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Pensar sistémico 105

Esta notable afirmación, cuya evidencia se hace inevitable, así parezca que el
concepto de sistema es una abstracción (y sin duda lo es), enfatiza en cómo mirar
los fenómenos del universo. Si bien en el cuerpo humano se han estudiado desde
una perspectiva reduccionista de partes toda su naturaleza, no evita esta actitud la
posibilidad de su estudio desde una perspectiva de un sistema que está inmerso
en otros sistemas y que a su vez contiene otros sistemas. Extraña, sin duda, que un
abordaje de este tipo se haya mantenido en el ostracismo, mientras que la vida se
nos muestra como un sistema de sistemas. Tal vez el cuerpo humano es un buen
ejemplo de ello, pero cualquier elemento, por simple que nos pueda parecer, se
comporta como un sistema ante la mirada de un observador que lo busque. El agua,
por ejemplo, tan elemental a nuestra vida y en apariencia tan sencilla esconde en
cada una de sus moléculas un complejo mundo de inte­racción entre el oxígeno y el
hidrógeno que sólo se transformará en agua en el momento en que la interacción
entre ambos los ponga en una relación particular de dos partes de hidrógeno con una
de oxígeno.
Con esta visión, se abre un horizonte, se amplía el espectro de la mirada de un
observador sobre el universo.

El sistema ha tomado el lugar del objeto simple y sustancial, y es rebelde a la re-


ducción a sus elementos; el encadenamiento de sistemas de sistemas rom­pe la idea de
objeto cerrado y autosuficiente. Se ha tratado siempre a los siste­mas como objetos; en
adelante se trata de concebir los objetos como sistemas. A partir de ahora es necesario
concebir lo que es un sistema.4

El concepto
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¿Qué se supone que es un sistema? Si bien el concepto etimológico se refiere


al sentido de unidad entre elementos o partes, no es suficiente como explicación
de un fenómeno contenedor de la complejidad de la naturaleza y la vida. La pala­
bra sistema atraviesa la historia del conocimiento en el hombre pero con una muy
ambigua interpretación o cuando menos sin ella, utilizada casi que como muletilla
para expresar lo inabordable de algunos fenómenos que desde el reduccionismo
se hacían ostensibles. Quien primero aborda la misión ordenada de incursionar en
el terreno de los sistemas es von Bertalanffy en su ya clásico texto Teoría general
de los sistemas, texto fundacional de lo que en la actualidad conocemos como el
estudio del sistema. Sin embargo, la naturaleza del texto, centrado más en encon­trar
aquello compartido por los sistemas y en describir ciertas leyes de los siste­mas, no
parece abordar la naturaleza misma de un sistema.
El concepto de sistema adolece pues de una gran vaguedad a lo largo de su
historia, por ello se hace imperioso definir un sistema. Frente a la referencia eti-
mológica mencionada con anterioridad, elemental y sin más adorno (una uni­dad
global compuesta por diferentes partes o elementos), es preciso matizar qué sucede
al interior mismo del sistema. Y esa es la misión de este capítulo, dilucidar de la
forma más precisa posible qué es y cómo funciona un sistema.

4 Ibid., p. 122.

Garciandía, I. J. A. (2011). Pensar sistémico : Una introducción al pensamiento sistémico (2a. ed.). Retrieved from http://ebookcentral.proquest.com
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Las partes constitutivas de un sistema para conformarse como tal no pueden


permanecer unas al margen de las otras. La noción de sistema lleva implícito en
su concepto, la posibilidad de que las partes o componentes tengan algún tipo
de relación entre sí. En primera instancia, puede definirse como un conjunto de
elementos interrelacionados y que constituyen una totalidad (una unidad global
o entidad). El componente de interrelación es ineludible para poder considerar un
conjunto de elementos como un sistema, puesto que la simple cercanía física entre
elementos no constituye un sistema, ni le da carácter de totalidad a un conjunto
de elementos. Si tomamos como ejemplo un conjunto de personas en dos situacio-
nes diferentes, por ejemplo, una familia y la fila de gente en una ventanilla de un
banco, es posible establecer la diferencia entre ambas situacio­nes. En una familia el
conjunto de personas que participan de ella constituyen un sistema en sentido
estricto, son elementos que interactúan entre sí y en ese domi­nio de interacciones
conforman una unidad global reconocible como totalidad denominada familia.
En el caso de la fila en el banco, el conjunto de personas presentes simplemente
están en una situación circunstancial de cercanía física, no interactúan entre sí y
menos constituyen una totalidad reconocible como tal. Es un grupo de personas
reunidas circunstancialmente y que no conforman una organización concreta
más allá de la circunstancia momentánea del encuentro en la fila del banco. Puede
que entre esas personas existan interacciones momentá­neas, ello no es suficiente para
considerarlas parte de las interacciones de un sistema. Carecen de estabilidad y
por otro lado no son parte de una organización subyacente a una unidad global o
totalidad.
En la mayoría de definiciones de sistema aparecen, de forma constante, dos
aspectos adelantados en lo expuesto: la interrelación entre los elementos y la
unidad global conformada por esos elementos. Estos dos aspectos, en primera
instancia contradictorios, al interior del sistema logran complementarse para ad­
quirir coherencia en un nivel que los incluye. Pero no es suficiente la existencia
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de interrelaciones y unidad global para considerar un conjunto como un sistema.


Retomando los ejemplos anteriores, la fila del banco y una familia, cumplen con
los dos requisitos de un sistema, tanto en interrelación, como en unidad global.
La fila del banco tiene, así sea de la índole más precaria, interrelaciones entre las
personas. Y para un observador la fila puede ser considerada una unidad global.
Por tanto podría considerarse un sistema.
Pero cuando decimos que la familia es un sistema y la fila del banco no, ¿cuál
es la diferencia? Ya se esbozó el punto donde radica la distinción, la organización.

En fin, la definición de Ferdinand de Saussure (que era sistemista más que estruc-
turalista) está bien articulada, y hace surgir, sobre todo, uniéndolo al de totalidad y al
de interrelación, el concepto de organización: el sistema es una totalidad organizada,
hecha de elementos solidarios que no pueden ser defini­dos más que los unos con
relación a los otros en función de su lugar en esta totalidad.5

La organización es lo que permite articular interrelación y unidad global. Es la


clave integradora de ambos aspectos. Ahora bien, ¿cómo se llega a la organiza­ción?
Cuando las interrelaciones van más allá de la circunstancia momentánea, es decir,

5 Ibid., p. 124.

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cuando en las interrelaciones se logra una regularidad, una estabilidad, una cons-
tancia y una persistencia en el tiempo que permite a un observador consta­tarlas
como característica de la unidad global que articulan. De este modo se establece
una interacción indisociable entre interrelación, unidad global y organi­zación.
(Véase Figura 3.1)

Figura 3.1 Los tres pilares del sistema

Organización

Interrelación Unidad global

La fila del banco puede ser considerada un sistema, pero en realidad es un agregado
de personas contactadas circunstancialmente, por la existencia de unas condiciones
exteriores. Se les impone una tentativa de unidad, la circunstancia de estar dentro
de un sistema (el banco donde hacen la fila), porque hacer fila es una exigencia.
No es, por lo tanto, un sistema, es más bien un agregado, denota una diversidad de
elementos no relacionados sino puestos en contacto por una cir­cunstancia.
En el sistema, las interrelaciones entre los elementos (como en el caso de
los miembros de una familia) tienen el carácter de ser constitutivas para y de la
totalidad, lo cual hace que se constituyan en la organización del sistema. No son
relaciones esporádicas o choques casuales como sucede entre las partículas de
un gas encerrado en un globo. Éste, para ser un sistema globo no necesita el gas,
está constituido por partículas de caucho organizadas para ello. Las partículas
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de gas chocando entre sí erráticamente no constituyen una organización, están


en­cerradas en un sistema, pero ellas en sí no constituyen un sistema. Si salen del
recinto que las contiene se dispersarán, porque lo que las hacía verse como una
unidad era el globo.
Entonces podemos comenzar a precisar más el concepto de sistema. Un siste­ma es
un conjunto de elementos, acciones o individuos que conforman una uni­dad global
como consecuencia de la organización que surge de las interrelaciones regulares,
estables, constantes y persistentes entre los mismos.
La pregunta en este punto es, ¿cómo se da el paso desde las interacciones a la
organización? Tanto el sistema como la organización tienen un punto de partida
común: las interacciones. En el universo todo está conformado por interacciones.
Pero hablar de interacción es mencionar lo inespecífico del movimiento de los
elementos, todo interactúa con todo, en ello no existe necesariamente una direccio­
nalidad de los contactos más allá de lo azaroso, circunstancial o causal lineal, donde
un contacto puede ser que nunca más sea seguido por otro de índole similar entre los
mismos elementos que quizá nunca más se vuelvan a conectar. Es una relación
que sólo se da en un sentido y que se agota en el contacto mismo, muriendo en el
instante mismo del encuentro.
Pero también es posible que algunas de estas interacciones se repitan, adquie­
ran cierta regularidad y cierta reciprocidad. Se mantiene una conexión causal que

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supera la linealidad y retorna de uno a otro elemento en un movimiento de causa-


lidad circular. Es el nacimiento de una relación en dos sentidos, una interrelación.
El contacto no se agota, se estabiliza y persiste. La diferencia entre interacción e
interrelación reside en que la primera remite al concepto de contacto de corta du-
ración y fugaz conexión. Mientras la interrelación hace referencia a un fenó­meno
de unión, de naturaleza durable y persistente.
El tipo de unión puede ser del orden de una asociación o bien de una combina­ción.
Tanto en una como en otra, la vinculación está mediada por varias posibili­dades,
desde la dependencia fija y rígida entre los elementos, la interrelación activa, la
retroacción y la comunicación informacional. La diferencia entre am­bos tipos de
interrelación (asociación, combinación) estará mediada por las con­secuencias
que se generan en los partícipes de las mismas. En la asociación predomina la
independencia de los elementos que participan en la unión. En la combinación,
sin embargo, la independencia de los elementos está sometida a una mayor
intimidad en la relación de modo tal que se producen transformaciones en los
elementos con una mayor determinación para crear un conjunto más unifor­me y
unificado. (Véase Figura 3.2)

Figura 3.2 Diferencia interacción/interrelación

interacciones a------b

interrelaciones a____b

Naturalmente, el grado de mayor complejidad causal de la interrelación trans­


forma los contactos en relaciones de circularidad cuyo carácter es precisamente
la estabilización de una conexión. De este modo, las relaciones, por un proceso
de morfogénesis sustentado en la estabilidad, recurrencia y retroacción circular,
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generan una organización que condensa en sí a los partícipes interrelacionados en


ella, al constituir una unidad global, el sistema. (Véase Figura 3.3)
¿Qué es la organización? En una primera definición: la organiza-
ción es la disposición de relaciones entre componentes o individuos
que produce una unidad compleja o sistema, dotado de cualidades
desconocidas en el nivel de los componentes o individuos. La orga-
nización une de forma interrelacional elementos o eventos o indivi-
duos diversos que a partir de ahí se convierten en los componentes
de un todo. Asegura solidaridad y solidez relativa a estas uniones,
asegura pues, al sistema, una cierta posibilidad de duración a pesar
de las perturbaciones aleatorias. La organización, pues: transforma,
reúne, mantiene.6
Como puede apreciarse en la imagen, los tres fenómenos de la triada están en una
íntima conexión que retroalimenta cada uno de los vértices. No se puede enten­der
cualquiera de los vértices del triángulo sin la presencia de los otros dos. Entre
los tres conservan una relación de recíproca interdependencia, los hace inevitables
para su subsistencia. La imagen muestra quizá un cierto grado de disociación entre

6 Ibid., p. 126.

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