes de Estado, las
invasiones militares, la intervención de la CIA, el paramilitarismo, que
el imperio norteamericano actúa en América Latina. También emplea
formas más refinados que a la larga son más eficaces y duraderas. Una
de ellas es la política de endeudamiento a que someten a las naciones
del hemisferio. Bajo la fachada de ayuda financiera para contribuir
al desarrollo, otorgan empréstitos a gobiernos títeres. Dinero que
generalmente no llega al pueblo en forma de obras de bien común,
sino que le es entregado con facilidades especiales a empresas privadas
que terminan por desentenderse de los compromisos. Esto ha ocurrido
así en toda América Latina. La deuda termina siendo transferida a la
población en general y a los sucesivos gobiernos.
257 Mario Briceño Iragorry: Ideario Político, Editorial Las Novedades, Caracas, p. 33.
258 César Rengifo: Obras, artículos y ensayos. ULA, Mérida.
402
La utopía posible
Así como unas veces nos prestan dinero para luego cobrar intereses
usurarios, que no podemos pagar si no adquirimos otros préstamos,
otras veces hacen experimentos científicos con nuestra gente. Así como
Robert Koch experimentaba con conejillos de indias, los médicos
gringos lo hacen con los pobladores del tercer mundo, especialmente
con los de Latinoamérica.
En efecto, científicos estadounidenses inocularon enfermedades
venéreas sin su consentimiento a unos 1.500 guatemaltecos, en la
década de 1940, para realizar experimentos médicos.
La experimentación en humanos realizada por estadounidenses en
Guatemala salieron a la luz por una investigación de la doctora Susan
Reverby, del Wellesley College, quien descubrió los documentos en
archivos del doctor John Cutler (fallecido en 2003), quien lideró ese
programa de ensayos.
Cutler dirigió en 1946 una serie de investigaciones sobre reacciones
de medicamentos contra la sífilis, gonorrea y otras enfermedades de
transmisión sexual, inoculando esas enfermedades a unos 1.500
guatemaltecos para observar sus reacciones a los tratamientos.
Los “conejillos de indias” fueron reclutados entre soldados,
prostitutas, personas con enfermedades mentales y reclusos.
El ensayo realizado en Guatemala fue financiado parcialmente
por la Oficina Sanitaria Panamericana —que luego se convirtió en
la Organización Panamericana de la Salud (OPS)— y su objetivo era
investigar nuevas formas de prevenir enfermedades venéreas.
Ante este delito de lesa humanidad que demuestra el concepto que
acerca de los latinoamericanos manejan los tecnócratas de la salud
imperial, los representantes del Gobierno de los EEUU se limitaron…
a pedir “disculpas”.
17.9. Contra el gobierno estadounidense, no contra el pueblo
Nuestra oposición al imperialismo norteamericano no implica que
nos opongamos al pueblo de EE.UU. Esa población —intelectuales y
403
José Gregorio Linares

movimiento obrero— ocupó durante un buen tiempo un lugar importante


en las luchas de la humanidad. No olvidemos que Mark Twain, quien
escribiera punzantes alegatos contra el racismo y denunciara la guerra
imperialista contra los filipinos, era de nacionalidad estadounidense; que
John Reed, el autor de Los Diez Días que estremecieron el Mundo”, La Hija
de la Revolución, y México Insurgente, era norteamericano; que Carleton
Beals quien entrevista a Augusto César Sandino y se solidarizara con ese
“puñado de locos” como llamó al ejército sandinista también lo era; que
fue de esa nacionalidad, John Steinbeck, autor de La Perla y Las Uvas de
la Ira, dos novelas claves para entender los mecanismos de explotación y
funcionamiento del capitalismo.
Con el paso de los años y bajo los efectos de una avalancha
ideologizante que ha ido adormeciendo su conciencia y matando su
espíritu, pueblo otrora luchador y crítico, ha perdido ese sentido y el
entusiasmo por la lucha justa; sin embargo, en todos los momentos de
su historia, hombres y mujeres han denunciado las atrocidades de los
gobiernos norteamericanos y propuesto alternativas frente a la cultura
de la muerte y del dólar. Hoy contamos, entre otros, con el cineasta
Michael Moore y el sociólogo Noam Chomsky, entre otros.
Así como en el pasado el pueblo estadounidense se enfrentó a la
esclavitud y denunció los totalitarismos, tenemos fe en que más
temprano que tarde ese pueblo despierte del letargo enajenante que lo
mantiene atado a la cadena de montaje consumista. Se rebele contra
la manipulación neomacartista que inventa enemigos exteriores para
esconder la catástrofe interna. Lo dijo en una oportunidad Abraham
Lincoln: “Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún
tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”. Ha llegado
la hora de que el pueblo estadounidense desenmascare a sus gobernantes
y los suplante por otros que entiendan que la época de las tiranías
imperialistas está llegando a su fin. Que a todos nos conviene la paz y
de que quizás, ya es tiempo de que aprendan de un indígena mexicano
quien afirmaba: “Entre los individuos, como entre las naciones, el
respeto al derecho ajeno es la paz”.

404
La utopía posible
17.10. Contra el Nuevo Imperialismo, ¿Qué hacer?
El imperialismo asume un nuevo ropaje: la Globalización. Al respecto
afirmó el ecuatoriano Rafael Correa en la Asamblea Extraordinaria de
la ONU, en junio del 2009:
“Quienes asumimos nuestra condición de ser ciudadanos del mundo
no podemos entender esquemas que siempre terminan avasallando a los
más pobres, esquemas que incluso contradicen sus propios postulados.
¿Cómo entender una pretendida globalización que no busca crear
ciudadanos del mundo, sino tan sólo consumidores? ¿Que no busca
crear una sociedad global sino tan sólo un mercado global? ¿Que busca
cada día mayor movilidad para capitales y mercancías, pero criminaliza
la movilidad de los seres humanos? ¿Tiene todo esto algún sentido?”

A esto nos enfrentamos ahora. ¿Qué armas usar ante esta nueva
modalidad de agresión contra los pueblos y el planeta? Invoquemos
en esta batalla final a los valientes indígenas que se enfrentaron al
colonialismo español; a los africanos que organizados en kilombos
lucharon contra los traficantes de esclavos y sus capataces; a Alfonso
Andrea de Ledesma quien armado con la lanza de la dignidad esperó a
mitad de camino a los corsarios para defender su ciudad y su gente; a
Bolívar quien ante la amenaza estadounidense respondió: “Por fortuna
se ha visto con frecuencia un puñado de hombres libres vencer a
imperios poderosos” (12 de octubre de 1818); a Benito Juárez quien
derrotó al imperio francés que se nos venía encima.
Invoquemos a los que desde las costas de Venezuela en 1903 salieron
a batirse contra naves extranjeras que pretendían cobrar por la fuerza
unas deudas mal habidas; a Pancho Villa quien para desquitarse de
tanto atropello contra Suramérica invadió Columbus, un pueblo de los
EEUU, y plantó allí la bandera mejicana; a Augusto César Sandino
quien al frente de un pequeño ejército hizo enloquecer a los Marines,
los cuales consumían drogas para esconder el miedo que le tenían a
unos guerrilleros que se inspiraban en el ejemplo de David frente a
Goliat; a Fridha Kahlo quien, al final de su vida, con sólo una pierna
sigue aún marchando contra cualquier invasión extranjera en territorio

405
José Gregorio Linares

suramericano; a los muchachos y muchachas que salieron a defender la


revolución guatemalteca dirigida por Jacobo Arbenz, a los niños y niñas
vietnamitas que vieron cómo sus casas y sembradíos eran arrasados por
soldados que los odiaban sin haberlos visto nunca. A los estudiantes y
trabajadores que salen a las calles a protestar cada vez que un presidente
gringo nos visita. Invoquemos a los que, a pesar de las ofertas, no
venden su alma y su inteligencia a ningún imperio. A las personas que
no quieren copiar el “modo de vida americano”. A los que con su canto,
su pincel, sus gestos o su pluma recrean la cultura nacional y con ello
enfrentan con creatividad a los profanadores de la cultura autóctona.
Invoquemos, pues, a los nuestros. Inspirémonos en sus lecciones. Y
en relación a la pregunta que formulamos al comienzo, ¿qué hacer?
parafraseando a Lenin, la respuesta sigue siendo la misma: desechar las
ilusiones y prepararse para la lucha.

406
La utopía posible

ANEXO

CRONOLOGÍA DE INTERVENCIONES MILITARES DE EE.UU EN


AMÉRICA LATINA 1823-2002
La siguiente es una cronología de las intervenciones y un listado de
las bases militares que los EE.UU han instalado en distintos países de
América Latina. Puesto así, año por año, da idea de la magnitud de la
política imperialista a través de la utilización de la fuerza militar, no sólo
para anexarse territorios sino también socios, cómplices a sus planes de
dominación.
1823: La Doctrina Monroe declara que América Latina se considera
“esfera de influencia” para Estados Unidos.
1846: Guerra contra México, país que finalmente es forzado a ceder al
vecino del norte la mitad de su territorio, incluidos los hoy poderosos y
ricos estados norteamericanos de Texas y California.
1854: La marina yanqui bombardea y destruye el puerto nicaragüense
de SanJuan del Norte. El ataque ocurrió después de un intento de las
autoridades de Nicaragua de cobrar impuestos al yate del millonario
norteamericano Cornelius Vanderbilt, quien había conducido su nave a
dicho puerto. El bombardeo facilitó el camino a William Walker.
1855: El aventurero estadounidense William WalKer, operando en
interés de los banqueros Morgan y Garrison, invade Nicaragua y se
proclama presidente. Durante su intervención de Nicaragua, invadiría
también a los vecinos países de El Salvador y Honduras, proclamándose
igualmente jefe de Estado en ambas naciones. Walker restauró la
esclavitud en los territorios bajo su ocupación.

407
José Gregorio Linares

1898: EE.UU. declaran la guerra a España en el momento en que los


independentistas cubanos, prácticamente, habían derrotado a la fuerza
militar colonial española. Las tropas yanquis ocupan la Isla de Cuba,
desconocen a los patriotas y el viejo imperio se ve obligado a ceder a
Washington los territorios de Puerto Rico, Guam, Filipinas y Hawaii.
1901: Las fuerzas norteamericanas de ocupación incorporan en la
nueva Constitución de Cuba, ahora República independiente, la infame
Enmienda Platt, mediante la cual EE.UU. se arrogaba el derecho de
intervenir en los asuntos cubanos cada vez que estimara conveniente.
Cuba también fue forzada al arrendamiento en perpetuidad de un
pedazo del territorio nacional para el uso de la Marina de Guerra
estadounidense: La Base Naval de Guantánamo.
1903: EE.UU. “estimula” la separación de Panamá, que entonces era
parte de Colombia, y adquiere derechos sobre el Canal. Años después,
el ex presidente Teodoro Roosevelt —el real segregador de Panamá—
diría: “Yo tomé la Zona del Canal mientras el Congreso debatía”. A
Colombia se le pagó posteriormente la ridícula suma de $ 25 millones
en compensación.
1904: Se promulga en Panamá la nueva Constitución Nacional. Tiene
un apartado que contempla la intervención militar norteamericana
cuando Washington lo crea necesario. Inmediatamente se inicia la
construcción del Canal de Panamá. Más adelante, E.E.U.U. llenará la
zona de bases militares.
1904: Marines desembarcan en República Dominicana para sofocar un
levantamiento armado opositor. Un año después, a propósito de dicha
intervención, el presidente Teodoro Roosevelt declara que Estados
Unidos sería “el gendarme” del Caribe.
1906: Las inversiones norteamericanas en Cuba, que en 1885
representaban 50 millones de pesos cubanos, alcanzan la cifra de
200 millones. En agosto de ese año estalla una insurrección contra el
presidente títere Estrada Palma, quien solicita la intervención militar

408
La utopía posible
de EE.UU. cuyas tropas desembarcan y designan como interventor a
William Taft.
1907: República Dominicana: Estados Unidos consiguió que el gobierno
dominicano le otorgara la recaudación de los ingresos aduanales, estatus
que se mantendría durante 33 años.
1908: Tropas norteamericanas intervienen en Panamá. En la próxima
década lo hará cuatro veces más.
1910: Los Marines ocupan Nicaragua para sostener el régimen de
Adolfo Díaz.
1911: México: Para “proteger” a ciudadanos norteamericanos, el
presidente William Taft ordena el desplazamiento de 20.000 soldados a
la frontera sur y ocho buques de guerra frente a las costas de California.
1912: Los norteamericanos invaden Nicaragua y dan comienzo a una
ocupación que se mantendría casi continuamente hasta 1933. Aquél
1912 el Presidente Taft declara: “No está distante el día en que tres
estrellas y tres franjas en tres puntos equidistantes delimiten nuestro
territorio: una en el Polo Norte, otra en el Canal de Panamá y la tercera
en el Polo Sur. El hemisferio completo de hecho será nuestro en virtud
de nuestra superioridad racial, como es ya nuestro moralmente”.
1914: EE.UU. bombardea la ciudad portuaria de Veracruz, un ataque
aparentemente motivado por la detención de soldados yanquis en
Tampico. El gobierno mejicano se disculpa, pero el presidente Woodrow
Wilson ordena que la Armada ataque a Veracruz. Cien soldados
mexicanos, varios cadetes de la Escuela Naval y grupos civiles resisten
con heroísmo. Hay 300 muertos. Los ocupantes permanecen durante
varios meses.
1915: Los Marines ocupan Haití para “restaurar el orden”. Se establece
un protectorado que permanecerá hasta 1934. El Secretario de Estado
William Jennings Bryan, al informar sobre la situación haitiana
comentó: “Imaginen esto: negros hablando francés”.

409
José Gregorio Linares

1916: Marines ocupan la República Dominicana y permanecen allí


hasta 1924.
1918: En Panamá los Marines ocupan la provincia de Chiriquí, para
“mantener el orden público”.
1924: La infantería de marina norteamericana invade a Honduras para
“mediar” en un enfrentamiento civil. Un militar hondureño asume el
gobierno provisional. Honduras ocupa el primer lugar mundial en la
exportación de bananas, pero las ganancias son para la United Fruit
Company.
1925: Tropas estadounidenses ocupan la ciudad de Panamá bajo el
pretexto de poner fin a una huelga y restablecer el orden.
1926: Estados Unidos decide crear en Nicaragua una Guardia Nacional.
Augusto César Sandino se propone formaron un ejército popular para
combatir a los ocupantes extranjeros.
1927: En Nicaragua un capitán de los Marines conmina a Sandino
para que se rinda. El rebelde responde: “Yo quiero patria libre o morir”.
Estados Unidos realiza entonces el primer bombardeo aéreo en América
Latina. Ataca la aldea El Ocotal. Mueren 300 nicaragüenses por las
bombas y ametralladoras yanquis.
1930: En República Dominicana comienza la dictadura de Rafael
Leonidas Trujillo, un militar surgido de la Guardia Nacional, fomentada
y entrenada por Estados Unidos.
1933: EE.UU. abandona Nicaragua y deja el control del país a Anastasio
Somoza y su Guardia Nacional.
1934: En Nicaragua es asesinado Augusto César Sandino, quien había
depuesto las armas. El asesinato fue ordenado por Somoza, con la
complicidad del embajador norteamericano Arthur Bliss Lane.
1941: En Panamá es depuesto el presidente Arnulfo Arias Madrid por un
golpe militar lideradopor Ricardo Adolfo de la Guardia, quien primero
410
La utopía posible
consultó su plan con el Embajador de Estados Unidos. El Secretario de
Guerra Henry Stimson declaró: “Esto fue un gran alivio para nosotros,
porque Arias había sido muy problemático y muy pro-nazi”.
1946: EE.UU. abre en Panamá la tristemente célebre Escuela de las
Américas, para la formación de los militares del hemisferio. Allí se
formaron esbirros y los principales protagonistas de las dictaduras
militares de Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Centroamérica y de
otros países.
1947: EE.UU. comienza a imponer paulatinamente el Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
1952: En Cuba, con la anuencia y agrado de Washington, el general
Fulgencio Batista derroca a Carlos Prío Socarrás e inaugura una
sangrienta tiranía.
1954: La CIA orquesta el derrocamiento del gobierno democráticamente
electo de Jacobo Árbenz en Guatemala. Un poeta guatemalteco
describió el gobierno de Árbenz como “años de primavera en un país
de eterna tiranía”. Siguieron casi 40 años de violencia y represión que
culminaron en la política de “tierra arrasada” de los años 80. Más de
150.000 personas perdieron la vida.
1956: En Nicaragua el poeta Rigoberto López Pérez asesina al dictador
Anastasio Somoza, que llevaba 20 años en el poder con apoyo de Estados
Unidos. El presidente Franklin Delano Roosevelt lo había definido así:
“Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Su hijo Anastasio
Somoza Debayle prolongó esa dinastía tiránica durante varios años más.
1960: El presidente Dwight David Eisenhower autoriza la realización
en gran escala de acciones encubiertas para derribar el gobierno de Fidel
Castro, quien había llegado al poder en enero de 1959 y de inmediato,
inició una obra revolucionaria de extraordinario alcance social y
apoyo popular. Las acciones encubiertas incluían el asesinato del líder
cubano, la creación de bandas contrarrevolucionarias y el sabotaje a los
principales sectores de la economía insular.
411
José Gregorio Linares

1961: Fuerzas mercenarias reclutadas, organizadas, financiadas y dirigidas


por Estados Unidos invaden a Cuba por Bahía de Cochinos (Playa
Girón). En menos de 72 horas son derrotadas en lo que constituyó la
primera gran derrota militar del imperialismo yanqui en América Latina.
La CIA cocina un golpe de Estado contra el presidente electo de Ecuador J.
M. Velazco Ibarra, quien se había mostrado demasiado amistoso con Cuba.
1964: El presidente de Brasil Joao Goulart, quien se proponía llevar a
cabo una reforma agraria y nacionalizar el petróleo, es víctima de un
golpe de Estado apoyado y promovido por Estados Unidos.
1965: Miles de efectivos de E.E.U.U. son enviados a República
Dominicana para reprimir un movimiento que intentaba restaurar
en el poder al anteriormente derrocado presidente progresista y
democráticamente electo Juan Bosch.
1966: Estados Unidos envía armas, asesores y Boinas Verdes a
Guatemala, para poner en práctica una campaña contrainsurgente.
En un informe del Departamento de Estado se declaraba que: “para
eliminar a unos pocos cientos de guerrilleros habrá que matar quizás a
100.000 campesinos guatemaltecos”.
1967: Un grupo de Boinas Verdes fue enviado a Bolivia para dar con el
paradero y asesinar a Ernesto Che Guevara.
1968: La CIA organiza una fuerza paramilitar considerada como la
precursora de los tenebrosos “Escuadrones de la Muerte”.
1971: El diario The Washington Post confirma que la Agencia Central
de Inteligencia había intentado asesinar en varias oportunidades al líder
de la Revolución Cubana Fidel Castro. Años después, y a medida que
los documentos secretos de la CIA han sido desclasificados, se ha sabido
que los intentos se cuentan por decenas y los planes por centenares.
1973: Los militares toman el poder en Uruguay, apoyados por Estados
Unidos. La subsiguiente represión alcanzaría elevadísimas cifras de
población encarcelada por razones políticas.
412
La utopía posible
El mismo año, un golpe de Estado instigado y organizado por los
yanquis derroca al gobierno electo del presidente Salvador Allende
en Chile, y se instala en el poder el general Augusto Pinochet quien
encabeza una cruenta y larga dictadura militar.
1976: Golpe de Estado en Argentina contra María Estela Martínez
de Perón. Asume el poder una Junta Militar encabezada por Jorge
Videla. Años después se desclasificaron casi 5.000 documentos secretos
que revelaron la estrecha colaboración y el apoyo otorgado desde los
más altos niveles del poder en Washington a los militares sureños,
responsables de la muerte de al menos 30.000 argentinos, en su gran
mayoría jóvenes estudiantes y trabajadores.
Más recientemente, el Departamento de Estado norteamericano ha
desclasificado documentos que comprometen directamente al antiguo
Secretario de Estado, Henry Kissinger, y a otros altos funcionarios de
ese país en los crímenes cometidos por la dictadura argentina, la cual
puso en marcha una campaña de asesinatos, torturas y “desapariciones”
tras asumir el poder. Kissinger también estuvo involucrado en las
operaciones del llamado Plan Cóndor, una red de cooperación para
capturar y ejecutar opositores políticos en Argentina, Brasil, Chile,
Uruguay, Paraguay y Bolivia.
1980: EE.UU. incrementa la asistencia masiva a los militares de El
Salvador que se enfrentan a las guerrillas del Frente Farabundo Martí para
la Liberación Nacional (FMLN). Los escuadrones de la muerte proliferan;
el Arzobispo Oscar Arnulfo Romero es asesinado por terroristas de derecha;
85.000 civiles son muertos y 25.000 desaparecidos entre 1978 y 1989. La
violación y asesinato de cuatro monjas por sicarios de los militares hace que
el gobierno yanqui suspenda la ayuda militar por un mes.
1981: La Administración Reagan inicia la guerra para derrocar al gobierno
sandinista en Nicaragua. Para eso la CIA procede a la organización de
los “contras”. Habían comenzado el año anterior con un grupo de 60
antiguos guardias de Somoza. Cuatro años después llegarían a agruparse
en ella casi 12.000 ex guardias. De los 48 jefes militares más importantes
413
José Gregorio Linares

de la “contra”, 46 habían sido oficiales de la Guardia Nacional. El


gobierno de los Estados Unidos también utilizó la guerra económica y
promovió las presiones ejercidas por el Fondo Monetario Internacional y
el Banco Mundial contra el primer gobierno sandinista.
El general Omar Torrijos, presidente de Panamá, muere en un accidente
aéreo. Desde entonces ha existido la sospecha de que la CIA tuvo que
ver con el siniestro, debido al nacionalismo patriótico de Torrijos y a las
relaciones amistosas que su gobierno mantenía con Cuba.
1983: Se produce la invasión de 5.000 soldados de Estados Unidos a
la pequeña isla caribeña de Granada. Las tropas yanquis entraron poco
después de que una conspiración había sacado del poder a Maurice
Bishop, un líder izquierdista y nacionalista.
1989: invasión yanqui a Panamá para arrestar a quien fuera su protegido,
Manuel Noriega. La operación dejó no menos de 3.000 bajas civiles.
1990: Estados Unidos interviene masivamente en el proceso electoral
de Nicaragua a través de acciones encubiertas y también públicas.
Washington consolidó abiertamente la coalición de oposición, aunque
tales prácticas son ilegales según la ley estadounidense.
2000: Como parte de la “guerra a las drogas”, Estados Unidos lanza el Plan
Colombia, un programa de ayuda masiva civil y militar a un país que quizás
tenga el peor récord de violación de derechos humanos en el hemisferio.
El financiamiento del Congreso estadounidense para este Plan es de $
1.300 millones, de los cuales el 83% está destinado al gasto militar. El Plan
Colombia después se ha subsumido en la “guerra contra el terrorismo”.
2002: Estados Unidos apoyó y financió el golpe de Estado, del 11 de
abril, contra el gobierno constitucional encabezado por el Comandante
Hugo Chávez en Venezuela, que culminó con la instalación de una
dictadura asumida por el empresario Pedro Carmona Estanga que fue
barrida en menos de 48 horas por la movilización popular en alianza
con los sectores militares progresistas.259
259 http://www.profesionalespcm.org/_php/MuestraArticulo2.php?id=5450
414
Cecilio Acosta
La utopía posible

18. El Desarrollo Endógeno

“Desde que los hombres comenzaron a unirse en sociedad


para su más grande bien, nosotros somos los únicos a
quienes el gobierno obliga a comprar lo que necesitamos
a los precios más altos, y a vender nuestras producciones
a los precios más bajos. Para que esta violencia tuviese
el suceso más completo nos han cerrado, como en una
ciudad sitiada, todos los caminos”.
Juan Pablo Vizcardo y Guzmán

“La prosperidad del país, vendrá cuando los venezolanos


tengan el derecho de gozar y disponer libremente de sus
bienes, y del fruto de su talento, industria y trabajo”.
Simón Bolívar

“Son nuestras tierras de América como tesoros escondidos


(…). Los países americanos, llenos de hijos vehementes,
más dados hasta hoy a ejercitar su valor que a trabajar
sus riquezas, volverán su actividad, ganosa de empleo,
a las fuerzas físicas, y harán revoluciones agrícolas y
mercantiles, con la misma prisa, generosidad y brillantez
con que han estado haciendo revoluciones políticas”.
José Martí

417
José Gregorio Linares

18.1. Tres hechos históricos: ¿Qué aprendemos?


Vamos a citar tres hechos históricos para ilustrar el principio que trata
sobre el Desarrollo Endógeno. Para ello haremos uso de lo que en
técnicas de la investigación se denomina ideas secundarias por contraste.
El primer caso se refiere a la tierra de Gandhi. Dice Noam Chomsky:
“Bengala era uno de los lugares más ricos del planeta cuando
los primeros comerciantes y guerreros británicos llegaron allí. Lo
describieron como un paraíso. Hoy esa zona se llama Bangladesh y
Calcuta, los símbolos de la desesperación y la pobreza. Esas ricas zonas
de agricultura producían un inmejorable algodón, la materia prima más
importante de esa época. Tenían una manufactura avanzada. Dacca, la
capital de Bangladesh, fue comparada con Londres por el conquistador
británico Clives. Un siglo más tarde, en un debate en la Cámara de
los Lores, Sir Charles Trevelian describió como Dacca había pasado
de ser un centro importante de manufactura y una ciudad próspera
a ser un suburbio marginal debido al impacto de la administración
británica. En Bengala y en todas las partes de la India que controlaban,
los británicos minaron y trataron de destruir el sistema existente de
manufactura, que en muchos aspectos era comparable al suyo propio.
Según la Revolución Industrial iba urbanizando y modernizando
Inglaterra, la India se ruralizaba convirtiéndose en un país agrario y
pobre (…). Los británicos convirtieron las tierras agrícolas en zonas
de cultivo de amapola destinadas al comercio del opio. Lo único que
podían vender a China era opio, y Bengala era uno de los sitios donde
lo producían. Hubo una hambruna tremenda”.260

El segundo caso es actual, se refiere a Tanzania, en África Oriental.


En su interior se encuentra el Lago Victoria, uno de los más grandes
del mundo. Allí ha existido tradicionalmente una gran variedad
de peces, la base de lo que pudiera ser una industria pesquera local
floreciente, que contribuyera al bienestar de los habitantes de la zona.
Desafortunadamente —según podemos apreciar en el documental La
Pesadilla de Darwin— esto no ocurre. A diario cientos de toneladas de
peces son extraídos del lago, procesados y exportados a Europa, Rusia y

260 Noam Chomsky: Mantener la chusma a raya, Editorial Txalaparta, Tafalla [Euskadi],
1995, 7ª. edic., pp.72-73.
418
La utopía posible
Japón por empresas financiadas por el Fondo Monetario Internacional
y el Banco Mundial. Los habitantes de la zona no lo pueden consumir
porque no cuentan con los recursos económicos para comprarlo.
Cíclicamente se desatan epidemias producidas por la hambruna. Para
agravar la tragedia, los europeos introdujeron en el lago una especie
lacustre predadora de los peces autóctonos y la flora acuática, llamada
“Perca del Nilo”, que está a la altura de su refinado gusto. De este modo,
un lago que pudo haber sido una fuente de vida, se está convirtiendo en
un océano de muerte. Y por si esto fuera poco, los mismos aviones que
se llevan el pescado, traen de vuelta armas de contrabando para instigar
la guerra entre los pueblos de la región; además, los desechos plásticos
que deja la industria pesquera, se convierten en materia prima para
elaborar drogas que están diezmando la población de niños y jóvenes.
El tercer caso se da en Venezuela, se trata de las Salinas de Araya,
ubicadas en el estado Sucre, al norte de Cumaná. En tiempos de la
conquista y colonización los centros de producción de sal se convirtieron
en uno de los objetivos primordiales a dominar en virtud de que la
sal era un recurso escaso, bien cotizado y muy valorado en Europa en
los procesos de conservación y condimentación de los alimentos. Por
consiguiente, la explotación de estas minas de sal, entre las más grandes
del mundo, contribuiría a enriquecer a los colonialistas y a esclavizar a la
población aborigen. Toneladas de cargamentos de sal eran transportadas
a España, mientras millares de indígenas morían, producto del maltrato
y las enfermedades, en estas costas donde la riqueza era tanta que se
levantaron castillos- fortaleza, donde el botín era de tal magnitud que
había que protegerlo de corsarios y piratas.
En las Salinas de Araya la riqueza afloraba del mar en contacto con
el sol y el viento. El tema hasta mereció que se le hiciera una película,
titulada Araya (1958); dirigida por Margot Benacerraf quien realiza una
extraordinaria obra cinematográfica donde se ve la explotación, pero
lamentablemente no se la denuncia. Un filme en el que ante nuestros
ojos se ejecuta el saqueo, mas no se lo censura. Allí se ve al pueblo
trabajando agotado, y ni siquiera se asoma la idea de que este mismo

419
José Gregorio Linares

pueblo está descontento con las condiciones de trabajo. Se ven los


rostros tristes pero no se revela la razón de esta tristeza: la llegada de una
maquinaria anfibia que se traga el mar y se lleva la sal y las esperanzas.
Con el paso del tiempo este proceso de calculada devastación se
acentuó. En 1994 las salinas fueron entregadas por gobiernos regionales
corruptos a empresas privadas codiciosas y desarraigadas, que sólo ven
en la sal un producto que da utilidades; en el ambiente, un obstáculo
para ser sometido bajo las fauces de su moderna tecnología; y en la
gente que trabaja, a unos desnudos moradores a quienes ni siquiera vale
la pena curarles las profundas grietas que dejan en su piel, el sol y los
calcinantes cristales de sal.
Los usurpadores no entienden que la blanca sal no es para los
habitantes de la zona un simple recurso natural sujeto a la avaricia,
sino el alma de un pueblo tendida al mar. Los políticos locales no
comprendieron que en Araya el espíritu de cada antepasado se mece
con el oleaje y se integra en el azul. De esta manera, dolorosamente,
el ambiente fue vendido a cambio de unas pocas monedas de oro por
unos Judas gubernamentales. Estos políticos actuaron por décadas
como los corsarios que alguna vez inundaron estas playas: pretendiendo
adueñarse de un botín. El resultado no podía ser más doloroso: un
hábitat devastado, las salinas arruinadas, la población empobrecida, la
soberanía nacional burlada.
Así, la sal de la vida se convirtió en estéril mineral de muerte.
Cementerio de gente y de paisaje. Sudario de explotación y de
desprecio: de las personas, del ambiente, de la historia. Luego, cuando
ya habían acabado con el ecosistema, las compañías privadas dijeron
que estaban quebradas, que el negocio no era rentable, que debían
marcharse. Reunieron a los trabajadores y les pagaron una miseria para
que se convirtieran en taxistas en una tierra donde ya no hay a donde
ir. Afortunadamente, el Gobierno nacional asumió la propiedad de las
salinas. Ojalá que no caiga en la trampa desarrollista de medir el éxito
económico por las toneladas de sal arrancadas al mar, sino que más
bien consulte a los pobladores y busque soluciones que beneficien al
420
La utopía posible
ecosistema y a la gente porque, como lo dice Edsijual Mirabal en un
texto inédito:
“En este lugar la luz es tanta y tan hermosa que los cocuyos podrían
venir a recoger un poco de su brillo y transparencia para alumbrar
algunos territorios en sombra. (…) En Araya, el anhelo de ver viva y
productiva la Salina no se extingue. La esperanza se propaga en la deriva
y en el viento. Despiertan las voces guaiqueríes, otrora comerciantes de
la sal y expertos navegantes, y les susurran a los actuales pobladores
la pulsión de la tierra. (…) En muchos momentos oímos expresiones
como éstas: «Hay que avisarle al Comandante que La Salina está viva
todavía, que la podemos salvar, que nosotros sabemos cómo hacerlo…
que no cuesta casi nada»”.

Hemos visto tres ejemplos de lo que no debe ser. Estas atrocidades


ocurren, cuando frente al avasallamiento no somos capaces de
contraponer una estrategia de desarrollo endógeno. De allí que en
la construcción de una sociedad socialista debamos partir de una
concepción endógena del desarrollo, la cual, dicho en pocas palabras,
se asienta en pueblos que revalorizan su historia y su realidad, que
establecen que el desarrollo económico integral de una nación sólo es
posible mediante el uso racional de sus propios recursos, dentro de un
esquema de producción, comercialización y consumo que beneficia a
sus propios habitantes y a las naciones aliadas, bajo una política que
garantiza la preservación del ecosistema y la calidad de vida.
18.2. Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, pionero de la
independencia y el desarrollo endógeno
Uno de los pioneros de esta concepción del “desarrollo endógeno” como
base para alcanzar la independencia es el peruano Juan Pablo Vizcardo y
Guzmán (1748-1798). Fue un jesuita que al ser expulsada de América
esta orden religiosa, vivió en distintas partes de Europa, y desde allí
fue fraguando su ideario independentista sustentado en el pleno uso
y disfrute de nuestros recursos, los cuales debían ser usufructuados en
provecho de los pueblos de la América española y no en beneficio de
la metrópoli imperial. En Europa retorna a la vida civil, y publica su

421
José Gregorio Linares

Carta a los Españoles Americanos, considerada “la primera acta de la


Independencia”. Allí promueve la lucha independentista de América
y la justifica con argumentos económicos, geopolíticos e ideológicos.
Esta obra tuvo gran difusión gracias a Francisco de Miranda, el cual la
publica en 1799 en Europa y la traduce al español en 1801. Luego la
utilizó en su campaña liberadora de 1806.
Es pionero en la lucha por la independencia en Suramérica.
Leyendo la carta de Juan Pablo Vizcardo y Guzmán nos encontramos
con originales ideas que tratan sobre diferentes aspectos que cobran
hoy plena vigencia: su visión antiimperial, la noción de americanidad,
el concepto de integración, su idea de la soberanía nacional y la
autodeterminación de los pueblos, la defensa de los derechos humanos,
la revalorización de la historia, etc.; sin embargo, sólo destacaremos en
esta oportunidad su concepción de lo que hoy llamamos “desarrollo
endógeno”. De no ser porque sabemos que leemos un texto escrito en
el siglo XVIII creeríamos que se trata de la obra de un contestatario
de la actualidad, de uno de esos muchachos que protestan contra la
globalización y el control de las grandes potencias sobre las naciones del
sur. Cámbiese España por cualquier metrópoli extranjera y veremos que
nada ha cambiado. Pregunta:
“¿…qué maravilla es pues, si con tanto oro y plata de que hemos casi
saciado al universo, poseamos apenas con qué cubrir nuestra desnudez?
¿De qué sirven tantas tierras tan fértiles, si además de la falta de
instrumentos necesarios para labrarlas, nos es por otra parte inútil el
hacerlo más allá de nuestra propia consumación? Tantos bienes, como
la naturaleza nos prodiga, son enteramente perdidos; ellos acusan la
tiranía que nos impide el aprovecharlos, comunicándonos con otros
pueblos”.261

“…con nuestros tesoros inmensos no hemos comprado sino miseria y


esclavitud”.262

261 Rubén Vargas Ugarte S.J.: La Carta a los Españoles Americanos de Don Juan Pablo
Vizcardo y Guzmán, Lima, Editorial del CIMP, Chorrillos, 1954, p. 95.
262 Ibid., p. 98.
422
La utopía posible
Juan Pablo Viscardo y Guzmán no se limita a hacer la crítica
a un sistema imperial que nos impide nuestro desarrollo a partir de
nuestros recursos y en favor del bienestar de los habitantes de nuestros
pueblos, sino que, además, se plantea la lucha por invertir el proceso de
explotación a que somos sometidos y a suplantarlo por la independencia
y la prosperidad económicas.
Exhorta a que
“…bajo cualquier aspecto que sea mirada nuestra dependencia… se
verá que todos nuestros deberes nos obligan a terminarla. (…) No hay
ya pretexto para excusar nuestra apatía si sufrimos más largo tiempo las
vejaciones; que nos destruyen; se dirá con razón que nuestra cobardía
las merece. Nuestros descendientes nos llenarán de imprecaciones
amargas, cuando mordiendo el freno de la esclavitud que habrán
heredado, se acordaren del momento en que para ser libres no era
menester sino el quererlo”.263

Tenía razón el peruano Juan Pablo Vizcardo y Guzmán: “…no hay


ya pretexto para excusar nuestra apatía si sufrimos más largo tiempo
las vejaciones que nos destruyen”. América Latina vive nuevamente
un momento histórico en que “para ser libres no es menester sino el
quererlo”.
18.3. Paraguay independiente
En América Latina existen experiencias que demuestran que el desarrollo
endógeno es posible. Un ejemplo de ello lo tenemos en el Paraguay del
siglo XIX (1814-1865), una nación que en esa época pudo alcanzar la
autarquía, la independencia económica y la prosperidad. Experiencia
que fue liquidada por las potencias imperiales en alianza con obedientes
cipayos latinoamericanos a través de la “Guerra de la Triple Alianza”
(1864-1870). Paraguay se erguía como una excepción en América
Latina: la única nación que el capital extranjero no había deformado. El
gobierno de Gaspar Rodríguez de Francia (1814-1840)

263 Ibid., p. 39.


423
José Gregorio Linares

“Había incubado, en la matriz del aislamiento, un desarrollo


económico autónomo y sostenido. (…) No había grandes fortunas
privadas cuando Francia murió, y Paraguay era el único país de
América Latina que no tenía mendigos, hambrientos ni ladrones; los
viajeros de la época encontraban allí un oasis de tranquilidad en medio
de las demás comarcas convulsionadas por las guerras continuas. El
agente norteamericano Hopkins informaba en 1845 a su gobierno que
en Paraguay «no hay niño que no sepa leer y escribir...». Era también el
único país que no vivía con la mirada clavada al otro lado del mar. El
comercio exterior no constituía el eje de la vida nacional; la doctrina
liberal, expresión ideológica de la articulación mundial de los mercados,
carecía de respuestas para los desafíos que Paraguay, obligado a crecer
hacia dentro por su aislamiento mediterráneo, se estaba planteando
desde principios de siglo. Los posteriores gobiernos de Carlos Antonio
López y su hijo Francisco Solano continuaron y vitalizaron la tarea. La
economía estaba en pleno crecimiento”.264

18.4. Simón Rodríguez y Bolivia


De igual manera, hacia el desarrollo autosostenible apuntaba el plan
que Simón Rodríguez quiso poner en práctica en el Alto Perú en 1826.
El propósito era crear un modelo de República fundada en patrones
que hoy podríamos calificar de endógenos, y cuya influencia pretendía
irradiar por toda la América. Vale la pena explicar las circunstancias
específicas en que se desarrolló el proyecto.
Simón Rodríguez decidió trasladarse de Europa hacia Hispanoamérica
para ayudar en la reconstrucción de las nuevas naciones recién
emancipadas, porque:
“En la América del Sur —las Repúblicas están Establecidas, pero no
Fundadas. Es un deber de todo ciudadano instruido el contribuir con
sus luces a fundar el Estado, con su persona y bienes a sostenerlo”. 265

Para ello se plantea formar la mente, el espíritu y los brazos de los


habitantes de América, a fin de hacerlos ciudadanos republicanos ya
que
264 Eduardo Galeano: Las venas abiertas de América Latina, Siglo XXI Editores, México,
1971, p. 245.
265 Simón Rodríguez, Cartas, Universidad “Simón Rodríguez”, Caracas, 2001, p. 77.
424
La utopía posible
“…para hacer repúblicas es menester gente nueva; de la que se llama
decente lo más que se puede conseguir es que no ofenda”.266

Hay que destacar que Simón Rodríguez vivía con relativa holgura
en Europa, donde residía desde hacía más de veinte años. Hablaba
varios idiomas, era conocido entre los círculos de pensadores y activistas
políticos, varios de ellos socialistas, con quienes alternaba y, además,
contaba con cierto patrimonio producto de su iniciativa y trabajo.
“Yo he sido el único americano del sur que haya ido a Europa no con el
fin de derrochar fortuna, sino con el de adquirirla”. 267

De modo que Simón Rodríguez vino a América no por necesidad


financiera, ni porque no se hubiese adaptado a la vida en el Viejo
Continente, ni porque añoraba el clima tropical. Simón Rodríguez
dejó en Europa una vida de relativa comodidad para incorporarse al
proyecto independentista como formador de conciencias y creador
de repúblicas. Conocía de primera mano las propuestas pedagógicas,
políticas y económicas más avanzadas de entonces, muchas de las
cuales incorporaban precisamente lo que ahora llamamos “desarrollo
endógeno”.
Llegó a Bogotá en 1823. Espera durante año y medio para reunirse
con Bolívar. Aunque no pierde tiempo. Emprende la labor de organizar
una “Escuela Industrial Pública de Artes y Oficios” en la que se formaba
a los muchachos y muchachas humildes en y para el trabajo, en y para
la ciudadanía. En el proyecto invierte todo su dinero: los 64.000 duros
que ha traído de Europa. Se queda sin recursos económicos y a partir
de entonces depende exclusivamente del respaldo que le brinden a su
proyecto.
Cuando finalmente se encuentra con Bolívar, en enero de 1825,
deciden llevar a cabo el plan que ambos fraguaron y estimaban prioritario
en tiempos de paz: una república endógena cimentada en la educación

266 Ibid, p.153.


267 Guillermo Briceño Porras: El Extraordinario Simón Rodríguez, Fondo Editorial
IPASME, Caracas, 2005, p. 29.
425
José Gregorio Linares

popular, la cual consiste en la formación de una conciencia ciudadana


aunada a la ejecución de un trabajo útil fundado en relaciones de
cooperación y no de sometimiento, para de este modo establecer una
nueva república con un fuerte contenido social. El lugar donde se iniciaría
el plan sería el Alto Perú. Allí se realizaría el primer ensayo, una República
modelo, que luego se multiplicaría por toda la América meridional.
Para ello Bolívar lo nombra Director de Educación, Beneficencia y
Economía.
“Yo era el brazo derecho del gobierno —dice Rodríguez—. Yo me
había ofrecido a concurrir con mis conocimientos y con mi persona
a la creación de un Estado. Estaba allí, por hacer un gran favor al país
dirigiendo su economía”.268

Simón Rodríguez trabaja tenazmente fundando escuelas en los


pueblos por donde pasa junto con Bolívar. Esas instituciones educativas
eran verdaderos centros de gestión endógena. Se estaban echando las
bases de una sociedad justa, socavando la inicua sociedad segregacionista
existente. Dice él:
“No se niega que algunos habrían perdido en la mudanza. Los burros,
los bueyes, las ovejas y las gallinas pertenecerían a sus dueños —de la
GENTE NUEVA no se sacarían pongos para las cocinas, ni cholas para
llevar la alfombra detrás de las señoras— al entrar a las ciudades no se
dejarían agarrar por el pescuezo (a falta de camisa) para ir por orden
de los asistentes a limpiar las caballerizas de los oficiales, ni a barrer las
plazas, ni a matar perros aunque fuesen artesanos— los caballeros de las
ciudades no encargarían indiecitos a los curas, y , como no vendrían,
los arrieros no los venderían en el camino… lo demás lo saben los
hacendados”.269

Bolívar debe continuar en campaña. Se traslada a Lima, pero le


encomienda a Simón Rodríguez llevar a cabo el proyecto acordado.
Rodríguez asume el reto. Acepta quedarse solo en Bolivia para cumplir
su tarea. Sólo pide una cosa:

268 Simón Rodríguez: Cartas…cit., pp. 62 y 63 y “154” “136”.


269 Simón Rodríguez: Sociedades Americanas, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1990, p. 323.
426
La utopía posible
“DÉNSEME MUCHACHOS POBRES o dénseme los que los
hacendados declaran libres al nacer o no pueden enseñar o
abandonan por rudos, o porque ya están grandes; o dénseme los que
la Inclusa [casa de expósitos] bota porque no pueden mantenerlos o
porque son hijos ilegítimos”.

Los intrigantes que defendían los intereses de los privilegiados y la


falta de visión de quienes debían respaldarlo, se encargaron de echar por
tierra un riguroso programa de desarrollo endógeno orientado hacia la
creación de un nuevo tipo de sociedad. De haberse consumado:
“El Alto Perú sería hoy un ejemplo para la América meridional: allí se
verían las cosas verdaderamente nuevas:

1. Un fondo aplicado a lo que todos llaman OBRAS DE


BENEFICENCIA… aumentando en lugar de disminuir.
2. Un bajo pueblo, condenado (como en todas partes) a la miseria y
propenso al desorden…convertido en GENTE DECENTE.
3. Una milicia compuesta de 12.000 jóvenes (por lo menos) sin
costar un centavo al erario…armada y pertrechada con el trabajo
de sus manos y pagando una contribución personal al Estado, en
lugar de cobrarle sueldo.
4. En los 4 años que han corrido desde enero del 26, en que se dio
principio al establecimiento en Chuquisaca, habría (a lo menos)
25.000 personas ocupadas (con propiedad, por consiguiente)
—instruidas en sus deberes morales y sociales (por consiguiente
republicanas y adictas al gobierno)—, los campos estarían
cultivados y los labradores tendrían casas bien construidas,
amobladas y limpias —estarían decentemente vestidos— se
divertirían con moderación y entenderían de sociedad… en una
palabra, serían CIUDADANOS.
(…) No habría amos, porque no habría ESCLAVOS —ni TÍTERES,
porque no habría quien los hiciese BAILAR—ni guerras porque no habría
a quien arrear al matadero (…). LOS AMERICANOS estarían viendo
el suelo que pisan, no mirando las estrellas (…). Buscando su vida en el
trabajo, no rezando el padre nuestro, para pedir qué almorzar; contando
con lo que tienen, no con lo que les promete el que no tiene qué dar”. 270
270 Simón Rodríguez: Cartas…cit., pp. 72-73.
427
José Gregorio Linares

La oportunidad había sido boicoteada. Pero allí están los escritos


de Simón Rodríguez para orientarnos en la ejecución de los proyectos
endógenos que en el pasado fueron pisoteados. Es necesario que los
pueblos conozcan la obra de este hombre extraordinario, cuyo legado
no se circunscribe al ámbito pedagógico como algunos han querido
hacer ver, sino que como político integral se planteó hacer de la
concientización y el trabajo liberador, las palancas fundamentales para
organizar repúblicas con vocación endógena, impregnadas de un fuerte
contenido social.
18.5. José Martí y Cecilio Acosta,
hermanados en un mismo ideal
El líder José Martí y el escritor Cecilio Acosta eran amigos. Cuando
el cubano estuvo en Venezuela, durante el primer semestre de 1881,
visitó al venezolano en su “casita blanca”, allá por los altos mirandinos.
Pasaron horas hablando de literatura, de política, de América. Los
unía su pasión por los pobres de la tierra por quienes ambos “su suerte
echaron”. Pero su interés en los más necesitados no era simplemente
intelectual. No se conformaban con su situación y, al igual que Simón
Rodríguez, expusieron proyectos para que éstos, apoyándose en
nuestros propios recursos naturales, salieran de la pobreza y forjaran la
prosperidad integral y la plena independencia del país. La solución que
los dos amigos daban al problema era la misma: el desarrollo endógeno,
fundado en el trabajo, con todos y para el bien de todos.
Las ideas de José Martí al respecto están expuestas en una variedad
de artículos de prensa, escritos en diversos momentos de su vida. En
uno de ellos, titulado “Una Escuela de Artes y Oficios en Honduras”,
escrito en junio de 1884, plantea:
“Allí, como en todas partes, el problema está en sembrar. La Escuela
de Artes y Oficios es invención muy buena (…). Una semilla que
se siembra no es sólo la semilla de una planta, sino la semilla de la
dignidad. La independencia de los pueblos y su buen gobierno vienen
sólo cuando sus habitantes deben su subsistencia a un trabajo que no
está a la merced de un regalador de puestos públicos. La gente de peso
428
La utopía posible
y previsión de esos países nuestros ha de trabajar sin descanso por el
establecimiento inmediato de estaciones prácticas de agricultura y de
un cuerpo de maestros viajeros que vayan por los campos enseñando
a los labriegos y aldeanos las cosas de alma, gobierno y tierra que
necesitan saber”.

Para sorpresa de muchos de nosotros, Martí insiste en el cultivo y


comercialización de un producto que consideraba el mejor del mundo
para su época: ¡el té de Bogotá! Por si acaso hay algún descreído que
pudiera pensar que este gran hombre solo se ocupaba de temas políticos
generales, nos vemos obligados a citarlo cuando habla de nuestras
ventajas naturales, defiende soluciones concretas e impulsa eso que hoy
llamamos desarrollo endógeno. Martí decía:
“Una de las más notables riquezas naturales de América es el té bogotano.
(…) El té de Bogotá se usa apenas se cosecha; y aun así nutre y combate
con éxito la clorosis y la anemia, y no hay tónico ni substancias purgantes
que en sus efectos generales le aventaje.(…) De modo que resulta que
no sólo es el té de Bogotá un té agradable y sano, sino que no lo hay
mejor: pues entre los mismos de Asia, sólo el té imperial, reservado a
emperadores y mandarines, tiene las condiciones que el té común de
Bogotá posee. Corren a veces por nuestros campos los partidarios de este
o de aquel presidente: ¡qué bueno fuera que se levantara en la tierra de
Colombia un bando de partidarios del té de Bogotá!”.271

Así va Martí por toda América, como quien conduce a toda


velocidad un potro que ha de llevar noticias de esperanza a nuestros
pueblos. Para que nadie decaiga y tengamos fe en nosotros mismos. No
se cansa, siempre está —este hombre hecho como de rayos, este hombre
que en nuestras tierras siempre avizora prosperidad— impulsando,
difundiendo, hablando de nuestras posibilidades como naciones y
como pueblos. No hay lugar de América donde no vislumbre un brote
de optimismo, no hay rincón donde no vea un destello de luz, y en
cada explotado que encuentra anuncia un ser libre. Este americano
que protesta porque “las maravillas ajenas cantamos, como si no las
tuviéramos propias”.

271 José Martí: La América. Nueva York, abril, 1884.


429
José Gregorio Linares

Los mismos principios de independencia y desarrollo fueron


enarbolados por su amigo Cecilio Acosta, ése que decía: “con vosotros
hablo, apóstoles de una religión que ya no existe, hombres que pretendéis
detener a gritos el torrente que salva la montaña”. En efecto, Cecilio
Acosta insistía en su obra Cosas sabidas y Cosas por saberse, escrita en
1856:
“El taller es hoy el palacio del ciudadano. (…) La agricultura que da
granos y materias primas, el comercio que las transporta, la mano de
obra y las fábricas, que les labran y les hacen formas y tamaño, son
ramos todos tributarios del taller, adonde llevan sus aguas como al mar.
Allí están las creaciones de la inventiva, y los frutos del sudor. (…) La
vida es obra, y los pueblos que más obren, serán los más civilizados.
La acción debe ser varia para que sea abundante, cooperativa para que
sea eficaz, ilustrada para que sea provechosa.(…) En la sociedad no
importa tanto el número que se cuenta, cuanto el número que tiene
la capacidad y los medios para el trabajo. Quien sabe, puede, quien
puede, produce; y si la cosecha es más rica conforme el saber más se
difunda (…) Así el país prospera, la riqueza abunda, la enseñanza se
hace práctica”.

De un modo lapidario exigía: “Enséñese lo que se entienda, enséñese


lo que sea útil, enséñese a todos; y eso es todo”.
Éstos eran los postulados que unían a Cecilio Acosta y a José Martí.
Éstos son los principios que han de unir a los individuos de toda América
que quieren construir naciones dignas e independientes, para que no
haya más países esclavos y atrasados, para que no haya más pobreza.
18.6. Algunas experiencias recientes
En América Latina ha llegado la hora de poner en práctica los principios
del desarrollo endógeno que intentamos impulsar en el pasado y que
los oligarcas cipayos y los imperialismos voraces han enfrentado. En la
actualidad, se diseñan y ejecutan proyectos endógenos en las naciones
cuyos gobiernos se han planteado romper con la dependencia y el
atraso que genera el circuito de producción, distribución y consumo
capitalistas. Hacia allá deben apuntar nuestros planes de soberanía

430
La utopía posible
económica, política y cultural. En Bolivia, por ejemplo, se creó la
Universidad Indígena “Tupaj Katari”, cuya misión es impulsar:
“…la Educación Superior para todos los comunarios y no comunarios
en el Modelo de Ayllu, cuyos principios ideológicos son la liberación,
organización política comunal, la producción comunal, la revalorización
de nuestra identidad cultural, la solidaridad y reciprocidad andinas.
Principios que deben incorporarse al currículo académico mediante la
investigación de la problemática nacional socio-económico-ecológico-
política.(…) Logramos el desarrollo integral (económico-socio-
político-ecológico-sustentable) de nuestras comunidades, generando
recursos económicos. Nuestras cooperativas experimentales son
industrias y empresas altamente rentables. Se frena la migración del
campo a la ciudad con el fenómeno inverso. El campo ofrece fuentes
de empleo con calidad de vida. Nuestros hijos jóvenes se quedan en las
comunidades. Amawt’as, padres, madres e hijos construimos juntos la
profesionalización de todos los comunarios de las naciones originarias.
Nuestras Universidades instaladas en toda la nación son polos de
desarrollo en base a la industrialización de los recursos naturales de
cada zona ecológica originando el crecimiento económico a gran escala.
Nuestras Universidades forman un Sistema de Universidades a nivel
nacional”.272

En Venezuela, se han diseñado planes de desarrollo endógeno.


Es el momento de recoger sus aportes. Recientemente un grupo de
maravillosos pioneros dirigido por un viejo rebelde llamado Carlos Lanz
ha emprendido la puesta en práctica de un proyecto agroecológico de
soberanía y seguridad alimentaria denominado “Manos a la Siembra”.
Docentes, campesinos, estudiantes andan por todo el país facilitando
talleres, creando conciencia, cuidando el ambiente, haciendo semilleros
autóctonos, construyendo adobes, rescatando sabores, recreando
la sabiduría popular, elaborando abono orgánico y biofertilizantes,
evitando las plagas y las enfermedades de las plantas, practicando el
reciclaje, enfrentando la agroindustria antinacional y el monopolio en la
cadena de transformación y distribución de alimentos, combatiendo la
imposición de patrones de consumo ajenos a nuestra realidad, atacando
el plan de desabastecimiento orquestado por sectores de la oposición
272 http://www.katari.org/universidad-indigena-tupak-katari/
431
José Gregorio Linares

al Gobierno bolivariano, impulsando la “Ciencia con Conciencia, la


Tecnología con Pertinencia”, fomentando los Núcleos Endógenos de
Desarrollo Agrario Sustentable (NEDAS).
Iniciativas como las mencionadas son indispensables para alcanzar
el desarrollo integral de nuestras naciones. Sin desarrollo endógeno no
habrá autodeterminación de los pueblos ni socialismo. Sin socialismo no
habrá desarrollo endógeno. El bienestar de las comunidades, la riqueza
integral de nuestros países, la soberanía nacional, la preservación de la
cultura autóctona y la felicidad de nuestra gente dependen, en buena
medida, de que ello se haga realidad.

432
Rigoberta Menchú
La utopía posible

19. La conciencia y la cultura de la paz

“En política, quien no olvida, no vence, quien no


perdona, no triunfa. Flojos ya y sin fuerza los resortes de
los partidos, amellados los filos de los odios, sin crédito
los apellidos de bando, diezmadas las poblaciones por
la guerra, cansados los ánimos, yo no veo más que un
pensamiento común: el pensamiento de la paz”.
Cecilio Acosta

“Una vez en ese pueblo se declaró la guerra mundial, y


viendo un general el hermoso caballo que comía jardines,
se montó en él y se lo llevó para esa guerra mundial que
había ahí, diciéndole: mira caballo, déjate de jardines y de
maricadas de ésas y ponte al servicio de tal y cual cosa, que
yo voy a defender los principios y tal, y las instituciones y
tal, y el legado de yo no sé quién, y bueno, caballo, todas
esas lavativas que tú sabes que uno defiende”.
Aquiles Nazoa

“La paz no es solamente la ausencia de la guerra; mientras


haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión
difícilmente podremos alcanzar un mundo de paz”.
Rigoberta Menchú

435
José Gregorio Linares

19.1. La paz: condición y camino únicos para el


adelanto de los pueblos
La conciencia y la cultura de la paz son principios fundamentales en la
nueva sociedad socialista. Una visión del cosmos que implica respetar el
todo y no lesionar a nadie. Esa conciencia nace de una compenetración
del individuo consigo mismo, con la vida de todos los seres y con el
universo.
Por ello, la paz es la condición esencial para que prospere la vida, se
difundan las distintas formas culturales, se desarrollen la ciencia y las
tecnologías humanistas, y se conserve el equilibrio ecológico. Como
enfatizaba Bolívar: “De la paz se pueden esperar todos los bienes y de
la guerra nada más que desastres”. También Sucre insistía: “La guerra
siempre es un mal. Nuestra América necesita la paz, y yo soy de la
opinión de buscarla a toda diligencia”. Y Cecilio Acosta enfatizaba:
“La paz, la ves. Éste es uno de aquellos beneficios que no forman
algazara, que de ordinario no se aprecian, sino que más bien se
malbaratan, y la única condición y el único camino para el adelanto de los
pueblos. Ella es la que acerca y adoctrina a los hombres, la que los atrae
y liga por el comercio, la que los une y hace amigos en los mercados, la
que uniforma los intereses por el espíritu de asociación, que nace luego
del tráfico, la que hace florecer las artes e industrias, primera causa
de apego al suelo y fundamento de amor patrio, la que preside a las
deliberaciones comunes, la que hace conocer y satisface las necesidades
colectivas”.273

Sólo la paz es garantía de vida y prosperidad. La paz interior,


individual, que aporta serenidad, autoconocimiento, evolución
espiritual, bienestar personal, templanza. Y la paz social, colectiva, que
propicia la armónica convivencia con los seres humanos, la naturaleza
y el cosmos. Esa conciencia de paz germina en el fuero interno de cada
persona y se proyecta hacia la sociedad y los ecosistemas. Es una actitud
ante la vida. Por eso Gandhi afirmaba: “En los caminos hacia la paz, la
paz es el camino”.

273 Cecilio Acosta: Cosas sabidas y cosas por saberse.


436
La utopía posible
La violencia, en sus distintas manifestaciones, forma parte de la
dinámica de las sociedades fundadas en la explotación. Engendra
sufrimiento, exterminio, devastación. Por ello, el analista inglés Ernst
Friedrich Schumacher (1911-1977) afirmaba:
“…es doblemente quimérico el construir la paz sobre fundamentos
económicos que, al mismo tiempo, descansan sobre el fomento
sistemático de la codicia y la envidia, fuerzas que verdaderamente
sumergen al hombre en un estado de conflicto (…). Tal vida
necesariamente enfrenta al hombre con su prójimo y a las naciones
entre sí, porque las necesidades del hombre son infinitas y la infinitud
puede ser alcanzada sólo en el reino de lo espiritual”. 274

El capitalismo es una forma de violencia llevada a su máxima


expresión. Ha sido, en toda la historia de la humanidad, la principal
fuente de destrucción de la vida en el planeta. El ansia de poder,
posesión y lucro motivan sus acciones. Es insensible e intolerante.
Genocida, etnocida y ecocida. Desprecia cualquier forma de vida.
Extermina la diversidad cultural. Sus guerras imperialistas causan
muertes, enfermedades, desolación a millones de seres humanos. Su
modelo de acumulación de riquezas ha diezmado flora, fauna y recursos.
Ha alterado el equilibrio del planeta causando el agrietamiento de la
capa de ozono, desertización, inundaciones, sequías, tormentas, olas de
frío o de calor, epidemias y disminución del agua potable. En fin, el
capitalismo ha puesto en peligro el planeta Tierra. Las posibilidades de
subsistencia del ser humano. Las condiciones para la vida misma. Ha
envilecido el alma de las personas. Es el mensajero de la violencia y la
muerte. Presagia tristeza y miedo. En su discurso “Salvemos al planeta
del capitalismo”, nos dice el camarada Evo Morales:
“La competencia y la sed de ganancia sin límites del sistema capitalista
están destrozando el planeta. Para el capitalismo no somos seres
humanos sino consumidores. Para el capitalismo no existe la Madre
Tierra sino las materias primas. El capitalismo es la fuente de las
asimetrías y desequilibrios en el mundo. Genera lujo, ostentación y
derroche para unos pocos mientras millones mueren de hambre en el
274 Ernst Friedrich Schumacher: Lo pequeño es hermoso, Ediciones Orbis, Barcelona, 1983,
p. 39.
437
José Gregorio Linares

mundo. En manos del capitalismo todo se convierte en mercancía: el


agua, la tierra, el genoma humano, las culturas ancestrales, la justicia,
la ética, la muerte... la vida misma. Todo, absolutamente todo, se vende
y se compra en el capitalismo. Y hasta el propio “cambio climático”
se ha convertido en un negocio (…). Mientras no cambiemos el
sistema capitalista por un sistema basado en la complementariedad, la
solidaridad y la armonía entre los pueblos y la naturaleza, las medidas
que adoptemos serán paliativos que tendrán un carácter limitado y
precario. Para nosotros, lo que ha fracasado es el modelo del “vivir
mejor”, del desarrollo ilimitado, de la industrialización sin fronteras,
de la modernidad que desprecia la historia, de la acumulación creciente
a costa del otro y de la naturaleza. Por eso propugnamos el “Vivir
Bien”, en armonía con los otros seres humanos y con nuestra Madre
Tierra (…). La humanidad es capaz de salvar al planeta si recupera los
principios de la solidaridad, la complementariedad y la armonía con la
naturaleza, en contraposición al imperio de la competencia, la ganancia
y el consumismo de los recursos naturales”.275
Los socialistas somos portavoces de esa conciencia espiritual, de
esa cultura de la paz. Construiremos una sociedad basada en la no
violencia. Para nosotros, como escribió Víctor Hugo: “Toda guerra
entre hombres es una guerra entre hermanos; la única distinción
que puede hacerse es la de guerra justa y guerra injusta”. En efecto,
no somos apologistas de la violencia o la guerra en ninguna de
sus manifestaciones, salvo de la guerra popular revolucionaria en
defensa de los pueblos y de la soberanía nacional, como fue el
caso de Vietnam en el sudeste asiático, y de las naciones y pueblos
suramericanos y caribeños en su lucha contra los colonialismos
europeos y el imperialismo estadounidense. O la experiencia de los
indígenas y campesinos mexicanos de Chiapas quienes, en respuesta
a la entrada en vigencia —a partir de enero de 1994— del Tratado
de Libre Comercio de América del Norte, fundan el Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), “un ejército conformado
por hombres y mujeres que se hicieron soldados para que un día, no
muy lejano, ya no sean necesarios los soldados”.

275 http://latinoamericana.org/2010/info/docs/MoralesSalvemosAlPlaneta.pdf
438
La utopía posible
Esa misma dialéctica que mostró el revolucionario venezolano
Argimiro Gabaldón, quien como muchos otros se vio obligado a tomar
las armas para defender los ideales de igualdad y justicia. Decía:
“No soy un guerrero, nunca lo había pensado ser, amo la vida
tranquila; pero si mi pueblo y mi patria necesitan guerreros, yo
seré uno de ellos, y este pueblo nuestro los ha parido por millones
cuando los ha necesitado”.

El socialismo humanista latinoamericano del nuevo siglo preconiza


la cultura de la paz y la vida, en oposición a la praxis capitalista de
la violencia y la muerte. Hemos aprendido de la gran marxista Rosa
Luxemburgo (1870-1919) quien a comienzo del siglo XX presagiaba:
“…la alternativa es Socialismo o Barbarie. Estamos situados hoy
ante esta elección: o bien el triunfo del imperialismo y decadencia
de toda civilización como en la Roma antigua, la despoblación,
desolación, la tendencia a la degeneración, un enorme cementerio;
o bien la victoria del socialismo”.

El modo de producción capitalista está llevando al mundo y a la


humanidad a su extinción. Lo acompaña la sombra de la angustia y
la muerte. El filósofo y ecólogo brasileño Leonardo Boff (n.1938) en
el artículo titulado “¿Cuál será el futuro de nuestros nietos?” (28-08-
2009), alerta:
“Los pronósticos de los especialistas más serios son amenazantes. Hay
una fecha fatídica o mágica de la que hablan siempre: el año 2025.
Casi todos afirman que si ahora no hacemos nada o no hacemos lo
suficiente, la catástrofe ecológico-humanitaria será inevitable. (…)

Millones de personas están condenadas a ser desempleados


estructurales; es decir, que no volverán a ingresar en el mercado de
trabajo, ni siquiera quedarán como ejército de reserva del proceso
productivo. Simplemente son prescindibles. ¿Qué significa quedar
desempleado permanentemente sino una muerte lenta y una
desintegración profunda del sentido de la vida? Añádase además que
hasta esa fecha fatídica están pronosticados de 150 a 200 millones
de refugiados climáticos.

439
José Gregorio Linares

El informe hecho por 2.700 científicos «State of the Future 2009» (O


Globo de 14.07/09) dice enfáticamente que debido principalmente al
calentamiento global, hacia 2025, cerca de tres mil millones de personas
no tendrán acceso a agua potable. ¿Qué quiere decir eso? Sencillamente,
que esos miles de millones, si no son socorridos, podrán morir de sed,
deshidratación y otras enfermedades. El informe dice más: la mitad de
la población mundial estará envuelta en convulsiones sociales a causa de
la crisis socio-ecológica mundial.
Paul Krugman, Premio Nobel de Economía de 2008, escribió
recientemente: «Si el consenso de los especialistas económicos es pésimo,
el consenso de los especialistas del cambio climático es terrible» (JB
14/07/09). Y comenta: «Si actuamos como hemos venido haciéndolo,
no el peor escenario, sino el más probable será la elevación de las
temperaturas que van a destruir la vida tal como la conocemos»”.
19.2. A problemas graves, soluciones sencillas
A veces, al lado de las soluciones estructurales hay que incorporar
pequeños remedios que enlazados entre sí producen grandes cambios.
“Sabemos —dice Fidel Castro en sus Reflexiones del 2007— que la
mayoría de las guerras en las últimas décadas tienen como factor central
el control de fuentes de energía. El consumo de energía es garantizado
a sectores privilegiados (…). El papel de los países periféricos es
producir energía barata para los países ricos centrales, lo que representa
una nueva fase de colonización. (…). Lo peor puede estar por venir:
una nueva guerra para asegurar los suministros de gas y petróleo, que
coloque la especie humana al borde del holocausto total”. 276

Fidel propone una sencilla manera de ahorrar inversión y energía,


con lo cual se atenúa la voracidad energética que genera tantas guerras:
“Todos los países del mundo, ricos y pobres, sin excepción
alguna, podrían ahorrarse millones de millones de dólares en
inversión y combustible simplemente cambiando todos los
bombillos incandescentes por bombillos fluorescentes (…). Hemos

276 http://www.cuba.cu/gobierno/reflexiones/reflexiones.html
440
La utopía posible
suministrado datos sobre el ahorro que significa la simple sustitución
de bombillos incandescentes por bombillos fluorescentes a partir
de cálculos aproximados. Son cifras seguidas por 11 y 12 ceros. La
primera se corresponde con cientos de miles de millones de dólares
en ahorro de combustible cada año, y la segunda con millones
de millones de dólares en la inversión necesaria para producir esa
electricidad simplemente cambiando bombillos, lo que significa
menos del 10 por ciento del conjunto de gastos y considerable
ahorro de tiempo. Lo que se impone de inmediato es una revolución
energética que consiste no sólo en la sustitución de todas las
luminarias incandescentes, sino también en el reciclaje masivo de
todos los equipos domésticos, comerciales, industriales, transporte
y de uso social, que con las tecnologías anteriores requieren dos y
tres veces más energía. Todo esto unido a la producción creciente
de gas, que ya purificado se convierte en una fuente inestimable
de electricidad sin afectar el medio ambiente y aporta cientos de
millones de dólares cada año”.277

Fidel nos invita a construir una cultura de la paz que suplante la


civilización del despilfarro, el terror y la muerte. Nos dice:
“Si los esfuerzos que hoy Cuba realiza los llevaran a cabo todos los
demás países del mundo, ocurriría lo siguiente: 1º Las reservas probadas
y probables de hidrocarburos durarían el doble. 2º Los elementos
contaminantes que hoy lanzan éstos a la atmósfera se reducirían a la
mitad. 3º La economía mundial recibiría un respiro, ya que un enorme
volumen de medios de transporte y equipos eléctricos deben ser
reciclados. 4º Una moratoria de 15 años sin iniciar la construcción de
nuevas plantas electronucleares podría ser proclamada”.278

Manifiesta que se debe invertir en la paz generadora de vida, y no en


la guerra productora de muerte. Cuando Gran Bretaña construyó un
moderno submarino nuclear a un costo astronómico, el líder cubano
señaló:
“Lo que más asombra es que con tal suma se podrían formar 75.000
médicos y atender 150  millones de personas (…). Si se desea, podrían
277 Idem.
278 Idem.
441
José Gregorio Linares

construirse 3.000 policlínicos sofisticadamente equipados, diez veces


los que posee nuestro país”.

Una propuesta factible de protección del planeta nos formula,


también, Rafael Correa en la V Cumbre de las Américas (abril del
2009). Nos hace el siguiente razonamiento:
“Si yo tengo que comprar un tractor y necesito un tractor de Estados
Unidos, yo tengo que pagar, dar una cantidad de dinero de la
producción de mi país para adquirir ese tractor; pero si Estados Unidos,
el más grande contaminador del Planeta, quiere respirar el aire puro
de la Cuenca Amazónica, no tiene que darnos absolutamente nada.
Esa lógica, perversa, individualista, egoísta, tiene que cambiar por una
lógica de justicia, y ya hay propuestas concretas”.279

La oferta consiste en sacrificar parte de los ingresos que la


nación ecuatoriana obtendría por concepto de comercialización
de hidrocarburos, a cambio del pago de unas bonificaciones como
retribución por la ayuda en el proceso de descontaminación del planeta.
“Nosotros hemos presentado al Planeta entero, la alternativa de dejar
en el subsuelo las más grandes reservas o una de las más grandes
reservas de petróleo en nuestro país, cerca de 900 millones de barriles,
petróleo que se necesita para el desarrollo del país. Pero pedimos que se
compense por ese gran sacrificio que hace el país, al menos con la mitad
del ingreso al que estamos renunciando. Y para ello, hemos girado
certificados de garantía del Yasuní, que así se llama el Parque Nacional,
donde están nuestras reservas petroleras.  Nos comprometemos, ante
los que compren esos certificados, a dejar ese petróleo en el subsuelo;
eso evitaría enviar a la atmósfera 410 millones de toneladas de
carbón. Ya hay una propuesta concreta, que contribuye a evitar el
calentamiento global, pero contribuye a muchas otras cosas, a romper
esta lógica económica individualista, por ir a una lógica económica de
justicia, compensando la generación de valor, no sólo la generación de
mercancías y permitiendo a nuestros países transitar de una economía
primaria extractiva, a economía generadora de servicio”.280

279 http.discurso-de-rafael-correa-durante-v-cumbre-delaamericas&Itemid=13
280 Idem.
442
La utopía posible
19.3. Socialismo o Barbarie
En ese sentido, hay que tener presente las ideas ecologistas y
conservacionistas de Simón Bolívar, el cual promulgó y puso en
práctica una serie de decretos para proteger la flora, la fauna, la tierra,
los ríos y la vida del ser humano. Entre estas medidas están el decreto
de Chuquisaca, fechado el 19 de diciembre de 1825 y el de Guayaquil
del 31 de julio de 1829, entre otros. El propósito fundamental era el
desarrollo endógeno y la soberanía económica como condiciones para
la conquista de la paz integral. De acuerdo al naturalista venezolano
Francisco Tamayo (1902-1985), los principios ecológicos básicos,
implícitos en los decretos de Bolívar, son los siguientes:
“a. No se debe actuar contra la naturaleza porque ella es matriz,
sustancia y mantenimiento de la vida.

b. El hombre, para sobrevivir, debe estudiar la naturaleza, conocer su


estructura y funcionamiento, tanto físico-químico, como biológico.

c. Ese conocimiento le permitirá a los seres humanos, encontrar formas


de acomodación compatibles con la subsistencia del hombre y el
mantenimiento de los recursos.

d. Los recursos naturales renovables poseen una cierta capacidad de


regeneración, de mantenimiento, que no debe sobrepasarse; por el
contrario, debe aumentarse el nivel de producción, reforzando los
elementos en que fallare o que aminoraren al tomar la cosecha.

e. Hay una relación mutua, de interdependencia, de causa y efecto, de


asociación, de sucesión, entre los recursos naturales y el hombre como
usufructuario supremo.

f. La especie humana, dependiente y beneficiaria como lo es de los


recursos naturales, debe, como norma de prudente y de precavida
administración, ser cauta en el uso de tales dones.

g. Estos dones, por sobre todos los títulos, constituyen un patrimonio


de la humanidad, de ahora y de siempre.

(Julio de 1983)”.

443
José Gregorio Linares

También el aporte de la cosmovisión de los pueblos indígenas


originarios es fundamental para revisar y replantearse la relación de la
humanidad con el ambiente. La Revolución Boliviana, dirigida por Evo
Morales, rescata el principio Suma Qamaña o Bien Vivir, que consiste
en el respeto a nuestra biosfera; en preservar el bienestar y el equilibrio,
para que todos los seres vivos, hijas e hijos de la Pachamama o madre
tierra, sean útiles y felices.
Este principio, nos ayuda a plantear un desarrollo integral, que no se
limita al desarrollo económico, sino que también es social y ambiental.
Un desarrollo donde los hombres practican la reciprocidad (el ayni) y el
respeto en su relación con el mundo que nos rodea; sobre todo con la
Pachamama, vientre donde todos vivimos y al cual estamos unidos por
un frágil cordón umbilical. El filósofo boliviano Fernando Huanacuni
Mamani lo expresa en estas palabras:
“El principio de Occidente busca dominar la naturaleza, pero desde
el principio [indígena] originario no se busca dominar nada (…)
tampoco cabe el concepto de explotación de nada ni de nadie, porque
nada ni nadie es útil sólo para uno, ni el propósito de las demás formas
de existencia es solo el beneficio del ser humano (…). El horizonte de
toda relación complementaria es Vivir Bien, cuidando y respetando
toda forma de existencia; cuidando y respetando la vida (…). Cuando
se quiebra la armonía y el equilibrio del Ser Humano con la madre
Tierra, surge también la violencia”. 281

Ahora más que nunca, en este momento de la historia, la disyuntiva


es: Socialismo o Capitalismo. Que es lo mismo que decir: Paz o
violencia, Vida o capitalismo, Socialismo o muerte. Definitivamente, el
socialismo simboliza la cultura de la paz y la vida, en contraposición al
capitalismo, encarnación de la violencia y la muerte.
Y en la actualidad, cuando experimentamos una profunda crisis
financiera y económica mundiales, la alternativa debe ser estructural y
planetaria. En América Latina la situación es especialmente angustiante.

281 Fernando Huanacuni Mamani: Vivir bien, Buen vivir (Filosofía política, estrategias y
experiencias regionales), Convenio “Andrés Bello”, La Paz, pp. 53-56.
444
La utopía posible
El capitalismo ha depredado el ambiente para extraer recursos de las
naciones pobres, donde la legislación lo permite. Nuestro papel es
producir energía barata para las naciones del llamado Primer Mundo.
Ahora van por el Amazonas, pulmón e hidrante de todo el planeta.
Desde allí, según Leonardo Boff, se escuchan los gritos de la humanidad:
“El grito de los pueblos originarios, obligados a trasladarse y a perder sus
tierras, tradiciones y culturas; el grito de la tierra, apropiada ilegalmente
y devastada por la ganancia de lucro; el grito de las aguas, muchas de ellas
contaminadas por el mercurio de la minería a cielo abierto, matando
peces y privando de su subsistencia a los ribereños; el grito de las selvas
derribadas. Para ellos estaba claro que el problema no es el suelo que
es pobre, sino lo que está encima, como las plantas, los animales, los
millares de insectos, en fin, la biodiversidad. La misión de la Amazonia
no es ser tierra para soja, caña de azúcar o ganado, sino mantenerse en
pie a fin de garantizar el equilibrio de los climas mundiales, asegurar
la humedad a regiones lejanas alcanzadas por los “ríos voladores” que
salen de las selvas, pues cada árbol grande lanza a la atmósfera cerca de
300 litros de agua en forma de humedad al día. El grito de las ciudades,
el 40% sin agua corriente y el 80% sin alcantarillado”.282

19.4. ¡Viva la vida!


En América Latina, como en los otros países del llamado Tercer
Mundo debemos, además, estar alerta contra los “perros de la guerra”
que azuzan a los diferentes gobiernos para que entren en conflictos
bélicos que separan aún más a nuestros pueblos. A los intereses de las
respectivas oligarquías o de los imperios en hacer la guerra, oponemos
las banderas de la paz. Somos un mismo pueblo hermano repartido en
distintas naciones.
Concretamente, ha habido interés en que los pueblos de Venezuela y
Colombia se enfrenten militarmente. Pero en nuestra memoria esencial
guardamos el recuerdo de que juntos formamos la Gran Colombia. Juntos
liberamos el continente entero. La sangre de los colombianos Atanasio
Girardot y de Antonio Ricaurte quedó regada en Venezuela. A tierra
colombiana hemos ido los venezolanos a refugiarnos contra las tiranías
282 http://servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=341.
445
José Gregorio Linares

y las pseudo democracias; a nuestro suelo han venido los colombianos


huyendo de dictaduras y gobiernos que violan los derechos humanos, y
del conflicto armado que lleva más de medio siglo en el hermano país.
En una ocasión, cuando se hablaba de una posible guerra entre las dos
naciones, el colombiano Gabriel García Márquez y el venezolano Miguel
Otero Silva acordaron tomar cada uno la plaza Bolívar de la capital de su
país respectivo y enarbolar una pancarta que dijera “Viva Venezuela”, la
que portara el colombiano García Márquez, y “Viva Colombia” la que
levantara el venezolano Miguel Otero. Igualmente el cantor Alí Primera
compuso una canción, La guerra del petróleo, en que se dice:
“Ven, amigo colombiano
vamos juntos a cantar
por segunda independencia
vamos juntos a luchar.
El Orinoco y el Magdalena se abrazarán
entre canciones de selva
y tus niños y mis niños
le cantarán a la paz”.

El nuevo socialismo ha de construirse sobre la base de un modelo


social que promueva la paz desde la perspectiva de la vida. Paz en
relación con el todo: la persona individual y en su interacción con
otras. Paz entre los países y gobiernos entre sí. Relaciones de armonía
de los seres humanos con los distintos ecosistemas. Concordia entre las
diferentes culturas.
Esta paz se fundamenta en el humanismo, la tolerancia, la cooperación,
la solidaridad, la justicia, el desarrollo sostenible, la conservación del
ambiente, el respeto por el otro, el disfrute de la coexistencia; en fin, en
el amor por la vida en su infinita diversidad, y en la convicción de que
sólo quienes cultivan la alegría de vivir pueden construir la felicidad
propia y la de los demás.
La confrontación entre la vida y la muerte, entre y la paz y la violencia
es una constante en la historia de la humanidad sometida a la lucha de
clases. Llegará a su fin cuando construyamos una sociedad fundada en
el bien común y la justicia social.
446
La utopía posible
Al respecto, hay un episodio que vale la pena recordar. Se desarrolla
en Salamanca, España, en el año 1936, al iniciarse la Guerra Civil
Española. Los insurgentes, comandados por Francisco Franco, habían
tomado la ciudad y cometido una serie de desmanes y violaciones contra
los republicanos y socialistas. Hemos leído diferentes versiones de los
sucesos. A continuación resumimos lo esencial de este hecho histórico.
El 12 de octubre durante el acto de apertura del curso académico,
en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, el Rector Don Miguel
de Unamuno (1864-1936) se levantó para clausurar el acto y en un
apasionado discurso criticó duramente el levantamiento militar y sus
“inciviles” métodos empleados contra los adversarios y la población en
general. Sentenció:
“Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis la fuerza;
pero no convenceréis, porque os falta la razón (...). Vencer no es
convencer, y hay que convencer. Y para ello necesitáis algo que os falta:
razón y derecho en la lucha. No puede convencer el odio que no deja
lugar para la compasión”.283

En ese punto, el General falangista Millán Astray, representante


del ejército “franquista”, quien en actitud desafiante llegó escoltado
por legionarios, empezó a gritar: “¿Puedo hablar? ¿Puedo hablar?” y
pronunció un discurso belicista, cargado de ira contra lo que llamó la
“anti-España”. Su escolta presentó armas y alguien del público gritó:
¡Viva la muerte! (lema de la legión) y “abajo la inteligencia”. Unamuno
le contestó:
“Acabo de oír el grito necrófilo e insensato de “¡viva la muerte!”. Esto me
suena lo mismo que, ¡muera la vida! Y yo, que he pasado toda la vida creando
paradojas que provocaron el enojo de quienes no las comprendieron,
he de deciros, con autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja
me parece repelente. Puesto que fue proclamada en homenaje al último
orador, entiendo que fue dirigida a él, si bien de una forma excesiva y
tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la muerte.
¡Y otra cosa! El general Millán Astray es un inválido. No es preciso decirlo
283 Pierre Broué y Emilio Temine: La revolución y la guerra de España (Vol. 2), Fondo de
Cultura Económica, México, p.153.
447
José Gregorio Linares

en un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes.


Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente, hay hoy
en día demasiados inválidos. Y pronto habrá más si Dios no nos ayuda.
Me duele pensar que el general Míllán Astray pueda dictar las normas de
psicología de las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual
de Cervantes, que era un hombre, no un superhombre, viril y completo
a pesar de sus mutilaciones, un inválido, como dije, que carezca de esa
superioridad de espíritu suele sentirse aliviado viendo cómo aumenta el
número de mutilados alrededor de él. El general Millán Astray quisiera
crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia
imagen. Y por ello desearía una España mutilada. Por eso frente al grito
“Viva la muerte, abajo la inteligencia”, yo declaro: “Viva la inteligencia,
Viva la vida”.

Ese mismo día, la corporación municipal se reunió de forma secreta


y expulsó a Unamuno. Por su parte el claustro de la Universidad
acordó destituirlo. Los últimos días de vida de Unamuno (de octubre
a diciembre de 1936) los pasó bajo arresto domiciliario en su casa.
Temporalmente había triunfado la muerte y la barbarie.
Los apologistas del capitalismo parecieran repetir con Millan Astray
“Viva la Muerte, abajo la inteligencia”. En cambio el lema: “Viva la
inteligencia, Viva la vida” que defendió Don Miguel de Unamuno ha
sido retomado por los socialistas hispanoamericanos. El nuevo socialismo
es un canto a la vida, un manifiesto de amor por la humanidad.
El nuevo socialismo es un canto a la vida, un manifiesto de amor por
la humanidad. Aporta soluciones concretas a corto, mediano y largo plazo.
De allí que los socialistas podamos afirmar categóricamente, como lo hacía
el revolucionario venezolano Argimiro Gabaldón (1919-1964), lo siguiente:
“El gran sufrimiento se tornará alegría, emergerá del fuego un mundo
diferente: será el llanto detenido y dejará la sangre de correr asesinada.
Se esparcirá la risa, y los niños puros como pájaros en vuelo llenarán los
parques con sus gritos, y nosotros estaremos allí! ¡Seguro que estaremos!
Como una llama ardiendo eternamente. Somos la vida y la alegría en
tremenda lucha con la tristeza y la muerte. ¡Venceremos!”.284
284 Edgard Gabaldón y otros: Encuentro con Argimiro Gabaldón, Fondo Editorial del
IPASME, Caracas, 2000, p. 17.
448
La utopía posible
En fin, frente a la hecatombe planetaria ocasionada por el capitalismo
neoliberal reivindicamos un socialismo humanista y ecológico que
entiende que los recursos naturales son limitados, que el desarrollo
de las fuerzas productivas no debe estar guiado por consideraciones
exclusivamente económicas, y que debemos legar a las generaciones
futuras un hermoso mundo donde vivir y coexistir en armonía.

449
Enrique Maza Carvajal/Víctor Jara
La utopía posible

20. El pueblo en armas

“Bailen los sincamisas


y viva el son, y viva el son.
Bailen los sincamisas
y viva el son del cañón.
Yo que soy un sincamisa
un baile tengo que dar
y en lugar de guitarras
cañones sonarán”.
La Carmañola Americana

“Ayer amaneció el pueblo


desnudo y sin qué ponerse,
hambriento y sin qué comer,
el día de hoy amanece
justamente aborrascado
y sangriento justamente.
En su mano los fusiles
leones quieren volverse
para acabar con las fieras
que lo han sido tantas veces”.
Miguel Hernández

“Con pueblo solo no se hace revolución: ¡hacen falta


también las armas! …Con armas sólo no se puede hacer
la revolución: ¡hace falta también el pueblo!”
Fidel Castro

453
José Gregorio Linares

20.1. Los saberes militares de nuestros pueblos


Las revoluciones se defienden con las armas. Debemos dar la batalla
de las ideas, pero, a la vez, estar preparados para librar otras batallas.
En nuestro caso, un pueblo con conciencia de clase e identidad
latinoamericana, armado y entrenado militarmente es la única garantía
de mantenimiento de una revolución.
La experiencia latinoamericana demuestra que la lucha armada no
siempre es el camino para llegar al poder. Cada circunstancia histórica
dirá qué estrategia política aplicar: la vía electoral, el camino de las
armas o una combinación de ambas. Pero lo que sí es innegable es que,
una vez tomado el poder, las armas no pueden quedarse exclusivamente
en manos de las fuerzas armadas, por muy institucionales y civilistas
que sean los militares profesionales.
El destino de un país no puede depender de una sola organización,
en este caso la castrense. Nada garantiza su conciencia y su compromiso.
Nada garantiza su sensibilidad social. Nada garantiza su defensa de los
derechos humanos. No hay garantía absoluta de su lealtad. No hay
garantía de que lo aprendido en la Escuela de las Américas y en la Junta
Interamericana de Defensa acerca de cómo masacrar la población civil,
sea reemplazado por lo que ha de aprenderse en la escuela de la dignidad
acerca de cómo respetar los derechos humanos. Nada garantiza que le
hagan honor al ejército emancipador de 1814, que por cierto no fue
un ejército profesional. Estaba conformado fundamentalmente por
civiles de los estratos más humildes, con conciencia de patria. Rebeldes
y bravíos. Estos hombres y mujeres, que no habían tenido experiencia
con las armas, fueron capaces de derrotar a uno de los más grandes y
capaces ejércitos de ocupación colonial, como lo fue el comandado por
Pablo Morillo.
Pocos años antes (entre 1808 y 1814) otro pueblo, el español,
había derrotado, mediante la guerra de guerrillas, al ejército francés
del invasor Napoleón Bonaparte que pretendía apoderarse de España,
vulnerar la soberanía nacional e instaurar un gobierno títere dirigido
454
La utopía posible
por su hermano, a quien el pueblo español con el gracejo que le
caracteriza apodó “Pepe Botella”. Entre estos hombres de pueblo que
organizaron las guerrillas y vencieron a los invasores recordamos los
nombres de Francisco Abad Moreno (el Chaleco) y Juan Martín Díez
(el Empecinado) los cuales, por cierto, luego de que le dieron la victoria
a España fueron traicionados por los realistas españoles y los militares
antiliberales.
Lo mismo ocurrió en Vietnam. El pueblo creó su propia defensa,
llena de ingenios mortíferos, diseñó apropiadas tácticas, aprendió a
defenderse, se organizó y humilló a dos altivas potencias bélicas: Francia
y los Estados Unidos. Igualmente en América, cuando los conquistadores
españoles y portugueses llegaron a arrasar y a exterminar a nuestros
pueblos, se encontraron —una vez que hubo pasado el primer momento
de inocencia— con una resistencia indígena sagaz y feroz, que en muchas
oportunidades derrotó a los mejor armados invasores europeos.
Muchas de las tácticas y estrategias militares en uso hoy en día han sido
aprendidas de nuestros indígenas, especialmente en la lucha guerrillera.
En el territorio que hoy se conoce como Venezuela, por ejemplo, el arte
de la guerra de nuestros indígenas derrotó en innumerables ocasiones a
los conquistadores.
“En el caso de las etnias caribe de la región centro costera venezolana,
diversas expediciones fueron organizadas por los españoles entre 1555 y
1567 para tratar, sin éxito, de conquistar el valle de los caracas y su región
litoral, las cuales consumieron gran parte de los recursos humanos y fiscales
de los colonialistas. La feroz resistencia de las tribus caribes, comandadas
por sus jefes guerreros Guaicaipuro, Paramaconi y Terepaima, quienes
controlaban el valle de los caracas y las montañas que lo rodean, imposibilitó
la instalación de un asentamiento castellano estable hasta 1568”. 285

El cacique Guaicaipuro fue un estratega formidable, líder de la


resistencia indígena. Su actividad bélica se desarrolló entre 1560 y 1568
aproximadamente.
285 Mario Sanoja e Iraida Vargas: La Revolución Bolivariana, Historia, Cultura y Socialismo,
Monte Ávila Editores Latinoamericana, Caracas, 2008, p. 28.
455
José Gregorio Linares

“Ya en 1560, Guaicaipuro obtiene su primera gran victoria sobre


Pedro de Miranda, quien había sido enviado por el Gobernador para
que tomara posesión de las minas de oro en poder del indio. Derrotó
igualmente a Juan Rodríguez Suárez, uno de los más famosos jefes de
la conquista, sin aceptar las condiciones de paz que éste le propuso.
Y en Macuto, al frente de un poderoso ejército, hizo huir a Francisco
Fajardo, otro de los notables conquistadores enemigos”. 286

Lo mismo puede decirse de otros pueblos indígenas que resistieron


militarmente durante más de tres siglos a los españoles. Entre ellos
los del Cono Sur: los charrúas del Uruguay, los indios de las pampas
argentinas, los guaraníes del Paraguay, los mapuches chilenos. Los versos
de Alonso de Ercilla en La Araucana, según los cuales “la gente araucana
no ha sido por Rey jamás regida / ni a extranjero sometida”, expresa esta
realidad. En España esta región era temida por la contundencia militar
indígena. Fue bautizada como “El cementerio de los españoles”. De
ellos debemos aprender.
También los negros traídos por la fuerza desde África y los
afrodescesdientes americanos enfrentaron militarmente a los traficantes
de esclavos y a los esclavistas. Éstos se unieron
“…no sólo para fugarse sino para mantener en jaque, mediante la guerra
de guerrillas, a las poblaciones blancas (…). La falta de organización de
los esclavos, el sistema de mantenerlos dispersos (y mezclados los de
diversas procedencias), la ausencia de una conciencia de clase que los
uniera con designios muy precisos dentro de las condiciones coloniales,
la carencia de armamentos adecuados, la falta, en fin, de factores
históricos de diverso significado que permitiese en América los triunfos
que en la antigüedad, por razones similares, no pudo lograr Espartaco,
impidieron el éxito de sus luchas dentro de la estructura esclavista a lo
largo de tres siglos”. 287

Cuando se lucha por la justicia, las armas —y las adecuadas


estrategias y organización para usarlas— son indispensables.
Cuando se intenta consolidar un proceso revolucionario las armas

286 Saúl Rivas Rivas: Guaicaipuro, p. 33.


287 Gustavo Pereira: Historias del Paraíso, El acoso de los insurgentes, p. 60.
456
La utopía posible
en poder del pueblo desempeñan un rol fundamental. La defensa
militar de un proceso revolucionario debe estar en manos de
sus protagonistas: el pueblo llano organizado. No puede seguir
ocurriendo que la única relación de los civiles con las armas sea que
los conviertan en polígonos de tiro. Víctimas inermes y desesperadas
al alcance de una ráfaga o de un francotirador. Mártires para ser
recordados en los actos públicos. Nombres para engrosar la lista de
desaparecidos. Fotografías en los museos de la revolución. Lágrimas
cuando nos estremece el recuerdo. Rabia de las madres de Plaza de
Mayo. Denuncia en los aniversarios porque nos negamos a olvidar.
Obituario del dolor.
Es la hora de que los saberes militares de nuestros pueblos, que han
sido elementos claves en la resistencia contra las metrópolis de todas
las épocas y los encomenderos de todos los tiempos, se constituyan
en acervo militante de todo ciudadano, de modo que la Patria y los
humildes tengan armas y conocimientos que les permitan cumplir con
su deber y hacer respetar sus derechos.
20.2. Chile: una lección
Creemos que la experiencia chilena debería ser suficiente para haber
aprendido la lección de que la única garantía de mantenimiento de una
revolución socialista es el pueblo en armas.
Una de las principales medidas que tomó la contrarrevolución
en Chile para enfrentar al gobierno socialista de Salvador Allende
(1970-1973) fue evitar que el pueblo se armara y simultáneamente
desarmar a la población civil organizada y en pie de lucha. En el
año 1972, el Congreso chileno, obedeciendo los mandatos de la
derecha, aprueba la Ley 17.998 de Control de Armas, mediante la
cual se le permitía a las Fuerzas Armadas realizar allanamientos para
incautar cualquier tipo de armamento y apresar a sus dueños. De
inmediato se desencadenó una represión selectiva dirigida a liquidar
a los dirigentes populares. Éste fue el preámbulo de lo que ocurriría
un año después.

457
José Gregorio Linares

En carta pública dirigida al presidente Salvador Allende el 5 de


septiembre de 1973, seis días antes del golpe de Estado, firmada por
distintos sectores revolucionarios organizados se alerta:
“Ahora los trabajadores no solamente tenemos desconfianza, estamos
alarmados. La derecha ha montado un aparato terrorista tan poderoso
y bien organizado, que no cabe duda que está financiado y por la CIA.
Matan obreros, hacen volar oleoductos, micros, ferrocarriles. Alarmados
por el desencadenamiento de una serie de acontecimientos que creemos
nos llevará no sólo a la liquidación del proceso revolucionario chileno,
sino, a corto plazo, a un régimen fascista del corte más implacable
y criminal. Antes, teníamos el temor de que el proceso hacia el
Socialismo se estaba transando para llegar a un Gobierno de centro,
reformista, democrático-burgués que tendía a desmovilizar a las masas
o a llevarlas a acciones insurreccionales de tipo anárquico por instinto
de conservación.

Pero ahora, analizando los últimos acontecimientos, nuestro temor ya


no es ése, ahora tenemos la certeza de que vamos en una pendiente que
nos llevará inevitablemente al fascismo. Consideramos no sólo que se
nos está llevando por el camino que nos conducirá al fascismo en un
plazo vertiginoso, sino que se nos está privando de los medios para
defendernos. Exigimos que se derogue la Ley de Control de Armas.
Nueva “Ley Maldita” que sólo ha servido para vejar a los trabajadores,
con los allanamientos practicados a las industrias y poblaciones, que
está sirviendo como un ensayo general para los sectores respuesta
de la clase obrera en un intento por intimidarlos e identificar a sus
dirigentes”.288

El gobierno no oye el llamado de estos dirigentes. Finalmente la


contrarrevolución triunfa y masacra al pueblo chileno, que buscaba un
camino original y democrático hacia el socialismo. Miles de personas
son apresadas, torturadas y asesinadas.
En el acto que se realiza en La Habana, en la Plaza de la Revolución,
el 28 de septiembre de 1973, días después de perpetrado el golpe de
Estado, Fidel Castro hace un balance de los hechos ocurridos en Chile.
Allí recuerda que en su última visita a ese país, le obsequió un fusil
288 Cris González: Camarada Enrique, Editorial Grito del Sujeto, La Paz, 2006, p. 210.
458
La utopía posible
automático a Salvador Allende, arma que éste luego usó para defender
el gobierno democrático del golpe militar. Dice:
“¡Nunca un fusil fue empuñado por manos tan heroicas de un presidente
constitucional y legítimo de su pueblo! ¡Nunca un fusil defendió mejor
la causa de los humildes, la causa de los trabajadores y los campesinos
chilenos! ¡Y si cada trabajador y cada campesino hubiesen tenido un
fusil como ése en sus manos, no habría habido golpe fascista!
Ésa es la gran lección que se desprende para los revolucionarios de los
acontecimientos chilenos…
Y una lección que hay que sacar de este ejemplo chileno es que con
pueblo solo no se hace revolución: ¡hacen falta también las armas! Y
que con armas sólo no se puede hacer la revolución: ¡hace falta también
el pueblo!”.289
La lección es clara. Debemos asimilarla: El pueblo debe armarse y
entrenarse política y militarmente. Sólo así tendrá alguna posibilidad de
alcanzar y consolidar los triunfos.
20.3. Víctor Jara y Enrique Maza Carvajal: Un aprendizaje
• Víctor: “Yo no quiero la Patria dividida”
Víctor Jara (1938-1973) fue uno de los cantautores de mayor
compromiso con la revolución chilena. De origen humilde, dedicó
su vida al teatro y la canción de protesta. Unió su suerte a la de los
pobres de la Tierra. El día cuando las Fuerzas Armadas dan el golpe de
Estado, le tocaba dar un recital en la Universidad Técnica en apoyo a
la Unidad Popular. La asonada ya estaba en curso. A pesar del peligro
sale de su casa, donde deja a su esposa Joan y a sus menores hijas. Llega
a tempranas horas a la universidad a ocupar su trinchera de lucha y
poesía. Nuevamente cantaría “Aquí me quedo”:
“Yo no quiero la Patria dividida
ni por siete cuchillos desangrada,
quiero la luz de Chile enarbolada
sobre la nueva casa construida…
289 Fidel Castro: “Sobre el Golpe de Estado en Chile”, en Chile: El otro 11 de Septiembre,
Ocean Press, La Habana, 2003, pp. 56 y 65.
459
José Gregorio Linares

Yo no quiero la Patria dividida


cabemos todos en la tierra mía
yo me quedo a cantar con los obreros
en esta nueva historia y geografía”.

Hay toque de queda. Al día siguiente es detenido junto con los


profesores y estudiantes que se encontraban en el interior del recinto.
Por la fuerza es llevado al estadio de fútbol donde había cantado tan a
menudo y donde se celebraban los festivales de la canción. Poco después
es identificado e inmediatamente se le somete a la burla y se le tortura
durante varios días.
“Canta ahora si puedes, hijo de puta”, le grita uno de los esbirros.
Después de cuatro días de sufrimiento, la voz de Víctor sonó en el
estadio para cantar un verso de ´venceremos´, el himno de la Unidad
Popular. A continuación fue golpeado y evacuado a rastras para
someterle a la última etapa de su agonía”.290
Es asesinado y arrojado a la calle, donde un grupo de transeúntes lo
encuentra. De allí es enviado a la morgue, en donde cientos de cuerpos
son apilados. Su esposa llega hasta el lugar. Cuenta:
“El depósito está tan repleto que los cadáveres llenan todo el edificio,
incluyendo las oficinas. Un largo pasillo, hileras de puertas y, en el
suelo, una larga fila de cadáveres, éstos vestidos, algunos con aspecto de
estudiantes, diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta… y en mitad de
la fila descubro a Víctor.
Era Víctor, aunque le vi delgado y demacrado. ¿Qué te han hecho para
consumirte así en una semana? Tenía los ojos abiertos y parecía mirar al
frente con intensidad y desafiante, a pesar de una herida en la cabeza y
terribles moretones en la mejilla. (…) el pecho acribillado y una herida
abierta en el abdomen…las manos parecían colgarle de los brazos en
extraño ángulo, como si tuviera rotas las muñecas… pero era Víctor,
mi marido, mi amor”. 291
A pesar de la represión, Víctor Jara se arriesgó a escribir su último
poema, el cual fue sacado clandestinamente del estadio. Dice así:
290 Joan Jara: “Un Canto Inconcluso”, en Chile: El otro 11 de Septiembre, Ocean Press, La
Habana, 2003, p. 30.
291 Ibid., p. 22.
460
La utopía posible
“Somos cinco mil
En esta pequeña parte de la ciudad
Somos cinco mil…
¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera
Sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas…”.
Cuando en Venezuela se conoció la noticia del asesinato de Víctor
Jara y la masacre contra el pueblo chileno, la gente salió a la calle a
luchar, a denunciar y a organizar la resistencia. Muchos venezolanos
cumplieron con su deber. Gloria Martín, “la primera letrista de
Venezuela”, compuso la “Romanza del Gorila”:
“Voy a contarles la historia
aunque parezca mentira
de un hombre que nació niño
y se convirtió en Gorila.
Se comió todos los sueños
de una nación soberana
y la ITT le dio un premio
porque era su prima hermana.
Usted y yo, y yo y usted
sabemos que hablo de Pinochet”.
Los músicos Otilio Galíndez (1935-2009) y Roberto Todd (hermano
de Cecilia Todd) compusieron “A Víctor”, una canción que no era de
despedida sino de reencuentro, una voz de rabia y desafío, un homenaje
al cantor eterno:
“No puede borrarse el canto
con sangre del buen cantor,
tendrán que matar el viento
que dice lucha y amor.

Tendrán que callar el río,


tendrán que secar el mar
que inspiran y dan al hombre
motivos para cantar…”.

461
José Gregorio Linares

Todos entendimos que, como siempre lo repetía Alí Primera (1942-


1985):
“De lo que se trata no es de hacer elegías para llorar al hombre, sino una
canción para secarnos las lágrimas y seguir, profundamente ganados
por ese hombre”.

• Enrique Maza Carvajal, un ejemplo


Entre las personas asesinadas en Chile se encuentra un joven venezolano:
Enrique Maza Carvajal. Había estudiado en la Universidad Central
de Venezuela. Allí alcanzó el 7º semestre de ingeniería eléctrica. Por
razones políticas, a pesar de sus excelentes calificaciones, es expulsado
de la universidad. Se marcha a Cumaná, en el oriente del país, donde le
llega la noticia de que su vida corre peligro pues los agentes del gobierno
lo buscan.
…llega a sus manos un mensaje donde le informan que no sólo está
expulsado, sino que le dictarán auto de detención y le darán 15 días
para “desaparecer del mapa”. Se suponen que estas amenazas llegan
desde los organismos de seguridad del Estado “democrático”. Enrique
contaba con 20 años. 292

Decide irse a Chile donde se estaba desarrollando una experiencia


democrática de orientación socialista. Comienza a estudiar en la
Universidad de Chile y se incorpora a la lucha social con el Frente
de Trabajadores Revolucionarios y con el MAPU (Movimiento de
Acción Popular Unitaria). Su trabajo político se centra en el apoyo a los
cordones industriales, que se convirtieron en la columna vertebral de la
revolución chilena.
Los cordones industriales eran un conjunto de industrias que habían
sido nacionalizadas por el gobierno de la Unidad Popular, UP, o que
habían sido ocupadas e intervenidas por obreros que reclamaban la
estatización (…).

Algunos estudiosos coinciden en que los cordones industriales


constituían un nuevo salto en la conciencia y organización

292 Cris González: Op.cit., p. 40.


462
La utopía posible
popular, mucho más avanzado que las direcciones de sus propias
organizaciones partidistas. Eran capaces de organizar a trabajadores
democratacristianos, socialistas, miristas, radicales y comunistas. Pero,
no sólo fueron capaces de unir las voluntades y conciencias de los
trabajadores, sino que también involucraron a sectores tan importantes
de la sociedad como los estudiantes, pobladores y campesinos.
Ante la ofensiva empresarial la respuesta de la clase obrera era
mantener en marcha la producción aun en contra de la decisión de los
empresarios”.293
Enrique se plantea ayudar a garantizar las conquistas populares
alcanzadas y contribuir al avance de la revolución democrática
socialista. Era un muchacho alegre y sencillo. Enamorado de las chicas
y de la revolución. El golpe de Estado militar lo agarró desprevenido
y desarmado, como ocurrió a la mayoría del pueblo que apoyaba el
gobierno socialista de Salvador Allende.
En una carta a su hermana menor, María Auxiliadora, escrita en
diciembre de 1971, cuando ya la contrarrevolución va ganando terreno,
le dice:
“Clausuraron un periódico y dos emisoras, bueno, pero más es la bulla
que la cabuya, ya que lo que pasa es que en este país nunca se forman
líos, y cuando hay algo raro se pone el grito en el cielo”. 294
En Chile, como ocurriría años después en Venezuela, durante el
gobierno de Hugo Chávez Frías, el imperio y sus cipayos organizaron
un boicot a la producción para, de este modo, hacer dimitir al gobierno
revolucionario y, de paso, atribuirle la responsabilidad del fracaso
ocurrido. Se ensayaba el golpe económico como preámbulo del golpe
militar. Sin embargo, las intenciones no eran vislumbradas por muchos
camaradas. Enrique, con la buena fe propia de la gente que creía en la
institucionalidad de las Fuerzas Armadas chilenas dice, en carta escrita
en noviembre de 1972, lo siguiente:
“Haciendo un bosquejo a grandes rasgos porque aquí uno no conoce
los entretelones, sino lo que sale por la prensa, fue quebrado el paro
293 Ibid., pp. 61-63.
294 Ibid., p. 64.
463
José Gregorio Linares

patronal con todo y los intereses que había de por medio, se evitó una
guerra civil y acá el ejército jugó un gran papel, este ejército, a diferencia
del de allá o del de Argentina, es más profesional y se mantienen fieles a
esa doctrina”.295
En marzo de 1973, a pocos meses del golpe militar, Enrique,
confiando en el civilismo de las Fuerzas Armadas, escribe una carta a su
familia donde le dice:
Posiblemente en estos días se dé un paro parecido al de octubre del año
pasado, no se vayan a preocupar por mí que estoy más seguro acá que
allá, y que acá no hay ninguna solución de fuerza, todos los problemas se
arreglan a la chilena y todo el mundo en paz”. 296
Enrique formaba parte de una organización comprometida y
luchadora, pero no tenían armas ni experiencia militar para defender
sus ideas. Un día después del golpe perpetrado por las Fuerzas Armadas
fue masacrado.
“A Enrique lo increpa un militar que le grita “tú cubano, corre”. Enrique
habría respondido que era venezolano y no cubano, y que no correría.
Entendiendo que le sería aplicada la “Ley de Fuga”. Sin embargo, es
obligado a salir de la fila, se le coloca contra una pared y le descargan
18 tiros de ametralladora”. 297
El estudiante asesinado tenía planes. Sueños que materializar.
Proyectos que ejecutar. Metas por cumplir. “Yo voy a Venezuela en
enero del 74 a verlos —les prometía a sus familiares— (…). Creo que
en un año más estoy graduado y a finales del 74 sacaría el master”.
Ninguno de estos deseos se cumplió.
Un ejército al servicio de los intereses de los EEUU y de la burguesía
chilena frustró los propósitos de este joven de apenas 22 años y de otros
muchos que como él hicieron depender su futuro de la institucionalidad
de las Fuerzas Armadas, de la sindéresis de un ejército supuestamente
apegado a la legalidad democrática. En esta materia las ilusiones se
pagan con la vida.
295 Ibid., p. 66.
296 Ibid., p. 71.
297 Ibid,, p. 87.
464
La utopía posible
Por tanto, no tenemos una tercera opción. Nos preparamos
militarmente para defender la revolución y salvar vidas humanas
como la de Enrique Maza Carvajal y Víctor Jara, o dejamos las armas
exclusivamente en manos de los militares, las guardamos en los cuarteles
y, en consecuencia, frustramos los procesos revolucionarios que llevan
bienestar a las mayorías. No hay alternativas: el pueblo se arma y se
entrena política y militarmente o facilitamos el derramamiento de sangre
de muchachos y muchachas desamparados, sin armas ni preparación
militar para defender sus ideales.
Pregunto: si no aprendemos la lección que nos ha dado la historia:
¿para qué se inmoló el pueblo chileno?, ¿para qué entregó su vida Víctor
Jara?, ¿para qué murió, entonces, Enrique Maza Carvajal?
Los revolucionarios y revolucionarias democráticos que cayeron
víctimas de la violencia fascista no estaban armados. No podían
enfrentarse, en igualdad de condiciones, a los militares y a los grupos
paramilitares que pretendían derrocar el gobierno legítimamente
constituido de Salvador Allende.
No podemos repetir el error. Las milicias populares, con formación
política, conciencia ética y entrenadas militarmente, son parte indisoluble
de cualquier gobierno socialista que aspire a que se respete la voluntad
popular. No caigamos en la ingenuidad de pensar que por el hecho de
que en algunos países muchos de sus integrantes procedan de los sectores
populares, las Fuerzas Armadas no traicionarán la decisión electoral de
un pueblo. La conciencia de clase no surge por generación espontánea.
En el interior de las Fuerzas Armadas, como en toda institución, se
desarrolla la lucha de clases. Hay representantes de todos los sectores.
Pinochet se esconde entre muchos que parecen progresistas. En el caso
de Venezuela, por ejemplo, por muy alto que algunos militares repitan
consignas como “Patria, socialismo o muerte”, no sabemos qué ocurre
en su alma, qué emociones alimentan su corazón, ni qué intereses los
mueven. Estemos prevenidos. De este modo ganará la patria, el pueblo
y la misma institución castrense.

465
José Gregorio Linares

20.4. No podemos decir “Adiós a las Armas”


Por cierto, en Bolivia el imperio y los grupos racistas quisieron aplicar
la misma receta que les dio buenos resultados en Chile, para acabar
por la fuerza con el gobierno de Evo Morales. Ya estaban a punto de
dar un golpe de Estado al estilo Pinochet cuando, de debajo de los
ponchos rojos de los dirigentes indígenas que marchan en apoyo al
gobierno, comenzaron a aparecer fusiles, y de entre las manos de los
obreros surgieron, como por arte de magia, las granadas y las bombas
incendiarias. Fue suficiente. Vieron en la mirada de los manifestantes, la
rabia decidida de sus ancestros, y el coraje de Tupac Katari y su esposa
Bartolina Sisa. Se retiraron. En toda la sierra se repetían las consignas:
“—¿Qué queremos?
— Justicia.
— ¿Qué queremos?
— Justicia
— ¿Cuándo, carajo?
—Ahora, carajo”.

Entre risas los bolivianos siguen marchando en defensa de su gobierno


y de las reformas que viene impulsando. Debajo de los ponchos rojos,
los fusiles y las granadas aguardan. Es un aviso.
En Venezuela los enemigos de los procesos de cambio también
intentaron el derrocamiento del gobierno democrático de orientación
bolivariana y socialista de Hugo Chávez Frías. Hicieron un paro
empresarial y un paro petrolero. Crearon desabastecimiento, y los
medios de comunicación privados desencadenaron una ola de mentiras
y de manipulación al estilo del Mercurio chileno. Finalmente dieron
un golpe de Estado que inmediatamente contó con el apoyo de los
gobiernos de derecha de todo el mundo.
Disolvieron los poderes constituidos e iniciaron una represión
selectiva de dirigentes comunitarios y líderes políticos. Un representante
de Fedecámaras, Pedro Carmona, fue designado Presidente. Frente a las
cámaras de televisión un sector de militares se unió al golpe de Estado y
466
La utopía posible
se adhirió al gobierno de facto. Los televidentes contemplamos el hecho
vergonzoso de ver militares que se empujaban entre sí para declarar
contra Hugo Chávez Frías, el presidente electo por las mayorías. Éste
es apresado y se le quiere obligar a renunciar. Ya estaban planeando
el magnicidio. La gente indignada en la calle demanda la vuelta del
Presidente que había elegido en votaciones democráticas. En las casas,
personas humildes lloran y rezan por la vida de este hombre.
“Una velita
al Arcángel Miguel
para que
no lo maten.
Otra velita azul temblorosa
a la Virgen María
para que lo cuide.
Póngale la velita desnuda
a las ánimas
por su vida.
Velita que baila
de mano en mano
por el barrio.
Esta velita es un sentimiento”.298

Afortunadamente, a las pocas horas, el pueblo salió a la calle a exigir


la restitución de Hugo Chávez en la Presidencia de la República. Un
grupo de militares permanece vacilante, pero un importante sector
de la Fuerza Armada apoya al legítimo presidente. La dignidad logra
vencer esta vez. En las plazas un grito estremece a los enemigos de la
democracia: ¡No volverán! Las calles eran un solo torbellino. La rebelión
se hizo poesía; las marchas, fiesta popular. Los cerros hicieron erupción.
Emergió el pueblo irredento.
Esa vez un grupo de militares traicionó pero no logró sus propósitos.
La pregunta es ¿cuántos traidores quedan en los cuarteles? El pueblo no
está armado. ¿Cómo podremos evitar que ocurra lo sucedido en Chile?
No basta que haya una “Reserva” en la Fuerzas Armada, donde se

298 Hernán Soto: 12 de abril, 3 a.m.


467
José Gregorio Linares

incorpora a “los de abajo”, si ello no va unido a un programa integral de


formación política, ética y militar del movimiento popular organizado,
única garantía de la revolución. Si ello no va unido a la implementación
de un diseño curricular para que nuestros militares desaprendan lo
que les enseñaron en las academias estadounidenses y fortalezcan su
conciencia de clase y de nación; conozcan a fondo la vida de nuestros
luchadores, la historia de lucha de nuestras patrias y el avasallamiento
de que hemos sido víctima por parte de los imperios. Éste es el tipo
de militar que queremos: integrado a las luchas del pueblo civil, sin
privilegios distintos al común de los ciudadanos, soldados al servicio de
la utopía, servidores públicos en uniforme.
Aprendamos la lección. La Historia es una maestra severa que castiga
enérgicamente a quienes no aprenden a tiempo las lecciones: el pueblo
debe armarse política y militarmente, y las milicias populares deben ser
parte de la Fuerza Armada. Así lo preveía José Carlos Mariátegui cuando
expuso el programa del partido donde llama al “armamento inmediato de
los obreros y campesinos y a la transformación del ejército y de la policía
en milicia obrera y campesina”. Al mismo tiempo los militares deben
formarse integralmente para que su conciencia social sea su más importante
armamento. Afortunadamente ya se están dando algunos pasos.
Pero además, el asunto es extremadamente complejo, porque de lo que
se trata es de construir una sociedad civilista democrática y protagónica
que tenga el control de las armas, no una sociedad militarizada que nos
“represente” y que use la democracia como cosmético. Toda sociedad
militarizada se rige por unos imperativos distintos a las sociedades civiles
y democráticas. Termina convirtiéndose en dictadura. Manejándose
como un cuartel: unos pocos llegan a ser oficiales y la mayoría es tratada
como masa subordinada.
En un momento difícil de la lucha por la independencia cubana,
cuando parecía que el autoritarismo iba a regir el movimiento
emancipador, José Martí le escribe al general Máximo Gómez, con
quien había tenido unas diferencias tácticas que luego son superadas,
estas firmes palabras:
468
La utopía posible
“Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento”.299
“¿Qué garantía puede haber de que las libertades públicas, único objeto
digno de lanzar un país a la lucha, sean mejor respetadas mañana? ¿Qué
somos, General? ¿Los servidores heroicos y modestos de una idea que
nos calienta el corazón, los amigos leales de un pueblo en desventura,
o los caudillos valientes y afortunados que con el látigo en la mano y
la espuela en el tacón se disponen a llevar la guerra a un pueblo, para
enseñorearse después de él?”.300 “Respetar a un pueblo que nos ama
y espera de nosotros, es la mayor grandeza. Servirse de sus dolores y
entusiasmos en provecho propio sería la mayor ignominia”.301

Y si el gobierno o el movimiento revolucionario asumen las formas


de la tiranía, emerge una dictadura de lo cotidiano, que es la más
degradante expresión de la autoridad. Al respecto el subcomandante
Marcos, líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, hace una
interesante reflexión:
“El militar es una persona absurda que tiene que recurrir a las armas
para poder convencer al otro de que su razón es la razón que debe
proceder, y en ese sentido el movimiento revolucionario no tiene
futuro si su futuro es el militar. Si el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional se perpetúa como una estructura armada militar, va al fracaso.
Al fracaso como una opción de ideas, de posición frente al mundo. Y
lo peor que le podría pasar, aparte de eso, sería que llegara al poder
y se instalara como un ejército revolucionario. Para nosotros sería un
fracaso. Lo que sería un éxito para una organización político-militar
de las décadas del 60 y del 70, que surgió con los movimientos de
liberación nacional, para nosotros sería un fracaso. Nosotros hemos
visto que finalmente esas victorias serían fracasos o derrotas ocultas
detrás de su propia máscara. Que lo que estaba pendiente siempre era
el lugar de la gente, de la sociedad civil, del pueblo”.302

En efecto, la garantía de una revolución es el pueblo en armas. Sin ello


no es posible defenderse contra los enemigos nacionales y extranjeros.
Pero si nos convertimos en una sociedad castrense, con los códigos

299 Alfonso Rumazo González: José Martí, Libertador,…cit., p. 89.


300 Ibid., p. 90.
301 Ibid., p. 91.
302 www.stormpages.com
469
José Gregorio Linares

y conductas propios del estamento militar, asfixiaremos la sociedad


civil y la democracia popular. Entonces, vayamos construyendo el
Poder Popular militar. Sin ello las revoluciones corren un peligro de
muerte. Pero desde ya estemos alertas contra la mentalidad y las praxis
“militaristas” que también pueden frustrar y desviar una revolución.

470
Simón Rodríguez
La utopía posible

21. La Creatividad

“¡CUIDADO!, no sea que por la manía de IMITAR


SERVILMENTE a las NACIONES CULTAS, venga la
América a hacer el PAPEL de VIEJA, en su INFANCIA”.
Simón Rodríguez

“Se imita demasiado y la salvación está en crear. Crear es


la palabra de pase de esta generación. El vino, de plátano;
y si sale agrio, ¡es nuestro vino!”
José Martí

“Entramos, pues, en la era de América Latina, primer


productor mundial de imaginación creadora, la materia
básica más rica y necesaria del mundo nuevo”.
Gabriel García Márquez

473
José Gregorio Linares

21.1. “O inventamos o erramos”


La creatividad es condición indispensable para emprender proyectos
socialistas en Suramérica. En el pasado, los revolucionarios
latinoamericanos buscábamos los modelos a seguir en las teorías y
experiencias de otras latitudes. Nos inspiraba lo que había acontecido en
otras tierras. Conocíamos mejor la historia de los movimientos sociales
europeos, asiáticos y estadounidenses que lo que ocurría en nuestras
naciones. Estábamos más familiarizados con los personajes de esos
procesos que con los hombres y mujeres que han abanderado las luchas
en nuestro continente. Practicábamos el culto por las ideas de otros,
desconociendo o subestimando las propias. Copiábamos las estrategias
y tácticas políticas que habían sido exitosas en la URSS, China, Corea
o Vietnam. Pretendíamos extraer del estudio de esas experiencias,
principios universales que debían ser aplicados, con ligeras variantes,
a nuestra realidad. Nos alineábamos con determinadas corrientes de
izquierda y adversábamos otras. Éramos stalinistas, trotkistas, maoístas,
gramscianos, luxemburguistas. Nos acusábamos de revisionistas,
reformistas, ultraizquierdistas.
Pensábamos con cabeza ajena. Pronunciábamos discursos que eran
ecos de voces exóticas. Escribíamos con pluma prestada. Mirábamos con
los ojos de otros. No era nuestra piel la que sentía. Éramos extranjeros
en nuestra patria. Vivíamos en el territorio de la irrealidad. No nos
interesaban los pensadores latinoamericanos y caribeños. Apenas
mencionábamos a nuestros héroes y heroínas. Ignorábamos la historia
social de Latinoamérica y el Caribe. No nos nutríamos con la savia
de nuestra realidad. Deambulábamos con los pies descalzos, la mirada
extraviada y de espaldas al horizonte.
Conocíamos las recetas para hacer la revolución, todo en nuestras mentes
lo teníamos previsto, pero no se producían los resultados esperados. El
proletariado no nos seguía. Los campesinos ni siquiera sabían que existíamos.
Tampoco nosotros conocíamos de su existencia. Los estudiantes estaban en
clase, se hallaban en el cafetín discutiendo alguna cita del marxismo clásico
o eran estudiantes impacientes que “a pesar de estudiar El Capital de Marx
474
La utopía posible
desde hacía seis meses, no gobernaban todavía el país”. Por consiguiente,
no éramos vanguardia de nadie. No había palacios de invierno que asaltar,
saltos adelante que dar, ni largas marchas donde participar. Estábamos
inspirados en modelos ajenos. Seguíamos las pautas que otros dictaban.
La realidad nos esquivaba. No avanzábamos. En la mayoría de los casos
no llegamos a tomar el poder. Nos consumíamos en disputas ideológicas
etéreas, que a la larga conducían al fracaso y a la desmoralización. Incluso
algunos, jinetes cansados de intentar domar esa arisca revolución, saltaron
las talanqueras.
Al parecer ignorábamos que para resolver los problemas de América
Latina, la solución está en dar respuestas creativas a una realidad que
es original. Para ello hay que estudiar la realidad americana a partir de
sus propios referentes. Sin intentar ver en América un reflejo tardío de
lo que acontece en Europa o los Estados Unidos. Sin pretender copiar
los modelos supuestamente exitosos de otras latitudes. Sin confundir la
realidad con los espejismos, y la propaganda ideológica con la verdad.
Así lo preveía Bolívar:
“Tengamos presente que nuestro pueblo no es el europeo, ni el
americano del norte, que más bien es un compuesto de África y de
América, que una emanación de la Europa (…). ¿No dice el Espíritu
de las Leyes que éstas deben ser propias para el pueblo que se hacen?
¿Que es una gran casualidad que las de una nación puedan convenir
a otra? ¿Qué las leyes deben ser relativas a lo físico del país, al clima, a
la calidad del terreno, a su situación, a su extensión, al género de vida
de los pueblos? ¡He aquí el Código que debíamos consultar y no el de
Washington! No olvidando jamás que la excelencia de un gobierno
no consiste en su teoría, en su forma, ni en su mecanismo, sino en
ser apropiado a la naturaleza y al carácter de la nación para quien se
instituye”.303

La creatividad es la fuerza que impulsará a los pueblos de


Hispanoamérica a resolver los problemas que debe enfrentar. La
imitación conduce al fracaso, al servilismo, al estancamiento, a la
autonegación. Lo expresaba claramente Simón Rodríguez:
303 Discurso de Angostura, 1819.
475
José Gregorio Linares

“El interés general está clamando por una Reforma y… la América está
llamada por las circunstancias a emprenderla (…). Los acontecimientos
irán demostrando que es una verdad muy obvia: La América no debe
imitar servilmente sino ser original. ¿Dónde iremos a buscar modelos?
La América española es original; originales han de ser sus instituciones
y su gobierno, y originales los medios de fundar uno y otro”. 304

Nuestro Robinson se quejaba de que “La sabiduría de la Europa y


la prosperidad de los Estados Unidos son dos enemigos de la Libertad
de pensar, en América”. “Todo está hecho (en Europa especialmente).
Tomen lo bueno—dejen lo malo —imiten con juicio— y por lo que
les falte inventen”.
Insiste en repetirlo: “O inventamos o erramos”, y esto lo escribe
después de alertar sobre los peligros de imitar a Europa o a los Estados
Unidos. “Aquello es para ser visto nada más”, dijo el maestro.
Esta idea es desarrollada exhaustivamente por José Martí, diríamos
incluso que ese es el propósito clave del pensamiento martiano: el
fomento de la creatividad de los pueblos y dirigentes de nuestra América,
como condición indispensable para lograr la independencia integral y
la plena realización de la dignidad humana. Para Martí el problema
de nuestra América es nuevo y por tanto las respuestas no podemos
encontrarlas en los estereotipos que ofrecen los libros y experiencias
europeos y estadounidenses. “A conflictos propios, soluciones propias”,
por tanto:
“El buen gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el
alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su
país, y cómo pueden ir guiándolos en junto, para llegar, por métodos e
instituciones nacidas del país mismo, a aquel estado apetecible donde
cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia
que la Naturaleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su
trabajo y defienden con sus vidas. El gobierno ha de nacer del país (…).
Gobernante, en un pueblo nuevo, quiere decir creador”. 305

304 Alfonso Rumazo González: Ideario de Simón Rodríguez,…cit., p. 104.


305 J. Martí: Nuestra América, 1891.
476
La utopía posible
Martí cuestionaba el hecho de que en América “se imita demasiado”;
no obstante, señala esperanzado que, a pesar de que aún
“…las levitas son de Francia, el pensamiento empieza a ser de América.
Los jóvenes de América (…) entienden que la salvación está en crear.
Crear es la palabra de pase de esta generación”.
Esto implica la búsqueda de “soluciones propias a problemas
propios”, y por tanto la eliminación de la dependencia cognoscitiva
y cultural con respecto a Europa, los Estados Unidos u otra cualquier
metrópoli que pretenda dominarnos.
21.2. Los intelectuales latinoamericanos y la creatividad
Y porque el pensamiento empieza a ser de América es que surgieron
en el continente latinoamericano y las Antillas pensadores y políticos
que comprendieron que la construcción de las nuevas naciones exigía
respuestas originales. Insistieron en buscar soluciones propias a problemas
propios. Es necesario estudiar su obra si queremos dar soluciones
originales a los problemas de Sudamérica. Mencionaremos sólo algunos
de estos intelectuales. Es el momento de reivindicarlos, aprender de
ellos y asimilar su amor por Latinoamérica y su espíritu creativo.
El pedagogo y luchador social puertorriqueño Eugenio María Hostos
(1839-1903), una de las figuras más extraordinarias de Latinoamérica
y el Caribe, se propuso ver América desde América y dar respuestas
americanistas a los retos a que se enfrentaban las naciones y los pueblos
latinoamericanos. Pensaba que a través de la pedagogía y la acción
políticas creativas se podría redimir a los pueblos de este lado del mundo.
“Todos nuestros pueblos de origen latino en el continente americano,
arrastrados por la corriente tradicional que seguían las viejas
nacionalidades, se han imbuido en un sistema de pensamiento que,
como prestado, no sirve al cuerpo de nuestras sociedades juveniles.
Han ellos menester un orden intelectual que corresponda a la fuerza
de su edad, a la elasticidad de su régimen jurídico, a la extensión
de horizontes que tienen por delante, a la potencia del ideal que los
dirige”.306
306 Manuel Maldonado Denis: Visiones sobre Hostos. Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1988,
p. 313.
477
José Gregorio Linares

El escritor uruguayo José Enrique Rodó (1871-1917), por


ejemplo, planteó la necesidad de valorar la esencia de lo propiamente
latinoamericano, representado en el humanismo, y se opuso con
vehemencia a la imitación servil del modelo de sociedad estadounidense,
marcadamente utilitarista, plutocrática y deshumanizada, que nos
han querido imponer en el continente hispanoamericano. Rechazó
la imitación porque imitar es someterse: supone que lo imitado es
superior a lo propio. “Se imita —dice— aquel en cuya superioridad y
prestigio se cree”. De lo que se trata, por el contrario, es de revalorizar
la “latinidad” y plantearse proyectos creativos que surjan de nuestra
genuina idiosincrasia:
“La poderosa nación [Estados Unidos] va realizando entre nosotros
una especie de conquista moral (…). No veo la gloria ni el propósito
de desnaturalizar el carácter de los pueblos —su genio personal—
para imponerles la identificación con un modelo extraño al que ellos
sacrifican la originalidad irreemplazable de su espíritu”. 307

Igualmente la escritora chilena Gabriela Mistral (Lucila Godoy


Alcayaga 1889-1957) defendió la grandeza de nuestra América y su
profunda originalidad. Nos invitó a revalorizar el encanto de lo propio
y a construir a partir de nuestra historia, nuestra geografía, nuestra
cultura, nuestra economía, nuestros hombres y mujeres. Nos convocó
a todos:
“¡América, América! Todo por ella, porque todo nos vendrá de ella,
desdicha o bien (…).
Maestro: Enseña en tu clase el sueño de Bolívar, el vidente primero.
Clávalo en el alma de tus discípulos con agudo garfio de convencimiento.
Divulga la América (…). No seas un ebrio de Europa (…). Describe
tu América. Haz amar la luminosa meseta mexicana, la verde estepa
de Venezuela, la negra selva austral. Dilo todo de tu América; di cómo
se canta en la pampa argentina, cómo se arranca la perla en el Caribe,
cómo se puebla de blancos la Patagonia.
Periodista: Ten la justicia para tu América total (…).

307 Leopoldo Zea: Precursores del Pensamiento Latinoamericano Contemporáneo, Sep


Setentas Diana, México, p. 22.
478
La utopía posible
Artista: Muestra en tu obra la capacidad de finura, la capacidad de
sutileza, de exquisitez y hondura a la par, que tenemos (…).

Industrial: Ayúdanos tú a vencer, o siquiera a detener la invasión que


llaman inofensiva y que es fatal, de la América rubia…”.308

Nuestras propuestas socialistas tampoco pueden ser copias de


modelos exóticos; deben surgir del estudio de nuestras realidades
específicas, de nuestra historia particular, y de las dinámicas de lucha
concretas, analizadas desde una perspectiva independiente, libre de
los patrones de interpretación colonialistas y neocolonialistas que
pretenden mantenernos como vasallos y, en consecuencia, como
satélites ideológicos.
Uno de los pioneros del socialismo con perfil propio en Latinoamérica
es el escritor argentino José Ingenieros (1877-1925), autor de ¿Qué es
el Socialismo?, El Hombre Mediocre, Las Fuerzas Morales, Los Tiempos
Nuevos, entre otras obras. Fue un ferviente defensor de la Revolución
Bolchevique de 1917; sin embargo, a diferencia de lo que ocurrirá más
tarde con parte del movimiento revolucionario latinoamericano, el
cual se planteó seguir el “modelo ruso” de construcción del socialismo,
Ingenieros insistió en hacer un socialismo fundado en la sustancia de lo
latinoamericano. Señala que
“La revolución socialista rusa es un experimento cuyas enseñanzas
deben ser aprovechadas, sin que ello importe creer que es un modelo
cuyos detalles convenga reproducir servilmente en cualquier otro
país”.

Llama la atención que su primera obra sea ¿Qué es el Socialismo?, un


folleto publicado en el año 1895, en el que después de cuestionar las
perversiones del capitalismo se plantea como alternativa, la construcción
de una sociedad socialista. Allí propone suprimir las diferencias de
clases y “erigir una sola, la de los productores instruidos, libres, iguales y
dueños del producto íntegro de su trabajo”. Posteriormente, junto con
308 Gabriela Mistral: “El Grito”, en Luis Damiani y Omaira Bolívar, Pensamiento Pedagógico
Emancipador Latinoamericano, Universidad Bolivariana de Venezuela, Caracas, 2007,
p. 193.
479
José Gregorio Linares

Leopoldo Lugones, funda el periódico La Montaña, en el cual insiste


en su prédica socialista revolucionaria. En el primer número Ingenieros
escribe el programa: “Somos Socialistas”, en el que concluye:
“…queremos el individuo libre de toda imposición o restricción
económica, política y moral, sin más límite a su libertad que la libertad
igual de los demás. Así —solamente así— concebimos la misión que
el Socialismo ha de realizar para la Libertad, por la Revolución Social”.
Él, junto a Leopoldo Lugones, dirige sus mordaces ataques contra la
moral burguesa, sus instituciones y los mitos que apoyan la explotación
de unas clases sobre otras, a saber: la República, la Religión, el Ejército, la
Educación, la Patria, el Parlamento, el Estado, la Propiedad, la Familia,
etc. No sólo hay creatividad en el estilo empleado en cada ensayo sino,
sobre todo, en la temprana visualización de que el socialismo era la
salida para la crisis que atravesaban las naciones latinoamericanas, y en
el contenido autónomo y americanista de dicho socialismo. Sus obras
sociológicas posteriores tienen la original virtud de poner el énfasis en
los principios y en los asuntos éticos, aspectos que muchas veces han
sido desestimados y son claves para la consolidación de fuerzas morales
que eviten que la sociedad sea manejada por los prejuicios del hombre
mediocre, el cual se adapta servilmente a una sociedad que promueve
el conformismo y la indiferencia ante las iniquidades del decadente
mundo burgués.
Mención especial merece el revolucionario peruano José Carlos
Mariátegui (1894-1930). Dedicó su vida a imprimirle creatividad a
las propuestas de construcción del socialismo en Latinoamérica y se
enfrentó a la izquierda ortodoxa tradicional que no hacía más que
repetir el recetario que pretendía imponer la “oficialidad” comunista
de entonces. Se negó a seguir recetas manualescas e intentó aplicar de
forma renovadora el método del materialismo histórico para interpretar
y transformar la realidad de su país y el continente, pero sin perder
de vista la totalidad del desarrollo revolucionario internacional. Es así
como cobra la interpretación que realiza Mariátegui sobre la sociedad
de su tiempo, en sus rasgos históricos específicos, singular trascendencia
en toda Latinoamérica.
480
La utopía posible
A raíz de sus propuestas el socialismo científico —que habría
servido de método de investigación— pasa a ser, indiscutiblemente,
el instrumento político idóneo para acometer la lucha por la segunda
independencia nacional y la justicia social. Mariátegui fue un activista
político comprometido. En Siete ensayos de interpretación de la realidad
peruana, la revista Amauta y la columna de prensa que no por casualidad
se llamaba “Peruanicemos al Perú” explicó su ideario. En sus textos
enfatizó:
“La nueva generación no será efectivamente nueva sino en la medida en
que sepa ser, en fin, adulta, creadora. (…) No queremos, ciertamente,
que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica.
Tenemos que darle vida con nuestra propia realidad, en nuestro propio
lenguaje, al socialismo indo-americano. He aquí una misión digna de
una generación nueva (…). Se trata de pensar con ideas propias, de
buscar soluciones a los problemas de nuestra realidad; tarea que debe
enfrentar un hombre que piense diferente, y que sin menospreciar los
valores morales creados por las sociedades que le antecedieron, hace
un análisis objetivo de los problemas socio-culturales y clasistas de la
realidad latinoamericana”.309

El socialismo que él propone parte del estudio de la realidad desde


una perspectiva creadora, y a partir de allí se plantea el diseño de tácticas
y estrategias políticas originales, que entre otras cosas sean oportunas,
realistas y factibles. Insiste: “No hagamos cuestión de etiquetas ni de
títulos”. En América estamos en los albores de esta “Creación Heroica”.
De igual manera el pensador martiniqueño Franz Fanon (1925-
1961), autor de las obras Piel Negra Máscaras Blancas, Sociología de
una Revolución y Los Condenados de la Tierra, desde una perspectiva
anticolonial nos incita a no copiar la cultura occidental burguesa, la
cual ya está degradada e intenta imponer sus modelos de devastación
y negación de las identidades nacionales en las colonias y semicolonias
que gobierna. Dice:
“La humanidad espera de nosotros algo más que una imitación,
algo que sería una caricatura obscena. Hay que encontrar otra cosa.
309 José Carlos Mariátegui: Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana,…cit.
481
José Gregorio Linares

Podemos hacer cualquier cosa ahora a condición de no imitar a


Europa, a condición de no dejarnos obsesionar por el deseo de alcanzar
a Europa (…). Por Europa, por nosotros mismos y por la humanidad,
compañeros, hay que cambiar de piel, desarrollar un pensamiento
nuevo, tratar de crear un hombre nuevo”.310

Éste es el reto: construir sociedades socialistas originales, por


cuyas venas corra la savia de nuestra historia. Sociedades arraigadas
en la geografía de nuestros pasos, marcadas por nuestras propias
incertidumbres. Compendio luminoso de nuestros saberes esenciales,
danza de nuestra alma colectiva, antorcha nunca apagada de nuestras
esperanzas, destello de amor por nosotros mismos, despertar de nuestros
sueños, grito de rebeldía irreductible, reencuentro con lo que nos
ocultaron o quisieron que olvidáramos, recompensa ante tanto engaño.
Creación y no servidumbre.
21.3. Revolución y creatividad
Creativas han sido las revoluciones que no han necesitado muletas
ideológicas ni directrices internacionales para andar a su propio paso.
Creativos son los movimientos revolucionarios que interpretan el alma
de sus pueblos, se insertan en sus experiencias de lucha, y se atreven a
proponer sus propios caminos de liberación.
Cuba, una revolución que se revisa a sí misma
Creativa es la Revolución Cubana. No fueron las recetas prefabricadas
las que permitieron el triunfo de un grupo de “barbudos”: fue la
capacidad de crear sobre la marcha para dar respuestas inéditas a
problemas originales lo que garantizó el éxito, a pesar de las dificultades
y las limitaciones. En una carta que el Che le envía a Ernesto Sábato en
1960 le confiesa:
“Puedo decirle, tratando de sintetizar, que esta Revolución es la más
genuina creación de la improvisación. En la Sierra Maestra, un dirigente
comunista que nos visitara, admirado de tanta improvisación y de

310 Franz Fanon: Los condenados de la Tierra, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires,
2003, pp. 287-292.
482
La utopía posible
cómo se ajustaban todos los resortes que funcionaban por su cuenta
a una organización central, decía que era el caos más perfectamente
organizado del universo. Y esta Revolución es así porque caminó mucho
más rápido que su ideología anterior (…). Así nació esta Revolución,
así se fueron creando sus consignas y así se fue, poco a poco, teorizando
sobre hechos para crear una ideología que venía a la zaga de los
acontecimientos (...). Así estamos ahora hablando un lenguaje que es
también nuevo, porque seguimos caminando mucho más rápido que lo
que podemos pensar y estructurar nuestro pensamiento”.311
Creativa ha sido esta Revolución cuyo autor intelectual, a decir de
Fidel Castro, ha sido José Martí. Una Revolución que, en palabras
de Jean-Paul Sartre, “está creando su propia ideología y sus propios
instrumentos a través del contacto directo con las masas. (…) Es la
revolución más original que jamás haya visto”.
Creativas han sido las respuestas del pueblo cubano frente a las crisis,
al bloqueo y al aislamiento, especialmente después de la caída del muro
de Berlín y de la disolución de la URSS, que era su principal fuente de
apoyo. Independientemente de los errores que se puedan cometer en
toda revolución, el proceso revolucionario cubano aporta enseñanzas
creativas concretas para la construcción del socialismo en América
Latina y el Caribe. Una revolución que se revisa a sí misma. En palabras
de Silvio Rodríguez:
“Estoy de acuerdo en revertir los errores, en desterrar el autoritarismo
y en construir una democracia socialista sólida, eficiente, con un
funcionamiento siempre perfectible, que se garantice a sí misma. Me
niego a renunciar a los derechos fundamentales que la Revolución
conquistó para el pueblo. Antes que nada, dignidad y soberanía,
y asimismo salud, educación, cultura y una vejez honorable para
todos (…). Yo no niego los errores y los voluntarismos, pero no sé
olvidar la vocación de pueblo de la Revolución, frente a agresiones
que han usado todas las armas para herir y matar, así como los
más poderosos y sofisticados medios de difusión (y distorsión) de
ideas”.312

311 http://www.nuestraamerica.info/leer.hlvs/762.
312 https://tomarlapalabra.wordpress.com/category/silvio-rodriguez
483
José Gregorio Linares

Del mismo modo, Fidel Castro ha sido profundamente autocrítico;


en entrevista concedida a Jeffrey Goldberg en septiembre de 2010,
reconoce: “…el Estado había terminado por jugar un papel demasiado
grande en la economía de la isla”.
No obstante, es indiscutible el estandarte de dignidad que ha sido
sostenido desde Cuba. No tiene discusión la alta dosis de creatividad
que ha puesto en marcha la Revolución Cubana para, en medio de
las dificultades, elevar el nivel de vida promedio de la población en
correspondencia con el desarrollo en las áreas de salud, educación y
deportes. Faltan cosas, pero sobra fe y voluntad. Y lo más importante
de todo es el aprendizaje que esta revolución le aporta al resto de las
naciones y pueblos de Latinoamérica. Lo explicaba Fidel en la Segunda
Declaración de La Habana:
“…¿qué enseña la Revolución Cubana? Que la revolución es posible,
que los pueblos pueden hacerla, que en el mundo contemporáneo
no hay fuerzas capaces de impedir el movimiento de liberación de
los pueblos”.
En relación con la creatividad, el testimonio de Gabriel García
Márquez es revelador. El escritor colombiano dice en el reportaje “Cuba
de cabo a rabo”, escrito en 1975, que en esta nación
“…se está construyendo un socialismo humano y visible (…). Es
un socialismo que los cubanos están haciendo a la medida de sus
necesidades y posibilidades, con una pasión y una seriedad ejemplares,
pero siempre muertos de risa, y poniendo en cada uno de sus actos
esa chispa de locura recóndita que es tal vez su virtud más antigua y
fecunda.
En 1962, cuando los Estados Unidos decretaron el bloqueo, Cuba se
encontró de pronto con la evidencia de que no tenía nada más que seis
millones de cubanos resueltos en una isla luminosa y desguarnecida.
Condenados a morir de hambre, los cubanos tuvieron que inventar
la vida otra vez desde el principio. Crearon toda una tecnología de la
necesidad, toda una economía de la escasez, toda una cultura de la
soledad. No había un acto de la vida cotidiana que no exigiera un
esfuerzo particular de ingenio y decisión”.
484
La utopía posible
• México y los zapatistas: “venimos a pedirles ayuda”
También ha sido creativo el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) de México, que recrea las formas de organización y
lucha de las comunidades originarias, hace uso de internet para difundir
el mensaje revolucionario y cuyos integrantes se colocan e identifican
con un pasamontañas negro por ser un color despreciado que se asemeja
al color de la tierra. Un proyecto político del cual se ha dicho:
“Desde 1994, la rebelión zapatista en Chiapas ha sido el movimiento
social más importante del mundo —el termómetro y el disparador de
los grupos antisistema mundiales—¿Cómo es posible que un pequeño
movimiento de indios mayas, en una de las regiones más pobres de
México, pueda jugar un rol tan importante?”.313

Es creativo el EZLN cuando promueve marchas multiétnicas para


enfrentar el Tratado de Libre Comercio (TLC), la globalización y
cualquier política neoliberal. Hay creatividad cuando demanda respeto
por las comunidades indígenas y se plantea aprender de ellas. Cuando
esgrime un programa político, contraviniendo todo lo que hasta
entonces se ha dicho en torno a la toma del poder y se plantea que es
posible organizarse para ir transformando el mundo, no desde arriba,
no tomando el poder y desde ahí ir dictando medidas, sino desde abajo,
alcanzando logros, satisfaciendo demandas. Es un movimiento que
para resolver los problemas de la comunidad recurre a las asambleas
comunitarias y propicia el reencuentro con las tradiciones ancestrales
en materia organizativa. Es creativo cuando se plantea la construcción
de “los caracoles”, formas de organización popular, donde lanzan las
consignas “mandar obedeciendo”, “para todos todo, nada para nosotros”,
y le dice al pueblo: “no venimos a dirigirlos, no venimos a decirles qué
hacer sino que venimos a pedirles ayuda”. Éste es un movimiento que
revaloriza las cooperativas y se plantea que la producción no debe ir
dirigida solamente hacia el autoconsumo de los productos, sino además,
hacia la comercialización de los mismos en los mercados nacionales e
internacionales. Un movimiento que se expresa de manera diferente a lo

313 Emmanuel Wallerstein: Un mundo incierto, p. 41.


485
José Gregorio Linares

convencional, para el cual los tres ejes fundamentales en los que se basa
—democracia, libertad y justicia— poseen un sentido profundamente
humanitario, colectivo y concreto. Éste es un movimiento que le
imprime una semántica nueva a las palabras:
“Así, dignidad, democracia, resistencia civil, insurgencia civil, sociedad
civil, y patria adquieren un nuevo sentido. Y entre las palabras recreadas
por el zapatismo están autogestión, cooperativismo, propiedad
colectiva, autonomía, participación y comunidades, palabras que es
necesario recuperar y recrear para llevar a cabo una lucha que no sólo es
local —como lo planteaba la tradición de las comunidades indígenas—
sino también nacional y universal”.314

Un movimiento que no sólo se plantea la lucha contra el capitalismo


y sus políticas neoliberales, sino también contra el patriarcado en la
vida cotidiana; de allí que reconozca la importancia fundamental que
tienen las mujeres en los procesos de gestión política y económica de sus
comunidades, y por tanto impulse las cooperativas de mujeres.
“Discriminadas doblemente como mujeres y trabajadoras, las indígenas
mexicanas somos también discriminadas por nuestro color, nuestra
lengua, nuestra cultura y por nuestro pasado. Triple pesadilla que nos
obliga a nuestra triple rebelión”. 315

Por otra parte, éste es un movimiento que nace en una de las


localidades mexicanas más paradójicas: Chiapas. Éste es un territorio
rico en recursos: produce grandes riquezas y la pobreza más inhumana.
Ésta es una localidad donde se produce una gran violencia contra los
que luchan por un mundo de prosperidad y paz.
“Viento primero EL DE ARRIBA Que narra cómo el supremo
gobierno se enterneció de la miseria indígena de Chiapas y tuvo a bien
dotar a la entidad de hoteles, cárceles, cuarteles y un aeropuerto militar.
Y que narra también cómo la bestia se alimenta de la sangre de este
pueblo y otros infelices y desdichados sucesos”. 316
314 Patricia Agosto: El Zapatismo: hacia una transformación cooperativa digna y rebelde.
Monte Ávila Editores Latinoamericana, Caracas, 2005, pp. 2-3.
315 Ibid., p. 67.
316 Subcomandante Marcos: “Chiapas: el sureste en dos vientos, una tormenta y una
profecía”.
486
La utopía posible
Un movimiento político, como el EZLN, asume la creatividad como
condición para la victoria y requisito para la existencia. Creatividad en
la forma y en el contenido. En la manera de hacer y de decir. En el
modo de soñar y de realizar. En palabras del Subcomandante Marcos:
“Cuentan que Miguel Ángel Buonarroti realizó su David con serias
limitaciones materiales. “El pedazo de mármol sobre el que trabajó
Miguel Ángel era uno que ya había sido empezado a trabajar por
alguien más y tenía ya perforaciones, el talento del escultor consistió
en hacer una figura que se ajustara a esos límites infranqueables y tan
restringidos, de ahí la postura, la inclinación, de la pieza final” .De la
misma forma, el mundo que queremos transformar ya ha sido trabajado
antes por la historia y tiene muchas horadaciones. Debemos encontrar
el talento necesario para, con esos límites, transformarlo y hacer una
figura simple y sencilla: un mundo nuevo”. 317

• Bolivia y la revolución con los pueblos originarios


Bolivia es el tercer país en tamaño de Suramérica, después de Argentina
y Brasil. Más grande que España, Alemania e Italia juntos. Es una nación
rica en recursos, sin embargo una de las más pobres de Suramérica.
No obstante hay creatividad, también, en la Revolución Boliviana,
la cual redimensiona el papel de los pueblos originarios, sus formas de
organización y sus cosmogonías. Es creativo el proyecto político que, en
alianza con distintos sectores de la sociedad, lidera Evo Morales.
En efecto, el solo hecho de que en América del Sur, por primera vez
en la historia, un indígena llegara a ser presidente ya es un hecho que
evidencia una alta dosis de creatividad. Y que esto ocurra en Bolivia, una
nación donde el desprecio por las etnias y sus culturas forma parte de la
“política de dominación”, hasta el punto de que jamás ninguno de ellos
había ocupado un cargo de importancia en la Administración Pública,
en las fuerzas armadas o en el clero, reviste una particular originalidad.
Además, en esta nación —donde tradicionalmente las oligarquías escogen
los presidentes y los EEUU les dan órdenes—, es un desafío creador
gobernar a contracorriente de quienes han detentado el poder.
317 http://www.stormpages.com/marting/oximoron.htm
487
José Gregorio Linares

En diciembre del 2005, Evo Morales es electo Presidente. Ahora


bien, ¿quién es Evo? Es un aymara pobre que aprendió castellano
cuando entró a la escuela y quechua cuando la pobreza obligó a su
familia a mudarse; de niño tocaba el charango, tejía, oía la radio o
jugaba pelota mientras pastaba llamas y ovejas; luego trabajó en la zafra
de caña de azúcar en el norte de Argentina, donde también vendió
helados; se gradúa de bachiller. Quería ser periodista y futbolista, pero
al morir su padre la vida lo lleva al cuartel donde ve cómo a un indio lo
rocían de gasolina y lo queman vivo; se hizo trabajador cocalero y allí
emprende la lucha en defensa de la coca —esa planta útil y sagrada para
los campesinos bolivianos— y de los trabajadores cocaleros. Sufre varios
atentados contra su vida, es encarcelado y allí se declara en “huelga de
hambre seca”, sin agua. Hizo parte de su campaña electoral yendo de
un lugar a otro en autobús, porque no había recursos para hacerlo de
otro modo.
“En el 99 ya teníamos un autito —evoca—. Y lo manejábamos. Era el
único autito que teníamos para hacer campaña”.318
Luego es electo diputado, batiendo un récord con el 73% de los
votos, el diputado más votado del país; pero pronto sería expulsado del
Congreso, acusado de terrorista, narcotraficante. Otra vez hace huelga
de hambre seca. Insiste en que la supuesta lucha contra la coca por
parte de los EEUU no es más que un pretexto para controlar política
y militarmente las naciones latinoamericanas. Vuelve al Parlamento
cuando su expulsión es declarada inconstitucional. Luego es propuesto
como candidato a la presidencia de la República. Se lo tomó a broma
y rechazó la propuesta porque “no sabía si tenía dedos para ese piano”.
Al final aceptó y, después de una dura campaña electoral triunfó, pero
se impuso el fraude.
Explica:
“Nos robaron la elección. Ahora digo que felizmente se la robaron
porque eso nos dio tiempo para prepararnos. ¿Qué hubiera hecho yo
318 Los datos han sido recogidos, fundamentalmente, de la entrevista que Malu Sierra y
Elizabet Subercaseaux le hicieron a Evo, y que recogen en el libro Evo Morales, primer
indígena que gobierna en América del Sur, p. 40.
488
La utopía posible
como presidente en el 2002?... seguro que hubiéramos fracasado… La
Pachamama me salvó”. 319

A la segunda va la vencida, y la noche del 18 de diciembre del 2005


Evo vence a su más cercano contrincante, por aplastante mayoría: 53,7%
de los votos frente a 31,3%. Evo en consonancia con la filosofía de los
pueblos originarios camina hacia adelante sin dejar de mirar hacia atrás,
pues el pasado no está detrás sino adelante. Dice que
“…volver a vivir bien es nuestro primer gran objetivo, y vivir bien no
significa vivir mejor, pues si alguien vive mejor quiere decir que otro
vive peor”.320

Creativa está siendo la Revolución Boliviana que ha pasado por


un proceso constituyente y dentro de los postulados de la nueva
Constitución se plantea la interculturalidad, el “vivir bien”, el respeto a
la Pachamama —la Sagrada Madre Tierra—, el Estado Unitario Social
de Derecho Plurinacional Comunitario, el derecho a la autonomía
y el autogobierno indígenas, junto con el reconocimiento oficial de
sus entidades territoriales e instituciones. Nociones originales que
revolucionan la sociedad boliviana y contagian al resto de las naciones
del continente. El Estado asume (Art. 8.I) y promueve como principios
ético-morales de la sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama suwa
(no seas holgazán, no seas mentiroso ni seas ladrón), suma qamaña
(vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi
maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble).
Simultáneamente con la promoción de estos valores, la Revolución
toma medidas concretas que defienden la soberanía y contribuyen a
alcanzar mayor justicia social entre el pueblo. Entre ellas está la exigencia
dirigida al funcionario público, de aprender los idiomas indígenas de
cada región para así atender mejor las necesidades de la gente, habida
cuenta de que para más del 60% de la población la lengua materna
es la indígena y el castellano es un segundo idioma. También desde el
comienzo fueron nacionalizados los hidrocarburos. Explica Evo:
319 Ibid., pp. 41-42.
320 Idem.
489
José Gregorio Linares

“Se trata, de un modelo de nacionalización siglo 21, sin expropiación,


sin exclusión de las empresas. Pero ellos no pueden seguir como antes.
Antes el 18 por ciento quedaba para Bolivia y el 82 por ciento para
las trasnacionales. Ahora es lo contrario: queda para Bolivia el 82 por
ciento y el 18 por ciento para las empresas. Ganan, pero no ganan
como antes”.321
Ésta es una revolución creativa que ha hecho suya la “whipala”, que
es la antigua bandera del Tawantinsuyo, la cual representa a todos los
pueblos originarios. Una revolución que se plantea la lucha política
en términos originales. En palabras del vicepresidente de la República
Álvaro García Linera, el intelectual blanco de clase media y activista
guerrillero que sirve de interlocutor con el país no indígena, la lucha no
está planteada en términos convencionales:
“La idea de ganar no está asociada a la derrota física del adversario
sino a su derrota histórica, moral y política; a la incorporación de los
intereses de los adversarios en la estructura de los intereses de las fuerzas
emergentes. Es una idea un poco rara de la historia. No es: derroto al
otro porque lo aplasté, sino lo derroto porque lo incorporé de manera
subordinada en mi estructura de poder”.322
Ésta es una revolución que ha rescatado la cosmovisión y los mitos de
los indígenas. En palabras de David Choquehuanca, el filósofo canciller
de la República:
“Nosotros vamos a gobernar cuando hayamos recuperado las leyes de la
naturaleza (…). Estamos en ese proceso. El Pachakuti estaba previsto.
Es un tiempo cósmico cuando los polos se invierten y lo que estaba
arriba pasa abajo y lo que estaba abajo pasa arriba”.323
Desde el comienzo mismo esta revolución asumió la creatividad
y la originalidad arraigadas en la sabiduría de los pueblos originales
ancestrales. En palabras de su líder Evo Morales, en su primer mensaje
como Presidente (2006):
“Felizmente el pueblo es sabio. Esa sabiduría del pueblo boliviano hay
que reconocerla, hay que respetarla y hay que aplicarla. No se trata
321 Ibid., p. 137.
322 Ibid., p. 69.
323 Ibid., p. 90.
490
La utopía posible
de importar políticas económicas o recetas económicas desde arriba o
desde afuera (…). El querer importar políticas a Bolivia es un error. Las
organizaciones sociales, los consejos de amautas que admiro muchísimo,
en el Altiplano paceño, esos sindicatos del campo y de la ciudad, esas
organizaciones llamadas capitanías en el Oriente boliviano, son el
reservorio de conocimientos, el reservorio de conocimientos científicos
de la vida para defender a la vida, para salvar a la humanidad. Se trata
de coger de esas organizaciones para implementar políticas”.

• La Revolución Ciudadana Ecuatoriana: “Cinco ejes centrales”


Creativa es la Revolución Ciudadana de Ecuador impulsada por Rafael
Correa. Un movimiento que ha sido capaz de liquidar a la partidocracia
tradicional y desmontar el modelo económico neoliberal, llevar a cabo
un proceso constituyente exitoso, aprobar una Constitución Nacional
(2008) de avanzada, trazar una política exterior integracionista,
incorporar la influencia cultural indígena y africana, la presencia de las
ideas del movimiento social ecologista, e impulsar el socialismo del siglo
XXI que “enfatiza principios más que modelos, ya que cada país debe
tomar sus decisiones de acuerdo con sus realidades”. Manifiesta Rafael
Correa:
“Esta revolución que es ante todo bolivariana. Nuestra hasta los huesos
del alma. ¡NUESTRA! Cuando hablamos de revolución hablamos de
democracia, de participación ciudadana, de participación de todas, de
todos. La revolución se basa en la participación de todos los sectores,
con equidad. La verdadera democracia es socialista, nada tiene que ver
con el egoísmo, con el capitalismo inmoral que ha hecho la crisis, con
la partidocracia decadente. Por decisión soberana el pueblo ha decidido
su futuro, que no es otro que la Revolución Ciudadana: profunda,
rápida, democrática y en paz. La nueva Constitución nos permite
avanzar por el siglo XXI. Rompe con las cadenas que nos mantenían
sujetos al siglo pasado, al dominio de los dogmas neoliberales, a la
entelequia del mercado, a la hegemonía del capital financiero, de ese
capital especulativo, decadente, cuyo poder agoniza ahora mismo a
nivel planetario, dando coletazos terribles como los dinosaurios antes de
extinguirse. Somos capaces de soñar en grande, de alcanzar esos sueños
y de realizarlos. Se ha instaurado en el Ecuador el Poder Ciudadano para
transformar las estructuras políticas y económicas caducas, ineficientes
491
José Gregorio Linares

que se han basado en la corrupción, en el predominio de las cosas por


sobre los seres humanos, en el reinado del egoísmo y de la usura”.

Esta Revolución Ciudadana se fundamenta en cinco ejes centrales:


1. Revolución Constitucional
Se propone el impulso del poder constituyente como preámbulo
para crear un nuevo Estado.
2. Lucha contra la corrupción
Se busca el combate a la corrupción por medio de veedurías
ciudadanas.
3. Revolución Económica
Se apoya a los microempresarios, comerciantes informales,
agricultores y artesanos por medio de microcréditos denominados
5-5-5 (hasta 5.000 dólares, a 5 años plazo y al 5% de interés
anual). También se plantea la democratización de los medios de
producción.
4. Revolución de Educación y Salud
Se implementa en Ecuador la creación de un sistema universal
de salud y de educación gratuito. Para esto se busca aumentar el
porcentaje del presupuesto anual que se destina a estos rubros en
un 0,5% con respecto al PIB, hasta que se alcance el 5% para el
sistema de salud y el 6% para el sistema de educación.
5. Rescate de la dignidad, soberanía y búsqueda de la integración
latinoamericana.
Para mantener la soberanía política y económica del país frente a
los organismos financieros internacionales y las potencias extranjeras,
se persigue una renegociación de la deuda externa. También se busca la
anulación de tramos de la deuda considerada ilegítima. Con respecto
a la integración de los países latinoamericanos Ecuador impulsa la
Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), proyecto que busca
492
La utopía posible
integrar a los países del sur de América en un solo bloque económico
y político. También el gobierno del Ecuador promueve firmemente
la creación del Banco del Sur junto con Argentina, Venezuela, Brasil,
Paraguay y Bolivia. De Ecuador es la iniciativa monetaria del Sucre,
un medio de intercambio entre los países que integran el ALBA. Este
tipo de medidas es muy progresivo porque son pasos que permiten ir
rompiendo dependencias.
Ésta es una revolución dirigida por un líder estudioso para quien
las doctrinas políticas y económicas no están completas si no sirven
para generar justicia social. Un líder que desmonta, punto por punto,
los argumentos de las teorías de la dominación y la desigualdad
por remozadas que éstas aparezcan. Un líder que no sólo cree en el
saber académico sino en los saberes de ese pueblo creador. Un líder
que dispara el corazón cuando habla. Cuando cumplió un año de su
mandato expresó:
“Llegó la hora. No hay que temer miedo. Aquel que caminó sobre la
mar y calmó tempestades, también nos ayudará a superar estos difíciles
pero esperanzadores momentos. No nos olvidemos que el Reino de
Dios debe ser construido aquí, en la tierra. Pidan por mí para que
el Señor me dé un corazón grande para amar, pero también fuerte
para luchar. Marthin Luther King decía que su sueño era ver una
Norteamérica donde blancos y negros puedan compartir la escuela, la
mesa, la Nación. Mi sueño, desde la humildad de mi Patria morena, es
ver un país sin miseria, sin niños en la calle, una Patria sin opulencia,
pero digna y feliz”.
Cuando intentaron darle un golpe de Estado, usando uno de los
pretextos más triviales y falaces —la incomodidad de la policía en
relación con ciertas medidas laborales— le respondió con coraje a sus
victimarios. Desde Venezuela llegaban a Ecuador las consignas que un
día infundieron valor al pueblo para reconquistar la democracia. En la
tierra de Manuelita Sáenz se oía el eco: ¡No pasarán!
• La Revolución Bolivariana Venezolana: “Necesario es vencer”
La Revolución Bolivariana ha estimulado en el pueblo la capacidad
de invención cuando lanza el proyecto del “socialismo bolivariano”.
493
José Gregorio Linares

Creativo ha sido también su líder, el Comandante Chávez, quien en sus


comienzos no se declaró socialista —con lo cual se evitó el problema
de entrar en el terreno de la disputa con las viejas izquierdas del país
que se acusaban mutuamente de reformistas, revisionistas, foquistas—.
Contrariamente, la Revolución Bolivariana desde su instauración ha
esgrimido como banderas doctrinarias el ideario de Simón Bolívar,
Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora, cuyos textos, dicho sea de
paso, no han sido suficientemente editados y discutidos en el seno del
movimiento popular, para poder extraer de ellos las enseñanzas que esta
revolución está demandando.
Luego de diez años en el poder, Chávez define la revolución
venezolana como antiimperialista y llama a diseñar colectivamente el
“socialismo bolivariano”, en una sociedad donde, desafortunadamente,
aún prevalece “la cultura del petróleo” con todas las contradicciones
que ello implica, pero en donde, sin embargo, el Poder Popular se va
configurando y adquiere formas inéditas.
Creativa ha sido la estrategia del gobierno revolucionario de
Venezuela cuando se propone ir transformando el Estado —que era
fundamentalmente excluyente y que se encontraba de espaldas al
pueblo— en uno que se plantea la inclusión social. Una revolución
donde este mismo pueblo ha ido asumiendo un rol protagónico, y se
ha ido “empoderando” por medio de distintos caminos que se han ido
decantando: las cooperativas, los consejos comunales, las comunas.
Todo esto, a pesar de que a cada proyecto revolucionario de solución de
las necesidades de la población, le suceden sutiles formas de reacomodo
del viejo sistema que se disfraza, se camufla, se mimetiza para socavar
con sus propios hombres las bases de la Revolución.
Una Revolución que por vía democrática se plantea la transformación
del Estado con programas bandera, como son las Misiones socialistas:
la Robinson, que ha permitido que Venezuela haya sido declarada por
la Unesco “Territorio Libre de Analfabetismo”; la Robinson II, la Ribas
y la Sucre que ha facilitado que muchos venezolanos tengan acceso a
la educación; Barrio Adentro, con sus Centros de Diagnóstico Integral
494
La utopía posible
(CDI) y las Salas de Rehabilitación Integral (SRI) que han llevado la
salud incluso a lugares inhóspitos; Mercal y Pdval, que han facilitado
que la cesta básica alimentaria llegue a la mesa de los más desposeídos; la
Misión Milagro que permite que muchos recobren la visión no sólo en
Venezuela sino también en Suramérica y Centroamérica. Misiones, en
fin, para sorpresa de muchos, que reorientan la renta petrolera a favor de
los pobres, en especial los más pobres, de modo que la justicia deja de ser
una declaración jurídica y va convirtiéndose en un hecho social concreto
que debe ser garantizado por el Estado en el aquí y el ahora.
Pero ésta es una Revolución que requiere con urgencia que el
funcionario público se transforme en “servidor público” y que se instituya
una misión que podría llamarse “Misión Atención al Ciudadano” para
garantizar que el pueblo diseñe, ejecute, evalúe y disfrute las políticas
del Estado dirigidas a resolver sus necesidades. Quienes atienden a
nuestro pueblo deben poseer una sensibilidad y una formación especial,
y deben estar guiados por principios humanistas y populares. En nada
deben parecerse al funcionario promedio de la Cuarta República; bajo
ninguna circunstancia deben reproducir sus vicios.
La Revolución Bolivariana en Venezuela es, afortunadamente,
una revolución que va haciendo los caminos en la medida que los
va andando. Y va descubriendo mientras va explorando. No sigue
etapas preestablecidas ni es dirigida desde ningún centro de poder
internacional. No se guía por un manual. No pretende convertirse en
“modelo” para otras naciones.
Ésta es una revolución que debe continuar midiéndose en el terreno
electoral, donde ha ganado la gran mayoría de las batallas, pero debe
seguir batiéndose democráticamente con una contrarrevolución que
combina los métodos antidemocráticos (el golpe de Estado, los paros
empresariales, el boicot de las industrias básicas, el acaparamiento de los
bienes de primera necesidad de la cesta básica, el financiamiento foráneo
y los intentos de magnicidio, incluso el sicariato y la “Guerra Sucia”)
con la imagen de chicos buenos respetuosos de las leyes y preocupados
por la ciudadanía.
495
José Gregorio Linares

Una revolución que debe enfrentarse todos los días a un quinto poder
comunicacional bien estructurado, en manos de los herederos de Goebbles, al
que le hemos antepuesto, cual David, las emisoras y televisoras comunitarias
que inventan cada día, sobre todo su manera de sobrevivir, con escasos
recursos y una inmensa pasión por el país y la gente.
Una revolución cuyos enemigos más poderosos son, quizás, muchos
de los que dicen apoyarla y que más que hacer la revolución se la están
gozando. Una revolución que va a contracorriente de los pseudovalores
que nos han impuesto los mercaderes de la antivenezolanidad y la
antiintegración y que a cada paso se encuentra con una mentalidad
retrógrada que se vale de aquello que nos decía Albert Einstein: “es más
fácil destruir el átomo que un prejuicio”. Una revolución, en fin, que
no se queda callada, que es voz de la memoria y grito de redención. Una
revolución que ensaya, se equivoca, vuelve a intentarlo, persevera, sigue
trabajando y repite con José Félix Ribas: “Necesario es vencer”.
Un proceso que está buscando en las raíces y en los frutos de la
cultura las fuentes de su destino, porque está aprendiendo que “una
revolución para que sea irreversible debe ser cultural”; que a pesar de
encontrarse avasallada por el colonialismo cultural y la ideologización
comunicacional ha activado una contraofensiva de autoafirmación
cultural cuyos voceros más representativos son la gente sencilla del
pueblo. De allí que más que nunca sea verdad aquello que afirmaba el
poeta Aquiles Nazoa: “Creo en los poderes creadores del pueblo”. Ésa es
la razón por la que, en su inmensa mayoría, las y los cultores populares,
con esa intuición propia del artista, son los que con más entusiasmo e
inventiva acompañan y construyen esta Revolución.
De las entrañas de nuestra geografía surgen los pintores que llenan
de murales, las calles y avenidas; los cantores que interpretan la canción
rebelde para un pueblo bravo; los poetas para quienes la palabra es una
tea.El arte “popular” cobra fulgor y levanta la voz. El joropo, el galerón,
las coplas, las décimas se tiñen del color de la Revolución. Y si alguien
tiene dudas acerca de a quién apoya el pueblo, lo invitamos a que se
interne en la provincia, donde el respaldo al presidente Chávez es más
496
La utopía posible
combatiente y firme. En lo profundo de nuestro territorio encontramos
gente que se identifica con los postulados de la Revolución Bolivariana;
personas como Daniel García, un hombre humilde de las soleadas
tierras de la Península de Paraguaná, quien escribió una décima titulada
“Rojo”:
“Rojo de sangre guerrera,
rojo de revolución
y rojo en el corazón
de nuestra erguida bandera;
la que tremola altanera
con rojo de libertad,
rojo color de igualdad
brillando en el tricolor
porque rojo es el amor
con roja sinceridad.

II

Sangre de libertadores
el rojo del pabellón,
es roja nuestra pasión
y rojos son los amores;
y rojas serán las flores
en este pueblo que avanza
porque roja es la esperanza
que tiene la patria buena;
rojo el canto que resuena
en roja punta de lanza.

III

Rojo es el canto a la vida


y rojo el amanecer
Y el árbol al florecer
con una luz encendida.
Roja la flor presumida
del rojo de su belleza,
rojo es un labio que besa
497
José Gregorio Linares

en una roja pasión,


y rojo es el camisón
de aquella mujer que reza.

IV

Rojo es color de alegría


Rojo que anuncia la aurora,
Roja es el ave canora
que canta anunciando el día;
color de la patria mía
el rojo de multitudes,
camino de juventudes
con rojo en el corazón
llevando revolución
a todas las latitudes”.
Ésta es una Revolución que, como nos lo decía Domingo León,
por encima de cualquier cosa nos convoca a reencontrarnos con la
grandeza de nuestro pasado, con esos espíritus tutelares que flotan
en el alma de los venezolanos y nos instan a alcanzar la altura de los
nobles constructores de la nacionalidad. Ésta es una Revolución que
nos hace tomar conciencia de que somos de la patria de Bolívar, y por
tanto éste nos impulsa a no desfallecer, a continuar creadoramente
su obra pues:
“¿No es Venezuela la tierra que, con el cuerpo ha heredado el espíritu
de Bolívar, aquel para quien la soledad no fue un impedimento,
para quien el espacio no fue un obstáculo, para quien los Andes no
fueron valladar, para quien el mar no fue un lindero, para quien
el tiempo no fue una venda, y a través de la niebla del futuro
descubrió que el núcleo vital del Continente estaba en el Mar de
las Antillas?”.324

• Nicaragua y los sandinistas


Cuando Tomás Borge estuvo en Caracas en abril del 2004 dijo, a
propósito de la originalidad del movimiento sandinista, algunas cosas
324 Eugenio María de Hostos: “Lo que intentó Bolívar”, en Obra Literaria Selecta,
Biblioteca Ayacucho, Caracas, p. 342.
498
La utopía posible
reveladoras. Habló de que en los inicios del Frente Sandinista los
sectores de izquierda padecían “un bajísimo nivel político”.
“No obstante, esta orfandad ideológica tuvo un aspecto positivo: no
hubo en Nicaragua terreno abonado por la típica polémica estéril; el
atraso político ideológico más bien canalizó cierto aspecto positivo
de militantes sandinistas, tal es la inclinación viva y práctica hacia la
acción. Aunque difícil de entender, nuestra ignorancia filosófica nos
conduce a la lucha guerrillera (…). Somos revolucionarios más por
vergüenza que por conciencia (…). En Nicaragua, a diferencia de la
mayoría de los países de América Latina, se desconocía el marxismo.
Luego aprendimos un marxismo dogmático, de esos libros que
sacaban los soviéticos. Ése fue el marxismo que aprendimos nosotros,
afortunadamente también fuimos capaces de ser herejes”.325

Con esa “orfandad ideológica” y desde la herejía se propicia la


creatividad. El que lo sabe todo y el que todo lo tiene ya resuelto no
puede ser creativo. Sólo puede ser creativo el movimiento político que
está consciente de sus propias limitaciones y está dispuesto a inventar.
Éste ha sido el caso del FSLN.
Creativo fue y ha sido el Frente Sandinista de Liberación Nacional
de Nicaragua (FSLN), fundado en 1962 por un grupo de estudiantes
universitarios encabezados por Carlos Fonseca, Silvio Mayorga y Tomás
Borge, que logró superar el abatimiento de las derrotas y la altivez
de las victorias en cruzadas del amor, emprendidas desde el gobierno
en agosto de 1979, como la de alfabetización que, en cinco meses,
redujo el analfabetismo somocista del 53 % al 12%, y en materia de
salud pública, mediante grandes campañas de vacunación preventiva,
ejecutadas con la colaboración de brigadas de voluntarios, erradicaron
enfermedades como la poliomielitis.
Los sandinistas iniciaron una reforma agraria global para redistribuir
entre los pequeños granjeros y trabajadores del campo algunas grandes
fincas y las tierras arrebatadas a los partidarios de Somoza. Este
programa también incluía la creación de granjas estatales y cooperativas.

325 Seminario Latinoamericano de Precursores del Antiimperialismo, pp. 20-24.


499
José Gregorio Linares

Se incrementó el presupuesto de educación y aumentó en tiempo


récord el número de escuelas, profesores y estudiantes. La asistencia
sanitaria pública se extendió a todo el país; se levantaron hospitales y
clínicas. La tasa de mortalidad infantil y de enfermedades disminuyó
significativamente. En palabras de Eduardo Galeano:
“La revolución sandinista no fusila a nadie; pero del ejército de Somoza
no queda ni la banda de música. A manos de todos pasan los fusiles,
mientras se desencadena la reforma agraria en los campos desolados.
Un inmenso ejército de voluntarios, armados de lápices y de vacunas,
invade su propio país. Revolución, revelación, de quienes creen y
crean... Ahora, a los tropezones, se echan a caminar. Van en busca del
pan y la palabra: esta tierra, que abrió la boca, está ansiosa de comer y
de decir”.326

El movimiento sandinista que llega al poder (en julio de 1979),


conforma un gobierno de coalición hasta que en noviembre de 1984
se celebran unas elecciones que gana Daniel Ortega, con un 67% de
los votos, y el FSLN alcanza 61 escaños en el Parlamento, de un total
de 96. Sin embargo, en las elecciones de 1990, bajo un feroz asedio
económico, militar y comunicacional patrocinado por el imperialismo
norteamericano, el FSLN fue derrotado.
Los sandinistas acordaron celebrar elecciones bajo supervisión
internacional a principios de 1990 como una condición de las
negociaciones de paz. Confiaban en obtener la victoria y en que
Daniel Ortega fuera elegido nuevamente presidente. Los catorce
partidos de la oposición se unieron para formar la Unión Nacional
Opositora (UNO), que apoyaba la candidatura a la presidencia
de Violeta Chamorro y ofrecía una lista unificada de candidatos
al Congreso. El rechazo generalizado contra el servicio militar
obligatorio y la esperanza de conquistar la paz, llevaron a la victoria
a la UNO, que obtuvo el 55% de los votos, mientras que los
sandinistas obtuvieron únicamente el 41 por ciento. Desde entonces
a veces los sandinistas están en el poder y otras, están fuera. Como
un tobogán, suben y bajan.
326 http://www.stormpages.com/marting/eduardorevsan.htm.
500
La utopía posible
De allí que el poder creativo de la Revolución Sandinista quizás
resida en el hecho de recordarnos que los caminos de construcción del
socialismo no son lineales ni progresivos, que los peligros de vuelta al
pasado son reales e inminentes; que ninguna conquista es irrevocable
y que las advertencias de que se cometen errores no siempre deben ser
catalogadas de “reaccionarias”. Todo puede ocurrir: avanzar o retroceder.
No obstante, el pueblo nicaragüense, con su enorme capacidad para
avanzar en medio de las dificultades, sabe que como dijo una vez el
mentor de esta revolución, Augusto César Sandino: “Nosotros iremos
hacia el sol de la libertad o hacia la muerte; y si morimos, nuestra causa
seguirá viviendo. Otros nos seguirán”.
21.4. ¿A dónde va la América?
En la primera década del siglo XXI asistimos a unos hechos impensables
hacía apenas unos pocos años atrás: Los presidentes se parecen a
sus pueblos. Un indio en Bolivia y otro en Nicaragua, un zambo en
Venezuela, un guerrillero en Uruguay, un limpiabotas en Brasil a quien
una mujer le sucede en el poder, y para colmo un ecuatoriano estudia
economía en Harvard y sale izquierdista.
Estamos buscando nuestros propios caminos. Más aún, estamos
haciendo nuestros propios caminos. Soñamos con un mundo mejor.
Contamos con nuestra imaginación para materializarlo. Tenemos
ilusiones. En ningún tiempo han estado más vigentes aquellas palabras
de José Martí, al decir:
“Nunca, de tanta oposición y desdicha, nació un pueblo más precoz,
más generoso, más firme. Sentina fuimos, y crisol comenzamos a ser
(…). Todo lo vence, y clava cada día su pabellón más alto, nuestra
América capaz e infatigable”.327

Así es. Nuestro pueblo precoz, generoso y firme, capaz e infatigable,


todo lo vence. ¡Así somos! Con esta convicción jamás seremos derrotados
por las naciones imperiales que nos avasallan y desprecian, ni por las
serviles oligarquías locales que nos manipulan y explotan, ni por los
327 Discurso ante la Sociedad literaria Hispanoamericana, 19 de diciembre de 1889.
501
José Gregorio Linares

gobiernos a su servicio que nos reprimen y engañan, ni por los falsos


representantes del pueblo que hacen promesas y nos defraudan, ni aun
por los intelectuales que por complejo de inferioridad imitan y copian.
Estamos convencidos de que la América Latina y Caribeña es el
continente de la creatividad y la esperanza. Acá se están fraguando
arrolladoras fuerzas liberadoras. Entre nuestros pueblos germina
radiante una semilla que ha sido abonada con nuestra propia tierra.
Somos un árbol de muchas ramas que se nutre con la savia de nuestros
saberes originales y de la diversidad de culturas. Nuestras revoluciones
no son frutos trasplantados de otras latitudes ni se orientan hacia cielos
que no son nuestros. Andamos nuestros propios senderos y nuestras
huellas dejan un rastro genuino. Nos alumbra el sol del Universo que
es para todos, pero la fortaleza nos viene de nuestra gente, de la historia
propia. Hemos aprendido de nuestra experiencia, con todo lo que ella
tiene de tragedia y de lágrimas, pero con todo lo que tiene, también, de
heroísmo y ternura.

502
Aquilez Nazoa
La utopía posible

22. Poder Popular, Poder Constituyente

“Es el pueblo que quiere, el pueblo que obra y el pueblo


que puede, todo lo demás es gente que vegeta con más o
menos malignidad, con más o menos patriotismo, pero
todos sin más derecho que ser ciudadanos pasivos”.
Simón Bolívar

“Cuando la autoridad ya no sea de una sola persona, habrá


luz, verdad y justicia. La autoridad conferida a una sola
persona es un crimen. Lo que deseamos es una autoridad
conferida a todos”.
Louise Michel

“Los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo


no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la
salva”.
Antonio Machado

505
José Gregorio Linares

22.1. Poder Constituyente y Poderes Constituidos


El Poder Popular es expresión del Poder Constituyente. Va superando
dialécticamente el Poder Constituido. Para tener claro qué significa esto
intentaré bosquejar las diferencias entre uno y otro, y las relaciones
de complementariedad, antagonismo, avenencia y tensión que se
desarrollan entre los dos últimos.
Existen unas diferencias cardinales entre el Poder Constituyente y el Poder
Constituido. El Poder Constituyente expresa la Revolución en constante
proceso de nacimiento y cambio. Supone una continua transformación
a partir de una dialogicidad de los hombres con sus circunstancias
y con las utopías que los alientan. Forma parte de los movimientos
de masas que se plantean construir el poder desde el pueblo y para
el pueblo. Expresa a la gente que busca soluciones y respuestas ante
sus necesidades materiales, culturales y espirituales. Éste es motor del
pueblo. Y ese pueblo es rebelde y creativo: se plantea inventar, ensayar,
equivocarse, volverlo a intentar, acertar, continuar la lucha, avanzar. Es
pueblo que cuando adquiere conciencia de clase, de ciudadanía y de
patria asume todos los riesgos, supera cualquier contrariedad, alcanza lo
que se propone. Aprende de las derrotas y se afianza en las victorias. No
se rinde, no claudica, no se vende.
El Poder Constituyente es Poder Popular, por tanto asume que el
empoderamiento de gente concreta a partir de las luchas cotidianas
es la fuerza motriz, el combustible de una revolución en marcha. Él
promueve que la conciencia de clase, la sensibilidad, las políticas sociales
y las variadas formas de organización, surjan y se renueven en contacto
con la realidad, y no se decreten ni impongan desde ningún centro
de poder desvinculado del movimiento real. El Poder Constituyente se
expresa en la lucha diaria por el vivir bien. No justifica sus omisiones,
ni se envanece por sus actuaciones. Es, simplemente, ejercicio del
deber histórico para con los más necesitados y el planeta entero, hoy en
peligro. Es un extraordinario intento de saldar la deuda social ancestral
con los oprimidos. Es, para decirlo con las palabras de Mariátegui,
una filiación y una fe. Un flujo de energía inagotable en continuo
506
La utopía posible
proceso de transformación para construir vida y a la vez impedir
que los poderosos la destruyan. Una marea creciente de entusiasmo,
reflexión y prácticas creadoras. Es punto de partida, horizonte abierto.
No tiene itinerario, meta, ni punto de llegada. “Hace camino al andar”.
Es presente en movimiento: reivindica la grandeza de nuestro pasado y
forja la esperanza colectiva en el porvenir. Es la concepción y la praxis
de un proyecto para vivir viviendo. Es lo sustantivo de una Revolución.
Es gobierno del pueblo.
Por el contrario, el segundo, el Poder Constituido, es eminentemente
conservador e insensible. Organiza el poder de modo que sirva a la
estructura institucional y no al espíritu de justicia social que le dio origen.
Frena o mediatiza toda iniciativa popular de revisión, rectificación o
reimpulso, puesto que sólo obedece a razones ministeriales. Su misión
es cuidar de sí mismo, justificar su existencia, seguir el guión. Su visión,
mirar hacia adentro, auscultarse. Se plantea quedar bien aunque lo haga
mal. Quedarse aunque deba irse. Aparecer, pese a no haber estado allí.
Figurar sin haber cumplido. Hacer pensar que cree aunque ya no tenga
fe en ideal alguno. Dicho poder mata la esperanza mientras tremola
una bandera de ilusiones. Ofrece mucho y da migajas. Convierte
las consignas en lugares comunes; las ideas en pagarés; los ideales
en órdenes de pago; la lucha en epitafio. En sus oficinas se hunde la
Revolución, se desacredita a los ciudadanos que luchan por el país y a
los servidores que les apoyan. Se ensalza a los trepadores y se premia a
los oportunistas. Se desacredita a los eficientes servidores públicos y se
minusvaloriza su gestión. Se cumple con los formalismos y se desatienden
los deberes. Se pisotean los derechos, se lesiona a las personas. Allí los
funcionarios detentadores de los poderes constituidos monopolizan los
cargos públicos, crean indicadores de gestión a su medida, muestran
un impacto social desde una perspectiva paternalista y asistencial para
que la gente no fortalezca su autoestima, sino más bien profundice sus
sentimientos de auto conmiseración. En sus oficinas se manejan los
recursos y las “políticas sociales”, de modo que las personas de las clases
populares sean a lo sumo receptores agradecidos y no agentes activos en
el proceso de construcción de una sociedad justa y democrática.
507
José Gregorio Linares

El Poder Constituido puede aparentar ser revolucionario. Para ello


usa los símbolos, el gesto, el vestuario y el lenguaje de la Revolución.
Pero nunca es verdaderamente revolucionario porque su sensibilidad
está atrofiada y su actuación se limita sólo a hacer lo que le permite
justificar su existencia. Conoce las normas que propician la justicia
social, mas aplica con diligencia los artilugios previstos para evadirlas.
Vive de mantener el mito de que cumple una función trascendental para
la nación y la ciudadanía. Pero son precisamente la soberanía nacional
y sus ciudadanos más pobres los que sufren su indiferencia y molicie.
El Poder Constituido va perdiendo todos los sentidos: casi no ve lo
que ocurre a su alrededor y no le interesa; no oye las quejas y reclamos
y no le importa; no percibe el mal olor de su propia descomposición y
se acostumbra a respirar este aire contaminado; es glotón e insaciable
pero ya no disfruta de los sabores de la vida; su piel ya no siente la
emoción de un abrazo porque bajo la epidermis de las instituciones
que lo apuntalan no hay entusiastas servidores públicos sino desganados
funcionarios. Asiste a las marchas, pero su paso no sigue el ritmo ni
la dirección del pueblo. No se guía por el amor sino por la codicia, la
ambición, el menosprecio o el miedo. Tal poder dice representar a los
electores mientras ignora a la gente que demanda su ayuda. Crea una
normativa para perpetuar el sistema, de modo que nada cambie, aunque
así lo parezca. Establece una estructura para distribuirse las funciones
y los roles, no para satisfacer necesidades, buscar soluciones y resolver
problemas. Crea organigramas como quien llena crucigramas. Coagula
la sangre que alguna vez fluyó. Entonces, un enorme vació se crea entre
la masa del pueblo que se apiña en los pasillos solicitando un servicio y
los funcionarios que se desplazan en ascensores con espejo para ratificar
que son ellos, sólo ellos y los intereses que efectivamente representan, la
razón de ser de los poderes constituidos.
El Poder Constituido es retardatario, se plantea, simplemente, la
correcta administración del Estado, regular el funcionamiento de sus
instituciones, el acatamiento de la normativa por parte del ciudadano,
el ejercicio de la indolencia de parte de los funcionarios. Incluso deja

508
La utopía posible
de hacer… para no hacer el bien. Va envejeciendo y en consecuencia
le molesta cualquier cambio. El Poder Constituido se estanca, se
burocratiza y se distancia de la gente verdadera, en nombre del manual
vigente. Él va muriendo de inacción. Reacciona un poco cuando el
pueblo reclama sus derechos en forma airada y convincente, como si
un viento inesperado levantara las arenas de un cementerio; pero luego,
cuando vuelve la calma, entra nuevamente en una especie de sopor.
El Poder Constituido está más pendiente del cumplimiento del
horario establecido, del pago de los traslados y los viáticos, de los
ardides para encubrir las faltas, de salvar las apariencias, que de servir
a los demás o de seguir un ideal. Cuando dentro de ese poder surge
una nueva propuesta para empoderar al pueblo, entonces niega los
recursos, retarda los procesos, descalifica las nuevas ideas o se hace el
desentendido. Cualquier innovación le exaspera porque le hace salir de
su zona de comodidad y de feudo. Es tolerante con las masas cuando se
le someten o las controla. No le importaría que se hiciese una revolución,
pero sin hacer la Revolución: así como los déspotas ilustrados que
esgrimían el lema todo para el pueblo, pero sin el pueblo. Aceptan que
se les coloquen nombres nuevos a las viejas políticas. Que tome el
poder gente de ideas caducas con moderna fraseología y con lenguaje
subversivo, eso les gusta. De ese modo cambia la fachada, pero dentro
todo sigue igual. Vinagre en barriles de vino. Así, el Poder Constituido
se transforma de credo insurgente en ideología y retórica de sistemas
congelados. En definitiva, él representa lo que está a punto de morir y se
niega a hacerlo. Obedece a las razones de la muerte; se orienta en contra
de la renovación y de la vida. Preconiza un proyecto de destrucción.
El Poder Constituido es una inmensa máquina de matar: los sueños,
las iniciativas, la creatividad, la autoestima individual y colectiva, los
impulsos de transformación, la pulsión de vida.
22.2. El Poder Popular
En cambio, el Poder Popular —que se funda en el Poder Constituyente
o no es popular— se opone al Poder Constituido: lo escruta y lo
cuestiona, le pregunta y le exige, le muestra la realidad y le quita el
509
José Gregorio Linares

maquillaje, le impone controles sociales, le arrebata los privilegios, le


impone justicia. Como un remolino se mete a través de sus intersticios
y lo revuelve todo, con la fuerza arrasadora de una fe indoblegable en
la humanidad y en el porvenir. Ese poder se forja a partir de atender las
necesidades y anhelos de la gente. Lo guían las más nobles emociones
y no el plan operativo anual. Él tiene la fuerza de lo joven, de allí que
sea inoportuno e impertinente. Y es brioso y desbordado como un río
en pleno torrencial. Crea una nueva legalidad: la del momento político.
Forja una ética nueva: la de los de abajo. Promueve una cultura nueva,
la de la desalienación y la identidad, melaza caliente y dulce como el
corazón mismo de nuestro pueblo.
El Poder Popular es profundamente revolucionario, es Poder
Constituyente. Promueve la rebelión de las masas, la desobediencia
civil. Somete a la crítica demoledora la normativa establecida y las
instituciones existentes. Inventa otras organizaciones y leyes que
interpretan el espíritu rebelde del momento y las necesidades de las
mayorías. Es Poder Constituyente puesto que se crea y se renueva en un
proceso continuo de nacimiento, desarrollo y resurrección sin pasar por
la muerte. Es un incesante acto de creación donde el pueblo, consciente
de su autoridad, se plantea problemas a resolver y va buscándole solución
a estos problemas. Es una práctica colectiva mediante la cual el pueblo
fragua día a día las formas de diagnosticar, expresarse, organizar, hacer
y rehacer. Y este pueblo en el ejercicio del poder debe ser éticamente
ejemplar, modelar conductas que deseemos sean emuladas por el resto
de la ciudadanía. En marzo de 1963, el Che decía a una Asamblea de
Trabajadores:
“El ejemplo, el buen ejemplo, como el mal ejemplo, es muy contagioso,
y nosotros tenemos que contagiar con buenos ejemplos, trabajar sobre
la conciencia de la gente, golpearle la conciencia a la gente, demostrar
de lo que somos capaces; demostrar de lo que es capaz una Revolución
cuando está en el poder, cuando está segura de su objetivo final, cuando
tiene fe en la justicia de sus fines y la línea que ha seguido”.

El Poder Popular constituyente integra todos los poderes y los


dinamiza. Ejerce funciones legislativas, ejecutivas, judiciales, electorales,
510
La utopía posible
militares, educativas y culturales. En la praxis del Poder Popular nada
permanece intacto, salvo lo que beneficia al pueblo. Todo cambia,
menos la conciencia del enorme poder que resulta de unir nuestras
manos y acercar nuestros corazones. En el ejercicio del Poder Popular,
el pueblo deja de ser el mandadero de unos dirigentes y se convierte en
el actor principal de los procesos de transformación integral. Cuando
esto ocurre —dicho en las extraordinarias palabras del peruano Manuel
González Prada (1844-1918):
“…lo que hemos hecho vale poco, nada, en comparación de lo que
podemos y debemos hacer (…). Sucede que el pueblo, sacado una vez
de su reposo, no se contenta con obedecer el movimiento inicial, sino
que pone en juego sus fuerzas latentes, marcha y sigue marchando
hasta ir más allá de lo que pensaron y quisieron sus impulsores. Los
que se figuraron mover una masa inerte, se hallan con un organismo
exuberante de vigor y de iniciativa; se ven con otros cerebros que desean
irradiar su luz, con otras voluntades que quieren imponer su ley”.328

Con el Poder Popular los cambios se producen al ritmo de la marea


revolucionaria, de los proyectos que como colectivo humano nos
planteamos con todos y para el bien de todos. El Poder Popular potencia
la fuerza que dimana del pueblo en permanente estado de rebelión y de
construcción, movida por el impulso de la vida. De este modo, gente
que ha dejado de ser espectadora, comitiva, comparsa o cortejo, se hace
protagonista e impulsa un proyecto social por la alegría y la vida. Crea
una sociedad en continuo proceso de cambios dirigidos hacia la plena
independencia y dignificación del hombre y la mujer. Una sociedad
guida por el principio de que el ser humano es la medida de todas las
cosas, por ende cualquier hecho que atente contra los más débiles atenta
contra la humanidad en su conjunto, cualquier acción que altere el
equilibrio planetario afecta la más simple forma de vida y por tanto nos
afecta a todos. Una sociedad que se plantea redimir a aquellos que, en
palabras de Ciro Alegría: “Sufren un dolor que tiene una dimensión de
siglos y parece confundirse con la eternidad”.

328 Manuel González Prada: “El Intelectual y el obrero”, 1° de mayo 1905, en Pensamiento
y Librepensamiento, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 2004.
511
José Gregorio Linares

El Poder Popular es como una expedición con brújula pero sin mapa
ni itinerarios. No sabemos qué peligros ni contratiempos encontraremos,
pero estamos convencidos de que tendremos el brío y la sabiduría para
enfrentarlos. Seguros de que también habrá hallazgos que nos renueven:
euforias no imaginadas, descubrimientos inspiradores, soluciones
originales, empuje creador, energías inmensurables.
Surgirán, desde luego, quienes deseen hacer el viaje por nosotros y
quienes nos digan que ya ellos vienen de vuelta, que el camino no es
por allí, que ellos nos guiarán, que hay atajos, que estamos obviando su
sabiduría y su trayectoria, que dejemos todo a su cuidado, que ellos nos
representan, que saben pensar y también hablar, que no se equivocan,
que nosotros sólo pongamos las piernas para andar, las espaldas para
cargar y los brazos para sostener. El cerebro… lo ponen ellos. Parten,
sin decírnoslo, de la idea elitista de que hay dos tipos de individuos en la
sociedad: los privilegiados, quienes tienen facultades para dirigir, y los
humildes, aquellos que necesitan ser encaminados. Los primeros forman
una eterna vanguardia iluminada, instauran estructuras perpetuas que
validan sus decisiones y aplauden su sapiencia. Los otros, en cambio, son
los de abajo, los cuales sólo tienen capacidad para hacerse eco de lo que
ellos mandan hacer y de andar el sendero que les han trazado; incluso
de actuar contra sí mismos en nombre de la Patria, la Revolución, el
Futuro.
Para evitar que aquellos salvadores nos hundan o nos pudran en el
fango de su desprecio mientras ellos flotan en el mar de los privilegios,
hay que activar el Poder Popular. Si no queremos que se entronicen
instituciones que dicen representarnos y que no llegan a ser más que
diques o muros que impiden que nos expresemos, debemos construir
el Poder Popular. Si no queremos aceptar que otros en nombre nuestro
tomen decisiones que nos incumben, construyamos el Poder Popular. Si
queremos evitar que nos ignoren, hagámonos visibles y convirtámonos
en vendaval humano, en voluntad colectiva de transformación. Para que
ese pueblo que muchos creían adormecido se levante y se transforme en
descomunal aluvión que contribuya a crear vida y dignidad, debemos

512
La utopía posible
incorporarnos en la construcción del poder de ese pueblo en cada
instancia de decisión y en todos los momentos de la lucha.
América Latina vive una época de insurrección y rebeldía creadoras.
Es protagonista de una democracia revolucionaria. Su pueblo, en
el ejercicio del Poder Popular, asume su propia vocería; no busca
representantes ni vicarios. Es protagónico y altivo. Recuerda que en
el pasado hubo una institución llamada “democracia representativa” y
Poder Legislativo, en cuyas curules se arrellanaban los “representantes
del pueblo” para legislar contra ese pueblo al que decían “representar
y defender”. En esos congresos, según palabras del socialista argentino
José Ingenieros (1877-1925), los parlamentarios
“…son advenedizos sin más mérito que haber sabido flotar en la marea
política burguesa a fuerza de incondicionales sumisiones y de pasivas
obediencias, a los empresarios del gran teatro parlamentario nacional.
De la misma manera que flotan las sustancias fecales en la superficie
de los líquidos de un orinal. Se titulan “representantes del pueblo”.
¡¡Demasiado sabe el pueblo que esos reptiles no son sus representantes!!
Representan a la clase burguesa contra la clase proletaria; a los que no
trabajan contra los que trabajan; a los que sufren indigestiones contra
los que mueren de hambre; a los que roban en las arcas del Estado
las riquezas producidas a precio de mil sudores y mil lágrimas por los
que son miserablemente despojados. Representan al estanciero caudillo
contra el peón obligado a votar por su amo; al propietario contra el
inquilino; al patrón contra el dependiente; al jefe de repartición contra
el tinterillo; al industrial contra el obrero y, en general, al verdugo
contra la víctima. La víctima es el pueblo”.329

Por esta razón, en el Poder Popular Constituyente no hay


representantes ni representados, sino mujeres y hombres organizados y
organizándose como voceros de sus propias necesidades y activistas de
sus propias soluciones. Parlamentarios de calle que han recuperado el
habla y el decoro. No hay alabarderos sino protagonistas. La democracia
deja de ser representativa y se convierte en protagónica. ¿Y qué expresan
esas voces, qué dicen esas gentes que ya no aceptan intermediarios,
intérpretes o traductores?, ¿qué manifiestan los que han recuperado sus
329 José Ingenieros: “Los reptiles burgueses”, 15 de agosto de 1897.
513
José Gregorio Linares

propias palabras y las ganas de expresarlas?, ¿qué le dice el pueblo a su


propio pueblo? Lo anunció Manuel González Prada:
“La palabra que se dirija hoy a nuestro pueblo debe despertar a todos,
poner en pie a todos, agitar a todos como campana de incendio en
avanzadas horas de la noche (...). Todos vivimos en la obligación de
pronunciar frases que levanten los pensamientos y fortalezcan los
corazones”. 330

El Poder Popular es un reto al cual todos estamos convocados


y con el cual todos están comprometidos si el propósito es no sólo
interpretar el mundo sino transformarlo. Es la única manera de hacer
una revolución si lo que queremos es alcanzar el bien común, la justicia
social, la conservación de la vida y la felicidad. Es condición para hacer
una revolución porque propicia la continua revisión de las formas y los
contenidos, la constante rectificación de las políticas, y el permanente
reimpulso del proceso, de modo que marchen unidas la concientización,
la sensibilidad y el quehacer cotidiano. Así, no avanzaremos más allá de
lo que debamos ni nos quedaremos más atrás de lo que nos toca. Lo
advertía Bolívar en el Congreso de Angostura:
“No seamos presuntuosos, legisladores; seamos moderados en nuestras
pretensiones. No es probable conseguir lo que no ha logrado el género
humano; lo que no han alcanzado las más grandes y sabias naciones”.

Por tanto, iremos acompasados con el pueblo, porque somos Pueblo


en Revolución, en permanente proceso de avances posibles y retrocesos
necesarios. Porque una revolución no es un bordado con diseños
preestablecidos ni una excursión con paradas planificadas. La dialéctica
concreta guía sus pasos y establece sus ritmos. Estamos en el terreno de
las utopías posibles, no de las perfecciones imposibles. Eso lo dejamos
a los que se creen vanguardia de lo que no puede ser, a los dirigentes de
sociedades aéreas, a los almirantes de naves irreales.
Las instituciones del Estado, los partidos de la revolución, las
organizaciones comunitarias deben ser Poder Popular en ejercicio.

330 Manuel González Prada: Discurso en el Teatro Olimpo, 1888.


514
La utopía posible
Propulsoras del Poder Popular, sujetos activos del Poder Popular,
instancias para el ejercicio de la contraloría social del Poder Popular.
Porque el poder del pueblo debe estar presente en todos los actos
donde el ciudadano esté y orientar la vida de todos, nada escapa a su
jurisdicción. Por tanto, sus nociones, los mecanismos con que se activa,
los principios que lo orientan, sus formas organizativas, los elementos
que le dan vida no pueden estar ausentes en ninguna parte ni en ningún
lugar. Todo acto de ciudadanía debe forjarse bajo los postulados del
Poder Popular. No puede haber organismos, partidos, funcionarios o
supuestos dirigentes por encima de los poderes populares, exentos de
sus demandas y ajenos a su dinámica. Nada ni nadie puede mantenerse
de espaldas al escrutinio del pueblo en el ejercicio de la autoridad. No
puede haber excepciones ni gente esperando turno.
El Poder Popular es la savia que alimenta el frondoso árbol de la
revolución. Sin sus nutrientes las ramas se debilitan y sus frutos no
prosperan. Una sola institución que intente vivir sin contar con el
oxígeno del Poder Popular corre el riesgo de necrosarse y morir. Peor
todavía: puede convertirse en un impedimento que para nuevas formas
de vida aparezcan. Donde haya pueblo debe, pues, haber Poder Popular,
porque —en palabras de Simón Rodríguez—: “por el pueblo y para
el pueblo se hace todo; todos componen el pueblo, y cada uno debe
obedecer al pueblo, porque el pueblo es el soberano”.
Este pueblo soberano en el ejercicio del poder puede cometer errores,
pero más errores cometen los que dicen representarlo y más aún los que
actúan en su contra y defienden los intereses de las oligarquías. Por
tanto, vale la pena correr los riesgos y ensayar, equivocarse, volver a
intentarlo, acertar, y así en un continuum de creación colectiva donde
los aciertos sirvan de contrapeso a los errores, y donde la derrota no sea
más que la oportunidad de buscar nuevas soluciones y convertir el revés
en victoria.
El Poder Popular no obedesca los lineamientos de un partido ni
de un gobierno. Los apoya si éstos desarrollan políticas acordes con el
sentir y los proyectos del pueblo consciente organizado. Los adversan
515
José Gregorio Linares

si estos partidos o gobiernos se distancian del ideario y necesidades


coyunturales e históricas de este pueblo. El Poder Popular no es un
epígono ni un adversario. Él es autónomo; libre para disentir y
cuestionar. Para aconsejar y proponer; para respaldar y defender; para
escoger una estrategia de lucha u otra. Para hacer y deshacer.
Ahora bien, el Poder Popular es independiente, mas no neutral. En
el terreno de la lucha de clases toma partido por los pobres de la tierra:
expresa los intereses de clase de los oprimidos, los intereses geopolíticos
de las naciones en búsqueda de su independencia; asimismo, promueve
el respeto a la diversidad cultural y la voluntad superior de vida de la
humanidad. Se opone a las oligarquías, a los imperios, a la barbarie, a
la intolerancia cultural, a la pulsión de muerte. Promueve los saberes
frente a la ignorancia porque, como decía Bolívar: “por la ignorancia
nos han dominado más que por la fuerza”. El Poder Popular auspicia los
valores de uso antes que la mercantilización y el consumismo. Fomenta
el trabajo creador versus la explotación alienante. La cultura popular
frente a la mediatización cultural que desprecia a nuestros pueblos y los
neocoloniza. Promueve la solidaridad y la ayuda mutuas, en contra de
la indolencia y el egoísmo. Defiende los derechos humanos y se enfrenta
a los genocidas. El Poder Popular auspicia el desarrollo endógeno y
combate la dependencia. Crea una cultura de la paz en contra de la
barbarie de la guerra. Promueve la discusión y el debate, y se opone
a cualquier forma de pensamiento único impuesto. El Poder Popular
crea, no imita. Se nutre de sus raíces históricas y culturales. Él se pinta de
pueblo, de negro, de mulato, de obrero y de campesino, vibra con el pueblo.
Sabe que existe una disyuntiva: la vida o la muerte. Toma partido por la
vida y la felicidad de las mayorías.
El Poder Popular no se circunscribe al terreno exclusivamente político
e “ideológico”. El abarca, también, el mundo de los sentimientos y las
emociones. Se plantea el cultivo de la sensibilidad puesto que ella es la
base inicial para oponerse a cualquier forma de injusticia y el ingrediente
fundamental para construir un mundo más hermoso. Para el Poder
Popular una elevada sensibilidad es la suprema energía revolucionaria.
Por tanto, él ha de exaltar lo más elevado del ser humano: su vocación
516
La utopía posible
social basada en el amor, donde reside precisamente la grandeza de la
política. Es un corazón latiendo. Es un corazón abierto a la justicia
con ternura. Es torrente de energía creadora. Es amor, y como dice un
bolero: “es más que amor, frenesí”.
El Poder Popular es civilista, pero esto no significa que los asuntos
relativos a la defensa y resistencia escapan a su ámbito de acción: el área
militar forma parte de su competencia. De lo contrario no hay garantía
de conservación y fortalecimiento de dicho Poder Popular. La Historia
nos demuestra cuánto podemos perder si no tenemos esto claro. De
allí que una de las consignas claves en el desarrollo de la organización
popular sea ésta: “El pueblo unido jamás será vencido. El pueblo armado
jamás será aplastado”.
Además, el Poder Popular demanda, en palabras de Louise Michel:
“¡Arte para todos! ¡Ciencia para todos! ¡Pan para todos!”. Asume que
las necesidades del pueblo no se limitan a lo estrictamente material;
por tanto, las esferas espiritual y cultural son, también, jurisdicción del
pueblo, y constituyen fuerzas indispensables para la liberación humana.
Por consiguiente, desde el Poder Popular debemos trabajar por el
mejoramiento no sólo material, sino también espiritual y cultural de
nuestros pueblos. Así lo previó Rosa Luxemburgo cuando afirmó que
el problema “no es, precisamente, un problema de cuchillo y tenedor,
sino un movimiento de cultura, una grande y poderosa concepción del
mundo”.
En consecuencia, el pueblo se asume como protagonista de ese
quehacer cultural y espiritual que nos reafirma como colectivo y nos
libera de la invasión neocolonizante que nos degrada. Repetimos con
Aquiles Nazoa: “Creo en los poderes creadores del pueblo”.
Ahora bien, el Poder Popular no expresa simplemente una cuestión
numérica: la opinión de las mayorías. El asunto es mucho más complejo.
Los aparatos ideológicos del Estado explotador manipulan la opinión
de las clases populares y las llevan, en muchas oportunidades, a pensar
y actuar en contra de sus intereses históricos, nacionales y de clase.
517
José Gregorio Linares

A pesar de ser más desde el punto de vista cuantitativo, en muchas


oportunidades los pobres actúan a favor de las clases dominantes que
son menos aritméticamente. Por tanto, la opción no consiste en aceptar
incondicional y acríticamente la opinión de las mayorías por el solo
hecho de que sean mayorías.
Un ejemplo incontestable lo tenemos en el ascenso del nazismo
en Alemania. El partido nazi pasó de 800.000 votos en 1928 a 6,4
millones en 1930, a 13 millones en 1932, y a 17 millones en 1933.
Según Wilhelm Reich (1897-1957)
“Fueron precisamente las masas empobrecidas las que ayudaron a la
instalación en el poder del fascismo, es decir, de la reacción política
más despiadada. (…). La evolución social situada ante la alternativa
Socialismo o Barbarie optó provisoriamente por la barbarie”.331

Entonces, el reto del Poder Popular no consiste meramente en


expresar en abstracto la opinión de las mayorías, puesto que estas
mayorías pueden ser víctimas de la manipulación y el engaño. Nos lo
recuerda con un ejemplo Ernesto Sábato en Hombres y Engranajes:
“El demagogo Anito no disponía de otros recursos de difusión
que su propia voz, y con todo logró convencer a las masas de que
Sócrates debía beber la cicuta. Y la masa, que algunos creen fuente
de toda razón y justicia, hizo beber la cicuta al hombre más grande
de Grecia”.

Algo similar ocurrió en América Latina durante la gesta emancipadora.


En muchas oportunidades las mayorías populares adversaron el
proyecto liberador de los dirigentes patriotas y se colocaron abierta o
subrepticiamente del lado de los realistas y del poder colonial. El poder
ideológico de los clérigos antirrepublicanos, el trabajo propagandístico de
la prensa realista, la política de terror llevada a cabo por los ejércitos pro
monárquicos, la pedagogía de la sumisión que se llevaba a cabo en los
centros de formación y en las instituciones coloniales, e incluso los propios
errores en materia social en que incurrieron, sobre todo al comienzo, los

331 Wilhelm Reich: La psicología de masas del fascismo, p. 28.


518
La utopía posible
líderes independentistas; todo ello propició que mucha gente del pueblo
se pusiera del lado de los opresores. Al respecto recordaba el general Rafael
Urdaneta la animadversión de los pobladores en relación con los patriotas
durante la campaña militar de 1813-14. En su testimonio señala:
“El soldado republicano es mirado con horror, no hay un hombre que
no sea enemigo nuestro. Voluntariamente se reúnen en los campos
a hacernos la guerra: nuestras tropas transitan por los países más
abundantes y no encuentran que comer; los pueblos quedan desiertos
al acercarse nuestras tropas y sus habitantes se van a los montes, nos
alejan los ganados y toda clase de víveres, y el soldado infeliz que se
separa de sus camaradas tal vez en busca de alimentos es sacrificado”.332

Pero este aletargamiento de la afectividad, de la conciencia y de la


eticidad por parte del pueblo no se mantiene eternamente. Las mujeres
y hombres con más sensibilidad y compromiso se encargan de encender
las chispas de la concientización y de mantener la lumbre de sus
antorchas encendida, incluso en los momentos de más oscuro dominio
ideológico de la reacción. Entonces, el pueblo que se creía manso se
hace montaraz.
De lo que se trata, por tanto, es de contribuir activamente en el
proceso de formación de la conciencia y la sensibilidad social de estas
clases populares, en todos los momentos de la historia, de modo que
conquisten su propia sabiduría. El propósito es que se orienten en la
dirección de sus más nobles impulsos y sus más elevados ideales; que
saquen a la luz sus más puros sentimientos y emociones; que descubran
las infinitas posibilidades de sus propias almas. Porque existen cualidades,
fuerzas latentes en nuestros pueblos, que necesitan ser sacudidas
para que cobren vida. Sacudirlas, es el propósito del Poder Popular.
Sacudirlas para que aflore su fortaleza interior, y se potencie el latir
mismo de la vida que subyace en sus actos de creación. Sacudirlas para
impedir que se encumbre la barbarie. Así, las mayorías expresarán los
intereses culturales, espirituales e históricos de las mayorías explotadas y
no los intereses y los antivalores de las minorías explotadoras.
332 Guillermo García Ponce: Bolívar y las armas en la Guerra de Independencia, Publicaciones
Monfort, Caracas, p.118.
519
José Gregorio Linares

El Poder Popular se convierte, de este modo, en una inmensa Escuela


de Formación Social Integral donde se desarrolla la autoestima colectiva
y con ella el espíritu de trabajo, recreación, estudio e investigación
para la vida. El pueblo —con más sensibilidad social, más elevados
sentimientos y más conciencia de clase, de ciudadanía y de nación— se
va fortaleciendo en esa apuesta a favor de la humanidad y del planeta,
impulsado por una fe inquebrantable en la capacidad de construir del
ser humano.
Y esto no ha de lograrse por la vía de la imposición o del credo
único. Es indispensable promover la discusión y el debate. El Poder
Popular se nutre en la controversia, y en el debate afina el criterio. No
es un peón obediente, ni un cuerpo acéfalo. Es un movimiento crítico
y autocrítico que se fortalece en el ejercicio de la libre discusión ajena a
dogmas y catecismos. Es un proyecto donde los argumentos expresados
libremente preceden los acuerdos, y en donde toda propuesta es
sometida a examen.
Sólo así, libres de cualquier intento de engaño ideológico o de
aniquilación de su sensibilidad, los sectores populares podrán resolver
con criterio independiente y amor cualquier problema; encontrar nuevos
caminos a favor de la liberación humana; optar responsablemente por
una decisión que apunte a fortalecer la civilización humanista y la vida
frente a la barbarie y la muerte.
En última instancia, la alternativa del pueblo ante cualquier
circunstancia histórica sigue siendo la vida basada en el amor, o la muerte
orientada por el odio y el miedo. La disyuntiva es la vida representada
por el socialismo renovador, o la muerte promovida por el capitalismo
en decadencia. El socialismo, optimista y abierto a todas las formas de
vida, o el capitalismo preso en su propio odio, con un horizonte cerrado
y como tal, condenado a la desesperanza. Y el Poder Popular ha de ser
una herramienta política integral para enaltecer la vida y el amor, un
proyecto para garantizar la felicidad plena, para vivir viviendo, que es lo
que se plantea el verdadero socialismo en nuestra América.

520
La utopía posible
En consecuencia, el Poder Popular, que es un propulsor de la vida,
es una condición para construir el Socialismo nuestro americano. El
Poder Popular es la razón de ser del socialismo en estas tierras. De
modo que sin el ejercicio activo del Poder Popular no es posible forjar
ni consolidar una verdadera sociedad socialista. Cualquier traba que se
le ponga al Poder Popular será una piedra que obstaculice el camino en
la construcción del socialismo. Cualquier intento por crear estructuras
burocratizadas, ajenas a la democracia real, es antisocialista. Cualquier
propuesta dirigida a que los funcionarios disfruten de privilegios
especiales y no puedan ser revocados ni sometidos a la contraloría social
es opuesta al socialismo. Y aquella sociedad donde al pueblo se le limita
a ser un espectador y no un actor, es antagónica al espíritu renovador del
socialismo democrático y popular, que es el socialismo que queremos
en Latinoamérica y el Caribe. Todo lo que propenda a la creación
de la conciencia y la sensibilidad contribuye a forjar sociedades más
humanas y, por ende, socialistas democráticas. Todo lo que propicie la
organización de la gente para luchar por sus derechos y por el ejercicio
de sus deberes, fortalece el Poder Popular y el socialismo. De allí que el
Che Guevara insistiera:
“Buscamos algo nuevo que permita la perfecta identificación entre el
Gobierno y la comunidad en su conjunto, ajustada a las condiciones
peculiares de la construcción del socialismo y huyendo al máximo de
los lugares comunes de la democracia burguesa (…). Todavía es preciso
acentuar la participación consciente, individual y colectiva del pueblo,
en todos los mecanismos de dirección y de producción. (…). Ahora las
masas hacen la historia como el conjunto consciente de individuos que
luchan por una misma causa”.

En fin, el socialismo es poder obediencial y su principio básico es


“mandar obedeciendo” los intereses tácticos y estratégicos del pueblo,
de modo que, parafraseando a los zapatistas mexicanos:
“La voluntad de los más se hace común en el corazón de hombres
y mujeres de mando. El que manda obedece si es verdadero, el que
obedece manda por el corazón común de los hombres y mujeres
verdaderos”.

521
José Gregorio Linares

¡Poder obediencial! Allí reside, en la aplicación de esas dos palabras,


toda la fuerza ética del Poder Popular. Allí descansa el poder esperanzador
del socialismo contra la barbarie: en la supremacía de la vida y su alegre
diversidad en lucha contra la muerte y sus funestas sombras.

522
Simón y Manuelita
La utopía posible

23. El Amor

“El gran poder existe en la fuerza irresistible del amor”.


Simón Bolívar

“Los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan,


y los que odian y destruyen”.
José Martí

“Yo he repartido papeletas clandestinas,


gritado: ¡VIVA LA LIBERTAD! En plena calle
desafiando a los guardias armados.
Yo participé en la rebelión de abril:
pero palidezco cuando paso por tu casa
y tu sola mirada me hace temblar”.
Ernesto Cardenal

525
José Gregorio Linares

23.1. “El hombre es una fuerza que ama”.


Estamos hablando del amor a los demás, a los que son diferentes a
nosotros y no por eso deben ser nuestros enemigos. Del amor a los más
débiles, quienes no por ello deben ser maltratados. Del amor a la tierra,
la cual no debe ser considerada, simplemente, un recurso natural para
ser explotado en provecho propio. Del amor a la Patria, que no puede
ser exaltada sólo en los actos donde se celebran las efemérides, para
luego ser relegada. Del amor a nuestra cultura y tradiciones, no para
convertirnos en xenófobos y etnocéntricos sino para valorar aún más
nuestras manifestaciones culturales, apreciar mejor la de otros pueblos,
y de este modo, hacernos más sensibles y respetuosos de nuestra esencia,
que se besa con la diversidad. Del amor a nuestra familia, red de
querencias que comenzó con una mirada que no sabíamos que habría
de ser eterna.
Del amor a los hombres y mujeres que han servido a la humanidad,
para recordar sus vidas, seguir su ejemplo y difundir su obra, inmensa
ronda en la cual fluye la energía de la felicidad. Del amor que emerge
cuando dos se enamoran, promesa de nuevo nacimiento, de resurrección,
de utopía posible. Del amor a nosotros mismos, cosmos individual que
ha de integrarse al universo entero en una suerte de abrazo fraterno. Del
amor a los pueblos que luchan, inmensa ronda, gran muralla contra el
mal.
El amor es el sentimiento clave para crear un nuevo tipo de sociedad,
más humanitaria y justa. Una formación social que marque el fin de
la iniquidad en que se ha sumergido la historia, y dé a todos los seres
humanos la oportunidad de ser plenamente felices. En la última parte
de la película “El Gran Dictador” (1940), Chaplin afirma:
“Pensamos demasiado, sentimos muy poco. Más que máquinas
necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y
dulzura. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo…
Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones, no el odio.
Sólo los que no aman odian, los que no aman y los inhumanos…”.

526
La utopía posible
El amor no es sólo un sentimiento, es una acción o mejor dicho
una serie de acciones dirigidas a hacer el bien y a propiciar la felicidad
de aquellos seres por quienes experimentamos esa emoción superior.
“Obras son amores” nos recuerda la cita bíblica. El amor no puede
quedarse encerrado en los corazones. Sin praxis el amor se desvanece.
Los hechos afianzan el amor, lo enriquecen y lo renuevan. Razón tiene
el más popular de los socialistas mexicanos, Mario Moreno “Cantinflas”
(1911-1993) cuando nos recuerda:
“Yo amo, tú amas, él ama, nosotros amamos, vosotros amáis, ellos
aman. Ojalá no fuese conjugación sino realidad”.

El socialismo y el comunismo constituyen la máxima expresión


social del amor. Un movimiento político que no esté guiado por el
principio del amor militante no puede denominarse socialista. Una
sociedad donde no predomine el amor no puede llamarse socialista.
Una persona en cuya praxis no esté presente el amor, no puede ser
revolucionaria socialista. Un proyecto social para América Latina, cuyo
fin fundamental no sea el amor, no puede impulsar una nueva utopía ni
hacer latir con fuerza el corazón de la esperanza. El amor es la emoción
que nos anima a luchar y a construir.
El Che Guevara, cuya vida fue un ejemplo de desprendimiento y
amor lo expresaba de manera categórica:
“Déjenme decirles, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario
verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible
pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad.

Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente
se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de
movilización”.333

El Ché, un hombre que fue capaz de escribir a su esposa, Aleida


March, antes de partir hacia el Congo a continuar la lucha, una carta
de amor que dice:

333 Che Guevara: El Socialismo y el Hombre en Cuba,…cit.


527
José Gregorio Linares

“Adiós mi única. Que no te haga temblar el hambre de los lobos ni


el frío estepario de la ausencia: te llevo en mi pecho en el lugar del
corazón e iremos juntos hasta que la calle se divida”.

El Che, un internacionalista revolucionario que cuando sale de Cuba,


donde hubiese podido llevar una vida relativamente cómoda, va a
arriesgarse en tierras africanas y luego suramericanas, sólo por amor a la
humanidad. Nada más se lleva dos recuerdos, símbolos del amor por su
esposa y por su madre: el pañuelo de gasa negro que le regaló Aleida en
tiempos de la Sierra, cuando éste cayo de un techo y se rompió el brazo,
y el llavero con la piedra que le obsequiara su madre, Celia de La Serna,
quien murió en Buenos Aires en 1965, mientras él se encontraba en las
selvas congoleñas luchando contra el colonialismo.
Desde allí, cuando le llega la noticia del inminente fallecimiento de
su mamá, escribe un cuento donde le dice:
“Solo sé que tengo una necesidad física de que aparezca mi madre y
yo recline mi cabeza en su regazo magro y ella me diga «mi viejo»,
con una ternura seca y plena y sentir en el pelo su mano desmañada,
acariciándome a saltos, como un muñeco de cuerdas, como si la
ternura le saliera por los ojos y la voz”.
Para un latinoamericano no es extraño que hablemos del amor como
poderosa emoción que impulsa la acción política. En Venezuela, por
ejemplo, ha habido un centenar de personas para quienes el quehacer
político es sinónimo de amar. Andrés Eloy Blanco (1896-1955) lo decía
expresamente: “El hombre es una fuerza que ama”. Y en su poemario
Barco de Piedra, escrito en la cárcel, sostiene:
“Para decir así de pronto, mi verdadero idioma,
Donde el Odio no tiene cotización,
sino un verbo conjugado en tres tiempos acelerados:
Infinitivo: Amar
Imperativo: Amad.
Gerundio sin horizontes: Estoy amando”.

Del mismo modo, el cantautor argentino Facundo Cabral (nacido


en Buenos Aires en 1937, asesinado en 2011 en Ciudad de Guatemala)
528
La utopía posible
lo dice de manera enfática: “Ama hasta convertirte en lo amado, es
más, hasta convertirte en el amor”. Y él lo puede afirmar con pleno
conocimiento. Fue un niño abandonado, su esposa y su hija murieron
en un accidente aéreo, a él se le diagnosticó una terrible enfermedad.
Nada de eso lo ha hecho declinar en su entrega amorosa hacia los otros.
Igualmente piensa su amiga la madre Teresa de Calcuta (1910-1997)
quien decía: “El amor no puede permanecer en sí mismo. No tiene
sentido. El amor tiene que ponerse en acción. Esa actividad nos llevará
al servicio”.
Y este amor debe traducirse en actos concretos. Debe ser una emoción
que nos integre con la América toda: sus pueblos, sus luchas, su cultura,
su pasado, su porvenir. Porque este amor no es un amor abstracto,
etéreo, desarraigado de nuestro suelo y nuestra gente. Cantemos con
Pablo Neruda un canto de amor por el Sur del Continente:
“Y no hay belleza como esta belleza
de América extendida en sus infiernos,
en sus cerros de piedra y poderío,
en sus ríos atávicos y eternos…
Te traigo con el canto que golpea un amor
que no puede estar contento
y la fecundación de las campanas
la justicia que esperan nuestros pueblos.
Y no es mucho pedir, tenemos tanto,
Y, sin embargo, tan poco tenemos
que no es posible que esto continúe.
Éste es mi canto, lo que pido es eso:
porque no pido nada sino todo
lo pido todo para nuestros pueblos
y que se ofenda el triste presumido
enloquecido con un nombramiento
yo sigo y me acompañan dos razones:
mi corazón y mi padecimiento”.334

Y juntos, en una sola marcha de amor, hemos de andar por Nuestra


América. Mujeres y hombres cuyos corazones laten de alegría si nuestros
334 Américas, cantata popular, Pablo Neruda-Gustavo Becerra-Schmidt.
529
José Gregorio Linares

pueblos alcanzan una victoria, y con rabia ante cualquier injusticia por
pequeña, por breve, por distante. Como lo hiciera la valiente mexicana
Frida Kahlo (1908-1954) quien se encontraba postrada a consecuencia
de múltiples operaciones, la mayoría en la columna vertebral, y de la
amputación de una de sus piernas y, sin embargo, liderizó en 1954
una manifestación antiimperialista de protesta por la intervención de
los Estados Unidos en Guatemala y en contra del derrocamiento del
presidente nacionalista, Jacobo Arbenz. Antes había dicho: “Pies… para
qué los quiero si tengo alas para volar”. Ese mismo año realizó su última
pintura, titulada “Viva la Vida”. Después se marchó.
Nuestro amor es un amor militante, enfrentado a toda forma de
opresión y de sojuzgamiento. Es un amor amerindio y cimarrón. Un
amor desde la resistencia. Una pasión que nos impulsa a la defensa
de lo que es nuestro. Un desafío frente a los que se oponen a nuestras
querencias. Artillería contra los que atropellan nuestra dignidad como
pueblo. Así lo expresa el revolucionario cubano José Martí (1853-
1895), en “Abdala”:
“¡El amor, madre, a la patria
no es el amor ridículo a la tierra,
ni a la yerba que pisan nuestras plantas;
es el odio invencible a quien la oprime,
es el rencor eterno a quien la ataca!”.

Así lo manifiestan los cantores y poetas que aman su tierra, por


ejemplo, el compositor puertorriqueño Rafael Hernández (1892-
1965) cuando escribía sus canciones; entre ellas “Preciosa”, “Lamento
Borincano”, “Pobre Borinquen”, dedicadas a Puerto Rico, perla
secuestrada por los Estados Unidos desde 1898, cuando la arrancaron
del mar de las Antillas y la cobraron como botín en la guerra hispano-
americana. En “Preciosa” él le dice a su patria:
“Preciosa te llamen los bardos
que cantan tu historia
no importa el tirano te trate
con negra maldad.

530
La utopía posible
Preciosa, serás sin bandera
sin lauros ni gloria.
Preciosa, preciosa te llaman
los hijos de la libertad”.

Nuestro amor es un amor solidario. Un amor que no conoce de


colores ni de fronteras. Un amor que no sabe de tiempos ni de
distancias. Amor dirigido hacia el que conocemos y, también, hacia
el desconocido. Amor que es como un remolino: todo lo lleva hacia el
centro de su pecho. Amor que arranca en el pasado y se extiende hacia el
porvenir mientras, con todas las fuerzas, abraza el ahora. Amor para los
que están aquí, para los que se fueron y los que acaban de llegar. Amor
de alas grandes cuya sombra se proyecta a todas partes. Amor de barro
y de aguaceros. Amor por todos los seres de la tierra. Así como el que
abrigaba César Vallejo (1892-1938) quien en su poema “Masa” cuenta:
“Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «!No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:


«!No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,


clamando: “!Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!”
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,


con un ruego común: “¡Quédate, hermano!”
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra


le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente
abrazó al primer hombre; echóse a andar...”.

Y nuestro amor es, ante todo, un acto de gratitud por la vida porque,
según Sucre: “La ingratitud es el crimen más grande que pueden los
531
José Gregorio Linares

hombres atreverse a cometer (…) nunca puede aplaudirse ni por


conveniencia, un acto de infame ingratitud”. [4 de septiembre de
1824]. Por consiguiente, agradecimiento es lo que nos toca entregar
en reciprocidad por tanto que hemos recibido. El cosmos nos ha
proporcionado todo lo que en principio necesitamos: la vida en su
infinita variedad, cola de pavo real en cortejo. Porque somos un estuario,
aguas nacidas de un afluente con nombre de hombre y de una cascada
con nombre de mujer, gracias damos por todo. Y la única forma de
compensar ese regalo que venció la incertidumbre, es dar amor a todos
los seres que nos acompañan en esta bendición que es la existencia, en
este momento único en el que hay tanto por hacer y por cuidar en este
pedazo de tierra en la cual sólo dejaremos lo que entreguemos. La única
forma de retribuir es amar. Es nuestra manera de dar gracias a la vida,
como lo cantara la camarada chilena Violeta Parra:
“Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.


Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
graba noche y día grillos y canarios;
martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.


Me ha dado el sonido y el abecedario,
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.


Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.

532
La utopía posible
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio el corazón que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano;
cuando miro el bueno tan lejos del malo,
cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.


Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto,
y el canto de ustedes que es el mismo canto
y el canto de todos, que es mi propio canto.
Gracias a la vida que me ha dado tanto”.

En todo caso el amor, incluso el de pareja, no es una emoción


neutra, inodora e insípida. El amor hacia alguien está imbuido de
una concepción del mundo, que se refleja en todo acto íntimo,
en cada expresión de la vida cotidiana, en el mutuo retribuirse
renovado, y en el servicio a una causa superior. Porque el amor no
se agota en dos: se multiplica. Nos conmina a salir de esa especie de
reino del “Yo” y nos incita al ejercicio de la “otredad”. Comienza
con la persona amada y como un relámpago en la noche nos ilumina
a todos. La fuerza de una sola persona que ama a otra es capaz de
transformar el mundo.
“Simón sabía que yo le amaba con mi vida misma —escribe en su
diario Manuelita Sáenz—. ¡Oh! Amor deseado… tuve que hacer
de mujer, de secretaria, de escribiente, soldado húsar, de espía, de
inquisidora (…). Iba armada hasta los dientes, entre choques de
bayoneta, salpicaduras de sangre, gritos feroces de arremetidas,
gritos de denuestos de los heridos y moribundos; silbidos de balas.
Estruendos de cañones (…). Difícil me sería significar el porqué me
jugué la vida unas diez veces. ¿Por la patria libre? ¿Por Simón? ¿Por
la gloria? Por todo y por darle al Libertador más valor del que yo
misma tenía”.335

Fue a esa Manuela amada a quien escribió Simón Bolívar:

335 Diario de Paita.


533
José Gregorio Linares

“Me encanta que seas piadosa (…) amén de que te desvives por los
desposeídos. De paso sé que haces respetar la imagen de la República
con fervor y ahínco.

Yo recojo orgulloso para mi corazón, el estandarte de tu arrojo, para


nombrarte como se me pide: Coronel del ejército colombiano.

Por ti se que voy a tener la dicha inmensa de gozar los placeres de este
y del otro mundo (el del amor) porque desde el principio supe que en
ti existe todo lo que yo ansío en mis más caros anhelos.

Mi pasión hacia ti se aviva con la brisa que me trae tu aroma y tu


recuerdo. Existes y existo para el amor.

Tú quieres verme siquiera con los ojos. También yo quiero verte y


reverte y tocarte y sentirte y saborearte y unirte a mi por todos los
contactos. No te vayas ni aun con Dios mismo”.336

De este amor el ecuatoriano Rafael Correa dice (5 de julio de 2010):


“Fue de esos que matan y que dan la vida, de esos amores que se juntan
como dos balas, que van mucho más allá de la muerte, que no hay
quien los clasifique, que se mueren de tanto vivir, que viven de tanto
morirse; que a ninguno de los dos les cupo en el pecho, ni en los
cuerpos, ni en las almas, que sigue latiendo todavía porque dicen que
el amor mata al olvido”.

Para los socialistas latinoamericanos decir pareja es decir compañera


o compañero, palabras que se derivan de “cum panis”, que significa
compartir el pan, que es el símbolo de la vida y de la lucha por la vida.
José Carlos Mariátegui quien amaba profundamente a su esposa, mujer
activamente solidaria, le escribe un poema donde le dice:
“Por ti, mi ensangrentado camino tiene tres auroras. Y ahora que estás
un poco marchita, un poco pálida, sin tus antiguos colores de Madonna
toscana, siento que la vida que te falta es la vida que me diste”.

Es un amor de mutua ayuda. Es la clase de amor a que se refiere


Mario Benedetti cuando en el poema “Te quiero”, escribe:

336 Véase en: Las más hermosas cartas de amor entre Manuela y Simón.
534
La utopía posible
“Tus manos son mi caricia,
mis acordes cotidianos;
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia”.

Igualmente, la amistad es un sentimiento de amor. Es un puente con


alas que conduce a una playa de olas siempre renovadas. No necesita
más que el recuerdo del encuentro o la promesa de encontrarnos para
estar allí. Por eso nunca sabremos realmente por qué nos hacemos
amigos de alguien; ni qué hilos invisibles nos unen pase lo que pase;
ni de qué naturaleza es la energía que nos atrae hacia el otro como un
torrente centrífugo sin importar donde nos encontremos. No sabemos
si son las circunstancias las que nos acercan o si creamos circunstancias
para estar juntos. No es suficiente entender las afinidades. Ellas van por
la superficie; pero la amistad es una emoción más subterránea y, sin
embargo, está llena de luz que se expande.
Decía el Libertador:
“…la amistad tiene en mi corazón un templo y un tribunal, a los cuales
consagro mis deberes, mis sentimientos y mis afectos (…) la amistad
es mi pasión”.337

En comunicación dirigida a José Rafael Arboleda (1º de junio de


1828) le expresa: “El título de amigo solo vale por un himno y por
todos los dictados que pueda dar la tierra”.
Verdadera amistad, en los buenos y en los malos momentos, fue la
que hubo entre el Libertador y el Gran Mariscal. Sucre, en su última
carta a Simón Bolívar, escrita en Bogotá el 8 de mayo de 1830, le dice:
“No son palabras las que pueden fácilmente explicar los sentimientos
de mi alma respecto a Ud.: Ud. los conoce, pues me conoce mucho
tiempo y sabe que no es su poder, sino su amistad la que me ha inspirado
el más tierno afecto a su persona. Lo conservaré, cualquiera que sea la
suerte que nos quepa, y me lisonjeo que Ud. me conservará siempre el
aprecio que me ha dispensado. Sabré en todas circunstancias merecerlo.
337 En carta a Leandro Palacios, 16 de mayo de 1817. Simón Bolívar: Obras completas,
Vicente Lecuna (Comp.), Tomo I, p. 230.
535
José Gregorio Linares

Adiós, mi general, reciba Ud. por gaje de mi amistad las lágrimas que
en este momento me hace verter la ausencia de Ud. Sea Ud. feliz en
todas partes y en todas partes cuente con los servicios y con la gratitud
de su más fiel y apasionado amigo”.

Y Bolívar le responde el 26 de mayo de 1830:


“Yo me olvidaré de usted cuando los amantes de la gloria se olviden de
Pichincha y de Ayacucho (…). Nada es más sincero que el afecto con
que me repito de usted mi querido amigo”.

Definitivamente, el cielo son nuestros amigos. Cuando los


encontramos hablamos sin parar, para darle forma a esa energía que de
no ser así se convertiría en caricia cósmica, en alboroto de las fábulas,
en remolino de alegría. Los amigos nunca están demasiado lejos. El
amor nos mantiene, a lo sumo, a un latido de distancia. Juro por Dios
que ninguno de mis amigos se ha ido. Si no ven algunos es porque
andan por allí convertidos en mazorcas, en pañuelos de bienvenida, en
arrayanes, en nuevos algoritmos, en caminos, en señal de que vale la
pena vivir y crear vida a nuestro paso. Así lo expresa Alberto Cortez en
la canción “A mis amigos”.
“Un barco frágil de papel
parece a veces la amistad
pero jamás puede con él
la más violenta tempestad
porque ese barco de papel
tiene aferrado a su timón
por capitán y timonel
un corazón”.

El opuesto del amor es el odio, baja emoción que impulsa la


injusticia, la violencia y el exterminio. Y este odio es inspirado por el
miedo a la gente del pueblo y al futuro, de que se hacen eco oligarcas y
cipayos. Al pueblo, por cuanto temen que les arrebaten su propiedad y
sus balcones. Al futuro, porque desde allí serán revelados sus verdaderos
rostros y recibirán la condena de la historia. En las sociedades de clase
se practica el odio. A la tierra, a la familia, a la comunidad, al país, a
Latinoamérica, al gentilicio, a los ideales, a los animales, a la flora, a los
536
La utopía posible
principios, a nuestros antecesores, a nuestros descendientes, a los negros,
a los indios, a los mestizos, a los espalda mojada, a los discapacitados, a
los obreros, a los estudiantes, a los sin tierra, a los que son distintos, a
los que no piensan como ellos, a los niños, a los viejos, a las mujeres, a
los de abajo, a los del sur.
Al capitalismo sólo le interesa la máxima ganancia. El amor no entra
en las variables a tomar en cuenta: no genera dividendos. Dicho en las
categóricas palabras del venezolano Salom Mesa Espinoza:
Para preservar la especie humana y embellecer su existencia, el amor y la
fraternidad deben normar su conducta. Pero éstos no pueden germinar
en el capitalismo. Para que haya amor tiene que morir el presente orden
social.338

23.2. Luis Mariano Rivera: “Sin amor no hay vida”


Pero enfrentados al capitalismo y a las emociones destructivas que
promueve, se encuentran las mujeres y hombres de gran pureza que
le cantan a la vida, al amor y a las cosas más sencillas. Un ejemplo de
ello ha sido Luis Mariano Rivera (1906-2002), “Embajador del amor”
como lo llamara el “tricolor de Venezuela”, Víctor Morillo. Y es que en
Luis Mariano se compendia el amor en todas sus formas. En Alma que
llora dice:
“Sin amor no hay vida
ni luz , ni esperanza
ni fe, ni confianza,
el alma es perdida”.

Le cantó al maíz, a la cerecita, la guácara, al mango, al sancocho,


al tucusito, al pilón, la taparita, al cundeamor, al piapoco, a las cosas
nuestras; especialmente a los pueblos del oriente del país y a su
Canchunchú Florido, porque “No será posible el compromiso con
Venezuela, si desde la infancia no se cultiva el amor por su terruño”. En
Así es mi Cantar dice:

338 Salom Mesa, Elogio de la Anarquía, p. 73


537
José Gregorio Linares

Luis Mariano Rivera


538
La utopía posible
“En mi cantar sólo busco
En mi cantar sólo quiero
Cantar las cosas sencillas
Que tengan sabor eterno”.

De su mapire salen versos y canciones:


“Me guía la solidaridad porque escribir es como afinar el instrumento;
tener las cuerdas del sentimiento afinadas para saborear la armonía. En
ese momento el amor fluye y contagia su aroma”.

En una metáfora que reivindica a la gente humilde manifiesta:


“Allá en nuestro campo
hay humildes flores
que no tienen nombres
pero dan olores
flores que no entran al regio salón
pero son felices de su condición”.

Le cantó a su compañera de vida, “la negra” Marsella, a quien


conocimos cuando bautizamos uno de los más tiernos libros escritos
sobre Luis Mariano, el texto de Freddy Best titulado Cachunchú Florido.
Ella es una india menuda como un retoño. Siente por Luis Mariano la
misma devoción que el perfume por la flor. De ella había dicho nuestro
cantor:
“A ti mi negra que con amor me has dado
todo el caudal que tu querer encierra,
alegría cuando tristeza me acongoja
sutil caricia cuando el dolor me aqueja.
Todo en ti conmigo se confunde,
Amas las mismas cosas que yo amo.
La tierna melodía te emociona
¡es que sientes como yo lo puro y sano!

También cantó a Bolívar. No al héroe del pedestal y de la estatua.


Ni al semidiós del Chimborazo. Ni al que entra triunfante en los
poblados y vieron desde lejos los aldeanos. Ni al que fue condecorado
tantas veces. Ni al que le rindieron honores y después traicionaron.
539
José Gregorio Linares

Ni al de las leyendas donde lo sacralizan. Ni al que está preso en los


tomos de las academias. Ni al de las hagiografías donde lo presentan
como un superhombre, que de puro grande nos hace sentir pequeños y
humillados. Ni al que sirve para que se compongan heroicos discursos.
Al que no se ha bajado del caballo.
“Canto a Bolívar
Pero no al Bolívar de la espada
Canto a Simón
el del ejemplo y la palabra.
Canto a Bolívar
que en la adversidad se engrandecía
y en el amor
con pasión se sublimaba”.
En la canción “Amor, dolor y esperanza”, en una suerte de manifiesto
de toda su obra, expresa los sentimientos que experimenta por lo
pequeño, lo débil, lo noble:
“Esta canción es sencilla
dentro contiene amor,
también contiene esperanza
también contiene dolor.

Amor por lo tierno y puro


que conmueve el corazón,
por la sonrisa del niño
por el retoño y la flor,
por la inocencia del nido
que es de ternura y canción.
Y por todo lo sencillo
que dentro contenga amor.
[…]
Esperanza en que algún día
la vida será mejor,
cuando el bien sea para todos
sin ninguna distinción,
cuando el odio ceda el paso
a la paz y el amor
cuando lo tuyo y lo mío dejen de ser condición”.
540
La utopía posible
El amor lo llevó Luis Mariano hasta las últimas consecuencias de sus
actos. Él fue pobre, pero su padre, Don Antonio Font, era un hacendado
rico de las familias de abolengo de la región. Nunca se había ocupado
del hijo, pero en su hora postrera se arrepiente, decide compensar la
falta y legarle parte de sus bienes. Una vez muerto el padre, la familia
le encomienda a Luis Mariano la misión de desalojar a los campesinos,
sus vecinos de toda la vida, de esas tierras; para luego venderlas y
distribuir la herencia. Luis Mariano convoca a una reunión con todos
los lugareños. Había decidido regalarles las tierras porque consideraba
que éstas debían ser de quienes las venían trabajando. Dijo: “No vengo
a dar muerte. Vengo a dar a la vida, vida”.
Así era Luis Mariano, hombre íntegro, quien en el crepúsculo de su
existencia dijo:
“La riqueza más grande para llegar a ser humano es lograr ser querido
por el pueblo (…). Así, cargado de amor, emprenderé viaje, llevándome
en el alma una sonrisa”.

Como lo dijera Freddy Best en el bautizo de su libro sobre Luis


Mariano, al cual hemos hecho alusión:
“Queremos ser socialistas. ¡Seamos un poco como Luis Mariano!
Queremos ser socialistas, aprendamos de Luis Mariano Rivera!”

En fin, el socialismo es una tierra fértil para el amor. Para que


fructifique, los socialistas hemos de plantar su semilla, cuidar sus retoños.
Ya lo decía José Martí: “Todos los árboles de la tierra se concentrarán al
cabo en uno, que dará en lo eterno suavísimo aroma: el árbol del amor”.

541
La utopía posible

CONCLUSIONES:
EL NUEVO SOCIALISMO, OBRA DE TODOS

“Mi oficio, es cantar todo lo bello, encender el entusiasmo


por todo lo noble, admirar y hacer
admirar todo lo grande”.
José Martí

“Definiendo ya las cosas, soy un hombre que ha metido


toda la sangre a sus ideas y en mis banderas solo escribo
una enorme, sola y gran palabra: SOCIALISMO”.
José Carlos Mariátegui

“Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo,


contra toda evidencia, que la condición humana vale la
pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos
terminados. Ojalá podamos ser capaces de seguir
caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y
las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa,
más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está
diciendo: hasta luego”.
Eduardo Galeano

543
José Gregorio Linares

El socialismo de nuestra América ha de ser una original obra con el


pueblo como protagonista. En la alborada de este siglo renacen las
esperanzas de que este pueblo construya una sociedad justa y próspera,
y convierta los más hermosos sueños en una realidad que podamos
disfrutar. Se cumplirá la premonición de Cecilio Acosta:
“El pueblo triunfa, el pueblo debe triunfar: pongo para ello de testigo,
a la civilización, que le ha refrendado sus títulos, y a Dios que se lo
dio”. 339

Este libro no pretende otra cosa que fortalecer la conciencia y


desarrollar la sensibilidad entre la gente de este pueblo, el cual desea
construir un mundo mejor y cree que para ello es necesario enarbolar
los principios que defienden la vida, contra los antivalores que causan
la muerte.
Me imagino esta obra como una especie de anti-manual para incitar
a la reflexión y a la crítica. Un cuaderno de trabajo en permanente
proceso de construcción por parte de la gente. Un texto donde faltan las
páginas que alguien más se animará a escribir; los capítulos que olvidé;
los temas que no abordé. Un primer borrador. Una contribución, entre
muchas, para inventar, ensayar, errar, y atreverse a intentarlo otra vez.
Una herramienta para ir elaborando colectivamente, a partir de la
sistematización de las experiencias específicas de hombres y mujeres que
creen que un mundo mejor es posible, los fundamentos de una nueva
utopía.
Sobre todo porque el tema del socialismo no es de índole
meramente teórica. A pesar de que para los socialistas la teoría ocupa
un rol importante, sus postulados se dirigen a la práctica. No se quedan
flotando en el aire. Son instrumentos para la acción. Conducen,
en primer lugar, a cimentar una sensibilidad y una conciencia
latinoamericanas donde se revaloriza el ser humano, la diversidad
cultural y el ecosistema. Constituyen una alternativa frente al modelo
capitalista de deshumanización e intolerancia.

339 Cecilio Acosta: Cosas sabidas y cosas por saberse.


544
La utopía posible
En segundo lugar, como doctrina política, el socialismo se
plantea, inexorablemente, el ejercicio del Poder Popular y la radical
transformación de las estructuras de la sociedad. Ello implica afectar
intereses y suprimir privilegios. Estremecer el mundo para que lo
podrido caiga a tierra. Dinamizar un proyecto social transformador: la
utopía revolucionaria.
Y hoy más que nunca debemos aventurarnos a proponer los
principios generales de esta sociedad que soñamos. Imaginar el mapa del
territorio que deseamos habitar. Proyectar el mundo donde ansiamos
vivir. Bosquejar los caminos por donde habremos de andar. Vislumbrar
el entusiasmo de nuestros descendientes, quienes recogerán los frutos
de las semillas que ahora sembramos. Formular, en fin, nuestras propias
ideas sobre el socialismo, aun a riesgo de que falten aspectos por
investigar, bibliografía por consultar, temas por trabajar o experiencias
por conocer.
Hay que atreverse a inventar. Lo que está en juego es la vida, no sólo
de los más pobres sino de la humanidad en su conjunto. No sólo de
algunas especies sino del planeta entero. No se trata, simplemente, de
defender unas ideas abstractas sobre la revolución, sino de garantizar la
sobrevivencia y el bienestar de todos, el vivir bien.
Insisto, los principios no son simples enunciados, ni adornos para
vernos mejor. Son la prefiguración de una praxis. La brújula de una
existencia. El aliento de una acción. Que no ocurra la paradoja que
observara Alejandro de Humboldt en su viaje a América Equinoccial:
hombres hablando de libertad y sometiendo a otros a la esclavitud.
Al escribir, me he dejado llevar por los consejos del tecnólogo popular
venezolano Luis Zambrano (1901-1990), cuando proponía: “No espere
que se le haga la noche a mediodía. No espere saber pa´ ponerse a hacer,
póngase a hacer pa´ poder saber”.
No he querido escribir un libro objetivo e imparcial. Mucho menos
eso que llaman un paper académico, “esa escritura desabrida, inodora e
incolora destinada a engordar los currícula”. Nada de eso. Me planteé
545
José Gregorio Linares

escribir un texto comprometido y comprometedor. Al respecto, suscribo


las palabras de Luis Antonio Bigott quien dice:
“Estoy convencido de que no investigamos ni escribimos para
las élites ni para los académicos. Investigamos y escribimos para
suministrar información y aproximaciones para los excluidos, para
las clases subordinadas de la sociedad; estamos obligados a producir
elementos para la lucha ideológica, para la batalla de las ideas y aún más
importante acompañar, participar en las luchas de los excluidos para
lograr la concreción de las utopías libertarias”.340

Me atrevería a repetir las palabras que encabezan el primer libro


escrito por José Carlos Mariátegui, La Escena Contemporánea. Allí
afirmaba:
“No soy un espectador indiferente del drama humano. Soy, por el
contrario, un hombre con una filiación y una fe. Este libro no tiene
más valor que el de ser un documento leal del espíritu y la sensibilidad
de mi generación. Lo dedico, por esto, a los hombres nuevos, a los
hombres jóvenes de la América indo-íbera”.341

Además, no he querido escribir un libro que sólo contenga ideas


y razones. Deseo enaltecer el sentimiento y la emoción, “meter toda
mi sangre en mis ideas”, como decía Mariátegui. Los principios son
el alma de una pulsión de vida irrigada desde el torrente de nuestros
afectos. Están hechos con las fibras de nuestros abrazos, con la energía
de nuestra pasión, con la fe que ponemos en cada lucha, con la rabia que
experimentamos ante cada injusticia. Dicho en las hermosas palabras de
Atahualpa Yupanqui:
“Lo que dentra a la cabeza
de la cabeza se va.
Lo que dentra al corazón
se queda y no se va más...
que al corazón sólo dentra, la pura verdad”.

340 Luis Bigott: Otra vez y ahora sí Bolívar contra Monroe, Editorial Trinchera, Caracas,
2011, p.12.
341 José Carlos Mariátegui: La Escena Contemporánea y otros escritos, Editorial El perro y la
rana, Caracas, 2011, p. 84.
546
La utopía posible
El Che, en carta a su madre le decía: “Para toda obra grande se necesita
pasión y para la revolución se necesita pasión y audacia en grandes
dosis”. Si este libro contribuye a acrecentar la pasión por Latinoamérica
y a imprimirle audacia a nuestros proyectos de liberación, entonces nos
sentiremos satisfechos. Esta gran humanidad ha dicho ¡Basta! y ha echado
a andar, y su marcha de gigantes ya no se detendrá.

Marzo del 2011

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modo-de-estudiar-la-historia
Este libro se terminó
de imprimir en febrero de 2013
La Paz - Bolivia

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