Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
¿Quién fue Sócrates? La pregunta es mucho menos ociosa de lo que podría parecer a
primera vista, si tenemos en cuenta que Sócrates, educador de almas, creía en el poder de la
palabra hablada y que no dejó un solo escrito. Conocemos su pensamiento por medios
indirectos, a través de los libros de sus discípulos, de las críticas de sus enemigos y de las
diversas interpretaciones que a estas distintas fuentes se han dado en el curso de la historia.
Imaginemos a Sócrates caminando por las calles de Atenas, discutiendo en la plaza pública,
en la palestra o “disputando con sus amigos, no tanto para rebatir sus opiniones, cuanto
para indagar la verdad” .Su método, es decir, etimológicamente y con mucha exactitud su
camino, fue siempre la conversación o, para emplear la palabra griega, el diálogo. En
la República, Platón distingue claramente entre el método socrático y el método sofístico.
Dice Sócrates que los hombres “sin quererlo, caen en la disputa; creyendo discutir no hacen
sino disputar” .Pero la verdad no puede afirmarse sin más pruebas, como lo hacían los
primeros pensadores griegos, para Sócrates, de toda desconfianza. Para hablar con claridad
es necesario emplear un método crítico. De ahí que Sócrates afirme, tantas veces, que sólo
sabe que nada sabe. Esta afirmación significa, primero, que se llega al saber después de
poner en duda lo que creemos saber sin tener más pruebas de ello que nuestra creencia.
Significa, además, que Sócrates procede siempre mediante la ironía. Ante el sofista que se
opone, Sócrates suele tomar una actitud de irónico retraimiento, La ironía de Sócrates
consiste en afirmar su propia ignorancia, hacer que su opositor exponga sus puntos de vista
para mostrarle, mediante un método de preguntas que siempre dan en el blanco, cuál es
su error. Si Sócrates duda, duda para finalmente no dudar; si Sócrates es irónico, lo es para
mostrar la confusión de espíritu en que suelen estar sus interlocutores. Y es que Sócrates
cree, ante todo, en el valor educativo y vital de la filosofía. Si una persona debe aprender
algo, solamente podrá hacerlo aprendiéndolo a partir de sí. No en vano coloca Sócrates en
el centro mismo de su pensamiento la inscripción del oráculo de Delfos: “conócete a ti
mismo”. Hijo de una partera, Sócrates gusta decir que él mismo es partero de almas, que tal
es el sentido de la palabra mayéutica en griego. Es útil recurrir aquí a un ejemplo. Meneón
tiene un esclavo que sabe hablar griego. Mediante una serie de preguntas sobre el un
problema de matemáticas, Sócrates logra que el esclavo, ignorante de toda ciencia, lo
resuelva. La idea de Sócrates es clara. El esclavo, como todos los hombres, tiene ideas que
muy probablemente ha tenido siempre, pero que nunca han acabado de aclarar. Tal es la
doctrina de las ideas innatas –o, en términos de Platón, de la reminiscencia-.la experiencia
de los sentidos puede sernos útil, pro nada lo será tanto como aclarar estas ideas que
poseemos y sacarlas a luz mediante un método riguroso.
En Estagira, pequeña ciudad dominada por los macedonios, nació Aristóteles. Aun en
sus especulaciones más abstractas Aristóteles, a diferencia de Platón, tendrá siempre en
cuenta los acontecimientos del mundo físico, hasta el punto de que muchas de sus obras
pertenecen más estrictamente a la ciencia que a la filosofía. Desde muy joven Aristóteles se
integró a la civilización ateniense. Estudió en la Academia, guardó toda su vida una
admiración profunda por Platón y afirmaba que su amor por Platón sólo era inferior a su amor
por la verdad. Fundó en Atenas el Liceo, segunda gran escuela en el mundo occidental, donde
enseñaba a medida que caminaba por los jardines (de ahí el nombre de peripatéticos o
paseantes que se suele dar a los discípulos de Aristóteles)