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experiencia y puede usar la lógica para prever el futuro, por lo tanto, puede identificar una
situación como potencialmente peligrosa antes de que llegue una información a los tejidos.
Cuando el sistema está sensibilizado, si el cerebro considera algún estímulo peligroso aunque
no lo sea puede ser suficiente para provocar dolor. Algunas personas con dolor persistente,
tan sólo con pensar en un movimiento u observar a alguien realizar ese movimiento ya
perciben dolor (“solo de pensarlo ya me duele”). Incluso pensamientos como:
- ‘el médico piensa que me lo estoy inventando’
- ‘en el TAC no salió nada, por tanto, debe ser algo realmente grave y profundo’
- ‘la tía María tuvo dolor lumbar y ahora está en una silla de ruedas’
- ...
Son amenazas para un cerebro preocupado por tu supervivencia. Estos pensamientos y el
miedo a realizar ciertas actividades, o el miedo a volver a lesionarte, son capaces de agravar
el dolor.
Tenemos un potente y rápido sistema de respuesta, que nos permite afrontar situaciones de
amenaza y que nos ayuda a protegernos frente a ellas: es el sistema nervioso simpático,
que libera adrenalina en el cuerpo. Existen dos sistemas que se combinan para liberar
adrenalina.
- Cuando se le requiere, la parte interna de la glándula suprarrenal vierte rápidamente
adrenalina en la sangre.
- El sistema nervioso simpático distribuirá la adrenalina por todos los tejidos.
Todo está dirigido por el cerebro, que trabaja en respuesta a los estímulos sensoriales que le
llegan de los tejidos, los ojos y oídos, pensamientos, creencias, percepciones, estados de
ánimo y recuerdos. Que te sonrojes al recordar algo que deberías haber hecho hace años es
un ejemplo de la respuesta del sistema nervioso simpático a ese recuerdo. también influyen
señales de amenaza que pueden provenir como de cortes, gatos, profesores, alergias,
golpes, moratones, películas, monstruos y atracadores, por ejemplo. Junto con el cortisol, la
adrenalina proporciona energía al cerebro, músculos y corazón; hace que el oxígeno esté
disponible; te pone los pelos de punta; dilata tus pupilas; contrae tu intestino; suprime la
actividad inmunitaria; y disminuye la producción de esperma. Todo esto es extremadamente
útil si decides emprender una acción de lucha o huida.