Este territorio tiene un compromiso con el castigo. Son
recurrentes las llamadas al orden, ya sea en la forma de promulgaciones de leyes dirigidas a criminalizar la protesta/pobreza, en los ruidos de sables, las cartas de Portales o en el bombardeo de aviones del ejercito en contra de La Moneda hasta las modernas detenciones ciudadanas que terminan en palizas en la vía publica o con adolescentes alusados a un poste en las calles del centro de Santiago.
Quizás aquel compromiso con los gobiernos de color
militar y con las políticas dirigidas al control social, se encuentran en tiempos mucho más antiguos de que la demarcación territorial que hoy da forma al Estado de Chile. La “Instrucción a los virreyes del Perú” enviada por el rey Felipe II en julio de 1595, ya dibujaba el trágico recorrido de los cuerpos que no se doblan frente a la voz de la autoridad. En aquella misiva se comunicaba que a los “incorregibles, inobedientes y perjudiciales, o lo echareis de la tierra , o si os parece los enviareís a Chile”. Pareciera que desde sus inicios se habituó este territorio para diciplinar y castigar ¿Que tal si siempre esta angosta y larga franja de tierra, haya sido pensada como una enorme cárcel a cielo abierto? La administración de la justicia en el periodo de imposición de una hegemonía occidental sobre la población indígena y durante la colonia se dirigió en dos direcciones: el castigo publico y la conformación de recintos penitenciarios cuya gestión se encontraba aislada unos de otros. Los castigos públicos fueron claramente una importación de la herencia europea sobre las comunidades que se instalaban en América. Se buscaba instalar el teatro del horror en este territorio. Una pedagogía de la crueldad que se desplegaba sobre un cuerpo refractario en el espacio publico para aleccionar al resto de la población y frenar la aparición de futuras expresiones de delincuencia. El uso de vestimetas humillantes, el encadenamiento, el rapado de cabelleras, los tormentos, las humillaciones que encontraban su punto culmine en los desmembramientos y ejecuciones publicas.
Las primeras edificaciones que pueden tener a un símil
a las cárceles tenían como cometido aislar y prevenir el quebrantamiento de ley, no castigar de forma permanente a los delincuentes. No fueron de forma alguno un sistema penitenciario como tal, sino que cada uno de estos recintos carcelarios eran autónomos unos de otros, formando un panorama descentralizado. Cada casa de detención era responsabilidad de cada gobierno local, el cual debía regir sobre su funcionamiento y manutención.
Estas formas de castigo estaban dirigidas a una amplia
gama de delitos, algunos propios de las relaciones territoriales de la época tales como la insolencias hacia los patrones, el robo, el abigeato reiterado, el el salteo de caminos hasta el asesinato. Todas estas expresiones de delincuencia habitaban el mismo espacio, no segregaba los presos por delitos.
Tras la instalación de la republica de chile y la élite
ecónomica criolla capturo en su favor el poder político y ecónomico, en desmedro de las clases populares que se encontran sometidas a degradantes y exhautivas jornadas de explotación en los campos, las minas y las nacientes y caoticas ciudades.
El control de la delincuencia en la naciente república
de Chile, se transformó en un problema. Por ello “el ministro Diego Portales ideó en el año 1836 un nuevo sistema de castigo, consistente en carros de metal que trasladaban a los presidiarios a trabajar en obras públicas. El presidio ambulante, como se le conoció en la poca, tenía como elemento central la humillación de los presos, con la finalidad de amedrentar a futuros delincuentes y hacer presente el poder del Estado ante los ciudadano” (Gendarmería de Chile, 2016) Pero este sistema de castigo no obtuvo los resultados esperados, los presos se encontraban en condiciones miserables y cansados de su humillación pública y malos tratos, se rebelaron, así “en 1838 un grupo de prisioneros en Valparaíso, cansados de los abusos, atacó a pedradas a sus custodios, quienes reaccionaron violentamente: mataron a 27 rebeldes e hirieron a ocho” (Gonzales D. , 2016) Este hecho obligó al Estado chileno a replantearse su sistema de castigos, lo cual devino en la construcción de la penitenciaria de Santiago en 1847 (Gendarmería de Chile, 2016) Plano de la Penitencia de Santiago, extraído de La Penitenciaria de Santiago, lo que ha sido, lo que es I lo que debería ser por F. Ulloa.1
Finalmente, “el 30 de marzo del año 1889, teniendo
presente que no se ha dictado ley alguna que reglamente el servicio, mediante decreto del Presidente José Manuel Balmaceda, se crea la “Dirección General” y un “Consejo Superior de Prisiones”, y en los demás departamentos de la República una “Junta de Vigilancia”, nombrándose días más tarde, mediante Decreto N° 957 de fecha 3 de abril, al primer Director General de Prisiones, don Nicolás Montt Herrera” (Gendarmería de Chile, 2016). Es en este momento en donde el problema de las cárceles y los castigos comienzan a ser regulados por medio de un sistema penitenciario centralizado a cargo del Estado chileno (Fernández M. , 2004). 1Extraído de: http://www.memoriachilena.cl/602/w3- article-628.html Durante el siglo XX la infraestructura carcelaria se expandió por el territorio en el cual el Estado de Chile demandaba jurisprudencia. Tras la inauguración de la Penitenciaria de Santiago, la siguió la penitenciaria de Talca que abriría el paso a la construcción de otras edificaciones para corregir a punta del acero.
Peor aún podemos tener la certeza de que aquella
garantía, que nos brinda la existencia la cárcel, es una mentira. Podemos estar conscientes de que las prisiones nunca cumplirán con los estándar mínimos de respeto hacía la integridad de las personas, y no tener problemas con ello. Porque en nuestros imaginarios los criminales deben ser tratados con la dureza del acero. La de los barrotes. Mantenemos su funcionamiento por el terror que nos infringen la idea de los criminales. Por la idea de estar en su camino Pensamos que cosechan lo que siembran. Que merecen ser parte de aquellas paredes donde la norma es el canibalismo social.