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PRINCIPIOS GENERALES:
SUCESION CONCEPTO:
SUCESORIOS <GENERO
Para Vélez la sucesión tenía como fundamentación la presunción que les herederos
continuaban la persona del causante igualmente incorporado en la persona.
En el Libro Quinto del Código Civil y Comercial (CC yC) se regula la transmisión de los
derechos por causa de muerte. La ubicación sistemática —casi al final del Código— devela
la complejidad de las relaciones jurídicas que se transmiten por causa de muerte; en ellas
están involucrados todos los principios y las normas del derecho patrimonial.
La regulación en materia sucesoria abarca en total 254 artículos divididos en once títulos.
Se mantiene, con algunas innovaciones, la estructura general del Libro IV, Sección 1ª del
Código Civil.
El derecho derogado
El Código Civil, que seguía la tradición romanística, concebía una sucesión universal y
predominantemente en la persona. Desde su sanción, en materia sucesoria, se ha seguido el
diagrama diseñado por Vélez Sarsfield. En 1968, las reformas de la ley 17.711 continuaron
regidas por los principios que caracterizan el sistema de la sucesión en la persona, con la
morigeración derivada de la presunción de aceptación de la herencia con beneficio de
inventario como regla, que importaba, en materia de responsabilidad de los herederos, la
limitación de su respuesta por las deudas del causante y las cargas, con los bienes recibidos
de la herencia, salvo la pérdida de tal beneficio.
El efecto sucesorio de la ley 23.264 de 1985 se centró en la nueva configuración de los
órdenes hereditarios —en lo interno de cada orden, en la nueva alineación—, resultado de
la igualdad de los hijos matrimoniales y extramatrimoniales que impuso la mencionada ley
(art. 3545 CC).
La ley 23.515 de 1987 reformó el Título I, Del matrimonio, del Libro I, Sección 2ª CC, que
introdujo el divorcio vincular. A la par modificó, en el área del derecho de sucesiones,
principalmente los arts. 3574, 3575, 3576 bis CC.
El Libro Quinto está coloreado con algunas modificaciones y principios importantes que
deben complementarse con los principios generales enunciados en el Libro Primero.
Es la materia que menos modificaciones ostenta. Sigue —en general— el Proyecto de
1998.
La transmisión de los derechos y obligaciones, desencadenada por la muerte del titular del
patrimonio por disposición de la ley, se produce de pleno derecho, en el mismo instante de
su muerte; desde ese momento el heredero adquiere la propiedad de la herencia, aun cuando
fuese incapaz o ignorase que la sucesión se le ha deferido (arts. 2280 y 2337 CC yC). Ello
implica que los derechos y los bienes del causante no quedan ni un solo momento sin
titular; el difunto es reemplazado por los sucesores universales en el mismo momento en
que se produce su deceso, es decir, entre la muerte del causante, la apertura de la sucesión y
la transmisión de la herencia, no transcurre el menor intervalo de tiempo, aunque en nuestro
sistema sucesorio esta adquisición automática de la herencia ministerio legis es provisoria y
queda subordinada a la aceptación.
Este principio sucesorio tiene importancia en todo el derecho hereditario, entre otros, por
los siguientes motivos:
a) Individualización de herederos y la capacidad sucesoria. En el momento de la muerte
debe verificarse el requisito de la existencia del sucesor (art. 2424 CCyC) y determinarse
su habilidad para suceder al causante (art. 2279 CCyC). La indignidad para suceder se
entiende referida al momento del fallecimiento (art. 2281 CCyC).
b) En ese instante los sucesores, a título universal, adquieren la propiedad de los bienes
hereditarios (art. 2280 CCyC), los herederos forzosos quedan investidos de la calidad de
herederos (art. 2337 CCyC), nace la indivisión postcomunitaria (art. 2323 CCyC y ss.) y se
comienza a contar el plazo para la indivisión hereditaria de 10 años (art. 2330 CCyC y
ss.).
c) Comienza a correr el plazo para aceptar o repudiar la herencia (arts. 2288 y 2289
CCyC). Asimismo, los efectos de la aceptación o de la repudiación de la herencia se
retrotraen a la fecha del deceso del causante.
d) La ley que rige la sucesión es la vigente al tiempo del fallecimiento del causante,
correspondiente a su último domicilio (art. 2336 CCyC), y rige el contenido del
testamento(art. 2466 CCyC).
e) Nace la indivisión hereditaria entre los coherederos. Es a ese instante al que se
retrotrae el efecto declarativo de la partición (art. 2323 CCyC y ss.).
f) Comienza a correr el curso de prescripción de las acciones sucesorias (art. 2560 CCyC
y conc.).
g) Nace la garantía de evicción entre los herederos (art. 2404 CCyC y conc.).
Contenido de la herencia:
Derechos y obligaciones transmisibles
La norma menciona y define las formas de ser llamado a la sucesión. Se distingue entre
heredero
—heredero y heredero de cuota— y legatario en relación al contenido de la transmisión.
2. Interpretación
2.1. Las formas del llamamiento
Teniendo en cuenta el origen del llamamiento, el heredero puede ser legítimo o
testamentario.
Por las formas de ser llamado puede ser heredero o legatario.
El legislador define al heredero y al legatario, teniendo en cuenta si el contenido del
llamamiento abarca una universalidad o una parte indivisa de la herencia, o si está llamado
a recibir un bien particular o un conjunto de bienes.
Se centra así sobre el contenido de la transmisión. Todos los derechos son transmisibles —
art. 398 CC yC— teniendo en cuenta que nadie puede transmitir a otro un derecho mejor o
más extenso del que tiene, sin perjuicio de las excepciones legalmente dispuestas
(art. 399 CC yC).
Se denomina sucesor universal el que recibe todo o una parte indivisa del patrimonio de
otro; y sucesor singular el que recibe un derecho en particular (art. 400 CC yC).
El modo o forma en que se llama a la sucesión —heredero o legatario— determina la
calidad de sucesor universal o particular y su posición ante el proceso sucesorio.
Heredero
LEGATARIO
Las personas jurídicas existentes al tiempo de su muerte y las fundaciones creadas por su
testamento Pueden heredar las personas jurídicas, o sea los entes a los cuales el
ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones
para el cumplimiento de su objeto y los fines de su creación (ver comentarios al Libro Libro
Desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los derechos y acciones de aquél
de manera indivisa, con excepción de los que no son transmisibles por sucesión
, continúan en la posesión de lo que el causante era poseedor. Si están instituidos bajo
condición suspensiva, están en esa situación a partir del cumplimiento de la condición, sin
perjuicio de las medidas conservatorias que corresponden.
En principio, responden por las deudas del causante con los bienes que reciben, o con su
valor en caso de haber sido enajenados.
2.1. Derechos y obligaciones que componen el caudal relicto por una situación jurídica
derivada del causante En principio, la herencia está compuesta por los derechos y
obligaciones de carácter patrimonial que se transmiten a los sucesores del causante.
Cabe aclarar que la herencia no es idéntica al patrimonio del causante, pues
excepcionalmente hay derechos y obligaciones patrimoniales que se extinguen con la
muerte de su titular y otros derechos que nacen derivados de la muerte pero que son
independientes del fenómeno sucesorio.
Seguidamente se distinguen: los derechos y obligaciones que componen el caudal relicto,
los que nacen con motivo de la muerte vinculados al fenómeno sucesorio, y los
desvinculados de él.
En general todos los derechos patrimoniales que tenía el causante se transmiten a sus
herederos ello es claro en materia contractual donde los sucesores continúan con la posición
jurídica del causante, ya que específicamente el art. 1024 CC yC dice que los efectos del
contrato se extienden, activa y pasivamente, a los sucesores universales, a no ser que las
obligaciones que de él nacen sean inherentes a la persona, o que la transmisión sea
incompatible con la naturaleza de la obligación, o esté prohibida por una cláusula del
contrato o la ley.
2.1.1. Principio general: los derechos reales y la posesión se transmiten por sucesión
Los derechos y acciones cuya titularidad correspondía al causante se transmiten a los
herederos de manera indivisa.
La posesión se transmite con iguales características que tenía para el causante (art. 2280
CC yC).
Cabe aclarar que debe distinguirse a aquellos que tienen la investidura de la calidad de
heredero —que no es lo mismo que la posesión—.
Los descendientes, ascendientes y cónyuge, tienen la investidura de pleno derecho para
ejercer las acciones pertinentes, mientras que los herederos colaterales requieren la
investidura de los jueces (art. 2338 CC yC), y los herederos testamentarios no legitimarios
requieren la validez del testamento (art. 2338 CC yC) para ejercer las acciones conectadas a
las titularidades que se transmiten.
En materia de responsabilidad civil, se remite al Libro Tercero del Título V (arts. 1708
2.1.2. Derechos y obligaciones que nacen con motivo de la muerte, vinculados al
fenómeno sucesorio pero creando situaciones originarias en el heredero
Se trata de todas aquellas acciones que se originan a raíz del fallecimiento del causante pero
que no se transmiten por sucesión sino que son originarias del heredero como lo es la
acción de colación, la acción de indignidad, las acciones de defensa de la legítima, entre
otras.
2.1.3. Derechos y obligaciones que, aunque nacen con ocasión de la muerte de una
persona, están desvinculadas del fenómeno sucesorio
No todas las relaciones jurídicas que nacen con motivo de la muerte provienen del
causante, ni tienen relación con el fenómeno sucesorio, ya que hay algunas relaciones que
surgen motivadas por el fallecimiento pero son independientes del fenómeno sucesorio,
como lo son el derecho de pensión y la indemnización por la muerte del trabajador, entre
otras.
Otro supuesto de intrasmisibilidad a los herederos está dado por la continuación del
contrato de locación de inmuebles que es independiente del fenómeno sucesorio ya que el
art. 1190 CC yC establece que “si la cosa locada es inmueble, o parte material de un
inmueble, destinado a habitación, en caso de abandono o fallecimiento del locatario, la
locación puede ser continuada en las mismas condiciones pactadas, y hasta el vencimiento
del plazo contractual, por quien lo habite y acredite haber recibido del locatario ostensible
trato familiar durante el año previo al abandono o fallecimiento”. Así vemos que el
derecho del continuador en la locación prevalece sobre el del heredero del locatario.
Por su parte, el contrato de obra o servicio no se resuelve por la muerte del comitente salvo
que ella haga imposible o inútil la ejecución (art. 1259 CC yC) mientras que la muerte del
contratista o prestador lo resuelve, salvo que se acepte continuarla con sus herederos En
cuanto al contrato de sociedad, se debe poner de relevancia que en las sociedades de
personas, la muerte de uno de los socios a falta de convenio expreso en contrario implica la
resolución parcial del contrato de sociedad (art. 90, Ley General de Sociedades, 19.550).