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Transnacionalismo migratorio
y ciudadanía en mutación
Juan Carlos Velasco

L
os cambios sociales originados sentidos, pues el Estado, como primer canismo de inclusión social y marca-
por las intensas corrientes migra- agente político, representa a su vez un dor de la pertenencia política, pues
torias se encuentran, sin duda, factor sumamente relevante en las di- con la inmigración se pone a prueba
entre los de mayor calado registrados versas fases por las que transcurren los el supuesto carácter impermeable del
durante las últimas décadas. La poten- desplazamientos transfronterizos de perímetro de la comunidad política.
ciación del fenómeno migratorio plan- personas. Como sostiene Douglas S. Como consecuencia también de los
tea desafíos importantes y, por supues- Massey (1999), el papel desempeñado movimientos migratorios, la identi-
to, también oportunidades considera- por los Estados constituyen el “eslabón dad colectiva se ha tornado mucho
bles para la gestión de la vida en co- perdido” (lost link) de las teorías de las más compleja y plural, incidiendo con
mún de cualquier sociedad, retos y migraciones internacionales y ya no ello en las fuentes de la lealtad de los
oportunidades que van mucho más cabe ignorarlo más. ciudadanos hacia el poder constitui-
allá del hecho coyuntural de que la in- En un mundo como el contem- do. De este modo, el estudio de las
migración se haya convertido en nu- poráneo, con una traza westfaliana migraciones se nos presenta como un
merosos lugares en objeto de preocu- aún no superada, organizado política- cualificado observatorio desde donde
pación social y en arma arrojadiza en mente “en Estados legalmente sobera- examinar los principales debates que
la contienda política diaria. Las conse- nos y mutuamente excluyentes”, el al- atañen al sistema político de las socie-
cuencias de las migraciones no son cance político de los flujos de pobla- dades contemporáneas.
meramente epidérmicas, por más que ción es manifiesto: implican, por defi- Lo enunciado hasta ahora con-
a resultas de ellas se alteren la fisono- nición, el cruce de fronteras estatales, forma un panorama ingente de cues-
mía cotidiana de las ciudades y pue- es decir, la transferencia de una perso- tiones que obviamente no pueden ser
blos en donde se asientan. Constitu- na “de la jurisdicción de un Estado a abordadas en el limitado espacio de
yen, por el contrario, un fenómeno de la de otro” (Zolberg 2006, 26-27); y un artículo. Por eso, las consideracio-
efectos estructurales que transforma ello conlleva también un cambio tran- nes que siguen se ceñirán exclusiva-
profundamente la composición demo- sitorio o, en muchos casos, definitivo mente a aquellas transformaciones
gráfica, el tejido social y el entramado en la pertenencia a una comunidad del sistema político inducidas por las
cultural de casi todas las sociedades. política. Es más, la intensa impronta migraciones que guardan relación di-
Sus efectos tienen, además, alcance dejada por las migraciones es percepti- recta con la noción de ciudadanía y
planetario, hasta el punto de que ape- ble en el núcleo sensible del poder el sentido de pertenencia. La hipóte-
nas existe hoy en día un país que no político y de la convivencia social, in- sis de partida que guiará la reflexión
sea, bien receptor de migraciones, bien cluso en los elementos articuladores de será la siguiente: las migraciones pue-
emisor, o bien país de tránsito; y son los Estados modernos: la noción den ser entendidas como el cataliza-
numerosos los países que poseen dos de soberanía nacional, el significado dor social, posiblemente el más deci-
de estos perfiles o incluso los tres. de la ciudadanía o las formas cultura- sivo, del conjunto de transformacio-
La enumeración de las diversas di- les de la identidad colectiva y de la nes que está experimentando la insti-
mensiones de la vida social que se ven lealtad política. Si la soberanía nacio- tución de la ciudadanía en las socie-
conmocionadas de una u otra manera nal se ha visto erosionada por los pro- dades democráticas contemporáneas.
por los movimientos migratorios ma- cesos de globalización, la imposibili- A partir de ese supuesto se tratará de
sivos podría ser sumamente extensa, dad de mantener la integridad de las mostrar que el fenómeno en alza del
pero resultaría sustancialmente incom- fronteras ante la presión migratoria no transnacionalismo migratorio tiene la
pleta si de ella se dejaran fuera las re- ha hecho sino magnificar este proceso. virtud de sacar a la luz las contradic-
percusiones en la esfera política. En La institución de la ciudadanía, por su ciones internas del proyecto moder-
realidad, los influjos se dan en ambos parte, ha sido cuestionada como me- no de ciudadanía nacional.

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tura, el Estado nacional está práctica-


mente obligado a dar preferencia abso-
luta a los intereses de sus naturales. En
política migratoria y, en particular, en el
ámbito de la política de ciudadanía, es-
to resulta evidente. Pero no por eviden-
te deja de ser menos paradójico que jus-
to cuando la globalización económica
desnacionaliza la economía nacional, el
fenómeno migratorio renacionalice la
agenda política (cf. Sassen 2001, 73).
Esta tendencia es perceptible en las nor-
mativas de acceso al territorio estatal y,
de modo paradigmático, en las de acce-
so a la nacionalidad/ciudadanía. La na-
turalización de los extranjeros es una de
las últimas atribuciones específicas a las
que se aferran los Estados contemporá-
neos, que la siguen considerando ingre-
Tras estas observaciones prelimina- los procesos migratorios. Su labor no diente medular de aquello que en jerga
res, se abordará la temática en dos pa- se reduce a ordenar los flujos trans- diplomática se denomina domain reservé
sos, más unas consideraciones finales, fronterizos de personas, bien sea para y, en consecuencia, se niegan a recono-
que no conclusivas. En primer lugar, se alentarlos bien para intentar obstaculi- cerla como un derecho subjetivo de
señalará cómo el establecimiento de re- zarlos, sino que también resulta crucial quienes legalmente residen en su terri-
des transnacionales inciden en la forma a la hora de producir y reproducir si- torio. Se trata de una competencia no
que los migrantes tienen de vincularse tuaciones de irregularidad, al encon- menor, pues faculta al Estado para de-
al país receptor sin dejar de mantener trarse entre sus competencias privati- terminar “quién es y quién no es un
lazos con sus lugares de procedencia vas la de crear la peculiar figura de los ciudadano”, lo que “constituye obvia-
(1); a continuación, se dará cuenta de sin papeles o inmigrantes indocumen- mente un elemento esencial de la vida
algunas de las consecuencias que la per- tados. Con todo, y pese a esa eviden- política” (Carens 2004, 401), un dispo-
sistencia de estos nuevos lazos trans- cia, a medida que más y más cuestio- sitivo fundamental en manos de la co-
fronterizos ejercen sobre la concepción nes demandan cada vez más solucio- munidad política para definir sus pro-
de la ciudadanía (2); y, finalmente, se nes globales, cabe preguntarse por la pios límites internos. Y desde la pers-
apuntarán algunas reflexiones acerca de adecuación y capacitación real de los pectiva de las personas que arriban, la
la necesidad de ligar las políticas migra- Estados nacionales para afrontar los forma en que se regule el acceso a la
torias a una comprensión exigente de la diversos retos del presente y, en parti- ciudadanía resulta asimismo de crucial
justicia social (3). cular, el representado por los movi- importancia, porque les proporciona
mientos internacionales de personas. una estabilidad razonable para planificar
1. La nueva lógica migratoria: Las dudas acerca del papel del Esta- sus propias vidas.
el enfoque transnacional do ante las migraciones atañen, en pri- En segundo lugar, las dudas acerca
Se ha afirmado líneas arriba que el pa- mer lugar, al plano de los principios y de la capacidad del Estado para ges-
pel de los Estados resulta decisivo en fines de la política. Por su propia estruc- tionar las migraciones afectan tam-

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bién al plano de la eficacia. El interro- En el contexto de los procesos de Estado anfitrión. Supone, en definiti-
gante adquiere relevancia a la vista del globalización, los movimientos mi- va, una ruptura con las visiones an-
estrepitoso fracaso que con frecuencia gratorios presentan rasgos en cierta cladas en el nacionalismo metodoló-
acompaña a las políticas diseñadas por manera novedosos que resultan de gico y nos proporciona “una herra-
los diversos Estados para controlar los una confluencia de factores que favo- mienta para evitar la complacencia
procesos migratorios. La persistencia recen una movilidad más flexible, eli- con un sistema que nos coloca en el
de una inmigración irregular es la ex- minan parcialmente la noción de polo privilegiado como sociedad re-
presión más elocuente del desajuste fronteras y permiten mantener con ceptora de migración y no forzada a
entre los objetivos y los resultados de regularidad lazos a través de las mis- emigrar” (Suárez 2008, 788).
esas políticas. Estos reiterados fiascos mas. Un conjunto de rasgos que en En un plano más descriptivo, y
se deben, en gran medida, al descono- los estudios especializados se conoce, no estrictamente metodológico, por
cimiento de la lógica interna de las con algunas fluctuaciones en la deno- transnacionalismo migratorio se entien-
migraciones, en general, y de las nue- minación, como transnacionalismo de un conjunto de procesos por los
vas migraciones, en particular. Por un migratorio. Sin duda, las redes tendi- cuales determinados migrantes gene-
lado, el fracaso de muchas políticas das por grupos humanos diseminados ran y sostienen relaciones y actividades
migratorias obedece al “hecho de que en distintos países ya se registraban sociales recurrentes que vinculan las
la naturaleza de los procesos migrato- en épocas pasadas. El caso paradig- sociedades de procedencia con las de
rios es a largo plazo”, y eso siempre ha mático sería el de la diáspora del pue- destino. A partir de esas relaciones y
sido así, “mientras que los ciclos de las blo judío, que durante siglos logró actividades se construyen espacios so-
políticas son esencialmente de corto mantener una memoria compartida ciales discontinuos y, por ende, deste-
plazo y con frecuencia se determinan sobre el país de origen y un sentido rritorializados, espacios que cruzan
por la duración de los mandatos elec- comunitario de la solidaridad. Por fronteras geográficas, culturales, y po-
torales” (Castles 2006, 53). Por otro eso, como bien destaca Liliana Suárez líticas. En los estudios empíricos se
lado, las nuevas migraciones presentan (2008, 777), lo realmente novedoso constata que cada vez más son los mi-
nuevos rasgos que se pasan olímpica- no sería “la existencia de estas redes y grantes y sus descendientes que parti-
mente por alto, ya que “los esfuerzos vínculos transnacionales, sino la pers- cipan en redes sociales cuyas ramifica-
estatales por controlar la migración si- pectiva teórica y metodológica” que ciones se asientan en dos o más países.
guen todavía una lógica nacional, se ha ido afianzando en los estudios No todos los inmigrantes son transna-
mientras que muchas de las fuerzas sobre las migraciones. cionales, pero éstos conforman ya una
que determinan la migración siguen la El enfoque transnacional se ha significativa masa crítica. Se han cons-
lógica transnacional” (Castles 2006, mostrado útil para abordar diversas truido así nuevos espacios transnacio-
45-46). El resultado de este desacopla- dinámicas transfronterizas sostenidas nales, que crecen en detrimento de los
miento es bastante previsible, pues en de manera duradera por actores no nacionales de base estrictamente terri-
la medida en que el control migratorio institucionales, como, por ejemplo, torial. Cabe hablar entonces de espa-
esté basado en una lógica nacional es- diversas formas de empresariado o de cios transnacionales con vínculos en
trecha siempre será grande la probabi- activismo político, aunque es en el ámbitos plurilocales vs. territorios esta-
lidad de que su grado de eficacia se terreno migratorio donde su fecundi- tales con una localización muy deter-
vea sustancialmente disminuido por el dad más ha descollado. De hecho, se minada. La existencia de estos nuevos
influjo de redes migratorias basadas en ha convertido en una perspectiva espacios invita a reformular las nocio-
dinámicas transnacionales. analítica fundamental para examinar nes de sociedad y vida social, de modo
Se acaba de apuntar una idea las causas y las implicaciones socio- que ya no queden restringidos al terri-
central que recorrerá este artículo: la culturales de los flujos migratorios torio limitado por las fronteras de un
creciente inadecuación del marco es- actuales, sobre todo, para estudiar de único Estado nacional: “Las vidas de
tatal para afrontar los retos globales forma más integral estos flujos tanto un número creciente de individuos”,
que representan las migraciones in- en los contextos receptores como como afirman Levitt y Glik Schiller
ternacionales se ponen especialmen- emisores. Esta perspectiva, cultivada (2006, 192), “ya no pueden entender-
te de manifiesto a la luz de la nueva desde hace al menos un par de déca- se con tan sólo mirar lo que sucede
lógica que éstas siguen en la actuali- das por numerosos sociólogos, antro- dentro de las fronteras nacionales”.
dad. El propio Estado es cuestiona- pólogos y politólogos (Steven Verto- Para captar el sentido del térmi-
do como marco más apropiado para vec, Thomas Faist, Alejandro Portes, no transnacionalismo migratorio es
la gestión del fenómeno migratorio. Luis E. Guarnizo, Stephen Castles, preciso tener en cuenta las innovacio-
Entre las claves de esta nueva lógica Peggy Levitt o Rainer Bauböck, entre nes introducidas en las actuales con-
podemos encontrar también los otros muchos), choca con los estu- diciones materiales de existencia, mu-
principales factores propulsores de dios migratorios tradicionales centra- chas de ellas inconcebibles hace ape-
las mutaciones experimentadas por dos en problemáticas que afectan a la nas unas pocas décadas. En unos po-
la noción de ciudadanía. recepción de los inmigrantes en el cos años se han registrado avances

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tecnológicos que inciden de manera pero no por ello menos tupidas, que a unas condiciones en principio inhós-
directa y relevante en la vida de todos impulsan importantes cambios en pitas, y, por otra, una suerte de malla
aquellos que viven en un país dife- ambas áreas. Sus integrantes actúan de seguridad frente a las situaciones de
rente al propio. Nuevas condiciones en múltiples espacios físicos y virtua- vulnerabilidad en las que los inmi-
materiales que posibilitan que los mi- les, conformando sólidos lazos que se grantes frecuentemente se encuentran
grantes mantengan vivos lazos con su retroalimentan y que sirven para envueltos. Por supuesto, la emergencia
país de origen de una manera bastan- amortiguar el choque afectivo y cul- de estas nuevas formas de socialización
te intensa y cómoda, a la vez que tural que supone la experiencia mi- posee implicaciones en las políticas de
económica; lazos que se sustentan en gratoria. Esta configuración de los control de flujos migratorios empren-
formas de intercambios que resulta- procesos migratorios mediante redes didas por los Estados. Las redes trans-
rían inimaginables sin la revolución transnacionales hace visible una cara nacionales engendran dinámicas pro-
de los transportes y las comunicacio- de la globalización diferente a la más pias que autosustentan los procesos
nes: el contacto telefónico frecuente, habitual: una globalización en la que migratorios una vez iniciados; y, por
los viajes de avión a bajo coste, el co- toman protagonismo no tanto las ello, a los Estados siempre les resultará
rreo electrónico, el chateo, las redes implicaciones ‘macro’, sistémicas o harto difícil intentar atajarlos.
sociales virtuales, las remesas interna- estructurales del proceso (una globa- El carácter no transitorio de los
cionales de dinero o las inversiones lización desde arriba), sino aquellas vínculos transnacionales pone en
vía telemática, etc. Con la ayuda de que se insertan en el nivel ‘micro’ de cuestión presunciones básicas de las
estos medios, que permiten actuar, los procesos sociales (una globaliza- concepciones asimilacionistas, en
producir, consumir y comunicarse a ción desde abajo), más cercano al particular la idea de que los inmi-
distancia, en red y a tiempo real, se mundo de la vida (cf. Suárez 2008, grantes tras un tiempo más o menos
ha producido una radical reducción 777-778). En este nuevo campo so- limitado se adaptan a las pautas
del “efecto espacio-tiempo en los in- cial, los migrantes pueden ser con- socio-culturales de la sociedad de
tercambios materiales, informativos y templados no sólo como víctimas de acogida y que de manera más o me-
humanos entre los territorios del pla- las desigualdades socio-políticas, sino nos simultánea abandonan las len-
neta” (Dumont 2008, 75). Con la también como sujetos activos con ca- guas y costumbres de sus países de
multiplicación de las opciones de co- pacidad de transformación social. procedencia, de modo que se van de-
municación y desplazamiento se han El enfoque transnacional permite bilitando sus vínculos con tales paí-
derribado barreras que entorpecían superar el individualismo metodológi- ses. El hecho, sin embargo, es que las
las relaciones transfronterizas. Es ilus- co, una perspectiva que hasta ahora familias y grupos transnacionales no
trativo, en este sentido, comparar es- dominaba el estudio de los flujos mi- están ligados a un único territorio,
tas nuevas condiciones con los me- gratorios y que aún sigue teniendo pues sus vidas se desarrollan entre
dios que estaban al alcance, p.ej., de enorme peso, sólo atemperado por la “aquí y allá”. Poseen una doble marco
los emigrantes españoles que a me- influencia de un alicorto estructuralis- de referencia (y a veces múltiple),
diados de la pasada centuria se asen- mo legatario del marxismo. De hecho, “una marcada ‘bifocalidad’ de pers-
taron en la próspera Europa o en la tales flujos aún siguen siendo contem- pectivas” (Vertovec 2006, 157). Su
acogedora Sudamérica: viajes de va- plados mayoritariamente desde la óp- sentido de pertenencia se duplica y se
rias jornadas y a altos precios, cartas tica de la elección racional individual, ponen en marcha procesos que con
por correo ordinario y lento, giros esto es, considerándolos como resulta- probabilidad desembocan en nuevas
postales, costosas conferencias telefó- do de acciones emprendidas por per- formas híbridas de identidad, para
nicas con operadoras, periódicos con sonas aisladas que intentan maximizar cuya elaboración se toman elementos
varias fechas de retraso, etc. sus perspectivas vitales. Apenas se tie- de aquí y de allá. Cabe suponer en-
Todos estos recursos e instru- ne en cuenta la dimensión supraindi- tonces –y, de hecho, en la literatura
mentos permiten que sean numero- vidual derivada de la creciente impor- especializada es una cuestión disputa-
sos los grupos y, en particular, las fa- tancia que en la decisión de emigrar da –que la proliferación de “dinámi-
milias que se despliegan conforme a tienen el establecimiento de redes cas reticulares transnacionales” que
patrones de una enorme movilidad transnacionales. Las redes de contac- propician la formación de sistemas
física y con variadas estrategias adap- tos, información y, sobre todo, de soli- culturales igualmente transnaciona-
tativas. En el plano económico, por daridad que conforman las familias, les, pueden actuar como anticuerpos
ejemplo, conforman unidades de amigos, parientes y paisanos operan que ralentice una rápida integración
producción territorialmente dispersas de manera significativa en la gestación de y con los inmigrantes en los países
que son enormemente ventajosas pa- y realización del deseo de emigrar. Ta- receptores. A falta de una constata-
ra los negocios. El mantenimiento de les redes y canales de asistencia mutua ción empírica clara, de lo que no hay
vínculos permanentes entre las áreas representan, por una parte, una estra- muchas dudas es de que estas nuevas
de origen y destino permite tejer re- tégica pista de aterrizaje para la adap- dinámicas modifican, eso sí, los mo-
des sociales relativamente invisibles, tación inicial de las personas y grupos dos de incorporación tradicionales de

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los inmigrantes (cf. Blanco 2008). Se mundo, los movimientos de pobla- chos casos, se han ido adoptando en
observa, no obstante, que las relacio- ción contemporáneos, no. La afirma- la práctica estos criterios, aunque sin
nes y actividades transnacionales co- ción de este enfoque transnacional su- modificar las concepciones de parti-
existen en muchos casos con estrate- pone una considerable cesura con la da. A estos cambios es a lo que hace
gias de asimilación desarrolladas por perspectiva predominante, el enfoque referencia Joseph Carens (2004, 399):
los países receptores. Autores como estatocéntrico, al poner en cuestión “Uno de los avances más sorprenden-
Portes (2005, 15) o Levitt y Glick presupuestos tan arraigados como “el tes de finales del siglo xx en el campo
Schiller (2006, 191) apuntan la idea cerramiento exterior y la homogenei- de la inmigración fue lo mucho que
de que la conducción de una forma dad interna de las comunidades políti- se redujeron las distinciones legales
de vida transnacional no es incom- cas” (Bauböck 2004, 183). entre ciudadanos y residentes no ciu-
patible con algún modo de integra- Si tal como afirma uno de los teóri- dadanos”. Esto, sin duda, merece una
ción exitosa en la sociedad recepto- cos más renombrados del multicultura- explicación más detallada.
ra. En cualquier caso, la trayectoria lismo, Will Kymlicka (2003), los nacio- En la mayoría de los países demo-
transnacional que caracteriza la vida nalismos minoritarios y el transnaciona- cráticos receptores, la posición de los
de numerosos migrantes contempo- lismo migratorio son los dos fenómenos inmigrantes en la estructura normati-
ráneos obliga a replantear la idea de en curso con mayor capacidad para al- va de los derechos de ciudadanía es,
la pertenencia y la lealtad exclusiva a terar el modelo tradicional de ciudada- por decirlo con palabras suaves, un
un Estado sobre la que se han cons- nía, este último fenómeno representa tanto peculiar. A pesar de ser miem-
truido las nociones modernas de seguramente –como el propio Kymlicka bros de facto de las sociedades en las
ciudadanía e identidad nacional. tiende a pensar– el candidato más de- que se han establecido, no son recono-
moledor, pues pone en tela de juicio la cidos como sujetos de pleno derecho
2. La ciudadanía, idea de que la ciudadanía se circunscri- de las mismas. Bien sea por la imposi-
institución en mutación be a las fronteras territoriales de una co- bilidad legal de acceder a la ciudada-
Los procesos migratorios –y, especial- munidad nacional. La creciente confor- nía, bien sea por decisión propia, los
mente, en el contexto transnacional mación transnacional de los procesos inmigrantes desarrollan con frecuencia
descrito– conducen a la constitución migratorios incide en la configuración diferentes formas de vinculación con
de un “doble espacio” social, político y de nuevos modelos de pertenencia y de el Estado receptor que no necesaria-
cultural en donde se insertan los acto- titularidad de los derechos, impulsando mente pasan por la adquisición del
res que lo protagonizan: la partida del a la postre nuevas formas de entender la status de ciudadano. No obstante, por
lugar de origen supone siempre una ciudadanía. Otros autores, desde premi- su inserción real en el país de acogida,
ruptura, a la vez que nunca se acaba sas teóricas diferentes, también han es decir, porque residen y trabajan en
de formar parte por completo del lu- constatado estas innovaciones y se han él, participan de relevantes derechos
gar al que se llega. Los migrantes viven aventurado a señalar algunos efectos que, en la literatura especializada, se
a caballo entre dos mundos y se pro- que podrían traer consigo: asocian a la posesión de dicho status.
duce así un doloroso proceso de “do- Conforme al influyente modelo de
ble desafiliación” y de “doble revincu- “La proliferación de espacios en los que se ciudadanía teorizado por T.H. Mars-
lación”. Desarrollan identidades com- asientan las diásporas, la descomposición de la hall (1999), esta institución legal se ha
pertenencia que se transluce con las actuales mi-
plejas que los vinculan con más de un graciones ‘transnacionales’, la multiplicación de
ido configurando históricamente –gra-
país, tanto en términos económicos figuras ‘híbridas’ que no se dejan encasillar en la cias, en gran medida, a la labor reivin-
como simbólicos y, por supuesto, tam- simple dicotomía nacionales/extranjeros […] son dicativa de los movimientos sociales
bién políticos, filiaciones simultáneas elementos que terminan por tener relevantes re- que se apropiaron de su lógica univer-
que los propios actores no siempre es- percusiones sobre la propia configuración ‘objeti- salista y expansiva– de acuerdo a un
va’ de la ciudadanía, multiplicando, por ejemplo,
timan como mutuamente incompati- la tendencia al desmoronamiento de sus perfiles
preciso esquema secuencial: en un pri-
bles. Todo ello conduce también a nacionales” (Mezzadra 2005, 50). mer lugar se procedió al reconoci-
concebir de otra manera el “nosotros” miento de la ciudadanía civil; luego, al
y el “ellos”, una distinción primordial Vinculadas a los procesos de glo- de la ciudadanía política; y, finalmen-
–una frontera mental– en cualquier balización y al progresivo reconoci- te, la culminación se encontraría en la
sociedad y que en el mundo de hoy miento universal de los derechos hu- ciudadanía social. Este modelo se ha
pierde nitidez. Las redes migratorias manos, están surgiendo por la vía de vuelto obsoleto, pues, como se verá,
transnacionales modifican no sólo la hecho nuevos modelos de ciudadanía, ha ido surgiendo toda una gradación
percepción de tales fronteras imagina- con un componente territorial y na- de situaciones jurídicas inéditas en la
das, sino también de las fronteras polí- cional mucho menos marcado. La re- que se ubican los migrantes y que les
ticas y de los territorios limitados por sidencia y el empleo serían los nuevos permite acceder a unos determinados
ellas, cuya importancia se relativiza. Si soportes legales que facilitan la adqui- derechos y excluirlos de otros. Se han
las migraciones tradicionales daban sición de derechos en un mundo cre- generado formas nuevas de ciudadanía
por sentado el orden territorial del cientemente transnacional. En mu- de perfiles postmarshallianos (cf. López

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Sala 2005, 132-141), un proceso en el peditación de los derechos legales, suelen disponer de un discurso claro
que mucho tiene que ver la emergen- económicos o sociales de los inmi- sobre las consecuencias de la inmi-
cia de las relaciones transnacionales grantes respecto a los de los naciona- gración y, sobre todo, de las implica-
antes descritas y la creciente toleran- les. Y a partir de esta crucial distinción ciones que conllevaría poner en mar-
cia, e incluso aceptación explícita, de surgen otras, aunque las más visibles cha una auténtica política de integra-
la doble nacionalidad/ciudadanía. se reflejan en el ámbito laboral: con las ción cívica y de equiparación de de-
Como consecuencia de la incor- migraciones se genera un nuevo prole- rechos y obligaciones.
poración de los inmigrantes, los Esta- tariado que sustituye al tradicional, Si bien en el reconocimiento de
dos (en particular, los europeos occi- que entretanto ha ido conquistando los derechos civiles se han dado avan-
dentales) han tendido a realizar una valiosos derechos sociales y se resiste a ces notables ligados a la consolida-
redistribución de las posiciones jurí- compartirlos. Los migrantes se sitúan ción de una institucionalidad inter-
dicas de los individuos y de los dere- mayoritariamente en el último estrato nacional encargada de garantizar los
chos asociados a ellas, nuevas posicio- de la jerarquía laboral, pues lo que derechos humanos, que pese a sus
nes a la que se han ido dando nom- predomina de hecho son los movi- deficiencias ha alcanzado un mínimo
bres: full citizens o ciudadanos plenos, mientos masivos de mano de obra no grado de efectividad, el reconoci-
denizens o cuasiciudadanos y margi- cualificada y aunque existen migrantes miento de los derechos sociales y, en
zens o marginados/excluidos (cf. Ha- altamente cualificados, con frecuencia particular, de los derechos políticos a
mmar 1990; Martiniello 1994). Estas también resultan subempleados. No todo quien reside legalmente en un
clasificaciones no son piezas elabora- obstante, los migrantes no conforman territorio sigue dependiendo de la
das en un laboratorio de ingeniería una clase social uniforme, ya que pre- decisión soberana de los Estados na-
social, sino descripciones ajustadas de sentan diferencias entre ellos mismos cionales. No obstante, también en
lo que está ocurriendo. La implanta- muy acusadas, tanto en lo referente a este último ámbito se han registrado
ción de estas posiciones jurídicas im- los ingresos como en lo relativo al sta- cambios alentadores: por un lado, re-
plica la negación de la lógica secuen- tus o posición jurídica que disfrutan. formas legales, incluso de rango
cial que la teoría política ha asociado Al fenómeno de estratificación constitucional, para admitir la doble
al desarrollo de la institución de la social no es ajena la actitud de los di- nacionalidad, así como la firma de
ciudadanía. En particular, tales posi- versos Estados, que ante la llegada de convenios bilaterales para implemen-
ciones desestabilizan la linealidad acu- inmigrantes y el esfuerzo de adapta- tarla; y, por otro, la ampliación de
mulativa que se derivaba de los plan- ción que implica su integración so- derechos de voto a ciudadanos no re-
teamientos de Marshall. Su esquema cial tienden a reaccionar arbitrando sidentes, la concesión a los extranje-
secuencial se ha invertido en muchos distintas medidas de mayor o menor ros residentes del derecho al voto y a
casos: la ciudadanía social de los in- reconocimiento legal de derechos a ser elegidos en las elecciones locales,
migrantes antecede y se detiene en el favor de los recién instalados, pero etc. En particular, la aceptación de la
umbral de la ciudadanía política. sin llegar casi en ningún caso a la ge- doble nacionalidad por parte de un
Un efecto práctico de muchas de neralización de una política clara de creciente número de países es un fac-
las políticas destinadas a regular el ac- concesión de la ciudadanía, que con- tor clave para la inserción de muchos
ceso de los derechos de los migrantes llevaría una efectiva equiparación de inmigrantes, que entienden que es el
es precisamente la potenciación de la derechos con los nacionales. Para los mejor modo de reconocer sus múlti-
“estratificación cívica” (cf. Morris, países receptores (o, por lo menos, ples afiliaciones e identidades, las
2002), con todo lo que ello implica de para su mayoría) dar este paso cons- cuales además pueden poseer diverso
ruptura del principio de igualdad ante tituye un asunto sumamente compli- grado de intensidad.
la ley. De este modo, no sólo se refuer- cado porque se entiende que con él Con todo, la mayor cantidad de
za la desigualdad jurídica, sino tam- podrían conmoverse resortes muy cambios en leyes, políticas estatales y
bién la estratificación socio-económica profundos sobre los que presunta- prácticas migratorias las encontramos
y, en definitiva, la generación de espa- mente se asientan la autoidentifica- en los Estados emisores, deseosos de
cios de exclusión. En cualquier caso, y ción de la sociedad. En general, la afianzar los vínculos tantos culturales
pese a toda esa extensa paleta de cate- imagen que la sociedad tiene de sí como materiales con sus “comunida-
gorías jurídicas, la primera y esencial misma es un tanto mítica, tendién- des en el exterior” (cf. Levitt y Glick
línea divisoria sigue siendo la que se- dose a proyectar la imagen de una Schiller 2006, 209) y, en particular,
para los ciudadanos de pleno derecho población homogénea, cuando en de asegurarse la continuidad de sus
de los extranjeros, de los inmigrantes. realidad su composición étnico-cul- contribuciones e inversiones financie-
Una distinción que para muchos re- tural es sumamente heterogénea. En ras. En esta labor, los Estados latinoa-
presenta la expresión de la más absolu- parte con el objeto de no poner en mericanos se han mostrado especial-
ta normalidad, sin percatarse de que cuestión un terreno tan sensible, ni mente activos, aunque no sólo ellos:
en su nombre quedan justificadas la los poderes públicos ni la mayoría de en la última década países tan dife-
subordinación, la postergación y la su- las fuerzas políticas representativas rentes como México, Turquía, Eritrea

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o Colombia han realizados reformas políticos) en dos situaciones que, ausencia de derechos políticos. En el
jurídicas que posibilitan acceder a la aunque bien conocidas, resultan atí- mejor de los casos, se trataría de una
doble nacionalidad. Por parte de los picas: la de los ciudadanos que resi- forma amputada de existencia cívica:
países receptores, se registra más bien den en el extranjero (emigrantes) y la aquella que los romanos conocían
un relajamiento del requisito de re- de los extranjeros que se instalan en con la fórmula civitas sine suffragio.
nuncia como condición previa para el país receptor (inmigrantes). Las Y no ha de perderse de vista que si la
la concesión de la nacionalidad a los migraciones provocan un desacopla- exclusión de los migrantes del espa-
residentes extranjeros de larga dura- miento entre territorio y ciudadanía cio político del país receptor se alar-
ción. En estos casos, la actitud de re- que se hace visible en estos casos. Un ga en el tiempo, si se descarta su
conocimiento institucional de los la- buen criterio sería el de la residencia presencia en los procedimientos le-
zos sociales y simbólicos que los in- en la jurisdicción territorial de un gislativos, se están socavando las
migrantes mantienen con sus países determinado país. Esta restricción re- buenas razones que pudieran tener
de procedencia puede interpretarse sidencial afectaría al derecho de su- para obedecer las leyes.
como una contraestrategia preventiva fragio, y no a la condición de ciuda- Se hace así patente una vez más
para evitar posibles conflictos (cf. dano (que, no obstante, podría que- que el tradicional modelo de ciuda-
Faist y Gerdes 2006, 124). dar en estado latente tras unos años danía resulta inadecuado para dar
Se pueden aducir los lazos cul- de residencia en el exterior y activarse cuenta de las condiciones de vida
turales y económicos que muchos automáticamente con el retorno) y contemporáneas y, en particular, de
migrantes mantienen vivos con sus los correspondientes derechos de aquellas en las que transcurren los
países de origen como una buena ra- protección consular. En todo caso, lo procesos migratorios, marcadas por
zón a favor de que retengan el dere- determinante es que se observe el su carácter transnacional. En dicho
cho de seguir siendo ciudadanos de principio de que en la toma de deci- modelo no caben aquellas personas
su país de procedencia y de que, al siones colectivas han de participar residentes en el extranjero que man-
mismo tiempo, puedan participar –ya sea de manera directa o indirec- tienen lazos culturales y económicos
plenamente en la vida del país don- ta– todos los posibles afectados por de tal entidad que justificarían, por
de legalmente han asentado su resi- las mismas. Esto constituye una au- una parte, el derecho a seguir siendo
dencia. Algunos países reconocen téntica piedra de toque para calibrar ciudadanos de su país de origen, y,
sin límites temporales los derechos la calidad democrática de un sistema por otra, el derecho a no ser un pa-
políticos y, en particular, el derecho político. No todos los Estados, entre ria sin derechos políticos en el país
de voto a sus ciudadanos que viven los que se encuentran incluso los au- en el que residen. La multiplicación
en el extranjero (v.gr. España) e in- todenominados democráticos, logran de espacios transnacionales, además
cluso reservan una representación superar el mínimo exigible. de alentar la reconceptualización de
especial en los parlamentos para los La condición de ciudadano ple- la soberanía estatal, cuestiona de
emigrantes (v.gr. Italia, que ha esta- no y el disfrute de los consiguientes manera nada superficial la noción de
blecido una denominada circunscrip- derechos de participación política ciudadanía como pertenencia exclu-
ción exterior). No obstante, el man- no es un asunto baladí. Es cierto siva a una única comunidad política.
tenimiento y/o fomento de una ciu- que, en la mayoría de los Estados El reconocimiento de la nueva geo-
dadanía exterior activa constituye democráticos liberales con población grafía política y la subsiguiente
una cuestión disputada. En contra inmigrante, los derechos civiles y so- apuesta por un enfoque transnacio-
de una práctica ilimitada se aducen ciales hace tiempo que se han desco- nal proporciona, como ya se ha in-
argumentos de peso: nectado del status formal de ciuda- dicado, una nueva óptica analítica
danía. El disfrute de las libertades que ilumina los intensos procesos no
“Sería absurdo contemplar la ciudada- civiles básicas se entiende cada vez institucionales que tienen lugar a
nía en una democracia liberal como una es- más como un derecho humano uni- través de las fronteras estatales. Mi-
pecie de título o derecho de propiedad feudal
que hubiese de pasar de una generación a
versal (aunque a partir del 11-S se rar la realidad de esta otra manera
otra sin tener en cuenta dónde transcurre observan retrocesos en esta materia pone en cuestión que el Estado na-
realmente la vida de los herederos. A medida alentados por una creciente obsesión cional sea la categoría natural de or-
de que decrece la proximidad con un antepa- por la seguridad). La educación pú- ganización social y política.
sado que vivió en el país, disminuye también blica, la asistencia sanitaria y las Para abordar los nuevos ángulos
la admisibilidad de una justificación para
prestaciones de la seguridad social se de la realidad migratoria se precisan,
conceder automáticamente la ciudadanía”
(Carens 2004, 404). consideran beneficios derivados bien sin duda, otras nociones políticas. La
de la condición de residente o bien adopción de modelos pluralistas de
El reto estriba en abordar en cla- del status de trabajador y contribu- pertenencia –como el que representa
ve democrática y, sobre todo, de ma- yente. Sin embargo, el reconoci- la ciudadanía múltiple– constituye
nera coherente, el derecho de sufra- miento de derechos civiles y sociales un reconocimiento formal del trans-
gio (como epítome de los derechos no mitiga la pérdida que supone la nacionalismo migratorio que trastoca

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Tra nsnac ion a lism o mPublicado
igratorio y c iu da
en: "Claves da n ípráctica",
de razón a e n m utaci ó n 2009), págs. 32-41
nº 197 (nov.

la noción compacta de ciudadanía ferido por el Estado a los individuos, a la “culturización” de los problemas
que solían hacer suya los Estados na- sino un derecho transnacional de los sociales, esta fetichización de la cul-
cionales de base territorial, a saber: individuos frente a los Estados que tura y de la identidad, provoca un
como un conjunto unitario que en- aquellos llevan consigo allá donde efecto ideológico de enmascaramien-
globaría entre otros elementos el lu- decidan residir”. En definitiva, Hun- to, de deliberado olvido, que hace
gar de residencia, la identidad nacio- tington no hace sino levantar acta perder de vista los fenómenos de des-
nal, el disfrute de un sistema de dere- de relevantes mutaciones registradas igualdad, de exclusión y, en definiti-
chos y la sujeción a la legislación de en la esfera política: el estableci- va, de injusticia asociados a la situa-
un Estado. Frente a esa concepción miento de nuevas formas de afilia- ción real en la que viven una parte
hasta hace poco hegemónica, va ciones y de lealtades que responden apreciable de los inmigrantes. Como
abriéndose camino una nueva con- a la lógica transnacional en la que consecuencia de ello, el componente
cepción postmarshalliana de ciudada- transcurren los flujos migratorios propiamente político del asunto se si-
nía, que puede ser designada, en pala- contemporáneos y que, probable- túa fuera del foco central y se pierde
bras de Seyla Benhabib (2005), como mente, se conviertan en un futuro de vista el análisis del sistema social
“ciudadanía desagregada”, pues la uni- no lejano en las formas predominan- como totalidad articulada. Esa “cul-
dad de esta institución se ve cuestio- tes de pertenencia migrante. Existen turización” de la esfera política cons-
nada y esos distintos ingredientes que nuevas formas de ser y de pertenecer tituye un proceso en constante avan-
acaban de mencionarse se presentan que no pueden ser abarcadas por el ce que se plasma en el hecho de que
ahora con frecuencia de manera sepa- Estado nacional y que trascienden a las reivindicaciones de equiparación
rada. Este modelo parte del hecho de la articulación tradicional de la ciu- económica son relegadas a favor de
que el nuevo ámbito de ejercicio de la dadanía. En definitiva, las formas de las demandas étnico-culturales y, en
ciudadanía está constituido por socie- ciudadanía no sólo se están flexibili- particular, de las de índole religiosa y
dades complejas y plurales tanto en zando y pluralizando, sino que están lingüística. Es más, los conflictos en
términos culturales como nacionales. experimentando un intenso proceso torno a intereses materiales se obvian
El aumento y diversificación de los de resignificación. como si ya no existieran o hubieran
flujos migratorios es, sin duda, uno sido superados por arte de magia.
de los principales factores de plurali- 3. A modo de coda. Un ejemplo paradigmático de es-
zación de las pertenencias e identifica- Política migratoria ta generalizada tendencia nos lo ofre-
ciones colectivas. Son numerosos los en clave de justicia social ce precisamente el modo en que con
sociólogos y politólogos que han to- frecuencia se aborda el fenómeno mi-
mado buena nota de la tendencia a “Aunque los principios universales de justicia gratorio, a saber: poniendo el acento
configurar formas de ciudadanía ale- moral y política podrían ser suficientes para en el riesgo que ese fenómeno impli-
defender el caso de la ciudadanía inclusiva,
jadas de las convenciones nacionales cuando se trata de incluir a inmigrantes estos
ca para el mantenimiento de la iden-
tradicionales (cf. Soysal 1994; Ong argumentos se filtran con percepciones más tidad y la esencia de la sociedad re-
1999; Bauböck 2004; Castles 2004). particualares de quién pertenece y quién no” ceptora. Y, sin embargo, dicha cues-
Con mayor o menor énfasis, todos (Bauböck 2004, 181). tión está, en el fondo, más relaciona-
ellos enmarcan las mutaciones de los da con la pobreza y sus secuelas que
modelos de ciudadanía en el contexto Una de las dimensiones de los con el temor que provocan los rasgos
histórico de la postmodernidad, que procesos migratorios que en nuestros culturales de los inmigrantes. Se “cul-
alienta configuraciones postnacionales días es objeto de una atención prefe- turiza” así lo social, es decir, se tratan
y transnacionales de los vínculos so- rente es la cultural-identitaria. En de una manera cultural los problemas
ciales y políticos. ello coinciden tanto el discurso mul- que no interesan abordar en términos
Interesa saber que la configura- ticulturalista como el sostenido por de estricta justicia. Se sublima, por
ción de nuevas formas transnaciona- los neocon y sus inspiradores teóricos. tanto, como problema cultural lo que
les (o, si se prefiere, postnacionales) Ha calado entre muchos la idea de no es sino una diferencia económica
de ciudadanía no es la elucubración que la diversificación de culturas e y de condición social; o, lo que aún
de teóricos encerrados en sus cubiles identidades que provocan los flujos sería peor, se utiliza de manera inte-
de trabajo o de mentes utópicas, si- migratorios representa un factor co- resada la diferencia cultural para jus-
no una realidad observada con indi- rrosivo de la cohesión social de los tificar la desigualdad en el acceso y el
simulado espanto por académicos países de acogida (cf. Sartori 2001; ejercicio del poder y la riqueza o, al
conservadores. Así, por ejemplo, Azurmendi 2002; Huntington 2004). menos, para pasar por alto que los
Samuel Huntington (2004, 241) El debate sobre los denominados con- inmigrantes conforman, aunque no
constata cómo se ha ido abriendo tratos de integración sería una signifi- en exclusiva, una población en situa-
paso una “nueva concepción de la cativa expresión política de ese temor ción de desventaja y vulnerabilidad.
ciudadanía, según la cual ésta no es alentado principalmente por el pen- Plantear en foro público proble-
un estatus de carácter nacional con- samiento conservador. Esta tendencia mas relativos a la justicia social en-

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tendida como acceso igualitario a que muestran la división total entre Huntington, S.P. ¿Quiénes somos?, Paidós,
bienes y servicios públicos era tacha- la sociedad anfitriona y los grupos in- Barcelona, 2004.
do hasta hace poco bien como expre- migrantes (cf. Luft 2006). Levitt, P. y Glick Schiller, N. “Perspectivas
sión de mentalidad obsoleta o, en el La situación real en la que se en- internacionales sobre migración”, en A. Portes
mejor de los casos, de ingenuidad. cuentran con frecuencia los inmi- y J. DeWind, coords., Repensando las migra-
ciones, Porrúa, México, 2006, 33-66.
Probablemente con la profunda crisis grantes pone de manifiesto que la
en la que hoy está inserto el sistema implementación de los principios de López Sala, A.M. Inmigrantes y Estados, An-
thropos, Barcelona, 2005.
económico mundial esté cambiando justicia – incluyendo entre tales los
esta percepción. Sea como fuere, no derechos humanos – sigue aún conci- Luft, S. Abschied von Multikulti. Wege aus der
Integrationskrise, Resch, Augsburgo, 2006.
podemos mantener los ojos cerrados biéndose a partir de una noción res-
y dejar de ver que, al menos en el tringida de la soberanía estatal como Kymlicka, W. “New Forms of Citizenship”,
en T. J. Courchesne, D. J. Savoie, eds., The
opulento mundo occidental, cada vez marco de actuación insoslayable. Al
Art of the State: Governance in a World Without
más determinado por la presencia de limitarse el ámbito de aplicación de Frontiers, Institute for Research in Public Poli-
millones de migrantes, la cuestión del las exigencias de justicia, reduciéndo- cy, Montreal, 2003, 265-310.
acceso de los mismos a los derechos lo al conjunto de los nacionales/ciu- Marshall, T.H. y Bottomore, Tom Ciu-
de ciudadanía se ha convertido en un dadanos del país, se está alterando dadanía y clase social, Alianza, Madrid, 1998.
problema de justicia. La institución sustancialmente el alcance universa Martiniello, M. “Citizenship of the Euro-
formal de la ciudadanía establece el lista inherente a esta noción. pean Union: a critical view”, en R. Bauböck,
límite de quienes son acreedores de ed., From Aliens to Citizens, Avebury Press, Al-
ella frente a quienes a lo sumo tan desrshot, 1994, 29-47.
sólo son objetos de solidaridad. Con Massey, D. S. “Why Does Immigration Oc-
Bibliografía
la cuestión de la ciudadanía se re- cur? A Theoretical Synthesis”, en Ch. Hir-
Azurmendi, M. Todos somos nosotros, Taurus, schman, Ph. Kasinitz y J. DeWind, eds., The
plantea también la de la legitimidad
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