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Gestión cultural y empresarial de las artes

Alma E Castañeda U

Ensayo basado en la charla de Juan Fernando.

En el transcurso de la carrera para ser Artista Plástica, me he enfrentado a grandes


preguntas de lo que suponía e iba a hacer con las cosas que me ofrecía y no me ofrecía la
escuela. La cuestión del estado del arte que iba a asumir y lo que mi amor por el arte iba a
plasmar (plásticamente, ¡por supuesto!!)

Aprendí, (no digo que para mal) a que siempre se debe cruzar aquello (la “obra”), primero
por la experiencia personal, pero que; la experiencia colectiva, formadora, política y
comunitaria, no es lo primero, ni lo más importante, prácticamente… nunca. Fue un
desaliento terrible el encontrar tanta indiferencia hacia la participación del arte en el
general de la vida diaria, sobre todo en un periodo de formación académica cruzada por
TAL momento coyuntural que atraviesa el país. Empezaba a temer, que realmente el arte
y el arte colombiano (dentro de la escuela especialmente), podria estar condenado a
llegar a no ser más que, una bella “figurilla” posada en la sala de algún adinerado, o la
exaltación personal de ego de alguna persona por su habilidad. Gracias a DIOS, existen
otros estados, y lecturas del arte y otros “deber SER”, que sí bien, casi siempre son
latencias no tan percibidas, han demostrado llegar a ser MUY contundentes y hermosas.

Entonces, es aquí cuando hay un espacio para las participaciones, la gestión, las políticas
(no solo las individuales), lo colectivo y lo pedagógico; donde convergen en una apuesta
de lo que, personalmente, comprendo como lo que debería ser realmente un estado del
arte colombiano. Es reconfortante, que el arte ciertamente puede llegar a inclinar la
balanza. Ver, comprender que la participación y el valor artístico, también son actores
importantes en la construcción y deconstrucción de la sociedad, y la vida misma; otorga
un poder y una responsabilidad dentro del que hacer del artista, que simplemente, digo
yo, seria absurdo dejar a un lado.

Por lo tanto, validar los procesos y las gestiones culturales, dentro del panorama socio-
político y económico del país, es fundamental. El vernos como agentes y formadores, de
modelos a proyectar, como creadores de procesos que cambian el país, los iconos y los
imaginarios, es dar un paso hacia una libertad cultural y la libertad misma.

Podría entonces, hablar de lo enriquecedor y encantador que fue el estar con un


personaje como demostró ser Juan Fernando. Pero, realmente el poder escuchar su
opción sobre los retos, disfunciones, deberes y logros que hay dentro de la relación entre
la cultura, el desarrollo y la economía, en tanto son procesos formadores; dio mas claridad
a los hilos de pensamiento en construcción que comienzo realmente a interiorizar y
apreciar desde la capacidad del arte y la cultura por hacer una diferencia desde lo privado
a lo público.

Entonces pienso, que es realmente esta la finalidad de encontrar personajes así dentro de
la carrera. Salir, un poco mas halla de idea única de que el arte debe existir solo como la
producción de obra artista. Y que el valor, de lo cultural y lo colectivo y AUN más, lo
colombiano, tiene una fuerza inmensa y esta aun en un momento crucial de desarrollo y
comprensión, del cual podemos y debemos ser participativos.

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