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Licenciatura en Musicoterapia
Trabajo Final
“El experimental”
Proyecto de intervención en musicoterapia comunitaria.
Antonella Zallio
Tutor de Tesis
Co-tutora
Título a obtener
Licenciado en Musicoterapia.
1
Introducción
2
.
El experimental: proyecto de intervención en musicoterapia comunitaria.
Índice
I. Introducción……………………………………………………………………....3
XIII. Agradecimientos…………………………………………………..…………..60.
3
II. Recorrido del Proyecto:
Mapa 1: en este mapa organizamos información recolectada en base a una experiencia de
prácticas en el C.C Gomecito año 2015 como base empírica bajo la cual comenzamos a
problematizar el hacer comunitario en musicoterapia.
Mapa 3: Algunas ideas para el desarrollo de formas de intervenir que permitan sostener
un espacio/taller en musicoterapia en el cuál no se vean replicadas lógicas colonizadoras
que puedan clausurar formas emergentes en el mismo.
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III. Mapas para un proyecto descolonizante en musicoterapia
comunitaria.
Para iniciar este trabajo final nos propusimos explicar en qué consistiría una
cartografía para proyectos descolonizantes en musicoterapia.
Al decir mapear/cartografiar nos encontramos haciendo referencia a un proceso ético
metodológico (Espada, 2016) el cual consistiría en realizar recortes relevantes en la
superficie de un sujeto/a comunidad como enunciado en observación.
Creemos de vital importancia para que un proyecto en musicoterapia comunitaria
tenga reales efectos colaborativos en el sujeto/a comunidad en observación, que el/la
musicoterapeuta registre la mayor cantidad de materiales discursivos que formalizan a
cada uno.
A través de recolectar d icha información podremos disponernos a atender lo que, en
primera instancia, no se sabe muy bien qué es. Constituir una mirada sobre lo observado
y la problematización de esa misma mirada.
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Cynthia Farina (2005) nos comenta que mapear tiene que ver con un uso de la
distancia, es decir, con una política de la percepción que permite constituir referencias
en la forma que se está observando poniéndola en relación con otras. (p.308)
Creemos que realizar este proceso, como actividad de afectación con los sujetos/as
comunidad a intervenir, sería a favor de una perspectiva descolonizante de nuestra
práctica.
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Ver Mapa de referencias: Mapear en Cynthia Farina.
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Llamamos descolonizante a una forma de intervenir desde lenguajes que no designen
ni clausuren lo que se pueda abordar como posibilidad en un espacio/taller de
musicoterapia.
“Una ética que intenta enfrentar procesos de homogeneización en los espacios a los
cuáles accede con fuerza renovada en sus convicciones.” (R. Cusicanqui, 2010,75)
Que busca constituir, a partir de volverse parte del sujeto/a comunidad en
intervención , la práctica como lugar de voz y de visión, como espacio político.
A través de la realización de este trabajo final nos proponemos desplegar mapas de
sentido como información que pueda sernos auxiliar en la creación de un “Proyecto
experimental en musicoterapia comunitaria”.
Basándonos en la investigación de Leandro Morales Hernandez (2015) podemos decir
que una musicoterapia descolonizante es la que concibe a los sujetos/as comunidad en
observación accionando histórica y políticamente un espacio/territorio. Una
musicoterapia que pretende problematizar constantemente el desarrollo de dichas
acciones proponiendo a dicho sujeto/a hacer continuas revisiones en tanto su posición
política en el entramado discursivo en el cuál se encuentra situado.
Nos encontramos en búsqueda de un lugar desde dónde intervenir comunitariamente
visualizando y reflexionando sobre los lenguajes que circulan en los sujetos/as
comunidades a los cuáles tenemos acceso.
Una forma de intervenir en musicoterapia que pueda someterse a procesos de
transformación constante moldeándose a los ecos que perciba en el contexto en el cual
se encuentre.
Proponemos el mapeo como herramienta la cual puede proporcionarnos información
relevante de los sujetos/as comunidades en los cuáles nos encontremos operando.
Creemos que para configurar intervenciones que puedan ser potencialmente saludables
para la comunidad en cuestión, es necesario que tengamos acceso a la información que
hace aparecer a las mismas como sujetos/as e n interrelación constante con el ambiente,
red discursiva en que se encuentran situadas.
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IV. Justificación del tema: ¿Por qué es necesario pensar en un proyecto
descolonizante en musicoterapia comunitaria?
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En el inicio de este trabajo presentamos nuestro interés por configurar un proyecto
descolonizante en musicoterapia comunitaria, pero: ¿Que cuestiones involucrarían pensar
en este sentido? ¿De qué estaríamos hablando cuando decimos que queremos intervenir de
formas que no repliquen lógicas colonizadoras en sus intervenciones/gestiones?
Como primer aspecto nos proponemos justificar por qué creemos que es necesario
proyectar nuestro pensamiento hacia estas direcciones.
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Ver Mapa 1: experiencia C.C. Gomecito, año 2015, Rosario, Santa Fe.
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nuevas y diferentes formas de colaborar con los sujetos/comunidades en cuestión bajo
modalidades que involucren el mayor grado de participación, diseño, ejecución y control
de los espacios/talleres dentro de lo que el colectivo en cuestión muestre como posible.
(Sousa Santos, 2010; 56)
Nos encontramos en búsqueda de una forma de intervenir que evalúe las coyunturas
percibiendo que en cada una se encuentran contenidos un pasado y un futuro que depende
de nuestras acciones. (R. Cusicanqui, 2010)
3
Ver Mapa de referencias Perceptos en Cynthia Farina.
9
V- Presentación de la problemática: Lenguajes colonizadores
formalizados en espacios/talleres.
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- Cuerpos, gestualidad y territorios, agenciamientos bajo los cuáles se
formalizan dichos discursos sonoros.
- Un sujeto/a comunidad o colectivo visualizado a través de entramados de
vínculos en interacciones.
- Análisis de perceptos que los/las musicoterapeutas observen de su propia
subjetividad puesta en juego en la coordinación de un espacio/taller.
1. a El C.C. Gomecito.
El Centro Cultural Gomecito está ubicado en el centro de la ciudad de Rosario,
limítrofe a otros dispositivos de salud pública de la ciudad como son por ejemplo la
Universidad de Ciencias Médicas (UNR) y el Centro de Salud Mental Regional “Agudo
Ávila”. Funcionando en estrecha relación con el último se plantea como un dispositivo
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vehiculizante en cuanto brinda posibilidades de intercambios comunitarios, a personas
internadas en hospital y en tratamiento ambulatorio.
El C.C. emergía en el año 2015 como un espacio posible a ser habitado bajo
instancias de prácticas, convocando a estudiantes de diversas formaciones relacionadas a
la salud y a la salud mental, entre ellas musicoterapia. A partir de ser partícipes de la
ejecución de una de estas convocatorias, pudimos acceder al C.C. a organizar
intercambios intersubjetivos diversos.
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Entre las cuestiones que se trataron en esa reunión nos comunicaron que la práctica
estaría encuadrada en un taller que ya había sido enmarcado desde los inicios, por el
equipo coordinador del C.C como “Taller cantando por cantar”.
Nos comentaron que las personas que concurrieron a dicho taller eran usuarios y
usuarias del Centro Cultural, el cual se encontraba ubicado al lado del Centro Regional de
Salud Mental. Se nos adjudicó en primera instancia un grupo selecto de personas a las
cuáles permitir acceso al espacio. Los mismos eran llamados por el equipo coordinador del
C.C. como “Los cantantes del Gomecito”.
“Los cantantes del Gomecito” era un grupo conformado por pacientes ambulatorios e
internos del Hospital Agudo Ávila que participaban de diversos talleres que se daban en el
5
C.C.
Además, concurrían a una Radio comunitaria ubicada en la zona oeste de la ciudad
que se hallaba en red con los talleres que se daban en el interior del C.C. configurando
muchas veces intervenciones en conjunto.
El taller “Cantando por cantar” se dio en principio los días viernes de 13:00 a 14:30
alternándonos entre dos espacios que el C.C. habilitaba para el desarrollo de las actividades.
Los espacios eran: el salón principal del C.C. que contaba con instalaciones de sonido,
pantallas, proyector y es de gran amplitud, y la biblioteca del C.C. en la cual no se hallaban
los mismos materiales y era de menor amplitud.
Accedimos a coordinar el nuevo espacio/taller que se planteaba como una
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continuación del -en ese momento dado de baja Festival de la chaveta - y a partir de
involucrarnos en el C.C empezamos a ser partícipes de un proceso que nos permitió
problematizar la práctica en diversos niveles.
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Taller de audiovisuales: Derribando Muros (Taller de cine debate) , Infusiones culturales (Muestras artísticas
en vivo), Asamblea de usuarios/as de S.S.M., etc.
6
El “Festival de la Chaveta” fue un evento político realizado en pos de informar a la comunidad de una nueva
ley de Salud Mental y una transformación del S.M. pública. Se realizó anualmente en la ciudad de Rosario
durante el período 2012-2014. Los primeros dos encuentros fueron en la sala Lavardén y el último se realizó
en el anfiteatro Rosarino, espacios de gestión provincial de Santa Fe.
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Durante el tiempo que duró la coordinación del taller “Cantando por cantar”
empezamos a vernos envueltas en diversas problemáticas. Las mismas, al aparecerse, nos
permitieron revisar reiteradas veces el sentido de estar trabajando desde el rol de
estudiantes de musicoterapia en un dispositivo de salud mental comunitaria.
En primera instancia nos encontramos con usuarios y usuarias del sistema de salud
mental pública concurriendo al Centro cultural como lugar desde donde afrontar procesos
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de salud en tanto respectivas situaciones de padecimiento.
Nos pareció interesante, para la confección de este mapa, revisar el sentido de llamar
“Cantantes del Gomecito” al colectivo en cuestión.
Que el objetivo principal de la práctica (Muestra abierta a la comunidad la cual
suplantaría al Festival de la chaveta) hubiera sido delimitado de antemano se simbolizaba
en una preocupación constante en el grupo participante del taller.
Si bien, en los talleres se podían observar a los usuarios y usuarias cantar también se
los podía observar inseguros en tanto las miradas que se ofrecieran sobre sus producciones.
Esta problemática se manifestaba en que no todas las personas que circulaban por el
espacio poseían aptitudes similares para manipular la materia sonora que era sugerida desde
la propuesta inicial. Muchos no se sentían cómodos con la idea de tener que mostrar sus
producciones al público por miedo a ser rechazados/as.
Otra de las problemáticas que encontramos en un principio fue además un malestar
general por la baja en la gestión la cual habían sostenido como participantes y
organizadores (Festival de la chaveta). Los usuarios y usuarias pretendían recrear un
8
espacio que proveyera posibilidades similares de desarrollo en relación al anterior proyecto
.
Visualizando las problemáticas que circulaban la práctica desde los inicios se abrió para
nosotras un proceso de problematización. Dicho proceso se originó en base a preguntarnos
cuáles podrían ser las posibilidades que teníamos de accionar colectivamente sobre las
problemáticas enunciadas.
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Desde la realización de este trabajo llamamos proceso de salud a la posibilidad de entrar en contacto con el
contexto circundante y poder transformarlo en base a la información a la que se tenga acceso. (Isla 2003)
8
Posibilidades de ir a salas de ensayo, contar con músicos contratados, poder publicitar el festival por en
diferentes soportes.
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● Deslizamientos hacia posibles transformaciones colectivas.
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Ver Mapa de referencias: Lógicas de deslizamiento en Cynthia Farina.
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Fuimos invitados/as a participar de otras instancias que propopía el C.C. en otros días y horarios
que no eran los que teníamos designados para trabajar. Además muchas veces coincidíamos
espacio/temporalmente con otros talleres organizados por otros/as profesionales, entre ellos el taller
de Audiovisuales.
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Por el espacio circulaban los/las cantantes pero también otros usuarios/as del lugar
que se sumaban a colaborar cebando mates para todos/as y oyendo lo que acontecía desde
el jardín. Otros se asománban por las ventanas, festejando con palmas las intervenciones de
los que se animaban a mostrar alguna creación… Canciones acompañadas con guitarras, a
veces en duplas, algunos/as interpretando con pistas grabadas siguiendo las letras de las
canciones proyectadas en una pantalla. Muchas veces surgían debates en tanto el contenido
de las letras de las canciones que se ensayaban.
Algunos ayudaban a las musicoterapeutas con cuestiones técnicas del espacio, y hasta
familiares y otros profesionales que seguían a los usuarios/as venían a compartir algún
taller.
Se podían observar muchas veces en el espacio a los usuarios/as compartiendo entre
sí y con nosotras aspectos de su vida cotidiana, información sobre sus familias, sus afectos.
Muchos de ellos compartían historias en común fuera y dentro del Centro Cultural.
Pudimos visualizar que, recibiendo a personas que no fueran estrictamente
participantes del taller pero que sí eligieron compartir algún encuentro, los participantes
podían trabajar con los invitados/as cuestiones como el miedo al público o prejuicios en
tanto la belleza de sus creaciones artísticas.
A lo largo de los encuentros se los pudo visualizar atravesando procesos en los cuáles
redescubrieron posibilidades de accionar sobre los espacios a los cuáles tenían acceso desde
su condición de usuarios/as de un centro de salud mental.
En cada encuentro se asomaban cuerpos diferentes ofreciéndose a mostrarse en
comunidad, a entrecruzarse de diferentes formas con personas con las cuáles se encontraran
coincidiendo. El baile y el movimiento fueron recursos realmente importantes en tanto
poder incluir en el espacio a personas que contaran con recursos diversos en tanto poder
expresarse verbalmente.
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Valentina Aranda, otra de las coordinadoras de esta P.P.S en su tesis “Locura, ética y
libertad” (2016) escribía sobre esta experiencia como una posibilidad de aprendizaje en
relación a los devenires diferenciales que puede tener un espacio/taller en un Centro
Regional de Salud Mental.
“Este taller se fundamentó y se sostuvo en la idea de que las personas que padecen
la institución locura y sus lógicas violentas se encuentran en creación de vías de acceso a
transformaciones en su contexto a través de manifestar multiplicidad de voluntades.
(Sobrevivir, crear, amar, bailar, cantar)” (Aranda, 2016,62)
A través del tránsito por esta experiencia, pudimos realizarnos de la importancia del
registro de todos los materiales discursivos que dan forma a las producciones observables,
tanto al nivel del taller como al nivel de otros espacios del centro cultural en cuestión.
Descubrimos que el/la musicoterapeuta tiene reales posibilidades de intervenir frente
a un sujeto/a comunidad en el cuál se encuentre operando en relación a cuánto registre de lo
que acontezca.
Habernos visto envueltas en la problemática que consistía en cómo colaborar en
resolver la demanda que los participantes del taller manifestaban inicialmente, -recrear un
espacio que los potenciara en sus padecimientos- produjo en nuestra corporalidad la
apertura a procesos que nos permitan revisar constantemente el rol del musicoterapeuta
trabajando como parte de un sujeto/a comunidad.
Involucrarnos en este proceso nos impulsó a querer investigar más sobre las
posibilidades que tienen los Usuarios/as de Salud mental público de accionar sobre sus
contextos.
Mediante el análisis de las posibilidades que habían sido otorgadas desde las
instituciones que estaban a cargo de la organización del espacio, y de observar lugares
discursivos en los cuáles quedaban posicionados los usuarios y usuarias participantes
ubicados como “cantantes”, resolvimos conjuntamente con el equipo de coordinadoras y
los/las participantes, sostener un espacio donde se pudieran observar a los participantes y a
nosotras mismas profundizando en base a nuevas y diferentes posibilidades discursivas.
Si bien en el taller se dio lugar a la construcción de un repertorio que por demanda
del equipo coordinador del C.C. debía ser ensayado en pos de la Muestra Abierta, nos
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dimos la posibilidad de trascender las propuestas iniciales que rondaban al espacio a razón
de que en el mismo se validaran manifestaciones que no fueran estrictamente acordes a lo
peticionado inicialmente.
De esta manera a lo largo de los encuentros pudieron observarse ensayos e
intercambios artísticos/musicales pero también momentos de diálogo y reflexión en
relación a los padecimientos y los roles que ocupaba cada uno de los participantes en su
cotidianeidad afuera del taller.
Además de, como mencionamos anteriormente, propuestas de invitar personas que no
fueran usuarias del C.C. a colaborar con la muestra abierta a la comunidad y reuniones
festivas en dónde explayarse libremente. Momentos en los cuáles se podía ver a los
participantes disfrutando del Taller y no preocupándose por perfeccionar un repertorio.
A lo largo del tiempo que duró el taller (Mayo a Noviembre del 2015) pudimos
dialogar con el equipo coordinador del C.C para incorporar al espacio más personas de las
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que habían sido propuestas inicialmente . Estas incorporaciones se dieron a través de
visualizar que había personas, las cuáles no pertenecían al grupo de “Los cantantes del
Gomecito”, pero que estaban dispuestas a participar del espacio y a involucrarse en los
procesos que se venían dando en el taller.
Esta intervención se llevó a cabo en relación a visualizar, desde la coordinación del
taller, que había personas que no habían contado con la información necesaria para sumarse
al espacio desde los inicios o que no conocían el modo de abordaje del Centro Cultural.
Comentamos lo sucedido entre todas las partes involucradas y decidimos en red que era
mejor seguir incorporando gente en relación a todos los aportes que pudieran hacer los
nuevos/as participantes auto convocados/as.
Comprendimos a partir de esta experiencia que parte del objetivo que tiene un Taller
de musicoterapia en un centro cultural en salud mental pública es incluir la mayor cantidad
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En el inicio de la práctica la institución nos indicó trabajar con un grupo selecto de personas, las cuales
tenían que ser divididas equitativamente en relación a conveniencias de horarios entre las coordinadoras y los
participantes. Desde la apertura a un nuevo horario donde encontrarnos en el C.C., se pudo sumar al taller
como participante en proceso un usuario en tratamiento ambulatorio del Hospital. El grupo que me tocó
coordinar terminó formado por cinco personas: dos usuarias y dos usuarios en tratamiento ambulatorio , y un
interno del Hospital Agudo Ávila.
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de personas que se acerquen al dispositivo y manifiesten que están interesados/as en las
propuestas.
Entendimos que las intervenciones que el /la musicoterapeuta lleve a cabo como parte
de un sujeto/a comunidad, serán acciones potencialmente colaboradoras en relación que
el/la misma se encuentre registrando de lo que vaya sucediendo en el devenir de los
espacios/talleres.
En base a esta experiencia podemos decir que creemos que parte de una estética
descolonizante en salud mental comunitaria podría tener que ver con la apertura a procesos
de crítica bajo los cuales podrían visualizarse a través de un ejercicio de experimentación
permanente en torno a las decisiones políticas que se tomen en el desarrollo de los
encuentros.
A través de este ejercicio, creemos podríamos estar contribuyendo a recuperar
colectivamente espacios públicos que están ofrecidos para tratamientos de salud de las
personas que circulan en ellos. En base a este proceso podemos comentar que fue un
ejemplo para revisar metodologías bajo las cuáles configurar intervenciones de
deslizamiento.
Una forma de intervenir que se visualiza problematizando cómo colaborar a
desarrollar nuevas formas de emacipación del sujeto/a comunidad e n el cual nos
encontramos formándonos.
Registrar que en los espacios de salud mental comunitaria circulan discursos
colonizadores direccionando las propuestas formalizadas (Por ejemplo en quiénes pueden
circular por un espacio y quiénes no ; la duración que puede tener un encuentro entre
personas en ese lugar ; qué se puede hacer y qué no) nos abrió a preguntarnos cómo trabajar
con dichas cuestiones intentando afectar a las personas que conforman los espacios de
maneras colaborativas, las cuales permitan desarrollar diferentes posibilidades de accionar
sobre sus contextos.
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La experiencia anteriormente relatada nos permitió identificarnos en un proceso de
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búsqueda. Intentando proyectar líneas de fuga a partir de visualizarnos ampliándonos
junto con otros/as en posibilidades discursivas.
Creemos que a través de estas exploraciones podríamos descubrir permanentemente
nuevos sentidos para nuestras acciones en comunidad desde procesos formativos.
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Línea de fuga: Pensar en intervenciones posibles a través de lecturas que habiliten a pensar los vínculos
disciplinantes de los que estamos participando. (Espada,2016,31)
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VI. ¿En qué consistiría un proyecto de intervención con efectos
descolonizantes en musicoterapia comunitaria?
Reconociendo dichas cuestiones nos hemos propuesto explorar desde qué lugares
discursivos podríamos pensarlas para poder accionar sobre las mismas a través
intervenciones llevadas a cabo colectivamente.
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Nos encontramos preguntándonos entonces qué hay escrito en relación a nuestro tema
en cuestión (Estética descolonizante en musicoterapia comunitaria). Como materiales
auxiliares a constituir modos de ver y entender los contextos a intervenir.
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Llamaremos perceptos ( Farina, 2005) a información encontrada en producciones de
otros/as musicoterapeutas como formas de ver, oír y sentir lo que sucede durante un
espacio/taller en coordinación como hecho estético.
Basándonos en la investigación de Cynthia Farina elegimos hablar de perceptos
porque entendemos que las intervenciones llevadas a cabo colectivamente conciernen a
acciones no personales, de despersonalización. Quienes ejercen actividades colectivas
conforman un cuerpo y no una identidad.
Creemos que a partir de cartografiar dichos perceptos estaríamos desarrollando
criterios los cuales nos permitirían habitar procesos de deslizamiento (Farina, 2005) por las
lógicas de sentido cultural/socialmente otorgadas que atraviesan a cada sujeto/a comunidad
en observación/intervención.
Desglosamos a partir de lo anteriormente escrito el problema de conocimiento que
nos impulsa a la realización de este trabajo:
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Profundizando en la figura de un musicoterapeuta cartógrafo/a el cual se dedica a
mapear los contextos, afectándose con los mismos.
Llamamos intervenciones de deslizamiento a acciones en comunidad que dan apertura
a procesos singulares a través de la resistencia a un lugar de poder y a estabilizaciones de
modos de actuar y conocer, ubicándose así en modos estratégicos de uso y abandono en
13
Ver mapa de referencias: Perceptos en Cynthia Farina.
14
er mapa de refencias: Lenguajes designantes en Silvia Rivera Cusinanqui.
V
15
Rolnik Suely, “Cartografía sentimental: transformaçoes contemporáneas do desejo”. (Libro no traducido al
español)
22
relación a lo que se observa específicamente en cada sujeto/a comunidad. (Farina, 2005;
358)
Esta acción sería llevada a cabo por ejemplo, ejerciendo acciones críticas respecto a
los lugares de saber y de poder (Farina, 2005) representados en los contextos a intervenir.
Tomarlos en cuenta como información posible a ser transformada.
En este apartado nos propusimos instaurar un plano de perceptos en musicoterapia
comunitaria el cual permita soportar intervenciones de deslizamiento por las lógicas
colonizadoras que circulan en los espacios/talleres.
En tanto los materiales recolectados, creemos, nos serán útiles a razón de brindarnos
la posibilidad sostener un lugar discursivo desde el cual dar apertura a prácticas de
reapropiación de la participación colectiva. (R. Cusicanqui,2010; p.61)
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A nivel Latinoamérica:
En el año 1977 la antropóloga M. E. Grebe, compartió en la revista musical chilena,
un texto llamado: “Aspectos culturales de la musicoterapia: algunas relaciones entre
antropología, etnomusicología y musicoterapia”.
En dicho texto la autora hace hincapié en que una de las bases de la musicoterapia
radica en la adecuada comunicación entre terapeuta/paciente. Recomienda que el/la
musicoterapeuta visualice al paciente/usuario atravesado por la cultura en la cual le tocó
desenvolverse. Menciona que tener presente dichas cuestiones antropológicas podría ayudar
a entender las preferencias musicales que tendrán los pacientes en los espacios/talleres.
(Grebe,1977;92)
Además, problematiza al musicoterapeuta como un sujeto/a capaz de emitir juicios
estéticos los cuales pueden guiar un espacio a razón de sus propias preferencias doctas para
con lo que suceda/acontezca en el mismo. (Grebe,1977,100)
Acercándonos en el tiempo a la realización de este trabajo final, encontramos en el
paper: Atores emação no cenário da reforma psiquiátrica no Rio de Janeiro/Brasil (2011) ,
huellas de sentido descolonizantes.
Los autores nos comentan la posibilidad de pensar a los sujetos/as comunidades en
observación/coordinación como “actores en red”. Como puntos de intersección de una “red
actoral” que (des) organiza acciones. Sugieren que mantengamos incertezas en tanto las
“fuentes” que permiten visualizar dichas acciones-en-red y que podemos conectarnos con
dicha red a través de nuestras propias acciones.
“Manter a incerteza inicial quantoàsfontes das ações − seguir a açãocom o ator -rede,
entendendo que a ação é distribuída entre múltiplos actantes. Assim, deslocalizar a
ação no sentido de nãotomá -la a partir de um único ponto de origem, mas seguir
as conexões que fazem os actantes fazeremcoisa, seguir o que Latour (2008) chama
de “o fazer -fazer”. ( Riviera, 2011; 94)
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En la investigación de Leonardo A. Morales Hernández encontramos huellas que nos
sirven para pensar desde qué lugares discursivos construir un espacio/taller potencialmente
transformador dentro de una comunidad.
El autor concibe a la musicoterapia como una práctica descolonizadora siempre y
cuando se pueda observar en la misma un diálogo de saberes entre todos los sujetos/as
involucrados/as, el cual avale a la construcción de “nuevas realidades”. Comenta creer a la
práctica musicoterapéutica como parte de una posición política de revitalización en la cual
se busca por medio de la vivencia del lenguaje corporo-sonoro-musical la transformación
del sentido y el significado del orden de la vida del individuo y su comunidad. (Morales
Hernandez,2015;150)
Piensa a la musicoterapia comunitaria como una “práctica alternativa”, que junto con
otras podrían tener real incidencia en la creación de nuevos principios los cuáles podrían
trascender las lógicas occidentales heredadas que atraviesan a todas las prácticas vinculadas
a la salud/salud mental.
Comenta creer en el potencial que tiene la práctica para facilitar un cambio en los
principios y valores que Occidente consideró los más importantes, como el dinero, el poder
(sobre el otro) y el individualismo.
Propone que, habitando otros como , la conciencia inmanente, la coherencia, la
tolerancia, la dignidad, la identidad, la solidaridad, el auto entendimiento y las cualidades
emergentes (“epiculturales”), podríamos dar nuevos sentidos y significados a las prácticas
comunitarias, en especial, a las asociadas a la salud y la cultura.” (Morales
Hernandez,2015;156)
A nivel Argentina
Como un primer percepto en tanto nuestro tema de investigación a nivel Argentina
encontramos el texto de la musicoterapeuta María Gabriela Siccardi cuyo nombre es “De la
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vocación a la acción”.(2009)
16
Web digital consultada durante los años 2017/2018.
25
En dicho texto la autora expone una postura en relación a los proyectos que se den
comunitariamente y nos proporciona un horizonte histórico desde dónde comenzó un
pensamiento comunitario de nuestra práctica (año 2001).
Recalca que, para que los proyectos comunitarios puedan ser pensados como
“colectivos”, deben estar presentes en los mismos los intereses de todos los participantes
que conformen el sujeto/comunidad en intervención.
Sugiere no pensar al proyecto ni como musicoterapéutico ni como profesional, sino
establecido en una construcción colectiva que se encuadra en un aquí y en un ahora. Como
un lugar común, político y territorial, posibilitador de encuentros donde los habitantes de
una comunidad se reconozcan y se valoren.
Como una democracia directa en donde aprendamos a producir acuerdos con votos y
consenso. (Siccardi, 2009,11)
La musicoterapeuta Cecilia Isla en su tesis “El hacer musical como acción
promocional de la salud en la tercera edad”, (2003), nos proporciona una visión
medioambiental de la práctica. Sugiere tener en cuenta que hay factores externos que hacen
a la salud de un sujeto/a-comunidad y que muchas veces se encuentran fuera de su control.
Postula que pensar en “estilos de vida” podría servirnos como instrumento desde el
cual contemplar decisiones que sujeto/a comunidad tome sobre sus procesos de salud.
Entendiendo que, a través de dichas decisiones, se estaría ejerciendo cierto grado de control
sobre los problemas que se presentan en los mismos. (Isla,2003,12)
Además sugiere que los/as profesionales a cargo de la coordinación de un
espacio/taller mantengan una actitud relativista cultural y no etnocéntrica ni autocrática en
relación al contexto a intervenir.
Fundamenta esta orientación a razón de proponer crear conjuntamente ecosistemas
generadores de salud, a través de visualizar en dichos contextos intercambios de diversos
estilos de vida. (Isla,2003;13)
El colectivo 85 de la Universidad de Buenos Aires en su texto “Música y comunidad:
acción y reflexión” (2007) nos aclara la necesidad de pensar a la musicoterapia como una
práctica socio-históricamente situada. Recalcan como importante a tener en cuenta los
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aspectos sociales de la salud para intervenir comunitariamente. Invitan de esta manera a
desarrollar una musicoterapia no sólo centrada en lo individual sino en el contexto.
Recomiendan la lectura de Even Ruud y de Stige como auxiliares a problematizar la
influencia del contexto en el sujeto/a comunidad en observación. Además proponen pensar
a la musicoterapia comunitaria como potencial transformadora del medio social en el que se
encuentre a través de estimular vínculos en interacciones. (Colectivo 85,2007; 1)
Se preguntan cómo manejar cuestiones como la depositación de saberes que la
comunidad hace sobre los profesionales y cómo trabajar prejuicios en torno a cuestiones
como la horizontalidad y la autogestión.
Exponen proyectos propios llevados a cabo y reflexionan sobre las dificultades y los
saberes obtenidos en relación a dichas gestiones. Se cuestionan en relación al saber
específico del musicoterapeuta y cuáles serían los posibles aportes de los mismos a una
comunidad en cuestión.
Nos explican que una herramienta comunitaria en musicoterapia tiene que ver con la
posibilidad de transformar un hecho musical en experiencia musical, pensando a la
experiencia musical como un hacer reflexivo en el cual se puedan hacer distinciones en las
acciones observadas y reconocerse en ellas. (Colectivo 85,2007;5)
Problematizan los contextos excluidos dentro de la sociedad, pensándolos como
escenarios complejos que desafían los marcos tradicionales para los cuales muchas veces
no nos forman desde los ámbitos académicos. Señalan la necesidad de intervenirlos con
objetivos de producir transformaciones en los mismos, en todos los niveles bajos los cuáles
se encuentren formalizados. Piensan que las transformaciones dentro de un sujeto/a
comunidad serán visualizables a niveles tanto materiales como espirituales. (Colectivo
85,2007;3)
En las actas del “XII Congreso mundial de musicoterapia (Buenos Aires, 2008)
encontramos el texto “Contextos de la Musicoterapia: un desafío en la clínica” escrito por
la Mt Alicia Topelberg. En dicha acta se deja asentado un pensamiento en torno a la
práctica operando contextualmente con los discursos culturales que constituyen cada
espacio/taller en el que nos encontramos coordinando.
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Describiendo que hay dimensiones amplias como sociedad, cultura, educación,
ideologías, creencias, tradiciones, costumbres, condicionando los entornos sonoros que
percibimos en los sujetos/as comunidades en observación. Sugiere que el musicoterapeuta
elabore una estrategia según evaluaciones que haga de estas cuestiones implementando
recursos y herramientas. (Topelberg, 2008;602)
En las actas del mismo congreso encontramos a la Mt. Patricia Pellizari
pronunciándose en torno a la necesidad de concienciarnos en relación a la aplicación de los
contenidos que manejamos los musicoterapeutas en nuestras intervenciones/gestiones.
Visualiza que es aún resistida la incorporación de profesionales de lo psicosocial en los
dispositivos de salud pública.
Sugiere que más allá de lo externo, es importante que desde el interior de nuestra
práctica podamos tomar conciencia de las herramientas que poseemos para hacer
diferencias constructivas al poder hegemónico tradicional. (Pellizari,2008;604)
Años después P. Pellizari en su texto musicoterapia comunitaria: contextos e
investigación:
Reconoce a la musicoterapia comunitaria como una práctica emergente que podría
incidir en torno a hallar metodologías y estrategias que den solución a problemáticas
sociales.
“Distingue un carácter ceremonial de transformaciones subjetivas ocasionadas por
el impacto de “actos de sentido comunitarios”. Postulando la musicoterapia comunitaria
como una práctica involucrada en procesos de transformación colectiva de la salud. En
búsqueda de un equilibrio entre paradigmas, luchas de poder, prácticas instituidas y
emergentes”. (Pellizari, 2010;2)
A nivel universidad:
En el año 2001 la tesis “Espejos de sonido: Teoría del pensamiento estético en
musicoterapia” de Gustavo Rodríguez Espada aparece como un primer antecedente en tanto
poder pensar estéticamente la práctica musicoterapéutica a nivel de la universidad y
también a nivel Argentina.
28
El autor recalca en su investigación una necesaria consideración del abordaje social
en musicoterapia a través de pensarla en relación con modos de institución de órdenes
sociales, o con las consecuencias de los mismos.
Propone el Pensamiento estético en Musicoterapia como posibilidad de intervención
en la red social de producción subjetiva, al poner en relación los acontecimientos de la
superficie clínica con la extensión de la textura social de la época. Aclara que toda
intervención clínica en Musicoterapia es siempre un enlace o reenlace de horizontes de
sentido históricamente situados. (Espada,2001;10)
Inaugura en este trabajo el concepto de “adisciplina estética en musicoterapia” como
un instrumento en tanto poder pensar a la musicoterapia como una práctica ética tendiente a
buscar el máximo de aperturas posibles en relación a los materiales discursivos bajo los
cuales decide configurar sus intervenciones.
Aclara que pensar operaciones, desde una posición de Adisciplina estética, sería
postular una apertura a lo posible, a la inauguración de signos desprovistos, levemente
inciertos.
Formaliza que piensa a la clínica musicoterapéutica como inexacta, como una clínica
cuyo rigor no es científico, sino que lo científico es uso y juego de lenguaje. De esta
manera propone pensar a la musicoterapia como una práctica clínica que retrocede desde lo
cierto hacía lo posible, utilizando estrategias como parte de una estética de producción de
un cierto discurso efectivo.
Comenta que el rigor de nuestra práctica es ético, una forma reflexiva de la libertad
que siempre pregunta por los bordes. (Espada,2001;14)
Como otro referente en tanto el contexto universitario en donde nos formamos,
encontramos a la Lic. en musicoterapia Claudia Banfi. En el texto “Formas del
pensamiento en musicoterapia: el modelo en cuestión” (2007) la autora correlaciona
directamente el hacer estético con el hacer ético en musicoterapia, haciendo hincapié en el
uso de lenguajes no verbales como vías de construcción a espacios comunicativos que
permitan dar lugar a “lo inexpresable” en términos de lenguaje verbal.
Nos propone actuar de maneras no verbales que permitan construir un espacio de
comunicación con el/la paciente que permita el mayor número de estéticas posibles.
29
Aclara que piensa que los/las musicoterapeutas no estamos en los espacios en
coordinación para instruir a los usuarios/as pacientes, sino que nuestro rol consistiría en dar
existencia por vía de lenguajes no verbales a realidades inexpresables en palabras.
Postula entonces que lo ético en musicoterapia consistiría en un hacer tendiente a
aumentar el número de estéticas posibles. (Banfi,2007;5)
En el mismo texto la autora sugiere que el musicoterapeuta cultive la posibilidad de
retirarse del terreno del hábito para ir al encuentro con su propia condición creante...
Propone pensar las intervenciones desde “Una estética de la transformación”: una
estética que escapa a vías codificadas de validación y funda permanentemente un juego
nuevo cuyas reglas son y permanecerán desconocidas fuera de allí. Una estética que
permita irrumpir en lugar de lo que habla a través de actos que radiquen la singularidad
como belleza. (Banfi;2007;4)
En el año 2010 la musicoterapeuta Andrea Barreto escribía una ponencia llamada
“Invitaciones”. En dicho texto la autora expone y conceptualiza la necesidad de pensar a la
práctica musicoterapéutica post-disciplinariamente en el sentido de una práctica dinámica
que se transforma constantemente en relación a las realidades políticas e históricas en las
cuáles se desenvuelve.
Comenta que una práctica musicoterapéutica post-disciplinaria sería una práctica que
deviene desde elementos ligados al azar, a las libertades individuales, a las coyunturas, a las
diferencias, a lo nuevo. Orientándose a partir de teorías alternativas y provisorias. A partir
de las cuáles, se pueda reconocer que lo que enferma forma parte de un entramado
histórico-político provisorio y cambiante. (Barreto,2010;.5)
Nos invita a desandar teorías modelizadas a través de abandonar la comodidad del
“sillón de la verdad establecida”. Comenta que solo así visibilizaremos las formas que toma
el adoctrinamiento del que podamos estar siendo protagonistas.
Nos propone deconstruir el vínculo con estas “verdades” para poder comprender cuán
sujetados/as estamos a ellas. Dicho proceso nos permitirá sostener un espacio y una
propuesta más verosímil con la actualidad y los tiempos que nos tocan vivir.
(Barreto,2010;10)
30
En el año 2012 encontramos a Barreto escribiendo en su ponencia “Es pequeña la
libertad” cuestiones que nos ayudan a seguir pensando desde dónde intervenir
descolonizantemente.
En dicha ponencia la autora problematiza el hacer del musicoterapeuta insertado en
una sociedad complejamente disciplinar que moldea individuos a través de discursos
capitalísticos.
Recuerda que nuestra sociedad actual (globalizada) tiene como valor fundamental
maximizar la utilidad de los individuos y que los mismos adquieran el máximo de
acumulación sobre el mundo y sobre sí mismos para que, a través de dichos conocimientos,
contribuyan permanentemente a la rueda de producción capitalista de bienes y saberes.
Afirma que desde nuestro actual modelo de salud se invisibiliza la imposición de un
modelo de control social y de producción de subjetividad; lo concibe completamente ligado
al disciplinamiento social. Recomienda la lectura de Foucault. (Barreto,2012;2)
Proporciona una mirada global de dichos discursos bajo los cuáles se materializa el
poder hegemónico, recalcando la necesidad de identificarlos en todos los niveles posibles,
incluyéndonos como parte de los mismos a la hora de ejercer nuestra práctica.
Nos recuerda que los discursos y prácticas del poder hegemónico en salud y sus
dispositivos disciplinantes están instalados en el imaginario social, pensando a este último
representado en las prácticas y discursos de los pacientes, en los familiares de los pacientes,
en los colegas profesionales, técnicos de otras áreas y fundamentalmente en nosotros/as
mismos.
Recomienda la tarea de la autodeconstrucción como una posibilidad de desnaturalizar
dichos imaginarios y no sólo ignorarlos o sortearlos. (Barreto,2012;3)
En el año 2015 encontramos publicado un libro de la musicoterapeuta C. Banfi cuyo
nombre es “Musicoterapia: acciones de un pensar estético”.
En dicha obra la autora nos invita a hacer lecturas que permitan problematizarnos en
relación a los “moldes” que comprimen a los sujetos/as con los cuales trabajamos.
Nos recuerda que trabajamos con personas o grupos cuya identidad es una estructura
forjada en la cultura que condiciona y reduce el horizonte existencial. En la medida que el
derecho humano a ser reconocido como quién se es , está construido desde categorías que
31
sujetan con rigidez a las comunidades a modos de acción y expresión funcionales a un
sistema basado de la exclusión.(Banfi,2015;71)
En el mismo libro de esta autora y docente encontramos problematizada la relación
terapeuta/paciente. Propone pensarla en continuos movimientos que permitan
desestabilizarla según los órdenes socialmente otorgados, para que acontezca singularmente
y apartada de marcos de enunciados ajenos a ella.
Comenta que a partir de desequilibrar esta relación entre personas signada en una
complementariedad inmutable podríamos deconstruir los atributos de los lugares fijados en
los encuentros en relación a uno/a que sabe y puede y otro/a que no. (Banfi,2015;79)
La Lic. Recomienda pensar responsablemente las relaciones que se den en un espacio
de musicoterapia a través de configurar intervenciones en conciencia de la propia condición
de ser cuerpo
“Generar un terreno de serena cautela a partir de abrirnos a un espacio de
permanente interrogación de nuestra práctica tomando nuestras propias iniciativas y
acciones como hipótesis tentativas.” (Banfi, 2015; 209)
32
VII. Mapa 3: Algunas ideas para proyectos descolonizantes en
musicoterapia comunitaria.
33
de dicho espacio involucrarse en un proceso de crítica de los lugares culturales y políticos
en los cuáles se encuentran posicionados.
Creemos importante que las personas que participen del espacio/taller puedan
reflexionar a través del contacto con dichos materiales sobre el poder hegemónico en lo que
es considerado “saludable” y que está presente en el imaginario social.
Sugerimos que hacer circular en los espacios nociones sobre sociedad disciplinaria y
los saberes productivos que nos sujetan a la misma es de vital necesidad para colaborar en
ampliar las posibilidades que tengan los usuarios/as de los mismos en los contextos a los
cuáles tienen acceso para llevar a cabo procesos de salud.
34
comunidad afronte procesos de (des) estabilización.
35
mismas. A través del reconocimiento de la apropiación/incorporación y cooptación de
realidades que no corresponden a las normas delimitadas por los lenguajes imperantes
podremos generar un sujeto/a comunidad r esistente en la posibilidad de dinamizar dichos
ejercicios de crítica por medio del proceso musicoterapéutico colectivamente.
Que huya de la trampa mutante de lo “bueno para todos/as”. Sosteniendo como única
verdad el padecimiento de los participantes. (Banfi, 2015). Dándose lugar a jugar
ilimitadamente con el lenguaje, tomando las propias iniciativas sólo como tentativas
revisándolas continuamente.
36
nuevas imágenes de sentido, las cuáles sean el reflejo de pensar de diferentes modos,
formas posibles de conciencia.
Una ética que pretenda constituir junto con el colectivo en el que se encuentre
operando poderes constitutivos que permitan confrontar poderes constituyentes. (Sousa
Santos, 2010)
Esta forma de intervenir, creemos, es una forma de dar lugar a la conformación de
sujetos/as comunidades éticos. En los cuales se puedan visualizar usos pragmáticos de la
reflexión en lo cotidiano como formas prácticas de libertad y cuidado de sí. (Farina, 2005)
37
veces proyectos en salud/ salud mental comunitaria. Ofreciéndose como un espacio desde
dónde registrar información sobre procesos que vivencien comunidades diversas.
Un proyecto que busca permanentemente transformar la realidad como se la observa
a través de permitirse emerger siempre de maneras diferentes en tanto los materiales
discursivos que tenga a su disposición.
Se entiende como un Taller poético (Banfi, 2015) desde dónde ver, oír y sentir
experiencias de naturaleza ilógica, renegando de la utilidad que muchas veces circula a
proyectos de índole similar. Un taller en permanente creación de la verdad a través de
acciones que no aspiran a la comprensión sino a la transformación permanente de sentidos
que habiliten a expresar lo inefable a través de lo visible en pequeños experimentos
cotidianos.
38
Objetivos del experimental:
General:
Constituir un taller en musicoterapia comunitaria en el que se organicen interacciones
colaborativas dando lugar a diversos entrecruzamientos políticos bajo lenguajes no
17
designantes.
Específicos:
● Brindar herramientas de crítica discursiva. A través de ofrecer un espacio en donde
se problematicen formas políticas de época.
● Estimular intercambios intersubjetivos a través de ofrecer superficie de registro para
múltiples formas de interacción comunitaria.
● Vehiculizar producciones registradas de los procesos comunitarios que se den en el
18
espacio a través de organizarlas en forma de contenidos de fácil acceso.
Acciones a realizar:
17
Ver mapa de referencias: Lenguajes designantes en Silvia Rivera Cusicanqui.
18
Algunas sugerencias: materiales audiovisuales, fanzines (publicaciones editadas con
materiales económicos).
39
Realizando dicho mapeo bajo criterios que nos indiquen por ejemplo cuáles son las
posibilidades que tenemos para la gestión del espacio como materiales a disposición o
problemáticas sociales que rodeen al sujeto/comunidad en observación, organizaremos la
materia de forma tal que nos permitirá la creación de un proyecto de intervención
potencialmente colaborativo.
Sugerimos que el mapeo se dé en forma de una acción en proceso, el/la
musicoterapeuta circulará por diferentes espacios del centro cultural, centro regional de
salud mental, etc. y registrará en dicho tránsito diferentes materiales discursivos que
aparezcan en cada uno y en los participantes de los mismos.
40
Una vez mapeado el dispositivo:
a) Registro de las condiciones materiales que lo hacen aparecer como tal.
b) Consideraciones brindadas por los profesionales y talleristas a cargo de los
espacios.
Pensar cuál sería la mejor forma de difundir el taller y bajo qué marco se anunciaría
la propuesta.
Algunas ideas:
● Creación de flyers (folletos) que brinden información clara en relación a la
propuesta.
● Creación de audiovisuales en los cuáles se puedan difundir algunos aspectos que se
trabajarán en el espacio/taller en cuestión.
● Confección de una cartelera que se actualice constantemente en dónde cualquier
persona que circule por el espacio pueda tener acceso a visualizar días y horarios de las
actividades a realizar.
● Primer encuentro:
41
Encuadre sugerido para un Proyecto de intervención descolonizante en
musicoterapia comunitaria:
19
Banfi (2015; 163) Evitar toda presión respecto a la participación de la sesión. (...) El encuadre no
es caótico sino (des) ordenado.
42
Es decir, el cronograma bajo el cual se den los sucesos en el espacio/taller también
estará sujeto a las decisiones que se tomen en los espacios de asamblea bajo los cuáles se
debatan colectivamente la logística del espacio.
Creemos que el cronograma debe ser además funcional a lo que el mismo dispositivo
muestre como necesidad para con un espacio de musicoterapia.
Además de pensarlo también completamente flexible en relación a lo que los
usuarios/as del dispositivo puedan ir construyendo a lo largo de los encuentros.
Sugerimos que el/la musicoterapeuta que se encuentre a cargo de la coordinación
preste importante atención a los primeros encuentros como reveladores en tanto las
posibilidades de configurar el espacio/taller de maneras no invasivas y potencialmente
saludables, articulando el espacio a lo que verdaderamente aparezca como posibilidad.
Algunas ideas:
- Con los participantes:
● Ejercicios de registro sonoro-corporales, juegos con la voz y movimiento por el
espacio: este ejercicio nos proveerá de información en tanto las posibilidades que tengan
los usuarios/as del dispositivo para sostener sus producciones en el espacio/taller a
coordinar.
● Listas de intereses de los participantes: qué instrumentos consideran de su agrado
para manipular, cuáles son las expectativas o deseos que les interesaría trabajar en el
espacio/taller.
- En el Centro Cultural/barrial/ de Salud/Salud mental:
● Inventario de los materiales que ya se encuentren en el dispositivo a efectuar el
proyecto.
43
●Estudiar el organigrama que se encuentre a disposición y organizar encuentros en
base a cuáles serían los días y horarios más convenientes. El horario del taller se
programará según lo que el grupo participante muestre como posibilidad a sostener.
●Comunicar y retrabajar las decisiones que se tomen en el Taller con el equipo
coordinador o el/la encargado/a de la organización de los espacios.
44
Cuestionario 2 para otros/as talleristas del lugar o equipo coordinador del dispositivo
en intervención:
- ¿Visualiza acciones en común entre diferentes talleres o actividades que se den en el
dispositivo? ¿Entre cuáles y en qué consisten?
- ¿Le interesaría a la actividad en la que colabora organizar alguna acción en común
etalle en qué consistiría dicha actividad.
con el Taller experimental? D
- ¿Cuál sería una propuesta para mejorar la comunicación entre los diferentes Talleres
que circulan en el Centro social/cultural?
- ¿Considera necesario planificar salidas, muestras o intervenciones en el
barrio/territorio en el cuál se encuentra el Centro cultural/social? ¿Bajo que
cuestiones le parecería interesante planificarlas?
Cuestionario 3 para el/la musicoterapeuta:
- ¿En qué pienso que estoy colaborando desde mis saberes específicos para la
realización del Taller?
- ¿Podría mejorar mi comunicación con los demás participantes? Detalle en qué
cuestiones encuentra dificultades.
- ¿Qué recursos pienso que podría sumar para llevar adelante el proyecto en relación
a las problemáticas socio/culturales que se visualizan en el mismo?
Para evaluar procesos de personas que no manejen lenguajes verbales sugerimos que
personas que posean información que les permita poder tomar registros de las interacciones
cooperativas en las cuáles se hayan visualizado junto con estas personas, acompañen
traduciendo lo que hayan visto oído y sentido en las mismas.
Creemos que pudiendo formalizar la información recolectada durante los momentos
de registro podremos detectar cuáles son las problemáticas que circulan al sujeto/a
comunidad en observación y qué posibilidades tenemos de resolverlas colectivamente
durante el transcurso del taller.
Sostenemos la importancia de los momentos de registro para gestionar acciones
nuevas que nos permitan ampliar las posibilidades que se puedan articular tanto en el
45
momento del taller como en otras actividades que se den en los Centros sociales/culturales
en salud/salud mental en los cuáles intervengamos en red con otras organizaciones.
A través de los cuestionarios anteriormente detallados podremos tener perspectiva en
tanto los grados de consenso que se estén dando entre todas las partes que estén
involucradas en el taller.
A lo largo del tiempo que dure El experimental en cada espacio en donde se
materialice podremos tener registro de todas las acciones en proceso que se realizaron
durante el taller como seguimiento de las mismas.
Observando estos registros podremos hacer un balance en tanto que materiales se
pueden agregar para potenciar las actividades que se estén organizando. Quién o quiénes
necesitan mayor atención o ser acompañados/as en acciones que amplíen sus posibilidades
en la organización en la que estén colaborando y gestionando procesos en base a su
salud/salud mental colectivamente.
Además creemos que estos registros nos darán criterios para programar o no
actividades en base a clarificar cuáles son las cuestiones a trabajar interpersonalmente y
bajo qué materiales configurarlas.
Impacto del proyecto:
Proponemos que este proyecto pueda tener reales efectos en las condiciones
materiales de la vida de las personas que participen y colaboren en la organización del
mismo. Siendo un espacio en el cual las personas involucradas puedan atravesar procesos
de salud/salud mental a través de darse el lugar a abrirse a transformaciones originadas a
través de visualizarse en relación con otros/as.
Confiamos en que además pueda tener un impacto a nivel territorial en base a
organizar actividades en red con otras organizaciones que se encuentren brindando sostén a
los sujetos/as comunidades los cuáles se abran para materializar el espacio.
Para poder expandir información sobre el proyecto proponemos la creación de
bitácoras abiertas en donde queden plasmados los registros de las acciones llevadas a cabo
en el taller. Que puedan estas bitácoras ser circuladas digitalmente a proyectos que tengan
intereses similares.
46
Estas formas de formalizar y compartir información nos permitirán producir redes de
contactos que avalen a continuar investigando formas de intervenir políticamente en
comunidad.
20
Subsidios y concursos vigentes al día de la fecha (Marzo 2019): INGENIA, Asignaciones estímulo a
gestiones culturales, Espacio Santafesino, Santa Fe. Fondo Nacional de las Artes, Ministerio de Cultura de la
Nación. Todos se pueden aplicar digitalmente.
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● Visualizar en, el transcurso del taller, a personas experimentando múltiples formas
bajo las cuáles elijan relacionarse entre sí.
● Impulsar a los participantes a descubrir siempre nuevas maneras de constituirse a
través de discursos sonoros y corporales como materiales en permanente
transformación.
● Crear conciencia política en relación a problemáticas socio-ambientales que
circulen a las organizaciones en las cuáles se materialice el taller.
● Recrearse siempre en relación a materiales que sean de bajo costo y de fácil acceso
para todos/as los que decidan colaborar de la realización del espacio.
● Realizar intercambios multiculturales que se entramen en pos de una búsqueda
alternativa de saberes y de prácticas capaces de restaurar realidades afectadas por
discursos hegemónicos.
● Organizar acciones en red con otros proyectos comunitarios que se presenten
través de eventos
cercanos a donde se encuentre convocado “El experimental”. A
abiertos a la comunidad dar lugar a diálogos, foros o conversaciones que puedan ser
registradas en actas o audiovisualmente. que permitan crear colectivamente
procesos de intercambio de éticas y estéticas comunitarias en salud/salud mental.
● Investigar formas de difusión de los espacios/talleres que puedan ser potencialmente
abordadas por personas las cuáles no posean medios para comprender y articular sus
acciones bajo lenguajes verbales.
● Recuperar oralmente información que no se encuentra estrictamente difundida por
medios masivos de comunicación.
● Ser el resultado de procesos cotidianos heterogéneos dados a través de intercambios
cooperativos entre personas las cuáles decidan abrirse a convivir y compartir
diferentes formas de percibir la realidad bajo materiales artísticos, musicales y
corporales.
IX Mapa de referencias:
48
● En la investigación de Cynthia Farina en Arte , cuerpo y subjetividad: Estética de la
formación y Pedagogía de las afecciones encontramos diversos conceptos que
fueron auxiliares para sostener teóricamente este trabajo final:
Mapear/cartografiar:
a estética tiene que ver con las formas de e xpresión que creamos para las experiencias
“L
vividas o para producir experiencias.
Pero, ¿cómo se dan las relaciones entre estética, ética y política? Una estética se configura
a través de articulaciones de ideas, e xperiencias, conceptos, discursos, referencias, que
esbozan una especie de mapa m
utable y móvil. Esa conformación de elementos e ideas
afectan al campo de la é tica, en la medida en que configuran el punto de vista que agencia
las experiencias vividas, y constituyen determinados principios que dan sentido a esas
experiencias. ”(Farina, 2005; 279)
Afectos/Perceptos:
“El percepto no es una percepción cualquiera. Nos lo enseñan Deleuze y Guattari en ¿Qué
es la Filosofía?. Como se ha dicho, la percepción la tiene un sujeto, mientras que el
percepto es de otro orden, de un orden no subjetivo, no personal.” (Farina,2005,94)
“L
o agenciado y expresado en la creación de un hecho estético son los perceptos (como un
más allá o más acá del punto de vista) y los afectos ( como un más allá o m
ás acá del
sentimiento), que hacen que la percepción y la experiencia estética subjetiva entren en una
zona de indeterminación entre lo subjetivo y lo objetivo.” ( Farina,2005,377)
Lógica de deslizamiento:
“El carácter político de una propuesta estética sólo se produce en relación con el
49
lugar, es i nmanente a las relaciones que se dan en u n determinado contexto. Sin la presencia
de un cuerpo sobre el lugar no es posible una conciencia que requiere distancia del
cuerpo, tanto respecto al lugar, como a sí mismo. De ese modo, habitar el lugar con la
presencia del cuerpo, y producir referencias mediante la distancia, es lo que puede
propiciar la experiencia de lo político en una propuesta estética.”(Farina, 2005,264)
Lenguajes designantes:
“Hay en el colonialismo una función muy peculiar para las palabras: ellas no
designan, sino que encubren.” Por eso la descolonización no puede ser sólo un
pensamiento o una retórica, porque las palabras suelen desentenderse de las
prácticas” (Cusinanqui,2010;5)
50
aspiran a la fusión y que tampoco producen términos nuevos, superadores y
englobantes. (Cusinanqui, 2010,6)
X. Bibliografía:
● Ander Egg E. y Aguilar Idáñez M.J. (2005) ¿Cómo elaborar un proyecto? : Guía
para diseñar proyectos sociales y culturales. Buenos Aires. Editorial
LUMEN/HUMANITAS.
51
● Banfi C., (2007) Ponencia: “Formas del pensamiento en musicoterapia: el modelo
en cuestión.”. 9º Congreso de musicoterapia Pto. Madryn, Chubut.
ABA.
● Banfi C., (2015) Libro: “Musicoterapia acciones de un pensar estético”. C
Editorial Lugar.
emana
● Barreto A., (2010). “Invitaciones: Postepistemología en Musicoterapia.” S
de la Improvisación Libre. CABA. UAI –UBA-ECuNHi.
● Farina C., (2005) Tesis doctoral:” Arte cuerpo y Subjetividad: Pedagogía de las
afecciones”. Barcelona, Universitat de Barcelona.
● Isla C.,(2003) Tesis “El hacer musical como acción promocional de la salud en la
ABA. UBA.
tercera edad”. C
52
● Marín J., (2012) ”Representaciones sociales, prácticas sociales y órdenes de
discurso. Una aproximación conceptual a partir del Análisis Crítico del Discurso
ali. Universidad Libre Cali.
Entramado”. C
53
● Sousa Santos, (2010), “Descolonizar el saber, reinventar el poder”. Montevideo.
Ediciones Trilce Uruguay.
uenos Aires.
● Siccardi M. G.(2009) , ”De la vocación a la acción”. B
http://www.fap.pr.gov.br/arquivos/File/Arquivos2009/Extensao/Encontro_musicoterpia/CU
RSO_Musicoterapia_Comunitaria.pdf.
54
https://revistamusicalchilena.uchile.cl/index.php/RMCH/article/view/13229/13505
55
Las imágenes que compartiremos a continuación en este anexo fueron tomadas en
instancias colectivas y abiertas a la comunidad que proveía el C.C. Gomecito durante los
años 2015 y 2016.
Nos pareció importante incluir material fotográfico documental en este trabajo final
como formas de exponer efectos de estos trabajos dados en red en la ciudad de Rosario
durante los años mencionados.
56
57
58
XIV. Anexo II: Cartografía de un proceso descolonizante.
Durante los años 2016 y 2018 realizamos un proceso de investigación que nos
proveyó de información necesaria para la realización de “El experimental”
Recibimos invitaciones a compartir con diferentes comunidades en acción y
autoconvocándonos a dichas instancias nos abrimos a la posibilidad de intercambiar
información diversa y empoderante.
A través de dichos intercambios pudimos fortalecernos en nuestras posiciones
políticas y compartir nuevas y diferentes perspectivas en tanto la organización de espacios
comunitarios en Salud/Salud mental colectivamente.
Algunos de ellos fueron, en Rosario: Biblioteca Popular el Che, Aire libre Radio
comunitaria, Taller de Bicicletas de Juventudes Incluídas, Derribando Muros.
En CABA: Colectivo “Ex corralón de Floresta”- Centro Cultural EstaFlor, Floresta.
A nivel nacional: “Encuentro nacional de prácticas comunitarias en Salud, Salud
Mental”. 2016: Córdoba, Villa Carlos Paz, 2018: Avellaneda, CABA.
59
60
XV. Agradecimientos.
Antonella Zallio, Marzo, 2019. Para màs informaciòn sobre el trabajo y documental :
antonella.zallio17@gmail.com
61