Vous êtes sur la page 1sur 114

JA V I E R

W A IN S T E IN
Presenta

Cuentos
Nocturno
s
Colección de Relatos
2

2
3

PRÓLOGO

Este hábito de escribir historias


comenzó hace poco más de tres años,
luego de leer bastantes libros de ficción
y comenzar a interesarme en ellos.
Reúno mis primeros 20 relatos en este
libro.
Nunca se me dio bien el arte de escribir,
pero siempre fui bueno imaginando, o
creando historias, ya sean fantásticas o
reales.
Para escribir un cuento, no es necesario
tener todas las herramientas, conocer
datos e informaciones o saber como se
deben usar las palabras y en donde
tienen que estar los signos de
puntuación.
Simplemente lo que se necesita es tener
algo que contar, y así, ya sea que esté
bien o mal escrito, la historia se

3
4

desarrolla por sí misma y puede llegar y


cautivar igual al lector. Muchas de estas
historias me surgieron de repente con
cosas cotidianas, la mayoría las escribí
en poco tiempo, con la inspiración del
momento. Algunas quedaron afuera, y
otras ni siquiera fueron escritas, pero las
que están en este libro son las que más
me gustaron, con las que quede más
satisfecho. Uso distintos nombres en los
diferentes cuentos, algunos extranjeros,
y otros nacionales.
Con estos relatos lo que busco es
atrapar, y en alguna medida asustar al
lector, que disfrute leyendo las historias
tanto como yo disfruté escribiéndolas, y
que por sobretodo, se sienta como el
personaje de cada cuento, y que al final
de todo, el relato lo deje pensando.
Escribí este prologo más que nada para
aclarar un par de puntos que quizá
después queden como dudas.
No hay mucho más que decir más allá
de lo ya mencionado; seguramente
aprecies o te guste al menos un relato.
Te agradezco por estar leyendo este
libro, y espero que lo disfrutes.

4
5

"La ficción es la verdad dentro de la


mentira."
Stephen King

Índice

1 Canción en Llamas
6
2 Casa a buen precio
8
3 Catástrofe
10
4 Dentro del Ataúd
33

5
6

5 El ascenso
35
6 El Catador 37
7 El Color del Miedo
39
8 El perro que miraba fijamente
44
9 El Regalo de Navidad
46
10 La Gaseosa
49 11 La Luna y su Otro
Costado 51 12 Luz
Nocturna 56
13 ¿Mami?
58 14 Microondas
60
15 Paseo de Medianoche
62
16 Relato de un Suicidio
65
17 Un Café Costoso
73
18 Un Día Hermoso 75
19 Vacaciones
77
20 Vecinos
83

6
7

Canción en Llamas

Hace poco más de media hora que el


profesor de piano está observando lo
que su alumno ha aprendido, Sonata
Claro de Luna de Beethoven.
Se acabó la clase, el profesor se despide
y se va caminando por el pasillo
observando las mismas pinturas que
mira siempre, mientras de fondo se
escucha la canción.
Es un magnifico acompañamiento para
disfrutar del arte que ofrece esa parte
del corredor y sale de la casa. Se sube a
su auto, y se marcha hacia su hogar.
El alumno sigue tocando. Cuando
termina, vuelve a empezar. Está
completamente enamorado de la
canción.

Comienza a incendiarse la casa, de


repente y sin previo aviso; simplemente
arde.

7
8

Primero el piso de arriba, el baño, la


cocina junto con las escaleras, el pasillo;
el cuadro de una sombra reposando en
una silla, tocando un piano.
Luego el comedor, y el living.
Pero el alumno sigue tocando la canción,
parece no darse cuenta de lo que pasa a
su alrededor. O quizá es lo que busca.
Arde en llamas toda la casa, el espacio
que rodea al piano es lo único que está
fuera del alcance de las llamas, al
menos por ahora.
La gente reunida afuera de la casa se
impacienta, esperando a los bomberos,
que nunca llegarán. Se ve la casa
atrapada y consumida por el fuego, con
la canción de Beethoven sonando de
fondo.
El alumno sigue tocando la canción.
Comienza a prenderse fuego el piano,
por sus patas traseras, al igual que la
silla. Pero sigue tocando.
Hasta que el fuego lo alcanza, comienza
a arder, pero nunca deja de tocar. No
quiere.
La gente afuera se percata que la
música ha dejado de sonar, y ahora solo
se escucha el crepitar del fuego.

8
9

Casa a buen precio

La familia estaba visitando casas en el


barrio para decidir cual comprar ya que
tenían dinero ahorrado como para
acceder a su primera vivienda. Habían
visto ya cuatro, y ninguna les había
gustado, así que iban a visitar la quinta.
Entraron en ésta, era amplia, tenía
ventanales del lado del patio, dos pisos,
tres baños, cuatro dormitorios, una
amplia cocina y un patio grande. Una

9
10

casa ideal, y por lo tanto, imaginaron


que nunca iban a poder comprarla, pero
al ver el precio quedaron asombrados.

Una fría noche de Julio, dos


adolescentes perseguían a un niño para
robarle. El niño iba en bicicleta, y estos
dos jóvenes corriendo muy
rápidamente. En el barrio había pocas
casas, y el niño se metió en la única que
estaba abandonada, pero para su mala
suerte, sus perseguidores lo vieron y
también entraron a la mansión.
El niño, muy asustado, subió las
escaleras y se escondió en lo que
parecía una habitación.
Los dos adolescentes lo escucharon
desde el principio, y subieron a la
misma habitación, cerraron la puerta, y
lo asesinaron allí mismo. Dejando el
cuerpo, hasta que varias semanas
después la policía lo encontró.
Todas las personas que a partir de ese
hecho comenzaron a vivir en esa casa,
experimentaron eventos sobrenaturales,
objetos que se movían solos, apagones
constantes de luz, gritos, pasos, sonidos

10
11

tenebrosos, etc. La gente se mudaba


muy a menudo de esa casa, embrujada.
Siempre por el mismo motivo, alegaban
que estaba el fantasma del niño
asesinado hace ya treinta años.

El precio de la casa era de cien mil


dólares, una cifra demasiado barata
para semejante obra arquitectónica.
Pero la familia no dudó en comprarla,
claro, no conocían la historia.

Solo les importaba la casa, una casa a


buen precio.

Catástrofe

11
12

Mensaje de Predicción

Habían pasado ya trece minutos de las


cuatro de la mañana del último lunes del
2010, y yo seguía sin poder dormir.
Decidí ir a buscar un vaso de agua a la
cocina y así relajarme un poco. Luego de
tomar el agua noté algo raro en el diario
que estaba sobre la mesada, lo tomé y
leí: “Profecías anuncian desastres
catastróficos a lo largo de la semana.”,
sentí un escalofrío y me quede
pensando sobre eso en la cama hasta
que me dormí.
Me levanté tarde y decidí no ir a
trabajar. Como no sabia que hacer, salí
a comprar algunas cosas para comer.
- Buenos días señor – me dijo el cajero
del mercado de la calle de mi casa.
- Buenos días, quiero el diario de hoy y
un paquete de fideos – le respondí.
Al tenerlos ya en mis manos me volví
mi casa, y preparé la comida mientras
leía el diario.
Allí estaba, otra vez, el mismo titulo
apocalíptico: “Profecías anuncian
desastres catastróficos a lo largo de la
semana; Hoy sucederá el primero.”

12
13

Alternando entre comida y diario,


encendí la televisión para informarme
un poco más.
Ningún canal pasaba noticias respecto al
tema, excepto uno: CNN. Hablaba sobre
un Tsunami inmenso que había afectado
a gran parte de la costa sur de Australia,
de muchos muertos y heridos, de mucha
curiosidad por los motivos del Tsunami,
pero no se mencionaba nada de la
supuesta profecía. Parecía como si nadie
supiera sobre el tema, solo yo sea el
informado sobre la profecía, pero el
diario sí estaba informado, así que decidí
ir a la redacción del diario.
Después de media hora en mi auto,
llegué a la redacción. Subí caminando
los 3 pisos del edificio hasta llegar al
cuarto y último, en el cual se encontraba
la oficina del director general del diario.
- Buenas tardes, gracias por aceptar
mi visita – le dije.
- De nada, ¿cuál es el tema que tiene
para hablar? Tengo muchas cosas
que hacer. –
- Voy a ser breve, la noticia sobre la
profecía que sucedería esta semana,
¿quién la escribió? –
- Se llama Carl Peterson, se encuentra
en el piso de abajo. – me respondió.

13
14

- Muchas gracias, adiós. – y me


encamine al piso de abajo para
hablar con Carl.
- ¿Quién es Carl Peterson? - Pregunté
en la oficina, repleta de escritores y
periodistas.
Se levantó un hombre, con algo de
barba, anteojos y grande, bastante
grande, yo diría alrededor de 65 años; y
un aspecto bastante escalofriante.
- Mucho gusto, perdone la interrupción
pero quiero hablar con usted sobre la
noticia de las profecías. –
- ¿Qué noticia sobre “profecías”?
- ¿Cómo que noticia?, su noticia de las
diferentes catástrofes que irían
sucediendo al cabo de esta semana.
– le dije algo sorprendido.
- Yo no escribí nada de eso, disculpe
señor, pero tengo que volver a mi
trabajo. – y volvió a su escritorio.
Mi sorpresa tardó bastante tiempo en
desaparecer, estuve pensando mucho
tiempo cuando llegué a mi casa, y
barajé diferentes posibilidades: que
esté loco, que yo esté loco, un error de
impresión, y la ultima, que sea un
mensaje de predicción para así prevenir
a toda la humanidad del fin del mundo.

14
15

La ultima me hizo reír, pero reír de


nervios, todas, las cuatro tenían
perfecta validancia y no tenían que ser
menospreciadas.
Era muy tarde ya, decidí ir a dormir y
pensar mejor las cosas el día siguiente,
así no tomaría decisiones apresuradas.

TPC6

Esta vez me levanté bien, y fuí a


trabajar.
El tráfico no estaba tan pesado, y llegué
bastante rápido a mi trabajo, una
oficina de una de las mayores empresas
de tecnología del mundo, algo así como
Windows, pero con menos impacto.
Mi trabajo consiste en transcribir
análisis y errores del sistema de
diferentes computadoras de la zona, y
la mayor parte del tiempo no tengo
nada que transcribir, esta vez no fue la
excepción, y ya que tenia varias horas
por delante de tiempo libre; me puse a

15
16

investigar sobre la noticia y las


predicciones.
Durante los primeros minutos de
investigación no obtuve ningún
resultado, pero al buscar de vuelta
encontré lo que buscaba. Una página
hablaba sobre una serie de catástrofes,
que culminarían en el fin de mundo. La
primera de estas catástrofes, era un
Tsunami, como el que había sucedido el
día anterior en la costa de Australia.
Quise copiar la dirección de la pagina
Web, pero de repente entró mi jefe a la
oficina y cerré la pagina, después de
irse, volví a buscarla, pero no la
encontré. Era como si alguien la hubiera
borrado, para que nadie se volviese a
enterar. Pero yo ya estaba informado, y
era muy sospechoso que yo sea el único
que lo supiera.
En el horario de almuerzo me fuí al
sector de comidas de la empresa, un
espacio amplio con mesas y un gran
televisor que siempre está puesto en
algún canal de noticias, como por
ejemplo CNN. Esta vez estaba puesto en
uno diferente, un tal TPC6, del cual no
sabía nada. Estaban pasando la noticia
de un terremoto en Japón y de una
replica menor en Tailandia.

16
17

La gente de la empresa no parecía muy


afectada por la noticia, algunos miraban
de reojo, otros miraban y seguían con lo
suyo, algunos ni miraban, pero yo, yo
estaba congelado por la noticia y no me
perdía ni un momento lo que pasaba.
Termine de comer un Sándwich - que
por cierto no estaba en muy buen
estado -, y volví rápido a mi
computadora, no por querer trabajar
mas tiempo, si no por querer saber un
poco mas sobre el terremoto.
En diferentes portales Web de noticias
hablaban sobre el mismo terremoto, que
había sucedido en la ciudad de Akioh, a
60 km de Tokio, que había sido de
magnitud 10 en la escala de Richter, al
buscar esa magnitud en Internet y
compararla descubrí que esa magnitud
nunca había sido registrada, y que solo
estaba prevista para algún choque de un
meteorito.
A las pocas horas de esto, y cuando
estaba por volver a mi casa, en TPC6
decían que no era un terremoto, si no el
choque de un meteorito lo que había
pasado horas antes en Akioh.
Le pregunté a algunos de mis
compañeros de trabajo sobre el tema,
pero ninguno me comentó nada, todos
respondían que no estaban enterados,

17
18

que no habían visto nada sobre un


terremoto o sobre un Tsunami, que me
tranquilizara, pero no podía, mientras
mas cosas pasaban, las personas sabían
menos y eso me hacia pensar que no
había remedio, que estaba loco y que el
fin del mundo, era inevitable.
De camino a casa me encontré con un
policía, y sin pensarlo demasiado, fuí a
comentarle sobre la profecía. El policía
me escuchaba, pero me miraba como si
yo estuviera loco, cuando termine de
contarle, me respondió: - Muy
interesante su historia señor, pero la
policía no tiene tiempo para estos
chistes. – se dio vuelta, y volvió a entrar
a la comisaría.
Yo quedé boquiabierto y con mucha
impotencia. Cansado, seguí rumbo hacia
mi casa.

Una Noche muy Extraña

Llegué, cerré la puerta y dejé mis cosas


sobre la mesa del Hall. Percibí que había
una carta sin abrir, medité un tiempo
sobre lo que podía contener esa carta y

18
19

que consecuencias tendría, pero termine


abriéndola. Decía:

“Señor, sabemos que usted conoce la


teoría de la profecía, sabemos que todas
las personas lo ignoran, que los policías no
le creen y que en este preciso momento
está sorprendido, y con cada palabra que
lee, se sorprende más.
Hay una solución a este problema, no hable
sobre el tema, esa es la solución. Deje que
las cosas sucedan, si se tiene que acabar el
mundo; que se acabe, usted no actúe.

Gracias, atentamente TPC6.”

TPC6, otra vez ese nombre, otra vez ese


canal, ¿era eso, un canal, o era algo
mas?
Busqué en Internet TPC6 y encontré un
solo resultado, la pagina oficial sobre el
canal. Entré y me sorprendí al ver que la
página estaba fuera de servicio.
Probé de vuelta mas tarde, y
funcionaba; TPC6 era las siglas de The
Prediction Channel 6, pensé en el
nombre unos minutos, me parecía
demasiado obvio, pero como dice La
Navaja de Occam: La explicación más
simple y suficiente es casi siempre
la correcta.

19
20

Me fui con miedo a la cama, con el TPC6


en la cabeza, pensando que era y quién
lo manejaba, pero de a poco me fui
durmiendo.
Fue una noche muy extraña.

Whisky American Box 1881

Terminé el café y me fui a trabajar, pero


algo sucedió antes de que saliera para
buscar el auto.
Ví que no estaba el televisor, y en su
lugar, había una carta que en la parte de
afuera decía: TPC6.
Un escalofrío atravesó mi cuerpo, desde
la punta de mis pies hasta el último pelo
de la cabeza. Decidí dejarla cerrada y
revelar el misterio cuando regresase del
trabajo; si volvía…
El tráfico estaba intratable, tardé 3
horas en hacer poco más de 3 km.
Llegué, obviamente, tarde y me puse a
trabajar rápido así no notaban mi

20
21

ausencia; pero mi jefe la notó. Me llamó


a su oficina, y hasta ahí fui.
- ¿Qué pasa Tom? Hace varios días
que estas extraño, estas alterado,
llegas tarde, te vas tarde, no hablas
mucho, estas todo el tiempo con esa
misma expresión de miedo o
inseguridad, ¿Qué pasa, hay algo que
no sé? –
- No, nada… - pensé unos segundos. –
Bueno, si, pasa algo. –
- ¡Bingo!, ¿que pasa? -
- No piense que estoy loco, ni nada,
pero el mundo se va a terminar esta
semana… -
- ¿Qué te hace pensar eso Tom? –
- El otro día leí en el diario que unas
profecias anunciaban diferentes
catástrofes, seguidas del fin del
mundo. No creía en esas cosas, hasta
que ví la primera señal: el Tsunami
en Australia, y ayer fue la segunda, la
del terremoto en Japón. –
- Esas cosas pasan todo el tiempo
Tom, no tienen ninguna relación
entre si… -
- No, no entiendes Bill, se viene el fin
del mundo, y al parecer soy el único
que lo sabe. Hoy, si todo sigue su

21
22

rumbo, tiene que aparecer la tercera


señal. –
- ¿Qué dices?, ¿quieres que vea la
televisión hasta que hablen de una
catástrofe en alguna parte del
planeta? –
- Exacto. –
- Estas loco, tengo mucho trabajo que
hacer, y tu también, si vuelves a
hablar sobre estas cosas, te rebajaré
el sueldo, vuelve a trabajar Tom. -
Con mucha bronca, volví a trabajar.
Cerca del horario del almuerzo sucedió
la tercera señal. Una avalancha dejo
enterrada a una ciudad cerca de Suiza,
se hablaban de miles de muertos, pero
yo sabia que la consecuencia iba a ser
mucho peor…
Fui corriendo a la oficina de Bill, aun así
sabiendo lo que me podría deparar
hacer eso y le dije:
- Bill, fíjate en la televisión ya lo que
está pasando, ¡es la tercera señal! –
- ¿De que hablas? – me respondió algo
molesto.
- Mira… – le encendí el televisor y ahí
estaba, las imágenes de la
avalancha, sentí un aire alentador,
porque al fin alguien veía lo que yo
también veía…

22
23

- Tom, no puedes pretender que crea


que hay una profecía solo porque una
avalancha destruyó una ciudad
Suiza, estas cosas pasan todos los
días, no es anormal que haya
desastres naturales… -
- Pero no entiendes Bill, son señales, si
las sigo ignorando el fin del mundo
será inevitable, si se hace algo,
puede prevenirse el cataclismo
mundial, por favor, Bill, ayúdame… -
- Tom, vuelve a tu casa más temprano,
te permito eso, relájate un poco,
medítalo y vuelve mañana, y
coméntame si piensas igual que hoy;
hasta mañana Tom, vete. –
- Pero, Bill… -
- Vete. –
Tomé mi auto y me fuí de vuelta a mi
casa, para encontrarme con la carta de
TPC6 que no abrí en la mañana. Sin
pensarlo dos veces, la rompí, y saqué el
papel que tenia el mensaje, decía:

”Señor, ya le hemos dicho que no hable


sobre el tema, no sabe nada sobre esto, no
tiene idea de todo lo que hay detrás de
estas catástrofes, y de la profecía.
Por favor, deje el tema de lado, y siga con
su vida, si no, sufrirá las consecuencias.

23
24

Está advertido.

Atentamente, TPC6.”

Cuando terminé de leer la carta, la tire


a la basura y me fui a servir un vaso de
Whisky American Box 1881, un whisky
dorado de $590, que si necesitas algo
para despejar tu mente es el mejor
remedio.
Tomé uno o dos tragos, lo deje caer
lentamente por mi garganta,
disfrutando del sabor y meditando
sobre las cartas, las profecías, las
catástrofes y el TPC6.
Luego de terminar el vaso, me levanté
del sillón Le Corbusier que tengo en el
Hall, y me fui a dormir directamente, sin
pensar demasiado.
No podía dormir tranquilo, cada media
hora me levantaba por algún sueño o
pesadilla, obviamente, relacionada con
las profecias, luego de poder conciliar el
sueño por mas de tres horas algo pasó
por mi mente; una especie de
extraterrestre, hablándome en mi
idioma, hablándome sobre el TPC6, y
me desperté, con un extraño
pensamiento, como si supiera algo mas
de este tema tan enredado de las
profecias, como si los extraterrestres

24
25

estuvieran detrás de todo esto, ¡y era


eso!, los extraterrestres estaban detrás
de las profecias, detrás de las cartas, de
las catastrofes y, detrás del fin del
mundo.
Fui a buscarme otro vaso de whisky a la
cocina, y cuando lo termine me quede
dormido en el sillón.
Era la tercera vez que sonaba el
despertador, y era la primera en que lo
podía escuchar, me fijé la hora y al
percatarme que era bastante tarde me
vestí apurado y salí corriendo rumbo a
mi trabajo. Llovía bastante, y llegué a
mi trabajo todo mojado, luego de dejar
mi piloto en el perchero de la oficina me
puse a trabajar.
- ¿Puedo pasar, Tom? – dijo
tímidamente mi compañera de
oficina, que pocas veces cruzábamos
palabra.
- Si, claro Catherine, pasa, ¿Qué
quieres? –
- Mmm, te…, te quería preguntar, si…
si querías, no se, ir, a tomar algo…
¿después de trabajar? –
- Si, claro, ¿Por qué no? – respondí con
totalmente normalidad.
- ¿En serio?, bueno, ¿te, te parece bien
a las 7 en Joan Wilk Bar? –

25
26

- Claro, nos vemos allí Catherine –


Cansado de trabajar decidí hacer un
pequeño receso, fui al área de almuerzo
a ver si había noticias sobre alguna
nueva catástrofe, y así era: un atentado
terrorista en Kiev, la capital de Ucrania.
Se hablaba de más de 500 muertos, y
miles de heridos.
Asombrado por la noticia, descubrí que
había algo de diferente con las
anteriores catastrofes, esta no era una
catástrofe natural, era una provocada
por el hombre.
Por alguna razón, los extraterrestres, o
el TPC6 habían cambiado de estilo de
catástrofe, habían dejado de lado las
naturales, y habían comenzado con las
provocadas con un propósito. Duro
propósito.
Faltaban 5 minutos para las 7 de la
tarde, juntaba mis cosas antes de irme,
cuando sonó mi celular, no dudé en
contestar y allí estaba esa voz, esa voz
aguda y ronca a la vez, esa voz que te
cautivaba con la primera silaba que
mencionaba, esa voz que hasta ahora no
puedo sacarme de la cabeza, diciendo:
Hola, señor Tom, ya le hemos advertido
dos veces, esta vez decidimos hacerlo
de una manera diferente para que
preste mas atención y se de cuenta que

26
27

no es una broma ni un juego, deje que


las cosas sucedan.
Y así de repente como llamaron,
cortaron, los malditos extraterrestres.

Catherine

Entré al Bar, allí estaba Catherine,


sentada en una mesa junto a la ventana
mirando hacia la calle, Catherine era
una chica muy linda y simpática – en la
cual nunca me había interesado antes - ,
tenía alrededor de 28 años, cabello rubio
enrulado, y unos ojos verdes que si los
mirabas fijos por un momento te podías
perder y nunca mas volver a la realidad;
bueno, exagero, pero eran muy lindos
ojos, y muy linda chica.
- ¿Cómo estas Catherine? – le dije a la
distancia antes de sentarme en la
silla.
- Bien Tom, ¿y tú? –
- Bien, algo preocupado por un tema,
pero no importa, ¿ya pediste? - le dije
rápidamente.
- Sí, pedí 2 cafés con una porción de
torta de Frutilla, que se que es tu

27
28

preferida – dijo tímidamente, y tenia


razón, era, y es mi preferida… -
- Gracias –
- Y, ¿Qué tema te preocupa, Tom? –
- Nada, nada… -
- Por favor, Tom, dime –
- Resulta que hace unos días, me
enteré que había una profecía, una
serie de catastrofes, las cuales ya se
cumplieron en su mayoría, que
venían seguidas del inevitable fin del
mundo, pero nadie me cree, y tú no
vas a ser la excepción. – dije
tristemente.
- ¡Yo te creo! Tom, yo también me
enteré del plan de los extraterrestres
– comentó asombrada
- ¡¿Qué?!, ¿tu sabes del plan?, de los
extraterrestres, ¡¿Cómo sabes?! –
respondí con todavía mas asombro.
- Si, el lunes pasado leí en el diario lo
de la profecía, y seguí las 4
catástrofes: la de Australia, la de
Akioh, la de Suiza y la de Kiev. -
- ¡Yo pensé que era el único!, estaba
seguro que nadie sabia y frustrado
porque nadie me creía y nadie estaba
conmigo, ¡pero ahora cambia todo!,
¡tu puedes venir conmigo a la
comisaría!, y a la larga, ¡podremos

28
29

salvar a la humanidad! – y
rápidamente la agarre de la mano y
corrimos juntos hacia la comisaría,
sin haber recibido la torta ni los
cafés.
- Buenas tardes oficial, vengo a
advertirles del fin del mun…-
- Por favor señor, otra vez con est…-
- ¡No, déjeme hablar!, está chica está
conmigo y sabe lo mismo que yo, se
acerca el fin del mundo. – dije
enojado.
- Explíquese antes que ordene
encerrarlo hasta mañana – dijo con
seriedad.
- Si, mire: hace unos días,
exactamente el lunes, leí en el diario
que unas profecias hablaban sobre el
fin del mundo, que estaba
pronosticado para dentro de una
semana, y que durante la semana se
producirían diferentes catastrofes, y
así ha sucedido, desde el lunes hasta
hoy se han producido 4 catastrofes:
el Tsunami de Australia, la caída del
meteorito de Akioh, la avalancha de
la ciudad Suiza, y el atentado
terrorista ocurrido hoy en Kiev. –
- ¿Usted, señorita, puede corroborar
esto? –

29
30

- Si, si, a mi me paso exactamente lo


mismo –
- Muy bien, esto es muy extraño, pero,
¿Qué es exactamente lo que quiere
que hagamos? –
- Se que es muy difícil, ¿pero puede
informar a todo el mundo sobre esto,
y alertarlo? -
- Me pide demasiado señor, pero, lo
vamos a intentar, ahora, retírese que
tenemos mucho trabajo –
Y así, sin más, me retiré junto con
Catherine, y la llevé caminando a su
casa.
Cuando llegamos a la puerta de su
edificio le dije: - Gracias, Catherine, sin
tu ayuda esto no lo podría haber hecho

- De nada Tom, y, crees, que… que
podri… - dijo muy tímidamente, y
como sabia a donde quería llegar, la
corté con un beso.
Estuvimos unos segundos besándonos,
sin saber bien como íbamos a terminar,
hasta que deje de besarla, la miré, y
entró a su casa, sin decir
absolutamente nada.
Me quedé observando la entrada de su
casa unos segundos, pensando en
muchas cosas, y cuando volví a la

30
31

realidad me fui caminando en dirección


a mi casa, a las 12:53 de la noche, pero
la felicidad me tenia como anonadado,
y no tenia ni la menor idea de lo que
pasaba a mi alrededor.
- ¡Bip, bip!, ¡bip, bip! – hacia el
despertador por segunda vez, cuando
me logré levantar.
Me preparé un vaso de leche, ya que
tenía tiempo disponible para desayunar
antes de ir al trabajo.
Luego de tomarme el vaso de leche, y
comer alguna que otra galletita perdida
que había por ahí, prendí la televisión
para informarme un poco antes de salir.
No había noticias. Ninguna.
Agarré mi campera, las llaves del auto y
fui a mi trabajo. Nervioso.

Técnico de la empresa

Llegué temprano, mas temprano que


nunca, - exagero de nuevo -,
únicamente unos diez minutos
temprano.
Saludé a Oscar, el conserje de la oficina.
Y me dirigí a mi oficina, para ver si podía
adelantar un poco el trabajo del día.

31
32

Pero hubo un problema, mi computadora


no encendía, es decir, encendía pero no
arrancaba y se apagaba.
Sin mi computadora, casi no podía
trabajar, y eso me molestaba mucho. Le
pregunté a Oscar: - Oscar, ¿sabes si
pasa algo con las computadoras?,
porque la mía no arranca. –
- No, señor Tom, no tengo idea. – me
dijo, con su tono característico latino.
- Está bien, gracias. –
Cuando llegó Bill le pregunté
automáticamente: - Bill, ¿pasa algo con
mi computadora? –
- No debería, ¿Por qué preguntas? –
- Pues por eso, porque no funciona,
¿alguien estuvo aquí en la noche? –
- No, es decir, Michael se va a las diez
de la noche, es el último en irse, y en
cerrar, así que es imposible que
alguien haya entrado ayer a la
noche. –
- Imposible no. – Pensé, y le dije: -
¿Qué hago entonces? –
- No se que querés que te diga Tom,
intenta adelantar trabajo
manualmente, o haz otra tarea, pero
no te quedes haciendo nada, porque
no te pago por eso. –

32
33

- Bueno, voy a ver que logro hacer. –


respondí vehementemente.
Y lo que hice, fue ir al baño, a ayudar a
Oscar con la limpieza. Por más chistoso
que suene, es verdad.
- Yo no escuché nada al respecto sobre
eso. – me respondió Oscar a la historia
que le conté sobre las profecias y el fin
del mundo.
- Yo si, y ese es el problema, al parecer
solo unos pocos escucharon o están
enterados sobre esta profecía.
Catherine, la chica que también trabaja
aquí esta enterada. – dije.
Luego de ayudarlo una, o casi dos horas
volví a mi oficina para descansar un
poco, sabiendo que Bill se pasaría por
ella en cualquier momento y tendría que
encontrar otro trabajo momentáneo
hasta que mi computadora estuviera
funcionando de vuelta, cosa que iba a
suceder mañana cuando viniera el
técnico de la empresa a repararla.
Estirándome sobre mi propia silla,
encendí la radio que tenía al lado de la
momentánea inútil computadora.
“Talking to the songbird yesterday…”
cantaba Oasis en la radio, cuando la
canción fue cortada repentinamente por
una noticia – la cual me la imaginaba,
algo referido con alguna catástrofe -, se

33
34

informaba un motín en una cárcel cerca


de Inglaterra: - Se saben que al menos
hay 20 muertos, incluyendo policías,
también agregamos que la policía
Española y Francesa han dado una
advertencia del fin del mundo – en ese
preciso momento yo me paré de mi silla
y me asombré como nunca antes me
había asombrado, la locutora de la radio
– una de las radios mas respetadas y
escuchadas del país – había hablado
sobre la profecía, y sobre que la policía
estaba enterada. Me quedé escuchando
la radio por unos minutos mas: - Las
policías de estos países de Europa han
informado a otras policías, y han dado
un mensaje a la población… - pero claro,
¿Cuál era el mensaje?, ¿había alguno?,
claro que no, ¿Qué le iba a decir la
policía a la gente, que se prepare, que
se proteja?, ¿de que, o para que?, no
había ordenes reales y concretas, no
tenían, no teníamos la menor idea como
salvar a la humanidad, de cual era la
orden a seguir, y lo peor de todo, era
que solo faltaba un día, un maldito día
para advertir, prevenir y accionar a toda
la humanidad para su propia defensa.
Algo imposible, ni siquiera el mayor
positivista vería algo bueno en esto. No
sabia que hacer, si sentarme, salir a

34
35

correr, gritar, advertir a los demás,


quedarme callado; y opté por esta
ultima, callarme y dejar que las cosas
pasen como decían los extraterrestres,
al fin y al cabo, “la muerte es una etapa
de la vida…”, pero no, nadie quería
morir, por mas real que fuera la frase,
todos querían vivir.
En ese mismo momento, salí de mi
oficina a advertirles a todos sobre lo que
había escuchado en la radio, y sobre la
profecía, pero no, no había nadie en la
oficina. Busqué en todas partes, desde
el baño, hasta la oficina de mi jefe Bill, y
nada, no encontré a nadie, ni siquiera a
Oscar, salí desesperado abajo, y
sorprendentemente tampoco había
nadie. Y cuando me refiero a nadie, me
refiero a NADIE, no había señal de autos,
ni de personas, ni siquiera de animales o
insectos.
El Sol estaba algo raro, mas grande que
de costumbre, tenia un tono azulado
extraño, el Sol azul, suena raro, pero es
una vista increíble, una imagen
tenebrosa, pero a la vez, reconfortante.
Eran las cinco de la tarde, a esa hora
generalmente atardece, pero no, no
estaba atardeciendo ni mucho menos, el
Sol estaba en su cenit, el punto mas
alejado de la Tierra, exactamente arriba

35
36

mio estaba, como si fuera el mediodía,


me quedé mirándolo unos minutos – por
mas mal que haga el Sol a los ojos, no
importaba mucho, al día siguiente no
existiría -, y descubrí que no se movía
en su rumbo habitual, se movía para
atrás, hacía el camino inverso que hacía
siempre, no estaba atardeciendo, estaba
anocheciendo, que sin duda, es la
misma acción con diferente nombre. Era
como si el mundo se hubiese detenido, y
estuviera dando marcha atrás, como un
camión de carga, y haciendo ese
molesto pitido cada segundo, que
aunque no lo escuchara, estaba ahí
sonando, como siempre había sonado.

Último baile juntos

Busqué un asiento para el espectacular


show de fuegos artificiales que seria el
fin del mundo, - así me gustaba llamarlo,
show de fuegos artificiales -, me quedé
sentando una hora hasta que noté algo
extraño nuevamente: la Luna, ó como

36
37

me gustaba llamarle, El Ojo Ciego. El


Ojo, porque siempre me había parecido
eso, un ojo, que siempre te observaba,
aunque vos no lo vieses, el ojo estaba
ahí mirándote, a todos. Y ciego, bueno,
obviamente por el color grisáceo que
tenía la Luna, y que tienen los ojos de
los ciegos.
En fin, la Luna salía del otro lado, del
lado donde se supone que tendría que
ocultarse el Sol, salía la Luna.
Estaba hermosa, completamente
redonda, un poco más grande que los
demás días, con el color Gris que
siempre tuvo, y los cráteres que
también siempre tuvo.
La Luna siempre me había fascinado,
desde chico era mi planeta favorito – de
chico creía que era un planeta -, siempre
me había intrigado, sus fases, su
terreno, ¿Qué tenia en su otra cara, en
El Lado Oscuro de la Luna?, ese lado que
nunca se dió a conocer, y que nunca
veremos según todos los libros de
Astronomía del planeta, su órbita, su
guardia estelar que le brindaba a la
Tierra.
Debe ser una de las cosas más lindas
que te pueden ocurrir en la vida: morir,
viendo la cosa mas bella que existe, por
lo menos para mí lo era.

37
38

Habían pasado ya trece minutos de las


diez de la noche, increíblemente me
quedé toda la tarde ahí, mirando a la
Luna y al Sol hacer su último baile
juntos, brindándonos a todos el
espectáculo mas bello de la naturaleza,
bueno, a todos los que lo estén mirando.
No había visto pasar una sola paloma
desde ese momento en la mañana que
una me dejó un regalito en mi ventana.
No sabia que hacer, en unas horas todo
el mundo se acabaría, todo lo que había
vivido: mi familia, mis amigos de toda la
vida, mis peleas estúpidas por cosas
insignificantes, mis peleas estúpidas por
cosas importantes, mis años de estudio
en la secundaria y universidad, mis
novias que supe tener para mal o bien,
mis mascotas ya fallecidas, mis
momentos de felicidad y de tristeza, mis
compañeros de trabajo, incluyendo a
Catherine, todo eso se acabaría, por lo
menos en el mundo real, yo se que
seguiré pensando y recordando todo:
“Aunque mi cerebro no funcione, mi
alma seguirá viva”, dijo una vez un
cantante sabiendo que tenia cáncer
cerebral, y que no le quedaba mucho
tiempo de vida.

38
39

En unas pocas horas todo acabaría,


¿cómo se despide uno del mundo, cómo
pasa las últimas horas de su vida?
Bueno, cada uno tiene su manera,
ninguna es la correcta o la incorrecta,
nada es lo correcto o lo incorrecto, yo,
las pasaría dormido, pensando en la
Luna, y en toda mi vida, una vida bien
vivida, yo las pasaría disfrutando de
todo lo que tuve y lo que hice, y también
por que no de las cosas que me perdí,
agradeciendo por haber tenido la
mínima chance de respirar, yo las
pasaría perdonando a todos, todos
merecemos una segunda oportunidad,
yo las pasaría recordando todas las
películas, discos de música y libros que
ví, escuché y leí, yo las pasaría…
soñando.

39
40

Dentro del Ataúd

Luego de pelear por algunos minutos


con su hermano, Jon-Ho fue a buscar a
un químico amigo, para que envenenase
a su hermano, en venganza por haberle
robado.
Su amigo le dio un poderoso veneno,
extraído del pez globo. Un veneno
extremadamente poderoso y dañino.

40
41

Consiguió una pequeña dosis, ya que no


hacía falta mucha para aniquilar a una
persona, y encontró el momento
determinado para dársela a Juw-Ho sin
que se diera cuenta.
Juw-Ho estaba esperando el trago que
había pedido hace ya varios minutos,
hasta que se lo entregan. Lo que no
sabía es que Jon-Ho le había agregado el
veneno a ésta bebida, Juw-Ho se la
tomó, y al día siguiente su madre lo
encontró muerto.
Toda su familia, incluyendo Jon, asistió
al funeral.
Pero algo estaba incompleto, Juw-Ho no
estaba muerto, la pequeña cantidad de
veneno solo logró paralizarlo, seguía
conciente, seguía sintiendo, seguía
pensando, seguía vivo.
Luego de varios días, profanadores de
tumbas entraron al cementerio, y sin
saberlo, abrieron el ataúd de Juw-Ho, lo
encontraron en pleno estado de
descomposición, con las uñas rotas por
completo, al parecer había estando
arañando el ataúd por algunos días para
así lograr escapar.

41
42

El ascenso
Hernán era el clásico empleado
aburrido y sin ningún objetivo, ganaba lo
suficiente para tener un plato de comida

42
43

y un techo para dormir todos los días,


pero no mucho más. Trabajaba desde
las ocho de la mañana hasta las seis de
la tarde, y tenia una hora de viaje en
colectivo, dos veces al día. Su vida no
era muy emocionante, todos los días
después de llegar del trabajo miraba un
poco de televisión < generalmente
alguna película, o algún noticiero >,
luego se bañaba, y comía, para luego
dormir y al día siguiente levantarse para
volver a hacer la misma rutina diaria
que venia haciendo hace cinco años,
desde que comenzó a trabajar en esa
oficina. No tenía esposa, ni novia, ni
hijos, y su única familia era su gato
Popsy. Últimamente Popsy había
empezado a desarrollar una enfermedad
degenerativa, en su riñón, la única
solución era una operación que costaba
alrededor de mil pesos.
Había estado ahorrando durante unos
meses, pero un Viernes, mientras bajaba
del colectivo en Ramos Mejía < ahí vivía
>, dos ladrones lo asaltaron y le robaron
el dinero que había sacado del banco
ese día, el que estaba destinado a cubrir
la operación de Popsy.
Por suerte no le hicieron daño ni lo
mataron, aunque Hernán hubiera
preferido que así fuese.

43
44

Un martes muy caluroso de Abril, Don


José < el jefe de Hernán >, lo llamó a su
oficina.
Don José era un jefe con un estilo
tenebroso: malvado, rico, tacaño, y la
mayoría de las cosas que hacía, eran
para perjudicar a alguien más, < como
el Señor Burns, de la serie Los Simpson
> Luego de hablar durante unos minutos
en la oficina de Don José, Hernán se
había convencido en aceptar ese
ascenso que tanto había esperado, ese
ascenso que le daría respeto, prestigio,
y por supuesto más dinero, pero con un
costo.
Hernán meditó la respuesta unos dos
minutos, cuando de su boca reseca
salieron las palabras que le abrían el
camino hacia algo mas: “Si, quiero ese
ascenso.” Don José sonrió, pero sonrió
de una manera tenebrosa, como si
tuviera un plan secreto bajo su manga.
Le estrechó la mano a Hernán y lo hizo
firmar el contrato. Hernán lo firmó sin
leerlo siquiera, y cuando terminó de
estampar su firma en el papel toda la
oficina se fue transformando, como una
película de terror o del Diablo, Don José
se fue esfumando lentamente y todas
las cosas que rodeaban a Hernán
siguieron los pasos de José. Hasta que

44
45

en un momento no había nada, Hernán


estaba parado sobre la nada, un fondo
negro, y ahí era en donde iba a pasar el
resto de su vida, según lo explicado en
el contrato, que Don José había pactado
con el Diablo mismo, y que Hernán, con
lo tonto que era, no había leído.
6

El Catador

Nadie le había recomendado ese lugar,


tenía muchos compañeros de trabajo
que habían probado allí, aunque no tuvo
más noticias de ellos a partir de eso.
Por lo tanto, Chris, decidió probar en La
Bodega de la Noche Azul.
Era un lugar con un aspecto frío y
sombrío, pero era un restaurante muy
fino, y quería elaborar una crítica.
Entró, se sentó en una mesa alejada del
resto, en una esquina oscura, solo.
Pidió algunos vinos para probar, y
examinó el espacio.
Miró algunos cuadros, algunas fotos.
Se detuvo a escuchar la bella música
que sonaba hasta que le entregaron las
cinco botellas de diferentes bodegas que
había pedido hacía pocos minutos.

45
46

Abrió una y se sirvió. Mmm, era dulce,


un poco densa, pero le gustó.
Se limpió la boca con agua, y probó la
segunda; este vino era menos denso,
pero más agrio. Abrió y cató el tercero,
era amargo y tenía una buena densidad,
fue el que más le había gustado hasta
ese momento. Le empezó a molestar la
panza, pero ignoró eso, y abrió el cuarto.
La gente no lo registraba, no lo
observaba, no se le acercaba,
simplemente, era una zona oscura, en
una esquina fría de un bodegón y nada
más.
Había terminado de degustar la cuarta
botella, cuando sú panza volvió a hacer
el mismo ruido que había hecho antes,
aunque más intenso. No le hizo caso, y
cuando trató de abrir la quinta botella el
dolor aumentó considerablemente, se
agarró la panza, pero era muy terco, y
quiso terminar de probar los vinos para
así retirarse a su casa a descansar, lo
sirvió en la copa y lo llevó a su boca; lo
palpó con los labios y lo tragó.
Chris Waine murió esa noche, sentado
en esa mesa.
Estuvo muerto con los ojos abiertos por
algunas horas.
Horas largas y vacías, hasta que una de
las personas que limpiaban allí se dio

46
47

cuenta que había algo en esa esquina


oscura, en esa esquina fría y sombría,
húmeda y olvidada, donde el catador
yacía.

El Color del Miedo

Negro: Ausencia de luz. Oscuridad. Miedo.

Dave acababa de limpiar lo que había


sido su gran cena del día viernes. Una
cena que había estado esperando toda
la semana, y que le había sido posible
realizar gracias a sus días de trabajo en
la fábrica de acero a la cual acudía todos
los días hábiles.

47
48

Preparó un pescado a la italiana, con


una botella del vino mas caro.
Vivía solo.
Al terminar de lavar, escuchó el teléfono
y lo fue a atender. No contestó nadie del
otro lado. Al colgar percibió algo
extraño. Una leve mancha negra sobre
una de sus camisas blancas.
Intentó lavarla, pero la mancha no salió.
Decidió dejarla así, estaba muy cansado.
Eligió un lindo día para salir a la calle,
era un sábado de 30º con un sol
radiante sobre la ciudad de Boston.
Se puso la camisa blanca que tenia
limpia, tomó su billetera y salió a la
calle.
Caminó un par de cuadras hasta el
parque local, y se sentó en un banco de
piedra a descansar.
El parque estaba repleto, niños jugando,
gente paseando, otros durmiendo, y un
curioso pájaro negro ubicado en el árbol
que estaba justo encima de Dave. No le
prestó atención.
Apoyó la nuca sobre el respaldo del
banco, y cerró los ojos por un instante.
Se despertó por el ruido del pájaro
negro, y se dio cuenta que no había
nadie en el parque.

48
49

Eran las cinco de la tarde, y el parque


estaba completamente vació. Excepto
por el ave, y por él.
Se paró luego de ver a ambos lados, y
se fue caminando de vuelta hacia su
departamento.
Al entrar en el ascensor se encontró con
su vecino, Carl, que lo saludó
amablemente. Dave hizo lo mismo, y de
repente tenia a Carl en sus manos,
ahorcándolo con rastros de sangre en la
cara. Lo soltó y huyó corriendo a su
departamento.
Cerró la puerta y se apoyó sobre ella, a
pensar que es lo que había sucedido. Su
vista se dirigió inmediatamente a la
ventana, allí se encontraba el mismo
pájaro negro que lo había estado
escoltando en el parque. Lo intentó
ahuyentar pero sin éxito, y se rindió.
Lo segundo que miró fue la camisa
blanca a la cual le había descubierto una
mancha.
Lo que había sido una mancha negra
leve, ahora era una mancha negra
conformada.
Luego de mirarla fijamente por un
momento, se desmayó sobre la
alfombra.
Se despertó el domingo a la noche,
luego de haber dormido todo el día.

49
50

Fue al baño a lavarse la cara, y


descubrió una pequeña mancha negra
en su cuello. Como si fuera una mancha
de carbón, pero al mojarla no se iba.
Volvió al living, y se desplomó en el
sillón. Estaba exhausto. De dormir. No
tenia nada de sueño, eran alrededor de
las dos de la madrugada, y dentro de un
par de horas tendría que ir a trabajar.
Así que hizo lo más razonable y humano
a su parecer, no durmió. Se pasó horas y
horas viendo la televisión, pasando
continuamente los canales,
seguramente no prestando atención a
ninguno.
Y de repente sonó el despertador, eran
las siete la mañana, y Dave se tenia que
preparar para ir al trabajo. No tenía
sueño, pero su cara tenia una expresión
como de paralizado. Como si estuviera
viviendo un sueño, como si estuviera
durmiendo con los ojos abiertos.
Se puso una camisa blanca (sin fijarse si
era la que estaba limpia, o no), el
pantalón de trabajo y se fue.
Al llegar se puso inmediatamente a
trabajar con el torno. Pero su vista
estaba prestando atención a otra cosa,
un extraño animal en la ventana. Un
ave. Un pájaro. El pájaro negro, sin
duda.

50
51

Su cara de muerto vivo cambió


totalmente al ver a este animal, se quitó
las gafas de seguridad y fue corriendo a
ahuyentar al pájaro. Pero el animal, al
verlo venir tomó vuelo y se fue de la
ventana de la fábrica. Al darse vuelta,
vió que su torno seguía encendido y fue
corriendo a apagarlo antes de que su
jefe se diera cuenta. Al no poder
apagarlo por alguna falla del interruptor,
decidió desconectarlo. Luego de hacerlo,
siguió trabajando en otra tarea. Salió de
la fábrica en el horario del almuerzo, y
fue al restaurante que estaba ubicado
enfrente.
Luego de comer su almuerzo (una pizza
individual) volvió a la fábrica, donde los
empleados estaban reunidos en el torno
que Dave había estado utilizando hace
solo unas horas.
Allí estaba, la imagen mas horrorosa que
jamás había visto nadie, incluso Dave.
Uno de los empleados estaba muerto
sobre la maquina, con una parte del
cuerpo metida en el torno.
Dave se shockeó al ver esto, y entendió
inmediatamente que había sido su
culpa. Pensó como habría sucedido.
Seguramente el empleado de limpieza
se habría acercado al torno para
limpiarlo, de alguna manera se habría

51
52

enchufado, y el torno en
funcionamiento se habría tragado al
empleado hasta que uno de sus
compañeros lo habría desactivado de
vuelta.
Lo que más miedo le dio a Dave, fue el
dibujo que formaba la sangre
derramada.
Un pájaro.
Sin dudarlo un instante, Dave salió de la
fábrica y fue corriendo a su
departamento.
Al entrar observó su peor pesadilla, eso
que lo había estado torturando todos
estos días.
El pájaro negro, en la ventana,
durmiendo esta vez. Dave se acercó lo
más sigilosamente posible, difícil en su
situación de shock, y capturó al ave
maldita.
Vió en su rostro, la imagen de la muerte.
Y la asesinó, pensando que de esta
manera se terminaría esta pesadilla. La
guardó en una bolsa y la arrojó al cesto
de basura.
Al ir al baño para lavarse las manos, vio
en su camisa blanca la mancha negra.
Esta vez, más grande que nunca.
Una mancha que le cubría toda la
espalda, de un negro oscuro y agresivo.
Y claramente, la mancha tenía forma de

52
53

pájaro. Al percatarse de esto, la locura


de Dave llegó al punto mas extremo.
Rompió el vidrio gritando, se arrancó la
camisa y… No se supo mas de el, hasta
que la policía irrumpió en su casa luego
de unas semanas de no tener noticias
de Dave Birdson.
El departamento estaba hecho un
desastre. Completamente desordenado.
Luego de investigar el condominio, la
policía encontró a Dave tirado en el
suelo de su habitación, boca abajo. Sin
camisa. Con una gran mancha negra en
su espalda. Y un ave posada sobre su
ventana.

53
54

El perro que miraba


fijamente

Era una fresca noche de verano,


extrañamente, y Eduardo se había
sentado en su balcón.
Tenía muchas cosas en la cabeza, pero
quería relajarse y apreciar el paisaje que
se veía desde su casa, la calle.
En frente, estaba el perro callejero que
alguna vez había visto Eduardo. Siempre
rondaba por el barrio, no era un perro
malo. Tenía pelo marrón claro, una
mancha blanca en la panza, y ojos
azules profundos.
El perro miraba fijamente a Eduardo, y
él le devolvía el favor. Estuvieron así por
varios minutos. El perro no dejaba de
observarlo, tranquilo y paciente,
esperando un movimiento en falso.
Eduardo empezaba a impacientarse,
había intentado hacerle gestos para
alejarlo, pero no dio resultado. Se paró y
realizó unas señas con las manos, pero
el perro seguía allí, quieto.
Fue a buscar un pedazo de pan a su
cocina para arrojarle al perro y así
ahuyentarlo, o al menos hacer que
saque su mirada hacia el balcón.

54
55

Volvió con el pan, y se lo arrojó. Cayó a


unos metros del perro, pero éste ni se
fijo en él. Seguía mirando fijamente a
Eduardo.
Se puso más nervioso que nunca y quiso
volver adentro, pero la puerta se cerró
ante sus ojos.
Dio unos pasos hacia atrás y a la calle
desde el balcón, golpeando su cabeza
contra el cordón.
Al caer, el perro se acercó, y le empezó
a lamer la cara. Con sus ojos azules,
observándolo fijamente, como siempre.

55
56

El Regalo de Navidad

Incluso su hijo de ocho años no había


hecho nunca algo como esto.
Raymond no era un niño. Tenía cuarenta
años, y había dejado las niñedades hace
ya muchos años. No era un niño, no,
pero lo que hizo esa Navidad cambió su
vida para siempre.
Quizá por su ultimo ascenso, ese que le
daba un mejor pasar económico. Quizá
por todas las cosas que le había dicho a
la esposa que le gustaría tener, y que
inconcientemente Brittany habría
recolectado esa información para, luego,
cuando tener que elegir un regalo para
Raymond, elegiría alguno de los tantos
que le había nombrado.
Raymond se despertó a las tres de la
mañana, su plan marchaba bien. Se

56
57

aseguró que su esposa no estuviera


despierta, y salió de su habitación
cuidadosamente, se fijó si su hijo estaba
despierto y al darse cuenta que también
dormía, bajó las escaleras hasta el
comedor. Trató de no despertar al perro
y se acercó al árbol. Se inclinó hacia los
regalos y leyó las tarjetas: Brittany, Ruff,
Philipp, Philipp, y Raymond.
Recogió el suyo, y se sentó en el sillón,
sin emitir sonido.
Respiraba con problemas, por su
pronunciado asma y por los nervios de
que lo descubrieran.
Desató el papel cuidadosamente y sacó
el regalo.
Una caja. Negra.
Se desilusionó, pero decidió abrir esta
caja.
El perro olió a Raymond, se fue
acercando y quiso jugar con él. Trató de
ahuyentarlo, pero el perro se puso más
alegre, le sacó la caja de la mano y la
revoleó al piso. Raymond se paró
exaltado y trató de agarrarla, cuando
Ruff se le lanzó encima, lo empujó
contra el árbol de Navidad y cayeron al
piso junto.
Brittany ya se habría despertado por
tanto ruido, pensó Raymond. El perro
mordió la caja negra, y se la llevo hacia

57
58

fuera de la casa. Raymond lo corrió sin


siquiera acomodar el árbol.
Ahí estaban, Raymond en pijama y Ruff
con su regalo en la boca, listos para la
persecución; en un patio medio mojado
por la tormenta de días anteriores.
Raymond llamó al perro algunas veces,
pero se cansó y saltó, el perro cruzó la
calle y se perdió en el jardín de su
vecino.
Raymond se levantó del suelo,
embarrado, se limpió las manos, la ropa,
la cara, y entró de vuelta a la casa.
Acomodó el árbol y subió las escaleras
para ir a dormir, ya que Brittany no se
había enterado de nada.
A la mañana siguiente, Raymond se
despertó con el grito de su esposa, bajó
corriendo las escaleras y encontró su
comedor desparramado, y a Ruff muerto
en la puerta de entrada de la casa. Se
acercó a él, tenía una herida de una
pala, de su vecino loco, el granjero John
Therson.
Se acercó al árbol para ver si estaba la
caja negra por la que tanto había
luchado contra Ruff, pero no la encontró.
Algunos días después; Raymond salió
para ir al trabajo, subió a su auto y
arrancó en reversa, cuando vio a John
con aquellos zapatos que tanto le había

58
59

pedido Raymond a Brittany para que se


los compre.

10

La Gaseosa

59
60

Henry sudaba a más no poder, era el


día más caluroso que había azotado el
pequeño pueblo de Roster, Texas.
El pequeño ventilador que tenía a unos
metros, no daba abasto frente a su
madre, padre y hermana menor. No
aguantaría mucho tiempo más.
Así que decidió salir a la calle. Mojó su
cara, tomó su billetera, y salió.
Afuera, muchos chicos jugando con agua
(pistolas, bombitas, grifos, etc.).
Caminó un par de cuadras hasta el
parque. Buscó a uno de sus amigos,
para pedirle dinero prestado, ya que
tenía sólo un dólar.
No encontró a ninguno.
Y de pronto, como de milagro, un
vendedor se acercó desde la esquina.
Un anciano de setenta años, con poco
pelo, y con presencia extraña. Tenía una
caja colgada de los hombros, decía
“Regalo Gaseosas”. A Henry le pareció
demasiado extraño, pero el calor era
más fuerte que su cerebro.
Y le pidió una.
El anciano le regaló una, y Henry se la
tomó en cinco segundos. Pidió otra, y el
viejo se la dió. Luego otra, y otra, y otra
y el avejentado vendedor se las seguía
proveyendo.

60
61

Luego de tomar quince gaseosas, Henry


estaba hinchado por dentro, pero seguía
teniendo sed.
Y el viejo seguía dándole gaseosas,
¿Cuál era el negocio?, no existía, por lo
menos a la vista.
Ningún otro chico se había acercado, por
alguna razón. Henry había tomado ya
veinte gaseosas, cuando el viejo empezó
a achicarse, como una brujería. Empezó
a desvanecerse, se le fue esfumando su
ropa, su gorro, y mágicamente, se le fue
trasladando al pobre de Henry.
Al terminar la transformación, el viejo
había desaparecido por completo, y
ahora Henry tenia setenta años, estaba
arrugado, con poco pelo, y un
cargamento de gaseosa, del cual tenía
que deshacerse.

61
62

11

La Luna y su otro costado

Informe hecho por el Teniente


Carlos J. Rey. 18 de Octubre de
2016, basado en la carta escrita
por el astronauta alemán Hans
Kröen encontrada en la superficie
lunar el 6 de diciembre del 2014.

Toda la información proporcionada


aquí es confidencial y bajo
ninguna circunstancia se debe
hacer pública.

Era la cuarta vez que el hombre


aterrizaba sobre La Luna.

62
63

El objetivo de ésta misión era averiguar


que había del otro lado de La Luna,
exactamente como suena. Ese lado que
nunca se dejaba ver, ese lado inspirador
de cientos de historias ficticias, que
nadie había visto alguna vez.
Eran 2 astronautas japoneses < Nikot, y
Toshiro >, 1 astronauta alemán < Hans
>, y uno francés < Louan >.
Los astronautas japoneses y Hans
habían bajado cuando algo sacudió a la
nave que estaba apoyada sobre la tierra
lunar. Un golpe de verdad duro, Louan
intentó salir cuando vino el segundo
golpe, todavía más fuerte. Un grupo de
meteoritos comenzaba a aparecer, y por
supuesto, se llevaba todo por delante,
incluso la nave.
Los astronautas japoneses intentaron
sacarla cuando el tercer y ultimo
meteoro sacudió a la nave mas fuerte
que nunca, la levantó por el aire y la
sacó de la orbita lunar, con Louan
adentro.
Habían pasado ya un par de horas < de
algún modo se daban cuenta del paso
del tiempo > desde que un meteoro
separó a la nave del resto de los
astronautas, para dejarlos perdidos. En
la Luna.

63
64

Nikot en un momento dado encontró


algo. Llamó a los demás compañeros
para que lo revisaran, pero ninguno
supo decir bien que era < hasta el día
de hoy no se sabe que era lo que
encontraron >. Según palabras de
Toshiro: “una especie de animal
invertebrado, del tamaño de un perro bien
alimentado, con 2 patas, una forma no
convencional, sin pelaje y un tenebroso
[Texto perdido].”
Los astronautas lo estuvieron
investigando unos minutos hasta que
algo peor les llamó la atención, una línea
de huellas, huellas aparentemente no
humanas que dirigían a una cueva.
Entraron a la cueva a descubrir que
había en su interior, y se encontraron
con diferentes [Texto perdido], salieron
aterrorizados de la cueva, corriendo y
gritando cómo niños asustados por el
Coco. No querían regresar ni volver a
mirar para esa cueva, con temor a que
eso que los había asustado volviera a
salir para hacer quien sabe que con
ellos.
Habían pasado únicamente unos
minutos desde ese incidente cuando se
empezaron a volver locos, a hablar de
diferentes teorías, de cómo volver, de
que había pasado con Louan < no sabían

64
65

que había muerto pocos segundos después


de volar por el espacio sin rumbo fijo >,
cuando Hans puso un poco de orden y
armó pautas a seguir para poder volver
a la Tierra con vida.
De repente Toshiro a través de su
espeso traje espacial escuchó un ruido
extraño. Hizo callar a Hans para apreciar
mejor el sonido, y sin pensarlo dos veces
siguió el rumbo del sonido.
Nikot y Hans lo siguieron. Con algo de
miedo.
Y ahí estaba, el mismo animal < no
sabemos si realmente era un animal > que
había encontrado un tiempo antes, pero
esta vez estaba diferente, desgarrado
como si algo lo hubiese abierto para
alimentarse de el.
No había rastro de sangre, aunque no
sabían si ese animal tenia sangre
adentro, y también había huellas, las
mismas huellas que los habían llevado a
la cueva, a esa cueva que no tenían
planeado volver.
[Texto perdido]
Hans corrió lo más rápido que pudo para
ayudar a Nikot, estaba desgarrado como
aquel animal, le decía que todo iba a
estar bien mientras que Toshiro buscaba
con miedo al agresor.

65
66

Se paró frente a Toshiro, “la bestia” <


así lo llamó Hans durante toda la carta >,
Toshiro tragó saliva con miedo, y con la
poca fuerza que le quedaba empezó a
correr, Hans no tardó en seguirle.
[Texto perdido]
Hans intentaba ayudar a Toshiro, que
había sido alcanzado por “la bestia”,
pero su ayuda no sirvió de nada ya que
murió al instante.
“La bestia” había desaparecido, al
parecer se había llenado con su
banquete de astronautas y animales.

Hans sacó de su traje un pedazo de


papel que le había dado su esposa antes
de salir de su casa, el día del
lanzamiento del cohete. El papel
contenía una carta de amor de ella hacia
el, que estaba desgarrada, en el poco
espacio que quedaba alcanzó a escribir
unas palabras, esta es la traducción de
la carta encontrada exactamente como
fue encontrada:

“Hace un par de horas aterrizamos en


La Luna para realizar una investigación
secreta, pero algo cambió nuestros

66
67

planes, ese algo… Recuerdo la primera


cita que tuvimos, recuerdo ese helado
asqueroso que habías elegido, y
recuerdo el beso que me diste cuando
nos fuimos.
se devoró a Toshiro y a Nikot, también…
Tantos momentos lindos que pasamos…
perdimos a Louan, creo, un grupo de
meteoritos arrasó con la nave y lo llevó
al espacio exterior, espero que esté vivo
ahora… tantos momentos feos que
supimos superar, no tienes una idea…
Espero que encuentren esta carta, que
es lo única evidencia de lo que sucedió
aquí, la única prueba que tiene la
humanidad de lo poco que sabemos que
hay… de cuanto te amo, y siempre te
amaré, aunque un extraterrestre te
devoré, siempre me bromeabas con eso,
te amo Hans… en el Lado Oscuro de
la Luna.”

67
68

12

Luz Nocturna

Cansado, sigue corriendo con prisa.


Lleva tiempo corriendo, espera que no lo
alcance.
Su ritmo cardiaco se eleva, y empieza a
volverse más torpe.
Tropieza, pero se levanta rápido y
vuelve a la andanza. Con más rapidez.

68
69

No ve salida alguna, y no quiere mirar


hacia atrás. Nadie lo puede ayudar, está
solo en esto.
No hay nadie alrededor, está solo,
corriendo. Escapando.
No sabe si va a sobrevivir, si habrá algo
mas adelante que lo ayude.
Simplemente huye. Pero no puede mas,
se va agotando.
El sudor ya no le importa, se le desata
un cordón de una zapatilla, y se le
suelta, pero sigue corriendo, firme.
Aunque cansado.
Si para, pierde. Necesita llegar a algún
lado donde lo puedan ayudar, pero no
ve ninguno en el horizonte. Sabe que en
algún momento aparecerá algo.
Se repite el escenario, corriendo sin
nadie al lado, con nada en los costados.
El ritmo cardiaco esta al máximo, la
sangre viaja muy rápido. Sigue
corriendo.
En ningún momento mira para atrás, no
puede.
Se le acaba el tiempo, cada vez más
rápido. Necesita descansar, pero es
imposible ahora.
Si para, pierde.
A lo lejos, ve un reflejo, una persona
quizá, y emocionado aumenta el paso.
Pero no llega, corre y corre, pero

69
70

siempre está estancado en el mismo


lugar. Corre sin moverse.
Hasta que no puede más, y la luz
nocturna lo atrapa.

13

¿Mami?

70
71

Martín por fin ha podido conciliar el


sueño por más de cuatro horas, pero
otra vez se despierta gracias al llanto de
su bebé de tres años. Su hijo y él no han
podido dormir bien desde que murió
Serena, hacía ya una semana. Todas las
noches Damon llora y Martín termina
despertándose para ir a consolarlo.
Pero esta vez está muy cansado, no ha
parado de trabajar durante varios días, y
esta vez lo único que quiere es que su
hijo se calle, y que pueda dormir en paz
unas horas más. Lo necesita.
Silencio por un minuto, y Martín piensa
que su deseo se ha cumplido, cierra los
ojos y duerme. Pero un trueno despierta
a Damon, Martín escucha el llanto y se
levanta también.
Se acuesta de costado, mirando a la
ventana, rogando que se calle, que
necesita realmente dormir.
Se sienta en la cama, y mira el techo,
cansado, dirige su mirada hacia la
puerta y ve una sombra, como si fuera
Serena, reconoce que es una alucinación
y se vuelve a acostar.
Hace fuerza para cerrar los ojos, pero el
llanto de su hijo se sigue escuchando
por el parlante que está ubicado en su

71
72

habitación, consejo del psicólogo desde


que se fue Serena.
No parece que va a cambiar en toda la
noche, cuando de repente, Martín
escucha que su bebé está calmado, que
ha dejado de llorar, incluso que su cuna
está rechinando, como si alguien la
meciera e hiciera dormir a su hijo.

Y se escucha a Damon con sus primeras


palabras preguntar:
- …¿Mami?… -

72
73

14

Microondas

Una pausa paraba la película


momentáneamente, y Ricardo había ido
a hacerse unos pochoclos caseros en el
microondas.
Era una noche lluviosa con una gran
tormenta eléctrica en las nubes.
Ricardo vivía en una casa bastante
grande, un living cómodo y un pasillo
con ventanales hacia el patio que
llegaba hasta la cocina, también amplia.
Marcó 2 minutos en el microondas ya
que era lo que el paquete de pochoclos
indicaba, y esperó. Miraba la cocina
como si no la conociera, releía las
tarjetas del delivery pegadas en la

73
74

heladera, la abría y cerraba


constantemente. Luego de hacer esto un
par de veces, y ver que solo iban
cuarenta segundos, decidió ir al pasillo a
ver la tormenta
Al llegar al pasillo escuchó un estruendo
que provenía de la cocina, a este sonido
fuerte le siguió una potente luz.
Ricardo no tardó en ir corriendo a la
cocina. Al llegar y ver un gran
resplandor en el microondas, se quedó
mudo y sin reacción, parecía como si el
microondas hubiera cobrado vida
gracias a la tormenta eléctrica, luego de
hacer varios estruendos más e iluminar
la cocina con su poderosa luz, terminó
este espectáculo tenebroso con una
última y gran implosión. Luego, silencio.
La película continuaba, pero en la casa,
no había nadie para verla.

74
75

15

Paseo de Medianoche

“Algunas veces tenemos que enfrentar


nuestros miedos, pelear con ellos, para
ganarles y que no molesten más.
Otras veces no.”

75
76

Gabriel cerró la puerta de su casa y


salió a pasear con su perro para que
haga sus necesidades. Caminaron unas
cuadras hasta acercarse al comienzo del
bosque.
Era una noche de mucho frió, pero el
perro se tomaba su tiempo. Gabriel
miraba el cielo mientras tiritaba de frió.
De repente, y sin previo aviso, el perro
se largó a correr, y se metió en el
bosque.
Su dueño lo trató de llamar, gritándole,
pero no tuvo suerte. No lo pensó dos
veces, y se metió el también en el
bosque.
Estaba muy oscuro, y la luz de la luna no
alumbraba mucho, gracias a la niebla
que cubría la zona esa noche de Agosto.
Mientras Gabriel lo llamaba y lo llamaba
a su perro, mas se internaba en el
bosque. Un bosque que pocas personas
se animaban a entrar, y que de chico
sus padres le habían dicho que se
alejara. Nunca supo por que.
Sin darse cuenta, se introdujo más de
trescientos metros dentro del bosque,
buscando a su perro. Pero su perro
parecía no escucharlo, o quizás le había
pasado algo. No solía haber animales

76
77

peligrosos en ese bosque, pero nunca se


sabe.
Gabriel no pudo más del cansancio, y se
sentó en un tronco roto. Temblaba de
frió, o de miedo.
Mirando a la luna, rezó, rezó para que
encontrara a su perro sano y salvo.
Al parecer, se olvidó de rezar para que
puedan salir.
Y de repente, oyó un crujido, se dio
vuelta y era su perro, que le lamía toda
la cara. Gabriel se alegró, y se fueron de
vuelta hacia la casa.
Aunque en sentido contrario, no se
habían dado cuenta.
Pisaron una trampa, y cayeron a un pozo
bastante profundo. Gabriel se lastimo la
mano, pero no fue grave. El problema
era como iban a salir de allí.
Un lobo estaba en la parte superior del
pozo, mirándolos, tranquilo y paciente, a
la espera del descuido, y se lanzó
encima.

Gabriel se despertó, era una pesadilla.


Pero la alegría no dura, al mirar
alrededor se dio cuenta que estaba en el
pozo de su sueño, pero sin su perro. Su
perro estaba durmiendo en su casa,
nunca había salido de allá.

77
78

Quizás su perro salió del pozo y volvió,


quizás tal como entró del bosque salió
con y se fue a la casa, quizás nunca
entró al bosque y Gabriel si, quizás
nunca salió de la casa.
Quizás todo fue un sueño, una pesadilla.
Quizás no.

78
79

16

Relato de un Suicidio

Primer Contacto

El detective había llegado a la mansión,


que fue testigo silencioso de la infamia.
Lo recibieron los familiares del muerto, y
luego de dejar sus cosas sobre una
mesa, comenzó a platicar con cada uno
de ellos.

John

El primero fue John Greenwood, hijo de


Stephen Greenwood, el muerto.
- Mira John, no quiero estar mucho
tiempo con este asunto, así que si
hay algo que tienes que decirme,
dímelo ahora para que yo haga las

79
80

cosas más rápidas y podamos


terminar con esto lo antes posible.

- No. No se me ocurre nada sobre
que decirle. Yo soy hijo de Stephen,
y me llevaba muy bien con el, lo
quería. –
- ¿Cuándo fue la última vez que lo
viste? –
- Hace dos meses, lo había ido a
visitar para pedirle que me
aconseje sobre un trabajo, luego
tomamos unos tragos en un bar, y
cada uno se fue para su lado. No lo
volví a ver. Hasta, ahora. –
- ¿Sabe si su padre tenia algún
enemigo, o alguien que estuviera
enojado con el? –
- ¡Si!, su esposa. Hace unos meses
que venían teniendo problemas, de
diferentes tipos, siempre que los
veía juntos, no se llevaban bien.
Pero no creo que lo haya matado
ella. –
- Nunca se sabe. Lo voy a anotar. Por
ahora es todo, tengo un poco de
información suya ya, gracias por su
tiempo, y si no es mucha molestia,
dígale a, George que venga, que es
su turno. –
- Está bien. –

80
81

George

George Greenwood. Segundo hijo de


Stephen, pero no hermano de John.
- Buenas tardes George, quiero
terminar con esto rápido. ¿Tú eres
hijo de Stephen, verdad? –
- Si. –
- ¿Hermano de John, entonces, no? –
- No, no soy hermano de John.
Tenemos diferentes madres. La mía
murió hace un año. Antes que
pregunte, de Cáncer. –
- Está bien, no iba a preguntar eso
de todas formas. ¿A que se dedica?

- Soy Médico, mi padre siempre
quiso que fuera eso, y le di el
gusto. Siempre lo quise mucho,
como él a mí. –
- Entiendo. ¿Su padre tenia
enemigos, o personas peligrosas en
el entorno? –
- No. Se llevaba bien con todo el
mundo. Su esposa, nosotros, sus
amigos, sus compañeros en el club,
todos. –

81
82

- ¿Cuál es su teoría sobre esta


trágica muerte? –
- Un robo, simplemente. –
- Puede decirme cualquier cosa, ¿un
robo nada más? –
- Si, un robo. No creo que haya sido
otra cosa, era feliz, tenía una vida
muy acomodada. Estoy seguro de
que no quería morir. –
- ¿Cuándo fue la ultima vez que vio a
su padre, señor Greenwood? –
- Hace una semana. Vine a ayudarlo
con tema del corazón, gracias a mi
condición de medico. Pero se
recuperó rápido. -
- Bueno. Es todo, si necesito algo
mas lo llamare. Puede retirarse, y
por favor llame a la esposa de su
padre. –
Algo no concordaba. Según John, la
esposa de Stephen estaba peleada con
el, y era una sospechosa con muchas
probabilidades. Pero según George,
Stephen y Laura, se llevaban muy bien.
Se querían. Era cuestión de seguir con
las entrevistas.

Laura

Laura Rodson, esposa de Stephen.

82
83

- Buenas tardes Laura, siéntese. –


- Buenas tardes. –
- ¿Qué cree de todo esto que ha
pasado? –
- Que es una tragedia. Yo lo amaba a
Stephen, el a mí. Tenía tres hijos
hermosos, tenía una linda vida, la
disfrutaba mucho. Todavía no
puedo creer que lo hayan matado.

- ¿Usted cree eso, que lo asesinaron?

- Sin duda. ¿Qué clase de persona se
suicida con toda esta bella vida? -
- No se. Existen todo tipo de
personas en este loco mundo.
¿Sabe si su esposo tenía enemigos?

- No se si era un enemigo, pero hace
mucho tiempo se llevaba mal con
su compañero de trabajo, Tom
Harled. –
- Entiendo, H-A-R-L-E-D, lo anoté. Es
todo por ahora, luego la llamare si
necesito preguntarle algo más.
Puede retirarse, y por favor llame a
que venga a Mónica. –
- Cómo no. Hasta luego. –

Mónica

83
84

Mónica Greenwood, hija de Stephen.


- Buenas tardes Mónica. –
- Hola. –
- ¿Cuándo fue la ultima vez que vio a
su padre, Monica? –
- Anteayer, me llamo para hablar un
tema sobre Laura. Ya que ella
había salido. Y siempre fui su
consejera, por mi condición de
Psicóloga, creo yo. -
- ¿Tiene alguna teoría, o alguna
persona en especial a la cual le
adjudica esta muerte? –
- No creo que lo haya matado ella,
pero si se llevaba muy mal, su
esposa Laura Rodson. Nunca me
cayó bien, y yo a ella tampoco.
Pienso que lo mató para heredar
una parte de su herencia
millonaria. –
- Entiendo. Es todo lo que
necesitaba, puede retirarse, y por
favor llame a su mayordomo. –
Otra concordancia. Según Mónica y John
(hijos de Stephen, pero no hermanos de
George), Laura era culpable, o al menos
principal sospechosa. Pero George tenía
otra versión. Y al parecer, Laura se

84
85

llevaba bien con Stephen, por lo que


pudo entender el detective.

Paúl

Paúl Hill. Mayordomo de Stephen y su


esposa.
- Buenas noches Paúl. –
- Buenas noches, un gusto. –
- ¿Usted es mayordomo de la familia,
verdad? –
- Exacto. Hace seis años. –
- Bastante tiempo. Le gustó la
familia al parecer. –
- Si, son muy calidos todos, todos
sus hijos. Laura, su esposa, no me
cae tan bien. Pero es una buena
persona. –
- ¿Cree que ella hizo esto, o Stephen
tenia algún enemigo que usted
conociera? –
- No, Laura no es de la clase de
personas que mata a otras. Y que
yo sepa, no tenia enemigos el
señor Greenwood. Era una persona
muy amable con todos, disfrutaba
de cada uno de sus días. Le
gustaba vivir. Nunca quiso terminar

85
86

así, siempre me lo decía antes de


dormir. –
- Entiendo. Bueno, es todo por
ahora, puede retirarse. Yo vendré
mañana a esta hora, a informarles
cual es la situación, y la teoría que
estoy manejando. Estoy apurado,
así que por favor avíseles a los
familiares esto, ¿si? muchas
gracias. –
- De nada. –

Una noche

El detective se fue de la mansión directo


a su estudio en la comisaría. Era una
noche muy fría, con niebla y un cielo
bastante nublado. La Luna se asomaba
como expectante fiel.
Llegó a la comisaría, se hizo un café y se
encerró en su despacho, a pensar, y
descansar.
No aguantó mucho despierto, el café y
la tormenta afuera no le impidieron
dormir.

Sueño y Revelación

86
87

A poco de dormirse, empezó a soñar.


Tuvo un sueño muy extraño.
Un cuadro apoyado sobre una mesa. Un
saco colgado de un perchero, y una
placa policial en un cesto de basura.
Esas tres únicas cosas, en una
habitación vacía, y a oscuras.
Y se despertó, unas horas después, sin
entender su sueño. Lo empezó a
interpretar, hasta que entendió
completamente el sueño y la relación
con la muerte que estaba investigando.
El saco colgado del perchero, representa
al señor Stephen, ahorcado.
El cuadro, representa a la familia
Greenwood.
La placa policial, podría representar al
detective, sumergido en la miseria,
quizá por algún trabajo mal realizado.
Y la habitación a oscuras, representa al
caso del crimen, con sus pocas pistas.
Luego de mucho pensar y repensar el
sueño, el detective confirmó esas
representaciones, las armó en forma de
hipótesis, y al día siguiente fue a la
mansión Greenwood a contarles esto a
sus familiares.
Les contó que había sido un suicidio,
que por eso no había sangre en el
cuerpo de Stephen, que había tenido un

87
88

sueño extraño el cual le había abierto


los ojos, y que según el, estaba
deprimido, a pesar de todo, y de todos.
Los familiares desconfiaron, pero
terminaron aceptando la idea del
detective.

La Verdad

A los pocos días de que el detective les


contara la hipótesis final a la familia, la
oficina de autopsias le informó a la
familia que el señor Stephen había
muerto de una sobredosis accidental, y
que había intentado vomitarlas, por eso
tenia marcas en el cuello. Al enterarse
de esto, la policía echó al detective,
dejándolo en la miseria.
Junto a su placa, tirada en la basura,
como aquel extraño sueño.

17

88
89

Un Café Costoso

Era temprano, el bar estaba casi vació,


pero a mí no me importaba.
Pedí un café y esperé. Lo tome tranquilo,
siempre cuidando la hora, ya que tenía
una reunión importante de trabajo, y mi
esposa me esperaba cuando terminara.
Además de la situación de mi madre,
que tenía que ir a visitarla al hospital,
estaba muy enferma y estaba en sus
últimos días.
Estaba rico el café, era un bar extraño,
estaba al costado de la ruta, recuerdo el
nombre, era Café Destino.
Parecía a propósito, o un cliché
inclusive, pero estaba cerca del trabajo.
Faltaban quince minutos para las diez de
la mañana, la entrevista era a las diez y
cinco. Estaba dispuesto a pagar cuando
la moza me ofreció una porción de torta
como cortesía de la casa y no pude
rechazarla.
Me la trajo, y traté de comerla rápido,
pero era muy grande, y me costaba.
Cuando la termine le pedí que me

89
90

cobrase, me miró insinuando algo, me


agarró de la mano y me llevó a la
cocina.
Me empezó a besar, y yo no pude
detenerla.
Estaba todo negro, cuando abrí los ojos,
y ahí estaba yo; colgado de pies y
manos, con una cámara en el hospital
donde estaba mi madre, una en la
oficina de mi futuro trabajo y otra en
casa.
No podía moverme, solo podía ver como
todo sucedía, como el destino actuaba, y
cómo el café, cada vez, me costaba
más.

90
91

18

Un Día Hermoso

¡Tururú, tururú! ¡Tururú, tururú!


¡Mierda! , sonaba el despertador, justo
cuando estaba teniendo un lindo sueño;
tenía la ilusión de que faltara mucho
para despertarme aún, pero al parecer
no.
¿Abro los ojos, o sigo durmiendo?
Definitivamente… Los abro
Está todo oscuro, de a poco mis retinas
se van adaptando a la luz que entra por
la ventana, y me dan más ganas de
seguir durmiendo.
Pero el gran paso ya lo hice; ahora, bajo
los pies y me quedo sentado en la cama,
cada tanto se me cierran los ojos.
Voy al baño, me mojo la cara, me peino
y me pongo el traje para ir al trabajo.
Picoteo algo de la cocina y salgo.

91
92

Un día hermoso, calor y ni una sola nube


en el cielo.
Llego al trabajo, pero enseguida salimos
por un simulacro de terremoto.
Yo me olvido algo, y me escabullo entre
la gente para lograr volver a entrar al
edificio. Subo los tres pisos y llego a la
oficina, mientras busco mi campera
pienso en si tenía algo importante en
ella.
La encuentro, pero algo pasa, se
empieza a mover el edificio, se caen las
cosas, se mueven las lámparas del
techo, me caigo al piso y me golpeo la
cabeza con una mesa.
Me despierto en el hospital, con dos
doctores parados a mi lado,
observándome, analizándome,
moviéndome la cara como si fuera de
goma. No se dan cuenta de que los
estoy viendo; llaman a otro más. Entre
los tres me llevan a una habitación fría,
húmeda, con una luz débil, y de repente
viene una persona toda de blanco con
barbijo que trae un bisturí
ensangrentado.
¡Una morgue!, estoy en la morgue, pero
estoy consciente, ¿o estoy en coma?, ¿o
piensan que estoy muerto ya?
Grito pero no me escuchan, de repente
el médico habla con un viejo también de

92
93

bata, se acerca, me mira y clava el


bisturí en mi pecho…
Definitivamente… sigo durmiendo.

19

Vacaciones

Dedicado a Gisela, porque con ella comenzó


esta fantástica historia.
Que aun sigue.

93
94

Tomó la valija y entró al aeropuerto. Su


esposa lo esperaba adentro, con la otra
parte del equipaje.
Gervasio y Clotilde se habían conocido
en plena adolescencia, en una fiesta de
cumpleaños de un amigo en común. A
partir de esa noche, se enamoraron. Y
eran inseparables. A donde quiera que
fuera Gervasio, Clotilde lo acompañaba.
Y viceversa.
Se casaron luego de varios años de
noviazgo, y decidieron irse de luna de
miel a Brasil.
Y acá estaban, entrando al aeropuerto
para partir hacia Bucios en un vuelo de
primera clase.
Era una tarde lluviosa, pero el vuelo
programado para las nueve de la noche
seguía en marcha.
Se encontraron en el segundo piso del
aeropuerto y fueron a despachar su
equipaje.
Al terminar con esto, fueron al bar del
Freeshop a hacer tiempo, faltaba más de
una hora para entrar en el avión.
La lluvia cesaba de a poco, y Clotilde se
tranquilizaba, nunca le había gustado
viajar, y con lluvia mucho menos.

94
95

Gervasio le tomó la mano, y pidió un


café.
Habían pasado ya treinta minutos desde
que se sentaron en la mesa frente al
ventanal gigante del Freeshop.
Gervasio no aguantó, y se llevó a
Clotilde de la mano, directo a la zona de
embarque. Entraron al avión, aun
faltando varios minutos para que el
vuelo comience.
Se sentaron en los asientos 3-A y 4-A, al
lado del pasillo, al lado de la ventana, y
una de las tantas puertas de salida.
Había pocas personas en el avión. Un
anciano con traje, sin duda era un viaje
de negocios; una pareja joven muy bien
vestida; una mujer adulta, que estaba
acomodando el asiento; un niño
dormido, seguramente sus padres
estaban en alguna otra parte; y Gervasio
con Clotilde.
La lluvia intensa de hace algunas horas,
era solo una llovizna que cubría el piso
de la pista como un plastificado
reluciente.
Llegaron las nueve de la noche, y el
avión estaba lleno ya, los pilotos
estaban probando los mecanismos
mientras las azafatas daban las charlas
de seguridad por si ocurría un accidente,

95
96

algo poco probable, pero siempre


presente.

Y por fin despegó el avión. Gervasio y


Clotilde estaban comenzando su luna de
miel.
A pocos minutos de haber despegado,
cerca de los mil metros de altura, el
avión tuvo su primera falla, al pasar por
un pozo aéreo. Dentro, nadie se asustó,
excepto Clotilde, que le apretó fuerte la
mano a Gervasio.
Al retomar la estabilidad, y la calma,
volvió a tener otra falla el avión, esta
vez más grave. Una de las turbinas
andaba mal, tiraba demasiado humo,
según advirtió un pasajero que estaba
sentado al lado.
Los pilotos redujeron un poco la
velocidad, y en consecuencia, la altura.
Estaban lejos del aeropuerto, y no
podían bajar en otro hasta dentro de un
tiempo largo.
Algunas personas se impacientaron, y
Clotilde cerró los ojos.
Los pilotos habían encendido la luz que
indicaba que se debían abrochar los
cinturones de seguridad. Y el avión se
movía cada vez con menos estabilidad,
iba bajando velozmente.

96
97

Estaba pasando por una turbulencia, el


ruido de pitido incesante ya había
dejado muertos de miedo a varios,
mientras mas bajaba, más se agudizaba.
Era mirar la ventana, y ver el océano
cada vez mas cerca, ver la muerte cada
vez mas cerca.
Los pilotos insistían en que las personas
mantengan la calma, pero hasta las
azafatas se habían ido a sentar.
Gervasio, que hasta hace unas pocas
horas era la persona mas feliz del
mundo, ahora dudaba sobre si iban a
salir con vida o no, se había sacado el
cinturón y había abrazado a Clotilde con
todas sus fuerzas.
No la quería soltar. Ni que ella lo suelte.
El avión alcanzaba la pobre altura de
setecientos metros, y disminuía con el
pasar del tiempo. Cada vez más.
El niño dormido estaba despierto, y
llorando. El anciano de traje se había
quitado la corbata por los nervios, y
estaba rezando, al igual que la mujer
adulta que estaba ubicada cuatro filas
hacia atrás.
Clotilde y Gervasio, estaban abrazados,
con los ojos cerrados, y lagrimeando.
Nadie quería morir.
Se habían desprendido las bolsas de aire
de emergencias para controlar la

97
98

presión, y ayudar en caso de falta de


aire, pero estaban todos muy ocupados
cerrando los ojos como para
preocuparse en sujetar la bolsa a su
cabeza y respirar con su ayuda.
Los pilotos habían dejado de dar
mensajes a la tripulación, y habían
puesto todas sus fuerzas en retomar el
control del avión, cuando de repente, la
turbina de la falla anterior, estalló.
Explotó en una bola de fuego, arrojando
toneladas de metal al océano,
perdiéndolos para siempre.
Las personas sentadas cerca de esta
turbina, no sufrieron daño alguno, pero
se asustaron y quedaron shockeados por
la imagen de la explosión.
Había personas incluso tiradas en el
piso, de tanto miedo.
El avión caía en picada, y sin vuelta
atrás. Estaba rondando los trescientos
metros de altura, y cada vez menos.
Gervasio besó a Clotilde, y cerraron los
ojos juntos.

Faltaba poco para el final, una


sensación horrible, saber que te quedan
minutos para morir, para conocer cara a
cara a la muerte, la tan desdichada,
temida, y mencionada muerte.

98
99

El avión llegó a los cien metros de


altura, y ya estaba todo dicho,
doscientas cuarenta y dos personas
estaban a punto de morir.
Faltaban diez segundos para el final de
todo, de todas y cada una de las
historias.
Diez; el piloto y el copiloto se
abrocharon sus cinturones y soltaron los
controles.
Nueve; las azafatas se abrazaron,
siempre sentadas.
Ocho; el niño no paraba de gritar, y sus
padres de llorar.
Siete; una anciana miraba fijamente a la
ventana, parecía no afectarle la caída
libre de la aeronave.
Seis; una pareja joven se abrazaba, y
esperaba el impacto.
Cinco; el viejo de traje estaba aferrado
al apoyo del asiento, con los ojos bien
cerrados y gritando.
Cuatro; una muchacha sentada cerca de
Gervasio lloraba a mas no poder.
Tres; Clotilde apretaba fuerte a
Gervasio, y lloraba, lloraba mucho.
Dos; Gervasio abrazaba a su esposa, sin
llorar, pero con una inmensa tristeza. Se
iba a cumplir su sueño, iban a quedarse
juntos para siempre, abrazados.
Uno; el avión tocó el agua, y todo acabó.

99
100

Oscuridad…

20

Vecinos

100
101

Era un edificio tranquilo, lo era, hasta


que llegaron ellos, los que cambiaron
nuestras vidas para siempre.
No soy un loco, y tampoco quiero que
piensen que soy asesino, o que no
tuve razones para hacer lo que hice
hace ya cinco años, simplemente
quiero hacerles entender el por qué de
lo que pasó, y si se me permite,
también el cómo. Voy a tratar de no
explayarme mucho, ir a lo importante
de mi historia.
No soy un asesino, para nada, solo
soy, un ser humano.

Todo comenzó ese viernes a la tarde,


llegué exhausto a casa, y me
desplomé sobre el sillón, a mirar la
televisión y distraer mi mente, que
hacía unos minutos nada más había
estado trabajando hasta el cansancio.
Luego de algunas horas me fui a
bañar; llené la bañadera, apagué mi
celular y me sumergí en el agua
caliente. Estuve al menos una hora allí
adentro, mis dedos estaban arrugados
como pasas de uva, así que salí.

101
102

Estaba por empezar a cocinar cuando


escuché un golpe, uno muy fuerte. Lo
ignoré, pero al poco tiempo lo volví a
escuchar. Entendí que venia de arriba,
había nuevos vecinos en el edificio, y
seguramente estaban acomodando
cosas.
Comí y salí al balcón. Estuve varios
minutos allá afuera, cuando de golpe,
vi que algo volaba hacia abajo. Los de
arriba estaban tirando cosas a la calle,
¡a la gente!
Al ver esto, subí con bronca y les
golpee la puerta; no me abrieron, lo
hice otra vez pero no obtuve
respuesta. Con más bronca todavía
me fui a mi departamento, y me
dormí.

II

Con música heavy metal me desperté,


muy de madrugada. Tenía mucho
sueño, pero era imposible dormirse
con esa música sonando bastante
fuerte, y luego de refunfuñar unos
segundos, subí al piso de arriba y les
golpee la puerta fuerte.

102
103

- ¿Quién es? – me respondió de


adentro, lo que parecía un joven.
- Soy vecino, ¿podría bajar el
volumen de la música?, estoy tratando
de dormir. – le respondí enojado,
curiosamente en ese piso no había
otro departamento, eran los únicos.
- Si, perdón. – me respondió, y
automáticamente la música
desapareció.
Estaba contento, había podido
conseguir algo, y pude dormir
tranquilo hasta el mediodía del
sábado, cuando la misma música
pesada me despertó. Parecía un
chiste. Un poco mas descansado, fui a
la cocina a desayunar, siempre con el
heavy metal de fondo. De la bronca
que me había agarrado en el
momento arrojé la taza con Café al
piso, y subí de vuelta al quinto piso.
Toqué la puerta, y otra vez esa voz me
dijo: - ¿Quién es? –
- Soy yo, el vecino con el qué
habló ayer a la madrugada. –
- Hablé con muchos vecinos ayer a
la madrugada, ¿de que piso viene? –
- Del cuarto, ¿me dejaría pasar a
su casa, para hablar sobre el tema del
volumen de su música? – le dije
amablemente.

103
104

- Son las doce del mediodía señor,


puedo poner el volumen de mi música
tan alto como yo lo quiera, ¡no me
moleste! – ese fue el colmo, el ¡no
moleste! me terminó de enfurecer, y
le dije: - ¿Qué no moleste?, no voy a
molestarlo mas, voy a ir a hablar con
la policía, y vamos a ver quien es el
molesto acá. –
- No, no, no disculpe señor, no
hable con la policía, por favor, ahí le
abro la puerta y podremos hablar acá
adentro, ¿Si? – me respondió con un
tono de miedo, o angustia.
- ¡Je!, está bien. –
Abrió la puerta y pase a su
departamento. Era del mismo tamaño
que los demás, estaba todo
desordenado, por la mudanza pensé, y
ahí estaba, el reproductor de música,
en un estante, con muchas, muchas
cajas de CDs al costado.
- Gracias por hacerme pasar, me
llamo Darío, tiene un lindo
departamento –
- Gracias, ¿quiere algo para tomar?

- No, gracias. Sinceramente vine
hasta aquí para pedirle amablemente
que baje el volumen en el que escucha
su música, nunca tuve éste problema

104
105

con algún otro vecino, y no quiero


tenerlo más con usted, no me dejó
dormir ayer, por lo tanto hago esto de
buena forma, ¿me entiende? –
- No, no lo entiendo. – respondió, y
su rostro cambió automáticamente de
amabilidad a seriedad pura.
- ¿Qué es lo que no entiende? –
dije con vehemencia.
- A usted, ahora por favor retírese
de mi departamento, esta charla se
terminó. -
Me retire de su departamento con enojo,
y me fui a mi casa, pero con antes
advertirle que hablaría con la policía.

III

Llegué a mi apartamento y me
comuniqué sin dudarlo con la policía,
pero tardaron en atenderme y decidí
colgar. Le estaba dejando una segunda
oportunidad, cuando de repente, vi en la
calle algo, me asomé al balcón y vi que
el prodigioso vecino estaba arrojando
algo a la calle, agua, o aceite, o algo por
el estilo.

105
106

Es increíble, hacía eso por segunda vez


en lo que llevaba viviendo aquí.
La tarde transcurrió con relativa calma,
me bañé, mire algo de televisión, releí el
diario que me habían dejado en la
puerta, y ordené la casa. Cuando llegó la
noche bajé a comprar comida en el
supermercado, cuando estaba saliendo
del edificio vi a unas personas junto a mi
vecino en la puerta de entrada, estaban
riendo y tomando cervezas. Me molestó,
pero no hice nada y seguí mi rumbo.
Cuando volví no estaban y alcancé a ver
a lo lejos que estaban subiendo por las
escaleras, supuse que estaban yendo a
su casa, la de mi vecino.
Me preparé mi comida y la devoré
rápidamente, tenia mucha hambre,
recuerdo.
Y volví a escuchar música pesada de
arriba, esta vez estaba más fuerte que
antes, pero duró poco, a los pocos
minutos se escuchó un golpe, y lo
próximo que escuché fue que mi vecino
estaba discutiendo o peleando con sus
amigos (supongo que eran amigos).
Cuando quise tratar de ajustar mi oído
para escuchar mejor pusieron de vuelta
la música heavy metal.
Muy enojado probé con llamar a la
policía otra vez, pero en ésta

106
107

oportunidad estaba cortado el cable del


teléfono, no había sonido alguno. No
sabía que hacer, el portero del edificio
no estaba, y hablar con ellos no podía,
ya había fracasado en eso hace algunas
horas, traté de pensar, tranquilamente,
pero no pude. Y en un ataque de ira,
agarré un cuchillo de la mesa y subí las
escaleras a oscuras.
El pasillo se hacia cada vez mas corto, la
música se escuchaba con eco con cada
vez mas cercanía y mas impacto. Estuve
detenido frente a su puerta por algunos
segundos, meditándolo, pero no se me
ocurría otra cosa, siempre fui impulsivo,
eso me determinó en lo que hice en esa
noche.

IV

Toqué timbre, y me abrieron la puerta.


No era él, era uno de sus amigos, le pedí
si me dejaba pasar para hablar con
Lucas, y me dejó.
Entré con cuidado, sabiendo que debería
actuar rápido y concisamente, y así lo
hice:
Tenía el cuchillo guardado entre mis
manos y mi campera, me detuve frente

107
108

a él, y lo observé por un instante,


nuestras miradas se cruzaron, y supo de
inmediato a que se debía mi visita
nocturna sorpresa, no esperé más; me
acerqué rápidamente hacia él mientras
deslizaba mi cuchillo hacia el exterior y
se lo clavé en el pecho, con eso bastó, lo
deje incrustado allí y me desplomé en el
piso de su departamento.
A las horas me desperté en la comisaría,
con algunos policías y algunos médicos
a mi costado. Luego me condenaron, y
aquí estoy; por cumplir mi sentencia, mi
condena de muerte por asesinar a
sangre fría a una persona sin motivo
aparente.

Y eso, es todo lo que tengo para decir


sobre esto. Seguramente ahora me
entiendan, y se den cuenta de que no
soy un asesino, ¡claro que no!,
simplemente, soy un ser humano; un
loco, como dirían muchos. Solamente
eso.

108
109

EPÍLOGO

Cómo y de dónde surgieron éstas historias.

Canción en Llamas: Recuerdo haber visto


de chico una escena parecida a éste
cuento, a una persona tocando el piano
mientras la casa se incendiaba. La canción
la elegí yo, siempre me gustó y me parecía
que encajaba bien en la temática.
Casa a buen precio: Historia pensada por
mí, uniendo dos simples cosas: un
asesinato, y una adquisición de una casa.
Catástrofe: Una de las primeras historias
que logré idear y escribir. Me llevó
relativamente poco tiempo, algunos meses
para desarrollar sus casi veintitrés hojas.

Dentro del Ataúd: Descubrí una historia


similar en un programa de televisión, y se
me ocurrió pasarla al libro.

109
110

El ascenso: Un cuento corto ideado y


armado en algunas horas. Se me ocurrió la
idea luego de llegar cansado del colegio,
aunque parezca un chiste.

El Catador: Se me ocurrió la idea de éste


cuento luego de ir tanto a restaurantes y
bares. Lo escribí en menos de una hora.

El Color del Miedo: Es una mezcla entre una


película que vi y me encantó (El
Maquinista) y un cuento de Poe (El Cuervo).
Es uno de los relatos que más me gustan
de todos los que escribí.
No tuve que corregirlo ni cambiarlo muchas
veces, básicamente el cuento original era
así.
El perro que miraba fijamente: Con éste
título extraño presenté la historia de un
perro que provocaba la muerte de una
persona, en una situación “hilarante”.

El Regalo de Navidad: Surgió la idea luego


de ver una película en la que un personaje
trataba de descubrir su regalo antes que los
demás.
La Gaseosa: En un día de calor agobiante
pensé éste cuento corto. Al principio era un
relato normal, y luego busqué la manera de
agregarle el toque sobrenatural y encontré
la manera para desarrollarlo.

110
111

La Luna y su Otro Costado: Siempre tuve


intriga por lo que ocultaba el otro lado de la
luna, tal como la canción de Pink Floyd.
Éste relato es una vaga intención de
comprender lo que se encuentra allí.

Luz Nocturna: Un cuento escrito bastante


rápido, que me tomó poco tiempo pensarlo,
ya que no trata sobre algo en especial y es
mas que nada una carrera constante,
oraciones que juntas van sumando
significados y aumentando las emociones.

¿Mami?: Escribí ésta historia luego de


pensar algo parecido mientras viajaba en
colectivo un día, me gusta como quedó el
relato. Me parece que está bien armado.
Microondas:
También es un relato algo viejo, es corto y
lo pensé poco al momento de escribirlo.
Es simple, y la historia es bastante común.
Una desaparición.
Paseo de Medianoche: Cuento escrito una
madrugada, tras haber pensado en alguna
historia para escribir se fue armando sola
en mi cabeza ésta trama. Me tomó poco
tiempo terminar de corregir éste relato.

Relato de un Suicidio: Un cuento que en


principio iba a ser una novela, pero se fue
acortando y decidí terminar por hacerlo de
ésta forma. Quedó mejor para mí. La idea la

111
112

saqué del juego de mesa Clue.

Un Café Costoso: Una simple historia, que


escribí también luego de volver de un
restaurante. Tenía una vaga idea en la
cabeza, pero mientras escribía el cuento se
fue cambiando radicalmente esa idea
original, y cuando terminó, el resultado fue
esto, un café costoso.
Un Día Hermoso: La escribí la misma noche
en la que escribí el relato anterior. La idea
original era de una catástrofe mientras el
personaje dormía, pero se fue
desarrollando de ésta forma la historia, y el
resultado me agradó más. Es como un
sueño dentro de otro, más que un relato
puro.
Vacaciones: Ésta historia la escribí en forma
de reto, ya que con Gisela le había
mencionado esto, “voy a escribir un
cuento sobre Gervasio y Clotilde, después
te lo voy a mostrar, vas a ver…”, y el
resultado de esa frase, fue éste relato.
Vecinos: Éste relato surgió luego de
enterarme que en mi edificio se habían
mudado nuevas personas, y al parecer
algunas de esos nuevos inquilinos habían
estado ocasionando problemas.
También pensé en hacer del cuento una
novela, pero se desarrolló de forma más
corta.

112
113

113
114

Escrito por

Javier Wainstein.

Corregido por

Diego H. Wainstein.

114

Vous aimerez peut-être aussi