Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Ordenación y Clasificación
O -Conocer y aplicar correctamente la terminología archivística.
Etienne Taillemite
Una de las tareas fundamentales de los archivistas es, sin duda alguna, la
relación de instrumentos de investigación* aptos para lograr que los fondos que
conservan serán cómodamente accesibles a todas las categorías de estudiosos del tema
que puedan ser llamados a utilizarlos (1). Sin inventarios y sin inventarios públicos,
insisto en este punto, un archivo por más perfectamente clasificado que esté sigue
siendo muy poco conocido, por no decirlo, en absoluto, y en consecuencia, sin mayor
utilidad. Nuestro papel no es el de mantener la luz bajo el celemín. Como existen
diferentes tipos de instrumentos de pesquisa, más o menos exhaustivos, el primer punto
por resolver es la selección del modelo de inventario que conviene al fondo o la serie en
proceso de estudio. Esta selección debe efectuarse en función de varios criterios: el
acervo de documentos por tratar, el interés histórico que ofrecen, la naturaleza exacta de
tales expedientes, tratase de una verdadera serie en el sentido archivístico del término,
es decir de papeles homogéneos generados por la actividad de una oficina o de una
entidad(ejemplo, la intendencia de Canadá), o por el contrario, de una especie de
colección de fragmentos de diversas procedencias reunidos arbitrariamente o por obra
de la casualidad.
El volumen de las piezas que hay que inventariar pesará sobre la elección del
archivista que no puede empeñarse en tratar de la misma manera una pequeña serie de
una cuantas decenas de artículos (cajas, documentos o legajos) y un enorme complejo
de unidades.
l. Las Guías.
Hay varias maneras de concebir una guía. Puede ser geográfica y cubrir toda una
región, como por ejemplo Guide des Sources de l'Historire de l'Afrique au Sud du
Sahara, publicada en 1972 con los auspicios del Consejo Internacional de Archivos, o
también Guide des Sources de l'Histoire du Canada Francais que están preparando en
asocio archivistas canadienses y franceses.
Podemos citar dos ejemplos altamente positivos: Fonds du Conseil d' Etat du
Roi aux Archies Nationales, publicado en 1955 por Michel Antoine, y Guide des
recherches dans les fonds judiaciaires de l'Ancien Régime, de varios autores, editada en
1958, en el cuál se estudian los grandes volúmenes de documentos judiciales que han
llegado hasta nosotros: Parlamento de París, Châtelet, Almirantazgo de Francia, etc.
Cuando hay que vérselas con una serie para la cual no existe instrumento de
investigación, el repertorio numérico sencillo permite ver por donde se debe comenzar,
Constituye un primer desmonte que permite conocer, al menos sumariamente, el
contenido de los documentos, el periodo cronológico concertado, y en forma eventual,
las lagunas que tiene el fondo.
No hay que ocultar, sin embargo, que este género de repertorio ofrece el
inconveniente desierta subjetividad. Toda selección implica algo de arbitrario de parte
del archivista y le costará algún sacrificio no preferir aquellos documentos que le
interesan personalmente o los que correspondan a los tipos de investigaciones de moda
en el momento de la elaboración del repertorio.
Precisamente por estas razones hubo que renunciar al inventario somero por
muestreo, adoptado a mediados del siglo XlX y que fue obligatorio hasta 1909. Este
sistema, que consistía, como su nombre lo indica, en no analizar sino los documentos
considerados como los más "interesantes", demostró peligroso en el uso, pues llevaba
con frecuencia al investigador a caer en errores y le hacía creer en la inexistencia de un
documento con el pretexto de que no figuraba en el inventario. Tal es el caso del
inventario en 8 volúmenes de las subseries B1, B2 y B3 del fonde Marine, depositado
en el Archivo Nacional que, en razón de su carácter selectivo, informa muy mal sobre la
extrema riqueza de esas subseries y no debe consultarse sino con preocupación. A pesar
de sus inconvenientes se podrá mantener en vigor esta fórmula para los grandes fondos
que, tal vez por su contenido demasiado débil en elementos de interés histórico, no
deben ser objeto de un inventario analítico.
Para los navíos, hacer clara distinción entre los de guerra y los mercantes. En lo
tocante a las materias, la cuestión es siempre bastante delicada, ya que implica selección
indispensablemente. Cuanto parezca presentar un interés real será consignado en
cuadros metódicos, muy útiles cuando sean del caso. (5)
El problema de los índices nos da la ocasión para decir una palabra acerca de un
inventario particular que conviene traer a cuento por haber sido experimentado años
atrás en algunos departamentos y es objeto, ahora mismo, de nuevos ensayos en series
determinadas de los Archivos Nacionales. Este método consiste en presentar todo el
inventario en forma de índice: los análisis, por lo general, compendiados, se adosan a
los nombres de las personas y ya no siguiendo el orden de los documentos que contiene
cada artículo.
Por
Frank. B. Evans
UN MARCO DE REFERENCIA
Para resumir, solo se puede intentar entender cualquier caso sobre archivos en
los Estados Unidos, si se hace dentro del contexto de la falta de una fuerte tradición de
la conservación metódica de archivos, la ausencia de un sistema de registro o
debidamente desarrollado, la fluidez de una organización administrativa, la relativa
demora en la creación de una oficina estatal de archivos, la autonomía institucional y la
diversidad de procedimientos fomentados por el sistema Federal del gobierno, o las
fuertes influencias ejercidas por profesiones aislada como lo son las del bibliotecario y
el curador de manuscritos, y la falta de una terminología estable. Pero a pesar de los
términos particulares usados, compartimos con todos los archivistas el o problema
básico de un control sobre el material bajo nuestra custodia. Si hay mucho que parece
nuevo es nuestro acercamiento al problema, Hay también mucho que es tradicional y
que puede considerarse como adaptaciones de los principios y las prácticas o Europeas.
Este plan fue adoptado como base para la clasificación del archivo público del
Estado donde se originaron, pero no tuvo el respaldo de la comisión. Como se publicó
años más tarde, y tuvo muy poca influencia en las prácticas de otros Estados. En los o
estados Unidos fueron de gran significado potencial en el desarrollo de la
administración de archivos, las actividades contemporáneas de otro grupo de
historiadores profesionales asociados con la nueva Institución Cargenie de Washington.
Más tarde también aconsejó que si el volumen del material no era demasiado
grande "solo una centena de manuscritos...que representan al menos algunas
subdivisiones y oficinas", el archivista debe "ignorar una clasificación más compleja
que él o material mismo y ordenar los documentos cronológicamente, resultando la
clasificación gubernamental, si se necesita, en las tarjetas del catálogo (15).
Insistió que este objeto podía lograse por medio de un método cronológico de
clasificación (16). Y en el estado donde se adoptó el plan de clasificación de 1906, ese
plan transformado por el de 1928 a " combinación de los sistemas cronológico y de o
temas, además con un ordenamiento alfabético (17).
Sin embargo, la división continua encargada del ideal de tener un esquema único
de clasificación para el Archivo Nacional, que "tenga una organización lógica de los
documentos depositados allí", muestre su interrelaciones y el desarrollo funcional o de
las oficinas gubernamentales que los produjeron".(22)
En vista de estos desarrollos, el Archivo Nacional decidió que por muchos años
sería posible una "catalogación detallada" de sus "colecciones". Simplemente la
organización del Gobierno había sido muy fluida y compleja; el volumen de
documentos o que debían analizarse en término de relaciones organizacionales fue muy
grande; había muchos archivos descentralizados que contenían una gran variedad de
sistemas de archivo y claificación;oy los materiales que se habían transferido aula
custodia del o Archivo Nacional frecuentemente estaban desorganizados, Mientras tanto
su División de Catalogación simplemente catalogada a medida que se iba recibiendo.
(23)
(2) Un número que identificaba la división básica de la oficina, si era necesario, una
letra que indicaba la sección o subsección; y
(3) Una combinación de una letra y un número donde la primera indicaba el grupo de
documentos o la subdivisión de la oficina, y el último indicaba la serie de documentos
dentro de ese grupo.(24)
DE LA CLASIFICACION AL ORDENAMIENTO
El nuevo programa alcanzó ser lanzado por el Archivo Nacional antes que los
Estados Unidos entraran en la Segunda Guerra Mundial. Las demandas de la guerra
influyeron bastante sobre los o funcionarios y los programas, y los años siguientes a la
posguerra tuvieron que dedicarse especialmente a los problemas creados por la
acumulación de documentos generados durante el conflicto mundial y sus
consecuencias. De esta experiencia nación se expandió el Servicio Nacional de Archivo
y Documentación del Gobierno, bajo la Administración de Servicios Generales, y no
fue sino hasta 1950 cuando se pudo reanudar la tarea de implementar completamente el
programa de ordenamiento y descripción.
Solamente cuando terminan estas etapas, concluye el Dr. Holmes decirse que los
fondos de archivo de un depósito están bajo control. "Este control nunca puede
establecerse en forma completa (algunas veces el ordenamiento a nivel de unidad de
archivo o de documento puede que nunca se realice completamente), pero debe hacerse
a un grado aceptable de descripción antes de que sea necesario elaborar auxiliares de
búsqueda para referirse a unidades especiales en un ordenamiento establecido".
UNA EXPLICACION
Título: Palabra, frase, carácter o grupo de caracteres que dan nombre de una
unidad de descripción.
Título atribuido: Título dado por el archivero a una unidad de descripción que
no dispone de título formal.