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Introducción
Desarrollo
Nietzsche creó un imperativo vital de crear valores nuevos que debían reemplazar
los tradicionales, y su discusión sobre esta posibilidad evolucionó hasta configurar
su retrato del hombre por venir, el “superhombre” el cual superará al último hombre
que está sujeto a estos valores que lo hacen ser sumiso e incapaz de ser libre, de
manera que su vida girara en torno a sus propias convicciones, que exaltaran la
vida en su plenitud, desde los deseos más instintivos.
Otro aspecto muy importante es que esta moral tradicional, habla sobre lo que es
bueno y lo malo, es decir, es una axiología que hace parecer (a los ojos de
Nietzsche) lo bueno como malo, y viceversa. Pues para ser “virtuoso” dentro de la
moral tradicional, es necesario el castigo y represión de los impulsos instintivos del
mismo cuerpo.
La voluntad de Schopenhauer
Esta voluntad, según Schopenhauer es aquel motor de todo ser vivo, inclusive del
hombre, es decir, aquello que impulsa al ser humano a la acción, sin que el hombre
pueda siquiera tener la capacidad de decisión sobre ella, ya que la razón y el
intelecto son solo designios de dicha voluntad.
IMPORTANCIA DE LA VOLUNTAD.
De ahí se puede decir que lo único que queda por hacer es elegir con cuál de las
opciones que se tienen se llevarán a cabo los designios, pues estamos en manos
de la voluntad. Pero entonces ¿Qué tan libres podemos ser? Y por ende ¿Si somos
libres, podemos alcanzar un estado de vida de bienestar?
Comparación
Tal parece ser que, a diferencia de Nietzsche, Schopenhauer piensa que los mismos
impulsos vitales naturales del ser humano, a saber la voluntad de vivir, impide que
el hombre pueda alcanzar la libertad, siendo estos impulsos los que lo hacen estar
sometido a una voluntad ajena a la propia elección del individuo, y lo único que el
hombre encuentra a cada paso es esta lucha contra sí mismo y contra los demás
seres por la supervivencia, misma lucha que conlleva dolor, sufrimiento y en algunos
casos la muerte.
Con lo que respecta a Nietzsche son estos mismos impulsos vitales en los que
encuentra el hombre la afirmación a su existencia, es decir en la tierra misma, pues
el hombre es enteramente cuerpo que incluso el dualismo entre alma y cuerpo
parece que en Nietzsche desaparece, pues según él, “alma” solo es expresamente
una palabra para designar una parte más del cuerpo. De modo que el hombre al
superar esta naturaleza consuetudinaria que le es impuesta por agentes ajenos a
él, a saber, sea la religión, la cultura, o la racionalidad tradicional de occidente, se
pueda convertir en el superhombre, que podrá darle un nuevo sentido a los valores
mismos de su propia manera de sobrellevar la vida y su propia existencia.
Aquí se puede notar que mientras que para Schopenhauer en su libro -“El mundo
como voluntad y representación” habla sobre el agobio del querer y del
sometimiento al deseo que padece el hombre, que dan la impresión de que
Schopenhauer preferiría la muerte a una vida atada por completo al acontecimiento
de los impulsos que mueven a la vida misma a persistir-, en Nietzsche parecería ser
la solución. Mientras que para Nietzsche el problema de la vitalidad instintiva es
más bien la solución al conflicto de los valores morales religiosos y racionales que
atentan contra la libertad y vitalidad humana, es decir que para Schopenhauer el
hombre encuentra su propio destino en la trascendencia en una vida que adquiere
sentido e identidad en la constitución de los hombres como seres sociales,
culturales y morales para dejar de ser simplemente una voluntad de vivir irracional,
aplastante e irreflexiva, que significa una educación, un esfuerzo y un exhorto hacia
la vida en conjunto con otros individuos. A lo cual cabe dilucidar ¿Cuál es?
10 = DIEZ.
JOSE ALONSO.