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o Materias primas,
o Proceso de elaboración.
o Mosto y Cerveza Final
Controles de calidad sobre materias primas: los requisitos de calidad aplicados a las
materias primas pueden ser: definición concisa de las características de los ingredientes
que se necesitan, las especificaciones de dichas materias primas seleccionadas para
nuestra receta, etc.
Controles de calidad que se deben aplicar, por ejemplo:
Los controles de calidad sobre el proceso: se deben definir los parámetros más
significativos de cada etapa de elaboración de cerveza y guardar un registro de todos
ellos. Así pues se deben hacer constar dichos valores en una hoja de proceso de cada
una de las fases: tiempos, temperatura, pH, …
Conociendo los valores de los parámetros físico-químicos en tiempo real se pueden tomar
acciones preventivas en caso de que un parámetro comience a desviarse respecto a los
valores mínimos y máximos pre-establecidos. En ese momento se considera que dicho
parámetro está fuera de control y podría afectar significativamente al proceso de
elaboración y al producto final.
Una vez garantizados los parámetros de elaboración bajo control en todas las fases, se
definen una serie de controles físico-químicos y microbiológicos a realizar en el mosto
y la cerveza final.
Test de fermentabilidad
Color
Densidad
FAN
Proteína soluble
Sacarificación
…
Por último, los controles analíticos en cerveza final: se deben definir de nuevo una
lista de parámetros medibles que nos garanticen el grado de cumplimiento de los
requisitos de calidad prefijados y que el producto final debe tener para garantizar su
consistencia en sucesivas elaboraciones.
Por ejemplo:
pH
Color
Amargor
Turbidez
Grado Alcohólico
Extracto Seco Primitivo
…
…
Registro de valores:
Se han descrito de manera rápida ejemplos de parámetros a controlar en materias
primas, fases del proceso de elaboración y cerveza final. Todos estos valores deben
quedar registrados con la fecha de elaboración y es conveniente así mismo realizar un
análisis básico regularmente de dichos datos. Mediante hojas de cálculo se pueden
realizar gráficas de control para ver la distribución de los valores obtenidos de cada
parámetro en sucesivas elaboraciones. De esta manera podemos ver si dicho valor se
encuentra bajo control junto con los demás parámetros.
Acompañando a la definición de cada parámetro a controlar se debe incluir información
sobre las unidades en las que proporcionar los datos, el método de medida de dicha
variable, los valores máx y mín permitidos para dicho valor y las acciones preventivas
en caso de que el valor se encuentre fuera de dichos valores permitidos:
Con métodos más avanzados se pueden realizar diagramas de control estadístico que
nos mostrará si un parámetro muestra una tendencia hacia zonas fuera de control o si
tiene una relación directa o inversa con algún otro parámetro analizado en el proceso o
el producto final.
El nivel de pH del macerado y del mosto es un elemento clave a la hora de que procesos como la
actividad de las enzimas, la adición de lúpulo o la fermentación de las levaduras funcionen
correctamente. Entender estos niveles nos permitiría obtener la cerveza exactamente tal y como
la queremos. Pero… ¿Qué es el pH? Y, lo que es más importante para un brewer, ¿Qué tengo
que saber de él?
La definición
El pH expresa el grado de acidez o de alcalinidad de una solución. Su nivel se suele medir en una
escala que va del 1 al 14, en la que el 7 se consideraría el término neutral. Una solución con un
nivel de pH inferior a 7 se consideraría ácida, mientras que cualquier solución superior a ese
número sería alcalina. Empleando tecnicismos, a raíz de que se usa el exponente 10 de la escala
logarítmica, una solución con un pH de 5 sería 10 veces más ácida que una solución con un pH
de 6, y 100 veces más en el caso de tener una solución con un pH de 7.
Aunque las amilasas y las otras varias enzimas de menor importancia que intervienen en el
macerado funcionan a diferentes niveles de pH, la media ideal para que las enzimas realicen el
proceso de maceración correctamente ronda entre los 5.2 y los 5.5. Además, mantener el nivel de
pH cerca de 5.5 también será ideal para la extracción y transformación del lúpulo durante la
cocción, la precipitación de proteínas, la clarificación del mosto e incluso el proceso de
fermentación.
Una vez tengamos delante el análisis, debemos centrar nuestra atención en los niveles de calcio
y de magnesio, así como en los iones de carbonato y bicarbonato. De todos ellos, el calcio es el
elemento más importante, pues es capaz de superar la capacidad búfer de los fosfatos de
malta (sistema formado por un ácido débil y su base conjugada con capacidad para oponerse a
grandes cambios de pH), y disminuir así el pH del macerado hasta el rango aceptable de 5.2 a
5.5. La concentración ideal de calcio debería ser entre 50 y 150 ppm. En cuanto al magnesio, éste
actúa de forma similar al calcio, pero es menos eficaz en la reducción del pH del macerado. A la
vez, la concentración adecuada de calcio debe ir acompañada de bajos niveles de carbonato y
bicarbonato. De ambos, es el bicarbonato el regulador alcalino más fuerte; en grandes cantidades,
el nivel de pH aumentaría hasta cifras inaceptables. Se aconseja, pues, que los iones de carbonato
y bicarbonato estén por debajo de los 50 ppm.
Habréis podido apreciar que hablamos de dureza. Este término sólo hace referencia a una
concentración alta de magnesio y calcio en el agua. En contraposición, el agua blanda contiene
una cantidad reducida de estas sales.
Las maltas oscuras son ácidas por naturaleza y, por lo tanto, necesitan agua blanda para
equilibrar los niveles de Ph.
Como ya hemos visto, los niveles de concentración de calcio, magnesio, carbonato y bicarbonato
afectan drásticamente a los niveles de pH del macerado. Sin embargo, hay otro factor que
contribuye a estos niveles: la malta en general, y las maltas oscuras en concreto. Las maltas
oscuras son ácidas por naturaleza, de modo que usar un tipo de agua dura reduciría los niveles
de pH. Muchas de las cervecerías más grandes del mundo, originarias sobretodo de Londres o
Dublín, usan aguas con baja concentración de calcio y alta presencia de carbonatos; es decir,
agua blanda. La alcalinidad de esta agua no permitiría realizar buenas pale ales o lagers. Sin
embargo, es perfecta para elaborar cervezas oscuras, como las porters, ya que la acidez de la
malta es capaz de superar la resistencia a los cambios de pH del agua rica en carbonato y
bicarbonato y, por lo tanto, obtendríamos los niveles de pH adecuados.