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tiva del sujeto. Asimismo, podemos concluir el ca- ciones sobre cuatro temas kantianos, Universidad
rácter ideal del espacio, ya que el espacio no es Nacional Autónoma de México, Instituto de Inves-
una propiedad intrínseca de las cosas en sí mismas, tigaciones Filosóficas, México, 2014, p. 12
sino tan sólo una propiedad relacional que siempre 3
Ibid., p. 237
contemplará la restricción impuesta por la recep- 4
Ibid., p. 35
tividad propia de la intuición. Con el argumento 5
Efraín recupera el concepto de Brentano de “in-
anterior, la principal aportación de este ensayo tencionalidad”, según el cual un contenido inten-
consiste en recuperar la idealidad y subjetividad cional es aquél que está dirigido a algún objeto.
del espacio, como la clave para conciliar la tesis Cfr. Ibid., p. 26
de la humildad con el idealismo trascendental. 6
Ibid., p. 34
En la presente reseña me he detenido a presentar 7
Ibid., p. 111
tan sólo dos de las cuatro disonancias del libro de 8
Ibid., p. 238
Efraín Lazos. Mi propósito ha sido mostrar cómo
una de las principales fortalezas del texto consiste Julia MUÑOZ VELASCO
en identificar tensiones al interior de la obra kan-
tiana, que resultan relevantes para la consideración
de ciertos problemas contemporáneos. Lo que le HEGEL, G.W.F.: Introducción de la Historia de la
permite a Efraín identificar y analizar minuciosa- Filosofía, Estudio introductorio, edición bilingüe
mente dichas tensiones es la recuperación que hace y traducción de César Ruiz Sanjuán, Madrid, Es-
de muchas tesis de la “Estética Trascendental”, por colar y mayo, 2012, 211 pp.1.
medio de las cuales es capaz de señalar, por ejem-
plo, cómo entender la cooperación continua entre Bien conocida es la antipatía hegeliana a prólo-
intuiciones y conceptos o la relación entre el ca- gos, introducciones o sucedáneos que pretendan la
rácter ideal del espacio y la tesis de la humildad. parálisis del pensamiento a base de prejuicios nar-
El autor explica que este libro por un lado, cotizantes que adolecen de encontrar su alimento
puede considerarse como un Stückwerk, pues cada en lo muerto, en lo descompuesto del pasado.
uno de sus capítulos puede ser leído con indepen- Mientras la erudición momifica los conceptos en
dencia de los otros tres; pero, al mismo tiempo, la Academia, Hegel vindica, ya desde su cátedra
nos dice que una de las ventajas de la lectura que en Berlín, el concepto de «historia de la filosofía
presenta en cada disonancia es que podemos evitar [como aquello que] tiene que ver con lo que no en-
la melancolía provocada por la tesis de que el ide- vejece, con lo actualmente vivo» (p. 115).
alismo kantiano termina conduciéndonos a la pér- Sin embargo, esta antipatía es fruto, por otra
dida del mundo exterior. Por ello, considero que si parte, del reconocimiento de la contingencia del
bien cada capítulo presenta problemáticas inde- comienzo de la filosofía, ya que propiamente este
pendientes, podemos apreciar a manera de hilo «comienzo sólo se refiere al sujeto en tanto éste
conductor, la preocupación por sostener que la quiere decidirse a filosofar»2; mientras que la fi-
comprensión de nuestra relación con el mundo ex- losofía, como ciencia, tan sólo supone un recon-
terior precisa de una revisión de las tesis kantianas ducirse a sí misma en su comienzo absoluto al
sobre la intuición a priori, primordialmente las re- mismo tiempo que se resuelve como resultado: un
ferentes al espacio, para poder concluir que: “la círculo que reconoce en su trazo la necesidad uni-
vía de un pensador, si es humano, fuera y al mar- versal en su contingencia singular, tal es el movi-
gen del mundo espaciotemporal simplemente no miento que bosqueja la Historia de la Filosofía
es transitable.”8 sobre su propio concepto. La dilucidación de tal
actividad desprendida de la envoltura de los pre-
NOTAS juicios que orientan el sentido común cuando se
dirige a este concepto, es el principal propósito de
1
Immanuel Kant, Menschenkunde, Ak. XXV, estos manuscritos que hacen las veces de introduc-
1073, apud Piero Giordanetti, Kant und die Musik, ción al concepto de Historia de la Filosofía dentro
Königshausen-Neumann, Würzburg, 2005, p. 120 del pensamiento hegeliano.
2
Efraín Lazos, Disonancias de la Crítica, varia-

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Tal propósito, aquel que pretende liquidar los en gran medida algunas de las tesis que ya anotó
prejuicios en pos del influjo inmanente del pensa- Hegel en 1820, pero de una manera más precisa y
miento, es aquel que parece compartir César Ruiz conteniendo mayores matices. Por último, se aña-
como motivación para sacar a la luz una nueva edi- den una serie de hojas sueltas en las que aparecen
ción de los manuscritos hegelianos de Introducción anotadas esquemáticamente algunas de las ideas
a la Historia de la Filosofía. Así lo parece, puesto fundamentales sobre la historia de la filosofía des-
que, tal y como aclara el editor en su estudio intro- arrolladas por Hegel en los diversos manuscritos
ductorio, nadie más que Hegel ha estado tan ex- de introducción a la misma.
puesto a los prejuicios de sus discípulos a la hora Por lo tanto, la motivación principal de estos
de la gestión de su legado durante el trabajo de edi- manuscritos es deshacer, en el movimiento del
ción de sus obras completas. Así ocurrió concreta- concepto, la estupefacción a la que se queda pos-
mente con la edición de las Lecciones sobre la trado el sentido común —y que le puede llevar al
historia de la filosofía a cargo de la Verein von descrédito de la verdad en el que se instala la indi-
Freunden des Verewigten [Asociación de amigos ferencia del escepticismo, archivado, por otro lado,
del difunto], ya que ésta estaba movida a presentar como erudición en la Academia— ante el propio
su obra como sistemática y concluida, brotada antagonismo intrínseco que parece poner en juego
como un hongo, en una noche, de manera perfec- el mero concepto de Historia de la Filosofía. De
tamente acabada de la cabeza de Hegel. Prejuicio esta manera, César Ruiz consigue describir en pa-
éste que muchas veces resuena como un eco en labras esta estupefacción del sentido común en el
ciertas reconsideraciones del filósofo que nos estudio introductorio, donde sitúa el concepto de
ocupa en la actualidad, como si Hegel hubiera que- historia de la filosofía en el pensamiento hege-
dado estigmatizado como titán monolítico, olvi- liano: «¿Cómo es posible que la filosofía tenga una
dando la fuerza del concepto como un constante historia? Si la verdad, al igual que la razón, es una
revolver con el fin de no quedarse atrás de su y eterna, no puede haber algo así como una historia
tiempo. Tal vez por ello, pareciera tan necesaria de la verdad, ni de la razón, ni por ende una histo-
una edición bilingüe de estos manuscritos como la ria de la filosofía» (p. 9). Por lo tanto, este anta-
que nos presenta César Ruiz, traducida por él gonismo puede resumirse en el desconcierto que
mismo intentando conservar todos los matices del produce tener que pensar conjuntamente la histo-
original alemán, con el fin de poder recordar las ria, entendida ésta como mera narración que da pá-
palabras del propio Hegel insistiendo en que «la fi- bulo a la contingencia de sucesos, a la par con el
losofía es sistema en desarrollo, y así lo es también concepto de filosofía, cuyo objeto es la necesidad
la historia de la filosofía, y este es el punto princi- de la verdad, conocer lo inmutable y eterno. Ex-
pal, el concepto fundamental que expondrá este perimento éste que, por tanto, parecería que ofrece
tratamiento de la historia de la filosofía» (p. 77). como consecuencia inmediata la sentencia que
Efectivamente, el recorrido a través de los ma- afirma que de «la historia de la filosofía se extrae
nuscritos que componen este libro evidencia el ca- principalmente una prueba de la nulidad de esta
rácter de proceso que intrínsecamente mantiene el ciencia» (p. 177). Esta apariencia se debe princi-
pensamiento hegeliano, cuyo motor es la propia palmente a la ligazón intrínseca de la historia con
tensión del concepto requerido por el profundo es- la representación de su objeto, en tanto que deter-
píritu de su tiempo. De esta manera, la presente mina en gran medida su desarrollo, como por
traducción, que se ha realizado a partir de los ma- ejemplo pudiera ocurrir en la historia de la política.
nuscritos editados por W. Jaeschke, contenidos en Sin embargo, los momentos en los que se realiza
la publicación de 1995 en el volumen 10 de las Ge- la historia de la filosofía no pretenden ser peque-
sammelte Werke, recoge los pasajes que tienen por ños pasos acumulativos que den volumen a su ob-
objeto el desarrollo del concepto de Historia de la jeto previamente representado, como ocurre con
Filosofía. Así es el caso del célebre discurso inau- otras ciencias; sino que la filosofía se realiza en
gural de Heidelberg de 1816, el manuscrito de Ber- momentos absolutos, en un iniciarse constante-
lín de 1820 titulado Geschichte der Philosophie, mente a sí misma, inaugurando de nuevo su propio
así como un posterior manuscrito de 1823, cuyo concepto cada vez que lo requiere la altura de su
título es Fragment einer Einleitung, que reproduce tiempo.

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Este vuelo de alturas, esta grandeza de los espí- rable» (p. 197). Esto es así, debido a que el objeto
ritus nobles, precisamente estriba en el olvido de de la religión, si bien trata de lo absoluto, sin em-
sí mismo en pos de la manifestación de la verdad bargo, su acercamiento a éste toma la forma de la
de su tiempo. Sin embargo, el pasado no es algo representación. Por tanto, no ocurriría como en la
que se hunda en lo indiferenciado, sino que el de- historia de la filosofía, que adquiere la forma del
venir del mismo resulta nuestro presente, nos cons- concepto, alcanzando así la filosofía una figura
tituye como herederos del resultado del trabajo histórica posterior a la de la religión. Con respecto
histórico de las generaciones precedentes. Al ser al resto de ciencias, la historia de la filosofía com-
el espíritu esencialmente acción, «este heredar es parte con ellas la forma, en tanto que pensamiento
al mismo tiempo recibir y tomar posesión de la he- autónomo, pero sin embargo difieren en su conte-
rencia, y al mismo tiempo esta herencia es redu- nido, ya que la filosofía no se ocupa de objetos fi-
cida a una materia que es metamorfoseada por el nitos. Así ocurre, por el contrario, en las ciencias,
espíritu. De este modo, lo recibido ha sido trans- lo cual le otorga a éstas la forma de historia acu-
formado y enriquecido, y a la vez conservado» (p. mulativa en tanto adicción e incremento de su con-
189). tenido, encarrilándose así en el camino del
Por tanto, la posición característicamente osci- progreso lineal.
lante y ambigua que mantiene Hegel con respecto Sin embargo, la filosofía progresa en su historia
a las introducciones, se acucia notablemente en el como transformación de lo anteriormente adqui-
caso de la determinación de la historia de la filo- rido, en el reconocimiento de la tradición como
sofía, ya que no se le puede otorgar unilateral- nuestro propio devenir actual. En la conformación
mente una representación de su objeto que anticipe del presente como manifestación del espíritu del
el desarrollo del mismo. No obstante, resulta vital mundo, surge la necesidad de la filosofía como im-
para la demostración de su desarrollo como ciencia perativo de llevar a conciencia el espíritu de su
liquidar los prejuicios del sentido común a la hora tiempo. Para ello, es necesario que el tiempo esté
de entender la verdad como aparición, esto es, consumado, agotado en la realidad trasnochada, ya
como manifestación de la esencia, o dicho con pa- que «la necesidad de la filosofía surge cuando el
labras del propio Hegel, «la esencia [como] aque- poder de unificación desparece de la vida de los
llo por medio de lo cual la existencia es fenómeno, hombres, y los opuestos pierden su viva relación
[…] pero al mismo tiempo es también sólo fenó- e interacción y cobran autonomía. En esta medida
meno» (p. 169). Por ello, esta introducción tiene la necesidad de la filosofía es una accidentalidad,
un cometido más bien humilde, pues «no puede pero, en la escisión dada, es el intento necesario
tener como fin demostrar conceptualmente la na- de superar la contraposición de la subjetividad y
turaleza de este devenir, sino más bien traerlo a re- la objetividad cristalizadas y concebir el ser deve-
presentación provisional» (p. 191). nido del mundo intelectual y real como un devenir,
Por tanto, «de lo que se trata, entonces, es de re- su ser como productos y, por consiguiente, como
conocer en la apariencia de lo temporal y pasajero un producir»4.
la sustancia, que es inmanente, y lo eterno, que es Por tanto, el surgimiento de la filosofía es indi-
presente»3. Este reconocimiento de la mirada del sociable de los momentos de crisis, donde se des-
filósofo es la diferencia específica que permite integran las formas políticas existentes y el espíritu
ahondar en este antagonismo mencionado, desha- es arrastrado por la decadencia de la época al im-
ciéndolo en la separación del acercamiento inicial perativo del pensamiento. Un pensamiento que re-
que existe entre la historia de la filosofía con el coja en su seno el poso de una época escindida, y
resto de las ciencias, así como con la religión. Este consiga modular, a través de la transformación que
influjo compartido, en primer lugar, entre historia sintomatiza un nuevo recogimiento del espíritu, la
de la filosofía y religión, se concreta en su relación posibilidad inmanente de reconciliación entre los
con respecto al contenido interno, ya que a la his- hombres.
toria de la filosofía como ciencia «no le corres- Efectivamente, tal y como Hegel reprochaba a
ponde, como a la religión, una verdad ya Leibniz, se acabaron los «tiempos dichosos para
determinada desde el principio como contenido, el la metafísica, aquellos en que se preocupaban de
cual sería tomado de la historia como algo inalte- ella en la Corte, y en que no hacía falta otro es-

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fuerzo para probar sus proposiciones que comparar 5


G. W. F. HEGEL (2011): Ciencia de la lógica, Ma-
hojas de árboles»5. Estar a la altura de los tiempos drid, Abada, p. 472.
no significa otra cosa que ser digno de lo que su- 6
G. W. F. HEGEL (2010): Op. Cit., p. 65.
cede, esto es, comprender la íntima esencia que se
manifiesta en nuestro devenir presente. Presente Lorena ACOSTA IGLESIAS
éste que, como en la actualidad, nos pone en la te-
situra de tener que apresar en el concepto el sufri-
miento de los hombres atrapados en el movimiento KIERKEGAARD, S.: Apuntes sobre la Filosofía de la
del espíritu, donde lo viejo no acaba de morir y lo Revelación de F. W. J. Schelling (1841-1842), Edi-
nuevo no acaba de nacer. Mientras tanto, la filo- torial Trotta, 2014, 154 pp.
sofía todavía hoy se aferra a las últimas esperanzas
que flotan de su naufragio en el siglo XX. Espe- En el presente texto nos encontramos con las
ranzas que, por otra parte, si flotan es porque si- anotaciones realizadas por el filósofo danés Søren
guen obteniendo su alimento de la cosa muerta que Kierkegaard durante su asistencia en Berlín a las
sustenta la Academia, todavía ciega ante el movi- lecciones impartidas durante unos meses corres-
miento del espíritu que empuja a la filosofía a salir pondientes a los años 1841 y 1842 (en concreto, de
al mundo, y tal vez conseguir con ello, al fin y al noviembre a febrero) por el alemán F. W. J. Sche-
cabo, ser digna de lo que sucede. lling al respecto de su Filosofía de la Revelación.
Mientras el actual impulso de la historia de la Lo cierto es que el texto se presenta como lo que
filosofía se sigue atrincherando en los muros que es, a saber, un conjunto de apuntes (originalmente
contienen la erudición, cuyos cimientos, hoy tam- estructurado en dos cuadernos), es decir, como un
baleantes, han sostenido la Academia, la filosofía texto no para ser publicado, en el sentido de que
hegeliana ya nos advertía que «la filosofía, profun- se dan todas las características de dicho formato
dizando en su sabiduría académica debe recordar de escritura y que en consecuencia, quedan aleja-
que fuera de la academia también hay sabiduría»6. das de la magnífica prosa que reflejaba el propio
Tal vez, por todo ello, hoy nos siga sirviendo el Kierkegaard en sus textos (para ser) publicados.
consejo hegeliano que el filósofo lanzó en el dis- El propio traductor y especialista en el autor danés,
curso inaugural del Magisterio de Filosofía en la Óscar Parcero, en su introducción nos señala con
Universidad de Heidelberg: «Para trabajar contra lo que nos vamos a encontrar: “fragmentación, in-
esta banalidad, colaborar por la seriedad, honradez completud, falta de orden, confusión, numerosas
y solidez alemanas, y sacar a la filosofía de la so- erratas, constantes abreviaturas, puntuación inco-
ledad en la que se ha refugiado, para ello tenemos rrecta, redacción sintácticamente incoherente, falta
que observar que somos requeridos por el más pro- de concordancia, etc. […] Una evidente ausencia
fundo espíritu del tiempo» (p. 41). de cualquier rastro de «estilo»” (pág. 81).
El recorrido por el que nos lleva el texto nos
NOTAS conduce desde un punto inicial en el que se busca
por parte de Schelling la distinción entre una filo-
1
Las citas correspondientes al libro reseñado serán sofía positiva y una negativa: aclarando previa-
introducidas indicando directamente el número de mente de qué se ocupa la filosofía tal y como el
página entre paréntesis dentro del propio texto. El propio filósofo alemán la entendía; pasando por
resto de las citas estarán indicadas con una nota a una teoría de la creación para acabar con unas im-
pie de página. portantes referencias a la mitología, dentro de la
2
G. W. F. Hegel (2010): Enciclopedia de las cien- cual, se podría hablar de pecado, caída, Dioniso y
cias filosóficas, Madrid, Alianza, §17, p. 119. los Misterios.
3
G. W. F. HEGEL (1999): Principios de la filosofía Lo interesante del texto, más que lo que nos
del derecho, Barcelona, Edhasa, p. 59. pueda añadir sobre el pensamiento y las lecciones
4
G. W. F. HEGEL (1990): Diferencia entre los sis- de Schelling, es la huella que se puede rastrear en
temas de filosofía de Fichte y Schelling, Madrid, la configuración del pensamiento kierkegaardiano;
Tecnos, p. 20. en concreto, la conexión que puede existir entre la
propuesta schellingiana de la Filosofía de la Reve-

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