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PROPORCIÓN ÁUREA

La proporción áurea es un número irracional que descubrieron pensadores de la Antigüedad


al advertir el vínculo existente entre dos segmentos pertenecientes a una misma recta.
Dicha proporción puede hallarse en la naturaleza (flores, hojas, etc.) y en figuras
geométricas y se le otorga una condición estética: aquello cuyas formas respetan la
proporción áurea es considerado bello. Representado por la letra griega φ (phi) (en
minúscula) o Φ (Phi) (en mayúscula) en honor al escultor griego Fidias.
Su valor numérico, mediante radical o decimales es:

Se trata de un número algebraico irracional (su representación decimal no tiene período)


que posee muchas propiedades interesantes y que fue descubierto en la antigüedad, no
como una expresión aritmética, sino como relación o proporción entre dos segmentos de
una recta, es decir, una construcción geométrica. Esta proporción se encuentra tanto en
algunas figuras geométricas como en la naturaleza: en las nervaduras de las hojas de
algunos árboles, en el grosor de las ramas, en el caparazón de un caracol, en los flósculos
de los girasoles, etc. Una de sus propiedades aritméticas más curiosas es que su cuadrado
y su recíproco tienen las mismas infinitas cifras decimales.
Puede decirse que la proporción áurea surge de la relación entre un segmento a y un
segmento b. El segmento a es más extenso que el segmento b, mientras que la longitud
total de la recta es, al segmento a, como el segmento a es al segmento b.
Si ponemos la proporción áurea en una expresión
algebraica, obtenemos la siguiente ecuación: (a + b)
/ a = a / b. El número áureo, que se lo menciona con
la letra griega phi, es el resultado de la división entre
a y b.
Otra manera de entender la noción de proporción áurea consiste en hallar la siguiente
equivalencia, reflejada también en la expresión algebraica anterior: si tomamos un
segmento y lo cortamos en dos, el cociente de la división de la longitud de la recta (a + b) y
la longitud del segmento más largo (a) debe ser idéntico al cociente de la división de la
longitud del segmento más largo (a) y la longitud del segmento menor (b).
Un concepto íntimamente ligado al de proporción áurea es la sucesión de Fibonacci,
descubierta por el matemático italiano Leonardo de Pisa, también responsable de la
difusión del sistema árabe de numeración en el continente europeo. Dicha sucesión
presenta una secuencia infinita de números en la cual la suma de cualquier par da como
resultado el número siguiente (0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, etcétera). Curiosamente, si dividimos
cualquier número de la sucesión de Fibonacci por el que lo precede (especialmente a partir
del 5) nos da un resultado que se aproxima al número áureo.
Aunque su definición resulte abstracta y algo difícil de entender, la aplicación de la
proporción áurea es importante en la fotografía, la pintura, la escultura y otras artes que
suelen vincular el ideal de belleza a las simetrías y las proporciones.
La representación gráfica de la proporción áurea, que se
obtiene trazando una serie de rectángulos y uniendo
algunos de sus vértices con una línea espiralada, da como
resultado la conocida Espiral de Oro, la cual se encuentra
muy frecuentemente en la naturaleza (dos ejemplos son las
conchas marinas y las semillas de girasol). En la fotografía, el
uso de dicha figura para ubicar los diferentes objetos puede
ofrecer resultados impresionantes, con una armonía y una
fluidez que reflejan el espíritu de la escena.
A pesar de los beneficios que puede traer la proporción
áurea a la fotografía, los expertos recomiendan usar este
concepto como una guía, en lugar de convertirlo en una
estructura rígida que impida la composición espontánea y creativa de las imágenes.
Además, es importante resaltar que no todas las cámaras tienen las características
adecuadas para su aplicación (por ejemplo, por contar con sensores cuadrados, ya que la
espiral completa abarca un rectángulo, o sea que es más ancha que alta), y eso no significa
que no sean capaces de realizar buenas capturas.
Del mismo modo, la aplicación de la Espiral de Oro en la pintura y la escultura puede elevar
los resultados, pero de ninguna manera debería convertirse en el único camino hacia la
creación de obras artísticas.
Posteriormente, la fascinación ha sido tal a lo largo de la historia que un matemático y
teólogo italiano Luca Pacioli publicó un libro titulado La Divina Proporción (1590) en el que
daba cinco razones para desentrañar de por qué el número áureo es divino:

 El hecho de que esté definido por tres segmentos de una recta, que asemeja a la
Trinidad.
 La unicidad del propio número, que asemeja a la de Dios.
 Si miramos la inconmensurabilidad del número, igual que Dios es inconmensurable.
 Dios dio ser al universo a través de la quinta esencia, representada en un su momento
por un dodecaedro, y el número de oro dio ser al dodecaedro.
 Nuestro Dios es omnipresente e invariable, igual que es este número.
La compresión de la proporcionalidad cambiará la forma de ver los objetos que os rodean,
por ejemplo, objetos que psicológicamente podrían tener evidentes connotaciones
negativas como las cajetillas de tabaco o las tarjetas de crédito, son rectángulos áureos
pues ello les confiere cierta belleza estética, eso se llama “marketing”.
Para saber rápidamente cómo sacar la proporción
áurea en un objeto basta con ponerlo al lado de
otro, lado corto junto a lado largo y trazar una
diagonal desde la esquina superior e inferior del
conjunto, si se alinean tres vértices es que se
cumple la proporción áurea en diseño de los
objetos.

Asimismo, se atribuye un carácter estético a los objetos cuyas medidas guardan la


proporción áurea. Algunos incluso creen que posee una importancia mística. A lo largo de
la historia, se ha atribuido su inclusión en el diseño de diversas obras de arquitectura y
otras artes, aunque algunos de estos casos han sido cuestionados por los estudiosos de las
matemáticas y el arte.

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