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Foto: Archivo
El 4 de noviembre de 2015 pasará a la historia como el día que, con una votación de seis
a dos, la Sala Plena de la Corte Constitucional le dio el sí a la posibilidad que los
niños sean adoptados por parejas conformadas por personas del mismo sexo. Para el
alto tribunal la orientación sexual de una persona o de una pareja no es un indicador de
falta de idoneidad, moral, física o mental para realizar el trámite de adopción.
En la discusión jurídica, en la cual se avaló la ponencia presentada por elmagistrado
Jorge Iván Palacio, se manifestó que se debe garantizar el interés superior del niño.
"La ley debe entenderse como neutra al sexo de las parejas y a la orientación sexual de
quienes la conforman".
Esta semana se conoció que el concejal de Bogotá, Marco Fidel Ramírez, denunció
penal y disciplinariamente ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara de
Representantes a los magistrados de la Corte Constitucional que votaron positivamente
la adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo.
En la denuncia, el cabildante de Opción Ciudadana se fundamenta en losartículos 413
del Código Penal y el artículo 34 del Código Único Disciplinario que hacen
referencia al Prevaricato por Acción y a las prohibiciones de los servidores públicos de
extralimitarse en las funciones contenidas en la Constitución.
Ramírez señala que la nueva lectura que le da la Corte Constitucional a los artículos
demandados de la ley de infancia y adolescencia es manifiestamente contrario a la
Constitución y favorece indebidamente los intereses de la comunidad gay.
El cabildante espera que la Comisión de Acusaciones siente un precedente histórico y
no se inhiba de investigar a los magistrados que fallaron en contra la de la carta política
del 91.
Los seis magistrados que votaron son: Jorge Iván Palacio (ponente), Luis Ernesto
Vargas, María Victoria Calle, Alberto Rojas Ríos, Gloria Stella Ortiz y Myriam
Ávila. Los votos en contra fueron de Gabriel Eduardo Mendoza y Luis Guillermo
Guerrero.
El alto tribunal determinó que no existe impedimento para que estas parejas adelanten el
mismo trámite de adopción que realizan las parejas heterosexuales. Esto con base en
documentos presentados por el ICBF y el Ministerio de Salud que desde un primer
momento dijeron que no había afectación alguna para los niños criados por personas del
mismo sexo.
En el debate jurídico la Corte indica que la identidad sexual del solicitante no puede ser
criterio válido para definir si una persona puede o no adoptar a un menor de edad. La
Corporación declaró constitucionales las normas del Código de Infancia y
Adolescencia que rigen el trámite de adopción en el país, así como los organismos y
entidades encargados del mismo.
Ramírez ha protestado por la “equivocada” decisión proferida por los seis magistrados
de la Corte Constitucional aseguran que se está “imponiendo una decisión que afectará
a 48 millones de colombianos desconociendo los derechos de los niños”.
“Eso de contar con un papá y una mamá corresponde no solo al mandato constitucional
sino que también al orden natural para el buen desarrollo natural, emocional y personal
de los niños colombianos", ha dicho el concejal.
Con una votación de 6 contra 2, el alto tribunal declaró constitucionales las normas del
Código de Infancia y Adolescencia que rigen el trámite de adopción, pero las
condicionó para evitar que la orientación sexual o de género de los solicitantes sea un
criterio válido para definir si se trata de personas aptas e idóneas para cuidar a un
menor. Esto significa que, a priori, ningún homosexual podrá ser considerado falto de
requisitos para someterse al trámite de adopción.
Se trata de uno de los reconocimientos más importantes que obtienen las parejas del
mismo sexo en su empeño por poder ser vistas por los colombianos como una familia.
Esa puerta se abrió en el 2011, cuando la propia Corte Constitucional reconoció, por
primera vez, que quienes mantenían relaciones sentimentales con personas de su mismo
sexo podrían tener vocación de conformar un núcleo familiar. Las preguntas obligadas
entonces giraban en torno a si esa tesis permitía a ese tipo de personas celebrar
matrimonios y adoptar niños.
El primer cuestionamiento fue resuelto a través de esa misma providencia, la C-577 del
2011. Allí se reconoció que la comunidad LGBTI enfrentaba un notable déficit de
derechos que debía ser cubierto por el poder legislativo. Por eso se instó al Congreso a
que estableciera un mecanismo que les permitiera a los homosexuales celebrar uniones
maritales de la misma naturaleza que las del matrimonio heterosexual. Si en dos años no
se cumplía con ese cometido, las parejas homosexuales podrían acudir a notarios y
jueces civiles para solemnizar este vínculo, con idénticos efectos al del matrimonio
entre hombre y mujer.
El siguiente paso fue la adopción. Después de años de discusión alrededor de una acción
de tutela en la que una pareja de lesbianas reclamaba el derecho a que una de ellas fuese
reconocida como la madre adoptiva de la hija biológica de su pareja, el tribunal
constitucional les dio su bendición. Aunque de manera muy restringida, la decisión
abrió la puerta para que los LGBTI pudieran ser los padres adoptivos de los niños a
cargo del ICBF.
En esa determinación, la Corte trazó una línea jurisprudencial que permite que, ante el
consenso de los padres biológicos, sea posible que un homosexual figure como padre o
madre adoptante, siempre que la solicitud sea encaminada a que el niño conviva con su
papá o mamá adoptivos y uno de sus progenitores.
El fallo de tutela de agosto del 2014 fue la base de una determinación posterior de esa
alta corporación, dentro de una demanda de constitucionalidad que se decidió meses
después. En enero del 2015, ese tribunal determinó que las normas que reglan la
adopción no podían impedir que los homosexuales pudieran postularse para adoptar al
hijo biológico de su pareja, siempre que hubiera consenso entre los dos progenitores
sobre esa decisión.
Sólo un mes después la Corte empezó a debatir el expediente que es objeto de esta
sorpresiva decisión. La Sala Plena de ese organismo abrió la discusión en torno a una
ponencia en la cual el magistrado Jorge Iván Palacio proponía establecer que el
homosexualismo no podía ser un obstáculo para la adopción. Cuatro de sus compañeros
estuvieron de acuerdo con esa tesis, pero ninguno de los otros cuatro que estuvieron
presentes en el debate hizo lo propio. Al final, un empate de 4 a 4 obligó a dejar la
decisión en manos del conjuez Jaime Córdoba Triviño.
Desde abril del 2015, el tema se mantuvo inactivo. Mientras tanto, la Sala se fue
reconfigurando y, con ello, se fue modificando el escenario en favor de los intereses de
la comunidad LGBTI. La salida de Mauricio González, quien se había declarado
impedido para participar del debate, y la llegada de Myriam Ávila como su sucesora
permitieron que el debate se pudiera librar con la presencia de todos los magistrados
titulares, sin necesidad de acudir a conjueces.
La Corte permite así que quienes integran la comunidad LGBTI den otro paso hacia su
propósito de ser reconocidos como iguales ante las parejas heterosexuales. El otro reto
que le queda al alto tribunal es determinar si ese vínculo puede recibir la misma
bendición que reciben los contrayentes del matrimonio, aun cuando no sea desde el
púlpito. Todavía está pendiente de resolverse la tutela en la que las parejas
homosexuales buscan que el vínculo civil solemne que les permitió celebrar la Corte se
pueda llamar matrimonio, que es como se llama la misma unión que celebran hombres y
mujeres que deciden unir sus vidas ante un altar, ante un notario o ante un estrado.
Blanca Durán alcaldesa de Chapinero y su esposa Catalina Villa. Foto: Ana Vallejo / Semana
Unas son de cal y otras son de arena. Mientras la comunidad gay todavía celebrara la
decisión de la Corte Constitucional que les permite a las parejas del mismo sexo
adoptar, se conoce la ponencia en la que se les impediría celebrar matrimonios. Así se lo
propuso el magistrado Jorge Pretelt a sus compañeros de la Sala Plena.
El texto, conocido en su integridad por Semana.com, indica que si bien las parejas
homosexuales constituyen familia, sólo las heterosexuales pueden celebrar una unión
con la denominación de matrimonio. Eso significa que las parejas del mismo sexo sólo
podrán celebrar contratos sin nombre, en los que se haga expresa su voluntad de
convivir y conformar un hogar.
La sentencia C-577 del 2011 abrió las puertas para que la comunidad LGBTI empezara
a reclamar un papel más protagónico en torno a las relaciones maritales. Gracias a ese
fallo las uniones entre homosexuales pudieron ser concebidas ante la sociedad y ante la
ley como una familia. Sin embargo, su derecho o no a casarse permanecía y se mantiene
en el limbo.
Pretelt respondió que no. A su juicio, el fallo no da lugar a considerarlo, pues aunque sí
estableció que los homosexuales debían tener la misma posibilidad que los
heterosexuales para contraer nupcias, también declaró constitucional la definición del
matrimonio, en la que sólo participan hombre y mujer. Para él, esto significa que la
misma Corte reconoce que ese tipo de unión solo cobija a relaciones heterosexuales.
Para el magistrado, al declarar exequible el artículo del Código Civil que define el
matrimonio como el que celebran hombre y mujer, expresó "su voluntad de abstenerse
frente al reconocimiento de la aplicación del matrimonio civil a las uniones entre
parejas del mismo sexo (...) lo cual conduce a determinar que es el legislador quien se
encuentra llamado a determinar este acto reformatorio".
"Reconocer que las uniones de las parejas del mismo sexo también pueden celebrar un
contrato de matrimonio, sin realizar los cambios en el ordenamiento jurídico, implicaría
crear una situación de incertidumbre y falta de seguridad jurídica que podrá crear muy
graves lagunas", dice el proyecto de fallo conocido por este portal.
Habrá que ver qué suerte corre este proyecto de fallo, ahora cuando la mayoría de la
Sala Plena del alto tribunal se ha inclinado hacia el otorgamiento abierto de derechos
que siempre fueron vedados para la comunidad LGBTI.
Del lado de Pretelt está la definición legal del matrimonio, que fue declarada exequible
por la corporación. Los homosexuales, sin embargo, cuentan con el antecedente
inmediato de una mayoría -aparentemente contundente- que parece decidida a
reconfigurar los espacios de su participación en la sociedad.
Parecía que la idea de convocar al pueblo para decidir sobre la adopción de parejas del
mismo sexo era una batalla en solitario de la senadora liberal Viviane Morales y un
grupo de confesiones religiosas. Pero una semana después del histórico fallo de la Corte
Constitucional que habilitó la adopción de menores por parte de parejas gay, la exfiscal
consiguió que, de momento, 32 senadores se sumen a su cruzada.
Pertenecen a todos los partidos políticos. La mayoría son del Centro Democrático y del
Partido Conservador. Hay otros del Partido de la U, y cuatro de ellos son del Partido
Liberal, como Morales. La senadora dice que la lista se puede incrementar y que en la
Cámara serán más los liberales que se sumen a su causa que los que lo hicieron en el
Senado.
Según el documento, los parlamentarios aseguran que la Corte, en su fallo, parte de una
concepción equivocada según la cual la adopción es un derecho de los adultos y no en
un mecanismo de protección para los niños que carecen de familia. Y que desconoce sus
propios precedentes para arrogarse competencias que, según la Constitución,
corresponden al Congreso, escenario natural para el debate y la decisión sobre este tipo
de asuntos.
Ángel Custodio Cabrera fue uno de los senadores de la U que firmó la constancia, como
exdirector del ICBF, aseguró que la Corte Constitucional vulneró los derechos de los
menores en situación de abandono.
El referendo busca que sea la mayoría de colombianos la que decida sobre la adopción
por parejas del mismo sexo y para ello se les preguntará a los ciudadanos si acepta un
modelo de familia distinto al consagrado en el artículo 42 de la Constitución, el cual
establece que será conformado por un hombre y una mujer.
La idea de que las parejas gais puedan adoptar molestó a varios sectores, entre ellos, al
procurador, Alejandro Ordóñez, quien anunció que interpondría un recurso de nulidad
para intentar tumbar el fallo.
Ahora el cabildante Marco Fidel Ramirez le solicitó a la Cámara que investigue a los
magistrados al considerar ellos emitieron un concepto contrario a la Ley.
Este ha sido uno de los reconocimientos más importantes que obtienen las parejas del
mismo sexo en su empeño constituirse como familia.
Hace una semana que la Corte Constitucional reconoció el derecho que tienen los niños
a ser adoptados por parejas del mismo sexo. Ahora, dos hombres que mantienen una
relación sentimental desde hace años están cerca de ser reconocidos como los padres
biológicos de sus hijos por parte de esa misma corporación.
La pareja, que mantiene una relación sentimental de más de una década, fue una de los
cientos de uniones maritales gay que se benefició de la Sentencia C-577 del 2011, por
medio de la cual la Corte les dio el estatus de familia.
Tras nueve meses de gestación en un vientre subrogado, el 10 de abril del 2014 vio la
luz una pareja de gemelos. Nacieron en el hospital Sharp Gossmonth de San Diego y se
convirtieron desde entonces en el orgullo de estos dos hombres.
El 30 de abril del 2014 un notario de Medellín se negó a tramitar los registros civiles,
con el pretexto de que la competente era la Oficina de Casos Especiales de la
Registraduría. "Si usted me hubiera dicho que los niños son de dos papás, yo le hubiera
dicho que no se podía", les respondió el servidor que los atendió ese día en la Notaría.
Como era de esperarse, en la Registraduría tampoco le resolvieron el asunto de fondo a
la orgullosa pero ansiosa pareja.
De allí los enviaron nuevamente a las notarías. El infructuoso recorrido por Medellín,
Itagüí y Bogotá desembocó nuevamente en la Registraduría. Allí la respuesta fue tajante
y desaloadora: no se podría tramitar el registro "porque aún no se ha aprobado el
matrimonio con parejas del mismo sexo, y tampoco se autoriza la adopción a las parejas
del mismo sexo".
Ante semejante respuesta, la pareja acudió a la acción de tutela. La Sala Civil Familia
del Tribunal Superior de Medellín les dio la razón y ordenó otorgar el registro a los
menores de edad. La decisión fue escogida para revisión por parte de la Corte
Constitucional, que ahora deberá decidir qué fórmula de registro se debe implementar
para que dos hombres sean reconocidos como los progenitores de una pareja de niños.
Para la magistrada Ortiz, este tratamiento puede tener origen en la discriminación de las
que son objeto las parejas LGBTI. Reiteró que no se trataba de un trámite de
adopción, como lo adujeron las entidades demandadas para negarse a gestionar el
trámite, sino de una filiación biológica. Así, no se entiende por qué a esta pareja
homosexual se le sometió a una carga desproporcionada de trámites, que no son los
mismos que se les exigen a los hijos de las parejas heterosexuales.
"Concluir que el procedimiento a seguir en el caso de los niños concebidos por medio
de reproducción asistida de una pareja homosexual siempre sería exigir una prueba
genética, reafirmaría la discriminación de los niños por origen familiar, ya que en el
caso de familias heterosexuales solo es necesario acudir a presunciones legales
existentes", dice la providencia.
Para la togada, en este caso, se hizo evidente que si la misión en un principio era
corregir el déficit de derechos de la comunidad gay, el reto ahora es hacerlo con sus
hijos. Según esa corporación, además de la actitud negligente de los notarios, se hizo
evidente la falta de un formato de registro civil que permita reconocer a los padres
homosexuales como los progenitores de sus hijos.
La solución que de momento plantea la magistrada Gloria Stella Ortiz, y que pueden
sonar desafiante para los sectores conservadores, es fijar un formato permita inscribir a
dos padres o a dos madres. Veremos si la ponencia tiene acogida y cuál será la respuesta
de los sectores que se han opuesto tan vehementemente a que personas con orientación
sexual diversa puedan desempeñar algún papel como padres.