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“Las modificaciones más resaltantes son las siguientes: ver anexos 1, a) la clara
separación de funciones de investigación entre la Policía y la Fiscalía, en virtud de
la cual el fiscal es quien dirige la investigación durante el proceso, trabajando
conjunta y coordinadamente con la Policía Nacional, que provee una investigación
técnico-operativa; b) la igualdad de armas, pues se establece que la defensa ejerza
un rol activo mediante su presencia en todas las instancias del proceso penal; c) el
carácter público de las audiencias, el cual fomenta una mayor transparencia; y d) el
debate contradictorio entre las partes ante la presencia del juez. De ahí que en el
propio texto del Nuevo Código Procesal Penal 2004 se reconozca el carácter
acusatorio, oral, público y contradictorio del nuevo proceso” (p.8).
ANEXO 2:
ANEXO 3:
ANEXO 4:
1. El Ministerio Público es titular del ejercicio público de la acción penal en los delitos y
tiene el deber de la carga de la prueba. Asume la conducción de la investigación desde
su inicio, decidida y proactivamente en defensa de la sociedad.
2. El Ministerio Público está obligado a actuar con objetividad, indagando los hechos
constitutivos de delito, los que determinen y acrediten la responsabilidad o inocencia
del imputado. Con esta finalidad conduce y controla jurídicamente los actos de
investigación que realiza la Policía Nacional.
ANEXO 5:
Artículo 253°.- Principios y finalidad
ANEXO 6:
ANEXO 7:
b) Que la sanción a imponerse sea superior a cuatro años de pena privativa de libertad; y
c) Que el imputado, en razón a sus antecedentes y otras circunstancias del caso particular,
permita colegir razonablemente que tratará de eludir la acción de la justicia (peligro de
fuga) u obstaculizar la averiguación de la verdad (peligro de obstaculización”.
ANEXO 8:
La existencia o no del peligro procesal debe determinarse a partir del análisis de una serie
de circunstancias que pueden tener lugar antes o durante el desarrollo del proceso y que
están ligadas, fundamentalmente, con las actitudes y valores morales del procesado, su
ocupación, sus bienes, sus vínculos familiares y todo otro factor que permita concluir, con
un alto grado de objetividad, que la libertad del inculpado, previa a la determinación de su
eventual responsabilidad, pone en serio riesgo el correcto desenvolvimiento de la labor de
investigación y la eficacia del proceso. La ausencia de un criterio razonable en torno a la
perturbación de la investigación judicial o a la evasión de la justicia por parte del
procesado, terminan convirtiendo el dictado de la detención judicial preventiva o, en su
caso, su mantenimiento, en arbitrarios por no encontrarse razonablemente justificados.
ANEXO 9: