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Érase una vez una princesa que estaba jugando con su pelota de oro junto a un río,
hasta que se le escapó y se le cayó al agua. Un sapo oyó sus sollozos, asomó la cabeza y
le preguntó por la causa de su pena.
PRINCESA: (llorando)
SAPO: Princesa no llores más yo te devolveré tu pelota de oro, pero con una
condición…
SAPO: Debes aceptarme como tu compañero, tienes que llevarme a tu mesa, darme de
beber en tu vaso, comeremos del mismo plato, me acostare al lado de tu cama, aaa y lo
más importante debes besarme cuando yo te lo pida.
SAPO: Esta bien (sapo se sumerge en el agua) y sale con la pelota, le entrega la pelota
y le dice a la princesa.
SEGUNDO ACTO:
EMPLEADO: Rey, hay un sapo en entrada del castillo y pide comer la princesa.
PRINCIPE: Princesa soy el príncipe del reino vecino una bruja malvada me hechizó y
me transformo en sapo, gracias rompiste el hechizo hermosa princesa, me encantaría
que fueras mi esposa.
PRINCESA: Eres tan guapo, estoy enamorada, pero fui muy mala contigo mientras
eras un sapo, me podrías perdonar.
PRINCIPE: Claro princesa, si me prometes que nunca más juzgaras a nadie por su
apariencia física.